INTRODUCCIÓN
A partir del 2008, la violencia en México se incrementó en forma considerable y los jóvenes desempeñan un papel relevante en el fenómeno, tanto en el papel de víctimas como en el de delincuentes (Banco Mundial, 2012). Por ejemplo, de los delitos cometidos en el 2014 en los que se pudo conocer la edad del delin cuente, en el 31,7% de estos los delincuentes tenían menos de 25 años, y de las víctimas de algún delito en el mismo año, el 32,6% tenían entre 18 y 29 años (Inegi, 2016a, Envipe). En el caso de homicidios, el Banco Mundial (2012) documentó que entre el 2007 y el 2010 en México, la tasa de homi cidio juvenil subió de 7,8 a 25,5 (por cada 100.000 habitantes1), y que entre el 2000 y el 2010, el 38,2% de las víctimas de homicidios fueron jóvenes2. Por su parte, según datos del Inegi (2015), el 39% de las víctimas de homicidio entre 1990 y el 2012 tenían entre 15 y 29 años de edad.
Algunos estudios internacionales han encontrado que los jóvenes tienen sig nificativamente más probabilidades que los adultos de engancharse en actos violentos, delincuenciales e ilegales (McLaughlin y Newburn, 2010; Puzzanchera y Adams, 2011) y que su participación en estos actos se asocia con conductas delictivas más frecuentes durante toda su vida. Generalmente, los primeros actos de violencia que comete un individuo ocurren entre la adolescencia media y tardía3, la prevalencia y la frecuencia más alta de participación en conductas violentas suceden durante la adolescencia tardía y el principio de la adultez y la probabilidad de participar en actos violentos o mostrar conductas violentas disminuye conforme el individuo avanza en la edad adulta (Fagan, Van Horn, Antaramian y Hawkins, 2011; Farrington, 2003; Snyder y Sickmund, 2006).
La violencia y la delincuencia generan efectos negativos tanto en la economía como en la sociedad (González, 2014; Institute for Economics and Peace, 2016; Lozano-Cortés, Cabrera-Castellanos y Lozano-Cortés, 2012). Según datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) 2015 (Inegi, 2016a), en el 2014 el costo total de la inseguridad y los delitos en los hogares mexicanos ascendió a 227 mil millones de pesos o 1,27% del PIB en México, mientras que el gasto de los hogares en medidas preventi vas contra el delito fue de 63,6 mil millones de pesos en el mismo año. Otros autores reportan costos estimados mayores, Mendoza (2011) estima el costo de la inseguridad y el delito en México en poco más de un billón de pesos en el 2009, o el 8,9% del PIB, y el Institute for Economics and Peace (2016), en 272.924 millones de dólares en el 2014, lo que representó el 14% del PIB en dicho año.
Además, tanto las víctimas como quienes ejercen la violencia sufren conse cuencias que los pueden afectar para el resto de su vida, sobre todo si son jóvenes. Entre las consecuencias negativas para los jóvenes violentos o que participan en la delincuencia se encuentran: un bajo logro educativo, relacio nes sociales problemáticas, salud mental comprometida, incremento en las tasas de victimización y daño físico (Fagan y Catalano, 2012). Por esta razón, la agresión y la violencia son considerados problemas de salud pública graves, pues contribuyen a elevar sustancialmente las tasas de morbilidad y mortali dad, particularmente entre los jóvenes (Griffin, Scheier, Botvin, Díaz y Miller, 1999; Guerrero, 2008; OMS, 2002), para quienes la violencia está entre las principales causas de mortalidad en México (Inegi, 2016b) y en América Latina causa una de cada tres defunciones de varones adolescentes (OMS, 2016).
Para el adecuado diseño de políticas públicas que ayuden al combate de la delincuencia, es necesaria la evaluación de los principales factores de riesgo de la violencia entre los jóvenes. Lamentablemente en México, y quizá en Amé rica Latina, la información estadística es escasa, no continua en el tiempo y se encuentra dispersa en muchas fuentes como la Encuesta Nacional de Adic ciones (ENA), la Encuesta Nacional de Juventud, la Encuesta Nacional sobre Violencia en el Noviazgo, entre otros4.
Con el objetivo de llenar este vacío y contar con información específica de los jóvenes mexicanos, sus hogares y contextos en el tema, en el 2014 el Inegi levantó la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia (Ecopred). Basada en instrumentos internacionales similares, es la primera encuesta de su tipo en México y fue creada para respaldar de forma cuantitativa la Política Nacional de Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia. La Ecopred contiene información valiosa y específica de los jóvenes y sus contextos, que nos permitirá estudiar temas específicos como la identificación de factores que aumentan la probabilidad de que un joven cometa actos violentos.
Precisamente, el objetivo de este trabajo es estudiar los factores de riesgo que están asociados a la conducta violenta de los jóvenes mexicanos de 14 a 18 años, definiendo conducta violenta como la ejecución de actos violen tos como gritar a otras personas, golpear personas, golpear objetos, portar armas y haber sido arrestado. A diferencia de otros trabajos sobre violencia en México, este estudio aborda la violencia entre los jóvenes de forma cuantita tiva, lo que nos permite probar estadísticamente los factores fundamentales que están involucrados en la violencia juvenil, así como dimensionar su peso. Además, a nuestro entender, este estudio es de los primeros que explora con herramientas estadísticas la información recabada por la Ecopred. Estimamos que el análisis riguroso de las nuevas bases de microdatos como la Ecopred puede dar soporte al diseño de políticas públicas que busquen disminuir la probabilidad de que los jóvenes cometan actos violentos.
El trabajo queda estructurado de la siguiente manera: en el primer apartado se presenta el marco teórico; los datos y la estadística descriptiva se encuen tran en el segundo apartado; en el tercero se especifica el marco empírico y los resultados del trabajo; finalmente, las conclusiones y algunas implicacio nes de política pública se presentan en el cuarto apartado.
I. MARCO TEÓRICO
La violencia es un problema que ha estado asociado a la juventud a lo largo del tiempo. Desde una perspectiva biológica, Potts y Hayden (2010) postulan que la carga genética que se ha desarrollado a través de la evolución explica por qué los hombres jóvenes son más propensos a ser violentos que las muje res o los viejos, la causa es que nuestros ancestros jóvenes violentos tenían más posibilidad de sobrevivir y reproducirse que el resto. Otras teorías preva lecientes explican la violencia y la delincuencia en jóvenes a partir de proble mas tanto psicológicos como biológicos (Inegi, 2015).
Además, se han desarrollado otras teorías como la teoría de la perspectiva de la prevención del delito, la cual se enfoca en disminuir la probabilidad de: 1) una persona dispuesta a cometer un delito; 2) un objetivo (persona, casa, negocio) vulnerable a ser víctima, y 3) oportunidades para cometer delitos en un lugar específico (Paulsen y Robinson, 2004). La prevención del delito se puede abordar desde varios enfoques. El enfoque del desarrollo se basa en la identificación de los factores de riesgo y factores de protección que influyen en que un individuo cometa o no un acto violento o delito. Las teorías en que se fundamenta el enfoque del desarrollo buscan responder las preguntas: ¿por qué una persona se convierte en delincuente?, y ¿por qué una persona decide cometer o dejar de cometer delitos?
La teoría de la interacción, por su parte, considera que la violencia y la delin cuencia se aprenden y refuerzan por la interacción del individuo con su entorno y sus lazos sociales (ya sean familiares o de amistad). Mientras que la teo ría de los rangos de edad considera que factores estructurales como el nivel de ingresos, familias disfuncionales o con alta cohesión, desarrollo de la ciu dad, entre otros, así como la fuerza de los lazos sociales, están asociados a las probabilidades de que un individuo exhiba un comportamiento violento o delictivo (Inegi, 2015). Según estas teorías, los niños y jóvenes aprenden el comportamiento (positivo o negativo) con la interacción con otras personas, y los padres son particularmente importantes para influenciar a sus hijos; así, padres que muestran actitudes favorables hacia comportamientos desviados o que no corrigen esta clase de comportamiento de sus hijos incrementan la probabilidad de que ellos vean la violencia y las actividades delincuenciales como aceptables para alcanzar ciertos resultados, en especial, cuando perci ben más beneficios que costos de dichos actos (Fagan, 2013).
Este trabajo se desarrolla en el marco de la prevención, del enfoque del desa rrollo y de las teorías de la interacción y del rango de edad, pues el objetivo principal del trabajo es estudiar de forma empírica, los factores de riesgo aso ciados a que un joven mexicano cometa actos violentos.
En la literatura internacional se han desarrollado algunas investigaciones que toman como base estas teorías para explicar, empíricamente, los factores que influyen en que una persona sea violenta y pueda llegar a ser delincuente o deje de serlo; entre estos factores se han considerado: las características fami liares, las características de su entorno, las experiencias y eventos de vida, la vio lencia a la que están expuestos en la infancia y adolescencia, etc. (Griffin et al., 1999; Herrenkohl, Chung y Catalano, 2004; Jiménez, 2005; OMS, 2002). Como no se ha encontrado evidencia de una respuesta única que nos permita explicar este fenómeno, se ha llegado a la conclusión de que la violencia y la delincuencia son multidimensionales (Fagan, 2013; Fagan y Catalano, 2012; Jusidman, Camas, Carreón, y Marín, 2016; Sood y Berkowitz, 2016).
Hawkings et al. (2000) realizaron un análisis de 66 estudios longitudinales que investigan los factores de riesgo que incrementan la probabilidad de delin quir de los jóvenes y encontraron que es la acumulación de factores de riesgo lo que predispone a una persona hacia la violencia y la delincuencia. Así, se puede decir que la violencia es resultado de un complejo entramado de facto res, ninguno de los cuales tiene un poder explicativo por sí mismo y, dado que están relacionados unos con otros, es importante reconocerlos y saber que no siempre se presentan simultáneamente ni influyen de la misma manera en el fenómeno (Escotto, 2015).
De esta forma, los estudios sobre factores que aumentan o disminuyen la pro babilidad de que los jóvenes sean violentos o se conviertan en delincuentes, suelen incluir una cantidad importante de factores, entre los que se incluyen, por ejemplo, factores individuales, factores familiares, factores sociales, fac tores comunitarios, factores institucionales, entre otros. Ibrahim y Komulai nen (2016) mencionan que hay tres principales líneas de factores de riesgo en la delincuencia juvenil: los individuales, los familiares y los estructurales.
Entre los resultados de estudios empíricos se ha encontrado consistentemen te que los niños y jóvenes expuestos a la violencia, ya sea como testigos o como víctimas, tienen un mayor riesgo de desarrollar patrones de compor tamiento agresivo y violento. Específicamente, se ha encontrado que facto res en el ambiente familiar como abuso de drogas o alcohol por parte de los padres, ambientes inestables, violencia doméstica, disciplina parental muy estricta, así como vecindarios violentos son factores de riesgo para detonar el comportamiento violento en los jóvenes (Fehon, 2007; Soto y Trucco, 2015).
Aunque se ha demostrado que las características estructurales de una familia (como el tamaño y el estatus socioeconómico) también afectan el fenómeno de la violencia y delincuencia juvenil, hay evidencia de que las prácticas paren tales tienen un mayor impacto en el problema (Kotchick y Forehand, 2002; Stern y Smith, 1995); y a su vez, las prácticas parentales pueden ser corregi das con mayor facilidad que las características estructurales (Fagan, 2013).
Otros estudios empíricos y evaluaciones experimentales han encontrado que las prácticas parentales afectan el grado en el que niños y adolescentes se enganchan en el uso de sustancias (droga o alcohol), la delincuencia y la vio lencia (Fagan, 2013; Fagan et al., 2011; Hoeve et al., 2009).
La relación entre la exposición a la violencia y problemas como depresión, ansiedad, estrés postraumático, abuso de alcohol y de drogas, conducta agre siva, delincuencia, alto riesgo de suicidio y desempeño académico bajo es muy frecuente (Aizer, 2009; Fehon, 2007). Según Fehon (2007), jóvenes expuestos a altos niveles de violencia en su comunidad pero que viven en familias con un alto grado de cohesión, estructura, prácticas parentales efectivas y fuertes lazos familiares tienen menos probabilidades de engancharse en comportamien tos violentos que aquellos jóvenes que viven en familias más disfuncionales.
Fehon (2007) también encontró que la continua exposición a la violencia, ya sea en el vecindario, el hogar, la escuela o los medios de comunicación, pro mueve entre los niños y jóvenes la creencia de que la agresión y la violencia son conductas normales y aceptables, incrementando con ello el potencial de respuesta agresiva.
En México, los estudios y las estadísticas de medición e identificación de fac tores de riesgo de personas violentas, de delincuentes, la prevención y victi mización son muy limitados y recientes (Cortez, 2015; González, 2014). Los estudios de esta problemática desde un enfoque económico están en su etapa inicial y los estudios existentes se centran principalmente en tres temas: “la identificación de los delitos más comunes, los espacios geográficos con mayo res índices delictivos, así como la descripción de las características sociode mográficas de las víctimas” (Cortez, 2015, p.18).
Así, la mayoría de los estudios en México se concentran en la victimización y, en menor medida, en la delincuencia o criminalidad. Son casi inexistentes los estudios que aborden los factores que detonan la violencia y, en particu lar, la violencia en los jóvenes, los pocos estudios en este tema son de corte cualitativo y estudios de caso. La falta de datos, que ya se había mencionado, puede ser uno de los responsables de que el fenómeno esté tan poco explo rado. Además, también se ha encontrado que hay estudios que no están públi cos ni disponibles5.
Algunos trabajos tienen hallazgos respecto a que el crecimiento de la violen cia en México ha estado ligado al crecimiento urbano mal planificado, a las aglomeraciones de personas, sobre todo jóvenes, en lugares sin infraestruc tura, o con una infraestructura deficiente y falta de servicios, etc. Jusidman et al. (2016) realizaron un estudio para detectar y documentar algunos de los factores que contribuyen a la generación de ambientes y conductas violen tas en municipios de 25 zonas metropolitanas de México. Encontraron que el crecimiento extensivo y fragmentado de las ciudades conduce a situaciones de riesgo de violencia, por ejemplo, mencionan que los enormes conjuntos habitacionales hacinados de viviendas en lotes mínimos, con carencia de ser vicios sociales, urbanos, espacios públicos y verdes, han propiciado una crisis de convivencia y cohesión social; se han reducido las posibilidades para que las personas puedan convivir, conocerse, crear lazos de confianza y solucionar de manera pacífica sus diferencias.
Merino y Fierro (2016), por su parte, realizaron un estudio sobre la violencia en México utilizando 59 zonas metropolitanas como unidades de análisis en tres periodos de tiempo (del 2000 al 2007, del 2008 al 2011 y del 2012 al 2013). Encontraron, entre otras cosas, que hay una correlación positiva entre la tasa de deserción escolar y los niveles de violencia en las zonas metropolitanas, es decir, observaron que cuando aumenta la deserción escolar hay un aumento en la violencia; sin embargo, los mismos autores observan que la deserción escolar es un factor tanto de riesgo como una consecuencia de la violencia.
Por otra parte, Jiménez (2005) observa que el crecimiento de la violencia y de la delincuencia juvenil en México están asociados al desarrollo económico, el nivel de vida de la sociedad y la interrelación de estos factores con la cultura y la educación, y que la disminución del fenómeno está ligado a que el Estado posibilite una vida digna a todos los habitantes (sin pobreza, marginación ni discriminación, con fuentes de trabajo y salarios dignos y con escuelas y uni versidades gratuitas); este autor considera que la represión y disminución de la edad penal no contribuyen a mejorar el problema.
II. DATOS Y ESTADÍSTICA DESCRIPTIVA
Se utiliza información de la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia (Ecopred) 2014. El objetivo general de esta encuesta es medir los factores de riesgo y exposición a situaciones de violencia y delincuencia que incrementan la probabilidad de que los jóvenes repliquen estas situaciones. La encuesta incluye factores de contexto individual de los jóvenes, de desarrollo y relaciones dentro y fuera de su familia, la influencia e interacción con amigos y compañeros, la relación con los miembros de la comunidad y el contexto social general.
La Ecopred contiene información de jóvenes de 12 a 29 años en 47 ciudades mexicanas; no es representativa estadísticamente para cada entidad federa tiva y no contiene información de ingresos, gastos, ocupación o condiciones socioeconómicas. La información proviene de dos cuestionarios, uno aplicado al jefe del hogar y uno aplicado al joven, siendo este último el que contiene la mayor cantidad de información.
Con la información disponible en la Ecopred, no es posible saber si un joven es delincuente o no, pero sí se pueden identificar conductas violentas y fac tores que podrían estar asociados a estas conductas violentas, por lo que este estudio se enfoca en estudiar los factores que están asociados con la conducta violenta de que un joven. El trabajo acota la base de datos a los jóvenes de 14 a 18 años, debido a que en la literatura se encuentra evidencia de que en la etapa de la adolescencia media y tardía es cuando los jóvenes empiezan a involucrarse en actos violentos y delictivos.
La mayoría de los estudios internacionales en el tema utilizan información longitudinal, en México, sin embargo, no contamos con esta información; la Ecopred es el primer instrumento de su tipo y, pese a sus restricciones, nos permite llevar a cabo un estudio de corte transversal para analizar estadísti camente la violencia juvenil en México.
Dado que en la literatura del tema no hay un consenso de la definición de violencia y menos aún de la de violencia juvenil, se adopta la definición ope rativa de Wright y Fagan (2013), quienes definen actos violentos como aven tarle objetos a alguien, golpear a alguien, golpear a alguien con quien vives, cargar un arma, atacar con un arma, participar en una pelea callejera y robar. Con la información que es posible obtener de la Ecopred y buscando apegar nos a esta definición operativa, en este trabajo se utilizan las siguientes varia bles como proxy a conductas violentas de jóvenes: gritar a otras personas (en situaciones de discusiones, conflicto o problemas); golpear objetos (cuando hay discusiones, para desahogarse o tranquilizarse); golpear personas (en situacio nes de discusiones, conflicto o problemas); portar armas (para defenderse o para que lo respeten, el arma puede ser cuchillo, navaja, pistola, entre otras), y haber sido arrestado.
Para construir cada una de estas variables proxy, se examinó el cuestionario del módulo para jóvenes y la base de datos y se agrupó información conte nida en diferentes preguntas. En el anexo se puede encontrar la explicación de cómo se construyó cada una de estas variables.
Para demostrar que las variables utilizadas como proxy de conductas violen tas son diferentes entre sí, se obtuvieron las correlaciones simples entre estas variables. Se observa que todas las correlaciones entre las diferentes variables son muy bajas, los valores más altos observados entre estas variables son 0,28, que se da entre “porta armas” y “ha sido arrestado”, y 0,19 que es la correla ción entre “grita” y “golpea objetos” (cuadro 1).
Grita | Golpea objetos | Golpea personas | Porta armas | Ha sido arrestado | |
Grita | 1 | ||||
Golpea objetos | 0,19 | 1 | |||
Golpea personas | 0,14 | 0,08 | 1 | ||
Porta armas | 0,09 | 0,15 | 0,09 | 1 | |
Ha sido arrestado | 0,08 | 0,12 | 0,06 | 0,28 | 1 |
Fuente: cálculos propios con datos de Ecopred 2014 (Inegi, 2016c).
Como factores6 que pueden estar asociados a la conducta violenta de los jóvenes, se utilizan 58 variables que se derivan de los datos de la Ecopred. Siguiendo el esquema de tres ramas de Ibrahim y Komulainen (2016) y el tra bajo de Aizer (2009), estos 58 factores se pueden subdividir en tres grupos que representan: 1) las características del joven y de su familia (de X 1 a X 15); 2) los hábitos del joven y la interacción del joven con su familia (de X 16 a X 37), y 3) los hábitos de su círculo de amigos y la interacción del joven con su entorno (de X 38 a X 58). En el siguiente cuadro aparece la lista de los 58 factores utili zados en este trabajo, así como la descripción de cada uno.
Factor | Nombre del factor | Descripción del factor |
X 1 | Hombre | Hombre (1) o mujer (0) |
X 2 | Edad | Edad en años |
X 3 | Tot_Per | Total de personas que viven en la casa |
X 4 | Casa | Vive en casa |
X 5 | Departamento | Vive en departamento |
X 6 | Propia | Vivienda propia |
X 7 | Rentada | Vivienda rentada |
X 8 | edad_jfam | Edad del jefe de familia (en años) |
X 9 | Educación | Educación del joven (años escolares aprobados) |
X 10 | educación_jfam | Educación del jefe de familia (años escolares aprobados) |
X 11 | Nuclear | Familia nuclear |
X 12 | p2_ambos | Vive con ambos padres |
X 13 | p7_estudia | Estudia |
X 14 | p7_trabaja | Trabaja |
X 15 | p7_reprobado | Ha reprobado algún año escolar |
X 16 | p2_preso | Su padre está preso |
X 17 | p2_pendiente | Sus padres (o algún otro adulto encargado) están pendientes de su desempeño escolar |
X 18 | p2_juegan | Sus padres (o algún otro adulto encargado) juegan con él o ella (videojuegos, juegos de mesa o de cartas) |
X 19 | p2_hablan | Sus padres (o algún otro adulto encargado) hablan con él o ella |
X 20 | p2_leen | Sus padres (o algún otro adulto encargado) leen con él o ella |
X 21 | p2_conocen | Sus padres (o algún otro adulto encargado) conocen a sus amigos |
X 22 | p2_regañan | Sus padres (o algún otro adulto encargado) lo regañan o le ponen reglas |
X 23 | p2_borracho | Sus padres (o algún otro adulto encargado) lo regañarían si lo ven fumar, borracho o drogado |
X 24 | p3_afecto | En su casa se demuestran afecto |
X 25 | p3_empujan | En su casa se empujan, gritan o critican |
X 26 | p3_problecon | En su casa discuten por problemas económicos |
X 27 | p3_hayborracho | En su casa hay una persona que bebe, fuma, se droga o apuesta mucho |
X 28 | p3_tegolpean | En su casa lo golpean o empujan |
X 29 | p4_videojuegos | Juega videojuegos |
X 30 | p4_internet | Usa internet o redes sociales |
X 31 | p4_deportes | Practica algún deporte |
X 32 | p4_novio | Tiene novio (a) |
X 33 | p4_noticias | Ve noticias al menos una vez a la semana |
X 34 | p4_borracho | Se ha emborrachado |
X 35 | p4_tiempoborracho | Tiempo que lleva emborrachándose |
X 36 | p4_drogas1 | Consume o ha consumido drogas suaves (marihuana, solventes o alucinógenos) |
X 37 | p4_drogas2 | Consume o ha consumido drogas duras (cocaína, anfetaminas o crack) |
X 38 | p4_amigosalióesc | Algún amigo se salió de la escuela |
X 39 | p4_amigotoma | Algún amigo toma alcohol, fuma o se droga |
X 40 | p4_amigovandalo | Algún amigo comete actos de vandalismo (maltrata objetos o animales) |
X 41 | p4_amigogolpea | Algún amigo golpea o trae armas |
X 42 | p4_amigodelinc | Algún amigo ha robado o se ha unido a una banda de delincuentes |
X 43 | p4_amigopreso | Algún amigo ha sido arrestado |
X 44 | p4_amigonarco | Algún amigo se ha unido a la delincuencia organizada (es narco) |
X 45 | p5_mismacolonia | Siempre ha vivido en la misma colonia |
X 46 | p5_mismaciudad | Siempre ha vivido en la misma ciudad |
X 47 | p5_vivencerca | Sus amigos viven cerca |
X 48 | p5_coloniaintegrada | Sus vecinos se reúnen para realizar actividades comunes (colonia integrada) |
X 49 | p5_saludanvecinos | Los integrantes de su hogar saludan a sus vecinos |
X 50 | p5_ participacol | Participa en actividades de su colonia |
X 51 | p5_coloniamala | Su colonia es mala (hay grafitis, gente tomando en la calle, ponen música a muy alto volumen) |
X 52 | p5_coloniaroban | En su colonia roban |
X 53 | p6_bulleado | Es o ha sido bulleado (se han burlado, lo han lastimado o han dañado alguna de sus pertenencias) |
X 54 | p6_robado | Le han robado |
X 55 | p7_escuelamala | Su escuela (o centro de trabajo) es mala (se burlan, maltratan o golpean) |
X 56 | p7_escuelaalcohol | En su escuela (o su trabajo) hay consumo de alcohol |
X 57 | p7_escueladrogas | En su escuela (o trabajo) hay consumo de drogas |
X 58 | p7_maestrosmalos | Sus maestros (o jefe) son malos (lo tratan mal o abusan de otros compañeros) |
Fuente: elaboración propia.
Estas variables o factores provienen tanto del cuestionario principal de la encuesta como del módulo para jóvenes. En el anexo se explica cómo se cons truyó cada uno de ellos.
En el cuadro 3 aparecen los valores promedio de las variables proxy a conducta violenta y los factores7 que pueden estar asociados a un acto de conducta vio lenta. Como puede observarse, la muestra utilizada es de 15.089 observacio nes en total. Las medias de las variables proxy a conducta violenta muestran que en promedio, el 10,1% de los jóvenes de 14 a 18 años en México grita, el 4,4% golpea personas, el 11,8% golpea objetos, el 3,1% porta armas y el 5,3% ha sido detenido o arrestado.
Como ya se había mencionado, siguiendo el esquema de Ibrahim y Komulainen (2016) y el trabajo de Aizer (2009), los factores que pueden estar asociados a un acto de conducta violenta, se dividen en tres grupos: 1) características del joven y de su familia, 2) hábitos del joven y la interacción del joven con su familia, y 3) hábitos de su círculo de amigos y la interacción del joven con su entorno; a su vez, cada uno de estos grupos puede subdividirse en varios grupos.
En el primer grupo de factores (características del joven y de su familia), se observa que el 51% de la muestra son hombres y la edad promedio es de 15,9 años, mientras que la edad promedio del jefe de familia de estos hogares es de 45,3 años. El 63,4% de los jóvenes de 14 a 18 años viven con ambos padres, el 93,6% de los jóvenes viven en una casa, el 4,3% viven en departamento y el 2,1% viven en una vecindad o cuarto. En promedio, el 75% de los jóvenes viven en casa (o departamento) propio, el 15% vive en una propiedad rentada y el 10% en una propiedad prestada.
En cuanto a educación, los jóvenes de 14 a 18 años cuentan con una educa ción promedio de 9,2 años, mientras que el jefe de familia tiene en promedio 9,9 años de educación. El 83,6% de los jóvenes de la muestra estudia, el 16% trabaja y el 17,7% menciona que ha reprobado algún año escolar.
El segundo grupo de factores (hábitos del joven y la interacción del joven con su familia), puede subdividirse en tres grupos: 1) interacción del joven con su fami lia, donde se observa que el 95,8% dice que sus padres o el adulto encargado conocen a sus amigos, y el 94,7% reporta que en su casa se demuestran afec to. 2) Conductas negativas en el hogar, donde se observa que el 3,8% reporta que en su casa se empujan, gritan o critican; el 3,5% dicen que en su casa hay una persona que bebe, fuma, se droga o apuesta mucho; el 1,9% reporta que en su casa lo golpean o empujan, y el 13,1% menciona que en su casa discu ten por problemas económicos. Y 3) hábitos del joven, donde se observa que el 38,7% de los jóvenes de 14 a 18 años en promedio reporta jugar videojuegos, el 55,8% dice que practica algún deporte, el 32,6% tiene novio(a) y el 82,2% dice que ve noticias por lo menos una vez a la semana. En cuanto a hábitos negativos, el 13,9% dice que se emborracha, el 6,6% reporta consumir o haber consumido drogas suaves (marihuana, solventes o alucinógenos) y el 1,9% dro gas duras (cocaína, anfetaminas o crack).
Finalmente, el tercer grupo de factores (hábitos de su círculo de amigos y la interacción del joven con su entorno) se puede subdividir en dos grupos: 1) el comportamiento de su grupo de amigos, donde se observa que el 34% dice tener algún amigo que toma alcohol, fuma o se droga; el 12,5% reporta tener algún amigo que es vándalo (maltrata objetos o animales); el 12,5% tiene algún amigo que golpea o trae armas; el 8,6% reconoce que alguno de sus amigos ha robado algo o se ha unido a una banda de delincuentes, y el 5,2% dice tener algún amigo que ha sido arrestado. Y 2) el contexto en el que se desenvuelve el joven, donde se observa que el 17,9% en promedio de los jóvenes dice que participa en actividades de su colonia; el 47,2% considera que la colonia en la que vive puede ser clasificada como una mala colonia (hay grafitis, gente tomando en la calle, ponen música muy alta); el 33,8% reconoce ser o haber sido bulleado (se han burlado, lo han lastimado o dañado alguna de sus perte nencias); el 27,8% dice que en su escuela (o su trabajo) se consumen drogas, y el 12% dice tener maestros (o jefes) con características de malos (lo tratan mal o abusan de otros compañeros).
En el cuadro 4 se muestra el porcentaje de jóvenes que cometen algún acto de conducta violenta por tipo y por edad. Como puede observarse, con la edad aumenta el porcentaje de jóvenes que portan armas y el porcentaje de jóvenes que han sido detenidos o arrestados; mientras que el porcentaje de jóvenes que golpean objetos disminuye con la edad.
Edad | Obs. | Grita | Golpea personas | Golpea objetos | Porta armas | Ha sido arrestado |
---|---|---|---|---|---|---|
14 | 3.292 | 10,5% | 4,3% | 14,2% | 2,8% | 3,3% |
15 | 3.099 | 11,1% | 3,8% | 12,3% | 3,1% | 4,3% |
16 | 2.981 | 9,8% | 4,6% | 11,3% | 3,4% | 5,8% |
17 | 2.790 | 10,2% | 4,6% | 11,3% | 3,4% | 7,4% |
18 | 2.927 | 8,8% | 4,6% | 9,2% | 2,9% | 6,0% |
Total | 15.089 | 10,1% | 4,4% | 11,8% | 3,1% | 5,3% |
Fuente: cálculos propios con datos de Ecopred 2014 (Inegi, 2016c).
De los 17 a los 18 años disminuye el porcentaje de jóvenes involucrados en todos los actos de conducta violenta reportados (excepto en el de “golpea per sonas”, que se mantiene igual), lo cual coincide con los resultados encontrados en la literatura de que la frecuencia más alta de participación en conductas violentas sucede durante la adolescencia tardía y el principio de la adultez.
El 25% de los jóvenes de la muestra menciona que ha cometido por lo menos uno de los cinco actos de conducta violenta analizados en este trabajo. De ellos, el 72% declaró haber participado únicamente en un acto de conducta violenta; el 20% en dos actos, el 6% en tres, el 1,5% en cuatro y el 0,25% en los cinco actos de conducta violenta.
III. MARCO EMPÍRICO Y RESULTADOS
Como se mencionó, se observa que en la literatura internacional los estudios empíricos sobre factores o características que afectan (positiva o negativamente8) el comportamiento violento o delincuencial de un joven utilizan, por lo general, información longitudinal (Hawkings et al., 2000); sin embargo, en México no con tamos con datos longitudinales para trabajar este tema. La Ecopred es el primer instrumento de su tipo en el país, por lo tanto, solo reporta un periodo de tiempo.
Una vía natural para probar estadísticamente la relación entre los factores de riesgo y los actos de conducta violenta de los jóvenes es construir un modelo econométrico en el que las variables dependientes fueran la probabilidad de cometer un cierto tipo de acto violento, y en las variables independientes incluyéramos los factores de los tres grandes grupos que hemos considerado.
Aunque deseable, esta estrategia no está exenta de problemas graves, princi palmente por dos de ellos, el primero es que usualmente se omiten determi nantes que pueden estar causando tanto la comisión de un acto violento como el factor mismo. Por ejemplo, algunos rasgos psicológicos pueden causar que un joven seleccione amigos golpeadores o vándalos y que él mismo cometa actos violentos. Entonces, no sería correcto afirmar que el factor que causa la probabilidad de ser violento es el entorno de amigos con los que cuenta, ya que en realidad los dos, los amigos y su propia violencia, fueron determinados por un factor omitido. Aunque la Ecopred es una encuesta bastante completa, no contempla variables no observables y difíciles de medir, tales como los per files psicológicos de los jóvenes, sus padres y otras variables.
El segundo problema es que puede existir la causalidad en reversa o simulta neidad, por ejemplo, los padres pueden gritarle al joven, precisamente porque el joven es muy rebelde y grita mucho. De modo que de nuevo se imposibilita establecer una relación causal del factor al delito.
La omisión de factores importantes y que están relacionados con los factores de riesgo considerados, y la causalidad en reversa o simultaneidad, producen sesgos importantes en los coeficientes de un modelo de regresión; sin embargo, los sesgos no disminuyen aún en muestras muy grandes (inconsistencia). El problema es que para precisar el tamaño del sesgo en los coeficientes reque rimos usar bases de datos longitudinales o usar variables instrumentales. En México no existen bases de datos sobre la violencia en los jóvenes de tipo panel, ni siquiera de tipo pooling que permitan crear pseudopaneles, así que la primera opción está descartada.
La segunda opción es también complicada. Encontrar instrumentos válidos es difícil, estos deben estar correlacionados con la variable endógena, pero no con el residual. Más aún, si empleamos instrumentos débilmente correla cionados con el regresor, los errores estándar se inflan. Si resultara que estos tienen una pequeña correlación con los residuales, el remedio termina siendo peor que la enfermedad.
Por estos problemas decidimos abandonar la pretensión de crear un modelo de regresión que arroje los probables impactos de los factores de riesgo en la conducta violenta. En cambio, adoptamos una estrategia menos ambiciosa, pero al menos más precisa, que es analizar los coeficientes de correlación par ciales entre los dos tipos de variables, dejando para la investigación futura la construcción y validación de instrumentos apropiados para estimar un modelo de regresión probabilístico.
Los coeficientes de correlación nos permiten precisar el grado de comovimiento entre los factores que pueden estar asociados a un acto de conducta violenta y los actos de conducta violenta, mientras que los coeficientes de correlación parcial miden esta asociación lineal, pero removiendo en cada par de variables el efecto sistemático del resto de las variables consideradas.
En general, las correlaciones parciales tienden a ser menores que las corre laciones absolutas, precisamente porque se remueve la influencia común en ambas producida por el resto de los factores. Aun así, las correlaciones sig nificativamente distintas de cero y positivas muestran que los factores cova rían en forma directa con el acto de conducta violenta considerado y, si es negativo, la relación es inversa. Sin embargo, el que estén asociados, aun en forma parcial, no indica necesariamente que el factor causa el acto de con ducta violenta, la causalidad pudiera ir en el otro sentido, o factores que no fueron considerados pudieran ser la causa de ambos. Pero, al menos, la corre lación nos ayuda a descartar factores y a sugerir posibles relaciones causales que deberían probarse de una forma más rigurosa.
El cuadro 5 muestra los coeficientes de correlación parcial para el acto de la conducta violenta de gritar y los factores que pueden estar asociados a dicho acto de conducta violenta; en el cuadro 6 se presentan los coeficientes de correlación parcial para los actos de conducta violenta de golpear perso nas y de golpear objetos y los factores que pueden estar asociados a dichos actos; mientras que en el cuadro 7 se presentan los coeficientes de correla ción parcial para los actos de conducta violenta de portar un arma y de haber sido arrestado. Por cuestiones de espacio, en los tres cuadros de resultados se presentan únicamente las correlaciones parciales de los 34 factores, de un total de 58, que salieron significativos en por lo menos uno de los ejercicios de correlación parcial realizados.
(1) | (2) | (3) | |
---|---|---|---|
grita_1 | grita_2 | grita_3 | |
Hombre (d) | -0,0308*** | -0,0298*** | -0,0324*** |
Edad | -0,00692* | -0,00676* | -0,00648* |
Casa | 0,0127 | 0,0111 | 0,00823 |
departamento | 0,0263 | 0,0183 | 0,0151 |
Rentada | 0,00531 | 0,00500 | 0,00659 |
edad_jfam | 0,000329 | 0,000207 | 0,000324 |
Educación | 0,000127 | 0,00112 | 0,000929 |
educación_jfam | 0,00166** | 0,00159** | 0,00146* |
p2_ambos | -0,0187** | -0,0138* | -0,0123* |
p7_estudia | -0,0178* | 0,00473 | -0,00343 |
p7_reprobado | 0,0394*** | 0,0162* | 0,0112 |
p2_conocen | 0,00505 | 0,00582 | |
p3_afecto | -0,0508*** | -0,0510*** | |
p3_empujan | 0,0877*** | 0,0797*** | |
p3_problecon | 0,106*** | 0,0981*** | |
p3_hayborracho | 0,140*** | 0,131*** | |
p3_tegolpean | 0,263*** | 0,245*** | |
p4_videojuegos | 0,00332 | 0,00347 | |
p4_deportes | -0,00600 | -0,00718 | |
p4_novio | 0,0110* | 0,00764 | |
p4_noticias | -0,0119 | -0,0121 | |
p4_borracho | 0,0330*** | 0,0215* | |
p4_drogas1 | 0,0513*** | 0,0345** | |
p4_drogas2 | 0,0327 | 0,0241 | |
p4_amigotoma | 0,0224*** | ||
p4_amigovandalo | 0,00383 | ||
p4_amigogolpea | 0,0343*** | ||
p4_amigodelinc | 0,0149 | ||
p4_amigopreso | 0,0106 | ||
p5_participacolonia | -0,00233 | ||
p5_coloniamala | 0,0117* | ||
p6_bulleado | 0,0174** | ||
p7_escueladrogas | 0,0101 | ||
p7_maestrosmalos | 0,0194* | ||
N | 15.065 | 14.918 | 14.407 |
* p < 0,10, ** p < 0,05, *** p < 0,01
Fuente: cálculos propios con datos de la Ecopred 2014 (Inegi, 2016c).
(1) | (2) | (3) | (1) | (2) | (3) | |
---|---|---|---|---|---|---|
persona_1 | persona_2 | persona_3 | objeto_1 | objeto_2 | Objeto_3 | |
Hombre (d) | -0,00105 | -0,00585 | -0,00502 | 0,0363*** | 0,0285*** | 0,0281*** |
Edad | 0,00313 | 0,00301 | 0,00338 | -0,0103*** | -0,0116*** | -0,00865** |
casa | 0,00592 | 0,00595 | 0,00530 | -0,0213 | -0,0212 | -0,0200 |
departamento | 0,00700 | 0,00494 | 0,00364 | 0,00985 | 0,00138 | 0,00333 |
rentada | -0,0114 | -0,0119 | -0,0106 | -0,000870 | -0,00273 | -0,00242 |
edad_jfam | -0,000256 | -0,000276 | -0,000222 | 0,000501 | 0,000531* | 0,000682* |
educación | -0,00272 | -0,00257 | -0,00243 | -0,00459 | -0,00267 | -0,00334 |
educación_jfam | -0,00111** | -0,00112** | -0,000910* | 0,000828 | 0,000548 | 0,000444 |
p2_ambos | 0,000132 | 0,00131 | 0,00152 | -0,0173** | -0,00754 | -0,00404 |
p7_estudia | 0,00406 | 0,00261 | -0,00103 | -0,00980 | 0,0168 | 0,00480 |
p7_reprobado | 0,0175*** | 0,0109* | 0,00843 | 0,0428*** | 0,0194** | 0,00944 |
p2_conocen | -0,000930 | -0,00356 | -0,0496*** | -0,0491*** | ||
p3_afecto | -0,00360 | -0,00285 | -0,0461*** | -0,0435*** | ||
p3_empujan | 0,0132*** | 0,00884* | 0,0784*** | 0,0630*** | ||
p3_problecon | 0,00351 | 0,000292 | 0,0349*** | 0,0269*** | ||
p3_hayborracho | 0,0566*** | 0,0502*** | 0,100*** | 0,0802*** | ||
p3_tegolpean | 0,0895*** | 0,0767*** | 0,257*** | 0,237*** | ||
p4_videojuegos | 0,00260 | 0,00183 | 0,0145** | 0,0146** | ||
p4_deportes | 0,00537 | 0,00326 | 0,00777 | 0,00396 | ||
p4_novio | 0,00919* | 0,00776* | 0,00225 | -0,00281 | ||
p4_noticias | 0,00652 | 0,00628 | -0,0140* | -0,0156* | ||
p4_borracho | 0,00431 | -0,00257 | 0,0589*** | 0,0437*** | ||
p4_drogas1 | 0,0308*** | 0,0247** | 0,0860*** | 0,0533*** | ||
p4_drogas2 | 0,0533*** | 0,0444** | 0,0973*** | 0,0794*** | ||
p4_amigotoma | -0,00406 | 0,0128* | ||||
p4_amigovandalo | -0,000256 | 0,0162 | ||||
p4_amigogolpea | 0,0253*** | 0,0471*** | ||||
p4_amigodelinc | 0,0117 | 0,0394*** | ||||
p4_amigopreso | 0,00233 | 0,0440*** | ||||
p5_participacolonia | -0,00404 | 0,000446 | ||||
p5_coloniamala | 0,0130*** | 0,0203*** | ||||
p6_bulleado | 0,00844* | 0,0378*** | ||||
p7_escueladrogas | 0,00766 | 0,0224** | ||||
p7_maestrosmalos | 0,00865 | 0,0245** | ||||
N | 15.065 | 14.918 | 14.407 | 15.065 | 14.918 | 14.407 |
* p < 0,10, ** p < 0,05, *** p < 0,01
Fuente: cálculos propios con datos de la Ecopred 2014 (Inegi, 2016c).
(1) | (2) | (3) | (1) | (2) | (3) | |
---|---|---|---|---|---|---|
arma_1 | arma_2 | arma_3 | arrestado_1 | arrestado_2 | arrestado_3 | |
Hombre (d) | 0,0228*** | 0,0164*** | 0,0154*** | 0,0500*** | 0,0431*** | 0,0415*** |
Edad | -0,000535 | -0,00440** | -0,00226 | 0,00921*** | 0,00363 | 0,00554** |
casa | 0,00763 | 0,00919 | 0,00981 | 0,0246 | 0,0267* | 0,0277* |
departamento | 0,00787 | 0,00637 | 0,00573 | 0,0355* | 0,0356* | 0,0342* |
rentada | 0,0192*** | 0,0172** | 0,0175** | 0,0119 | 0,0101 | 0,0111 |
edad_jfam | 0,000132 | 0,000186 | 0,000225 | 0,000220 | 0,000248 | 0,000410* |
educación | -0,00268* | -0,000271 | 0,0000352 | -0,00901*** | -0,00782*** | -0,00798*** |
educación_jfam | -0,000191 | -0,000312 | -0,000249 | -0,0000466 | 0,0000360 | 0,000380 |
p2_ambos | -0,00642 | -0,00246 | -0,00197 | -0,0127** | -0,00669 | -0,00479 |
p7_estudia | -0,0172*** | -0,00810 | -0,00949 | -0,0427*** | -0,0274*** | -0,0341*** |
p7_reprobado | 0,0313*** | 0,0194*** | 0,0143*** | 0,0483*** | 0,0306*** | 0,0241*** |
p2_conocen | 0,0124 | 0,0111 | 0,0184 | 0,0202* | ||
p3_afecto | -0,000917 | 0,00145 | -0,0138 | -0,0136 | ||
p3_empujan | 0,00839** | 0,00197 | 0,00803* | 0,000384 | ||
p3_problecon | 0,000697 | -0,00504 | 0,0104* | 0,00678 | ||
p3_hayborracho | 0,0257*** | 0,0170* | 0,0344*** | 0,0263** | ||
p3_tegolpean | 0,0725*** | 0,0568*** | 0,0165 | 0,00120 | ||
p4_videojuegos | -0,000734 | -0,00156 | -0,0139*** | -0,0136*** | ||
p4_deportes | 0,00566* | 0,00330 | 0,00961** | 0,00592 | ||
p4_novio | 0,0121*** | 0,00855** | 0,0200*** | 0,0147*** | ||
p4_noticias | 0,00221 | 0,00136 | 0,00235 | 0,00314 | ||
p4_borracho | 0,0296*** | 0,0245*** | 0,0584*** | 0,0490*** | ||
p4_drogas1 | 0,0954*** | 0,0772*** | 0,143*** | 0,121*** | ||
p4_drogas2 | 0,276*** | 0,267*** | 0,240*** | 0,208*** | ||
p4_amigotoma | -0,00720* | -0,0131** | ||||
p4_amigovandalo | 0,0172*** | 0,0226*** | ||||
p4_amigogolpea | 0,0514*** | 0,0115* | ||||
p4_amigodelinc | 0,0273*** | 0,00986 | ||||
p4_amigopreso | 0,0317*** | 0,145*** | ||||
p5_participacolonia | 0,00388 | 0,0129** | ||||
p5_coloniamala | 0,00439 | 0,00830* | ||||
p6_bulleado | 0,00527 | -0,00588 | ||||
p7_escueladrogas | 0,00887* | 0,0185*** | ||||
p7_maestrosmalos | 0,0119** | 0,0147** | ||||
N | 15.065 | 14.918 | 14.407 | 15.065 | 14.918 | 14.407 |
* p < 0,10, ** p < 0,05, *** p < 0,01
Fuente: cálculos propios con datos de la Ecopred 2014 (Inegi, 2016c).
Las correlaciones parciales miden la asociación lineal pero una vez que se purga toda la influencia común que existe entre el par de variables consideradas que está siendo causada por el resto de los factores considerados. De esta forma, las correlaciones parciales, a diferencia de las totales, difieren dependiendo de las variables que son consideradas.
Así, en cada uno de los cuadros de resultados mencionados, se van introdu ciendo los factores que pueden estar asociados a la conducta violenta, un grupo de factores a la vez, de modo que en el cuadro 5 se aprecia que cuando solo tomamos los factores del primer grupo (características del joven y su familia), la correlación entre la variable de haber reprobado con el acto de la conducta violenta de gritar es de 0,0394 y significativamente distinto de cero al 1%. Al introducir los factores del segundo grupo (hábitos del joven y la interacción del joven con su familia), la correlación disminuye prácticamente a la mitad, pero sigue siendo significativamente distinto de cero al 10%. Al incluir todos los factores (se agrega el grupo tres, hábitos de su círculo de amigos y la inte racción del joven con su entorno), la correlación deja de ser significativa. Este resultado significa que la correlación que existía entre gritar y reprobar era ocasionada conjuntamente por los factores del grupo tres, una vez que aisla mos de esta influencia a las variables, estas dejan de tener relación. Lo más seguro es, entonces, que reprobar en la escuela, por sí solo, no es un factor importante que afecte el que los jóvenes griten.
Siguiendo los resultados del cuadro 5, para el primer grupo de factores (carac terísticas del joven y su familia), se observa que en las tres especificaciones que aparecen en el cuadro, los hombres, comparados con las mujeres, tien den a efectuar menos el acto violento de gritar, ya sea en su casa o fuera de ella. También, mientras más edad tiene el joven o el que ambos padres vivan con el joven, está asociado a que este acto violento se realice menos. Como mencionamos, la aparente correlación positiva entre haber reprobado y gritar desaparece una vez que entran todos los factores en consideración.
Para el segundo grupo de factores (hábitos del joven y la interacción del joven con su familia), se observa que en el subgrupo 1 (interacción del joven con su familia), hay factores de comportamiento parental que no están correlacionados significativamente con el acto violento de gritar, como el que los padres (o un adulto encargado) jueguen con el joven, que lo regañen o le pongan reglas y que conozcan a su grupo de amigos; por su parte, el factor de si en la familia se demuestran afecto está correlacionado negativamente con el acto violento de gritar. Mientras que en el subgrupo 2 (conductas negativas en el hogar), hay un grupo de factores que son significativos y pueden reconocerse como factores de riesgo, pues están positivamente correlacionados con el hecho de que el joven cometa el acto violento de gritar, entre estos factores están que los miembros de la familia se empujen, griten o critiquen, que haya discu siones por problemas económicos, que haya una persona que fume, bebe, se drogue o apueste en la familia y el que otro miembro de la familia golpee al joven. Las correlaciones parciales de estos factores son relativamente altas en valor absoluto; las variables que tienen que ver con las interacciones violentas con los integrantes de la familia van de entre 0,08 hasta 0,26, siendo positi vas todas ellas. Por su parte, en el subgrupo 3 (hábitos del joven), la variable consume o ha consumido drogas suaves (marihuana, solventes o alucinóge nos) está significativamente correlacionada, de manera positiva, con la inci dencia de gritar. Lo mismo sucede con el hábito del joven de emborracharse.
En el tercer grupo de factores (hábitos de su círculo de amigos y la interacción del joven con su entorno), subgrupo 1 (el comportamiento de los amigos), se observa que gritar está significativamente correlacionado, de manera positiva, con tener un amigo que toma alcohol, fuma o se droga y con tener un amigo golpeador. Por su parte, en el subgrupo 2 (contexto en el que se desenvuelve el joven), los jóvenes bulleados, aquellos que viven en colonias clasificadas como malas y los que tienen malos maestros (o jefes) tienden a gritar más.
Como puede observarse en el cuadro 6, en el primer grupo de factores (carac terísticas del joven y su familia), tanto el sexo (si es hombre o mujer) como la edad solo son significativos en el caso de golpear objetos, por el signo de la correlación, los hombres tienden a golpear objetos más que las mujeres, mientras que con la edad disminuiría dicha conducta. Por su parte, aunque la correlación es pequeña, aparentemente mientras mayor sea la educación del jefe de familia, menor es la incidencia de que los jóvenes golpeen objetos.
Para el segundo grupo de factores (hábitos del joven y la interacción del joven con su entorno), en el subgrupo 1 (interacción del joven con su familia), hay dos factores de comportamiento parental que están correlacionados de manera negativa con el acto violento de golpear objetos, que conozcan a su grupo de amigos y si en la familia se demuestran afecto. Para el subgrupo 2 (conduc tas negativas en el hogar), se observa que hay un grupo de factores que están correlacionados parcialmente y de forma positiva, tanto para el acto violento de golpear personas, como para el de golpear objetos: si en la familia se empu jan, gritan o critican; si hay una persona que fume, tome, se drogue o apueste en la familia del joven, y si el joven es golpeado dentro de su núcleo familiar. Por su parte, el factor de discusiones en la familia por problemas económicos está correlacionado de forma positiva con golpear objetos.
En el subgrupo 3 (hábitos del joven), los factores de si consume o ha consu mido drogas suaves (marihuana, solventes o alucinógenos) y de si consume o ha consumido drogas duras (cocaína, anfetaminas o crack), están significa tivamente correlacionados, de manera positiva, con la incidencia de golpear personas y objetos. Por su parte, el hábito del joven de emborracharse está correlacionado positivamente con el acto de golpear objetos.
Por otro lado, en el tercer grupo de factores (hábitos de su círculo de amigos y la interacción del joven con su entorno), subgrupo 1 (comportamiento de los amigos), se observa que la incidencia de golpear personas y objetos tiende a ser mayor si un amigo golpea. En el mismo sentido, los factores de si el joven tiene un amigo que es alcohólico, fuma o toma drogas, si tiene un amigo que ha robado o se ha unido a una banda de delincuentes y si tiene algún amigo que ha sido arrestado, pueden considerarse factores de riesgo para el acto vio lento de golpear objetos, pues están correlacionados de forma significativa y positiva con dicho acto violento.
Finalmente en el subgrupo 2 (contexto en el que se desenvuelve), el acto de golpear objetos y personas tiende a ser mayor si el joven vive en una colo nia con características que la clasifican como mala colonia, o si el joven es bulleado. Mientras que si en la escuela (o el empleo) del joven se consumen drogas y si está en una escuela donde hay malos maestros (o en un empleo con malos jefes), la incidencia de golpear objetos es mayor.
En el cuadro 7, como se mencionó, aparecen las correlaciones parciales para dos actos de conducta violenta: portar armas y haber sido arrestado y los fac tores que pudieran estar asociados a estos actos de conducta violenta.
Como puede observarse, en el primer grupo de factores (características del joven y su familia), los jóvenes de sexo masculino tienden a incurrir más en los actos de portar armas y haber sido arrestados. La correlación entre haber reprobado y portar armas y entre haber reprobado y haber sido arrestado es positiva y significativa. Por su parte, si el joven y su familia viven en una propie dad rentada, la incidencia de portar armas es mayor, mientras que los jóvenes que han sido arrestados tienden a tener familias que viven en departamentos. Existen correlaciones parciales negativas y significativas entre ser arrestado y los años de educación del joven y su condición actual de si sigue enrolado en el sistema educativo o no. Al menos para estas conductas violentas que son más graves, parece ser que la educación tiende a ser un disuasivo.
Para el segundo grupo de factores (hábitos del joven y la interacción del joven con su familia), en el subgrupo 1 (interacción del joven con su familia), las correlaciones parciales con este tipo de delitos no son significativas. Mien tras que en el subgrupo 2 (conductas negativas en el hogar), hay una corre lación significativa y positiva tanto para el acto violento de portar un arma, como para el de haber sido arrestado, si en la casa del joven hay una persona que bebe, fume, se drogue o apueste mucho; por su parte, si es mayor la inci dencia de que el joven sea golpeado en su casa, mayor será la incidencia de portación de armas.
En el subgrupo 3 (hábitos del joven), hay un grupo de factores que están signi ficativamente y de forma positiva correlacionados con ambos actos violentos en todos los casos: si el joven es borracho, si el joven consume o ha consumido drogas suaves (marihuana, solventes o alucinógenos), si el joven consume o ha consumido drogas duras (cocaína, anfetaminas o crack) y si el joven tiene novio(a). Mientras que la portación de armas está significativamente corre lacionada, de manera negativa, con el factor de si el joven juega videojuegos.
En el tercer grupo de factores (hábitos de su círculo de amigos y la interacción del joven con su entorno), en el subgrupo 1 (comportamiento de los amigos), la portación de armas y los arrestos están significativamente correlacionados, de manera positiva, con los factores de si el joven tienen algún amigo ván dalo, si tiene algún amigo que golpea o trae armas, y si tiene algún amigo que ha sido arrestado. También, está positivamente correlacionado portar armas y tener algún amigo delincuente (que ha robado o se ha unido a una banda de delincuentes).
Finalmente, para el subgrupo 2 (el contexto en el que se desenvuelve), nueva mente, la incidencia en la portación de armas y el arresto es mayor, a juzgar por las correlaciones parciales, entre los jóvenes que en su escuela (o empleo) se consumen drogas o si en su escuela (o empleo) hay malos maestros (o malos jefes en su empleo). Mientras que la correlación entre haber sido arrestado y vivir en colonias clasificadas como malas, es positiva y significativa.
IV. CONCLUSIONES
Con datos de la Ecopred 2014, este trabajo estudia algunos de los factores de riesgo asociados a que un joven mexicano de 14 a 18 años exhiba una conducta violenta, definiendo violencia como la ejecución de actos violentos tales como gritar a otras personas, golpear personas, golpear objetos, portar armas y haber sido arrestado. Para tal objeto, analizamos los patrones de correlaciones parcia les de los cinco actos de conducta violenta con tres grupos de factores donde se podrían localizar posibles factores de riesgo. El alcance del trabajo es encontrar un perfil de probables factores que sistemáticamente covarían con los actos de conducta violenta. La idea es encontrar en qué circunstancias es mayor la corre lación de cada tipo de conducta violenta con ciertas variables que podrían ser consideradas factores de riesgo, más que afirmar que la asociación estadística que se estima refleja una relación causal, porque no restringimos la dirección de causalidad como se haría en un modelo econométrico.
Así, en los resultados de este trabajo se encontró que hay dos tipos de factores de riesgo que son los que más frecuentemente están correlacionados en todos los casos de conductas violentas analizados: uno tiene que ver con adicciones y el otro con comportamientos violentos en el círculo familiar o en el entorno en el que el joven se desenvuelve.
En el caso de los factores de riesgo relacionados con adicciones, se observa que los factores de riesgo encontrados consistentemente en el análisis son: en la casa del joven hay alguien que fuma, toma, se droga o apuesta; que el joven sea borracho; que el joven consuma o haya consumido drogas; que el joven ten ga un amigo que toma alcohol, fuma o se droga y que en su escuela (o empleo) consuman drogas.
De esta forma, una política pública encaminada a prevenir la participación de jóvenes en actos violentos debe considerar atender de forma prioritaria el problema de adicciones (tanto al alcohol, como a cualquier tipo de droga) y tanto la adicción de los mismos jóvenes como de las personas en sus círculos más cercanos (familia, amigos y escuela o trabajo).
Los otros factores de riesgo encontrados de forma consistente en los resultados son: que en su casa lo golpeen, que tenga un amigo que golpea o traiga armas, que en su casa se empujen, griten o critiquen, tener malos maestros o jefes y vivir en una colonia clasificada como mala. Este tipo de factores nos permiten afirmar que la violencia genera violencia y que la violencia puede ser conside rada como una epidemia (es decir, es contagiosa) o como un círculo vicioso que se expande.
Este resultado nos lleva a pensar en la posibilidad de que se puedan dar dos tipos de equilibrio separables en la sociedad, uno de los cuales nos puede conducir a un estado donde la violencia sea el statu quo y, por tanto, el costo social para una persona de participar en actos violentos sea bajo. Esto es, un joven puede comportarse de forma violenta porque en su casa, en su escuela (o trabajo), en su colonia y con sus amigos observa (o experimenta) compor tamientos violentos. Si por el contrario, la violencia representa un alto costo social y es mal vista en los círculos en los que el joven se desenvuelve, la socie dad podría acercarse a un equilibrio en el que la violencia no sea tolerada.
Así, una política pública que busque prevenir la participación de los jóvenes en actos violentos también debe enfocarse en combatir la violencia en luga res públicos (escuelas, empleos) y en las familias, con campañas y programas específicos y buscar la forma de que todo acto de conducta violenta sea denun ciado públicamente y conlleve un alto costo social para quien ejerce cualquier tipo de violencia. A escala internacional se ha encontrado que programas enfo cados en la familia como las escuelas para padres y los programas de escuela segura, escuela libre de violencia o educación en la cultura de la paz, tienen buenos resultados en disminuir la probabilidad de que los jóvenes se engan chen en actos violentos.
En este sentido, otro resultado que se debe resaltar es que para el acto vio lento de ser arrestado se observan correlaciones parciales negativas y signi ficativas, tanto para el factor de los años de educación del joven como para su condición actual de si sigue enrolado en el sistema educativo. Es decir, al menos para este acto de violencia, parece ser que la educación actúa como un factor de protección claro.
Finalmente, hay que considerar que las políticas públicas de prevención, dise ñadas e implementadas a escala local, por autoridades municipales o por la misma comunidad, suelen ser más efectivas que las políticas diseñadas desde el centro del país e implementadas de forma generalizada. Asímismo, una política pública de prevención de la violencia juvenil debe ser consistente a lo largo del tiempo y para ello se requiere contar con capacidades técnicas, voluntad política, así como recursos humanos y financieros a largo plazo, ya que los resultados de una política de prevención de la violencia efectiva no son visibles en el corto plazo.
Como mencionamos en el marco empírico del artículo, el estudio exploratorio se realizó con técnicas de correlación que no impusieran un modelo causal ex ante, debido a la muy probable endogeneidad de los factores de riesgo a causa de factores omitidos que causan los actos violentos y otros factores inclui dos a la vez, y la causalidad en reversa, es decir que el acto violento afecte al factor simultáneamente. Una necesaria extensión del artículo es avanzar en la correcta especificación de un modelo causal para los principales actos de conducta violenta analizados con la Ecopred. Para tal fin, es crucial probar y validar variables instrumentales que nos permitan corregir estos problemas de endogeneidad. Definitivamente, esto queda fuera del alcance de este pri mer estudio exploratorio de la conducta violenta juvenil en México con base en la Ecopred, pero queda en la agenda de la explotación de la información de esta fuente.