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Forma y Función

Print version ISSN 0120-338X

Forma funcion, Santaf, de Bogot, D.C.  no.18 Bogotá Jan./Dec. 2005

 

 

El parlache: resultados
de una investigación lexicográfica

The ‘parlache’: Results of a lexicographical investigation

LUZ STELLA CASTAÑEDA

Magíster en Lingüística, candidata a PhD. Actualmente es profesora de la Facultad de Comunicaciones, Coordinadora de la Maestría en Lingüística, integrante del Grupo de Estudios Lingüísticos Regionales Facultad de Comunicaciones
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA-COLOMBIA E mail: estela@embera.udea.edu.co


La idea de realizar una investigación sobre la caracterización lexicográfica del parlache, con el fin de elaborar un diccionario, se debe al interés de profundizar en el estudio de una variedad dialectal de origen diastrático, del español colombiano, denominada parlache, que utilizan amplios sectores de la sociedad, pero en especial los jóvenes de los barrios populares y marginales de Medellín y de su Área Metropolitana. En toda sociedad se presentan cambios lingüísticos que van mostrando las transformaciones de la realidad. Ahora bien, en los sectores populares y marginales de Medellín, el surgimiento de los cambios lingüísticos fue tan acelerado, que desbordó los límites normales de este fenómeno debido a la agudización de la crisis social y al surgimiento de nuevas formas de “trabajo”, caracterizadas por un marco de trasgresión de la ley y por un amplio dominio de la cultura de la droga, en donde el sector social más afectado ha sido el de los jóvenes. Por esto, a pesar de que el parlache es una variedad dialectal muy extendida, la mayor parte de sus hablantes y los que lo usan con mayor propiedad son los jóvenes entre 15 y 26 años.

Palabras clave: sectores marginales, parlache, lenguaje, jóvenes, lexicografía, diccionario.


The idea of carrying out an investigation on the lexicographical characterization of the parlache in order to elaborate a dictionary, was born by the interest in searching thoroughly on a dialectal variety of diastratic origin from the Colombian Spanish, called parlache, which is widely used by our society, but specifically by youth of popular and outskirt neighbourhoods of Medellin and its metropolitan area. In all the society linguistic changes are occurring which show the transformation of their reality. As a matter of fact, the occurrence of linguistic change in the popular and outskirt districts of Medellin advanced so fast that it surpassed the commonl limits of this phenomenon, due to the worsening of the social crisis, the upspring of new kinds of “work”, marked by legal trespass and spread of drug communities which mainly affected the youth as a whole sector of society. This is the reason why the parlache is mainly and most properly used by youth between 15 and 26, although it is a widespread dialectal variety.


INTRODUCCIÓN

    “Empecé en compañía de parceros que vivían en la mala y en caminos torcidos como yo. Nos iniciamos con los chorros, después que una pitadita no hace daño, más adelante sólo maracachafa, con el tiempo tierra y perico. También, como había que conseguir las lucas para la melona, las mechas y el vicio, empezamos haciendo quietos por el barrio de abajo; después, tumbamos motos y hasta naves; por último, le medimos el tiro a un banco y se nos fue el tiro por la culata. Ahí tostaron a dos parceros y se llevaron a cuatro para la finca. Los que nos pudimos abrir, como estábamos tan calientes con la banda de abajo, por lo de los atracos y otras cosas, nos enchuspamos donde familiares”. (Testimonio).1

Asumir una investigación lexicográfica para la elaboración de un diccionario, así sea de una variedad dialectal (como es nuestro caso), no es fácil, porque no solamente exige tomar una serie de decisiones de tipo teórico, que determinará y caracterizará el producto final, sino que es necesario optar por una metodología de la lexicografía que permita, en concordancia con la teoría, recoger los datos, ordenarlos, analizarlos y cotejarlos, para luego emprender la compleja tarea de definirlos. Ahora bien, manejar todos estos datos, sin dejar que se conviertan en una enredada madeja de hilos indescifrable, hace necesaria la sistematización a través de una base de datos que permita almacenarlos de una manera ágil y práctica.

Al comprometernos con esta investigación, hemos tomado la decisión de recoger los datos para un diccionario de uso del parlache, en el cual el propósito más relevante es mostrar cada unidad léxica en contexto, hacer anotaciones sobre el uso, sobre el proceso de creación o de trasformación léxica y, como datos adicionales, pero no poco importantes, suministrarle al usuario: la clasificación gramatical según el contexto, la clasificación temática, la etimología -si la tiene-, el tipo de palabra o de expresión, la definición y un sinónimo en lengua estándar. Adicional a todo esto, para llegar a la totalidad de los datos, se ha llevado a cabo un cotejo de cada entrada con seis diccionarios.

Después de optar por una orientación teórica y metodológica apropiada y de seleccionar los seis diccionarios para el cotejo y los demás datos que queríamos recoger, emprendimos la búsqueda, en el mercado de la informática, de una base de datos que cumpliera con los requerimientos que habíamos señalado. En esta búsqueda, visitamos el Centro de Traducción de la Escuela de Idiomas de la Universidad de Antioquia y el Departamento de Lexicografía del Instituto Caro y Cuervo, bajo la dirección de la profesora María Clara Henríquez. En estas instituciones, observamos las bases de datos que utilizan en las investigaciones en terminología y en lexicografía.

Ahora bien, después del análisis, tanto de las bases de datos comerciales como de las diseñadas por los investigadores de los centros académicos que visitamos, concluimos que, aunque todas ellas nos aportaban algo para el trabajo que nos proponíamos, ninguna se acomodaba perfectamente a nuestras necesidades. Por esta razón, procedimos a diseñar un instrumento específico para el proyecto.

Al terminar el dispendioso trabajo de diseño, elaboración, pruebas y correcciones de la base de datos, procedimos a la recolección de la información y a llenar los respectivos campos. En la medida en que se iba cumpliendo con esta tarea, íbamos, también, haciendo el análisis lexicográfico, revisando fuentes bibliográficas que aportaban en lo relacionado con la teoría y con la metodología lexicográfica y haciendo rastreos en fuentes orales y escritas, con el fin de documentar el compendio léxico y lograr presentar cada una de las entradas funcionando en un contexto real.2

1. ANTECEDENTES

De esta variedad lingüística que he seleccionado como objeto de estudio de mi tesis doctoral, ya he realizado, conjuntamente con José Ignacio Henao Salazar una investigación sociolingüística, de la cual ha surgido un buen número de publicaciones que dan cuenta de los resultados del estudio y de la relevancia de este fenómeno lingüístico.3 La importancia de esta variedad dialectal se percibe no solo en el número de hablantes que tiene y en la cantidad de piezas léxicas que se han ido incorporando a su repertorio, sino en el grado de difusión tan amplio que ha alcanzado y en el interés que ha despertado entre los profesionales en lingüística y en ciencias sociales y humanas.

Además, es interesante destacar que el parlache ha llegado a los medios de comunicación y, de una manera especial, a la letra impresa, ya que no solamente lo escuchamos en videos, películas y en programas de radio y de televisión, sino que se encuentra en libros, revistas y periódicos, como se demuestra en las fuentes que se utilizaron para contextualizar las palabras y las expresiones del parlache. Así mismo, la palabra ‘parlache’ y una muestra representativa de su léxico ingresaron en la Vigésima Segunda Edición del Diccionario de la Real Real Academia Española (2001).

Precisamente el auge que ha tenido esta variedad dialectal en la ciudad de Medellín y en el Área Metropolitana -lo mismo que en muchas otras regiones del país y aún fuera de él-, su considerable número de palabras y de expresiones, la utilización en los medios de comunicación, su presencia en muchos textos publicados y el impacto que en la comunidad académica y en la sociedad en general tuvo el libro El parlache4 nos convencieron de la necesidad de llevar a cabo este trabajo, cuyo objetivo central es recoger, caracterizar y sistematizar el compendio léxico de esta variedad lingüística, con el fin de ofrecerle al público en general, y sobre todo a los especialistas, un estudio lo más completo posible del estado actual del parlache. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que al tratarse de un fenómeno en constante desarrollo y cambio, seguramente se quedará parte de su léxico por fuera y se incluirán piezas léxicas que al terminar el trabajo probablemente ya habrán caído en desuso o habrán sufrido alguna transformación en el significante o en el significado.

2. UBICACIÓN GENERAL

En toda sociedad se presentan cambios lingüísticos que van mostrando las transformaciones de la realidad. Ahora bien, en los sectores populares y marginales de Medellín, el surgimiento de los cambios lingüísticos fue tan acelerado, que desbordó los límites normales de este fenómeno, debido a la agudización de la crisis social y al surgimiento de nuevas formas de “trabajo”, caracterizadas por un marco de trasgresión de la ley y por un amplio dominio de la cultura de la droga, en donde el sector social más afectado ha sido el de los jóvenes. Por esto, a pesar de que el parlache es una variedad dialectal muy extendida, la mayor parte de sus hablantes y los que lo usan con mayor propiedad son los jóvenes entre 15 y 26 años. Sin embargo, es importante aclarar que en este momento, al uso del parlache no escapan los niños ni las personas maduras, ni tampoco los ancianos, es decir, se ha generalizado en toda la población.

Partamos, entonces, de que el parlache es una variante del español, porque todos los mecanismos de transformación y de creación léxica se adaptan a los procesos fonológicos, morfosintácticos y semánticos del español. En ningún momento se busca la formación de una nueva lengua, sino que el parlache se incrusta en la lengua común y corriente y se nutre de ella; y a su vez, la lengua estándar se nutre del parlache.

2.1 ¿QUÉ ES EL PARLACHE?

El parlache es una variedad dialectal que utilizan la mayoría de los jóvenes de la ciudad de Medellín y de su Área Metropolitana, pertenecientes a los estratos uno, dos y tres.5 Surge y se desarrolla en estos sectores, como una de las respuestas que los grupos sociales excluidos dan a los otros sectores de la sociedad que los margina. Por esto, es un dialecto claramente diferenciador de los procesos de comunicación, y sólo los hablantes auténticos, los que se reconocen como habitantes de estos sectores y como hablantes del parlache o conocen ampliamente el contexto lingüístico donde opera esta variedad dialectal pueden comunicarse con propiedad utilizando el parlache. Podemos afirmar, entonces, que es una variedad diastrática.

Por todo esto, es válido decir que el parlache es un dialecto social de carácter argótico, que han creado, como ya se dijo, los jóvenes de los sectores marginales y populares de Medellín, para expresar la nueva realidad a la que se enfrentan cada día. La difusión del parlache entre los jóvenes de Medellín y de su Área Metropolitana, e incluso en otras ciudades de Colombia, así como su presencia reiterada en los medios, nos permite afirmar que se trata de un lenguaje urbano, muy creativo, que expresa sin pudores ni temores la nueva realidad que viven amplios sectores de la sociedad medellinense y colombiana. Además de recorrer toda la geografía nacional, el parlache, en los últimos años, debido al fenómeno del narcotráfico y a la delincuencia organizada, que como es obvio trascienden las fronteras de cualquier país, ha incursionado también en los periódicos españoles. Como ejemplo, recordemos la conocida Operación traqueto, divulgada con gran despliegue en los periódicos de España el 15 de noviembre de 2002.

2.2 ¿ARGOT, JERGA O LENGUAJE COLOQUIAL?

Establecer las fronteras entre argot, jerga y lenguaje coloquial es complicado, porque son conceptos muy relacionados y en muchos casos se usan como sinónimos. El DRAE define así estos términos: Argot. (Del fr. Argot). m. Lengua, jerigonza. 2. Lenguaje especial entre personas de un mismo oficio o actividad. Jerga. f. (Der. Regres, seguramente a través del prov., del fr. Jargon, y este onomat.) Lenguaje especial y familiar que usan entre sí los individuos de ciertas profesiones y oficios como los toreros, los estudiantes, etc. 2. Jerigonza (lenguaje difícil de entender). Coloquial. Adj. perteneciente o relativa al coloquio. 2. propio de una conversación informal y distendida. Expresión coloquial. Tono, estilo coloquial. Como puede verse, tanto en el DRAE como en el lenguaje común estos términos se utilizan indistintamente y, a veces, crean confusión.

Como en este trabajo se define el parlache como un dialecto social de carácter argótico, es necesario precisar los conceptos de argot y de dialecto social, con el fin de diferenciarlos de jerga y de lenguaje coloquial. Para Clavería (1967:349): “Argot resulta ambiguo como término lingüístico, pues no sólo ha servido para designar el lenguaje del hampa, sino también los lenguajes especiales, técnicos o secretos, de ciertas profesiones o de ciertos grupos sociales, el habla del pueblo bajo y hasta el lenguaje coloquial”.

A pesar de que entre algunos lingüistas aún subsiste la ambigüedad con respecto al significado de argot, aquí se comparte la posición de Denise Francois (1977:54-79), quien lo considera un fenómeno lingüístico que se presenta en todo el mundo y especialmente en las grandes ciudades. Se usa con fines de ocultación, complicidad y juego en comunidades restringidas. Es un sistema de comunicación secundario, en el sentido de que es una variedad que supone la utilización de una lengua común, ya que los cambios son, ante todo, en el nivel léxico.

Para Francois (1977:58), los argots pueden evolucionar hasta convertirse en dialectos sociales, cuando las condiciones socioculturales los favorecen:

    “En una sociedad en que las diferencias regionales y sociales son menos claras, en la que el hampa se haya menos aislada y la prensa, la canción, la literatura popular, etc. favorecen la difusión de las innovaciones de lengua, y en la que los centros urbanos sirven de crisoles para la elaboración de comportamientos lingüísticos unificados, los diferentes argots (...) tienden a aproximarse, incluso a perder sus particularidades, para fundirse en un bien común puesto a disposición de todos los usuarios de la lengua”. Francois (1977:58)

Entre las investigaciones sobre el argot español realizadas en los últimos años se destacan las de Julia Sanmartín y Ciriaco Ruiz. Ambos autores de diccionarios de argot español, recientemente publicados.

    “El argot común surge como una nebulosa, una especie de conglomerado de voces de procedencia diversa y en ocasiones desconocida, un léxico compuesto sobre todo por sustantivos, adjetivos y verbos. Se mantiene, sin embargo, la estructura morfológica y sintáctica y la fonética de la lengua sobre la que se asienta, es decir, únicamente se reduce a unas piezas que se insertan en el discurso de cada día como si de un mosaico se tratara”. Sanmartín (1998:VII)

En un trabajo posterior, la profesora Sanmartín (1999:66) considera que los argots son unos léxicos específicos propios de un grupo social, con rasgos exclusivos que permiten diferenciarlos del resto de variedades sociales o estilísticas de una lengua y que se encuentran a medio camino entre la neología estilística y la denominativa.

El profesor Ciriaco Ruiz (2001:9) afirma que el argot es una más entre las múltiples variaciones sociales de la lengua, que son determinadas por factores que estratifican y segmentan la lengua en la sociedad y lo convierten en expresión de la diferencia mediante la cual los usuarios se reconocen, integran y comparten los valores propios del grupo. Así funciona como elemento de cohesión grupal, aunque desde afuera se interprete como un intento para evitar que sus comunicaciones sean comprendidas por el resto del conjunto social.

Entonces, con el fin de evitar confusiones, y a pesar de que el DRAE (2001:1683) define el parlache como una jerga, y de que varios autores hablan en la actualidad de las jergas urbanas, aquí siempre vamos a considerar el parlache como un dialecto social de carácter argótico, lo cual nos obliga a explicar, más adelante, cuál es precisamente su carácter argótico, así como a definir el concepto de dialecto social. El término jerga no lo vamos a utilizar en este trabajo, porque lo reservamos para las variedades exclusivamente profesionales. Con respecto al concepto de lenguaje coloquial, adoptamos la definición de Antonio Briz y su grupo (1998:37) y solo lo mencionaremos para reconocer que los hablantes de los sectores populares y marginales, en el uso coloquial de su lengua, utilizan el parlache, de tal manera, que no se puede establecer una frontera clara entre ambos. De una u otra forma, podemos decir que la mayor parte de los hablantes antioqueños y colombianos han incorporado a su lenguaje coloquial términos y expresiones del parlache.

Podemos afirmar, entonces, que el argot es una variedad lingüística que cumple funciones crípticas, lúdicas, de identidad y cohesión social entre miembros de un mismo grupo, y cuya principal característica es la transformación y la creación léxica. Es humorístico, juguetón, creativo y muy variable. Todas estas características se dan en el parlache; además, muchas personas lo consideran una amenaza contra la variedad estándar, porque se difunde rápidamente en todas las esferas de la sociedad y, al entrar a los medios masivos de comunicación y a la letra impresa, se arraiga en los hablantes y adquiere legitimidad.

Caracterizar el parlache solo como un argot restringe su significado, porque el argot es una variedad dialectal utilizada por grupos sociales muy definidos y delimitados. Con el parlache se ha dado, en Colombia, un fenómeno lingüístico muy particular, porque tuvo su origen en los sectores periféricos y marginales, lo que nos indica que se trata de una variedad diastrática, pero ha tenido una expansión acelerada por todos los otros sectores sociales, de tal manera que hoy debemos hablar, más bien, de un dialecto social de carácter argótico. En este caso se cumple la observación de François, citada anteriormente, en donde afirma que, cuando los argots se difunden masivamente, se convierten en un bien común puesto a disposición de todos los usuarios de la lengua, o sea, en un dialecto social.

También partimos del concepto de antilenguaje de Halliday (1877:213-236) para caracterizar el parlache como un dialecto social, ya que afirma que estos lenguajes son la expresión simbólica de la exclusión urbana. Si bien, la sociedad establecida tiene su lenguaje, los sectores marginales, denominados como antisociedad, generan, como respuesta, un antilenguaje. A nuestra manera de ver, el parlache funciona como un antilenguaje que se opone al lenguaje estándar.

    “Los dialectos sociales no están asociados necesariamente a las castas o a las clases; pueden ser religiosos, de generaciones, sexuales, económicos (urbano/ rural) y quizá también de otras cosas; lo que los distingue es su carácter jerárquico. La función social de la variación de dialectos es expresar, simbolizar y mantener el orden social y el orden social es un orden esencialmente jerárquico”. Halliday (1982:232)

Como puede verse, el origen del parlache está determinado por el estrato social de los hablantes, pero aunque se extiende por todas las esferas de la sociedad y se convierte en un dialecto social amplio, sigue conservando las características de un antilenguaje que, en palabras de Halliday (1982:232), es un lenguaje alternativo que sirve de vehículo de expresión a una realidad alternativa. Debido a que un dialecto social es la materialización de una visión del mundo que puede resultar potencialmente amenazadora, se han generado actitudes violentas hacia los hablantes que utilizan variedades no estándares. Y aunque el parlache se ha extendido ampliamente por todos los grupos sociales, sigue siendo una marca que identifica y excluye a los habitantes de los sectores populares y marginales, quienes lo consideran un lenguaje corriente. En cambio, los hablantes de los estratos medios y altos no solo hacen un uso diferente, ante todo lúdico, sino que lo consideran vulgar.

3. MIRADA SOCIOLINGÜÍSTICA

Desde hace aproximadamente dos décadas, pero con antecedentes importantes en los años sesenta y setenta, con el lenguaje de los camajanes,6 de las bandas y de los famosos vagos y patos que deambulaban por los barrios, se viene desarrollando en Medellín y en su Área Metropolitana el parlache, que expresa toda esa nueva realidad que se vive en una ciudad en crisis. Realidad caracterizada, entre otros aspectos, por:

  • Un crecimiento excesivo y no planeado de la ciudad, debido a los procesos de migración y de desplazamiento ocasionados por la violencia.
  • Una gran concentración de la población en zonas periféricas, en muchos casos, con problemas de transporte, de vías de acceso y servicios públicos, como agua, alcantarillado y electricidad.
  • Bajos niveles de cobertura en educación y en salud y altos índices de pobreza, desempleo y desnutrición.
  • A todo esto se agrega que un alto porcentaje de esa masa poblacional que llega a la ciudad está compuesto por jóvenes y niños que no encuentran alternativas para llevar una vida digna y se convierten en un grupo vulnerable que fácilmente se vincula a actividades delictivas.

Surge entonces el parlache, ya que las profundas transformaciones sociales, culturales y laborales de Medellín generaron una división de la ciudad en dos sectores diferenciados, y dieron origen a una serie de cambios lingüísticos y a una nueva forma de simbolizar y de expresar la realidad urbana.

El surgimiento de lenguajes de carácter argótico se da, con diferentes niveles de intensidad, en las grandes ciudades del mundo. Al respecto, la profesora mexicana Rossana Reguillo (1995:94), al estudiar el mundo de las bandas (que en México tienen unas características un tanto diferentes a las de Medellín), dice que el territorio de la banda puede leerse como un texto cultural, en el que se materializan las visiones y representaciones del mundo de los actores que lo habitan.

Para el profesor catalán Carlos Feixa (1998:96-100), las culturas juveniles crean un territorio propio y se apoderan de espacios urbanos determinados que distinguen con sus marcas: la esquina, la calle, la pared, el local de baile, la discoteca, el centro urbano, las zonas de ocio. Crean palabras, giros, frases hechas; cambian la entonación, todo para oponerse a los adultos. Para lograrlo toman elementos prestados de los argots marginales, como el de la droga, de la delincuencia y de las minorías étnicas; pero también crean nuevos términos y expresiones a través de las metáforas, de la inversión silábica y los juegos lingüísticos.

Al referirse al Verlam francés, el periodista José Luis Barbería (1999:8), nos dice que los suburbios de las ciudades francesas son hoy fecundos laboratorios lingüísticos, pues a toda hora surgen nuevas palabras creadas con la inversión de las sílabas de las palabras conocidas, con la fusión de vocablos nacidos del choque entre el francés y el árabe, las lenguas centroafricanas, el inglés e incluso el español; también surgen nuevas palabras por creación pura y caprichosa.

Estas características coinciden también con el proceso de formación y de difusión del lunfardo en Buenos Aires, dialecto que surgió de los inmigrantes que vivían en la orilla (sectores marginales de la ciudad). Para José Gobello (1996:129), presidente de la Academia de lunfardo y estudioso de esta variedad dialectal, el lunfardo puede considerarse como un repertorio de voces extranjeras, una acumulación de préstamos. El lunfardo fue creado por los compadritos con los elementos lingüísticos traídos por los inmigrantes. En un comienzo, el lunfardo fue un lenguaje rechazado y discriminado, pero con el paso del tiempo, según Sebrelli (1979:106): “Siendo el lenguaje técnico de los malhechores, destinado a ser entendido sólo por los iniciados, devino luego en lenguaje común de todo este sector desasimilado, que intenta la destrucción simbólica de la sociedad organizada, mediante la destrucción de su lenguaje”.7

En Colombia, concomitante con el narcotráfico, un gran número de personas, en su mayoría jóvenes con escasas posibilidades de estudio y de empleo, dan origen a las bandas y al sicariato. Estas bandas y la situación socioeconómica, cultural e ideológica que rodea a los jóvenes de los barrios populares, y aun, a jóvenes de otros sectores, generan una cultura ambivalente y una crisis de los valores tradicionales. Los jóvenes, entonces, no tienen una identidad cultural definida, porque a pesar de que muchos de ellos han nacido en Medellín, no tienen una raíz propiamente urbana y en sus manifestaciones culturales y lingüísticas se puede leer todo un sentido de desarraigo, que es claramente observable en los escritos que hemos recogido para la primera investigación y en los datos que se recopilaron para esta tesis doctoral. Este desarraigo se expresa en palabras como amurao, desparchado, chirrete, bandera, desechable.

Con el deterioro de las condiciones socioculturales y la agudización de la violencia, el parlache sigue vigente, y su desarrollo es tan fuerte, que su caudal léxico se ha incrementado notoriamente en los últimos años. El glosario del libro publicado en 2001 no alcanzaba las 1.500 entradas; en cambio, en la base de datos para esta investigación hay poco más de 2.500, contando las diferentes acepciones. Así mismo, es cada vez más frecuente su uso en los medios de comunicación, sobre todo, cuando abordan la problemática de los sectores populares y marginales, no solo de Medellín sino de toda Colombia. Además, la presencia de palabras y expresiones del parlache en textos publicados ha aumentado considerablemente en los últimos dos años.

4. OPCIÓN TEÓRICA

Al emprender este trabajo fue indispensable definir los conceptos teóricos básicos necesarios para determinar los criterios a partir de los cuales pudiéramos recoger, procesar y analizar los datos que permitieron finalmente la elaboración del diccionario de parlache. Ahora bien, ante la variada gama de bibliografía, fue necesario tomar decisiones con respecto a las teorías y a los autores que utilizamos como referencia básica, para poder construir así un marco teórico coherente y sólido que sirviera de respaldo y de guía a la investigación.

Con respecto a la formación de palabras en español se ha publicado un buen número de trabajos. Al revisarlos, encontramos coincidencias, pero también diferencias conceptuales y terminológicas. Por esto, después de leer la mayoría de ellos, hemos decidido tomar como guías para esta investigación la Gramática descriptiva de la lengua española (Bo, 1999), dirigida por Ignacio Bosque y Violeta Demonte; el libro La formación de palabras en español, de Lang (1998) y el libro Procedimientos de formación de palabras en español (1999) de Ramón Almela Pérez. Este último, con respecto a la morfología, dice que la formación de palabras es, en última instancia, un nudo de encrucijadas (1999:20), y yo, a partir de esta experiencia, comparto tal afirmación, ya que una de las cosas difíciles en este trabajo ha sido superar o tolerar las dudas y la incertidumbre frente a determinados fenómenos lingüísticos.

En realidad, al analizar los procesos de formación de palabras y expresiones del parlache, más que evidencias y cosas claras, se presentan dudas, irregularidades y asuntos difíciles de alinear en un determinado concepto, y esto se explica, porque la creatividad léxica es uno de los ámbitos de la lingüística en los que más se desarrolla la libertad del hablante, y la irregularidad tiene que ver, sin duda, con la vitalidad de estos procesos. Por todo esto, en algunos casos, más que explicaciones claras y precisas, dejaremos planteadas las dudas y abiertas las preguntas, ya que se trata de asuntos en los que continúa la discusión, quizás, indefinidamente.

Sin embargo, como es necesario hacer un tratamiento sistemático del corpus seleccionado para esta investigación, optamos por tomar como directriz la Gramática descriptiva de la lengua española, porque está respaldada en el trabajo de connotados lingüistas y avalada por la Real Academia Española. Esto significa que, aunque leemos los otros autores y nos apoyamos en ellos, ante la duda, nos definimos por los planteamientos que se desarrollan en la obra que acabamos de mencionar, ya que los mecanismos de formación de palabras en el parlache son muy similares a los de la lengua estándar.

Aunque en relación con la fraseología del español hay menos publicaciones, al hacer la revisión bibliográfica nos encontramos con una situación parecida a la anterior. Después de la lectura de estos materiales, optamos por el Manual de fraseología española (1997) de Gloria Corpas Pastor. Esta decisión se debe a que en este trabajo se hace un estudio muy minucioso de los temas, se examinan con atención los antecedentes y se presenta una visión muy completa y actualizada de la temática en cuestión. Además, incluimos el libro Introducción al estudio de las expresiones fijas, del profesor colombiano Alberto Zuluaga (1980) (reseñado por la profesora Gloria Corpas en su trabajo), porque, a pesar de que no es tan nuevo, es el resultado de una tesis doctoral muy seria, y tiene la ventaja, para nuestro caso, de que relaciona y explica algunos ejemplos utilizados en el español hablado en Colombia. Otro punto de apoyo importante en este campo es la tesis doctoral del profesor Francisco Zuluaga.

Es necesario anotar que sobre esta temática también consultamos la Gramática descriptiva y aplicamos el mismo criterio que se comenta en relación con el punto anterior. En este aspecto se tienen aun más dificultades, porque los procesos de fijación no son tan evidentes, por tratarse de una variedad dialectal relativamente muy nueva y dinámica, caracterizada por cambios muy acelerados y abundantes.

En los aspectos gramaticales nos apoyamos siempre en la Gramática descriptiva, ya citada, y hemos decidido clasificar cada unidad léxica a partir de la función gramatical que desempeña en el contexto. Esta decisión no significa que hayamos dejado de lado a los gramáticos más reconocidos, como Gili Gaya, Bello, Alarcos Llorach, Alcina Franch y Blecua, y Manuel Seco, entre otros.

En el caso, muy corriente por cierto en el parlache, de que una unidad léxica desempeñe diferentes funciones gramaticales, en contextos distintos, se indica e ilustra con ejemplos. En lo referente a los conceptos de lexicografía y lexicología se utilizó una bibliografía amplia. Dentro de los libros básicos jugaron un papel muy importante los textos de Haensch y los diccionarios, no solo para el cotejo, sino para buscar significados, definiciones, etimologías, conceptos teóricos y demás datos que se utilizan a lo largo del desarrollo de este trabajo.

5. LA FORMACIÓN DE PALABRAS EN EL PARLACHE

Los procedimientos de formación de las palabras del parlache, lo mismo que de las unidades fraseológicas son muy similares a los que se dan en la lengua estándar. Además, este lenguaje comparte algunas piezas léxicas con el lunfardo, con el lenguaje coloquial de algunos países del Caribe, con el argot español, con el lenguaje rural antioqueño y con el lenguaje coloquial más usado en Colombia. Tiene, también, algunos préstamos del inglés y en una mínima proporción del portugués.

Por esto, aquí haremos un estudio de los procesos de creación y transformación de las palabras del parlache que sus usuarios han hecho, aplicando, por supuesto, casi todos los mecanismos utilizados en su lengua materna: el español. El vocabulario del parlache está formado por palabras y fraseologismos. Las palabras, en relación con su morfología, pueden ser: simples, derivadas, compuestas y cruces o acronimias; y se transforman a través de la revitalización, es decir, de la actualización, después de haber caído en desuso. Casi siempre se actualizan con un significado nuevo: resemantización. La creación onomatopéyica, la atracción paronímica, el vesre o inversión silábica y los préstamos son otros mecanismos de cambio y transformación que sufre la variedad estándar para convertirse en parlache.

5.1 COMPOSICIÓN

El concepto de composición implica un estadio intermedio entre la palabra y la frase. En la bibliografía sobre este tema podemos ver dos posiciones diferentes con respecto a la composición. Una visión tradicional, que considera la composición como la unión de dos o más palabras para formar una nueva y que implica la fusión ortográfica de los compuestos; y otra postura planteada, entre otros, por Lang, que incluye, también, en este concepto a ciertos fraseologismos que han sufrido un proceso de lexicalización. Este procedimiento de formación es el que Pottier denomina “lexias complejas” y Manuel Alvar Ezquerra “sinapsia”, en el cual intervienen al menos dos unidades léxicas, por ejemplo, ‘ratón de laboratorio’, formada por las unidades léxicas ‘ratón’ y ‘laboratorio’ y unidas por la preposición ‘de’.

Alberto Zuluaga (1980:46), partiendo de De Saussure y Benveniste, considera que la composición es un proceso de creación léxica, cuyo resultado es un vocablo compuesto por dos o más unidades léxicas que funcionan de manera autónoma en la lengua y que continúan como unidades identificables. Los hablantes aglutinan palabras para formar compuestos cuando requieren una designación global. Muestra, además, que la diferencia entre los compuestos y las locuciones radica en que los elementos que conforman los compuestos conservan su identidad; en cambio, en las locuciones, la pierden. Por ejemplo, en el compuesto ‘sacacorchos’, ‘sacar’ y ‘corcho’ mantienen su significado independiente. En cambio, en la locución ‘mamar gallo’, cada uno de los componentes pierde su identidad y el conjunto adquiere una propia: “molestar”.

De acuerdo con este modelo, analizamos los compuestos y a partir de la observación de un amplio corpus, podemos afirmar que los usuarios del parlache forman casi todos los compuestos a través de la yuxtaposición, proceso en el cual la unión gráfica entre los elementos de la nueva palabra es completa. Las palabras compuestas, dentro del parlache, se caracterizan por ser de fácil creación para los usuarios, de rápida lexicalización y, por tanto, de rápida entrada en el caudal léxico de los jóvenes y de los demás hablantes. Es un procedimiento sencillo y muy recurrente. Tenemos, por ejemplo, dedicaliente, que designa tanto al delator, al que señala, como al que dispara con mucha frecuencia y buena puntería, es decir, al matón. Boquifrío, que designa al revólver. Atracacunas, que hace referencia a una persona que busca una pareja mucho menor que ella. Casagrande, que designa a la cárcel. La lista de compuestos de este tipo es extensa y variada. Entre otros, hay compuestos formados por Verbo y sustantivo, por ejemplo, chupamedia, atrapalocos, asaltacunas, cometrapos; por sustantivo y adjetivo, como carroloco; por dos sustantivos, como villacandado; por adjetivo y sustantivo como cincodedos.

5.2 DERIVACIÓN

Partiendo del concepto clásico de derivación, podemos inferir que en el parlache se forman las palabras derivadas a través de casi todos los mecanismos utilizados en el español: prefijación, sufijación y parasíntesis. Tenemos palabras como parcero, parcera, parcerín, parcerito, parcerita, parcerazo, parceraza; fierro, fierrito, superfierro, enfierrado, enfierrada, fierrazo. Son muy abundantes los derivados formados mediante el uso de afijos: sufijos y prefijos, por ejemplo, recuca y golazo. Por parasíntesis, cuando se aplica simultáneamente sufijación y prefijación sobre una misma base léxica, por ejemplo: encaletado y superenfierrado. Con prefijos comunes, que se utilizan para hacer énfasis en el significado como: catrechimba, rebueno, requetemal y superchévere. Con sufijos también se forman muchas palabras como jibariadero, de ‘jíbaro’; tamalera, de ‘tamal’; campanero, de ‘campana’; milacho de ‘miliciano’; chandoso, de ‘chanda’. Además, a partir de la creación de una palabra, crean, muchas veces una familia de palabras, por ejemplo, de la palabra chulo, que significa muerto, crean el verbo chuliar, que significa matar y el adjetivo chuliado. De cana, ‘cárcel’, derivan palabras como encanado, canero y canazo. Además, a las palabras que son préstamos de otras lenguas les aplican los procedimientos de derivación del español. De ahí resultan piezas léxicas como mancito y bisniar.

También se forman derivados a partir del acortamiento y del alargamiento de palabras. De ‘bus’ se derivan buseto y buséfalo; de ‘sí’, sisas, sisarras y sisanolas; de ‘no’, notas y notis; de ‘colectivo’, coleto; de ‘miliciano’ milicio y milacho, de ‘policía’, polocho, de ‘parcero’, parce.

5.3. FUSIÓN, CRUCE O ACRONIMIA

Este es un tipo de formación de palabras muy corriente en el parlache y se da a través de un procedimiento misceláneo de combinación, en el que la relación que se establece entre los constituyentes de la palabra resultante no corresponde exactamente ni con el modelo de la composición ni con el de la derivación. Se llama fusión a la combinación de dos elementos en contacto, en el interior de una palabra, en donde uno o todos los componentes son partes de palabras recortadas de manera arbitraria. En palabras como plomonía, gonorzobia y peyerrea, partes de dos palabras o una palabra y parte de otra se combinan para producir una palabra nueva. Las partes de las palabras que se combinan no coinciden con afijos o raíces, sino que se parte la palabra de manera espontánea, a veces se toma la parte inicial de la palabra y en otros casos la parte final, unas veces una sílaba, otras más de una. El resultado final de estas combinaciones es una estructura léxica similar a la que resulta del procedimiento de la composición propiamente dicho, pero que se diferencia en que uno o varios de los constituyentes del vocablo es una parte de una palabra y no un lexema independiente.

En el parlache tenemos muchos ejemplos de este tipo, tales como calentontos, formado por una parte de ‘caliente’ y por la palabra ‘tonto’; gonopichurria, de una parte de ‘gonorrea’ y la palabra ‘pichurria’; chandorrea, de ‘chanda’ y de una parte de ‘gonorrea’; drogoberto, de ‘droga’ y ‘Roberto’. Como puede verse, este mecanismo es muy utilizado para la formación de insultos.

5.4 REVITALIZACIÓN

Este proceso se da en la lengua estándar y es muy utilizado en el parlache. No se trata de una creación, sino de una actualización léxica, que puede darse de diferentes formas. En el primer caso, se actualizan palabras que habían caído en desuso, pero que estaban latentes en la cultura popular. Los usuarios las incorporan de nuevo en su caudal léxico y las ponen a circular. Por ejemplo, la palabra pelle, que no aparece en el DRAE, pero sí en el libro Colombianismos (Tobón Betancourt, Julio, 1997:273), como un adjetivo despectivo, que se utilizaba para referirse a una prenda de vestir desgastada; ahora, en el parlache, es una palabra de alta frecuencia de uso y se utiliza también como despectivo, para insultar a alguien o para referirse a un animal u objeto en mal estado, despreciable. La palabra toparse, que significa encontrarse con alguien, durante mucho tiempo dejó de usarse en el lenguaje urbano de Medellín, pero se usaba en los sectores rurales; ahora, los jóvenes la han actualizado, dicen, por ejemplo, me topé con ese pillo. Esto demuestra la influencia de la cultura campesina en los sectores populares urbanos, determinada por la migración y por los desplazamientos.

En el segundo caso, lo que se actualiza no es la palabra, porque no ha dejado de usarse, sino una acepción, que no ha tenido uso o que ha tenido muy baja frecuencia de utilización en el español hablado en Colombia. Este caso es mucho más común que el anterior. Por ejemplo, en el parlache se utiliza la palabra fiambre, con el significado de muerto. En el DRAE aparece, en la tercera acepción con este mismo significado. Otros ejemplos son: Arreglar, con el significado de matar; bote, como cárcel; cantar, como delatar; cascar, como matar o dar golpes; chamba, como trabajo y chocho, como enamorado.

5.5. RESEMANTIZACIÓN

Como en la situación anterior, tampoco hay creación léxica, se da un proceso de renovación y ampliación semántica, porque se le asigna un nuevo significado a una palabra ya existente en el lenguaje estándar, a través, generalmente, de la metonimia o de la metáfora. En este caso, los ejemplos son muy abundantes, veamos algunos: gaga, con el significado de metralleta, por el sonido que produce esta arma; fierro, con el significado de revólver, por el material de que está hecho; rueda, con el significado de pastilla o gragea alucinógena, por relación con su forma; timbrarse, como ponerse alerta, por su relación con timbre (alarma), que emite un sonido para advertir, para alertar; mula, como persona que transporta droga, generalmente oculta en su cuerpo, por relación con el animal de carga; niño, que significa revólver y dulce, que significa mujer bonita.

5.6. ONOMATOPEYA

Los usuarios del parlache utilizan también la onomatopeya para crear palabras. Alvar Ezquerra (1999:15) la define como: “La conversión de sonidos de la naturaleza en una palabra cuyo significante imita la realidad extralingüística.” Aquí, al referirnos al parlache, tendremos que ampliar el concepto de onomatopeya a otros sonidos que no son producidos por la naturaleza, sino ocasionados por instrumentos u objetos creados por el hombre. Veamos ejemplos como tastaseo, palabra formada con la imitación de los sonidos que producen los disparos: ‘tas’ ‘tas’ y que significa abaleo; tilíntilín, que imita el sonido de las campanas y significa campanero, vigilante; y traqueteo, que también significa abaleo y está relacionado con el sonido que emite la ametralladora, ‘Trac’.

5.7. VESRE

Llamado también inversión silábica. Es un mecanismo de creación léxica muy corriente en los lenguajes marginales y populares, como en el lunfardo, lenguaje de los sectores marginales de Buenos Aires, el cual ha tenido gran influencia en la cultura popular de Medellín, a través del tango8. José Gobello, director de la Academia de Lunfardo, en Buenos Aires, y autor de varios libros sobre dicha variedad lingüística, define el vesre como un anagrama o una metátesis, que consiste en el reordenamiento de los sonidos que constituyen una palabra y aclara que no se agota en la simple inversión silábica, sino que se dan una serie de transposiciones de las palabras, de delante hacia atrás, de atrás hacia adelante, solo de la primera parte de la palabra, solo de la última y muchas otras formas que pueden leerse en el libro Aproximación al lunfardo.

Como hemos visto, la forma más simple del vesre consiste en invertir, o en cambiar el orden de las sílabas de una palabra; ejemplos: lleca, ‘calle’; ofri, ‘frío’; grone, ‘negro’; tabogo, ‘Bogotá’; misaca, ‘camisa’; jermu, ‘mujer’. Es un procedimiento muy sencillo, cuya función es más lúdica que críptica, y que busca, sobre todo, jugar con el lenguaje; pero también ocultar información a personas que no pertenecen al grupo social que está en interacción9.. Puede considerarse como un proceso de creación léxica, porque el resultado es un nuevo lexema. A través de este mecanismo se modifica el significante, pero se conserva el significado.

5.8. ATRACCIÓN PARONÍMICA

En el parlache es muy común la formación de palabras por este mecanismo, que consiste en sustituir una palabra por otra que tiene una estructura fonética parecida. Tiene, igual que el vesre, una función lúdica y críptica, pero, además, eufemística. Es un recurso lingüístico muy utilizado en nuestro medio, también, por los humoristas. Veamos algunos ejemplos del parlache: ‘robo’ se sustituye por roberto; ‘nada’, por natilla; ‘marihuana’, por mariajuana; ‘mal’, por maletas. Como casi siempre se reemplaza una palabra por otra que ya existe en nuestra lengua, se da simultáneamente un proceso de resemantización, porque adquiere un nuevo significado.

5.9. PRÉSTAMO O INCORPORACIÓN DE VOCES AJENAS

El parlache ha incluido en su inventario léxico palabras del inglés, que, en la mayoría de los casos, han sufrido un proceso de españolización, es decir, de transformación gráfica y fonética, con el fin de adaptarlas a la escritura y a la pronunciación española. Veamos, entre otras, algunas palabras como bisniar, que significa negociar; ansorris, que se utiliza para presentar excusas; money, para referirse al dinero; man, para referirse a un compañero, a un hombre y bai para despedirse. Incluso, muchas de las palabras que proceden de préstamos, los hablantes, de manera forzada, las han adaptado a las reglas de nuestra lengua, dando lugar a los híbridos; por ejemplo, cuando el lexema pertenece a la lengua de donde se tomó la palabra y el morfema gramatical a la lengua de destino. Por ejemplo, caseto se forma a partir de la palabra ‘cassete’, con el significado de cerebro y le agregan el morfema de género -o, propio de nuestra lengua. También se forman expresiones híbridas con palabras del español y de otra lengua, por ejemplo, open del parche, es decir, “ábranse del parche”; de one, equivalente a “de una vez”. Un ejemplo típico de híbrido, es la palabra aburrilandia, formada de la palabra española ‘aburrir’ y de la palabra del inglés ‘land’, tierra; creada, seguramente, por analogía con Dysneilandia, que es un lugar muy mencionado en nuestro medio. Del portugués se tomó la palabra parcero, que designa al par, amigo, compañero.

Aunque no son propiamente préstamos, porque se trata de variedades dialectales de la misma lengua, el parlache también ha tomado palabras del lunfardo, como cana, que significa cárcel; amurao, que significa encarcelado, triste; del léxico caribeño se tomó la palabra chévere y con el argot español coinciden palabras como feto, con el significado de feo; ñoño, persona abobada, infantil.

6. LOS FRASEOLOGISMOS EN EL PARLACHE

El inventario léxico de una lengua está constituido no sólo por palabras, sino también, por combinaciones fijas denominadas comúnmente unidades fraseológicas o fraseologismos. Los fraseologismos son aquellas expresiones “prefabricadas” que utilizan los hablantes con mucha frecuencia y que, precisamente por el uso, sufren un proceso de lexicalización y se convierten en expresiones fijas (UFF). Las UFF no tienen un límite preciso de extensión, ya que pueden ir desde un sintagma formado por dos palabras, hasta una oración extensa. Las UFF son aquellas combinaciones o grupos de palabras que constituyen el objeto de estudio de la fraseología.

Ahora bien, en el parlache y en general en las variedades dialectales y argóticas se forman y se lexicalizan combinaciones de palabras que se convierten en unidades fijas, UFF, que en este trabajo hemos denominado, en forma genérica, como fraseologismos. De todos modos, vale la pena aclarar que en el caso concreto de la variedad dialectal que nos ocupa, las UFF son lexicalizadas, pero no completamente fijas, porque se trata de un dialecto relativamente nuevo en el cual los creadores y usuarios introducen, muy a menudo, cambios, por ejemplo: la locución verbal abrirse del parche, la trasformaron en la locución híbrida open del parche y se utilizan ambas, de tal manera que son equivalentes y, por supuesto, muy frecuentes en el lenguaje cotidiano de los jóvenes de los sectores populares y marginales de Medellín.

Por esto, acogiéndonos al trabajo de la profesora Gloria Corpas (1997:18), consideramos las locuciones como unidades pluriverbales, que constan al menos de dos palabras ortográficas, presentan cierto grado de lexicalización y son de uso muy frecuente. Partiendo, entonces, de estos criterios, clasificamos las entradas del parlache en palabras y fraseologismos. Hemos optado por una terminología muy general, íntimamente relacionada con la función gramatical que desempeña cada UFF en el contexto. En el caso del léxico del parlache, tal vez por tratarse de una variedad dialectal en proceso de formación, solo pude clasificar locuciones y enunciados fraseológicos, que son aquellas combinaciones que dan lugar a formas rutinizadas, que corresponden a fórmulas de cortesía y a respuestas automatizadas, que, en el caso del parlache, se repiten constantemente entre los jóvenes. Hasta el momento, creo que las colocaciones no se ven todavía claramente definidas en este compendio léxico.

Como este estudio tiene como objetivo recoger, analizar y sistematizar el material léxico del parlache, para elaborar un diccionario de uso, nuestro interés no está centrado en el análisis de las locuciones desde su estructura interna, por eso, solo hacemos énfasis en su valor semántico y en la función gramatical que desempeñan en el contexto. Clasificamos las unidades fraseológicas del parlache así:

  • Locuciones verbales. Las que tienen una combinación del tipo de: colgar los guayos, coger de quieto, mandar de cajón, medir el aceite, entre otras.
  • Locuciones nominales. Aquellas que desempeñan una función nominal, i.e., pueden reemplazarse por un nombre, por ejemplo, asesino de la moto, mujer de antena, barrio de los acostados.
  • Locuciones adjetivas. Aquellas que se encuentran cumpliendo una función adjetiva, i.e., equivalen a un adjetivo: mera mamacita, severo fierro.
  • Locuciones adverbiales. Aquellas que cumplen la función de un adverbio: de arepa, a lo correcto, a lo bien.
  • Enunciados fraseológicos. Aquellas expresiones como: qué bacanería, qué cuca, vientos o maletas, todo rai, nos vemos las carátulas, y otras que sirven para saludar, despedirse o hacer un comentario al margen, qué burguesía, qué elegancia.

De todos modos, aquí solo se presenta un esbozo, ya que la teoría fraseológica es muy compleja y, al igual que con las palabras, la función gramatical puede cambiar de un contexto a otro.

7. LA RECOLECCIÓN DE LOS DATOS

Para el logro de los objetivos, partimos del glosario de términos que habíamos realizado en la investigación sobre el parlache, publicada en el 2001 por la Editorial de la Universidad de Antioquia. Fue necesario, entonces, diseñar instrumentos para recoger más información y por eso se elaboraron una serie de cuestionarios que se aplicaron a jóvenes de la ciudad, con el propósito de confirmar el uso de las palabras del glosario, precisar los significados, desechar las palabras y expresiones caídas en desuso y recoger las nuevas. Además de los cuestionarios, se hicieron entrevistas y se mantuvo un diálogo permanente con algunos informantes.

Así mismo, leímos un buen número de crónicas periodísticas, ensayos sociológicos, cuentos, novelas, poemas e historias de vida relacionadas con el narcotráfico, el sicariato, las bandas, la cárcel, la vida en los barrios marginales y populares, los grupos armados, los gamines, drogadictos y demás habitantes de la calle. Esto con el fin de confirmar el uso, la difusión y el significado de muchas palabras y expresiones. También vimos, con el mismo objetivo, películas, cortometrajes, videos y programas de televisión y, por supuesto, estuvimos siempre atentos a los programas de radio, las conversaciones en las calles, en el transporte público, en las instituciones educativas y en todos los lugares por donde transitábamos.

Al partir del glosario de términos y de expresiones que se había elaborado para la primera investigación, era necesario establecer qué términos estaban vigentes y cuáles habían caído en desuso o se habían modificado. Para esto se elaboraron unas listas de palabras y unos cuestionarios, que podrán ser vistos en los anexos del trabajo final y que fueron hechos a partir de la totalidad de los términos que componen el glosario. A través de la aplicación de estos instrumentos en los colegios de varios sectores populares y marginales de la ciudad, se logró seleccionar las palabras vigentes y registrar los cambios en la forma o en el significado que habían adquirido algunas palabras. Esta información se complementó con la aplicación de estos mismos cuestionarios y con entrevistas hechas a informantes de diferentes barrios, con el fin de confrontar la información que se recogió en los colegios.

También se elaboraron otros tipos de cuestionarios para recoger términos nuevos, es decir, palabras y expresiones que no estaban en el primer glosario. En la aplicación de los otros dos cuestionarios, se siguió el mismo procedimiento que se aplicó en el caso anterior. Después de recogida la información, se ordenaban y depuraban los datos y, cuando se presentaban dudas, se buscaban informantes y se hacían las consultas necesarias para dejar en claro cada dato.

Otra forma de recolección de información se llevó a cabo a través de la anotación de términos que se escuchaban a los informantes o a otras personas en los buses, en el Metro, en la calle, en los colegios, en la Universidad, en películas, en programas de radio y de televisión, o que se leían en libros, periódicos, revistas, grafitis, carteles y volantes. Todos estos términos también se consultaban con los informantes, y se confirmaba su utilización interrogando a jóvenes de diferentes sectores de la ciudad y de su Área Metropolitana.

7.1. EL CORPUS DE ESTA INVESTIGACIÓN

Después de este trabajo de recolección, revisión y sistematización de la información, se conformó un corpus abierto de poco más de 2.500 piezas léxicas. Hablamos de corpus abierto, porque el léxico, como la parte más versátil de la lengua, cambia constantemente y, en lo posible, hasta el último momento de elaboración de esta tesis estaré dando cuenta de los cambios que logre registrar en esta variedad dialectal. Además, es mi intención continuar estudiando el parlache, porque lo considero un fenómeno lingüístico de gran interés que ofrece muchas posibilidades de investigación.

7.2. LA BASE DE DATOS Y LA INFORMACIÓN LEXICOLÓGICA

La base de datos que se construyó para sistematizar y analizar la información sobre el parlache es amplia y busca reunir el mayor número de aspectos tanto lexicológicos como lexicográficos, con el fin de realizar un estudio lo más completo posible de cada una de las piezas léxicas.

Dicha base de datos está compuesta por tres bloques de información. En el primero se anota la entrada, la unidad léxica, un ejemplo de la palabra en contexto, se indica si la fuente es oral o escrita y se anota la referencia completa. Se cierra el primer bloque de información sobre cada pieza léxica con la indicación del procedimiento de formación y con la clasificación gramatical.

En el segundo bloque de información de la base de datos se indica el procedimiento de transformación léxica, un sinónimo en la variedad estándar, la clasificación temática, la definición, la etimología -si la tiene-, se hacen anotaciones en relación con el uso, y en el campo de notas se incluyen las variantes de la palabra o de la expresión, según el caso.

El último bloque de datos contiene el resultado del cotejo con seis diccionarios y se indica si la palabra o la unidad fraseológica figura o no en cada diccionario. Si figura se copia el significado. Los diccionarios con los que se hace el cotejo aparecen enumerados en el modelo ficha (7.3)

Después de llenar la base de datos, se procede a organizar para cada pieza léxica una ficha como la que aparece a continuación, a manera de ejemplo. Luego, cuando ya se tiene este material completo podemos empezar a redactar cada artículo del diccionario de parlache.

7.3 MODELO DE FICHA

  • Entrada: adobe
  • Unidad léxica: poner a oler adobe
  • Categoría gramatical: locución verbal
  • Ejemplo contextualizado de uso: Ya que lo pusimos a oler adobe, vení, vamos a tomar tinto de cuenta de este pichipanguanorrea.
  • Fuente oral: Canción. Raúl Mario Castaño (Crispeta)
  • Pinocho el calentón”. En: A mis amigos (2001)
  • Estructura morfológica: Fraseologismo.
  • Procedimiento de creación: Neologismo creado a partir de la metáfora en relación con la muerte.
  • Clasificación temática: violencia
  • Sinónimo en español estándar: asesinar o amenazar de muerte.
  • Definición: Quitar la vida, mandar a la tumba.
  • Información sobre el uso: Se utiliza exclusivamente en contextos violentos, cárcel, bandas, grupos de narcotraficantes y de personas que trabajan para ellos. En la canción de donde se toma la cita dice hueler y así lo utilizan muchas personas de los sectores populares.

COTEJOS

  • Diccionario de la Real Academia de la lengua: No figura
  • Nuevo diccionario de colombianismos: No figura
  • Diccionario de lunfardo de José Gobelo: No figura
  • Diccionario de argot de Julia Sanmartín: No figura
  • Diccionario de hablas populares de Antioquia de Carlos García: No figura
  • Diccionario ejemplificado de argot de Ciriaco Ruiz: No figura
  • Notas: No figura en ninguno de los diccionarios con los que se hizo el cotejo, porque es una locución acuñada en Medellín, tiene como variantes poner a oler gladiolo, poner a oler ladrillo.

7.4. ALGUNOS RESULTADOS

Este estudio nos ha permitido recopilar en una base de datos 2538 piezas léxicas del parlache, todas con un ejemplo en contexto. Es importante resaltar que mucha parte de este corpus está contextualizado con textos publicados tomados de la prensa regional y nacional, de revistas de difusión masiva, de la revista La Piquiña10, de novelas como Rosario Tijeras, de Jorge Franco; La virgen de los sicarios, de Fernando Vallejo; Los hijos de la nieve, de Libardo Porras y muchos otros libros, como por ejemplo, los de Alonso Salazar: No nacimos pa’ semilla, La cola del Lagarto, Mujeres de fuego y La parábola de Pablo. Otras palabras y expresiones se contextualizaron a partir de los testimonios escritos que se recogieron para la primera investigación. Cuando no se dispone de un texto escrito, se recurre al lenguaje oral, en primer lugar de los medios masivos de comunicación. Programas de radio, especialmente de humor y entrevistas; programas de televisión, ante todo, telenovelas, dramatizados y programas de humor. También se contextualiza con películas como La vendedora de rosas y Rodrigo D, de Víctor Gaviria; con videos y cortometrajes, canciones, obras de teatro, especialmente las de Robinson Posada y, por supuesto, con entrevistas que se grabaron durante la recolección de los datos.

El hecho de tener una base de datos con información lexicológica y lexicográfica para cada vocablo se convierte en un resultado importante de esta investigación, ya que ofrece a la comunidad académica un material sistematizado muy valioso para otras investigaciones.

También vale la pena destacar que estos materiales, consignados en la base de datos y en las fichas, tienen un inmenso valor, porque son recogidos directamente de situaciones reales de comunicación, como en el caso de las conversaciones. Los fragmentos de los testimonios hacen parte de una muestra amplia de historias de vida, escritas por jóvenes habitantes de los barrios populares y mar ginales de la ciudad de Medellín y de su Área Metropolitana, las cuales servirán, sin duda, a los investigadores en ciencias sociales y humanas.

Aunque las gráficas y las cifras que se pueden presentar a partir de este trabajo son muchas, para terminar, presento la siguiente gráfica, que muestra, de manera sintética, la riqueza léxica del parlache, la variada gama de procedimientos de formación y las grandes posibilidades de continuar investigando sobre esta variedad dialectal, que considero una cantera que todavía tiene muchos aspectos para explorar y profundizar en ellos.


Comentarios

1. Fragmento de un testimonio escrito por un joven habitante de un barrio popular. Se le revisó la ortografía y la puntuación, con el fin de utilizarlo en esta ponencia.

2. Para la búsqueda de palabras en contexto utilizamos el programa El Cratilo, creado en la Universidad de Antioquia por el profesor Jorge Antonio Mejía y su equipo de investigación.

3. Hasta el momento se han publicado, derivadas de esa investigación, un libro, cuatro capítulos de libro y nueve artículos de revista. Además, se ha participado con este tema en varios programas de televisión y radio, lo mismo que en seminarios y otros eventos académicos.

4. Este primer trabajo, aunque incluye un glosario de cerca de 1500 entradas, es, ante todo un análisis sociolingüístico que busca describir el fenómeno lingüístico y explicarlo a partir de sus factores sociales.

5. En Colombia se clasifican los sectores urbanos y rurales en seis estratos socioeconómicos.

6. Los camajanes eran jóvenes de los años sesenta, que tenían una forma peculiar de vestirse y de hablar y que se identificaban con un tipo de música, como el tango, y unos determinados comportamientos sociales, entre los que se contaba, frecuentemente, el consumo de marihuana y de alcohol. El término camaján se utiliza en Cuba y en el Caribe en general.

7. En la actualidad, en Buenos Aires existe la Academia del lunfardo, en torno a la cual se reúne un grupo de intelectuales y de trabajadores de la cultura que promueve eventos académicos y artísticos, recoge documentación y bibliografía y realiza publicaciones sobre esta temática.

8. En los barrios populares de Medellín se escucha mucho el tango y se tiene gran admiración y respeto por Carlos Gardel, quien murió en un accidente de aviación en esta ciudad. Muchos de los tangos que se escuchan aquí tienen letras escritas en lunfardo y a través de éstas, llegan a los hablantes muchas palabras del lunfardo, algunas creadas a través del vesre. Por ejemplo, en el tango “Como abrazado a un rencor” dice:
“Los recuerdos más fuleros me destrozan
la zabeca; una infancia sin juguetes
un pasado sin amor, el dolor de unas cadenas….”

9.Aunque José Gobello considera que el vesre no tiene fines de ocultamiento, yo pienso que sí, porque, no solo en el lunfardo, sino en los lenguajes marginales en general, el vesre entra en funcionamiento a través de la delincuencia. Aunque lo utilizan los estudiantes, en los colegios, quienes más lo usan son los jóvenes que se desenvuelven en el mundo de la trasgresión y del delito. Véase Gobello, José. Aproximación al lunfardo. Buenos Aires: Universidad Católica de Argentina, 1996, pp. 21-217

10. La revista La Piquiña es una publicación en parlache, cuya dirección, producción y edición está a cargo de Mauricio García, un joven habitante de un barrio popular de Medellín.


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