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Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura

versión impresa ISSN 0120-2456

Anu. colomb. hist. soc. cult. vol.47 no.1 Bogotá ene./jun. 2020  Epub 05-Mar-2020

https://doi.org/10.15446/achsc.v47n1.83211 

Reseñas

William García Ramírez. Plaza central de mercado de Bogotá. Las variaciones de un paradigma, 1849-1953. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, 2017. 344 páginas.

ÓSCAR IVÁN SALAZAR ARENASa 

a Universidad Nacional de Colombia. oisalazara@unal.edu.co


Hasta hace unos años, en la historia del urbanismo en Colombia era central el papel que jugaron ciertos personajes, varios de ellos extranjeros, a quienes se les otorgaba la autoridad de haber iniciado, inaugurado o fortalecido el pensamiento moderno y racional de la planificación urbana en el siglo XX. En esas narrativas puede verse la reproducción en el campo del urbanismo y de la arquitectura de una vieja forma de hacer historia, centrada en grandes personalidades del mundo político y del gobierno. Eran solo ciertos individuos quienes parecían tener agencia, mientras el resto de la población los seguía, obedecía o quedaba al margen de su deslumbrante genialidad, de su poder y su capacidad para hacer ocurrir las cosas. Parecía que otros actores y fuerzas, menos centrales o poderosas, eran intrascendentes y no participaban en la configuración de la ciudad y en su transformación. El anterior no es el caso del libro de William García, quien, desde el análisis de un lugar concreto de la ciudad, refresca la historia urbana de Bogotá, de la arquitectura y del ur banismo en Colombia, y vuelve protagonistas a nuevos personajes e incluso a los edificios mismos.

Hacer la historia de una plaza de mercado podría parecer un asunto menor si se piensa en los inmensos cambios que empezó a atravesar la ciudad en la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, este trabajo va más allá de una crónica o un recuento de acontecimientos relativos a un edificio. Además de la relevan cia de quienes tomaron las decisiones de construir, remodelar, administrar o demoler la plaza, esta historia permite acercarse a la estructura espacial de la ciudad, al funcionamiento interno de Bogotá en relación con las actividades de aprovisionamiento de la población y rastrea las mutaciones en el discurso que orientaba el ordenamiento espacial. También replantea algunos de los hi tos históricos sobre los inicios de la arquitectura profesional en Colombia y el urbanismo moderno en nuestro país.

El libro se organiza siguiendo una línea cronológica, centrada en la historia material de la plaza, y una línea argumental, enfocada en dos triadas concep tuales que el autor erige al nivel de un "paradigma teórico" de la arquitectura decimonónica. Estas dos triadas son inicialmente salubridad, aseo y ornato, y, posteriormente, se adaptan a las condiciones del naciente siglo XX como higie ne, comodidad y elegancia. No se trata de nociones puramente arquitectónicas, sino de ideas atravesadas por discursos médicos, políticos, estéticos y hasta de policía. Aunque García habla de un "paradigma", a mi juicio estamos más bien frente a múltiples discursos ensamblados de manera compleja, cuya operación concreta es precisamente lo que nos ofrece este trabajo.

El libro está dividido en cuatro capítulos que presentan, respectivamente, la historia de la plaza y sus edificaciones en la segunda mitad del siglo XIX la triada conceptual salubridad, aseo, ornato; la historia de la plaza en la primera mitad del siglo XX; y la triada higiene, elegancia, comodidad. La intención es hacer el relato de lo ocurrido con la plaza, desde una perspectiva relativamente independiente de los discursos (o del paradigma) ostentado por el gobierno del espacio urbano. La estructura es acertada y funciona bien en la medida en que permite seguir la historia en dos líneas narrativas paralelas, cuyos cruces son múltiples y no se agotan en el caso de la Plaza de Mercado de La Concepción del siglo XIX, ni en la Plaza Central de Mercado que la remplazó en el siglo XX. A lo largo del libro el lector se encuentra con un documento lleno de imágenes que hacen parte fundamental de la pieza, y con una exposición sumamente clara. Aunque por momentos hay un uso demasiado extenso de citas, el trabajo es equilibrado en cuanto a la argumentación y el uso de las fuentes documentales.

Para resaltar los aspectos novedosos de este trabajo, veamos lo que ofrece este libro a la historia del urbanismo y su relación con las transformaciones de la ciudad. Los inicios de la plaza de mercado están unidos a un cambio funcional y estético que empezaba a operarse a mediados del siglo XIX sobre las principales plazas urbanas, en donde tradicionalmente se realizaba el mercado al aire libre en distintos días de la semana. En la construcción de la Plaza de Mercado de la Concepción, en el sector de Santa Inés, confluyeron intereses privados, con la intención de limpiar las plazas republicanas, reorganizarlas y adornarlas, para que cumplieran ante todo funciones cívicas, de conmemoración y de ornato. Este proceso se inició entre 1846 -cuando se instaló la estatua de Simón Bolívar en la Plaza de Bolívar y se prohibió la realización del mercado al aire libre- y 1861 -cuando comenzó a funcionar el Mercado de la Concepción-.

El recuento de García sugiere que con estas intervenciones empezaban a entrar en operación principios del urbanismo moderno, como el funcionalismo y la zonificación, aún sin que estos fueran todavía nombrados de esa manera. A la inauguración de la plaza la acompañaron normas que prohibieron los mercados al aire libre en otras plazas como San Victorino, Santander y San Agustín, con el fin de concentrarlos en la Plaza de la Concepción. En 1882 se constituyó un sistema de abastos al organizar los mercados de la Concepción, el comercio de ciertos productos en la Plaza de San Victorino y la compra y venta de animales en el coso y la cochiquera a tres cuadras de La Concepción. Este evento puede ser considerado un antecedente más de la zonificación funcionalista que muchos recuentos de la historia del urbanismo ubican en el siglo XX, y no en el siglo XIX. Principios básicos del urbanismo moderno como la zonificación, la funcionalización y la sistematización del espacio urbano, ya empezaban a usarse mucho antes de los planes de Brunner o Le Corbusier. Además, la reorganización de los mercados de la década de 1940 muestra la aplicación práctica de esos prin cipios, en contraste con la gran cantidad de planes urbanos planteados desde más o menos la década de 1930, sin que muchos de ellos llegaran a ser aplicados.

En lo relativo a la historia de la arquitectura profesional, el libro de García ofrece una documentación muy completa sobre los edificios de la Plaza Central de Mercado, pero también de otras plazas de la ciudad. Muestra ante todo cómo se estaban desarrollando estilos y técnicas constructivas que en otras versiones de la historia son vistas como importaciones o copias de estilos foráneos que no tenían sentido en nuestro contexto. El trabajo de García, de nuevo, controvierte las interpretaciones puramente difusionistas de la arquitectura bogotana y mues tra cómo los diseños fueron imaginados, modificados, adaptados, intervenidos y llevados a la práctica en un proceso complejo que no puede ser leído como una simple "copia". García, con bases documentales muy sólidas, muestra cómo ideas académicas de la arquitectura estaban circulando antes de la institucionalización de la carrera de Arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia, momento que suele ser señalado como el hito fundacional. Las controversias sobre la re construcción del edificio entre 1919 y 1924, en las cuales estuvieron involucrados ingenieros, arquitectos, funcionarios públicos e intereses particulares, permiten observar cómo el "paradigma" arquitectónico se movilizaba, y tomaba forma en el proceso de reconstrucción de la plaza.

Otro tema en el cual este trabajo hace aportes muy valiosos es, sin duda, el de la historia del sector de Santa Inés en Bogotá. Como bien señala García, no fue la construcción de la Carrera Décima la que llevó a la demolición de la plaza. Se llegó a esa decisión antes y como parte de una serie de procesos relacionados con el crecimiento desbordado de la ciudad, así como por las consecuencias del éxito de la plaza como centro comercial, el cual llevó al colapso del tráfico y de la circulación en el sector, así como a la degradación de muchas de las edificaciones aledañas. Con la información que presenta García es posible entender mejor por qué y cómo las élites y las clases medias altas migraron progresivamente hacia el norte de la ciudad. También es posible controvertir la idea de "sentido común", que sigue repitiéndose erróneamente, acerca del abandono del centro luego del 9 de abril de 1948, de acuerdo con la cual el Bogotazo fue el detonante del proceso. El trabajo de García brinda información novedosa para mostrar cómo ese cambio urbano se inició mucho antes y no puede reducirse a un solo acontecimiento, a pesar de la innegable importancia del Bogotazo en la historia de la ciudad.

Las virtudes de este trabajo no agotan las posibilidades de indagación so bre la historia de las plazas de mercado. Ofrece un importante trasfondo y una serie de pistas que valdría la pena explorar con otras fuentes y otras preguntas respecto a la relación cotidiana de los ciudadanos con el mercado y sus cambios entre los siglos XIX y XX. El panorama que nos ofrece el libro invita a conocer con mayor detalle lo que ocurría en el día a día en la plaza, la dieta de los bogotanos, las prácticas de intercambio, las preferencias de consumo de distintos sectores sociales, la economía doméstica en relación con la comida, los productos que circulaban en las plazas, etcétera. Dado que el libro no nos dice mucho sobre las relaciones sociales cotidianas y apenas toca el tema de la cultura material que circulaba en el mercado, encuentro allí un potencial camino que otros investi gadores podrían explorar con mayor profundidad.

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