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Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura

versão impressa ISSN 0120-2456

Anu. colomb. hist. soc. cult. vol.48 no.2 Bogotá jul./dez. 2021  Epub 23-Jun-2021

https://doi.org/10.15446/achsc.v48n2.95645 

Obituarios

Obituario. Mario Arrubla Yepes

Obituary. Mario Arrubla Yepes

Obituario. Mario Arrubla Yepes

SANDRA JARAMILLO RESTREPO* 

*CENTRO DE DOCUMENTACIÓN E INVESTIGACIÓN DE LA CULTURA DE IZQUIERDAS NUEVA SOCIEDAD BUENOS AIRES, ARGENTINA


El 7 de diciembre del 2020, cuando finalizaba el primer año de la pandemia, falleció Mario Arrubla Yepes en Goshen, Massachusetts, Estados Unidos. Intelectual, escritor y editor de relevancia nacional, Arrubla fue ampliamente influyente en la generación que desde la década de 1960 hacía foco en el cambio social y debatía sobre las vías "revolucionarias o reformistas" y sus más polisémicos contenidos.

Nacido en Medellín el 14 de mayo de 1936, Arrubla provenía de una familia antioqueña trabajadora que había hecho parte del proceso de transición del campo a la incipiente urbe a inicios del siglo XX. Desarrolló una atracción temprana por los libros, haciendo de la lectura y la escritura prácticas cotidianas. Hizo sus estudios primarios en la Escuela Alfonso López del barrio Manrique y para la secundaria pasó al Liceo de la Universidad de Antioquia, retirándose en tercer año de bachillerato (1952) en pro de emprender una formación intelectual autónoma junto con otro intelectual antioqueño: Estanislao Zuleta (1935-1990). Durante varios años este fue su colega y amigo con quien compartió la formación intelectual y la práctica política iniciales. Al momento del retiro de la escuela, la poesía y la literatura moderna fueron objeto de atención. Tiempo después, ambos se ocuparon del existencialismo, el marxismo y el psicoanálisis.

En el trasegar de la década de 1960, abordó, junto con su colega, obras de origen francés: Sartre y su revista Les Temps Modernes fueron fuentes privilegiadas, incluyendo a Marleau Ponty, Albert Camus (más el literato que el filósofo) y hasta Simone Beauvoir, a quien atendían por su erudición filosófica. Por esta ruta y la de la revista La Psychanalyse llegaron a lacanianos como Laplanche, Leclaire, Pontalis o Maud Mannoni y Daniel Lagache; también a hegelianos como Hyppolite. Los lingüistas Saussure y Jakobson, el propio Levy Strauss y hasta Piaget igualmente fueron objeto de atención. El gesto fue leer ampliamente las teorías críticas de la posguerra europea, específicamente lo que después conoceríamos como la reacción intelectual de la nueva izquierda internacional a las derivas estalinistas del marxismo. El énfasis de Arrubla estuvo justamente en el abordaje de Karl Marx, específicamente de su obra cumbre, El Capital, aunque los textos más humanistas que fueron resignificados por la intelectualidad del periodo también estuvieron en su radar, por ejemplo, los Manuscritos de 1844, las Tesis sobre Feuerbach o la Ideología alemana.

Arrubla fue uno de los jóvenes que se acercó en Medellín a la sociabilidad intelectual en la que confluían liberales y comunistas asociados a la figura del abogado, periodista y escritor Alberto Aguirre (1926-2012), y fue uno de los que desempeñó tareas como "redactor-traductor" en la agencia de noticias France Press que años antes se había instalado en Medellín regentada por el propio Aguirre. En 1957 Arrubla se aproximó al Partido Comunista Colombiano (PCC) y cofundó el periódico Crisis, junto con Ramiro Montoya, Delimiro Moreno y Virgilio Vargas, actuando este último como director. El periódico surgió en Medellín en 1957 comprometido con la creación del Frente Obrero Estudiantil, una de las expresiones de la ola estudiantil que se unió al derrocamiento de Gustavo Rojas Pinilla. En los albores de esta publicación, Arrubla desempeñó labores editoriales en las que empezó a aprender este oficio que lo acompañaría hasta el final de su vida y, además, escribió varias notas que reflexionaban sobre la política del momento con tintes culturales. Esta publicación es una huella de la coyuntura en la que se dio el paso de la dictadura rojaspinillista a la gestación del Frente Nacional. En ella se hablaba de "democracia popular", evidenciando la muy efímera expectativa que el pacto bipartidista despertó en algunos de los jóvenes que iniciaban su proceso de politización, y se tomaba partido por un estudiante intelectualizado que salía de "la torre de marfil" para conectarse con las masas proletarias. Crisis continuó su trasegar más allá de la participación de Arrubla y acompañó la organización sindical en Antioquia.

En su momento, el Sistema de Información Colombiano (SIC) identificó a los jóvenes Arrubla y Zuleta como "dirigentes intelectuales" y reportó que dentro del partido actuaban como "directores de la juventud sin figurar abiertamente".1 Como parte de sus tareas allí, Arrubla viajó al páramo del Sumapaz en 1958 para desempeñarse -durante aproximadamente cuatro meses- como instructor de campesinos en esta región significativa por el surgimiento de las autodefensas campesinas y su conocida influencia comunista. Esta experiencia la compartió con Mario Vélez, Estanislao Zuleta y María del Rosario Ortiz. Luego impartió cursos de marxismo a los estudiantes de medicina en la ciudad de Medellín y a trabajadores sindicalizados por un breve lapso. PCC no se hicieron esperar y a inicios de la década de 1960 se concretó una escisión en la que participó Arrubla. Visiones organizativas respecto al vínculo del partido con la Juventud Comunista, autonomía de los intelectuales frente al mismo, lecturas teóricas sobre la formación nacional y derivas estratégicas y tácticas de esto, fueron algunos de los ejes de debate.

Arrubla empezó la nueva década de 1960 distanciado del comunismo local, radicado en Bogotá y emprendiendo nuevos proyectos políticos y culturales. Sus primeras estadías en la capital lo habían llevado a trabajar como editor de Cromos a fines de 1950, una revista de amplia circulación que para ese entonces tenía un cariz crítico. De hecho, habían pasado por allí escritores y artistas como José Eustasio Rivera, Ricardo Rendón, Baldomero Sanín Cano y Germán Arciniegas. A inicios de 1960, Arrubla participó en la fundación de la efímera librería La Tertulia, localizada en el centro de la ciudad (calle 19 con carrera 6°), que sirvió como espacio de "formación" intelectual.2 Además de su colega, Estanislao Zuleta, allí se encontraban con frecuencia Jorge Villegas, Oscar Espinosa, Hernando Llanos y los hermanos José y Emilio Yunis, quienes, para hacer honor al nombre del sitio, tertuliaban sobre la situación nacional y gestaban un programa de formación intelectual en el que cobró gran centralidad El Capital.

En el seno de esta experiencia cobró vida la publicación Estrategia en 1962, de la que Arrubla fue protagonista, y cuya experiencia, sostengo, marcaría su itinerario intelectual. El primer número salió en forma de periódico en el mes de julio, declarándose independiente y con sesudos artículos sobre la coyuntura política que inauguraba el segundo periodo del Frente Nacional. Guillermo León Valencia había llegado a la presidencia en contienda con el liberalismo, en sus alas oficial y disidente. En esta última, Alfonso López Michelsen había sido el candidato del recién conformado Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), y a su campaña se había sumado el pee. El Grupo Estrategia evidenció su reacción al partido a través de la publicación de un análisis que criticaba las alianzas electorales y la concepción del capitalismo colombiano. Ese primer número de la publicación también mostró entusiasmo por la Revolución Cubana al publicar un resumen de la ponencia sobre la isla que Francisco Posada (1934-1970), con el seudónimo de José Olmedo, había presentado en el Primer Encuentro de Intelectuales en Bogotá en junio de 1962; y exhibió su postura antiimperialista a través de una nota del ahora psicoanalista Oscar Espinosa (1933) sobre la penetración imperialista en el estudiantado, tomando como ejemplo el acontecer en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional.

Luego de este primer ejemplar de la publicación, Arrubla tuvo una breve experiencia como dirigente político, dando curso al Partido de la Revolución Socialista (PRS) en cuya Dirección Nacional se presentaban él y Zuleta. Allí confluyeron antiguos compañeros del pee que, al salir del partido en la escisión de 1960, habían fundado una organización en Antioquia (ARCO) que siguió liderando el periódico Crisis. Además, se sumaron intelectuales en formación -para ese entonces, estudiantes universitarios en Medellín y Bogotá- como Jorge Orlando Melo, Bernardo Correa, Humberto Molina y, más adelante, Luis Antonio Restrepo y Álvaro Tirado. Durante este periodo, que podría denominarse agitacional, Arrubla continuó desempeñando labores editoriales y de escritura con una publicación simultánea que circuló entre estudiantes y obreros llamada, precisamente, Agitación.

Para 1963 el PRS había sufrido un fuerte debate interno porque las seccionales de Antioquia y Cartago se inclinaban hacia una táctica revolucionaria, calificada por los directores como "aventurerismo". Esto llevó a que el proyecto se definiera políticamente por la formación de un movimiento de masas y culturalmente por el desarrollo de un programa intelectual comprometido al mejor estilo sartreano, y a que Estrategia cobrara más definidamente la forma de una revista política y de debate teórico, en su segundo y tercer número. Dichos números se publicaron en noviembre de 1963 y en enero de 1964, respectivamente, como órganos de la bautizada Organización Marxista Colombiana (OMC). Esta reconfiguración duró poco tiempo, pues para 1964 la OMC llegaba a su final, sin embargo, se trató de una experiencia que ha sido destacada por estudiosos de la época porque expresa la emergencia de una intelectualidad contestataria que llevó a cabo una recepción del marxismo de tipo "occidental" o "filosófico".3 Para precisar, agrego a esto último que se trata del surgimiento de la nueva izquierda intelectual en el país, que operará como antecedente para la intelectualidad subsecuente.4 Al reconstruir el itinerario de Arrubla no volvemos a hallar ningún otro esfuerzo organizativo con fines políticos directos.

Este "nacimiento público" como intelectual al calor de uno de los hitos organizativos del movimiento estudiantil colombiano, recibiendo el impacto político e intelectual de la Revolución Cubana, concretando una triple crítica -al PCC, al modelo del Frente Nacional y al "aventurerismo" armado- y vinculándose con las corrientes intelectuales que a nivel internacional combatían con el marxismo etapista del comunismo internacional, le daría al itinerario de Arrubla una coloración específica. Él fue un intelectual de época que puede inscribirse en el tipo de "intelectual del compromiso", tan en boga en América Latina a mediados del siglo XX. Específicamente, se trataba de un compromiso vinculado al ideario de la revolución que, en su caso, se definía como socialista, antiimperialista y antiburguesa, una revolución que requería una "pausa" para desarrollar "el elemento consciente".5

Tras la disolución del Grupo Estrategia, Arrubla se ocupó de tareas meramente intelectuales, escriturales y editoriales, aunque nunca modificó su condición de autodidacta, su relación tangencial con la academia, ni su inclinación a contar con varios dominios del saber -lo que hoy denominaríamos transdisciplinar-. Particularmente fue un intelectual que hizo huella en la generación que agenciaría el proceso de profesionalización de las ciencias sociales marcado por paradigmas de la totalidad como el marxismo y el estructuralismo, y entre los que se puede contar la corriente plural de la Nueva Historia en el país.

Lo más conocido y citado de su producción es Estudios sobre el subdesarrollo colombiano (1969)6 donde publicó, en forma de libro, los tres ensayos sobre el capitalismo colombiano originalmente gestados en el Grupo Estrategia. Hasta 1983, el texto tuvo quince o dieciséis ediciones realizadas por editoriales de izquierda (inicialmente La Oveja Negra y Tigre de Papel, y luego La Carreta), alcanzó un tiraje aproximado de 60 mil ejemplares legales y se transformó en una de las obras más vendidas en el país sobre temas socioeconómicos; un verdadero "libro político" que fue objeto de lecturas diversas y, en algunos casos, contradictorias.

Eran tiempos en los que la academia y la política estaban muy entreveradas, sobre todo en las universidades públicas, y en los que el libro se leía en las aulas, en las organizaciones y en círculos intelectuales simultáneamente. El éxito editorial se explica por su novedad en el medio colombiano, porque se había generado una comunidad lectora más amplia y porque se conectaba con los debates nacionales e internacionales del momento. Además, metodológicamente, innovó al estudiar la economía del país en términos concretos y estructurales, sirviéndose de datos estadísticos que le daban un cariz de "objetividad", usando herramientas propias del materialismo histórico y yendo más allá de las fronteras del Estado-nación al entender a Colombia como parte de un sistema internacional.

En el país, autores como el ingeniero Alejandro López en Problemas colombianos (1927) o el historiador conservador Luis Ospina Vásquez en Industria y protección en Colombia (1955) habían analizado la economía nacional. Textos como estos fueron releídos con provecho por la intelectualidad crítica del medio siglo, pero pocos emplearon las herramientas del marxismo. Algunos de los que operaron como antecedentes explícitos de Arrubla fueron Rafael Baquero Herrera con Un plan de colonización imperialista: el programa de la misión Currie al desnudo (1951) o Luis Eduardo Nieto Arteta con Economía y cultura en la historia de Colombia (1942). De la propia cosecha de Arrubla fue haber inaugurado el análisis de la economía nacional en las lógicas del sistema mundial y acuñar la noción de "dependencia neocolonial" que hizo carrera en la época.7

En sus Estudios, Arrubla empezó criticando tanto la Operación Colombia (un plan que le había ofrecido el economista colombo-canadiense Lauchlin Currie al primer gobierno del régimen frentenacionalista -sin éxito-) como el Plan de Desarrollo Económico y Social elaborado por la CEPAL. Este último servía de base a un sector del oficialismo, especialmente al político liberal Carlos Lleras Restrepo, quien ocuparía la presidencia entre 1966 y 1970 e impulsaría una reforma agraria. En la segunda y tercera parte del libro, Arrubla avanzó un análisis específico de la economía colombiana a través del cual concluyó que se trataba de una formación nacional estructuralmente subdesarrollada, la cual, vista como parte del sistema-mundo, estaba determinada por el binomio dependencia-imperialismo.

Se trataba de una crítica temprana al entonces llamado desarrollismo en el que confluían sectores como el liberalismo disidente y el comunismo. En consonancia con las directrices internacionales, los comunistas criollos se habían sumado a la idea de que la burguesía nacional era el motor de un cambio por el cual había que transitar, y los intelectuales críticos se mostraron afines a esa visión en los albores de la década de 196O.8 No obstante, el entendimiento del subdesarrollo como algo estructural no daba pie para entusiasmos en el caso de Arrubla. Además, este modelo teórico estaba acompañado por una lectura de la historia nacional que se retrotraía a la década de 1930 y analizaba los límites que había tenido la República Liberal en materia de desarrollo. El libro no ocultaba su confianza en una revolución socialista liderada por un verdadero movimiento de masas (no una vanguardia guerrillera) abanderado por la clase obrera. Y aunque esta visión conectaba con el clima de época y le generaba al libro lectores afines, también lo convirtió en flanco de objeciones. El propio Arrubla reconoció tardíamente que la crítica más teórica se la había planteado el economista Salomón Kalmanovitz al indicar que el posicionamiento político del autor le había impedido reconocer que sí había vías posibles para el desarrollo nacional, pero también mostró cómo el economista había magnificado su crítica, pues rechazaba de plano el uso de la categoría de la dependencia a la que consideraba "extraña al materialismo histórico''9

Para Arrubla la noción de dependencia sí fue una herramienta válida y, con algunos matices, encontramos que siguió haciendo uso de ella a lo largo de su trayectoria, sobre todo en relación a la idea de imperialismo con la que en sus últimos años leía los trabajos de Joseph Stiglitz y Paul Krugman sobre la economía mundial. Justamente el uso del binomio dependencia-imperialismo permite inscribir a Arrubla entre las voces pioneras de lo que se conocería después como la "teoría de la dependencia". Gómez García sugiere que los estudios de Arrubla son compatibles con la corriente cepalina de Fernando Enrique Cardoso y Enzo Falleto en su obra Dependencia y desarrollo en América Latina, publicada en 196Q (aunque de forma mimeografiada circulaba desde 1966), en la que se prestaba atención a las relaciones políticas y a las estructuras de poder de los países del área;10 mientras que el estudio más reciente del profesor Juan Carlos Villamizar pone en duda que Arrubla (y en general los economistas colombianos) hayan favorecido la recepción estructuralista de la CEPAL.11

Efectivamente, la inscripción de Arrubla dentro de los dependentistas latinoamericanos presenta sus problemas, máxime si se entiende a este grupo como una "comunidad epistémica" caracterizada puntualmente por el eje centro-periferia, antes que como una corriente plural.12 De hecho, las nociones de ese eje no aparecen en la obra de Arrubla. Por el contrario, podemos ver en su trabajo una recepción inicial de la Ley de desarrollo desigual impulsada por Trotski, pero a la que llegó por el grupo de la Monthly Review, específicamente por sus figuras de referencia: Paul Baran y Paul Sweezy. Se trata de un afluente raro de la configuración intelectual del "marxismo occidental", como menciona Perry Anderson, pues sus propulsores no tomaron el camino de la filosofía sino el de la historia económica y la política, e incluso se sirvieron del propio Keynes.13 Y es que la dependencia fue una teoría que cayó en desuso junto con el eclipse del estructuralismo, pero hoy son varias las voces de la región que reivindican su potencial heurístico para el presente, la escriben en plural -señalando que en realidad era una corriente que reunía enfoques diversos- y muestran que la divergencia entre algunas corrientes dependentistas y el marxismo heterodoxo expresaba más matices ideológicos que teóricos, pues hay convergencias demostrables.14

Ahora, esta faceta de Arrubla como intelectual de la economía política -quien, pese a su formación heterodoxa y en las márgenes de la institución académica, fue interlocutor obligado de economistas influyentes de la época- coexiste con sus otras facetas como estudioso de la historia política, intelectual editor, escritor de literatura y traductor. Dentro de la plural corriente de la Nueva Historia ya mencionada, Arrubla era exponente de la apuesta por la "objetividad", según la cual los datos cuantitativos, las series estadísticas y los análisis estructurales eran herramientas renovadoras de la mera narración de acontecimientos. Muestra de ello fueron el Compendio de estadísticas históricas de Colombia realizado con el economista Miguel Urrutia en 1970, su compilación sobre La agricultura colombiana en el siglo XX (1976), el conocido libro Colombia Hoy (1978) o los estudios publicados en la revista Cuadernos Colombianos (1973-1979) -producida por La Carreta, editorial de la que Arrubla fue director editorial entre 1977 y 1984-.15 Como intelectual-editor, Mario Arrubla mostró una larga y sostenida trayectoria que tuvo como estaciones las publicaciones mencionadas: Crisis (en sus orígenes, 1957-1959), Cromos (1959), Agitación (1962), Estrategia (1962-1964), Cuadernos Colombianos (Bogotá, 1973-1979), y a las que se suman Gaceta de Tercer Mundo (1966), Revista UN de la Dirección de Divulgación Cultural de la Universidad Nacional (1968-1973) y la revista Al Margen (2002-2008). Hasta donde se sabe, esta última fue su última experiencia editorial. Se trataba de una cuantiosa publicación de exquisita factura que sumó veinticinco números, incluyendo algunos monográficos sobre Hannah Arendt, Arturo Alape y Jean Paul Sartre. La publicación fue coproducida entre Estados Unidos y Colombia y codirigida por Arrubla y los filósofos Bernardo Correa y Guillermo Mina.

Los capítulos del Arrubla literato y traductor están aún por escribirse. La novela La infancia legendaria de Ramiro Cruz, publicada originalmente en 1967 por el sello Tercer Mundo, constituye su obra más mencionada, aunque escasamente tratada por la crítica.16 Con gran riqueza literaria y en un cierto estilo realista que se sirve de la autobiografía, esta obra hace parte de las llamadas "novelas de formación" (Bildungsroman), pues narra las vicisitudes existenciales de un joven (intelectual) formado en un barrio popular (que evidencia el tránsito de lo rural a lo urbano) en la ciudad de Medellín. Además, la novela capta, con un lenguaje no teórico, los altos "costos sociales" del desarrollo expresados en esa materialidad inmediata que es el propio cuerpo, pues el autor nos describe los rostros grisáceos de los obreros y sus mujeres, y presenta su experiencia vital tan empobrecida como las casas en las que habitan.

Pero Arrubla fue más allá y, mediante un juego de seudónimos que complejiza hacer seguimiento a su producción literaria, produjo un conjunto de textos de carácter literario entre los que se suman relatos, cuentos, sketches y guiones. Finalmente, habría que mencionar que sus ejercicios de traducción comenzaron en la década de 1960, yendo del francés al castellano. Entre ellos, fue pionera en América Latina su traducción de la autobiografía de Sartre publicada en Estrategia.17 Al final de su trayectoria, el tránsito fue entre el inglés y el castellano, donde se desatacan sus traducciones de cuentos ejemplares en el oficio de componer la escritura, según su parecer, como Cuerpos en reposo y en movimiento de Siddhartha Mukherjee, El mentiroso de Tobias Wolff o algunos relatos de Stanley Ellin. Hasta el momento, estos textos solo se publicaron de forma digital en un portal hoy desaparecido,18 pero el cuento La pregunta de Ellin, que tradujo en 2016 mientras se desarrollaban los acuerdos de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC-EP, interpeló a muchos lectores e inspiró su publicación en la colección de libros gratuitos Señal que Cabalgamos de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional y la realización de un evento en el que diversos académicos y académicas debatían sobre el relato en el contexto de la disyuntiva por la que atravesaba la sociedad colombiana.19

Vista en una perspectiva que recompone su itinerario a profundidad, la personalidad intelectual de Mario Arrubla Yepes resulta sumamente interesante. Testigo activo de una época que dejó una profunda huella en lo que somos como sociedad, este pensador, teórico, escritor, editor y traductor aportó desde un posicionamiento singular que desafía la noción misma de intelectual y sus intentos normalizadores. El carácter público, que es característica medular del oficio de los "hombres de ideas", fue constantemente interpelado por Arrubla, quien vivió tensionado entre ser el autor de un "libro político" de gran ascendente y ser aquel acucioso obrero de las palabras que pulía lo que editaba y disimulaba su presencia tras esas máscaras que fueron sus seudónimos.

1Gilberto Bayona Ortiz, "Informe quincenal de orden público subversivo y actividades comunistas", Medellín, ene. 16, 1958. Archivo Histórico de Antioquia (AHA), Medellín, Fondo Gobernación, Sección Despacho del Gobernador, Serie Correspondencia recibida, tomo 11b, folios 380-385. Citado en Sandra Jaramillo Restrepo, "Itinerarios intelectuales en las tramas de la nueva izquierda colombiana (1957-1978). Mario Arrubla Yepes y Estanislao Zuleta Velásquez, dos marxistas heterodoxos", tesis de doctorado en Ciencias Sociales (Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, 2019). Tuve acceso a estos informes gracias al profesor Óscar Calvo, a quien agradezco.

2Hago uso de la expresión de Raymond Williams "formación" para referirme a formas de autoorganización de artistas e intelectuales en las que se ponen en juego procesos de transmisión, prácticas y formas del sentir. Raymond Williams, Marxismo y literatura (Barcelona: Ediciones Península, 1980) 150 y ss.

3Rubén Sierra Mejía, "La filosofía en Colombia", Nueva Historia de Colombia, t. 4, ed. Álvaro Tirado Mejía (Bogotá: Planeta, 1989) 211-220; y Rubén Jaramillo Vélez, "Recepción e incidencias del marxismo en Colombia", Colombia: la modernidad postergada (Bogotá: Argumentos, 1998) 131-199.

4Jaramillo Restrepo.

5Estrategia 3 (1963): 95.

6Mario Arrubla, Estudios sobre el subdesarrollo colombiano (Medellín: La Oveja Negra, 1969).

7Un ejemplo del influjo de Arrubla es la tesis de grado de Óscar Rodríguez Salazar (Facultad de Economía de la Universidad de los Andes) centrada en esa noción y publicada como Efectos de la gran depresión sobre la industria colombiana (Bogotá: Tigre de Papel, 1973).

8La investigación del profesor Jaime Eduardo Jaramillo Jiménez muestra cómo los científicos sociales que inauguraron la Facultad de Sociología en la Universidad Nacional convergieron en esta tentativa y solo tomarían distancia con el desarrollismo agenciado por el Frente Nacional hasta entrada la segunda mitad de la década. Ver Jaime Eduardo Jaramillo Jiménez, Estudiar y hacer sociología en Colombia en los años sesenta (Bogotá: Universidad Central, 2017) 52 y ss. Tal fue el caso de Orlando Fals Borda o Camilo Torres.

9Mario Arrubla, "Marginalia del editor. A propósito de Kalmanovitz. Los 'Estudios sobre el subdesarrollo' y el ensayo 'A propósito de Arrubla'", Al Margen 11 (2004): 93-155.

10Juan Guillermo Gómez, Cultura intelectual de resistencia. Contribución a la historia del "Libro de izquierda" en Medellín en los años setenta (Bogotá: Colciencias / Universidad de Antioquia / Ediciones Desde abajo, 2005).

11Juan Carlos Villamizar, La influencia de la CEPAL en Colombia 1948-1970 (Bogotá: Universidad del Rosario, 2013).

12Hasta donde he podido establecer, Arrubla aún no es conocido a nivel latinoamericano ni en esta ni en otras corrientes intelectuales. Excepción de ello es el artículo de Claes Croner, "Estudios sobre el subdesarrollo colombiano", Revista Estudios Internacionales 4.14 (1970): 117-132.

13Perry Anderson, Consideraciones sobre el marxismo occidental (Madrid: Siglo XXI, 2015).

14Un buen panorama de esto lo ofrece Fernanda Beigel, "Vida, muerte y resurrección de las 'teorías de la dependencia'", Crítica y teoría en el pensamiento social latinoamericano (Buenos Aires: Clacso, 2006) 287-326.

15Miguel Urrutia y Mario Arrubla, Compendio de estadísticas históricas de Colombia (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1970); Mario Arrubla, comp., La agricultura colombiana en el siglo XX (Bogotá: Colcultura, 1976); Mario Arrubla, comp., Colombia Hoy (Bogotá: Siglo XXI, 1978). El compilado de la producción de Arrubla que he podido establecer podrá consultarse en el perfil biográfico: http://diccionario.cedinci.org/arrubla-mario/.

16Mario Arrubla, La infancia legendaria de Ramiro Cruz (Bogotá: Tercer Mundo, 1967). Hay una reedición de La Carreta (1975).

17Las palabras de Sartre fue publicada inicialmente en Les Temps Modernes por entregas. Desde allí, Arrubla realizó una traducción pionera para Estrategia de forma casi inmediata. Jean Paul Sartre, "Autobiografía (I)", Estrategia 3 (1963): 107-152. Poner a circular la producción de la revista francesa en la revista bogotana fue un gesto frecuente.

18Se trata del portal http://www.archivosmarioarrubla.com.

19Dicho evento se realizó entre el 28 y 2Q de septiembre del 2016 en la Universidad Nacional de Colombia. El cartel está disponible en: https://bogota.unal.edu.co/noticias/actualidad/la-pregunta-en-la-actual-disyuntiva-de-la-sociedad-colombiana/?txnewspi1%5Bcontroller%5D=News&tx newspi1%5Baction%5D=detail&cHash=4a9388caaf82409b37c87697bfd5e3f2.

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