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Forma y Función

versión impresa ISSN 0120-338X

Forma funcion, Santaf, de Bogot, D.C. vol.26 no.2 Bogotá jul./dic. 2013

 

VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA EN LA LENGUA DE SEÑAS COLOMBIANA: OBSERVACIONES SOBRE EL VOCABULARIO DEPORTIVO, EN EL MARCO DE LA PLANIFICACIÓN LINGÜÍSTICA*

SOCIOLINGUISTIC VARIATION IN COLOMBIAN SIGN LANGUAGE: OBSERVATIONS REGARDING SPORTS VOCABULARY, IN THE FRAMEWORK OF LANGUAGE PLANNING

VARIAÇÃO SOCIOLINGUÍSTICA NA LÍNGUA DE SINAIS COLOMBIANA: OBSERVAÇÕES SOBRE O VOCABULÁRIO ESPORTIVO, NO ÂMBITO DA PLANIFICAÇÃO LINGUÍSTICA

 

Yenny Milena Cortés Bell
Universidad Nacional de Colombia, Bogotá – Colombia
ymcortesb@unal.edu.co

Alex Giovanny Barreto Muñoz
Universidad Nacional Abierta y a Distancia, Bogotá – Colombia
alex.barreto@unad.edu.co

* Este trabajo forma parte de una investigación realizada para la Asociación Nacional de Intérpretes y Guías Intérpretes de Colombia (ANISCOL), en convenio con el Comité Paralímpico Colombiano (CPC, 2010). Agradecemos a Rolando Rasgo y Luis Eduardo Pascagaza por el valioso aporte a la investigación como usuarios nativos de la lengua de señas colombiana.

Artículo de investigación. Recibido: 31-08-2013, aceptado: 10-12-2013.


Resumen

Este artículo presenta los resultados de una investigación exploratoria dentro del campo de la planificación lingüística del tipo corpus, acerca del vocabulario deportivo de la lengua de señas colombiana (LSC), empleado por la comunidad deportiva sorda del país. El análisis de las muestras recogidas de hablantes de 11 ciudades evidenció variaciones de carácter sociolingüístico a lo largo del territorio nacional. Como resultado de esta investigación, se consolidaron 500 vocablos (entre léxico y expresiones) pertenecientes al ámbito técnico-deportivo. El ejercicio realizado no pretendió establecer qué señas se deben o no estandarizar, y mucho menos, definir cuáles podrían ser llamadas correctas o incorrectas para un proceso de normalización.

Palabras clave: planeación lingüística, recopilación, estandarización, lengua de señas colombiana (LSC), vocabulario técnico-deportivo.


Abstract

The article presents the results of an exploratory research study in the field of language planning of the corpus type concerning the sports vocabulary of Colombian sign language (CSL), used by the country's deaf sports community. The analysis of the samples collected among speakers from 11 cities showed sociolinguistic variations throughout the national territory. As a result of the study, 500 terms (between words and expressions) belonging to the technical-sports field were compiled. The objective of the exercise carried out was not to establish which signs should be standardized or not, or to define which should be called correct or incorrect in a standardization process.

Keywords: language planning, compilation, standardization, Colombian sign language (CSL), technical-sports vocabulary.


Resumo

Este artigo apresenta os resultados de uma pesquisa exploratória dentro do campo de planificação linguística do tipo corpus, a respeito do vocabulário esportivo da língua de sinais colombianas (LSC), empregado pela comunidade esportiva surda do país. A análise das amostras coletadas dos falantes de 11 cidades evidenciou variações de caráter sociolinguístico ao longo do território nacional. Como resultado desta pesquisa, consolidaram-se 500 vocábulos (entre léxico e expressões) pertencentes ao âmbito técnico-esportivo. O exercício realizado não pretendeu estabelecer que sinais se devem ou não padronizar e, muito menos, definir quais poderiam ser chamados corretos ou incorretos para um processo de normalização.

Palavras-chave: planificação linguística, recopilação, padronização, língua de sinais colombiana (CSL), vocabulário técnico-esportivo.


Introducción

Este trabajo se deriva de la investigación realizada durante el año 2010 para la Asociación Nacional de Intérpretes de Lengua de Señas Colombiana y Guías Intérpretes de Colombia (ANISCOL), como respuesta al Convenio de Accesibilidad para la Comunidad Sorda Deportiva, firmado entre esta entidad y el Comité Paralímpico Colombiano (CPC). El propósito de dicho convenio era determinar un cuerpo básico de términos deportivos, que funcionaría como una exploración inicial hacia la consolidación de quinientos vocablos técnico-deportivos, y que reconociera la diversidad lingüística de la comunidad sorda del país.

El objeto de la asesoría por parte de los consultores consistió en orientar a dichas entidades en el diseño de las fases necesarias para generar un ejercicio de planificación lingüística del tipo corpus en el área deportiva. En un principio, se esperaba que el convenio, a ser ejecutado en cuatro meses, respondiera a una estandarización del vocabulario deportivo. Sin embargo, un proyecto de tal envergadura, aunque necesario, demanda tiempo, recursos considerables y la confluencia de diversos actores. Nuestra propuesta técnica se centró en optimizar los recursos para una futura estandarización, mediante el desarrollo de una investigación exploratoria que arrojará datos sobre el estado del vocabulario deportivo en lengua de señas colombiana —en adelante, LSC— usado en el país. El ejercicio investigativo realizado no pretendió establecer qué señas se deben o no estandarizar, y mucho menos cuáles son "correctas" o "incorrectas" para un proceso de normalización. Consideramos que el nivel normativo y decisorio de una estandarización formal del vocabulario deportivo corresponde a una fase más avanzada.

Metodología

Se siguieron, en términos generales, los métodos de recolección sociolingüísticos planteados por Lucas, Bayley y Valli (2001) para las lenguas de señas, los cuales se exponen a continuación.

Se realizó un entrenamiento en técnicas de recolección lingüística a dos colaboradores Sordos1, usuarios nativos de la lengua de señas, pertenecientes a la comunidad deportiva Sorda. El primero, Luis Pascagaza, es licenciado en educación física de la Universidad Pedagógica Nacional y, el segundo, Rolando Rasgo, posee una amplia experiencia en el ámbito deportivo y era en el momento presidente de la Liga Deportiva de Sordos de Bogotá.

Se empleó una entrevista etnográfica semiestructurada, que buscaba develar el uso del vocabulario usado en la LSC por parte de las personas sordas en contextos conversacionales. La entrevista estuvo organizada de la siguiente manera:

Con el apoyo de la Federación Nacional de Deportes para Sordos (FECOLDES), se convocó a los presidentes de las ligas deportivas para sordos o a sus secretarios (la mayoría de ellos sordos) de las ciudades escogidas para el estudio. Las ligas deportivas y los clubes se encargaron de convocar a los deportistas sordos a sesiones de trabajo de 4 a 6 h. De acuerdo al número de deportistas y a la facilidad de gestión de las ligas y clubes, se seleccionaron 6 zonas alrededor del país, en las cuales se reunieron deportistas de 11 ciudades (Bogotá, Cali, Barranquilla, Medellín, Cúcuta, Manizales, Pereira, Sincelejo, Riohacha, Montería y Valledupar). Los deportes representados en las muestras fueron condicionados por la disponibilidad de los deportistas de la zona. Los deportistas que participaron fueron filmados, con previa autorización.

Se les indicó a los colaboradores sordos que idearan una dinámica social con los informantes, para que estos últimos pudieran olvidarse de las cámaras de video. Los líderes aprovecharon para charlar, contar chistes y anécdotas por un espacio de 20 a 30 minutos. Se consideró que este ejercicio permitía minimizar los efectos de la llamada "paradoja del observador" (Labov, 1972), presente también en las investigaciones sociolingüísticas en las lenguas de señas (Lucas, 2001). El carácter semi-estructurado de la entrevista consistía en delinear dos preguntas básicas sobre cada ítem de una lista de imágenes y videos. Se realizaban contra-preguntas o se omitían imágenes o videos al criterio de los entrevistadores sordos, para facilitar o no coartar el hilo de la conversación. La lista de imágenes y videos fue construida en consulta previa con los líderes deportistas. Las dos preguntas básicas fueron las siguientes:

(1) ¿Qué observan en la imagen/video?

(2) ¿Podría explicarme cómo se desarrolla esa (técnica/deporte/jugada)?

Se analizaron en total 36 h de video (220 GB). Por razones de tiempo, recursos humanos y por protección de la identidad de los informantes, no se editaron los videos originales en ELAN2.

Todos los integrantes del equipo de trabajo (dos líderes colaboradores sordos y dos investigadores) eran hablantes de la LSC por más de 10 años. Este equipo de trabajo decidió hacer uso del speech shadowing, como técnica para extracción del vocabulario recolectado de las conversaciones filmadas. Se dividieron los videos entre el equipo y cada uno de los integrantes hizo una filmación inmediata (una "copia") de sí mismo enunciando el elemento léxico en cuestión. Cuando hubo dudas sobre la exactitud de la copia de la seña, se discutió al interior del equipo para decidir al respecto.

Dada la imposibilidad temporal para describir lingüísticamente con ELAN el total de segmentos léxicos recopilados (1.055 señas), se optó por la duplicación de las señas escogidas de la muestra, teniendo presente sus segmentos fonológicos relevantes, detectados por parte del equipo investigador. De esta manera, se seleccionaron, en borrador, 1.055 expresiones y señas deportivas (65 GB), las cuales se codificaron como un archivo digital único por ciudad (número), deporte (letra), glosa (texto) y tendencia de variación (color), para el análisis porcentual. Finalmente, los colaboradores sordos como modelos, filmaron la versión final de las 500 señas y expresiones escogidas como objeto final del proyecto de investigación.

Justificación

Toda comunidad que emplee una lengua distinta a la oficial del país en el que vive conforma una comunidad lingüística minoritaria. Colombia cuenta con varias comunidades de este tipo, entre las que se destaca la sorda, que emplea la LSC, una lengua de señas que pertenece al grupo que utiliza como canal la modalidad visual espacial y gestual (VEG) (Liddell, 2003). Según Johnson y Liddell (2011a) la diferencia con las lenguas orales radica en la forma de producción y percepción, y se ha descrito como una diferencia de modalidad, que se manifiesta en las actividades físicas necesarias para crear y percibir la señal del habla. Así, hablantes de una lengua vocal coordinan diferentes órganos de articulación dentro del tracto vocal para producir los grupos de sonidos reconocibles como palabras. Los hablantes de la lengua de señas o señantes coordinan las actividades de las manos, brazos, torso, cara y cabeza para producir grupos de visibles gestos físicos, los cuales son reconocibles como señas. Igualmente, en la percepción, por un lado, en las lenguas orales, las variaciones en las ondas de sonido deben ser reconocidas por el sistema auditivo, y, por otro, en las lenguas de señas, las variaciones en las ondas de luz deben ser reconocidas por el sistema visual.

A diferencia del español de Colombia, la LSC presuntamente no tendría más de 90 años de consolidarse en el país (Oviedo, 2001). De esta manera, podríamos considerar la LSC como una lengua joven que aún está estructurando gran parte de su vocabulario técnico, en la medida en que sus hablantes acceden a diferentes espacios. Aunque teóricamente se hable de igualdad lingüística, dicha igualdad no es aceptada por la sociedad en general y solo aquellas lenguas de las comunidades lingüísticas que adquieren estatus y prestigio son valoradas e impulsadas socialmente. Las lenguas denominadas "minoritarias" muchas veces son abandonadas y, con el tiempo, tienden a desaparecer (Calvet, 2005).

Es indiscutible la interrelación entre las lenguas y los contextos sociales: cada lengua es un elemento constitutivo de su sociedad, representa un valor y un medio de comunicación que no admite fácilmente razones para sustituirla por cualquier otra. Por estas razones, las lenguas son las protagonistas principales de fenómenos políticos tales como el impulso, el abandono y la lucha (Cooper, 1997, p. 194). Este tipo de interdependencia lengua/contexto se evidencia, por ejemplo, en cómo la LSC afronta actualmente la construcción de léxico en áreas del saber específicas, debido a la incursión de la comunidad sorda en espacios diversos (Cortés, 2013).

La participación de los sordos en el ámbito deportivo ha generado que un sector importante de esta comunidad vea la necesidad de que su lengua responda a las demandas que dicha participación implica. Esto con el fin de facilitar la enseñanza de los deportes, la asimilación de los reglamentos de las distintas disciplinas deportivas, la participación en juegos y torneos regionales y la efectividad de los servicios de interpretación; asuntos que están estrechamente relacionados con la consolidación y modernización de la lengua a través de las innovaciones léxicas.

Nuestra investigación se enmarca, entonces, en la teoría de la planificación lingüística, específicamente, en la planeación del corpus o planificación formal (Cooper 1997, p. 148). Y, para ser más concretos, en lo que Zimmermann ha denominado como planificación lingüística dependiendo del criterio de tipo de actividad, que corresponde a la primera actividad de la primera fase de un proceso de estandarización: la detección de la situación de fondo (Zimmermann, 1999). De este modo, las dinámicas en esta primera fase exploratoria están orientadas a influir en la estructura de la lengua, por medio de intervenciones normativas inspiradas en formas lingüísticas detectadas en las muestras analizadas. Es decir, en primer lugar se recopilaron formas léxicas de términos deportivos y posteriormente se socializaron con los clubes deportivos para que estos evaluaran cuáles recibían mayor aceptación. La idea en este punto era generar procesos de reflexión al interior de la comunidad, que en un primer momento estimularán el cuestionamiento metalingüístico y, en el futuro, facilitarán la difusión y posterior adopción de innovaciones léxicas desconocidas para ciertas regiones.

Marco teórico

Planificación lingüística

Este trabajo se inscribe en la teoría de la planificación lingüística, propuesta principalmente por Cooper. En palabras de este autor, la planificación lingüística "comprende los esfuerzos deliberados por influir en el comportamiento de otras personas respecto de la adquisición, la estructura o la asignación funcional de sus códigos lingüísticos" (1997, p. 60) Es un campo interdisciplinar entre la sociología lingüística y la lingüística aplicada, que da cuenta de los procesos para influir o manipular el uso de la lengua por un grupo de hablantes determinados. Tiene un campo de acción amplio, que se subdivide en dos principales ramas: la planificación funcional de la lengua (planeación de estatus), que busca, como su nombre lo indica, influir en el estatus social y político de determinada lengua, lo que conlleva a su revaluación y, posiblemente, al devalúo de otra lengua en un contexto determinado; y la planificación formal (planeación de corpus), que abarca una gran variedad de actividades, como la normalización/estandarización de la lengua, la modernización y la representación gráfica (Figura 1); es decir, se llega a la estructura de la lengua con el fin de emplearla para determinadas necesidades.

En su forma más tradicional, la planificación lingüística se origina de una voluntad a nivel nacional-estatal, ya que es en ese ámbito donde se dan las transformaciones de las sociedades (Garvin & Lastra, 1974). A la par, es importante hacer hincapié en que la planificación lingüística juega un papel determinante en la creación de sistemas de escritura y terminología científica, así como en la adaptación de vocabulario de una lengua a nuevas funciones (tecnológicas o especializadas). Sin embargo, han existido en los últimos años múltiples procesos de movimientos sociales para cambiar o regular el uso de una lengua, que hacen evidente la diversidad de campos de transformación: el movimiento feminista por el uso del "lenguaje incluyente", el movimiento norteamericano por la simplificación del lenguaje comercial y la modernización de las lenguas indígenas en los contextos universitarios, por mencionar solo algunos ejemplos. Por tal razón, cuando se hablaba en la introducción de un ejercicio preliminar de recopilación de vocabulario técnico deportivo especializado en lengua de señas colombiana —campo en el que la LSC necesita responder a nuevas funciones—, se hacía referencia indudablemente a un fenómeno del campo interdisciplinar de la planificación lingüística.

Para entender dicho campo interdisciplinar, podemos ampliar nuestra explicación con base en lo que para nosotros son otros nombres que recibe la planificación lingüística: política, ingeniería y ecología lingüística. A continuación exponemos brevemente lo que entenderemos por cada uno de ellos3:

Gestión o política lingüística (Shohamy, 2006): dado que la lengua es un producto social y cultural —de hecho, el principal producto de la cultura—, pretender cambiarla es pretender cambiar la sociedad. Y, para lograr esto último, es necesario hacer uso de diversas formas de legitimación y gobierno, las cuales toman cuerpo en las políticas. Además, las sociedades están compuestas por élites, contra-élites y autoridades, que desean constantemente ampliar o mantener sus privilegios, en contraposición con la masa, la cual es influenciada por las disposiciones de los tres grupos mencionados. Aunque las lenguas cambian con el tiempo, dichas modificaciones, que en la mayoría de las veces tardan cientos de años, son tanto inexorables como no manipulables. Por tal razón, cuando se da un cambio o un intento por manipular la lengua de alguna forma, la pregunta esencial es quién y para qué se desea esa mudanza. Cuando se desea intervenir en el natural desarrollo de una lengua existen motivaciones políticas que deben ser explicitas para las instituciones que desean hacer planificación lingüística.

Ingeniería lingüística (Miller, 1963): para la creación de vocabulario técnico es necesario tener en cuenta las múltiples variables que entran en juego a la hora de que dichos términos empiecen a ser empleados. Por esta razón, es necesario pensar en estrategias en el marco del marketing4, que faciliten un producto de calidad, con una promoción adecuada al interior de una población o lugar determinados, en razón de un precio. Ciertamente, un ejercicio de planificación lingüística se considera exitoso en la medida en que los diseños son "buenos", en el sentido en que son adoptados y difundidos por la masa social. Así, podrá entenderse que todo ejercicio de recopilación de vocabulario exige una medida razonable de proyección, diseño y estrategia; exige un desarrollo de cierta ingeniería lingüística.

Ecología lingüística (Zimmermann, 1999): existe un considerable número de lenguas que se encamina a la muerte o destrucción (Crystal, 2000). Una de las razones para este suceso es que las lenguas no logran desarrollar el vocabulario suficiente para modernizarse y ganar espacios en el uso de los hablantes. Sería injusto culpar a las mismas lenguas por su falta de "desarrollo", cuando es una realidad que existen lenguas dominantes. En estos contextos, la diversidad lingüística se considera un estorbo o dificultad para hacer efectiva la constitución del poder hegemónico, dado el marco de los procesos de la globalización. Si, como mencionamos arriba, tenemos en cuenta que cada lengua constituye una forma especial de representación del mundo, la variedad de lenguas en realidad representa un patrimonio cultural de la humanidad que es necesario conservar y cuidar. En ese sentido, un ejercicio de recopilación de vocabulario al interior de la comunidad deportiva sorda, en el marco de la planificación lingüística, cumple las funciones de otorgarle a esta lengua una dosis de vitalidad, que le permite garantizar unos años adicionales de vida, además de la oportunidad de velar por una riqueza lingüística latente.

Hasta el momento, hemos hablado de los procesos de recopilación de vocabulario técnico deportivo simplemente bajo la categoría recopilación. Ahora bien, dicho ejercicio está enmarcado en una actividad mucho más amplia dentro de la planificación funcional de la lengua o la llamada planificación de corpus: la normalización o estandarización.

Cuando hablamos de lenguas, en realidad hablamos de abstracciones, pues en el uso diario es casi imposible encontrar un hablante que use el idioma como lo prescriben los diccionarios. A esta forma que por ley debería hablarse se le llama norma estándar5 de la lengua. Sin embargo, existen otros tipos de normas, ya que cada variedad exige unos contextos específicos para su uso. Concurren, por lo tanto, sociolectos (normas de acuerdo a los grupos sociales); dialectos (normas de acuerdo a la región donde se encuentra el hablante); basilectos (normas de acuerdo al prestigio, "habla vulgar"), y acrolectos (norma refinada del uso de la lengua). Así mismo, existen normas con respecto al género (generolecto) y la especialidad (tecnolectos). Lo anterior lo mencionamos para enmarcar el objetivo básico de la normalización: pretender fijar un vocabulario específico, de modo que dicho lexicón se establezca como una supuesta forma "rectora" de los actos de habla. Como lo común es que se establezca la norma estándar como norma a seguir, también se denomina a este proceso estandarización.

Con respecto a la normalización, se han escrito diversos modelos. Para el presente documento, optaremos por los propuestos por Cooper (1997) y Zimmermann (1999). El primero de estos modelos requiere por lo menos seis procesos bien diferenciados en dos fases (basados en Rubin et al., 1977, citados en Cooper, 1997). Primera fase: 1) determinación de la norma; 2) evaluación de la norma como "correcta"6 o preferida por un grupo importante de la población, y 3) prescripción de la norma para determinados contextos o funciones. Es importante señalar que, según Rubin, estos tres componentes siempre se dan juntos y hasta ese momento se puede evaluar si el ejercicio de planificación va o no a funcionar (p. 173). Si la prescripción de la norma pasa inadvertida, la normalización fracasa. Después de esto, la norma necesita de una segunda fase: 4) aceptación; 5) empleo, y 6) mantenerse vigente hasta que la reemplace otra norma (p. 173). Lo anterior puede observarse en las siguientes figuras (Figuras 2 y 3):

A continuación explicaremos en qué consiste cada una de las fases mencionadas.

Primera fase

Determinación de la norma: para empezar, es indispensable que los planificadores o la institución que requiere hacer el ejercicio de planificación lingüística determinen la norma sociolingüística que desean que funcione como modelo a seguir por los hablantes de la lengua en cuestión. En el caso del campo deportivo, es necesario establecer qué área del conocimiento y qué temática se quiere normalizar. Esto contribuye a que no se pierda innecesariamente tiempo en discusiones con respecto a términos que no se van a usar. En lo posible, el campo que se desea normalizar debe ser lo suficientemente pequeño como para agotarlo en su totalidad, pero lo suficientemente grande como para que valgan la pena los recursos invertidos.

Evaluación de la norma como "correcta" o "preferida": en este proceso, se trata de superar las preferencias personales para escoger la forma que tenga más posibilidades de adopción por la comunidad. Para esto, es necesario tener conocimiento de la comunidad y de la lengua, para evitar las formas lingüísticas que parezcan extrañas o hasta insultantes. De otro modo, el ejercicio de normalización corre el peligro de fracasar. En este paso, se trata de pensar un poco más allá de las preferencias personales y establecer una forma lingüística léxica que garantice un grado total de adopción.

Prescripción de la norma para determinados contextos y funciones: en esta parte del proceso, se busca, mediante acciones puntuales, influir en el comportamiento lingüístico de la población objetivo. Se espera que las instituciones determinen en qué espacios esperan que sus deportistas o entrenadores empleen la innovación. Es importante que esto quede determinado de modo tal que la población académica pueda organizadamente hacer uso de la innovación, y fortalezca de este modo su adopción y uso. Hasta este punto puede determinarse si el proceso de normalización tendrá éxito o fracasará, en la medida en que la innovación (entiéndase como la recopilación de vocabulario sistemática) es tenida en cuenta.

Segunda fase

Aceptación: en la planeación lingüística no existe un asunto más impredecible que esta segunda fase. La razón radica en que no se puede obligar a que los sujetos usen o no determinada forma léxica. En primer lugar, porque no se tiene total control sobre el habla del sujeto objeto de la planificación y, en segundo lugar, porque el uso de una forma léxica o innovación determinada está ligado a las actitudes lingüísticas de los hablantes hacia lo que pronuncian. Por esta razón, en asuntos de normalización se cumple el adagio popular adaptado: mientras la normalización propone, el hablante dispone.

Uso: el uso es síntoma de que cierta forma léxica está siendo adoptada por determinado hablante. Aunque la aceptación y el uso de una innovación producto de un proceso de normalización dependen del componente subjetivo de los hablantes, en gran medida se reduce el riesgo de abandono de un nuevo diseño y se aumentan las probabilidades de éxito si se sigue rigurosamente una metodología que capte sensiblemente las tendencias y potenciales usos de la lengua en cuestión. También es importante señalar que, en las dinámicas sociales del ámbito deportivo, se deben generar espacios que garanticen o demanden el uso de la nueva terminología, es una forma para estimular el uso.

Mantenerse: es indispensable que los procesos de normalización se diseñen con proyección a futuro. No se logra mucho con establecer una propuesta de normalización cuando se puede abandonar al cabo de un año o menos. Para que los productos de la normalización permanezcan es necesario el diseño de propuestas de grabación, publicación y socialización de la norma deportiva establecida (dado el carácter visual de la LSC).

Fonética de las lenguas de señas: una propuesta aún en desarrollo

Para entender el análisis lingüístico presentado es necesario remitirnos a la teoría lingüística de las lenguas de señas ("de signos", en su versión original) propuesta por Johnson y Liddell (2011b). Estos autores proponen un marco segmental para la representación fonética de las lenguas de señas, a la vez que presentan un sistema de notación que permite su descripción fonética. Sus postulados surgen a partir de la descripción de la lengua de señas americana (ASL), pero pueden ser aplicables a cualquier otra lengua de señas. A continuación mencionaremos brevemente en qué consiste la propuesta de estos autores.

Para empezar, Johnson y Liddell parten de los postulados de la fonética articulatoria y se centran en la observación de los comportamientos físicos y articulatorios necesarios en la producción de una seña. De este modo, llegan a describir la naturaleza y los tipos de segmentos necesarios para representar las señas, así como la naturaleza y los rasgos implicados en la estructura de estos segmentos.

De esta manera, una seña es representada como una secuencia de segmentos. Estos, a su vez, son grupos componenciales de rasgos articulatorios asociados a la configuración de la mano (CM), la ubicación (UB), la orientación (OR) y los rasgos no manuales (RNM) (también descritos en la LSC por Oviedo, 2001). Cada uno de estos componentes puede ocurrir de forma secuencial en una seña, es decir, independiente de los otros, lo cual conlleva a una estructura sublexical de las señas. De este modo, las señas presentan cambios en uno o más de sus componentes CM-OR-UB o RNM. Estas modificaciones dan lugar a secuencias complejas de rasgos, que son responsables de los contrastes en las lenguas.

La tesis central de Johnson y Liddell se basa en los tipos de segmentos que componen las señas: segmentos de gestos posturales y de gestos en trasformación. Ambas clases de gestos varían relativamente en cuanto a la duración, hecho que debe ser representado en la transcripción de las señas. Mencionaremos brevemente en qué consiste cada uno de ellos. En primer lugar, los gestos posturales, según esta teoría, corresponden a momentos de alineación de los cuatro complejos anteriormente mencionados (CM, UB, OR y RNM); estos pueden ser descriptos empleando un conjunto limitado de rasgos descriptivos. Aunque todos los gestos posturales tienen algún tipo de duración medible, algunos de ellos son extremadamente breves, perduran solamente lo suficiente para establecer la alineación de todos los rasgos articulatorios. Estos autores proponen, basados en Liddell (1989), que en este tipo de gestos hay unas posturas con una duración mayor, las cuales describen como detenciones, y unas posturas sin duración significativa, denominadas posturas.

En segundo lugar, los gestos trans-forming7 'en-transformación', en oposición a los gestos posturales, corresponden a los periodos de tiempo durante los cuales por lo menos uno de los componentes de la seña está cambiando. En ellos, la forma de la seña cambia a otra nueva. Johnson y Liddell dejan claro que las señas pueden tener más de un gesto en trasformación y que cualquier componente puede cambiar mientras que los otros no lo hacen. En estos gestos, no hay un momento en el cual todos los rasgos componenciales sean estables, y en ellos tienen lugar aspectos importantes y autónomos de la producción de una seña. Además, contienen la información gestual describible y con potencial contrastivo, son distintivos y no son predecibles a partir de los gestos posturales anteriores o siguientes. En los gestos en transformación los cambios se llevan a cabo a través de actividades musculares que se traducen en movimientos de partes del cuerpo. Johnson y Liddell se centran en explicar la naturaleza del movimiento como parte integral de los gestos en transformación y describen dos tipos de movimientos contrastivos según su naturaleza: balísticos y antagónicos (cfr. Johnson & Liddell, 2011b).

Resultados

Los productos de la primera fase se concretaron en un DVD con 500 señas y expresiones recopiladas, que evidenciaron las distintas variantes de vocabulario técnico deportivo en LSC usado en 11 ciudades del país. La distribución general de los tipos de variación sociolingüística encontrada en los términos se ilustra en la Figura 4. En síntesis, un 28,36 % de las muestras analizadas presentaron variación de tipo léxico, el 58,28 % evidenció variación morfo-fonológica, el 13,47 % no presentó variación significativa. A continuación, se explicará qué entendemos por cada tipo de variación.

Análisis de la variación morfo-fonológica

Aunque se ha avanzado significativamente en una fonética de las lenguas de señas (Johnson & Liddell, 2011a, 2011b, 2012), todavía existe bastante discusión en torno a las categorías fonológicas que pueden ser utilizadas en el análisis de estas lenguas. Uno de los aspectos en los que aún no se ha llegado a un consenso, por ejemplo, está relacionado con el concepto de sílaba, ya que, como sucede en la lengua de señas americana, muchas unidades léxicas no superan lo que podría considerarse el nivel silábico (Brentari, 1995). Así pues, la frontera entre lo morfológico y lo fonológico se hace más estrecha en el análisis de las unidades mínimas de las señas. Por tal razón, hemos decidido llamar morfo-fonológico a nuestro acercamiento.

Variación de tipo léxico

Para hacer la distinción de los tipos de variación sociolingüística, usaremos las matrices de rasgos fonológicos antes mencionadas (corroboradas en la LSC por Oviedo, 2001) y la matriz segmental, recientemente propuesta por Johnson y Liddell (2011b). Aunque estos tipos de rasgos no pueden ser emparejados totalmente con los fenómenos fonológicos de las lenguas orales (Johnson , 2008), en la Tabla 1 realizaremos una comparación entre comillas (por su carácter inexacto y vicioso).

Para este estudio, asumiremos que la diferencia lexical se determina, principalmente, por los cambios significativos en el rasgo CM. Esto puede ser ilustrado con la diferencia entre ROJO1 y ROJO28 (Figuras 5 y 6), las cuales fueron catalogadas por nuestros informantes como dos señas distintas, aunque comparten el rasgo de UB (el espacio próximo a la boca del señante), en los segmentos en transformación. En ROJO1, las imágenes a hasta e y f hasta m corresponden a los segmentos de preparación de la seña, sujetos a procesos fonológicos (asimilación, elisión etc.). Por motivos de espacio, únicamente expondremos los segmentos completos de ROJO1.

Si se observa de forma detallada, los segmentos en transformación de rojo1 y rojo2 comparten un movimiento repetitivo que va de la derecha a la izquierda del señante y que comienza a su derecha; la posición ipsilateral de la mano articuladora de la seña. No obstante, como los rasgos CM son distintos, las señas son percibidas como dos unidades léxicas distintas que refieren al mismo color (Figuras 7 y 8).

Ahora bien, la diferencia del rasgo CM no es determinante para definir la diferencia léxica, como en el caso de las señas mostradas en la Figura 9.

En la Figura 9 se pueden observar cuatro formas que fueron catalogadas por los informantes como distintas señas para amarillo en LSC. Muchas de ellas fueron comprendidas debido a RNM conocidos como mouthing9. Sin embargo, de izquierda a derecha, las dos primeras comparten el mismo movimiento de no-contorno10, que golpea la mejilla dos veces (segmentos en transformación), pero difieren en la configuración manual (CM); las segundas coinciden en el rasgo CM (mano en forma de "5"), pero difieren en la ubicación y en los patrones de los segmentos en transformación. Un análisis más detallado de la fonética de las manos se presentó en apartados anteriores, con base en Johnson y Liddell (2011a, 2011b, 2012). Para ahondar en la de la LSC, véase Oviedo (2001).

Variación fonológica

Algunas variaciones no presentaron cambios en la CM. Estas fueron catalogadas por parte de los colaboradores como una variación de la misma seña. Este hecho se puede apreciar en las señas para rojo: la imagen muestra posturas de cuatro señas distintas (Figura 10). Nuestros colaboradores no dudaron en relacionar las primeras tres como una variación de la misma seña; es decir, una variación que los hablantes deportistas de la LSC pueden atribuir a aspectos como la edad, la región o los antecedentes educativos. La variación de las primeras tres señas se concentran en el movimiento de contorno (señas 1 y 3 de izquierda a derecha) y de no-contorno (seña 2). Futuras investigaciones en lingüística deberían determinar qué aspectos fonológicos son determinantes en la percepción de una seña como un elemento lexical distinto de otra seña.

Sin variación

Algunas señas, como por ejemplo la de arquero (Figura 11), no presentaron una variación significativa en todas las regiones.

Proyecciones

El proyecto Exploración Lingüística del Vocabulario Deportivo buscó describir las variaciones sociolingüísticas de tipo léxico. Futuros estudios, en el marco de la planificación lingüística, deberán determinar las actitudes lingüísticas hacia determinadas variantes (segunda fase), definir estadísticamente las tendencias a favor o en contra de ciertas variantes (tercera fase) y asesorar técnicamente los procesos de planificación lingüística de los agentes mencionados anteriormente (cuarta fase). Esperamos que este tipo de estudios contribuya a profundizar el conocimiento de la LSC. La investigación lingüística enfocada al corpus deportivo demuestra la gran diversidad lingüística de la comunidad sorda deportiva del país. Profundizar al respecto, contribuye a generar un mayor entendimiento sobre las realidades que gestionan los colectivos deportivos a nivel regional, traducido en acciones de reconocimiento y entendimiento hacia las variantes léxicas. Además, el conocimiento de dichas variantes contribuye a que deportistas, técnicos deportivos, entrenadores, docentes, traductores e intérpretes puedan tener un panorama más amplio del uso terminológico en eventos nacionales multirregionales, lo cual facilita, en primera instancia, la comunicación.

El aprendizaje sobre la variación léxica pretende también aportar insumos para que la comunidad sorda deportiva gestione acciones de planificación lingüística que contribuyan al establecimiento de un vocabulario estándar para los eventos deportivos de orden nacional, a diseñar productos en lengua de señas en video (traducciones y textos) y a optimizar los servicios de interpretación. Por último, este ejercicio de investigación arroja indicios que sugieren que la LSC tiene al menos cuatro regiones de variación dialectal importantes (Caribe, Eje cafetero, Centro y Suroccidente), que futuros trabajos tendrían que entrar a describir y explicar.

Conclusiones

La investigación presentada permitió demostrar la utilidad de la exploración lingüística como un elemento interdisciplinario para fortalecer un proceso de planificación lingüística, en su fase inicial. Esta primera etapa de exploración es sumamente útil para determinar qué acciones se deben tomar para la estandarización del vocabulario técnico deportivo, acciones que tengan impacto en la comunidad y que, por lo tanto, puedan ser permanentes. Muchos proyectos de estandarización fracasan porque no se toman las medidas necesarias para verificar la aceptabilidad del vocabulario; en el presente estudio, los datos muestran que existe solo un 7 % del vocabulario deportivo en el que no se observó variación significativa.

En el estudio también se encontró que existe variación léxica en un 54 % del vocabulario. Es decir, existen dos o más señas ampliamente utilizadas que dificultan la unificación de un solo término que pueda denominarse como estándar. La primera fase exploratoria da marcados indicios de que existen regiones con un alto grado de variación "dialectal", como Medellín (Antioquía y zona del Eje cafetero) y Cali (Valle). Este hecho obliga a orientar acciones de tipo lingüístico que permitan a los hablantes de dichas regiones sentirse identificados con el proceso de estandarización y que contribuyan a la unificación nacional del vocabulario deportivo. De otro modo, un proceso de planificación que desconozca estas variaciones solo lograría fraccionar las regiones, y haría que el vocabulario estándar se asuma como exclusivamente de Bogotá y, por lo tanto, genere rechazo en la práctica deportiva diaria de las regiones.

Es importante que futuras investigaciones indaguen, con instrumentos de análisis estadístico (v. gr. VARBUL) las características de las variantes sociolingüísticas de la LSC, de modo que se avance en una mejor comprensión de los procesos de planificación lingüística en las comunidades sordas.


1 Se emplea la convención Sordo(a)s (con mayúscula) la cual hace referencia al colectivo de personas que se identifican lingüística y culturalmente en torno a la LSC, y sordo(a)s para referirnos a la condición física de los sordos o a las personas que tienen limitación auditiva pero que se identifican culturalmente con la comunidad oyente mayoritaria.

2 ELAN: EUDICO Linguistic Annotator. El proyecto EUDICO, European Distributed Corpora, comenzó en 1997, en el Max Planck Institute for Psycholinguistics (MPI), con el propósito de hacer accesible a la mayor audiencia posible recursos lingüísticos multimedia.

3 Por lo general, se acostumbra a tratar por separado la política, la ingeniería, la ecología y la planificación lingüística; sin embargo, en este documento, trataremos las cuatro categorías como distintas aristas de un mismo conjunto de fenómenos.

4 Recuérdense las 4 "p" del marketing: product, promotion, price y place.

5 Además de funcionar como una regulación del uso de la lengua, la norma estándar tiene entre sus objetivos unificar su uso en un territorio nación con fines políticos. Como decíamos arriba, no podemos hablar de variedad estándar, pues nadie en realidad la habla.

6 Entiéndase "correcta" como "deseable".

7 Decidimos traducir el concepto trans-forming como 'en-transformación' (separadas por un guión por cuestiones semánticas). Aclaramos que aún no hay un término estandarizado en español.

8 En la literatura sobre el campo, se acostumbra a nombrar a una seña con una glosa en letra versalita. La glosa es una aproximación al significado de la seña.

9 La LSC en algunas señas incorpora tipos de vocalización como parte de producción de la seña (Oviedo, 2001). Algunos investigadores han llamado a este fenómeno en inglés como mouthing o echo-phonology (Boyes Braem & Sutton-Spence, 2001; Woll & Sieratzki, 1998).

10 Movimientos de no-contorno: en la gramática de Oviedo (2001) para la LSC, refiere a los movimientos de las señas que no implican desplazamiento (movimientos de contorno).


Referencias

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