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Maguare

versão impressa ISSN 0120-3045

Maguare vol.36 no.1 Bogotá jan./jun. 2022  Epub 22-Dez-2022

https://doi.org/10.15446/mag.v36n1.100869 

Artículo de investigación

ENTRE LA "AYUDA PARA LA FAMÍLIA" Y EL "SUENO DEL NEGOCIO PROPIO". EXPERIÊNCIAS DE EMPRENDEDURISMO VINCULADAS A POLÍTICAS SOCIALES EN CONTEXTOS DE POBREZA URBANA EN ROSARIO, ARGENTINA

BETWEEN THE "HELP FOR THE FAMILY" AND THE "DREAM OF ONE'S OWN BUSINESS". EXPERIENCES OF ENTREPRENEURSHIP AND SOCIAL POLICIES IN CONTEXTS OF URBAN POVERTY IN ROSARIO, ARGENTINA

ENTRE A "AJUDA A FAMÍLIA" E O "SONHO DO NEGÓCIO PRÓPRIO". EXPERIÊNCIAS DE EMPREENDEDORISMO ASSOCIADAS ÁS POLÍTICAS SOCIAIS EM CONTEXTOS DE POBREZA URBANA EM ROSÁRIO, ARGENTINA

*Instituto de Investigaciones Socio Históricas Regionales (ISHIR), Rosario, Argentina, sofiamvital@gmail.com


RESUMEN

En este artículo analizo las experiencias productivas vinculadas al emprendedurismo de destinatarios/as de políticas de economia social en asentamientos irregulares de la ciudad de Rosario, Argentina. Parto de un estudio etnográfico que combinò técnicas de entrevistas en profundidad, observación participante y análisis de narrativas biográficas que me permitieron restituir los sentidos, valores, prácticas y significaciones elaboradas por las personas emprendeduristas. Presento las modalidades de implementación de las políticas sociales de la Secretaría de Economía Social de Rosario; describo las características y estructuras productivas de los emprendimientos y finalmente me detengo en los sentidos y prácticas puestos en juego por las y los destinatarios de dichas políticas, en respuesta a las tensiones y reapropiaciones de las propuestas estatales.

Palabras clave: emprendedurismo (emprendimiento); experiencias productivas; modos de ganarse la vida; pobreza urbana; políticas de economía social; reelaboraciòn de significados; prácticas econômicas; Rosario (Argentina)

ABSTRACT

This article analyzes entrepreneurship-linked productive experiences of people targeted by social-economic policies in irregular settlements in the city of Rosario, Argentina. Based on an ethnographic study that combined indepth interviews, participant observation, and analysis of biographical narratives that allowed me to understand the meanings, values, practices, and meanings produced by entrepreneurial people, I examine the implementation of the policies of the Secretaría de Economía Social of Rosario; I describe the traits and productive structures of the enterprises; and finally, I delve into the meanings, practices and reappropriations of the recipients of the state proposals.

Keywords: economic practices; entrepreneurship; productive experiences; reworking of meanings; Rosario (Argentina); social economy policies; urban poverty; ways of earning a living

RESUMO

Neste artigo analiso as experiências produtivas associadas ao empreendedorismo das pessoas beneficiárias de políticas de economia social em assentamentos irregulares na cidade de Rosário, Argentina. Um estudo etnográfico que combinou técnicas de entrevistas em profundidade, observação participante e análise de narrativas biográficas me permitiu resgatar os sentidos, valores, práticas e significados elaborados por pessoas empreendedoras. Apresento as modalidades de implementação das políticas sociais da Secretaria de Economia Social de Rosário; descrevo as características e as estruturas produtivas dos empreendimentos e, no final, examino os significados e as práticas realizadas pelas pessoas destinatárias dessas políticas, em resposta ás tensões e reapropriações das propostas estatais.

Palavras-chave: empreendedorismo; experiências produtivas; formas de ganhar a vida; pobreza urbana; políticas de economia social; reelaboração de significados; práticas econômicas; Rosário (Argentina)

INTRODUCCIÓN1

En este trabajo me propongo analizar etnográficamente las experiéncias productivas de destinatarios de políticas sociales orientadas a la promoción del emprendedurismo en contextos de pobreza urbana de la ciudad de Rosario, Argentina. Para ello, atendí tanto a las modalidades de intervención estatal de la Secretaría de Economía Social en dos asentamientos irregulares, como a las trayectorias laborales y los modos de acceso a recursos económicos de sus destinatarios. Esto me permitió bucear por las dificultades y condiciones de precariedad en que se desenvuelven estas prácticas económicas, así como restituir sus imbricaciones con ciertas expectativas y deseos vinculados con la posibilidad de lograr mayor autonomia -"ayudar" a sus familias, hacer uso de su creatividad en el trabajo, "hacerse conocer"-, las cuales no están necesariamente basadas en el cálculo económico (rentabilidad) y en la productividad.

En términos teórico-metodológicos, para el abordaje de las experiencias productivas recupero el concepto de modos deganarse la vida, el cual me permite incluir en el análisis de las prácticas econômicas: las estructuras de aprovisionamiento, las inversiones en las relaciones sociales, las relaciones de confianza y atención, y varias otras formas de acción social. En otras palabras, reintroducir en el centro de la explicaciôn las apuestas morales y éticas que se ponen en juego, las cuales moldean simultáneamente los lazos económicos y los lazos sociales (Narotsky y Besnier 2014; Fernandez 2017). Por otro lado, recupero la perspectiva de Victoria Novelo (1976; 1993) y Mônica Rotman (1992; 1994) quienes plantean un enfoque que desplaza la mirada del qué se produce, es decir, del producto elaborado, al cómo se produce, o sea, a las relaciones y procesos involucrados. Ello lleva a ponderar tanto las relaciones sociales actuales en la producción como aquellas que se constituyen en el ámbito de la circulación. Así, esta propuesta incluye: el análisis de la fuerza de trabajo utilizada, los medios de producción, el grado de división interna del trabajo en el taller, los ciclos de trabajo, la productividad, las fuentes de financiamiento, el volumen de la producción y el destino de esta.

Esta temática se inscribe en un campo de debate en auge, vinculado con la multiplicación de políticas de economia social, popular y/o solidaria desarrolladas a escala latinoamericana, que tendieron hacia la promoción y generación de autoempleo bajo la forma de emprendimientos productivos (Hintze 2010; Coraggio 2014). Entre los principales debates académicos se destacan ciertas limitaciones y posibilidades para generar oportunidades laborales para los sectores que no logran insertarse en el mercado laboral, o la potencialidad de estos para consolidar un subsector de economía alternativo. Estas indagaciones subrayan que, más allá de las diferencias, estos programas parten de pensar el trabajo -ya sea bajo la forma de autoempleo o de la autogestión- como garantía de la integración social de dichos sectores, sin incluir un sistema de seguridad social para estas nuevas formas de trabajo. Así, estos autores subrayan que queda excluido el tema de la calidad del empleo y las formas de integración social y económica que supone (Cross 2012; Hopp 2009; Ciolli 2013); por lo tanto, existen escasas capacidades para conformar un subsector de la economía social a escala nacional (Castelao 2009). En esta línea de indagación, otros trabajos se han focalizado en la evaluación de esas iniciativas en términos de su impacto para lograr la sustentabilidad de los proyectos productivos. De este modo, advierten que la mayoría de los proyectos relevados a nivel nacional están enmarcados en emprendimientos de subsistencia y detallan una serie de problemáticas económicas y de gestión, concluyendo que tales políticas no logran la reversión de las relaciones de desigualdad y pobreza en las que están insertas (Altschuler y Casalis 2006; Rofman 2006).

Otro de los debates académicos se ha vinculado con si el fomento del emprendedurismo forma parte de procesos de desresponsabilización del Estado en el marco de tendencias neoliberales y, por lo tanto, es expresión de la gestión de la pobreza y mantenimiento de la desigualdad (Fernández y Tripiana 2010; Strada 2012). Esta perspectiva ha destacado la forma en que el estímulo de emprendimientos productivos ha venido de la mano del denominado enfoque BOP (base of the pyramid) a partir del cual las iniciativas de inclusión social se realizan mediante la promoción de negocios inclusivos para emprendedores pobres que se integrarían bajo la fuerza poderosa de los mecanismos de mercado (Márquez et al. 2010; Ciolli y Rodríguez 2011).

Desde una perspectiva denominada "globalización desde abajo", diferentes autores han analizado diversas experiencias productivas de sec-tores populares, destacando su carácter heterogéneo y contradictorio en el cual se entretejen tanto relaciones de compadrazgo, parentesco y redes comunitarias, como vínculos basados en el cálculo, la competencia y la explotación (Tassi et al. 2012; Gago 2014). Destacan cómo estas experiencias dinamizan tanto los modos de gubernamentalidad y las formas en que las fuerzas vivas de lo comunitario los resisten, tensionan y transforman.

Desde el campo de la antropología del trabajo, algunas contribuciones analizan las experiencias económicas de emprendimiento situándolas en el interior de los complejos y contradictorios procesos de la dinámica de acumulación capitalista. Esta línea investigativa destaca la forma en que dichas experiencias se insertan en procesos de flexibilización laboral y precarización de las condiciones de vida de conjuntos sociales crecientes. En tal sentido, indagan de qué maneras las condiciones del trabajo y la vida en el neoliberalismo se articulan con estados de ansiedad, desesperación, incumplimiento y riesgo vividos por los trabajadores temporales e irregularmente empleados (Millar 2014; 2017; Kofti 2016). También estudian cómo estas condiciones cambiantes modifican los proyectos de futuro, esperanzas o expectativas de los sectores subalternos (Narotzky y Besnier 2014; De L'Estoile 2020).

Me interesa aportar a este campo de debate con mi investigación, a partir de generar conocimiento situado y fundamentado etnográficamente, vinculado con las experiencias productivas concretas de destinatarios de políticas sociales orientadas a la promoción del emprendedurismo.

Mi texto recupera, en primer lugar, los lineamientos y modalidades de la intervención del Estado en los territorios; en segundo lugar, caracteriza las estructuras productivas de los emprendimientos relevados y puntualizan bajo qué condiciones laborales se sostienen estas prácticas productivas y los sentidos, expectativas y padecimientos de quienes participan en ellas.

Realicé esta investigación mediante un prolongado estudio etnográfico que desarrollé desde marzo de 2014 hasta diciembre de 2018, con posteriores revisitas al campo durante 2019. En el trabajo de campo combiné entrevistas en profundidad, observación con participación y análisis de narrativas biográficas. Orienté el abordaje metodológico a: 1) recuperar la cotidianeidad de los sujetos analizados, restituyendo los contextos en los que se inscriben sus modos de vida; 2) focalizar la perspectiva de los actores, en particular las construcciones de sentidos que las personas dan a las condiciones y modalidades de su vida, así como las estrategias que ponen en juego cotidianamente; 3) aplicar una perspectiva relacional y procesual para la construcción y análisis de los datos, que considere el conjunto de escenarios y contextos (Grimberg 2003).

Mi recorte empírico incluyó a dos dependencias estatales descentralizadas, localizadas en asentamientos informales (Centros de Convivencia Barrial): uno en el distrito Oeste de la ciudad, en el Barrio Toba, y otro, en el distrito Sudoeste, en Flammarión. La selección de dichos enclaves respondió a la accesibilidad y a la inserción de estos en los distritos con mayor número de proyectos productivos y emprendimientos registrados por la Secretaría de Economía Social. También delimité a los actores significativos, entre quienes incluí a funcionarios estatales implicados en el diseno normativo de las políticas bajo análisis, coordinadores y trabajadores estatales involucrados en la implementación y a los destinatarios del dispositivo estatal.

Durante la estadía en campo realicé 60 observaciones participantes, a partir de las cuales registré diferentes situaciones cotidianas tales como reuniones de los equipos de trabajadores estatales; talleres y capacitaciones con destinatarios; "visitas" organizadas por los promotores de la Secretaría de Economía Social; procesos productivos desarrollados en las viviendas de los destinatarios. Estas instancias resultaron fundamentales para reconstruir tanto las dinámicas y modalidades de implementación de las políticas, como diversas problemáticas vinculadas al sostenimiento de la actividad. Paralelamente, realicé 60 entrevistas en profundidad, 15 de ellas a trabajadores estatales, las cuales me permitieron conocer los objetivos y diagnósticos sobre la problemática laboral barrial que construyen los actores estatales. Además, realicé 45 entrevistas en profundidad a las personas destinatarias, con el ánimo de conocer cómo se configuraba el mundo del trabajo de los conjuntos sociales destinatarios. Indagué no solo sobre las experiencias laborales más amplias y las formas de acceso a recursos económicos, sino también los sentidos y prácticas que dichos conjuntos configuran para el sostenimiento de las actividades de emprendimiento. Finalmente, revisé fuentes secundarias sobre la Secretaría de Economía Social, incluyendo normatividad, folletos, presentaciones en línea y noticias periodísticas en medios gráficos locales.

En este trabajo he modificado el nombre de las personas entrevistadas para guardar su anonimato y preservar las identidades de los informantes. También decidí referenciar entre comillas las diferentes categorías nativas y expresiones textuales que emergieron a partir de observaciones participantes y charlas informales con los destinatarios y trabajadores estatales. Por otro lado, como estrategia textual en este trabajo, reconstruí las experiencias particulares de dos destinatarios que sobrellevaron diferentes instancias de formación y capacitación, armado y registro de emprendimientos productivos, con el objeto de mostrar de manera densa y profunda sus sentidos y prácticas acerca de la actividad. De esta manera, cada una de las experiencias seleccionadas condensa, a modo de ícono, distintos núcleos de sentido significativos y dimensiones vivenciales recurrentes sobre la actividad de emprendimiento. Es importante destacar que mediante estas reconstrucciones no pretendo generalizar las particularidades registradas, sino de alguna manera: "particularizar la generalidad", es decir, reconocer la manera en que ciertos procesos y tendencias se expresan "en" experiencias concretas de sujetos particulares (Rockwell 1986, 15).

IMPLEMENTACIÓN DE LAS POLÍTICAS DE ECONOMÌA SOCIAL EN ROSARIO: ENTRE EL "EMPRENDEDURISMO" Y LA "CERCANÌA TERRITORIAL"

Las políticas orientadas a la economía social en Argentina emergen a partir de la crisis de 2001 y se consolidan durante la gestión de gobierno de 2003, en un contexto de gran visibilidad y conflictividad social que protagonizaron numerosos tipos de organizaciones y movimientos sociales, cuya expresión más masiva y consolidada fueron los distintos agrupamientos de trabajadores desocupados y las denominadas Empresas Recuperadas (ER) (Ciolli, 2013). En este contexto, se produjo una reorientación en la política social hacia las demandas de estos sectores movilizados, quienes impugnaban al Estado por la creación o mantenimiento de puestos de trabajo (Manzano 2013; Piva 2015). De esta manera, se reemplazaron diferentes programas de transferencias condicionadas -como el Programa Jefes y Jefas de Hogar- por subsidios a microemprendimientos y cooperativas de trabajo mediante diversos programas, entre ellos, los más representativos fueron Manos a la Obra y, posteriormente, el Programa Ingreso Social con Trabajo Argentina Trabaja (PRIST-AT) (Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, 2010).

En sintonía con las tendencias nacionales, en la ciudad de Rosario se conformó en 2004 la Subsecretaría de Economía Solidaria, bajo la órbita de la Secretaría de Promoción Social del municipio (que después fue convertida en Secretaría de Economía Social). Esta dependencia se orienta a la promoción de diferentes modalidades de trabajo, principalmente bajo la forma de emprendimientos productivos, como medio de generar inclusión socio-laboral para los sectores desempleados de la ciudad (Municipalidad de Rosario 2004).

Ahora bien, en los documentos oficiales, la categoría de "emprendedurismo" se refiere a:

La capacidad de una persona para hacer un esfuerzo adicional por alcanzar una meta u objetivo llevar adelante una obra o un negocio. Un proyecto que se desarrolla con esfuerzo y haciendo frente a diversas dificultades, con la resolución de llegar a un determinado punto. Emprender es aquella actitud y aptitud de la persona que le permite emprender nuevos retos, nuevos proyectos. (Municipalidad de Rosario 2004)

Como destaca el fragmento seleccionado, la promoción del emprendimiento está asentada en la revalorización de la acción individual en términos de una "aptitud"/"actitud", "capacidad" y "esfuerzo" de los sujetos que les permitiría conformar iniciativas económicas a fin de sobre-llevar "dificultades" y "retos". A partir de mis entrevistas a funcionarios estatales, entendí que esta noción se conjuga con la de "sustentabilidad", a partir de la cual los programas intentan que quienes participan en ellos logren producir con un "valor agregado"; es decir, que generen un excedente que posibilite la consolidación de prácticas redituables económicamente. En palabras del Secretario de Economía Social:

Nosotros apuntamos a separar entre quienes se vinculan por la urgencia -y por lo tanto requieren de la asistencia-, de quienes están en condiciones de emprender, que lo pueden hacer de manera sustentable, generando un valor agregado que les permita ganar plata para su familia. (Entrevista 6)

Durante mi trabajo de campo, he identificado que ambas nociones son utilizadas como criterios de evaluación técnica y económica para el desarrollo y funcionamiento de emprendimientos productivos. En esta dirección, los objetivos explícitos de los programas están vinculados con el desarrollo y promoción de la empleabilidad emprendedora individual o familiar de sesgo economicista.

Para la promoción del emprendedurismo la Secretaría de Economía Social desarrolló un sistema de programas específicos por rubros de producción: agricultura urbana, alimentos, producciones animales, pesca artesanal, artesanías, vestimenta y calzado, servicios a la construcción y reciclaje de residuos. En cuanto al modo de implementación de los programas de economía social, la misma Secretaría creó centros de atención específicos en los diferentes Centros Municipales de Distritos y Centros de Convivencia Barrial (en adelante сев) donde se localizan promotores de economía social que deben acompanar y asesorar a los interesados en conformar emprendimientos. Es importante mencionar que los denominados сев fueron denominados "territorios priorizados" para la implementación de estas políticas, por ello se ubican en diferentes áreas de pobreza urbana de la ciudad. Uno de los principales objetivos explícitos de los сев es generar proximidad territorial con las poblaciones más vulnerables. En términos generales, dicha proximidad es entendida por los agentes estatales como una dinámica fundamentada en la movilización de la ciudadanía para su promoción individual y colectiva. Así, esta metodología se propone conseguir una "intervención más activa", generando una mayor proximidad entre Estado y territorio.

Entre las principales acciones de los сев identifiqué la prestación de capacitaciones y subsidios para la compra de herramientas e insumos que les permiten a las personas participantes conformar y desarrollar emprendimientos. En lo que respecta a las instancias formativas dispuestas por la Secretaría, identifiqué que estas apuntan a que las personas destinatarias puedan volver "sustentables" sus emprendimientos incorporando herramientas de economía social para la "gestión" de estos. Los contenidos están estructurados en cinco módulos denominados: Emprendimiento como Sistema, Marketing, Costos y Precios, Diseno y Comunicación y finalmente el Módulo Final Integrador, que permite la recapitulación de todos los módulos anteriores y cuyo propósito es que los emprendedores y emprendedoras logren diagramar una idea de "emprendimiento sustentable" (Municipalidad de Rosario 2020). Estos módulos introducen a los y las participantes en lo que se concibe como "marketing de la economía social", que establece que la comercialización para este sector "no es crear necesidades, sino que es comunicar, entender a quién me está comprando, cómo entender sus necesidades para adaptarlo mejor, cómo vender el producto" (Entrevista 5). Desde esta perspectiva, las capacitaciones intentan brindar herramientas de "planificación previa" que incorporan materiales didácticos para la racionalización de las prácticas económicas.

En los talleres que presencié, observé que quienes participaban debían enunciar las características de sus productos, es decir, destacar las singularidades y benefícios para posibles consumidores; identificar y calcular los costos de elaboración del producto o servicio; estimar los "márgenes de beneficio" o "valor agregado" y, finalmente, planificar dónde y cómo comercializarlos. Entre las dificultades enunciadas por capacitadores y promotores, "lo que más les cuesta" es "el cálculo económico" (Diario de campo 3).

Identifiqué que la implementación de estas disposiciones genera diferentes tensiones, debido a que la gran mayoría de personas a quienes se destinas estas políticas se encuentran en condiciones productivas iniciales y precarias, con grandes carencias materiales para sostener sus producciones. A continuación profundizaré en estas cuestiones atendiendo a las experiencias de sus participantes.

EXPERIENCIAS PRODUCTIVAS DE LOS DESTINATÁRIOS DE POLÍTICAS SOCIALES EN CONTEXTOS DE POBREZA URBANA

En este apartado presento las experiencias productivas de quienes reciben estas políticas. Subrayo tanto las condiciones de producción de los emprendimientos conformados como los heterogéneos sentidos y prácticas puestos en juego para el sostenimiento de estas actividades. Para lograr este objetivo, analíticamente consideré cómo la participación en los dispositivos estatales se articula con las trayectorias laborales más amplias de las personas destinatarias y con una gran variedad de estrategias de reproducción de sus familias. Por otro lado, estudié de qué manera, a partir de la conformación de emprendimientos, ellas y ellos resignificaban prácticas previas realizadas en la unidad doméstica.

En cuanto a las condiciones laborales más amplias de las personas destinatarias he registrado que el acceso al trabajo asalariado se da generalmente con escasos niveles de registro y de manera precaria. Es importante aclarar que bajo el concepto de precariedad laboral incluyo: las relaciones laborales caracterizadas por contratos laborales inexistentes o por tiempo determinado; la falta de aportes a la seguridad social; los empleadores no fácilmente identificables; la ausencia de negociación colectiva; la carencia de los componentes "típicos" de las remuneraciones (vacaciones, aguinaldo, asignaciones familiares, etc.) y la no afiliación sindical (Beccaria, Carpio y Orsatti 2000).

Durante mi trabajo de campo, encontré que el acceso al trabajo asalariado precario resulta más frecuente entre los varones, quienes suelen emplearse por salarios muy bajos, con largas jornadas laborales y en empleos de gran demanda física. Los sectores en los cuales se insertan son principalmente la construcción y, en menor medida, la metalmecánica y manufactura. También identifiqué inserciones en el sector de servicios, como empresas de limpieza, gastronomía y hotelería, y comercio. En el caso de las mujeres, estas tienen escasas posibilidades de recibir salario y tienen mayores trayectorias en trabajos de circuitos informales, por cuenta propia y en el sector de comercio minorista. Acerca de las posibilidades de inserción laboral de las mujeres identifiqué que los sectores asalariados más frecuentes son: el sector terciario o de servicios, la rama del comercio, la gastronomía, el sector textil y el servicio doméstico. Es importante destacar que en estos sectores existen brechas salariales desfavorables para las mujeres. En lo que respecta a las inserciones de ellas en redes de trabajo no salariales, observé actividades tales como la reventa de productos en ferias populares irregulares localizadas en los barrios o en lugares cercanos a estos, la venta ambulante en puestos callejeros o por catálogo dentro del barrio; también la recolección de materiales reciclables, desechados en el espacio urbano, para la venta o uso doméstico.

Una dimensión relevante en las trayectorias laborales de las mujeres es que están atravesadas por la sobrecarga de trabajo doméstico y de cuidado. Durante mi trabajo de campo era frecuente que ellas me relataran -bajo discursos y mandatos de género- que naturalizaban dicha sobrecarga, la desigual distribución de las responsabilidades domésticas y de cuidado entre mujeres y varones en sus familias. Esta sobrecarga se veía incrementada en las unidades domésticas que contaban con la presencia de niños pequeños.

Acerca de la configuración por género de las personas destinatarias de las políticas de economía social de ambos asentamientos, he registrado que el 72,1 % de las participantes son mujeres. Considero que esto se debe a las desigualdades de género vinculadas con el acceso al mercado de trabajo asalariado y la mayor participación femenina en redes de trabajo informales y en las tareas de cuidados antedichas. Además, entre las motivaciones para la vinculación con los dispositivos estatales ellas mencionaban las escasas y fluctuantes posibilidades de inserción en el mercado laboral; de modo que generalmente, ante la pérdida o dificultad para acceder a trabajos remunerados, se refugiaban en las actividades de emprendimiento. También identifiqué como un motivo de vinculación la expectativa de generar un ingreso económico para complementar los ingresos asalariados y no asalariados de la unidad familiar, conciliando el emprendimiento con las responsabilidades y tareas domésticas.

Ahora bien, las estructuras productivas de los emprendimientos analizados pueden caracterizarse como producción independiente/doméstica, ya que la actividad es realizada en el ámbito de los hogares, por familias y conocidos, con nula contratación de fuerza de trabajo remunerada. Así, la producción doméstica adquiere una importancia fundamental, en tanto que genera los ingresos necesarios para la supervivencia de las familias. En cuanto a los espacios de trabajo, encontré que suelen situarse en las propias viviendas, de manera que las condiciones habitacionales son al mismo tiempo condiciones laborales.

Entre los emprendimientos conformados, identifiqué que muchos de ellos se caracterizan por su irregularidad en el tiempo, así, en la medida en que son gestionados por las personas de manera interrumpida pero reiterada, los denominé eventuales o discontinuos. Generalmente, dicha intermitencia se debe a las propias fluctuaciones e irregularidades que se viven en el contexto de las relaciones particulares con el trabajo remunerado; a desplazamientos habitacionales; conflictos personales ligados a hechos de violencia doméstica; vínculos de pareja o problemas de salud. De esta manera, como ya ha sido documentado en otras etnografías, las intermitencias laborales de estos conjuntos sociales empobrecidos se configuran tanto por las características del empleo, como por las frágiles condiciones de pobreza urbana en las cuales las personas deben sobrellevar multiples "emergencias diarias" que caracterizan la inseguridad y la perturbación de la vida cotidiana (Millar 2014, 34).

Durante mi estadía en campo registré que, entre las personas participantes, "hacer una capacitación" e intentar "armar un emprendimiento" están en concordancia con las expectativas de generar ingresos dinerarios que les permitan "ayudar" a su familia en la reproducción del hogar, "sentirse Utiles" y, de esta manera, afrontar las incertidumbres y fluctuaciones laborales que atraviesan (Diario de campo 1, 2 y 4).

Por otra parte, reconocí emprendimientos sostenidos en el tiempo y caracterizados por un mayor apego al oficio artesanal o al quehacer, por lo cual los he llamado emprendimientos de modalidad consolidada. Generalmente, estos son sobrellevados por varones y mujeres de más de cuarenta años de edad que tienen una larga trayectoria ejerciendo la actividad, que recupera saberes domésticos y familiares. Habitualmente, esta actividad constituye el principal ingreso, más allá de que en la unidad doméstica pueda ser complementado con otros.

Los rubros productivos más representativos en la conformación de ambos tipos de emprendimientos son los de la producción alimenticia y la producción de artesanías. Entiendo que la selección de estos rubros productivos está íntimamente vinculada con la recuperación de ciertos saberes y prácticas originarias del núcleo familiar y destinada al consumo de la unidad doméstica, en forma de servicios personales y, en algunos casos, para la venta en el barrio como refuerzo de los ingresos de dicha unidad.

A continuación, reconstruyo las diferentes modalidades intermitentes y consolidadas, a partir de las experiencias particulares de dos personas participantes de instancias de formación y capacitación, armado y registro de emprendimientos productivos, con el objeto de profundizar en sus sentidos y prácticas acerca de la actividad.

Los emprendimientos eventuales: Telma y su emprendimiento como "ayuda" para la familia

Telma es una joven de 25 años que vive con su hija de ocho años y su novio. Fue "madre-soltera" a los 17 años y, desde entonces, trabajó como cajera en diferentes comercios, entre ellos supermercados, heladerías y perfumerías. El hecho de ser el "sostén" del hogar hizo que tuviera que mantener el trabajo productivo fuera del hogar y -en menor medida- las tareas reproductivas y de cuidado de su hija, con la ayuda de su madre. Telma vivió las experiencias del trabajo remunerado en el sector supermercadista con cierto padecimiento, en tanto que las jornadas de trabajo prolongadas y flexibles no le permitían cuidar a su hija, sentía que "no tenía vida". Ambas situaciones hicieron que abandonara el trabajo en el supermercado y se empleara en una heladería cercana al barrio. En esta última, trabajaba en "negro" (sin registro) y fue despedida sin posibilidad de tener acceso a una indemnización. Frente a esta situación, se acercó al Centro de Convivencia Barrial, con el fin de realizar alguna capacitación y "hacer algo" que le permitiera generar ingresos dinerarios (Entrevista 1).

En los primeros encuentros que Telma sostuvo con el promotor, mientras él intentaba indagar sobre sus diferentes actividades y co-nocimientos previos que le permitieran armar un emprendimiento, ella senalaba que "no entendía nada" sobre emprendimientos. En estos encuentros Telma identificó que las panificaciones caseras que realizaba junto a su madre para el autoconsumo y la venta en el barrio podían comenzar a ser su emprendimiento. A partir de entonces, el promotor le sugirió algunas capacitaciones en el rubro y de gestión. Registré que, con estas capacitaciones, Telma amplió y modificó la estética y la variedad de sus productos de repostería. Incorporó a los bizcochuelos y pastafrolas, la elaboración de muffins y cupcakes. También comenzó a elaborar tarjetas y cajitas con el nombre del emprendimiento para promocionar su actividad en el barrio. Dada la asiduidad de Telma en las distintas capacitaciones y su muestra de "competencias" para sostener el emprendimiento, los promotores gestionaron para ella uno de los subsidios de la Secretaría, previsto para los emprendimientos que muestren posibilidades de "sustentabilidad" en el tiempo y alcanzan montos que rondan los 10.000 pesos argentinos (66 USD), insuficientes para cubrir las deficiencias materiales que caracterizan a los emprendimientos analizados (Diario de campo 1).

Es importante aclarar que la composición de la unidad doméstica de Telma es multinuclear, ya que ella vive junto a su novio e hija en las inmediaciones de la casa materna. Para el desarrollo de la actividad resultan fundamentales las relaciones de cooperación con su madre y hermanos, quienes generalmente la ayudan con el cuidado de su hija y, a veces, en la venta.

Sus medios de trabajo están compuestos por un horno familiar y algunas bandejas. Telma se abastece de manera irregular, dependiendo de los períodos de mayor o menor venta y de los precios de los insumos requeridos. Asimismo, no logra acceder a los precios al por mayor, tanto por limitaciones económicas como por la carencia de espacio de almacenamiento. A esto se suman las dificultades para trasladar los materiales, ya que solo cuenta con el automóvil del hermano o el transporte público, por lo que se le hace muy complicado adquirir grandes cantidades. Frente a estos obstáculos, Telma me relató que se abastece buscando ofertas de precios, recorriendo diferentes lugares y comprando en pequenas cantidades. De esta manera, la propia intermitencia e irregularidad en el abastecimiento genera que en varias oportunidades "vaya para atrás" entre los altos costos y sus bajas ganancias, debido a que los productos puede que sean de mala calidad o de mayor precio (Diario de campo 1).

Para la comercialización de los productos elaborados, Telma vende en el barrio, ya sea por encargo, a veces, ofreciéndolos casa por casa con la ayuda de su hermano. Por otro lado, me relató que los precios a los que logra vender su producción son muy bajos y están regidos por las épocas del ano, ya que durante el verano disminuyen mucho las ventas.

Más allá de las notorias dificultades para el sostenimiento de la actividad, durante nuestros encuentros, Telma senaló que el emprendimiento le permitía conciliar su dedicación a las tareas reproductivas y de cuidado y "ayudar" en el hogar con un nuevo ingreso monetario (Diario de campo 1). Es importante destacar que la noción de "ayuda" se erigió como una categoría social recurrente en los relatos de mujeres y en menor medida de varones que conformaban emprendimientos eventuales.

Ahora bien, si nos detenemos en la construcción de sentido sobre la noción de "ayuda", esta se vincula con que la actividad desarrollada no es concebida como trabajo, sino que se enmarca en la dinámica doméstica y familiar. Recordemos que como planteé anteriormente, los rubros productivos predominantes incluyen la producción alimenticia para la cual suelen recuperar saberes y prácticas que eran desplegados como tareas domésticas, es decir, para la reproducción y el autoconsumo. Asimismo, estas actividades son sobrellevadas generalmente por mujeres, quienes las desempenan como parte de los roles y estereotipos de género.

En este punto resulta interesante subrayar que, más allá de que esta "ayuda" ya no se realiza bajo la forma de trabajo para el autoconsumo de los integrantes de la unidad doméstica, sino que está destinada a generar ingresos monetarios, continúa ubicándose bajo los sentidos y dinámicas del ámbito familiar y por lo tanto despoja a la actividad de su sentido de "trabajo verdadero". Considero que esto se debe a que el trabajo doméstico ha sido despojado ideológicamente de su contenido de trabajo y de reproducción social, invisibilizando su importancia social para la sobrevivencia y el desarrollo de la sociedad capitalista (Peredo 2003; Narotzky 2004). Asimismo, esto se vincula con las construcciones hegemónicas que solo atan al trabajo con el prototipo de la relación asalariada de tipo capitalista. Como lo han documentado diversas indagaciones: "para el grueso de la sociedad el trabajo ha sido en general sinónimo de trabajo rentado, de modo que las actividades del voluntariado, del ama de casa, del que practica un hobby, del artista creador no suelen considerarse trabajo" (Neff en Menéndez 1999, 270).

Por otro lado, la noción de "ayuda" remite a que la actividad se desarrolla bajo la interdependencia de los miembros de la unidad doméstica y se enmarcan en las dinámicas, obligaciones y lazos de afectividad de la familia o del entorno barrial. Me refiero a que el conjunto de las diversas actividades es desempenado entre y para individuos con quienes se mantienen fuertes vínculos personales, engendrados en las relaciones de afecto o cercanía. De esta manera, estos sentidos dan cuenta de cómo esas prácticas, lejos de estar regidas por la lógica de la ganancia y el cálculo económico, están orientadas a la subsistencia y se basan en lazos afectivos y colectivos en la familia. Como senala la socióloga Elizabeth Jelin (1984), la producción doméstica -a diferencia de lo que sucede en el mercado de trabajo donde las relaciones se establecen entre miembros individuales que venden su fuerza de trabajo a cambio de salarios y benefícios sociales- se basa en la colectivización y en la solidaridad de sus miembros.

No sin razón, en el relato de las personas entrevistadas prevalece la percepción de la dimensión relacional en detrimento de la mera transacción económica o mercantil. Como me comentaba Telma, estos ingresos son difíciles de ser pensados "en términos de sueldo" y también son difíciles de cuantificar. Frente a mi interrogación sobre los usos de esos ingresos, ella destacó que "no sabe" cuánto saca, pero que es un dinero que "ayuda, es una plata para todos en la familia, si necesitan algo sacan plata de ahí, también para los gastos de la casa" (Entrevista 2). En tal sentido, es importante aclarar que, en el caso de Telma, ella piensa sus ingresos como una "ayuda" para "complementar" los ingresos generados por el trabajo remunerado de su novio. Esto también ha sido documentado en otras etnografías que destacan que la categoría "ayuda" evidencia la dimensión de reciprocidad, que difiere de las transacciones mercantiles cuantificables; es decir que la "ayuda", ya sea mediante intercambios monetarios o no monetarios, implica una relación de "dar, recibir y retribuir". Esto refuerza el sentido de "no trabajo" de dichas actividades, y que quienes asumen protagonismo en ellas de forma intensa y regular, no se consideran ni son vistas (por la familia y/o el vecindario) como trabajadoras (Guimarães, Hirata y Posthuma 2020).

A modo de síntesis puedo senalar que los sentidos otorgados a la categoría social de "ayuda" usada por los destinatarios y destinatarias está ligada a la recuperación de saberes y prácticas que anteriormente eran desplegadas como tareas domésticas, es decir, para la reproducción, el autoconsumo y, a veces para la venta; la interdependencia y lazos de afectividad entre los miembros de la unidad doméstica y del entorno barrial; la confluencia del espacio familiar y laboral.

De esta forma, sugiero que los sujetos participantes desbordan, tensionan y amplían los criterios que contienen las propuestas estatales resenadas en el primer apartado. Me refiero a las dificultades en la regulación de las prácticas productivas de emprendimiento bajo criterios de "racionalidad económica" o "sustentabilidad" que les permitan generar un excedente que posibilite la consolidación de prácticas redituables económicamente. En este orden de ideas, el intento de racionalizar prácticas apoyadas en el trabajo doméstico choca con tareas que no son de mera cuantificación, sino que implican la resignificación y reconfiguración de los encuadres morales vinculados al trabajo y la familia e incorporan una multiplicidad de aspectos y dimensiones enlazadas con sus prácticas productivas.

Particularmente, me refiero a cómo estas prácticas, alejadas de la lógica de la ganancia y el cálculo económico, están encauzadas a la subsistencia y basadas en lazos afectivos y colectivos en el interior de la familia.

Emprendimientos consolidados. Ariel y los "suenos del negocio propio"

Ariel tiene 55 años y armó un emprendimiento orientado a la cría de conejos, humus de lombriz y cultivo de plantines para la venta. Su acercamiento a este rubro está ligado a la recuperación de una actividad familiar, desarrollada por su padre, quien la realizaba para el consumo familiar y la venta. Él recuerda que comenzó la actividad de emprendimiento cuando "la malaria se acrecentó" en 2001. Durante la década de 1990, trabajó nueve años en un hotel. Cuando fue despedido, se dedicó a diferentes trabajos ocasionales junto con su hermano; sin embargo, a principios de 2000 tampoco conseguían estos trabajos que son conocidos popularmente como "changas" y que incluyen labores de albanilería, venta callejera y otras tareas informales, irregulares y sin garantías; por lo cual comenzó a ir con un vecino al сев. Allí asistieron a cursos de huerta orgánica, cría de animales y lombricultura, en el marco de capacitaciones que brindaba el municipio. También recordaba su participación en capacitaciones en cunicultura dictadas en un centro municipal, por un criadero que brindaba asesoramiento, equipamiento e insumos para la producción de conejos. Allí les hablaban de "las bondades de la exportación de conejo" y les vendían materiales. En ese entonces, estas prácticas le permitían "sentirse útil" y tener "esperanza". Me comentaba que, desde ese entonces, fue armando un pequeno criadero en el patio de su casa y continuó sosteniendo el vínculo con los promotores de la Secretaría de Economía Social, quienes en general le facilitaron el acceso a capacitaciones, algunos insumos de trabajo y una de las becas de financiamiento.

La unidad doméstica de Ariel es multinuclear, vive solo y en las inmediaciones se asentó su hija junto a su cónyuge e hijos pequenos. Actualmente, logra la reproducción de su unidad familiar a partir de los ingresos obtenidos por el emprendimiento y, en algunos casos, recurre a recursos económicos o bienes y servicios facilitados por su hija.

Como senalé antes, el espacio laboral del emprendimiento se ubica en el patio de la vivienda de Ariel, quien fue armando el criadero a lo largo de los años, a partir de préstamos informales de dinero y de elementos de trabajo, también mediante el trabajo colaborativo entre "conocidos" o "amigos" del rubro y, en menor medida, por subsidios estatales. Según relató, poder "invertir" en su emprendimiento para lograr la infraestructura necesaria se sostenía principalmente sobre las relaciones de confianza y colaboración con sus pares del entorno barrial, con quienes establecían redes de ayuda basadas en "hoy por mí manana por ti". Estas colaboraciones se establecían a partir de relaciones de reciprocidad tanto presentes como futuras.

Considero que este tipo de inversiones en los vínculos personales pueden pensarse en los términos expuestos por Benoît de L'Estoile (2020, 50), quien a partir de la etnografía que realizó con poblaciones pobres de la región de Pernambuco de Brasil, plantea que en contexto de pobreza e incertidumbre material las relaciones personales pueden ser más importantes que el dinero. Según el relato de sus informantes "el dinero es bueno, pero un amigo es mejor" en el sentido de que mientras el dinero desaparece tan pronto como se obtiene, en tiempos de necesidad los lazos de amistad son perdurables.

Asimismo, me relataba Ariel que, debido a la carencia de herramientas "salda todo con esfuerzo físico". Bajo esta expresión, Ariel abarca no solo la necesidad de ampliar su jornada debido a la falta de maquinaria adecuada que le permitiría agilizar el proceso, sino también al desgaste físico que implican sus quehaceres productivos. De este modo, lo que no se posee en términos de infraestructura se salda con el propio cuerpo. Como destacan Ángel Palerm y Eric Wolf (1972, 91), "[...] a menos tecnología más requisitos de trabajo humano. Es decir, mayor organización compulsoria". Esto se traduce en mayor padecimiento y desgaste por parte del trabajador.

En cuanto a la organización del trabajo, Ariel me contaba que él "no tiene horarios" y que se ordena en función de las necesidades y demandas del quehacer. En efecto, identifiqué que, en los rubros de cría de animales, producciones de huerta y artesanales, la jornada diaria de los sujetos no se rige por una planificación definida y precisa del tiempo, sino, por el contrario, por la alternancia de momentos de trabajo intenso con la ociosidad o el tiempo libre. Estas irregularidades se vinculan con las necesidades y ritmos o ciclos naturales de los animales y cultivos (Diario de campo 2).

Puedo subrayar así que, en estas producciones domésticas, la jornada de trabajo muestra una mayor complejidad en lo referente al cálculo y la cuantificación. De acuerdo con Claude Meillassoux, en la economía doméstica, donde la fuerza de trabajo no es una mercancía, esta no se adapta al cálculo horario (Meillassoux, 1975). De este modo, las relaciones sociales y laborales están entremezcladas -la jornada se alarga o se retrae en relación con las necesidades de la labor- (Thompson, 1984). Dicha irregularidad temporal ocasiona la imposibilidad de una demarcación clara entre trabajo y vida. En otros términos, a diferencia del trabajo asalariado, las tareas domésticas están regidas por una lógica de la necesidad y una orientación al quehacer, caracterizada por la no regulación de horas de trabajo. En tal sentido, como describía Thompson (1984) en "Tiempo, disciplina de trabajo y capitalismo industrial", el cálculo del tiempo de trabajo sobre una base horaria está ligado específicamente a la explotación capitalista.

Asociado a esto, Ariel me relató que con el emprendimiento "ya no marco tarjeta... no soy vivo, pero no le vendo mi tiempo a nadie, hago lo que me gusta, mi tiempo es mío" (Entrevista 4). Así, el mantenimiento de la actividad está unido a la posibilidad de generar una modalidad de trabajo percibida en oposición a las experiencias laborales asalariadas, asociadas a la disciplina y la explotación. Los sentidos en torno al "ahora trabajo para mí", están vinculados principalmente a poder manejar los tiempos y así apropiarse del tiempo de vida y organizar la forma de producir. Se enlaza, por lo tanto, con la posibilidad de lograr cierta autonomía relacional, es decir, el grado relativo de control sobre el trabajo, las actividades y el tiempo que les permite mantener relaciones, cumplir obligaciones sociales y realizar proyectos de vida en un incierto día a día (Millar, 2014).

En cuanto al abastecimiento, Ariel logra acceder a los insumos necesarios de manera regular y a precios mayoristas, dado que conoce a los proveedores más económicos. Sin embargo, como me contaba, tiene serias limitaciones con el espacio para el almacenamiento de las bolsas de alimento y para trasladarlas, al contar únicamente con su bicicleta y, en menor medida, con el transporte urbano de pasajeros.

Para la comercialización de sus productos, Ariel ha desarrollado estrategias de venta que le han permitido tener una clientela fija, tanto dentro como fuera del barrio. Me dijo que, para "hacerse conocer", recorrió circuitos en los que ofrece su producción: "donde veo un negocio de planta paro y lo ofrezco" (Entrevista 3). Otra de sus estrategias consiste en "vender más barato" que los precios de mercado e inclusive, en varias oportunidades, regala parte de su producción. Cabe mencionar que, desde su punto de vista, estas prácticas no equivalen a "pérdidas", por el contrario: "no lo tomo como regalarse, lo tomo como publicidad, para que me conozcan y después me llamen" (Entrevista 3). También suele dejar parte de su producción en consignación en los negocios mediante acuerdos informales que descansan en lazos de confianza basados en el peso otorgado a la palabra y la honradez de las personas. No obstante, en algunas oportunidades ha afrontado pérdidas económicas ya que, en estos acuerdos informales, puede encontrarse con "algún ladrón de gallina" que no le pague la producción. Más allá de esto, a partir de estas estrategias, se "armó la clientela fija", la cual siempre es prioritaria para sus ventas porque no le gusta "caer como paracaidista en los comercios" (Entrevista 3). Puedo inferir de sus relatos el peso de las relaciones de confianza y atención entre conocidos que, desde su perspectiva, constituyen a menudo una inversión mucho más segura que las oportunidades de venta con personas desconocidas.

En consecuencia, puedo inferir que la circulación, en este tipo de prácticas, se da en el marco de relaciones personalizadas, en las cuales no solamente circulan valores de uso y de cambio, sino que estos se asocian con las personas, con sus actos y con la forma en que se comportan. Recuperando lo planteado por David Graeber (2001), sus "valores" están regidos por las acciones e interacciones de relaciones personalizadas. Esto se observa tanto en las transacciones en el barrio, donde se generan relaciones de solidaridad y ayuda mutua entre los vecinos que pueden verse en el "compromiso" de comprar, como en el establecimiento del valor o precios, los cuales pueden ser muy bajos para facilitar la adquisición entre la comunidad.

En relación con los ciclos de ventas, Ariel me explicó que, si bien se realizan durante todo el ano, hay períodos en los que se intensifican, principalmente durante las festividades. Para afrontar estos momentos llega a trabajar durante todo el día.

Considero importante destacar que, para Ariel, el sostenimiento de la actividad de emprendimiento está conectado con expectativas y deseos de progreso personal, vinculado a la posibilidad de consolidar un "negocio propio". Vale decir, más allá de las contingencias del desempleo y la escasez material, el emprendimiento le ha permitido lograr su subsistencia a partir del "esfuerzo" y, en algunos momentos, realizar "inversiones" para dar un "salto" en la producción. Como lo expresa en su testimonio:

Ojo que esto tiene sus buenas y sus contras, pero siempre con la intención de inscribirme, tener un negocio propio y publicidad, de que todo lo que yo produzca ofrecerlo a los negocios, que la gente conozca tu marca y lo pida, registrar la marca, siempre tuve ese sueno. (Entrevista 4)

Como destaca el relato de Ariel, el emprendimiento se sostiene bajo el "sueno" de lograr un "negocio propio", "publicidad" y de "registrar la marca" de sus producciones. Considero que estas expectativas se configuran como deseo hacia el futuro, lo que les permite a los y las emprendedoras sobrellevar las múltiples dificultades y precariedades en las que se reproducen, así como ampliar sus horizontes de posibilidad. En tal sentido, concuerdo con lo que Narotzky y Besnier, (2014) plantean: estos sentidos de futuro, anclados en la imaginación y la esperanza, engendran una habilidad importante cuando los recursos materiales son escasos en el presente o no están.

Ahora bien, muchas de estas expectativas orientadas a consolidar un "negocio propio", son elaboradas en relación con elementos y conte-nidos constitutivos de las prerrogativas presentes en las capacitaciones y actividades desarrolladas por los promotores y capacitadores. Como sugerí antes, las instancias formativas dispuestas por la Secretaría apuntan a que los participantes puedan volver "sustentables" sus emprendimientos incorporando "marketing", "costos y precios" y "diseno y comunicación", para de esta manera racionalizar la producción bajo la modalidad de un "plan de negocio".

Estas disposiciones planteaban diferentes dificultades a los emprendedores con prácticas consolidadas en sus rubros, en tanto que sus circuitos de aprovisionamiento, trabajo y circulación incluyen redes de reciprocidad que abarcan recursos tangibles e intangibles, transferencias materiales y afectivas que están respaldadas por relaciones de confianza y cuidado familiar y vecinal. En esta línea argumental, la expectativa del "negocio propio" se vincula con la posibilidad de lograr cierto progreso familiar y personal, pero no necesariamente bajo cálculos de los rendimientos económicos esperados.

Por otro lado, identifiqué que bajo las prerrogativas estatales se despliegan ciertas apelaciones al "esfuerzo", la "voluntad" y las "aptitudes" individuales de los y las participantes para que logren sus objetivos. Considero que, a partir de dichas apelaciones, estas políticas buscan asentar su legitimidad, recuperando nociones que tienen profundas connotaciones morales, para dar un sentido dignificador a las acciones ejercidas por el "sujeto emprendedor". De esta manera, legitiman la transferencia hacia el ámbito personal de dimensiones que expresan contradicciones sociales, apoyándose en la ilusión de que la posibilidad de subsistencia y futuro dependen de la capacidad y voluntad individual. Asimismo, a pesar de asentarse en deseos y suenos de los y las participantes, estas disposiciones estatales conllevan procesos de auto responsabilización y auto explotación. Particularmente, me refiero a cómo la promoción del emprendedurismo se produce con escasos recursos financieros, infraestructurales y materiales, provocando que las actividades de autoempleo recaigan sobre la necesidad de saldar con el propio "esfuerzo" estas limitaciones.

COMENTARIOS FINALES

En este trabajo mi objetivo principal fue aproximarme a las experiencias productivas de las personas destinatarias de políticas de economía social en dos asentamientos informales de la ciudad de Rosario, Argentina. Bajo esta meta reconstruí, en primer lugar, las principales modalidades de implementación de estas políticas sociales, destacando sus principales prerrogativas y disposiciones en torno a la categoría de emprendedurismo. Específicamente, identifiqué que el accionar estatal procura la promoción de la empleabilidad emprendedora individual o familiar de sesgo economicista como herramienta de inclusión sociolaboral para los sectores desempleados y vulnerables de la ciudad. Esta disposición genera diferentes tensiones vinculadas tanto con las carencias y necesidades de estos destinatarios de sectores de pobreza urbana como en relación con los sentidos y prácticas puestos en juego por ellos.

En relación con esto último, a partir de investigar las experiencias productivas, los sentidos y prácticas ligados al "emprendedurismo" de los propios destinatarios, comprendí cómo estos adquieren significaciones entrelazadas a los recorridos y experiencias laborales más amplios y a las expectativas y necesidades de sus participantes, las cuales son, a su vez, de importancia fundamental para comprender las dinámicas que permean la resignificación y apropiación de las propuestas de emprendimiento.

Entre los principales hallazgos identifiqué que las experiencias de emprendimiento suelen ser sobrellevadas en mayor proporción por mujeres, debido a las inequidades de género del mercado de trabajo, que ofrece menos empleos y brechas salariales desfavorables para las mujeres. Esto repercute en la percepción de ciertas desventajas con respecto a sus oportunidades laborales y contribuye a que se refugien en actividades de emprendimiento en el barrio, se inserten en redes de trabajo de mayor informalidad y al confinamiento femenino en el hogar.

En cuanto a la conformación de los emprendimientos productivos de las personas destinatarias, observé que estos se apoyan en el trabajo independiente/doméstico de diferentes integrantes de la familia que se reparten tanto actividades de producción y venta, como tareas de cuidado y circulación de recursos (monetarios y no monetarios) que aportan para su mantenimiento. Los espacios de trabajo suelen situarse en las propias viviendas, de manera que las condiciones habitacionales son al mismo tiempo condiciones laborales. Por otro lado, los rubros productivos más representativos en la conformación de emprendimientos son la producción alimenticia y de artesanías. La selección de estos rubros está vinculada especialmente a la recuperación de ciertos saberes y prácticas desarrolladas a priori en el núcleo familiar y con miras al consumo de la unidad doméstica, bajo la forma de servicios personales y, en algunos casos, para la venta, a fin de reforzar los ingresos de la unidad doméstica.

Entre los emprendimientos que analicé distinguí dos modalidades principales: eventuales y consolidadas. Mientras que la primera modalidad resultó ser la más numerosa en los asentamientos y se distingue por su irregularidad en el tiempo, la intermitencia está configurada tanto por las inestabilidades en el empleo, es decir, por las fluctuaciones para acceder al trabajo remunerado, así como por las irregularidades de la vida (desplazamientos habitacionales, enfermedades, conflictos barriales, etc.). En cuanto a la modalidad consolidada, observé un mayor sostenimiento en el tiempo a partir de la configuración del emprendimiento como un oficio artesanal para personas que se retiraron del mercado de trabajo, ya sea por edad avanzada o por problemas de salud.

En cuanto a los diferentes núcleos de sentido vinculados con el emprendimiento identifiqué que estos varían según se sostengan bajo la modalidad intermitente o consolidada y que están permeados por las configuraciones de género y edad. Entre las personas que desarrollan la primera modalidad, mostré que esta suele ser sostenida en gran medida por mujeres que intentan conciliar sus tareas domésticas con la generación de ingresos dinerarios que les permitan "ayudar" a su familia en la reproducción del hogar. En este sentido, destaqué que la noción de "ayuda" de estas participantes está enlazada con dinámicas, obligaciones y lazos de afectividad de la familia o del entorno barrial que la distinguen y distancian de las representaciones que los sujetos tienen del "trabajo". Esto se debe a que estas prácticas se desarrollan recuperando actividades y saberes que anteriormente eran desplegadas como tareas domésticas y bajo la interdependencia de los integrantes de las unidades domésticas y del entorno barrial.

De este modo, en sintonía con lo documentado por literatura de género y cuidados, expuse que estos sentidos se vinculan con el lugar otorgado socialmente al trabajo doméstico, el cual está invisibilizado y despojado de su contenido de trabajo, de su importancia para la sobre-vivencia y reproducción social (Peredo 2003; Narotzky 2004). En este orden de ideas subrayé que estas labores se sustentan en el afecto, la solidaridad y la reciprocidad que -a diferencia de lo que sucede en el mercado de trabajo y de las transacciones mercantiles cuantificableslas alejan de la lógica de la ganancia y el cálculo económico (Jelin 1984; Guimarães, Hirata y Posthuma 2020).

En efecto, en el intento de los trabajadores estatales de "racionalizar" prácticas que se sostienen en el trabajo doméstico, observé que estas no implican una mera tarea de cuantificación, sino que involucran la resignificación y reconfiguración de los encuadres morales vinculados al trabajo y a la familia, e incorporan una multiplicidad de aspectos y dimensiones imbricadas en sus prácticas productivas.

Con ciertos contrastes con lo antedicho, encontré que las personas destinatarias de la modalidad consolidada suelen ser adultos retirados del mercado de trabajo que presentan un mayor apego al oficio artesanal o quehacer ligado a la actividad productiva. Entre estos participantes, las motivaciones para mantener la actividad se vinculan con la posibilidad de generar un "negocio propio" y una forma de trabajo que les permita manejar sus tiempos y organizar la producción, en oposición con sus trayectorias y experiencias laborales asalariadas, asociadas a la disciplina y la explotación.

En lo que respecta a la configuración de sentidos otorgados al "negocio propio", identifiqué que estos no están vinculados con la posibilidad de lograr una reproducción ampliada de sus inversiones, anclada en el cálculo económico. Por el contrario, están asociados con la posibilidad de lograr la subsistencia a partir del propio "esfuerzo" y mediante los lazos de solidaridad y ayuda mutua entre los vecinos. En esta línea argumental, di cuenta de que, a partir de relaciones personalizadas basadas en la confianza y la honradez, las personas emprendedoras logran sortear las contingencias del desempleo y la escasez material.

También mostré que los significados que asume el "negocio propio" están enlazados con los marcos relacionales establecidos con los agentes estatales en el territorio. Particularmente, me refiero a ciertas apelaciones al "esfuerzo", la "voluntad" y las "aptitudes" individuales de los destinatarios, expresadas en capacitaciones y actividades. Ahora bien, subrayé que estas apelaciones tienden a fomentar procesos de auto responsabilización y auto explotación de los y las participantes, en tanto que el sostenimiento de estas experiencias involucra un gran desgaste y escasas remuneraciones, mientras la posibilidad real del "negocio propio" es vivenciada con cierto desencanto y padecimiento.

La atención a las experiencias productivas de los participantes me posibilitó observar sus resignificaciones y apropiaciones de las propuestas estatales, que incorporan elementos permeados por lógicas familiares, domésticas y vecinales, expectativas de progreso personal y familiar, así como valoraciones en torno al uso de la creatividad y autonomía, que tensan y desbordan las nociones sobre "sustentabilidad" y "racionalidad" económica puestas en juego por los dispositivos estatales en el intento de su regulación.

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Thompson, Edward Palmer. 1984. Tradición, revuelta y consciencia de clase: estudios sobre la crisis de la sociedad preindustrial. Barcelona: Crítica. [ Links ]

Entrevistas

Entrevista 1: realizada a Telma. Barrio Flamarion, Centro de Convivencia, 15 de noviembre de 2014, 90 min. Grabadora de voz. [ Links ]

Entrevista 2: realizada a Telma. Barrio Flamarion, residencia familiar, 2 de diciembre de 2014, 120 min. Grabadora de voz. [ Links ]

Entrevista 3: realizada a Ariel. Barrio Toba, residencia familiar, 10 de septiembre de 2015, 135 min. Grabadora de voz. [ Links ]

Entrevista 4: realizada a Ariel. Barrio Toba, residencia familiar, 15 de septiembre de 2018, 90 min. Grabadora de voz. [ Links ]

Entrevista 5: realizada a Marta. Coordinadora Escuela de Emprendedores, cafetería frente a la Oficina de la Coordinadora de Economía Social, 15 de agosto de 2017, 120 min. Grabadora de voz. [ Links ]

Entrevista 6: realizada a Nicolás Gianelloni, secretario de Economía Social. Oficina de la Secretaría de Economía Social, 23 de marzo de 2018, 105 min. Grabadora de voz. [ Links ]

Diarios de campo

Diario de campo 1: diario de campo de marzo y diciembre de 2014, barrio Flamarion, notas de observaciones participantes y charlas informales. [ Links ]

Diario de campo 2: diario de campo de marzo y diciembre de 2015, barrio Toba, notas de observaciones participantes y charlas informales. [ Links ]

Diario de campo 3: diario de campo de marzo y diciembre de 2017, Escuela de Emprendedores, notas de observaciones participantes y charlas informales. [ Links ]

Diario de campo 4: diario de campo de marzo y diciembre de 2018, barrios Toba y Flamarion, notas de observaciones participantes y charlas informales. [ Links ]

1 Este artículo presenta los resultados de mi investigación doctoral "Particularidades regionales en el campo de la economia social. Anàlisis sobre la relación entre la acción estatal y la producción de sentidos y prácticas de los beneficiarios de programas municipales en la ciudad de rosario, Argentina", que fue financiada mediante una beca doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

Cómo citar este artículo: Vitali, Sofia. 2021. "Entre la 'ayuda para la familia' y el 'sueno del negocio propio'. Experiencias de emprendedurismo vinculadas a políticas sociales en contextos de pobreza urbana en Rosario, Argentina". Maguaré 36, 1: 39-69. DOI: https://doi.org/10.15446/mag.v36n1.100869

Recibido: 13 de Abril de 2021; Aprobado: 16 de Septiembre de 2021

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