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Forma y Función

versión impresa ISSN 0120-338X

Forma funcion, Santaf, de Bogot, D.C. vol.31 no.1 Bogotá ene./jun. 2018

https://doi.org/10.15446/fyf.v31n1.70446 

Artículos

ACTITUDES LINGÜÍSTICAS DE PADRES Y MADRES EN FAMILIAS COLOMBIANAS Y MEXICANAS EN HOUSTON: UN ESTUDIO CUALITATIVO*

LINGUISTIC ATTITUDES OF PARENTS IN COLOMBIAN AND MEXICAN FAMILIES IN HOUSTON: A QUALITATIVE STUDY

ATITUDES LINGUÍSTICAS DE PAIS E MÃES EM FAMÍLIAS COLOMBIANAS E MEXICANAS EM HOUSTON: UM ESTUDO QUALITATIVO

Edgar Mauricio Vargas Blanco **  

** Ph. D. en Lingüística Hispana de la Universidad de Houston. Actualmente trabaja como profesor asistente de Lingüística Hispana y Director del Language Learning Center en New Mexico Highlands University, EE. UU. emvargas@nmhu.edu


Resumen

Este estudio explora las actitudes lingüísticas de padres y madres de familias colombianas y mexicanas que viven en Houston, Estados Unidos. A partir del uso de una metodología cualitativa, con instrumentos como la entrevista y la observación, se busca conocer cómo las actitudes lingüísticas de los padres contribuyen al mantenimiento o la pérdida del español. Los resultados indican que las familias de las dos nacionalidades muestran actitudes positivas hacia el español, pero sus motivaciones difieren. Los padres de familias colombianas muestran una motivación instrumental, ya que ven el español como herramienta para conseguir mejores oportunidades laborales. Los padres de familias mexicanas se muestran más flexibles a su uso en casa y lo aceptan con menos prejuicios que las familias colombianas. Todos los padres manifiestan tener una motivación integrativa, presentan una fuerte identidad grupal, intentan transmitir a sus hijos sentimientos positivos hacia el español y la cultura hispana.

Palabras clave: actitudes lingüísticas; español; Houston; hispanos; mantenimiento.

Abstract

This study explores the lingusitic attitudes of parents in Colombian and Mexican families residing in Houston, United States. Using a qualitative methodology and insturments such as interviews and observation, it seeks to examine how the linguistic attitudes of parents contribute to the preservation or loss of Spanish. Results indicate that families of both nationalities show positive attitudes toward Spanish, but that their motivations differ. Colombian parents have an instrumental motivation, since they see Spanish as a means to access better job opportunities. Mexican parents, on the other hand, are more flexible regarding the use of Spanish at home and accept it with fewer prejudices than Colombian families. All of the parents state that they have an integrative motivation; reveal strong group identity; and attempt to convey positive feelings regarding Spanish and Hispanic culture to their children.

Keywords: lingusitic attitudes; Spanish; Houston; Hispanics; preservation

Resumo

Este estudo explora as atitudes linguísticas de pais e mães de famílias colombianas e mexicanas que moram em Houston, Estados Unidos. A partir do uso de uma metodologia qualitativa, com instrumentos como a entrevista e a observação, pretende-se conhecer como as atitudes linguísticas dos pais contribuem para manter ou perder o espanhol. Os resultados indicam que as famílias das duas nacionalidades mostram atitudes positivas quanto ao espanhol, mas suas motivações são diferentes. Os pais de famílias colombianas demonstram motivação instrumental, já que veem o espanhol como ferramenta para conseguir melhores oportunidades de trabalho. Os pais de famílias mexicanas mostram-se mais flexíveis ao uso em casa e aceitam-no com menos preconceito que as famílias colombianas. Todos os pais manifestam ter uma motivação integrativa, apresentam forte identidade grupal, tentam transmitir a seus filhos sentimentos positivos com relação ao espanhol e à cultura hispânica.

Palavras-chave: atitudes linguísticas; espanhol; Houston; hispanos; manutenção

INTRODUCCIÓN

Los hispanos llegaron a ser la minoría más grande de los Estados Unidos en el año 2000 y el número de miembros de esta población sigue creciendo en la actualidad. Esta es una de las razones por las cuales el español ha cobrado mayor importancia en los Estados Unidos en algunos ámbitos como el educativo y el de comunicación mediática. De acuerdo con García (2010), el español es la segunda lengua que más se habla en ЕЕ. UU. después del inglés. Sin embargo, algunos investigadores indican que no todos los latinos que viven en este país hablan el español con fluidez. Muchos de los descendientes de familias hispanas no aprenden el español para comunicarse adecuadamente, o lo adquieren pero pierden habilidades lingüísticas en esta lengua al pasar algunos años (Potowski, 2005; Veltman, 1988).

Urzúa y Gómez (2008) señalan que en los últimos años han crecido los estudios sobre temas relacionados con el mantenimiento de la lengua, el intercambio de códigos, el futuro del español como lengua de herencia y otras áreas relacionadas. Algunos resultados de investigación informan que factores como las actitudes positivas hacia el español en el hogar, el orgullo y el sentido fuerte de pertenencia hacia la herencia cultural ayudan a la transmisión de la lengua de herencia entre las poblaciones inmigrantes y también frenan el desplazamiento hacia la lengua dominante (García, 2003).

Los resultados que aquí se presentan hacen parte de un estudio más amplio sobre actitudes y políticas lingüísticas de 40 familias hispanas que viven actualmente en la ciudad de Houston (Texas, Estados Unidos). En este artículo, se exploran las actitudes lingüísticas de cuatro familias (dos mexicanas y dos colombianas) con respecto al mantenimiento y transmisión del español. Los objetivos son: conocer cuáles son las motivaciones de los padres hacia el mantenimiento y transmisión del español, indagar sobre la valoración de los padres hacia el uso del intercambio de códigos por parte de sus hijos, entender cómo el apego a la identidad cultural interviene en la transmisión de la lengua de herencia y comparar los resultados obtenidos de las familias originarias de los dos países. Estas familias viven en la misma área de la ciudad que se llama Uptown, la cual es una zona de muchos negocios en Houston. Asimismo, los padres de las familias comparten un nivel socioeconómico similar.

A continuación, se presentan algunos de los resultados de la investigación; primero se señalan algunos antecedentes que enmarcan nuestro estudio. Posteriormente, se presenta la metodología utilizada en nuestra investigación y, finalmente, se exponen los resultados en cuanto a los perfiles familiares, las motivaciones de las actitudes para la transmisión del español, la valoración hacia el intercambio de códigos y el rol de la identidad en el mantenimiento de la lengua. A modo de conclusión, se sintetizan los hallazgos del estudio.

ANTECEDENTES

El ámbito de la familia y sus actitudes lingüísticas, especialmente con respecto al español, es el foco principal de este estudio. De acuerdo con Tokuhama-Espinosa (2001), los padres que usan más de un idioma en casa para comunicarse ofrecen oportunidades para el desarrollo de niños multilingües. Por lo tanto, estos padres pueden establecer ciertos parámetros para el desarrollo y el uso de las lenguas de herencia en el hogar. El autor citado hace las siguientes sugerencias: leer al niño en dos idiomas (o más), usar los medios de comunicación como un recurso lingüístico, enviar al niño a un programa bilingüe y contratar a una niñera que hable la lengua de herencia. Gibbons y Ramírez (2004) señalan que las actitudes positivas de los padres hacia el español y el contacto con sus familias en los países hispanos tienen un rol fundamental para el mantenimiento de la lengua. La comunicación permanente de los hijos con sus familiares en temas como la historia, la política y la ciencia influencian el interés por continuar el aprendizaje de la lengua de herencia.

La familia posee un rol relevante tanto en la adquisición de la lengua hegemónica como en la de la lengua de herencia. Bauer (2007) sugiere que los padres deben continuar la comunicación con sus hijos en su lengua materna. Suárez (2002), en un estudio sobre el mantenimiento y la pérdida del español en Estados Unidos, reporta que todas las familias buscan que sus hijos tengan más oportunidades en la vida. Por lo tanto, ven el inglés como lengua de gran importancia para tener éxito en los Estados Unidos. Por otro lado, aquellas familias que quieren mantener el español tienden a desafiar la noción de que el inglés necesita reemplazar al español, pues, según ellas, con esto tienen la oportunidad de acceder al inglés y retener su lengua de herencia y su cultura.

Según Valdés (1996), la madre juega un rol muy importante en la planificación lingüística; nos presenta esta idea en un trabajo que muestra un retrato etnográfico de diez familias mexicanas inmigrantes que viven en la frontera entre México y Estados Unidos. La autora se concentra en los hábitos de crianza de las madres y recalca la relevancia del papel de la madre como puente de comunicación entre el niño bilingüe y la escuela.

Por otra parte, Velázquez (2009) estudia las creencias de un grupo de madres sobre la vitalidad del español en su comunidad, acerca de sus beneficios y los costos de ayudar a sus hijos a desarrollar la competencia en español. La autora indica que algunas madres ven el español como un obstáculo para la adquisición del inglés. Además, señala que aquellas madres interesadas en el mantenimiento del español creen que sus hijos serán capaces de dominar el español solo con escucharlo en casa.

Mejías, Anderson y Carlson (2002) sostienen que las actitudes individuales y sociales juegan un rol importante en el mantenimiento de la lengua de herencia. En general, el cambio sucede cuando las actitudes hacia el mantenimiento de la lengua de herencia son negativas y no existen oportunidades socioculturales para su uso y desarrollo. Por lo tanto, la falta de oportunidades para usar la lengua de herencia conduce a su pérdida, a menos que existan las razones apropiadas para que se mantenga (como la lealtad con el idioma) provenientes de actitudes positivas (Potowski, 2004).

Fantini (1974) discute la adquisición de la lengua de niños bilingües desde un punto de vista sociolingüístico; explica que para comprender la adquisición de la lengua de un niño que habla dos lenguas, es preciso comprender el proceso integral del desarrollo humano y las condiciones en las que el humano está situado. Como el individuo no se puede aislar de su contexto social, los factores extralingüísticos van a afectar su desarrollo y su comportamiento lingüístico. Es decir, las selecciones lingüísticas que los individuos hacen reflejan los requisitos de la sociedad. Para el autor citado, los factores extralingüísticos son el escenario (la situación en que el discurso ocurre), la forma de la comunicación (oral o escrita), el tema del discurso, el tono o el modo de la comunicación, los participantes (los interlocutores) y el objetivo de la interacción (ej. insulto, obligación y explicación). Posiblemente, estos factores sociales son los que determinan el uso de una lengua, por ejemplo, el español o el inglés en una comunidad bilingüe.

Con respecto a las actitudes lingüísticas, la exploración sobre las actitudes de familias con respecto a la lengua de herencia es escasa, pero ha aumentado en los últimos años. Gardner (1985) define actitud como una reacción evaluativa a algún referente u objeto, a causa de creencias personales u opiniones acerca del referente. En general, la gente tiende a evaluar lo que le rodea: la otra gente, las lenguas que otros hablan o la forma como otros visten. Algunos factores que afectan esas actitudes son la edad, el nivel educativo y la nacionalidad.

Gardner (1985) indica que la motivación es la mezcla entre las actitudes positivas hacia la lengua y el deseo y el esfuerzo para aprenderla. El autor presenta la dicotomía entre dos tipos de motivación: la integrativa y la instrumental. La motivación integrativa se asocia al interés del individuo en el aprendizaje de una lengua para participar y asociarse con la gente y la cultura que la habla. Por otro lado, la motivación instrumental se refiere al deseo del individuo por aprender la lengua para lograr ciertos objetivos en la vida, tales como cumplir un requisito de la universidad, obtener un mejor trabajo, u otras razones similares.

Feenstra (1969) argumenta que la motivación integrativa es apoyada por una «atmósfera actitudinal» en la familia. Esta clase de atmósfera es creada cuando los padres se enfocan en ayudar a sus hijos en el aprendizaje de una lengua y tienen actitudes positivas hacia las comunidades que la hablan. El autor explica que las actitudes de los hijos hacia el inglés y el francés en Canadá están relacionadas con las actitudes de los padres en la casa. Señala que el aprendizaje de otro idioma no solo consiste en aprender un conjunto de hábitos verbales, sino que también incluye la necesidad de adoptar varias de las características de la otra comunidad lingüística. Añade que la familia es el lugar para apoyar este aprendizaje de manera positiva.

En cuanto a las actitudes hacia el intercambio de códigos, Lawson y Sachdev (2000) reportan que un gran número de investigaciones indican el uso de términos peyorativos para referirse a él, como por ejemplo «muy irritante» en Hong Kong y «ensalada verbal» en Nigeria. Incluso términos neutrales tales como tex-mex tienen con frecuencia connotaciones negativas (Edwards, 2004, p. 78). Estos términos revelan ideologías de monolingüismo y purismo lingüístico o de «solo una lengua a la vez», lo que acarrea actitudes en contra del intercambio de códigos (Wei & Wu, 2009). Así, las lenguas se mantienen de manera separada y siguiendo las reglas monolingües. Incluso, algunos bilingües que lo usan pueden creer que su utilización puede ser un signo de poca habilidad lingüística o de pereza. De acuerdo con un estudio de Chana y Romaine (1984), personas bilingües en punyabi e inglés mostraron actitudes negativas hacia otros bilingües que lo usaban, aunque ellos mismos se comunicaban usándolo.

El uso del intercambio de códigos en los niños o jóvenes ha sido señalado prescriptivamente como un ejemplo de control cognitivo pobre o falta de sensibilidad para escoger la lengua apropiada (De Houwer, 2009). Sin embargo, algunos autores han discutido que el uso de dos idiomas en una conversación evidencia un control administrativo avanzado, por medio del cual la persona justifica el uso de una u otra lengua (Genesee, 2003; Hua & Wei, 2005). Además, estudios recientes en educación bilingüe y multilingüe reportan que el intercambio de códigos puede ser usado como una estrategia pedagógica efectiva (Canagarajah, 2011) y es un signo de creatividad y criticidad lingüística (Wei, 2011).

La identidad grupal juega un rol importante en las actitudes de los hablantes y en el mantenimiento de la lengua de herencia. Guardado (2002) menciona cuatro familias (dos salvadoreñas, una colombiana y una guatemalteca) que expresaron la importancia que para ellos tiene la música, la literatura y la cultura pop como ayuda para la transmisión del español en Canadá. El autor indica que las familias con fuerte identidad grupal tienden a encontrar maneras de enseñar el idioma minoritario. Por otro lado, aquellas familias a las que no les interesa mucho la cultura de los países de origen, se asimilan más rápido a la cultura donde viven y no transmiten la lengua de herencia.

Báez (2002) comparte sus experiencias personales como niño puertorriqueño recién llegado a los Estados Unidos. El autor explica que el aprendizaje del inglés lo hacía olvidar su identidad, perder la cercanía con la familia y las visiones y sonidos asociados con su cultura. El autor reporta que su madre y el personal de la escuela lo animaban a aprender inglés, haciéndolo olvidar sus raíces e identidad.

Los lazos sociales y culturales también afirman la identidad y generan actitudes positivas hacia la lengua de herencia. Urzúa y Gómez (2008) investigaron el mantenimiento del español en familias puertorriqueñas en Massachusetts. La mayoría de los entrevistados informan tener interés por la transmisión de la lengua. Los autores explican que la transmisión de la lengua se logra gracias a las reuniones sociales, los eventos culturales y las oportunidades de escuchar el español en el área, en lugares como las iglesias, por ejemplo. La mayoría de los participantes en esa investigación mantenían relaciones con la familia y un fuerte apego hacia la comunidad de Puerto Rico.

METODOLOGÍA

Nunan (1997) señala que los métodos cualitativos, en lugar de generar «verdades», producen percepción y comprensión. Por esta razón, este estudio se basa en métodos cualitativos con el fin de entender mejor las actitudes de los participantes y comprender las causas de sus creencias o disposición hacia la lengua de herencia. En este enfoque, la entrevista brinda oportunidades para obtener un entendimiento profundo de la situación y aclarar cualquier duda que se tiene sobre los participantes (Babbie, 2004).

Los resultados que se presentan aquí se basan en información obtenida por medio de entrevistas estructuradas y no estructuradas realizadas durante el año 2013 a miembros de cuatro familias (dos colombianas y dos mexicanas) que habitan en Houston, Estados Unidos.

La ciudad de Houston es la más grande en el estado de Texas y la cuarta en los Estados Unidos. Es considerada como una ciudad global y su economía tiene una base industrial en la energía, la aeronáutica, la salud y el transporte. Tiene una población conformada por varios grupos de diferentes culturas y religiones, así como una comunidad internacional creciente. De acuerdo con el censo poblacional de 2010, la ciudad posee una población de 2 099 451 de personas dentro del área de 656.3 millas cuadradas (1 700 km2). La Tabla 1 presenta los porcentajes de la población de acuerdo con el grupo poblacional:

Tabla 1 Población de Houston de acuerdo con sus grupos poblacionales. Datos tomados de: US Census Bureau (2010) 

Grupo poblacional Población
Afroamericano 485 956
Asiático 129 098
Blanco 537 901
Hispano o latino 919 668
Otro grupo 26 828

Como se aprecia en la Tabla 1, los datos del censo del 2010 muestran que la población de origen hispano es la de mayor número en la ciudad. Capps, Fix y Nwosu (2015) informan que, de los hispanos en Houston, los mexicanos son los más numerosos, con una población de 599 000. Los siguientes grupos hispanos más grandes son los salvadoreños, hondureños, guatemaltecos, colombianos y venezolanos. Se seleccionaron las familias mexicanas y colombianas porque son uno de los grupos más numerosos en la ciudad. En este contexto de alta densidad de origen hispano, resulta interesante la indagación sobre las actitudes hacia la lengua de herencia.

Las familias que participaron en el estudio fueron seleccionadas usando muestreo en bola de nieve (Palys, 2003); este muestreo funciona en cadena, ya que el investigador pide ayuda a los participantes iniciales para identificar otras personas que tengan las características requeridas para participar en la investigación. De esta manera, para seleccionar a las familias se contactó inicialmente a personas que ofrecieron información sobre posibles participantes que cumplieran los siguientes requisitos: los padres de familia debían ser la primera generación migrante en el país, tener nacionalidad colombiana o mexicana y tener, al menos, un hijo menor de 5 años nacido en los Estados Unidos.

Las familias mexicanas fueron más fáciles de contactar gracias a la mayor densidad de esta población en el área. Algunas familias en las que la madre y el padre eran de diferentes nacionalidades fueron descartadas. Todas las familias viven en un área llamada Uptown, uno de los distritos de negocios de la ciudad cuyos habitantes pertenecen a una clase socioeconómica media alta.

Las entrevistas se efectuaron de manera individual o colectiva en la casa de los participantes, o en lugares públicos (restaurantes o cafés) en las noches o los fines de semana. Ya que este artículo se enfoca principalmente en las actitudes lingüísticas de los padres, se seleccionaron los extractos de las entrevistas que servían para determinar estas. Por lo tanto, en este estudio no se profundiza en las interacciones sociolingüísticas entre los hermanos.

El estudio tuvo una duración de un año, en el cual los participantes fueron entrevistados y visitados periódicamente. Todos los participantes decidieron si querían usar el inglés o el español durante la entrevista. Antes de la entrevista, las familias fueron contactadas para acordar el lugar y la hora del encuentro. Se realizó un total de 59 entrevistas que fueron registradas en audio (con una grabadora digital o con una computadora usando el editor de audio Audacity). Cada una contó con una duración de 45 a 60 minutos. Las grabaciones fueron transcritas parcialmente y se centró la atención en la información sobre las actitudes de los miembros de las familias. Después, se compararon las respuestas de las familias colombianas y mexicanas y se elaboraron los resultados que se presentan en la siguiente sección.

Durante las entrevistas, se usaron preguntas estructuradas y no estructuradas. El cuestionario de preguntas estructuradas (ver Anexo) tiene dos partes: en la primera (preguntas 1-8) se indaga sobre información personal como la nacionalidad, la edad, el nivel de educación, las lenguas habladas, la fecha y los motivos de migración a los Estados Unidos, así como la vida familiar. En la segunda parte, se pregunta sobre temas relacionados con las actitudes de los padres hacia el mantenimiento o la pérdida de la lengua de herencia (el español). Se inquiere sobre las lenguas habladas en casa (pregunta 9), el rol de las personas relacionadas con la familia en el mantenimiento de la lengua de herencia (preguntas 10-12), los ámbitos del uso de las lenguas (pregunta 13), las decisiones que se tomaron para la escogencia del tipo de escuela en que los hijos deberían estudiar (pegunta 14) y la importancia de la lengua de herencia y de la identidad grupal para el mantenimiento y transmisión del español (pregunta 15).

Este cuestionario se usó en la primera visita a cada familia y todos los miembros de la familia fueron entrevistados individualmente para confirmar lo que los padres informaban. Luego se realizaron cinco visitas a cada hogar. En cada visita, se llevaron a cabo entrevistas que generaron a conversaciones más informales sobre temas como el uso del español en casa, el uso del inglés y el español en las conversaciones familiares, y las actividades que les ayudan a los hijos a tener actitudes positivas hacia la lengua de herencia.

En la siguiente tabla, se muestran algunos datos sobre los participantes (los apellidos de las familias fueron cambiados para efectos de confidencialidad). Como se puede observar, dos de las familias son monoparentales y dos biparentales. Con excepción de una familia, usan principalmente el español en casa. Además, todas las familias tienen, al menos, un hijo nacido en Estados Unidos. Los perfiles de las familias serán descritos en la sección a continuación.

Tabla 2 Información sobre las familias participantes en el estudio 

Familias Nacionalidad de los padres Hijos nacidos en EE. UU. Idioma que se habla en casa Hijos que viven en casa Familias con los dos padres
Martínez Colombiana 3 Español e inglés 3 Los dos padres
Gómez Colombiana 1 Español principalmente 2 Solo la madre
Rodríguez Mexicana 3 Español principalmente 2 Solo la madre
García Mexicana 1 Español principalmente 2 Los dos padres

RESULTADOS

En esta sección, se describen primero los perfiles de las familias participantes en el estudio, para después analizar sus actitudes lingüísticas.

Los perfiles de las familias

Las familias colombianas

La familia Martínez

La familia Martínez está conformada por los dos progenitores y sus hijos de 19, 13 y 9 años. Ambos padres nacieron en Medellín, Colombia. El padre se mudó a los Estados Unidos en 1999 para buscar nuevos retos y oportunidades laborales. La madre ha vivido en Houston desde 1981. El padre, ingeniero en administración, trabaja en la dirección de personal de un restaurante. La madre es asistente en un consultorio odontológico.

Los progenitores aprendieron inglés en Estados Unidos. La esposa explica que ella habla con mayor fluidez en inglés que su marido porque ha vivido en Houston desde hace más tiempo. En general, los padres se comunican en español con los hijos y los hermanos hablan en inglés entre ellos.

La lengua que se usa en casa es el español. De acuerdo con lo indicado por los padres, los hijos presentan dificultades para hablar español, en parte porque pasan mucho tiempo con sus amigos anglófonos y poco tiempo en el hogar (de acuerdo con la madre, están un 80 % de su tiempo por fuera del hogar). En general, cuando los hijos se reúnen con los amigos, los padres les hablan más en inglés. Los hijos menor y mayor tienen mayor proficiencia en español, lo que se observa en las conversaciones que mantienen con los clientes del restaurante donde trabaja el padre; por ejemplo, su manejo del español es evidente en su comprensión de chistes colombianos que involucran aspectos culturales. En cambio, el segundo hijo es menos proficiente en español. Según sus padres, carece de vocabulario y no es capaz de comunicarse utilizando frases complejas, lo que posiblemente se relaciona con una afasia que sufrió cuando estaba más pequeño.

Los hijos de esta familia han estudiado en colegios con programas monolingües en inglés porque los padres desean que dominen muy bien la lengua del país donde viven. Los padres están muy involucrados en el estudio de sus hijos, supervisan las tareas escolares y asisten a todas las reuniones de la escuela que sean necesarias para que ellos obtengan buenos resultados. En el siguiente fragmento de una entrevista, la madre señala el motivo por el cual decidieron que sus hijos entraran a este tipo de escuelas:

No los puse en clases bilingües porque cuando llegué a los Estados Unidos, no entendía mucho. Me sentía muy perdida en mis clases y me sentí muy mal. Hubo momentos en los que no quería volver al colegio. Además, me molestaban mucho porque tenía acento y no me gustaba ser el hazmerreír de la escuela. Es por esta razón que no quería que mis hijos pasaran por el mismo problema en el colegio.

Sin embargo, los padres enfatizan en la importancia de mantener la lengua de herencia y su cultura, y al mismo tiempo «ser muy buenos» en la lengua dominante del país. Afirman que la persona que sabe dos lenguas tiene más oportunidades que una persona monolingüe.

La familia se mantiene en contacto con los abuelos. Cuando los hijos eran menores, la abuela (no hablante de inglés) los cuidaba y, por lo tanto, tenían que comunicarse con ella en español. Los hijos recuerdan aún los momentos con la abuela, sus historias sobre Medellín y cómo extrañaba a su gente. La familia visitó Colombia cuando los niños estaban muy pequeños, pero no han ido últimamente. Una manera para practicar el español es llamar telefónicamente a los primos, abuelos y tíos que viven en Colombia.

Las decisiones lingüísticas de los padres de la familia Martínez con respecto a sus hijos están basadas en el deseo de que ellos tengan éxito en Houston manejando las dos lenguas, y así lleguen a ser bilingües y biculturales. Sin embargo, también es notorio que quieren mantener las raíces culturales por medio del uso del idioma de herencia.

La familia Gómez

La familia Gómez está formada solamente por la madre y sus hijas, pues el padre se devolvió a Colombia hace 10 años. La hija mayor tiene 29 años y nació en Colombia; la menor tiene 14 y nació en Estados Unidos. Los dos progenitores son originarios de la ciudad de Bogotá, Colombia. La familia se mudó a Houston en 1999 con el apoyo de familiares y con el fin de ayudarlos en los negocios que tenían en esta ciudad. La madre estudió psicología y tiene una panadería que fundó junto con un hermano.

La progenitora aprendió inglés en Colombia antes de llegar a los Estados Unidos. Realizó cursos de idiomas de la Universidad Nacional durante 6 meses. Por otro lado, comenta que su nivel mejoró mucho al mudarse a Houston, ya que ha tenido que comunicarse con sus clientes que solo hablan la lengua dominante.

El idioma que se habla en casa es el español, porque según la madre ella no hablaba fluidamente el inglés cuando llegó a Houston. Aunque ahora lo hable mejor, sigue comunicándose con sus hijas en español.

Para la madre, resulta primordial el éxito escolar de sus dos hijas porque «el dinero viene y va, pero la educación siempre queda». Señala que en su país de origen la educación es muy relevante. Las dos hijas fueron a una escuela monolingüe en inglés. La madre sostiene que quería que estudiaran en una escuela privada bilingüe, pero no pudo hacerlo por razones económicas y porque las escuelas bilingües estaban alejadas de su lugar de habitación.

Aparte del hogar, las hijas practican el español con otros familiares que habitan en Houston. La madre señala que, en el pasado, los abuelos de las niñas los visitaban durante semanas enteras con el objetivo de que ellas se comunicaran en español. Además, las llevaba a la casa de sus tíos, con quienes mantienen una relación muy cercana. Las hijas también practican el español en la empresa de la madre, donde ayudan cuando no están estudiando e interactúan con clientes latinos.

La madre de la familia Gómez está interesada en el mantenimiento del español, pues considera que esta lengua es relevante en la ciudad donde viven y porque siempre ha querido que sus hijas sean bilingües. En segundo lugar, cree que el español se debe conservar para mantener la identidad y por el amor que siente hacia su país de origen. Enfatiza en el valor de hablar español en el hogar y sostiene que en este idioma «están las raíces de su tierrita».

Las familias mexicanas

La familia Rodríguez

La familia Rodríguez actualmente está conformada por la madre, un hijo de 10 años y una hija de 6; la hija mayor, de 18 años, se fue a vivir con la familia del novio. El padre vive en Houston, pero ha formado un hogar con otra persona. La madre es de Michoacán y el padre de Coahuila, dos ciudades de México. En el año 2000, se mudaron a Houston con ayuda de la madre de la Sra. Rodríguez, en busca de bienestar para su familia. Actualmente, la Sra. Rodríguez trabaja como peluquera.

La madre habla español en casa porque siente que no domina muy bien el inglés y tomó clases en el Centro Cultural de lenguas en Michoacán por dos meses. Según ella, su nivel mejora porque ayuda a sus hijos a hacer las tareas escolares en el tiempo libre que tiene.

De acuerdo con ella, los niños comenzaron a perder el español cuando entraron a la escuela y le empezaron a responder en inglés en todas las interacciones. Ambos hijos afirman que pueden hablar español en la escuela con sus amigos mexicanos. La hija menor comenta que no se siente cómoda usando el español porque «no lo sabe hablar bien». El hijo mayor afirma que quiere mejorar su nivel de proficiencia en español porque es parte de su cultura. Igualmente, manifiesta que le gusta ayudar a los estudiantes hispanos que no saben hablar inglés. La comunicación entre hermanos siempre ha sido en el idioma dominante, ya que, según ellos, no hablan «bien» el español.

La escuela a la que los niños asisten tiene, en su mayoría, población afroamericana y la madre afirma que les enseñan español hasta segundo grado. Según ella, sus hijos pueden escribir y leer en la lengua de herencia porque lo han aprendido en los primeros años escolares.

Aunque la familia mantiene muy poco contacto con los familiares del padre, sí lo tiene con los familiares de la madre, especialmente con la abuela, con quien tienen que hablar en español porque no es hablante de inglés; en cambio, con los primos pueden usar las dos lenguas. En general, la familia asiste a celebraciones latinas y viaja a San Antonio (Texas) donde están en contacto con otros hispanos. También frecuentan la iglesia del barrio, donde los hijos tienen amigos con los que hablan en inglés y español, pero la madre indica que en este espacio sus hijos escuchan el español y pueden hablarlo con otros niños. Como se observa en el siguiente fragmento de una entrevista, la madre se siente identificada con su cultura, pero nota que a muchas personas que viajan a los Estados Unidos no les gusta identificarse como mexicanos:

Cuando la gente me pregunta de donde yo soy, yo digo que yo soy de México, de Michoacán. Yo no me avergüenzo, mucha gente se avergüenza, yo no me avergüenzo [...]. Les da pena venir de un lugar más pobre, aquí se mejora la gente y luego se les olvidan sus raíces, de donde son, yo no.

En este hogar, la madre expresa el deseo de que sus hijos no olviden el español y solo se comunica con ellos en esta lengua. Otros factores que juegan un rol esencial para proteger el español son su constante práctica con familiares y amigos, así como la autoidentificación de la familia como miembros del grupo latino.

La familia García

La familia García está conformada por ambos padres, una hija de 21 años nacida en México y otra de 6 nacida en Estados Unidos. Los padres nacieron en Sauceda de la Borda, en el Estado de Zacatecas, México. Se mudaron a los Estados Unidos en 1995 por motivos económicos y para brindarle una mejor educación a su hija mayor. Ninguno de los dos terminó el bachillerato porque su situación económica en ese momento no era buena.

El padre, quien no habla inglés, solo se puede comunicar en español con la familia, y aunque la madre en ocasiones lo hace en ambos idiomas (especialmente con la hija mayor) señala que lo no habla muy bien. Ambos padres explican que estudiaron inglés en la secundaria, pero no tomaron ningún curso después. Indican que entienden inglés más que hablarlo, pero la madre lo habla mejor porque está en casa más tiempo con sus hijas.

La madre afirma que ha sido difícil la conservación del español en la familia, ya que el mundo de sus hijas (especialmente el de la mayor) está rodeado del inglés, como lo explica en el fragmento de entrevista que se presenta a continuación:

Ha sido complicado con Juana [la hija mayor] porque llegó al punto donde para ella era, y sigue siendo más fácil, hablar en inglés que en español. Entonces ha sido un poco difícil. Incluso cuando ella estaba más joven, era de pelearle un poquito, para que no mezclara, para que ella mantenga un buen nivel y no que mezcle.

Los padres señalan que exigen a sus hijas hablar en español en la casa, sobre todo en los momentos en que la familia está reunida, como las comidas y las celebraciones. Las hijas hablan la mayoría de tiempo en la lengua dominante, pero algunas veces lo hacen en español cuando están con los padres.

Las hijas fueron enviadas a una escuela con un programa bilingüe en primaria, donde aprendieron a leer y escribir en español. La madre afirma que el programa es muy bueno porque sus hijas tienen «buen nivel» de español.

La familia también usa el español para comunicarse con familiares cercanos que viven en diferentes partes de Houston, con quienes se reúnen muy seguido y mantienen una relación muy armoniosa. En esta familia, es relevante involucrar a las hijas en las celebraciones culturales mexicanas para que «mantengan sus raíces». El padre sostiene que, aunque estas festividades no se celebren de la misma manera que en su lugar de origen, su festejo, al menos, permite guardar respeto y aprecio por su cultura.

Dos lugares por fuera del hogar son importantes para la conservación de la lengua de herencia. Por un lado, la familia frecuenta la iglesia hispana en donde se habla español. Según los padres, este lugar les ha ayudado al mantenimiento de la lengua porque allí sus hijas están en contacto con la cultura mexicana y con los hispanohablantes que asisten. Otro elemento que interviene en el mantenimiento de la lengua de herencia es el hecho de que los padres compran libros en español, que la madre lee muy seguido a la hija menor.

En esta familia, los padres se comunican en casa con sus hijas en la lengua de herencia y lo hacen especialmente para evitar problemas de comunicación que podrían surgir al no entenderse mutuamente. Para la conservación del español, les sirven de apoyo lugares como la iglesia y la escuela (primaria), así como la relación con los familiares y la participación de la familia en celebraciones propias de la cultura mexicana.

***

En conclusión, en general todas las familias tienen en común el rol más relevante de la madre en la enseñanza de la lengua de herencia a los hijos, por ser ella quien pasa más tiempo con ellos. Igualmente, es común la alta motivación de todos los padres para que sus hijos sean bilingües y ninguno considera que el bilingüismo de sus hijos sea un impedimento para que sean proficientes en inglés. Finalmente, también es general la percepción de que es difícil conservar el español viviendo en los Estados Unidos, especialmente por el cambio de actitud de los hijos hacia la lengua de herencia cuando entran a la escuela y sienten presión de sus compañeros.

Después de los perfiles de las familias presentados en los párrafos anteriores, se analizan las actitudes de los padres en los siguientes tres apartados. Primero, se habla sobre las actitudes de los padres en el hogar y sus motivaciones. Gardner (1985) indica que la motivación es la mezcla entre las actitudes positivas con respecto a la lengua y el deseo y el esfuerzo para aprenderla. Como todos los padres manifiestan actitudes positivas hacia el mantenimiento del español, en esta primera parte se señalan las motivaciones que hay detrás de estas actitudes positivas. En la segunda parte, se presentan las percepciones de los padres con respecto al intercambio de códigos. En la parte final, se expone cómo el rol de la identidad grupal de los padres juega un papel importante en sus actitudes con respecto a la transmisión del español.

Motivaciones emergentes de las actitudes para la transmisión de la lengua de herencia

Todos los padres de las familias entrevistadas tienen una actitud positiva hacia la transmisión y el mantenimiento del español. Todos ellos reportan que hacen esfuerzos en el hogar para que sus hijos usen el español (como llevarlos a actividades culturales, comprar películas y libros en español y visitar a sus familiares). Sin embargo, los padres presentan diferencias en las motivaciones para su transmisión.

Como lo indica Gardner (1985), las motivaciones nacen a partir de actitudes positivas y el deseo de aprender. En el caso de este estudio, se identifican dos tipos de motivaciones principales: la instrumental y la integradora. Gardner (1985) define la motivación instrumental como el deseo del individuo de aprender la lengua para lograr objetivos particulares como obtener un mejor trabajo o cumplir un requisito de la universidad. La motivación integrativa se refiere al interés individual en el aprendizaje de una lengua para interactuar con la sociedad que la habla y participar en la cultura común Gardner (1985).

En las familias colombianas, se observa que una de las motivaciones más relevantes es la instrumental. Como se observa en el siguiente fragmento de una entrevista, el padre de la familia Martínez señala que es necesario que sus hijos hablen el español, ya que él lo ve como una herramienta necesaria para el presente, pero también para obtener un buen trabajo en el futuro:

Mis hijos tienen que hablar bien el inglés, pero especialmente el español, porque ellos me ayudan en el restaurante algunas veces y la mayoría de los clientes solo habla español. Sobre todo, el mayor viene porque le doy algo de dinero para que me ayude. Además, ahora con toda esta comunidad que tenemos en Houston de latinos es necesario que lo hablen para que tengan éxito y consigan un buen trabajo.

Como se puede notar en los siguientes extractos de una entrevista, la madre de la familia Gómez también hace referencia a este tipo de motivación, pero además señala que los esfuerzos para usar la lengua en las interacciones con sus hijas buscan ampliar sus posibilidades laborales:

Fue importante para mí que mis hijas, que las dos, hablaran bien español porque la población de Houston está creciendo, con mucha gente latina. Lo veo en mi trabajo con ellas, muchas veces los clientes no quieren hablar inglés y es más fácil lograr las ventas cuando se les habla en español si las personas son de México o cualquier país de Latinoamérica.

Como yo hablo ya inglés, mis hijas en un punto ya preferían comunicarse conmigo en inglés, pero yo les dije que no. Entonces, cuando la mayor quería trabajar conmigo y no hablaba español, no la dejaba. Como sabía que les gustaba venir conmigo, ni de fundas las dejo hacer lo que quieran. Ahora ya no pelean por eso porque se dieron cuenta que una prima consiguió un buen trabajo por ser bilingüe y porque saben que les ha sido útil aprenderlo.

De esta manera, se observa que las familias colombianas ven el mantenimiento del español como un recurso, un elemento de valor para la sociedad (Ruiz, 1984), un beneficio para la vida profesional de sus hijos y un medio para poder tener éxito en los Estados Unidos. Sin embargo, los padres de ambas familias colombianas también resaltan la importancia de la lengua dominante, lo que se refleja, por ejemplo, en el hecho de que sus hijos estudiaron en escuelas monolingües en inglés, con asistencia de pocos hispanos.

Por otro lado, en todas las familias (colombianas y mexicanas) es evidente la motivación integrativa con la sociedad y cultura de origen. Este hallazgo concuerda con el de Fishman (1966), quien señala el deseo de los migrantes a los Estados Unidos de conservar su lengua nativa y enseñarla a sus hijos. El autor citado aclara que para los padres que solo hablan la lengua minoritaria (y aún para aquellos que hablan la lengua dominante), la lengua nativa es un enlace para comunicarse con los hijos y es necesaria para comunicarse con los familiares. Los padres de todas las familias participantes en este estudio resaltan la necesidad de mantener el español, no solo para comunicarse al interior de la familia nuclear, sino también con familiares de sus países de origen con quienes mantienen contacto regular. Al respecto, el padre de la familia García comenta lo siguiente:

Mis hijas aprendieron español porque no hablo inglés y, además, porque mucha de mi familia y amigos nos visitan y quiero que se integren con ellos. El inglés es importante y lo aprenden en la escuela. La casa está llena de gente a veces y ellas son un poco tímidas, pero [es necesario] que se comuniquen con ellos porque no pueden olvidarse de sus raíces.

En relación con esta motivación, todas las familias, excepto una de las familias mexicanas, han viajado a países hispanos como estrategia para avivar el interés de los hijos por el mantenimiento de la lengua de herencia.

En los siguientes fragmentos de entrevistas, el padre de la familia García explica la razón principal de su interés por mantener el idioma de herencia en casa: la necesidad de mantener una comunicación armónica con sus hijas. Esta motivación coincide con el punto de vista de Cho (2000), quien señala que el mantenimiento de la lengua de herencia mejora las relaciones y lazos familiares en la familia nuclear y la extensa, pues sin una lengua común, falla la comunicación y pueden surgir sentimientos de hostilidad por malentendidos.

Ahora no, antes [mi hija] quería hablar más el inglés y yo le decía: «Mija necesitas hablar español porque paso muy poco tiempo contigo por el trabajo, el estudio y no te estoy entendiendo, no porque yo quiera que lo hables, no te estoy entendiendo y es el momento cuando estamos más juntos».

Desde antes, desde cuando Juana estaba creciendo, empezamos a ver así familias, a conocer familias donde veíamos que se estaba perdiendo esa comunicación y en parte era por eso, los padres se quejaban que no podían tener una buena comunicación con los hijos y a veces era en parte por eso, por el idioma. A veces, los hijos están hablando ciertas cosas que no deben estar diciendo y los padres no entendían lo que estaban diciendo los hijos. Entonces eso nos alertó a nosotros, tenemos que tener cuidado y que no nos pase eso.

Sin embargo, la hija mayor de esta familia revela una motivación más instrumental al comentar que los padres le hicieron «un favor» al mantener su español, porque ahora que está en la universidad, donde hizo una especialización en español, se da cuenta de la importancia del idioma de herencia.

Valoración de los padres hacia el uso de intercambio de códigos de los hijos

El intercambio de códigos es un fenómeno común entre hablantes bilingües (Romaine, 1995). A lo largo de las entrevistas colectivas, se observó este fenómeno en el habla de los hijos, de acuerdo con quién era su interlocutor. Los hermanos, entre ellos, en general se comunicaban en inglés. Por otro lado, cuando los hijos se comunicaban con los padres y con sus hermanos en presencia de los padres, fue constante el intercambio de códigos de dos tipos: intraoracional y entre oraciones (Myers-Scotton, 1993). Un ejemplo de intercambio intraoracional que se registró en las entrevistas es: «No entiendo por qué you are not going tonight». Un ejemplo de intercambio entre oraciones es: «No quiero ir hoy, she can go alone».

En el marco de este trabajo, resulta interesante contrastar las valoraciones de los padres de las dos nacionalidades en torno a este fenómeno, pues revela diferencias en las percepciones hacia el intercambio de códigos. Los padres de las familias mexicanas se mostraron más flexibles que los de las familias colombianas con respecto a aceptar que sus hijos hagan intercambio de códigos en las conversaciones.

Como se puede apreciar en el siguiente extracto de una entrevista, la madre de la familia Rodríguez (mexicana) ve el intercambio de códigos como un hecho inevitable al vivir en Estados Unidos, y justifica su aceptación porque ella misma lo practica, no impide la comunicación y porque no tiene mucho tiempo para compartir con sus hijos:

Para mí es inevitable que usen los dos lenguajes, pues si hasta yo lo hago con algunas personas. Estamos en Estados Unidos y no se puede parar. No veo ningún problema con eso porque los entiendo. Para mí ha sido muy difícil, ya que no tengo a nadie que me ayude en casa, tengo que estar en el trabajo todo el día y mis hijos se la pasan en la escuela hablando inglés, entonces hago lo que puedo para que lo usen [el español].

En el caso de la familia García, aunque durante las entrevistas se observó que el padre es menos tolerante al uso del intercambio de códigos que la madre, como se ve a continuación, en su narrativa señala que ya ha llegado a aceptarlo ante la dificultad para mantener la lengua de herencia por la preferencia de los hijos de usar el inglés:

Yo ya me acostumbré a que los mezclen los dos idiomas y cuando hablan entre ellas no les digo nada, mi mujer también las deja hablar como ellas quieran. Yo intenté que no mezclaran, pero después de un tiempo ya no les he dicho nada. En varias ocasiones, yo les hablo en español y ellos me contestan en inglés o usando los dos idiomas.

En cuanto a la madre, durante las entrevistas se pudo observar que usa el intercambio de códigos en las interacciones con sus hijas. Lo justifica argumentando que, aunque sus hijas hablan español, su vocabulario es limitado y se sienten más cómodas usando los dos idiomas.

En cuanto a las familias colombianas, el intercambio de códigos les parece inaceptable. El padre de la familia Martínez expresa el deseo de que sus hijos sean capaces de hablar los dos idiomas «correctamente» y manifiesta su frustración al oír a sus hijos mezclar palabras del inglés y del español. El siguiente fragmento muestra que, según él, el uso del intercambio de códigos no ayuda al aprendizaje de las lenguas, sino que deteriora las habilidades en las lenguas. Además, justifica su uso del español en casa como estrategia para su mantenimiento:

A ellos no les permito que usen las dos lenguas al mismo tiempo. Al final ellos no salen hablando nada bien, ni el español, ni el inglés. Lo más importante es dar ejemplo para que ellos no lo hagan. Yo siempre cuando uso un idioma o el otro, no me gusta mezclarlo, ni me gusta para nada. Mi esposa usa los dos idiomas con ellos, pero prefiero usar español en casa porque afuera pueden hablar en inglés y es la manera para que ellos usen el español y se conserve.

Por su parte, la madre de la familia Gómez también expresa su inconformidad con el uso del intercambio de códigos en las interacciones entre sus hijas, aunque reconoce la dificultad de evitarlo. Al respecto, narró la siguiente situación:

Una vez que estábamos con mi hija mayor, mi hermana y mi sobrina hablando español, pero la hija de mi hermana solo se la pasaba hablando spanglish. Cuando llegamos a casa, entonces le dije [a mi hija] que si le gustaba como hablaba español su prima. Afortunadamente me dijo que no, pero el problema es que entre mis hijas a veces lo hacen, sobre todo cuando están juntas, pero es difícil obligarlas a no hacerlo. Ellas deben aprender la lengua de su familia, algunos de los hijos de mis amigos no entienden nada en español, pero mis hijas lo hablan porque ellas son latinas.

El rol de la identidad en el mantenimiento de la lengua de herencia

Este apartado trata el tema de la identidad y su importancia en las actitudes de los hablantes. Por consiguiente, se señala cómo los padres se identifican con su país de origen y cómo el orgullo hacia la cultura hispana facilita o deteriora el aprendizaje del español.

El sentido de pertenencia y el reconocimiento de la identidad grupal juegan un rol fundamental en las actitudes de los hablantes para la conservación o la pérdida de la lengua de herencia, como lo señala Guardado (2002). Entre sus hallazgos, este autor reporta que las familias inmigrantes con fuerte identidad grupal buscan formas de transmitir la lengua de herencia y recomienda cultivar sentimientos positivos por la lengua y la cultura originarias, para asegurar su transmisión. Los padres de las cuatro familias participantes en este estudio confirman esta observación: todos muestran mucho interés en que sus hijos aprendan la lengua de herencia y en que se sientan identificados con la cultura hispana.

Por ejemplo, el padre de la familia Martínez señala el orgullo que siente por sus raíces y el esfuerzo que realiza para que sus hijos sientan aprecio por Colombia. Por su parte, la madre comenta que para mantener viva la identidad en sus hijos busca muchas formas para animarlos a hablar español, tales como llevarlos a actividades culturales, tener amigos hispanos o llevarlos a visitar a sus abuelos y demás familia en su país de origen. Los dos indican su convicción de que sus hijos se sienten muy identificados con la cultura colombiana y que, si bien el menor no puede comunicarse muy bien en español, también le gusta decir que es colombiano, aunque no haya nacido en este país.

Por otro lado, las familias Gómez (colombiana) y García (mexicana) señalan que la mejor forma para motivar a sus hijos a aprender la lengua de herencia es por medio del mantenimiento de la relación y comunicación con los familiares de los países de origen. Manifiestan que el uso de la tecnología (aplicaciones como Skype y WhatsApp) les ayuda a hacerlo. Para los padres de estos dos hogares, el contacto con los familiares, y en especial con los abuelos, es importante, ya que con ellos se realizan muchas actividades que generan actitudes positivas con respecto a la comunidad de origen, tales como cocinar platos típicos de su país y asistir a actividades culturales. La madre de la familia García reportó lo siguiente con respecto a la comunicación de sus hijas con sus abuelos:

Mis papás y los de mi esposo siempre nos visitan y se quedan una temporada. Por lo menos, mi madre estuvo aquí un mes en diciembre. Ella siempre es una motivación para ellas, porque siempre hay alguien en casa cuidándolas y contándoles cuentos e historias de mi país. Además, esta Navidad hicimos unas posadas con la gente en el barrio que no son las mismas de mi país, pero al menos es algo.

En coincidencia con los hallazgos de Guardado (2002), las familias entrevistadas señalan que la cultura pop es una importante influencia positiva para generar la formación de identidad. Para la madre de la familia García, algunos de los nuevos cantantes y actrices generan en las nuevas generaciones una imagen positiva de sus comunidades de origen y un acercamiento hacia la cultura hispana:

Es positivo que los hijos puedan ver más caras de latinos en shows en español y en inglés, como Eugenio Derbez, Shakira, Marc Anthony. Al menos, ellos muestran a personas con las que mis hijos se pueden identificar y son un buen modelo. Antes solo nos mostraban como ladrones, delincuentes y, al menos, ahora ya se está presentando otra cara de nosotros, pero es importante también hablar con ellos porque no todo lo que se representa en la tele es positivo acerca de los latinos.

En relación con el tema de la identidad y el mantenimiento de la lengua de herencia, resulta interesante contemplar las razones que presentan los hijos de las familias mexicanas y colombianas estudiadas para no hablar «bien» el español o para no gustar de hablarlo. La primera se refiere a la manera como son tratados por los hispanohablantes al hablarla. Por ejemplo, el hijo de la familia Rodríguez señala que no le gusta que sus familiares y amigos se burlen de su «acento» y de la manera como habla. Sin embargo, es interesante anotar que él mismo considera que su español no es correcto, y usa el término despectivo de «mocho» para referirse a este. Los hijos de las familias colombianas también señalan que no usan el español porque no lo hablan bien, pero no indican ningún apodo hacia su forma de hablarlo. La segunda razón ofrecida por los jóvenes es su falta de identificación con algunas características de la cultura hispana. Por ejemplo, la hija mayor de la familia García señala que no se identifica con ciertas características «negativas» de la cultura hispana, tales como la impuntualidad y lo ruidosos que algunas veces pueden ser los hispanos. Esta apreciación coincide con su reflexión de que la educación que recibió hasta el bachillerato, centrada en la cultura de los Estados Unidos, la hace sentir más estadounidense que mexicana. Señala además que, para su familia, esto es difícil de entender y piensan que ella se avergüenza de sus raíces. Por su parte, los hijos de las familias colombianas reportan que no les gusta lo que se muestra en los programas de televisión hispanos. La hija menor de la familia Gómez expresa cómo las novelas colombianas que tienen el tema del narcotráfico muestran una imagen de los hispanos como malos y violentos.

CONCLUSIONES

Los resultados presentados permiten identificar algunas de las actitudes hacia el mantenimiento y transmisión del español de los padres de cuatro familias que viven en Houston (Estados Unidos). Se describieron los perfiles de las familias participantes, para después analizar las motivaciones de sus actitudes, su valoración sobre el uso del intercambio de códigos y el papel de la identidad grupal en el mantenimiento y transmisión del español.

Los resultados del estudio confirman lo dicho por Gibbons y Ramírez (2004), ya que las actitudes positivas de los padres hacia la conservación de la lengua de herencia ayudan a su mantenimiento. Por lo tanto, ellos hacen esfuerzos para que sus hijos aprendan español con estrategias como buscar amigos que lo hablen, encontrar actividades culturales para participar o viajar a sus países de origen. Sin embargo, se encuentra que mantener este tipo de valoración positiva no es suficiente, ya que los hijos son influenciados por muchos otros factores como la escuela y los amigos.

Por otro lado, con base en las definiciones de Gardner (1985), se evidenció que los padres de las familias de las dos nacionalidades tienen diferentes motivaciones. Aunque todos los padres de familia perciben el inglés como una lengua necesaria para sus hijos, los padres de las familias colombianas son quienes presentan de manera más clara una motivación instrumental con respecto al mantenimiento del español como elemento fundamental para tener éxito a nivel personal y laboral en los Estados Unidos. Por lo observado, los padres de estas familias hacen esfuerzos que contribuyen a que se incremente el interés de los hijos por aprender más español, para poder trabajar y ganar dinero en los negocios familiares. Los padres de ambas nacionalidades revelan una motivación integrativa, pues dan importancia a la necesidad de que sus hijos se puedan comunicar con sus familiares en español. La familia Rodríguez es la que tiene menos éxito en la transmisión de la lengua de herencia, puesto que la madre no pasa mucho tiempo en casa por su trabajo y sus hijos pasan la mayoría del tiempo en un ambiente de habla angloparlante.

En cuanto a la valoración de los padres del uso de intercambio de códigos por parte de sus hijos, los padres mexicanos muestran más aceptación que los colombianos. Los primeros justifican su aceptación argumentando la dificultad para evitarlo y el hecho de que ya están habituados a él. En cambio, los segundos manifiestan su desagrado, argumentando el deseo de que sus hijos hablen los dos idiomas de manera separada y eviten la mezcla de los dos. Como fue reportado por algunos investigadores (Genesee, 2003; Hua & Wei, 2005; Canagarajah, 2011), el intercambio de código aporta algunas ventajas positivas y, por lo tanto, los padres deben comprender que su uso no es un comportamiento desviado y que, incluso, puede ser útil para el aprendizaje de sus hijos.

En relación con el fortalecimiento de la identidad grupal en el mantenimiento de la lengua de herencia, los padres de familia resaltan el importante rol de los familiares para motivar a sus hijos a sentirse más identificados con sus países de origen. Igualmente, muestran que dan importancia a la participación en actividades culturales como festivales latinos y ferias o conciertos; a la asistencia a lugares donde haya otros hispanohablantes, como los rituales en las iglesias; e, incluso, otorgan relevancia al contacto con la cultura pop latina. Estos hallazgos coinciden con los de Urzúa y Gómez (2008), quienes reportan que los lazos culturales y sociales con grupos hispanos afirman la identidad y producen actitudes positivas hacia la lengua de herencia. Igualmente, coinciden con las observaciones de Guardado (2002) sobre la relación entre la lengua de herencia y aspectos culturales y emotivos (historia, música, afecto).

Todos estos aspectos de la lengua se pueden transmitir a los hijos para que se motiven y se involucren en la cultura. Los niños que se sienten cómodos con su cultura originaria estarán más interesados en aprender la lengua y sus tradiciones. Por esta razón, se les aconseja a los padres que reconozcan los intereses y pasatiempos de los hijos, para ayudarlos a tener unas actitudes positivas en torno a la lengua y su aprendizaje. Es necesario crear en los hijos una actitud positiva con respecto a la cultura hispana, para cultivar una identidad bicultural.

Este estudio provee las siguientes aportaciones al campo de las actitudes lingüísticas. En primer lugar, se demuestra que, aunque los padres tengan actitudes positivas, es necesario que ellos encuentren maneras de exponer a los hijos a la lengua de herencia, no solo en el hogar sino también en otros ámbitos. Por otro lado, se comprueba que todavía se mantienen percepciones negativas hacia el intercambio de códigos y, por lo tanto, es necesario informar a la gente sobre los posibles beneficios de su uso. Finalmente, los hallazgos indican que los jóvenes generan actitudes negativas hacia la lengua y la cultura de origen cuando sienten que son juzgados por otros hablantes de la lengua de herencia o cuando temen ser relacionados con comportamientos hispanos indeseables.

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* Este trabajo hace parte de una investigación más amplia realizada en la ciudad de Houston con 40 familias hispanas, cuando el autor trabajaba como instructor de español en la Universidad de Houston.

Cómo citar este artículo: Vargas Blanco, E. M. (2018). Actitudes lingüísticas de padres y madres en familias colombianas y mexicanas en Houston: un estudio cualitativo. Forma y Función, 31(1), 155-181.

ANEXO: CUESTIONARIO

1) ¿Cuál es su nombre y nacionalidad?

2) ¿Cuál es su edad y nivel educativo?

4) ¿Qué idiomas habla usted?

5) ¿Cuándo se mudó a los Estados Unidos?

6) ¿Por qué se mudó a los Estados Unidos?

7) ¿Puede describir su familia? ¿De dónde es su esposo(a)?

8) ¿Qué actividades hacen juntos?

9) ¿Qué idiomas usted habla en la casa? ¿Con quién los habla? ¿Por qué?

10) ¿Está en contacto con sus familiares? ¿Dónde están ahora?

11) ¿Sus familiares vienen a visitarlos en los Estados Unidos o ustedes viajan para visitarlos? ¿Qué idiomas usa para comunicarse con ellos?

12) ¿Tienen amigos cercanos que visitan la familia? ¿De qué nacionalidad son? ¿Qué hacen ustedes con ellos generalmente?

13) ¿Qué lugares visita la familia en Houston? (iglesias, museos, restaurantes y otros)

14) ¿Dónde han estudiado sus hijos? ¿Han estudiado en escuelas bilingües? ¿Por qué?

15) ¿Qué tan importante es para usted enseñarle español a sus hijos? ¿Qué tan conectado se siente con su país de origen?

Recibido: 19 de Septiembre de 2016; Aprobado: 11 de Diciembre de 2017

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