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Forma y Función

Print version ISSN 0120-338X

Forma funcion, Santaf, de Bogot, D.C. vol.33 no.2 Bogotá July/Dec. 2020

https://doi.org/10.15446/fyf.v33n2.80194 

Artículos

ENTRE LA MORFOLOGÍA Y LA SINTAXIS: UNA APROXIMACIÓN A LA CREACIÓN DE VERBOS CON PRONOMBRE ACUSATIVO «LA»*

BETWEEN MORPHOLOGY AND SYNTAX: TOWARD THE CREATION OF VERBS WITH THE ACCUSATIVE PRONOUN «LA»

ENTRE A MORFOLOGIA E A SINTAXE: UMA APROXIMAÇÃO A CRIAÇÃO DE VERBOS COMO PRONOME ACUSATIVO «LA»

Nicolás Arellano **  

**Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina Conicet, Buenos Aires, Argentina, © ORCID https://orcid.org/0000-0002-5197-5428. nicolas.a.arellano@gmail.com


Resumen

Este artículo busca describir un proceso novedoso de formación de palabras del español rioplatense en que el pronombre acusativo femenino la puede unirse a bases patrimoniales y neológicas y, en particular, a cuatro tipos de bases verbales: no derivadas (colgarla), derivadas de sustantivos y adjetivos ( gordearla), préstamos léxicos (flopearla) y nombres propios (berlinearla). A través de una base de datos propia constituida por ejemplos encontrados en redes sociales, nuestro objetivo es identificar si este proceso se encuentra a medio camino entre la morfología y la sintaxis, porque comparte características de ambos niveles, o bien puede delimitarse dentro de alguno de ellos. El análisis de la referencia, idiomaticidad, regularidad y productividad del pronombre la y las nuevas unidades verbales indica que, en efecto, este se encuentra en un estado intermedio, ya que pueden postularse dos tipos de creación distintos, que se corresponden con dos instancias de formación: una primera más sintáctica y una posterior con características de evolución morfológica.

Palabras clave: clíticos; español rioplatense; formación de palabras; locuciones verbales; morfosintaxis

Abstract

The article aims to describe an innovative process of word formation in Spanish from Río de la Plata (Argentina), where the accusative feminine pronoun la can be linked to inherited and neological stems, especially to four types of verbal stems: non-derivative (colgarla), derived from nouns and adjectives (gordearla), lexical borrowings (flopearla), and proper names (berlinearla). By using our own data base containing examples found in social networks, we intend to establish whether this process is halfway between morphology and syntax because it shares features of both levels, or whether it is located in one of them. The analysis of the reference, idiomaticity, regularity, and productivity of the pronoun la and the new verbal units show that it is actually in an in-between state, for one can postulate two different types of creation that correspond to two formation instances: the first is more syntactic and the second has features of morphological evolution.

Keywords: clitics; Spanish from Río de la Plata; word formation; verbal phrases; morphosyntax

Resumo

Este artigo busca descrever um novo processo de formação de palavras do espanhol rioplatense em que o pronome acusativo feminino la pode se unir a bases patrimoniais e neológicas e, em particular, a quatro tipos de bases verbais: não derivadas (colgarla), derivadas de substantivos e adjetivos (gordearla), empréstimos lexicais (flopearla) e nomes próprios (berlinearla). Por meio de um banco de dados próprio, constituído por exemplos encontrados nas redes sociais, nosso objetivo é identificar se este processo se encontra no meio-termo entre a morfologia e a sintaxe, porque compartilha características de ambos níveis, ou se pode ser delimitado dentro de algum deles. A análise da referência, idiomaticidade, regularidade e produtividade do pronome la e as novas unidades verbais indicam que, efetivamente, este se encontra num estado intermediário, já que podem ser postulados dois tipos de criação distintos, que correspondem a duas instâncias de formação: uma primeira mais sintática e, uma posterior, com características de evolução morfológica.

Palavras-chave: clíticos; espanhol rioplatense; formação de palavras; locuções verbais; morfossintaxe

INTRODUCCIÓN

La interfaz entre la morfología y la sintaxis constituye uno de los temas más discutidos y relevantes en la investigación en lingüística de las últimas décadas. Dentro de estos estudios, algunos se centran en desarrollos recientes de procesos de formación de palabras para determinar si corresponden a fenómenos que ocurren en la sintaxis, la morfología o, de alguna manera, en la interacción entre ambos niveles lingüísticos. En particular, durante los últimos años, surgieron investigaciones que analizan la formación de construcciones verbales a partir del uso de clíticos pronominales acusativos, tanto para el español como para otras lenguas romances y europeas. El fenómeno que se discute en este artículo consiste en una serie de expresiones en las que se combinan una base verbal con el pronombre acusativo femenino singular «la», con un uso no anafórico, cuyo significado y valor difiere del pronombre de objeto directo referencial de tercera persona («lo», «la», «los», «las»). Como resultado de la formación, se obtiene una nueva construcción verbal con un significado distinto al de la base a la que se adhiere. Este proceso novedoso, cuyo uso y extensión fue incrementándose en los últimos años, y se ilustra en los ejemplos α, β, ү y δ se encuentra actualmente en el habla de los jóvenes del español rioplatense.

(α) Islas no para de cagarla1. (Whatsapp, mujer, 2015)

(α') Mirá, Mariana, todo bien, pero yo voy a laburar y después salgo a militarla. (Whatsapp, mujer, 2015)

(β) Y finalmente, hoy domingo decidimos gordearla en casa. (Yelp, hombre, 2013)

(ү) Te la nerdeo un toque y te la gordeo bocha. (Twitter, hombre, 2015)

(δ) #QuieroAnimarme a usar animal print, pero tampoco quiero susanearla. (Twitter, mujer, 2015)

En ninguno de estos casos puede identificarse una referencia unívoca dentro de la emisión lingüística. El tipo de verbo con el que se combina el pronombre clítico «la» difiere según cada ejemplo. En α y α', se utilizan bases verbales no derivadas («cagar», «militar»), mientras que en los ejemplos β, ү y δ se detectan bases verbales neológicas derivadas con «-ear», a partir de nombres o adjetivos, que pueden ser sustantivos comunes y adjetivos patrimoniales («gordo») o préstamos («nerd»), y nombres propios, específicamente personas o lugares, («Susana»).

Desde hace algunos años, diferentes obras lexicográficas e investigadores se encargaron de registrar y describir un significativo número de construcciones con el pronombre «la» que se forman a partir de una base verbal no derivada. Consecuentemente, de este grupo de verbos, entre los que podemos citar otros como «palmarla», «cortarla» o «terminarla», varios se incluyeron en diferentes glosarios hispánicos, americanos y rioplatenses, gracias a la extensión, historia y uso del fenómeno en el habla oral y escrita de España y América Latina. Las expresiones, en general, fueron catalogadas y descritas como «locuciones verbales» (Conde, 2011), «expresiones lexicalizadas» (Real Academia de la Lengua [RAE], 2001), «malsonantes», «espontáneas», «populares» o «coloquiales» (RAE, 2010), todas etiquetas que resaltan las características excepcionales de las construcciones verbales dentro del sistema de la lengua española.

Actualmente, registramos que, fundamentalmente en un segmento de hablantes más jóvenes, correspondiente al grupo etario entre 13 y 35 años, el uso de este tipo de construcciones está difundiéndose hacia bases verbales neológicas (derivadas). El uso de estos nuevos verbos, como los de β, ү y δ, está fundamentalmente presente en interacciones a través de servicios de mensajería instantánea y redes sociales de hablantes del área del Río de la Plata. Pese a las similitudes formales entre las construcciones, se registran algunas propiedades gramaticales que acercan el fenómeno a la sintaxis y otras que lo relacionan con la morfología, si se atiende al significado, la idiomaticidad, la productividad, la regularidad y la potencialidad de combinación que tiene el pronombre con los verbos.

Este artículo tiene como propósito caracterizar el fenómeno a través de una descripción demográfica y gramatical de las construcciones verbales encontradas, el pronombre no referencial «la» y sus similitudes y diferencias con su contraparte referencial. A través del estudio y sistematización del fenómeno en el español rioplatense, nuestro objetivo es determinar si el proceso que se presenta en nuestra base de datos puede delimitarse dentro de la derivación morfológica, si puede explicarse como un proceso de realización sintáctica o bien constituye un fenómeno a medio camino entre ambos niveles lingüísticos.

En la sección «Metodología y base de datos», presentamos las características sociales y demográficas de los usuarios de este tipo de construcciones y las propiedades gramaticales más generales de estas últimas. La recopilación de anteriores estudios sobre este fenómeno y la ampliación de la anotación gramatical para las construcciones registradas se desarrolla en el apartado «Antecedentes». A continuación, en la sección «La formación de verbos mediante el uso de "la"», detallamos las características del fenómeno para hacer foco en el análisis de la referencia, por una parte, y del significado, la regularidad y la productividad del proceso de formación, por la otra. En el apartado «Propiedades derivativas de los clíticos», analizamos algunas características de los pronombres referenciales de objeto como una clase de palabra. Por último, presentamos las conclusiones del artículo. Los resultados que se desprenden del estudio no solo pueden contribuir a la identificación y sistematización de un fenómeno de reciente desarrollo, sino también a la investigación de procesos de formación de palabras, los estudios de léxico, la evolución de los clíticos y la creación de neologismos en el español, con especial foco hacia los fenómenos que ocurren en la variedad rioplatense.

METODOLOGÍA Y BASE DE DATOS

El siguiente estudio se asienta sobre una base de datos de 250 muestras (tokens) y 89 tipos (types) de construcciones verbales con el pronombre «la» no anafórico. El tamaño total de la base de datos sobre la que se realizó el análisis es de 271 muestras y 110 tipos2. Los ejemplos fueron extraídos de diversas fuentes escritas, fundamentalmente servicios de mensajería instantánea y redes sociales. Se utilizaron servicios de motores de búsqueda generales y social media; además, se registraron ejemplos que fueron encontrados azarosamente en dichas redes. Todos los tipos encontrados fueron buscados también en diccionarios. Se utilizó el Diccionario de la lengua española (DRAE), el Diccionario de americanismos y otro diccionario particular de la variedad argentina (Conde, 2011), con el fin de corroborar el aspecto local del fenómeno.

Una docena de construcciones verbales con pronombre «la», exclusivamente conformadas por verbos no neológicos, fueron halladas en estos glosarios, con solo unas pocas encontradas dentro del diccionario de la variedad rioplatense. En otras palabras, de un total de 89 verbos, solo el 11 % se encuentra en los diccionarios; el 89 % restante necesariamente fue creado recientemente. Si bien en nuestra base de datos predominan las fuentes escritas informales, también hay ejemplos orales, de los medios de comunicación (incluyendo campañas publicitarias) y textos literarios. Creemos que el predominio de casos en las redes sociales se corresponde con la naturaleza emulativa del habla oral que tienen estos registros (Ghio & Albano, 2013), por lo que esperaríamos encontrar este tipo de construcciones en corpus orales. Los servicios de mensajería y redes son una muestra de «discurso híbrido», dado que comparten elementos tanto de la comunicación lingüística gráfica como icónica (Calero-Vaquera, 2014).

Además, ubicamos la edad de la mayoría de los emisores entre los 13 y los 35 años. Sin embargo, esto no excluye el análisis de ejemplos que se corresponden con emisores de hasta 55 años o emisores neutros, como redactores en medios de comunicación masivos. La mayoría de las redes sociales tomadas en este estudio son principalmente empleadas por usuarios menores de 25 años, con excepción de Facebook (Carrier, 2018). La mayor parte de la muestra corresponde al periodo 2013 (momento en el que inicia el estudio) al 2015, aunque pueden rastrearse ejemplos de hasta 20 años de antigüedad. Asimismo, durante los años posteriores a 2015, la recopilación de datos continuó, con el ánimo de ampliar la muestra y constatar si el fenómeno seguía en desarrollo. Efectivamente, más de 60 casos fueron agregados a la base de datos, incluso de tipos anteriormente no encontrados.

La totalidad de los ejemplos recogidos fueron volcados a una base de datos en el software Excel y analizados a partir de las siguientes categorías: aspecto, papel temático del sujeto, transitividad, posición sintáctica de las construcciones verbales y el pronombre «la», además de catalogar la información según el sexo y la edad del emisor, la plataforma usada y el año en que fue hecha. Cada uno de los ejemplos tiene asignado un código y una captura de pantalla o archivo de audio que acompaña el ámbito de emisión de los enunciados que se registran, con el fin de poder acceder nuevamente a las unidades, evitar la pérdida de información y, sobre todo, identificar el contexto inmediatamente anterior y posterior para comprobar las posibles referencias.

Como mencionamos, la totalidad de la base de datos está dividida en dos grandes grupos. La primera parte está compuesta por un número de bases verbales que se forman directamente de la combinación de un verbo ya existente en la lengua y, por ello, presentan terminaciones en «-ar», «-er» o «-ir», y excepcionalmente «-ear», con un pronombre clítico acusativo femenino singular «la». Llamamos a este grupo «grupo α» de ahora en adelante. En total, el grupo α corresponde a un 57 % de los tipos encontrados. Todos los tipos se citan a continuación y destacamos en itálica aquellos que ya se encuentran en diccionarios documentados como locuciones verbales:

(α) bases verbales recopiladas no derivadas (agitarla, bailarla, bajarla, bancarla, cagarla, caminarla, chuparla, colgarla, comerla, completarla, complicarla, contarla, correrla, cortarla, cursarla, dormirla, festejarla, fumarla, ganarla, gastarla, gederla, jugarla, laburarla, militarla, morirla, moverla, ordenarla, palmarla, patearla, pegarla, pelearla, pifiarla, pilotearla, ponerla, pudrirla, quedarla, quemarla, relajarla, remarla, reventarla, robarla, romperla, sacarla, secarla, seguirla, subirla, terminarla, tirarla, trabajarla, vivirla, zafarla)

Asimismo, la segunda parte de la muestra está compuesta por verbos creados, aparentemente de manera más reciente, mediante el derivativo «-ear», y no registrados en diccionarios3. La adición del sufijo «-ear» y el pronombre «la» no es estrictamente simultánea4. Encontramos que todas las construcciones verbales de este segundo grupo tienen su contraparte sin el pronombre «la», por lo que estas verbalizaciones sin el clítico también funcionan en la lengua activamente; compárense los ejemplos 1 y 2.

(I) ¿Qué es preferible, un taxista porteño goril(e)ándola toda o uno conurba troskeándola toda? (Twitter, mujer, 2015)

(2) ¿Se entendió? ¿O le vamos a troskear pureza a la ley porque no sale de la forma ideal que queremos? (Twitter, hombre, 2018)

Si bien el sufijo «-ear» puede combinarse con diversas categorías gramaticales, incluso pronombres y adverbios, los neologismos que se analizan aquí se dan a partir de sustantivos o adjetivos calificativos. En particular, se seleccionan fundamentalmente adjetivos para descripciones humanas, recategorizados en nombre, y préstamos adjetivales, verbales y nominales. En el caso de estos últimos, las verbalizaciones se realizan exclusivamente a partir de nombres propios, generalmente nombres de países, ciudades, locales comerciales o personas. Llamamos «grupo β - δ» de ahora en adelante al conjunto que se corresponde con los ejemplos β, ү y δ5. En total, el grupo β-δ corresponde al 43 % de la muestra en tipos.

(β) bases verbales derivadas de sustantivos y adjetivos patrimoniales (bardearla, cancherearla, caretearla, fantasmearla, gorilearla, gordearla, judearla, pechearla, troskearla);

(ү) bases verbales derivadas de préstamos nominales, verbales y adjetivales (buquearla, brexitearla, brunchearla, cookearla, favearla, (mal)flashearla, flexiarla, fliparla6, Hopearla, groovearla, nerdearla, rockearla, snackearla, trashearla);

(δ) bases verbales derivadas de nombres propios (baroverearla, berlinearla, crismorenearla, drewbarrymorearla, johnnydeppearla, kirchnerearla, ladygagearla, malepichotearla, marianearla, mariekondearla, natijotearla, nismanearla, scioliarla, susanearla)

ANTECEDENTES

Hasta ahora, se realizaron investigaciones que analizan el fenómeno que describimos para el español rioplatense a partir de una decena de casos pertenecientes al grupo α (Di Tullio & Malcuori, 2012; Marcovecchio, 2012; Ghio & Albano, 2013; Masullo & Bertora, 2014). Si bien estos autores indican que la mayoría de los casos analizados pueden entenderse como locuciones verbales lexicalizadas o verbos sintagmáticos, en realidad no son concluyentes respecto de que sea igual en todos los fenómenos que analizan y, por lo tanto, o bien sugieren que «aún está abierto el debate» (Orduña-López, 2011, p. 106), o bien consideran que pensar todos los ejemplos como expresiones (semi) lexicalizadas es, por lo menos, «dudoso» (Ghio & Albano, 2013, p. 103).

Asimismo, otros estudios postulan la ocurrencia de procesos similares en otras variedades del español (Torres-Cacoullos & Hernández, 1999; Pérez-Vázquez, 2006; Navarro & Espinal, 2012; Cifuentes Honrubia, 2018) o en otras lenguas como el francés, el griego (Bibis & Roberge, 2004), el catalán (Espinal, 2009), el italiano (Iacobini & Masini, 2007; Espinal, 2009; Russi, 2011) y el inglés (Masini, 2015). En estas variedades se detectan procesos más o menos sistemáticos que combinan bases verbales con clíticos, acusativos, genitivos, partitivos o dativos, femeninos o neutros, singulares o plurales, para formar un nuevo vocablo cuya idiomaticidad y productividad dependen del idioma y la base con que se combina el pronombre. Estos estudios previos registran y analizan un proceso de formación a partir de verbos no derivados, con excepción de Silva-Garcés (2017), Arias (2018) y Mare y Casares (2018), quienes incluyen ejemplos formados a partir de nombres propios y adjetivos, como «rosariocentralearla» (de «Rosario Central», equipo de fútbol argentino) o «jipiarla» (de «jipi», adaptación de la voz inglesa «hippie»), y argumentan, desde una perspectiva formal, la suscripción del fenómeno como un caso de derivación sintáctica.

En contraposición, este estudio incluye, además de las construcciones ya registradas del grupo α, otras nuevas del mismo tipo y otras formadas a partir de bases derivadas. No obstante, para estas nuevas formaciones se resalta el hecho de que actualmente estos procesos parecen haber alcanzado un grado de morfologización y productividad que los aleja de las construcciones sintácticas o frases verbales, sobre todo en la comunidad juvenil rioplatense. Además, ninguno de los estudios mencionados previamente aporta resultados concluyentes al análisis total de este tipo de nuevas construcciones del español del Río de la Plata, por lo que no se combinan los casos registrados en el grupo α y en el grupo β-δ. Dada la frecuencia atestiguada del proceso, entendemos que es necesario realizar un acercamiento metodológico que tenga como objetivo explicar el fenómeno integralmente y en relación con los análisis previos.

LA FORMACIÓN DE VERBOS MEDIANTE EL USO DE «LA»

La expansión de uso y la productividad que presenta la formación de verbos con el clítico «la» abre, sin dudas, el interrogante respecto de qué tipo de proceso se trata, puesto que presenta rasgos sintácticos, aunque desarrolló otros de naturaleza morfológica. La hipótesis que sugerimos en este trabajo es que este proceso de formación está asumiendo (al menos temporalmente) características de morfologización que, en el caso de estabilizarse y difundirse en la variedad, podría llegar a dar lugar a un proceso nuevo de formación de palabras. Asimismo, proponemos que los rasgos sintácticos que esas formaciones presentan son vestigios del origen sintáctico del clítico que las forma. En este sentido, especulamos que el proceso se encuentra a medio camino entre la sintaxis y la morfología. Consideramos que son las originalmente locuciones con «la», del tipo «cortarla», registradas ya en los diccionarios, las que pudieron haber funcionado como modelo de analogía para la creación de estos nuevos verbos, al punto de volver el proceso sumamente productivo y más próximo a la formación de palabras.

La emergencia de este formativo viene dada fundamentalmente por la pérdida de referencia anafórica del pronombre «la» a través de un proceso de gramaticalización y subjetivación de la expresión del hablante. A continuación, discutimos más en profundidad las características más sobresalientes que nos llevan a postular esta hipótesis. Hacemos foco en lo que consideramos el cambio más relevante: la pérdida de referencialidad y capacidad anafórica del pronombre. Ulteriormente, mencionamos otros aspectos que forman parte del mismo proceso, como la regularidad y productividad semántica y formal para la formación de los verbos.

Referencialidad y anáfora

En cuanto a la referencia, cuando el pronombre clítico «la» es empleado para la formación de los nuevos verbos, pierde su capacidad anafórica (Masullo & Bértora, 2014; Arellano, 2018). Para que un pronombre tenga un antecedente textual, según Jorge (1994), debería (1) no tener autonomía referencial ni contenido semántico, (2) obtener referencia de otros sustantivos, y (3) presentar una relación puramente lingüística, que no dependa de lo extralingüístico. Estas características, propias del uso regular del pronombre «la», están ausentes en los casos que analizamos.

La referencia que podría establecer el pronombre en algunos casos es con algún elemento tabú o eufemístico. Esta visión está recogida sobre todo en algunos proyectos lexicográficos, como el Nuevo diccionario de lunfardo, de Gobello (1991), y es en una primera instancia considerada por Cifuentes-Honrubia (2018). Gobello (1991) indica que la construcción «morfarla», término lunfardo que significa «comer», alude al órgano viril del paciente de la oración, el cual recibe, por lo general, denominaciones femeninas.

Si bien este tipo de relación referencial puede darse en algunos casos, como en «dormirla» (la borrachera), en el lunfardo «dársela (seca)» y en los ejemplos 3 y 4, en la actualidad no puede defenderse más que para algunos casos, en especial por la falta de relación entre la mayoría de los eventos recopilados y un posible elemento tabú. Adicionalmente, no se sostiene la existencia de intenciones eufemísticas para algunos elementos, pero no para otros, aunque entran en relación con elementos dentro del universo de lo tabú, incluso dentro del mismo grupo de verbos («cagarla»).

(3) Me7la secan esos que rt [retuitean] pelotudec*s onda el coso de la pizza (Twitter, mujer, 2015)

(4) Me la baja el falso hetero! (Twitter, hombre, 2015)

Un tipo de referencia más específica también puede darse en algunos casos de verbos del grupo α, aunque sigue siendo no anafórica. Según Russi (2011), los verbos de los ejemplos 5, 6 y 7 son resultado de una pronominalización de constituyentes nominales de objeto directo específico: «la vida», «la pelota» y «la muerte», respectivamente. No obstante, también es difícil sostener que un objeto directo específico sea actualmente la referencia de la mayoría de las construcciones del español rioplatense, en especial de las opciones más recientes.

(5) Gastó miles de millones de las y los contribuyentes para rescatar bancos que hubiera sido mejor dejar que la palmaran. (VientoSur, 2015)

(6) Ezequiel Barco «la descosió» en su primer partido amistoso con la camiseta de Atlanta. (Univisión, 2018)

(7) Se rumora que ayer la viste cerca, ¿es verdad? (Revenge [versión doblada], 2014)

No obstante, en algunos casos también observamos que el clítico puede poseer algún contenido semántico, generalmente relacionado con un predicado liviano del tipo «la situación» o «la cosa». Según Masullo y Bértora (2014), podría reponerse el doblado de un objeto, que valida algún tipo de contenido referencial, como se ve en los ejemplos 8-15. Asimismo, es posible elaborar una pregunta con «qué», cuya respuesta puede ser dada por el mismo tipo de predicado liviano mencionado, como en el ejemplo I5. Ese predicado liviano está implícito en el contenido semántico del verbo derivado mediante «la» y es siempre el mismo.

(8) ¿Cómo la vas llevando (?a) la cosa? (Masullo & Bértora, 2014, p. 198)

(9) ?Me cansé de remarla solo (a) la situación.

(I0) Me cansé de remar solo la situación.

(II) ?No la pudrí (a) la cosa porque quería votar.

(I2) No pudrí la cosa porque quería votar.

(I) ??Nacho lesionado de su columna no la gorilea (a) la situación.

(I4) Nacho lesionado de su columna no gorilea la situación.

(I5) Me cansé de remarla solo. (Facebook, hombre, 2015)/¿Qué te cansaste de remar solo?/La situación.

Para Espinal (2009), quien analiza un fenómeno muy similar al expuesto aquí para el catalán, los pronombres no referenciales pueden tomar el lugar de un objeto implícito, y no estrictamente sintáctico, que denotan situaciones u objetos en abstracto. La referencia implícita puede hacerse explícita para corregir o aclarar el contenido vacuo del pronombre mismo, aunque la aceptabilidad de las oraciones que contienen doblado8 es menor, como muestran los ejemplos 9, II y I3. Asimismo, podría reemplazarse por el sintagma nominal liviano, como se detalla en los ejemplos i0, 12 y 14. Creemos que, aunque la gramaticalidad de los casos no se ve afectada, las opciones con pronombre «la» y sin el predicado liviano expreso son más frecuentes y, por lo tanto, son las opciones que pudimos recoger en nuestra base de datos.

Para el grupo β-δ, la referencia por defecto del pronombre es una situación o un objeto abstractos. Esta referencia se da también en los casos del grupo α más nuevos, que no se encuentran como locuciones en el diccionario, cuya idiomaticidad es mínima o nula, como mencionaremos en el apartado sobre la regularidad de la forma y la productividad. La inexistencia de un referente en el contexto sintáctico también es sostenida por Cifuentes-Honrubia (2018, p. 26), en el estudio histórico de la evolución de las construcciones con clítico femenino que realiza para el español europeo. Para este autor, no obstante, «la historia de la lengua», para el caso de los eufemísticos, o «el contexto» se encargan de relacionar la referencia de la construcción.

Para el caso del italiano, que manifiesta un proceso en alguna medida similar con el mismo clítico femenino singular, Russi (2008) indica que «argumentar que el 'la' carece completamente de contenido referencial parece ser insostenible» (p. 389) para los casos de «smetterla» ('terminarla'). La misma existencia de una coincidencia de género entre «la cosa» y «la situación» parece aportar evidencia a favor de esta afirmación. Masini (2015), quien también analiza el mismo fenómeno para el italiano desde una perspectiva sincrónica y focalizada en la idiomaticidad y el significado de las construcciones, señala en este sentido que el clítico no es un verdadero elemento anafórico; el impacto del clítico no está basado en la referencia y, por lo tanto, en el nivel discursivo, sino que actúa sobre el verbo y tiene una implicación semántica.

En la misma línea, la obligatoriedad de la identificación de algún tipo de referencia, pese a la falta de anáfora, está también dada por el rasgo [-animado], [+definido] del pronombre acusativo y, para el español rioplatense, el modificador «toda», que tiene significado de «completamente». Es frecuente encontrar casos en que aparece junto con las unidades que analizamos, como en los ejemplos 16 y 17.

(I6) Aca yendo a reunion de equipo con este dia para dormirla toda. (WhatsApp, mujer, 2015)

(I7) No me saluda nadie para mi cumple. Faveala toda. (Twitter, hombre, 2015)

En una primera instancia, «toda» podría actuar como un modificador nominal que mesura la realización de la situación implícita y, desde allí, establece concordancia con el pronombre:

(I8) Creo que quiere acordar un [encuentro] rápido pero no tiene ganas de remar toda la situación previa. (Twitter, hombre, 2018)

(I9) Cómo se nota cuando alguien no tiene ganas de remarla la pucha me cacho en diez. (Twitter, mujer, 2017).

(20) *Cómo se nota cuando alguien no tiene ganas de remar toda, la pucha me cacho en diez.

Sin embargo, creemos que «toda» funciona como un modificador verbal, de igual manera que otra decena de cuantificadores, sintagmas preposicionales y operadores que se encuentran también en los ejemplos que analizamos, como «bastante», «por completo», «un toque», «hermoso» y «fuerte», por citar algunos. Todos ellos califican el modo de la acción y los ejemplos monolexicales pueden ser clasificados dentro de la categoría de los adverbios adjetivales, variantes adjetivales invariables de los adverbios terminados en «-mente», como se ilustra en los ejemplos 21 y 22. De todas maneras, la imposibilidad de que el modificador «toda» aparezca sin el pronombre «la», como en el ejemplo 19, constituiría un indicio más acerca del estatus morfosintáctico de la unidad léxica que analizamos, al poder únicamente modificar la construcción con el pronombre «la».

(21) El nuevo plan de gobierno que brinda asistencia economica a quienes la quedan piola en casa... (Twitter, hombre, 2015)

(22) Casi no me doy cuenta que la colgué bocha. (Facebook, hombre, 2015)

En relación con las intenciones comunicativas, la propiedad del clítico de establecer relaciones extralingüísticas y contextuales está dada por la voluntad del hablante y el oyente de comunicar y recuperar un significado, por lo que el pronombre «la» debe interpretarse como accesible, identificable y recuperable (Belloro, 2011). La necesidad de identificación del referente se sostiene al asumir la posibilidad de una construcción mutua en el discurso del elemento referencial. Mazzucchino (2013) indica que el clítico puede ser actualizador de un sustantivo por su relación con (1) un referente inferible, (2) la información enciclopédica, o (3) un referente que dependa de la situación comunicativa. Ante la falta de una referencia inequívoca, el hablante realiza una invitación semántica inesperada de carácter subjetivo sobre el clítico «la», que el oyente recoge en la comunicación.

Este proceso de subjetivación que ocurre sobre el pronombre se corresponde con el descrito por Hopper y Traugott (2003) y que Torres-Cacoullos y Hernández (1999), Russi (2011) y Cifuentes-Honrubia (2018) toman para su análisis de construcciones con clítico. La evaluación de la situación desde el punto de vista del sujeto, y no del evento, es un proceso esperable en la evolución de una lengua (Garachana, 2015) y ha sido propuesto, por ejemplo, para una serie de auxiliares verbales para varias lenguas europeas, como el inglés «be going to». Desde sus primeros usos como una perífrasis de dirección hasta su valor como auxiliar de tiempo futuro, la contribución semántica realizada por la construcción se debilita y aumenta su posibilidad de combinarse no solo con verbos de movimiento.

De este modo, la desaparición de la relación anafórica entre el pronombre y un posible antecedente y el debilitamiento o decoloramiento del contenido referencial indican que el pronombre «la» está mostrando rasgos propios de un proceso de morfologización (es decir, que asume características más relacionadas con los morfemas), ya que un clítico está reanalizándose como una especie de afijo derivativo con algún contenido básico y generalizado. La unidad gramatical depende de otra para poder funcionar y cobrar un significado en específico (Buenafuentes de la Mata, 2007).

Este cambio no equivale a una evolución brusca de un valor a otro, sin posibilidad de que se encuentre un conjunto de características que se correspondan con la expresión original y el nuevo desarrollo. La convivencia entre formas con mayor contenido y formas con mayor valor gramatical provoca que una misma palabra presente al mismo tiempo ambas características y pueda funcionar como dos clases de palabra distintas: pronombre y afijo. La transformación de clíticos en afijos es un proceso esperable dentro de la teoría de la gramaticalización y ha sido marcada como el estadio final del continuum de evolución de las formas que pierden su función léxica en detrimento de un funcionamiento gramatical (Hopper & Traugott, 2003, Garachana, 2015).

Originalmente propuesta por Meillet (1916), la noción de gramaticalización da una explicación acerca de la evolución de los elementos lexicales en gramaticales o de elementos gramaticales en más gramaticales. Este paso viene acompañado de una serie de características definitorias que mostramos en el apartado; específicamente, la lexicalización de los primeros ejemplos eufemísticos o concretos, el debilitamiento referencial y la posibilidad de que la palabra tenga múltiples análisis asociados, como señala Company-Company (2004). Las propiedades gramaticalizantes relacionadas con la extensión y productividad del fenómeno, la obligatoriedad del nuevo formativo, la liberación de las restricciones contextuales y la contribución del significado serán desarrolladas a continuación, teniendo en cuenta la incidencia y el peso que estas características presentan, si se analizan dentro del grupo α o del grupo β-δ.

Regularidad de significado e idiomaticidad

Para la mayoría de los casos del grupo α, el significado de las locuciones verbales no puede desprenderse inequívocamente de la semántica original del verbo. No obstante, entendemos que la relación entre la base sin derivar y la construcción con el pronombre «la» existe de alguna manera, por lo que la formación de la nueva palabra se asienta sobre alguna de las definiciones posibles o algún aspecto particular de la acción que está modificándose. Esto resulta más claro en los ejemplos 23, 24 y 25.

quedar. intr. Dicho de una persona o de una cosa: Permanecer en su estado, o pasar a otro más o menos estable. (DRAE)

quedarla. perder, fracasar, morirse, sonar. (Conde, 2011). Hoy con un significado más relacionado al de «dormirse».

(23) La carta quedó sin contestar. // Quedó herido. (DRAE)

(24) El pibe la quedaba hasta mirando una película. (Twitter, hombre, 2015)

remarla. intr. Hacer algo con esfuerzo, por lo general desde un tiempo atrás. // Soportar la adversidad, sobrellevar una situación difícil. (Conde, 2011)

(25) Necesito hablar con gente que sepa remarla porque yo soy un desastre para eso. (Twitter, mujer, 2019)

No obstante, si bien la idiomaticidad es un rasgo de la mayoría de los verbos del grupo α, el pronombre «la» aporta un valor conclusivo o ponderativo sobre las acciones que se describen, presente en las descripciones de las entradas en los diccionarios de las locuciones verbales recopiladas (la itálica es mía).

(26) descoserla. intr. Jugar muy bien al fútbol, en un nivel óptimo. (Conde, 2011)

(27) pifiarla. intr. Cometer un grave error. (Conde, 2011)

(28) termínala. fórm. pop + cult → espon. Se usa para pedir a alguien que ponga fin a una conversación o un comportamiento molesto. (Diccionario de americanismos)

Un valor similar a este ha sido descrito para los verbos con partícula del inglés («English verb particles» o «phrasal verbs»), una clase de verbos que se forman a partir de la verbalización de sustantivos comunes y adjetivos y la adición de la preposición «out» ('fuera', literalmente), la cual ha adquirido un estatus semiproductivo en la lengua en los últimos treinta años (Jackendoff, 2002). El uso de out representa la anormalidad del estado, «la idea de ir hasta el extremo, más allá del rango normal de intensidad y razonabilidad [y equivale a] terminar en un estado mental inusual» (Neagu, 2007, p. 130). En esta clase, el verbo no necesita ser un verbo o siquiera una palabra registrada, como se ve en los ejemplos 29 y 309.

to nerd out: estudiar intensamente, entregarse completamente al estudio.

Verbalización de «nerd» (sust.): persona que carece de habilidades sociales o es extremadamente estudioso.

(29) I'm going to the library and nerd out. (Neagu, 2007, p. 30) 'Estoy yendo a la biblioteca para nerdearla'

to pork out, to pig out: entregarse a la comida, comer sin parar. Verbalización de «pork» o «pig» (sust.): chancho, cerdo.

(30) We really porked out last night. (Neagu, 2007, p. 30) 'De verdad la gordeamos anoche.'

Por otra parte, en cuanto al grupo β-δ, el significado de los verbos es más o menos predecible y puede ser reformulado así: «comportarse o tener actitudes típicamente asociadas a x», siendo x el sustantivo común o nombre propio que se selecciona, o «realizar la acción x», siendo x el préstamo verbal morfológicamente adaptado desde donde se forma la nueva construcción. El valor de representación de la anormalidad de la acción también está presente en los casos del grupo β-δ. No sorprende, por lo tanto, la facilidad con la que se encuentran en nuestra base de datos ejemplos de este tipo acompañados por modificadores como «re», «fuerte», «toda», «feo», como se ve en los ejemplos 31, 32 y 33, incluso modificando a aquellos verbos que pertenecen al grupo α.

(31) La estoy bardeando feo. (Twitter, hombre, 2015)

(32) Ganaaaa barovereala fuerte. (WhatsApp, mujer, 2015)

(33) Amerita buquearla toda. Feliz año. (Twitter, hombre, 2015)

(34) A remangarse y pelearla más que nunca, acá no se termina nada... (Facebook, hombre, 2015)

Sin embargo, en los casos del grupo β-δ, el aporte hecho por el pronombre «la» es más constante y el cambio de significado entre el verbo con y sin derivación es menor. En estas formaciones verbales, el pronombre «la» limita la referencia del evento a una situación particular o específica; es decir, la diferencia que presenta el contraste entre los ejemplos 35 y 36 es que, en el ejemplo 35, el «verbo derivado+la» refiere a un evento asociado a o situado en un contexto particular compartido por los interlocutores, en este caso «actuar como Mariana en una situación y». En el ejemplo 36, el verbo derivado sin «la» no está inherentemente anclado a ningún contexto extralingüístico, refiere al evento en general y es la acción de «actuar como Mariana» en cualquier contexto. Esta distinción proviene de los vestigios deícticos que el clítico pronominal aporta en la formación del verbo.

marianear(la): actuar a la manera de Mariana, i. e. compartir en público la vida privada.

(35) Me están rompiendo la [paciencia] hace rato así que voy a marianearla. (Twitter, mujer, 2018)

(36) Pondré candado porque voy a Marianear. (Twitter, mujer, 2018).

Regularidad de la forma y productividad

Mientras que las construcciones con pronombres referenciales admiten, en efecto, más de una posibilidad, es decir, cualquier pronombre de objeto directo en sus variantes masculina o neutra, y femenina, singular y plural, las construcciones no referenciales parecen admitir únicamente la adición del pronombre femenino singular «la». Si, por el contrario, se utiliza otro pronombre, la lectura es obligatoriamente anafórica, como en el ejemplo 37.

(37) *Yo para no gorilearlo, me enamoro.

En nuestra base de datos, registramos algunos ejemplos con significado similar pero que admiten el pronombre masculino (o neutro) singular «lo» o el pronombre femenino plural «las», pero esas son expresiones que o bien provienen de otra variedad dialectal (como se muestra en 38 y 39), o bien constituyen otro tipo de construcciones que no son estrictamente las que estudiamos en este artículo.

fliparlo. loc. verbal. Es equivalente a flipar, alucinar.

(38) Yo es que loflipo. (Cianca-Aguilar & Gavilanes-Franco, 2018)

(39) Portugal hizo un remake de Floricienta (la serie esa argentina) llamada Floribella que lo petó de tal manera que el primer CD de la serie sigue siendo de los CDS más vendidos. (Twitter, mujer, 2018)

En ambos casos, las posibilidades de alternancia entre el pronombre masculino y el femenino y la coaparición de «se» y las variantes «la» y «las» pueden darse únicamente con construcciones verbales del grupo α10. Las alternancias dialectales pueden estar también dentro del grupo β-δ.

(40) Estoy viendo el último de Scandal.. .lo que la estáflipando Olivia por dios. (Twitter, mujer, 2018; hablante rioplatense)

En consecuencia, y considerando la frecuencia de «la», el uso no anafórico de este pronombre en la formación de nuevos verbos es regular, desde un punto de vista morfológico. En efecto, el pronombre «la» es empleado en la mayor parte de los verbos del grupo α, y la totalidad de verbos del grupo β-δ. Consideramos la regularidad como una característica en desarrollo del fenómeno estudiado. La presencia de casos en los que aparece el pronombre «la», aunque figuran en diccionarios con un pronombre distinto, contribuye a esta idea. En el ejemplo 41, el pronombre «las» se reemplaza por «la», incluso generando falta de concordancia entre el modificador y el clítico.

sabérselas todas. loc. verb. coloq. Tener gran habilidad para desenvolverse con éxito en cualquier circunstancia. (DRAE)

(41) Te la sabés todas. Eso es Warner. (Publicidad de Warner Channel, 2018) (el pronombre en singular)

El uso derivativo de «la» también se destaca por su productividad, es decir, la potencialidad de crear cualquier palabra nueva empleando los mismos elementos y procesos morfológicos (Bauer, 2001). Este proceso productivo posibilita el desarrollo de nuevas construcciones basadas en una estructura ya existente y que selecciona otros tipos de unidades que antes estaban restringidos. En efecto, creemos que la productividad se manifiesta especialmente en combinación con el grupo β-δ, que contienen bases derivadas en «-ear».

En primer lugar, se aplica una primera derivación productiva en la creación de verbos a partir de nombres con la aplicación del sufijo verbalizador «-ear» (flash > flashear, Berlín > berlinear, gorila > gorilear). Otros estudios mostraron la productividad del fenómeno sobre los préstamos lingüísticos (Bomant-García, 1995; Moreno-Fernández & Moreno-Sandoval, 2018). Nosotros proponemos que la productividad está también presente para todo el grupo β-δ. Una vez hecha la derivación con «-ear», que puede aplicarse sobre nombres y adjetivos, el pronombre la puede combinarse productivamente a cualquier miembro posible del grupo β-δ y generar algunas de las bases que recolectamos en la base de datos.

La productividad se destaca también por la capacidad del pronombre «la» de unirse a préstamos léxicos y verbos de reciente acuñación, ya que, en general, este tipo de categorías son menos susceptibles a ser derivadas morfológicamente en comparación con el resto de las palabras de la lengua. Incluso puede ocurrir con ejemplos cuyo carácter temporal es claro y probablemente solo constituyan ocasionalismos, como «johnnydeppearla». Determinada formación o regla morfológica es productiva si puede aplicarse, sobre todo, a nuevas bases para crear nuevas palabras, como en el ejemplo 42.

johnnydeppearla: comportarse o tener actitudes asociadas a Johnny Depp, actor estadounidense; en este caso, cometer un abuso sexual.

(42) Oh, no sabía que Michael Fassbender también tiene acusaciones de Johnnydeppearla (Twitter, hombre, 2017)

Por el contrario, la formación con «la» parece ser menos productiva con bases del grupo α. El pronombre «la» no tiene la potencialidad de unirse a cualquier verbo no derivado. En general, se observa que se une a verbos transitivos («agitarla») o inergativos («correrla»). La combinación de un verbo estativo con el pronombre «la» es agramatical (*tenerla, *estarla) y la posibilidad de combinarse con verbos inacusativos es reducida11, hecho probablemente relacionado con la presencia obligatoria de un agente que sea el originador de la acción. La posibilidad de unirse a otros verbos transitivos arroja agramaticalidades o una lectura forzadamente referencial del pronombre (*leerla, *atraparla). Si bien parece no haber restricciones en cuanto a la telicidad y la duración de las bases («romperla», «militarla»)12, se observa cierta relación entre los nuevos usos no idiomáticos con bases patrimoniales («trabajarla», «correrla») con predicados de actividad.

Casos como estos últimos permiten pensar que la productividad del grupo β-δ puede estar extendiéndose hasta el grupo α, como en los ejemplos 43 y 44. De esta manera, la expansión se da si el significado buscado está relacionado con la contextualización del evento y el carácter «anormal» de la acción que caracterizamos en el apartado anterior. La idiomaticidad de los ejemplos contrasta con la del resto de las construcciones encontradas en el grupo α, ya que el significado puede desprenderse directamente del verbo desde el cual se deriva la nueva construcción. Las oraciones que siguen son gramaticales sin el pronombre «la», al igual que los verbos del grupo β-δ.

(43) Mirá, Mariana, todo bien, pero yo voy a laburar y después salgo a militar(la). (Whatsapp, mujer, 2015)

(44) Ahora llegan a la final y la PECHEAN... (la) caminan (La Nación, hombre, 2015)

PROPIEDADES DERIVATIVAS DE LOS CLÍTICOS

Si debido al análisis realizado en las secciones anteriores asumimos que el clítico pronominal podría estar adquiriendo funciones derivativas, este supuesto tiene implicancias con respecto a su estatus morfológico, al menos en un uso en particular, puesto que su uso regular anafórico como pronombre no está alterado en la lengua. De esta manera, lo que presumiblemente estaría desarrollándose es un derivativo que actualmente funciona en homonimia con su variante anafórica, y cuya fuente sería el pronombre. Las características derivativas que toma el nuevo formativo podrían encontrar su causa dentro del propio carácter del clítico como una categoría liminal o heterogénea.

En cuanto a la primera caracterización, se reconoce que los clíticos pueden presentar rasgos generalmente asociados a los afijos flexivos, como la adyacencia morfológica y fonológica, y no a las palabras (Halpern, 1998). En relación con el carácter no homogéneo, Haspelmath y Sims (2010) indican que la imposibilidad de asociar un número de propiedades exclusivas a los clíticos tiene sentido desde un punto de vista diacrónico, ya que la morfología flexiva en general nace a partir de palabras libres. Los clíticos constituirían así un estado intermedio en esta transición. Asimismo, Camacho-Taboada (1998) sostiene lo siguiente:

Cada sistema lingüístico de las lenguas románicas ejemplifica una fase distinta de la metamorfosis [proceso de gramaticalización] que experimenta el sistema pronominal romance, que comienza con formas pronominales independientes, pasando por clíticos de segunda posición, y finaliza con morfemas de concordancia de objeto. (p. 83)

Este proceso evolutivo puede observarse incluso en el desarrollo del pronombre dativo «le» en la historia del español y que, en el caso de la variedad mexicana, ha continuado su gramaticalización hasta constituirse como un formativo gramatical que aporta valor pragmático, como en el caso de «ándale», «órale», «correrle» y otros verbos que pueden tomar «le» (Company-Company, 2003)

En los casos del clítico acusativo, observamos que presentan varias características que lo equiparan con un morfema (Monachesi, 1999). Entre ellas, en primer lugar, se observa que los clíticos tienen un orden rígido de combinación, como se muestra en el ejemplo 45. La misma propiedad se mantiene en el ejemplo 46, con los casos con pronombre no anafórico. En ambos casos, los clíticos son selectivos en su posibilidad combinatoria y no modifican la categoría léxica de su huésped, al igual que los afijos flexivos y algunos derivativos.

(45) Últimamente la estoy (*la) viendo muy seguido a María.

(46) Últimamente (la) estoy (*la) natijoteando demasiado. (Twitter, mujer, 2015)

En segundo lugar, se observa que los clíticos no tienen alcance sobre una coordinación de construcciones y, por lo tanto, deben ser repetidos en cada conjunto. Esta característica, que se observa en los ejemplos 47 y 48, es compartida con los afijos derivativos.

(47) Morrow la persiguió hasta que la atrapó, (?la) golpeó y (?la) mató.

(48) La kirchnereó y (*la) maradoneó.

En último lugar, es posible realizar una dislocación a la izquierda con un verbo en infinitivo y el pronombre acusativo, pero no con un complemento nominal o un infinitivo solo, como muestran los ejemplos 49, 50 y 51. En este caso, también el comportamiento del clítico es más similar al del afijo, ya que debe acompañar el desprendimiento a la izquierda.

(49) Verla, la veo todos los días.

(50) *Ver (*a Marina), la veo todos los días.

(51) Kirchnerearla, la kirchnereo siempre.

El proceso de construcción de nuevas unidades léxicas a partir de la combinación del pronombre «la» con una base verbal constituye un modelo de formación de palabras que se forma sobre la base del pronombre referencial. Las primeras acepciones documentadas y con más extensión dentro de la comunidad lingüística, presentes en el grupo α, mantienen este rasgo más sintáctico. Sin embargo, el fenómeno también presenta un considerable número de propiedades morfológicas que se asientan sobre la base de algunas características morfológicas de los clíticos referenciales. Estas tendencias más derivativas están principalmente presentes en el grupo β-δ y los casos del grupo α más recientes que no están presentes en diccionarios.

En consecuencia, proponemos que el clítico femenino acusativo singular «la» puede ser analizado como un «afijo léxico» (Navarro & Espinal, 2012) o un «clítico marginal» (Bibis & Roberge, 2004) en los ejemplos más recientes. Para estos autores, los clíticos regulares pueden adquirir un estado marginal a través de un proceso de alteración y reanálisis de los rasgos formales, así como permitir la coexistencia de clíticos más y menos prototípicos simultáneamente en una misma variedad.

La posición de entender las nuevas construcciones como casos tendientes a la morfologización (si bien puede considerarse algo arriesgada) creemos que puede contribuir a focalizar la discusión sobre las propiedades y los cambios más gramaticales que presenta el fenómeno. Aunque las construcciones con «la» a priori no están exentas de implicaciones pragmáticas, como se muestra en los procesos de subjetivación e involucramiento de los participantes en los eventos descritos, y con ello clasificaciones como la que Company-Company (2003) hace para el clítico «le» mexicano sean más oportunas, entendemos que una caracterización en línea con las categorías de afijo o clítico marginales puede también contribuir al desarrollo del estudio de la evolución del clítico «la», desde un rol sintáctico a uno con más características morfológicas, y desde una perspectiva tanto diacrónica como sincrónica.

CONCLUSIONES

A través del análisis de un corpus fundamentalmente formado por emisiones en redes sociales y otros ámbitos digitales, logramos identificar un fenómeno particular de desarrollo actual en la lengua con ciertas características específicas. En primer lugar, el pronombre acusativo femenino «la» puede añadirse a cuatro tipos de bases verbales distintas: bases verbales no derivadas (no neológicas), como en el grupo α, o bases verbales (neológicas) derivadas de sustantivos comunes o adjetivos ya existentes, préstamos léxicos incorporados a la lengua y nombres propios, como en el grupo β-δ. Asimismo, analizamos la distribución y posibilidades combinatorias del pronombre marginal «la» con respecto a su contraparte referencial regular y observamos algunas características en común.

Esta primera aproximación nos llevó a preguntarnos por el carácter morfológico o sintáctico del proceso que estamos describiendo. Para determinar si se trata de un caso de derivación morfológica, realización sintáctica o un fenómeno a medio camino entre estos dos niveles del sistema de la lengua, recopilamos otros estudios que se realizaron sobre los clíticos como clase en general y sobre otros fenómenos similares al descrito en este artículo, aunque se basan en un tipo en particular de verbos con «la»: o bien analizan algunas pocas locuciones verbales descritas en el diccionario, o bien se concentran casi exclusivamente en los procesos de formación más reciente, que usan neologismos con sufijo «-ear».

A partir de esta observación, analizamos en primer lugar las construcciones verbales de la base de datos en torno a la calidad de la referencia que presenta el pronombre. La pérdida del significado referencial lingüístico concreto del clítico y la tendencia hacia un significado abstracto general, especialmente en los verbos de carácter más neológico, nos permitieron enmarcar la naturaleza de los cambios como parte de un proceso de gramaticalización, al igual que otros estudios sobre construcciones con clítico.

A continuación, se analizaron otra serie de características (idiomaticidad, cambio de significado, regularidad, productividad) con la idea de encontrar otras propiedades típicas de la gramaticalización y, al mismo tiempo, localizar diferencias entre los grupos previamente segmentados. En efecto, en el grupo α, la idiomaticidad es más alta, el cambio de significado entre la construcción derivada y la básica es más impredecible, la regularidad de significado y de forma son menores, existiendo casos en donde se utilizan otros pronombres que no son «la», y la productividad es menor, por lo que no pueden formarse verbos a partir de cualquier verbo. Por el contrario, en el grupo β-δ, la idiomaticidad es más baja, el cambio de significado entre una forma y otra es, en muchos casos, inexistente, por lo que el afijo «la» puede resultar opcional, y la regularidad y la productividad son más altas.

Como consecuencia, observamos que, aunque se mantienen características sintácticas propias de los clíticos verbales, las propiedades encontradas para el grupo β-δ se relacionan más con la derivación morfológica. Esta tendencia puede encontrar su fuente dentro de los clíticos pronominales referenciales mismos, los cuales demostraron tener algunas características generalmente más asociadas con la función derivativa que con las palabras gramaticales.

A partir de esta información y los conceptos de «afijo léxico» y «clítico marginal», indicamos que el fenómeno analizado se divide en dos. En una primera instancia, una serie de locuciones verbales fueron formándose en el español, cuyo uso extendido dio lugar a que fueran registradas en diccionarios y ampliamente utilizadas por los hablantes. Estos ejemplos tienen una referencialidad e idiomaticidad más marcada. En una segunda instancia, y a partir de estos mismos casos, el fenómeno comienza a presentar tendencias de evolución hacia la morfología. El pronombre «la» puede ser reanalizado como un afijo léxico y ambos, tanto el afijo «marginal» como el pronombre clítico «regular», pueden coexistir en el mismo estadio de la lengua. Este patrón más morfológico comenzó en los casos del grupo β-δ y está extendiéndose a otros casos de verbos no derivados del grupo α.

En conclusión, consideramos que el fenómeno efectivamente se encuentra a medio camino entre la morfología y la sintaxis. Este estado intermedio entre lo sintáctico y lo morfológico, entre la palabra y el afijo, podría sugerir que se trata efectivamente de un proceso innovador de formación de palabras actualmente en curso entre jóvenes de Buenos Aires y alrededores, especialmente en registros informales y ámbitos digitales de comunicación. El estudio de este fenómeno continúa y seguramente pueda arrojar más respuestas sobre el desarrollo del clítico mismo en la historia de la lengua. Se espera profundizar el análisis sobre las características de las locuciones verbales que combinan «se+la(s)», la feminización del rasgo neutro en el español y otras lenguas romances y la relación de estas construcciones novedosas con otros procesos de formación de palabras, como la incorporación, la pseudoafijación y la derivación morfológica.

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*El presente trabajo es fruto del trabajo de adscripción al curso Teoría Léxica (UBA), una beca estímulo (2016-2017) de iniciación a la investigación titulada «Estudio de construcciones verbales con el clítico pronominal 'la' como resultado de innovaciones en el español» y el proyecto Ubacyt 20020170100214BA «Metáforas en el texto y en el léxico: aspectos de teoría y descripción» (2018-). Contó también con el apoyo económico del Consejo Nacional de Investigaciones Científica y Técnicas, Argentina (Conicet), en el marco del Doctorado en Lingüística en la Universidad de Buenos Aires. Agradezco a la Dra. Verónica Nercesian y a la Dra. Guiomar Ciapuscio por su acompañamiento y dirección.

1Los ejemplos que se citan fueron transcritos literalmente, por lo que aparecen errores normativos. En caso de presencia de lenguaje soez, se presenta un sinónimo entre corchetes o un asterisco entre la palabra. Algunas abreviaturas son explicadas en corchetes inmediatamente después. Estos cambios fueron realizados para adecuar los textos al artículo.

2Estas construcciones tienen, ciertamente, una relación estrecha con otras construcciones también registradas en esta lengua y variedad, las cuales combinan una base verbal patrimonial con «se + las» («tomárselas»), «se + la» («perdérsela»), «la» + adjetivo[±concordado] e incluso «lo» («vérsela fea», «vérsela negras», «hacerla corta», «tenerla clara», «pasarlo bien»), como se ve en los ejemplos a, b, c y d. (a) Se las tomó antes de que su jefe le pidiera más cosas. (b) Cada vez que se la ven negras apelan a lo mismo. (Twitter, hombre, 2015) (c) Yo llegué a la conclusión de que Luli se la pierda, y estoy mejor. (WhatsApp, mujer, 2015) (d) Si vos lo pasaste bien, yo lo celebro. (Twitter, hombre, 2015) Por el momento, solo nos enfocaremos en el estudio de un tipo de construcción, más extendido y empleado productivamente en la actualidad (únicamente con pronombre «la») sin descartar el análisis de la relación que podría establecerse entre todas ellas. Por la misma razón, decidimos recortar de la muestra aquellas construcciones que combinan un verbo con un sintagma preposicional con algún pronombre no definido femenino («una», «alguna»), como se ilustra en el ejemplo e. (e) Flashee que capaz andaba en alguna. (WhatsApp, mujer, 2015)

3Algunas construcciones de este tipo fueron recogidas de proyectos lexicográficos recientes o focalizados en el habla urbana o juvenil, como el Diccionario Latinoamericano de la Lengua Española (DILE) (http://untref.edu.ar/diccionario/).

4Si bien la existencia de verbos con «-ear» sin pronombre «la» podría indicar que el elemento particular de las diferencias que se ven en el artículo se debe al sufijo verbalizador en sí, se observa que el clítico aporta significados específicos que no se derivan del verbo sin el pronombre «la», los cuales se comentan en los apartados siguientes. En este sentido, también seguimos la propuesta de Fábregas (2018), quien atribuye al pronombre «la» un rasgo de «manera».

5La división del grupo β-δ en tres subcategorías pretende mostrar la diversidad de bases con las que el sufijo «-ear» y el pronombre «la» pueden combinarse, ya que, por ejemplo, los préstamos léxicos y los nombres propios son menos susceptibles a experimentar procesos morfológicos. En el desarrollo del artículo, se demuestra cómo el grupo β-δ comparte características como conjunto, las cuales se oponen al grupo α.

6Para el caso de fliparla, entendemos que el préstamo se realiza, en una primera instancia, desde el inglés «flip (out)» al español ibérico «flipar», donde algunas creaciones neológicas pueden tomar «-ar» («pilotar» vs. «pilotear»). Al español rioplatense, donde se utiliza más frecuentemente «flashear» con un valor similar, ingresa vía la variedad peninsular. Las verbalizaciones en «-ear» a partir de préstamos suceden en el español de la Argentina con cierta sistematicidad y desde hace varios años, como marca Selva (1910) tan tempranamente.

7Detectamos también expresiones que omiten el pronombre dativo, como en el ejemplo f. Este dato puede indicar que el uso del dativo es más bien opcional y de carácter enfático, ponderativo o expresivo, o bien una tendencia de evolución que reanaliza algunas construcciones con «se+la» como unidades exclusivamente con pronombre «la», como sucede con «bancársela» en el ejemplo g. (f) Cómo la secan los tipos tiernos lpm. (Twitter, mujer, 2018) (g) Somos 9, hay 5 que están casadas y el resto nos va [mal] pero la bancamos piola. (Twitter, mujer, 2019)

8Este tipo de doblado de clíticos es característico de la variedad rioplatense y fue descrito en extenso por Mazzuchino (2013) y Zdrojewski (2008), entre otros. Su realización no depende únicamente de contener verbos de percepción y objetos animados y puede aplicarse a otros casos, como el siguiente: Las dejó en remojo a las berenjenas.

9Una lista más completa de verbos se encuentra en Jackendoff (2002). También detectamos phrasal verbs con nombres propios, como «Palin» (excandidata a vicepresidenta de Estados Unidos), o nombres de conjuntos de personas, como «amish» (tipo de población rural estadounidense), que incluso pueden llevar un pronombre acusativo «it», equivalente al pronombre «la». • Maybe he hepalins out and quits before he can do more damage. (Twitter, hombre, 2016) 'Quizás la palinea y renuncia antes de que pueda hacer más daño.' • Whole Foods nerded it out with these Atari can displays! '¡Whole Foods la nerdeó con estos visualizadores tipo Atari!'

10Creemos que la confección y anotación de una nueva base de datos ampliada, que recoge ejemplos de 1800 a 1920, sobre la cual nos encontramos trabajando en este momento, puede echar un poco de luz al respecto. De un total de 227 tokens, 118 pertenecen a construcciones solo con pronombre «la» y 109 a construcciones con otras combinaciones de pronombres («las», «lo», «se+las» y «se+la»). La mayoría de las construcciones solo con «la» aparecen entre 1910 y 1920. Este dato nos invita a pensar en que la presencia de ejemplos actuales con otros clíticos distintos a «la» es una consecuencia de la inestabilidad del sistema que existía alrededor de ese periodo.

11Algunas construcciones, como «morirla», podrían constituir un contraejemplo. Sin embargo, creemos que en este caso se trataría de un verbo que toma un significado liminal de «morir» y puede estar construido a partir de «dormir», como se ve en el ejemplo h. (h) Preferible activar que morirla acostado. (Twitter, hombre, 2015)

12Llama la atención, como nos señala un evaluador, la semejanza del fenómeno en algunos aspectos con aquel del «se aspectual» o «se estilístico» (Di Tullio, 1997; De Miguel, 1999). El nivel de contribución del «se» en construcciones como «se comió todo» indica también el grado en extremo, o anormal, en el que se realiza un evento, y está reservado a construcciones de realización o logro. Si bien por el momento un análisis que compare ambas estructuras fue dejado de lado por la posibilidad que tiene el pronombre «la» con predicados de actividad, creemos que es un elemento a considerar en futuras investigaciones, debido, entre otras cosas, al uso del modificador «todo» y la similitud semántica entre ambos fenómenos.

Cómo citar este artículo: Arellano, N. (2020). Entre la morfología y la sintaxis: una aproximación a la creación de verbos con pronombre acusativo «la». Forma y Función, 33(2), 81-108. https://www.doi.org/10.15446/fyf.v33n2.80194

Recibido: 13 de Junio de 2019; Aprobado: 07 de Enero de 2020

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