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Forma y Función

Print version ISSN 0120-338X

Forma. func. vol.34 no.2 Bogotá July/Dec. 2021  Epub June 12, 2021

https://doi.org/10.15446/fyf.v34n2.88628 

Artículos

Indicadores sintácticos y morfológicos de la transitividad en el input toba/qom a niños pequeños y niñas pequeñas de Argentina*

Syntactic and morphological cues to transitivity in the input in Toba/Qom to young children from Argentina

1Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Buenos Aires, Argentina. cpaudisio@gmail.com

2Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Buenos Aires, Argentina, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina. pcuneo@gmail.com

3Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Buenos Aires, Argentina. gladys.ojea@gmail.com

4Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Buenos Aires, Argentina, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina. celiarosemberg@gmail.com


Resumen

Investigaciones lingüísticas anteriores han descrito las propiedades formales de la construcción transitiva, que prototípicamente expresa eventos causativos, en distintas lenguas del mundo. No obstante, poco se ha investigado el despliegue de estas propiedades en el habla espontánea y, principalmente, en el input infantil. Esto permitiría determinar la evidencia de la que dispone el/la niño/a para reconocer la construcción e inferir el significado prototípicamente asociado con los marcos transitivos. Este trabajo estudia la frecuencia, consistencia y coocurrencia de indicadores de transitividad sintácticos (cantidad de nominales y orden de constituyentes) y morfológicos (afijos) en el input en toba/qom a tres niños y una niña (M=1;9) de Chaco (Argentina). Los resultados muestran que la omisión de argumentos es frecuente y no hay dos órdenes que discriminen transitividad. Aunque compensan la elisión argumental en 20% del input, los indicadores morfológicos se encuentran mayormente ausentes, en especial en el habla dirigida al niño o la niña. En casi la mitad de la muestra, las propiedades sintácticas y morfológicas no brindan información consistente sobre la transitividad de la cláusula y solo raramente coocurren los valores más consistentes de ambos tipos de indicadores.

Palabras clave: adquisición; input; morfosintaxis; qom; transitividad; toba

Abstract

Previous linguistic research has described the formal properties of the transitive construction, which prototypically expresses causative events, in different languages of the world. However, little has been studied about the unfolding of these properties in spontaneous speech and, especially, in the input to children. This would allow to determine the evidence available to the child so (s)he can identify the construction and infer the meaning prototypically associated with transitive frames. The present work studies the frequency, consistency, and co-occurrence of syntactic (quantity of nominals and order of constituents) and morphological (affixes) transitivity cues on the Toba/Qom input to three male children and a female child (M=1;9) from Chaco (Argentina). The results show that argument omission is frequent and that there are not two orders that discriminate transitivity. Although they compensate for argument elision in 20% of the input, morphological cues are mostly absent, especially in child-directed speech. In nearly half of the sample, the syntactic and morphological properties do not provide consistent information about the transitivity of the clause. The most consistent values of both morphological and syntactic cues rarely co-occur.

Keywords: acquisition; input; morphosyntax; Qom; transitivity; Toba

1. Introducción: el patrón de valencia transitivo y su adquisición

En su definición más tradicional, la transitividad constituye un patrón de la valencia verbal específico que involucra un argumento objeto directo (O) además del argumento sujeto (A) (Kulikov et al., 2006)1. En general, el argumento que inicia o controla la actividad cumple la función de sujeto (A), y el argumento afectado por la actividad cumple la función de objeto (O)2. Por el contrario, la intransitividad conlleva la presencia de un único argumento nuclear sujeto (S). En estudios más recientes, la transitividad es entendida como una noción gradable y multicomponencial que involucra no solo al verbo sino a la cláusula entera (Hopper & Thompson, 1980). Por lo tanto, las cláusulas de cualquier lengua pueden clasificarse como transitivas o intransitivas (Dixon & Aikhenvald, 2000).

Este esquema sintáctico conlleva implicaciones semánticas. Prototípicamente, las cláusulas transitivas tienen una interpretación causativa según la cual un argumento agente afecta a un argumento paciente (Hopper & Thompson, 1980). Es importante destacar también que factores cognitivos y pragmáticos, como el manejo de la información y la accesibilidad cognitiva, inciden en la expresión del patrón transitivo. Por ejemplo, en el discurso espontáneo suele evitarse la expresión de más de un argumento léxico (es decir, aquel expresado por una frase nominal plena en lugar de un pronombre o cero) por cláusula (Du Bois, 1987). Esta tendencia fue en principio observada por Du Bois para el maya sacapulteco y, luego, verificada empíricamente en cerca de quince lenguas de diversas familias (Du Bois et al., 2003), con fundamentos para ser concebida como un universal discursivo. Entre las lenguas guaycurúes (como el toba/qom), la tendencia se comprueba en Califa (2014) para el mocoví.

La transitividad es ineludible porque toda cláusula con un predicado verbal es ya transitiva, ya intransitiva. Al producir cualquier cláusula de una lengua, el niño o la niña le asigna un valor de transitividad; sin embargo, falta aún comprender cómo infiere dicho valor. Cabe asumir que el input al que el/la niño/a está expuesto/a en su vida cotidiana constituye la base a partir de la cual puede extraer estos patrones y realizar estas y otras generalizaciones sobre el funcionamiento del lenguaje (Hoff-Ginsberg, 1986). En consecuencia, resulta esencial estudiar las pistas que el input en distintas lenguas le proporciona al niño o la niña, y que le permiten descubrir el valor de transitividad de cada cláusula.

Las pistas o indicadores disponibles para que un niño o niña determine la transitividad de las cláusulas que oye dependen de las características tipológicas de la lengua, así como también de la frecuencia y consistencia a través de registros y situaciones interaccionales en las que esas características se manifiestan en el input. Existen mecanismos léxicos, sintácticos y morfológicos para señalar la transitividad de la cláusula. Los primeros operan mediante oposiciones entre pares de ítems léxicos, por ejemplo, «matar»/«morir» o «raise»/«rise». Entre los sintácticos, se encuentran la cantidad de argumentos expresados como constituyentes independientes y el orden de constituyentes mayores de la cláusula (A/S, V y O). En una lengua sin morfología abundante como el inglés, estos son los principales indicadores disponibles. En lenguas con morfología abundante y posibilidad de elidir argumentos nucleares (S, A y O), la cantidad de frases nominales no ayuda a determinar el valor de transitividad de la cláusula. En estas lenguas, la transitividad se indica principalmente mediante marcas morfológicas, como los afijos de transitividad, causatividad o caso.

Investigaciones previas, mayormente con hablantes de inglés, han postulado la teoría del bootstrapping sintáctico (Fisher et al., 2010, Hirsh-Pasek et al., 1996; Naigles, 1990; Naigles & Kako, 1993; Yuan & Fisher, 2009; entre otros) a partir de la observación de que los niños y la niñas efectúan un emparejamiento analógico (structural or analogical mapping) desde la información sintáctica (el número y la posición de las frases nominales) para inferir información semántica (por ejemplo, si el evento es causativo e involucra un agente y un paciente). La presencia de dos frases nominales indica la interacción causal entre dos participantes (por ejemplo, He’s gorping him!), mientras que una única frase nominal indica la acción no causal de un único participante (He’s gorping! [Fisher, 1996; Yuan et al., 2012]).

Experimentalmente se encontró que la aplicación de este mecanismo es muy temprana -desde los 19 meses (Yuan et al., 2012)-, tanto en inglés como en algunas otras lenguas, por lo que se ha argumentado que constituye una tendencia universal o innata, posición que contrasta con los mecanismos inductivos a partir del input que han sido propuestos, por ejemplo, desde el enfoque emergentista (MacWhinney, 1998). Hay quienes argumentan que la cantidad de frases nominales en la cláusula es la propiedad más atendida por los niños y las niñas para interpretar la semántica verbal, aún en lenguas que admiten la omisión de argumentos, como el chino mandarín (Lee & Naigles, 2008), o que cuentan con procedimientos morfológicos para indicar transitividad, como el kannada (Lidz et al., 2003)3.

La evidencia de estos estudios contrasta con el modelo de competición (MacWhinney, 1987; Bates, & MacWhinney, 1989; MacWhinney, 2005) que sostiene que las propiedades distribucionales del input en una lengua (es decir, la frecuencia, consistencia y coocurrencia de sus patrones formales) determinan la adquisición y el procesamiento del lenguaje. Así, es esperable que niños y niñas atiendan a los rasgos que constituyen los predictores de transitividad de mayor consistencia y disponibilidad en su lengua. Por ejemplo, Ammon y Slobin (1979) hallaron que las pistas locales4 contribuyen al rápido desarrollo de estrategias de procesamiento oracional en niños y niñas (2;05-4;4) que adquieren lenguas con dispositivos morfológicos para señalar el significado causativo, como el serbocroata y el turco. Esto contrasta con lo observado en el caso de niños y niñas que adquieren lenguas con dispositivos fundamentalmente sintácticos.

En este sentido, Göksun et al. (2008) investigaron si niños y niñas monolingües turcos/as de 2, 3, 4 y 5 años que pertenecen a familias de nivel socioeconómico medio-alto utilizan información morfológica (la marcación de caso acusativo y la presencia de morfemas causativos en el verbo), además de sintáctica (el número de frases nominales), para interpretar el significado causal o no de oraciones estímulo en una tarea de representación. El turco contiene una rica morfología flexiva nominal y verbal y admite la elisión de los argumentos6. Las autoras encontraron que los/as niños/as atienden al número de frases nominales (sintaxis) (aunque menos que los/as niños/as ingleses/as y más que los/as adultos/as turcos/as) como también a la presencia de los marcadores de caso acusativo (morfología). No obstante, no encontraron efectos de la presencia de morfemas causativos en el verbo. Ante estos hallazgos, proponen ampliar la descripción del mecanismo de bootstrapping sintáctico para que incluya también el efecto de los indicadores morfológicos en la interpretación de eventos como causales o no.

Por su parte, Matsuo et al. (2012) hallaron que niños/as japoneses/as de 2;4 años no asocian el marco transitivo con eventos causativos cuando el único indicador de la transitividad verbal es la presencia de dos argumentos verbales. Es necesaria también la presencia de marcadores de caso nominativo y acusativo. En contraste, la sola presencia de los marcadores de caso acusativo son suficientes para que interpreten un verbo como causativo (Suzuki & Kobayashi, 2016). En japonés, la cantidad y posición de las frases nominales no son indicadores fiables de la transitividad de la cláusula, dado que tanto el sujeto como el objeto pueden omitirse y son preverbales.

Más allá de las propiedades tipológicas de las lenguas, hay estudios que sugieren que las propiedades del input tienen injerencia en la adquisición del patrón transitivo. Por ejemplo, Ochs (1982) observó que el uso del caso ergativo -es decir, la presencia de morfología nominal que marca el A, de manera diferente a S y O- es muy infrecuente en los hogares de las comunidades de Samoa del Oeste, debido a convenciones culturales. Esto determina que la adquisición del morfema de caso ergativo sea más tardía en los/as niños/as samoanos/as que en niños/as de otras comunidades (Schieffelin, 1979; Pye, 1980). Rispoli (1991, 1995) observó que solo el 9% de las oraciones transitivas producidas por cuidadores/as japoneses/as incluye la marca de caso acusativo y tan solo el 1% incluye tanto la marca de caso acusativo como nominativo. Sumado a que aún con 5 años no dominan completamente la marcación de caso, este autor argumenta que los/as niños/as japoneses/as no pueden emplear las marcas de caso para inferir el significado de los verbos (no obstante, véase las objeciones de Morikawa [1989] y Suzuki [1999]); en cambio, propone que hacen uso de información contextual sobre la animacidad de los participantes y de morfemas que señalan el tipo de acto de habla (e imponen restricciones para la ocurrencia de argumentos agentes) o el aspecto del evento. Por otra parte, una investigación previa del input toba/qom en la comunidad bilingüe de Pampa del Indio (Chaco, Argentina) mostró que los sufijos de aumento y disminución de la valencia verbal constituyen evidencia útil para interpretar el significado causal de la cláusula; además, ocurren con una diversidad de raíces verbales y en el input de todos/as los/as niños/as del estudio. Sin embargo, su frecuencia en el input es menor al 5%, especialmente en el habla dirigida al niño o la niña (Audisio, Cúneo et al., 2019).

Asimismo, si bien el japonés y el coreano comparten muchas características lingüísticas (son aglutinantes, pro-drop, tienen marcación morfológica de caso), los primeros verbos de los/as niños/as japoneses/as son predominantemente intransitivos (Nomura & Shirai, 1997; Tsujimura, 2006), y los de los/as niños/as coreanos/as son predominantemente transitivos (Choi, 1999; Fukuda, 2005). Fukuda y Choi (2009) sugieren que esta diferencia es atribuible al input recibido: hasta los 2 años los/as cuidadores/as coreanos/as emplean significativamente más verbos transitivos y menos intransitivos que los/as cuidadores/as japoneses/as. Además, a pesar de detectar un sesgo hacia los verbos intransitivos en ambos grupos de niños/as, hallaron una correlación significativa entre el uso de instancias de predicados transitivos e intransitivos por parte de los/as niños/as y de sus cuidadores/as.

Así, las características sociolingüísticas, pautas culturales y sesgos propios de cada comunidad pueden controlar el acceso del niño o la niña a ciertos morfemas y clases de verbos. También es el caso de algunas propiedades detectadas en el habla dirigida a niños y niñas (HDN). El HDN es un registro con propiedades prosódicas, fonológicas, léxicas y sintácticas particulares, con importantes efectos en el desarrollo lingüístico del niño o la niña -véase Soderstrom (2007) para una revisión-. Una de estas propiedades es la mayor simplicidad sintáctica de este registro: los enunciados dirigidos a niños y niñas tienden a ser más cortos que aquellos dirigidos a adultos o adultas. Esto ha sido relacionado con un menor número de cláusulas por enunciado, un mayor número de pronombres en lugar de frases nominales plenas (Soderstrom et al., 2008), un menor número de verbos y modificadores por enunciado (Phillips, 1973), etc. En su conjunto, las investigaciones mencionadas ponen de relieve la importancia de estudiar la frecuencia y consistencia de los indicadores de transitividad en el input y el habla específicamente dirigida al/a la niño/a puesto que pueden incidir en la adquisición del patrón de valencia transitivo.

Otros/as autores/as han mitigado el impacto de la información (morfo)sintáctica del input en la producción infantil de construcciones sintácticas con verbos. A partir de la manipulación experimental de los entornos sintácticos y situacionales en los que verbos desconocidos eran presentados a niños y niñas hablantes de inglés (3;5), Ingham (1993) sostiene que los datos sintácticos del input tienen importancia secundaria en la adquisición de las representaciones léxicas de los verbos transitivos: fundamentalmente cuando la estructura argumental del verbo (en tanto cantidad de argumentos sintácticos requeridos y los roles semánticos que desempeñan en el evento) no es recuperable del contexto no lingüístico. En línea con las propuestas del bootstrapping semántico, Pinker (1984) sugiere que la disponibilidad cognitiva de un participante afectado en el input situacional no-lingüístico es determinante para el uso transitivo de un verbo.

Ninio (2015, 2016) también cuestiona que el aprendizaje verbal comience con un mecanismo de bootstrapping sintáctico, que requiere que niños y niñas escuchen los verbos en oraciones completas. Propone, en cambio, que inicialmente tiene lugar un proceso de bootstrapping pragmático a partir de la detección de pistas contextuales (la orientación corporal, la dirección de la mirada, el uso de gestos, etc.). Los/as niños/as comenzarían aprendiendo el significado de los verbos a partir de enunciados de una palabra, más propicios para inferir las intenciones de sus interlocutores/as a partir del contexto de uso del lenguaje. Tanto para el hebreo (Ninio, 2015) como para el inglés (Ninio, 2016), que requiere que todos los argumentos sean expresados, el autor encuentra que la frecuencia de los verbos producidos por niños y niñas en enunciados de una palabra se correlaciona mejor con la frecuencia de los verbos del input en enunciados de una palabra que en enunciados completos. Además, los argumentos O omitidos en enunciados de una palabra pueden ser inferidos porque refieren a entidades del entorno situacional que constituyen el foco de atención del adulto o la adulta.

En esta sección hemos resumido las principales perspectivas sobre la adquisición de la transitividad. Se partió de la propuesta del bootstrapping sintáctico, investigada experimentalmente tanto en lenguas sin morfología rica y menor (inglés) o mayor (mandarín) posibilidad de omitir los argumentos nucleares como también en lenguas con abundante morfología causativa (kannada). Mencionamos la reformulación de esta propuesta (en términos de bootstrapping morfosintáctico) a partir del estudio del turco, una lengua morfológicamente rica, y cómo esta reformulación acomodó parcialmente los hallazgos de Matsuo et al. (2012) y Suzuki y Kobayashi (2016) para el japonés, en el que el sujeto y el objeto son omisibles y preverbales y la posposición o de caso acusativo tiene un efecto preeminente. Nos referimos luego a estudios que argumentan sobre el rol de la información semántica (bootstrapping semántico, sobre todo para el inglés) o pragmática (bootstrapping pragmático). Estos últimos abordaron el estudio del input en japonés, inglés y hebreo, que permite la omisión de sujetos y objetos cuando pueden ser recuperados del contexto (extra-) lingüístico. El presente trabajo parte de estos y otros antecedentes que resaltan el impacto del input en la trayectoria de adquisición de una lengua (MacWhinney, 1987) y los profundiza atendiendo a su complejidad: distingue el habla específicamente dirigida a niños y niñas y la edad del hablante (niño/a o adulto/a). Además, al investigar tanto indicadores sintácticos (el número y el orden de las frases nominales) como morfológicos, complementa los hallazgos de Audisio, Cúneo et al. (2019) que estudió la consistencia y frecuencia en el input toba/qom de ciertos sufijos (anti-) causativos.

2. Características tipológicas de la lengua toba/qom

En Argentina, el grupo étnico qom comprende cerca de 127.000 personas (Instituto Nacional de Estadística y Censos [INDEC], 2012), asentadas en comunidades rurales y semiurbanas de las provincias de Chaco, Formosa y Salta, y también, debido a movimientos migratorios, en grandes centros urbanos de la zona central del país (Censabella, 2000; Messineo, 2003). Los/as qom constituyen un grupo humano en riesgo, debido a las condiciones de marginalidad y discriminación que sufren. Su lengua se encuentra amenazada, especialmente en zonas urbanas donde es progresivamente desplazada por el español (INDEC, 2004).

La lengua toba o qom lʔaqtaqa (familia guaycurú)7 presenta tendencia a la polisíntesis (es decir que una palabra tiende a estar conformada por varios morfemas) y a la aglutinación (es decir que los morfemas son relativamente segmentables e invariantes). El sustantivo puede incluir morfemas de posesión, género, número y diminutivo (por ejemplo, «ya-qay-ole-k-pi» ‘3POS-hermano-DIM-MASC-PL mis hermanitos’), mientras que el verbo lleva obligatoriamente un índice de persona, carece de marca morfológica de tiempo, pero puede incluir sufijos de aspecto, dirección y locación (por ejemplo, «shi-geuo-ta-shigem-a» ‘1A-ir-DUR-DIR:hacia.arriba-LOC:ahí estoy subiendo hasta ahí’), de modo tal que cada verbo puede constituir por sí mismo una oración (véase infra para la morfología de modificación de la valencia verbal). Esta es una lengua pro-drop, con posibilidad de elidir el argumento S, A y O (cuando el argumento está indexado en el verbo y cuando la referencia se encuentra disponible en el discurso previo o el contexto).

La lengua no presenta marcación de caso, esto es, inflexiones que señalan las funciones sintácticas o semánticas de los sustantivos o frases nominales, ni adposiciones, es decir, partículas que preceden o anteceden a sustantivos o frases nominales y señalan la relación gramatical o semántica de estos últimos respecto de otros elementos de los que dependen. Si bien el orden de constituyentes es relativamente flexible, las opciones no marcadas son AVO en cláusulas transitivas (ejemplo 1b) y VS en cláusulas intransitivas (ejemplo 1a). Cuando O y S son pronombres de 1.ª o 2.ª persona, se ubican precediendo al verbo (ejemplo 1c).

(Intransitiva - VS)

(1a) hek ø-so Auy-ito
3SG.ir MASC-D.DIST Auy-DIM(SP)
‘Se fue Auyito.’

(Transitiva - AVO)

(1b) a-ra ʔalo y-asot-ek a-ñi peloota
FEM-D.VERT mujer 3SG.A-patear-LOC FEM-D.TRID pelota(SP)
‘La mujer pateó la pelota.’ (Cúneo & Messineo, 2019)

(Transitiva - (A)OV)

(1c) nache ʔam s-am-iʔ ø-ñi in-computadora
Después 2SG 1SG.A-dar-LOC MASC-D.TRID 1SG.POS-computadora(SP)
‘Después te doy mi computadora.’

Los verbos pueden participar de construcciones seriales, es decir, secuencias multiverbales que actúan como un predicado simple, dado que expresan un único evento en una sola cláusula y comparten al menos un argumento; algunas de estas construcciones constituyen un mecanismo de incremento de la valencia verbal en tanto permiten introducir argumentos -pacientes, instrumentales, benefactivos, locativos- (Messineo & Cúneo, 2010). Las operaciones de modificación de la valencia verbal son reflexiva, recíproca, antipasiva, pasiva no promocional y construcciones causativas y aplicativas (Censabella, 2006, 2008), que resultan de la adjunción de afijos que funcionan como pistas de la transitividad de la cláusula. La ausencia de morfología de aumento o disminución de la valencia, no obstante, no permite determinar la transitividad de manera inequívoca: en la lengua existen raíces verbales tanto transitivas como intransitivas (Censabella, 2006, 2008). Los sufijos causativos «-aɢan» y «-aɢat» expresan causación directa8 y los sufijos «-aqchet» y «-aɢanaɢan» expresan causación indirecta9. Estos aumentan la valencia del verbo de base intransitivo. El sufijo antipasivo «-aɢan»10 se adjunta a bases transitivas y deriva verbos intransitivos inergativos (es decir, aquellos en los que el argumento único S posee un rol semántico típicamente agentivo o volitivo). El ejemplo 2 ilustra cómo la adjunción de los sufijos causativos permite la inclusión de un participante O.

El aumento de la valencia del verbo de base intransitivo «rkeʔe» ‘come’ mediante el sufijo «-aɢan» conlleva un cambio en el marcador de 3.ª persona, de la forma intransitiva «r-» (ejemplo 2a) a la transitiva «i-» (ejemplo 2b).

(2a) r-ekeʔe
3SG.A-comer
‘Come.’

(2b) i-ki-aɢan a-ñi nogot-ole
3SG.A-comer-CAU F-D.TRID joven-DIM.F
‘Da de comer al chico.’

Todas las formas verbales llevan obligatoriamente un índice de persona prefijado, más allá de que los argumentos sean expresados como frase nominal o pronombres independientes. Estos índices se agrupan en tres paradigmas de conjugación (activo, medio e inactivo)11 según el grado de agentividad (es decir, el control o la voluntad que ejerce el participante codificado) y según el contenido léxico del verbo (Messineo, 2003). Con excepción del contraste en la 3.ª persona activa (véase infra), cada paradigma de conjugación puede ocurrir tanto con cláusulas transitivas como intransitivas.

Al interior del paradigma activo, la 3.ª persona presenta una escisión que ha sido vinculada con niveles en la escala de transitividad (Messineo, 2003) y diferentes grados de control y afectación, como un rasgo de ergatividad (Censabella, 2008). El grado más alto en la escala de transitividad está representado por el prefijo «i-» [y-], que codifica el participante agentivo de verbos típicamente transitivos. En el nivel inmediatamente inferior, el prefijo «r-» [d-] codifica el participante de predicados de baja transitividad o intransitivos. Un grado menor en la escala de transitividad se encuentra representado por el índice «ø-», que ocurre con verbos locativos con participantes de baja agentividad, algunos intransitivos con participantes inanimados (Messineo, 2003) y con raíces agentivas que expresan movimientos corporales en que el argumento único tiene volición y control («ø-kewo» ‘camina’, Censabella [2006, 2008]). Se han identificado otras dos formas («w-» y «t-») de uso restringido y posiblemente lexicalizadas (Carpio, 2007; Censabella, 2006, 2008).

Como se expuso, el toba/qom es una lengua con recursos morfológicos para señalar si una cláusula es transitiva o intransitiva. Si bien no presenta marcas de caso, como el coreano, el japonés o el turco, el verbo incluye índices de 3.ª persona que indican distintos valores en la escala de transitividad. También contiene sufijos que aumentan o disminuyen la valencia verbal. La disponibilidad de estos recursos promueve que los argumentos puedan ser omitidos. A su vez, si bien el toba/qom presenta un orden canónico diferenciado según la cláusula sea transitiva o intransitiva, la omisión de argumentos y la existencia de una jerarquía de persona (Messineo, 2003, 2016)12 complejizan su funcionamiento. Debido a estas propiedades, el toba/qom constituye un caso de interés para el estudio de los indicadores de transitividad de la cláusula y sus implicancias para la adquisición13.

3. El presente estudio

Siguiendo las propuestas del modelo de competición (MacWhinney, 1987, 2005; Bates & MacWhinney, 1989), este trabajo analiza la frecuencia, consistencia y coocurrencia de los indicadores de transitividad sintácticos y morfológicos de una lengua con morfología abundante en contextos ecológicos de interacción con niños pequeños y niñas pequeñas. El objetivo de este análisis es determinar el tipo de información (sintáctica o morfológica) disponible en el input espontáneo en la lengua toba/qom para inferir el valor de transitividad de los enunciados.

Para satisfacer tal propósito, se determinará si un tipo de información se encuentra disponible más frecuentemente y si indica el valor de transitividad más consistentemente que otro. También se explorará cómo se relacionan los tipos de información entre sí, examinando si suelen ocurrir juntos o alternadamente. Partiendo de trabajos previos acerca del uso del toba/qom en contextos espontáneos (Audisio, Cúneo et al., 2019), esperamos que la información morfológica ocurra con una frecuencia baja. Sin embargo, dado que esta lengua admite la omisión de participantes nucleares, prevemos que los sufijos causativos e índices personales (a pesar de su baja frecuencia) indicarán el valor de transitividad más consistentemente que la información sintáctica. Frente a la baja frecuencia de la información morfológica y la inconsistencia de la información sintáctica, esperamos que ambos tipos de información ocurran alternadamente, «compensándose» entre sí. Esto permitiría al niño o la niña utilizar la evidencia morfosintáctica para inferir el valor de transitividad de los enunciados, un mecanismo observado en numerosos estudios previos. En cambio, si la distribución de la información morfosintáctica es menos favorable, podremos aventurar que inicialmente el aprendizaje de la transitividad verbal se encuentra guiado por otras pistas (por ejemplo, gestos, la orientación corporal, la dirección de la mirada) que permiten a niños/as pequeños/as identificar el foco de atención y la intención del adulto o la adulta (Ninio, 2015, 2016).

Por último, analizaremos algunas propiedades de los contextos ecológicos de interacción con bebés: la edad del hablante o la hablante y el destinatario o destinataria de la cláusula. La edad del hablante o de la hablante proporcionará información acerca del nivel de dominio que otros/as niños/as qom del entorno tienen de los indicadores morfosintácticos investigados (principalmente de la morfología (anti)causativa del toba/qom). El análisis por destinatarios o destinatarias, por su parte, permitirá determinar si el HDN en toba/qom presenta alguna de las propiedades identificadas en el HDN en otras lenguas, como se planteó anteriormente (por ejemplo, en cuanto a su mayor simplicidad morfosintáctica), lo que puede incidir en la disponibilidad de los indicadores morfosintácticos de transitividad en este registro.

En su conjunto, los resultados permitirán reflexionar acerca del rol de los indicadores morfosintácticos en el aprendizaje temprano del niño o la niña y discutir hallazgos previos que encontraron una preferencia por el uso de información sintáctica incluso en niños y niñas hablantes de lenguas con recursos morfológicos para indicar transitividad.

4. Metodología

4.1. Corpus

Se empleó un corpus preexistente que registra interacciones espontáneas con niños/as pequeños/as en hogares monolingües de español de Buenos Aires y bilingües de español-toba/qom de la zona periurbana de Pampa del Indio, en la provincia argentina de Chaco (Rosemberg et al., 2015-2016)14.

En este trabajo, se atendió específicamente al input producido en los hogares bilingües de Pampa del Indio a partir del análisis de transcripciones de una hora de audio de tres niños (Na, A y Tg) y una niña (Tz) qom de un promedio de edad de 1;9 (1;2-2;2) y desarrollo neuronal, físico y lingüístico normal; cuatro horas en total. En el caso de los dos primeros niños, Na y A, la lengua dominante en el entorno familiar, tanto en niños/as como en adultos/as, es el qom; de hecho, conviven con abuelos/as con muy escasos conocimientos de español. En las familias de Tg y Tz, los/as adultos/as (incluidos/as los/as abuelos/as) son bilingües qom/toba-español con dominio de ambas lenguas, ninguna de las cuales se percibe como dominante en el hogar. No obstante, en el caso de los/as niños/as de estas dos familias se observa un mayor uso del español15. Una gran cantidad de personas participan de las interacciones en estos hogares, entre 8 y 13 aproximadamente; tanto vecinos/as como familiares, ya sean adultos/as (madre, padre, abuelos/as, tíos/as) o niños/as de entre 2 y 9 años (hermanos/as y primos/as). El intercambio con el ambiente que rodea a la vivienda (separado de los pastizales y árboles del monte chaqueño tan solo por algunos pasos) es fluido: allí habitualmente se disponen mesas y sillas para compartir la comida y distintas actividades de socialización familiar. Es también el lugar donde juegan los/as numerosos/as niños/as.

Los audios fueron previamente transcritos siguiendo el formato CHAT (MacWhinney, 2000) por la autora Rosemberg y sus colegas en colaboración con hablantes bilingües qom-español. El proceso de transcripción incluyó al menos tres instancias de revisión. Rosemberg y sus colegas identificaron a los/as hablantes como adultos/as (> 12 años) o niños/as (≤ 12 años) y codificaron los enunciados como habla dirigida a un/a niño/a (HDN) (es decir, el/la bebé con el grabador u otro/a niño/a de hasta 4 años sin grabador) o como habla no dirigida a un/a niño/a (HnDN). Puesto que este trabajo atiende a las características del input, se analizaron todos los enunciados producidos en las interacciones con la excepción de aquellos emitidos por los/as cuatro niños/as target, principalmente balbuceos y emisiones de una palabra. Considerando además que se analizó un corpus de audio, quedó excluida cualquier forma de lenguaje no verbal. En definitiva, el análisis incluyó todos los enunciados del HDN y del HnDN producidos por hablantes adultos/as (> 12 años) y niños/as (< 12 años), con la excepción de aquellos producidos por los cuatro niños/as target.

4.2. Procedimiento

Se seleccionaron y segmentaron las cláusulas del input cuyos verbos presentaron operaciones de aumento o disminución de la valencia verbal mediante los sufijos: «-aɢan» (y sus variantes alomórficas «-oɢon», «-aɢaa», «-oɢoo»), «-aɢanaɢan», «-aɢat» y «-aqchet». Para comparar la expresión de la transitividad en cláusulas con y sin morfología de cambio de valencia verbal, la muestra analizada también incluye todas las cláusulas con instancias no derivadas de esos verbos. En total se analizaron 118 cláusulas (en su mayoría independientes), que representan el 8% de los enunciados lingüísticos en toba/qom de las transcripciones. De esa cantidad, 42 cláusulas contienen verbos derivados mediante alguno de los sufijos especificados. Las cláusulas restantes -es decir, 76- se incluyeron porque contenían ocurrencias no derivadas de aquellos verbos. En la segmentación por cláusulas, las combinaciones de verbos seriales fueron incluidas en una misma unidad; en cambio, las combinaciones de verbos por medio de nexos fueron segmentadas como parte de cláusulas distintas.

Las cláusulas de la muestra fueron codificadas manualmente especificando el valor de los siguientes indicadores de transitividad sintácticos y morfológicos: (1) la cantidad de elementos nominales independientes (N), entre argumentos y adjuntos: «0N», «1N», «2N»; (2) el orden de constituyentes o argumentos nucleares: «V», «N+V», «V+N», «N+V+N», y (3) la presencia de morfología indicadora de la transitividad: «ausencia», «morfología transitivizadora» (de aumento de valencia verbal), «morfología detransitivizadora» (de disminución de valencia verbal). En el cálculo de N, se consideraron los pronombres (personales, demostrativos, interrogativos, etc.) y las frases nominales léxicas, pero se excluyeron los vocativos. A su vez, dado que el orden de constituyentes en toba/qom se rige por una jerarquía de persona, se identificó cada N como (1) pronombre personal de 1.ª o 2.ª persona, (2) pronombre personal de 3.ª persona, demostrativo o interrogativo y (3) frase nominal léxica. Para la codificación de la cantidad de N, el orden de constituyentes y los patrones de coocurrencia, se excluyeron las cláusulas incompletas, determinando un total analizado de 107 cláusulas. Respecto de la morfología, se distinguió si era prefijada o sufijada al verbo y si indicaba que la cláusula era transitiva o intransitiva16.

En relación con cada uno de los indicadores codificados, se calculó la frecuencia de valores posibles, la consistencia de su asociación con cierto valor de transitividad y los patrones de coocurrencia con otros indicadores. Para determinar si las distribuciones de los indicadores sintácticos y morfológicos se encuentran relacionadas, se llevaron a cabo pruebas de independencia X² con simulaciones Monte Carlo, debido a la presencia de celdas con valores esperados < 5 (Hope, 1968). Se llevaron a cabo dos pruebas en total: (1) entre la cantidad de elementos nominales independientes y la presencia/ausencia de morfología (de)transitivizadora y (2) entre el orden de constituyentes y la presencia/ausencia de morfología (de)transitivizadora. Todos los análisis fueron realizados en el software R.

5. Resultados

5.1. Morfología: prefijos y sufijos indicadores de transitividad

El 59% del input analizado (70 cláusulas de un total de 118) no contiene morfología (de)transitivizadora. Esto se comprueba también individualmente en la porción del input analizada para cada niño/a: las cláusulas más frecuentes son aquellas sin morfología que indique su transitividad. Las 48 cláusulas restantes -es decir, el 41% del input- contienen verbos derivados por medio de morfología (de)transitivizadora, ya sea sufijos o prefijos (Tabla 1).

Tabla 1. Morfología (de)transitivizadora en el input 

Morfema Valor de transitividad asociado Frecuencia Ejemplo
Sufijo «-aɢan»/«-aɢat»/«-aqchet»/«-aɢanaɢan» Transitivo 22 3a

maichi na sa-ʔash-aɢan-aʔ

ENF D.PROX 1PL-jugar-CAU-LOC

‘Con esto mismo vamos a jugar.’

Sufijo «-aɢan» Intransitivo 20 3b

shikait ñi-yo-ɢoo-tak

ayer 1SG.M-lavar-DTR- PROG

‘Ayer estuve lavando.’

Prefijo «i-» Transitivo 12 3c

negeʔt ka-m i-ʔa-ɢat

INT D.AUS-ENF 3SG.A-contar-CAU

‘¿Quién te lo contó?’

Prefijo «r-»/«ø-» Intransitivo 8 3d

encima ra r-ʔaqtak-ta nomás n(a)che

encima(SP) NX 3SG.A-hablar-DUR nomás(SP) CON

‘Encima está hablando no más.’

Total 62

Nota: el total analizado comprende 118 cláusulas.

Los prefijos «i-»/«r-»/«ø-», que expresan la 3.ª persona del paradigma activo e indican cierto nivel de transitividad, ocurrieron en el 17% de la muestra de input analizada (20 cláusulas, Tabla 1). El prefijo «i-» (que indica el nivel más alto en la escala de transitividad) ocurrió con seis raíces un total de doce veces, como por ejemplo en «itaɢaiaɢan» ‘hace hablar (a alguien)’ o «iʔaɢat» ‘cuenta (algo)’ (véase 3c en la Tabla 1). Los prefijos «r-» y «ø-» (que se adjuntan a predicados de baja transitividad) ocurrieron respectivamente siete veces (con seis raíces) y una vez en la muestra de input (por ejemplo, «rawoɢootak» ‘está asando’ en y «rʔaqtakta» ‘está hablando’ en 3d, Tabla 1).

Los sufijos (de)transitivizadores ocurrieron en el 35% de la muestra de input (es decir, 42 cláusulas)17: 22 eran sufijos causativos transitivizadores (10 «-aɢat», 8 «-aɢan», 3 «-aqchet», 1 «-aɢanaɢan») y 20 eran el sufijo antipasivo detransitivizador «-aɢan». El ejemplo 3a de la Tabla 1 ilustra el funcionamiento del sufijo causativo «-aɢan» que se combina con bases verbales intransitivas (‘jugar’ o ‘hablar’) y deriva verbos causativos (‘hacer jugar’, ‘hacer hablar’), y el ejemplo 3b, del sufijo antipasivo «-aɢan» que se adjunta a bases transitivas (como ‘lavar’ o ‘asar’) y remueve el argumento afectado (O), derivando verbos intransitivos con un único argumento. En relación con la diversidad de raíces a las que se añaden, «-aɢat» ocurrió con dos raíces, «-aɢan» causativo con cinco raíces, «-aqchet» y «-aɢanaɢan» solo con una raíz cada uno y «-aɢan» antipasivo con trece raíces.

También se investigó la diseminación de estos morfemas entre los hogares cuyo input se analizó. Tanto el prefijo «r-», de baja transitividad, como el prefijo «i-», de alta transitividad, ocurrieron en el input de tres bebés. El prefijo «ø-» se observó en el input de uno solo. El único sufijo que apareció en el input de los/as cuatro niños/as target es el detransitivizador «-aɢan». Los sufijos transitivizadores «-aɢan» y «-aɢat» aparecen en el input de dos bebés y «-aqchet» y «-aɢanaɢan» en el de un solo niño (Na).

Resulta especialmente interesante que, con la excepción de dos cláusulas dirigidas a un niño (Na), la mayoría de las cláusulas con indicadores morfológicos de transitividad no fueron dirigidas a niños/as. Ninguno de los prefijos y solo dos sufijos analizados ocurrieron en el HDN y fueron producidos por hablantes niños/as de hasta 12 años («-aɢan» causativo y «-aɢan» antipasivo, una vez cada uno). Esta información se presenta en la Tabla 2.

El análisis por hablantes (es decir, adultos/as o niños/as menores de 12 años -con excepción de los/a bebés target-) permitió observar que, en la muestra de input analizada, adultos/as y niños/as producen cláusulas con morfología (de)transitivizadora en proporciones similares (adultos/as = 40%, niños/as = 41%).

Tabla 2. Morfología (de)transitivizadora en el input según hablantes y destinatarios/as de la cláusula 

Hablante Adulto/a (N = 60 cláusulas) Niño/a (N = 58 cláusulas)
Morfema Transitividad HDN HnDN HDN HnDN
Sufijo «-aɢan» Transitivo 2 1 5
«-aɢat» Transitivo 4 6
«-aqchet» Transitivo 3
«-aɢanaɢan» Transitivo 1
«-aɢan» Intransitivo 16 1 3
Prefijo «i-» Transitivo 2 10
«r-» Intransitivo 5 2
«ø-» Intransitivo 1
Total morfología (de)transitivizadora 0 30 2 30
Cláusulas con morfología (de)transitivizadora 0 24 2 22
Cláusulas sin morfología (de)transitivizadora 16 20 13 21

Nota: el total analizado comprende 118 cláusulas: 60 producidas por adultos/as y 58 producidas por niños/as de hasta 12 años; 31 cláusulas dirigidas a niños/as de hasta 4 años (HDN) y 87 dirigidas a otros/as participantes (HnDN).

5.2. Sintaxis: cantidad de elementos nominales independientes (N) y orden de constituyentes o argumentos nucleares

5.2.1. Cantidad de elementos nominales independientes (N)

La elisión de argumentos es habitual en el input en toba/qom. El 49% del total analizado no contiene elementos nominales independientes (N) (ejemplo 4a) y este porcentaje es aún mayor (56%) si se incluyen solo las cláusulas con N que expresan argumentos nucleares18. Por otra parte, el 44% contiene un único N (47 cláusulas), que es argumental en 43 cláusulas (ejemplo 4b). Es muy infrecuente que los dos argumentos de las cláusulas transitivas (A y O) estén expresados (ejemplo 4c). Esto solo sucede en cuatro cláusulas (es decir, 4% del input analizado, ninguna de ellas del HDN). Esta información se presenta en la Tabla 3.

Además, no se observa el escenario hipotetizado para la aplicación del mecanismo de bootstrapping sintáctico, en el que la mayoría de las cláusulas transitivas contiene dos N argumentales y la mayoría de las cláusulas intransitivas contiene un N argumental. Al analizar las 43 cláusulas con un N argumental, se observó que 41 son transitivas y solo dos son intransitivas. Por su parte, las únicas cuatro cláusulas con dos N argumentales, todas dirigidas a un/a adulto/a, son transitivas.

Tabla 3. Cantidad de elementos nominales independientes en las cláusulas del input 

N es un argumento central (A, S, O). N es cualquier elemento nominal independiente (argumento o adjunto)
0 N 60 (56%) 53 (49.5%)
1 N 43 (40%) 47 (44%)
2 N 4 (4%) 7 (6.5%)
Total 107 (100%) 107 (100%)

(0 N)

(4a) ʔaw-ʔaɢai-a
2SG.A-escuchar-DIR
‘Escuchá.’

(1 N argumental)

(4b) ʔam ʔan-qat-ek María
2SG 2SG.M-sacar-DIR María
‘¿Vos [lo] sacaste?, María’

(2 N argumentales)

(4c) mam(SP)-i(SP) negueʔt ka y-am-iʔ ø-na chaleko(SP)
mam(SP)-DIM(SP) INT D.AUS 3SG.A-dar-LOC MASC-D.PROX chaleco(SP)
‘Mami, ¿quién [le] dio el chaleco?’

Como muestra la Figura 1, que cuenta entre los N tanto argumentos como adjuntos, en líneas generales tanto el HDN (N = 31 cláusulas) como el HnDN (N = 76 cláusulas) presentan el mismo escenario según el cual 0 N > 1 N > 2 N. No obstante esto, el HnDN contiene una proporción menor de cláusulas con 0 N argumentales (esto es, 50% en comparación con 71% en el HDN)19. La situación se revierte al considerar las cláusulas con uno o dos N argumentales: aquí el HnDN contiene mayor proporción de cláusulas con un N argumental (45% versus 29% en el HDN) y dos N argumentales (5% versus 0% en el HDN)20. Por último, tampoco en el HDN se observa el escenario postulado para la aplicación del mecanismo de bootstrapping sintáctico: todas las cláusulas con un N argumental (9) son transitivas y no hay cláusulas con dos N argumentales.

Nota: los destinatarios corresponden a un/a niño/a de hasta 4 años (HDN, N = 31 cláusulas) u otro/a participante (HnDN, N = 76 cláusulas). Entre los elementos nominales, se incluyen tanto argumentos como adjuntos.

Figura 1. Cantidad de cláusulas con 0, 1 y 2 elementos nominales según el destinatario de la cláusula 

5.2.2. Orden de constituyentes o argumentos nucleares

En relación con el orden de constituyentes en toba/qom, se mencionó en §2 que el orden no marcado es AVO para cláusulas transitivas y VS para intransitivas cuando O y S son codificados por sintagmas nominales o pronombres de 3.ª persona. Cuando los argumentos O y S son codificados por participantes del acto de habla (1.ª, 2.ª), su ubicación es siempre preverbal, tanto en cláusulas transitivas ((A)OV) como intransitivas (SV). Dado que los argumentos preverbales pueden ser A, S u O y los posverbales O o S, se hipotetizó que el orden de constituyentes probablemente no contribuya a distinguir cláusulas transitivas de intransitivas. Como muestra la Figura 2 e ilustra el ejemplo 4a, lo más frecuente es que los participantes nucleares (A/S, O) no estén expresados independientemente, algo que sucede en el 56% del input analizado (es decir, 60 cláusulas, 38 del HnDN y 22 del HDN). En la generalidad del input, entonces, no hay un orden de palabras inferible tal que permita descubrir la transitividad de la cláusula.

Nota: los destinatarios corresponden a un/a niño/a de hasta 4 años (HDN, N = 31 cláusulas) u otro/a participante (HnDN, N = 76 cláusulas). N representa un argumento nuclear (A/S, O) del verbo (V).

Figura2.  Cantidad de cláusulas con distinto orden de constituyentes según el destinatario del enunciado  

Las cláusulas con orden VO constituyen la segunda situación más frecuente en el input: representan el 21% de las cláusulas (23 cláusulas, 15 del HnDN y 8 del HDN). El O de estas cláusulas siempre codifica participantes de 3.ª persona, por medio de una frase nominal (como en las ocho cláusulas VO dirigidas a niños/as) o un pronombre. Esta situación se presenta en el ejemplo 5a.

(Orden VO)

(5a) she-ʔer-aɢat-oigue a-ñe cocina(SP)
1SG.A-arder-CAU-LOC FEM-D.TRID cocina(SP)
‘¿Prendo la cocina?’

Hay menor cantidad de cláusulas con omisión de O y orden AV y de cláusulas con orden OV. Las primeras representan el 7% del input (ocho cláusulas, todas en HnDN, ilustradas en el ejemplo 5b) y las segundas el 8% (nueve cláusulas). Estas últimas en general constituyen estructuras declarativas informativamente marcadas e interrogativas en las que O es el pronombre interrogativo. En esos casos, O es un pronombre de 3.ª persona seguido de un deíctico que señala «ausencia» (HnDN = 5, HDN = 1) como en el ejemplo 5c, o un sintagma nominal (HnDN = 1). En las dos cláusulas restantes, dirigidas a un/a adulto/a, el O expresa a un participante del acto de habla, por lo que el orden OV es no marcado. Este caso se presenta en el ejemplo 5d, donde el pronombre de 1.ª persona plural «qomi» precede al verbo.

(Orden AV)

(5b) Abel n-qat-ek
Abel 3SG.M-sacar-DIR
‘Abel está sacando.’

(Orden OV)

(5c) negueʔt ka ʔau-awig-aɢat
INT D.AUS 2SG.A-quemar-CAU
‘¿Qué vas a quemar?’

(Orden OV)

(5d) saishet ra qomi ʔaw-quin-aɢan
NEG NX 1PL 2SG.A-saludar-CAU
‘No nos saludaste.’

Solo el 2% del input (dos cláusulas, una de ellas reproducida en el ejemplo 5e) presenta el orden VS propio de las cláusulas intransitivas con S de 3.ª persona, que están dirigidas a un/a adulto/a. Esto sugiere que los/as niños/as que se encuentran adquiriendo toba/qom en el contexto estudiado oyen pocos verbos en cláusulas intransitivas con S explícitamente expresado.

(Orden VS)

(5e) saɢanaɢa n-achel ñiʔiñi
todavía no 3SG.M-bañar DEM.TRID.MASC
‘Todavía no se bañó él.’

De lo expuesto, se sigue que en el input general los verbos frecuentemente ocurren solos (60 cláusulas que representan el 56% del input) o con un único argumento, postverbal (26 cláusulas, 24% del input) o preverbal (17 cláusulas, 16% del input). Si bien es frecuente que el argumento postverbal sea O, el argumento preverbal es A y O en cantidades similares, disminuyendo la consistencia de esta pista. Por último, es muy infrecuente que ambos argumentos de un verbo transitivo (A, O) sean expresados independientemente (cuatro cláusulas del HnDN, 4% del input). En estos casos, la cláusula presenta la estructura N+V+N y el argumento preverbal es O (OVA) en una oportunidad y A (AVO) en tres.

5.3. Morfosintaxis: coocurrencia de las pistas de transitividad en el input

En §5.1 y §5.2, se analizaron separadamente los indicadores morfológicos y sintácticos de la transitividad de la cláusula. Se observó que la mayor cantidad de N y los órdenes V+N y N+V+N expresan más consistentemente la transitividad de la cláusula. Por ejemplo, en las cláusulas con orden (N+)V+N, el N postverbal suele ser el participante afectado O; en cambio, en cláusulas con orden N+V, el N preverbal es A u O en proporciones similares. En este apartado, abordaremos las relaciones existentes entre indicadores, fundamentalmente entre las pistas sintácticas y morfológicas. La Tabla 4 presenta la frecuencia con que los indicadores sintácticos y morfológicos estudiados coocurren.

Tabla 4. Coocurrencia entre los indicadores sintácticos y morfológicos estudiados: cantidad de elementos nominales (N), orden de constituyentes y morfología (de)transitivizadora 

Morfología Sin morfología Transitivizadora Detransitivizadora Total
Cantidad de N
0 33 (62%) 8 (15%) 12 (23%) 53 (100%)
1 30 (64%) 11 (23%) 6 (13%) 47 (100%)
2 4 (57%) 2 (29%) 1 (14%) 7 (100%)
Total 67 21 19 107
Orden de constituyentes
V 38 (63.3%) 8 (13.3%) 14 (23.3%) 60 (100%)
N + V 9 (53%) 5 (29%) 3 (18%) 17 (100%)
V + N 19 (73%) 6 (23%) 1 (4%) 26 (100%)
N + V + N 1 (25%) 2 (50%) 1 (25%) 4 (100%)
Total 67 21 19 107

5.3.1. Morfología (de)transitivizadora y propiedades sintácticas no consistentemente asociadas a un valor de transitividad en el input

Las cláusulas más frecuentes, tanto del HDN como el HnDN, no contienen N (Tabla 3). Por consiguiente, tampoco manifiestan un orden de argumentos (ejemplo 6, donde la cláusula está constituida únicamente por el verbo). Estas propiedades sintácticas ocurren tanto con verbos transitivos como intransitivos, por lo que la presencia de morfología (de)transitivizadora es decisiva para inferir su valor de transitividad.

(6) ʔaw-ʔaɢai-a
2SG.A-escuchar-DIR
‘Escuchá.’

La Tabla 4 muestra que solo el 38% de las cláusulas con cero N incluyen morfología transitivizadora (ocho cláusulas) o detransitivizadora (doce cláusulas). Además, tan solo una cláusula con 0 N y morfología (de)transitivizadora (el sufijo detransitivizador «-aɢan») es dirigida a niños/as. Esta pronunciada diferencia entre el HDN y el HnDN se observa en la Figura 3, al comparar el extremo inferior izquierdo en ambos paneles.

Figura 3. Coocurrencia en el input de los indicadores de transitividad sintácticos (cantidad de elementos nominales y orden de constituyentes) y morfológicos (morfología (de) transitivizadora) según el destinatario o destinataria de la cláusula 

En las cláusulas con un argumento preverbal (N+V), también es importante la presencia de morfología (de)transitivizadora, dado que la interpretación del orden N+V es variable. No obstante, el 53% de las cláusulas de este tipo (nueve cláusulas, todas del HnDN) no contiene morfología (de)transitivizadora (ejemplo 5b). El 29% (cinco cláusulas) incluye un prefijo o sufijo transitivizador y pertenece mayormente al HnDN. Esto se observa en el ejemplo 7a, donde el sufijo «-aqchet» se adjunta a una base intransitiva con un único participante pacientivo, que expresa un estado o cambio de estado («nshepaɢan» ‘está sucio’ o ‘se ensucia’), y añade un participante agentivo A («nshepaɢanaqchet» ‘lo ensucia’)21. El 18% de las cláusulas N+V (esto es, tres cláusulas del HnDN) presenta morfología detransitivizadora (como en el ejemplo 7b, donde el morfema «-aɢan» -realizado como «-aɢaa» debido a un condicionamiento morfofonológico- permite remover el argumento afectado [O]).

(7a) ten ø-ñe n-shepaɢan-aqchet ten
mirá MASC-D.TRID 3SG.M-estar.sucio-CAU mirá
‘Mirá, se lo ensucia, mirá.’

(7b) ø-ze nsoɢo-pi r-ala(wa)t-aɢaa-tak-pi
MASC-D.HOR joven-PL 3PL.A-matar-DTR-PROG-PL
‘...los pibes están matando…’

Los tipos de cláusulas mencionados, sin argumentos expresados como constituyentes independientes (y por ello sin orden inferible) o bien con un argumento preverbal (N+V), representan el 72% del input (77 cláusulas). En otras palabras, en una gran porción del input los valores sintácticos que coocurren no se asocian consistentemente con un determinado valor de transitividad. En estos casos, la presencia de morfología (de)transitivizadora es crucial. Al respecto, se halló que 30 de estas cláusulas contienen morfología (de)transitivizadora, y representan el 28% de las cláusulas del input.

5.3.2. Morfología (de)transitivizadora y propiedades sintácticas consistentemente asociadas a un valor de transitividad en el input

El 73% de las cláusulas con un N argumental siguiendo al verbo (V+N, un marco sintáctico asociado consistentemente a la expresión de la transitividad en el input) no presenta morfología (de)transitivizadora (ejemplo 8a). Estas cláusulas conforman la segunda combinación de propiedades más frecuente, tanto en el input total como en el HDN (Figura 3). El 23% de las cláusulas V+N (es decir, seis cláusulas) contiene morfología transitivizadora y no está dirigido a niños/as (como se observa en el ejemplo 8b con el sufijo causativo «-aɢan», que permite añadir el O al verbo ‘jugar’: «saʔashaɢan» ‘jugar con algo’). En una sola oportunidad (en el HnDN), estas propiedades sintácticas (consistentemente asociadas en el input a cláusulas transitivas) coocurren con morfología detransitivizadora, indicando entonces valores de transitividad opuestos. Se trata de una cláusula intransitiva en la que la frase nominal posverbal expresa el S (y no el O como se observó frecuentemente en el input): «reqoinaɢan yoqta ka paapi?» ‘Fue a pescar realmente papá’ (Tabla 5).

(8a) saishet.ra ʔaw-ʔamen ø-na ʔar-waq ø-na
NEG 2SG.A-frotar MASC-D.PROX 2SG.POS-mano MASC-D.PROX
‘No te frotes la mano así.’

(8b) sa-ʔash-aɢan ø-ka bruja(SP) de(SP) kolor(SP)
1PL.A-jugar-CAU MASC-D.AUS bruja(SP) PREP(SP) color(SP)
‘Vamos a jugar a la bruja de color.’

Por último, el extremo superior derecho de la Figura 3 muestra que dos de las apenas cuatro cláusulas (todas del HnDN), que presentan el orden prototípicamente asociado a cláusulas transitivas (es decir, un argumento preverbal y un argumento posverbal: N+V+N), ocurren con morfología transitivizadora que refuerza el valor de transitividad (ejemplo 9b, con el prefijo de alta transitividad «i[y]-»). De las restantes dos cláusulas N+V+N, una ocurre sin morfología (de)transitivizadora (ejemplo 9a) y la otra con el sufijo detransitivizador «-aɢan» que suele indicar que la cláusula es intransitiva (ejemplo 9c).

(9a) nache ʔam s-am-iʔ ø-ñi in-computadora
después 2SG 1SG.A-dar-LOC MASC-D.TRID 1SG.POS-computadora(SP)
‘Después te doy mi computadora.’

(9b) mam(SP)-i(SP) negueʔt ka y-am-iʔ ø-na chaleko(SP)
mam(SP)-DIM(SP) INT 3SG.A-dar-LOC MASC-D.PROX chaleco(SP)
‘Mami, ¿quién [le] dio el chaleco?’

(9c) mama(SP) ʔam kaallaɢa ʔaw-ʔaqt-aɢan-em
mamá(SP) PRON.2SG hace rato 2SG.A-decir-DTR-BEN
ø-so Tito y-ale-ø
MASC-D.DIST Tito 3SG.POS-hijo-FEM
‘Mamá, vos en un rato decile a la hija de Tito.’

Como se mostró, los órdenes V+N y N+V+N se asocian más consistentemente a cláusulas transitivas. En conjunto, representan el 28% del input analizado. En ocho cláusulas de este tipo además hay morfología transitivizadora, de modo que los tres indicadores señalan consistentemente hacia el mismo valor de transitividad. Estas representan cerca del 8% del input analizado y ninguna de ellas está dirigida a niños/as. Para mayor detalle sobre los casos descritos, véase la Tabla 5.

Tabla 5 Situaciones de coocurrencia en el input entre indicadores de transitividad sintácticos y morfológicos 

Orden N Morf. HnDN HDN Ejemplo
V 0 Sin 16 (21%) 17 (55%)

ʔawʔaɢaia.

2SG.A-escuchar

‘Escuchá.’

V 0 Trans. 8 (11%) -

qayawigaɢat.

IMP-3SG.A-quemar-CAU

‘(Lo) quemaron.’

V 0 Detr. 11 (14%) 1 (3%)

nʔaɢaiaɢaatañe.

3SG.M-escuchar-DTR-DUR-DIR

‘Está escuchando.’

N+V 1 Sin 9 (12%) -

Abel nqatek.

Abel 3SG.M-sacar-DIR

‘Abel está sacando.’

N+V 1 Trans. 4 (5%) 1 (3%)

ten ñe nshepaɢanaqchet ten.

MASC-D.TRID 3SG.M-ensuciar-CAU

‘Lo está ensuciando.’

N+V 1 Detr. 3 (4%) -

….ze nsoɢopi ralataɢatakpi….

MASC-D.HOR joven-PL 3PL.A-matar-DTR-PROG-PL

‘...los pibes están matando…’

V+N 1 Sin 9 (12%) 7 (23%)

saishet ra ʔawʔamen na ʔarwaq na.

NEG MASC-D.VERT 2SG.A-frotar MASC-D.PROX 2SG.POS-mano MASC-D.PROX

‘No te ensucies la mano así.’

V+N 1 Trans. 6 (8%) -

saʔashaɢan ka bruja de kolor.

1PL.A-jugar-CAU MASC-D.AUS Bruja de Color

‘Vamos a jugar a la Bruja de Color.’

V+N 1 Detr. 1 (1%) -

reqoinaɢan yoqta ka paapi?

3SG.A-pescar-DTR realmente MASC-D.AUS papi

‘Fue a pescar realmente papá.’

N+V+N 2 Sin 1 (1%) -

nache ʔam samiʔ ñi inkomputadora.

y PRON.2SG 1SG.A-dar-LOC MASC-D.TRID 1SG.POS-computadora

‘Después te doy mi computadora.’

N+V+N 2 Trans. 2 (3%) -

mami, negeʔt ka yamiʔ na chaleko?

mami INT MASC-D.AUS 3SG.A-dar-LOC MASC-D.PROX chaleco

‘Mami, ¿quién le dio el chaleco?’

N+V+N 2 Detr. 1 (1%) -

mama, ʔam kaallaɢa en vez ra ʔawaʔaqtaɢanem so Tito yale.

mamá PRON.2SG hace rato en vez MASC-D.VERT 2SG.A-decir-DTR-BEN MASC-D.DIST Tito 3SG.POS-hijo-MASC

‘Mamá, vos en un rato decile a la hija de Tito.’

V+N 2 Sin 2 (3%) 1 (3%)

taʔanko ra ʔaiamiʔ so anoq so?

INT MASC-D.VERT 2SG-dar-LOC MASC-D.DIST comida MASC-D.DIST

‘¿Por qué le diste mi comida esa?’

V 1 Sin 1 (1%) 4 (13%)

saʔashattegeʔ na bebe.

1PL.A-jugar-PROG-LOC-PL MASC-D.PROX bebé

‘Vamos a jugar con el bebé.’

V 1 Detr. 2 (3%) -

ʔaqataɢan na chakra.

2SG-qat-DTR MASC-D.PROX chacra

‘Sacá de la chacra.’

Total 76 (100%) 31 (100%)

Nota: la columna «HnDN» indica la cantidad de cláusulas no dirigidas a niños/as. La columna «HDN» indica la cantidad de cláusulas dirigidas a niños/as.

Por su parte, la prueba estadística χ² para determinar si las distribuciones de los indicadores sintácticos y morfológicos se encuentran relacionadas indica que la distribución de morfología (de)transitivizadora no se encuentra significativamente relacionada con la cantidad de nominales (χ² (4) = 2.6464, p> 0.05) o el orden de constituyentes (χ² (6) = 9.9755, p> 0.05). Por su parte, los indicadores sintácticos (cantidad de nominales y orden de constituyentes) se encuentran relacionados simplemente porque, para poder observar el orden de constituyentes, necesariamente tiene que haber al menos un elemento nominal argumental (A/S, O). En efecto, en el 90% del input analizado, la cantidad de N coincide con la cantidad de argumentos que determina el orden de los constituyentes (A/S, O). Es decir, todos los N son argumentales. En las diez cláusulas restantes (casi el 10% del input), alguno de los N es adjunto. Hay siete cláusulas con un N adjunto y sin N argumentales. Cinco de ellas ocurren sin morfología y en su mayoría están dirigidas a niños/as (como en el ejemplo 10a, donde se observa que el verbo no presenta sufijos causativos ni antipasivo) y dos contienen morfología detransitivizadora (todas del HnDN, como en el ejemplo 10b, donde el sufijo antipasivo «-aɢan» permite remover el argumento O y detransitiviza la base verbal). En tres cláusulas solo uno de los dos N es argumental y se ubica en posición posverbal (V+N). Estas carecen de morfología (anti)causativa (ejemplo 11).

(10a) sa-ʔasha-teg-e-ʔ ø-na bebe(SP)
1PL.A-jugar-PROG-LOC-PL MASC-D.PROX bebé(SP)
‘Vamos a jugar con el bebé.’

(10b) ʔa-qat-aɢan ø-na chakra(SP)
2SG-sacar-DTR MASC-D.PROX chacra(SP)
‘Sacá de la chacra.’

(11) taʔanko ø-ra ʔa-iam-iʔ ø-so anoq ø-so
INT MASC-D.VERT 2SG-dar-LOC MASC-D.DIST comida MASC-D.DIST
‘¿Por qué le diste mi comida esa?’

Los resultados presentados tienen importantes implicancias para la adquisición de la transitividad. En primer lugar, sugieren que la aplicación del mecanismo de bootstrapping sintáctico sobre el input en toba/qom resulta eficaz en una minoría de las cláusulas. En menos del 30% del input analizado, la información sintáctica indica el valor de transitividad correspondiente, algo esperable dada la disponibilidad de recursos morfológicos en la lengua. En el resto del input (el 72%), los valores sintácticos no se asocian consistentemente con cierto valor de transitividad, y la información morfológica, aunque más consistente, es poco frecuente en el input (y sobre todo en el HDN). La información morfológica compensa la falta de N y de un orden inferible en tan solo el 28% de las cláusulas sin propiedades sintácticas consistentemente asociadas a un valor de transitividad. Sumado a esto, los resultados mostraron que la disponibilidad de información morfológica está fuertemente constreñida por el/la destinatario/a de la cláusula, debido a que rara vez se dirigen cláusulas con marcas morfológicas de transitividad a niños/as menores de 4 años. Dado este escenario, resulta crucial suponer que, para la adquisición de la transitividad, es preciso integrar no solo distintos tipos de información (morfología, sintaxis), sino también distintos registros (tanto HDN como HnDN). Resulta plausible, además, que en un primer momento los/as niños/as hagan uso de pistas pragmáticas (Ninio, 2015, 2016).

6. Discusión

En este trabajo se analizaron tres indicadores sintácticos y morfológicos de la transitividad de la cláusula (la cantidad de elementos nominales [N]), el orden de constituyentes y la presencia de morfología (de)transitivizadora) en el input toba/qom a tres niños y una niña. Se estudió la frecuencia de sus valores posibles y la consistencia de su asociación con cierta transitividad. También fueron considerados sus patrones de coocurrencia para determinar si existen situaciones de reforzamiento, competencia o compensación entre esos valores.

Respecto de los indicadores sintácticos, se observó que las cláusulas con cero N son muy frecuentes en el input (49.5%). Además, en el 56% del input analizado (71% del HDN y el 50% del HnDN), el orden de constituyentes no se encuentra disponible, porque todos los argumentos nucleares están elididos. Esta es una consecuencia esperable de las características tipológicas de la lengua (§2) y las condiciones del discurso espontáneo (Du Bois, 1987). El toba/qom es una lengua pro-drop con morfología abundante, y tanto S como O pueden ser codificados en el verbo como afijos. Por otro lado, el habla en contextos ecológicos de interacción admite la omisión de argumentos recuperables del contexto compartido por los interlocutores.

Solo 20 cláusulas con cero N incluyen morfología (de)transitivizadora (38% de las cláusulas de este tipo, que representa el 19% del input total estudiado, véase la Tabla 4) y solo una de ellas es dirigida a niños/as. De este modo, las cláusulas sin N, orden inferible o morfología (de)transitivizadora son las más frecuentes tanto en el HDN como en el HnDN. Según la teoría del bootstrapping sintáctico, estas cláusulas constituyen casos problemáticos para el aprendizaje, porque no proporcionan información sobre el contexto sintáctico del verbo. Dado que una proporción importante del input está compuesta por cláusulas de este tipo, es necesario determinar si, en línea con los hallazgos de Ninio (2015, 2016), es posible recuperar el referente del O de estos verbos por medio de inferencias pragmáticas a partir del contexto extralingüístico. Estaríamos así en condiciones de afirmar si las cláusulas sin N, sin un orden inferible y sin morfología (de)transitivizadora (el 31% del input analizado) contribuyen o no al aprendizaje verbal.

Además de contar con una gran cantidad de cláusulas compuestas únicamente por un verbo, la muestra de input analizada no permite aplicar felizmente el mecanismo innato de emparejamiento analógico (structural or analogical mapping) propuesto en la bibliografía sobre bootstrapping sintáctico (Fisher, 1996; Yuan et al., 2012). Al igual que estudios previos sobre input en inglés -Ninio (2016) reporta que el 88% de las oraciones de una palabra del input contiene verbos transitivos-, mostramos que las asociaciones «1 N → acción no causal de un participante» y «2 N → interacción causal entre dos participantes» no se sostienen en el input. En cambio, las cláusulas transitivas contienen tanto un N como dos N, siendo las últimas muy infrecuentes. Esto coincide, además, con la tendencia discursiva que predice evitar más de un argumento léxico por cláusula (Du Bois, 1987; Du Bois et al., 2003), corroborada en lenguas genética y tipológicamente diversas.

En relación con el orden de constituyentes, se observó que el input no presenta dos órdenes contrastivos, ya que uno se asocia con cláusulas transitivas y otro con intransitivas. Se halló que en cláusulas con estructura V+N el argumento postverbal suele ser O, determinando que este orden funcione como un indicador consistente de transitividad. En cambio, la interpretación de los argumentos preverbales es más variable, pudiendo ser tanto A como O. Así, los valores de los indicadores analizados no son igualmente consistentes, algo que el/la niño/a puede detectar conforme es expuesto/a a su entorno lingüístico, de modo que atienda a aquellos valores sintácticos más consistentes. En lugar de atender al «orden de constituyentes» o la «cantidad de N», en general podría apoyarse en sus valores más consistentemente asociados a un valor de transitividad.

Como se mencionó en §1, la adquisición de mecanismos gramaticales morfológicos (locales) es más temprana que la adquisición de mecanismos sintácticos (Bates & MacWhinney, 1989; Slobin, 1982). Ello sugeriría que los/as niños/as pueden atender a la riqueza morfológica del toba/qom tempranamente. Sin embargo, es necesario reparar en tres cuestiones: primero, la morfología (de)transitivizadora del toba/qom no se ubica en el nombre (la lengua no tiene marcas de caso) sino en el verbo, dato que no es menor puesto que se ha argumentado que los sustantivos son universalmente adquiridos antes que los verbos (si bien hay estudios que presentan evidencia de lo contrario, como los de Choi y Gopnik [1995] o Tardif [1996]); segundo, los límites entre morfemas no son completamente transparentes en toba/qom, pese a ser una lengua de tendencia aglutinante; por último, el isomorfismo entre los sufijos «-aɢan» transivizador y «-aɢan» detransitivizador, cuyos valores son exactamente opuestos, constituye un desafío adicional para el/la niño/a. Existen distintas posibilidades en este punto: (1) su valor es esclarecido por la coocurrencia con los prefijos personales de 3.ª del paradigma activo; (2) su valor resulta contradictorio, por lo que esta pista es dejada de lado; (3) la mayor frecuencia del valor detransitivizador determina que esta forma siempre sea interpretada así.

Por otra parte, es posible que los/as niños/as que adquieren qom atiendan a estas pistas morfológicas para interpretar la transitividad de la cláusula, como lo muestra la evidencia en otras lenguas tipológicamente comparables. Como en japonés, también en toba/qom los argumentos son omisibles y S y O pueden ocurrir tanto en posición preverbal como postverbal. A pesar de la menor frecuencia que tienen las marcas de caso en el habla espontánea, Matsuo et al. (2012) y Suzuki y Kobayashi (2016) hallaron que los/as niños/as japoneses/as de 2 años las utilizan para asignar un valor de transitividad a la cláusula. En toba/qom, los prefijos de 3.ª persona que indican algún valor en la escala de transitividad ocurren en 17% de las cláusulas (N=118, Tabla 1). Asimismo, el 3% de los enunciados lingüísticos producidos durante 4 horas (1 hora por niño/a) contiene alguno de los sufijos de cambio de valencia estudiados. Su frecuencia es limitada, al igual que la informada por Rispoli (1991, 1995) para la marca de caso acusativo en el habla de los/as cuidadores/as japoneses/as.

A diferencia de estudios anteriores, la inclusión de la variable destinatario/a arrojó resultados novedosos. En todos los casos, las cláusulas más frecuentes del input son aquellas que no contienen los morfemas analizados y el HDN está prácticamente desprovisto de la morfología de(transitivizadora) analizada. No incluye ningún prefijo de 3.ª persona (sugiriendo que en este registro prima la referencia a los participantes del acto de habla, 1.ª y 2.ª personas, no asociados a valores en la escala de transitividad) y solo dos sufijos, ambos dirigidos al mismo niño (Na). La escasez de sufijos (de)transitivizadores puede relacionarse con la estructura más simplificada de este registro, observada en el HDN de distintas lenguas (Snow, 1972; Ferguson, 1977, entre otros).

Las propiedades del HDN en esta comunidad no han sido descritas aún. El único trabajo que aborda este asunto mide la presencia de español y toba/qom en el input considerando también los fenómenos de mezcla entre lenguas (Audisio, Rosemberg et al., 2019). No obstante, no había sido observado antes que el HDN en esta comunidad presenta mayor simplificación morfológica y sintáctica que el HnDN, en línea con las características previamente observadas en el HDN producida en otras comunidades (Phillips, 1973, Soderstrom et al., 2008). Dado el efecto predictor que tienen las características del HDN en el desarrollo lingüístico (Snow, 1972; Furrow et al., 1979; Weisleder & Fernald, 2013, entre otros) y la preferencia que manifiestan los/as niños/as por este registro, al menos hasta los 9 meses (Fernald, 1985; Newman & Hussain, 2006; Pegg et al., 1992), se puede aventurar que la sensibilidad a la cantidad de frases nominales, observada en experimentos con niños/as que aprenden lenguas morfológicamente ricas, se vincula con la mayor simplificación morfológica del HDN. Además, luego de las cláusulas compuestas únicamente por un verbo, las más frecuentes en el HDN son aquellas con un N y orden V+N, sin morfología (de)transitivizadora. Frente a esto, hay estudios que han subrayado el rol del HnDN en el desarrollo lingüístico (Akhtar, 2005; Akhtar et al., 2001) así como investigaciones que repararon en la reducida cantidad de HDN producida en ciertas culturas (Ochs, 1982). En este sentido, el análisis por hablantes mostró que, pese a su baja frecuencia en el HDN, otros/as niños/as del entorno han aprendido estas formas y las emplean regularmente: la mitad de los sufijos (de)transitivizadores fueron producidos por niños/as (no target) menores de 12 años.

El análisis determinó que las propiedades sintácticas y morfológicas no se encuentran relacionadas entre sí, es decir, no se compensan de un modo significativo. El análisis descriptivo de la coocurrencia entre los valores de los indicadores formales de transitividad (MacWhinney, 1987, 2005; Bates & MacWhinney, 1989) mostró que, en aproximadamente 28% de las cláusulas del input, la morfología compensa propiedades sintácticas no asociadas consistentemente con cierto valor de transitividad en la muestra (por ejemplo, orden N+V). En menos del 8% de la muestra coocurren los valores sintácticos y morfológicos que indican que la cláusula es transitiva consistentemente. Esta situación, aunque infrecuente, proporciona más evidencia para asignar transitividad a la cláusula. La competencia entre indicadores es sumamente infrecuente y ni esta situación ni la anterior ocurren en el HDN, por lo que su incidencia en el desarrollo requiere mayor estudio. En definitiva, si el niño o la niña integra la evidencia de los distintos tipos de indicadores, sintácticos y morfológicos, identifica los valores que resultan más robustos y aprende tanto del HnDN como del HDN, cerca de la mitad del input le brinda información para adquirir el patrón de la transitividad (es decir, cláusulas sin orden inferible, pero con información morfológica y cláusulas con orden (N)+V+N, con o sin morfología transitivizadora).

Por último, se observó que la cantidad de cláusulas transitivas de más de una palabra superan ampliamente las intransitivas. En línea con los hallazgos de Fukuda y Choi (2009) y Ninio (2016), es posible que el input en esta lengua tenga un sesgo en esa dirección, en cuyo caso sería esperable hallarlo en la producción infantil. Otra posibilidad es que los verbos intransitivos ocurran sobre todo en cláusulas de una palabra, no analizadas aquí en detalle.

7. Conclusión

Este estudio aborda el problema de la adquisición de la transitividad en una lengua con una morfología rica como el toba/qom, siguiendo las propuestas del modelo de competición (MacWhinney, 1987, 2005; Bates & MacWhinney, 1989) y a partir del análisis de la información disponible en el medio lingüístico de tres niños y una niña qom. Se observó que en esta lengua la información sintáctica ayuda a descubrir el valor de transitividad apropiado en una porción reducida de la muestra (poniendo en cuestión que este aprendizaje sea guiado por un mecanismo de bootstrapping sintáctico). La información morfológica, por su parte, está escasamente disponible en el input, especialmente en el habla dirigida a niños/as. De esta manera, para lograr asignar el valor apropiado de transitividad a una proporción mayor de la muestra (cerca de la mitad), es preciso integrar ambos tipos de información (sintáctica y morfológica) y atender también al habla no dirigida a niños/as. No se descarta por ello que, a edades tempranas, tenga lugar un proceso de bootstrapping pragmático como el que propone Ninio (2015, 2016).

Los resultados presentados combinan el análisis de los rasgos tipológicos de la lengua con el análisis del input lingüístico del niño o la niña y pueden informar la preparación o interpretación de resultados obtenidos en el laboratorio. Por ejemplo, pueden servir a investigaciones que busquen determinar si los/as niños/as atienden a ciertas pistas de modo innato (Yuan & Fisher, 2009; Lidz et al., 2003) o se «sintonizan» con la evidencia de su input (Ammon & Slobin, 1979; Göksun et al., 2008, entre otros). En futuras investigaciones, se extenderá al análisis de otros sufijos de cambio de valencia como los aplicativos (de uso muy frecuente), los reflexivos y los recíprocos. También se estudiará en detalle qué tipos de expresiones nominales (pronombres o frases nominales) se codifican en las diferentes posiciones sintácticas, así como también qué tipos de verbos ocurren en cláusulas sin N y se buscará determinar si, en caso de ser transitivos, la referencia de su O es recuperable del contexto discursivo.

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*Este trabajo forma parte del proyecto de doctorado de la primera autora, financiado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y llevado a cabo en el marco del programa de doctorado de la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Este emplea un corpus de datos recolectado, transcrito y parcialmente codificado por Rosemberg et al., como parte del proyecto de investigación «Vocabulario, narración y argumentación infantil. Un estudio psicolingüístico y sociocultural» (PIP 80/2015, Conicet, Argentina, 2015-2018), cuyo objetivo es estudiar el desarrollo lingüístico de niños y niñas monolingües de español y bilingües de español-qom en contextos de interacción espontáneos, por medio de técnicas habituales del trabajo etnográfico.

1Estas definiciones se concentran en la descripción de cláusulas activas. En construcciones pasivas y otras configuraciones de voz, los roles y las funciones gramaticales son reorganizadas. No obstante, estas no son de interés para el presente estudio.

2Los roles que ocupan las funciones nucleares en las cláusulas transitivas e intransitivas son típicamente referidos como S, A y O —o P— (Comrie, 1981; Dixon, 1994). S identifica al argumento único en una cláusula intransitiva y A y O a los argumentos típicamente agentivos y pacientivos en cláusulas transitivas.

3Según Lidz et al. (2003), en kannada el sufijo «-isu» es un indicador infalible de causalidad directa. Además, es frecuente en la lengua (incluso más que el morfema de plural o dativo) y tiene solo un alomorfo «-is». No obstante, su ausencia no necesariamente implica una semántica no causativa, puesto que existen causativos léxicos. La lengua dispone también de causativos perifrásticos, que expresan causalidad indirecta, y morfemas de caso nominativo y acusativo no analizados en la investigación mencionada.

4Las pistas locales constituyen marcas formales que identifican los roles de distintas palabras que, por su posición, no requieren mantener la oración entera en la memoria, por ejemplo, las marcas de caso en los sustantivos, los afijos verbales o las partículas inmediatamente adyacentes a los verbos (Ammon & Slobin, 1979).

5Entiéndase por 2;0 dos años y cero meses de edad.

6Además de los sufijos de caso, el turco dispone de un sufijo causativo «-ır», cuyo uso productivo por niños/as de 2 años fue documentado en distintos estudios citados por Göksun et al. (2008). Como en kannada, la ausencia de este sufijo no es una señal infalible de que el significado no es causativo, porque el turco tiene verbos inherentemente causativos.

7En tanto que el toba/qom hablado en el Chaco no es una lengua homogénea sino que existen diferencias dialectales, la variedad que ocupa el presente trabajo pertenece al área etnodialectal centro-norte, que coincide con la denominación del subgrupo «noʔolgaɢanaq».

8Según Censabella (2006), tanto «-aɢan» como «-aɢat» expresan causación directa e intencional, pero el primero deriva bases intransitivas activas (referidas a eventos agentivos), mientras que el segundo deriva bases inactivas (referidas a estados o eventos espontáneos). Por su parte, «-aqchet» se adjunta a bases inactivas y deriva verbos con significado causativo indirecto no intencional o involuntario.

9En el continuum de tipos de causación que proponen Shibatani y Pardeshi (2002), la causación directa involucra un causante agentivo y un causado pacientivo que comparten las mismas coordenadas espacio-temporales, mientras la causación indirecta implica una situación con dos participantes agentivos (causante y causado) en la cual los subeventos (la causa y el efecto) no coinciden en el tiempo ni, posiblemente, en el espacio.

10Los estudios sobre causativos morfológicos en las lenguas guaycurúes han registrado que el morfema causativo y el antipasivo son isomórficos: en ambos casos se trata del sufijo «-aɢan» (consultar Censabella [2006, 2008], para el qom, y Carrió [2015], para el mocoví). No existen trabajos previos que hayan analizado casos de ambigüedades entre ambos morfemas.

11Según el grado de agentividad/afectación del participante, el paradigma activo codifica participantes controladores o iniciadores del evento expresado por el verbo; el paradigma medio, agentes afectados por la acción del verbo; y el inactivo, participantes pacientes afectados por la acción del verbo (Messineo, 2003). Los índices de los conjuntos activo y medio codifican sujetos de verbos transitivos (A) e intransitivos (Sa), mientras que los del conjunto inactivo pueden expresar sujetos de verbos intransitivos (So) y objeto de verbos transitivos (O); este procedimiento responde al tipo de alineamiento denominado intransitividad escindida o activo/inactivo (Messineo, 2016).

12La jerarquía de persona (1/2 > 3) rige la posición sintáctica de los pronombres independientes de objeto de 1.ª y 2.ª persona, que preceden siempre al verbo (orden OV) (ejemplo 1c), mientras que el de 3.ª se pospone (VO). A su vez, en algunas variedades, la lengua presenta también un alineamiento jerárquico que afecta la selección de los dos argumentos de un predicado transitivo indexados en el verbo. Dado que los verbos permiten solo un índice pronominal, el argumento más alto en la jerarquía (1/2 > 3) (independientemente de su rol gramatical) será el marcado (por ejemplo, el objeto de 1.ª persona en «ӡi-tawan» 1O(3A)-ayudar ‘(él/ella) me ayuda’ (1>3) (Messineo, 2016).

13Como se describe en §4.1, este trabajo analiza el input natural en una comunidad bilingüe qom/toba-español de Pampa del Indio (Chaco, Argentina). Por lo tanto, es posible que algunas de las características del input toba/qom de los/as niños/as de este estudio respondan no solo a las propiedades descritas en este apartado, sino también a procesos de mezcla y transferencia lingüística desde español. Estos procesos no conforman nuestro objetivo de estudio pero fueron abordados en un estudio previo (Audisio, Rosemberg et al., 2019). Aquí serán tenidos en cuenta al discutir los hallazgos en el input toba/qom analizado, evitando atribuirlos a propiedades tipológicas del toba/qom sin evidencia para ello.

14Para la recolección del corpus, una asistente de investigación qom llevó a cabo el contacto con los hogares. Con el consentimiento de las familias, todas las interacciones de las que participaban las/los niñas/os en sus hogares fueron audiograbadas durante 6 horas. Las grabaciones se realizaron sin la presencia de la asistente de investigación, quien colocaba un dispositivo de grabación en un chaleco que la/el niña/o debía llevar puesto sobre su ropa, solicitaba a la familia que la/el niña/o y todos los miembros realizaran sus actividades del modo habitual, se retiraba y retornaba a buscar el dispositivo al finalizar el tiempo pactado con la familia.

15Información proporcionada por una maestra qom que integra la comunidad de la que forman parte estas familias y que enseña en el nivel inicial a sus niños/as.

16Dada la escasa frecuencia de algunos morfemas en la muestra de habla analizada, se decidió no excluir del análisis morfológico once cláusulas con elementos inaudibles (N = 118). Dichas cláusulas sí fueron excluidas del análisis de las pistas sintácticas (cantidad de N y orden de constituyentes) y de la coocurrencia entre las pistas de transitividad (morfológicas y sintácticas, N = 107). El total analizado en cada caso se indica también en los gráficos que acompañan cada una de las secciones.

17Dada la selección de datos descrita en §4.2, esta cantidad (42 cláusulas) representa además el total de veces en que se registraron los sufijos (de)transitivizadores en las transcripciones de 4 horas de audio.

18Con la excepción de este apartado, en el resto del artículo se considerará la cantidad de elementos nominales como cualquier frase nominal independiente, ya sea argumento o adjunto del predicado verbal.

19Si se cuentan también los adjuntos, el 46% de las cláusulas del HnDN y el 58% de las cláusulas del HDN tienen cero N.

20Si se cuentan también los adjuntos, el 46% de las cláusulas del HnDN y el 39% de las cláusulas del HDN contienen un N y, por otra parte, el 8% de las cláusulas del HnDN y el 3% del HDN contienen dos N.

21El prefijo «-n» correspondiente a la 3.ª persona del paradigma medio codifica un agente afectado por la acción del verbo.

Cómo citar este artículo: Audisio, C. P., Cúneo, P., Ojea, G. L., & Rosemberg, C. R. (2021). Indicadores sintácticos y morfológicos de la transitividad en el input toba/qom a niños pequeños y niñas pequeñas de Argentina. Forma y Función, 34(2). https://doi.org/10.15446/fyf.v34n2.88628

9. Abreviaturas

A

participante agente/activo

AUS

ausente

BEN

beneficiario

CAU

causativo

CON

conector

D

clasificador deíctico

DEM

demostrativo

DIM

diminutivo

DIR

direccional

DIST

distante

DUR

aspecto durativo

DTR

detransitivizador

ENF

énfasis

FEM

género femenino

HOR

horizontal

INT

interrogativo

LOC

locativo

M

participante medio

MASC

género masculino

NEG

negativo

NX

nexo

PL

plural

POS

poseedor

PREP

preposición

PROG

aspecto progresivo

PRON

pronombre personal

PROX

próximo

SG

singular

SP

español

TRID

tridimensional

VERT

vertical

1

primera persona

2

segunda persona

3

tercera persona

Recibido: 15 de Junio de 2020; Aprobado: 11 de Febrero de 2021

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