Este año se cumplen los 100 años de la Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia y me permito expresar, desde la editorial de la revista, nuestras felicitaciones a todos los actores que han hecho de la Facultad un símbolo de fortaleza, superación de desafíos y aportes al sector agropecuario colombiano, y que han permitido con su trabajo responsable llevar salud a los animales y producir alimentos pecuarios seguros.

En esta edición, volumen 68, número 1, del año 2021, encontraremos varios artículos de investigación relacionados con la salud y la reproducción animal en diferentes especies de interés para la medicina veterinaria y la zootecnia, esperamos que sean de utilidad y contribuyan a la difusión de conocimiento científico de alta calidad.

A propósito del cumpleaños número 100 de la Facultad, aprovecho la ocasión para resaltar el rol del médico veterinario y del zootecnista en la inocuidad de productos pecuarios, entre muchas otras responsabilidades que tenemos a cargo los profesionales del sector. Ambas carreras, desde sus diferentes enfoques, logran sin lugar a duda llevar a cabo la producción de alimentos pecuarios seguros a través de diversas actividades diarias, realizadas tanto en las granjas como en las plantas de beneficio animal y de transformación de los productos primarios.

La inocuidad alimentaria es la garantía de que los alimentos no causarán daño a la salud del consumidor. Esta condición requiere que los alimentos pecuarios estén libres de peligros físicos, químicos y biológicos, y de compuestos que puedan causar alergias.

En los alimentos de origen pecuario, los principales peligros microbiológicos están relacionados con la posible presencia de microorganismos causantes de enfermedades como Escherichia coli (O157:H7), Listeria monocytogenes, Yersinia enterocolitica, Campylobacter jejuni, Bacillus cereus, Salmonella spp., Staphylococcus aureus, Clostridium botulinum, además de diversos virus y parásitos. Entre tanto, los peligros químicos se refieren a los residuos de medicamentos veterinarios (antibióticos) y de promotores de crecimiento, contaminantes como el plomo y el mercurio, los pesticidas, los residuos de productos químicos (lubricantes, detergentes y desinfectantes), entre otros. Por su parte, los peligros físicos se vinculan con la presencia de partículas u objetos extraños, piedras, arena, pelos, agujas, huesos, partículas de metal, papel, etc., que pueden ser encontrados, cuando no se producen y se benefician adecuadamente los animales destinados para consumo humano.

Con esta gran variedad de peligros asociados con los productos de origen animal, la implementación de Buenas Prácticas Pecuarias (BPP) en granja es, sin lugar a duda, una de las herramientas más efectivas para su control y eliminación. Con la implementación y ejecución de este sistema de gestión de inocuidad, el zootecnista y el médico veterinario contribuyen al bienestar, la nutrición y la salud animal; al adecuado manejo de los medicamentos veterinarios; a la implementación de programas de saneamiento básico (limpieza y desinfección, agua potable, control de plagas, manejo de residuos); a los programas de trazabilidad y a la bioseguridad de las granjas, que hacen efectivo el control de los peligros.

Esta labor en granja se fortalece, finalmente, en la industria de beneficio animal y de transformación de alimentos pecuarios gracias a la implementación y ejecución de las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) y del Sistema de Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (HACCP); lo que asegura a los consumidores alimentos pecuarios seguros o inocuos.

Las razones anteriormente expuestas demuestran la importante contribución de los médicos veterinarios y los zootecnistas a la calidad e inocuidad alimentaria.

Saludos cordiales a nuestros lectores.