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Forma y Función

versión impresa ISSN 0120-338X

Forma funcion, Santaf, de Bogot, D.C. vol.29 no.1 Bogotá ene./jun. 2016

https://doi.org/10.15446/fyf.v29n1.58507 

Doi: http://dx.doi.org/10.15446/fyf.v29n1.58507

LA VERSATILIDAD DE L PRONOMBRE UNO PARA EXPRESAR POSICIONAMIENTO FRENTE A LO ENUNCIADO EN EL ESPAÑOL DE BARRANQUILLA, COLOMBIA*

VERSATILITY OF THE PRONOUN UNO TO EXPRESS POSITIONING ON WHAT IS BEING STATED IN THE SPANISH OF BARANQUILLA, COLOMBIA

A VERSAT ILIDADE DO PRONOME UNO PARA EXPRESSAR POSICIONAMENTO ANTE O ENUNCIADO NO ESPANHOL DE BARANQUILLA (COLÔMBIA)

Luz Marcela Hurtado**
Carolina Gutiérrez-Rivas***
Central Michigan University, Mount Pleasant en el Estado de Míchigan. - EE. UU.

Cómo citar este artículo:
Hurtado, L. M., & Gutiérrez-Rivas, C. (2016). La versatilidad del pronombre uno para expresar posicionamiento frente a lo enunciado en el español de Barranquilla, Colombia. Forma y Función, 29 (1), 37-60.

Artículo de investigación. Recibido: 02-08-2015, aceptado: 09-10-2015


Resumen

Los estudios comunicativo-funcionales han considerado los mecanismos de impersonalización como una brecha en la deixis, o como desfocalizadores del centro deíctico. Sin embargo, este trabajo se inspira en planteamientos previos sobre la impersonalidad como extensión de la deixis. Consiste en un estudio variacionista de los diferentes grados de generalidad expresados mediante uno en la variedad caribeña de Barranquilla, Colombia. Con base en los conceptos de deíxis textual, discursiva y social, incorpora factores lingüísticos asociados con los grados de impersonalización (interpretación referencial, tipo de discurso y clase semántica del verbo), y factores pragmáticos afines con las relaciones de poder y solidaridad (polaridad, tipo de interacción, formas de tratamiento y relaciones entre los interactuantes). Los resultados proporcionan evidencia estadística acerca de un uso personal de uno con las funciones deícticas de yo: predomina cuando el hablante expresa su posicionamiento frente a lo enunciado, es decir, su centro deíctico, sus experiencias personales, conocimientos, evaluaciones y sentimientos.

Palabras clave: Impersonalidad, deíxis, posicionamiento, pronombres uno-tú-se-usted, variación dialectal.


Abstract

Communicative-functional studies have considered impersonalization mechanisms as a deictic gap or as defocalizers of the deictic center. Nonetheless, this work is inspired by previous approaches concerning impersonality as an extension of deixis. It consists of a variationist study of the different degrees of generality expressed by uno in the Caribbean variety of Spanish spoken in Barranquilla, Colombia. Based on the concepts of textual, discursive and social deixis, it incorporates linguistic factors related to degrees of impersonalization (referential interpretation, discourse type, and verb semantic class), as well as pragmatic factors concerning power and solidarity relations (polarity, type of interaction, forms of address, and relations among interlocutors). The results provide statistical evidence about the personal use of uno with the deictic functions of yo. It stands out when the speaker expresses her/his positioning on what is being stated, that is, one's deictic center, one's personal experiences, knowledge, evaluations and feelings.

Keywords: Impersonality, deixis, positioning, pronouns uno-tú-se-usted, dialectal variation.


Resumo

Os estudos comunicativo-funcionais têm considerados os mecanismos de impessoalização como uma brecha na dêixis ou como desfocalizadores do centro dêitico. Contudo, este trabalho se inspira em proposições prévias sobre a impessoalidade como extensão da dêixis. Consiste num estudo variacionista dos diferentes graus de generalidade expressos pelo uno na variedade caribenha de Barranquilla. Com base nos conceitos de dêixis textual, discursiva e social, incorporam-se fatores linguísticos associados com os graus de impessoalização (interpretação referencial, tipo de discurso e classe semântica do verbo) e fatores pragmáticos afins com as relações de poder e solidariedade (polaridade, tipo de interação, formas de tratamento e relações entre os interatuantes). Os resultados proporcionam evidência estatística sobre um uso pessoal de uno como as funções dêiticas de yo: predomina quando o falante expressa seu posicionamento ante o enunciado, isto é, seu centro dêitico, suas experiências pessoas, conhecimentos, avaliações e sentimentos.

Palavras-chave: Impessoalidade, dêixis, posicionamento, pronomes uno, tú, se, usted, variação dialetal.


Introducción

Desde la perspectiva de análisis comunicativa-funcional, se han examinado los mecanismos de impersonalización como desfocalizadores del centro deíctico (Haverkate, 1985, 1987) y como una estrategia para evitar marcar la categoría de persona o la referencia al hablante (Siewierska, 2004, p. 236). La mayoría de los estudios de corte semántico-pragmático (Haverkate, 1987; Muñiz Cachón, 1998) coinciden en que los impersonales sirven para ocultar el sujeto, reducir el protagonismo del hablante o de los participantes en el discurso, incluir al interlocutor y distanciarse de lo enunciado para no ser objeto de crítica o para hacerlo más aceptable. Apuntan a la versatilidad de estos pronombres cuando se refiere a un agente indeterminado o inespecífico (Fernández Soriano & Táboas Baylín, 1999, p. 1731), pues pueden incluir al hablante, al oyente, a los dos o a ninguno. Si bien algunos estudios sugieren que las formas se, uno y la segunda persona singular (y usted) son intercambiables para cumplir esta función desfocalizadora (p. 1732), otros proponen una escala de indeterminación en la cual el mayor grado se logra con se, y la mayor vinculación de la primera persona con uno: "uno [...] evoca siempre al hablante de la interlocución sin prejuzgar si habla como persona concreta, como representante de un grupo, de una clase social... o de la especie humana" (Carrasco, 1978, p. 218). Fernández (2008) refuerza esta idea al afirmar que la impersonalidad manifestada con la segunda persona y uno son exclusiva responsabilidad del hablante, mientras que se "tiende a incluir una alusión a otras voces tales como normas y reglas sociales, métodos establecidos, rutinas o, simplemente, una opinión generalmente aceptada" (p. 224).

Sin embargo, en la interpretación referencial de los diversos grados de impersonalización, se destaca el papel del contexto discursivo y pragmático (Malchukov & Siewierska, 2011, p. 2); así, en algunos casos, uno puede ser semánticamente equivalente a se y, en otros, el énfasis puede encontrarse en el referente concreto yo (Gómez Torrego, 1992, pp. 14-15), en contextos donde uno se combina con proposiciones de primera persona (Fernández, 2008, p. 225). De igual manera, los resultados de algunos de los estudios empíricos consultados han evidenciado un uso variable de los mecanismos de impersonalización en ciertas variedades del español: han advertido, por ejemplo, tanto un desplazamiento de las formas uno y se por el impersonal en el habla de España (Fernández, 2007) y Puerto Rico (Morales, 1995), como el predominio de uno en el español de los colombianos caribeños y andinos de Miami y Bogotá (Hurtado, 2012), así como el de los venezolanos de Caracas (Guirado, 2011). Pero, ¿qué motiva a los individuos de ciertas variedades del español a favorecer el uso de una forma impersonal sobre las otras? ¿Por qué en las variedades tuteadoras de Colombia y Venezuela se favorece el impersonal uno? Es posible que exista otro tipo de motivaciones de uso, más allá de ser una simple estrategia de desfocalización o de ocultamiento del agente.

Dado que los estudios anteriores han señalado la posible influencia del factor dialectal, es viable que la interpretación referencial y la forma como los impersonales expresan la experiencia del hablante sean específicos a ciertas variedades y contextos. Aunque el estudio variacionista de Hurtado (2012) indica que tanto en la variedad andina como en la costeña el uso de uno prima con referencias que incluyen al hablante (70%), y se con referencias a un grupo general que lo excluye (67%), los costeños de dicho estudio son inmigrantes (o hijos de inmigrantes) en Miami y en Bogotá. Por lo tanto, el presente trabajo se centra en el análisis de entrevistas realizadas con residentes de Barranquilla (ciudad del caribe colombiano) para determinar, en primer lugar, si siguen la misma tendencia a favorecer uno o, por el contrario, a favorecer el impersonal como ocurre en otras variedades tuteadoras (ej. Puerto Rico y España). Puesto que un cómputo estadístico preliminar reveló un predominio de uno en nuestra muestra, pretendemos indagar qué factores motivan este uso mediante las siguientes preguntas:

  1. ¿Cuál es su interpretación referencial prevaleciente?
  2. ¿Qué grado de influencia ejercen los factores semántico-pragmáticos relacionados con el posicionamiento del hablante?
  3. ¿Qué funciones discursivas asume?
  4. ¿En qué contextos discursivos se emplea?

Es importante continuar el estudio de este fenómeno a través de otras variedades caribeñas y otras subvariedades nacionales para establecer si el predominio de una forma depende de factores dialectales o si, como observa Flores-Ferrán (2009, p. 1821), se trata de un uso complejo determinado por factores de tipo semántico-pragmático, sintáctico, discursivo y social.

Usos impersonales como extensión de la deixis

En general, se ha considerado la impersonalización como una brecha en la deixis. Kitagawa y Lehrer (1990, p. 752) explican que los usos impersonales de los pronombres personales provocan que el rol del participante en el acto de habla se abstraiga de su dominio deíctico inmediato, y que los personales se empleen de forma no referencial para describir acontecimientos universalmente identificables. Su efecto discursivo consiste en que los participantes del acto de habla se perciban como personajes de una trama en un mundo de discursos abstractos y generalizados. Sin embargo, como hemos mencionado, la interpretación referencial de los pronombres impersonales depende también, en gran parte, del contexto discursivo en el cual el hablante expresa posicionamiento frente al contenido emitido y plantea relaciones con su mundo circundante. Por eso, partimos de la idea de la interpretación impersonal basada en la deixis de persona. Gómez Torrego (1992, pp. 59-61) y Fernández (2013, pp. 88-96) proponen que se trata de una extensión de la deixis (en sus estudios de los usos impersonales de la segunda y tercera persona del singular, y la segunda y tercera del plural), una extensión metonímica por medio de la cual los sujetos interactuantes representan a otros. Para Devís Márquez (2003) el hablante presenta "[...] al participante-hablante como una prolongación del participan-te-no hablante [...], al participante-hablante como una prolongación del no-participante [...], o al participante-no hablante como prolongación del no-participante [...]" (p. 436). El autor describe los diversos grados de impersonalización que logra el hablante, es decir, cuando asume la voz del oyente, se refiere a la situación de un tercero o un grupo específico y, por último, de un referente más general o indeterminado.

El objetivo principal consiste en explorar (en la variedad barranquillera) la posibilidad de que el predominio del impersonal uno constituya esencialmente un acto de posicionamiento del hablante, más que un mecanismo de desfocalización. Por eso, consideramos tanto el término posicionamiento como los conceptos de deixis discursiva, textual y social en dos dimensiones; en primer lugar, el posicionamiento del hablante como la manifestación de la actitud, sentimiento, juicio o compromiso ante lo que emite (Biber & Finegan, 1988), detectado a través de la deixis discursiva y textual: en la utilización de verbos que reflejan la actitud del hablante, en el grado de especificidad del referente evidente en las relaciones anafóricas con el sujeto previo, en la narración de experiencias personales; en segundo lugar, el posicionamiento del hablante dentro de un contexto cultural, social y comunicativo observable en la deixis social: si las formas impersonales se encuentran vinculadas con las relaciones o funciones sociales de los interactuantes (Levinson, 1983, pp. 89-94). Nuestra hipótesis consiste en que, si en la variedad tuteadora de Barranquilla prevalece el uso de uno con función deíctica en lugar de desfocalizadora/ocultadora, se apoya la idea de un uso más personal de uno, al grado que pueda estar constituyéndose en una variante de yo.

En resumen, y para responder nuestras preguntas de investigación, formulamos los siguientes objetivos:

  1. Determinar el grado de impersonalidad predominante en el uso de uno a través del análisis de la interpretación referencial.
  2. Indagar los significados contextuales, funciones comunicativas y acciones sociales (Schneider & Barron, 2008, p. 19) por medio de un análisis semántico-pragmático.
  3. Analizar de manera simultánea los contextos gramaticales y discursivos que condicionan su uso a través de una perspectiva cuantitativa y variacionista.

Metodología

La muestra consiste en 72 entrevistas semidirigidas, recogidas de 2000 a 2007, como parte del proyecto PRESSEA-BARRANQUILLA. Hasta donde se sabe son los datos más recientes para el estudio sociolingüístico del español de esta región. La importancia y vigencia de los datos obtenidos para el corpus PRESSEA-BARRANQUILLA radica en que contribuyen a llenar el vacío de la inexistencia de un corpus en el Caribe colombiano y, a su vez, permiten el fortalecimiento del desarrollo científico de la región Caribe en el área lingüística (Rodríguez Cadena, 2008, p. 18). El corpus incluye estratos socioculturales alto, medio y bajo, con 24 entrevistas semidirigidas para cada uno, recolectadas en distintos barrios de la ciudad de Barranquilla en entornos cotidianos. Los temas de conversación encaran temas alusivos a la ciudad, aspectos sociales, políticos, culturales, religiosos y educativos, relacionados con la ciudad y la vida de sus habitantes. De igual manera, los participantes hablan de sus costumbres, sueños, preocupaciones y anécdotas.

Con aproximadamente 1 380 000 habitantes (cf. datos del censo de 2005), Barranquilla es una de las ciudades principales de Colombia donde han confluido hablantes de la variedad costeña atlántica. Ya que las oportunidades socioeconómicas de esta ciudad portuaria han promovido la inmigración de individuos del resto del Caribe colombiano, constituye una muestra representativa de la variedad costeña atlántica (Orozco, 2009, p. 96). Montes Giraldo (1982, pp. 23-27) divide el español colombiano en los superdialectos costeño y andino, y subdivide el dialecto costeño en el atlántico, en el que prevalece el tuteo, y en el pacífico, en el cual se destaca el voceo como forma de confianza. A medida que se avanza al interior del país, el tuteo se debilita dando paso en algunos momentos al voseo, y en otros, al ustedeo. El ustedeo ocurre principalmente en la región andina.

Definición del contexto variable

Para el análisis, seleccionamos oraciones con impersonales singulares se, usted, y uno, y codificamos 3 737 ejemplos. Con el fin de distinguir los casos de impersonalización con y usted, se tuvieron en cuenta inductores de generacidad como la imperfectividad de la acción, y activadores del carácter genérico como siempre y en situaciones de ese tipo (Hernanz, 1990, p. 157; Muñiz Cachón, 1998, p. 76). Intentamos dilucidar qué factores influyen en la preferencia de un impersonal, mediante el examen de variables lingüísticas constituidas por factores a nivel del contexto oracional y discursivo. Con las variables semánticas de la interpretación referencial y la clase semántica del verbo, es posible observar la interacción de la variable dependiente (pronombre impersonal) con los principios que condicionan su uso.

Dentro de la variable de interpretación referencial analizamos si el uso de los impersonales incluye o excluye a los participantes, es decir, el grado de identificación con el hablante y el oyente. Según Siewierska (2004, p. 214), la distinción semántica de inclusión referencial es una de las formas utilizadas para manifestar la deixis social (relaciones sociales).

La variable de clase semántica del verbo da cuenta de, por ejemplo, si el uso impersonal se relaciona con un posicionamiento particular del hablante: con sus actitudes, sentimientos, estados, creencias y valoraciones. La clasificación consta tanto de los verbos que promueven una interpretación impersonal como de aquellos que reflejan relaciones deícticas. Así, consideramos los verbos modales de obligación y permiso (tener que, deber y poder), los cuales favorecen la lectura genérica (Fernández Soriano & Táboas Baylín, 1999, p. 1736; Bosque, 2010, p. 294), y los verbos de movimiento ir y venir, llevar y traer que proveen información del movimiento en relación con la ubicación del hablante en la situación comunicativa (Lyons, 1981, pp. 229-231). El análisis de estos verbos aporta información acerca del posible uso deíctico del impersonal uno a fin de ubicar al hablante como el centro del acto comunicativo. Los resultados de la semántica verbal nos permiten señalar el posible fenómeno de intimación e individualización de la sociedad mencionado por Fernández (2013, p. 94), pues muestran si el empleo de uno está principalmente vinculado con los verbos que expresan las necesidades y sentimientos del hablante.

Para la variable de tipo de discurso, distinguimos entre narraciones, testimonios, temas generales e hipótesis y conjeturas. El objetivo es observar si se predomina con los tipos de discursos más irreales, comúnmente asociados con la interpretación generalizadora o impersonal, y uno con los discursos argumentativos/exposiciones (temas generales) y los más subjetivos (narraciones personales y testimonios).

Entre las variables pragmáticas, incluimos aquellas que caracterizan el uso social de los impersonales como la variable de tipo de interacción o entrevista, relacionada con el nivel de formalidad (estilo o registro); el pronombre de tratamiento utilizado en el momento de la entrevista, el cual proporciona información sobre la formalidad del entrevistado; y la polaridad del evento descrito. En cuanto al tipo de interacción y la polaridad del evento descrito, el estudio de Flores-Ferrán (2009, p. 1821), basado en el análisis de uno y yo en narraciones y entrevistas terapéuticas con hispanohablantes bilingües residentes de New Jersey y New York, evidencia que el empleo de uno se favorece tanto en las entrevistas terapéuticas como en la expresión de enunciados y contextos negativos y neutros.

El análisis cuantitativo con Goldvarb x

El análisis cuantitativo se realizó con base en el programa de regla variable Goldvarb x (2005). Este programa suministra evidencia en tres niveles: la relevancia estadística del efecto, qué variables son significativas al nivel 0.05 (significance = 0.001); la magnitud del efecto (range = alcance), qué variable es más o menos determinante; la jerarquía de la influencia, precisada por el orden de los pesos Goldvarb dentro de cada grupo de variables (Tagliamonte, 2006, p. 235). Asimismo, la influencia de cada factor comprendido en cada grupo de variables se determina a través de los pesos de relevancia probabilística: entre más influyente, más cercano estará el número a 0.99.

Consideramos siete grupos de factores semántico-pragmáticos para el análisis multivariable, con el propósito de evidenciar si la selección de uno refleja un proceso de individualización del discurso, al expresar de manera eficaz el posicionamiento y experiencia del hablante. Es decir, se tiende a usar con el valor menos impersonal, fácilmente asociado con el hablante. ¿Se trata de una personalización de uno?, ¿se utiliza uno con la función pronominal de referir al hablante en el acto comunicativo?

Resultados

De acuerdo con las tasas pronominales de la Tabla 1, observamos un predominio de uno (61.6%) y se (25.1%), y poca utilización de (9.8%) y usted (3.5%). Es decir, estos resultados van en la misma dirección que los individuos de las variedades costeña y andina residentes en Miami y Bogotá (Hurtado, 2012). Dentro del grupo de interpretación semántica, examinamos el contexto lingüístico en el que ocurrían los casos de cada pronombre impersonal e incluimos diferentes grados de impersonalización: el primero, cuando el hablante se refería a sí mismo (yo incluido); el segundo, cuando estaba comunicando su experiencia y la de otros, entre los que se podía implicar al interlocutor (nosotros); el tercero, cuando hablaba de situaciones generales, e incluso más genéricas, un grupo de individuos excluyente del hablante y el oyente. En todas las entrevistas, analizamos la persona gramatical y la correferencialidad del sujeto mencionado en las cláusulas previas con la cláusula donde aparecía el impersonal. Por la asociación del uso de uno principalmente con un yo-oculto, esperábamos que la mayoría de las referencias estuvieran vinculadas a la experiencia del hablante, como en el ejemplo (1):

1. ¿Qué sentí? A ver, yo no . La verdad es que uno empieza a hacer comparaciones, uno empieza... Por lo menos yo empecé a hacer comparaciones, empecé a compararlo con Soledad... (Entrevista 09, pp. 268-269)

La aparición del verbo en primera persona con la forma verbal de uno, nos habilita a clasificarlo como un caso de referencia a la experiencia del yo-hablante. Con este mismo criterio de correferencialidad, clasificamos el ejemplo (2) como una circunstancia en la cual el hablante está aludiendo a nosotros en la narración de su acción y del grupo de profesores al que pertenece:

2. Entonces todos los días nosotros no se los damos a la señora del comedor. No le damos la plata todos los días sino ahora que se termine el año. Entonces le sacan a uno cuantas meriendas da el niño. Entonces uno paga eso, veinticuatro mil pesos tiene uno que pagar ahora que se termine el año escolar. (Entrevista 17, p. 439)

En cuanto a la interpretación más genérica, en el ejemplo (3) co-ocurren se, y uno con la mención anterior de la gente:

3. Entonces, ya la gente ha tenido que llevarse los dineros, vender los ganados, dejar la finca sola. Ya no se puede cultivar, porque, cuando, si hay cultivos, entonces tienes que llevar el agrónomo y tienes que estar pendiente... Uno tiene que estar ahí al pie del cañón. (Entrevista 15, p. 400)

Podemos lograr esta lectura generalizadora gracias a la información contextual de la entrevista, pues aclara que esa no es la situación de los interlocutores; el entrevistado no ha dejado sus tierras ni las cultiva.

Según los porcentajes, prevalecen las formas se para las referencias generalizado-ras (50.2%) y uno en cuanto la acción refiere al hablante (80.3%) y a la situación de un nosotros (65.7%). Respecto a y usted, los barranquilleros los utilizan esencialmente para aludir a un sujeto general (18.1 y 6.8%). Los porcentajes más altos concuerdan con los de otros grupos caribeños, ya que, en Morales (1995, p. 155), los puertorriqueños monolingües favorecían más el uso de se con referencias generales (66.87%); es decir, se trata de un empleo excluyente. La relación entre la referencia más incluyente y el uso de uno también fue observada por Bassa Vanrell (2013), pues los puertorriqueños y los dominicanos empleaban uno principalmente al mencionar sus propias experiencias tanto en discursos orales como escritos (60% Puerto Rico, 68% República Dominicana).

El hecho de que en nuestros datos se emplee uno para referir preferentemente a la experiencia de yo y a la situación de un nosotros constituye un primer indicio del uso de uno para lograr el posicionamiento. Como explica Fernández (2013, p. 95), puede tratarse de una tendencia a la intimación en la cual el hablante alude a su experiencia personal y, a la vez, refuerza su valor de verdad cuando la hace aplicable a un nosotros que puede incluir al oyente. ¿Se relacionaría con un tipo de egocentricidad basada en el hablante (Lyons, 1981, p. 231)?, ¿una función deíctica de uno equiparable a la misma función del pronombre yo?

Falta de correspondencia con los pronombres de tratamiento

Con el fin de explorar la posible relación de los usos impersonales con las formas pronominales de tratamiento, cruzamos el pronombre empleado por el entrevistado en el momento de la entrevista (Tabla 2): usted, , y los casos en que algunos entrevistados utilizaron las dos formas. Los porcentajes revelan un empleo general de uno sin importar la forma de tratamiento utilizada, pero un porcentaje más alto entre aquellos que hicieron uso de los dos pronombres (75.5%). En cuanto a tú y usted, encontramos correlación entre el porcentaje más alto de impersonal y los que tutearon (16%), y de usted impersonal y los que ustedearon (11%). No obstante, estos últimos porcentajes continúan siendo los más bajos del total de la muestra.

Si bien la variedad de Barranquilla es tuteadora, el pronombre impersonal más utilizado fue uno. Por eso, nuestros resultados no sustentan la relación sugerida previamente por autores como Bidot Martínez (2008) acerca del predominio del uso impersonal en las variedades tuteadoras-caribeñas (en su estudio, la variedad cubana). Por el contrario, evidencian la necesidad de explorar, en lugar de influencia dialectal, el efecto de factores semántico-pragmáticos y sociales, como, por ejemplo, el grado de formalidad de la interacción y las relaciones de poder entre los participantes.

Puesto que de los 3 737 ejemplos solo 497 eran de casos de y usted generalizadores, realizamos los cómputos con el programa estadístico de regresión múltiple Goldvarb x, únicamente con se y uno como variables dependientes. El análisis multivariable de Goldvarb no eliminó ninguna de las variables semántico-pragmáticas incluidas. Según la magnitud de su efecto, las de mayor alcance (range) fueron las variables lingüísticas de clase semántica del verbo (alcance 57), interpretación referencial (alcance 55) y tipo de discurso (alcance 25); las variables situacionales registraron un efecto menor (relación entre los participantes 18, tipo de interacción 17, polaridad de la situación 15, pronombre de tratamiento usado durante la entrevista 14).

Marcadores del posicionamiento del hablante y de la función deíctica de uno

En la Tabla 3 apreciamos que la clase semántica del verbo ejerce el efecto más importante (alcance 57). Esta variable comprende 9 factores basados en las distinciones semánticas sobre la posición y la actitud del hablante frente a lo enunciado, su conocimiento y las acciones más personales relacionadas con sus opiniones, emociones y sentimientos. La clase semántica del verbo ha sido ampliamente analizada en cuanto a su efecto en la expresión del sujeto pronominal. Sin embargo, y como bien lo señala Posio (2011, pp. 779-780), los criterios de clasificación varían de un estudio a otro. Según su contenido léxico, Enríquez (1984) clasifica los verbos en estimativos, de estado, de actividad mental y de actividad externa; Bentivoglio (1987), en cognitivos (pensar, saber y creer), de percepción, de habla y otros; Hurtado (2005), en cognitivos, de voluntad, de estado y de actividad externa u objetiva. Por eso, en este estudio partimos de la frecuencia de los verbos utilizados en las entrevistas para luego clasificarlos de acuerdo a nociones más detalladas, basadas fundamentalmente en la Nueva gramática de la lengua española (Bosque 2010, pp. 477-478). Además, consideramos el contexto de aparición de cada uno, ya que existen verbos de doble interpretación como decir (comunicación o influencia, según el caso).

En nuestros datos, 367 fueron verbos de estado (sobre todo ser, estar y tener), 306 de entendimiento (de conocimiento y opinión: saber, aprender y creer), 209 de comunicación (en su mayoría, decir y hablar), 117 afectivos o psicológicos (verbos de actitud y sentimiento: sentir y preocuparse), 1 134 dinámicos (en su mayoría dar, hacer y encontrar), 277 de movimiento (que denotan diferencias léxicas e información sobre el contexto deíctico: ir/venir, llevar/traer) y 325 de percepción física (especialmente percepción visual y auditiva: ver, escuchar, oír y mirar).

Debido a que los inductores modales, volitivos y de influencia son factores que a menudo determinan la (in)especificidad del referente de un grupo nominal (Bosque, 2010, pp. 293-294), los clasificamos por separado. Así, contamos con 311 modales de obligación y permiso (principalmente poder, deber y tener que) y 194 verbos que expresan predicados de voluntad e influencia (fundamentalmente querer).

Los pesos probabilísticos Goldvarb indican que se favorece la selección de se con los verbos de percepción física o sensorial (0.76), modales de obligación y permiso (0.62), y los dinámicos (0.62); uno con los verbos de estado (0.81), volitivos (0.65), afectivos o psicológicos (0.64), entendimiento (0.62) y los verbos de movimiento que aportan información deíctica (0.66). El uso de se con verbos dinámicos y de percepción física contribuye a la presentación objetiva de lo que los barranquilleros hacen, ven o escuchan. Los datos parecen indicar que estos hablantes dan por hecho, o asumen como real, todo aquello perceptible a través de los sentidos visual y auditivo. Utilizan se para deslindarse de lo enunciado cuando piensan que los acontecimientos ocurrieron tal como ellos los percibieron y, por tanto, no son debatibles. Es decir, el pronombre se refiere a una realidad general no negociable, que podría contrastar con una realidad personal o individual.

Entre los 437 dinámicos utilizados con se contamos con una variedad de verbos, siendo los más frecuentes hacer (22%), dar (4.3%), perder (3%), trabajar (2.7%), bailar (2.3%), manejar (2%), vender (1.8%), usar (1.8%) y producir (1.8%), lo cual podría apuntar a un uso de se para expresar acciones que se presume realiza el común denominador de la gente (p. ej., trabajar, usar, dar, etc.). En el ejemplo (4), podemos observar que el hablante utiliza se para imprimir más objetividad o incluso tratar de enfocar la atención en la descripción de la serie de eventos:

4. Y aquí nadie compraba una merienda, aquí se las daban. Aquí había panadería, se horneaba los panes, se repartía con el trigo. (Entrevista 40, p. 359)

En cuanto a los 187 verbos de percepción física o sensorial con se, los más comunes fueron ver (83%), escuchar (8%) y oír (5.3%). Estos resultados concuerdan con el estudio de Fernández (2008, p. 228), en el cual se ocurrió principalmente con los verbos ver y oír, verbos que la autora también asocia con un carácter más objetivo. En nuestro ejemplo (5), el entrevistado utiliza se para hablar de un tipo de actividad posiblemente involuntaria:

5. Pero la realidad ha demostrado lo contrario, se ha visto el apoyo, se ha visto, por ejemplo, la protección, la seguridad de los jugadores. (Entrevista 14, p. 390)

Los verbos que muestran predicados modales de obligación y permiso ejercen efecto en la selección de se impersonal, tal vez por la característica, ya mencionada, de inducir una interpretación inespecífica del agente (Bosque, 2010, p. 293). Para Fernández Soriano y Táboas Baylín, los verbos modales favorecen la lectura universal "al desplazar la realización del evento expresado en la oración a momentos distintos de la enunciación" (1999, p. 1736). Los 112 casos ocurrieron básicamente con poder (84%) y deber (12.5%), como lo ilustra el ejemplo (6):

6. Todos los que llegan dicen... dicen lo mismo, ¿Cómo se puede mejorar esto? A pesar de que... (Entrevista 5, p. 184)

Además de objetividad, nuestros resultados del uso de la forma se indican un mayor distanciamiento entre el hablante y las acciones que implican obligación y permiso (marcadas por los verbos modales) y reporte/descripción de eventos. Igualmente, los verbos dinámicos más utilizados señalarían acciones semánticamente más neutras, menos relacionadas con la expresión del yo, o como Casielles Suárez explica (1996, p. 373), acciones cuyo agente es irrelevante.

La preferencia de uno con verbos de estado, entendimiento (que incluyen los de opinión), volitivos y afectivos, constituiría una estrategia pragmática para reflejar el posicionamiento y experiencia del agente, pues su contenido léxico revela conocimiento, evaluación y sentimientos relacionados con el yo. Los 346 verbos estativos utilizados con uno fueron sobre todo tener (29.2%), estar (28%), ser (26.6%) y quedar (6.3%), como en el ejemplo (7):

7. La variación esas [sic] que dan las estaciones, sobre todo eso del otoño, no lo tiene uno aquí. (Entrevista 18, p. 440)

Estos verbos describen características o estados propios de un sujeto (Kageyama, 2006, p. 87), de manera permanente o temporal. El hecho de que obtuvieran el mayor peso probabilístico en el uso de uno, puede sugerir un mayor enfoque en el individuo, posibilidad que analizaremos más adelante en relación con la variable de interpretación semántica.

La segunda clase semántica con mayor efecto fue los verbos de movimiento que aportan información deíctica sobre el hablante: la acción desde su punto de referencia, movimientos que parten o se producen en dirección a él (Bosque, 2010, p. 329). Es significativo que la mayoría de estos verbos ocurrieron con uno (uno= 94.2%; se= 5.8%), ya que expresan actos y acciones que el hablante solo puede llevar a cabo (casi únicamente) por sí mismo. Estos resultados apoyan fuertemente la idea del empleo deíctico de uno. Los verbos más comunes fueron ir (35.6%), llegar (13.8%), salir (13%), llevar (8.4%) y venir (7.6), como en el ejemplo (8):

8. Allá uno tenía que durar día por medio, que uno iba, venía a la casa. Entonces me tocó a mí con un compañero... (Entrevista 30, p. 153)

Es importante indicar que de los 261 verbos de movimiento empleados con uno solo se registraron 16 casos de ir y 6 casos de venir, donde uno co-ocurrió con un se intensificador de la acción, el cual imposibilita el uso impersonal de se.

Según Green (1995, p. 17), la referencia del hablante es, en esencia, deíctica: típicamente los pronombres referenciales (así como otros elementos) se activan para orientar al interlocutor hacia un universo discursivo particular. Dicho universo es, principalmente, la manifestación de la naturaleza subjetiva del codificador y refleja las coordenadas espacio-temporales del enunciado. Desde el punto de vista pragmático, el uso de uno con los verbos de movimiento está anclado en el enunciador y su situación tempo-espacial; por consiguiente, no se puede dejar de notar que está asumiendo ciertas funciones de yo. Brown y Levinson (1987, p. 118) proponen la posibilidad de que, en ciertos casos, el centro deíctico normal no marcado se enfoca en el hablante, el tiempo y el lugar de la enunciación. Además, los autores sugieren que es común que las descripciones temporales y espaciales se entiendan como relativas al tiempo y lugar donde se produce el enunciado, o sea, el punto de referencia central. Parece acertado proponer que, en el español de Barraquilla, el tiempo y el espacio en los cuales se realiza una acción que implique dirección y movimiento son elementos favorecedores del impersonal uno.

En cuanto a la utilización de uno con los verbos de entendimiento, el hablante manifiesta su certeza frente a los eventos mediante los verbos saber (25.2%), conocer (14.4%), aprender (12.2%) y darse cuenta (11.7%), como en el ejemplo (9). De igual manera, evalúa y expresa probabilidad con los verbos de opinión (26), creer (46.1%) y pensar (38.5%).

9. Uno sabe que Dios está, que uno está en plena comunión con Dios. (Entrevista 29, p. 132)

Por último, de los 100 verbos de voluntad y 62 de influencia utilizados con uno, la mayoría fueron casos del verbo querer (42%) como en el ejemplo (10):

10. Y ahí yo sé que cada día, lo que uno quiera lo puede conseguir. (Entrevista 27, p. 76)

Según la Nueva gramática de la lengua española, estos verbos "sitúan el contenido de la subordinada en un mundo virtual o hipotético que deja en suspenso la identificación de las entidades que forman parte de la predicación" (Bosque, 2010, p. 294) y, por eso, pueden favorecer los usos más generalizadores, como ocurre con los modales de obligación e influencia. Sin embargo, en nuestros datos, se trata especialmente del verbo querer, el cual se encuentra relacionado con el deseo del hablante. En cuanto a los sentimientos personales, estos se manifiestan mediante los verbos afectivos o psicológicos, principalmente con sentir (35.3%), como en el ejemplo (11):

11. Un novio que uno siente que lo quiere mucho. (Entrevista 41, p. 367)

Esta estrategia pragmática de posicionamiento se hace también evidente en los pesos probabilísticos de la variable de interpretación referencial. Observamos que los barranquilleros realizan un uso más específico de uno cuando refieren su experiencia, en cuanto el sujeto previo era la primera persona yo (peso probabilístico 0.73). El hecho de que se relaciona especialmente con la primera persona muestra que uno constituye una de las formas más eficaces para plantear el posicionamiento del hablante. En cambio, se logra el efecto de disminuir o eliminar la distinción del agente al tratarse de una situación general excluyente (peso 0.82).

Con el fin de analizar la relación entre los significados verbales y su aplicación a la situación del hablante, de nosotros, o de la gente en general, realizamos una tabulación cruzada (Tabla 4). La influencia de la clase semántica del verbo es baja cuando la referencia está centrada en la experiencia del hablante, pues predomina uno con todos los tipos de verbos, aunque en menor proporción con los de percepción física. A la vez que el individuo elige uno para expresar sus propias experiencias, creencias, emociones y actitudes, se mueve entre un contenido objetivo y subjetivo. En cambio, el empleo de se con referencia general ocurre primordialmente con verbos de percepción física, modales, dinámicos y de comunicación, verbos que contribuyen a una interpretación más genérica. El hablante asume una posición más neutral, no-subjetiva.

Manifestaciones de la deixis discursiva y social

Los resultados sobre el tipo de discurso, tipo de entrevista y polaridad proveen información contextual que posiblemente justifica la preferencia de uno o de se. En cuanto al tipo de discurso, observamos una correlación entre el empleo de uno en las narraciones de hechos personales (peso 0.56) y las hipótesis (peso 0.57). Estas últimas sustentan que la utilización de uno se encuentra más relacionada con la experiencia del hablante y cuando este posiblemente asume el lugar de otros en situaciones hipotéticas. Tras una tabulación cruzada con la variable de interpretación semántica, observamos la utilización de uno el 91% y 88% de los casos en los cuales el entrevistado narraba y formulaba hipótesis relacionadas con su experiencia y 89% con la presentación de su testimonio. Se vincula así el uso de uno al contenido afectivo: al tratarse de información personal existe un grado más alto de implicación del hablante. En cuanto a la referencia a un nosotros, el porcentaje de uno decreció en la narración y los testimonios (73% y 64%), pero se mantuvo alto en las hipótesis y conjeturas (87%), es decir, cuando el entrevistado asumía la postura de su grupo. De esta manera, nuestros datos no solo sustentan la idea de la manifestación del egocentrismo del hablante, sino también la de la extensión de la deixis (Fernández, 2013).

En cambio, de acuerdo con los pesos probabilísticos, hablar de hechos generales ejerce un mayor efecto en el uso de se (0.68), por la neutralización de la presencia del hablante. Cuando analizamos la relación con la variable de interpretación referencial, se aprecia que exponer y argumentar en temas generales continúa siendo más importante, pues se registra el porcentaje de se más alto con referencias generalizadoras que excluyen a los interactuantes (testimonio 31%, narración 52%, hipótesis 56% y hechos generales 81%).

En términos del grado de implicación y el posicionamiento del hablante, esperábamos que el tipo de entrevista más espontánea influyera considerablemente en la selección de uno. Según los pesos probabilísticos, la elocución, caracterizada por la falta de interacción, presenta un efecto mayor en la selección de uno (0.61), la conversación muestra un efecto neutral (0.51), y la entrevista formal favorece el empleo de se (0.56). Ya que uno ocurrió principalmente en elocuciones cuando los entrevistados daban testimonios acerca de sus comienzos en la vida evangélica (uno: 85%, se: 15%) y narraban experiencias personales (uno 80%, se 20%), se apunta a un alto grado de implicación frente a lo enunciado. En estas situaciones, el hablante se centra en su yo al relatar experiencias personales (de alto contenido afectivo) como el acontecimiento que le cambió la vida.

En cuanto al tipo de entrevista formal y su efecto en el empleo de se, lo más probable sería que una interacción menos espontánea promoviera el empleo del pronombre menos marcado. Esto ocurre predominantemente en la exposición de hechos generales cruzados con los casos de entrevista formal, con 68% de se y 32% de uno. En términos del contenido, se manifiesta mayor neutralidad y menos aspectos que enfatizan la posición del hablante en la presentación de la información. No obstante, debido a que la mención de hechos generales también condicionó el uso de se en la conversación (58%), se sustenta un mayor efecto del tipo de discurso sin importar el grado de formalidad de la entrevista.

Fernández (2013, p. 97) también afirma que si la situación es menos halagadora, los hablantes pueden optar por elegir un pronombre u otro. Según los pesos probabilísticos de la variable de polaridad, la situación positiva favorece el uso de uno (0.56) y la neutra, se (0.59). Por medio de una tabulación cruzada, observamos dichos casos de uno, sobre todo en cuanto el entrevistado se refiere a su situación (uno 92%, se 8%) o la de nosotros (uno 71%, se 28%). Contrario a los resultados de Flores-Ferrán (2009), parece que los barranquilleros utilizan uno para focalizar su perspectiva en los eventos positivos. En lo relacionado con el empleo de se en circunstancias en las cuales el hablante transmite información (neutra), ocurre solamente cuando la referencia es generalizadora (75%). Es importante destacar que en las situaciones negativas con referencias generales, el porcentaje de se es igualmente más alto (73%).

Al considerar la relación de la variable de polaridad con la variable de semántica verbal (Tabla 6), se devela que, cuando el enunciado y el evento es positivo, uno se utiliza ampliamente en todas las clases semánticas del verbo, excepto en la de percepción física, que obtuvo porcentajes superiores en las cláusulas con se, tanto negativas (60%) como neutras (62%). Es de hacer notar que la variable de clase semántica continúa siendo más importante en la selección de uno, ya que los verbos de estado, entendimiento, volitivos y afectivos obtuvieron los porcentajes más altos en los tres tipos de polaridad. Los porcentajes de los verbos de dirección de movimiento (positiva 97%, negativa 96% y neutra 89%) confirman lo mencionado en la sección anterior sobre el uso deíctico de uno para formular acciones que implican movilidad física respecto al punto de referencia del hablante. Lo mismo muestran los verbos estativos, con porcentajes estables para cláusulas positivas (96%), negativas (94%) y neutras (91%), lo cual nos lleva a pensar que estos individuos perciben los estados de (im)permanencia como ligados al yo, pero transmisibles más eficazmente a través de uno. Los verbos de comunicación, entendimiento y opinión, volitivos y de influencia, también mostraron altas tendencias hacia el pronombre uno, sobre todo cuando la cláusula/situación era positiva. Queda evidenciado que los hablantes utilizan esta estrategia pragmática para expresar más directamente sus propios puntos de vista, opiniones y deseos. Por último, es interesante que los verbos afectivos/psicológicos muestren altos porcentajes de empleo de uno, en especial con las cláusulas negativas (93%). Este dato revela que, quizá, los hablantes sienten mayor firmeza y convicción al hablar de sus emociones y sentimientos negativos, y no dudan en enfocarlos en su persona.

En la Tabla 5, vemos también que la relación asimétrica por estatus favorece más el pronombre uno (0.56); es decir, cuando la distancia social con el entrevistador es más amplia porque el entrevistado lo percibe como una figura social destacada. Es evidente, entonces, que el hablante está tratando de no implicar al oyente en las acciones referidas, sino de centrarlas en sí mismo. Sin embargo, cuando la relación entre ambos interlocutores es asimétrica, pues el entrevistado es menor, se desfavorece uno (0.38). En este caso, es posible que los hablantes perciban mayor distancia generacional con los entrevistadores y, por ello, traten de alejarse a sí mismos y a su interlocutor de las acciones expresadas, tal vez para desasociarse de los hechos referidos. No obstante, estos últimos resultados permiten entrever que la edad del hablante puede ser el factor social que desfavorece el empleo de uno (de la misma manera que ocurre en el estudio de Flores-Ferrán, 2009, p. 1820), por tratarse de un uso generacional: de los mayores.

Conclusión

Este trabajo aporta evidencia estadística en cuanto a la influencia de factores se mántico-pragmáticos en la selección del impersonal uno. Los resultados Goldvarb nos permitieron responder las preguntas de investigación planteadas al inicio, al indicar que la semántica verbal e interpretación referencial ejercen la influencia más importante en el predominio de uno. A la vez, los pesos probabilísticos de estas dos variables en combinación con las del tipo de discurso, polaridad y tipo de entrevista (manifestaciones de la deixis textual, discursiva y social) ofrecen apoyo estadístico a la idea del uso de uno como un acto de posicionamiento del hablante: la interpretación referencial predominante es yo; se utiliza preferentemente con verbos de estado, entendimiento, volitivos, afectivos y de movimiento, verbos que reflejan el conocimiento, evaluación, sentimientos y localización del hablante; ocurre fundamentalmente en tipos discursivos ligados a la experiencia del hablante, como las narraciones de eventos personales (por lo general positivos) y la formulación de hipótesis; el entrevistado lo utiliza para centrarse en sí mismo cuando la relación con el interlocutor es asimétrica por estatus social.

Por consiguiente, la versatilidad de uno radica en el hecho de que en vez de ser una simple estrategia para ocultar y reducir el protagonismo del hablante, se constituye en el mecanismo por el cual el barranquillero refiere a sus intenciones, su estado físico y psicológico, aporta información deíctica sobre sí mismo, evalúa, expresa probabilidad, certeza, etc., quizás para captar la empatía del oyente. Igualmente, uno llega a constituir una estrategia pragmática en casos de relaciones verticales en las que el hablante no desea involucrar al interlocutor en las acciones o eventos narrados, sino centrarlos primordialmente en sí mismo; en tipos de discursos como las elocuciones, cuya falta de interacción le permite enfocarse en su yo cuando narra experiencias personales y testimonios de gran contenido afectivo; en enunciados y situaciones positivas que le permiten focalizar su perspectiva. Todos estos factores le imprimen al pronombre en cuestión un nivel bastante destacado, en el que, incluso, puede llegar a asumir la función deíctica de yo.

Comprobar que la interpretación referencial predominante de uno es yo, apunta no solo a una posible manifestación del egocentrismo del hablante sino también a un proceso de individualización e intimación del discurso. Además, muestra que la interpretación referencial depende del contexto discursivo en el cual el hablante construye su posicionamiento frente a lo enunciado; en el caso de Barranquilla, podría hablarse de una personalización de uno, un uso sin valor impersonal. Al igual que Green (1995, p. 22), opinamos que no puede existir una taxonomía rígida de los elementos y términos deícticos, porque la deixis depende considerablemente del uso.

En resumen, nuestra hipótesis de partida queda demostrada: puesto que en la variedad tuteadora de Barranquilla prevalece la función deíctica en lugar de la desfocalizadora/ ocultadora, se apoya la idea de que uno puede estar constituyéndose en una variante de yo. Es importante seguir indagando esta posibilidad y contrastar los usos de uno y yo, con el propósito de determinar si uno compite con la primera persona. De igual manera, nuestros resultados también evidencian la necesidad de explorar la influencia de variables sociales como la edad del hablante.


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