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Forma y Función

Print version ISSN 0120-338X

Forma. func. vol.34 no.2 Bogotá July/Dec. 2021  Epub June 13, 2021

https://doi.org/10.15446/fyf.v34n2.88305 

Artículos

Construcciones estativas en un relato wayuu*

Stative constructions in a Wayuu story

1Institute of American Indian Arts, Santa Fe, Nuevo México, Estados Unidos. andres.sabogal@iaia.edu


Resumen

Este artículo detalla las formas y funciones de las construcciones estativas del wayuunaiki según su frecuencia de uso en el «Relato de un hombre cuya mujer murió». Bajo construcciones estativas se agrupan los predicados verbales sin prefijo y los predicados no-verbales. En el relato, estas frecuentes construcciones definen a los participantes y su entorno espaciotemporal. Las funciones establecidas en el presente estudio son identificatoria, categorizante, presencial, cualitativa, cuantitativa, configurativa y citativa. Entre las raíces más usadas, se destacan los verbos «ma-» ‘ser así’, «ma-» ‘decir así’, y «anuu» ‘aquí está ella/ello’, y los pronombres indefinidos como «jama» ‘qué pasa’ y personales como «jia» ‘ella, ello’. Al presentar ejemplos literarios para modelar las estructuras morfosintácticas teniendo en cuenta la frecuencia de uso, este estudio busca aportar una descripción gramatical con implicaciones en el ordenamiento del aprendizaje y la enseñanza de conceptos del wayuunaiki.

Palabras clave: aspecto; frecuencia; guajiro; narrativa; wayuu; wayuunaiki

Abstract

This article details the form and function of stative constructions in Wayuunaiki according to their frequency of use in «The Story of a Man whose Wife Died». As stative constructions I group together verbal predicates without a prefix and nonverbal predicates. In the story, these frequent constructions define the participants and their spatial-temporal context. The functions established in the present study include identificatory, categorizing, presential, qualitative, quantitative, configurative, and quotative. Among the frequently used roots, the most salient in the story are the verbs «ma-» ‘be thus’, «ma-» ‘say thus’, and «anuu» ‘it/she is here’, and indefinite pronouns like «jama» ‘what happened’ and personal ones like «jia» ‘she, it’. By presenting literary examples to model the morphosyntactic structures, while considering their frequency of use, this study seeks to contribute a grammatical description with implications on the relative order of teaching and learning concepts of Wayuunaiki.

Keywords: aspect; frequency; Guajiro; narrative; Wayuu; Wayuunaiki

1. Introducción

El presente artículo describe las distintas construcciones estativas del wayuunaiki, tomando en cuenta su frecuencia de uso en el «Relato del hombre cuya mujer murió» (de aquí en adelante simplemente «el relato»). El uso de flexión prefijal en el verbo wayuu permite dividir todas sus cláusulas como construcciones estativas o activas, cuya distinción semántica está basada en el aspecto verbal. Es así como se codifica obligatoriamente la persistencia o el cambio a través del tiempo en todos los predicados. Aunque el estudio comienza con la definición formal de ausencia de flexión prefijal, se incluyen también dos tipos de construcciones excepcionales que desafían el dualismo aquí propuesto, al usar prefijos mientras comparten propiedades morfosintácticas con las estativas. Esta introducción presenta brevemente a los wayuu, a Jusayú, el relato y elementos relevantes del verbo en wayuunaiki.

1.1. Los wayuu

Los wayuu son parientes lingüísticos de los pueblos añú, caquetío, lókono y taíno, y con ellos forman la rama más norteña de la familia Arawaka de la Amazonía. Los ancestros de los wayuu y los añú son probablemente quienes trajeron la cerámica tocuyanoide al Lago de Maracaibo y a La Guajira, desde el extremo nororiental de la Sierra de Mérida y, previamente, de los Llanos del Apure. Esta cultura cerámica llega a Sinamaica hace por lo menos dos milenios (Gallagher, 1976; Oliver, 1990), para luego establecerse en el Alto Cesar y el Medio Ranchería como la tradición hornoide asociada al cultivo de yuca y la organización matriarcal. Esta última es reemplazada por la tradición ranchoide desde hace unos 1200 años, que se expande por toda la península y la Serranía del Perijá y se asocia a la propagación del cultivo de maíz en la región (Ardila, 1996).

El término «guajiro» fue atestiguado por primera vez en 1626 durante un periodo histórico asociado a la adopción del pastoreo de animales que causó cambios sustanciales en la estructura social de los wayuu (Guerra, 2002). La palabra proviene de «washirü» [waˈʃirɨ] ‘rico’ (Jusayú & Olza Zubiri, 2006). En tiempos contemporáneos, el endónimo «wayuu» [waˈjuː] ‘gente’ ha llegado a ser comúnmente utilizado para especificar a los indígenas de La Guajira en contraposición a los «alijuna» [aˈɽihuna] ‘criollos’. Los datos combinados del censo venezolano del 2002 y del censo colombiano del 2005 documentan una población de 481.000, con tamaños comparables en Zulia, con el 49%, y La Guajira, con el 51% (Ministerio de Educación Nacional, 2009). Dado el colapso económico de Venezuela en la última década, es probable que la proporción de la población en Colombia sea mayor ahora.

El «wayuunaiki» ‘voz de gente’ es la lengua indígena más hablada en ambas naciones. Hay dos dialectos mutuamente inteligibles: el arribero y el abajero, que corresponden aproximadamente al noreste y suroeste de la península. Un rasgo muy sobresaliente entre los dialectos es la variación del prefijo «sü-» en abajero y «jü-» en arribero, que indica la tercera persona singular femenina ‘ella, ello’.

1.1.1. Miguel Ángel Jusayú

El legado lingüístico del wayuunaiki ha obtenido gran importancia por la obra de un hombre sabio y ciego de la etnia wayuu llamado Miguel Ángel Jusayú, quien publicó numerosos relatos tradicionales (Jusayú, 1986, 1989, 1992, 1994, 1995) y, con su mayor aliado, Jesús Olza Zubiri, publicó tres ediciones de la gramática más completa del idioma wayuu (Olza Zubiri & Jusayú, 1978, 1986, 2012), y dos ediciones del diccionario más fidedigno (Jusayú & Olza Zubiri, 1988, 2006). En este estudio se celebra su obra mediante el análisis de las estructuras usadas en un relato que publicó en el decimoquinto número de la revista Opción.

Miguel Ángel Jusayú (1933-2009) nació en Yalüyalü, cerca de Nazaret, en el extremo noreste de La Guajira colombiana. A los 12 años tuvo el infortunio de quedar ciego y a los 17 se mudó a Caracas para estudiar en el Instituto Venezolano de Ciegos, donde aprendió a dominar el sistema braille para leer y escribir. Luego se convirtió en un autor tan prolífico que, en 1998, la Universidad del Zulia le concedió el título de doctor honoris causa. Miguel Ángel falleció a los 77 años y nos dejó un inmenso legado del conocimiento wayuu.

1.1.2 Relato de un hombre cuya mujer murió

Escrito en el dialecto arribero, Nüchiki Wanee Wayuu Outa Eerüinchi (Jusayú, 1994) trata de un hombre que amaba mucho a su mujer y a sus dos hijos, quienes murieron repentinamente. En respuesta a sus lágrimas y lloros, el alma de la mujer se le aparece al viudo. Esto lo alegra mucho y él decide subir con ella al mundo de los muertos, aunque tuviera la prohibición de tocarla a ella. Después de un tiempo, el viudo pierde el privilegio de quedarse con su familia por ser incapaz de observar la prohibición.

Siendo ser vivo, el viudo es poco querido en ese mundo y termina perdido en él. Luego, llega a donde un viejo rico llamado Ma’leiwa. Aquí el viejo acoge al viudo, lo trata como nieto, le da de todo e intenta volverlo útil. Ma’leiwa promete arreglarle el destino, pero con la condición de no acercarse a su mujer Pülowi. Aquí el viudo pasa muchas dificultades y es incapaz de aguantarse las ganas de ver a la mujer; por eso, ella lo bota lejos con repetidos vendavales.

Luego el viudo queda perdido otra vez en tal mundo hasta que conoce a un viejo-murciélago y a una vieja-araña que dicen también ser sus abuelos. El viejo-murciélago lo acoge, le da posada y lo pone a torcer hilo y a tejer. Aquí finalmente el viudo logra volver en sí, por lo que el viejo-murciélago acuerda con el viejo-rana instalar una gran soga para bajar y volver al mundo de los vivos en Akuwolu’u ‘Manaure’. Antes de bajar, se le advierte al viudo, entre otras cosas, que si hablaba sobre sus experiencias en el mundo de los muertos moriría inmediatamente. Después de un tiempo de estabilidad en su ranchería, el viudo, en un estado de embriaguez, termina contándole todo a los familiares y muere.

Este es un relato aleccionador que valora la cautela, la disciplina y la sensatez. Después de pasar varias tribulaciones, el viudo aprende estas virtudes mediante la práctica de torcer hilo y tejer. El relato usa nombre propio para referirse a la pareja divina Ma’leiwa1 y Pülowi, pero no para referirse al viudo. Esto da entender que su experiencia es válida para cualquier hombre. Aparecen, además, numerosos seres transformantes como una mujer-venado, unas mujeres-maíz, un caballo-cují, un viejo-murciélago, un viejo-rana y una vieja-araña. El protagonismo de estos otros participantes parece resaltar la interconexión de los seres en el más allá.

1.2. El verbo y el aspecto del wayuunaiki

El verbo wayuu se flexiona mediante afijos que indican persona, número, género, tiempo, aspecto y modo. Tanto los verbos estativos como los activos se flexionan obligatoriamente mediante sufijos, pero los activos también exhiben flexión prefijal obligatoria. Ehrman (1972) considera que el prefijo «activo» evoca la presencia de «una fuente de energía que inicia la acción» (p. 55). Las construcciones estativas contienen un predicado que carece de flexión prefijal y comunican la relativa continuidad de un estado imperfectivo. Como fue propuesto por Hopper (1982) para el género narrativo, las construcciones estativas establecen un fondo discursivo desde el cual las activas perfectivas resaltan la cadena de eventos secuenciales que constituye el primer plano

Los siguientes ejemplos comparan el uso de la raíz «-chuwa-» ‘prender’ en ambos tipos de construcciones. Se demuestra la ausencia de la flexión prefijal en el ejemplo 1a y su presencia en el 1b, sufijos temáticos distintos, y sufijos flexivos distintos, aunque ambos se refieran al mismo fuego ‘femenino’.

Estativa vs. activa

(1a) Chuwa-tü-sü siki-ka-lü
prender-TEM-F2 D.F fuego-ESP-F
‘El fuego está prendido’

(1b) Ta-chuwa-jaa-in siki-ka-lü
1S-prender-TEM-O D.F fuego-ESP-F
‘Yo prendí el fuego’

Adicionalmente, el ejemplo 1a demuestra la inexistencia en wayuunaiki de una palabra cópula comparable al verbo estar del español. En vez de esto, la cláusula estativa consiste prototípicamente en la simple yuxtaposición de predicado y sujeto. La posición inicial en la cláusula es estrictamente predicativa y, por esto, no solo los verbos la empiezan, sino que también lo hacen los nombres, pronombres, preposiciones y adjetivos sin morfología verbalizadora alguna.

Un verbo finito es un verbo flexionado primariamente por género-número, pero también por modos epistémicos. Además de indicar el género-número de un argumento, estos sufijos se asocian a las categorías de tiempo, aspecto y modo. El femenino hace referencia a una mujer, una(s) cosa(s), o algo genérico. El masculino se refiere a un hombre, o algo querido o específico. El plural se refiere a múltiples seres humanos o animales queridos. Esta clasificación de los referentes es importantísima para el rastreo de los participantes.

Existen tres series de sufijos de género-número que aquí presento en el orden femenino, masculino y plural. El primer grupo («-lü», «-li» ~ «-chi», «-lii» ~ «-chii») se usa en numerosas construcciones flexionadas por tiempo-aspecto, así como el pasado reciente «-yü» y el pasado perfecto «-tüjü». El segundo grupo expresa el presente-pasado («-sü», «-shi», «-shii») que incluye «-in» como cuarto miembro, que es obligatorio con las transitivas con objeto específico (Álvarez, 2017). Estos se usan con mayor frecuencia y se flexionan por modos, magnitud o valencia, pero no por tiempo-aspecto. El tercer grupo («-tü», «-chi», «-na») se usa en un menor número de construcciones como las volitivas «(-in)-ja», o el pasado imperfecto «-je» ~ «-ja». Estas tres series de sufijos también se combinan entre sí y generan un gran número de construcciones.

Este estudio asume que la gramática emerge del uso de la lengua (Bybee & Hopper, 2001; Bybee, 2006; Hopper, 1998, entre otros). El lenguaje se entiende como una entidad cambiante, en la que un continuo léxico-gramatical se moldea constantemente a través de la negociación colaborativa de forma y significado, donde la repetición de lexemas y construcciones juegan un papel significativo. Estas negociaciones lingüísticas se llevan a cabo canónicamente en la interacción que conjuga a un hablante y un oyente en un dominio exclusivo desde el cual se verbaliza la experiencia. En palabras de Bybee (2006), los altos niveles de repetición «no solo conducen al establecimiento de un sistema en el individuo, sino que también conducen a la creación de la gramática, su cambio y su mantenimiento dentro de una comunidad de habla» (p. 730). Por ello, este artículo se suma al llamado de Hopper (1998), al afirmar que la tarea del lingüista es estudiar «las fluctuaciones de repetición en el discurso», y rastrear la estructura gramatical como una «propagación de sistematicidad» (p 166).

Por lo tanto, aquí se definen las distintas funciones, las formas y sus frecuencias de uso en un texto sobresaliente de la literatura wayuu. Es mi parecer que estas construcciones son primordiales para el ordenamiento del aprendizaje y la enseñanza del wayuunaiki, y por esto el estudio busca responder en específico a las siguientes preguntas:

  • ¿Qué funciones tienen las construcciones estativas en el relato y con qué frecuencia se usan?

  • ¿Cómo son sus estructuras morfosintácticas y cuáles raíces se usan con alta frecuencia?

En la siguiente sección se presentan los métodos del análisis, antes de exponer detalladamente las observaciones y sus debidos ejemplos. El artículo termina con un recuento de los resultados y conclusiones.

2. Métodos

El relato está escrito en la ortografía diseñada por el mismo narrador, pero en el presente estudio se usa la ortografía moderna. Gracias al Dr. José Álvarez, se contaba con la transliteración ortográfica y glosas interlineales del relato entero. Este se traspasó al programa Fieldworks (FLEX) desde donde se facilitó el análisis general del texto.

La primera tarea consistió en identificar todas las construcciones estativas en función predicativa y copiarlas a una hoja de cálculo. La construcción estativa se delimitó como las cláusulas u oraciones encabezadas por predicados verbales sin prefijo, predicados no verbales y el predicado citativo2. La función predicativa se define como aquellas expresas en el orden canónico VS o con el sujeto adelantado y separado del predicado por una breve pausa escrita con coma. Por esta razón, se excluyeron aquellas construcciones donde el sujeto precede al predicado sin pausa por estar en función adjetival, y aquellas con predicados nominalizados con «-ka» ‘especificativo’ o «-waa» ‘infinitivo’ por estar en función referencial.

La construcción estativa se delimitó también respecto al verbo gerundio marcado por «-in». Este verbo comúnmente sigue a un primer verbo finito y encabeza una cláusula subordinada con un segundo aspecto prefijal. Sin embargo, hay algunos casos en que considero que el verbo matriz y el gerundio se han fusionado conceptualmente. Mansen y Mansen (1979) ya habían propuesto la existencia de «márgenes prenucleares», donde incluyen algunas frases encabezadas por verbos finitos. Aquí se le llaman cláusulas a tal núcleo, que se entiende como el corazón de la construcción estativa compuesto por un predicado y su sujeto. Las márgenes se refieren a las palabras o frases periféricas de la oración que casi siempre siguen a la cláusula. Sin embargo, algunos predicados verbales y no verbales que preceden a la cláusula gerundia se clasificaron como pertenecientes a una sola cláusula compleja. Se incluyeron, por ejemplo, «wana jümaa» ‘cuando’, «pülaa mayaasü» ‘en cuanto’, «nnojo-» ‘no’, «alu’u» ‘verdad’, «ja’itai-» ‘aunque’, «aka- -sa’a» ‘pero’ y «jüsittaayale» ‘ni siquiera’.

La segunda tarea consistió en codificar las construcciones, según sus raíces, como verbales, adjetivales, pronominales, nominales o preposicionales. Los nominales se subclasificaron como poseído/no poseído y alienable/inalienable. Adicionalmente se subclasificaron todos los predicados como raíz única o combinada en palabra compuesta o en frase compleja. La tercera tarea fue contemplar las varias partes del relato a la luz de todas las categorías gramaticales codificadas por cada construcción, agrupar los significados de las construcciones y contar repeticiones de uso de raíces para así, poco a poco, llegar a descubrir categorías funcionales dentro del relato. Al lograr lo último se hizo la cuenta final de instancias de cada función.

3. Resultados

«Relato del hombre cuya mujer murió» está compuesto por 1964 construcciones predicativas. De estas, 1205 son estativas y 759 activas. Es decir, el 61.4% del relato lo componen construcciones dedicadas al establecimiento del fondo del relato que describe la naturaleza de los participantes y su entorno espaciotemporal. La alternancia entre construcciones estativas y activas no siempre ocurre en el mismo ritmo. La proporción de construcciones estativas respecto a las activas no es igual en cada párrafo, y tiene un clímax entre los párrafos 43 a 49, donde se exagera tanto el aumento de actividades como el aumento de estados. Este clímax corresponde a un incremento productivo del viudo cuando se dedica a tejer muchas obras y un consecuente sosiego en su entorno, descrito como una nueva vida. Luego vuelven a aumentar las actividades requeridas para llevar a cabo el regreso al mundo de los vivos. La Figura 1 muestra la proporción del uso de cláusulas estativas en cada párrafo del relato. Se puede ver que las estativas constituyen variablemente entre el 50% y el 75% de cada párrafo, marcados por un principio y fin con uso exagerado de estados.

Figura 1 Proporción de uso de estativa 

Entre las construcciones estativas se identificaron siete funciones que aquí presento en orden de frecuencia de uso en el relato. La función cualitativa es la de mayor uso (n402) y la que emplea la mayor variedad de raíces y verbalizaciones. La función citativa fue la segunda más frecuente y, para ella, solo se usó el verbo «maa» ‘decir’ (n279). Le sigue entonces la función identificatoria (n256) que usa pronombres y verbos, y después está la función presencial (n171) que usa verbos y adverbios. Las últimas tres funciones incluyen la función cuantificadora (n35), que emplea adjetivos y numerales; la configurativa (n34), que emplea cláusulas nominales inalienables y preposicionales, y por último la categorizante (n32), que expresa nombres alienables no poseídos. En los párrafos que siguen describo las categorías propuestas y sus construcciones mostrando ejemplos del relato.

3.1. Cualitativa

La función cualitativa (n402) comunica cualidades inherentes o adquiridas, transitorias o permanentes, que describen a los respectivos sujetos. Está función fue desempeñada en el relato por cláusulas encabezadas por 56 raíces verbales, seis adjetivales, tres adverbiales y otras por verbalizaciones y palabras compuestas.

Las raíces verbales poco se repiten con la notable excepción de verbos que expresan amplia subjetividad como «ana-» ‘bueno’ (n64) y «moju-» ‘malo’ (n19), aunque también sobresalen cualidades características de los protagonistas como «outa-» ‘muerto’ (n12), «jimata-» ‘quieto, tranquilo’ (n11), «ketta-» ‘acabado, satisfecho’ (n10), y «ai-» ‘querido’ (n8). Los siguientes ejemplos le atribuyen emociones positivas al viudo y ocurren cuando logra hacer contacto con el alma de su esposa. En el ejemplo 2a vemos la forma masculina en presente-pasado del ‘estar contento’ seguida por un adverbio intensificador y el sujeto. La oración compleja en el ejemplo 2b empieza con la forma aumentativa masculina del ‘estar bien’, seguida por la negación masculina del ‘estar triste’, que combina los elementos ‘malo’ y ‘corazón’ en su forma irreal y subordinada.

Cualitativas verbales

(2a) Talatü-shi ma’in wayuu-ka-i
feliz-M2 mucho persona-ESP-M
‘El hombre estaba contento’ (7.13)

(2b) Ana-shaana-shi ma’in wayuu-ka-i nnojo-i-shi moju-yaa-in a-a’in
bueno-AUM-M2 mucho persona-ESP-M no-M1-M2 malo-IRR-GR IDF-corazón
‘El hombre estaba muy bien, no estaba triste’ (9.14)

La existencia de adjetivos como clase de palabra en wayuunaiki ha sido definida como aquellas palabras que no concuerdan en género-número y pueden ser predicados en su forma llana en presentepasado (Ehrman, 1972; Álvarez, 2017). Este es un grupo de palabras muy pequeño que expresa calidad y cantidad. En el relato sobresale el uso de las cualitativas «müle’u» ‘grande’ (n6) y «motsa» ‘chiquito’ (n5). No obstante, también se identificaron adjetivizaciones que sí se flexionan por género-número como «waneeje-» ‘distinto, extraño, raro’ (n4). La construcción en el ejemplo 3a se narra justo antes de la partida del viudo y el alma de su mujer hacia el mundo de los muertos. Esta muestra el ‘ser grande’ en su forma llana, designando la cualidad del sujeto ‘chicha que él bebió’. Este sujeto contiene el gerundio de ‘beber’ en posición adjetival. En el ejemplo 3b vemos la predicación del adjetivo en su forma futura femenina que le atribuye la cualidad de ‘corto’ al sujeto poseído ‘nuestro-rato’. Esto se lo dice Ma’leiwa al viudo para animarlo a ir a ver los animales que le pensaba regalar.

Cualitativas adjetivales

(3a) Müle’u uujolu nü-sü-in
grande chicha 3SM-beber-GR
‘Había tomado bastante chicha’ (7.14)

(3b) Mots-ee-rü wa-ma’a
chiquito-FUT-F1 nuestra-demora
‘Tardaremos poco’ (36.2)

Las verbalizaciones se realizaron mediante la prefijación del atributivo «ka-» (n63) o el privativo «ma-» (n22) a nombres (n73), acciones nominalizadas (n11) y preposiciones (n6). Los prefijos atributivos y privativos derivan verbos estativos con los significados ‘tener’ y ‘carecer’, respectivamente. En el ejemplo 4a, Ma’leiwa reacciona al ver que el viudo desobedece otra vez la orden de no visitar a su mujer y, entonces, lo juzga como inconsciente. El nombre wayuu «-a’in-» pinta el corazón en un sentido amplio que incluye mente y alma. Por eso, el verbo «ma-a’in-» ‘ser descorazonado’ es mejor traducido como ‘desatento’ o ‘loco’; aquí se usa en forma consecuencial, exclamativa masculina y confirmativa, seguida por un intensificador y el sujeto pronominal.

Atributiva y privativa

(4a) ¡Ma-a’in-ree-ka-i-ja’aya ma’in nia!
PRV-corazón-CONS-EXCL-M1-CONF mucho él
‘¡Qué inconsciente es él!’ (35.7)

(4b) Ka-müin-shi a-tuma-a paa’a, ama,
ATR-a-M2 IDF-a.causa-N.POS vaca caballo
anneerü oo’ulaka mü-sü-ya kaa’ula
oveja y así-F2-VERI cabra
‘Le dieron reses, caballos, ovejas y cabras’ (51.6)

En el ejemplo 4b se presenta una atribución de la preposición «-müin-» ‘a, para’ en una cláusula donde se omite el sujeto temático referente al viudo al que se le designa como ‘regalado de animales’. La preposición indica al beneficiario de una transferencia usualmente en una frase oblicua. La forma masculina del verbo «ka-müin-shi» ‘él tiene para’ es mejor traducida como ‘él es benefactor de’. Al verbo le sigue la preposición causal-agentiva «atumaa» ‘por alguien’ que especifica la existencia de un donante indefinido y caracteriza al estado como télico al implicar el acto previo de ‘dar’ que justifica la traducción activa propia del narrador. La construcción entera comunica la nueva cualidad del viudo como dueño de animales. Esta construcción es narrada hacia el final del relato después de que el viudo hubiera regresado a su comunidad y demuestra lo bien que fue recibido por su gente.

Adicionalmente, las preposiciones y direccionales se combinan con nombres en wayuunaiki con cierta productividad para así generar palabras compuestas en varios grados de lexicalización. Estas no tienden a repetirse y algunas tienen significados muy convencionalizados. En el relato se usaron 11 instancias de estas construcciones en función predicativa, así como «karatse-ru’u» ‘penacho-en’ o ‘estar empenachado’, «kasachiki-maa» ‘problema-con’ o ‘ser anuncia-pleitos’, «püliiko-’u» ‘burro-en’ o ‘ir en burro’, entre otros. Estas construcciones se interpretaron como estativas cualitativas, ya que les atribuyen peculiaridades a los sujetos.

El ejemplo 5a es una cláusula subordinada temporal donde se especifica el momento en que la mujer del viudo ya estaba ‘profundamente dormida’. La preposición «-nain» ‘sobre’ específica contacto o adhesión entre dos entidades y, junto con «lapü», se podría traducir como ‘pegada al sueño’. Siendo subordinada la cláusula, esta carece de sufijos de género-número y, en vez de estos, es marcada como gerundio completivo y así comunica ‘cuando ya estaba pegada al sueño’. El verbo es seguido por el adverbio intensificador y luego el sujeto pronominal. La construcción termina con una preposición que le añade complejidad al estado y justifica la traducción del narrador.

Palabras compuestas

(5a) Lapü-nain-pa ma’in jia nü-püla
sueño-sobre-CPL mucho ella 3SM-encuentro.de
‘Cuando ya encontró a la mujer profundamente dormida’ (15.7)

(5b) Amo-’u-shi nia-ka-i
caballo-en-M1 él-ESP-M
‘Él iba a caballo’ (50.10)

El ejemplo 5b ocurre cuando el viudo ya estaba de regreso en su ranchería en el mundo de los vivos. El narrador usa el predicado ‘caballo-en’ en su forma masculina de presente-pasado para atribuirle una cualidad transitoria al sujeto que le sigue.

Adicionalmente, el lexicón verbal del wayuunaiki es ampliamente enriquecido por frases verbales de dos palabras donde el segundo elemento es a veces incorporado. Estas frases complejas combinan verbos con nombres y preposiciones, donde los estativos también expresan significados cualitativos. En el relato se usaron frases como «ana- akuwa’ipa» ‘buen destino’, «moju- aa’in» ‘mal corazón’, «moju- akuwa’ipa» ‘mal destino’, «cheche- e’irükü» ‘dura carne’, «kasu- ata» ‘blanca piel’, «mülia- aa’in» ‘sufrir corazón’, entre otros.

3.2. Citativa

El uso de citas directas «le dan al discurso narrativo y normativo del guajiro un sabor fuertemente dramatúrgico» (Mansen, 1988, p. 196). La cita directa puede consistir en una sola interjección, oración o diálogo, y es preciso interpretarla como un párrafo narrativo (Mansen & Mansen, 1979). Por otro lado, la construcción citativa siempre sigue a la cita sin ningún marcaje sintáctico. Esto justifica la designación de «ma-» como el verbo ‘metalingüístico’ del wayuu (Olza Zubiri & Jusayú, 2012). En el relato, la construcción citativa es usada ampliamente como estativa (n273), y escasamente prefijada como activa (n6).

El ejemplo 6a es una cita corta confirmativa en un diálogo narrado en el que el viudo muestra estar de acuerdo con los reclamos de Ma’leiwa. El narrador aquí usa ‘ser así’ en su forma femenina confirmativa, sin sujeto expreso por ser sobreentendido, mientras que la citativa está en su frecuente forma estativa masculina y acompañada por el sujeto nominal referente al viudo.

Construcciones citativas

(6a) «Mü-sü-ja’aya» - mü-shi wayuu-ka-i
así-F2-CONF decir-M2 persona-ESP-M
‘«Eso es verdad» -dijo el hombre’ (28.37)

(6b) «Jimata pia ya’aiyaa piichi-pa’a»
quieto aquí casa-área
ta-ma-pu’u-shi jo-’u-ka’i - mü-shi
1S-decir-HAB-M2 3SF-en-tiempo decir-M2
‎‎‘«Quédate quieto (viudo) aquí en la casa» le repetía yo siempre -dijo (Ma’leiwa)’ (39.14)

El ejemplo 6b es un párrafo de cita doble que usa tres cláusulas yuxtapuestas para detallar lo que Ma’leiwa le dijo a Pülowi sobre lo que Ma’leiwa le decía al viudo. Con la primera cita, Ma’leiwa le exige quietud al viudo usando una estativa cualitativa en su forma llana que expresa tal mandato. La construcción citativa incrustada en la cita directa está en forma activa transitiva y habitual con sujeto prefijal de primera persona, puntualizando ser el punto de vista de Ma’leiwa, mientras que el sufijo se refiere al viudo quien recibe el mensaje y es, entonces, objeto indirecto. La última citativa está expresa desde el punto de vista del narrador mediante su más frecuente forma estativa masculina y, en este caso, omite el sujeto referente a Ma’leiwa.

3.3. Identificatoria

La función identificatoria (n256) comunica igualdad o semejanza entre un sujeto y un predicado con referencia anafórica o indefinida. Esta función la cumplen principalmente los predicados pronominales, aunque también unos pocos verbales. En el relato sobresalen la predicación de pronombres indefinidos como «jama» ‘como’ (n66) y «kasa» ‘que’ (n42), de pronombres de tercera persona como «jia» ‘ella, ello’ (n50) y «nia» ‘él’ (n13), y de los verbos «ma-» ‘ser así’ (n44), y la frase verbal «ma- aka» ‘ser así como’ (n14).

El pronombre «jama» identifica una eventualidad indefinida que afecta al sujeto. Esta es ampliamente usada como los interrogativos ‘qué’ o ‘cómo’ implicando tal eventualidad, y como palabra única en un saludo de forma parecida al ‘entonces qué’ o ‘qué pasa’. La pregunta en el ejemplo 7a es hecha por el viudo a unas de sus parientes, quienes le ofrecían irse a vivir con él para superar su pérdida. No queriendo abandonar su casa, el viudo usa la forma llana de «jama» seguida por el sujeto ‘el cultivo mío’ que también puede ser traducida como ‘¿y qué pasa con mi cultivo?’.

Identidad indefinida

(7a) Jama to-usa’ut-ko-lu?
como esta 1S-cultivo-ESP-F
‎‎‘Ajá, ¿y mi cultivo?’ (3.4)

(7b) Kasa wayuu pi-’ra-ka chaa’aya wüna’apü-pünaa?
qué persona 2S-ver-ESP allá.lejos bosque-PERL
‘¿Qué has visto allá por el monte?’ (25.11)

La palabra «kasa» identifica una entidad indefinida no-humana que, en función declarativa, se traduce como ‘algo, cosa’ o ‘animal’, pero en función interrogativa es un ‘qué’. Este pronombre también se combina con «wayuu» para enfatizar la indefinición de tal entidad sin implicar un ser humano (Olza Zubiri & Jusayú, 2012) y ocurre sin flexión alguna. El ejemplo 7b comienza con el predicado «kasa wayuu» y es seguida por el sujeto nominalizado «pi’raka» ‘lo que tú has visto’. Esto se lo pregunta Ma’leiwa al viudo después de haberlo mandado a cazar conejos a un monte en el mundo de los muertos.

Contrariamente, la predicación de pronombres personales codifica una identidad específica. Como se espera de una narrativa, los de tercera persona singular fueron los más usados en función identificatoria: «jia» ‘ello, ella’ (n50) y «nia» ‘él’ (n13). A pesar de ser un relato con amplio protagonismo de hombres, estos números reflejan la asimetría proporcional existente entre la carga funcional de los géneros. La oración en el ejemplo 8a es la primera de todo el relato. Aquí se introduce al protagonista mediante un predicado pronominal en su forma de pasado remoto y aseverativa, acompañado de un adverbio de evidencia reportativa: «niama’aja’a yaawa» ‘pues según dicen hace mucho tiempo era él’. Este predicado es seguido por el sujeto que presento entre corchetes y consiste en una frase nominal larga ‘un hombre que vivía en una tierra llamada Manaure’.

Identidad personal

(8a) Nia-ma’a-ja’a yaawa [wanee wayuu ka-püya-shi
él-PSD.REM-ASEV dizque un persona ATR-casa-M2
ju-lu’u wanee mma Akuwolu’u a-nülia-lü]
3SF-en un tierra Manaure IDF-nombre-F1
‘Él era un hombre que, según dicen, vivía en un lugar llamado Akuwolu’u’ (1.1)

(8b) Jia [to-uma-in-ka’aya tia]
ella 1S-tierra-POS-VERD aquélla
‘Sí, precisamente aquella es mi tierra’ (19.3)

La cita en el ejemplo 8b es precedida por un turno conversacional donde Ma’leiwa le dice al viudo que él lo conoce de Akuwolu’u. Entonces, el viudo le confirma que efectivamente esa es su tierra, usando el predicado «jia» ‘es ella’ en su forma llana. El sujeto es expreso por un nombre alienable poseído, seguido por un demostrativo femenino referente a la zona más lejana al evento de habla.

Igualmente, considero que también hay verbos que cumplen esta función de establecer identidades o semejanzas. En el relato se reconocieron «ma-» ‘ser así’3 (n44), «ma- aka» ‘ser así como’ (n14), «ayata-» ‘ser igual’ (n7), y «ale-» (n4) ‘ser así’. Los sinónimos «ma-» y «ale-» no comunican necesariamente una completa equivalencia entre sus referentes, sino que destacan una semejanza o comparabilidad entre maneras, eventualidades, o situaciones. El primero de estos también participa en la frase verbal «ma- aka» ‘ser así como’ para comparar dos entidades nominales (Álvarez, 2005).

En el ejemplo 9a, el viudo le asegura a Ma’leiwa que le va a obedecer el no cortarse el pelo, las uñas, el bigote, ni la barba. Se usa el predicado «ma-» en la forma futura femenina y verificativa ‘así será’. Esta construcción demuestra una estrategia común de combinar un estado simple con el agente expreso como argumento de la preposición «-tuma-» ‘por’ y así convertirlo en estado resultativo.

Identidad y semejanza

(9a) M-ee-rü-ya ta-tuma-n
así-FUT-F1-VERI 1S-por-CL
‘Así lo haré’ (19.29)

(9b) Jia-ja’a [wanee kasa sharala-sü], mü-sü aka [jo-’u jayajaya-ira]
ello-ASEV una cosa líquida-F2 así-F2 como 3SF-color tuna-zumo
‘Aquella era una cosa líquida, que parecía del matiz del zumo del fruto de la tuna’ (21.11)

La cita en el ejemplo 9b narra la impresión que tiene el viudo al ver a Ma’leiwa tomarse algo rojo. Esta es una oración de dos cláusulas donde el primer predicado es el pronombre en su forma aseverativa ‘pues ello era’ y el segundo es el verbo comparativo «ma- aka» en su forma femenina. El primero comunica la identidad como ‘una cosa líquida’, mientras que el segundo comunica una semejanza con ‘el matiz del zumo de tuna’.

3.4. Presencial

La función presencial (n171) comunica la presencia de algo o alguien en una zona espaciotemporal. Esta función la desempeñan construcciones encabezadas primariamente por verbos, pero también por adverbios de lugar. En el relato sobresalen verbos de presencia en un espacio indefinido como «ee-» ‘haber, estar’ (n53), y «jala-» ‘estar donde’ (n15), en un espacio definido como «anuu» ‘aquí está ella’ (n24), «cha-» ‘estar allá lejos’ (n19), y también en un espacio relativo con el adverbio «watta» ‘lejos’ (n17).

El verbo «jala-» se usa frecuentemente para ubicar alguna entidad. La cita en el ejemplo 10a es una pregunta hecha por los parientes del viudo justo después de haberse vuelto invisible al cruzar al mundo de los muertos. Esta oración presenta al verbo en su forma masculina y dubitativa seguida por el adverbio de incertidumbre y el sujeto pronominal referente al viudo. El elemento «yaa» es una suerte de pronombre de lugar indefinido.

Presencia en espacio indefinido

(10a) Jala-shi-che eera nia yaa?
donde-M2-DUB quizás él LUG
‘¿Dónde estará él?’ (8.3)

(10b) Ee-taa-shi chi wayuu ka-luma-se-ka-i eera luma-ka-lü
haber-PRSNT-M2 este persona ATR-enramada-POS-ESP-M quizás enramada ESP-F
‘Se encontraba el hombre que tal vez era el propietario de la enramada’ (17.8)

El verbo «ee-» a veces afirma la presencia de alguna entidad en algún lado, y otras veces anuncia la presencia de entidades o situaciones indefinidas y nuevas en el discurso. Esta última función ocurre en el ejemplo 10b, donde el narrador nombra por primera vez a Ma’leiwa. El verbo «ee-» contiene el sufijo presentativo que especifica evidencia directa y el masculino. Este es seguido por un sujeto nominal que incluye una cláusula relativa describiendo al hombre.

Adicionalmente, existen numerosos verbos que codifican presencia en un espacio definido de manera estable o repentina. La Tabla 1 muestra el sistema de los verbos de presencia que especifican cuatro proximidades al hablante. Estos verbos comunican la presencia estable o súbita de entidades en alguna de estas cuatro inmediaciones. La tercera incluye una variante cislocativa que expresa la moción hacia el hablante traducible como ‘viniendo de allá’ (Olza Zubiri & Jusayú, 2012, p. 333).

Tabla 1. Verbos de presencia en las cuatro proximidades 

Zona 1 2 3 4
Cerca Est. Cisl. Lejos
Presencia súbita Masculino anii iraa isaa isee ichaa
Femenino anuu nnaa
Plural anaa nalaa
Presencia estable yaawaa yalaa saa see chaa

Los verbos de presencia súbita cumplen la importante labor de anunciar nuevos sujetos definidos en el espacio discursivo. En el relato, los verbos de presencia súbita más usados fueron los femeninos de las dos zonas más cercanas: «anuu» ‘aquí está ello, ella’ (n24), y «nnaa» ‘acá está ello, ella’ (n10). Con el ejemplo 11a, el alma de la esposa le cerciora al viudo que ella lo va a cuidar en el mundo de los muertos. El verbo femenino próximo al hablante está en su forma futura femenina y aseverativa, que se podría traducir como ‘pues aquí estará ello’. Este es seguido por el sujeto poseído referente al destino del viudo y finaliza con la preposición causal-agentiva ‘por mí’.

Presencia súbita

(11a) Anuu-jee-rü-ja’a pu-kuwa’ipa ta-tuma
aquí.F-FUT-F2-ASEV 2S-destino 1S-por
‘Yo me encargaré de ti’ (6.30)

(11b) Anuu pu-’ula, anuu pü-she’e-in ju-ulia pu-kurula-jü-in.
aquí.F 2S-chinchorro aquí.F 2S-ropa-POS 3SF-contra 2S-pasar.frío-ITER-GR
‎‎‘Aquí tienes tu chinchorro, aquí tienes tu ropa para que no sufras frío’ (20.3)

La cita en el ejemplo 11b ocurre cuando el viudo ya está en el más allá. Aquí Ma’leiwa le ofrece chinchorro y ropa al viudo para que se quede en su casa. La oración compleja primero afirma que hay chinchorro y la segunda, que hay ropa mediante dos repeticiones del mismo verbo de presencia súbita femenino y próximo.

Los verbos de presencia estable más usados fueron el más lejano «cha-» (n19) ‘estar allá lejos’ y el más cercano «yaa-» ‘estar aquí’ (n16). En cierta ocasión el viudo andaba perdido y hablando solo. De repente encuentra unas casas y dice lo que recoge el ejemplo 12a, en el que se usa el verbo en su forma masculina acompañado del adverbio temporal «paala» ‘antes’, que le da un sentido de futuro próximo. Esta frase es seguida por el sujeto pronominal y la palabra ‘hacia donde ellas’.

Otros predicados presenciales

(12a) Cha-shi paala taya ee-müni-irua
allá.lejos-M2 antes yo donde-ALA-PL
‘Voy hasta ellas (las casas)’ (16.2)

(12b) Watta-müin-jee-chi pia ju-tuma
lejos-ALA-FUT-M1 3SF-por
‘Te mandará lejos’ (28.35)

Igualmente, se usaron tres predicados adverbiales con «watta» ‘lejos’ (n17), «peje» ‘cerca’ (n2) y «maalüya» ‘madrugada’ (n1). El ejemplo 12b comunica una presencia potencial en un espacio relativo mediante la predicación del adverbio ‘lejos’ combinado con el direccional alativo, expreso en su forma futura masculina y seguida por el sujeto pronominal. La cláusula es traducible como ‘hacia allá lejos estarás’, pero la preposición causal-agentiva flexionada por ‘ella’, refiriéndose a Pülowi, le añade el sentido resultativo evidente en la traducción activa del español.

3.5. Cuantitativa

La función cuantitativa (n35) de las construcciones estativas acentúa las cantidades de cosas o seres animados mediante la predicación de adjetivos proporcionales y numerales. El más usado fue «mainma» ‘mucho’ (n25), y también se usó «watta jaalii» ‘bastantes’ (n3), «joulu» (n1) ‘abundante’ y «je’ra» (n1) ‘cuánto’. Por otro lado, se predicaron numerales muy pocas veces: solo hubo dos instancias de «po’loo» ‘diez’, otras dos de «piama» ‘dos’, y una de «wanee» ‘uno’. Las siguientes oraciones comparan el uso de la flexión sufijal en el adjetivo «mainma». En el ejemplo 13a continúa la presentación inicial del protagonista especificando la cantidad de animales que poseía. La cláusula comienza combinando al predicado con el sujeto nominal, ambos en sus formas llanas, y termina con la preposición ‘en ámbito de él’, que es típica de la posesión de nombres alienables (Álvarez, 1996).

Cuantitativa

(13a) Mainma mürülü nü-ma’ana
mucho animal 3SM-ámbito
‘‎‎Poseía muchos animales’ (1.6)

(13b) Mainma-sü mürülü ni-’rü-in jü-’ütpünaa piichi-ka-lü
mucho-F2 animal 3SM-ver-GR 3SF-cerca casa-ESP-F
‘Vio mucho ganado alrededor de la casa’ (11.21)

El ejemplo 13b consiste en la misma combinación de predicado y sujeto, pero esta vez el adjetivo está expreso en su forma femenina, mientras que el sujeto contiene una cláusula relativa que especifica la manera visual de la evidencia que tuvo el protagonista para especificar la ubicación de los animales. La flexión sufijal le añade la fase inceptiva al perfil del estado que se puede interpretar como una implicación de que antes no había, no se esperaba o no se sabía de la existencia de tantos animales.

Cabe anotar que hay varias raíces que tienen sentidos cualitativos y cuantitativos. Por ejemplo, el adjetivo indefinido «je’ra» se usó una sola vez con el sentido de cantidad ‘cuantos’ y dos veces con el sentido cualidad ‘como’. Igualmente, la raíz numeral «wanee» se usó una sola vez con el sentido ‘uno’, pero ocho veces con sentidos cualitativos como ‘solitario’, ‘raro’, ‘extraño’ o ‘distinto’.

3.6. Configurativa

La función configurativa (n33) la desempeña una construcción estativa que comunica una relación compleja y específica que no cambia a través del tiempo. Estas cláusulas están encabezadas por nombres poseídos o preposiciones flexionadas. Entre ellas hay palabras compuestas y nominalizaciones. Este tipo de construcción difiere de todos los tipos de construcciones estativas que hemos visto, ya que en estas participan dos argumentos, pero la cláusula continúa siendo intransitiva. Se usaron numerosas raíces en el relato y casi nunca se repitieron. Estas incluyeron raíces inalienables como «-püya-» ‘hogar’, alienables poseídas como «-’alain-» ‘mentira’, preposiciones como «-chiki-» ‘después de’, palabras compuestas por dos nombres como «-a’in-püse’e-» ‘corazón-miedo’, por nombre más preposición como «-’u-maa-» ‘ojo-con’, por preposición más direccional como «-nain-pünaa» ‘sobre-por’ y por nominalizaciones de objeto como «-lü’üjala-» ‘lo traído’.

Los siguientes ejemplos demuestran la participación de sustantivos poseídos que cumplen esta función configurativa. La cita en el ejemplo 14a es dicha por el alma de la esposa al viudo. Aquí ella le muestra su cultivo y especifica que es propiedad de ella. El predicado ‘ser mi cultivo’ carece de flexión sufijal y el sujeto es la nominalización ‘el área que tenemos’, que presento entre corchetes. Interpreto el estatus morfosintáctico de la poseedora como un sujeto secundario. El ejemplo 14b ocurre cuando el viudo ha estado un tiempo en el más allá con su mujer y aquí expresa las ganas que tiene de tocarla. La predicación de la posesión nominal alienable asume la forma desiderativa femenina para comunicar la incepción del deseo e indicar que el sujeto es ‘ella’. Aquí también considero que el poseedor es una suerte de sujeto secundario.

Configurativa nominal

(14a) Ta-’ttia [tü ka-pa’a-ka-lü waya]
1S-cultivo esta ATR-área-ESP-F nosotros
‘El cultivo en medio del cual estamos es mi propiedad’ (9.9)

(14b) Nu-’wayuu-se-e-sü jü-chikuwa’aya
3SM-cónyuge-POS-DES-F2 3SF-otra.vez
‘Quería tenerla de nuevo como mujer’ (14.1)

Contrario a la poca repetición de predicados nominales, el número limitado de formas preposicionales causa un poco más de repetición en sus predicados. En el relato se usaron «-lu’u-» ‘en’ (n6), «-ma’ana-» ‘ámbito’ (n4) y «-nain-» ‘en, sobre’ (n3), entre otras. Los siguientes ejemplos demuestran la participación de preposiciones flexionadas en función configurativa. La oración en el ejemplo 15a especifica el trayecto que tomaron Ma’leiwa y el viudo durante un viaje que hicieron. Aquí se expresa la preposición flexionada ‘en ello’ en su forma plural animada y con sujeto temático omiso referente a ‘ellos dos’. Por su parte, el prefijo femenino se refiere al argumento nominal ‘un camino que cruzaba llanos’ aquí interpretado como un sujeto secundario. Por otro lado, el ejemplo 15b consiste en dos cláusulas estativas que narran lo que el viudo vio una vez que se puso a espiar a la mujer Pülowi. En la primera, la preposición ‘después de ello’ es predicada en su forma de pasado imperfecto femenino indicando que el sujeto temático omiso es Pülowi, mientras que el prefijo femenino concuerda con la actividad de ‘bañarse’, que aquí es el sujeto secundario. En la segunda cláusula, el predicado es la privativa ‘no tener puesta su ropa’ expreso en la forma de pasado reciente femenino, indicando otra vez que el sujeto temático y omiso es la misma Pülowi.

Configurativa preposicional

(15a) Ju-lu’u-shii wanee wopu patajatshii-pünaa-sü
3SF-en-PL2 un camino llano-PERL-F2
‘Iban por un camino que cruzaba un sitio plano’ (29.9)

(15b) Jü-chiki-ja-tü o-’oojo-o,
3SF-después-PSD.IMP-F3 IDF-bañar-INF
ma-’atü-in-yü-lü-ya jü-she’e-in
PRV-poner-GR-PSD.REC-F1-VERI 3SF-vestido-POS
‘(Ella) acababa de bañarse, no se había puesto su vestido’ (38.2)

Las preposiciones del wayuunaiki comparten una serie de propiedades semánticas y morfosintácticas con los nombres inalienables o alienables poseídos (Álvarez, 1994; Olza Zubiri, 1985; Olza Zubiri & Jusayú, 2012). Las dos clases de palabras exhiben una naturaleza relacional compleja que permite que ambas clases puedan usarse como predicados estativos intransitivos con dos nominales. En sus tres ediciones de la Gramática, Olza Zubiri y Jusayú (1978, 1986, 2012) hacen cuenta de la doble flexión afijal con el calificativo ‘sintético’ y generalizan que el prefijo indica al sujeto y el sufijo al complemento directo. Para mí es importantísimo reconocer que hay tres tipos distintos de doble flexión afijal y que uno de ellos no obedece la generalización prefijo-sujeto y sufijo-objeto. Los primeros dos tipos incluyen la doble flexión afijal de los predicados activos transitivos, por un lado, y la del citativo y auxiliar «ma-», por el otro, y ambos sí se acatan a dicha generalización, aunque el segundo tenga sus idiosincrasias. Sin embargo, el tercer tipo de doble flexión afijal es el que aquí se presenta como la función configurativa y se me hace necesario estipular que aquí el mapeo propuesto por los autores no procede. En estas construcciones intransitivas, el sujeto lo indica solamente el sufijo en concordancia con todos los sujetos de estativas del wayuunaiki y los sujetos de estativas prototípicas de la ergatividad escindida característica de la familia Arawaka (Aikhenvald, 1999). Los prefijos se pueden explicar como participantes solo en una flexión nominal o preposicional anterior, pero inconsecuentes en la flexión verbal posterior y, por lo tanto, se les propone aquí la designación de «sujetos secundarios».

3.7. Categorizante

La función categorizante (n32) de construcciones estativas comunica que el sujeto pertenece a una categoría específica por medio de cláusulas encabezadas solo por nombres alienables no poseídos. Siendo una clase de palabras ilimitadas, las raíces usadas en la predicación de nominales alienables escasamente se repiten y, en su lugar, demuestran gran variedad léxica. No obstante, hubo repeticiones propias del relato, así como «wayuu» ‘gente, humano’ (n7), «ama» ‘caballo’ (n3), «majayülü» ‘señorita’ (n2), «piichi» ‘casa’ (n2), «toolo» ‘hombre’ (n2), y «laülaa» ‘viejo’ (n2). Asimismo, se predicaron algunas frases nominales complejas como «ama paaruuta maüsi» ‘caballo macho y manso’ o «wanee püliiku kasuutaitatawala» ‘un burro muy blanco’.

Categorizante

(16a) Laülaa-ka-i chia-saa, nnojo-i-shi wayuu-in, püsiche-’era
viejo-ESP-M aquel-REP no-M1-M2 persona-GR murciélago-CEXP
‘Según dicen, aquel viejo no era una persona, sino un murciélago’ (41.1)

(16b) Nnojo-i-paja’a wayuu-in yaawa nia, pooroi-raa=ne’e
no-M1-ADVER persona-GR dizque él rana-SORP=CEXP
‘Aquel otro viejo no era una persona, según dicen, sino que era una ranita’ (47.13)

En el relato se traspasan mundos en el que el protagonista sufre repetidas visiones alternas que obligan al narrador a aclarar identidades categóricas repetidamente. En los ejemplos 16a y b, Jusayú aclara que los viejos con los que el viudo había interactuado eran en realidad animales. El ejemplo 16a muestra un sujeto topicalizado, que precisa una pausa antes de los dos predicados aclarativos. El primero se expresa con una negación masculina seguida de la forma subordinada del ‘ser humano’, mientras que el segundo simplemente se flexiona como un predicado contraexpectativo. En el ejemplo 16b también vemos la secuencia negación-afirmación, donde la negación se expresa en forma masculina adversativa combinada con la forma subordinada del ‘ser humano’ y el adverbio reportativo, mientras que la afirmación ‘era rana’ se expresa en su forma sorpresiva y contraexpectativa.

4. Conclusiones

Este artículo nace por la observación de que en el discurso del wayuunaiki ciertas construcciones estativas se usan con gran frecuencia. No se pretende menospreciar la importancia de las construcciones activas, sino más bien resaltar las estativas como pertenecientes a un dualismo fundamental en la lengua wayuunaiki y muchas otras de la familia Arawaka. Considero que se trata de una muy antigua gramaticalización que formalmente separa los estados de las acciones como dos categorías alternantes que permiten la verbalización de la experiencia en una suerte de ying-yang lingüístico.

Desde una perspectiva global de la narrativa se podría afirmar que todas las construcciones estativas cumplen la función de establecer fondos de escenarios que puntualizan qué, quién, dónde, cuándo y cómo se realiza la acción, así como quién dijo. Este trasfondo permite que las construcciones activas perfectivas se perfilen libremente en un primer plano como un suceso de eventos secuenciales donde interactúan entidades en contextos ya descritos. En cuanto a la semántica, se puede decir que todos los tipos de construcciones estativas denotan un estado no cambiante. Este estado es resultativo cuando incluye la preposición «-tuma-», que expande el marco aspectual, así como resalta una acción previa que engendra el estado, como en los ejemplos 4b, 9a, 11a y 12b. El estado también puede ser inceptivo cuando se resalta también la transición al estado. En los predicados no verbales esto ocurre con cualquier flexión sufijal, como en los ejemplos 3b, 5a, 12b, 13b y 14b, mientras que en los verbos de presencia súbita y «ma-» ‘ser así’ esto ocurre con la flexión de futuro, como en los ejemplos 11a y 9a.

La primera pregunta de este artículo buscaba determinar las funciones que cumplen las construcciones estativas en el relato y su frecuencia de uso. Los resultados presentados en la sección anterior proponen siete funciones tomando en cuenta su semántica, pragmática y morfosintaxis. Cabe resaltar que estas funciones propuestas buscan definir formas de avanzar órdenes relevantes a la pedagogía del wayuunaiki. La frecuencia de uso de las funciones sugiere agrupar la cualitativa, identificatoria y presencial como primarias merecedoras de un primer módulo. Estas funciones las desempeñan numerosos tipos de estativas con gran diversidad semántica, y alta utilidad en el género narrativo. El grupo de funciones secundarias incluiría a las cuantitativas, configurativas y categorizantes. Estas se podrían relegar a un segundo módulo, ya que son construcciones disímiles, más especializadas y de uso más esporádico. Por otro lado, las citas directas presentan una naturaleza apta para un nivel más avanzado del aprendizaje. La variabilidad en el tamaño de la cita junto con los frecuentes cambios de referentes y puntos de vista, le añaden complejidad a los párrafos de cita que dificultan su procesamiento y formulación. Esto sugiere que esta construcción merece pertenecer a un módulo aparte en un lugar más avanzado del currículo, aunque sea de gran relevancia discursiva.

La segunda pregunta de este artículo buscaba determinar las formas de las estructuras morfosintácticas de cada función de las estativas y las raíces usadas con alta frecuencia. Me parece primordial reiterar que, excluyendo unos usos infrecuentes de la citativa, todas estas construcciones contienen un predicado, cuya flexión sufijal concuerda con el sujeto, y carecen de flexión prefijal verbal. A la última generalización se insiste en que el prefijo de las configurativas no participa en la flexión verbal. La función cualitativa es la de mayor diversidad de tipos de construcciones, ya que se basa en numerosas clases de palabras y diversos campos semánticos. Las raíces «ana-» ‘bueno’ y «moju-» ‘malo’ son muy usadas y evalúan a los sujetos con un alto grado de subjetividad. La construcción citativa es formularia, ya que solo usa el verbo «ma-», siempre sigue a una cita directa y presenta propiedades idiosincrásicas como el ser verbo estativo intransitivo o activo transitivo, pero nunca permite el prefijo ‘activo’ «a-». Las construcciones estativas identificatorias son primariamente expresas por pronombres indefinidos como «jama» ‘que, como’ y personales como «jia» ‘ella, ello’, pero también la cumplen unos pocos verbos o frases verbales como «ma- aka» ‘ser así como’. La función presencial contextualiza las entidades mediante cláusulas encabezadas primariamente por verbos como el de presencia súbita «anuu» ‘aquí está ello’, presencia estable como «cha-» ‘estar allá’, presencia indefinida como «ee-» ‘haber, estar’ y también algunos adverbios de lugar como «watta» ‘lejos’. Entre las funciones secundarias vemos poca repetición de una variedad de raíces no verbales. La cuantitativa usa predicados adjetivales o numerales, la configurativa usa predicados preposicionales o nominales poseídos, mientras que la categorizante usa predicados nominales alienables no poseídos.

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*Este artículo forma parte del interés del autor de avanzar con los estudios del wayuunaiki, se ha realizado sin financiación externa, y como todos los demás en este número busca conmemorar el año de las lenguas indígenas.

1 El nombre Ma’leiwa probablemente se refiere a un ser mítico ancestral de los wayuu, pero este ha sido cooptado como el dios cristiano. Este relato le revela atributos autóctonos como el ser cónyuge de la diosa de las aguas Pülowi.

2El comportamiento prefijal de este «ma-» encaja con los estativos al no recibir «a-» ‘activo indefinido’, pero encaja con los activos al recibir prefijos de personas específicas. Por otro lado, el comportamiento sufijal en usos transitivos es inigualable por cualquier otro verbo al especificar género-número en presente-pasado en referencia al objeto directo, o el indirecto. Tomé la decisión de incluir este verbo como estativo, basándome principalmente en su creíble procedencia del verbo «ma-» ‘ser así’, aunque este también se extienda a usos activos transitivos y, por eso, encarna una completa excepción dentro del sistema verbal del wayuunaiki.

3Es mi parecer que ‘ser así’ pudo haber sido el significado original de «ma-», y que este se haya extendido para asumir la función citativa [SER ASÍ > SER DICHO (ASÍ)], así como generalizado para asumir su función auxiliar.

Cómo citar este artículo: Sabogal, A. (2021). Construcciones estativas en un relato wayuu. Forma y Función, 34(2). https://doi.org/10.15446/fyf.v34n2.88305

6. Abreviaturas

1S

1ra persona singular

HAB

habitual

2S

2da persona singular

IDF

persona indefinida

3SF

3ra p. s. femenina o inanimada.

INF

infinitivo

3SM

3ra p. s. masculina.

ITER

iterativo

ADVER

adversativo

IRR

irreal

ALA

direccional alativo

LUG

lugar indefinido

ASEV

aseverativo

M

masculino animado

ATR

atributivo

M1

masculino animado 1ra serie

AUM

aumentativo

M2

masculino animado 2da serie

CEXP

contra expectativo

N.POS

no-poseído

CL

clausura pronominal

O

persona objetiva

CONS

consecuencial

PERL

direccional perlativo

CONF

confirmativo

PL

plural

CPL

completivo

PL2

plural 2da serie

D

demostrativo

POS

posesión alienable

DES

desiderativo

PRSNT

presentativo o evidencia directa

DUB

dubitativo

PRV

privativo

ESP

especificativo

PSD.IMP

pasado imperfecto

EXCL

exclamativo

PSD.REC

pasado reciente

F

femenino e inanimado

PSD.REM

pasado remoto

F1

femenino e inanimado 1ra serie

REP

reportativo

F2

femenino e inanimado 2da serie

SORP

sorpresivo

F3

femenino e inanimado 3ra serie

TEM

temático

FUT

futuro

VERD

verdadero

GR

gerundio

VERI

verificativo

Recibido: 15 de Junio de 2020; Aprobado: 02 de Febrero de 2021

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