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Colombian Journal of Anestesiology

Print version ISSN 0120-3347On-line version ISSN 2256-2087

Rev. colomb. anestesiol. vol.49 no.3 Bogotá July/Sept. 2021  Epub June 12, 2021

https://doi.org/10.5554/22562087.e958 

REVISIÓN NARRATIVA

Manejo perioperatorio del feocromocitoma/ paraganglioma: una revisión exhaustiva

Alejandro Román-Conzáleza  b  * 
http://orcid.org/0000-0001-5942-1035

Huber Padilla-Zambranoc 
http://orcid.org/0000-0003-4523-0646

Luis Felipe Vásquez Jiménezd 

a Facultad de Medicina, Universidad de Antioquia. Medellín, Colombia.

b Hospital Universitario San Vicente Fundación. Medellín, Colombia.

c Centro de Investigaciones Biomédicas (CIB), Facultad de Medicina, Universidad de Cartagena. Cartagena, Colombia.

d Hospital Pablo Tobón Uribe. Medellín, Antioquia.


Resumen

Los feocromocitomas son neoplasias neuroendocrinas poco frecuentes que requieren una evaluación preoperatoria adecuada, con el fin de prevenir y disminuir las complicaciones graves de la hipersecreción de catecolaminas. El manejo preoperatorio contribuye a disminuir las tasas de morbimortalidad en los pacientes que no han sido diagnosticados con esta entidad y son sometidos a cualquier cirugía. Sin embargo, la mortalidad actual parece ser más baja, hecho atribuido a un manejo preoperatorio con α-bloqueadores.

Palabras clave: Feocromocitoma; periodo preoperatorio; periodo intraoperatorio; tratamiento farmacológico; cuidados postoperatorios

Abstract

Pheochromocytomas are rare neuroendocrine neoplasms that require adequate preoperative evaluation in order to prevent and lessen the serious complications of catecholamine hypersecretion. Preoperative management contributes to reducing morbidity and mortality rates in patients who have not been diagnosed with this condition and undergo any surgery. However, current mortality seems to be lower, a fact attributed to preoperative management with alpha blockers.

Keywords: Pheochromocytoma; preoperative care; intraoperative care; drug therapy; postoperative care

INTRODUCCIÓN

Los feocromocitomas son neoplasias neuroendocrinas, poco frecuentes, que surgen de las células cromafines de la médula suprarrenal, derivadas de la cresta neural 1,2. Se caracterizan por la producción de catecolaminas 3 y pueden ser funcionales 0 no funcionantes 2; tienen un componente hereditario importante, y son considerados la neoplasia con mayor carga genética. Entre los síndromes genéticos asociados se han descrito la neurofibromatosis tipo 1 (NF1), la neoplasia endocrina múltiple (NEM 1 y 2) (MEN, del inglés multiple endocrine neoplasia), la enfermedad de von Hippel-Lindau (VHL) y los síndromes de feocromocitoma paraganglioma familiar 4. Aunque esta entidad generalmente es benigna, se ha asociado con alta morbimortalidad secundaria a la hipersecreción de catecolaminas, con riesgo de metástasis entre un 10-20 % 5-7.

Son más frecuentes entre la cuarta y quinta década de la vida, con igual distribución en ambos sexos 3. La incidencia de feocromocitoma/paraganglioma es de 1 a 3 casos por cada 100.0007 y son una causa poco frecuente de hipertensión secundaria, con una prevalencia que varía de 0,1 % a 0,6 % 4. Sin embargo, esta incidencia está subestimada, debido a que más del 50 % de estas neoplasias son hallazgos en autopsias 8.

Entre el 30-40 % de los pacientes con feocromocitoma 6 presentan la triada clásica de cefalea, diaforesis y palpitaciones 9. Se han asociado con menor frecuencia otros síntomas inespecíficos como náuseas, vómitos, palidez, diarrea, temblor, disnea, poliuria, polidipsia, ansiedad y ataque de pánico 3,5,6 y otros menos frecuentes como estreñimiento 10 e íleo. Usualmente, la hipertensión es la presentación inicial 8. Se debe sospechar si cumple con las características descritas en el Cuadro 1 11. Se han descrito otras manifestaciones asociadas con secreción ectópica de hormonas, como se describe en la Tabla 1 2,4.

CUADRO 1 Contraindicaciones del bloqueo neuroaxial en pacientes obstétricos. 

1. Paroxismos de HTA, HTA resistente o de inicio joven (< 20 años)
2. Respuesta paradójica de la presión arterial a pesar de la terapia (especialmente durante el tratamiento con (β-bloqueadores).
3. Nuevo inicio o empeoramiento de la HTA con antidepresivos tricíclicos y otros medicamentos.
4. Hipotensión sintomática grave cuando se inicia la terapia con α-bloqueadores.
5. Hipertensión grave o crisis hipertensivas después de cualquier procedimiento (por ejemplo, anestesia, endoscopias, cirugía o angiografía).
6. En pacientes embarazadas con hipertensión no típica de la hipertensión inducida por el embarazo.

HTA: Hipertensión arterial.

FUENTE: Adaptada por autores, a partir de Cunawardane y Crossman 11.

TABLA 1 Secreción hormonal posible por el feocromocitoma. 

Hormona Manifestación clínica
Adrenocorticotropina (ACTH) Hipercortisolemia y síndrome de Cushing
Péptido relacionado con la hormona paratiroidea (PTHrP) Hipercalcemia
Vasopresina Síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética
Péptido intestinal vasoactivo (VIP) Diarrea acuosa
Hormona liberadora de la hormona de crecimiento Acromegalia

FUENTE: Adaptado por autores, a partir de Turchini et al., 2; Tsirlin et al., 4; Zhou y Ding 12 y Edafe et al. 13.

El diagnóstico bioquímico se realiza mediante el análisis de las metanefrinas fraccionadas en plasma (sensibilidad entre 97-100 % y especificidad entre 85-93 %) o en orina de 24 horas (una sensibilidad hasta del 97 % y una especificidad hasta del 91 %) 4,9,14. El retraso promedio en el diagnóstico de esta entidad es de aproximadamente 3 años 15. Se estima que entre el 1,5-14,0 % de las masas suprarrenales descubiertas incidentalmente en la tomografía (TAC) o resonancia (RM) son feocromocitomas 6. El presente artículo de revisión describe de forma amplia el manejo preoperatorio, intraoperatorio y postoperatorio de los pacientes con feocromocitoma.

MANEJO PREOPERATORIO

La intervención quirúrgica mínimamente invasiva laparoscópica con abordaje retroperitoneal es el tratamiento de elección para la resección del feocromocitoma 15,16. Antes del procedimiento quirúrgico es fundamental realizar una evaluación preoperatoria adecuada, con el fin de prevenir y disminuir las complicaciones graves de la hipersecreción de catecolaminas 15,17 , incluyendo los pacientes asintomáticos y normotensos 15. Esta evaluación incluye la administración de fármacos antihipertensivos para el control de la presión arterial, la frecuencia cardiaca y evitar aparición de arritmias 18,19; historia clínica, exámenes de laboratorio y evaluación cardiovascular 18. Además, se debe restablecer el volumen sanguíneo que se ve disminuido por la vasoconstricción crónica 19 mediante el uso de solución salina y liberar el consumo de sal.

El manejo preoperatorio disminuye las tasas de mortalidad y morbilidad en los pacientes que no han sido diagnosticados con esta entidad y son sometidos a cualquier cirugía 16,17,19. La tasa de mortalidad en pacientes no controlados se encuentra entre el 30-45 % 9. Esto ocurre por el riesgo elevado de crisis hipertensivas, arritmias malignas e insuficiencia multiorgánica intraoperatoria 16,17. Sin embargo, la mortalidad actual parece ser más baja, hecho atribuido a un manejo preoperatorio con α-bloqueadores.

Se sugiere el uso de α-bloqueadores como primera elección para la premedicación 9,16,20 con una duración de 10 a 14 días 19-21. Generalmente, se requiere el uso de β-bloqueadores como terapia complementaria 19. Independientemente del régimen farmacológico utilizado, el objetivo de la presión arterial sentada es <130/80 mm Hg, y evitar la presión sanguínea sistólica vertical de <90 mm Hg 15,16,20. Se recomienda una frecuencia cardiaca de 60-70 lpm sentado y entre 70-80 lpm de pie 16,20.

El manejo farmacológico incluye α-bloqueadores, β-bloqueadores, bloqueadores de canales de calcio e inhibidores de la tirosina hidroxilasa 9,17,18, como se describirán en la tabla 2.

TABLA 2 Manejo farmacológico preoperatorio. 

Antagonistas a-no selectivos
Vida media Dosis Administración Efectos secundarios
Fenoxibenzamina Vida media 24 horas 14,23 Dosis diaria de 1 mg/kg y se titula cada 4 días Administrar de 7 a 21 días antes de la intervención 4,14,16. Suspender de 24 a 48 horas antes de la cirugía 23. Puede provocar hipotensión refractaria postoperatoria y taquicardia refleja 14,24.
Antagonistas selectivos del receptor α-1
Vida media Dosis Administración
Prazosina Vida media 2-3 horas 25 Dosis inicial es de 0,5 a 1 mg cada 4-6 h y se titula a un máximo de 20-24 mg/día 9,20 Si la última dosis es administrada la noche anterior a la intervención, su concentración en sangre disminuye a niveles ineficaces 20.
Doxazosina Vida media 16-30 horas 24,25 Dosis inicial de 1 a 2 mg/día y se titula para controlar la presión arterial hasta una dosis máxima de 16 mg/día 9. No causa taquicardia, ni sedación 23,25 por su poca capacidad para atravesar la barrera hematoencefálica 14
Terazosina Duración de acción corta Í261 Dosis inicial de 1 mg/día y puede aumentarse hasta 20 mg/ día dependiendo del objetivo de control de la presión arterial 9
Inhibidor de la tirosina hidroxilasa
Dosis Administración Uso Efectos secundarios
Metirosina La dosis inicial es de 250 mg cada 6 horas y se incrementa gradualmente hasta la dosis máxima de 4 g/día 9,24 Administrar de 2 a 3 días antes de la intervención 4 Se utiliza cuando no se logra un control de la presión arterial con antagonistas α y β o se presenta hipertensión refractaria 4,14,24. Es útil en pacientes con tumores metastásicos 25-27, con tumores inoperables 9 o con tumores bioquímicamente activos 27 En monoterapia provoca un agotamiento incompleto de las reservas de catecolaminas 27
Antagonistas β-adrenérgicos
Propanolol Se inicia con dosis de 10-40 mg cada 6-8 horas 4 Iniciar entre 3-4 días después del inicio del bloqueo α 16
Atenolol Dosis de 100 mg/día 20 Iniciar entre 3-4 días después del inicio del bloqueo α 16 Se usa para minimizar efectos secundarios indeseables en bronquios y vasculatura periférica 20
Metoprolol Dosis de 50-200 mg/día 20
Antagonistas de los canales de calcio
Amlodipino Dosis de 5 a 20 mg 9,23,27
Nicardipino Dosis de 60 a 90 mg por día 9,23,27 La infusión de nicardipino se realiza a partir de 5 mg/ hora, aumentando en 2,5 mg/ hora cada 5 minutos hasta un máximo de 15 mg/hora 16 Se usa en pacientes normotensos o con hipertensión leve debido a que carecen de las limitaciones de los α-bloqueadores 15
Nifedipina Dosis de 30 a 90 mg 9,20,27
Verapamilo Dosis de 180 a 540 mg por día 17,27
Diltiazem Dosis de 90-240 mg/día 9 Se usa en pacientes normotensos o con hipertensión leve debido a que carecen de las limitaciones de los α-bloqueadores 9

FUENTE: Autores.

Antagonistas α-no selectivos: Fenoxibenzamina

La fenoxibenzamina tiene como objetivo reducir la vasoconstricción, crisis hipertensiva intraoperatoria 18 y lograr parámetros hemodinámicos normales 20. La limitante de este medicamento es la poca disponibilidad en la mayoría de países.

Antagonistas selectivos del receptor α-1

Disminuyen el riesgo de presentar hipotensión postoperatoria 3. La prazosina, doxazosina y terazosina tienen el potencial de hipotensión postural grave inmediatamente después de la primera dosis 22. Requieren monitorización por el riesgo de hipotensión ortostática. Además, se recomienda la ingesta de líquidos 4,14,20 y el aumento en la ingesta de sal 9,19 para disminuir la inestabilidad hemodinámica intraoperatoria 20. Los factores de riesgo para inestabilidad hemodinámica se describen en el Cuadro 2.

CUADRO 2 Factores de riesgo para la inestabilidad hemodinámica. 

1. Tumores grandes > 3 a 4 cm
2. Niveles más altos de catecolaminas
3. Presión arterial no controlada
4. Hipotensión ortostática preoperatoria

FUENTE: Adaptada por autores, a partir de Fishbein et al. 17.

Antagonistas β-adrenérgicos

Se recomienda su uso después de un bloqueo a exitoso debido a que empeora los episodios hipertensivos cuando se usa como monoterapia 22. El propanolol es el fármaco más utilizado 4.

Los bloqueadores no selectivos están contraindicados en pacientes con enfermedad broncoespástica de las vías respiratorias y con insuficiencia cardiaca congestiva y se prefiere el uso de β-bloqueadores cardioselectivos 4. Estos medicamentos pueden administrarse de 1 a 3 veces al día y las dosis se ajustan para lograr una frecuencia cardiaca entre 60-80 lpm 18. En pacientes con miocardiopatías puede aparecer edema pulmonar por la retirada del estímulo β, y el bloqueo β en estos pacientes puede producir hipotensión grave, bradicardia y paro asistólico 19.

El labetalol se ha usado para el bloqueo preoperatorio, pero no debe usarse como primera opción y no se recomienda su uso 4,22, debido a que puede precipitar la aparición de crisis hipertensivas 20,28 o hipertensión paradójica, por su acción α-antagonista más débil y una acción β-antagonista más fuerte 20. Su menor capacidad α-bloqueante no permite un adecuado control de la presión arterial en la mayoría de los pacientes 28. Además, su uso se ha asociado con reducción de la absorción de 131 I-MIBC y debe suspenderse 2 semanas antes de la gammagrafía con 131 I-MIBC para evitar resultados falsos negativos 22. En términos prácticos, el labetalol se considera un β-bloqueador puro en el manejo preoperatorio del feocromocitoma.

Antagonistas de los canales de calcio

El objetivo de su uso es complementar el tratamiento con α-bloqueadores en presiones que no han sido controladas 4,14,15,22. Se usan como fármacos de segunda línea en pacientes con hipertensión leve o hipotensión ortostática grave inducida por α-bloqueadores 20, en pacientes normotensos, pacientes con hipertensión paroxística sin elevación de la presión arterial basal 25 y son efectivos en el manejo de las fluctuaciones hemodinámicas intraoperatorias, particularmente en tumores más pequeños 27.

Controversias en el manejo preoperatorio

La mortalidad asociada a resección del feocromocitoma ha disminuido en el tiempo. La comparación de cohortes históricas demostró una reducción en eventos cardiovasculares y mortalidad en pacientes que recibieron bloqueo α vs. los que no, convirtiéndolo en el estándar de manejo preoperatorio. Sin embargo, no existe evidencia que provenga de estudios aleatorizados.

Cuatro estudios retrospectivos plantean que la mortalidad, complicaciones cardiovasculares y presiones arteriales no difieren en pacientes con o sin bloqueo α. Eso ha generado una controversia mundial con respecto al uso rutinario de α-bloqueadores y plantea la necesidad de estudios aleatorizados controlados para responder si el uso de α-bloqueadores rutinarios es beneficioso en feocromocitoma 26,29-32.

MANEJO INTRAOPERATORIO DEL FEOCROMOCITOMA

El comportamiento intraoperatorio del paciente con feocromocitoma depende de muchos factores, dados por el tumor, el estado basal y comorbilidades del paciente, el adecuado bloqueo a único o combinado con β previo a la cirugía y los sucesos intraoperatorios esperados y no esperados (como el momento de la desvascularización del tumor). Por esto, es de gran importancia que todo el equipo esté preparado para una cirugía mayor, estableciendo listas de chequeo que incluyan los insumos necesarios, los medicamentos que no se deben usar o que son para uso con precaución, los pasos críticos intra y postoperatorios, haciendo énfasis en comunicación asertiva y en asa cerrada para evitar errores. La manipulación constante de medicamentos de alto riesgo podría llevar a desenlaces fatales.

Evaluación del paciente al ingreso a cirugía

En la evaluación del paciente el día de la cirugía es indispensable verificar si este ingresó con un adecuado α-bloqueo, ya que ello cambia de forma significativa la morbimortalidad en el intra y el postoperatorio. La forma más utilizada para determinarlo fue descrita por Roizen et al. en 1982 (Cuadro 3)33 quien, a su vez, en un estudio 5 años después 34 informó una disminución de la mortalidad superior al 50 % cuando se cumplían estos criterios. No obstante, algunos autores sugieren que estos parámetros deberían ser revisados ya que es probable que se requiera un mejor control de cifras tensionales y que no sea necesaria la inducción de hipotensión ortostática 21. Dentro de esta evaluación general se debe considerar minimizar el estrés, el dolor, el temblor, la hipoxia, la hiperventilación, la hipotermia, entre otros, y controlarlos antes de proceder con la cirugía, dado que se podría desencadenar una crisis catecolaminérgica que requeriría posponer el procedimiento. Una crisis por feocromocitoma es más una emergencia médica que quirúrgica 35, aunque hay reportes de caso de manejo quirúrgico ante crisis refractarias al manejo médico 18. Se aconseja, entonces, en la mayoría de los casos, la utilización de un ansiolítico preoperatorio tipo benzodiacepina 36, o de medidas no farmacológicas para disminuir el estrés, como la compañía de familiares, el uso de música según el gusto del paciente y el acompañamiento permanente para resolver interrogantes y explicar el plan anestésico. Así mismo, se recomienda un adecuado precalentamiento, monitoreo y control de la temperatura antes y durante el acto quirúrgico.

CUADRO 3 Criterios de Roizen para evaluar el bloqueo adrenérgico a adecuado. 

1. Ninguna lectura de presión arterial > 160/90 mm Hg durante 24 horas antes de la cirugía.
2. Debe haber hipotensión ortostática, con lecturas de > 80/45 mm Hg.
3. El electrocardiograma debe estar libre de cambios ST-T durante al menos 1 semana.
4. No más de 1 contracción ventricular prematura cada 5 minutos.

FUENTE: Adaptada por autores a partir de Roizen et al. 34.

Otro aspecto importante es evaluar el estado de volemia del paciente al ingreso a salas de cirugía. Se considera que estos pacientes mantienen una hipovolemia relativa, secundaria a la vasoconstricción crónica por el influjo catecolaminérgico prolongado. Para esto, en la consulta preanestésica se debe dar una recomendación clara sobre la ingesta de líquidos, evitar los ayunos mayores de 8 horas y sugerir un consumo de agua hasta dos horas antes de la cirugía; además, se debe iniciar reposición hídrica intravenosa temprana desde la preparación para la entrada al quirófano para mantener la normovolemia 21. Sin embargo, varios autores no comparten la idea de la carga de líquidos previa a la cirugía, por lo cual aún es motivo de controversia, como se verá más adelante.

Por otro lado, Jiang y colaboradores publicaron un estudio con 134 pacientes en 2018, en el que mencionan tres factores de riesgo para inestabilidad hemodinámica intraoperatoria: diámetro del tumor ≥ de 5 cm (OR: 2,5), fluctuación de la presión arterial sistólica mayor de 50 mm Hg (OR: 3,1) y diabetes preoperatoria (OR: 2,2), con una incidencia de inestabilidad hasta del 60 % cuando se reúnen los 3 factores 37. También se han descrito otros factores de riesgo como: niveles altos de norepinefrina, ortostatismo profundo luego de inicio del α-bloqueo y presión arterial media mayor de 100 mm Hg previa a la inducción 38. Además, es usual subestimar las complicaciones perioperatorias de los feocromocitomas normotensivos, pero se ha visto que estos tienen igual número de episodios de inestabilidad intraoperatoria que los que cursan con hipertensión antes de la cirugía 39.

Dentro de la evaluación el día de la cirugía se aconseja siempre tener un EKC preoperatorio para determinar arritmias, signos de isquemia, bloqueo de rama o hipertrofia ventricular izquierda ya establecida 40.

Técnica quirúrgica

Actualmente, la laparoscopia es el estándar de oro en la mayoría de los centros del mundo para la resección de las masas menores de 6 cm y de menos de 100 gramos 41,42, dada su asociación con menor liberación de catecolaminas, menos dolor postoperatorio, movilización más temprana, menos incidencia de complicaciones pulmonares tromboembólicas y menos estancia hospitalaria en comparación con la técnica abierta 43,44. El tipo de abordaje (trans-peritoneal vs. retroperitoneal) debe ser determinado por la experticia del centro y del cirujano, así como la necesidad de resección bilateral o el tipo de neoplasia endocrina asociada 45,46. Desde el punto de vista anestésico, se debe tener en cuenta que la técnica transabdominal se realiza en decúbito supino o lateral y la retroperitoneal, en posición prona o decúbito lateral 47.

La recomendación actual es realizar adrenalectomía total en tumores funcionales unilaterales y solo se considera resección adrenal parcial cuando se pueda asegurar que se remueve todo el tejido funcionalmente activo 45 y en casos de feocromocitoma hereditario en los cuales el paciente ya haya requerido adrenalectomía del lado contrario 40.

Monitorización intraoperatoria

Las recomendaciones sobre el tipo de monitorización varían en cada centro; sin embargo, hay lineamientos generales sobre el uso de dos buenos accesos venosos periféricos, preferiblemente calibre 18C o menor, catéter arterial 40, idealmente colocarlo con el paciente despierto para un adecuado control de las cifras tensionales durante la inducción e intubación, teniendo en cuenta infiltrar el sitio de punción para evitar dolor intenso, y un acceso venoso central para uso de vasoactivos 48, el cual se debe canalizar bajo anestesia general.

Con respecto al método ideal de medición intraoperatoria de la volemia y el gasto cardiaco, existen diferentes recomendaciones en cirugía mayor. Hay un acuerdo general en que el uso de medidas estáticas, como la presión venosa central (PVC), no tienen cabida en esta cirugía, dada su baja relación con la presión de llenado del ventrículo izquierdo y su pobre utilidad para guiar la reanimación intraoperatoria, por lo que se desaconseja su uso. Por su parte, y antes de que cayera en desuso, algunos autores intentaron determinar el adecuado manejo del volumen a infundir en el intraoperatorio con el uso del catéter de la arteria pulmonar, con resultados muy alentadores 49. Sin embargo, es ampliamente conocido, que en la actualidad, el catéter de Swan-Canz tiene amplias limitaciones 50 y su uso se restringe probablemente para algunos casos de hipertensión pulmonar grave. Por lo tanto, hoy en día, se han propuesto otros métodos menos invasivos con este mismo fin. A finales de 2019 se dieron a conocer los resultados preliminares de un interesante estudio prospectivo que evaluó el uso de líquidos endovenosos en pacientes sometidos a cirugía laparoscópica para resección de feocromocitomas y tumores adrenales no activos hormonalmente, guiado con el uso de Doppler esofágico 51. Los autores encontraron que se podrían lograr adecuados índices cardiacos con el uso restrictivo de líquidos endovenosos y refieren que se demostró vasoplejía, pero no hipovolemia, después de la resección del tumor, lo cual muestra la necesidad de una monitoría del gasto cardiaco para el transoperatorio e incluso después de este. Lo anterior demuestra la importancia de la utilización de algún dispositivo de medición dinámica del gasto cardiaco, para guiar el manejo del volumen a infundir y del uso de vasoactivos en el intraoperatorio. Existen múltiples equipos, algunos ya avalados en cirugía mayor, que utilizan estrategias de medición del gasto cardiaco, unas más invasivas que otras, pero con menor número de reportes de eventos adversos que el catéter de la arteria pulmonar, y que utilizan variables como el contorno de la onda de pulso, la variabilidad de volumen sistólico, la reinhalación de CO2, la bioimpedancia, la biorreactancia y hasta termodilución transpulmonar. Buscan dar una guía más precisa que los métodos clínicos convencionales (gasto urinario, llenado capilar, signos vitales, etc.) y más segura que el Swan-Canz. Sin embargo, no carecen de complicaciones ni de limitantes (arritmias, necesidad de calibración constante, de accesos vasculares y más estudios que validen su uso en este tipo de cirugía). Por lo anterior, cada vez más se ha abierto campo a la ecocardiografía transesofágica para guiar la reanimación intraoperatoria 52, principalmente en pacientes con enfermedad cardiaca grave de base o tumores muy activos 53. Este método proporciona grandes ventajas sobre los ya mencionados, dado que además de aportar casi todas las variables de interés hemodinámico en tiempo real, muestra trastornos anatómicos y de contractilidad locales sugestivos de infartos o alteraciones estructurales que cambiarían el manejo intraoperatorio; además, en comparaciones directas contra la presión de cuña de la arteria pulmonar (PAOC), ha demostrado que muchos valores considerados aceptables de la PAOC tenían llenado inadecuado del ventrículo izquierdo 54. Su gran limitante actual es la falta de disponibilidad del equipo y del personal entrenado para realizarla en el transoperatorio.

Otro aspecto importante es la monitorización intraoperatoria de la glucemia, principalmente luego de algún episodio de liberación de catecolaminas o luego de ligar el drenaje venoso de la lesión 40, haciendo una adecuada corrección de esta, como se explicará más adelante; así como el seguimiento de los cambios de temperatura, para esto sería ideal tener termómetro central y periférico intentando mantener siempre normotermia y la diferencia (o gap) lo más cerrada posible, haciendo especial énfasis en evitar la hipertermia.

Tipo de anestesia y medicamentos

Desde el punto de vista anestésico, el principal objetivo intraoperatorio es mantener la estabilidad hemodinámica durante toda la cirugía, por ello se deben tener muy presentes (algunos sugieren anotarlos en la lista de chequeo) los momentos críticos como la laringoscopia, el posicionamiento del paciente, la incisión quirúrgica, el inicio del neumoperitoneo, la manipulación de la lesión y el momento de ligar el drenaje venoso del tumor. Esto se logra manteniendo una adecuada profundidad anestésica y utilizando los medicamentos adecuados en cada paso crítico de la cirugía. Por ejemplo, podría considerarse el uso de videolaringoscopio para la intubación, puesto que, como se ha demostrado en otro tipo de cirugías 55, en manos entrenadas, se consigue una disminución de la respuesta simpática. Por otro lado, durante la insuflación del neumoperitoneo, se deben controlar de forma progresiva y lenta la presión de llenado y la velocidad de inyección del CO2, para evitar estímulos inapropiados que desencadenen una respuesta simpática.

Dado que son pocos los estudios comparativos entre los diferentes tipos de agentes inhalados, son escasas las recomendaciones contundentes en este aspecto. Sin embargo, está claro que el halotano aumenta las complicaciones 56, y que el desfluorane causa estimulación simpática 57. Aunque existen algunos reportes de los años 80 con el uso de enflurano e isofluorane con éxito 58, en los centros de referencia actual 59 se prefiere el uso de sevorane sobre los demás agentes, por su estabilidad hemodinámica, amplia disponibilidad y seguridad 57.

Los anestésicos intravenosos tampoco han sido motivo de grandes estudios en pacientes para cirugía de feocromocitoma. Hay algunos reportes en la literatura del uso de todos los inductores disponibles en nuestro medio, con especial énfasis en el propofol por su farmacocinética y efectos cardiovasculares. Incluso para el mantenimiento intraoperatorio, el propofol ha sido combinado con un opioide potente por medio de anestesia total intravenosa (TIVA) 60 con el uso infusiones controladas por objetivo (TCI, por sus siglas en inglés de target controlled infusion). Cabe siempre recordar la importancia de monitorización de la profundidad anestésica con Índice Biespectral (IBE) (BIS, por sus siglas en inglés) o con monitor de entropía para lograr un control adecuado de la situación. Por su parte, el etomidato es otro inductor recomendado por su gran estabilidad hemodinámica; no obstante, no se debe olvidar la inhibición de la 11 β-hidroxilasa que podría derivar en insuficiencia suprarrenal relativa, lo que conlleva la necesidad de uso de esteroides para su resolución. En la última década se han documentado buenos desenlaces con el uso de dexmedetomidina 61 en infusión durante el transoperatorio, teniendo presente que puede producir bradicardias profundas. Así mismo, otros inductores, como la ketamina, se deben utilizar con cautela, dada la posibilidad teórica de aumentar la liberación de catecolaminas, así como todos los medicamentos que potencialmente liberen histamina.

Los relajantes neuromusculares más usados en nuestro medio (cisatracurio, rocuronio y vecuronio) han mostrado producir menos liberación de histamina en comparación con la mayoría de los otros relajantes neuromusculares 62, lo cual los hace ideales para su uso en este contexto. El atracurio 63 y el pancuronio 64 se asocian con aumento de la actividad simpática y posibles arritmias en esta población; por lo que algunos autores tienden a recomendar el uso de cisatracurio sobre otros relajantes 33. Por su parte, la succinilcolina se debe usar con precaución, ya que la estimulación autonómica y las fasciculaciones podrían causar un estímulo mecánico del tumor y producir liberación de catecolaminas 65. Por esto se debe hacer énfasis en el uso de rocuronio en situaciones en las que se requiera secuencia rápida de intubación, en las dosis indicadas para este uso (1,2 mg/k), contando con disponibilidad de sugammadex para su reversión en caso de ser necesario.

En paciente con predictores de vía aérea difícil o antecedente de esta, en quienes se decida realizar intubación despierto, se debe tener especial cuidado de evitar crisis hipertensivas durante la inducción. Para ello, se recomienda adaptarse a las guías de intubación despierto propuestas por la Sociedad de Vía Aérea Difícil (DAS, por sus siglas en inglés) recientemente actualizadas 66, en las que proponen cuatro pasos por seguir, haciendo énfasis en el segundo y cuarto pasos, que son los de topicalización adecuada (utilizando 20 a 30 pulverizaciones de lidocaína al 10 %, verificando una adecuada zona anestésica y reforzando la región en caso de ser necesario) y el de sedación, en el que sugieren utilizar remifentanilo mediante TCI en dosis de 1 a 3 ng/mL.

Por otro lado, si bien en el mundo ha crecido la implementación de la anestesia libre de opioides, hasta hoy, su uso es fundamental en este tipo de cirugía, para obtener un manejo estricto del dolor intraoperatorio y evitar picos de descargas adrenérgicas. Cualquiera de ellos está aceptado como buena práctica clínica, pero cada vez hay más informes de la utilidad del remifentanilo por su perfil farmacológico, el cual le da una fácil y rápida titulación comparado con los demás 67. Se aconseja su uso por medio de TCI y uso de BIS para lograr un control adecuado de la situación. Así mismo, se debe tener especial cuidado con la morfina, por la posibilidad de liberar histamina, y la meperidina, por su potencial estimulación simpática

Existen otros medicamentos que se deben evitar, como la metoclopramida, debido a que se han documentado crisis hipertensivas secundarias a su uso en pacientes con feocromocitoma. Algunos autores sugieren rotular a los pacientes alérgicos a este medicamento, si se ha confirmado que tienen un feocromocitoma productor de catecolaminas 68, o al menos agregarlo a la lista de chequeo para evitar su uso.

Aunque no hay estudios comparativos entre técnica neuroaxial sola y anestesia general, esta última ha sido el estándar al momento de resección de feocromocitomas. La labilidad hemodinámica intraoperatoria que requiere correcciones ligeras (tanto de crisis hipertensivas como de hipotensión) durante la ligadura del drenaje venoso del tumor, es más difícil de manejar si el paciente está bajo anestesia espinal. Así mismo, no es recomendable realizar un bloqueo simpático total con una anestesia raquídea dado el difícil control hemodinámico intraoperatorio. Por ello, la mayoría de reportes de uso satisfactorio de técnicas neuroaxiales son con analgesia epidural combinada con anestesia general 69, principalmente en población obstétrica 70.

Cambios hemodinámicos intraoperatorios

Tanto los estímulos dolorosos como la manipulación del tumor son las principales causas de respuestas hipertensivas intraoperatorias. Los primeros se pueden manejar con analgesia y adecuada profundidad anestésica, los segundos se deben contrarrestar con infusiones rápidas de vasodilatadores, motivo por el cual es indispensable tener preparado y listo en el quirófano algún vasoactivo potente. Los más usados en nuestro medio son los moduladores del óxido nítrico (nitroprusiato o nitroglicerina) 71. Sin embargo, también se usan mucho otras opciones, como β-bloqueadores tipo labetalol o esmolol (preferidos en tumores secretores de adrenalina) 72, bloqueadores de canales de calcio tipo nicardipina (tener en cuenta su larga vida media) o incluso sulfato de magnesio, el cual es un inhibidor de la liberación de catecolaminas al actuar directamente sobre su receptor y juega un papel importante sobre todo cuando hay arritmias concomitantes, en dosis de 50 mg/kg con posterior infusión de 1 a 2 g/h 73 . En ocasiones es necesaria la combinación de dos o más antihipertensivos, los más descritos son nitroprusiato y esmolol o labetalol con o sin sulfato de magnesio 74 . Así mismo, los aumentos excesivos de catecolaminas, especialmente adrenalina, podrían desencadenar eventos isquémicos. Aunque inicialmente se manifiesten como crisis hipertensivas, podrían terminar en episodios de grave inestabilidad causada por choque cardiogénico secundario a cardiopatía de estrés (tako-tsubo) o de origen isquémico. El manejo en estos casos es la corrección rápida de dichas crisis intentando mantener un adecuado gasto cardiaco. En caso de necesitar inotrópico, se propone el uso de milrinone por encima de dobutamina y levosimendan, dado su mecanismo de acción y la posibilidad de ser fácilmente titulable. Las típicas crisis hemodinámicas en este contexto dependen de cuál catecolamina secreta el tumor y pueden expresarse como bradicardia con hipertensión grave o como taquiarritmia con o sin compromiso del gasto cardiaco 75.

Tradicionalmente se ha considerado que estos pacientes llegan a cirugía con una hipovolemia relativa, generada por la vasoconstricción crónica secundaria al estímulo permanente de las catecolaminas del tumor. Por este motivo, al suspender el influjo masivo de catecolaminas se disminuye la vasoconstricción y esto produce hipotensión arterial; esta hipotensión en ocasiones se ve agravada por el efecto residual del bloqueo α y β preoperatorio, lo cual puede llevar a choque refractario 76. Por este motivo se recomienda mantener un estado de normovolemia o leve hipervolemia (preferiblemente guiado por algún método de monitorización dinámico) al momento de ligarse el drenaje venoso de la lesión y tener disponibilidad inmediata de algún vasopresor de inicio rápido y fácil de titular, como la norepinefrina. Hay que tener claro que puede presentarse una refractariedad a dosis usuales por la regulación a la baja de los receptores a y β causado por el estímulo prolongado de catecolaminas endógenas, por lo que algunos autores recomiendan el uso concomitante de vasopresina dado su mecanismo de acción en receptores V1. Hoy se pone en duda el concepto de hipovolemia relativa en estos pacientes y se aconseja objetivar su medición con el uso de algún método de monitorización dinámico del gasto cardiaco, para guiar el aporte hídrico y considerar el inicio más rápido de vasopresores al momento del clipaje del drenaje venoso del tumor.

Alteraciones glucémicas transoperatorias

El 10 al 15 % de los pacientes pueden llegar con hiperglucemia, debido al exceso de catecolaminas circulantes, que producen fenómenos como glucogenólisis mediada por receptores α-1, inhibición de la liberación de insulina (α-2), lipólisis (β-1), y aumento de liberación de glucagón. Se aconseja una monitorización periódica intraoperatoria, principalmente al inicio del procedimiento, luego de alguna crisis de liberación de catecolaminas y después de desvascularizar el tumor. Este último momento por el fuerte riesgo de hipoglucemia al suspender el alto influjo de catecolaminas. Sin embargo, dada la alta incidencia de alteraciones glucémicas, se recomienda hacer monitoreo seriado intraoperatorio e incluso desde el preoperatorio. Aunque las recomendaciones del manejo glucémico intraoperatorio vienen principalmente de estudios en cirugía cardiovascular o unidad de cuidados intensivos 77, se recomienda corregir valores de hiperglucemia solo cuando esta sea superior a 180 mg/dL 78 y de hipoglucemia cuando estén por debajo de 70 mg/dL.

MANEJO POSTOPERATORIO

El manejo postoperatorio es fundamental para realizar una intervención oportuna en casos de recurrencia tumoral, cirugía incompleta, aparición de metástasis; complicaciones como hipertensión 79, hipotensión o hipoglucemia presentes en las primeras 24 horas del postoperatorio 15, disminución del nivel de cortisol, y tratamiento del dolor 79. Se recomienda la vigilancia de estos pacientes en unidades de cuidados especiales en el postoperatorio.

Se debe realizar una medición de metanefrinas fraccionadas en orina de 24 horas, alrededor de 1 a 2 semanas después de la resección. Los niveles elevados se relacionan con enfermedad suprarrenal residual, aparición de metástasis o resección incompleta y se debe continuar la terapia antiadrenérgica para el control de los síntomas 4. Las imágenes diagnósticas no están indicadas de forma rutinaria, solo cuando se presente elevación en las metanefrinas 8 o para el seguimiento en pacientes con riesgo de metástasis 16.

Se ha sugerido la medición de metanefrinas fraccionadas de forma anual durante toda la vida 4,16, incluso en pacientes con niveles normales 16, debido a que estos valores no excluyen enfermedad microscópica residual 80. Esto permite la identificación oportuna de enfermedad metastásica, recurrencia tumoral y aparición tardía de tumores primarios 16. En pacientes con enfermedad familiar/hereditaria (especialmente los pacientes con mutaciones SDHB), paragangliomas o neoplasias mayores a 5 cm se debe realizar un seguimiento clínico y bioquímico 6 meses después de la cirugía y anualmente de por vida por el riesgo elevado de recurrencia 8.

En aproximadamente el 50 % de los pacientes se puede observar hipertensión persistente debido a que los niveles elevados de catecolaminas continúan durante 7 a 10 días después de la cirugía, por una neoplasia residual 81, inestabilidad autonómica, dolor y sobrecarga de volumen 80. La suspensión abrupta de la medicación puede provocar una hipertensión de rebote grave 4. Alrededor del 25-50 % de los pacientes pueden permanecer hipertensos después de la cirugía 75,80.

Debe descartarse hiponatremia e hipo-glucemia en pacientes somnolientos 75. Esto se presenta aproximadamente en el 4 a 17 % de los pacientes dentro de las cuatro primeras horas postoperatorias, por lo que es recomendable medir niveles de glucemia y administrar líquidos con dextrosa hasta que el paciente tolere vía oral 8.

La hipotensión postoperatoria se produce por una caída brusca de las catecolaminas después de la resección quirúrgica, contracción del volumen preoperatorio, pérdida de sangre intraoperatoria 8,80, administración de fenoxibenzamina y metirosina 79. Después de la reanimación de volumen 8,80, si persiste, se debe descartar administración inadecuada de líquidos, hemorragia o vasodilatación residual inducida por anestesia 75.

El tratamiento del dolor agudo postoperatorio es esencial y reduce los eventos pulmonares y tromboembólicos, además, mejora la hipertensión residual y la calidad de vida postoperatoria temprana 79. Hay diferentes métodos para el manejo del dolor postoperatorio. Las técnicas neuroaxiales se han utilizado con éxito durante décadas, especialmente la epidural 69, la cual podría ayudar de forma significativa a balancear la analgesia durante el transoperatorio. No obstante, algunos autores desaconsejan su uso dado el riesgo de hipotensión profunda por la simpatectomía farmacológica con las técnicas neuroaxiales, lo cual se ha relacionado con aumento de uso de líquidos endovenosos y vasopresores en el intraoperatorio y luego en las unidades de alta dependencia. Por ello, la anestesia regional cada vez tiene mayor cabida en el contexto de cirugía abdominal mayor tanto abierta como laparoscópica. Si bien no hay estudios comparativos en resección de feocromocitomas, se podría deducir que un bloqueo del erector de la espina (ESP, por sus siglas en inglés), idealmente dejando un catéter del lado que se va a operar, podría ser de gran ayuda para disminuir el consumo de opioides y acelerar el proceso de recuperación, principalmente en el contexto de cirugía abierta. Otros bloqueos, como el paravertebral y el del plano transverso abdominal, tienen poca cabida en este ámbito, dado que el primero tiene la posibilidad de producir bloqueo simpático con las consecuencias ya conocidas especialmente en estos pacientes y el segundo no logra un control adecuado del dolor visceral, aunque podría ser efectivo para el manejo del dolor de la herida quirúrgica. Se debe recordar acompañar siempre estas técnicas con un manejo oral o intravenoso multimodal del dolor. En caso de no poderse realizar ninguna técnica regional, y teniendo en cuenta la importancia del control del dolor en el postoperatorio, se recomienda incluir en el manejo multimodal el uso de anestesia controlada por el paciente (PCA), utilizando algún opioide de baja liberación de histamina y fácilmente titulable, con la hidromorfona, el fentanilo o incluso remifentanilo.

Vale la pena no olvidar que se han encontrado recurrencias locales o metastásicas en aproximadamente el 5 % de los pacientes en 5 años de seguimiento posterior a la resección tumoral completa 8. El riesgo de recurrencia es mayor en pacientes jóvenes (< 20 años), en aquellos con presentaciones sindrómicas, paragangliomas y con neoplasias de mayor tamaño 15.

RECONOCIMIENTOS

Contribución para autores

ARG, HPZ, LFVJ: Participó en el diseño de la propuesta, revisión de la literatura, redacción y aprobación del manuscrito.

Agradecimientos

Ninguno declarado.

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Asistencia para el estudio Ninguna declarada.

Apoyo financiero y patrocinio Ninguno declarado.

Conflicto de intereses Ninguno declarado.

Presentaciones Ninguna declarada.

Cómo citar este artículo: Román-Conzález A, Padilla-Zambrano H, Vásquez Jiménez LF. Perioperative management of pheocromocytoma/paraganglioma: a comprehensive review. Colombian Journal of Anesthesiology. 2021;49:e958.

Recibido: 30 de Mayo de 2020; Aprobado: 30 de Septiembre de 2020; : 03 de Diciembre de 2020

Correspondencia: Calle 64 No. 51D - 154, Hospital Universitario San Vicente Fundación. Medellín, Colombia.

*Email:alejandro.roman@udea.edu.co

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