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Forma y Función

Print version ISSN 0120-338X

Forma funcion, Santaf, de Bogot, D.C. vol.28 no.1 Bogotá Jan./June 2015

https://doi.org/10.15446/fyf.v28n1.51976 

Doi: http://dx.doi.org/10.15446/fyf.v28n1.51976

ESTUDIO DE LOS CAMPOS SEMÁNTICOS QUE SIRVEN EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA UNIDAD FRASEOLÓGICA DEL TIPO PEYORATIVO*

STUDY OF THE SEMANTIC FIELDS WHICH HELP TO BUILD PEJORATIVE PHRASEOLOGICAL UNITS

ESTUDO DOS CAMPOS SEMÂNTICOS QUE SERVEM NA CONSTRUÇÃO DA UNIDADE FRASEOLÓGICA DO TIPO PEJORATIVO

Marco Antonio Pérez Durán**
Universidad Autónoma de San Luis Potosí, San Luis Potosí – México

* Este trabajo forma parte del proyecto de Conacyt Prácticas, discursos y reproducción sociocultural de la exclusión: discriminación y violencia escolar en secundarias rurales y urbanas de San Luis Potosí. Construcción de espacios escolares para mejorar la educación y las competencias, SEP 2012-01/189657.
** Doctor en lingüística hispánica por la Universidad Nacional Autónoma de México. marco.duran@uaslp.mx

Cómo citar este artículo:
Pérez Durán, M. A. (2015). Estudio de los campos semánticos que sirven en la construcción de la unidad fraseológica del tipo peyorativo. Forma y Función, 28(1), 157-182. doi: 10.15446/fyf.v28n1.51976

Artículo de investigación. Recibido: 22-07-2014, aceptado: 03-09-2014.


Resumen

El objetivo de este artículo es identificar cuáles son los vocablos que constituyen la unidad fraseológica (UF) del tipo peyorativo y los campos semánticos que se involucran en su constitución a partir de una muestra de estudiantes de la variante dialectal potosina. Se analiza la estructuración de la frase de este tipo, la descomposición de las unidades que la integran, la frecuencia de los vocablos y la combinación de los campos semánticos. La metodología utilizada contempló la aplicación de una encuesta a 800 estudiantes de diferentes niveles educativos (primaria, secundaria, bachillerato y universidad) de San Luis Potosí, capital, a partir de la instrucción: Escriba todas las groserías que conozca. Los resultados indican que los centros de interés "partes del cuerpo", "sexualidad" y palabras escatológicas son los que permiten la construcción de este tipo de unidad fraseológica.

Palabras clave: grosería, unidades fraseológicas peyorativas, frecuencias de aparición, campos semánticos.


Abstract

This paper attempts to identify the words that are used to build pejorative phraseological units according to several semantic fields. A linguistic sample has been gathered from students who speak Potosí Spanish dialect. The phrase structure, its components, the word frequency, and the combination of semantic fields are analyzed. As to the methodology, a survey was made which included 800 students from different levels: primary, secondary and university, living in San Luis Potosí. They were presented the following instruction: Write all vulgar words you know. Results indicate that these phraseological units are focused on 'parts of the body', 'sexuality', and scatological words.

Keywords: vulgar words, pejorative phraseological units, appearance frequency, semantic fields.


Resumo

O objetivo deste artigo é identificar quais são os vocábulos que constituem a unidade fraseológica (UF) do tipo pejorativo e dos campos semânticos que se envolvem em sua constituição a partir de uma amostra de estudantes da variante dialetal potosina. Serão analisadas a estruturação da frase desse tipo, a decomposição das unidades que a integram, a frequência dos vocábulos e a combinação dos campos semânticos. A metodologia utilizada contemplou a aplicação de uma enquete a 800 estudantes de diferentes níveis educativos (ensino fundamental, médio e universitário) de San Luis Potosí, capital, a partir da instrução: Escreva todos os palavrões que souber. Os resultados indicam que os centros de interesse "partes do corpo", "sexualidade" e palavras escatológicas são os que permitem a construção desse tipo de UF.

Palavras-chave: palavrões, unidades fraseológicas pejorativas, frequências de aparição, campos semânticos.


Introducción

Desde hace mucho tiempo en México, al igual que en otras partes del mundo, las groserías —también conocidas como palabras tabú, palabrotas, maldiciones, palabras altisonantes, malas palabras, disparates, maldiciones, lenguaje soez, palabras ofensivas, entre otras denominaciones— son muy productivas en la lengua, ya que sirven para agredir, insultar o menospreciar a alguien o algo a partir de: 1) el aumento de la fuerza expresiva: "¡Esto es una mamada!", "¡Son joterías!" y 2) el uso metafórico: "Tu pinche madre", "Zorra pendeja", que proyectan, en su enunciación, la sentencia a alguien o algo: "Te voy a madrear", "Te voy a partir la madre", etcétera. Existen dos tipos de unidades generalmente utilizadas para designar la grosería: vocablos, unidades simples en la lengua, por ejemplo, "Pendejo" o "Puto", y unidades fraseológicas (UFs, a partir de ahora), compuestas por dos vocablos que constituyen una sola unidad semántica, por ejemplo, "Pinche puto" o "Hijo de tu pinche madre". A este tipo de estructuras se les denominará en este trabajo unidades fraseológicas del tipo peyorativo. De acuerdo con Corpas (1996, p. 66) las UFs deben poseer orden estable de los elementos integrantes, estabilidad en las categorías gramaticales, imposibilidad de suprimir, insertar o sustituir un componente y grado de idiomaticidad.

La grosería es una unidad léxica como cualquier otra palabra insertada dentro del discurso. Esta se basa en la interpretación y asociación a hechos desagradables que el informante vincula en relación con otros, vinculación que tiene una estructura determinada y un uso bien establecido dentro de los contextos en donde se aplican. "Chingar a tu madre" e "Ir(se) a la chingada" son unidades de carácter morfológico, sintáctico o semántico que resultan de la combinación de dos o más palabras para crear y designar un nuevo significado, alejado del que tienen ambos elementos por separado, es decir, son dos términos estables en el sistema que forman una unidad semántica compleja y no la suma ni la adición de sus significados particulares (Canizal, 1991). Como característica, las UFs sufren un proceso de fijación que ocurre cuando son repetidas a lo largo del tiempo y por periodos extensos, lo que origina su adaptación al vocabulario de los hablantes.

La construcción de las UFs del tipo peyorativo tiene que ver con 1) factores fonéticos —la onomatopeya puede dar origen a efectos estéticos, agradables o desagradables, independientemente del significado que expresan, por ejemplo, "Chin, chin"; "Pum, pum"—; 2) factores morfológicos —la derivación puede funcionar como un elemento extensivo para generar nuevas entradas léxicas relacionadas con la grosería, por ejemplo, "Tontito", "Apestosito"—; 3) factores semánticos que están vinculados con a) asociación semántica — las palabras son asociadas a otras en relación con un significado establecido, por ejemplo, "Popó"-"Caca"—, b) significado de evaluación superpuesto —consiste en que le es asignado a una palabra un valor superpuesto al que aparece, por ejemplo, "Chis", "Del uno" por "Pipí" o "Del dos" por "Caca"— y c) significado metafórico —algunas palabras están asociadas a frases con valor metafórico, por ejemplo, "Vete a la chingada" ¿Qué es la chingada? —; y 4) factores contextuales —cualquier palabra puede ser utilizada por alguien como un elemento peyorativo, por ejemplo, "Caca", "Pipí", "Popó"—.

De esta manera, el léxico se puede ordenar por esferas conceptuales, campos semánticos, entre otras categorías. Una esfera conceptual es un conjunto de lexemas —sustantivos, adjetivos, verbos y adverbios— que expresan un determinado concepto en cualquiera de sus aspectos y cuya estructura está relacionada con distintos campos semánticos que sirven de base a la esfera. Un ejemplo de esfera conceptual es el concepto de "grosería", cuya base está constituida por groserías del tipo "escatológico" o "familiar", por ejemplo. De otra parte, un campo léxico es, desde el punto de vista estructural, un paradigma léxico que resulta de la repartición de un contenido léxico continuo entre diferentes unidades dadas en la lengua como palabras y que se oponen de manera inmediata unas a otras por rasgos distintivos mínimos (Coseriu, 1977, p. 146). Finalmente, un campo semántico, según Trujillo (1976, p. 254), es el conjunto de invariantes que se diferencian sobre la base de un mismo núcleo semántico irreductible; de esta forma no hay sistemas como tal léxicos, sino sistemas conceptuales, centros de interés o núcleos de experiencia. 
Este trabajo toma como referencia la asociación semántica, producto de los campos semánticos, para explicar la constitución de las UFs del tipo peyorativo. El objetivo es identificar cuáles son los vocablos que las constituyen y los campos semánticos que se involucran en su constitución, por medio del estudio de una muestra recolectada entre jóvenes estudiantes potosinos. Para estudiar la estructuración de este fenómeno fraseológico se considerará la descomposición de las UFs en vocablos, las frecuencias de aparición de los vocablos que las integran y la combinación de los campos semánticos que permiten la estructuración del fraseologismo.

La metodología utilizada en este trabajo consistió en la aplicación de una encuesta a 800 estudiantes de la variante potosina y de diferentes niveles educativos (primaria, secundaria, bachillerato y universidad)1 a partir de la instrucción: Escriba todas las groserías que conozca. El tiempo que se asignó para diligenciar el cuestionario fue de tres minutos por informante, suficiente para que la encuesta fuera contestada con la información requerida. Una vez obtenida, la muestra se procesó y se clasificó en categorías gramaticales para su respectivo análisis.

Marco teórico

El léxico ha sufrido cambios importantes a lo largo del tiempo, sin embargo en lo referente a la formulación y estructuración de la grosería esta sigue teniendo una estructura determinada y una función específica: insultar. Los hombres necesitan insultar y lo hacen de muy diversas maneras, utilizando formas sutiles, disfrazadas o usando palabras especializadas para herir, sobajar y/o lastimar (Espinosa, 2001; Martínez, 2009). Así, la grosería puede marcar aceptación colectiva, por ejemplo, "Güey", o puede marcar desprecio, insulto o sanción, como en "Pinche güey", "Pinche estúpido" o "Te voy a partir la madre". Aunque son consideradas aberrantes por su estructura y significado, las groserías son expresiones inherentes a la variante dialectal; en consecuencia, son consideradas como palabras tabú. La RAE (2012) define la grosería como descortesía, falta grande de atención y respeto, y Calvo (2011, pp. 121-145) la define, en relación con el tabú, como aquello que designa lo peligroso, lo prohibido (por sagrado o profano), lo restrictivo y lo que está fuera de lo común en una determinada cultura , según sus creencias y valores.

Espinosa (2001), Farfán, Barragán y Ruíz (2011) han utilizado la asociación semántica para clasificar la grosería. Ellos usan como base varios campos semánticos para determinar sus características cognitivas y hacen la clasificación con base en la comparación del hombre con los animales, por ejemplo, "Marrano"; en aquellos en que los insultos giran en torno al sexo, como en "Es una puta"; en aquellos en que la palabra "chingar" es la palabra central, por ejemplo, "Le dieron una chinga", en aquellos en que la palabra "madre" es la palabra central, como en "Hijo de tu pinche madre"; en aquellos en donde se hace alusión a la baja capacidad intelectual de las personas, por ejemplo, "¡Qué imbécil eres!" y en aquellos en donde se califica despectivamente el intelecto de las personas, como en "Pendejo".

La construcción de la frase peyorativa

Descomposición de las unidades léxicas

La descomposición consiste en segmentar las unidades fraseológicas para ubicar los vocablos simples que las constituyen. Carneado (1985, p. 39) establece que, desde el punto de vista gramatical, cualquier vocablo puede formar un fraseologismo, sin que necesariamente funcione como un sintagma, un compuesto o una unidad conceptual compleja, por lo que se debe evitar confundir estas estructuras con las colocaciones, los compuestos sintagmáticos o las metáforas.

La descomposición obedece al reconocimiento gramatical más que al semántico, porque es una primera aproximación a la forma como se estructura la lengua en la mente (Calvo, 2011). De esta forma, en la Tabla 1 se presenta la clasificación de los vocablos que pueden constituir unidades fraseológicas de este tipo.

En los análisis tradicionales, principalmente relacionados con el ámbito de la disponibilidad, siempre —o casi siempre— se presenta una mayor cantidad de nominales que de adjetivos y verbos, sin embargo, en este análisis los adjetivos son las unidades que más aparecen en la construcción de la frase, porque refuerzan y matizan el significado que se presenta en la combinación de vocablos, lo que originalmente da la fuerza conceptual a quienes utilizan la frase. Así, un nominal como "perro(a)", al añadirle un adjetivo refuerza el significado, por ejemplo, "Pinche perro(a)". La UF puede ser interpretada como una metáfora o como una frase con el significado original de insultar a un "animal".

La frecuencia de aparición

Los fraseologismos son fenómenos interesantes y muy sorprendentes en la lengua, por la forma en que están agrupados para llamar y expresar de manera significativa los más diversos mensajes. La frecuencia2 es el vocabulario actualizado que se conoce y puede constituirse como una unidad fraseológica. Para obtener la frecuencia se utilizan procedimientos matemáticos que permiten obtener los índices de disponibilidad (IDL), que determinan la posición de cada vocablo en cada uno de los centros de interés o campos semánticos. Estos campos son detonadores conceptuales que toman como base un tema del que se obtienen todas las posibles asociaciones y la información relevante relacionada con los vocablos que constituyen cualquier tipo de fraseologismo. Así pues, en la formación de la frase del tipo peyorativo, los centros de interés "partes del cuerpo", "animales" y "familia" (en la clasificación de nominales) y "diversión y deportes", "la naturaleza" y "la ciudad" (en la clasificación verbal) son los que más voces aportan en la estructuración y elaboración de este tipo de frase.

De esta forma, los nominales con mayor IDL en el centro de interés "animales" y "cabeza" son "perro", "perra" y "cerdo"; en el centro relacionado con "partes del cuerpo" son "pene", "mierda", "vagina", "nalga", "ano" y "caca"; a este respecto, de acuerdo con Lakoff y Johnson (1986) y Gibbs (2006), una de las fuentes más productivas es el cuerpo humano, lo que se ve reflejado en la constitución de las unidades fraseológicas de este tipo. Los vocablos "hijo", hija" y "madre" pertenecen al centro "familia". Por su parte, las voces verbales "ir" y "chingar" aparecen en el centro de interés "diversión y deportes", mientras que "estar" y "ser" en las respuestas del centro "La naturaleza". Así pues, cuanto mayor conocimiento metalingüístico sobre asociaciones semánticas de las palabras tienen los hablantes, mejores son las capacidades de almacenamiento y recuperación de las palabras desde la memoria semántica (Nippold, 2007), de esta forma es mayor la posibilidad de combinación de estas unidades con otras para constituir unidades con un solo significado.

Campo semántico

La palabra no es una unidad aislada que coexiste por una simple relación de yuxtaposición; es, más bien, un repertorio de unidades léxicas organizadas que poseen todas las asociaciones que se dan en torno a núcleos o nodos establecidos por los hablantes de la lengua. Estas asociaciones son las que dan sustento a la estructura del léxico y se les conoce como campo semántico. De acuerdo con Espinosa (2001) y Farfán, Barragán y Ruíz (2011), el conocimiento sobre la organización léxica de la memoria semántica contribuye a determinar cuáles son los campos semánticos que construyen la unidad peyorativa.

De esta manera, en el análisis de los nominales que conforman las UFs del tipo peyorativo, se aprecia una gran cantidad de vocablos del tipo "animal", "escatológico", "abstracto", "relacionado con partes del cuerpo y sexualidad", "referente a persona o profesión" y "estado" que pueden constituir una subclasificación de los campos semánticos. Castillo (1997-1998) establece que la grosería toma los defectos o debilidades como elementos psicológicos para proyectar y matizar esos significados metafóricos en una persona, por ejemplo, "zorra" designa a una persona metafóricamente a través de una proyección de algunas cualidades que visualiza un sujeto para degradar o denigrar a otro, por lo regular se usa como grosería dirigida a mujeres. Al uso de ciertos vocablos con características de animales que se utilizan para el insulto se le da el nombre de proyección semántica. Esta proyección tiene como característica el grado de asociación semántica entre los vocablos que están unidos a un mismo tema, en este caso el insulto. Cada relación asociativa actúan como nodos dentro de la estructuración de la frase. De este modo se obtienen los nodos nominales presentados en la Tabla 2.

La mayor cantidad de respuestas que aparecen en el cuadro se encuentran relacionadas con "partes del cuerpo" y "sexualidad", les siguen las referidas a "persona u oficio (clasificación)", después aquellas vinculadas con el campo semántico que hace referencia a "animales" y "efecto o acción" y, por último, aparecen las respuestas que tienen que ver con lo "escatológico", lo "abstracto" y los "atributos".

El grupo relacionado con las "partes del cuerpo" es el más grande y el más productivo dentro de la clasificación nominal. Si bien es cierto que no todas las partes del cuerpo están presentes en la formación de groserías, hay partes específicas que aparecerán como fundamentales, por ejemplo, los órganos sexuales masculinos y femeninos. De la voz "pene" se desprenden los vocablos "pito", "pitón", "verga" o "polla"; de la voz "vagina" aparecen "chocha", "panocha" y "pepa"; de la voz "testículos" surgen los vocablos "cojones" y "huevos"; y de los vocablos "nalgas" y "ano" se derivan "culo" y "fundillo".

En el grupo que hace referencia a "persona u oficio" se encuentran aquellas actividades que no son bien vistas dentro de la sociedad y que en la formación de groserías sirven para connotar el sentido despectivo que requieren; sin embargo, hay un grupo de voces que no necesariamente están vinculadas con la referencia peyorativa de la grosería, son las voces relacionadas con "familia": "madre" e "hijo(a)", o amistad: "güey", "bato". Estas voces son excepciones porque por sí solas no refieren a la denigración o afectación de algo o alguien; el resto de las respuestas denigra a quienes forman parte de un determinado grupo: "mariguano", "mayate", "meco(s)", "piruja", "joto", "zángano(a)", "golfa", "marica", "maricón", "prostituta", "feto", "ramera". De acuerdo con Cañizal (1991) la gente utiliza lo denigrante de la sociedad —ya sea oficio, profesión u otras actividades—3 como un elemento de referencia para generar la grosería, ya que agrede la imagen del otro y posiciona al sujeto enunciado en una jerarquía superior a la del receptor.

Los vocablos "mierda", "melcocha", "caca", "mojón" en frases lexicalizadas como "hazme una puñeta" o "pinche mierda" constituyen una herramienta en la formación y consolidación de la grosería en la muestra. Lo "escatológico" es un núcleo conceptual que está asociado a lo desagradable, a lo sucio, a lo que genera desagrado social; por ende, este núcleo permite estructurar groserías que el sujeto reproduce y afianza en la interacción verbal. Por último, se clasifican los vocablos "agasajo", "carajo", "chingaderas", "paja", "chaqueta(s)" y "puñetas" como nominales de "acción y efecto" (muy similar a la clasificación del adjetivo). A ciencia cierta, su significado es abstracto y da el sentido de acción y efecto a quien lo dice; en su constitución, por lo regular, van acompañadas de verbos: "hazme una puñeta" o "son chingaderas".

Adjetivos

La función del adjetivo es calificar al nominal y a otro adjetival, asignándoles un matiz significativo en torno a alguna cualidad física o emocional. De acuerdo con Alvar (2008), el adjetivo matiza y fortalece las propiedades conceptuales que son atribuidas al sujeto o al objeto mencionado o del que se habla. En la formación de la grosería, el adjetivo fortalece y delimita el contenido del fraseologismo. Así, hay adjetivos que denotan mayor especificidad (corresponden a situaciones más concretas) que otros, por ejemplo, "pinche pendejo", ambos adjetivos se encuentran en la formación de la grosería pero el primero es el que más referencialidad da a la frase, no es cualquier "pendejo" sino uno que es "pinche"; sucede lo mismo con la expresión metafórica "perra malparida", (N+A), en donde el valor de referencia es más amplio en el adjetivo que en el nominal, debido a que no es cualquier tipo de "perra" sino una que es "malparida".

Según Luque Pàmies y Manjón (1997, p. 19), las unidades de este tipo tienen función de insulto según el contexto en el que aparezcan y los elementos que más inciden en ellas son los adjetivos, ya que son los que —verdaderamente— matizan el significado de la misma palabra altisonante; no es lo mismo "puto" que "pinche puto". El adjetivo, además de que individualiza, también aumenta el nivel significativo del insulto. Así, entre las características más sobresalientes que marcan los adjetivos está la degradación, que se proyecta cuando se combina con otras unidades en la formación de los fraseologismos. En la Tabla 3 se muestra la clasificación de los adjetivos en ocho campos: "participios" (a su vez integrado por "escatológico y sexual", "despectivo" y "estado"); "descriptivo"; "despectivos"; "clases referidos a personas"; "referente a partes del cuerpo"; "escatológico"; "estado" y "posesión".

El grupo adjetival del tipo "despectivo" es el que más carga de referencia tiene y se comprueba por la cantidad de apariciones que tiene en unidades fraseológicas. De este modo, "bastardo", "babosa(o)", "bruto(a)", "cabrón(a)", "culera(o)", "pendejo(a)" o "pinche", entre otros, pueden aparecer en otras combinaciones para fortalecer el significado peyorativo. El grupo que refiere a lo "descriptivo" puntualiza el significado de la grosería, por ejemplo, "chingón" hace referencia a "alguien que es muy bueno en alguna actividad" y "desmadroso" a "alguien quien es bueno para el relajo"; entre las respuestas de este grupo están "chingón", "desmadroso(a)", "hipócrita", "mamón(a)", "tarada(o)", "zoquete", etc. El grupo que refiere al adjetivo del tipo "estado" marca una cualidad abstracta que funciona como núcleo en la frase, por ejemplo, en "pinche asqueroso", "asqueroso" es un estado, no una cualidad ni una descripción; entre las respuestas de este grupo se encuentran "ignorante", "inútil", "sucia", "torpe", "zonza", entre otras.

El grupo que "refiere a personas" está constituido por las respuestas "(re)puto(a)", "méndigo(a)", "puñal", "ojete", etc. Este grupo establece que las características atributivas a un agente son restrictivas porque destacan su significado, por ejemplo, "eres un puto" no señala a cualquier persona sino a una que es "puta" o "(re)puta". También, dentro de los adjetivos, hay un grupo que refiere a lo "sexual y partes del cuerpo"; entre las respuestas están "chichona" y "pija". Ambas respuestas mencionan "las partes del cuerpo" que son utilizadas como núcleo en la frase: "pinche chichona". Relacionado con este centro se encuentra aquel que hace mención a lo "escatológico", cuya única respuesta fue "cagón", que también funciona como núcleo en el fraseologismo. Dentro del grupo adjetival se encuentra el grupo de "participios" que se clasifica en subgrupos: "escatológico" ("cagado", "mamada(s)", "cogida"). Este grupo se utiliza en relación con la atribución, por ejemplo, "estás jodido", "es una mamada", "son mamadas", etc., que están relacionadas con el sentido de otro elemento despectivo: "chingaderas".

El segundo grupo está vinculado con el sentido "despectivo" —"malagradecido(a)", "malnacido(a)", "malparido(a)", "desgraciado(a)"— que se le asigna al sujeto; así, mientras que el anterior grupo refiere al objeto, este se centra en el sujeto, por ejemplo, "es un(a) desgraciado(a)", "pinche malnacido(a)". El último grupo se clasificó en "estado", por ejemplo, "alpargatado", "mantenida(o)", "jodido(a)", "encabronado(a)", "arrastrado", "chingada(o)", "atarantado". Aquí se hace mención a la manera como se encuentra una persona. Todos estos participios responden a la fórmula ATRIBUCIÓN + PARTICIPIO: "estás jodido", "eres desgraciado", "estás encabronado".

El grupo "despectivo" es el elemento conceptual de mayor trascendencia porque a través de él se construye la grosería. Vocablos de este tipo son "chingada", "jodido", "chingado", "encabronada", "desgraciado". En el caso del vocablo "chingada(o)" es muy productiva en esta muestra, aparece en unidades fraseológicas y no como unidades individuales. Ni "chingado(s)" ni "chingada(s)" aparecen solos; en cambio, sí aparecen en frases como VBO + PREP. + PARTICIPIADO, por ejemplo, "ve a la chingada", VBO + PPÁ + PREP. + PARTICIPIADO, o "vete a la chingada", que refiere a un insulto. En masculino "chingado" no aparece con este tipo de verbos, más bien se utiliza en construcciones de tipo atributivas ESTAR + ATRIBUTO, por ejemplo, "está chingado", que refiere en modo de parafraseado a "está(s) jodido" y se establece cuando "una situación económica, laboral, etcétera, no se encuentra bien".

También aparece como núcleo de la frase en "chinga a tu madre", de participio a verbo, o en la construcción ADJ. PARTICIPIADO + NOMINAL, por ejemplo, "chingada madre", "chingada suerte", con significado de "jodida". De la voz "jodida(o)" también aparece con los mismos usos que "chingado(a)", la única diferencia es que este sí se utiliza como un solo vocablo, por ejemplo, "¡jodido(a)!", que refiere a una persona que se encuentra económicamente mal. Muchos de estos participiados construyen frases con SER/ESTAR, así, "estar encabronado(a)" o "ser desgraciado(a)" son expresiones características en el insulto.

Verbos

Los verbos que expresan grosería son pocos en el español y, en algunos casos, se confunden por su referencia con otro tipo de verbos que solo significan grosería o insulto en combinación con otras categorías gramaticales. Desde un punto de vista gramatical, los verbos se clasifican en transitivos: "chupar", "picar", "valer", "chingar", "joder", "rosar", "mamar", "pelar", "manchar"; intransitivos: "ir", "masturbar", "callar"; atributivos: "ser", "estar" y régimen prepositivo: "bajar" + de" y "cagar(se)" + en" y desde el punto de vista semántico se clasifican en "acción", "sexuales", "escatológicos", "atribución" y "desplazamiento metafórico". En la Tabla 4 se presenta la clasificación de los verbos.

Desde la perspectiva semántica, los verbos son de "acción referido a un agente": "chingar" (chinga (a) tu madre), "joder" (jode mi verga), "picar" (pícate el culo), etc. Estos verbos son los más utilizados en la formación de la grosería y, de ellos, "chingar" es el más prototípico; "joder" se utiliza como sinónimo de "chingar" en expresiones como "no jodas" o "no chingues", al igual que "mamar". Tienen sentido de referencia sexual los verbos "follar" (fóllame) y "coger", que está más relacionado al contexto de esta variable; verbos de corte escatológico son: "defecar", "cagar" con acusativo de no referencia ("la cagué"); atribución: "ser" ("son bien culos", "eres un pendejo"), "estar" con o sin intensificador adverbial ("estás pendejo", "estás muy güey") y desplazamiento metafórico relacionado con un ente, objeto o lugar: "ir" (vete al diablo).

Los verbos de referencia sexual que aparecieron en la muestra, "follar" y "coger", el segundo más prototípico que el primero, no forman parte de estructuras fraseológicas que remitan a significados sexuales y peyorativos, por ejemplo, "cógeme de la mano", referente a "agarrar"; sin embargo, como estructuras oracionales es común, por ejemplo, "cógetela". Sucede lo mismo con el verbo que pertenece al grupo escatológico, por ejemplo, "defecar", que no aparece en la formación de frases pero sí en oraciones como "la defecó", sinónimo de "la cagó", que es más coloquial.

Combinaciones para la formación de la grosería

La combinación es una de las características más complejas dentro de la estructuración fraseológica porque cada unidad que participa debe estar armónicamente ordenada. Hay dos tipos de nodos en la formación del fraseologismo, por un lado está aquél que funge como núcleo y, por otro, está el que se encuentra supeditado al primero, al que se le da el nombre de complemento.

Cañizal (1991) señala que en toda organización fraseológica existen dos componentes perfectamente establecidos a los cuales se les puede dar el sentido de núcleo o nodo y complemento, sin que necesariamente se rompa con el esquema de unidad fraseológica. El primer elemento será siempre una base que se modificará y a la que se le añadirá un nuevo significado a partir del complemento, que será el encargado de establecer las variaciones de esa nueva frase. De esta forma, una frase cuyo núcleo sea un elemento verbal podrá generar variación por los atributos o complementos que completen su estructura, por ejemplo, "ir(se) a la chingada", "ir(se) a la verga" o "ir(se) a la mierda".

De acuerdo con lo anterior, los campos semánticos para la formación de la unidad fraseológica son los presentados en la Tabla 5.

En la formación de la unidad fraseológica del tipo peyorativo se clasifican los campos semánticos en tres criterios gramaticales: nominales, adjetivales y verbales. De acuerdo con las posibles combinaciones hay frases del tipo N+N, N+i+N, A+A, N+A o V+N.

Estructuración fraseológica de la misma categoría

El comportamiento léxico que se ve en la frase permite intuir dos tipos de asociaciones: una que tiene que ver con asociaciones muy estables, de la que se generan las variaciones, y otra muy circunstancial, que no las genera. De acuerdo con Martínez (2009), las unidades fraseológicas más productivas en la lengua son aquellas que están más familiarizadas por los hablantes, bien sea porque tienen ya un significado específico o porque tienen amplio reconocimiento. En cambio, las circunstanciales son innovaciones que aparecen en un momento, su frecuencia es muy baja, nadie las conoce y su estructura no es una variante reconocida de una frase peyorativa, por ejemplo, "mariguano puñetas". Muchas de estas frases reconocidas se deben, de cierta manera, a los campos semánticos que las constituyen, es decir, muchos campos semánticos al combinarse no producen frases de este tipo, por el contrario, hay otras combinaciones que sí se pueden dar y son las que se describen en la Tabla 6.

Se ha mencionado que la acertada selección y combinación de los campos semánticos da como resultado una frase peyorativa altamente productiva en la lengua. Una de las características que aparecen en la formación de la unidad fraseológica N+N es que cualquiera de los dos vocablos puede ser el núcleo de la estructura, todo depende del grado de referencialidad que proyecta uno de los dos vocablos en la estructuración. De este modo, en "perra madre" el núcleo es "madre", y "perra", a pesar de que es un N, cumple la función de designación, es decir, fortalece el significado; en el caso contrario, la estructura podría designar una "perra (canino femenino) que ha sido mamá", cuya designación no corresponde con la grosería.

Sucede lo contrario con la frase "gata ramera", cuyo núcleo es el primer nominal "gata" y el segundo nominal es el especificativo de cierta manera de acción. Esta expresión metafórica es una proyección a la referencia del agente, no es cualquier tipo de gata (persona) sino una, cuya característica es ser "ramera" (persona que ejerce un oficio). Así, para la unidad fraseológica del tipo peyorativo los campos semánticos que refieren a "personas" o "partes del cuerpo" son considerados como bases de la frase, mientras que los campos que aparecen como complementos son los "referentes a persona", "escatológico", etc.

Cuando hay combinaciones circunstanciales en la formación de unidades fraseológicas la tendencia es que la unidad no sea gramaticalmente reconocida por los hablantes, lo que conlleva a determinar que solamente algunas combinaciones en los campos semánticos se pueden dar. Esto se observa en la Tabla 7.

Nótese como las combinaciones de los campos semánticos "referente a persona" —como base— y los de "efecto" —como complemento— no producen una frase del tipo peyorativa estable, sino inestable, porque son combinaciones esporádicas que aparecen en la lengua y no representan un significado como tal, por ejemplo, "ramera escoria", en donde el núcleo es "ramera" y el complemento es "escoria" o viceversa. Juntas como unidad fraseológica no están reconocidas, ya que el orden de los elementos no está cohesionado en su estructura conceptual. De acuerdo con Tristá (1988), la composición de este tipo de frases tiende a poner en los núcleos campos semánticos del tipo agentivo que garanticen un referente específico y como complemento aquellos otros campos que refuercen el significado de agresión, de esta forma se puede hablar de estabilidad en la frase.

Sin embargo, no son las únicas construcciones que aparecen en la formación de la grosería; se han encontrado las construcciones del tipo N+i+N, en donde hay una preposición que sirve de puente entre cada una de las estructuras. Alvar (2008, p. 27) dice que la relación semántica establecida entre las dos partes no podría existir sin sustento sintáctico (implícito), se trata de una relación de identidad o similitud en la que el segundo elemento es un sintagma que se une al primero mediante una preposición que sirve de enlace en toda la estructura fraseológica. En este tipo de estructuras fraseológicas el sintagma prepositivo aumenta más el significado del concepto global, así se identifica y se proyecta la grosería a un nivel de insulto. La Tabla 8 muestra las combinaciones N+i+N.

Las bases para constituir este tipo de unidades fraseológicas son, en su mayoría, las que refieren a "persona", "estado" o "partes del cuerpo". Al igual que las estructuras N+N, este tipo de campos semánticos funcionan como núcleos de la frase, a diferencia del sintagma preposicional que puede referir a "animal", a lo "escatológico" y a las "partes del cuerpo" principalmente. De lo anterior, la frase "hijo de perra" es altamente productiva como frase peyorativa, lo mismo que "pedazo de mierda", en donde el sintagma prepositivo es el que especifica la referencia en la grosería. Son estructuras altamente productivas y usuales entre los hablantes a diferencia de las combinaciones que aparecen en la Tabla 9.

Al modificar la base se modifica la posibilidad de combinación, es decir, "bola de marica" o "pepa de golfa" no se refieren a frases peyorativas porque son combinaciones esporádicas que no proyectan el sentido peyorativo que caracteriza a este tipo de unidades. Estas combinaciones léxicas no esbozan un alto grado de variación léxica ni puede decirse que están restringidas por su referencia, ni por alta frecuencia de coaparición y de institucionalización en la lengua, como afirma Corpas (1996, p. 269). No son frases, más bien es la combinación de las unidades simples que posiblemente puedan generar la grosería.

Otro tipo de combinación es la que se da entre adjetivos. Los campos semánticos que forman la base en la frase del tipo A+A son los que se refieren a "persona", lo "despectivo" y lo referente a lo "sexual". Al igual que en la estructura N+N, el núcleo puede variar de posición, puede estar al principio o al final, en cualquiera de los casos el que funge como núcleo tiene la responsabilidad de marcar la referencia de la frase y el que funge de complemento debe reforzar la marca de referencia que se da en la frase. Esto se aprecia en las combinaciones que se muestran en la Tabla 10.

Nótese que las estructuras que fungen en este caso como complemento son en otros los núcleos. Los vocablos "ojete", "pendejo", "puta", "malnacido", "chichona" y "promiscua" son los núcleos de estas estructuras, excepto la voz "pinche". Como se aprecia, no necesariamente se encuentran en una sola posición, pueden aparecer tanto en primer lugar como en segundo. Una vez que se encuentra gramaticalizada la frase en la lengua debe poseer un carácter fijo, estable e insustituible de los elementos que la conforman. De acuerdo con Tristá (1988, p. 27), el fraseologismo debe poseer las siguientes características: 1) imposibilidad de cambiar el orden de los componentes, 2) imposibilidad de interpolar elementos ajenos al fraseologismo, 3) imposibilidad de sustituir unos elementos por otros y 4) imposibilidad de sustituir determinada categoría gramatical.

Los adjetivos que acompañan a la base refuerzan el significado del concepto; de esta manera, "estúpido", "pinche", "hipócrita" y "méndiga" contribuyen con el significado de la frase. Teniendo en cuenta que son adjetivos, la interpretación que se hace de esta unidad se enriquece contextualmente, unificando dos adjetivos en una estructura altamente productiva y frecuente en los distintos contextos juveniles. En consecuencia, centros de interés como lo "despectivo", lo "referido a persona", lo "referente a lo sexual", etc., pueden combinarse sin ningún inconveniente, así se ha observado en la tabla anterior. Sin embargo, cuando los campos semánticos no presentan una estructura sólida en la combinación de unidades de este tipo se pueden observar las inconsistencias que se muestran en la Tabla 11.

Nótese cómo en "Estúpido ojete" la posición que guarda el determinativo altera el significado total de la frase si cambia de lugar. Así pues, "Mantenido estúpido", "Jodido culero" y "Zonza idiota" son estructuras poco productivas y nada convencionales en la lengua, que no son reconocidas como groserías por los hablantes; además, los campos semánticos que se combinan no muestran estabilidad en la producción y estructuración de estas frases. Por consiguiente, las relaciones conceptuales "despectivo-referido a persona", "estado (participio)-despectivo" no son productivas en la elaboración, sistematización y fijación de las unidades.

Estructuración fraseológica con otras categorías

Existen otras combinaciones que aparecen en estas frases. Son del tipo N+A, A+N y V+N, que constituyen la mayor parte de las frases peyorativas. En las estructuras del tipo N+A, A+N, el nominal cumple la función del núcleo del fraseologismo y el adjetivo será el especificador del concepto. En la frase "perra maldita", "maldita" es lo que refuerza el significado de la frase, no es cualquier tipo de "perra" en la grosería, es una "maldita", lo que hace referencia a una clasificación despectiva. Todas estas frases se caracterizan por su alta frecuencia de uso y la coaparición de los elementos que las integran, por su institucionalización —entendida en términos de fijación y especialización semántica—, por su idiomaticidad y variaciones potenciales, así como por el grado en el cual se dan todos estos aspectos en los distintos puntos (Corpas, 1996, p. 20). De esta forma, los significados no se deducen por la asociación de las palabras sino por el conjunto de la estructura, así lo demuestran las siguientes frases del tipo N+A o A+N en la Tabla 12.

Nótese que los núcleos para las bases nominales pueden ser referidos a "animales", "personas" o "partes del cuerpo", tal como se ha observado en las relaciones del tipo N+N, y los adjetivos que fortalecen y refuerzan el significado de la frase tienen que ver con "estados", "despectivos (del tipo participio)", referido a "personas", "despectivos", etc. De esta manera, la combinación de los componentes de la frase puede aparecer al inicio o después del núcleo: "Rata inmunda" o "Inmunda rata", o bien, "Perro desgraciado" por "Desgraciado perro", cuyos campos semánticos no alteran su orden ni su significado. Sin embargo, no sucede lo mismo con "Pinche joto", "Pinche verga" o "Pinche puñal", pues al cambiarlos de orden no se ve una estructuración fija con significado pleno: "Joto pinche" o "Verga pinche".

En relación con la estructura V+N (la más productiva en la lengua) se tienen las siguientes estructuras gramaticales: V+PPÁ+CD, V+PPÁ+SP y V+Atributo en la formación de unidades fraseológicas del tipo peyorativo. Los fraseologismos deben estar integrados por dos o más palabras, una de las cuales debe ser, al menos, una palabra plena, es decir, una palabra que sirve de base y designa el significado parcial de la frase, mientras la otra palabra sirve como auxiliar que compacta el significado total de la frase. Hay dos tipos de fraseologismos: 1) unicumbre (se da cuando la palabra plena va acompañada de una palabra auxiliar y cumple la función de adverbio que se asocia a verbos cuya acción modifica o complementa) y 2) bi- o multicumbre (está constituido por dos palabras plenas y pueden ser del tipo N+A, cuya palabra plena es un nominal y los V+N, V+A, cuya palabra plena es el verbo) (Tristá, 1988, pp. 16-18).

En los fraseologimos del tipo V+N, a diferencia de las otras construcciones, el núcleo es el verbo, el cual, al unírsele un sustantivo o un adjetivo, denota las características metafóricas que genera la frase. Todas las frases son motivadas ya sea por la necesidad de manifestar cualquier expresividad en el hablante o bien para enunciar características y propiedades de objetos o conceptos. En ese sentido, los verbos que fungen de base y sirven en la combinación y generación de este fraseologismo pertenecen a "acción referida a agente", "desplazamiento metafórico" y "atributo". Estas bases están en combinación con los campos semánticos que refieren a "persona", "partes del cuerpo", "escatológico" y "estado (participio)". Esto puede observarse en la Tabla 13.

Obsérvese cómo los verbos "chingar", "picar" y "chupar" hacen referencia a "personas" y a "partes del cuerpo" que son las combinaciones más estables con este tipo de verbos. De otro lado, el verbo "ir" en la formación de unidades fraseológicas es muy productivo y marca "desplazamiento metafórico" que va asociado con lo "escatológico", con "partes del cuerpo" o con "participios de estado". Los verbos atributivos tienen de base "partes del cuerpo", "denominación despectiva" o "clase referido a personas", por ejemplo, "eres puto" tiene relación agentiva por el adjetivo que fortalece la descripción.

Estas combinaciones son muy estables, lo que se observa en la imposibilidad de cambiar el orden de los componentes fraseológicos, que no solo se ve en este tipo de construcciones sino en todas; la imposibilidad de interpolar elementos ajenos al fraseologismo, por ejemplo, "vete a la mierda" por "mierda vete" o "chingada vete"; la imposibilidad de sustituir unos elementos por otros, por ejemplo, "chinga tu madre", "chíngala" y la imposibilidad de sustituir determinada categoría gramatical (número, género, etcétera), por ejemplo, "chúpame la verga" por "chúpame las vergas".

A continuación se presenta en la Tabla 14 el cuadro de las combinaciones entre campos semánticos.

Reflexiones finales

En este trabajo se ha tratado de demostrar que la grosería está construida por centros de interés con un alto grado de asociación semántica, misma que contribuye y fortalece la elección, estructuración y elaboración de la unidad fraseológica del tipo peyorativo. Centros como "animal", "referente a persona", "partes del cuerpo", "clase referido a persona", "despectivo" y "estado" se ubican como bases en la formación del fraseologismo, en tanto que, centros como "efecto o acción", "escatológico", "partes del cuerpo", "referente a persona o profesión" etcétera, sirven de complemento. Estas relaciones asociativas entre los centros de interés hacen que la unidad fraseológica peyorativa adquiera un nivel de consolidación en la lengua que se fortalece con el uso de los informantes. Asimismo, se ha observado que muchas de las combinaciones no producen frases de este tipo; por tal razón, un centro "escatológico" con otro relacionado con "partes del cuerpo" no prospera en la formación de la grosería, por ejemplo, "caca de cara". Esto se debe al grado de asociación que se visualiza con algunas combinaciones entre los centros de interés que se ubicaron en el análisis, pues unos tienen más preponderancia que otros y esto genera mayor estabilidad en su construcción.

Se ha visto que hay un mayor número de unidades simples que pueden constituir la formación de la grosería, hay más adjetivos que nominales y verbos, esto hace que en la formación de la frase peyorativa haya más posibilidad de que aparezcan combinaciones más sólidas entre esta categoría. También juega un papel fundamental la frecuencia de aparición, factor que permite obtener los campos semánticos que fungen como base en el fraseologismo. Así pues, la formación de la unidad fraseológica del tipo peyorativo es una estructura altamente productiva en esta variante dialectal y su estructuración permite variación léxica.


Notas

1 En este estudio no se considera el análisis de las variantes sociolingüísticas por cada grupo de informantes (género, nivel económico, nivel profesional o subsistema) porque será parte de otra investigación.
2 La frecuencia es el número de ocasiones en que aparece el fraseologismo, se obtiene ubicando la frase en los diccionarios o corpus, en donde se observa su aplicación. Sin embargo, este tipo de frases son consideradas palabras tabú, por lo que no existen registros en donde se aprecie la frecuencia de aparición, para ello se tuvo que recurrir a los índices de disponibilidad léxica de los vocablos que aparecen por cada frase.
3 El análisis sociopragmático se abordará en otro trabajo de investigación.


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