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Lecturas de Economía

Print version ISSN 0120-2596

Lect. Econ.  no.70 Medellín Jan./June 2009

 

A quiénes afecta el desempleo? Análisis de la tasa de incidencia en Colombia

 

Whom is unemployment affecting? Analysis of the incidence rate in Colombia

 

Á qui affecte le chômage? Une analyse du taux d'incidence en Colombie

 

Juan Carlos Guataquí;1 Nohora Forero;2 Andrés Felipe García3

1 Facultad de Economía, Universidad del Rosario. Dirección electrónica: jguataqu@urosario.edu.co. Dirección postal: calle 14 No. 4-69, Bogotá, Colombia.

2 Facultad de Economía, Universidad del Rosario. Dirección electrónica: nyforero@urosario.edu. co. Dirección postal: calle 14 No. 4-69, Bogotá, Colombia.

3 Facultad de Economía, Universidad del Rosario. Dirección electrónica: andres.garcia66@urosario.edu.co. Dirección postal: calle 14 No.4-69, Bogotá, Colombia.

 

–Introducción. –I. Desempleo e incidencia: indicadores agregados. –II. Tasa de incidencia en Colombia: 2001-2006. –III. Duración del desempleo y mecanismos de intermediación laboral. –Conclusiones. –Bibliografía.

 

 


Resumen. La tasa de incidencia representa un indicador compuesto que tiene en cuenta el volumen de desempleados y su persistencia (duración). Su análisis permite caracterizar de forma más completa a quienes tienen una mayor probabilidad de entrar o permanecer en el desempleo. En este estudio encontramos que en Colombia existen diferencias significativas derivadas del análisis de la tasa de desempleo y de la tasa de incidencia; lo cual sugiere que detrás de la duración del desempleo se encuentran importantes elementos que se deben considerar en el análisis de la tipología del desempleo y la formulación de políticas encaminadas a enfrentarla.

Palabras Clave: tasa de desempleo, búsqueda de empleo, duración del desempleo, incidencia. Clasificación JEL: J21, J64.


Abstract. The incidence rate represents a composite indicator that takes account of both thenumber of unemployed people and the average duration of employment. The analysis of this rate allows to portrait a more complete profile of those individuals who are more likely to either become unemployed or stay in such a situation. We find significant differences in the analysis of the unemployment rate and the incidence rate in Colombia, which suggests the importance of addressing certain elements underlying unemployment duration when appraising unemployment typology and policies aimed to overcome it.

Keywords: unemployment rate, job search, unemployment duration, unemployment incidence. JEL Classification: J21, J64.


Résumé. Le taux d'incidence est un indice composite qui tient en compte le nombre de chômeurs et sa permanence au chômage (la durée). Son analyse permet de caractériser de manière plus complète ceux qui ont une plus grande probabilité d'entrer au chômage ou rester dans cette situation. Dans cette étude nous trouvons que, pour le cas colombien, il existe des différences significatives dérivées de l'analyse du taux de chômage et du taux d'incidence. Ces différences indiquent que, derrière la notion de durée du chômage, il existe des éléments importants qui doivent être considérés dans l'analyse de la typologie du chômage et dans la formulation des politiques économiques.

Mots clé: taux de chômage, recherche d'emploi, durée du chômage, incidence. Classification JEL: J21, J64.


 

 

Introducción

En el análisis del desempleo, además del estudio de aspectos como el seguro de desempleo, la tipología del desempleo, o el efecto de la intermediación laboral, algunos autores (entre ellos Galiani y Hopenhayn, 2001 y Martínez, 2003) han hecho énfasis en la dimensión del riesgo del desempleo. En este sentido, es posible analizar el riesgo de desempleo considerando el concepto de incidencia, que combina tanto la situación de desempleo como su duración promedio (persistencia). La tasa de incidencia está dada por:

Es importante resaltar que el concepto de tasa de incidencia permite una mirada multidimensional al desempleo, la cual es particularmente importante desde la perspectiva de formulación de políticas. Por una parte, contiene información sobre el nivel del desempleo, por otra parte, nos habla de su duración. Ilustremos esta situación con dos ejemplos.

Primero, consideremos una economía con 110 desempleados, de los cuales 104 tienen una duración de desempleo de una semana, mientras que los seis restantes se encuentran desempleados durante todo el año; la suma de la duración del desempleo para esta economía es de 416 semanas. El primer grupo, equivalente al 94,5% del total de los desempleados participa con un 25% del total de la duración del desempleo (104 semanas), mientras que el 5,5% restante representan el 75% de la duración total (312 semanas). En este caso, un análisis de la tasa de desempleo obviaría la duración y se concentraría en el nivel del desempleo, el cual parece ser de carácter puramente friccional, dado que la mayor parte de los desempleados obtienen empleo luego de una semana de búsqueda.

Veamos ahora otro ejemplo en el que se consideran dos situaciones: en el caso A el 10% de la fuerza laboral está desempleada durante todo el año, y en el caso B, toda la fuerza laboral está desempleada una vez al año, durante una décima parte del mismo. En ambos casos la tasa de desempleo es la misma (10%); no obstante, la distribución del desempleo y en consecuencia, las implicaciones de política económica son diferentes. Detrás de dos cifras semejantes (A) y (B), se encuentran dos situaciones cualitativamente opuestas, con diferentes connotaciones de bienestar y que se deben enfrentar con diferentes medidas de política laboral, como bien lo sintetizan Galiani y Hopenhayn (op. Cit): ''...en países en los que las tasas de incidencia son elevadas, el desempleo se concentra en pequeños grupos de trabajadores mientras que, en países con altas tasas de rotación y bajas tasas de incidencia, el riesgo de desempleo está distribuido más equitativamente entre la población''.

El gráfico 1 es una muestra clara de la doble dimensión de la tasa de incidencia y de la importancia que el concepto puede tener como termómetro del desempleo: nos informa quiénes están desempleados y si incide más el nivel o la duración del desempleo.

Si bien puede reconocerse que el panel de datos sería la mejor plataforma de información para realizar un análisis del riesgo de estar desempleado o de la reincidencia en situaciones de desempleo, este documento aborda, ante la carencia de este tipo de herramienta estadística en Colombia, un enfoque metodológico alterno que busca ofrecer un análisis que no se encuentra disponible en la literatura sobre desempleo en el país, utilizando datos de corte transversal tomados de la Encuesta de Calidad de Vida –ECV (2003)– y la información correspondiente a dicho año de la Encuesta Continua de Hogares –ECH–. A partir de estas encuestas es posible tener un conocimiento general acerca de cuáles son los grupos de desocupados en los que el desempleo tiende a concentrarse más(género, nivel educativo, cesantes, aspirantes y rangos de edad).

Aunque la literatura sobre la tasa de incidencia del desempleo en Colombia no es abundante, existen estudios sobre la duración del desempleo, el cual es un determinante de la tasa de incidencia. López (1988) analiza la duración del desempleo en Colombia a partir de la ECH (1976-1988) y encuentra que las mujeres tienen tiempos de duración superiores, en promedio, a un año, mientras que por grupos de edad las diferencias en duración no son importantes. Otros estudios han utilizado modelos de duración como estrategia metodológica (Tenjo y Ribero, 1988; Núñez y Bernal, 1998; Martínez, 2003; Castellar y Uribe, 2003 y Núñez, 2004). Tenjo y Ribero (1998) encuentran que las mujeres tienen períodos más prolongados de duración de desempleo, mientras que los jóvenes presentan duraciones más cortas, pero más frecuentes. Baquero (2005) analiza los determinantes del éxito en el enganche laboral de quienes buscan empleo a través del Servicio Público de Empleo del SENA y encuentra que las mujeres, las personas con menor experiencia laboral y las personas con más edad tienen menor probabilidad de colocación.

En nuestro estudio se propone un enfoque alterno a estos trabajos: analizar la tasa de incidencia, partiendo de un análisis descriptivo de sus determinantes para el caso de Colombia. El documento se divide en tres secciones; en la primera se describen las estadísticas básicas de los agregados del mercado de trabajo, así como la tasa de incidencia y sus componentes (tasa de desempleo, tiempos de búsqueda) por género, grupos de edad y nivel educativo; la segunda sección presenta la evolución de la tasa de incidencia en Colombia para el período 2001-2006 a partir de la ECH; la tercera sección estudia la intermediación en el mercado laboral, teniendo en cuenta la relación entre los mecanismos de intermediación y la duración del desempleo.

 

I. Desempleo e incidencia: indicadores agregados

A continuación se presentan algunos resultados de la distribución de los desempleados por grupos de edad y nivel educativo, así como de la tasa de incidencia y sus componentes (tasa de desempleo y tiempos de búsqueda), utilizando la ECV 2003 y la ECH 2003.1 En los cálculos sólo se tienen en cuenta las observaciones de los desempleados de zonas urbanas con tiempos de búsqueda de empleo inferiores a 260 semanas.

De acuerdo con el gráfico 2 el análisis de los desempleados según su edad muestra distribuciones semejantes en las dos fuentes de información. Se observa que la participación de los cesantes, tal y como puede esperarse de la dinámica del ciclo de vida laboral, es superior a la participación de los aspirantes. El desempleo parece afectar de manera importante a los cesantes entre 19 y 24 años, pues son el grupo con la mayor participación dentro del total de desempleados. Como es de esperar, los cesantes menores de edad tienen una participación baja respecto al resto de componentes de los cesantes, pero similar a la de aspirantes en el mismo grupo etario.

El gráfico 3 muestra que, de acuerdo con su nivel educativo, la mayoría de los desempleados en Colombia son cesantes con educación secundaria. Al igual que en el caso de los rangos de edad, las participaciones de los cesantes son superiores a las de los aspirantes en un mismo nivel educativo. En el caso de los desempleados con nivel de educación primaria, según la ECV, por cada aspirante desempleado hay cerca de siete cesantes en la misma situación; en secundaria y superior esta relación es respectivamente de 3,5 y 3,8 cesantes por cada aspirante. Para el caso de la ECH esta relación es de 14,3; 4,2 y 2,9 cesantes por aspirante, respectivamente.

Según la tabla 1, la tasa de desempleo es decreciente con la edad, mientras que el tiempo de búsqueda parece relacionarse positivamente con esta variable; esto sugiere la relación mayor edad –menor desempleo– mayor duración del desempleo, y se ve reflejada en la relación inversa entre tasas de incidencia y rangos de edad. Según las dos encuestas, la tasa de incidencia de los menores de edad es más de siete veces la tasa de las personas mayores de 50 años, y la de los desempleados entre 19 y 24 años es cerca de cuatro veces la de los mayores de 50.

En la tabla 2, de acuerdo con la ECV, puede apreciarse cómo la educación influye el nivel de desempleo y su duración. Según la ECV, la menor tasa de desempleo se da entre quienes tienen posgrado; si bien las tasas de desempleo entre las personas con ningún nivel educativo o primaria, son inferiores a las de aquellos con secundaria o técnica, ésta es la dimensión cuantitativa que habla de niveles de desempleo, más no la cualitativa que hace referencia a que las personas con niveles educativos más bajos se ven forzadas a aceptar empleos de menor calidad.

En la ECH se observa una relación positiva entre semanas de búsqueda y nivel educativo, en la ECV esto no es tan claro, aunque la población con educación primaria o menor presenta dos meses menos de búsqueda respecto al promedio nacional, y alrededor de tres meses menos respecto a quienes tienen posgrados. Según la ECV las personas con posgrados tienen, en promedio, 4,8 semanas más de búsqueda de empleo respecto al promedio nacional; en el caso de la ECH esta cifra es de más de ocho semanas, no obstante, en este caso una mayor duración de búsqueda habla de búsqueda de empleos con mejores condiciones laborales y mayores salarios. Dado lo anterior, las tasas de incidencia no muestran un patrón claro por niveles educativos; sin embargo, de acuerdo con las dos encuestas, la tasa de incidencia del desempleo más baja es la de personas con posgrado, y la más alta se da entre quienes tienen secundaria.

El cuestionario de la ECH no permite la desagregación de niveles educativos de la ECV, en particular la educación media técnica.

A. Tasa de incidencia y sus componentes: resultados por género

En las tablas 3 y 4 no se evidencia un patrón claro en el comportamiento de las tasas de desempleo e incidencia entre los diferentes grupos de edad y escolaridad. Sin embargo, la mayor tasa de incidencia se presenta entre los menores de edad y las personas con primaria y secundaria. Las dos fuentes de información difieren de manera importante en los valores de las tasas de desempleo en los grupos; pero se encuentran tendencias similares, como en el caso de la relación entre la tasa de desempleo y la edad: la relación entre estas variables es negativa para los grupos de personas con edad inferior a 30 años y de ahí en adelante es positiva. En ambos casos se observa que las mayores tasas de desempleo e incidencia se dan entre las personas con educación secundaria.

Los hombres desempleados con más de 50 años de edad son quienes registran los mayores tiempos de búsqueda, y a nivel educativo son aquellos que tienen educación superior. Un hombre en este rango de edad puede tener, en promedio, más de cuatro meses adicionales de búsqueda respecto al promedio de hombres desempleados; y un hombre con educación superior puede tener tiempos de búsqueda superiores en tres meses y medio (15 semanas) respecto al promedio de los de su género (diez semanas según ECH). Por el contrario, los menores de edad y quienes tienen niveles educativos bajos como en el caso de primaria, duran en promedio 15 y 9 semanas menos buscando empleo con respecto al promedio del total masculino. Según la ECH estos valores son de 18 y 4 semanas respectivamente.

En cuanto a las mujeres desempleadas, se encuentra que al igual que sus contrapartes masculinas, la mayoría tienen entre 19 y 24 años o cuentan con nivel educativo secundario. Se observa que la tasa de desempleo se relaciona negativamente con los grupos de edad, encontrándose que las mujeres mayores de 50 son las que presentan la menor tasa de desempleo (tablas 5 y 6).

Cabe resaltar que la información de la ECV, a diferencia de la ECH, contiene información sobre la educación técnica y, por lo tanto, permite identificar importantes diferencias en el comportamiento de las tasas de incidencia y desempleo entre las personas con nivel educativo técnico, universitario y posgrado. A su vez, la información que brinda la ECH no contempla la subdivisión en educación técnica. En el caso de las mujeres, la información de la ECV indica que si bien las tasas son similares entre las personas con educación técnica y universitaria, el comportamiento es muy distinto respecto a la población con posgrados, aunque los tiempos de búsqueda promedio en estos tres grupos sean similares. Las tasas de desempleo de técnicos y universitarios están más de diez puntos porcentuales arriba de las de personas con posgrado.

Respecto a las semanas de búsqueda, se puede afirmar que las mujeres entre 31 y 40 años experimentan tiempos de búsqueda que son, en promedio, más del doble de los que presentan las mujeres menores de edad. Dado que la mayor tasa de desempleo en estos dos grupos de mujeres es la de menores de 18 años, se encuentra que la incidencia en este último grupo es más de cinco veces superior respecto a la de mujeres entre 31 y 40 años. Con todo y esto, es importante llamar a un cauteloso análisis de la descomposición por edad, pues ella tiene claramente de transfondo los niveles educativos de las personas y su efecto sobre el desempeño laboral.

La educación parece ser definitivamente la mejor herramienta para enfrentar la discriminación por género en el acceso al empleo. La menor tasa de incidencia se presenta entre las mujeres con posgrado y es cerca de cuatro veces inferior a la que presenta el grupo con nivel secundaria y 3,3 veces menor a la del grupo con educación técnica. Si se agregan los tres grupos de educación superior, se encuentra que la tasa de incidencia para este grupo es inferior al de mujeres que tienen un menor nivel educativo, de acuerdo con la ECH.

B. Tasa de incidencia de acuerdo con el criterio cesante/aspirante

De acuerdo con la tabla 7 no se evidencia una relación clara entre la tasa de desempleo y la edad de los cesantes. Aquí la mayor tasa de desempleo se presenta entre 19 y 24 años, siendo más del doble a la de los cesantes mayores de 50 años de edad. Por cada cesante con más de 50 años, hay más de dos entre 19 y 24 años. Aunque las tasas de desempleo para los cesantes menores de edad y para las personas entre 25 y 30 años son semejantes (o muy parecidas), se observa que en este último grupo hay más del doble de desempleados que entre los menores de 18 años. Situación similar se presenta con las tasas de desempleo de las personas entre 31 y 40 y entre 41 y 50 años de edad: aunque la tasa de desempleo es similar, se explica por una composición de la PEA completamente diferente.

De la información de la ECH cabe destacar que los segmentos de población cesante entre 41 y 50 años y los mayores de 50 tienen la misma tasa de desempleo; sin embargo en el último grupo se observa que las personas están desempleadas, en promedio, cerca de un mes más, así la tasa de incidencia es superior para la población entre 41 y 50 años. Los resultados de la ECV también van en esta dirección.

Cabe destacar que entre los cesantes con nivel educativo de primaria y secundaria se presentan las mismas tasas de incidencia (alrededor de 16%); sin embargo, en el caso de la ECV, los componentes de esta tasa son distintos para cada grupo: la tasa de desempleo es tres puntos porcentuales menor en el caso de los cesantes con primaria, y este grupo de desempleados tiene tiempos promedio de búsqueda de empleo inferiores en casi diez semanas respecto a los cesantes con secundaria (tabla 8).

Encontramos que los cesantes jóvenes tienen menores tiempos de búsqueda que los mayores; aunque cabe afirmar que, probablemente los tiempos de búsqueda son menores, pero los empleos obtenidos son de menor calidad. En general, los jóvenes cesantes tienen duraciones del desempleo inferiores al promedio total, mientras que las personas con más de 31 años tienen duraciones promedio superiores. La población con menor nivel educativo tiene un menor promedio de semanas de búsqueda respecto al tiempo promedio de búsqueda de los todos los cesantes, mientras que las personas con mayor nivel educativo registran un mayor número de semanas promedio de búsqueda de empleo.

En cuanto a la población de aspirantes, las tablas 9 y 10 indican que en general las tasas de desempleo en este grupo de desempleados son notoriamente bajas respecto a las tasas de los cesantes: la tasa de desempleo para aspirantes es aproximadamente la cuarta parte de la tasa de los cesantes. Teniendo en cuenta que entre los menores de edad se presenta el menor número de semanas promedio de búsqueda, los aspirantes menores de 18 años son los que tienen la mayor tasa de incidencia del desempleo (entre los aspirantes y además comparados con los cesantes).

Por nivel educativo, las tasas de desempleo entre los aspirantes también son más bajas que las de los cesantes con los mismos niveles de educación. Según la ECV, entre los aspirantes, las personas con educación técnica se demoran en promedio un año buscando trabajo, siendo el subgrupo con mayor número de semanas promedio de búsqueda; en educación superior le siguen los universitarios (siete meses) y los aspirantes con posgrados (tres meses y medio). Por otra parte, las tasas de incidencia y las de desempleo para los cesantes, son notoriamente mayores respecto a los aspirantes. Por grupos de edades se encuentra que tanto para cesantes como para aspirantes, la tasa de incidencia del desempleo es decreciente con la edad: es baja para las personas mayores (inferior al 1%) y tiene valores cercanos a 30% para los jóvenes.

 

II. Tasa de incidencia en Colombia: 2001-2006

Considerando las restricciones de la información de las encuestas de hogares, hemos calculado la tasa de incidencia para el periodo 2001-2005 en frecuencias mensual y trimestral (gráfico 4). Resulta sumamente difícil extender este análisis al periodo anterior al año 2001. Aparte del cambio metodológico, la información sobre duración del desempleo tiene un mayor nivel de censura, lo que impide la comparación de los dos periodos. Para el periodo 2001-2005 se puede observar una tendencia decreciente tanto de la tasa de desempleo como de la tasa de incidencia, hecho que no se presenta para la duración media del desempleo (por lo menos hasta mediados de 2004).

En promedio la tasa de desempleo fue 16,4%, con una variación agregada entre enero de 2001 y diciembre de 2005 de poco menos de ocho puntos porcentuales (pp). Por otro lado, considerando que la tasa de incidencia se compone de tasa de desempleo y un factor de tiempo que denota el inverso del número de veces (en semanas) que en promedio los individuos están desempleados, podemos abordar la persistencia del desempleo. Este factor de persistencia en el desempleo fue en promedio 1,11, lo cual equivale a una duración promedio del desempleo de 47 semanas. Por su parte, la tasa de incidencia fue en promedio 18,14%, siete pp mayor que la tasa de desempleo, y su variación fue de más de diez pp, lo que resulta de la variación de la tasa de desempleo y de la caída de la duración a partir de 2004.

Es importante anotar que la tasa de incidencia tiene un importante factor estacional que se refleja de manera clara en los datos mensuales, y que proviene de la dinámica que el desempleo hereda a su vez de los picos de participación laboral al final de cada año, y que a su vez están relacionados con ciertos elementos dinámicos de la actividad económica que tienen un patrón estacional. Este comportamiento se mantiene en los datos en frecuencia trimestral, en los que se puede apreciar más claramente la dinámica estacional del desempleo.

El comportamiento de la tasa de incidencia puede explicarse entonces a partir de la variación de un componente de desempleo (que elimina el efecto persistencia), de un componente de duración y de un componente residual que hace referencia a la variación simultánea de los dos primeros. Así, los cambios en la tasa de incidencia pueden expresarse como: ΔTIt = FTt-1ΔTDt + TDt-1ΔFTt + ΔFTtΔTDt

Donde TI es la tasa de incidencia, TD es la tasa de desempleo y FT es el factor de tiempo que hace referencia al número de veces que los individuos están desempleados (en promedio). El gráfico 5 presenta estos componentes para el periodo 2001-2005, tanto en frecuencia mensual como trimestral. Para la frecuencia mensual se puede observar que el componente de desempleo aporta el efecto estacional sobre la tasa de incidencia, por lo que este componente y el de duración presentan diferencias importantes para diciembre de cada año, pero éstas no parecen ser grandes para los periodos restantes. Para controlar los efectos de la estacionalidad se consideran estos componentes en frecuencia trimestral (promedios trimestrales), donde se observa que la estacionalidad del componente de desempleo sigue siendo importante. Sin embargo, se puede afirmar que la incidencia del desempleo como medida de la dinámica del mercado laboral es un indicador más completo que la tasa de desempleo, pues el factor de persistencia aporta de manera importante a la variación de la incidencia del desempleo; por lo que la tasa de desempleo subestima las variaciones del mercado laboral de corto plazo, esto no ocurriría si la duración del desempleo fuese constante en el tiempo.

Se puede asociar la tipología de desempleo a la descomposición de la tasa de incidencia, pues eliminando el efecto de la persistencia del desempleo, las variaciones en la tasa de desempleo muestran las dinámicas de corto plazo, relacionadas en mayor parte con el desempleo cíclico y en menor medida con el friccional. En este sentido el efecto desempleo se podría aproximar a las variaciones del desempleo cíclico, mientras que los componentes restantes son el efecto de la duración del desempleo en un esquema de tasa de desempleo constante, es decir, permite medir el efecto sobre la dinámica del mercado laboral de un aumento en los episodios de desempleo.

El gráfico 6 presenta los promedios de estos componentes para cada periodo estacional en frecuencia mensual y trimestral, lo que permite verificar el efecto de cada componente sobre la incidencia en cada momento del tiempo. En la frecuencia mensual se puede ver una diferencia importante entre los componentes de tiempo y duración en enero, ambos positivos; sin embargo en el resto del año el desempleo ejerce presión a la baja sobre la tasa de incidencia, mientras que el componente de tiempo tiene efectos positivos importantes sobre la incidencia del desempleo en julio, septiembre y diciembre. En la frecuencia trimestral se puede ver que en el primer y último trimestre el componente más importante es el de desempleo, mientras que en los trimestres intermedios predomina el efecto duración. Estos resultados se sintetizan en la tabla 11, donde además se puede observar que el componente con mayor variación es el asociado al desempleo.

 

III. Duración del desempleo y mecanismos de intermediación laboral

Los modelos de búsqueda de empleo han dado especial énfasis al problema de información imperfecta del mercado laboral, particularmente importante para los componentes friccional y estructural del desempleo. La duración del desempleo claramente está relacionada con la información imperfecta y con el hecho de que el desempleo sea friccional (problemas de corto plazo de información sobre vacantes y desempleados) o estructural (desencuentro en los perfiles de vacantes y desempleados). En el primer caso, la obtención de información sobre las vacantes permite un tránsito más rápido entre ocupaciones; el segundo caso hace referencia a un problema de estructura de oferta y demanda del mercado laboral derivada de la falta de información y de decisiones inconsistentes en el tiempo. En este sentido, cuando se hace un análisis de duración del desempleo, que pone mayor énfasis en el desempleo friccional, es importante tener en cuenta los mecanismos de recolección de información, dado que su eficacia tiene efectos potenciales en la reducción del tiempo de búsqueda. Algunos estudios relacionan la duración del desempleo con los mecanismos utilizados por los desempleados para encontrar empleo (ver Mariano, 2002; Uribe y Gómez, 2005). Sin embargo, es igualmente importante analizar los medios a través de los cuales se han colocado en el mercado laboral quienes están empleados, porque estas personas son la población de referencia cuando se analiza al grupo de desempleados.

En esta sección se realiza un análisis descriptivo de los canales de búsqueda y la duración del desempleo. Nuestra estrategia metodológica trata de hacer de dos debilidades una fortaleza: la ECV cuenta con información ofrecida por los desempleados sobre los mecanismos de intermediación que están utilizando y sobre la duración del desempleo (duración acotada, puesto que el desempleado no está en capacidad de informar efectivamente cuánto duró su desempleo, puesto que al momento de responder la encuesta no ha dejado de ser desempleado), esta última también es proporcionada por los ocupados, a quienes se les pregunta sobre la duración de su último episodio de desempleo. Por su parte, en la ECH son los ocupados quienes ofrecen información sobre los mecanismos de intermediación que utilizaron y el tiempo que duró su último evento de desempleo. A esta última información se le adiciona la ofrecida por los desempleados sobre la duración de su desempleo. Con el fin de consolidar en lo posible el panorama de los mecanismos de intermediación más utilizados tanto por ocupados como por desempleados, tratamos de combinar los dos conjuntos de información y analizar los patrones de respuesta ofrecidos de acuerdo con criterios socioeconómicos. Entre estos últimos, el criterio de sector de actividad trata de comparar el hecho efectivo del sector en el cual labora el ocupado (de la ECH) con la aspiración potencial que tiene un desempleado de laborar en determinado sector (de la ECV).

La efectividad en la búsqueda de empleo depende del canal de intermediación que se use; motivo por el cual la eficiencia de estos afecta directamente la duración de los periodos de desempleo y por ende la tasa de incidencia. En el caso de los ocupados, resulta de interés ver si los mecanismos de intermediación a través de los que se colocaron, difieren entre quienes trabajan en empresas públicas o privadas o si se relacionan con el tiempo durante el que buscaron o están buscando trabajo.

De acuerdo con los gráficos 7 y 8, el mecanismo de intermediación más utilizado es recurrir a la ayuda de sus familiares o amigos, lo cual enfatiza la importancia de las redes informales en la obtención de empleo. El segundo mecanismo de intermediación más utilizado en el año 2003, fue ''visitar empresas''. El uso de las bolsas de empleo y de las convocatorias es relativamente bajo, aunque estos canales son mucho más utilizados que los avisos clasificados o Internet. Cabe aclarar que recurrir a convocatorias puede estar relacionado con la intención de trabajar en el sector público. La ECH y la ECV indican que cerca del 4% de los ocupados se enganchó utilizando convocatorias.

Esta hipótesis es confirmada por la información ofrecida por los ocupados: la colocación a través de convocatorias tiene una mayor participación entre los empleados del sector público. De acuerdo con la ECV-2003, tres de cada cuatro trabajadores del sector privado afirman que obtuvieron su empleo actual, usando como principal mecanismo de intermediación la ayuda a familiares y amigos. En el caso de trabajadores del sector público, menos de la mitad afirma haberse enganchado usando este canal de búsqueda.

Al observar los mecanismos de intermediación para los ocupados de acuerdo con el tiempo que duraron desempleados antes de engancharse, se observa que la mayoría de ellos, independientemente del tiempo en el que buscaron empleo, obtuvieron empleo con ayuda de familiares y amigos. Análogamente, en los otros canales de búsqueda no se evidencia una posible relación entre el mecanismo usado y la prolongación del tiempo de búsqueda (gráfico 9).

En general, se encuentra que la distribución de los mecanismos usados por los ocupados, según el tiempo en el que buscaron empleo, no difiere de manera importante entre los diferentes periodos de búsqueda. Sin embargo, cabe resaltar que cerca del 11% de los ocupados que estuvieron sin empleo de cuatro a seis meses antes de colocarse, recurrieron a las bolsas de empleo, mientras que esta proporción se reduce a casi la mitad para quienes tuvieron tiempos de búsqueda inferiores o más prolongados.

Por otro lado, entre la población desocupada al momento de la encuesta, se observa que independientemente del tiempo de búsqueda, la mayoría de desempleados usa la ayuda de familiares o amigos. Sin embargo, la participación del uso de este mecanismo se reduce con el tiempo de búsqueda, mientras que se incrementa la proporción de desempleados que visita empresas. Aunque no se hace un análisis más profundo sobre la efectividad de los canales de búsqueda, se puede afirmar que uno de los mecanismos de intermediación más usados es pedir ayuda a familiares y amigos, y que este canal parece no estar relacionado con los periodos de duración del desempleo. En este sentido, no se observa un canal que pueda ser un determinante de los tiempos de búsqueda y que a través de este efecto tenga un impacto sobre la tasa de incidencia.

 

Conclusiones

El análisis detallado de la información sobre el desempleo constituye una de las herramientas más valiosas de análisis empírico sobre la interacción entre la oferta y la demanda de trabajo, y es particularmente útil en la formulación de políticas. El análisis de corto plazo suele enfatizar el comportamiento de nivel y crecimiento de la tasa de desempleo, con algunas desagregaciones realizadas en función del margen de maniobra que permitan las estadísticas laborales. En el mediano y largo plazo, sin embargo, es necesario conocer la magnitud de los flujos desde y hacia el desempleo, y la frecuencia con la cual se dan estas transiciones. Para ello es necesario considerar, además de la magnitud del desempleo, su duración, lo cual se resume de manera sencilla en la tasa de incidencia del desempleo.

El estudio de la tasa de incidencia del desempleo en Colombia, abordado en este documento, confirma la importancia de agregar al análisis del desempleo el componente de su duración para tratar de identificar los grupos de desocupados que duran desempleados más tiempo o aquellos entre quienes más se repiten los episodios de desempleo. Este tipo de análisis resulta útil para focalizar las políticas sobre los desempleados. Por ejemplo, tanto hombres como mujeres con los mayores niveles educativos, presentan los periodos de búsqueda de empleo más prolongados y las tasas de incidencia más bajas respecto a los menos educados de su grupo. En este sentido, el análisis de la distribución del desempleo que se infiere a partir de la tasa de incidencia, indica que si bien las personas más educadas pueden quedar desempleadas menos veces durante su ciclo de vida, una vez están desocupadas lo están por un periodo de tiempo considerable, y al contrario, quienes se han educado menos experimentan en repetidas ocasiones episodios de desempleo, aunque éstos sean de menos duración.

Así, la tasa de incidencia brinda información adicional a los encargados de política en la medida en que permite identificar situaciones de un mismo tipo (desempleo) que se deberían abordar de una manera distinta (por ejemplo entre quienes tienen diferentes niveles educativos). En estas situaciones es importante tener en cuenta los efectos de variables como el salario de reserva, los mecanismos de búsqueda de empleo usados por los diferentes grupos, la calidad de los puestos que ocupan una vez logran colocarse y la interacción de las políticas relacionadas con educación.

Un vistazo a la evaluación de la tasa de incidencia trae como resultado que, para entender la dinámica del mercado laboral es importante considerar la magnitud del desempleo como la duración. El primer componente tiene un mayor efecto sobre la estacionalidad en los trimestres uno y cuatro, mientras que la duración mantiene una alta incidencia para los trimestres dos y tres. Esto implica que para hablar del mediano plazo en el mercado laboral es necesario tener presente la evolución de la tasa de rotación del mercado, la cual tiene un efecto de casi 80% del efecto del desempleo.

En este estudio hemos encontrado algunos elementos de interés que bien ameritan ser retomados en ejercicios cuantitativos más avanzados y detallados, pero que definitivamente requieren una aproximación inicial, la cual pretendemos ofrecer en este artículo. Entre los elementos de interés podemos resaltar la elevada duración del desempleo de individuos con altos niveles educativos, lo que sugiere la existencia marcada de desempleo estructural. Igualmente, hemos encontrado importantes diferencias en términos de género y edad, los cuales sugieren la necesidad de realizar análisis estructurales más profundos. Estos diferenciales parecen eliminarse totalmente mediante los logros educativos. Por otra parte, un análisis detallado de los mecanismos de intermediación laboral privilegia el uso de redes informales de intermediación, lo cual claramente cuestiona la eficiencia de los servicios de información para el empleo, ya sean de índole privada o pública. En términos del empleo público resulta importante reconocer la relativa transparencia de la intermediación laboral, toda vez que gran parte de los ocupados en el sector público manifiestan haber obtenido su empleo mediante convocatorias abiertas.

 

Bibliografía

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Primera versión recibida en febrero de 2009; versión final aceptada en mayo de 2009

 

Notas

1 El objetivo del análisis no es comparar la información entre las encuestas sino identificar las tendencias que exhiben conjuntamente, a pesar de que los valores absolutos de las cifras no necesariamente coincidan. Reconocemos ex ante que estos valores no necesariamente coinciden, dado que sus marcos muestrales son diferentes.

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