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Forma y Función

Print version ISSN 0120-338X

Forma funcion, Santaf, de Bogot, D.C. vol.23 no.2 Bogotá July/Dec. 2010

 

PERFILES BIOGRÁFICOS

Alejandro D. Shvéitzer: lingüista, intérprete, teórico de la traducción e interpretación


NO RECUERDO CUÁNDO ni quién me reveló a mí, un investigador incipiente, uno de los secretos de la labor científica, a saber: proseguir leyendo todas las obras de un autor, si te agrada un trabajo científico escrito por este. Así me sucedió en 1973, cuando yo, siendo estudiante de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad Lingüística de Moscú, tomé el libro recién editado de Alejandro D. Shvéitzer Traducción e interpretación y lingüística: sobre la traducción e interpretación periodístico-informativa y publicista-militar.

El autor de este libro narraba de manera tan cautivadora el estado de la teoría lingüística de la traducción e interpretación en aquella época -sobre los logros de esta ciencia en la Unión Soviética y en el extranjero; sobre las posibilidades de aplicar modelos teóricos para describir y discernir el proceso de traducir, interpretar y resolver tareas concretas en la traducción/interpretación de una lengua a otra; sobre las regularidades en las actividades de los traductores e intérpretes; sobre los problemas semánticos, estilísticos y pragmáticos de la traducción e interpretación; y sobre los procedimientos de hecho para reflejar en los textos traducidos las particularidades funcionales y de género- que yo, desde aquel entonces, no he dejado de leer cualquier nuevo trabajo científico escrito por Alejandro D. Shvéitzer. En aquellos años, estos eran publicados en los Cuadernos del traductor/intérprete, en las colecciones de obras científicas y en los informes de las conferencias especializadas.

Opino que el hecho de que yo haya optado, a la hora de seleccionar mis intereses y preferencias científicos, por la teoría de la traducción e interpretación se debe ante todo a las investigaciones realizadas por Alejandro D. Shvéitzer.

Conocí al doctor Alejandro D. Shvéitzer a mediados de los años ochenta, cuando participé en el Instituto de Lingüística de la Academia de las Ciencias de la URSS en el seminario traductológico que él dirigía. Allí presencié discusiones científicas muy interesantes, matizadas por la erudición extraordinaria, el encanto y la inteligencia de nuestro tutor.

El diapasón de los intereses científicos del doctor en ciencias filológicas y catedrático Alejandro D. Shvéitzer (1923-2002) fue muy amplio, y no se limitó a la teoría de la traducción e interpretación. Era un eminente germanista, especialista de renombre en la esfera de la sociolingüística, conocedor brillante de la lengua inglesa y magnífico intérprete simultáneo.

En el transcurso de muchos años, Alejandro D. Shvéitzer trabajó en el Instituto de Lingüística de la Academia de las Ciencias de la URSS (desde 1992, Academia Rusa de las Ciencias), también impartió clases en la Universidad Estatal Lingüística de Moscú.

Alejandro D. Shvéitzer y varios otros famosos lingüistas soviéticos -ante todo, los académicos Gueorguiy V. Stepánov (célebre hispanista) y Victoria N. Yártseva- hicieron en los años sesenta y setenta del siglo pasado un aporte considerable en la elaboración de la teoría de las situaciones y los estados idiomáticos, de la interacción de los sistemas exterior e interior de la lengua y de las variantes nacionales de una lengua que es hablada en varias naciones. En este sentido, en los trabajos de Alejandro D. Shvéitzer fueron analizadas, en particular, las variantes del inglés en Estados Unidos, Canadá y Australia.

En total, le pertenecen al catedrático Alejandro D. Shvéitzer más de 150 obras científicas, entre ellas, 17 monografías, algunas de las cuales fueron publicadas en otros países.

Alejandro D. Shvéitzer formaba parte de una pléyade gloriosa de destacados especialistas en el campo de la ciencia traductológica soviética y rusa que dejaron su huella imborrable en la historia de esta ciencia en el ámbito nacional y mundial.

Me parece sorprendente el hecho de que en las décadas del sesenta al ochenta del siglo XX en Moscú hayan trabajado simultáneamente tales célebres teóricos y ejecutores de la traducción e interpretación como Leonid S. Barjudárov, Venedict S. Vinográdov, Vladimir G. Gak, Vilen N. Komisárov, Rurik K. Miniar-Belorúchev, Lev L. Nelubin, Isaak I. Revzin, Yákov I. Rétzker, Victor Yu Rozentsveig, Andrei V. Fiódorov, Mijail Ya Tsvíling, Gueliy V. Chernov, Leonora A. Cherniajóvskaya y Alejandro D. Shvéitzer. Un poco más tarde se les uniría una nueva generación, no menos talentosa, de peritos en traducción e interpretación: Sergio F. Goncharenko, Zinaida D. Lvóvskaya, Lev K. Látishev, Iván I. Ubin, Anatoliy F. Shiriáev.

Es poco probable que uno pueda hallar en la historia de la ciencia mundial ejemplo semejante del "peso unitario" tan alto de los destacados sabios en una sola rama de la ciencia, en un solo país y al mismo tiempo. Quizás, los trabajos pioneros en el terreno de la glosemática -escritos por famosos estructuralistas dinamarqueses como Lui Elmslev, Vigo Brendal, Hans Uldall y su precursor, Otto Espersen, quienes impresionaron la lingüística mundial a mediados del siglo XX- puedan ser comparados, conforme a los "indicadores" arriba mencionados, con la escuela teórica soviética de la traducción e interpretación.

Las teorías y los modelos de la traducción e interpretación creados por los científicos rusos sirvieron de testimonio convincente de la prioridad de la escuela rusa en este campo conceptual. Pero es lastimoso que sus artículos, manuales y libros hayan sido escritos y publicados en ruso y hayan escapado a la atención de la comunidad científica internacional, la cual, hasta hoy, está convencida de que fue el Occidente donde se formó y se desarrolló, por excelencia, la teoría de la traducción e interpretación.

En 1988, en la editorial Nauka, vio la luz la última monografía hecha por Alejandro D. Shvéitzer, titulada Teoría de la traducción e interpretación (estatuto, problemas, aspectos), que en seguida produjo todo un acontecimiento en la ciencia traductológica. Supongo que no será exageración afirmar que esta es una de las mejores obras científicas dedicadas a la traducción e interpretación que se editó alguna vez en el mundo, en cuanto a la profundidad de las ideas y los pensamientos, el abanico de problemas examinados y las vías para resolverlos ofrecidas por el autor, las cuales constituyen un material ilustrativo espectacular.

El libro analiza las cuestiones teóricas generales de la traducción e interpretación que fueron examinadas con base en los textos originales y sus traducciones del inglés al ruso y viceversa. Pero, si bien el autor hizo hincapié en estos dos idiomas, su libro no se vio restringido a la problemática particular condicionada por la especificidad del inglés y el ruso. Al contrario, gracias a que resolvió varios problemas de índole general y a que presentó numerosos ejemplos de traducciones del ámbito literario (que siempre ofrece enormes posibilidades funcionales y gran diversidad en los procedimientos de expresión), la Teoría de la traducción e interpretación también atrajo la especial atención de los especialistas que trabajaban con otras lenguas. Esta obra sintetizó un largo camino recorrido por los expertos soviéticos y extranjeros en la esfera de la traducción e interpretación, y dio un paso nuevo importante en el avance de dicha ciencia. El libro, en forma explícita o implícita, trazó el camino de un vasto programa de estudios ulteriores en esta materia.

Es preciso señalar que en la ciencia de la traducción e interpretación -que formalizó su estatus como nueva rama del conocimiento científico a finales de los cuarenta y principios de los cincuenta del siglo pasado, como resultado de vivas discusiones sobre qué es la traducción e interpretación (si arte o ciencia)-, existían decenas de definiciones de esta. Entretanto, justamente en la monografía de Alejandro D. Shvéitzer, apareció, a nuestro juicio, la más adecuada y completa definición de la traducción e interpretación. Esta definición refleja el carácter multidimensional y plurifactorial del proceso de la traducción e interpretación, su diferencia respecto de otras modalidades de la comunicación interidiomática, su naturaleza compleja y contradictoria, así como su paradoja principal, que, según Alejandro D. Shvéitzer, consiste en la "lealtad doble" del traductor/intérprete, a saber: la orientación hacia la fidelidad al texto original y la orientación al destinatario y las normas de su cultura.

La tarea fácil, a juicio de un diletante, de dar una definición a la traducción e interpretación, en realidad se refiere a una de las más difíciles tareas. Esta misión exigió que Alejandro D. Shvéitzer penetrara en la esencia misma de esta ciencia, revelara sus fundamentos ontológicos y trazara una frontera entre la traducción e interpretación propiamente dichas y las modalidades contiguas de la comunicación que usan varias lenguas.

El carácter fundamental de las investigaciones científicas que se pusieron de manifiesto en el libro en cuestión lo vemos reflejado también en que Alejandro D. Shvéitzer había dedicado mucha atención al aspecto tan importante y básico de todo paradigma científico: las relaciones de causalidad que surgen entre sus componentes. En lo que atañe a la ciencia traductológica, se trata de los estudios de la condicionalidad causal de las decisiones que toman traductores e intérpretes a la hora de efectuar este proceso.

Resolviendo este problema, Alejandro D. Shvéitzer descubrió factores que determinan la traducción e interpretación; examinó dominantes funcionales del texto como los factores más importantes entre las estrategias en la traducción e interpretación; estableció la jerarquía de los "filtros" que influyen en la selección de una variante de traducción e interpretación; denominó como "probabilista" el carácter de las regularidades con las cuales tropiezan traductores e intérpretes; y describió detalladamente el método de "pruebas y errores" como el medio que utilizan los traductores e intérpretes cuando toman sus decisiones.

En su libro, Alejandro D. Shvéitzer no pudo menos que tocar otro problema "eterno" de esta ciencia que está condenado a encontrarse en el foco de atención de los peritos en la materia, a saber: los criterios evaluativos de las actividades de traductores e intérpretes. Aquí también, él propuso una solución original y argumentada de dicho problema, pues delimitó nociones axiológicas clave: "adecuación" y "equivalencia". En su opinión, "la traducción o interpretación que equivale completamente al original no siempre corresponde a los requisitos de adecuación. Y al contrario, una traducción o interpretación adecuada no siempre se basa en relaciones de plena equivalencia entre el texto inicial y el texto final".

El concepto de "traducibilidad", vinculado íntimamente con la evaluación de las traducciones/interpretaciones hechas, era concebido por Alejandro D. Shvéitzer como una noción relativa y no absoluta, en la cual se diferencia la traducibilidad de los elementos textuales, de una parte, y la traducibilidad del texto íntegro, de otra, o sea, traducibilidad parcial y completa.

En la Teoría de la traducción e interpretación recibieron su ulterior desarrollo las ideas relacionadas con el estudio de la interacción de la teoría de la traducción e interpretación con algunas ramas de la lingüística moderna y otras ciencias humanas, tales como la semiótica, la culturología, la sociolingüística, la psicolingüística y la lingüística contrastiva.

Fueron fructíferas para el desarrollo del pensamiento traductológico las conclusiones sacadas por Alejandro D. Shvéitzer en cuanto a la semántica de la traducción e interpretación y, en particular, en cuanto a la necesidad de diferenciar la significación y el sentido. Hasta el día de hoy, los motivos y los tipos de transformaciones propias de la traducción en los subniveles referencial y componencial de la equivalencia semántica -transformaciones reveladas por el autor- poseen una gran trascendencia científica.

Ya en 1973, con su libro Traducción e interpretación y lingüística, Alejandro D. Shvéitzer figuró entre los primeros que le prestaron atención a las relaciones pragmáticas que surgen en el proceso de la traducción e interpretación. En este libro, él desarrolló estas ideas y estableció tres ingredientes de la pragmática de la traducción: intención comunicativa del remitente, orientación hacia el destinatario y orientación comunicativa del traductor/intérprete.

Innovador fue el enfoque de Alejandro D. Shvéitzer que postula el papel central que juegan el texto y sus categorías en las actividades comunicativas de los traductores e intérpretes. No es casual que el último capítulo del libro Teoría de la traducción e interpretación esté dedicado a la coherencia y estilística del texto en la traducción e interpretación.

Hace poco, tras 20 años, he vuelto a leer este libro y me convencí otra vez de que las ideas y conclusiones de Alejandro D. Shvéitzer no perdieron, ni mucho menos, su actualidad, frescura científica, valor teórico y práctico.


VALERY A. IOVENKO
Universidad MGIMO, Moscú, Rusia

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