SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.22 número1Germán de GrandaLyndy Arriaga Díaz, Latín Básico: Morfología, ejercicios, antología (4.ª ed.): Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional, 2006. 134 páginas índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • En proceso de indezaciónCitado por Google
  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO
  • En proceso de indezaciónSimilares en Google

Compartir


Forma y Función

versión impresa ISSN 0120-338X

Forma funcion, Santaf, de Bogot, D.C. v.22 n.22 Bogotá ene./jun. 2009

 

RESEÑAS

Mataliwa Kulijaman, Marie Fleury & Eliane Camargo, Kaptëlo.
L’origine du ciel de case et du roseau á flèches chez les Wayana
(Guyanes).

París: Ediciones del Comité de Trabajos Históricos y Científicos, cths, 2007. 111 páginas. Edición bilingüe francés-wayana.


"LA TIERRA es como una persona. Sabe muchas cosas: necesita aire y agua". Con estas palabras del co-autor wayana1, habitante de la aldea Antécume Pata en la Guyana francesa, se abre la puerta a los relatos e imágenes de un pueblo amerindio.

En la concepción tradicional se pueden cruzar las fronteras de los mundos. El ritual de iniciación para los jóvenes consiste en soportar la aplicación de hormigas en la piel. Este ritual se practicó por primera vez con todos los miembros de la aldea de Iselu, para celebrar el aprendizaje recién adquirido de fabricar la gran casa comunal, bajo la belleza de un disco pintado que se coloca en el techo hacia los danzantes, la música y los instrumentos. Todos estos fueron los nuevos saberes traídos por Iselu de su viaje a una aldea (de otro mundo) donde festejaban. Iselu salió de cacería pero fue atraído por la música. Al llegar al sitio del festejo, lo convocó el anciano dueño, conocedor y primer fabricante del disco, maestro de la construcción de la casa comunal. Este enseña todo pero conmina a Iselu a regresar a su aldea y a transmitir a los suyos lo aprendido.

En la concepción tradicional tampoco hay fronteras cerradas entre hombres y animales. Así, una mujer de tiempos antiguos tomó por esposo una anaconda; se enamoró de los bellos diseños de su piel. Ese hombre enseñó a la familia de su mujer cómo fabricar flechas muy finas y un carcaj que podía flotar. Un día dormía enrollado en forma de serpiente, el cuñado lo descubrió, se asustó y lo hirió (con las mismas flechas dadas a la familia de la mujer). Se arrastró hasta el agua donde murió. Los hijos que esperaba la mujer (dos hombres, dos mujeres) crecieron rápidamente para tomar venganza. Como el padre, vuelven luego al agua a vivir con su familia de anacondas.

La construcción de la gran casa comunal circular, el tukusipan, termina cuando se ubica en la parte alta un disco de madera, el maluwan, con los símbolos heredados. La fabricación de este objeto cotidiano y ritual tiene asociados una serie de tabús propios del contacto con los espíritus (fabricación masculina a cargo de hombres adultos o viejos, peligro para parejas en embarazo o con hijos pequeños). Hoy en día el maluwan se vende como artesanía; al convertirse en objeto de intercambio necesario para la subsistencia, cualquier persona lo puede hacer. El saber asociado a la construcción de la casa comunal, una manera de vivir que también queda en el pasado, se pierde.

Las flechas decoradas para la caza y para la pesca (y quizá para la guerra antes) son otra tradición que identificó a los Wayana-Apalai. No se trataba simplemente de un saber técnico ni de una intención de ornar un objeto. Como en el caso del maluwan, las flechas hoy en día son una artesanía con pocos usos cotidianos (pesca menor, juego infantil) dado que la caza mayor se hace con escopeta.

El libro cuenta una historia; como siempre hay que remontarse a un origen, a un momento en el que se aprendió algo que se hereda y que debe mantenerse.

Sin embargo el libro también nos cuenta —en palabras del anciano— la preocupación y las discusiones sobre lo que ocurre hoy. En la región en la que viven los Wayana-Apalai hay otros grupos amerindios de familia Arawak, grupos de negros hablantes de "criollos" y poblaciones mezcladas. El portugués del Brasil, el francés de la Guyana y el holandés de Surinam son lenguas de contacto y administración de los territorios. La confluencia de lenguas, culturas, migraciones es especialmente notoria en esta parte de la Amazonía, resultado de la guerra entre las grandes potencias coloniales. La manera como se enajena la tradición inquieta a los wayanas (como a otros grupos) y en particular al autor. A pesar de la vorágine de cambios en la que están inmersos y de la cual son protagonistas, los indios de hoy se detienen a reflexionar sobre lo que ocurre y a preguntarse qué pasará si desaparece todo lo que los ha cohesionado y los ha diferenciado.

La coautoría entre el anciano indígena y la lingüista Camargo surge de un pedido explícito de Mataliwa, quien ve en el libro (un saber nuevo, un objeto nuevo)2 una forma de dejar una huella de la herencia que está obligado a transmitir, como lo hizo Iselu. De manera similar a muchos otros trabajos de rescate y documentación de tradición oral, esta obra presenta un breve panorama de la región y de la etnohistoria y condiciones actuales. Igualmente hay un marco lingüístico que incluye un léxico y un esbozo gramatical y bibliográfico. Esta obra tiene el mérito de valorizar adecuadamente el contenido a través de una cuidadosa edición y un trabajo gráfico de alta calidad. Los bellos motivos "decorativos" que han encontrado un buen mercado entre los occidentales aluden aquí —como en todos los casos de las artes visuales de pueblos amerindios— a un complejo mundo de concepciones entretejidas. La obra está pensada inicialmente para los dos mil wayana, pero no solo para ellos. El apoyo financiero permitió editar esta vez un texto para los Wayana-Apalai, para las escuelas indígenas, para la región amazónica en la que viven estos pueblos, para los especialistas, para el gran público, para las bibliotecas. Constatar cómo cambian radicalmente saberes y prácticas no es tan solo un asunto de los organismos internacionales cuya misión es proteger y documentar para la posteridad el patrimonio inmaterial de la humanidad.


1 Los grupos caribe que denominamos Wayana habitan hoy una vasta región fronteriza entre Brasil, Guyana francesa y Surinam. Se habla siempre de los Wayana-Apalai, ya que estos dos grupos mantienen alianzas e intercambios muy estrechos.

2 De manera congruente a la novedad del medio, la voz "kaptëlo" es un neologismo creado por Mataliwa; podría traducirse literalmente por "la tierra hacedora de cosas" (p. 10 de la obra reseñada).


MARÍA EMILIA MONTES RODRÍGUEZ
Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá

 

 

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons