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Forma y Función

Print version ISSN 0120-338X

Forma funcion, Santaf, de Bogot, D.C. vol.22 no.22 Bogotá Jan./June 2009

 

LA DIMENSIÓN ARGUMENTATIVA
DE LAS MEMORIAS DISCURSIVAS.
EL CASO DE LOS DISCURSOS GOLPISTAS
DE LA PRENSA ESCRITA ARGENTINA
(1930-1976)
*

THE ARGUMENTATIVE DIMENSION
IN DISCURSIVE MEMOIRS. THE CASE
OF THE COUP D’ETAT DISCOURSES
IN THE ARGENTINIAN PRESS (1930-1976)

 

María Alejandra Vitale
Universidad de Buenos Aires, Argentina
vitaleale@fibertel.com.ar

Artículo de investigación recibido 12-12-07, artículo aceptado 04-05-09


Resumen

El propósito de este artículo es caracterizar la dimensión argumentativa de las memorias discursivas, específicamente en el caso de los editoriales y comentarios emitidos por la prensa escrita argentina para apoyar los sucesivos golpes de Estado durante el periodo 1930-1976. Para estudiar esta dimensión argumentativa en el caso aquí analizado, se denomina memoria retórico-argumental al retorno (transformación u olvido, en una serie discursiva) de estrategias persuasivas que tienen la función de generar la adhesión a dichos golpes militares. Se siguieron dos vías para tal fin, en el marco de la tendencia francesa de Análisis del Discurso y desde una perspectiva retórica de estudio de la argumentación: el análisis de los tópicos y de las técnicas argumentativas.

Palabras clave: prensa escrita, golpes de Estado, memoria retórico-argumental, tópicos, técnicas argumentativas.


Abstract

This article seeks to characterize the argumentative dimension of the discursivememory (Courtine, 1981, 1994), specifically in the case of the editorials and comments issued by the Argentinian written press in order to support the successive Coups d´Etat, during the period of 1930-1976. To analize this argumentative dimension, we called argumentative-rhetoric memory the return (the transformation or oblivion in the discursive series) of persuasive strategies which, in the case here analyzed, have the function of creating the political adhesion to such Coups d´Etat. Two ways were followed within the French tendency of discourse analysis (Charaudeau & Maingueneau, 2005; Maingueneau, 1996) and from the rhetoric perspective of study of argumentation (Perelman y Olbrechts-Tyteca, 1989; Amossy, 2000): the analysis of the topics and the argumentative techniques.

Keywords: written press, coups d´Etat, argumentative-rhetoric memory, topics, argumentative techniques.


Introduction

LA HISTORIA ARGENTINA del siglo XX está signada por un periodo de más de cincuenta años caracterizado por la inestabilidad política y la sucesión de golpes de Estado. En efecto, desde 1930 a 1976 Argentina cedió a "la tentación autoritaria" con la intermitente instauración de gobiernos militares que constituyeron un sistema político que privó al pueblo de los medios legales para aceptar o rechazar los hombres destinados a gobernarlo. Esta inestabilidad política ha sido explicada por Rouquié (1986, p. 419) como una crisis de hegemonía, producto de la existencia de una clase dominante dividida que no pudo equilibrar los conflictos intersectoriales. Ante esto, las fuerzas armadas procuraron "una hegemonía burocrática de sustitución, es decir una organización de consentimiento de las capas subordinadas en torno a un proyecto nacional". La inestabilidad política funcionó así como un mecanismo estabilizador de todo el sistema social, pues los golpes de Estado bloquearon los desequilibrios sociales intentando resolver los conflictos internos de los grupos dominantes cuando estos llegaron a amenazar la estabilidad y tal vez la existencia de todo el sistema global. Sin embargo, estas intervenciones estabilizadoras impidieron al mismo tiempo la preponderancia de un sector social sobre los demás, lo que perpetuó la crisis de hegemonía y reprodujo la inestabilidad política. De este modo, a partir de que el general José Félix Uriburu derrocara el 6 de septiembre de 1930 al presidente constitucional Hipólito Yrigoyen, de la Unión Cívica Radical, se sucedieron en Argentina otros cinco golpes de Estado: el del 4 de junio de 1943, el del 16 de septiembre de 1955, el del 29 de marzo de 1962, el del 28 de junio de 1966 y el del 24 de marzo de 19761.

La prensa escrita, un factor esencial en la constitución de la opinión pública (Habermas, 1981, p. 1998) y de la doxa (Bourdieu-Eagleton, 2000) en las sociedades modernas, apoyó en Argentina aquellos golpes militares. El propósito de este artículo es, así, caracterizar la dimensión argumentativa de las memorias discursivas (Vitale, 2007a, 2007b) en los editoriales y comentarios que los diarios y revistas argentinos produjeron para justificar los sucesivos quiebres de la democracia2.

He indagado en la dimensión argumentativa de las memorias discursivas en el marco de la tendencia francesa de Análisis del Discurso (Charaudeau & Maingueneau, 2005; Maingueneau, 1996), en la que se inscribe la noción misma de memoria discursiva, definida por Courtine (1981, 1994) como el retorno, transformación u olvido, en la actualidad de un acontecimiento discursivo, de enunciados ya dichos con anterioridad.

El tema de las memorias discursivas cobró centralidad en la última etapa de las investigaciones de Michel Pêcheux, insertas en el proyecto RCP (Recherche Coopérative Programée) ADELA (Analyse de Discours et Lecture D ´Archive), que tuvo una corta existencia pues fue creado oficialmente en 1982 y se diluyó en 1983 tras su temprana muerte (Maldidier, 1990). Pêcheux se interesa entonces en lo que denomina espacio de memoria de una secuencia, noción que asimila a la de interdiscurso y que da cuenta del cuerpo socio-histórico de trazos discursivos previos en los que esa secuencia se inscribe.

Con prólogo de Pêcheux, en 1981 Jean-Jacques Courtine había publicado un trabajo sobre el discurso comunista dirigido a los cristianos, que focalizaba el estudio de las memorias discursivas. Courtine plantea que todo enunciado producido en condiciones determinadas en una coyuntura hace circular formulaciones anteriores, ya dichas, lo que constituye un efecto de memoria en la actualidad de un acontecimiento, bajo la forma de un retorno. De allí que establezca como un camino insoslayable para el estudio de la memoria discursiva el análisis de las relaciones parafrásticas que un enunciado entabla con otros ya producidos en una serie temporal determinada.

Estas propuestas han sido retomadas más recientemente por investigadores de la Universidad de Campinas, Brasil, y de la Universidad de Buenos Aires, Argentina, quienes han estudiado las memorias discursivas como constructoras de identidades sociales, nacionales o políticas y como regímenes de enunciabilidad, matrices de inclusión y de exclusión de enunciados que determinan lo que puede o no ser dicho desde diferentes posiciones ideológicas (Arnoux, 2005, 2008; Mariani, 1998; Orlandi, 1993; Zoppi-Fontana, 2004). Sin embargo, no han focalizado su dimensión argumentativa, lo que lleva a indagar en los mecanismos desplegados por las memorias discursivas que tienen la función de provocar la adhesión, de crear consenso en torno a cierta opinión, en el caso aquí analizado, el apoyo a los sucesivos golpes militares en Argentina.

Para estudiar esta dimensión argumentativa, denominé memoria retórico-argumental al retorno, transformación u olvido, en una serie discursiva, de estrategias persuasivas que tienen la función de generar la adhesión a favor de una tesis. En los editoriales y comentarios de la serie discursiva estudiada, identifiqué dos memorias retórico-argumentales golpistas, cuyos discursos fundadores3 surgen para apoyar el golpe de Estado de 1930. Denominé a una memoria retórico-argumental (MRA) golpista liberal, porque aceptó el sistema demo-liberal basado en los partidos políticos, pero justificó los golpes de Estado argumentando que los gobiernos derrocados no respetaron la democracia y que las fuerzas armadas, por el contrario, la restablecerían. Denominé a otra memoria retórico-argumental (MRA) golpista nacionalista antiliberal, porque despreció el régimen demo-liberal y apoyó los quiebres de la democracia orientando a favor de que las fuerzas armadas fundaran un nuevo orden institucional con componentes corporativos.

Estas memorias son, respectivamente, inherentes a dos sectores del espectro ideológico de las derechas4. La MRA golpista liberal se vincula con la derecha que la historiografía (McGee Deutsch, 2005; Rock et al., 2001) llama conservadora, caracterizada como el sector más moderado de las derechas, que acepta el gobierno representativo y otros principios liberales en grado variable y que se beneficia del orden existente y se esfuerza por mantenerlo. La MRA golpista nacionalista antiliberal se vincula con la derecha llamada nacionalista, caracterizada como el sector más extremo de las derechas, que encontró un legado en el fascismo europeo de los años 30, que desprecia el electoralismo desde un marcado antiliberalismo y que suele conjugar tendencias reaccionarias que buscan restaurar el pasado con tendencias que promueven cambios drásticos, aunque no inspirados en el marxismo.

 

1. Sobre el estudio de las memorias retórico-argumentales

Siguiendo la perspectiva clásica de Courtine sobre las memorias discursivas, el análisis de las memorias retórico-argumentales lleva a focalizar la reformulación parafrástica de enunciados ya dichos. La propuesta de Fuchs (1994, pp. 131-132) sobre la paráfrasis resulta adecuada para esta tarea no solo porque la concibe desde una aproximación discursiva como un parentesco semántico o un "aire de familia", "una red compleja de similitudes que se encadenan y se entrecruzan", sino también porque permite considerar tanto la permanencia del sentido como sus variaciones, motivadas en cambios de las condiciones socio-históricas de producción de los enunciados parafraseados.

En cuanto al abordaje de la búsqueda de la adhesión, la calificación misma de retórico-argumental al término memoria da cuenta de una perspectiva retórica de estudio de la argumentación, donde es central la noción de tópico. En efecto, en la serie discursiva estudiada, se identifica el retorno y la transformación de una serie de tópicos, entendidos no en el sentido aristotélico (Aristóteles, 1978) de formas vacías que sirven para tomar argumentos válidos para cualquier tema, sino como opiniones que pertenecen a la doxa y que son considerados evidentes, fuera de discusión por un grupo social determinado (Amossy, 2000). De allí que en los discursos golpistas se manifestaran de modo recurrente en descripciones definidas e indefinidas (Ducrot, 1982, 1984) y en nominalizaciones (Sériot, 1986), formas sintácticas vinculadas con el efecto de evidencia.

Por otra parte, las memorias retórico-argumentales golpistas se expresaron en el retorno y la transformación de ciertas técnicas argumentativas, codificadas por Perelman y Olbrechts-Tyteca (1989) en diversos esquemas caracterizados por procedimientos de enlace y de disociación5.

 

2. Tópicos característicos de las memorias retórico-argumentales golpistas

Para apoyar los sucesivos golpes militares, la MRA golpista liberal y sus discursos fundadores en 1930 esgrimieron los tópicos que denominé el gobierno derrocado no respetaba la democracia y las fuerzas armadas restablecerán la democracia. El siguiente cuadro ejemplifica con descripciones y nominalizaciones que manifestaron estos tópicos en la serie 1930-1976.

(1) Véase "Vida que pasa", en Atlántida (1930, septiembre 18). Esta revista era un exitoso semanario donde
publicaban los mejores escritores argentinos del momento, como Leopoldo Lugones y Horacio Quiroga.
(2) Véase "Jurará ante el pueblo el gobierno provisional", en El Diario (1930, septiembre 8). Creado en 1881,
este diario vespertino era conocido por publicar novelas del escritor francés Emile Zola en forma de
folletines.
(3) Véase la editorial de El Mundo (1943, junio 8). Este diario apoyó al gobierno militar para que terminara
con la política de fraude electoral seguida por el gobierno derrocado del conservador Ramón Castillo y,
en plena Segunda Guerra Mundial, fue marcadamente favorable a los Aliados.
(4) Véase la editorial de El Mundo (1943, junio 5).
(5) Véase "Una dictadura", en Criterio (1955, octubre 27). Esta revista católica había sido desde su fundación
en 1928 antiliberal y crítica de la democracia parlamentaria, pero frente a los conflictos entre Juan
Domingo Perón y la Iglesia Católica, interpretados como una persecución religiosa motivada en las
tendencias totalitarias de Perón, se alió en 1955 en su contra con los sectores de ideología liberal.
(6) Véase "Hora de colaboración", en Clarín (1955, septiembre 25). Diario publicado en la actualidad por el
multimedios más poderoso de Argentina, en aquel momento no pertenecía a la cadena de medios oficiales
del peronismo, denominada ALEA, que constaba de diecisiete diarios, diez revistas, cuatro agencias de
noticias, más de cuarenta radios y el único canal de televisión. En cuanto al general Lonardi, se trata de
quien encabezó el golpe militar que derrocó a Juan Domingo Perón.
(7) Véase la editorial de La Nación (1962, marzo 30). Diario liberal-conservador fundado en 1870 y publicado
hasta hoy, se caracteriza por ser portavoz de la Sociedad Rural y por su marcado antiperonismo. Así, en
1962 criticó al presidente derrocado, Arturo Frondizi, porque permitió que el peronismo, proscripto
desde el derrocamiento de Perón en 1955, se presentara a elecciones legislativas.
(8) Véase "La semana política", en La Nación (1966, julio 3).
(9) Véase la editorial de La Prensa (1976, marzo 27). Este diario liberal-conservador, fundado en 1869, fue
expropiado en 1951 por Perón y fue devuelto a sus dueños luego del golpe militar de 1955. Desde entonces
continuó sosteniendo un ferviente antiperonismo.
(10) Véase la editorial de La Prensa (1976, marzo 25).

Como huellas de la incidencia de los contextos socio-históricos en la materialidad lingüística, se observa en el cuadro que el tópico el gobierno derrocado no respetaba la democracia se manifiesta en 1930 y en 1955, ante el derrocamiento de gobiernos surgidos de movimientos populares de masas, el de Hipólito Yrigoyen y el de Juan Domingo Perón, en el lexema "dictadura". En 1976, la acusación es levemente menos grave, dado que el gobierno de la viuda de Perón, María Estela Martínez, es representado por la prensa escrita como una "autocracia". En contraposición, se percibe que el carácter democrático del gobierno de Arturo Frondizi y el de Arturo Illia, derrocados, respectivamente, en 1962 y 1966, resulta menos duramente juzgado, dado que el tópico el gobierno derrocado no respetó la democracia está solo sobreentendido en las referencias a la postura democrática de las fuerzas armadas.

En cuanto a la MRA golpista nacionalista antiliberal y sus discursos fundadores en 1930, apoyaron los sucesivos golpes militares mediante una estrategia argumentativa basada en un tópico que denominé el régimen liberal no se adecua a la realidad del país y es un sistema del pasado. El siguiente cuadro ejemplifica con descripciones y nominalizaciones que expresaron este tópico en la serie 1930-1976.


(1) Véase "La quiebra del Parlamento", en La Nueva República (1930, septiembre 20). Periódico nacionalista
cuya posición ideológica se inspiraba en dos fuentes básicas: el tradicionalismo católico de raíz tomista y
la doctrina de Charles Maurrais, embebida de antiliberalismo.
(2) Véase "La quiebra del Parlamento", en La Nueva República (1930, septiembre 20).
(3) Véase "Esto no lo borra nadie", en Crisol (1943, junio 10). Diario de agitación pronazi dirigido a un público
popular, se caracterizó por un furioso antisemitismo.
(4) Véase "Consideraciones sobre la revolución", en Criterio (1943, junio 17).
(5) Véase "Discurso a los militares", en Nueva Política (1943, agosto 29). Revista trimestral fundada por
Marcelo Sánchez Sorondo, ideólogo del pensamiento nacionalista, filofascista y antisemita, que luego fue
fundador de la revista Azul y Blanco y del periódico 2.ª República.
(6) Véase "Una generación que se reencuentra", en Esto es (1955, octubre 10). Semanario nacionalista ligado a
un sector de los industriales argentinos.
(7) Véase "O dictadura nacional o elecciones con juego limpio", en 2.ª República (1962, abril 25).
(8) Véase "Ayuda memoria", en 2.ª República (1962, abril 18).
(9) Véase "En la línea de las reivindicaciones nacionales", en Imagen (1966, 2.ª quincena de julio). El gobierno
del presidente derrocado, Arturo Illia, incluyó a esta revista, junto con las revistas Azul y Blanco, Atlántida,
Confirmado y Primera Plana en una denuncia penal bajo la acusación de instigación a la rebeldía.
(10) Véase "Lo mejor de lo peor", en Azul y Blanco (1966, julio 7).
(11) Véase "El país niega a Onganía el derecho a fracasar", en Azul y Blanco (1966, julio 7).
(12) Véase "Moralidad, idoneidad, eficiencia", en Gente (1976, abril 1). Esta revista semanal es publicada en la
actualidad. Mezcla temas serios con frívolos, en particular relativos a los "ricos y famosos".
(13) Véase la editorial del Cabildo (1976, agosto 6). Revista nacionalista de extrema derecha y de marcado
antisemitismo.

El tópico el régimen liberal no se adecua a la realidad del país y es un sistema del pasado fue empleado en la serie discursiva 1930-1976 para orientar a favor de que las fuerzas armadas sustituyeran las instituciones demo-liberales por otras con un componente corporativo. A partir del golpe de Estado de 1943 se entrelaza con el cliché "el país real", expresión que permite sobreentender que las instituciones liberales de Argentina correspondían a un país aparente.

Otro tópico empleado por la MRA golpista nacionalista antiliberal y sus discursos fundadores en 1930 es el que denominé mito de la nación católica, recurriendo al sintagma empleado por Zanatta (1996). En este caso, se trata de una construcción ideológica que postula como criterio de legitimidad de un gobierno la búsqueda del bien común de acuerdo con los principios de la doctrina católica, contrariamente al liberalismo, que toma como criterio el mandato popular expresado en el sufragio. El mito de la nación católica, también a diferencia del liberalismo, difumina tanto los límites entre la Iglesia y el Estado como entre el poder celestial y el poder terrenal, y promueve por ello la instauración de un Estado católico, tarea que la Iglesia delega en el Ejército, que junto con la Iglesia misma constituiría las bases de la nacionalidad.

A través del mito de la nación católica los discursos fundadores en 1930 de la MRA golpista nacionalista antiliberal representaron al general Uriburu como el "vicario de Dios en la Tierra" que plasmaría "el nuevo orden" adecuado a la doctrina católica. Este tópico fue empleado por la prensa escrita argentina para apoyar los golpes militares de 1930, 1943, 1966 y 1976, pues las fuerzas armadas fueron representadas como las guardianas de la esencia misma de la Patria que es el cristianismo. De allí que ante el golpe militar de 1943 surgieran una serie de expresiones, como "el ser permanente de la Nación" o "la entraña de nuestro ser" que serían parafraseadas en los golpes militares de 1966 y de 1976 en el cliché "el ser nacional". El siguiente cuadro exhibe las citadas descripciones definidas que expresaron este tópico.

(1) Véase "El nuevo orden", en La Nueva República (1930, marzo 20).
(2) Véase la editorial del Crisol (1943, junio 6).
(3) Véase "El fin de la revolución", en Nueva Política (1943, agosto 29).
(4) Véase la editorial del Clarín (1966, julio 3 y 4).
(5) Véase la editorial del Clarín (1976, marzo 25).

Si bien en las coyunturas golpistas de 1955 y de 1962 el mito de la nación católica es olvidado por la prensa escrita6, en 1962 es usado por el discurso militar, donde se articuló —como sucedería posteriormente en los diarios y las revistas— con la Doctrina de la Seguridad Nacional (García, 1991), bajo la representación de las fuerzas armadas como defensoras del cristianismo, lo cual era un freno ante el avance continental del comunismo7. En relación con el empleo de este tópico, se destaca que ante el derrocamiento de María Estela Martínez de Perón, el 24 de marzo de 1976, fue también usado por la MRA golpista liberal, como un indicador de una alianza entre las dos memorias golpistas frente al enemigo común "subversivo"8.

 

3. Técnicas argumentativas compartidas por ambas memorias golpistas

Las memorias retórico-argumentales no constituyen bloques cerrados ni homogéneos, lo cual en el caso aquí analizado se manifestó en que la MRA golpista liberal y la MRA golpista nacionalista antiliberal compartieron, durante el periodo 1930-1976, técnicas persuasivas para apoyar los sucesivos derrocamientos militares. Sin embargo, se destaca el hecho de que ellas no fueron retomadas para justificar el golpe militar de 1962, peculiaridad discursiva que acompaña la naturaleza distintiva de este derrocamiento. En efecto, el golpe de Estado de 1962 se diferencia de los otros en que fue el único en el que, en vez de un líder militar, asumió un civil, el presidente del Senado, bajo un simulacro de sucesión legal9.

Una de aquellas técnicas persuasivas es el tipo de argumento que Perelman y Olbrechts-Tyteca (1989, pp. 684-698) denominan la retórica como procedimiento. Este argumento es producto de una disociación nocional que da lugar a lo que estos autores llaman parejas filosóficas, en las que se identifica un término I, descalificado, y un término II, valorado, en este caso artificial-natural, falso-verdadero, verbal-real. En efecto, mediante este argumento la retórica es descalificada al ser asociada con los término I de aquellas parejas, lo artificial, falso y verbal. El siguiente cuadro ejemplifica el empleo de este argumento en los discursos golpistas estudiados.

(1) Véase "Palabras nuevas, nuevo estilo", en La Fronda (1930, septiembre 9). Diario fundado en 1919 como
órgano del Partido Conservador, consideró al presidente derrocado, Hipólito Yrigoyen, inaceptablemente
demagógico y lo fustigó con violencia.
(2) Véase "Hora de colaboración", en Clarín (1955, septiembre 25).
(3) Véase la editorial de La Nación (1966, julio 29).
(4) Véase la editorial del Clarín (1976, marzo 17).

En la serie discursiva ejemplificada, el argumento de la retórica como procedimiento orientaba a favor de los golpes militares representando —implícitamente en 1955— el discurso de los gobiernos derrocados como engañoso y desvinculado de la realidad. Las fuerzas armadas, en cambio, quedaban relacionadas —de modo explícito en 1955 y de modo implícito en los restantes golpes— con un discurso sin retórica, y por ello vinculado con lo natural, verdadero y real.

Otra técnica argumentativa que se insertaba en una red de relaciones parafrásticas compartida por la MRA golpista liberal y la MRA golpista nacionalista antiliberal es el tipo de argumento que Perelman y Olbrechts-Tyteca (1989, pp. 477-479) denominan la interacción acto-persona, mediante el cual se valora un acto en función de la opinión que se tiene de la persona que lo ejecuta. En los discursos golpistas, este argumento se manifestó en las referencias por parte de la prensa escrita, en la serie 1930-1976, a las virtudes de las fuerzas armadas y de sus ministros, entre ellas el prestigio. El cuadro que sigue ejemplifica el uso del argumento de la interacción acto-persona en los discursos golpistas de la prensa escrita argentina.

(1) Véase "La Política", en La Nueva República (1930, septiembre 20).
(2) Véase "Dr. Eduardo Busso. Ministro del Interior y Justicia", en Clarín (1955, septiembre 25).
(3) Véase "Caleidoscopio político", en La Nación (1966, julio 7).
(4) Véase la editorial del Clarín (1976, marzo 28).

Otra técnica argumentativa compartida por ambas memorias fue el tipo de argumento que Perelman y Olbrechts-Tyteca (1989, pp. 434-443) denominan de la dirección. Este argumento implica la existencia de una serie de etapas hacia un objeto determinado, temido la mayoría de las veces, y la dificultad, si no la imposibilidad, de pararse en el camino, por eso en la dimensión del pathos (Aristóteles, 1978, pp. 200-248) se orientó a despertar en el auditorio pasiones como el miedo o la angustia ante los gobiernos derrocados y alivio y tranquilidad ante los golpes de Estado. El siguiente cuadro ejemplifica el empleo del argumento de la dirección en la serie discursiva analizada.


(1) Véase "Vida que pasa", en Atlántida (1930, septiembre 18).
(2) Véase la editorial del Cabildo (1943, junio 5).
(3) Véase "Cita de honor con la libertad", en Clarín (1955, septiembre 23).
(4) Véase la editorial del Clarín (1966, julio 3).
(5) Véase la editorial del Clarín (1976, marzo 17).

En esta red de relaciones parafrásticas, el argumento de la dirección se inscribió en la materialidad lingüística en la metáfora orientacional (Lakoff & Turner, 1995) que se puede sintetizar como "el bien está arriba/el mal está abajo" y que se manifestó particularmente en los lexemas "abismo/s", "caída" y "hundía"10.

En relación con el uso de metáforas, en los discursos golpistas emitidos por la prensa escrita argentina adquirió protagonismo la metáfora biológico-médica de la enfermedad. Esta metáfora manifiesta la particularidad de que los elementos del foro pertenecen al campo del organismo humano y los del tema, al campo político y social, que al ser asimilados a aquellos son biologizados11. Por esto realiza acabadamente una de las operaciones fundamentales de la ideología a la que se refiere Eagleton (1997, p. 88), la naturalización de procesos que son de índole sociohistórica.

El siguiente cuadro ejemplifica la metáfora biológico-médica de la enfermedad en la serie 1930-1976.

(1) Véase "El nuevo gobierno nacional", en El Cronista Comercial (1930, septiembre 9). Matutino fundado en
1908 como medio que buscaba informar y orientar sobre la industria, la banca y el comercio.
(2) Véase La Nueva República (1930, septiembre 5).
(3) Véase "La política", en La Nueva República (1930, septiembre 20).
(4) Véase la editorial del El Cronista Comercial (1943, junio 6).
(5) Véase "Consideraciones sobre la revolución", en Criterio (1943, junio 17).
(6) Véase "Reflexiones sobre nuestra política", en Nueva Política (1943, agosto 29).
(7) Véase "Paz y serenidad", en Crítica (1955, septiembre 22). En la década de los años cuarenta, el diario se
mostró hostil ante el ascendente coronel Juan Domingo Perón, quien, sin embargo, como presidente
logró convertirlo en adepto a su régimen mediante la compra de sus acciones. Por eso los primeros días
posteriores a su derrocamiento se distanció del golpe de Estado, pero rápidamente cambió de posición y
apoyó al gobierno militar.
(8) Véase la editorial del Clarín (1966, julio 4).
(9) Véase "Carta", en Siete Días (1976, abril 2). Semanario de perfil similar a la revista Gente, salió en 1965 como
suplemento semanal del diario La Razón hasta que en 1967 comenzó a publicarse de modo independiente.
(10) Véase "El desencanto como manía", en Extra (1976, mayo). Revista creada en 1965 y cerrada en 1990 que
siempre tuvo poca venta pero que, ligada al poder empresario, publicaba gran cantidad de avisos.

Si bien las dos memorias golpistas identificadas emplearon la metáfora biológico- médica de la enfermedad para argumentar a favor de los sucesivos golpes militares, se perfila una diferencia importante entre ellas: la MRA golpista liberal identifica la enfermedad que padecía Argentina con los gobiernos derrocados o con la situación reinante en ellos, mientras que la MRA golpista nacionalista antiliberal asimila la enfermedad con el sistema demo-liberal mismo. En los ejemplos incluidos en el cuadro, esto se observa en los discursos fundadores de 1930 de la MRA golpista liberal, cuando Hipólito Yrigoyen es de modo implícito asimilado a un "obstáculo para la salud de la República", y en 1976 cuando la enfermedad —frente a la "salud" que traerían los militares— queda de modo implícito asociada a los enfrentamientos que proliferaron durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón. En los discursos fundadores en 1930 de la MRA golpista nacionalista antiliberal, en cambio, la enfermedad es asimilada al propio régimen plebiscitario, y ante el golpe militar de 1943, el electoralismo es representado específicamente como un "cáncer".

Por otra parte, al considerar los entornos de los lexemas o sintagmas que manifiestan esta metáfora, se observa que los matices de sentido que cobra la enfermedad variaron según fuese empleada en diferentes coyunturas golpistas, lo que en el cuadro anterior se advierte en el ejemplo tomado del golpe militar de 1955. En efecto, en una coyuntura en la que los medios escritos destacaron el peligro cierto de la guerra civil, la salud cobraba el sentido de la paz, y la enfermedad, el de la lucha y la pugna.

En la MRA golpista nacionalista antiliberal y en sus discursos fundadores en 1930, por último, se destaca la metaforización de los militares como cirujanos que realizan una intervención quirúrgica que provoca un dolor necesario para la salud del cuerpo social. Por ello la metáfora biológico-médica de la enfermedad no solo orientó a favor de los golpes de Estado, sino que tendió a legitimar las prácticas represivas que penetraron y cercenaron los cuerpos mismos de las víctimas de la violencia militar o (para)policial.

 

4. A modo de conclusión

La dimensión argumentativa de las memorias discursivas ha sido caracterizada aquí en el caso de los editoriales y comentarios publicados por la prensa escrita argentina que justificaron los sucesivos quiebres de la democracia, durante el periodo 1930-1976. Para ello, he seguido, desde una perspectiva de estudio retórica de la argumentación, dos vías de análisis: la de los tópicos y la de las técnicas argumentativas.

El estudio de los tópicos permite diferenciar dos memorias retórico-argumentales golpistas, la liberal y la nacionalista antiliberal. La memoria golpista liberal basó su argumentación a favor de los golpes militares en los tópicos que denominé el gobierno derrocado no respetaba la democracia y las fuerzas armadas restablecerán la democracia. En relación con ello, numerosos historiadores, como Rock (1993) y Romero (2003), han dado cuenta de una serie de elementos contextuales que funcionaron como condiciones de posibilidad para que esta tópica fuera esgrimida para apoyar el golpe militar de 1930 que derrocó a Hipólito Yrigoyen. En efecto, destacan que Yrigoyen implementó un gobierno fuertemente centralizado que intervino provincias no solo para depurar gobiernos de origen espurio, sino, en algunos casos, como maniobra política para llevar al poder a hombres adictos a su partido y agregan que los yirigoyenistas se habían enredado en una larga lucha por la supremacía, que los llevó a asesinar a un líder de la oposición. La práctica sistemática del fraude electoral que fue implementada en Argentina durante la década del treinta hasta principios de los años cuarenta, así mismo, vició el sistema democrático y constitucional contribuyendo al retorno de aquella tópica ante el derrocamiento de Ramón Castillo, en 1943. Por otra parte, Romero (2003, p. 40) hace hincapié en que posteriormente tanto Juan Domingo Perón como Arturo Frondizi y Arturo Illia desestimaron al Parlamento como ámbito central de discusión y acuerdo en la política republicana democrática. En el caso del golpe militar de 1955, el aumento paulatino en el régimen peronista de organismos, prácticas y legislación represivos constituyó un contexto fértil para el retorno de aquellos tópicos12.

La memoria golpista nacionalista antiliberal, por su parte, justificó los derrocamientos sobre la base de los tópicos que denominé el régimen liberal no se adecua a la realidad del país y es un sistema del pasado y el mito de la nación católica. El primero surgió para argumentar a favor del golpe de Estado de 1930 en un contexto donde, para usar la metáfora empleada por Halperín Donghi (2003), "la tormenta del mundo" provocaba en todo occidente la crisis de las instituciones representativas liberales al tiempo que la nueva derecha en Argentina se nutría ideológicamente del pensamiento contrarrevolucionario europeo desarrollado a partir de la Revolución Francesa (Rock et al., 2001). Este tópico se manifestó en las restantes coyunturas golpistas y se vivificó en los años sesenta con la ideología tecnocrática de la modernización autoritaria de la elite militar del momento, que adhería a las viejas doctrinas antiparlamentarias, como las de Maurras y Mussolini, salpicadas de modernismo industrialista (Rouquié, 1986). En cuanto al mito de la nación católica, emergió en 1930 al tiempo que la Iglesia católica argentina emprendía la tarea de cristianización del Ejército, hasta entonces "aconfesional" (Zanatta, 1996), para rearticularse a partir del nuevo contexto internacional de fines de los años cincuenta, signado por la revolución cubana y la guerra fría, con la Doctrina de la Seguridad Nacional, en la que el cristianismo aparecía como un freno ante el avance continental del comunismo.

Si bien los tópicos característicos de una y otra memoria golpista argumentaron a favor de las fuerzas armadas, lo hicieron para que instauraran dos regímenes políticos de índole diversa: una democracia proscriptora y restringida, en la memoria liberal, y un orden de tipo corporativo, en la memoria antiliberal.

A su vez, estas memorias retórico-argumentales compartieron una serie de técnicas argumentativas —la retórica como procedimiento, la interacción acto-persona, el argumento de la dirección y la metáfora biológico-médica de la enfermedad—, mediante las que apoyaron a las fuerzas armadas representándolas como portadoras de un lenguaje natural, verdadero y real, como figuras prestigiosas y como agentes que pondrían fin a la caída hacia el abismo en la que se encontraba Argentina durante los gobiernos derrocados. Así mismo, las fuerzas armadas fueron metaforizadas como médicos o cirujanos que devolverían la salud a un cuerpo social enfermo.

La incidencia de las memorias retórico-argumentales golpistas en la serie discursiva estudiada da cuenta de que la prensa escrita argentina contribuyó a la conformación de una cultura política autoritaria, que tendió a hacer aceptables ante la ciudadanía los sucesivos golpes militares. Por otra parte, y en relación con la metaforización de los militares como médicos y cirujanos, cabe recordar que, como sostienen Lakoff y Turner (1995), las metáforas modelan nuestra percepción de los acontecimientos, nuestra experiencia y nuestras acciones, por ello el recurrente empleo ante los golpes de Estado, durante el periodo 1930-1976, de la metáfora biológico-médica de la enfermedad fue sedimentando paulatinamente un imaginario represivo que funcionó como condición de posibilidad discusiva para el establecimiento del terrorismo de Estado que padeció Argentina en su historia reciente.


* Este artículo está basado en mi tesis de doctorado, defendida en el año 2006 en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.

1 Los presidentes derrocados en estos golpes militares fueron los siguientes: en 1943, el conservador Ramón Castillo; en 1955, el justicialista Juan Domingo Perón; en 1962, el radical intransigente Arturo Frondizi, en 1966, el radical del pueblo Arturo Illia, y en 1976, la justicialista María Estela Martínez de Perón.

2 A partir de las nociones —tomadas de Maingueneau (1984)— de universo, campo y espacio discursivo, dentro del campo discursivo periodístico seleccioné un espacio discursivo integrado por los discursos golpistas vinculados con el espectro ideológico de las derechas que se manifestó en los principales diarios, periódicos y revistas editados en la Capital Federal de la prensa comercial y de los grupos nacionalistas. El interés de los discursos de las derechas radica en que son los que han circulado mayoritariamente en la prensa escrita argentina y los que han influido ideológicamente en el aparato militar.

3 Orlandi (1993) caracteriza los discursos fundadores como aquellos que crean una nueva tradición de sentidos e instituyen una memoria discursiva, pues generan la posibilidad y las reglas de formación de otros discursos.

4 Sobre el espectro de las derechas, cabe explicitar que me basé en la definición amplia que da McGee Deutsch (2005, p. 21), es decir, como una oposición sin concesiones al marxismo y como una respuesta a las tendencias igualitarias y liberadoras de cada momento.

5 Perelman y Olbrechts-Tyteca (1989, p. 299) entienden por procedimientos de enlace aquellos esquemas que unen elementos distintos y permiten establecer entre ellos una solidaridad; por procedimientos de disociación, comprenden las técnicas de ruptura cuyo objetivo es disociar elementos considerados componentes de un todo. Entre estas, se ubica el tipo de argumento que denominan la retórica como procedimiento, y entre los procedimientos de enlace incluyen el argumento de la interacción acto-persona, el de la dirección y la metáfora, a los que me referiré más adelante.

6 Frente al derrocamiento de Perón, la intelectualidad católica representada en la figura de monseñor Franceschi, el director de la revista Criterio, realizó una suerte de autocrítica del mito de la nación católica señalando que el peligro de la asimilación entre el poder terrenal y el poder espiritual era que aquel terminara sojuzgando a este, lo que habría intentado hacer Perón con la Iglesia católica (véase "La Iglesia y la Revolución", en Criterio [1955, noviembre 24]). En cuanto al olvido del mito de la nación católica ante el golpe militar de 1962, podría explicarse considerando que las argumentaciones de la MRA golpista nacionalista antiliberal focalizaron un problema coyuntural clave, el resultado de las elecciones del 18 de marzo en las que había triunfado el peronismo, proscripto desde 1955 pero al que Frondizi había autorizado a competir, lo cual fue un detonante inmediato de su derrocamiento.

7 En el comunicado que las fuerzas armadas emitieron ante el derrocamiento de Frondizi, sostienen de sí mismas que "señalaron más de una vez las graves contradicciones de la política gubernamental interferida e inficionada de paralelismos nocivos e inconstitucionales con nuestra vocación de nación libre, cristiana y democrática". La descripción "nuestra nación libre, cristiana y democrática" equiparaba el anticomunismo, connotado en "nación libre", con el cristianismo y la democracia, de los cuales las fuerzas armadas se asumían como garantes.

8 Sobre la mayor homogeneidad que presentan los discursos golpistas de 1976 y su relación con la alianza de los diversos sectores de las derechas en una coyuntura de aguda conmoción social, véase Vitale (2007a).

9 José María Guido asumió como presidente de Argentina mediante la aplicación del Artículo 75 de la Constitución Nacional y de la ley de acefalía, pues la vicepresidencia estaba vacante desde la renuncia del vicepresidente de Frondizi, Alejandro Gómez, a fines de 1958.

10 En Vitale (2007b), analicé los diversos sentidos que la caída hacia el abismo adquiría según fuese invocada en una u otra memoria y en una u otra coyuntura golpista.

11 Perelman y Olbrechts-Tyteca (1989, p. 611) conciben la metáfora como una analogía condensada, que resulta de la fusión de un elemento del foro con un elemento del tema. En efecto, estos autores describen la analogía como una similitud de estructuras, cuya fórmula más general sería: A es a B lo que C es a D. Llaman tema al conjunto de los términos A y B, los cuales contienen la conclusión, y foro al conjunto de los términos C y D, los cuales sirven para sostener el razonamiento.

12 Rock (1993, pp. 378-379) se refiere a la creación de nuevos organismos policiales con secciones especiales para vigilar los sindicatos y los partidos políticos, a la sanción de una ley sobre traición y espionaje que ampliaba las definiciones de crímenes contra el Estado y aumentaba las facultades de la policía para investigarlos y a la vigencia de una nueva ley, denominada Ley de Desacato, que amplió las definiciones y elevó las penas por libelo, calumnia o difamación contra autoridades públicas y que llevó a la cárcel o al exilio en Uruguay a varios oponentes al gobierno peronista.


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