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Forma y Función

Print version ISSN 0120-338X

Forma funcion, Santaf, de Bogot, D.C. vol.24 no.1 Bogotá Jan./June 2011

 

LA ÉPOCA DE FORMACIÓN DE LA LENGUA DE PALENQUE:
DATOS HISTÓRICOS Y LINGÜÍSTICOS*

THE FORMATION PERIOD OF THE PALENQUERO LANGUAGE:
HISTORICAL AND LINGUISTIC DATA

Marianne Dieck
Universidad de Antioquia, Colombia
 mardieckcj@yahoo.de

Artículo de investigación. Recibido 22-04-2011, aceptado 18-06-2011


Resumen

El estudio de la formación y constitución de nuevas sociedades americanas nos enfrenta a la pregunta por el surgimiento del criollo palenquero. En los estudios realizados se ha propuesto el siglo XVII como el periodo probable de formación de esta lengua. El presente artículo aporta más argumentos a favor de esta hipótesis, argumentos basados en datos históricos publicados recientemente y en su interpretación a la luz de aquellas propuestas explicativas sobre la génesis de los criollos que tienen en cuenta el proceso de dilución del superestrato como punto de partida del surgimiento de nuevas lenguas. Los datos histórico-demográficos presentados apuntan a que el periodo de formación del criollo palenquero corresponde a la primera mitad del siglo XVII, una vez comenzado el proceso de dilución del español en la Provincia de Cartagena probablemente a fines del siglo XVI o comienzos del XVII, época en la que también se intensificó significativamente el cimarronaje.

Palabras clave: formación de lenguas criollas, lenguas criollas, Palenque.


Abstract

The study of the formation and consolidation of the new American societies necessarily leads to the question of the emergence of Palenquero Creole. Research has suggested the 17th century as the probable period of formation of this language. This study provides further arguments in favor of this hypothesis, arguments based on recently published historical information and on its interpretation in the light of explanatory proposals regarding the genesis of Creole languages that take into account the dilution of the superstrate as the starting point for the formation of new languages. The historical-demographic data provided point to the first half of the 17th century as the period of formation of Palenquero Creole, once the process of dilution of Spanish in the Province of Cartagena had begun, probably toward the end of the 16th century or early 17th century, a period during which maroon activity intensified significantly.

Keywords: formation of Creole languages, Creole languages, Palenque.


Introducción

En aquellas comunidades minoritarias sobre las que se tiene un cuadro incompleto de su historia y de su lengua es en muchos casos difícil determinar qué aspectos lingüísticos son producto del contacto con otras comunidades, qué lenguas específicas ejercieron una influencia sobre ellas y en algunos casos, como en el del palenquero, cuándo se formaron.

En este artículo se intentará dar cuenta de los alcances y limitaciones que puede tener el recurrir a fuentes históricas para ayudar a esclarecer fenómenos de tipo lingüístico, al menos para el caso de la lengua criolla del Palenque de San Basilio. Se tratará el aspecto de la época de formación de la lengua de Palenque mediante el análisis de datos demográficos sobre la proporción de blancos españoles y de africanos en la Provincia de Cartagena entre los siglos XVI y XVIII, los cuales permiten (entre otros argumentos) apoyar la hipótesis del surgimiento de esta lengua a principios del siglo XVII.

1. Datos lingüísticos en documentos históricos

El palenquero ha sido catalogado tipológicamente como perteneciente a las lenguas criollas (ver De Granda, 1968, Bickerton & Escalante, 1970, y Patiño, 1983, entre otros). Este tipo de lenguas surge del contacto de hablantes de varias lenguas en situaciones sociodemográficas específicas (ver, entre otros, Bickerton, 1988, Arends Muysken & Smith, 1994, y Holm, 2000). A diferencia de las demás lenguas naturales, aparecen en un momento determinado de la historia, es decir, tienen una génesis abrupta, mientras que las demás lenguas naturales, como afirmó Carlos Patiño Rosselli en varias de sus conferencias, "representan puntos en un continuum que se pierde en la prehistoria". Generalmente es difícil ubicar con algún grado de precisión la época en que surgieron las diferentes lenguas criollas, debido a los pocos registros que se encuentran sobre ellas en los documentos históricos, ya que se trata de lenguas orales con poco prestigio y que hasta hace poco eran consideradas como versiones corruptas de las lenguas de superestrato1. En el caso del palenquero, son muy escasas las alusiones a esta variedad lingüística en dichos documentos y hasta ahora no se han podido encontrar ejemplos que permitan formarse una idea de su estructura en épocas anteriores a la segunda mitad del siglo XX. Entre los pocos registros que se tienen sobre la situación lingüística en la Provincia de Cartagena en la época de la trata esclavista, frecuentemente referenciados en la literatura especializada, están los siguientes:

En su obra De Instauranda Aethiopum Salute (1627), el padre Alonso de Sandoval, quien ejerció su ministerio entre los negros de Cartagena, afirma que a principios del siglo XVII se hablaban más de 70 lenguas africanas en esta ciudad. Para la comunicación entre los españoles y los africanos, además de los diversos intérpretes que prestaban sus servicios (De Granda, 1978, p. 354), se contaba con una variedad lingüística que Sandoval describe en un pasaje muy citado de su obra, que ha dado lugar a diversas interpretaciones:

[...] y los que llamamos criollos y naturales de San Thomé, con la comunicación que con tan bárbaras naciones han tenido el tiempo que han residido en San Thomé, las entienden casi todas con un género de lenguaje muy corrupto y revesado de la portuguesa que llaman lengua de San Thomé, al modo que ahora nosotros entendemos y hablamos con todo género de negros y naciones con nuestra lengua española corrupta, como comúnmente la hablan todos los negros." (Citado en De Granda, 1978, pp. 355-356. El subrayado es nuestro.)

Debido a que no queda claro el significado de "nuestra lengua española corrupta", y a que no hay ejemplos de este código, es difícil saber si se trataba de una jerga de contacto rudimentaria -un pidgin- o si ya se podía hablar de una lengua criolla. De Granda (1978) parte de que en el segmento citado se trata de un criollo, basado en el hecho de que Sandoval hace un paralelo entre "nuestra lengua española corrupta" y la "lengua de San Thomé". San Tomé es una isla del Golfo de Guinea, vecina a las de Annobom y Príncipe, que fue un importante puerto de embarque de esclavos en los siglos XVI y XVII, y en la cual en la actualidad aún se hablan dos lenguas criollas de superestrato portugués: el saõtomense y el angolar (ver Holm, 2000, y Maurer, 1995 y 2008).

Sin embargo, parece arriesgado asumir que, en el caso de Cartagena, se trataba de una lengua criolla -que sería hablada también por los españoles, como se infiere en el texto de Sandoval-, en vista de que no se encuentran más alusiones al uso de esta lengua por parte de los colonos en los documentos de la época que aparecen referenciados en los estudios históricos que consultamos -como Arrázola (1970), Del Castillo (1982), Navarrete (2008), entre otros-2. Si se asume la existencia de una lengua criolla de base léxica española en los primeros decenios del siglo XVII, hablada y entendida por africanos y españoles, es de esperarse que este hecho aparezca mencionado, aunque sea muy brevemente, en la documentación que se tiene de esta época. Por otro lado, las pocas referencias que pudimos encontrar con relación a asuntos lingüísticos en los documentos transcritos en Arrázola (1970), aunque datan de la segunda mitad del siglo XVII, muestran que había problemas de comunicación entre los colonos y los negros debido a que estos, en algunos casos, no hablaban español, problema que no habría existido de hablarse una nueva lengua (criolla) común a ambos. A los negros que llamaban a declarar en procesos penales solo se les recibía juramento si eran "ladinos", es decir, si hablaban español, como se evidencia en los siguientes testimonios: "[...] hisso parescer ante si a un negro de quien por ser ladino recivió juramento" (Auto de detención redactado por el Teniente General don Pedro Martínez de Montoya en 1693, citado de Arrázola 1970, p. 126); "un negro que por ser ladino [...] le recivió juramento [...] por Dios y la Cruz, en forma de derecho" (en otro informe de 1693 del mismo Teniente General, Arrázola, 1970, p. 130). Aunque también se registran excepciones, como en la siguiente referencia a un declarante negro "de quien aunque no hablava muy claro español por esplicarse y entenderlo se rezivió juramento" (en el mismo informe de 1693 de Pedro Martínez, Arrázola, 1970, p. 129).

Es más probable, entonces, que con "nuestra lengua española corrupta", mencionada en el texto de Sandoval, se haga referencia, en el caso de los africanos, a diferentes variedades de interlenguaje que irían desde versiones muy rudimentarias del español -tipo jerga de contacto o pidgin, hablada por los recién llegados o los que vivían en haciendas o estancias aisladas-, hasta versiones más acrolectales3; y, en el caso de los españoles, a un español simplificado o foreigner talk4 (ver Dieck, 2000, p. 156).

El hecho de que muchos africanos esclavizados -no solamente los recién llegados- no adquirieran a cabalidad la lengua oficial tiene que ver, entre otros factores, con el abismo social que los separaba de los colonos. El contacto con estos, en el caso de los cultivos o minas en regiones alejadas de los centros urbanos, se limitaba al que tenían con los capataces, como lo atestigua el siguiente pasaje de la carta del Gobernador de la Provincia de Cartagena, Don Gerónimo de Suazo y Casasola, al Rey de España, del primero de noviembre de 1605:

Lo que me movió a esto [a la guerra de los cimarrones] fue el no ser causada esta ynquietud y calamidad por negros de guinea que uvieran venido y huídose de sus amos ni menos por los yndios naturales desta provincia, sino de negros vaquianos y antiguos en ella esclavos que vezinos desta ciudad a diez, doze, veinte y veinte y cinco leguas del lugar los tenían repartidos por estancias la tierra adentro ocupándolos en rozas y otras sementeras y hazer "cazave" y cortar madera/ Los quales no siendo bien tratados de sus amos, ni teniendo quien les administrase nuestra sagrada religión ni gente blanca que los tuviese subjetos que quando mucho en una estancia de quarenta negros avia un miserable mayordomo español que en las costumbres devia ser semejante a ellos [...] (ver Arrázola, 1970, p. 45)

Es solamente en 1772 que se encuentra el primer testimonio explícito sobre la existencia de una lengua distinta al español, hablada en el palenque que, desde 1713, llevaba el nombre de San Basilio. Dicha referencia se encuentra en el texto de Diego de Peredo Noticia historial de la provincia de Cartagena de Yndias, año de 1772 (citado en Patiño, 1983, p. 183). El obispo cartagenero describe así a los habitantes de San Basilio:

Mantiénense sin misto de otras gentes; hablan entre sí un particular idioma en que a sus solas instruyen á los muchachos, sin embargo de que cortan con mucha expedición el castellano, de que generalmente usan.

Aquí se constata que la comunidad es bilingüe, ya que habla castellano y además un "particular idioma" que claramente no es hablado ni entendido por los españoles y que nos remite a todas luces a la lengua criolla que ha sobrevivido en el Palenque de San Basilio.

Estos son los registros históricos que hemos podido encontrar sobre la situación lingüística desde el comienzo de la trata hasta la segunda mitad del siglo XVIII, en la que ya se puede asumir la existencia de dicha lengua. Como queda claro, los datos no son suficientes para dar cuenta de forma más precisa de la época en la que se originó el criollo.

A continuación, trataremos de mostrar cómo el cotejo de datos histórico-demográficos con las hipótesis sobre el proceso de formación de las lenguas criollas puede ayudar a suplir el vacío de información existente. Para este propósito partimos de las hipótesis de Bickerton (1984, 1986, 1988) sobre los procesos de criollización. En Bickerton (1988), este criollista se distancia del concepto tradicional de pidginización, según el cual se consideraba que este proceso siempre era el resultado del contacto abrupto entre una pequeña minoría de europeos y una gran mayoría de no-europeos (ver Bickerton, 1988, pp. 271-272). En cambio, asume que, en muchos casos, en una fase inicial del contacto entre estos grupos, las condiciones para la adquisición de la lengua de superestrato no debieron ser tan desfavorables, mientras la proporción de no-europeos fuera igual o menor que la de colonos europeos. Es en el momento en que el número de no-europeos aumenta drásticamente con relación al de los colonos, debido a importaciones masivas de esclavizados, que comienza un proceso de "dilución" o pidginización del superestrato. Este momento es llamado por Bickerton el "evento 1". Cuando disminuye significativamente o se suspenden las importaciones masivas de no-europeos y la comunidad se estabiliza demográficamente, se termina estabilizando y regularizando también la lengua criolla resultante del proceso de reconstrucción del pidgin o la jerga de contacto anterior (véase para más detalles Bickerton, 1986 y 1988).

Si asumimos este escenario para la formación del palenquero, es importante ubicar el "evento 1" para determinar la época en la que probablemente se comenzó a diluir el superestrato español en Cartagena, por lo menos en un sector de la población, debido al aumento drástico de la llegada de africanos.

2. Datos demográficos

Cartagena de Indias fue uno de los principales puertos de llegada de africanos esclavizados. Basado, entre otros, en los estudios de Vila Vilar (1977), Palacios Preciado (1973), Colmenares (1971, 1972) y Jaramillo Uribe (1968), y al coincidir con los estudios posteriores de Maya (1998), Del Castillo (1982) divide la historia de la trata por Cartagena en cinco periodos que examinaremos a continuación.

Primer periodo (1533-1580): el régimen de licencias

Aunque son escasos los datos históricos confiables sobre el número de africanos que llegaron durante este periodo, Del Castillo (1982, p. 38) calcula que, en la totalidad de lo que hoy es el territorio colombiano, probablemente no habría más de 3.000 esclavos.

Segundo periodo (1580-1640): los asientos portugueses

Para este periodo varios historiadores constatan un enorme auge en la importación de esclavos y el papel predominante de Cartagena como puerto de llegada en las Indias Occidentales. Del Castillo afirma que en 1580, "al unirse las dos coronas ibéricas, el tráfico de esclavos dominado entonces por los portugueses, quienes controlaban [...] casi todas las factorías africanas y eran dueños de la inmensa mayoría de las naves negreras, encontró una salida más fácil hacia Hispanoamérica" (1982, p. 39), y que "a partir de 1598 y durante el primer tercio del siglo XVII el tráfico se incrementa sustancialmente" (1982, p. 67). Aguirre Beltrán concluía en este mismo sentido que "el periodo que abarca los años de 1580 a 1640 fue el de mayor auge en la historia del comercio de negros portugueses a las posesiones españolas de Indias" (1940, p. 39). Navarrete (2008, p. 41) afirma que en esta época "Cartagena se convirtió en el principal puerto de entrada del Nuevo Reino y demás provincias indianas de la América meridional, por su valor como centro de distribución; durante el siglo XVII, mantuvo su estatus, a pesar del cambio de asentistas y se consolidó en el centro de comercio esclavista para el continente".

El número oficial de esclavos introducidos por el puerto de Cartagena durante este periodo es de 169.371, según Del Castillo (1982, p. 96) (compárese con los 3.000 del periodo anterior). Sin embargo, Navarrete advierte que "nunca se podrá saber el número exacto de esclavos introducidos a las Indias puesto que no existen los registros de esclavos clandestinos que permitan aproximarse a un conteo" (2008, p. 69). Pero, en todo caso, el número real debió ser mucho mayor que el oficial (véase también Maya, 1998, p. 27, y Del Castillo, 1982, p. 85, que asumen que debió llegar aproximadamente a un 300% más de las cifras oficiales). Este cálculo coincide con varios de los casos citados en Navarrete, en los cuales los investigadores enviados por la Corona para intentar controlar el contrabando reportan en cartas dirigidas al rey la situación que encontraron y su dificultad para resolver satisfactoriamente el problema. Por ejemplo, en una carta de 1634, el presidente de la Audiencia del Nuevo Reino, don Martín de Saavedra Guzmán, informaba que "de cuantos bajeles entraban a Cartagena procedentes de Guinea, Cabo Verde y Angola con ciento cincuenta esclavos registrados, entraban en realidad trescientos o cuatrocientos sin registrar. Aseguraba don Martín de Saavedra que el propio factor del asiento lo sabía pero lo disimulaba porque la verdad era que todos robaban y se enriquecían" (Navarrete, 2008, pp. 4-75).

A pesar de las dificultades para establecer cifras precisas sobre la entrada de africanos, las cifras oficiales permiten documentar la permanencia en la provincia de Cartagena de unos 20.000 negros en 1621, dedicados a labores domésticas los que vivían en el perímetro urbano y a labores agrícolas los que vivían en las haciendas vecinas:

Según un informe de los primeros inquisidores, en 1611 Cartagena albergaba 500 vecinos (unos 2.500 habitantes blancos) pero en el primer Auto de Fe celebrado allí salieron a las calles y plazas más de 4.000 almas de negros, mulatos, mestizos y españoles, cargados de naranjas para tirar a los azotados, lo que guarda proporción con el dato enviado por el jesuíta Diego de Torres en su carta annua de 1605 de tres o cuatro mil esclavos al servicio de los vecinos de Cartagena. El padre Sandoval habla en 1606 de 5.000 negros en las estancias de Cartagena [...] Fray Juan de Chumillas aseguraba que en 1619 en Cartagena y su distrito, había de 12 a 14 mil negros de servicio, cifra inferior a la que suministraba el provincial de los jesuitas del Perú, padre Rodrigo de Cabrera, de 16.000 africanos a fines del siglo XVI en la zona de Cartagena y a la que el Gobernador de Cartagena García Girón daba para 1621, de más de 20.000 negros en la misma provincia. (Del Castillo, 1982, pp. 87-88. El subrayado es nuestro).

A continuación se presentan de manera esquemática las fechas y el número de pobladores negros que aparecen referenciados en el texto anterior:

1605: de 3.000 a 4.000
1606: 5.000
1619: de 12.000 a 14.000
1621: 20.000

Comparados con los 3.000 africanos registrados durante el periodo anterior ubicados en el territorio de lo que hoy es Colombia, se hace evidente el aumento drástico de la población negra a principios de este siglo. Más importante aún: esta triplica a la población blanca, calculada en 2.500 en 1611. De modo que se puede ubicar a principios del siglo XVII el "evento 1" en términos de Bickerton.

Tercer periodo 1640-1703: los negreros holandeses

Este periodo se caracteriza por una significativa disminución del tráfico negrero, relacionada con el Alzamiento de Portugal. En la segunda mitad del siglo XVII, Cartagena vive una fase de estancamiento económico, debida principalmente a la falta de mano de obra, como se constata en los siguientes extractos de una carta del 23 de febrero de 1648 escrita por el Gobernador de Cartagena don Pedro Zapata de Mendoza y dirigida al Rey:

Señor la riquea [sic] de las Indias consisten en Oro y Plata Perlas y Esmeraldas esto questa tanto trabajo el sacarlo que si la providencia divina no huviese criado los negros todos los demas mueren en el travaxo / oy esta tierra esta con mas minas que nunca pero a siete años que no entran negros que es totalmente su ruina y me es fuerza por las conbeniencias que reconozco al servicio de V. M. representar quan vivamente puedo que se sirva dar licencia para que los traigan en la forma que solian antes y son tan considerables los derechos que pertenecen a V.M. que importa más un navío de negros a la Hacienda Real que galeones y flotas, y a esto se añade que por la falta de negros, van pereciendo los yndios que no son capaces de tanto travaxo. (citado de Arrázola, 1970, pp. 68-69)

Unos años más tarde, en 1654, Pedro Zapata se queja ante el Rey de:

[...] la disminución a que han venido los negros que tenia esta provincia con haver cesado por el Alzamiento de Portugal el comercio de esclavos porque como estos son los que hazen las labranzas cesan en muchas partes faltando ellos de que se ocasiona que siendo esta provincia de las más fértiles de la labranza y crianza casi todos los años me aseguran que se a padecido estos ultimos ambre. (citado de Arrázola, 1970, p. 70)

En consecuencia de la dificultad para conseguir esclavos a través de los portugueses, se intensifica el contrabando de esclavos, que durante este periodo estuvo principalmente en manos de los holandeses. Este hecho hace difícil calcular el número de africanos que llegaron a Cartagena.

Del Castillo supone que, paralelamente a lo sucedido en Lima, donde la cifra de 20.000 esclavos en 1640 descendió poco después a la mitad, en Cartagena debió ocurrir algo semejante. En 1686, según el censo del gobernador Juan de Pando, "solo vivían 1.952 esclavos en Cartagena y Getsemaní y 5.716 en toda la provincia" (Del Castillo, 1982, p. 107) (compárese con los 20.000 del periodo anterior).

Cuarto periodo 1703-1740: el asiento francés y el asiento inglés

Para este periodo se calcula que fueron introducidos legalmente 12.215 africanos a Cartagena, y tres veces esa suma traída ilegalmente desde Jamaica (véase Del Castillo, 1982, p. 126), así como otra cantidad desconocida, traída por contrabando desde Curazao.

Quinto periodo 1740-1810: decadencia y fin de la trata

En este periodo disminuye el tráfico negrero en general. Por Cartagena entran 15.176 esclavos, según Germán Colmenares (citado en Maya, 1998, p. 44). Compárese con los 169.371 introducidos en el segundo periodo. Para este momento, la proporción de esclavizados con respecto a los colonos es inversa a la del segundo periodo: en Cartagena amurallada "los esclavos alcanzaban una quinta parte" (Del Castillo 1982, p. 143) del total de los habitantes. En un censo que se realizó en 1778, el número de esclavos en la provincia de Cartagena era de 8.143 y "en lo que hoy es Colombia alcanzaba a 51.999, es decir, el 7.04% de la población total" (Del Castillo, 1982, p. 143).

3. Cotejo de datos demográficos y lingüísticos

Si se cotejan los datos históricos de tipo lingüístico con los datos de tipo demográfico, se puede constatar que coinciden en diversos aspectos. A principios del siglo XVII, los datos demográficos apuntan a que los africanos esclavizados constituyen una mayoría con respecto a los españoles. Por su parte, los datos lingüísticos señalan que la comunicación entre españoles y africanos tiene lugar a través de intérpretes y de un código que ha sido descrito como "nuestra lengua española corrupta". El hecho de que coincida el incremento masivo de las importaciones de esclavos con el proceso de dilución del superestrato español es coherente con la hipótesis del "evento 1" de Bickerton.

Este proceso de dilución del español que comenzó probablemente a principios del siglo XVII debió acelerarse considerablemente con el fenómeno del cimarronaje. Los cimarrones eran africanos y afrodescendientes que escapaban de la esclavitud y fundaban palenques o poblaciones fortificadas en zonas inaccesibles. Desde estos palenques ofrecían resistencia armada a los colonos. "El fenómeno del cimarronaje y la formación de palenques se acrecentó a mediados del siglo XVI y tuvo pleno desenvolvimiento a todo lo largo del siglo XVII" (Navarrete, 2005, p. 250). En el territorio de lo que hoy es Colombia, en el siglo XVI se registra la existencia de algunos cuantos palenques, mientras que en el siglo XVII ya se reportan alrededor de 28 (véase Navarrete, 2005, p. 249). Uno de estos palenques, ubicado en las Sierras de María, sería designado con el nombre de San Basilio en 1713, y, a más tardar en el quinto periodo, ya poseía el "particular idioma" que registraba Peredo en 1772. El cimarronaje implicó necesariamente un truncamiento parcial del contacto con los españoles, ya que los palenques fundados por los esclavos que huían eran autónomos, es decir, llegaron a poseer una "organización social y guerrera sólida" (Friedemann, 1983, p. 33) y mantenían únicamente de forma esporádica relaciones comerciales con los hacendados españoles5. El contacto con estos explica, por otro lado, el que se haya mantenido el uso del español, así fuera "cortado con mucha expedición", al lado del vernáculo, o el "particular idioma", en términos de Peredo.

Al disminuir considerablemente las importaciones de esclavos a partir de mediados del siglo XVII (tercer periodo) se puede hablar en términos de Bickerton de una estabilización demográfica que, junto con las condiciones de aislamiento de la influencia de la lengua española que implicó el cimarronaje, creó las condiciones para la estabilización del criollo naciente.

4. Conclusión

Los datos históricos presentados permiten proponer que el periodo de formación del criollo palenquero corresponde a la primera mitad del siglo XVII, cuando ya había comenzado el proceso de dilución del español de manera significativa probablemente a fines del siglo XVI o comienzos del XVII y con la intensificación del cimarronaje, fenómeno generalizado a lo largo del siglo XVII. En este caso los datos histórico-demográficos fueron fundamentales para hacer propuestas coherentes que intentan explicar hechos lingüísticos.


* Este artículo es un resultado parcial del proyecto La Lengua del Palenque de San Basilio: Estudio del Sistema Pronominal, financiado por el CODI de la Universidad de Antioquia, Colombia.

1 Es decir, aquellas impuestas por la sociedad dominante, generalmente los colonos en la época del expansionismo europeo.

2 Arrázola (1970) selecciona y transcribe de la correspondencia entre la Gobernación de Cartagena y la Casa de Indias de Sevilla aquellas cartas que hacen alusión al cimarronaje, entre los siglos XVI y XVIII (la correspondencia fue consultada por el autor en el Archivo General de Indias de Sevilla). Navarrete (2008) presenta una reconstrucción de la historia de San Basilio de Palenque a partir principalmente de los archivos General de Indias de Sevilla, Histórico Nacional de Madrid y del Archivo General de la Nación de Bogotá.

3 Es decir, más parecidas a la lengua de superestrato.

4 Ferguson introdujo este término para referirse a la versión de lengua (propia, L1) hablada con extranjeros, que experimenta una serie de procesos de reducción y simplificación (véase Ferguson, 1971).

5 Arrázola (1970) selecciona y transcribe de la correspondencia entre la Gobernación de Cartagena y la Casa de Indias de Sevilla aquellas cartas que hacen alusión al cimarronaje, entre los siglos XVI y XVIII (la correspondencia fue consultada por el autor en el Archivo General de Indias de Sevilla). Navarrete (2008) presenta una reconstrucción de la historia de San Basilio de Palenque a partir principalmente de los archivos General de Indias de Sevilla, Histórico Nacional de Madrid y del Archivo General de la Nación de Bogotá.


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