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Apuntes del Cenes

Print version ISSN 0120-3053

Apuntes del Cenes vol.37 no.66 Tunja July/Dec. 2018

https://doi.org/10.19053/01203053.v37.n66.2019.7691 

Artículo de investigación

Los conceptos de "valor" y "sociedad ruda y primitiva" en la obra de Adam Smith

The Concepts of Value and "Early and Rude society" in the Work of Adam Smith

Os conceitos de "Valor" e "Sociedade em Estágio Primitivo" no trabalho de Adam Smith

Pilar Piqué* 

* Doctora en Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Profesora adjunta de Historia del Pensamiento Económico II en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. pilarpique@gmail.com https://orcid.org/0000-0002-5812-3535.


Resumen

El trabajo tiene dos objetivos principales. En primer lugar, sintetizar los debates recientes de la historiografía del pensamiento económico acerca de las nociones de "valor" y "sociedad ruda y primitiva" en La riqueza de las naciones. En segundo lugar, proponer una reinterpretación del papel que le asigna Adam Smith a estas dos nociones. El trabajo reconstruirá los principales argumentos de la literatura especializada y los cotejará con los que resultan de una relectura del problema a la luz de la naturaleza del proyecto filosófico de su autor. Se arribará a dos conclusiones principales: 1) que la mayor parte de los historiadores del pensamiento económico desdeñaron la ficción smithiana de valor en una "sociedad ruda y primitiva", porque la consideraron, o bien como un anacronismo histórico, o bien como una ficción demasiado "abstracta"; 2) que, a partir de una relectura de la naturaleza del proyecto filosófico de Adam Smith, el valor en una "sociedad ruda y primitiva" puede ser entendido como una ficción analítica relevante para forjar una ley del valor de alcance universal.

Palabras clave: historiografía; economía política; precio; filosofía; teoría económica

Abstract

The work has two main objectives. First, to synthesize the recent debates in the historiography of economic thought about the notions of "Value" and "Early and Rude Society" in The Wealth of Nations. Secondly, to propose a reinterpretation of the role that Adam Smith assigns to these two notions. The work will reconstruct the main arguments of specialized literature and compare them with those resulting from a re-reading of the problem in the light of the nature of the philosophical project of its author. Two main conclusions will be reached: 1) that most historians of economic thought disdained Smithian Value fiction in a "Early and Rude Society" because they considered it either as an historical anachronism or as a too "abstract" fiction; 2) that, from a re-reading of the nature of Adam Smith's philosophical project, Value in a "Early and Rude Society" can be understood as a relevant analytical fiction to forge a universal law of value.

Keywords: historiography; political economy; price; philosophy; economic theory

Resumo

O trabalho tem dois objetivos principais. Em primeiro lugar, sintetizar os debates recentes na historiografia do pensamento econômico sobre as noções de "Valor" e "Sociedade em Estágio Primitivo" na Riqueza das Nações. Em segundo lugar, propor uma reinterpretação do papel atribuído por Adam Smith a essas duas noções. O trabalho irá reconstruir os principais argumentos da literatura especializada e compará-los com aqueles que resultam de uma releitura do problema à luz da natureza do projeto filosófico de seu autor. Eles chegam a duas conclusões principais: 1) que a maioria dos historiadores do pensamento econômico desprezou a ficção smithiana do Valor em uma "Sociedade em Estágio Primitivo" porque consideravam tanto como um anacronismo histórico ou como uma ficção muito "abstrata"; 2) que, a partir de uma releitura da natureza do projeto filosófico de Adam Smith, o Valor em uma " Sociedade em Estágio Primitivo " pode ser entendido como uma ficção analítica relevante para forjar uma lei de valor universal.

Palavras chave: historiografia; economia política; preço; filosofia; teoria econômica

INTRODUCCIÓN

Hacia el final del capítulo IV de La riqueza de las naciones1, Adam Smith dejó escrito que aun a pesar de haber hecho el máximo esfuerzo por desarrollar el concepto de valor, quedaban en su obra "algunos puntos oscuros" no aclarados, que obedecían "a la naturaleza en extremo abstracta del tema" (Smith, 1976, p. 46). Varios autores interpretaron este pasaje como un acto de honestidad y coraje pocas veces visto en la historia del pensamiento económico (Blaug, 1997, p. 88; Mills, 2002, p. 66; Naldi, 2013, p. 290). Ese pasaje permaneció en las cinco ediciones en vida de La riqueza de las naciones, que el propio Smith preparó en los años 1776, 1778, 1784, 1786 y 1789.

Los historiadores del pensamiento económico no ahorraron palabras a la hora de recalcar lo que generalmente juzgaron como "errores" de esa parte de su obra (Kaushil, 1973, p. 60). Se dijo que la noción smithiana de valor "produjo confusas consecuencias" (Hutchison 1990, p. 93), "no proveía ninguna explicación satisfactoria" (Mills, 2002, p. 65-66), "no era consistente" (Bonar & Backhouse, 2000, p. 157; Haney, 1936, p. 168), ostentaba "perplejas ambigüedades" (Hunt & Lautzenheiser, 2015, p. 56), "no lograba contribuir al desarrollo de ningún tipo de teoría" (Blaug, 1997, p. 39), era "ambigua y confusa" (Roll, 1969, p. 158) y, en mensajes de tinte incriminatorio, que era un "desastre absoluto" que "contribuyó a encerrar a los escritores ingleses clásicos en un callejón sin salida del que no salieron por más de un siglo" (Douglas, 1928, citado en Rothbard, 1995, p. 450). Incluso recibió epítetos más categóricos aún, como ser aquella que "convirtió en basura dos mil años de Historia del Pensamiento Económico" (Kauder, 1953, citado en Rothbard, 1995, p. 450).

Otros autores cambiaron el rechazo por una suerte de indiferencia. Así, señalaron que detenerse en el estudio de los pasajes de La riqueza de las naciones dedicados a la noción de valor era "un entretenimiento por el que no debemos molestarnos" (Galbraith, 1991, p. 95), conducía a "obtener una perspectiva equivocada" (Robbins, 1998, p. 129), o que incluso "una teoría del valor incompleta es suficiente [...]" debido a que "[...] lo importante es incrementar el producto físico, y los precios no importan demasiado a este respecto" (Robinson, 1962, 33)2. En otros casos, al reseñar la obra de Adam Smith, la noción de valor en La riqueza de las naciones ni siquiera fue mencionada (o, cuando fue mencionada, lo fue de modo circunstancial o pasajero). En sus interpretaciones sobre los puntos salientes de aquella obra, diversos historiadores del pensamiento económico no centraron su atención en los capítulos donde el autor abordó la noción de valor; para estos autores, aquel concepto no parecía cumplir un papel destacado en el proyecto de economía política smithiano (vgr. Backhaus, 2012; Dow & Dow, 2015; Mazerolle, 2006; Heilbroner, 1999).

El espectro de comentarios de los historiadores del pensamiento económico que sí se detuvieron a exponer la noción smithiana de valor es indudablemente vasto. El interés de este trabajo estriba en mostrar qué importancia (si es que alguna) le asignaron estos autores a uno de los puntos controvertidos de interpretación por excelencia de este episodio de la obra smithiana: el papel que cumple la "sociedad ruda y primitiva" en la exposición del concepto smithiano de valor.

In that early and rude state of society which precedes both the accumulation of stock and the appropriation of land, the proportion between the quantities of labour necessary for acquiring different objects seems to be the only circumstance which can afford any rule for exchanging them for one another. If among a nation of hunters, for example, it usually costs twice the labour to kill a beaver which it does to kill a deer, one beaver should naturally exchange for or be worth two deer. It is natural that what is usually the produce of two days or two hours labour, should be worth. (Smith, 1976, p. 65).

El presente trabajo tiene dos objetivos principales. El primer objetivo es mostrar que la mayor parte de los historiadores del pensamiento interpretó que el ejemplo smithiano de cómo rige la ley del valor en una "sociedad ruda y primitiva" no constituyó un aporte a la economía política, porque nada puede decir sobre el concepto de valor en la sociedad capitalista. El concepto de valor smithiano en la sociedad capitalista, arguyeron, no tiene validez científica porque no puede comprobarse empíricamente, porque no tiene "realidad empírica".

El segundo objetivo consiste en desarrollar que, de exponerse la dimensión filosófica de la economía política smithiana, puede verse resignificado el concepto smithiano de valor y el papel que en su desarrollo cumple la "sociedad ruda y primitiva". Así, es posible reexponer dos nuevas conclusiones sobre el esfuerzo que realiza Adam Smith en los primeros capítulos de La riqueza de las naciones: 1) que Adam Smith parte de una noción de valor de la vida práctica (y, por esa razón, se propone mostrar cómo rige el principio de valor en una sociedad pequeña o "sociedad ruda y primitiva" donde el valor de las mercancías allí existentes "están a la vista" de todos) y 2) que Smith se encuentra con una dificultad cuando quiere emplear esta misma noción para forjar una ley del valor de alcance universal (que explique la determinación de los precios de un mercado ecuménico); 3) que ese "tropiezo" smithiano significa un aporte a la economía política, en cuanto deja planteado un problema teórico por resolver.

El trabajo se estructura en dos grandes apartados. En el primer apartado, en pos del desarrollo del primer objetivo, se sintetizan los debates recientes de la historiografía del pensamiento económico acerca del valor y la "sociedad ruda y primitiva" en La riqueza de las naciones. En el segundo apartado, en pos del desarrollo del segundo objetivo, se propone una reinterpretación del papel que le asigna Adam Smith a la "sociedad ruda y primitiva" en el desarrollo del concepto de valor. En último término, presentaremos las conclusiones principales de la investigación.

VALOR Y "SOCIEDAD RUDA Y PRIMITIVA". Debates recientes de la historiografía del pensamiento económico

¿Qué razón teórica le atribuyen los historiadores del pensamiento económico a Adam Smith a exponer cómo rige la ley del valor en una "sociedad ruda y primitiva"? ¿Consideran que aquel "estado rudo y primitivo" mencionado por Smith, refiere a una sociedad histórica existente? ¿La erige como una ficción analítica de la que pueden extraerse conclusiones teóricas? ¿Consideran estos autores, en cambio, que esa sociedad es un completo sinsentido, un anacronismo cometido por este autor? Y, en definitiva, el intento smithiano de extender la ley del valor de una "sociedad ruda y primitiva" a una "sociedad civilizada" ¿lo interpretan como un aporte a la economía política? Las respuestas, si bien disímiles en los matices, no son tan diversas. Las agruparemos en tres grupos principales.

Para el primer extendido conjunto de historiadores del pensamiento económico, la "sociedad ruda y primitiva" era el único escenario donde Smith podía sostener que el "trabajo contenido" de una mercancía (asumido por la mayoría de estos autores como la cantidad de trabajo que costó producirla) coincidía con su "trabajo comandado" (entendido como la cantidad de trabajo contenido de la o las mercancías que la mercancía en cuestión puede disponer a través del intercambio). En la sociedad desarrollada, sostenían, esa condición era imposible. Para la mayoría, la ley del valor (regida por el "trabajo contenido") dejaba de tener vigencia al abandonar la "sociedad ruda y primitiva", donde Smith consideraba que terminan prevaleciendo los costos de producción. Para Haney (1936, pp. 167-168), esta situación obedecía a que, a juicio de Smith, a diferencia de la "sociedad ruda y primitiva", en la sociedad desarrollada se "acumulaba stock". Al tener que incluirse los beneficios en el costo de los bienes, ya no podía ser el trabajo contenido la única circunstancia que regulara el trabajo de los productos que se pueden comandar en el mercado. Colander y Landreth (1994, p. 100) sostuvieron que la "sociedad ruda y primitiva" era para Smith la economía en la que el capital no fue acumulado y la tierra no fue apropiada, y la economía avanzada era aquella en la que la tierra y el capital tenían un precio mayor que cero. En la última, los precios estaban regidos por los costos de producción. Brue y Grant (2009, pp. 71-72) aseveraron que la sociedad primitiva era, según el autor escocés, aquella donde el trabajo era el único recurso escaso, mientras que la avanzada era una en donde las inversiones de capital y los recursos de la tierra ganaban importancia y donde el costo de producción era a la larga el único factor determinante del valor. Rubin (1979, pp. 192-193) consideró a la sociedad primitiva como una de "intercambio simple de mercancías" y señaló que Smith concluyó que en la economía el trabajo contenido y el trabajo comandado comienzan a divergir marcadamente. Según Rubin, Smith se equivocó al no tomar en la economía capitalista el trabajo contenido como fuente de valor y por eso llegó a la conclusión de que la ley del valor deja de regir en una economía capitalista, donde el determinante de los precios es el costo de producción. Screpanti y Zamagni (2005, p. 70) señalaron a la "sociedad ruda y primitiva" smithiana como una en la que el producto total del trabajo pertenece al trabajador y a la sociedad avanzada, como una en la que el control de los medios de producción ya no estaba en manos de los trabajadores; el valor de cambio de un bien debía ser entonces tal que permitiera el pago de beneficios y de rentas por encima del salario. Esto implicaba que la cantidad de trabajo que la mercancía podía disponer en el cambio debía ser mayor que la cantidad de trabajo empleado en producirla. En la sociedad capitalista, entonces, el trabajo contenido no era ya una "buena medida" del valor de cambio de las mercancías.

Para Dobb (1975, pp. 45-46), Gray (1931, p. 131), Naldi (2013, p. 299), Ekelund y Hèbert (1992, p. 113) y Vaggi y Groenewegen (2003, p. 109), esa "sociedad ruda y primitiva" smithiana era, tal como aparece escrito en La riqueza de las naciones, el estado que precedía a la acumulación de capital y a la apropiación de la tierra y, terminada su pre-valencia, no regía ya el "trabajo contenido", sino los costos de producción como determinantes del valor de cambio. Para Roncaglia (2006, p. 139), la apelación a los costos de producción smithiana implicaba un argumento circular. A juicio de este autor, lo que ofreció Smith, una vez que abandonó la "sociedad ruda y primitiva" y la noción de "trabajo contenido" como determinante de valor, fue simplemente una indicación de cómo medir los precios de las mercancías útiles para una economía basada en la división del trabajo y en donde la evolución tecnológica tenía lugar de forma continua. Según Hutchison (2002, p. 14), la "sociedad ruda y primitiva" era para Smith un caso extremo de economía primitiva de caza. Meek (1977, p. 7), Hunt y Lautzenheiser (2015, p. 50), y Roll (1969, p. 162), entendieron que Smith se refería a una economía precapitalista. Schumpeter (1954, p. 183) la entendió como una instancia en la que no hay proporciones distributivas, así como Robbins (1998, p. 136) la describió como una economía donde el único factor escaso es el trabajo. Negishi (2014, p. 83) la interpretó como un estado estacionario donde la tasa de beneficios es cero. Fuera de ese estado, pierde todo sentido lo que llama "la interpretación marxiana de Smith" (que los precios están regidos por el "trabajo contenido"). Para este autor, la alusión a un estado estacionario (o "sociedad ruda y primitiva", en los términos de este autor) no es "muy interesante", dado que en esas circunstancias no hay posibilidad de crecimiento económico. Barber (1993, p. 15) juzgó que en la sociedad avanzada, a diferencia de lo que sucede en la primitiva, se desarrollaban arreglos institucionales más complejos donde otros factores, como la tierra y el capital, contribuían al proceso productivo y no podían ser reducidos a unidades de trabajo. Era en esa instancia donde, según el autor, Smith abandonó la noción de trabajo contenido como determinante del valor para optar por la de trabajo comandado. Mills (2002, p. 65), por su parte, si bien señaló que Smith era ambiguo en torno a si la determinación del valor radicaba en el trabajo contenido o en el comandado (pues de hecho podían encontrarse en su obra citas que avalen las dos posturas), consideraba que en la sociedad avanzada Smith se inclinaba por tomar a los costos de producción como determinantes del precio.

Un segundo grupo de historiadores del pensamiento económico agregó con énfasis al argumento anterior que la "sociedad ruda y primitiva" era clave en el argumento de Smith para afirmar que el trabajador en la sociedad avanzada debía compartir el producto de su trabajo con los capitalistas y los rentistas. Para Bonar y Backhouse (2000, pp. 158-159), la apropiación de la tierra y la acumulación de capital que siguieron a la "sociedad ruda y primitiva" mencionada por Smith, convirtieron a los trabajadores en dependientes de los terratenientes y los capitalistas. En este escenario, destacaron que Smith aseveraba que varios comparten el producto anual del trabajo sin haber trabajado por él. Para Rima (2003, p. 104), si bien Smith no renegaba del derecho del propietario del capital a recibir beneficios y del terrateniente a recibir renta una vez que se terminaba la "sociedad ruda y primitiva", no limitaba por eso la teoría del valor a esta sociedad. De ese modo, abría la puerta a una teoría del conflicto de clases. Amparado en este argumento, Rothbard (1995, pp. 455-456) lo acusó de ser responsable de la aparición de las doctrinas socialistas. En contraste con estas interpretaciones, Werhane (1991, p. 154) aseveró que Smith consideraba que los trabajadores nunca son plenamente retribuidos por su contribución productiva, pero que volver a un estadio histórico de esas características significaría para este autor retornar a una etapa precomercial de servidumbre donde no prevalecería la fuente de libertad y progreso que significaba el intercambio mercantil.

Por último, otro conjunto numeroso de historiadores del pensamiento económico estimó relevante destacar que la "sociedad ruda y primitiva" era una sociedad históricamente inexistente o bien un anacronismo histórico. A juicio de Myrdal (1955, p. 56), el origen de la ficción smithiana de la "sociedad ruda y primitiva" provenía de la noción de trabajo como fundamento de la propiedad propia del jusnaturalismo dieciochesco3. Para Kicillof (2010) era una sociedad imaginaria que Smith se vio forzado a idear producto de sus limitaciones teóricas, "una sociedad carente de todos los obstáculos que en el capítulo quinto impidieron a la cantidad de trabajo gobernar -directamente- el valor de cambio" (Kicillof, 2010, pp. 66), donde todos los hombres conocían el tiempo de trabajo empleado en todas las producciones, no existían el uso capitalista de los medios de producción y se podía hacer uso libre de la tierra. Robinson (1962, pp. 30-32) consideró que la "sociedad ruda y primitiva" era un estado que no se derivaba ni de la observación ni del análisis, que no tenía garantía analítica ni histórica. Pertenecía, en cambio, al reino del mito, en el sentido de que era una hipótesis similar a la que consideraba que dios le ordenó al sol girar alrededor de la tierra, que no era en definitiva, muy lejana a la noción de precio justo medioeval y que denotaba cierta nostalgia por parte de Smith por una presunta instancia histórica en la que los trabajadores no tenían ni señores ni terratenientes a quienes servirles. Milonakis y Fine (2009, pp. 59-60) aseveraron que esa "sociedad ruda y primitiva" era un anacronismo histórico, pues en esa sociedad, del estilo del comunismo primitivo marxiano, no existía intercambio ni precios, por lo que no tenía sentido pensar en una teoría del valor. Méndez (2004) indicó que para Smith la posibilidad de que el producto íntegro del trabajo pertenezca al trabajador (las condiciones de la "sociedad ruda y primitiva") se evanescía con la difusión del comercio, y que ese estadio histórico no contribuía a "reconstruir la secuencia concreta de las causas de la riqueza" de la sociedad comercial. Este autor realizó aquella observación en el marco de su reconstrucción de la "historia smithiana del gobierno y la relación de este con la propiedad" y no así en el marco de una discusión sobre la noción de valor4.

El rechazo de la evidencia histórica de la "sociedad ruda y primitiva" también fue desarrollado por reconocidos historiadores económicos. Polanyi (1989, pp. 84-85) consideró esta sociedad como una interpretación errónea del pasado5, que tuvo sin embargo la eficacia de convertirse en profecía del futuro. Según este autor, la invención smithiana de esta sociedad fue inspiradora no solo para Herbert Spencer sino también para Von Mises, Lippman y otros autores especializados en economía política, historia social, filosofía política y sociología general. Todos ellos convirtieron el "paradigma del salvaje entregado al trueque un axioma de sus ciencias respectivas". Graeber (2011, pp. 24-28), por su parte, señaló que la idea smithiana de la propiedad, la moneda y los mercados como "fundadores" de la sociedad se convirtió en el mito fundacional de la economía. De hecho, permitió concebir la idea de "la economía" como una esfera regida por sus propias reglas, separadas de la vida moral y política, que los economistas tomarían como su objeto de estudio. En línea con Polanyi, argumentó que la idea de una sociedad de hombres libres que felizmente intercambian mercancías según sus propias conveniencias se contradice con la evidencia histórica (Graeber, 2011, pp. 207-208).

A contramano de estos autores, Taylor (1960, p. 106), si bien consideró la "sociedad ruda y primitiva" como un "absurdo histórico", destacó el valor teórico de esa ficción de sociedad simple, aunque no desarrolló en qué sentido le era potencialmente relevante a Smith contribuir en el desarrollo de una teoría del valor para una sociedad compleja como la capitalista; de hecho, declaró que Smith no pudo sostener una teoría del valor en dichas circunstancias. Al respecto del valor teórico, lo propio hizo Blaug (1997, p. 39), que la entendió como un modelo simple (donde un solo factor de producción es empleado para producir mercancías) construido por Smith con la intención de explicar cómo operan los precios a largo plazo en una "sociedad real", en la que los costos de producción terminaban rigiendo los precios.

Evensky (2003, p. 12), por su parte, enfatizó que Smith no perseguía ningún propósito "ficticio", sino que quería representarse lo que él imaginaba como la "historia real" de la experiencia humana. En ese sentido, la "sociedad ruda y primitiva" se condecía con la doctrina de los estadios que él defendía y reflejaba; era, de hecho, el primero de ellos. Las dos condiciones del abandono de esa sociedad, específicamente la apropiación de la tierra y la acumulación de capital, eran el reflejo de dos de las fuerzas más significativas de la evolución de la historia humana.

En busca del origen smithiano de la noción de "sociedad ruda y primitiva", Fernández (1997), sobre la base del análisis de documentos históricos, interpretó que esta noción fue tomada por Smith de los relatos de Juan y Ulloa vertidos en el libro A Voyage to South America, que refería a la vida rural en Buenos Aires en la primera mitad del siglo XVIII. Aún con esa certeza historiográfica, el autor coincidió en que la ley del valor (en sus términos, que los valores de cambio son proporcionales a los coeficientes de trabajo y que el trabajo es el único factor de producción) en la obra de Smith solamente regía en una "sociedad ruda y primitiva" y no en una comercial, donde regían los costos de producción.

Un contrapunto con la interpretación casi general que considera que Smith "reemplaza" la teoría del valor por los costos de producción se encuentra en Olivera (1957). El autor consideró que el análisis smithiano de la determinación del valor podía resumirse en tres proposiciones: 1) el valor es siempre igual al trabajo economizado (la capacidad de liberar trabajo, de ahorrarse "penas y fatigas"). Esto significa que este "principio general del valor" tiene validez incondicionada, es decir, es válido en toda circunstancia para una economía de cambio, sin importar su grado de desarrollo; 2) bajo condiciones simples (la "Sociedad Ruda y Primitiva") el valor también es igual al trabajo insumido. Esta constituye una tesis especial sobre el valor, a diferencia de la 1) que es una tesis general; 3) bajo "condiciones complejas" (apropiación de la tierra y acumulación del capital), la cantidad de trabajo insumido deja de oficiar como pauta del valor. Según el autor, estas proposiciones conducían a mostrar que no existe una antinomia entre la determinación del valor por el trabajo insumido y los costos de producción, porque del principio de costo de producción Smith dedujo el principio de trabajo insumido en las condiciones simples del estado rudo y primitivo.

VALOR Y "SOCIEDAD RUDA Y PRIMITIVA" EN EL CONTEXTO DEL PROYECTO FILOSÓFICO SMITHIANO

Tan solo 17 años pasados desde la primera publicación de La riqueza de las naciones y tres años tras la muerte de su autor, el filósofo Dugald Stewart elaboró y expuso frente al auditorio de la Sociedad Real de Edimburgo la primera interpretación acerca de la vida y obra de Adam Smith (publicada en versión impresa en la recopilación póstuma de Essays on Philosophical Subjects (Smith (1982)). Sobre la base de información provista por John Millar, destacado alumno y amigo personal de Adam Smith, Stewart pronunció el programa llevado adelante por el autor en su Cátedra de Filosofía Moral en la Universidad de Glasgow. Este programa estaba basado en el que algunas décadas atrás había esbozado para la misma cátedra su maestro Francis Hutcheson, que ofició de croquis del sistema de conocimientos perseguido por los autores de la Ilustración escocesa.

His course of lectures on this subject was divided into four parts. The first contained Natural Theology; in which he considered the proofs of the being and attributes of God, and those principles of the human mind upon which religion is founded. The second comprehended Ethics strictly so called, and consisted chiefly of the doctrines which he afterwards published in his Theory of Moral Sentiments. In the third part, he treated at more length of that branch of morality which relates to justice, and which, being susceptible of precise and accurate rules, is for that reason capable of a full and particular explanation. (Stewart, I.18, citado en Skinner, 2003, p. 94), (subrayado fuera de texto).

Aquella "explicación completa y particularizada" sobre la justicia, según los relatos de John Millar, tenía como propósito trazar el proceso gradual de la jurisprudencia, tanto pública como privada, desde las edades más remotas hasta los tiempos presentes, así como destacar los efectos que provocaban aquellas artes que contribuían a la subsistencia y la acumulación de la propiedad sobre la ley y el gobierno. En la última parte de sus lecciones se ocupaba de examinar aquellas regulaciones políticas (plasmadas en las instituciones relativas al comercio, las finanzas y los establecimientos eclesiásticos y militares) orientadas al incremento de la riqueza, el poder y la prosperidad del Estado.

El impacto que la obra de Adam Smith tuvo sobre el concepto de economía política no es de efecto instantáneo tal que puede encontrarse acabadamente consumado en la propia obra smithiana. Resulta, en cambio, de un proceso de asimilación cultural, que se plasma primeramente en todas las repercusiones que esa obra tiene en las investigaciones filosóficas y científicas subsiguientes. El esfuerzo de Smith radica en transformar la misión y el concepto de economía política hasta entonces existente al integrarlo en un proyecto filosófico. Este autor será entonces el primer filósofo ilustrado que trate de reunir sistemáticamente en un campo general de conocimientos los conceptos que serían entendidos luego como conceptos económicos (Ekelund & Hebert, 2005, p. 106).

Se torna necesario entonces formular una serie de dimensiones de la obra de Adam Smith que no han tenido peso en las exposiciones sobre su obra realizadas por los libros de texto. Pues estos últimos, en su mayoría, han seguido el pulso del proceso de consolidación de las fronteras entre las distintas disciplinas científicas; se han autoimpuesto esas fronteras, y en ese sentido han cercenado la lectura de la obra de Smith y de otros autores pretéritos de acuerdo con los bordes disciplinarios convencionales. Colander y Landreth (1984, p. 81) resaltaron la ausencia de un conocimiento parcializado en la época en que se formó este autor escocés y las diferencias en la formación intelectual cultivada por los cientistas del siglo XVIII y los del presente. Redman (1997, pp. 103-105) alertó acerca de los usos que en el siglo XVIII se hacían de las palabras ciencia y filosofía, que no son directamente extrapolables a los usos empleados habitualmente en nuestros días. Brown (1994, p. 1) y Hutchison (1990, p. 85) señalaron que entender la economía como un estrecho conjunto de intereses disciplinarios entorpece la comprensión acabada de la obra smithiana. En definitiva, la obra de Adam Smith, un autor que no fue ni economista político ni un economista en el sentido de los siglos XIX y XX, sino un filósofo del siglo XVIII, genera entonces una complejidad extra para los historiadores del pensamiento económico cuando procuran exponer su aporte a la historia de la teoría económica.

Entender el aporte del concepto de valor de Adam Smith supone indagar uno de los desafíos del proyecto de ciencia y filosofía de la Ilustración del XVIII en la que se formó el autor: cómo lograr un conocimiento práctico y universal que no repose ni en la revelación ni en causas no causadas inaccesibles al conocimiento humano (como lo habían hecho especialmente los afamados sistemas metafísicos del siglo XVII) (Levin, 1999). Este desafío se revela en su obra en el esfuerzo que realiza por partir de nociones de la vida práctica y la dificultad que se presenta cuando estas nociones quieren emplearse para forjar leyes de alcance universal6. En general, esta dimensión no está explicada por los historiadores del pensamiento económico y explicarla es necesario para una mejor comprensión de obras pretéritas que se desarrollaron en un medio científico y filosófico muy distinto al de nuestros días.

¿Por qué puede considerarse a Smith como un autor que procuró desarrollar filosóficamente las nociones y conceptos de la economía política de su tiempo, es decir, de ese haz de doctrinas diversas (como las mercantilistas y fisiocráticas) que, apoyadas en nociones acerca del funcionamiento del intercambio mercantil, prescribían recetas a los soberanos de turno para fomentar la riqueza al interior de la nación? ¿Qué sello novedoso pudo imprimirle un filósofo moral dieciochesco y escocés a aquellas nociones económicas existentes?

Una primera respuesta a esa pregunta la hallamos en la misión smithiana de elaborar un sistema de conceptos que explicaran las leyes del intercambio mercantil sobre la base de un principio fundamental: el principio de valor. Este sistema, de lograr ser universal, le permitiría a Smith evitar el carácter parcial que ostentaban los sistemas de economía política fisiócrata y mercantil (Smith, 1976, pp. 555 y 678). Será en este punto en donde mostraremos en qué sentido es relevante el desarrollo de la homología que señaláramos entre la noción de valor y la noción de simpatía.

En los primeros capítulos de La riqueza de las naciones, al igual que en el comienzo de La teoría de los sentimientos morales (Smith, 2002), Smith apela a la experiencia común. No solo cuando retrata las espectaculares ventajas y progresos que dimanan de la extensión del intercambio mercantil, resumidas en su noción de división del trabajo expuesta en los célebres capítulos iniciales. También cuando, una vez montado el escenario definitivo de aquella extensión, en el que el hombre "se convierte" en un mercader y la sociedad "crece para convertirse" en una sociedad comercial, debe explicar cuáles son las reglas "que los hombres naturalmente observan" al realizar sus intercambios.

When the division of labour has been once thoroughly established, it is but a very small part of a man's wants which the produce of his own labour can supply. He supplies the far greater part of them by exchanging that surplus part of the produce of his own labour, which is over and above his own consumption, for such parts of the produce of other men's labour as he has occasion for. Every man thus lives by exchanging, or becomes in some measure a merchant, and the society itself grows to be what is properly a commercial society. (Smith, 1976, p. 37), (subrayado fuera de texto).

What are the rules which men naturally observe in exchanging them [sus bienes] either for money or for one another, I shall now proceed to examine. (Smith, 1976, p. 44), (subrayado y agregado fuera de texto).

Destacamos el "naturalmente observan" de la frase de Adam Smith, porque revela su intento de asociar la noción de valor con una experiencia de la vida común: aquella disposición por la que, en determinadas circunstancias, el hombre individual procura satisfacer sus fines de la manera que le represente el menor esfuerzo posible, o de la manera que le signifique menos esfuerzo. En su rol de "mercader", el individuo llevará adelante esa conducta en su intercambio. Intentará ahorrarse "las penas y fatigas", en procura de intercambiar el bien que ha producido por otro u otros en los que vea representado aproximadamente un esfuerzo igual o mayor que al que a él le significó producirlo. Lo propio hará el otro hombre con quien entable el intercambio.

The value of any commodity, therefore, to the person who possesses it, and who means not to use or consume it himself, but to exchange it for other commodities, is equal to the quantity of labour which it enables him to purchase or command. Labour, therefore, is the real measure of the exchangeable value of all commodities.

The real price of everything, what everything really costs to the man who wants to acquire it, is the toil and trouble of acquiring it. What everything is really worth to the man who has acquired it, and who wants to dispose of it or exchange it for something else, is the toil and trouble which it can save to himself, and which it can impose upon other people [...] its value, to those who possess it, and who want to exchange it for some new productions, is precisely equal to the quantity of labour which it can enable them to purchase or command. (Smith, 1976, p. 47-48), (subrayado fuera de texto).

Este principio de la vida práctica asociado al intercambio mercantil puede comprenderse más acabadamente si se piensa en una sociedad pequeña. Así como Adam Smith hizo mención a sociedades pequeñas en La teoría de los sentimientos morales para ilustrar cuándo y cómo opera la simpatía como principio ordenador de la conducta social (vgr. Forman-Barzilai, 2010; Griswold, 1999), también realizó lo propio en La riqueza de las naciones al retratar la articulación del intercambio mercantil en una "sociedad ruda y primitiva".

La alusión a esa sociedad simple es importante en la obra de Smith para entender en qué sentido rige ese intercambio tendencial de esfuerzos similares a través de la compra y venta. Es decir, por qué, en una sociedad pequeña, los hombres tienden a intercambiar sus productos de acuerdo con "lo que valen". Pues en una sociedad simple de estas características, en la que se intercambia una reducida variedad de mercancías y en la que no hay importantes y sucesivas transformaciones en la cultura técnica, los esfuerzos usualmente destinados a producir cada uno de los bienes de intercambio están "a la vista de todos". Esto significa que cualquier mercader, a simple vista, puede asociar cuánto esfuerzo usualmente requiere producir cada uno de los bienes que se producen en su comunidad. En esas circunstancias, se puede deducir que, salvo en circunstancias extraordinarias, los oferentes de mercancías no podrán ofrecerlas en el mercado por más de lo que se sabe que usualmente valen (ni los demandantes demandarlas por menos). De ese modo, el valor se corona como principio rector de los intercambios.

In this state of things, the whole produce of labour belongs to the labourer; and the quantity of labour commonly employed in acquiring or producing any commodity is the only circumstance which can regulate the quantity exchange for which it ought commonly to purchase, command, or exchange for. (Smith, 1976, p. 65), (subrayado fuera de texto)7.

Aquella sociedad simple (y su noción simple de valor asociada) remeda las observaciones realizadas por Tomás de Aquino en relación con los intercambios mercantiles en el Medioevo, aunque con el esfuerzo de no apelar, como este autor, a reglas normativas de justicia a priori. El hecho de que Tomás de Aquino censure a quien venda un bien "más barato de lo que realmente vale" implica que el vendedor conoce el valor de los bienes.

Utilizar el fraude para vender algo en más del precio justo es absolutamente un pecado, por cuanto se engaña al prójimo en perjuicio suyo; de ahí que también Tulio, en el libro De offic., diga que toda mentira debe excluirse de los contratos; no ha de poner el vendedor un postor que eleve el precio, ni el comprador otra persona que puje en contra de su oferta....si el precio excede al valor de la cosa, o, por lo contrario, la cosa excede en valor al precio, desaparecerá la igualdad de justicia. Por tanto, vender una cosa más cara o comprarla más barata de lo que realmente vale es en sí injusto e ilícito. (Aquino, Suma Teológica, Cuestión 77), (subrayado fuera de texto).

Pero esa noción smithiana de valor, que tenía la virtud de explicar cómo se rigen los intercambios mercantiles en sociedad simples, no puede hacer lo mismo en una sociedad en la que las mallas del mercado han unido urbi et orbi a culturas completamente distintas entre sí. En definitiva, en una sociedad ecuménica cuyos alcances salen de la percepción de un hombre individual. En una sociedad de estas características, no solo la percepción de un hombre individual no abarca ni alcanza las reglas de conducta de culturas diversas (como muestra el autor en La teoría de los sentimientos morales), sino que tampoco comprende (puede percibir a simple vista) el esfuerzo que ha realizado un sinfín de trabajadores para que, al caer de la noche, un hombre pueda estar sentado y vestido comiendo pan sobre una mesa. Como le señala Smith al lector, la percepción solamente alcanza a ver acaso una rama de todas las que contienen las grandes manufacturas, acaso una sola pequeña parte de la miríada de trabajadores que concurren a procurarle las comodidades de las que disfruta cualquier artesano o jornalero en un país civilizado y laborioso.

In those great manufactures, on the contrary, which are destined to supply the great wants of the great body of the people, every different branch of the work employs so great a number of workmen that it is impossible to collect them all into the same workhouse. We can seldom see more, at one time, than those employed in one single branch. (Smith, 1976, p. 14), (subrayado fuera de texto).

Observe the accommodation of the most common artificer or day-labourer in a civilised and thriving country, and you will perceive that the number of people of whose industry a part, though but a small part, has been employed in procuring him this accommodation, exceeds all computation. [...] I say, all these things, and consider what a variety of labour is employed about each of them, we shall be sensible that, without the assistance and co-operation of many thousands, the very meanest person in a civilised country could not be provided, even according to what we very falsely imagine the easy and simple manner in which he is commonly accommodated. (Smith, 1976, pp. 2223), (subrayado fuera de texto).

En ese escenario, aquella percepción del esfuerzo que representan los distintos bienes que un hombre podía tener en una sociedad pequeña se desvanece. A tal punto que se convierte para Smith en una "noción abstracta": en una sociedad ecuménica, nadie puede "ver" el valor de las mercancías, el esfuerzo que estas representan. Lo único que se puede "ver" es la relación de cambio entre mercancías o entre mercancías y dinero, y qué parte del precio va destinada a salarios, beneficios y renta, respectivamente; todos esos sí serán "objetos palpables".

Every commodity, besides, is more frequently exchanged for, and thereby compared with, other commodities than with labour. It is more natural, therefore, to estimate its exchangeable value by the quantity of some other commodity than by that of the labour which it can purchase. The greater part of people, too, understand better what is meant by a quantity of a particular commodity than by a quantity of labour. The one is a plain palpable object; the other an abstract notion, which, though it can be made sufficiently intelligible, is not altogether so natural and obvious. (Smith, 1976, p. 49), (subrayado fuera de texto).

But though labour be the real measure of the exchangeable value of all commodities, it is not that by which their value is commonly estimated. It is of difficult to ascertain the proportion between two different quantities of labour. (Smith, 1976, p. 48), (subrayado fuera de texto).

As the price or exchangeable value of every particular commodity, taken separately, resolves itself into some one or other or all of those three parts; so that of all the commodities which compose the whole annual produce of the labour of every country, taken complexly, must resolve itself into the same three parts, and be parcelled out among different inhabitants of the country, either as the wages of their labour, the profits of their stock, or the rent of their land. s The whole of what is annually either collected or produced by the labour of every society, or what comes to the same thing, the whole price of it, is in the manner originally distributed among some of its different members. Wages, profit, and rent, are the three original sources of all revenue as well as of all exchangeable value. All other revenue is ultimately derived from some one or other of these. (Smith, 1976, p. 68), (subrayado fuera de texto).

Este problema puede explicar por qué la noción de valor pierde progresivamente peso en el transcurso de La riqueza de las naciones, al menos en el sentido que le quiso imprimir Smith inicialmente, cuando la retrató como noción de la vida práctica asociada a la representación de esfuerzos, cuya vigencia podía explicarse en sociedades pequeñas. Asimismo, puede refutar las ideas que asocian a la ficción de la "sociedad ruda y primitiva" a un mero anacronismo digno de olvido, que sostienen que la noción smithiana de valor no tiene un ápice de cientificidad pues no es "comprobable" o, más en general, que interpretan que los conceptos de La riqueza de las naciones pueden comprenderse acabadamente sin explorar los problemas planteados por Smith en su proyecto filosófico completo.

CONCLUSIONES

El presente trabajo se propuso, en primer lugar, exponer la recepción que realizaron los historiadores del pensamiento económico de las nociones de "valor" y de "sociedad ruda y primitiva" desarrolladas por Adam Smith en La riqueza de las naciones. Allí se pudo advertir que la noción de la "sociedad ruda y primitiva", en la mayor parte de los textos, cuando no fue acusada de ser una ficción carente de sentido, fue simplemente parafraseada (o citada textual) de la obra de Smith. La conclusión fue casi unánime: como la noción de valor que plantea Smith no se "comprueba empíricamente" en la sociedad comercial, el autor decide optar por explicar los precios por medio de la noción de costos de producción. Este error fue por lo general tildado como una equivocación luego subsanada por otros autores que toman el camino cierto, y no como un traspié que deja a su paso una serie de preguntas, inquietudes y misterios conceptuales que pueden imprimirle un nuevo vigor autotransformativo a la actividad teórica.

El segundo objetivo del trabajo fue proponer una reinterpretación de la exposición smithiana de valor que destaque los problemas a los que se enfrentó Adam Smith para elaborar conceptos prácticos relevantes que no se circunscriban a una experiencia local, sino que desborden por completo los alcances de la percepción de un hombre individual. Es decir, conceptos que tienen la misión de articular aspectos de una sociedad ecuménica, compleja y cambiante como la sociedad comercial. Esto es, que entienda el problema de valor smithiano en el contexto del modo científico y filosófico de desarrollar la universalidad de esos principios del conocimiento para la mayor parte de los exponentes de la Ilustración del siglo XVIII incluido, por supuesto, Adam Smith.

En el desarrollo de esa noción, Smith se topó con un problema semejante al que se le presentó en la exposición de la noción de simpatía. La idea de que los individuos "conocen" el valor de las cosas, y que, de acuerdo con ese conocimiento, guían sus decisiones de intercambio, solo es válido en un sociedad pequeña. Las dimensiones, cambios y complejidad del mercado de la sociedad comercial imposibilitan que esa noción de valor pueda sostenerse como regla general de intercambio mercantil. La opción por la que se decidió Smith en estas circunstancias fue la de abandonar la noción de valor, que no cumplió un papel importante en el resto de los libros que compusieron La riqueza de las naciones.

En el marco de esta reinterpretación, su "fracaso" puede ser visto como el éxito de la teoría, una parte intrínseca de ella. El resultado que se obtiene de los fracasos teóricos no es una técnica, es decir, una actividad pasible de ser reproducida, sino algo completamente original, un conjunto de conceptos nuevos o transformados que se integrarán en el trance de su propio autodesarrollo, que deben ser retomados por quienes quieran proseguir con el curso de la ciencia.

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1El nombre completo de la obra en castellano es Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (del original en inglés, An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations. En el transcurso de este trabajo emplearemos la versión resumida La riqueza de las naciones para aludir a esa obra.

2La referencia a Joan Robinson no se introduce con la intención de desdeñar los aportes que la autora realizara al desarrollo del concepto de capital y al problema de su medición, aunque estos quedan fuera del alcance del presente trabajo.

3Un comentario semejante se encuentra en el texto "Valor y trabajo" de J.H.G. Olivera: "Esta hipótesis es metodológicamente afín al estado de naturaleza, anterior al contrato social, en Hobbes, Locke o Rousseau; se trata más bien de una ficción analítica que de una forma histórica de economía de cambio" (Olivera, 1957, 8-9).

4Méndez (2014) sostiene que Smith propone un tratamiento histórico conjetural, es decir, "un discurso mixto entre el narrativo y razonado, perteneciente al subtipo didáctico, y que sigue necesariamente la versión newtoniana" (p. 64) basado en el intento de "probar proposiciones y de construir un sistema que relaciona entre sí los hechos particulares en cuanto causa y efecto" (p. 64) para explicar lo dado desde el menor número posible de principios.

5Según Polanyi, la idea de la "propensión natural al trueque" se contradice con la evidencia de la historia y la etnografía, que han demostrado la existencia de economías que, si bien tenían intercambios mercantiles, no estaban ni regulados ni dirigidos exclusivamente por estos.

6For both Hume and Smith the imagination is a mental faculty by means of which people create a distinctively human sphere within the natural world. It is the imagination that enables us to make connections between the perceived elements of both the physical and the moral world, ranging from binary relations between particular events and things to complex systems such as the national or international economy, the idea of the cosmos or of humanity as a whole" (Haakonssen, 2002, p. xii).

7Ver primera parte de esta cita en la Introducción de este artículo.

Cómo citar este artículo / To reference this article / Comment citer cet article / Para citar este artigo: Piqué, P. (2018). Los conceptos de "valor" y "sociedad ruda y primitiva" en la obra de Adam Smith. APUNTES DEL CENES, 37(66). https://doi.org/10.19053/01203053.v37.n66.2019.7691

Clasificación JEL: A20, A33, B00, B12, B30

Recibido: 01 de Febrero de 2018; Aprobado: 17 de Abril de 2018

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