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Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura

Print version ISSN 0120-2456

Anu. colomb. hist. soc. cult. vol.48 no.2 Bogotá July/Dec. 2021  Epub June 23, 2021

https://doi.org/10.15446/achsc.v48n2.95675 

Reseñas

Hernando Cepeda Sánchez y Sebastián Vargas Álvarez, eds. Recorridos de la historia cultural en Colombia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia / Pontificia Universidad Javeriana / Universidad del Rosario, 2020. 348 páginas.

GABRIEL EDUARDO MEJÍA CEPEDA* 

MANUELA PARRA ECHEVERRI* 

ANDRÉS FELIPE RUIZ GALLEGO* 

*Universidad del Rosario Bogotá, Colombia, gabriel.mejia@urosario.edu.co, manuela.parra@urosario.edu.co, andresfel.ruiz@urosario.edu.co


Al compás de distintas herramientas analíticas, teóricas y metodológicas, y diferentes aproximaciones temáticas y disciplinares, este libro danza el vals de la historia cultural en los quince años del grupo de investigación interinstitucional Prácticas Culturales, Imaginarios y Representaciones. En tal sentido, Recorridos de la historia cultural en Colombia, además de ser un balance de la producción académica de más de una década y media de este colectivo, es ante todo una apuesta por pensar la cultura como una categoría que, puesta en diálogo y tensión entre la historia y otros saberes, es capaz de problematizar la manera en que distintos sujetos históricos, con sus diferentes lugares de enunciación y agencias, dotan de sentido y significado a su realidad.

Así, entendiendo la historia cultural como un "campo específico de los estudios históricos, interesados en comprender y explicar el lugar de producción de las nociones con las que los sujetos sociales explican su presencia en el mundo" (p. 15), el libro presenta una serie de textos que, desde variadas sensibilidades y rutinas de investigación, se aproximan a la historiografía cultural en Colombia. Arte, alimentación, bestialidad, ciudadanía, democracia, espacio público, memoria, nación, microhistoria y vida cotidiana, son algunos de los temas que derivan en valiosos aportes historiográficos.

Apelando al lector cómplice, guiado por sus gustos, intuiciones o intereses particulares, los editores, Hernando Cepeda y Sebastián Vargas, nos ofrecen distintos itinerarios de lectura inspirados en el "aleph borgiano", la "encrucijada cortazariana" y el "rizoma deleuziano". En este sentido, la propuesta editorial de Recorridos abandona las maneras convencionales de presentar un libro de carácter compilatorio, agrupando los capítulos de manera aleatoria. Esto pretende incentivar distintas experiencias y una lectura libre, pues, en última instancia, "no tendría mucho sentido analizar los conceptos de apropiación, dominación y discursos hegemónicos, cuando nuestro producto se enfrasca en la misma dialéctica" (p. 19).

Esto, sin embargo, no implica que los textos compilados estén desprovistos de una cierta unidad de coherencia, pues todas las propuestas están enmarcadas en al menos una de las líneas de investigación privilegiadas por el grupo Prácticas: "Diferencia, cuerpo y transgresiones", "Lenguajes políticos y sociabilidades", "Culturas y visualidades" y "Memoria, usos públicos de la historia y patrimonio cultural". De estas líneas se desprenden categorías que avalan el diálogo entre los autores de la obra, donde se abordan, desde diferentes apuestas de interpretación, elementos como cuerpos, culturas visuales, espacialidades, memoria, sexualidad, subalternidad, nación y cosmopolitismo.

Así, entre las temáticas tratadas, el libro pretende mostrar una pluralidad de actores y procesos que lejos de constituir un todo uniforme, ponen en evidencia una lucha por definir distintas significaciones. Es una constante en los textos el intento por desnaturalizar y cuestionar interpretaciones homogéneas y estáticas de los problemas investigados. Se evidencian tensiones entre significados, acciones, visiones e intereses opuestos que problematizan los espacios y objetos estudiados como elementos en disputa. Siguiendo la propuesta de los editores por buscar en la amplitud de posibilidades de la historia cultural categorías que permitan entender las aproximaciones en su conjunto, proponemos en esta reseña seguir caminos diferentes a los que ellos nos sugieren, sin desatender el hecho de que pueden existir muchos más dependiendo de los intereses de los lectores.

Recorridos en disputa

El artículo de Amada Pérez estudia las tensiones producidas entre las "estrategias" implementadas por misiones religiosas en Colombia después del Concordato de 1887 y las "tácticas" utilizadas por los grupos indígenas para hacer frente al proceso de evangelización. Pérez propone repensar el problema de la evangelización estudiando diferentes actores involucrados, y su accionar, en un ejercicio que metodológicamente reflexiona sobre el problema de rescatar las voces "subalternas" de los registros configurados desde el lugar de poder de las misiones. Por su parte, Stefan Pohl da cuenta de cómo la alimentación jugó un papel crucial en la construcción de los debates en torno a la raza, que no se limitaron solo a miradas biologicistas, sino que incidieron también en el plano de "lo social". Dicho esto, tanto el discurso religioso de las misiones, como el de la "regeneración del pueblo trabajador" de las élites, ponen en evidencia disputas entre poderes y agencias subalternas que pueden ser problematizadas desde la historia cultural.

Desde otra orilla, Paolo Vignolo muestra cómo el carnaval de Riosucio se ha constituido en un lugar en el cual entran en disputa expresiones, manifestaciones y reclamos de diferentes sectores de la sociedad. Vignolo analiza cómo, en un mismo espacio, se desarrollan diferentes puestas en escena del carnaval y muestra la forma en que nuevas representaciones, como el Carnaval del Indio, sirven de vehículo de exigencia de reconocimiento de derechos vinculados a la tradición de sectores discriminados. De modo similar, Sebastián Vargas aborda las tensiones que se dan en el espacio público, indagando las disputas constitutivas de la "definición del pasado en el ámbito público" (p. 27) -particularmente en el caso de la construcción del Museo Nacional de Memoria en Bogotá-. Vargas revela las controversias por la legitimación de este espacio de construcción de identidades individuales y colectivas, y hace énfasis en la necesidad de desafiar discursos institucionalizados a través de narrativas no oficiales.

El libro también recoge artículos que nos hablan de tensiones expresadas en la música. Por un lado, David García plantea una relación entre música y construcción de nación. El autor se pregunta de qué forma grupos como Choquibtown representan y ponen en escena la nación a través de su música. El autor indica que este grupo, y en general la "nueva música colombiana", entra en tensión con discursos nacionales -aun cuando no logra desligarse de sus coordenadas- y visibilizan regiones tradicionalmente relegadas como Chocó. Por otro lado, el artículo de Hernando Cepeda presenta al bambuco como centro de disputa entre los objetos culturales pertenecientes a la élite y a los sectores populares y, con ello, las tensiones expresadas entre dos visiones sobre la nación. Así, Cepeda estudia la representación de los valores y la construcción de lo nacional desde el bambuco, en una apuesta que indaga por los orígenes de este género: desde su creación por eruditos liberales, o bien, como producto de músicos aficionados con raíces andinas y campesinas.

Frente a esta idea de edificación de lo nacional, otras aproximaciones apuntan al problema de la construcción de ciudadanías como objeto de reflexión de la historia cultural. Leidy Torres analiza la discusión sobre la "normalidad" en la colonia para entender cómo la masturbación o las "prácticas bestiales" permiten entrever el vínculo entre la construcción de la masculinidad y las posibilidades (hetero)sexuales de ser; lo que a su vez se vio atravesado por leyes que regularon las prácticas y la vida carnal de los sujetos coloniales. Implicaciones parecidas podemos encontrar en la propuesta de Maite Yie, en tanto que se pregunta por la memoria como objeto de intervención por parte de políticas públicas relacionadas con la multiculturalidad de la nación y los derechos de las víctimas. Así, Yie se une a la reflexión sobre la consolidación y permanencia de un Estado-nación que interviene y se erige como vehículo para controlar cómo los ciudadanos negocian, se relacionan e imaginan el pasado.

A contrapunteo con estas propuestas sobre la construcción de ciudadanías, Francisco Ortega reflexiona sobre el concepto de cosmopolitismo y explora el contexto de la construcción de sociedades democráticas en las recién creadas repúblicas americanas de comienzos del siglo XIX. Para ello, el autor indaga por la figura de Simón Rodríguez como el depositario de un cosmopolitismo crítico basado en el principio de la interdependencia, es decir, la "autoconciencia" sobre el hecho de que es necesario depender mutuamente para construir sociedades democráticas. De ahí que su propuesta, que conversa con la historia conceptual, pueda ponerse en diálogo con el artículo de Wilson Jiménez, quien enuncia una serie de reflexiones sobre el concepto de experiencia. Detrás de su planteamiento reposa una preocupación por reconstituir el valor de la experiencia para el entendimiento de la realidad, no solo desde su orden epistemológico, sino desde su carácter práctico. Ello explica su preocupación por dar cuenta de diferentes giros en la historiografía contemporánea -lingüístico, práctico e historiográfico-, en una danza donde los capítulos de Max Hering, Óscar Salazar y Slenka Botello también se ven interpelados.

Botello, particularmente interesada en la historia del cuerpo y sus formas de difusión extracurriculares, indaga por la subestimación de esta corriente en los círculos académicos de la historiografía colombiana y, en esa medida, se aventura a proponer un diálogo interdisciplinar para pensar la relación entre cuerpo, arte e historia. A su entender, pensar en la historia del cuerpo implica poner en tensión el entramado de experiencias, rutinas, metodologías y alcances que constituyen las formas de darle sentido a la corporeidad desde diferentes disciplinas, a partir de lo que denomina como el "giro corporal" desde la década de 1990. Por su parte, Hering da cuenta de la potencia del enfoque microhistórico, producto de distintas gravitaciones en la historiografía contemporánea, como una de muchas ventanas de oportunidad para concebir la historia cultural.

Además de una caracterización sobre esta postura historiográfica y sus implicaciones metodológicas, el autor esboza la riqueza de pensar en clave de "anomalía" el estudio de la relación individuo-acción-estructura, lo que lo habilita para insistir en el diálogo de la historia con otras disciplinas como la sociología y la antropología. En relación con esto último, Salazar, quien realiza una "etnografía mínima" sobre el "paseo de olla" en el Parque Nacional de Bogotá, da cuenta no solo de una práctica cultural desarrollada por algunas familias, sino también de la producción social del espacio. Esta última cuestión devela las tensiones entre los usos proyectados del parque y las experiencias y formas de dotarlo de sentido por parte de quienes lo ocupan.

Reflexiones finales

Si bien el título de la obra pareciera sugerir una reflexión historiográfica sobre la producción de historia cultural en Colombia, en tanto que la noción de "recorridos" alude a la descripción de un camino andado, la compilación aquí reseñada prescinde de este balance, en parte porque el grupo de investigación realizó este trabajo unos años atrás en la obra Historia cultural desde Colombia: categorías y debates (2012). En dicha publicación, se abrió camino a pensar la historia cultural como posibilidad historiográfica, alejándose de los viejos análisis sobre la cultura y, en esa medida, configurar una corriente capaz de asumir "la cultura en cuanto red de significaciones en la que se dirimen o refuerzan las relaciones de poder".1

Ocho años después, Recorridos se aleja de la pregunta de si es posible hacer historia cultural desde Colombia y despliega las potencialidades de este enfoque a partir de propuestas desde variadas orillas metodológicas, teóricas y conceptuales. Esta multiplicidad hace evidente uno de los desafíos al realizar un compilatorio: el riesgo de perder el hilo conductor y la coherencia entre los capítulos. Más aún, es posible que la falta de un epílogo -muy necesario, a nuestro parecer, para un proyecto de tal amplitud- contribuya a la dificultad de hallar una relación entre ellos a primera vista. A falta de una puntada que hile la complejidad de los artículos compilados, la apuesta editorial pierde el impulso por terminar de dar forma a su propuesta.

Dicho esto, si bien el libro es cautivador por su pluralidad en temas y rutinas de investigación, es también hasta cierto punto inquietante, dado que pareciera dar a entender que la historia cultural es una aproximación muy elástica dentro de la que podría caber cualquier cosa. Justamente la ausencia de una reflexión final sobre ello o un espacio para detenerse sobre las implicaciones de hacer historia cultural desde Colombia, con una mirada más descentralizada, desaprovecha el escenario para posicionar su aporte en ese "recorrido".

De cualquier manera, Recorridos cautiva por la creatividad de sus capítulos y, fundamentalmente, por su invitación a una lectura más activa, propositiva y crítica. Así, invitamos a quienes lo lean, bien sean investigadores buscando literatura académica o a los lectores incautos que por curiosidad se aproximan al libro, que busquen darle por sí mismos otros sentidos de lectura, encontrarle aún más posibilidades de enlace y, al final, que vean en estos aportes puertas de entrada a las oportunidades que todavía se construyen para la historia cultural en el país.

1Amada Carolina Pérez Benavides y Max Hering Torres, eds., Historia cultural desde Colombia. Categorías y debates (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia / Pontificia Universidad Javeriana / Universidad de los Andes, 2012) 16.

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