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Forma y Función

versión impresa ISSN 0120-338X

Forma. func. vol.34 no.2 Bogotá jul./dic. 2021  Epub 01-Jul-2021

https://doi.org/10.15446/fyf.v34n2.88589 

Artículos

Los ladinos, los móchenos y los cimbros de la Provincia Autónoma de Trento (Italia): el difícil equilibrio entre existencia y conciencia*

Ladins, Mocheni and Cimbrians from the Autonomous Province of Trento (Italy): The Difficult Balance Between Existence and Consciousness

1Institut des Sciences et Techniques de l’Antiquité, Besanzón, Francia, Université de Bourgogne-Franche-Comté, Besanzón, Francia. frederic.spagnoli@univ-fcomte.fr


Resumen

Los ladinos, móchenos y cimbros, las tres minorías lingüísticas oficialmente reconocidas de la Provincia Autónoma de Trento (nordeste de Italia) viven actualmente una situación paradójica: por un lado, gozan de un nivel de protección bastante alto por parte de los poderes nacionales, regionales y provinciales, sobre todo desde la Ley Provincial 6 del 18 junio de 2008. Pero, por otro lado, su patrimonio cultural nunca fue tan vulnerable por la creciente influencia de la cultura dominante y por un cierto desinterés hacia la lengua de minoría que crece entre los miembros de las comunidades. Su existencia no puede ser negada, pero al mismo tiempo parece que la conciencia de pertenecer a una minoría está disminuyendo. El objetivo del artículo es reflexionar sobre el equilibrio entre existencia y conciencia y de proponer soluciones para mejorar la relación entre visibilidad externa y sentimiento de pertenencia interno apoyándose en la literatura académica, en las entrevistas realizadas a las tres comunidades y en la observación participativa de los principales eventos culturales ladinos, móchenos y cimbros.

Palabras clave: minorías; Trentino; ladino; mócheno; cimbro; identidad

Abstract

The Ladin, Mòcheno and Cimbrian communities, the three linguistic minorities officially recognized by the Autonomous Province of Trento (North-East Italy) are currently living a paradoxical situation: on the one hand, they enjoy a very high level of protection granted by the relevant national, regional and provincial authorities, especially since the Provincial Law 6 of June 18, 2008. However, on the other hand, their cultural heritage has never been so vulnerable due to the growing influence of the dominant culture and because of a certain disinterest for the language of minorities growing among the members of the communities. Their existence cannot be denied, but at the same time it seems that the awareness of belonging to a minority is diminishing. The aim of this article is to look at the balance between existence and awareness and to propose solutions in order to improve the relationship between external visibility and internal sense of belonging. This analysis will be based on the existing scholarship, the interviews carried out within the three communities and the participant observation of the main cultural events for Ladins, Mòcheni and Cimbrians.

Keywords: minorities; Trentino; ladin; mòcheno; cimbrian; identity

1. Contextualización, objetivos del artículo y métodos de investigación

Cuando se habla de la península italiana, se utiliza a veces la imagen de la torre de Babel para describir un territorio donde se mezclan lenguas y dialectos que crean una gran variedad lingüística y cultural. En 1861, al momento de la unificación de Italia, la mayoría de los italianos hablaban solo sus dialectos y lenguas regionales. Es solo con el famoso «milagro económico» de los años 1950 y 1960 y la difusión de la radio y de la televisión que el uso del italiano se ha difundido en el país. En 2015, un estudio del Istat (el Instituto Nacional Italiano de Estadísticas) reveló que el uso de los dialectos sigue siendo importante en el nordeste (Trentino-Alto-Adigio/Tirol del Sur, Véneto) y el sur de Italia (Apulia, Campania, Calabria y Sicilia) (Istituto Nazionale di Stastistica di Italia, 2015). En Trentino-Alto Adigio, el 38.4% de las personas se comunica solo en su dialecto con la familia mientras la media nacional es del 14%. En la provincia de Trento, este porcentaje es del 30.1%, así como en la región vecina del Véneto. Además de los dialectos, las minorías lingüísticas constituyen el elemento más «extremo» de la diversidad lingüística italiana. Siendo las más de ellas ubicadas en zonas de frontera, estas minorías están protegidas a nivel nacional, regional y local. El artículo 6 de la constitución italiana de 1948 declara que «La República protegerá mediante normas adecuadas a las minorías lingüísticas» (Senato della Repubblica di Italia, 2012). La Ley Nacional 482 de 1999 reconoce 12 minorías lingüísticas históricas que tienen derecho de ser protegidas y para las cuales hay que trabajar para valorar su identidad y su patrimonio cultural. Estas 12 minorías son las poblaciones albanesas, catalanas, germánicas, griegas, eslovenas, croatas y las que hablan francés, franco-provenzal, friulano, ladino1, occitano y sardo (Piergigli, 2003, p. 45). Hoy día todas estas minorías están intentando proteger, mantener y transmitir su patrimonio cultural tratando de adaptarse a un contexto cada día más italianizado y globalizado.

En este artículo, me centraré en el caso de los ladinos, móchenos2 y cimbros, las tres minorías oficialmente reconocidas en la provincia de Trento, región de Trentino-Alto Adigio/Tirol del sur (nordeste de Italia). Estas representan tres ejemplos de la variedad cultural de la península italiana y de los problemas de protección y de valorización de estos patrimonios culturales. El ladino, el mócheno y el cimbro son tres lenguas diferentes habladas en tres partes diferentes de la provincia de Trento, pero que tienen muchos aspectos comunes, principalmente un futuro bastante incierto.

La Provincia Autónoma de Trento es un pequeño territorio alpino del nordeste de Italia (6200 km2 de superficie) con más del 75% del territorio sobre los 1000 metros de altura sobre el nivel del mar. Hasta la Primera Guerra Mundial, el Trentino estaba incluido en el Condado del Tirol, parte del Imperio austrohúngaro y fue anexado al reino de Italia en 1919 (Figura 1). Desde 1946, el Trentino constituye con la Provincia Autónoma de Bolzano la Región Autónoma Trentino-Alto Adigio/Tirol del Sur. En la provincia de Bolzano, el famoso Tirol del Sur, la mayoría de la población son hablantes nativos de alemán. Por el contrario, en la provincia de Trento, la mayoría de los habitantes son hablantes nativos de italiano. Desde 2001, el estatuto de autonomía de la región reconoce tres minorías en la provincia de Trento: los ladinos, los móchenos y los cimbros, quienes con sus tradiciones, culturas y estilos de vida son consideradas como elementos esenciales del patrimonio inmaterial de la región y, por consiguiente, están representadas en el consejo regional y el consejo provincial (Figura 2).

A nivel regional, la Ley Regional 3 del 24 mayo de 2018 confirma el papel de soporte económico de la región a las actividades culturales organizadas para las minorías: de las manifestaciones tradicionales como los carnavales ladino y mócheno hasta la Marcia Cimbra, una caminata alrededor de Luserna organizada por el Municipio de Luserna para presentar los lugares culturales y los productos típicos de Luserna. A nivel provincial, la Ley Provincial 6 de 18 junio de 2008 agrupó y amplió las leyes precedentes para crear una norma única que confiere un nivel de autonomía muy alto a las minorías. El gobernador provincial de la época, Lorenzo Dellai, presentó esta ley como la base de un «modelo trentino» de protección de las minorías. Para varios expertos es uno de los modelos más avanzados de Europa, que se basa en la idea de derechos y deberes (Dellai, 2008, p. 6). Además de derechos, las minorías tienen el deber de salvar, conservar y trasmitir su patrimonio cultural y lingüístico. Explicado de otro modo, las tres minorías tienen todos los instrumentos para valorar sus idiomas por sí mismas. Para muchos trabajadores culturales de las tres comunidades, el periodo de las reivindicaciones y de la lucha ha terminado y ahora las minorías con esta ley tienen todos los instrumentos para existir plenamente: no tienen que luchar más, sino trabajar a nivel cultural. Sin embargo, el contexto en el que han vivido durante años ha sufrido grandes trasformaciones y la influencia de factores externos nunca ha sido tan fuerte. En otras palabras, la situación de las minorías es ambigua y ahora están en una encrucijada: por un lado, tienen todos los elementos para sobrevivir pero, por otro, nunca estuvieron en tan grande peligro. Las decisiones políticas y económicas, así como las estrategias lingüísticas y culturales de los próximos años serán muy decisivas para el futuro de estas comunidades, sobre todo por el nivel de implicación de los hablantes.

Se puede identificar un punto clave para comprender la dificultad de la situación actual y tratar de elaborar soluciones para aumentar la implicación de las comunidades con la ayuda de la definición de minoría que Capotorti ha establecido para las Naciones Unidas a finales de los años setenta:

Un grupo numéricamente inferior al resto de la población de un Estado, que se encuentra en una posición no dominante y cuyos miembros, que son nacionales del Estado, poseen características étnicas, religiosas o lingüísticas diferentes de las del resto de la población y manifiestan, aunque solo sea implícitamente, un sentimiento de solidaridad para preservar su cultura, sus tradiciones, su religión o su idioma (Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, 2010, p. 3).

Según esta definición, una minoría se caracteriza con criterios objetivos, es decir por la existencia de elementos diferentes de la mayoría y con criterios subjetivos, es decir, por la idea de pertenecer a la minoría y de ser diferente del resto de la población. Esta dicotomía entre existencia objetiva y conciencia subjetiva refleja la lógica de derechos y deberes expuesta en la ley provincial de 2008. El modelo trentino de protección de las minorías se apoya en la idea de que la minoría no solo tiene derechos sino también deberes de mantener y transmitir su patrimonio cultural. Si la asignación de derechos permite garantizar la existencia de las minorías, es fundamental que las minorías tengan la voluntad de conservar su idioma, en un cierto sentido, de «cumplir» sus deberes. El objetivo del artículo es reflexionar sobre el equilibrio entre existencia y conciencia y de proponer soluciones para la sobrevivencia de las minorías, esto es ver cómo se puede trabajar sobre el sentimiento de pertenencia de las comunidades para que se apropien los instrumentos de la ley del 2008.

Para identificar soluciones a este problema de implicación, presentaré la situación actual de cada minoría repasando la historia de las últimas cinco décadas para entender cómo cada grupo construyó las estrategias de consolidación de su existencia. Me focalizaré, después, en los modos de transmisión de una conciencia en el interior de las comunidades para ver si realmente existe un modelo de trasmisión de la identidad de minoría que se pueda aplicar a los tres grupos.

A nivel metodológico, me apoyaré en cien entrevistas realizadas entre el 2009 y el 2016 en las tres comunidades. Además de ser los primeros años de aplicación de la ley del 2008, pasaron en este periodo de siete años varios eventos importantes de expresión de una identidad de minorías: en 2009 el bicentenario de las revueltas tiroleses contra Napoleón, en 2011 los 150 años de la unificación de Italia, en 2013 llega al poder de la Provincia el primer gobernador autonomista que da más peso a las minorías. Para seguir las evoluciones de las comunidades y evaluar el impacto de estos eventos, volví a hablar varias veces con las personas entrevistadas. Las personas entrevistadas son líderes políticos (seis), trabajadores culturales (siete), profesores (seis), periodistas (siete), miembros de las diversas asociaciones presentes en el territorio de minoría (cuarenta y ocho), personas que pertenecen a las comunidades de minorías, pero sin implicaciones en los movimientos culturales (treinta y dos), y seis responsables culturales o políticos que no pertenecen a las minorías. Completar la visión de los responsables culturales, verdaderos profesionales de la cultura minoritaria, con la opinión de personas sin responsabilidades institucionales, permite tener la visión más amplia posible de las minorías. Estas entrevistas también fueron completadas por una observación participativa de los eventos principales de las comunidades de minoría, al tratar de ver cómo las minorías se comportan dentro de sus propias comunidades. Esta fase de observación participativa inició en 2009 y terminó en 2016. Se trata de una observación de los principales eventos culturales de las comunidades: fiestas tradicionales, fiestas organizadas para los turistas y presentaciones de actividades económicas, políticas y sociales relacionadas con la vida de los pueblos. La primera parte de esta observación se extendió desde febrero hasta agosto de 2009, mientras realizaba una estancia de investigación en la Universidad de Trento. Una vez concluida dicha estancia, se desarrolló la segunda parte del trabajo de campo desde septiembre de 2009 hasta agosto de 2016, con períodos intermitentes en diferentes épocas en las que me involucré con la población como colaborador externo e investigador independiente.

Figura 1. La provincia de Trento en Italia 

Figura 2. Las tres minorías lingüísticas de la provincia de Trento 

2. La existencia consolidada de los ladinos del Val di Fassa

Con la Ley Provincial de 2008, el principio de territorialidad se instaura por primera vez en el sistema jurídico italiano que consiste en que un determinado territorio sea considerado como territorio de minoría, un territorio donde la minoría puede gozar de sus derechos. Los siete municipios del Val di Fassa componen el territorio ladino: Campitello di Fassa (italiano)-Ciampedel (ladino), Canazei-Cianacei, Mazzin-Mazin, Moena, Pozza di Fassa-Poza, Soraga e Vigo di Fassa-Vich. El valle, ubicado en el nordeste de Trentino, a unos 100 kilómetros de Trento y unos 40 de Bolzano, tenía 10 116 habitantes el 1 enero de 2016 (Provincia Autonoma di Trento, 2016a).

Tabla 1. Población del Val di Fassa el 1 enero de 2016 

Municipios Habitantes
Campitello di Fassa-Ciampedel 731
Canazei-Cianacëi 1908
Mazzin-Mazin 541
Moena-Moena 2282
Pozza di Fassa-Poza 2680
Soraga-Soraga 711
Vigo di Fassa-Vich 1263
Total 10116

Es una tierra alpina situada entre 1.100 y 1.500 metros de altitud que vive principalmente del turismo, tanto en invierno como en verano: el Val di Fassa es el valle que más turistas recibe de todo el Trentino y una de las provincias más turísticas de Italia.

El ladino es una lengua retorrománica que fue considerada como lengua por primera vez en 1873 gracias a los estudios del lingüista Graziadio Ascoli (Ascoli, 1873). Es similar al friulano del Friul-Venecia Julia y al romanche de Suiza. Además del Val de Fassa, el ladino se habla en la provincia de Bolzano, en Val Badia y Val Gardena, y en la provincia de Belluno, en Cortina y Livinallongo. Los ladinos se consideran los descendientes de los raeti, los primeros habitantes de los Alpes, así que, en 1985, cuando se celebraron los 2.000 años de existencia de la provincia romana de Raetia, los ladinos se presentaron como el verdadero pueblo «indígena» de los Alpes centrales.

Hoy día, aproximadamente 30.000 personas hablan ladino en estos cinco valles alrededor del macizo del Sella, el corazón de los Dolomitas, mientras alrededor de 40.000 hablan el romanche y 700.000 el friulano. Las primeras publicaciones en ladino se remontan al siglo XIX pero es solo a partir de los años ochenta y noventa que se empezó un proceso de estandarización del idioma con la creación de un Ladin fascian, un ladino estándar para todo el valle, y con el proyecto de un Ladin dolomitan, estándar para los cincos valles. El Ladin fascian fue aprobado y es aplicado en el val di Fassa pero, por motivos de rivalidades políticas entre el Val di Fassa y los Val Badia y Val Gardena, el proyecto de Ladin dolomitan no ha entrado como lengua estándar de la Ladinia. El resultado es que en la actualidad cada valle ladino habla una o varias versiones de ladino y, seguramente, la falta de un ladino estándar debilita la difusión de la lengua. En el mismo Val di Fassa, existen tres variantes de ladino: se habla moenat en Moena, brach en el centro del valle (Pozza, Vigo) y cazet en la parte alta (Canazei). Según dos investigaciones sociolingüísticas, el centro del valle es el lugar donde más se habla ladino, mientras en Moena y Canazei hay situaciones paradójicas donde los ladinohablantes viven con el mayor número de italianohablantes del valle (Dell’Aquila & Iannàcaro, 2006; Fiorentini, 2013, pp. 11-41).

De las tres minorías trentinas, los ladinos fueron los primeros en luchar por sus derechos. Esta lucha, presente en todo el siglo XX, se intensificó en los años 70 y en 1975 los ladinos obtuvieron la creación de un instituto cultural (el Istitut Cultural Ladin Majon de Fascegn) financiado por la provincia de Trento. El trabajo cultural y también político del instituto se vio favorecido desde 1976 por la creación de un distrito, un Comprensorio, por solo el Val di Fassa sin el cercano Val di Fiemme, más grande. La ley provincial que lo crea es vista como una victoria de la «causa ladina». A nivel político, en 1983, la asociación cultural Union di Ladins funda su propio partido político: la Unione Autonomista Ladina y la revista mensual de la Union di Ladins que se llama La Usc di Ladins intenta promover indirectamente las reivindicaciones ladinas. Desde aquella época, el movimiento ladino ha tenido numerosos éxitos electorales y legislativos a nivel provincial, regional y nacional, en particular con el senador Ezio Anesi y el diputado Bepe Detomas (Detomas, 2006; Pescosta, 2010). La Ley Provincial 3 de 16 junio de 2006 crea el Comun General de Fascia y trasforma el distrito en una institución con un nivel muy alto de autonomía local que varios expertos llaman «una autonomía en la autonomía».

Sin embargo, las entrevistas realizadas y la observación participativa (Spagnoli, 2017) muestran una disminución del sentimiento ladino y menos actividades confirmadas en los periódicos locales (por ejemplo «La crisi profonda dei ladini minoranza senza più identità», 2015). Tal vez el problema es, justamente, pasar de una lógica de reivindicaciones a una lógica de deberes. Además, en los últimos 20 o 30 años, el desarrollo turístico se ha intensificado y el peso de la industria turística ha llegado a ser mucho más importante para la economía del valle. Obviamente el turismo ayudó al desarrollo económico del valle y los fassanos pasaron rápidamente «de los establos a las estrellas (de los hoteles)» como se escucha frecuentemente en el valle. Este «milagro económico» trajo consigo grandes trasformaciones ambientales y sociales. El valle se urbanizó, el número de campesinos disminuyó, salieron hoteles como hongos, segundas residencias, refugios, lo cual trajo consigo mucho crecimiento económico para todo el valle. Pero este no siempre fue acompañado por un crecimiento cultural porque, hasta 30 o 40 años atrás, el nivel de educación en el valle no era tan elevado, como señala una entrevistada ladina de unos 40 años que trabaja en el sector de la cultura y lengua ladina:

Porque había una condición miserable, agrícola, de crianza, casi a nivel de hambre, el boom de los años setenta hizo un desastre. Las personas que tenían tierras ganaron mucho dinero pero sin una gradual adaptación cultural, de crecimiento, de reflexión sobre lo que es la verdadera riqueza de la gente. Esta es la realidad: hay personas que tienen una educación de finales de la escuela primaria y que tienen grandes hoteles de cuatro estrellas. Quiero decir que falta algo, falta el acercamiento a la lengua, al conocimiento del mundo, no solo el ladino sino también la lectura.

La minoría ladina de Fassa se encuentra hoy en una situación paradójica: por un lado, aprovecha numerosas ventajas políticas y económicas, pero, por otro lado, el contexto en que durante siglos se ha trasmitido su identidad nunca fue tan amenazado por la globalización. Los ladinos tienen la urgencia de adaptarse y de acostumbrarse al nuevo contexto porque afirmar y trasmitir su identidad nunca fue tan crucial. Sabrina Rasom, responsable del departamento de políticas lingüísticas del Comun General, describe así la situación en el Val di Fassa:

El Val di Fassa, en este momento, se encuentra en una especie de encrucijada: por un lado, el ladino dispone de todas las herramientas jurídicas, financieras y lingüísticas para emprender una acción masiva de planeación del prestigio en el campo económico y social; por otro lado, parece carecer de entusiasmo, fuerzas administrativas públicas y privadas e intervenciones políticas necesarias para alcanzar los objetivos fijados. (Rasom, 2014, p. 264)

Mutatis mutandis esta paradoja se encuentra también para los móchenos y los cimbros, como se describe en las siguientes secciones.

3. Los móchenos: la evolución de la frontera lingüística

La Ley Provincial 6 del 19 junio de 2008 define como territorio de la minoría móchena los municipios de Fierozzo-Vlarotz, Frassilongo-Garait y Palù del Fersina-Palai en Bernstol (Gualtieri & Viola, 2008, p. 78). La minoría móchena vive entre 800 y 1.400 metros de altitud en el Valle del Fersina (Bersntol en mócheno, Fersental en alemán), del nombre del torrente Fersina que nace en el valle. El valle es también llamado Valle dei Mòcheni. El origen de la palabra móchena es incierta, solo se sabe que la palabra no fue elaborada por las personas de la comunidad (Piatti, 1996, pp. 55-56). Los tres municipios móchenos fueron fundados por poblaciones de origen alemán, la mayoría provenientes de Bavaria y Bohemia, quienes llegaron al valle en los siglos XII y XIV atraídas por los Condes del Tirol y los príncipes-obispos de Trento, para poblar el valle (Piatti, 1996, p. 122) que en esta época estaba escasamente poblado por campesinos de lengua italiana. El príncipe-obispo les concedió franjas de tierra que van verticalmente desde el pie hasta la cima de la montaña y eso, desde que tomaron posesión de ellas, creó diferencias con el resto de los habitantes del valle y favoreció los prejuicios y el asolamiento contra ellos. Hoy día, todavía, permanece una frontera lingüística en medio del valle entre el dialecto trentino y el mócheno, una lengua de origen germánica. El municipio más poblado del valle, Sant’Orsola fue fundado por trentinos y su organización refleja la de un pueblo trentino con un centro alrededor de una iglesia mientras los pueblos móchenos no tienen un verdadero centro sino diferentes fincas diseminadas por la montaña.

En las últimas décadas, los móchenos han pasado de ser una minoría amenazada, asolada y maltratada a una minoría muy bien protegida y orgullosa de su patrimonio cultural. Por su ubicación a tres kilómetros de Pergine Valsugana (la tercera ciudad más poblada del Trentino) y a unos 20 kilómetros de Trento y por un mejoramiento de las carreteras, los pueblos móchenos están siempre menos asolados y hoy muchos móchenos trabajan en Sant’Orsola, Pergine o Trento. El 1 de enero de 2016, vivían en el valle 2.076 personas (Provincia Autónoma di Trento, 2016b).

Tabla 2. Población en el Val dei Mòcheni el 1 enero de 2016 

Municipios Población (habitantes)
Fierozzo-Vlarötz 469
Frassilongo-Garait 338
Palù del Fersina-Palai en Bersntol 173
Totale Comuni Mòcheni 980
Sant’Orsola Terme 1.098
Total Valle 2.078

Desde hace siglos, dado su origen germánico, se ha discutido mucho sobre la identidad de los móchenos y de sus pertenencias al grupo étnico italiano o al alemán. El escritor austriaco Robert Musil, que durante la Primera Guerra Mundial pasó un año en el valle con el ejército austrohúngaro, fue uno de los primeros en describir a los móchenos y el valle que llama «El valle encantado» (Musil, Fontanari & Libardi, 2012). En una de sus novelas, Grigia, así evoca Musil a los móchenos:

En tiempos del poder episcopal tridentino sus antepasados habían venido desde Alemania como mineros, y aún hoy seguían viviendo entre los italianos como una piedra alemana intercalada, corroída por el tiempo. Habían conservado en parte, y en parte olvidado, su antigua manera de vivir, pero lo que habían conservado ya no lo sabían ni ellos mismos. (Musil, 2013, p. 8)

Según el escritor, los móchenos no son ni austriacos ni italianos sino otro grupo étnico. En la Segunda Guerra Mundial el Acuerdo de Opción del Tirol del Sur del 1939 entre Mussolini y Hitler permite a las poblaciones de origen germánico de la zona «optar» por el Reich, lo que consiste en tomar la ciudadanía alemana y trasladarse a los territorios del Reich con el abandono de sus tierras y posesiones en Italia. Entre los móchenos, 556 personas, un poco más de la tercera parte de la población total, optaron por el Reich (Cova, 2014). Esto acentuó las tensiones identitarias, sobre todo al final de la Segunda Guerra Mundial cuando los móchenos que habían optado (los optanti) regresaron a Italia después de la derrota de la Alemania nazi. A partir de los años 70, la situación empieza a cambiar y en el 1978 una conferencia organizada en Sant’Orsola muestra un aumento del interés en dirección de los móchenos. Este interés se manifiesta también en la opinión pública y los móchenos empiezan a manifestar orgullo y sentimiento de rebelión contra los prejuicios. En 1987, los móchenos y los cimbros obtienen, con la Ley Provincial 18 de 31 agosto de 1987, la creación del Istituto Culturale Mòcheno-Cimbro. Es la primera vez que las minorías germánicas son reconocidas oficialmente y desde 1987 las actividades culturales se multiplican.

Más allá de lo cultural, los alcaldes de los tres municipios móchenos y el alcalde del municipio cimbro de Luserna se unen en la primera mitad de los años 90 en un Comitato Unitario per le Minoranze Germanofone del Trentino (Comité Unitario para las Minorías Germánicas del Trentino) que tiene como objetivo un mayor reconocimiento de estas minorías. En el 2001, los móchenos y los cimbros finalmente están incluidos en el estatuto regional y protegidos por este documento (artículos 102 y 92). Es un reconocimiento muy codiciado que cambia su situación y, sobre todo, su percepción. Como consecuencia, por primera vez, con ocasión del censo de 2001, móchenos y cimbros pueden declarar su pertenencia étnica.

Desde la Ley Provincial 7 del 23 de julio de 2004, cada minoría tiene su instituto cultural, ambos financiados por la Provincia Autónoma de Trento: el Istituto Culturale Mòcheno-Bersntoler Kulturinstitut para el valle de los Mòchenos y el Istituto Culturale Cimbro-Kulturinstitut Lusèrn para Luserna. En el espacio de 30 años, entre 1978 y 2008, con la Ley Provincial 6, el reconocimiento de los móchenos se transforma totalmente como constata un trabajador cultural mócheno de cerca de 50 años:

Ha cambiado mucho, la comunidad ha cambiado claramente, todo el discurso legislativo y regulador ha cambiado de manera impresionante, y para esos tiempos yo diría impensable. El enfoque del tema de la «minoría lingüística» ha cambiado tanto dentro de nuestra comunidad, que ciertamente tiene mucha conciencia ahora que no lo era entonces, pero yo diría que por parte de la comunidad circundante, la comunidad del Trentino, que ciertamente ve, digamos que ha madurado, está cambiando lo que era un poco de prejuicio con respecto a nuestra comunidad, ahora nuestra comunidad se ha convertido para muchos trentinos en un componente esencial de la comunidad trentina, un componente que hay que valorar, que hay que apoyar. Esto ciertamente no fue al principio, en muchos casos yo diría que la situación casi se ha invertido, [...] nunca nos hemos encontrado en una situación tan positiva desde el punto de vista de la lengua y el procesamiento del lenguaje, y el sentido de pertenencia como en la que nos encontramos actualmente.

Sin embargo, surge el problema de la percepción de ser parte de la minoría móchena en medio de la comunidad. Por ejemplo, entre el censo de 2001 y el censo de 2011, la población que declara ser móchena ha disminuido en un 37%. Eso se explica con la evolución de las relaciones y de la percepción de la frontera lingüística entre Sant’Orsola y los pueblos móchenos. En 2001 Sant’Orsola era considerada por todos como un pueblo mócheno, eso permitía aumentar el peso numérico y la visibilidad de la minoría. En el 2011 el contexto político y social cambia, esto quiere decir que los habitantes de Palu, Fierozzo y Frassilongo dejan de considerar Sant’Orsola como un pueblo mócheno y las rivalidades aumentan. El resultado del 2011 es más cercano a la realidad de una frontera lingüística que está avanzado (Provincia Autonoma di Trento, 2014).

4. La lucha para la sobrevivencia de los cimbros

La Ley Provincial 6 de 2008 define como territorio de la minoría cimbra el municipio de Luserna. Este municipio se ubica en la meseta de Asiago, a 1333 metros, a unos 40 kilómetros de Trento y a 14 kilómetros de Lavarone, el pueblo más cercano. Es el último islote en que se habla el idioma cimbro, antiguo idioma de origen bávaro, con frecuencia considerado por los lingüistas «la más antigua habla periférica existente en el ámbito lingüístico alemán» (Gruppo di lavoro Grammatica Cimbra, 2007). El 1 de enero de 2016, la población era de 276 habitantes (Provincia Autonoma di Trento, 2016c). Los cimbros constituyen la minoría más amenazada de la provincia de Trento y la que tiene más riesgos de desaparecer, ya que con menos de 300 habitantes parece muy difícil poder mantener y transmitir el idioma.

Esta población se llama cimbros porque por años se creyó que eran descendientes de los cimbros que fueron vencidos por los romanos. En realidad, como los móchenos, los cimbros son descendientes de colonos bávaros que vinieron en los siglos XII y XIII. En la época de Goethe y de su viaje a Italia, los cimbros se estiman en 25.000 en toda la meseta de Asiago. Cuando el Véneto llega a ser parte del Reino de Italia en 1866, Luserna se encuentra en la frontera y nace una fuerte actividad de contrabando que permite a la población pobre sobrevivir y quedarse en Luserna. El escritor Mario Rigoni Stern, de origen cimbro, habla de este universo particular en su libro Historia de Tönle (Rigoni Stern, 2004). Todo se interrumpió con la Primera Guerra Mundial y en 1915, como Luserna está en la frontera, los habitantes fueron evacuados hacia Bohemia, más al interior del territorio austrohúngaro. Cuando los sobrevivientes regresaron a Luserna, más de 3 años después, tuvieron que reconstruirlo todo y emigrar rápidamente se hizo la única solución para escapar de la miseria. Como para los móchenos durante el fascismo, la cuestión de la identidad se vuelve crucial para los cimbros: ¿italianos, alemanes o sencillamente cimbros? En 1942, un tercio de los habitantes de Luserna opta por el Reich alemán con las mismas consecuencias que para los móchenos, con muchos desacuerdos dentro del pueblo. Después de la Segunda Guerra Mundial, la emigración continúa con el fin de trabajar en Trento o Rovereto o estudiar en sus escuelas secundarias y superiores. El pueblo rápidamente pierde muchos habitantes, como recuerda un entrevistado cimbro de cerca de setenta años, jubilado de la administración provincial:

Solo muy pocas familias podían permitirse pagar el internado de sus hijos y era imposible salir a las 6 menos 10 minutos de la mañana y volver a las 8 de la tarde. Es imposible enviar a un niño fuera 14 horas al día durante todo el año, por lo que muchas familias se trasladaron a Rovereto, Trento, Bolzano para dar a sus hijos la oportunidad de estudiar y tener un mejor lugar y para dar al jefe de familia un trabajo permanente en Trentino sin tener que ir a Suiza.

En 1972 unos jóvenes del pueblo fundaron un círculo llamado Gandhi con el objetivo de dinamizar el pueblo e invertir el declive de población proponiendo actividades culturales y el mejoramiento de la carretera. El mismo año, como señal de la desunión del pueblo, nace otra asociación llamada Kultuverein. Las numerosas actividades organizadas condujeron a la apertura de una biblioteca en 1987, a la creación del Instituto Cultural mócheno-cimbro el mismo año, y en 1996 a la creación de un centro de documentación con una exposición sobre la historia de Luserna. El instituto y el centro de documentación han creado exhibiciones y museos en Luserna. Para un pueblo de menos de 300 habitantes, Luserna tiene muchas estructuras culturales y turísticas. En los últimos 30 años el pueblo ha tenido un desarrollo económico notable con la creación de estructuras turísticas, museos, un centro de documentación, hoteles, restaurantes y con mejorías de las infraestructuras de las carreteras. Pero el pueblo sigue perdiendo habitantes: de los más de 1.000 habitantes en 1919, 600 en los años 70, ahora son solo 276. La mayoría ha emigrado a las ciudades de Trento, Rovereto (Trentino) y Bolzano. En el censo de 2011 los cimbros en la provincia de Trento son 1.072, lo que corresponde al 0.2% de la población de la provincia. Eso significa que hay más cimbros fuera de Luserna que en el mismo pueblo. En Luserna, el 85.3% de la población se ha declarado cimbra. Entre los cimbros, el 94.1% entiende el cimbro, el 90.8% lo habla, el 85.8% lo lee y el 73% lo escribe (Provincia Autonoma di Trento, 2014).

Aunque la atracción de Luserna es muy alta para las personas originarias que han emigrado, obviamente es más difícil para ellas seguir hablando cimbro igual que en Luserna. Es por eso que la lengua peligra más fuera de Luserna, porque los cimbros viven en un contexto externo donde nadie habla su lengua. Al mismo tiempo, los oriundos tienen una visión diferente de las personas que viven todo el año en Luserna, lo que a veces crea antagonismos. En la misma Luserna existe, desde siempre, una rivalidad entre el centro del pueblo y la parte ubicada a la entrada de este pueblo, llamada Tezze, para distinguirla del centro, a 500 metros de la plaza principal. Más allá de todo, el problema principal de Luserna es que hay pocos habitantes y además tiene el índice de vejez más alto de Trentino.

Para tres observadores externos y 30 miembros de la comunidad, de todos los tipos enumerados anteriormente, es esencial para la sobrevivencia del cimbro permitir a los habitantes de Luserna seguir viviendo decentemente en el pueblo, eliminar los desacuerdos y crear nuevas condiciones de uso de la lengua. Un observador cimbro, obrero especializado de unos 50 años que vive fuera de Luserna constata:

Esto es lo que debemos reformar porque fuera del momento en que ya no hay identidad, en que la identidad es global, hay quienes reconstruyen su propia identidad y dicen «Yo soy cimbro» «Yo vivo en Milán, yo soy cimbro» mientras que en Luserna la comunidad, como he dicho antes, es un mantel que se rasga desde el centro, justo desde el centro de la comunidad. Y así en Luserna, cuando ven que hay estos impulsos, estas recaídas hacia afuera como la gramática y muchas otras cosas, que caen hacia los nativos o al menos hacia los que están fuera de la comunidad y que la comunidad se deja a sí misma para que se desgarre, entonces es en Luserna donde falta esta identidad, entonces dicen «El instituto actúa para los nativos» y luego «Hablar cimbro es cosa de los demás». En vez de eso es aquí donde está el objetivo del Instituto en los próximos cinco años, es cambiar de rumbo y decir antes que nada, vamos a tratar de parar y formar la comunidad de Luserna para que hablar cimbro no sea visto como algo por lo que un día yo cobre 50 euros más, sino que sea visto como la cosa más natural del mundo, como para mi generación.

5. La necesaria evolución de la relación hacia el exterior

Al contrario de lo que la mayoría de la sociedad trentina pueda pensar al ver todas las posibilidades que tienen actualmente (Abbruzzese, Ghirardi & Pierini, 2005), las tres minorías nunca estuvieron en tanto peligro. La emigración, el éxodo rural, el turismo, el desarrollo económico y la apertura al mundo de la «mayoría» en las últimas décadas han cambiado este equilibrio y las minorías viven ahora en un contexto ambiental, demográfico y social muy diferente respecto a lo que, por siglos, trasmitió su cultura. Como consecuencia, su idioma, frecuentemente considerado como la principal señal de alteridad respecto al resto del Trentino, nunca estuvo tan amenazado. Al mismo tiempo, en el seno de las comunidades, parece que la conciencia de formar parte de una minoría está disminuyendo, tal vez porque el tiempo de las reivindicaciones ha terminado. Encontrar un nuevo equilibrio interno entre existencia y conciencia, entre derechos y deberes, es fundamental para la sobrevivencia de las minorías en el siglo XXI.

La existencia de las tres minorías se materializa hoy en Trentino sobre todo gracias a las actividades de promoción y de valorización de la lengua, que desde los años setenta han permitido una estandarización del idioma y una transcripción de la lengua oral a una lengua escrita. Con la realización de diccionarios, gramáticas, libros y artículos de periódicos en ladino, mócheno y cimbro, así como la organización de cursos en las escuelas y en la universidad financiados en gran parte por la región y la provincia, el prestigio del idioma ha aumentado y hoy día nadie en el Trentino puede discutir la visibilidad y dignidad de estos idiomas (Bertoldi, Nicolussi Castellan, & Nicolussi Moz Zaiga, 2000; Istituto Culturale Ladino, 2001; Gruppo di Lavoro Grammatica Cimbra, 2007; Nicolussi Castellan, Nicolussi Moz Zaiga & Pedrazza, 2005, 2006; Nicolussi Golo, Nicolussi, Panieri, 2014; Rabanus, Schweizer, 2012; Rowley, 2003; Bersntoler Kulturinstitut, 2010).

A pesar de que han obtenido numerosas ventajas que no podrían haber imaginado antes, hace algunas décadas, parece que la conciencia de pertenecer a una minoría y la implicación de la mayoría de las comunidades es baja. La búsqueda de más prestigio hacia el exterior era muy importante en los años de lucha, pero llevó a algunas exageraciones y a una cierta escenificación de algunos elementos claves de la vida de las comunidades. Claus Soraperra, un artista fassano, lo evidencia en un artículo titulado «Ladinism» (Soraperra, 2009) y en una exposición titulada Ladinoentropia, presentada del 5 al 20 agosto de 2016 en el Istitut Ladin Micurà de Rü, donde trata de llamar la atención sobre la homologación de las poblaciones alpinas, en particular, ladinas. En una entrevista por el web magazine franzmagazine, evidencia el efecto del turismo y la importancia del desarrollo de una consciencia interna a las comunidades:

El mundo ladino está empantanado en una incapacidad de ser y de aparecer, por la política y un sentimiento de inferioridad hacia los italianos y los alemanes. En esto, el turismo ha sido ciertamente decisivo, porque ha producido el mecanismo de oferta-demanda, pero capturando a los ladinos no preparados, «indefinidos», o mejor dicho, no definidos desde el punto de vista de la identidad. Después del acuerdo De Gasperi-Gruber/Gruber-De-Gasperi-Abkommen de 1946, que vio la propia fragmentación de Ladinia, el advenimiento del turismo fue crucial para la reconstrucción de todo, sin que todo se salvara. No les imputo ninguna culpa, excepto la de la conciencia, conciencia de actuar y no someterse inconscientemente. Cuando los ladinos logren no ser ya más ladinos, sino ser ellos mismos, como personas, entonces habrá la conciencia necesaria para medir todas las elecciones. ¡Eso sería genial! Increíble, poco pintoresco, poco ladinentrópico, pero fascinante. (Sperandio, 2016)

Parece que las minorías se han concentrado, sobre todo, en aspectos de «existencia», es decir, en la recuperación del idioma, del territorio y de la historia, sin tener en cuenta la evolución de la época. En otras palabras, casi parece que se ha construido una dicotomía entre apertura y cierre: cuando se trata de recrear una cultura como estaba en las décadas anteriores, se corre el peligro de quedar encerrados en el pasado. Es esencial, entonces, crear un nuevo contexto en el que lengua y cultura de minoría sean la «normalidad», en otras palabras, crear minorías del siglo XXI y trabajar más sobre la consciencia de la minoría, sobre una consolidación y una valorización de la identidad de minoría.

El problema actual ya no es mostrar hacia el exterior el idioma y la cultura, sino hacer que se siga hablando el idioma y trasmitiendo la cultura dentro de las comunidades. En los tres grupos, 75 entrevistados de todos los tipos se quejan de una versión estándar del idioma impuesta desde arriba y hablan de los institutos culturales como de una torre de marfil que no anima a la gente común a hablar su idioma y participar en sus actividades culturales, a veces parece como si fuera algo esforzado o un ejercicio escolar. Al desarrollar casi exclusivamente la estrategia de institucionalización del idioma hacia el exterior para dar visibilidad y reconocimiento al patrimonio cultural de las minorías, los institutos culturales han dado la impresión de olvidar a las comunidades y poco a poco el idioma como instrumento de comunicación cotidiana se ha ido perdiendo. Ahora me parece urgente que el idioma, principal marcador de alteridad respecto a la mayoría, vuelva a ser un instrumento de comunicación, como en la época de la agricultura dominante, pero con una evidente adaptación al contexto actual.

De hecho, es necesario completar esta estrategia del idioma con otras relacionadas con la historia, el territorio y con hacer que los habitantes sigan viviendo en la comunidad. Considerando que se trata de comunidades alpinas con una agricultura y un turismo muy importante, las tres minorías están desde siempre muy apegadas al territorio. Marcar el territorio con una toponimia en la lengua de minoría y valorizar este territorio como herencia de los ancianos es una parte esencial del patrimonio cultural de la minoría. Desde hace diez años, en las tres comunidades, los carteles de señalización son bilingües y en muchas entidades turísticas (centro de informaciones, museos, tiendas artesanales, restaurantes, bares, etc.) los carteles informativos también están en la lengua de la minoría. La idea ahora es valorar la peculiaridad de estos territorios como factores de atracción para los turistas creando una marca y desarrollando un cierto «marketing de la identidad», símbolo de autenticidad, tradición y calidad en las tres comunidades. El proceso de «marketing de la identidad» solo está empezando, pero tiene un gran potencial de creación de empleos y, al mismo tiempo, de sentimiento de pertenencia.

Además, la fuerte relación con el territorio no puede estar desconectada de la relación con la historia. La recuperación de la historia y la valoración de una historia de las minorías como si fuera un pueblo del mismo nivel que los pueblos de «mayoría» con sus personajes famosos, sus museos y sus tradiciones, han estado presentes desde los años 70. Sin embargo, en cada territorio, permanecen eventos traumáticos que han dividido a las comunidades y que hasta hoy influyen en las poblaciones. En el caso de las minorías germánicas, el fenómeno de las opciones durante la Segunda Guerra Mundial ha creado una desunión que todavía está presente. En 2009, 70 años después del acuerdo entre Mussolini y Hitler, varias reuniones y conferencias fueron organizadas sobre las opciones en Val dei Mòcheni y en Luserna pero siempre con una participación muy baja de parte de los habitantes. En el caso de los ladinos, la separación de los cinco valles ladinos en tres provincias diferentes por el fascismo en 1927 contribuyó a la desunión de los ladinos. Hasta el día de hoy se ha hablado poco de estos eventos, así como también de la historia popular de los habitantes, la cual se podría reconstruir, por ejemplo, recuperando la correspondencia y los diarios de los habitantes. Se podría insistir más en esos elementos en los próximos años para relacionar más existencia y conciencia.

6. Los posibles canales de concienciación de las minorías

En realidad, la conciencia de la minoría se ha trasmitido a través de varios canales que han conocido una evolución en estas últimas décadas: la familia, los momentos de agregación social, la escuela y los medios de comunicación. Es obvio que la familia es el primer lugar donde se puede escuchar, hablar y aprender el idioma de la minoría y es importante que crezca en la familia la idea de que aprender el idioma de origen puede ser útil para los niños. Por ejemplo, en el caso de las minorías germánicas, aprender el mócheno o el cimbro puede ayudar a aprender el alemán que, en este caso, puede ser considerado como lengua techo. Numerosas palabras cimbras y móchenas tienen raíces bávaras que todavía existen en el alemán actual, pero la emigración y la inmigración de gente de fuera de las comunidades han aumentado el número de familias mixtas y ahora no se puede contar solo con la familia que frecuentemente es bilingüe para la trasmisión de la lengua.

Hay que pensar en otras situaciones que podrían ayudar a la minoría para crear un nuevo contexto de uso y de trasmisión del idioma. En todo el Trentino las asociaciones de voluntarios son muy importantes, con una participación de más del 20% mientras que en todo el nordeste de Italia es del 8.1% y en todo el país el 6.4%. Las asociaciones culturales tienen una participación del 36.4% mientras es del 10.7% para el nordeste y del 9.9% para toda Italia (Abbruzzese, Ghirardi & Pierini, 2005, p. 55). En las comunidades de minorías, las asociaciones culturales están muy presentes como la Union di Ladins de Fascia en Val di Fassa, la asociación cultural Schratl en Val dei Mòcheni o el Kulturverein en Lusern. Los eventos organizados tanto en invierno como en verano son particularmente concurridos y muchas personas del valle participan en ellos. Hay eventos tradicionales como el carnaval en Valle dei Mòcheni o en Penia en Val di Fassa, el Vorprennen en Martzo (una gran hoguera para marcar el final del invierno) y eventos inventados como en la Festa Ta Mont en Val di Fassa, el Bersntol Ring en Val dei Mòcheni o la Marcia Cimbra en Luserna. En la organización de cada evento, muchas personas se juntan y trabajan antes, durante y después del evento, lo que refuerza el sentimiento de pertenencia a la minoría como lo han expresado treinta y dos miembros de asociaciones entrevistados en las tres comunidades. Se podría valorar estos eventos transformándolos en eventos «identidarios».

Las actividades para los jóvenes y la enseñanza escolar del idioma constituyen también unos temas interesantes para el desarrollo de una consciencia de minorías. Los ladinos primero, los móchenos y los cimbros siempre han revindicado estos derechos y lo han obtenido con la Ley Provincial 5 del 7 de agosto de 2006 y la Ley 6 del 19 de junio de 2008. Con estas leyes, la escuela, que era un factor de desaparición de la lengua de las minorías, ahora oficialmente está provista de herramientas para convertirse en un lugar de rescate y de desarrollo de la identidad de la minoría. Si antes la escuela era el lugar donde hablar el idioma de minoría estaba prohibido, hoy es todo lo contrario: en la actualidad la escuela es un lugar donde se puede aprender y hablar en ladino, mócheno y cimbro. En Val di Fassa, en Luserna y en Val dei Mòcheni, hay varias estructuras escolares que permiten el aprendizaje del idioma. Después de más de 10 años, parece que las dificultades iniciales como la falta de material didáctico en la lengua de la minoría y la falta de preparación de los docentes se han reducido y, en los tres territorios, parece que los efectos positivos sobre el uso del idioma son numerosos con clases de lengua y también de otras asignaturas. A veces, por el bajo número de alumnos, vienen de otros pueblos y es necesario organizar actividades culturales sobre la exploración del territorio y sobre la historia local, antes que verdaderas clases de lengua. Aumentar este tipo de actividades, independientemente del nivel de los alumnos, puede ser útil para concienciar sobre el patrimonio cultural de la comunidad. Desde 2008, en las tres comarcas, un certificado de conocimiento del idioma local (ladino, mócheno o cimbro) confiere prioridad y ventajas económicas a quien quiere trabajar en la administración pública de estos territorios: se conoce como el «patentino» porque toma como modelo el certificado de conocimiento del italiano y del alemán estándar en la provincia de Bolzano, llamado informalmente «patentino» por los habitantes de esta última provincia. Han aumentado los cursos para adultos, frecuentemente dados por los docentes de la escuela o por miembros de los institutos culturales.

Desde los años 2000, gracias a la Ley Provincial 4 del 30 de agosto de 1999 y gracias al trabajo de los institutos, la presencia mediática de las minorías ha crecido mucho y la administración provincial la apoya. Eso se ve en todos los tipos de medios, en la prensa escrita con una página en lengua minoritaria cada semana en los diarios locales, en la radio y en la televisión con un canal digital terrestre dedicado a las minorías, TeleMinoranzeLinguistiche (TML) y noticieros televisivos semanales en ladino, mócheno y cimbro. Para Dell’Aquila y Negrotti, los medios juegan un papel fundamental en la concienciación de la lengua y de la cultura porque permiten empezar desde abajo (Negrotti & Dell’Aquila, 2006, p. 5). En el caso de las minorías trentinas, los noticiarios televisivos y, a menor escala, la radio para los ladinos, reciben especial aprecio y dan una imagen moderna y viva de estas lenguas antiguas. La visibilidad en Internet y sobre todo en las redes sociales puede crecer, lo que podría acercar más las generaciones jóvenes al patrimonio cultural de la minoría. El impacto de la prensa escrita es más problemático por el problema de la estandarización del idioma. Muchas personas, sobre todo mayores, no se reconocen en la versión estándar y no la leen, como lo muestran sesenta y tres entrevistas realizadas en las tres comarcas (de todos los tipos, excepto los trabajadores culturales directamente implicados en la realización de estas páginas). Ya que las páginas web ladinas, móchenas y cimbras existen desde hace más de 10 años, estos problemas se van reduciendo.

7. Conclusiones

En conclusión, es esencial para las minorías construir un nuevo equilibrio entre existencia y conciencia, entre derechos y deberes, con la estimulación de una identidad múltiple y plurilingüe que se integre completamente en el presente mundo globalizado y que favorezca varios sentimientos de pertenencia: ladino, mócheno, cimbro, pero también italiano, trentino, tirolés, europeo, etc. Durante la fase de las reivindicaciones era necesario marcar su existencia casi en forma de oposición respecto a la mayoría, contando con una conciencia fuerte de las comunidades. Ahora bien, este modelo de relación entre existencia y conciencia bilateral y de oposición no puede seguir funcionando y tiene que orientarse menos hacia el exterior y más hacia el interior de las comunidades en una forma multilateral. Significa organizar actividades que puedan implicar más a las personas de las comunidades y hacer crecer el orgullo de pertenecer a una minoría: tales actividades pueden ser organizadas con el apoyo de la red asociativa, el desarrollo de las escuelas bilingües y la presencia en los medios modernos de comunicación. En una perspectiva más general, este nuevo equilibrio es parte de la necesidad de una nueva y verdadera política de la montaña: ladinos, móchenos y cimbros necesitan urgentemente un plan de desarrollo socio-económico-cultural para promover que los habitantes sigan viviendo en su territorio.

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*Este artículo es un análisis de los resultados de una investigación sobre las minorías de la Provincia de Trento, realizada entre el 2009 y el 2016 con un financiamiento inicial de la universidad de Trento (año académico 2008-2009) y de la Región Trentino-Alto Adigio/Tirol del Sur. Desde el 2010 hasta el 2016, la investigación fue realizada sin financiamiento externo. Los resultados extensivos de la investigación fueron publicados en el 2017 con el apoyo de la Región Trentino-Alto Adigio/Tirol del Sur: Ladini, Mòcheni e Cimbri al crocevia tra esistenza e coscienza, Trento, Regione Autonoma Trentino-Alto Adige/Südtirol, 2017, 213 p.

1Este «ladino» no tiene nada que ver con el «ladino» americano.

2En italiano la palabra se escribe mòcheno y su pronunciación en español es móqueno.

Cómo citar este artículo: Spagnoli, F. (2021). Los ladinos, los móchenos y los cimbros de la Provincia Autónoma de Trento (Italia): el difícil equilibrio entre existencia y conciencia. Forma y Función, 34(2). https://doi.org/10.15446/fyf.v34n2.88589

Recibido: 25 de Junio de 2020; Aprobado: 22 de Febrero de 2021

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