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Desarrollo y Sociedad

versão impressa ISSN 0120-3584

Desarro. soc.  no.73 Bogotá ene./jun. 2014

https://doi.org/10.13043/DYS.73.6 

DOI: 10.13043/DYS.73.6

 

Herramientas de política fiscal para aprovechar el cambio tecnológico sesgado en un entorno de desigualdad y crecimiento económico

 

Biased Technological Change: Inequality, Economic Growth and Fiscal Policy

 

Oscar Iván Ávila Montealegre1

1 Profesional especializado, Banco de la República, Departamento de Programación e Inflación. Bogotá, Colombia. Correos electrónicos: oavilamo@banrep.gov.co, oscar.avila03@gmail.com.

Este artículo fue recibido el 17 de mayo de 2013; revisado el 12 de agosto de 2013 y, finalmente, aceptado 11 de septiembre de 2013.

Resumen

En este artículo se plantea un modelo teórico en el que se muestran los efectos del cambio tecnológico sesgado sobre el crecimiento y la desigualdad. A la vez, se analiza la efectividad de la política pública para aprovechar las bondades del choque tecnológico, en cuanto a crecimiento y desigualdad. Los resultados del modelo evidencian que los choques tecnológicos sesgados a favor de la utilización de mano de obra calificada incrementan el crecimiento económico y la brecha salarial; pese a ello, una política fiscal adecuada permite alcanzar un equilibrio de largo plazo con mayor expansión del producto interno bruto (PIB) y menor brecha salarial que en la situación inicial.

Palabras clave: Cambio tecnológico sesgado, desigualdad, crecimiento económico, política fiscal.

JEL classification: O3, J31, O40, E62.


Abstract

We develop a theoretical model that replicates the empirical evidence about the effects of biased technological change on income inequality and economic growth. We also analyze the effectiveness of fiscal policy to exploit the benefits of the technological change in terms of economic growth and income inequality. The model results show that biased innovations, that favor the use of skilled workers, increase economic growth and deteriorate income distribution; in this context, an active and appropriate design of fiscal policy allows the economy to reach a steady state with higher GDP growth and lower income gap than in the initial situation.

Palabras clave: Biased technological change, inequality, economic growth, fiscal policy.

Clasificación JEL: O3, J31, O40, E62.


Introducción

Durante las últimas décadas se ha observado un deterioro en la distribución del ingreso en las principales economías desarrolladas (Atkinson, 2003; Bastagli, Coady y Gupta, 2012; gráfico 1), a pesar del crecimiento positivo que han evidenciado estos países. Esta situación es particularmente cierta en algunos años de las décadas de los ochenta y noventa, cuando la tasa de expansión del producto interno bruto (PIB) se aceleró y la brecha entre ricos y pobres aumentó (gráfico 2). Bound y Johnson (1992) y Katz y Murphy (1992) estiman que en los Estados Unidos entre 1979 y 1987 el salario promedio de los graduados universitarios con más de cinco años de experiencia aumentó más que el de los graduados con educación secundaria (con características similares).

De igual forma, es importante notar que mientras el aumento en la desigualdad ha sido casi constante en estas décadas, el comportamiento del crecimiento del PIB ha sido más errático, con periodos de fuerte expansión y otros de moderación. En este contexto, es interesante analizar aquellos periodos en los que la brecha salarial ha aumentado en un entorno de crecimiento positivo.

Algunos autores han brindado explicaciones teóricas a esta relación empírica. Por ejemplo, Bekman, Bound y Machin (1998), para un grupo de economías desarrolladas, encuentran que el incremento en la desigualdad experimentado en estos países durante los años ochenta es atribuible al uso de tecnologías intensivas en mano de obra calificada. De igual forma, Atkinson (2003) y Bastagli et al. (2012), entre otros, argumentan que el aumento en la desigualdad se habría generado por factores que han favorecido la remuneración de la mano de obra calificada, como el cambio tecnológico y la globalización, al igual que por las reformas institucionales y regulatorias implementadas en estos países durante las últimas décadas. Por su parte, Acemoglu (2000) establece que, para el caso de los Estados Unidos, el mayor crecimiento de los retornos laborales de la mano de obra calificada es consecuencia de la adopción de tecnologías sesgadas a favor de la utilización de mano de obra calificada.

Dado lo anterior y teniendo en cuenta que los niveles de desigualdad alcanzados por las economías desarrolladas en las últimas décadas no son alarmantes, es interesante determinar si mediante la política pública es posible aprovechar las ventajas del cambio tecnológico sin deteriorar la brecha salarial. Para ello, se plantea un modelo de generaciones traslapadas con agentes heterogéneos, en el que se analizan los efectos del cambio tecnológico (neutral y sesgado) sobre la desigualdad y el crecimiento de largo plazo, y se determina la efectividad de la política pública para suavizar los efectos negativos del cambio tecnológico sobre la distribución del ingreso (cuando estos se presentan).

Los resultados del modelo evidencian que los choques tecnológicos neutrales no tienen efectos sobre la distribución del ingreso, pues modifican la productividad de todos los individuos en la misma proporción. Por su parte, los cambios tecnológicos sesgados, que incrementan la intensidad relativa con que se utiliza algún tipo de trabajo o que modifican la elasticidad de sustitución entre los distintos tipos de capital humano, tienen efectos sobre la brecha salarial. De manera específica, este tipo de innovaciones sesgadas favorecen a los individuos con mayor capital humano inicial, situación que aunque tiene un efecto positivo sobre el crecimiento de largo plazo, incrementa la brecha salarial.

En cuanto a la política fiscal se encuentra que mediante la implementación adecuada de impuestos y gastos es posible alcanzar un equilibrio de largo plazo en el que se aprovechen las bondades del cambio tecnológico y no se deteriore la distribución del ingreso respecto a la situación inicial. No obstante, el mal diseño de la política fiscal puede llevar a la economía a un equilibrio con menor expansión de largo plazo y mayor brecha salarial.

El artículo está organizado en cuatro secciones. En la primera de ellas se hace una breve revisión de literatura acerca de los efectos del cambio tecnológico sobre el crecimiento y la desigualdad. En la segunda sección se plantea el modelo teórico y en la tercera sección se describen los resultados de las simulaciones. En la cuarta sección, se concluye.

I. Antecedentes

Los cambios tecnológicos se pueden dividir en innovaciones neutrales y sesgadas. Respecto a las primeras, los choques de tecnología se refieren a modificaciones en la productividad total de la economía, situación que afecta en forma proporcional a la demanda de todos los factores productivos, sin generar sesgos a favor de una de estas. Por su parte, el segundo tipo de choques se presenta cuando la relación entre factores de producción, por ejemplo, capital-trabajo, varía sin que el precio de los factores se altere (Binswanger, 1974; Drandakis y Phelps, 1966; Kennedy, 1964); en términos prácticos, dicho cambio implica que la economía altera la intensidad con que utiliza sus factores de producción, por razones distintas a la variación en el costo relativo de sus insumos2.

Acemoglu (2002) resalta la existencia de dos fuerzas opuestas que determinan la implementación de este último tipo de tecnologías. Por un lado, el efecto precio crea incentivos para mejorar la eficiencia con que se utiliza el factor más costoso; y por el otro, el efecto mercado estimula el desarrollo de tecnologías que usan intensivamente el factor abundante.

En términos generales, la literatura económica muestra que los efectos del cambio tecnológico neutral sobre el crecimiento económico son positivos, en la medida en que un choque a la productividad total de factores incrementa la eficiencia con que son utilizados todos los factores (Lucas, 1988; Romer, 1986; Solow, 1956).

En cuanto a los choques tecnológicos sesgados, Zuleta (2008) halla que en economías abundantes en capital físico un cambio tecnológico ahorrador de trabajo puede tener efectos positivos sobre el crecimiento económico. Sin embargo, como lo argumenta Zuleta (2004), el uso de tecnologías ahorradoras de trabajo puede reducir el crecimiento económico, si su implementación afecta de forma negativa el ingreso y el ahorro de los hogares (desincentivando la acumulación de capital físico). En este contexto, son ambiguos los efectos del cambio tecnológico sesgado sobre la expansión del PIB de largo plazo, situación que depende de la abundancia relativa de los factores de producción y del poder de mercado de las firmas, entre otros.

Por el lado de la desigualdad, Galor y Moav (2000) argumentan que un cambio tecnológico sesgado favorece el retorno relativo de los trabajadores calificados y aumenta la disparidad entre individuos de altas y bajas habilidades; resultados similares son encontrados por Moore y Ranjan (2005). Para el caso de los Estados Unidos, Acemoglu (2000) señala que la variación en los salarios y en los retornos a la educación experimentada en las últimas décadas es evidencia suficiente del cambio tecnológico sesgado. En otras palabras, el aumento en la desigualdad del siglo XX se explica por la implementación de tecnologías que favorecen la utilización de mano de obra calificada. A su vez, el autor destaca que en aquel periodo el rápido crecimiento de trabajadores calificados incentivó el desarrollo de tecnologías complementarias al uso de este tipo de mano de obra. Acemoglu (1998) argumenta, además, que el aumento en la oferta laboral de graduados universitarios indujo el surgimiento de cambios tecnológicos sesgados que favorecieron la utilización de mano de obra calificada, lo que inclinó la brecha salarial a su favor.

En un entorno en el que la acumulación de capital humano es el principal motor del crecimiento económico, si se pretende reducir la desigualdad, es importante que el gobierno contribuya a la financiación de la inversión en salud y educación de los individuos con menores recursos. El inconveniente con esta intervención es que podría tener un efecto ambiguo sobre el crecimiento. Si bien el mayor gasto público incrementaría el capital humano de los individuos más pobres, el aumento en la carga impositiva, necesario para financiar dicho gasto, desincentivaría el gasto privado en capital humano por parte de los individuos de mayores ingresos. Dependiendo de cuál de los dos efectos prime, la expansión del PIB podría aumentar o disminuir. Como lo argumentan Blankenau y Simpson (2004), el efecto de un incremento en los impuestos puede ser ambiguo sobre el crecimiento económico, en la medida en que aumenta el gasto público en educación pero reduce la inversión privada en este rubro. Resultados similares son hallados por Benabou (2002) y Boldrin (2005).

En relación con los efectos de la política pública sobre el crecimiento económico, Zagler y Dürnecker (2003) encuentran que el gasto público puede tener un efecto positivo sobre el crecimiento, siempre y cuando estos recursos se destinen a actividades productivas como la educación o la inversión en infraestructura. De igual forma, los autores muestran que algunas tasas impositivas, como al ahorro o a los gastos en investigación y desarrollo, pueden reducir el crecimiento si alteran las decisiones óptimas de los agentes.

De forma similar, Tanzi y Zee (1997) muestran que la estructura fiscal, en cuanto a impuestos y gasto público, puede afectar el crecimiento de largo plazo, al modificar las asignaciones de recursos en la economía, la estabilidad de la misma y la distribución del ingreso. Para el caso de los Estados Unidos y algunas economías de Asia, mediante un modelo teórico calibrado para estos países, Kim (1998) encuentra que una fracción importante de las divergencias entre las tasas de crecimiento entre estas economías se explica por los diferenciales en sus sistemas impositivos. Por último, Lee y Gordon (2005), para un grupo de países, evidencian que el aumento en los impuestos corporativos tiene un efecto negativo y significativo sobre el crecimiento económico porque reduce sus decisiones óptimas de inversión.

Por otra parte, en cuanto al impacto de la política fiscal sobre la distribución del ingreso, Sylwester (2002) argumenta que destinar una mayor cantidad de recursos públicos al gasto en educación puede tener un impacto positivo sobre la brecha salarial. De forma similar, Bastagli et al. (2012) muestran que las estructuras redistributivas han sido relevantes para la reducción de la desigualdad en las economías desarrolladas y que, para el caso de las economías emergentes, el impacto de la política redistributiva es menor dados los niveles más bajos de impuestos y transferencias. Por su parte, Gloom y Ravikumar (2003) establecen que el gasto público en educación tiene mayores efectos sobre la brecha salarial en el largo plazo que en el corto, y que el efecto de los impuestos sobre la desigualdad es ambiguo.

Por último, en cuanto a la relación entre desigualdad y crecimiento económico, Galor y Tsiddon (1996, 1997) muestran que estas variables no se comportan de manera monótona, pues mientras en las primeras etapas de desarrollo económico la desigualdad aumenta en un entorno de mayor crecimiento, cuando los países alcanzan un estado de desarrollo superior, la brecha entre ricos y pobres disminuye y el crecimiento se mantiene en un ritmo favorable. De igual forma, Galor (2000) encuentra que en economías donde la acumulación de capital físico es el principal motor de crecimiento, la desigualdad y la expansión del PIB se mueven en la misma dirección; no obstante, en países en los que el desarrollo depende de la acumulación de capital humano, una menor brecha entre ricos y pobres estimula el crecimiento.

Dado lo anterior, cabe preguntarse si en presencia de choques tecnológicos que favorezcan el crecimiento económico y deterioren la distribución del ingreso, la política pública puede atenuar los efectos negativos sobre la desigualdad sin desaprovechar los beneficios del cambio tecnológico, con respecto al crecimiento económico. En las siguientes secciones se presenta un modelo teórico mediante el cual se responde este interrogante.

II. Modelo

Con el fin de replicar la evidencia empírica sobre cambio tecnológico, crecimiento y distribución del ingreso, y evaluar la efectividad de la política pública para suavizar los posibles efectos negativos de un cambio tecnológico, se plantea un modelo de generaciones traslapadas con agentes heterogéneos y gobierno, y se simula el comportamiento de economías hipotéticas para distintos escenarios de la política pública y diferentes choques en los parámetros de tecnología. En términos generales, la economía está compuesta por N hogares, un gobierno y una firma representativa, cuyos comportamientos se describen a continuación.

A. Problema de los hogares

Por el lado de los hogares se supone que la economía está compuesta por N familias o dinastías cuyas generaciones trascienden por infinitos periodos. En cada momento del tiempo las familias están conformadas por tres tipos de individuos: niños, jóvenes y viejos, quienes se diferencian por el tipo de funciones que desempeñan. En este sentido, los agentes viven por tres periodos: en el primero de estos, los individuos (niños) acumulan capital humano mediante la inversión en educación pública y privada; después, trabajan y obtienen un salario por ello (la oferta de trabajo es exógena y constante en cada momento del tiempo), el cual destinan al pago de impuestos, la educación de la siguiente generación y el consumo presente y futuro. En el último periodo, los agentes gastan su ahorro y sus rendimientos.

Por el lado de las preferencias se supone que los individuos obtienen una utilidad positiva por su consumo (presente y futuro) y por la educación (privada) que les brindan a sus hijos. Este último supuesto implica que los individuos tienen cierto grado de altruismo. En términos funcionales las preferencias de un individuo que pertenece a la dinastía i están dadas por la ecuación (1), mientras que su restricción presupuestal por la ecuación (2). La nomenclatura del modelo se presenta en el cuadro 1.

A partir del problema de maximización de las familias se encuentran los gastos óptimos en consumo presente y futuro, al igual que el gasto en educación privada que recibe la siguiente generación. Las ecuaciones (3), (4) y (5) establecen que los consumos y el gasto en educación dependen positivamente del ingreso disponible de los hogares. De forma similar, se encuentra que en la medida en que los individuos sean más altruistas su gasto en educación es mayor.

Recordando que el ahorro de cada individuo es igual a su consumo futuro descontado por la tasa de interés, de la ecuación (4) se tiene:

Agregando la ecuación (6) para todos los individuos adultos se encuentra el ahorro agregado de la economía:

1. Función de acumulación de capital humano

Por su parte, se supone que el nivel de capital humano de un individuo que es adulto en t + 1 depende del capital humano de la generación anterior y de los niveles de educación privada y pública que recibió en el momento t. En términos funcionales se considera una función en la que, dependiendo de los parámetros, los gastos en educación pública y privada pueden ser complementarios o sustitutos, pero por lo menos uno de estos es necesario para la acumulación de capital humano.

B. Gobierno

Por el lado del gobierno, se supone que su función en la economía es solo distributiva y sus acciones no se derivan de un problema de optimización. En concreto, el gobierno fija una tasa impositiva a los salarios de cada individuo, la cual puede diferir entre dinastías y cambiar en el tiempo. Dichos ingresos se distribuyen (no necesariamente de manera equitativa) a manera de gasto público en educación entre los agentes niños de cada hogar. Por último, se supone que en cada momento del tiempo los impuestos son iguales a los gastos, por lo que el gobierno mantiene un presupuesto equilibrado y no se endeuda:

donde

C. Firmas

Para el caso de los productores se considera una firma representativa que opera en competencia perfecta y que utiliza como insumos el capital físico y el trabajo con el fin de producir un bien final. La economía cuenta con N tipos de trabajo, los cuales están diferenciados por su productividad (nivel de capital humano). En este contexto, la firma escoge de un modo óptimo entre los distintos tipos de trabajo y el capital físico, de tal forma que maximiza sus beneficios. La función de producción que se supone tiene rendimientos constantes a escala (consistente con los modelos teóricos de crecimiento) y los tipos de capital humano pueden ser sustitutos o complementarios, dependiendo de la configuración de parámetros. Matemáticamente el problema de la firma está representado por:

Aclaración 1:

El parámetro bi hace referencia a la intensidad con que es utilizado cada tipo de trabajo en la generación de bienes finales, sus valores son exógenos y dependerán de la tecnología disponible; asimismo tendrán una relación estrecha con la productividad de la mano de obra. En particular, se supone que:

  1. = 1 y bi ≥ 0, para todo i.
  2. Si todos los tipos de mano de obra son utilizados con la misma intensidad, entonces bi = bj = 1/N.
  3. Si la producción es intensiva en mano de obra calificada, entonces bi > bj si y solo si Hti > Htj.
  4. Si la producción es intensiva en mano de obra no calificada, entonces bi > bj si y solo si Hti > Htj.

De acuerdo con estas condiciones, se tiene que si la tecnología (disponible) es intensiva en mano de obra calificada (no calificada), las firmas emplearán en mayor medida capital humano de la dinastía con mayor (menor) nivel (condiciones 3 y 4). Por último, teniendo en cuenta que los choques tecnológicos que se suponen en este documento son aquellos que incrementan la participación de la mano de obra calificada, la condición 4 no se tendrá en cuenta más adelante.

Continuando con la función de producción, es importante resaltar que la forma funcional permite la existencia de distintos tipos de choques tecnológicos. El primero de estos hace referencia a la productividad multifactorial (At); el segundo, a la intensidad relativa con que son utilizados el capital físico y el capital humano t); el tercero, a la participación relativa de los distintos tipos de capital humano (bi). El último se refiere a la elasticidad de sustitución entre las distintas clases de capital humano (ρt).

Dado el supuesto de competencia perfecta, se encuentra que la productividad marginal de cada factor es igual a su costo marginal (ecuaciones 11 y 12):

D. Equilibrio y dinámicas de transición

Con el fin de encontrar las dinámicas de transición al estado estacionario, primero se considera el equilibrio en el mercado laboral. Recordando que la función de utilidad de los individuos no depende del ocio o del trabajo, la oferta laboral de cada agente es constante, por lo que se puede normalizar a 1.

Con este supuesto los salarios de cada individuo están dados por:

De acuerdo con la ecuación (14) el ingreso salarial depende positivamente del nivel de capital humano tanto del individuo como de los demás agentes, al igual que del capital físico de la economía.

Por su parte, de las ecuaciones (8) y (9) se encuentra que la dinámica del capital humano depende tan solo del comportamiento de los salarios de la economía y del capital humano rezagado. En este sentido, se puede afirmar que el capital humano de un individuo está en función del nivel de la generación anterior, del capital físico de la economía y del capital humano rezagado del resto de agentes de la economía.

De igual forma, suponiendo que el capital físico se deprecia totalmente de un periodo a otro, se encuentra que el capital físico depende de los salarios de la economía o, en otras palabras, del capital humano rezagado y del capital físico del periodo anterior:

Dado esto, y considerando que el resto de variables, como la producción, el consumo y el gasto del gobierno, se pueden expresar en función de los capitales físicos y humanos, la dinámica de la economía está descrita en su totalidad por las ecuaciones (14), (15) y (16).

E. Brecha salarial

De la ecuación (14) es posible construir la brecha salarial después de impuestos para dos individuos. Esto es:

De acuerdo con esta relación, las diferencias salariales entre individuos se explican por: sus tasas impositivas, su nivel de capital humano relativo, la intensidad con que son usados sus tipos de trabajo y la elasticidad de sustitución entre estos. De igual forma se observa que cambios tecnológicos neutrales, como choques en la productividad multifactorial (At), o cambios tecnológicos sesgados que hagan más o menos intensivo el uso del capital, variaciones en t), no tienen efecto alguno sobre los salarios relativos. Lo anterior debido a que estos choques afectan de manera igualitaria la demanda por todos los tipos de trabajo, sin generar un sesgo a favor hacia algún individuo.

Teniendo en cuenta que la brecha salarial depende de un pequeño grupo de parámetros, es interesante determinar su comportamiento ante distintos choques. Para ello, se supondrá una economía compuesta tan solo por dos tipos de hogares. El análisis que se hace en esta sección es de equilibrio parcial, pues deja a un lado los efectos indirectos del choque; en otras palabras, solo se analiza el efecto instantáneo del cambio tecnológico. El análisis de equilibrio general se realizará en la sección III. En este contexto, denótese la brecha salarial por la siguiente función:

1. Choques en la importancia relativa de los distintos tipos de trabajo

Al inicio considérese un choque que hace más intensivo el uso de la mano de obra calificada (este choque es relevante si existen diferencias iniciales en los dos tipos de capital). Además, supóngase que el capital humano de la dinastía 1 es mayor que el del hogar 2 (el otro caso es análogo) y que la brecha salarial inicial está a favor de esta dinastía, esto es:

  1. Ht1 > Ht2.
  2. minicial > 1.
  3. Por la aclaración 1, debe ser cierto que b1inicial ≥ 0,5.

En esta situación el cambio tecnológico favorecería la utilización del capital humano de la dinastía 1, pues es la de mayor productividad. Calculando la brecha antes y después del choque, ceteris paribus, se tiene que:

Se puede ver que , pues el choque tecnológico genera que:

  1. b1final > b1inicial ≥ 0,5.

Las condiciones a y d implican que la brecha final es mayor que la inicial (mfinal > minicial); en otras palabras, el efecto instantáneo de este tipo de cambio tecnológico incrementa la desigualdad a favor de la dinastía con mayor capital humano, en este caso el hogar 1.

Por último, es fácil ver que si en la situación inicial se cumplen a y c pero no b, el cambio tecnológico puede reducir la desigualdad, pues de la ecuación (19) se sabe que mfinal > minicial; además, se tiene que minicial < 1, por lo que es posible que el choque acerque la brecha salarial a 1, valor en el que los salarios después de impuestos son iguales. El inconveniente con este escenario base es que implica que la brecha salarial inicial está a favor de la dinastía con menor capital humano, situación que no es consistente con la evidencia empírica. Dado esto, no se hará un análisis más detallado de este escenario.

a. Caso de Cobb-Douglas

Si la función de producción de bienes finales es del tipo Cobb-Douglas (ρt → 0), es posible ver que la brecha salarial depende tan solo de las tasas impositivas y de la importancia relativa de los distintos tipos de capital humano en la generación de bienes finales (ecuación 19).

Este resultado implica que cuando la elasticidad de sustitución entre los distintos tipos de trabajo es igual o cercana a 1, las diferencias salariales no dependen de los niveles de capital humano relativos. Lo anterior sucede porque al suponer una función de producción Cobb-Douglas el salario de cada individuo depende tanto de su nivel de capital humano como del de los demás, de forma tal que un incremento en el nivel de capital humano de cualquier dinastía afecta el salario de las demás en la misma proporción.

Del mismo modo, se observa que ante un choque en bi la desigualdad se puede reducir por completo mediante una combinación de tasas impositivas. Bajo el supuesto de dos hogares, el nivel de desigualdad cero se alcanza cuando:

Esta ecuación muestra que existen infinitas combinaciones de impuestos que permiten reducir la desigualdad a cero y, pese a ello, es posible que algunas de ellas tengan un efecto negativo sobre la expansión del PIB. En este sentido, es interesante determinar cuál de estas políticas es la que genera los mejores resultados en cuanto a un crecimiento de largo plazo. De igual forma, se encuentra que con estos supuestos la política redistributiva no tiene efectos sobre la desigualdad, por lo que la única herramienta de política que afecta la brecha salarial son los impuestos.

Por último, si se supone que ρt ≠ 0, la solución es menos trivial en la medida en que la brecha salarial depende de los niveles de capital humano y estos, a su vez, de la política pública. En este caso es necesario hacer un análisis numérico para determinar cuál debe ser el diseño de la política fiscal.

2. Choques en la elasticidad de sustitución entre los distintos tipos de trabajo

Finalmente, con el fin de determinar los efectos instantáneos sobre la brecha salarial de un cambio en la elasticidad de sustitución entre los dos tipos de capital humano, se deriva la ecuación (18) con respecto a este parámetro (ρ) y se analiza el signo de su derivada.

El signo de esta última ecuación depende del nivel relativo de los dos tipos de capital humano. En este sentido, los efectos sobre la desigualdad no solo dependen de este signo, sino del nivel inicial de la brecha.

Caso 1: Situación inicial de ausencia de brecha salarial

En este caso minicial = 1, por lo que:

De esta ecuación se tiene:

  1. Si los dos tipos de capital son iguales, una variación en la elasticidad de sustitución no tiene efectos sobre la brecha salarial, pues de acuerdo con la ecuación (22) m/ρ = 0, por lo que mfinal = 1.
  2. Si Ht1 > Ht2, el choque tecnológico incrementa la desigualdad a favor de la dinastía 1, pues m/ρ > 0 y mfinal > 1.
  3. Si Ht1 < Ht2, el choque tecnológico incrementa la desigualdad a favor de la dinastía 2, pues m/ρ < 0 y g después del choque sería mfinal < 1.

Este primer caso evidencia que si los niveles de capital humano iniciales son distintos, un choque tecnológico, como el descrito, incrementa la brecha salarial (instantánea) a favor de los individuos con mayor capital humano inicial.

Caso 2: Situación inicial de brecha salarial a favor de la dinastía 1

En este caso minicial > 1, por lo que:

De esta ecuación se tiene:

  1. Si los dos tipos de capital son iguales, una variación en la elasticidad de sustitución no tiene efectos sobre la brecha salarial, pues de acuerdo con la aclaración 1, b1 = b2, lo que implica que m/ρ = 0 y mfinal = minicial.
  2. Si Ht1 > Ht2, el choque tecnológico incrementa la desigualdad a favor de la dinastía 1, pues m/ρ > 0 y mfinal > minicial.
  3. Si Ht1< Ht2, el choque tecnológico puede generar dos situaciones, siempre y cuando m/ρ < 0.
    1. Si 1 ≤ mfinal = minicial + m/ρ, la brecha salarial se reduce.
    2. Si mfinal = minicial + m/ρ ≤ 1, la brecha salarial se amplía a favor de la dinastía 2.

De nuevo, aunque 3 es factible y es un escenario deseable, no es adecuado pensar que en la situación inicial la brecha salarial esté a favor de la dinastía con menor capital humano, pues esto no es consistente con la evidencia empírica.

III. Simulaciones

Con el fin de analizar los efectos del cambio tecnológico sobre la desigualdad y el crecimiento, se simula el comportamiento de economías hipotéticas, compuestas por dos tipos de hogares, que difieren en sus parámetros de formación de capital humano. Los choques tecnológicos que se consideran plantean variaciones a los parámetros de la función de producción, relacionados con la intensidad con que son utilizados los distintos tipos de trabajo de la economía (en este caso dos) y con la elasticidad de sustitución entre estos. Una vez identificados estos choques, se analizan distintas estructuras fiscales, con el fin de determinar si es posible aprovechar los beneficios del cambio tecnológico sin deteriorar la distribución del ingreso.

A. Elección de parámetros

En cuanto a la elección de parámetros, algunos se tomaron de la literatura existente, mientras que otros se fijaron de forma tal que reprodujeran algunas características de interés para la economía, como los niveles de desigualdad y de crecimiento en el largo plazo. De Cubas, Ravikumar y Ventura (2013) se obtienen los parámetros para la tasa de descuento y la importancia relativa del capital físico en la producción de bienes finales. Dichos valores se encuentran en el cuadro 2.

Continuando con los valores para los parámetros relacionados con los hogares, se supone que la única fuente de heterogeneidad entre estos está dada por la productividad con que generan capital humano; en particular se considera que la dinastía 1 es más eficiente que la 2. De forma similar, se supone que la importancia de la educación privada y la pública es la misma en la acumulación de capital humano y que estos dos tipos de gasto son complementarios (γ toma un valor relativamente alto). Por último, se considera que la educación tiene una participación alta en la generación de capital humano y que el altruismo de los hogares con respecto a sus descendientes genera menos utilidad que su propio consumo. Dados estos supuestos, los parámetros se resumen en los cuadros 3 y 4.

Por último, los valores relacionados con la política pública, al igual que aquellos referentes a la intensidad con que es utilizado cada tipo de mano de obra en la función de producción de bienes finales y su elasticidad de sustitución, se describen en cada una de las simulaciones, pues son estos los parámetros que cambian entre escenarios.

B. Cambio tecnológico sesgado: Choques en b

En esta sección se analiza el comportamiento de la brecha salarial y del crecimiento económico ante un choque en la intensidad con que se utiliza la mano de obra en la producción de bienes finales. En todos los casos, la situación inicial se caracteriza por la implementación de una tecnología neutra en la utilización de los distintos tipos de trabajadores; en otras palabras, b1 = b2 = 0,5. En relación con el choque, se supone que la economía ahora es intensiva en mano de obra calificada, por lo que b1 > b2. En cada simulación se establecen los nuevos valores considerados para estos parámetros.

Por último, en relación con la política pública se busca determinar la existencia de estructuras fiscales que permiten que la economía alcance un estado estacionario, después del choque, con mejores condiciones que las previas al cambio tecnológico. Las políticas que se analizan se describen en cada subsección. Con el fin de determinar la robustez de los resultados, las simulaciones se realizan para tres especificaciones de la función de producción: Cobb-Douglas, complementarios y sustitutos perfectos.

1. Función de producción Cobb-Douglas (ρ = 0,001)

Para el caso de la función de producción Cobb-Douglas, inicialmente obsérvese el comportamiento del crecimiento económico para distintas combinaciones de política. Siguiendo la ecuación (21) y recordando que los dos tipos de trabajo se utilizan con la misma intensidad en la producción de bienes finales, las tasas que deberían fijarse a cada hogar deberían ser iguales, si se quiere reducir la desigualdad. En este contexto, es posible analizar el comportamiento del crecimiento de largo plazo para distintas tasas impositivas. En el gráfico 3 se observa que existe una única tasa impositiva que maximiza el crecimiento económico de largo plazo; los valores por encima o por debajo de esta generan un menor ritmo de expansión, bien sea porque desincentivan el gasto público en educación o porque reducen la inversión privada en este rubro.

Teniendo en cuenta estos resultados, se considera un choque en la intensidad relativa con que son utilizados los dos tipos de trabajo (b1 = 0,7; b2 = 0,3). En particular, se supone que la economía adopta una tecnología más intensiva en mano de obra calificada. Los resultados de las simulaciones evidencian que, independientemente del nivel de impuestos, la economía experimenta un incremento en su tasa de crecimiento y un deterioro en la distribución del ingreso. Esta última ahora favorece a los individuos con mayor capital humano. Estos resultados son consistentes con el análisis de equilibrio parcial descrito en la sección II(E.1).

En este nuevo escenario, es relevante determinar si mediante un cambio en la estructura tributaria es posible que la economía alcance un equilibrio de largo plazo mejor que el inicial. Para ello, se analiza una política diferenciada, en la que los impuestos al hogar 1 se fijan en su nivel óptimo, mientras que para el hogar 2 se reducen. Esta estructura fiscal tiene como objetivo reducir el incremento en la brecha salarial generado por el cambio tecnológico sesgado y alcanzar un mayor crecimiento que el de la situación antes del choque. Los resultados de las simulaciones se describen en el gráfico 4 y muestran que la reducción en la tasa impositiva a la dinastía 2 tiene un efecto positivo sobre la distribución del ingreso y en un principio favorece el crecimiento de largo plazo. Frente a la situación inicial se observa que es posible encontrar un equilibrio sin desigualdad y con mayor crecimiento, aunque en relación con el escenario después del choque, la expansión del PIB se reduce (gráfico 4A). Por último, si los impuestos se fijan de manera consistente con la ecuación (21), es posible encontrar equilibrios en los que el costo de reducir la brecha salarial, en cuanto al crecimiento económico, es menor (gráfico 4C); de igual forma, se encuentra que aun siguiendo esta regla, es factible ubicarse en un equilibrio ineficiente, con menor expansión del PIB en el largo plazo.

2. Función de producción complementarios3 (ρ = 10)

Por su parte, cuando se considera que los tipos de trabajo son complementarios en la producción de bienes finales, se observan resultados similares al caso de Cobb-Douglas. En este sentido, el aumento en la intensidad con que es utilizada la mano de obra genera un incremento en la tasa de crecimiento y un deterioro en la distribución del ingreso (gráficos 5A y 5B); de igual forma, se encuentra que mediante un rediseño de la política pública es posible que la economía alcance un estado estacionario mejor, en cuanto al crecimiento y la desigualdad, al de la situación previa al choque tecnológico.

En relación con la política económica, en esta ocasión se consideraron dos tipos de estructuras fiscales. La primera de estas se caracteriza por un sistema igualitario en el que los dos hogares pagan la misma tasa impositiva (gráfico 5A). En cuanto a la segunda, se fijan los impuestos óptimos al hogar 1, mientras que a la dinastía 2 se establecen tasas impositivas menores (gráfico 5B). En los dos casos la distribución del gasto público entre dinastías es igualitaria. La idea de considerar estas dos políticas es que mediante la primera es muy difícil reducir la brecha salarial a través del cambio en los impuestos; como se observa en el gráfico 5A, los aumentos iniciales en los impuestos favorecen la distribución del ingreso, sin embargo, a partir de un punto su efecto marginal es nulo. Por el contrario, mediante la política de impuestos diferenciados se observa que en la medida en que los impuestos al hogar 2 se reducen, la brecha salarial también lo hace. En los dos casos es relevante notar que existen tramos en los que es posible reducir la desigualdad y aumentar el crecimiento, pero a partir de un punto existe un trade-off entre estos dos objetivos. Lo anterior es particularmente cierto para la segunda política.

Con el fin de determinar si mediante un cambio en la estructura fiscal es posible alcanzar un equilibrio después del choque mejor que el de la situación inicial, se considera un caso puntual antes y después del cambio tecnológico y se simula la respuesta de la economía ante modificaciones en la política pública. La configuración de impuestos elegida fue igualitaria para dos dinastías, específicamente aquella que maximizaba el crecimiento de largo plazo.

Como se observó, el cambio tecnológico sesgado aumenta el crecimiento de largo plazo e inclina la brecha salarial a favor de la dinastía con mayor capital humano. En cuanto a la política pública, se encuentra que mediante un rediseño de la estructura fiscal, en este caso una que reduce los impuestos al hogar 2 (con el fin de disminuir el incremento en la desigualdad generado por el choque tecnológico) y mantiene los de la dinastía 1, es posible alcanzar un estado estacionario con menor desigualdad y mayor crecimiento que el de la situación inicial (gráfico 6A). De igual forma se evidencia que frente a la situación después del choque es posible encontrar un equilibrio mejor. En este sentido, se observa que es ineficiente permanecer en una política igualitaria después del choque, en tanto es posible mejorar la distribución del ingreso e incrementar el crecimiento de la economía. Dado lo anterior, es posible inferir que mediante una implementación adecuada de la política pública es factible que la economía aproveche las bondades del cambio tecnológico sesgado, en cuanto al crecimiento económico, sin deteriorar la distribución del ingreso.

Por último, al analizar la relación entre la brecha salarial y el crecimiento económico de largo plazo, se encuentra que estas variables no se mueven de manera monótona, situación consistente con la literatura económica. En general, se evidencia que en algunos tramos es posible mejorar la distribución del ingreso en un entorno de aceleración en el crecimiento; sin embargo, reducir la desigualdad al mínimo implica algún costo en la expansión del PIB (gráfico 6B).

3. Función de producción sustitutos perfectos4 (ρ = 1)

Cuando los dos tipos de trabajadores son sustitutos perfectos, se consideran las mismas políticas que en la situación de complementarios. Los resultados de las simulaciones se encuentran en los gráficos 7 y 8, los cuales evidencian que en cuanto al crecimiento, la desigualdad y el diseño de la política pública, las conclusiones de las secciones III(B.1) y III(B.2) se mantienen. Así las cosas, el choque tecnológico incrementa el crecimiento de largo plazo y deteriora la distribución del ingreso; de igual manera, un rediseño adecuado de la estructura fiscal permite que la economía alcance un equilibrio de largo plazo con mejores condiciones macroeconómicas que en la situación previa al cambio tecnológico.

C. Cambio tecnológico sesgado: Choques en ρ

De modo similar a los choques en b, en esta sección se analiza el comportamiento de la brecha salarial y del crecimiento de largo plazo ante cambios en la elasticidad de sustitución entre los distintos tipos de mano de obra en la producción de bienes finales. Con el fin de abstraerse de cambios adicionales, se considera que los dos tipos de trabajo se utilizan con la misma intensidad. En cuanto a la política pública, de nuevo se pretende determinar la existencia de estructuras fiscales que permiten que la economía alcance un estado estacionario, después del choque, con mejores condiciones que las previas al cambio tecnológico. Las políticas que se analizan son descritas en el apartado 1 y en el anexo. Las simulaciones que se realizan plantean los siguientes cambios en la función de producción: de Cobb-Douglas a sustitutos, de sustitutos a complementarios, e incrementos en el grado de complementariedad.

1. Cambio en la elasticidad de sustitución: De Cobb-Douglas a sustitutos5

En el primer choque se considera que el parámetro ρ incrementa de forma tal que la función de producción de bienes finales pasa de ser Cobb-Douglas a una de sustitutos perfectos. Los resultados de las simulaciones se encuentran en los gráficos 9 y 10. En todos los casos, se supuso una situación inicial en la que los impuestos a las dos dinastías eran los mismos. De acuerdo con las simulaciones, el cambio tecnológico incrementa levemente el crecimiento de largo plazo y tiene un mayor impacto sobre la brecha salarial, inclinándola a favor de la dinastía más eficiente en la generación de capital humano (gráfico 9).

Teniendo en cuenta que el choque tecnológico incrementa el crecimiento económico y empeora la distribución del ingreso, se pretende analizar si mediante el rediseño de la política fiscal es posible alcanzar un equilibrio mejor que el de la situación antes del choque. Debido a que la variable más afectada con la modificación en la elasticidad de sustitución fue la brecha salarial, se analiza una política en la que los impuestos se mantienen en el nivel "óptimo" para el hogar 1 y se reducen para la dinastía 2. Los resultados de las simulaciones se encuentran en el gráfico 10 (A y B) y evidencian que mediante una disminución en la carga impositiva al hogar 2 es factible alcanzar un mejor estado estacionario, en cuanto a la brecha salarial y el crecimiento, que el de la situación previa al choque. Pese a ello, se observa que, para esta política, la máxima tasa de expansión no se encuentra para un nivel de desigualdad cero, por lo que con respecto a la expansión del PIB disminuir la desigualdad en forma total es costoso.

Por último, cuando se suponen aumento en ρ partiendo de situaciones iniciales distintas, esto es, considerando que la función pasa de sustitutos perfectos a complementarios, o el grado de complementariedad se incrementa, los resultados de las simulaciones se mantienen, en el sentido de que el choque inicial aumenta levemente el crecimiento económico y empeora la distribución del ingreso. De igual forma se encuentra que mediante el rediseño de la política pública es posible alcanzar un estado estacionario en el que se aprovechen las bondades del choque tecnológico, en cuanto al crecimiento económico, y la distribución del ingreso no se deteriore (véanse los anexos).

IV. Conclusiones

El incremento en la desigualdad experimentado por algunas economías desarrolladas a partir de la década de los ochenta es atribuible a la implementación de tecnologías que favorecieron el uso de mano de obra calificada (cambio tecnológico sesgado). En este artículo se plantea un modelo teórico, de generaciones traslapadas con agentes heterogéneos, en el que se muestran los efectos del cambio tecnológico sesgado sobre el crecimiento y la desigualdad.

En términos generales, se encuentra que los choques tecnológicos, que hacen que la economía utilice de manera más intensiva la mano de obra calificada o que se modifique la elasticidad de sustitución entre los distintos tipos de trabajo, afectan positivamente el crecimiento económico de largo plazo, pero incrementan la brecha salarial, a favor de los individuos con mayor capital humano. Estos resultados son consistentes con la evidencia empírica y teórica sobre crecimiento, desigualdad y cambio tecnológico sesgado.

En este contexto, se analiza la efectividad de la política pública para reducir la brecha salarial sin desaprovechar las bondades del cambio tecnológico. Los resultados del modelo evidencian que, en la mayoría de ocasiones, el rediseño de la política fiscal permite que la economía alcance un equilibrio de largo plazo mejor que el inicial, tanto al crecimiento como a la brecha salarial. En este sentido, el modelo muestra que una política pública adecuada permite que todos los individuos de la economía se beneficien del choque tecnológico. Pese a ello, es importante notar que un mal diseño de la política pública podría llevar a la economía a un equilibrio con mayor desigualdad y menor crecimiento que el inicial, en cuyo caso se desaprovecharían los efectos favorables del choque tecnológico.

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Notas al Pie
2 A manera de ejemplo, en una función del tipo Cobb-Douglas el cambio tecnológico sesgado se da cuando se alteran las participaciones relativas de los factores de producción.
3 En este caso los valores para la intensidad de la mano de obra que se tomaron para la situación después del choque fueron b1 = 0,65 y b2 = 0,35.
4 En este caso los valores para la intensidad de la mano de obra que se tomaron para la situación después del choque fueron b1 = 0,65 y b2 = 0,35.
5 Los parámetros considerados en esta simulación son ρinicial = 0,001 y ρfinal = 1.
6 Los parámetros considerados en esta simulación son ρinicial = 1 y ρfinal = 5.
7 Los parámetros considerados en esta simulación son ρinicial = 5 y ρfinal = 10.

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Anexos

1. Cambio en la elasticidad de sustitución: de sustitutos a complementarios6

2. Cambio en la elasticidad de sustitución: de incrementos en el grado de complementariedad7