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Forma y Función

versión impresa ISSN 0120-338X

Forma funcion, Santaf, de Bogot, D.C. vol.27 no.1 Bogotá ene./jun. 2014

https://doi.org/10.15446/fyf.v27n1.46952 

http://dx.doi.org/10.15446/fyf.v27n1.46952

REFLEXIONES EN TORNO A LA SITUACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA DE LAS LENGUAS CRIOLLAS DE BASE LÉXICA INGLESA DEL CARIBE*

REFLECTIONS ON THE SOCIOLINGUISTIC SITUATION OF CARIBBEAN ENGLISH-BASED CREOLE LANGUAGES

REFLEXÕES SOBRE A SITUAÇÃO SOCIOLINGUÍSTICA DAS LÍNGUAS CRIOULAS DE BASE LÉXICA INGLESA DO CARIBE

 

David Leonardo García León
Universidad Nacional de Colombia, Bogotá - Colombia
dalgarciale@unal.edu.co

* Este artículo se basa en el trabajo de grado realizado en la Maestría en Lingüística de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. Dicho trabajo obtuvo mención meritoria y fue dirigido por la profesora Olga Ardila, a quien agradezco sus aportes.

Artículo de investigación. Recibido: 27-05-2013, aceptado: 11-05-2014.


Resumen

El presente artículo presenta una serie de reflexiones surgidas de un ejercicio investigativo, cuyo objetivo central era construir una caracterización de las lenguas criollas de base léxica inglesa en el Caribe, teniendo en cuenta los aspectos sociales del contacto lingüístico. El estudio realizado fue de corte cualitativo, con enfoque descriptivo interpretativo. Los temas de análisis giran en torno a: 1) las formas de surgimiento de los criollos estudiados; 2) la pertinencia de términos como continuo lingüístico poscriollo y diglosia; 3) la variación intralingüística en este tipo de vernáculos; 4) las razones por las cuales este tipo de lenguas aún se mantienen, a pesar de estar en relaciones de subordinación con una lengua europea, y 5) el papel que juega la reaparición del inglés en situaciones donde el criollo usualmente convivía con el español. Se espera que este trabajo genere discusiones en disciplinas como la criollística, el bilingüismo, la sociolingüística y el contacto de lenguas.

Palabras clave: criollos ingleses, Caribe, contacto de lenguas, diglosia, continuo lingüístico poscriollo, vitalidad, identidad lingüística.


Abstract

The article presents a series of reflections arising from a research project aimed at characterizing English-based Creole languages in the Caribbean, taking the social aspects of linguistic contact into account. The study was a qualitative one, with a descriptive-interpretive approach. The topics analyzed were the following: 1) the forms of emergence of the Creole languages studied; 2) the pertinence of terms such as post-creole linguistic continuum and diglossia; 3) the intra-linguistic variations in this type of vernacular languages; 4) the reasons why these languages prevail despite their relation of subordination to a European language, and 5) the role played by the reappearance of English in situations in which Creole usually coexists with Spanish. This article is expected to generate discussions in the fields of Creole studies, bilingualism, sociolinguistics, and language contact.

Key words: English Creole languages, Caribbean, language contact, diglossia, post-creole linguistic continuum, vitality and linguistic identity.


Resumo

O presente artigo apresenta uma série de reflexões surgidas de um exercício investigativo, cujo objetivo central era construir uma caracterização das línguas crioulas de base léxica inglesa no Caribe, considerando os aspectos sociais do contato linguístico. O estudo realizado foi de corte qualitativo, com enfoque descritivo interpretativo. Os temas de análise giram em torno de: 1) as formas de surgimento dos crioulos estudados; 2) a pertinência de expressões como contínuo linguístico pós-crioulo e diglossia; 3) a variação intralinguística nesse tipo de vernáculos; 4) as razões pelas quais esse tipo de língua ainda se mantém, embora esteja em relações de subordinação com uma língua europeia; 5) o papel que desempenha o ressurgimento do inglês em situações em que o crioulo usualmente convivia com o espanhol. Espera-se que este trabalho gere discussões em disciplinas como a crioulística, o bilinguismo, a sociolinguística e o contato de línguas.

Palavras-chave: crioulos ingleses, Caribe, contato de línguas, diglossia, contínuo linguístico pós-crioulo, vitalidade, identidade linguística.


Introducción

Las situaciones de contacto lingüístico son uno de los fenómenos de estudio de la sociolingüística. Cuando dos lenguas entran en contacto, se establecen relaciones de poder que no solo generan efectos lingüísticos, sino también sociales, sicológicos y políticos (Patiño, 2002, p. 108). Así, su convivencia genera modificaciones en la manera de hablar de las personas, y se establecen nuevas formas de utilización de las lenguas y de relación entre los hablantes. Un caso representativo de este fenómeno fue el contacto lingüístico que se dio desde el siglo XV hasta aproximadamente el siglo XVIII, durante el proceso de "descubrimiento", conquista y colonización de los territorios de América por parte de diferentes naciones europeas (Patiño, 2000b, p. 206). Estos eventos históricos produjeron un importante contacto entre las lenguas de los colonizadores y las de los colonizados. De manera que la llegada de los españoles a territorios como Colombia, México, Ecuador y Perú produjo que las diferentes lenguas indígenas empezaran a convivir con el español. Sin embargo, este no fue el único tipo de contacto que se dio durante esos siglos pues, debido a que los colonizadores establecieron sistemas económicos y de convivencia específicos, muchas lenguas europeas como el español, el inglés, el francés y el holandés empezaron a convivir con lenguas africanas (Arends, 1995, p. 15).

El contacto mencionado entre africanos y europeos condujo al surgimiento de nuevos idiomas, denominados lenguas criollas (Patiño, 2002, p. 110). Dichos idiomas son la combinación de elementos de la lengua europea con aquellos de la(s) lengua(s) africana(s). Aunque este acontecimiento lingüístico se desarrolló en diferentes partes del mundo, es en la región del Caribe en donde tuvo su mayor auge; allí se consolidaron criollos de diferentes bases léxicas, debido a que los colonizadores provenían de diferentes naciones europeas (Decamp, 1971, p. 17). En esta región, la mayoría de los criollos son de base léxica inglesa y son hablados tanto en el Caribe insular como en el continental. En el primero, las lenguas criollas se encuentran en lugares como Jamaica, Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, las Bahamas, San Andrés, Providencia y Santa Catalina, entre otros (Aceto, 2006a, p. 206). Por su parte, los criollos ingleses continentales se ubican en Belice, Surinam, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Guyana (Herzfeld, 2008, p. 78).

Como se evidencia, en la región del Caribe hay una gran variedad de lenguas criollas inglesas que son de suma importancia no solo para sus hablantes, sino también para los estudiosos de la lingüística; esto por dos razones principales: primero, porque muchas de estas lenguas surgieron en condiciones sociohistóricas similares (Patiño, 2000a, p. 123) y pueden considerarse variedades de la misma lengua y, segundo, porque en la actualidad presentan situaciones sociolingüísticas semejantes.

Un caso ejemplar de esta situación es el criollo inglés hablado en la isla de San Andrés, Colombia. Esta lengua pertenece a un grupo de criollos más amplio que se ha denominado la rama oeste y que involucra a Jamaica, Belice y a diferentes países de Centroamérica, como Costa Rica y Nicaragua (Herzfeld, 2008, p. 208). Los criollos de esta parte del Caribe son inteligibles entre sí, debido a que su origen es el criollo jamaiquino. Adicionalmente, estos criollos conformaron, específicamente en Centroamérica y San Andrés, una comunidad de habla antes de que fueran separados por las fronteras nacionales de los países a los que pertenecen sus hablantes. Por lo tanto, las investigaciones que se realizan sobre alguno de estos criollos tienen incidencias sobre otro criollo de la región. A la par, en la actualidad, los criollos de la rama oeste, con excepción de Belice y Jamaica, comparten rasgos sociolingüísticos similares. Estos no solo se ubican en la región costera caribeña de cada uno de sus países, sino que, además, conviven con un mismo idioma, el español, que es el idioma mayoritario de las naciones donde se encuentran estos criollos ingleses. Lo anterior significa que el estudio de estos idiomas, desde una perspectiva de conjunto, daría luces sobre casos particulares, y los estudios desde miradas específicas contribuirían a entender la situación de las lenguas criollas en general.

Debido a esto, se realizó un ejercicio investigativo cuyo objetivo era caracterizar las lenguas criollas inglesas habladas en el Caribe, a partir del análisis de las investigaciones más recientes que se han llevado a cabo sobre estos criollos, en dos áreas fundamentales: los aspectos sociales del contacto lingüístico, y las políticas lingüísticas y educativas que se han generado. A la par, este trabajo buscaba no solo realizar una aproximación a la situación de cada una de las lenguas criollas inglesas de la región, sino también identificar patrones conceptuales que permitan explicar la situación de dichas lenguas desde lo disciplinar. Esto significa que, luego de caracterizar cada situación lingüística, se estableció una serie de patrones de interpretación que permitieron llegar a conclusiones sobre las lenguas criollas de base léxica inglesa.

En este artículo, por consiguiente, se presentan algunas de las reflexiones derivadas de dicha investigación. Dado que el trabajo involucró el análisis de más de 90 textos, en relación con alrededor de 20 lenguas criollas inglesas del Caribe, este texto solo se enfoca en algunos de los puntos de discusión que dicho análisis generó. El artículo se estructura de la siguiente manera: en primer lugar, se caracterizan los objetivos del estudio base y luego se realiza una descripción de los aspectos metodológicos que se tuvieron en cuenta para su realización; posteriormente, se presentan seis de las reflexiones centrales que generó el ejercicio investigativo.

Objetivos del estudio

El estudio tenía como objetivo aproximarse a la situación de los criollos ingleses del Caribe, en relación con los aspectos sociales que se generan por el contacto con lenguas europeas. Dichos aspectos incluyen las funciones que cumple cada lengua dentro de las diferentes comunidades, las percepciones que los hablantes tienen frente a sus lenguas y las razones por las que se encuentran en un estado determinado. Por esta razón, también se analizaron las políticas lingüísticas y educativas que se han desarrollado en la región estudiada, ya que estas tienen una fuerte incidencia en la forma como se perciben las lenguas y los desarrollos o limitaciones que pueden alcanzar.

De esta manera, los objetivos que se plantearon en el ejercicio investigativo fueron los siguientes: el general consistía en realizar un panorama amplio de las lenguas criollas de base léxica inglesa en la región del Caribe; para esto se formularon dos objetivos específicos: el primero tenía como fin construir una caracterización de las lenguas criollas de base léxica inglesa en el Caribe, teniendo en cuenta los aspectos sociales del contacto lingüístico; entre estos últimos se incluyen los dominios de uso de los criollos y las lenguas con que conviven, las actitudes que tienen los hablantes sobre sus lenguas, y algunas implicaciones sociales e identitarias que generan estas lenguas. Por su parte, el segundo objetivo buscaba analizar las políticas lingüísticas y educativas en la región del Caribe. Por lo tanto, la pregunta que guio el estudio fue la siguiente: ¿cuál es la situación de las lenguas criollas de base léxica inglesa del Caribe en dos áreas: los aspectos sociales del contacto y las políticas lingüísticas y educativas?

Metodología

El estudio fue de corte cualitativo, con enfoque descriptivo interpretativo, ya que se fundamentó en la investigación de tipo documental. Esta se caracteriza por partir de la idea de que "la ciencia es un cuerpo de conocimiento sistematizado y consolidado y que la investigación científica contribuye significativamente en la construcción acumulativa, conceptual y simbólica socialmente aceptada para un área o disciplina específica" (Donolo, 2009, p. 4). Esto significa que las ciencias materializan el conocimiento a través del lenguaje, y generan un acumulado de conocimiento que ha sido aceptado por la comunidad académica y que puede ser retomado, cuestionado o reformulado gracias a la existencia de documentos de diferente tipo. En este sentido, la realización de estados del arte sobre un área estudiada se convierte en la apropiación de los conocimientos legitimados y validados por la academia. A este respecto, Jiménez afirma:

Los estados de arte en las ciencias sociales, y los producidos en cualquier tipo de investigación, representan el primer paso de acercamiento y apropiación de la realidad como tal, pero, ante todo, esta propuesta metodológica se encuentra mediada por los textos y los acumulados que de las ciencias sociales ellos contienen. En consecuencia, los estados del arte no se acercan a la principal fuente del conocimiento social, que es la realidad, la experiencia como tal y la cotidianidad; más bien, parten de un producto de lo dado y acumulado por las ciencias sociales, y se basan en una propuesta hermenéutica en los procesos de interpretación inicial de la realidad y de su investigación. (2006, p. 31)

Esto implica que el conocimiento y la realidad de los estados del arte se encuentran mediados por los documentos y los textos y, por consiguiente, son estos el objeto de análisis. Así mismo, cuando los estados de arte sirven como paso anterior al abordaje de una realidad concreta, el investigador debe tener en cuenta que los documentos analizados son una interpretación, una hermenéutica, de dicha realidad, y no necesariamente la realidad misma. Sin embargo, cualquier ejercicio investigativo está mediado por los procesos interpretativos que realiza el investigador; esto es, cualquier acercamiento a un fenómeno, sea de manera directa o indirecta, está mediado por un proceso reflexivo. Por otro lado, la revisión documental no solo conduce a entender qué se ha dicho y cómo se ha estudiado, sino que va más allá: parte de la descripción del fenómeno para poder establecer las divergencias y convergencias que presenta el tema estudiado, los nuevos caminos que este toma y las limitaciones que las categorías explicativas utilizadas tienen, dado que el fenómeno evoluciona en el tiempo, y esto se refleja en las investigaciones. Por lo tanto, desde esta nueva perspectiva:

El Estado del Arte como investigación sobre lo "conocido" de la producción documental existente, trasciende la recopilación y el ordenamiento de los materiales, hacer un inventario de ellos es una primera acción pero el ejercicio no se agota en este [...], pues se busca la producción de conocimiento a partir de lo investigado, mediante la generación de nuevas comprensiones y construcciones acerca de la realidad. (Pantoja, 2006, p. 5)

En la Tabla 1 se discrimina la cantidad de artículos recolectados por criollo, según la clasificación de lenguas criollas de base léxica inglesa del Caribe propuesta por Herzfeld (2002, p. 57). Cabe aclarar que no se tuvieron en cuenta los denominados semicriollos, por no ser criollos, sino variedades de contacto. Además, para los criollos, 19, 20 y 21, se encontraron 3 documentos que se refieren a estos de manera conjunta. Por esta razón, a esos criollos se les asignó una casilla compartida, y además porque son hablados en un mismo territorio: Surinam.

Para el análisis de los documentos, se llevó a cabo una serie de tareas. La primera fue la elaboración de un resumen analítico de investigación (RAI) para cada uno de los textos obtenidos. Esta tarea permitió seleccionar la información más relevante para los objetivos de cada uno de los documentos. Además, esta etapa hizo que el tratamiento de la información fuera más sistemático, pues la realización de los RAI permite hacer un cruce de elementos con cada uno de los textos de manera más estructurada. Dicho cruce fue la tarea número dos de esta fase; es decir, se buscaron los elementos convergentes y divergentes en cada uno de los textos que abordan temáticas similares, con el fin de crear el panorama más adecuado y asertivo posible. Por último, se realizó un ejercicio hermenéutico que permitió llegar a algunas conclusiones y reflexiones sobre el fenómeno estudiado. Para esto, se contrastó la información obtenida en la fase anterior con los desarrollos teóricos relevantes. Por lo tanto, dos ejercicios interpretativos se realizaron: el primero, la puesta en diálogo entre los textos recopilados y, el segundo, la interpretación de los resultados obtenidos a la luz de la teoría existente en torno al bilingüismo, las lenguas criollas, la sociolingüística y todas aquellas disciplinas pertinentes para el estudio. A continuación, se presentan las reflexiones que generó esta última fase, discriminadas en seis apartados.

Reflexiones sobre la situación de los criollos ingleses del Caribe (CIC)

En las siguientes seis secciones se presenta una serie de reflexiones que surgieron del análisis de los 20 criollos de base léxica inglesa del Caribe. Estas reflexiones buscan poner en discusión algunas categorías y caracterizaciones que han sido usualmente utilizadas para describir la situación sociolingüística de las lenguas criollas. En primer lugar, se cuestiona la idea de que los sistemas plantacionales fueron el mecanismo más común para que dichos vernáculos emergieran; luego de esto, se analiza el concepto de continuo lingüístico poscriollo y se discute el fenómeno de la variación en estas lenguas. El cuarto aspecto se centra en determinar hasta qué punto el concepto de diglosia permite explicar la situación de las lenguas criollas estudiadas. Para cerrar, se discuten dos temas que giran en torno a la vitalidad de las lenguas criollas. Es importante mencionar que las reflexiones que se presentan a continuación no buscan agotar los fenómenos tratados; por el contrario, y debido a los límites propios de un artículo, el objetivo es presentar temas relevantes para la criollística que necesitan indagarse a profundidad.

Formas de surgimiento de los criollos: más allá de las plantaciones

En este apartado se cuestiona la idea de que la mayoría de los criollos ingleses del Caribe surgieron en situaciones de plantación. Para empezar, es necesario retomar la clasificación propuesta por Aceto (2003, p. 135), en la cual se consideran factores sociales, históricos, demográficos y sociolingüísticos involucrados en el surgimiento de estas lenguas. El primer grupo en que se pueden clasificar los diversos criollos ingleses del Caribe se denomina variedades criollas inmigrantes; y son el resultado de la mezcla de variedades derivadas del inglés ya preexistentes que son totalmente diferentes a cualquier variedad que sirvió como input. Esto se debió, según Aceto (2003, p. 135), a que en ciertos territorios las variedades de los inmigrantes anglófonos eran vistas como lenguas modelo por parte de las personas locales. Estos criollos no emergieron directamente del proceso de esclavitud, sino que son el resultado usualmente, pero no en su totalidad, de un fenómeno más reciente, de los últimos 100 o 150 años, en las circunstancias de la posemancipación.

El segundo grupo ha sido denominado por Aceto (2003, p. 137) como dialect creole varieties. Para el autor, algunas de las lenguas que se han denominado criollas pueden ser vistas como dialectos de las lenguas de superestrato, debido a algunos procesos sociales. Sin embargo, esto no significa que los criollos de esta categoría no hayan sido afectados por las lenguas de substrato. Adicionalmente, estas variedades son denominadas dialectos porque el acceso a las variedades de la lengua lexificadora fue más constante y sostenido a lo largo de la historia, si se las compara con los criollos cimarrones (Aceto, 2003, p. 137). La diferencia entre este grupo y el anterior radica en que las variedades criollas inmigrantes fueron originadas en la posemancipación por los afrocaribeños, mientras que las descritas en este grupo tienen sus raíces antes de la emancipación, en el periodo colonial.

El último grupo corresponde a aquellos criollos en los que el acceso a la lengua lexificadora fue más restringido, si se le compara con los casos anteriores. Aceto (2003, p. 138) denomina a este grupo como variedades criollas profundas o autónomas. Su situación social y política particular la determinaron las plantaciones a gran escala, en donde el componente anglófono era proporcionalmente menor que otros componentes lingüísticos. Los criollos de este grupo son considerados como autónomos porque poseen una serie de características lingüísticas distintas (Winford, 2008, p. 19), tanto en forma como en función, a los dialectos ingleses que contribuyeron a su aparición; además, son totalmente ininteligibles con estas variedades (Aceto, 2003, p. 139).

Luego del análisis de la información recolectada, se evidenció que solo 5 de las 20 lenguas se originaron directamente del sistema plantacional o del cimarronaje: el criollo jamaiquino, el barbadense y los 3 criollos de Surinam. Esto significa que solo un pequeño grupo puede denominarse como una variedad profunda o autónoma, si sigue la clasificación propuesta. De esta manera, es necesario reconocer que existen diferentes formas de surgimiento y que, en realidad, aquellas como la dialectización y la inmigración tienen bastante fuerza, por lo menos para el caso del Caribe. Así, y como afirma Aceto:

The historical circumstances (and their linguistic repercussions) involving separation from the lexifier are qualitatively different from most if not nearly all other cases of creole emergence in the Anglophone Caribbean. That is, the social contexts for creole language emergence in Suriname are in fact not typical but unique to the extreme. (Aceto, 2003, p. 130)

Sumado a esto, y luego de analizar las formas de surgimiento de los criollos ingleses estudiados, se puede evidenciar que en algunos casos existió un contacto importante entre el colonizador y los esclavos africanos, y que no necesariamente la comunicación entre estos era tan restringida como en el sistema plantacional. El ejemplo más claro de esta situación es el criollo hablado en San Eustaquio, según Aceto (2006b, p. 429), pues allí no se estableció un sistema plantacional y los esclavos tenían mayor contacto con los colonizadores, dado que esta isla era un puerto comercial.

Adicionalmente, es relevante mencionar otros dos criollos mesolectales estudiados: aquel hablado en Guyana y el criollo inglés de Trinidad. En cuanto al primero, se ha determinado que se originó porque los colonos ingleses y sus esclavos llegados de Barbados, Antigua y otras islas ya hablaban variedades reestructuradas del inglés y, al asentarse en la capital, crearon un centro urbano en donde el contacto de todas estas variedades -así como entre colonos y esclavos- era constante (Winford, 1997, p. 246). Este fenómeno produjo un criollo intermedio. El caso de Trinidad es similar, y de este es relevante resaltar que hubo trabajadores negros que ocuparon puestos intermedios en la escala social, haciendo que la distancia lingüística entre la lengua estándar y la mayoría de las personas no fuera tan grande (Winford, 1997, p. 250). Por lo tanto, el acceso a la variedad estándar no estaba tan limitado, lo cual evidencia que las formas más relevantes para que surgieran vernáculos criollos en el Caribe no se limitan al sistema plantacional y al cimarronaje.

Otro caso relevante a mencionar es el de Barbuda, en la medida en que cuestiona la idea de que el distanciamiento social entre los esclavos y los colonizadores fue el fenómeno que dio origen a los criollos del Caribe. Esta perspectiva es reduccionista, pues no contempla la idea de que la comunicación entre los esclavos fue la que pudo dar origen a los criollos. En Barbuda, la cantidad de población blanca era demasiado reducida, y lo que permitió que emergiera el criollo fue la necesidad de comunicación entre los esclavos, ya que estos provenían de diferentes territorios; además, los esclavos trabajaban como cazadores, vendedores o pescadores y tenían permiso para deambular por la isla (Aceto, 2002a, p. 227). Esto quiere decir que tenían una forma de vida muy diferente a la de los esclavos de otras islas, en donde el contacto lingüístico, incluso intergrupal, estaba limitado por las estrictas normas de convivencia impuestas por el colonizador. De esta manera, lo más relevante es la necesidad de comunicación que se presenta entre grupos sociales lingüísticamente diversos. No fue el sistema plantacional, entendido como el encuentro entre colonos europeos y esclavos africanos, lo que dio origen a todos los criollos, sino la necesidad de comunicación.

En la criollística, por otra parte, se ha venido sosteniendo que las formas basilectales surgen esencialmente gracias a las situaciones de cimarronaje o al sistema plantacional (Aceto, 2003, p. 127). Sin embargo, el estudio de los diferentes documentos evidenció que el criollo de Barbuda presenta bastantes rasgos basilectales, a pesar de que este no se originó en las plantaciones. A este respecto, Aceto afirma:

Barbuda is an important case of a non-plantation creole in which "Autonomous" varieties emerged. During the period of slavery, one European often lived among 500 West African slaves. This fact of an extremely low European presence (often one at most four) within the island's matrix seems to confirm the idea that Creole Englishes developed in Anglophone colonies for use primarily as a type of lingua franca among slaves themselves, and not primarily for communication with Europeans. (Aceto, 2003, p. 139)

Como se evidencia, las situaciones que permitieron la emergencia de criollos en el Caribe no necesariamente se deben al sistema plantacional, y la idea de que este es necesario, junto con el cimarronaje, para que surjan variedades basilectales también estaría en entredicho. Este último punto también lleva a cuestionar qué se entiende por lengua criolla. En la medida en que se ha mostrado que solo algunos criollos surgieron gracias al sistema plantacional y que otros lo hicieron en situaciones en donde el contacto con la lengua lexificadora fue más constante -como en el caso de las Islas Turcas y los criollos mesolectales de Guyana y Trinidad-, es relevante cuestionarse hasta qué punto se puede hablar de criollo. Esta pregunta, imposible de responder, en la medida en que no existe una tipología de rasgos satisfactoria que determine a los criollos, es relevante, ya que muchas de estas lenguas en realidad podrían considerarse variedades dialectales criollas y no criollos en el sentido de autónomo o profundo que propone Aceto (2003, p. 138). Esto significa, a la par, que su cercanía estructural con la lengua inglesa no se debe a que en algún instante fueron lenguas basilectales, y que gracias al contacto actual con el estándar se han descriollizado, pues desde sus orígenes este contacto fue fuerte.

Esta situación genera problemas relevantes para la criollística, en la medida en que asumir solo los criollos como aquellos que presentan rasgos basilectales o profundos reduciría la cantidad de lenguas a estudiar. Además, las repercusiones sociales que tiene el asumir esta perspectiva no serían las más convenientes para sus hablantes, en tanto se perpetuaría la idea de que los criollos son variedades "mal habladas" del inglés y, por lo tanto, se podrían desconocer derechos como la educación en lengua materna. En realidad, el hecho de que compartan mayores rasgos con la lengua lexificadora no conduce directamente a afirmar que no tienen elementos de las lenguas africanas y que pasaron por procesos de reestructuración. Dichos procesos conducen a que se hayan establecido ciertos rasgos que no se comparten con el estándar, y que generan problemas educativos, pues los hablantes no siempre diferencian los códigos y creen que dominan la lengua estándar, cuando en realidad no lo hacen en su totalidad, lo cual deriva en dificultades en los procesos de alfabetización, por ejemplo (Craig, 1971, p. 375).

Repensando el continuo

El continuo lingüístico poscriollo es uno de los conceptos centrales para caracterizar la situación de las lenguas criollas del Caribe. Este término hace referencia a un continuo de variedades que es dominada por los hablantes y que va desde el acrolecto o variedad más cercana a la lengua estándar hasta una variedad denominada basilecto o más alejada del estándar, pasando por una intermedia o mesolectal (Bickerton, 1976, p. 68). A la par, dicho concepto se ha entendido como un fenómeno que se generó cuando hubo mayor acceso a la lengua lexificadora por parte de la mayoría de la población, gracias a que las barreras sociales se empezaron a desdibujar luego de la emancipación (Winford, 1997, p. 234). Sin embargo, a partir del análisis que se realizó de los diferentes criollos, se encontró que el continuo es un fenómeno que apareció mucho antes de la emancipación; y esto significa que existieron variedades intermedias desde muy temprano.

Los criollos intermedios que surgieron desde muy temprano y que no son producto de la emancipación son aquellos hablados en Guyana y Trinidad. Según Windford (1997, p. 246), dos criollos independientes se hablan en estos países: uno basilectal o rural y uno urbano o mesolectal. Estos criollos se formaron de maneras distintas y no hacen parte de un mismo sistema que se encontraba en proceso de descriollización. Para el caso de Guyana, se puede afirmar que se desarrolló un criollo basilectal en el sistema de plantaciones entre 1740 y 1800, debido al contacto de diferentes lenguas y al hecho de que dicho sistema mantuvo relaciones asimétricas y socialmente marcadas entre los esclavos y los hablantes de inglés. Por su parte, el criollo mesolectal surgió en situaciones completamente distintas, y no por un proceso de descriollización del basilecto. Este criollo intermedio aparece en Guyana gracias a que la capital, Georgetown, se consolidó como centro urbano y administrativo hacia finales del siglo XVIII e inicios del XIX. Durante esta época, la población de Georgetown se componía de colonos ingleses llegados de Barbados, Antigua y otras islas del Caribe (Winford, 1997, p. 246). Estos colonos y sus esclavos hablaban variedades reestructuradas del inglés, ya que en la capital el contacto entre los unos y los otros no era tan distante como sí sucedía en el resto del país con el sistema de plantaciones. Por lo tanto, no se puede atribuir la existencia del mesolecto a un proceso de descriollización, pues las condiciones de surgimiento fueron totalmente distintas:

If I am right in thinking that what is referred to here as Georgetown creole had different linguistic inputs and developed within a different socio-cultural milieu from the language varieties in the rest of Guyana, and if the linguistic consequence of this mix were different from the linguistic systems in general use in the rest of the country, then it cannot be reasonable to refer to Georgetown Creole English as a decreolization of a basilect which developed in the same country. (Edwards, 1984, p. 91)

Esto significa que los dos criollos convivieron tempranamente juntos como dos lenguas independientes que, sin embargo, hacían parte del repertorio lingüístico disponible para algunos hablantes; esto permitía que, junto con el estándar, se pudiera hablar de la existencia de un continuo criollo. De esta manera, la existencia del continuo no es un fenómeno reciente, sino que en algunas situaciones se dio desde hace mucho tiempo. Adicionalmente, el hecho de que el continuo en Guyana y Trinidad se compusiese de variedades independientes también cuestiona la idea tradicionalmente sostenida de que este se conformaba por dos lenguas. Es decir, si bien para el caso de Jamaica el continuo es posible describirlo en términos de un criollo que puede estar acercándose al inglés estándar, para el caso de Trinidad y Guyana hay tres variedades totalmente distintas: un criollo basilectal, un criollo mesolectal que no tiene su origen en el anterior y el inglés estándar. Así, la variedad intermedia no es necesariamente producto de la basilectal que se está descriollizando, sino que en algunos casos fue autónoma.

Otro punto relevante encontrado en el estudio y que lleva a cuestionar el continuo es que este concepto no puede ser entendido como un fenómeno lineal, que va del basilecto al mesolecto y que termina en la descriollización; es decir, en la pérdida total de los rasgos criollos que dan como resultado el acrolecto o variedad estándar. En realidad, el continuo es un sistema sociolingüístico más que lingüístico, en la medida en que está asociado a una serie de prácticas de uso de las variedades, y no se limita a explicar los cambios estructurales por los que pasa la lengua cuando se descriolliza:

Once we abandon the old view that these contemporary patterns of variation are the result of a natural development from an historic creole to Standard English, we can instead see them as manifestations of what goes on in a wide variety of stable contact situations, including those that have led to dialect and bilingual continua. There are two respects in which creole continua resemble such situations. First, and importantly, they are primarily cases of language maintenance, in which viable communities of speakers preserve one or another system (basilect, mesolect or standard in the case of Guyana) as their primary language. Second, creole continua involve a significant degree of bilingualism or intersystemic competence in which speakers display the ability to shift from one variety to another in response to factors such as the situation, the audience, and the wider discourse context. (Winford, 1997, p. 265)

Como se evidencia, las variedades que se encuentran en contacto se mantienen, y no desaparecen necesariamente debido al continuo contacto con la variedad acrolectal. Esto significa que las variedades del continuo tienen funciones sociales importantes, que no permiten que se produzca la descriollización simplemente. Muchas de estas funciones están relacionadas con las identidades sociales. Así, en el caso de la situación sociolingüística de Trinidad y Tobago, especialmente en esta última isla, se puede ver que existe un continuo que, a pesar de que pudiera llevar a la descriollización -gracias a que en este país el acceso a la lengua estándar es cada vez mayor y más constante-, no se ha producido y las variedades intermedias y puras se mantienen en el repertorio de los hablantes (Youssef, 2011, p. 197). Esto se debe a que los hablantes jóvenes ven el mesolecto como la lengua que los identifica, y la oponen al basilecto -habla de los mayores- y al acrolecto -lengua que no les brinda un sentido de pertenencia- (p. 200).

Para cerrar este apartado, es relevante mencionar que el continuo no permite explicar la situación de todas las lenguas criollas de esta región. Así, para el caso de los criollos que conviven con el español, y en donde el inglés tiene un papel restringido, como en Costa Rica, Panamá y San Andrés y Providencia, se encontró que la variedad acrolectal ha sido remplazada por el español y, por consiguiente, el criollo, en el estado que se encuentre, no tiende a descriollizarse. Adicionalmente, en el caso de los criollos ingleses que conviven con un criollo francés -Dominica y Santa Lucía-, el continuo se complejiza, pues esta última lengua estaría en uno de los extremos y no la variedad basilectal, ya que el criollo que está emergiendo está fuertemente influenciado por el criollo francés. Por consiguiente, en estos casos, dos variedades que no guardan ninguna relación lingüística se encontrarían en los extremos de los polos del continuo.

Variación intracriolla

Una de las creencias acerca de las lenguas criollas es que el continuo poscriollo y, por lo tanto, la descriollización son la única causa de variación en estas lenguas (Aceto, 1999, p. 92). Esto significa que no existe variación, específicamente estilística, dentro de la misma lengua, sobre todo porque los criollos poseen muy pocos hablantes y porque, dado que se encuentra en una relación diglósica con la lengua estándar, su uso se restringe a ámbitos específicos como la comunicación entre los amigos y la familia. Sin embargo, dentro del ejercicio investigativo realizado fue posible establecer la existencia de variación dentro de las lenguas criollas. El caso de los criollos cimarrones de Surinam es un ejemplo que contradice la creencia mencionada, ya que presentan una importante variación estilística y social. En estas lenguas es posible hablar de la existencia de dos variedades:

EMs [criollos cimarrones por sus siglas en inglés] also recognize social or stylistic varieties. The communities' prestige variety is lesipeki taki 'respectful speech'. It is used in formal events that require heightened attention to people's negative face such as political meetings, arbitrations, sociocultural ceremonies and interactions with and among elders and titled persons. It is characterized by negative politeness or deference strategies which include a range of conventional indirectness strategies such as the substitution of taboo and common terms with special respect terms, the use of proverbial forms (nongo) to convey face-threatening issues, and formal address terms and forms. Other distinctive properties are a special speech rhythm, a dialogical interactional style involving a ritual responder, and special turn-taking rules. Lesipeki taki contrasts saliently with the variety typical of private and informal interactions. If it becomes necessary to refer to it, it is called kowonu taki 'common speech' or osu taki 'house talk'. In the community this style is intimately associated with talk particularly during women's subsistence work and leisure activities, and child-parent talk and is generally depicted as lacking in respect. Linguistically, it is characterized by (on record and bald on record) directness and there are no special turn-taking rules. (Migge, 2007, p. 59)

De esta manera, los criollos no solo cumplen funciones para la comunicación en espacios informales, a pesar de que estén en relación más o menos diglósica con otras lenguas. Debido a la necesidad de diferenciar funciones en la comunicación, de distanciar a los interlocutores y de marcar respeto, entre otros factores, se genera variación dentro de la lengua criolla, aunque la comunidad tenga un tamaño reducido. Además, la carencia de escritura aumenta la variación, en la medida en que no hay una norma que la limite. A la par, la existencia de las variedades mencionadas demuestra que las lenguas criollas son sistemas lingüísticos como cualquier otro, ya que buscan mecanismos lingüísticos para cumplir todas las funciones que sus hablantes requieran, como en el caso de los criollos cimarrones. Así, no son lenguas carentes de formas para expresar relaciones complejas entre los interlocutores o marcas de respeto, entre otros fenómenos. Este hecho es de suma importancia, dado que en algunas situaciones se cree que los criollos no deberían entrar al sistema educativo, ya que son considerados como un habla vulgar que carece, por ejemplo, de formas de cortesía (Devonish & Carpenter, 2007, p. 40). Sin embargo, como se evidencia en el caso de Surinam, los criollos pueden desarrollar dichos elementos, e incluso algunos criollos ya los poseen.

Adicionalmente, el trabajo realizado por Aceto (1999) en Panamá con el criollo de Bastimentos ha demostrado que la descriollización no es la única explicación para la variación dentro de los criollos. En una comunidad de 600 personas, el autor evidencia que se muestra cierto grado de variación debido a que algunos hablantes utilizan lo que típicamente ha sido denominado marcadores basilectales, mientras que otros usan rasgos mesolectales. Sin embargo, dicha variación no parece ser producto del contacto con la lengua lexificadora, dado que en este territorio el inglés estándar fue remplazado por el español y, por ende, los hablantes no tienen acceso a la variedad metropolitana. El autor considera que esta variación en una comunidad tan pequeña puede producirse por factores intralingüísticos, y no totalmente extralingüísticos como es la descriollización. Por lo tanto, considerar que la variación en comunidades criollas se presenta solo por la existencia del continuo es un hecho que debe ser reevaluado y estudiado más a fondo; especialmente en aquellos casos como Panamá, Costa Rica, San Andrés y Providencia, en donde el criollo inglés no convive con la lengua lexificadora, con lo cual se rompe el continuo.

¿Se está rompiendo la diglosia?

El término diglosia también ha sido constantemente utilizado para caracterizar la situación de las lenguas criollas del Caribe. Solo es necesario recordar el clásico ejemplo de la relación entre el criollo y el francés metropolitano en Haití, donde una variedad baja (el criollo) se usa en ciertos dominios como el hogar, mientras que la variedad alta (el francés) es utilizada en otros marcadamente diferentes, como la administración pública (Moreno Fernández, 1998, p. 229). No obstante, se ha argumentado, como en el caso de Jamaica, que dicho concepto ya no representaría adecuadamente la situación de las lenguas criollas, ni siquiera en el ejemplo de Haití, pues, dado que los hablantes de criollo son la mayoría de la población, se esperaría que todos los ámbitos de uso estén permeados por esta lengua y que, por consiguiente, la distribución de funciones no fuera tan marcada. En la medida en que no se presenta bilingüismo por parte de los hablantes -sino que estos son mayoritariamente monolingües en patois-, el único medio de comunicación, incluso en ámbitos formales, sería el criollo. Por su parte, en las situaciones de criollos ingleses, se considera que luego de la emancipación y especialmente después de la independencia de diversas naciones caribeñas, el criollo adquirió mayor estatus y comenzó a permear los ámbitos de uso del estándar, lo que permitió que la diglosia se empezara a romper o, en otros términos, a que se diera una leaking diglosia (Youssef, 2004, p. 49). En el periodo de la independencia, además, un importante sentimiento nacionalista permitió que la discusión sobre los criollos en el sistema educativo emergiera y que, por consiguiente, empezara a visibilizarse en el discurso público (Devonish & Carpenter, 2007, p. 13).

El análisis de los criollos estudiados, no obstante, lleva a resaltar algunos puntos que podrían poner en entredicho el hecho de que la diglosia se esté rompiendo al momento de hablar de lenguas criollas inglesas, al menos en el Caribe. Uno de los argumentos que se utilizan para afirmar que la diglosia está desapareciendo en el Caribe anglófono es que los criollos están empezando a ser usados en ámbitos como los medios de comunicación y el discurso del gobierno. Esto sucedería en casos como los de Jamaica, Trinidad, las Bahamas, entre otros. El ingreso de estas lenguas en ámbitos tradicionalmente considerados como reservados para el estándar en realidad no es de una manera no marcada; esto significa que en dichas situaciones los hablantes saben que la variedad no es la esperada y que su uso es marcado, pues busca tener efectos estilísticos. De esta manera, aún se considera que estas lenguas no pertenecen a dichos ámbitos y que se debería usar el estándar. En el caso de las Bahamas, por ejemplo, se afirma que los políticos usan el criollo allí hablado en sus discursos; sin embargo, esto no sucede cuando tratan temas considerados como serios (Hackert, 2004, p. 58). Adicionalmente, se afirma que en este país el criollo es usado en los medios de comunicación, como en los periódicos, pero solo con fines estilísticos, como citar la voz del otro o representar fenómenos culturales (Hackert, 2004, p. 59). De esta manera, aunque el criollo ha permeado los ámbitos del estándar, lo hace de manera subordinada o algo marcada.

Sumado a lo anterior, muchos de los hablantes de las lenguas criollas aún consideran que el criollo no debería estar en el sistema educativo, al ser un mal inglés, lo cual mantiene la distribución de funciones. También persiste un uso restringido de los criollos, especialmente en el hogar y para comunicación entre amigos, pues los hablantes son conscientes de que estas lenguas son usadas en ámbitos informales y el inglés, en los formales. A las afirmaciones anteriores se oponen, sin embargo, el estudio de actitudes realizado en Jamaica, en 2005, y los conceptos de varialingüismo y cambio de código; especialmente este último en comunidades donde un criollo funciona como lengua franca, dado un alto grado de multilingüismo en las comunidades. Así, en Jamaica, los hablantes consideran que el criollo debería estar en el sistema educativo, y que un sistema que incluya esta lengua es mucho mejor que uno en que solo está el inglés (Unit, 2005). Adicionalmente, un número importante de los encuestados considera que el criollo debería hacerse oficial y, en un caso hipotético sobre el Ministro de Finanzas, este se comunicaría mejor con el público si hablara en criollo (Unit, 2005). De esta manera, se ve la tendencia a romper con la distribución de funciones.

En cuanto al concepto de varialingüismo usado para el caso de Trinidad y Tobago -pero que según su proponente, Youssef (1996, p. 20), podría ser usado para todas las situaciones en donde el criollo convive con la lengua lexificadora-, la diglosia se estaría rompiendo en la medida en que los hablantes mezclan continuamente los códigos, incluso en ámbitos considerados como semiformales:

In Trinidad and Tobago, today there remain few domains for the use of the official Standard English code unmixed, save for frozen contexts. Only the most formal political scenarios and church services preserve an unmixed Standard English, and within these, any shift toward informality or humor engenders a switch. It is true that unmixed Standard English is received from media, but local programmers too are introducing a level of mixing interactional contexts. Most real life domains, including classroom, have become linguistically mixed to a greater or lesser extent. The mixing emanates from the distinct, and valued social meaning which each code has acquired for its speakers. As the creole has gained in prestige over the last 20 years in the recognition of its inherent validity as a rule governed system, it has ceased to be taboo; it is acceptable whenever solidarity, intimacy, emotion, or national identity is sought. Thus far, it has fallen in line with multilingual post-colonial societies where both the home and the official languages are valued. (Youssef, 1996, p. 11)

De esta manera, el criollo ha adquirido gran prestigio y ya no sería tabú utilizarlo en ciertos ámbitos considerados como reservados para el estándar. Incluso la mezcla de códigos aumenta cuando el hablante posee mayor conocimiento del inglés estándar y no está simplemente limitado a la variedad criolla. Esto sucede en la medida en que, dado que los dos códigos comparten bastantes rasgos, el hablante los fusiona y puede llegar a no distinguir claramente las diferencias, lo cual hace que la mezcla sea más sostenida. Esto conduciría a que en situaciones donde se presenta un continuo sea más frecuente que la diglosia no sea tan marcada:

The social structure of diglossic communities seems to be characterized by sharper breaks than those to be found in creole continua, though not all the latter are alike in this respect. Generally, it seems that diglossia is more likely where literacy is limited to an elite, "where positions of power are reserved for those either born to acquire the High form, or able to do so through an arduous training in a more meritocratic society" (Edwards, 1976, p. 59). By contrast, creole continua are the result of the breaking down of a previously highly stratified social system and the creation of a more open and egalitarian society, though the extent to which this occurs differs from one community to the next. Parallel with this process, the originally more marked differences between H and L merge to produce a continuum in which codes overlap with each other. (Winford, 1985, p. 350)

Como se ve, en situaciones donde se presenta variación gracias al continuo, no es posible hablar fácilmente de diglosia, en la medida en que no existen dos lenguas marcadamente diferentes; además, la existencia de variación, entre otros factores, crea una sociedad que tiende más a la mezcla de los códigos. De esta manera, la diglosia parece estar rompiéndose, y hace que el criollo ingrese a nuevos ámbitos. No obstante, es necesario tener cautela con este tipo de afirmaciones, pues muchas veces las actitudes de los hablantes demuestran que para ellos los códigos deben usarse en ámbitos diferentes. Así, la mezcla en realidad puede deberse no a un uso consciente, sino a que los hablantes, especialmente en casos de criollos mesolectales, no diferencian los códigos y creen que están hablando inglés estándar cuando en realidad no es totalmente así.

Los casos en los cuales puede afirmarse con mayor seguridad que la lengua criolla no está limitada a la comunicación en el hogar y los amigos se dan cuando esta funciona como lengua franca en comunidades multilingües. Este sería el caso de los criollos hablados en la Costa Misquita, Guyana, Belice, así como del criollo plantacional, denominado sranan en Surinam. En estas situaciones, el criollo cumple diferentes funciones sociales que no lo limitan a las tradicionalmente caracterizadas para la variedad baja, pues es lengua de comunicación intergrupal y aparece en ámbitos como el comercio. Adicionalmente, en estas situaciones, el criollo tiene una fuerte marca identitaria, que lleva a reivindicarlo como lengua nacional. En el caso de Belice, es importante recordar que esta lengua es considerada como aquella que construye la identidad beliceña nacional:

Speaking English Creole brings with it the status of an authentic Belizean, as well as access to the legal, political, and economic privileges that accompany this status. It also awards Belizeans solidarity as citizens of the same nation in the face of a diversity of foreigners -both higher-status colonial and neocolonial officials who speak more standard forms of English, and the Spanish speakers whose nations surround Belize. (Bonner, 2001, p. 92)

Como se puede observar, el criollo beliceño funciona como la lengua de la nación, que trae algunos beneficios y que incluso es aprendida en detrimento de la lengua materna de ciertas comunidades, pues se evidencia que manejarla permite participar en espacios de uso más amplios que aquellos dados por la lengua étnica. Por lo tanto, en estos casos donde el criollo es usado para la comunicación entre diferentes grupos étnicos y lingüísticos, la diglosia en relación con esta lengua sería menos marcada; esto debido a que si bien el inglés puede seguir siendo la lengua oficial y de la educación, el criollo permea muchos de sus ámbitos y empieza a adquirir prestigio; tanto que incluso es considerado como la lengua nacional.

¿Por qué las lenguas criollas se mantienen?

La situación de las lenguas criollas inglesas estudiada en el ejercicio investigativo presenta gran variedad. Muchas conviven con su lengua lexificadora, mientras que otras no. Sin embargo, podría afirmarse que todas se encuentran, en alguna medida, en una relación de subordinación con una lengua europea. Dicha relación conduce a preguntarse por qué estas lenguas se mantienen; es decir, ¿por qué en los casos en que conviven con la lengua lexificadora no se han descriollizado?; y en aquellos en que conviven con otras lenguas dominantes, como el español o el holandés, ¿por qué los hablantes no han abandonado sus vernáculos para adquirir lenguas con mayor prestigio? A continuación, se establece una serie de razones que podrían explicar el motivo por el que dichas lenguas se mantienen.

La primera razón que puede esgrimirse al respecto es que estas lenguas en muchos casos sirven como marcador de la identidad nacional. En los casos de multilingüismo, como Belice y Guyana, se encontró que el criollo tiene como función ser la lengua nacional que, junto con otros elementos, determina lo que implica, por ejemplo, ser beliceño (Bonner, 2001, p. 91). Así, mientras las lenguas étnicas permiten distinguir a las comunidades que se encuentran en contacto, el criollo funciona no solo como lengua para las comunidades afrodescendientes, sino que determina qué es ser guyanés o beliceño, en oposición al resto de los países. El caso de Belice es el más característico, pues los hablantes de lenguas como el garífuna han empezado a abandonarlas para adquirir el criollo, ya que estos, junto con los afrodescendientes, ven amenazada su identidad nacional. La gran cantidad de hispanohablantes que están inmigrando a Belice, sumado al hecho de que este país se ubique geográficamente en un contexto hispano, hace que el criollo sea utilizado como la marca de aquellos que son "puramente beliceños":

In the context of increased immigration of Spanish speakers into Belize, the term "Creole" is frequently employed as a synonym for "Belizean". In this sense, "Creole" refers to the Anglo-African-Caribbean elements of Belizean culture, and the Belizean English Creole language. The Creole language and the practices associated with Creoles are privileged as more authentically "Belizean" than the languages and practices of other groups. Hence, even though Belizean nationalism posits that citizens can maintain distinct ethnic identities and practices, those who wish to be recognized as authentically Belizean need to show some proficiency in the Creole language. (Bonner, 2001, p. 90)

El uso del criollo como lengua nacional hace que este idioma se mantenga dentro de comunidades multilingües, a pesar de que el inglés sea considerado prestigioso. Este último aún tiene connotaciones coloniales y no es capaz de vehicular marcadores propios de la identidad beliceña. Además, el hecho de que el inglés sea una lengua internacional hace que no sea considerado como propiamente beliceño.

Otra de las razones para que se mantengan las lenguas criollas es la etnicidad reactiva. Este término hace referencia a las situaciones en las cuales un grupo minoritario refuerza su etnicidad, al encontrarse en una situación de subordinación. Es decir, se resalta la identidad grupal para poder soportar la situación adversa en la que se encuentra una comunidad. En términos de Aonghas:

Ethnicity is commonly reinforced by an ethnic group's experiences of inter-group discrimination and limited opportunities for socio-economic advancement. Socially disadvantaged ethnic groups tend to value group identity as a means of coping with, getting through and overcoming discrimination and scarcity. (2001, p. 1001)

Esta situación de refuerzo de la identidad puede explicar por qué los criollos ingleses que se encuentran en contacto con el español aún se mantienen. Las comunidades de San Andrés y Providencia y Costa Rica, por ejemplo, han mantenido la lengua criolla en la medida en que aumenta su solidaridad grupal y, además, porque se encuentran en un estado de discriminación debido al gran aumento de hispanoparlantes en sus territorios. Por consiguiente, mantener la lengua se convierte en un mecanismo para oponerse a situaciones de dominación. A la par, y siguiendo a Herzfeld (2003, p. 169), en situaciones donde mantener la lengua no trae ni ventajas ni desventajas, esta permanece dentro de las comunidades como factor de identidad, incluso si sus funciones comunicativas se reducen marcadamente. Para la situación del criollo de Costa Rica, Herzfeld afirma: "En situaciones de conflicto lingüístico, un individuo puede sentir que es especialmente importante que su verdadera identidad de grupo esté reflejada en su forma de hablar. Así, aun cuando los hispanos perciban al criollo limonense como de 'bajo o escaso prestigio' los hablantes de los criollos asocian su idioma con otros valores de importancia para su identidad" (p. 172).

El uso de los nombres étnicos, en las comunidades hablantes de criollo inglés en Panamá, también evidencia el fenómeno de etnicidad reactiva mencionado anteriormente para explicar el mantenimiento de las lenguas. En este país, donde el español es la lengua de poder y control social, los residentes de Bastimentos han resistido a la presión de hispanización de sus apellidos anglófonos. Los nombres derivados del español son encontrados en los documentos gubernamentales e identifican a los individuos como ciudadanos de Panamá. Sin embargo, los residentes de la isla han deshispanizado sus nombres oficiales derivados del español. De esta manera, una mujer puede ser oficialmente llamada Liliana, pero es conocida localmente como Yaya (Aceto, 2002b, p. 587).

Los nombres étnicos son frecuentemente derivados de la etimología y fonología criollas y son típicamente dados a las personas durante la infancia. Adicionalmente, son nombres que los individuos usan cuando están en una conversación con sus pares, y casi nunca se utilizan en la escritura. Así, el nombre étnico identifica a un residente de Bastimentos como hablante de criollo inglés afropanameño (Aceto, 2002b, p. 587). A la par, dichos nombres, en oposición a los apodos, no son objeto de vergüenza y son preferidos por las personas para ser reconocidos, tanto en referencia como en tratamiento dentro de la comunidad, especialmente cuando se usa el criollo (p. 589).

Los nombres étnicos tienen correlatos sociales únicos, que se relacionan con aspectos de la identidad étnica, el mantenimiento cultural, la resistencia y la solidaridad. De igual forma, están relacionados con el hecho de que la competencia de identidades étnicas y nacionales usualmente requiere nombres discretos, que son invocados a través del uso de lenguas alternativas o étnicas, dado que se oponen a las culturas dominantes y poderosas -política y socialmente- y a las lenguas que estas culturas vehiculan en una situación diglósica (Aceto, 2002b, p. 587). En Bastimentos, según Aceto, la creación o mantenimiento de nombres étnicos refleja el desarrollo de las identidades sociales duales que los afropanameños de descendencia antillana deben constantemente construir y negociar en Panamá, ya que se mueven en dos mundos, el anglófono y el hispanófono (p. 589). De esta manera, los hablantes en situaciones donde existen relaciones de poder que los afectan, desarrollan estrategias a través de la lengua vernácula para mantener su identidad de grupo y no asimilarse a la cultura dominante.

Un punto conflictivo que surge de explicar el sostenimiento de los criollos por la reacción étnica es la vinculación con la pobreza y las relaciones de poder desiguales. Así, se tiende a inferir que, de cierta manera, es posible mantener estas lenguas si las condiciones de dominación se mantienen. Para ejemplificar este fenómeno, es posible citar una afirmación de Aceto:

One possible social and economic motivation for the use of ethnic names is that most residents are more or less locally bound to the island through a combination of choice and poverty. Opportunities for economic and social mobility are quite restricted in the Bocas del Toro region, as they are in many areas of Panama. Local identity and language are most salient or dominant in local contexts because the Hispanophone component of Panamanian life offers few economic and social rewards to the residents of Bastimentos. (2002b, p. 602)

Como se evidencia, la identidad local y, por consiguiente, marcadores como la lengua, son más fuertes cuando existen pocas posibilidades de avance social. Lo mismo sucede para los hablantes jóvenes de Tobago, en Trinidad y Tobago. Ellos prefieren la variedad mesolectal sobre otras, incluido el acrolecto o estándar, porque, entre otras razones, les sirve para identificarse como diferentes a los hablantes mayores basilectales; además, y más importante aún, porque la variedad estándar no trae beneficios, ya que la situación de pobreza y desempleo en la que se encuentran no se soluciona simplemente hablando la variedad prestigiosa (Youssef, 2011, p. 204). De esta manera, estos hablantes jóvenes asumen el mesolecto como su lengua y desdeñan el acrolecto, en la medida en que no les trae beneficios reales, y esto hace que su variedad y, por lo tanto, el criollo, se mantengan, y no tiendan a la descriollización.

Este tipo de situaciones pueden usarse como justificación para mantener relaciones desiguales entre los grupos, con el fin de conservar sus lenguas. Por esta razón, es necesario romper con la ideología diglósica y poner una a una las lenguas que se encuentran en contacto. Esto significa, como afirman Devonish y Carpenter (2007, p. 31), construir una nueva ideología lingüística para las lenguas criollas, en la cual no simplemente se extiendan las funciones de la lengua minoritaria, sino que también se desmitifiquen las lenguas dominantes -el inglés en el caso estudiado-, haciéndolas ver como lenguas que no solo son útiles para contextos formales, sino también para aquellos informales. Además, adquirir el inglés no debe amenazar la identidad lingüística y cultural de las comunidades, pues es el sentimiento de amenaza lo que genera una reacción de oposición, que se evidencia en la reivindicación de una lengua. Por último, es necesario mejorar las condiciones sociales de las personas, mientras se les muestra que un bilingüismo no diglósico es posible, en tanto ambas lenguas son reconocidas como iguales y pueden ser usadas en todos los ámbitos como, guardadas las proporciones, en el caso del bilingüismo inglés-francés en la provincia de Quebec, Canadá.

Otra de las razones por las que se mantienen los criollos tiene que ver con que tanto estas lenguas como el inglés estándar son valorados por las comunidades. Como se mencionó en el apartado sobre la diglosia, las actitudes sobre las lenguas criollas están tendiendo a ser positivas, como en el caso de Jamaica (Unit, 2005). Además, los hablantes empiezan a reconocer que existen dos códigos separados que cumplen funciones importantes dentro de sus comunidades. En este contexto, ambas lenguas son valoradas. Ser monolingüe solo en la lengua prestigiosa no trae beneficios, pues la comunidad ha empezado a abrirle más espacios de uso al criollo, y solo hacer uso del estándar es alejarse o posicionarse como un sujeto fuera de la comunidad o carente de identidad nacional. De esta manera, el bilingüismo en criollo e inglés es altamente valorado, y esto permite que la lengua criolla se mantenga en algunas de las comunidades estudiadas.

Reaparición del inglés: ¿hacia la revaloración del criollo o hacia su desaparición?

Dentro de los criollos ingleses del Caribe que se encuentran en contacto con el español, se evidenció en el estudio que la mayoría de ellos (Costa Rica, Panamá y San Andrés y Providencia) se encuentran en una relación diglósica (Snow, 2000a, p. 160). Esto significa que las funciones se encuentran repartidas entre las lenguas. El criollo es usado mayoritariamente en el hogar para comunicaciones informales con los miembros de la familia y amigos, mientras que el español es la lengua de los contextos formales, como la educación, los medios y el gobierno. Adicionalmente, el rol del inglés está restringido, pues el español lo ha remplazado, asumiendo sus funciones, y el inglés se utiliza mayoritariamente en el campo religioso. Algunos autores (Snow, 2000b, p. 168) consideran que, aunque en la actualidad el español está amenazando los criollos, la diglosia ha permitido que estos se mantengan, dado que cada lengua tiene roles específicos en las sociedades donde se hablan y, además, porque no es posible hablar de descriollización, ya que el inglés juega un rol marginal dentro de las comunidades, pues no se está adquiriendo ni como L1 ni como L2 (Moya, 2010, p. 49).

En la actualidad, sin embargo, la situación del inglés dentro de dos de los países donde se hablan criollos ingleses en contacto con el español ha cambiado. En Costa Rica (Aguilar-Sánchez, 2005) y Panamá (Snow, 2003), el inglés está reapareciendo gracias al incremento de la industria del turismo en las regiones donde habitan los criollo hablantes: Limón y Bocas del Toro, respectivamente. Esta situación ha hecho que los hablantes del vernáculo tengan un mayor contacto con la variedad estandarizada y que se empiece a afirmar que dicha reaparición del inglés está trayendo beneficios para el criollo, en la medida en que este se está empezando a asociar con una variedad prestigiosa. Esta asociación, a la vez, está deteniendo el proceso de asimilación nacionalista que se realiza a través del español:

As notions of prestige evolve in Old Bank, Creole forms appear to be gaining currency with both residents and visitors alike, strengthening the historical alliance between residents and English speakers from around the world and simultaneously subordinating Panamanian nationalist attempts (i.e., through the public education system) to force the linguistic assimilation of Creole speakers. (Snow, 2007, p. 169)

De esta manera, para algunos autores, la reaparición del inglés contribuye al mantenimiento del criollo. Es importante, no obstante, realizar ciertas reflexiones sobre este fenómeno.

En primer lugar, la reaparición de la lengua inglesa dentro de las comunidades de Costa Rica y Panamá se caracteriza por ser natural. Esto significa que se da de manera real y no impuesta dentro de las comunidades. El contacto actual con el inglés se debe a que un número importante de turistas angloparlantes está llegando a estos territorios, lo que obliga a los hablantes del criollo a comunicarse con ellos en contextos reales de uso:

The economy in Bocas del Toro is presently in a state of flux and international tourism appears to be the industry of the future in rural villages in the region. Prior to 1995 most outsiders visiting Old Bank were monolingual Spanish-speaking nationals from interior Panama, mainly Panama City. It is only within the past five years or so that significant numbers of international tourists have begun to arrive and that a local infrastructure has been developed to accommodate them. This new type of social contact with multilingual tourists from around the world has meant that residents no longer have to use only Spanish when communicating with outsiders. Significantly, varieties of English seem to be emerging as more pragmatically useful codes than any variety of Spanish when it comes to communicating with outsiders. (Snow, 2007, p. 169)

Como se evidencia, el uso del inglés es pragmáticamente útil para las comunidades, e incluso dicho pragmatismo hace que sea más útil comunicarse en inglés que en español con las personas fuera de la comunidad. Esto hace que los hablantes de criollo tengan modelos lingüísticos con los cuales practicar su variedad criolla, además de la práctica con los miembros de su comunidad. Sin embargo, es necesario establecer en qué medida dicho contacto es constante y cómo afectaría una posible descriollización de la lengua. Snow (2003, p. 308) sostiene que la reaparición del inglés hasta el momento ha sido benéfica para la lengua criolla. No obstante, esta afirmación tiende a negar la posibilidad de que un contacto mantenido -como parece que ocurrirá, dado que regiones como Limón y Old Bank se están constituyendo en centros turísticos relevantes (Snow, 2007, p. 169) y algunos anglófonos se están estableciendo en la isla (p. 167)- haría que el criollo convergiera en el inglés hasta perderse.

Al parecer, la importancia que se le da a una posible pérdida de los criollos de estas regiones no es tenida en cuenta. La reaparición del inglés dentro de las comunidades mencionadas es vista como un beneficio para el criollo, ya que sus hablantes lo asocian con una variación prestigiosa; este tipo de presuposiciones, aunque ciertas -dado que muchos de los hablantes del Caribe no diferencian el criollo de la variedad estándar (Youssef, 2002, p. 184)-, mantienen la idea de que las lenguas criollas no tienen valor en sí mismas. Es decir, se reafirma la idea, largamente sostenida, de que los vernáculos son hablas incorrectas o limitadas, y que el inglés estándar es la variedad que los hablantes deberían alcanzar (Migge, Léglise, & Bartens, 2010, p. 10). Privilegiar el prestigio de la variedad estándar al asociar el criollo con esta tiene efectos relevantes para los hablantes de la lengua criolla, dado que, en consecuencia, aumenta su prestigio personal y social. Sin embargo, a la vez es desconocer que el criollo es una lengua en sí y que como lengua vale por sí misma y por las funciones que cumple y que podría llegar a cumplir si fuera reconocida como un sistema comunicativo completo.

La tendencia a dar poca importancia a las lenguas criollas y en general a las lenguas producto de fenómenos de contacto lingüístico refuerza la marginalización que han sufrido estos vernáculos. Para Garrett (2006, p. 176) y Bartens (2005, p. 56), dentro del discurso reivindicatorio de las lenguas en peligro, las lenguas de contacto siempre han sido silenciadas; la mayoría de los ejemplos y de situaciones utilizadas para argumentar por qué la muerte de una lengua es una pérdida importante para la humanidad se centran en las lenguas indígenas, dejando de lado los criollos o pidgins. Esto sucede a pesar de que las lenguas criollas comparten una gran cantidad de similitudes con aquellas lenguas que se encuentran en peligro, como los vernáculos indígenas, pues, para ambas situaciones, las lenguas son esencialmente de carácter oral, tienen un número reducido de hablantes, carecen de poder político y económico, entre otros factores (Garrett, 2006, p. 178). La poca consideración que se le asigna a la pérdida de una lengua de contacto proviene de la doble marginalización de las que, según Garrett (2006, p. 178), estas lenguas han sido producto. Esta doble estigmatización se caracteriza porque las lenguas son percibidas como faltas de historicidad y de autonomía.

El primer elemento de la doble marginalización de las lenguas de contacto se caracteriza porque este tipo de lenguas no son consideradas, en términos esencialistas, como propias de un territorio, como sí sucede con las lenguas aborígenes. Adicionalmente, las lenguas de contacto vehiculan identidades que no son tan homogéneas como aquellas de los grupos indígenas; las identidades de los hablantes de criollos se caracterizan por ser heterogéneas e híbridas, debido a que son producto de un contacto cultural (Garrett, 2006, p. 179). En cuanto a la falta de autonomía, segundo aspecto de la doble marginalización, Garrett afirma:

Complicating matters is the fact that where a contact language remains in contact with its lexifier, the existence of a continuum of intermediate lects typically blurs the boundary between the two. The resultant clinal effect may tend to make contact languages problematic symbols of distinctive group identities (ethnic, national, or otherwise) -at any rate, more problematic than languages that have no such relationship to the dominant languages with which they coexist (as in the case of Native American languages in contact with English, for example). (Garrett, 2006, p. 180)

De esta manera, las lenguas criollas no son consideradas relevantes dentro del discurso de la muerte de lenguas, en la medida en que no es posible establecer, en términos dicotómicos, qué se pierde cuando una lengua de contacto desaparece, en oposición a la lengua lexificadora. Este hecho también es usado como argumento para afirmar que los criollos en realidad no desaparecen, sino que cambian y evolucionan de manera natural hacia la lengua estándar, lo cual crea un discurso de superioridad sobre esta última, pues se le considera la lengua hacia donde el criollo "progresa".

Como se evidencia, no asignar un valor propio a las lenguas criollas puede reivindicar discursos que niegan que estas sean sistemas independientes a la lengua lexificadora, y que su existencia actual solo se debe a una situación de contacto que luego se estabilizará. Como vimos en el caso de Trinidad, las variedades intermedias del criollo no se han descriollizado totalmente, a pesar de la posibilidad de acceder a la variedad estándar; esto se produce porque el criollo sí vehicula elementos identitarios relevantes para sus comunidades. Sumado a esto, hay otro beneficio que se obtiene al dar valor a la lengua criolla por sí misma y no en relación con la variedad estándar: las lenguas también se benefician al no estar en contacto con la lengua lexificadora, como vimos en el caso de Limón y Panamá, pues se genera una situación de etnicidad reactiva, en la cual las comunidades reivindican sus vernáculos, dado que el español amenaza su existencia. También es importante rescatar la afirmación que Garrett hace frente aquellas lenguas que no conviven con la lengua que las lexificó y que gozan de mayor independencia:

Although these languages [aquellas que no conviven con la lengua lexificadora] doubtless continue to suffer from their lack of autonomy vis-à-vis their lexifiers (many St. Lucians still speak of their creole as a kind of "broken French", for example), at the local level, the contemporary absence of the lexifier, and the contact language's self-evident difference of lexicon from the contemporary standard-official language, give the contact language considerably greater autonomy than its counterparts in continuum situations typically have (no St. Lucian would suggest that the French-lexified creole is in any sense the "same language" as English). This greater degree of autonomy may in turn serve to heighten public awareness of language endangerment at the local level and thus create more favorable conditions for language advocacy efforts, such as those currently underway in St. Lucia and it may tend to make the language a more potent symbol of national and/or ethnic identity. (2006, p. 181)

Como muestra Garrett (2006, p. 181), mantener la autonomía de los vernáculos puede hacer que la situación en que se encuentren se asemeje más a aquellas consideradas típicas dentro del discurso de las lenguas en peligro. Esto haría que sus hablantes, los investigadores y las comunidades en general empezaran a prestar mayor atención a la situación y posible desaparición de estos vernáculos. Así mismo, los hablantes mantendrían más las lenguas, en la medida en que son símbolos de una identidad que se diferencia más claramente de la dominante; es decir, el sentido de hibridez y heterogeneidad resaltado anteriormente, aunque continúe existente -dado que la historicidad de las lenguas criollas se fundamenta en el contacto cultural-, no sería tan marcado en la nueva situación de contacto con una comunidad cuya lengua y cultura son menos semejantes, como es el caso de los hispanohablantes y los afrodescendientes en San Andrés y Providencia, Limón y Bastimentos.

Antes de terminar, es importante establecer qué se pierde cuando una variedad de contacto desaparece, independientemente de las razones para que esto ocurra. En primera instancia, la pérdida de cualquier lengua disminuye la diversidad lingüística y la posibilidad de comprender qué implica el desarrollo de este tipo de sistemas de comunicación para el hombre. Adicionalmente, y a pesar de que se considere que los pidgins son códigos que por naturaleza tienden a desaparecer, su pérdida puede empezar a generar que, en algunas ocasiones, la relación entre las dos lenguas que dieron origen al pidgin se vuelva asimétrica y que una lengua empiece a dominar a la otra, con la que antes era par, haciendo que esta última pueda desaparecer junto con su cultura y formas de entender el mundo. Esto significa que los pidgins juegan un rol relevante en las situaciones de contacto y en el mantenimiento de la diversidad lingüística, pues no permiten, en diversas situaciones, que una de las lenguas se convierta en dominante y desplace a la otra (Garrett, 2006, p. 186). En cuanto a las lenguas criollas, dado que, como se mostró, son centrales para la construcción de la identidad de las comunidades que las hablan y son la lengua materna de un número importante de personas, su pérdida podría traer los mismos efectos negativos que se generan cuando cualquier otra lengua desaparece. Es decir, una identidad nacional, cultural o étnica desaparecería, y esto haría que un sistema simbólico de entender el mundo también se pierda:

[...] there is no ethnocultural identity without the corresponding language to such an extent that abandoning the language may be perceived as an abandonment of both traditional "doings" and "knowings" but also as an abandonment of personal ancestral kin and cultural ancestral heroes. (Bartens, 2005, p. 61)

Para cerrar, es importante establecer hasta qué punto la aparición del inglés en situaciones como las de los criollos ingleses que se encuentran en contacto con el español (San Andrés y Providencia, Panamá, Costa Rica) es beneficioso para dichos vernáculos. Argumentar solamente que los hablantes de estas lenguas reivindican el criollo, en la medida en que lo asocian con la lengua de mayor prestigio, el inglés, puede seguir manteniendo un discurso de marginalización hacia las lenguas criollas. Por lo tanto, es necesario estudiar más a fondo la reemergencia del inglés en dichas comunidades y establecer si la descriollización del vernáculo se puede producir y cuáles serían los efectos sociales, culturales e identitarios si esto sucediera.

Conclusiones

El presente artículo tenía por objetivo presentar una serie de reflexiones en torno a la situación de las lenguas criollas de base léxica inglesa del Caribe. Se discutieron seis puntos centrales, de los cuales es posible resaltar lo siguiente: en primer lugar, existieron diferentes formas de surgimiento de las lenguas criollas de la región estudiada, lo cual hace necesario reconocer que formas como la dialectización y la inmigración tienen más fuerza en esta zona; en segundo lugar, se discutió cuan apropiados son los términos diglosia y continuo lingüístico poscriollo para describir la situación de las lenguas criollas. Adicionalmente, se estableció que la descriollización no es el único factor que incide en la variación lingüística criolla; además, se determinó que uno de los factores que contribuyen al mantenimiento de estos vernáculos es la identidad, ya que a pesar de que estas lenguas se encuentran en una relación de subordinación con una lengua europea en el Caribe, sus hablantes aún las mantienen y hacen uso de, por ejemplo, nombres étnicos para mantener sus lenguas. Por último, se reflexionó en torno a la reaparición del inglés en situaciones donde la lengua criolla usualmente ha convivido con el español. De este punto, se sostuvo que es necesario estudiar más a fondo la reemergencia del inglés en dichas comunidades y establecer si la descriollización del vernáculo se puede producir, y cuáles serían los efectos sociales, culturales e identitarios que traería.

Se espera que este artículo genere discusiones en torno a los temas tratados, en la medida en que un estudio detallado en torno a cada una de las situaciones de las lenguas criollas permite cuestionar los términos o conceptos utilizados dentro de la criollística para referirse a este tipo de lenguas. Adicionalmente, este texto busca ampliar el panorama que se tiene frente a estos vernáculos, pues muchas veces se desconocen las complejas situaciones que presentan, lo cual lleva a generalizaciones que pueden dejar de lado fenómenos importantes. Por último, se evidencia que una mirada panorámica de los diferentes criollos de la región estudiada puede abrir caminos de interpretación sobre situaciones específicas que diferentes investigadores están estudiando.


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