La emergencia de la crisis ambiental ha traído consigo una profunda evolución de los conceptos referidos a la dinámica de la vida, de la sociedad, de la economía y del planeta; dando lugar a la aparición de nuevas nociones y procesos de teorización.

Gómez, L. J. Desde el desarrollo sostenible hasta una ecoética

Una de estas nociones y procesos es la sustentabilidad que, dentro de las muchas definiciones, me ha llamado la atención es la siguiente: “Habilidad de lograr una prosperidad económica sostenida en el tiempo, protegiendo los sistemas naturales del planeta y proveyendo una alta calidad de vida para las personas” (^{Uais 2008}). Para el caso de la producción pecuaria, el término se puede entender como la habilidad de mantener o incrementar la producción de una materia prima (carne, leche, huevos, etc.), mientras se reduce el impacto ambiental neto asociado con esa producción y se incrementa la habilidad del sector para resistir los cambios físicos y financieros. En situaciones específicas la sustentabilidad depende en parte de factores como la competitividad de precios, la mitigación y adaptación al cambio climático, el mejoramiento de los servicios ecosistémicos y el mejoramiento de la calidad de vida de los animales y las personas que trabajan con ellos. Para esto, se necesita maximizar las sinergias y evitar la pérdida de esas prioridades.

El rol futuro de la ganadería en la sustentabilidad de la cadena agroalimentaria implica el rediseño del lugar y el rol de la producción pecuaria dentro de los sistemas agroalimentarios, ya que los sistemas de producción deben ser integrados y adaptables a los mercados y tipos de producto. Pero los desafíos van más allá del sector pecuario, el cual es a menudo considerado independiente de otros sectores agrícolas. Y, para integrar las expectativas económicas y sociales con respecto a la sustentabilidad y salud de nuestro sistema agroalimentario, se requiere una reconversión de estos sectores que se enfoque en casi todos estos aspectos. Esto necesita del despliegue de investigación, de la implementación de tecnologías y del saber cómo, de nuevos modelos de negocios con principios de valor compartido y del apoyo de políticas y legislación. Con ello en mente, se pueden cumplir los conceptos de la definición de producción pecuaria sustentable.

La ganadería es parte de todo el sistema agroalimentario y reducir su impacto ambiental, social y económico es también parte de la solución. En un mundo de recursos finitos y con algunos ecosistemas altamente degradados, los ajustes a realizar son mayores y se cuestiona el lugar y el rol que debe tener la pecuaria dentro del sistema agroalimentario, el cual no debería exceder los límites de la frontera agrícola. Este desafío implica reconectar la producción pecuaria con la agrícola y proveer nuevas responsabilidades al sector ganadero para lograr sinergias. Sistemas agroalimentarios circulares y sustentables deben integrar las producciones agrícola y pecuaria con el uso eficiente de recursos escasos y no renovables, los cuales no solo producen alimentos sanos a un precio accesible, sino también eliminan las pérdidas mediante el reciclado de biomasa entre los sectores, reducen la emisión de gases de efecto invernadero y contribuyen a la remoción de CO₂ de la atmósfera, ayudan a mantener la calidad de los ecosistemas y garantizan la seguridad de los recursos y la adaptación y mitigación del cambio climático.

Tales sistemas tienen un objetivo primario que es producir alimentos; luego, maximizar el desarrollo de varios usos de la biomasa de origen vegetal y animal para terminar con la producción de bioenergía y producir otros bienes y servicios reconocidos por la sociedad, empezando con el almacenamiento del carbón en el suelo, la preservación de la biodiversidad y otros servicios ambientales, como la captación y filtración del agua y los excedentes hídricos, la generación de oxígeno, la asimilación de diversos contaminantes, la retención del suelo, el refugio de fauna silvestre y la conservación del paisaje (belleza escénica).

La ganadería puede contribuir jugando un papel esencial en tales sistemas agro- alimentarios circulares: puede cerrar el ciclo de nutrientes, favorecer la fertilización orgánica en lugar de la fertilización sintética y explotar la habilidad de los animales para reciclar dentro de la cadena alimenticia la biomasa no comestible, usando esa biomasa que no es directamente aprovechable para la alimentación humana.

La sustentabilidad como atributo de la calidad de la producción pecuaria requiere de la activa participación de la Academia, que genera el conocimiento a través de la investigación, moderniza los programas de formación de acuerdo con las exigencias que demandan estos procesos, desarrolla modelos productivos que permiten la implementación y transferencia de nuevas tecnologías y promueve la gestación de profesionales con pensamiento crítico que pueden confrontar las tendencias publicitarias -“telón de fondo del desarrollo sostenible”, como las denomina el MVZ Luis Jair Gómez-, que pregonan la importancia de preservar el medioambiente haciendo uso de «prácticas y productos verdes» como criterio de calidad lanzados al mercado con el aval de instituciones nacionales e internacionales que de alguna manera han contribuido o están contribuyendo al cambio climático.