El nuevo milenio trajo consigo un interés masivo por deshilvanar los intrincados tejidos del mundo de aprender y enseñar una lengua desde perspectivas y aproximaciones críticas y con visiones sobre la interculturalidad mucho más conscientes. Múltiples han sido las publicaciones que se han ocupado de este tema, tanto en el contexto internacional, como en el nacional colombiano. “Enseñanza, lengua y cultura en ELE”, una obra editada por Gladys Yolanda Passuy, de la Universidad de Caldas, y María Clemencia Silva Agudelo, de la Universidad EAN, y publicada por las editoriales de estas instituciones universitarias, es una buena muestra de lo mencionado. El libro, que es el resultado de años de esfuerzos en investigación de más de 10 autoras y autores, vio la luz en 2022 y fue apoyado para su creación-difusión por la red académica de ASCUN, EnRedELE, colectivo que jugó un papel importantísimo en la producción de este material que reseño a continuación.
Para comenzar, vale la pena subrayar dos de sus principales características: su riqueza en términos de variedad de temas abordados y la participación de una mayoría de mujeres investigadoras como autoras. En primer lugar, la obra está compuesta de once secciones: una introducción o presentación del libro, un prólogo del prominente académico español Álvaro García Santa-Cecilia y nueve capítulos -cuyas presentaciones académicas se realizaron en el Encuentro internacional de ELE del año 2019 en la Universidad de Caldas- dedicados a analizar “fenómenos comunes relacionados con aspectos formales de la lengua, sus usos contextuales y las implicaciones pedagógicas y didácticas que comprende su enseñanza y aprendizaje” (p. 11). En particular, se trata de múltiples miradas a: el análisis de materiales desde su valor para la promoción de la interculturalidad; la fraseodidáctica; la reflexión sobre elementos de corte sociocultural como el folclor, la identidad racial y la tradición oral, y su aplicación en el aula; así como otras variadas problematizaciones no solo ricas en reflexiones, sino necesarias para el crecimiento de la disciplina del Español Lengua Adicional (ELA) en Colombia. En segundo lugar, el libro presenta investigaciones panorámicas sobre el ELA bajo la exploración de, mayoritariamente, investigadoras de Colombia ubicadas en Caldas (Universidad de Caldas), Bogotá (Instituto Caro y Cuervo, Universidad Santo Tomás, Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Universidad EAN,) y Cundinamarca (Universidad de la Sabana). En su mayoría se trata de profesoras universitarias que se dedican a la enseñanza, investigación o promoción del ELA y, en muchos de los casos, lideran procesos académicos o administrativos en sus universidades, en las que deben promover, gestionar o enseñar esta lengua a hablantes de otras lenguas o formar futuras formadoras y formadores en ELA. La autoría se convierte en un elemento que llama la atención y está relacionado, de hecho, con la reivindicación de Colombia como un lugar emergente en el desarrollo académico e investigativo en una disciplina en la que la oferta posgradual es joven y la pregradual nueva o inexistente (Barrera et al., 2021).
Temáticamente, el libro gira en torno a aspectos socioculturales e interculturales aplicados o aplicables al aula de ELA en contraste con temas lingüísticos clásicos como el análisis de errores o el desarrollo de la comprensión de textos. En sí mismo, el volumen no propone un orden lógico para los capítulos; se inicia con evaluación de materiales (Capítulo 1), para continuar con mediación lingüística y planeación curricular (Capítulo 2), aspectos lingüísticos (Capítulo 3), diseño de materiales (Capítulo 4), competencia comunicativa intercultural (Capítulo 5), evaluación auténtica (Capítulo 6), análisis de errores (Capítulo 7), identidad racial (Capítulo 8) e inclusión y uso de la música en el aula (Capítulo 9). En muchos de los casos, las presentaciones parten de experiencias de instituciones, es decir, de casos. En estos, se suele reportar la efectividad en la implementación en grupos de estudiantes de ciertos dispositivos didácticos y, en otros casos, se trata de reflexiones basadas en investigación cuya unidad de análisis principal epistemológicamente es más profunda: identidad, motivación semántica, mediación, oralidad, entre otras.
En lo atinente a los participantes en los estudios con informantes, los trabajos presentados en el libro se enfocan en reflexiones de casos con profesores o estudiantes, estos últimos con una interlengua equivalente a A2 o B1 (nivel intermedio) en su mayoría. En el Capítulo 1, por ejemplo, se reporta la implementación de una estrategia en estudiantes brasileños haciendo especial énfasis en la oralidad; en el Cap. 2, 5, 8 y 9, el público son estudiantes de nivel intermedio. Por su parte, el capítulo 7 presenta análisis de producciones escritas de informantes sordos de varios niveles y el capítulo 6 es el único que usa docentes como fuente de información. Los capítulos 3 y 4 no usan informantes, sino que se enfocan en otras fuentes para la recolección o pilotaje de la información como producciones textuales. Desde el punto de vista epistemológico, llama la atención el rango de informantes que participa en estos estudios -en su mayoría cualitativos-, el cual puede variar entre 1 y 10 informantes.
El campo del ELA sigue siendo emergente en múltiples asuntos de investigación tratados por los autores de este volumen; de hecho, sus editoras académicas enfatizan en que el libro “se caracteriza por la inclusión de agendas temáticas diversas con el ánimo de dejar testimonio del espíritu académico y de las reflexiones en torno a la enseñanza del español como LE y como L2” (p. 15). Nieto, por ejemplo, en su capítulo sobre fraseodidáctica, enfatiza en lo inexplorada que es esta área en el país, pese a ser una en la que se enmarcan múltiples producciones didácticas y propuestas a nivel institucional. Por su parte, López y Monroy (Capítulo 2) abren camino en el intrincado universo de la mediación lingüística, enfatizan en que “este es un campo de investigación relativamente reciente” (p. 44) y presentan una propuesta de trayecto curricular para navegar ese universo con grupos mixtos de estudiantes con lengua primera español y estudiantes de ELA. Otros autores, sobre todo desde su aproximación metodológica o desde su abordaje conceptual, presentan innovaciones que bien podrían considerarse pioneros. Es este el caso, para ilustrar, del capítulo de Díaz, en el que se aborda la percepción sobre la evaluación auténtica en un grupo de docentes de ELE, público que, particularmente en nuestro país, no suele ser objeto de estudio en el contexto del ELA.
Esta contribución no se dirige únicamente a investigadores del ELA, y tal vez allí reside uno de sus grandes aportes. El libro tiene una pretensión doble: presentar andamiajes teóricos que ayuden a sustentar marcos de referencia en el área del ELA en el país y, al mismo tiempo, servir de plataforma para experiencias de aula o institucionales en las que se implementan estrategias creativas, innovadoras o diferentes para promover o mejorar competencias, habilidades o prácticas en ELA. “Enseñanza, lengua y cultura en ELE”, sin duda, muestra la variedad de temáticas en las que se enfoca o puede enfocar la investigación en ELA en Colombia, al mismo tiempo, deja entrever lo incipiente que sigue siendo el interés por publicar sobre esta disciplina en Colombia, así como la evidente concentración de la investigación en el centro del país.
En resumen, la suma de variables como la emergencia de áreas de investigación, la reivindicación de este texto y hasta el mismo hecho de que haya finalmente visto la luz pese a haber sido producido en épocas históricamente complejas, hacen que se convierta en una obra de lectura obligada para quienes se estén adentrando en el mundo del ELA en Colombia.