Introducción
La principal contribución de este artículo gira en tres dimensiones: la primera es la discusión teórica que permite diferenciar marginación y pobreza; la segunda establece un criterio de medición y monitoreo constante sobre el comportamiento de la marginación, pero que a su vez se puede usar para realizar análisis comparativos, ya que esta metodología se utiliza en México y ahora hemos adecuado la misma para analizar los datos en Panamá y, por último, establece una línea base que permite comparar cada diez años si hemos avanzado o retrocedido.
La marginación es un fenómeno multidimensional y estructuralmente originado, en última instancia, por el modelo de producción económica expresado en la distribución desigual del progreso, en la estructura productiva y en la exclusión de diversos grupos sociales, tanto del proceso como de los beneficios del desarrollo (Consejo Nacional de Población de México, 2011).
Consideramos que la marginación es un complejo hecho social que mantiene a personas y grupos alejados de la vida social, se manifiesta de forma multicausal y en una estructura económica, política y social, como proceso que puede presentar distintos grados, mecanismos, aislamiento y discriminación a las personas, grupos o comunidad en el acceso a los beneficios del desarrollo, sometiéndolas a privaciones, ausencia de oportunidades, falta de las garantías en el ejercicio de sus derechos humanos para su supervivencia y la imposibilidad de crear recursos para transformar su vida.
Los factores persistentes en la marginación, como la falta de acceso a bienes y servicios, la inexistencia de capacidades y oportunidades, la desigualdad en el ingreso y la imposibilidad por sí solos de generar recursos para mejores condiciones de vida requiere la intervención del Estado con acciones integrales y sostenidas.
Las comunidades en marginación enfrentan escenarios de elevada vulnerabilidad social, cuya mitigación escapa del control personal o familiar (Consejo Nacional de Población de México, 2011), pues esas situaciones no son resultado de elecciones individuales, sino de un modelo productivo que no les brinda a todos las mismas oportunidades.
Las desventajas ocasionadas por la marginación son acumulables, configurando escenarios cada vez más perjudiciales. Es responsabilidad del Estado adoptar acciones para regular el modo de producción, fomentar las actividades económicas, procurar el bienestar de la población y de las localidades, así como incorporar el desarrollo en los sectores de población o regiones que, por sus condiciones y carencias, no reciben los beneficios del crecimiento económico.
Desde el Consejo Nacional de Población de México (1994) se plantea analizar las desventajas sociales que implica la marginación, a través de nueve formas de exclusión5. En términos concretos, la marginación expresa la dificultad para propagar el progreso en el conjunto de la estructura productiva, por otro lado, se manifiesta en la exclusión de grupos sociales al proceso de desarrollo y del disfrute de sus beneficios (Consejo Nacional de Población de México, 2013, p. 105).
Los indicadores seleccionados en esta investigación para conocer el comportamiento cíclico de la marginación en Panamá contemplan tres dimensiones: educación, vivienda, e ingreso.
La educación, como un derecho humano fundamental de la población, constituye uno de los indicadores esenciales para entender la marginación, es la llave para adquirir conocimientos, destrezas y habilidades para la vida, es el camino a la transformación de tan duras condiciones de subsistencia, movilidad social y oportunidades; sin estas herramientas, las personas difícilmente pueden acceder a un empleo no precarizado, seguridad social y generar capacidades de emprender o innovar en un mundo globalizado.
En relación con el indicador de educación se señala que la escasa o nula escolaridad repercute a nivel individual en la generación de oportunidades de movilidad social y a nivel comunitario, en tanto que, en una población trabajadora pobremente capacitada, influye en el ámbito laboral, en la innovación y en la productividad. No resulta extraño que la mayor marginación social se presente en comunidades en las que la población cuente con bajos niveles educativos, situación que se acentúa en los grupos de mayor edad (Consejo Nacional de Población de México, 2013, p. 12).
Una vivienda digna es un derecho constitucional en Panamá para toda la población, especialmente de menores ingresos, por lo que es una dimensión esencial en este estudio, toda vez que las condiciones de las viviendas permiten conocer la extensión de la marginación en determinada comunidad. Los indicadores como viviendas sin agua potable, energía eléctrica, aguas servidas, pisos de tierra y el promedio de personas por habitación son datos importantes en el análisis para establecer los niveles de marginación; por ejemplo, si es muy baja, baja, media, alta o muy alta.
En condiciones de marginación, el hacinamiento es común, son viviendas precarias carentes de espacios o lugares muy reducidos donde residen muchas personas que realizan distintas actividades de la familia, sin posibilidad de tener privacidad o comodidades básicas, limitando sus actividades domésticas y familiares, con consecuencias para el ingreso del hogar.
El porcentaje de ocupantes de una vivienda con falta de agua potable perjudica la salud y potencia la presencia de enfermedades gastrointestinales, dérmicas y respiratorias; además, dificulta las labores domésticas; así mismo, la necesidad de allegarse del recurso desde enormes distancias puede consumir grandes cantidades de trabajo familiar (Consejo Nacional de Población de México, 2013, p. 12).
La población es otra dimensión cuyos indicadores son relevantes, donde se estará analizando los grupos poblacionales de acuerdo con la distribución geográfica por distrito, tanto en las áreas rurales, comarcales o urbanas marginales.
Las asimetrías y la segregación espacial marcan diferencias en la marginación de la población en los territorios; particularmente en estas áreas del campo y la ciudad, donde se producen asentamientos humanos informales, sin ninguna planificación, cuya composición tiene distintos factores; grupos desplazados, migrantes, víctimas de desastres, personas en conflicto con la ley, desempleados y los que viven en exclusión y desigualdad. Consideramos que la migración en los territorios es un problema que profundiza la marginación y amerita otros estudios.
Población y territorio no se contraponen en este análisis, porque el lugar donde se vive no solo brinda una cultura, costumbres, hábitos, valores familiares, sino aspectos socioeconómicos que inciden en la condición de vida de la población, acceso a bienes y servicios, capacidades y generación de condiciones para transformar su realidad.
La última dimensión es el nivel de ingreso, un elemento esencial que influye en las capacidades para adquirir bienes y servicios, se asocia a la calidad de vida y la posibilidad de generar más consumo y ahorros (Consejo Nacional de Población de México, 2013, p. 13), se reconoce la importancia de las fuentes de ingreso; sin embargo, esto por sí solo no es suficiente por la complejidad del problema.
Como se ha planteado es un problema con distintas aristas, no solo se trata de intervenir una dimensión, garantizar mejores ingresos y condiciones de vida; es identificar las múltiples causas de la marginación, y un mapa de marginación es una herramienta valiosa y pertinente para crear políticas públicas que logren revertir la marginación, propiciando un desarrollo local, donde la población tenga posibilidades de movilidad social y el ejercicio efectivo de sus derechos.
I. Precisiones teóricas
A. ¿Cuál es la diferencia entre marginación y marginalidad?
Es importante precisar la diferencia entre marginación y marginalidad. Esta investigación parte de la construcción teórica de marginación, que tiene aspectos sociológicos, psicosociales, económicos, culturales, de poder y que pueden expresarse en distintos niveles dentro de grupos marginados como, por ejemplo, mujeres, indígenas y migrantes, pero se tiende a confundir con marginalidad.
Partiendo de los aportes de Nnun (2008) sustentamos las diferencias. Este autor, en su tesis Marginalidad y exclusion social crea el concepto de masa marginal para explicar la marginalidad y sus vínculos entre pobreza y desigualdad social, señala que el capitalismo en su fase monopólica genera exceso de fuerza de trabajo, una masa marginal o población que no podrá trabajar porque en esta sociedad no se les necesita, es una población que ni produce, ni consume.
De tal manera, la marginalidad está asociada al individuo que está dentro o fuera del mercado laboral, y se le llama masa marginal a la parte afuncional o disfuncional de la superpoblación relativa. Así pues, este concepto, lo mismo que el ejército de reserva se sitúa en el nivel de las relaciones que se establecen entre la población sobrante y el nivel productivo hegemónico. La categoría implica una doble referencia que, por un lado, genera este excedente y, por el otro, no precisa de él para seguir funcionando (Nnun, 2008).
El concepto de marginalidad presenta dos aproximaciones. La que considera desde un enfoque dualista la marginalidad, en la que se entiende que existen dos sociedades, una en el centro y otra en la periferia. Los que están en el centro están integrados y disfrutan de todos sus derechos, y los de la periferia son los que están marginados. Por otra parte, está la que señala que los marginados sí están dentro del sistema social, pero mal integrados o en condiciones desfavorables.
Finalmente, tenemos a Castel (1992), quien explica que existen tres zonas en la sociedad: una de integración con personas que tienen un trabajo estable y relaciones sociales sólidas; otra de vulnerabilidad donde se sitúan las personas vulnerables, con inestabilidad, trabajo precario y relaciones frágiles; por último, está la zona de marginalidad marcada por ausencia de trabajo y aislamiento social.
Una forma de identificar la diferencia en la marginalidad es si se está dentro o fuera de la sociedad, no tienen acceso a sus derechos, especialmente al mercado laboral; mientras que la marginación mantiene a personas y grupos alejados de la vida social, y cuyas características y conductas no se ajustan a las normas y valores de la comunidad, o de los grupos predominantes, pues es una situación que no depende de su decisión sino del sistema social.
B. ¿Por qué hablar de marginación y no de pobreza?
La pobreza es un tema de permanente debate en los escenarios nacionales, internacionales y globales, el concepto ha sido abordado desde distintas perspectivas, categorías y enfoques, para tratar de explicar la realidad social e implementar políticas públicas eficientes y eficaces; el inconveniente central es que se sustenta sobre la base de que la falta de ingreso mantiene a las personas en condiciones mínimas de subsistencia, o carencias básicas, que es un elemento importante, pero no determinante del problema y es allí donde no se comparte este análisis de la pobreza.
La marginación se caracteriza por negación de oportunidades sociales, ausencia de capacidades para adquirirlas o generarlas, pero también privaciones por la inaccesibilidad a los bienes y servicios fundamentales para el bienestar.
Nociones como marginación, marginalidad, exclusión, pobreza, desigualdad se tienden a utilizar como si significaran lo mismo, y no lo son; aunque se debe reconocer que existen vínculos y una delgada línea que las separa.
Se considera que la popularidad del término se produce en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social celebrada en 1995 en Copenhague, donde los diferentes Estados debaten con base en un concepto de exclusión en forma global, tratando de explicar el fenómeno de la pobreza, según expresan los estudios de diferentes países, que abordan el problema desde distintos ámbitos (política, económica, derechos, cultural, etc.).
Pobreza no es sinónimo de marginación o exclusión social, la pobreza se vincula al sistema económico, al ingreso, a causas estructurales, y aunque algunas características pueden atribuirse a la marginación, es evidente que, en esta última, mantiene alejadas y estigmatiza a las personas y a los grupos; mientras que la exclusión social, es una situación que priva de la participación, derechos, recursos y capacidades. Se puede ser pobre y no marginado, pero un marginado puede sufrir además las consecuencias de la desigualdad y manifestaciones de la exclusión social, que se utilizan para comprender el problema.
Más allá de la teorización que pueda darse, los esfuerzos de los Estados se han centrado en determinar las causas de la pobreza y la desigualdad social en que viven millones de personas en el mundo, especialmente, en América Latina. Sin embargo, este enfoque reduce la magnitud del problema, por consiguiente, minimiza el tipo de política pública que se requiere para eliminarla.
No se trata de aumentar los ingresos en cada persona, sino de garantizar que todos puedan acceder a los servicios básicos, educación, salud y vivienda de calidad, vivir sin temor de ser víctima de la situación de inseguridad, tener igualdad de oportunidades de adquirir riquezas o generarlas, contar con un trabajo decente y una vida digna.
Los programas en Panamá se han basado fundamentalmente en el análisis económico, la capacidad de ingresos de las personas, mejorar fuentes de empleo y otorgar subsidios para los que se encuentran en condiciones de pobreza extrema.
Aunque el Estado en los últimos años adopta un enfoque multidimensional de la pobreza, sigue sin analizar la marginación, de manera que la falta de datos fiables limita los análisis comparativos del presente trabajo, ya que se parte de nociones teóricas distintas que no permiten ver la magnitud del problema.
El análisis de la pobreza del Ministerio de Economía y Finanzas (2009), por ejemplo, continúa presentando las diferencias entre distritos pobres o en extrema pobreza, o mapas de pobreza, mediante una comparación territorial y de las oportunidades de ingreso de las personas, obtenidos por el trabajo por cuenta propia, empleos en empresas privadas o públicas, sin profundizar, ni determinar las condiciones de marginación de las personas.
Según el Ministerio de Economía y Finanzas de Panamá (2015) es notable la divergencia existente entre el ingreso mensual per cápita de los diez distritos más pobres en relación con los diez de menor grado de pobreza; la media de los primeros es de B/.76.61, aproximadamente seis veces menor que la de los segundos (B/.410.04). Esto es explicado por las diferencias entre las actividades económicas que desarrollan y caracterizan a estos dos grupos de distritos; en general, en aquellos con mayor proporción de pobreza general y extrema, predomina el trabajo de empresas familiares o en el hogar, en donde las personas dependen más de sí mismas para generar sus propios ingresos (trabajo por cuenta propia o para el autoconsumo), mientras que en aquellos con las tasas más bajas, los empleos se relacionan con la administración pública, empresa privada u otro tipo de empleador en donde las remuneraciones aportan más al presupuesto familiar, aunado a que dentro de estos distritos, algunos presentan una mayor concentración en la generación de puestos de trabajos.
Como consecuencia de estos enfoques, desde 1999 a la fecha se han implementado programas sociales con base en que entre mayor es el grado del indicador de pobreza, mayor es la diferencia del ingreso entre los pobres, asumiendo que la reducción de los niveles de pobreza tiene un grado de correlación con las políticas de aumento del gasto en subsidios, pero persiste el problema de la pobreza, se profundiza la desigualdad y se desconocen los niveles de marginación.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas (2011), en su propuesta de medición de línea de pobreza para Panamá, señala que el método del ingreso o método del costo de las necesidades básicas, forma habitual de medir la pobreza en América Latina y la mayor parte de los países en desarrollo, consiste en identificar como pobres a las personas en hogares cuyos recursos económicos sean inferiores al umbral mínimo de bienestar o línea de pobreza. Dicho umbral se construye como la suma de dos elementos, una canasta básica de alimentos y un monto para cubrir los gastos en bienes no alimentarios esenciales.
Lograr transformaciones sociales para reducir la marginación requiere de políticas públicas basadas en evidencia científica, integrales, sostenibles, con enfoque de derechos humanos, que garanticen una vida digna para todas las personas. Para ello es vital medir los niveles de marginación.
La exclusión, la vulnerabilidad, la desigualdad y la pobreza pueden presentar distintas dimensiones, pues todas requieren la intervención del Estado y la sociedad para producir los cambios estructurales y culturales que pueda sacar a las personas de esa condición.
En cuanto a la noción de desigualdad, pensar que solo factores económicos como el ingreso, el mercado y el empleo son determinantes para explicar el problema es un error. El análisis no debe desligarse del conjunto de las particularidades y significados que se construyen en cada sociedad, donde intervienen factores económicos, culturales, políticos, de ciudadanía social, globalización, mercados, poder del Estado, y democracia. La desigualdad, exclusión social y marginación es relacional y, al mismo tiempo, multidimensional (Herrera, 2013).
El tema de las desigualdades impregna prácticamente todas las relaciones sociales, ya que estas se basan en asimetrías de poder y este es el fundamento de la desigualdad […] cualquier análisis sobre desigualdades debe articular las dos preguntas básicas: ¿desigualdad de qué? y ¿desigualdad entre quiénes?, e interpretar sus resultados (Peréz Sáinz, 2010).
Aunque la sociedad esté regentada por distintos sistemas políticos, enfoques, contextos y décadas diferentes, persiste la desigualdad, y como resultado también se intensifican los estudios procurando estrategias para enfrentarla.
Grandes autores han analizado desde distintas perspectivas el concepto de desigualdad, desde pensadores de la Antigüedad como Aristóteles, filósofos de la ilustración como Hobbes, materialistas como Mark, liberales como John Rawls, economistas como Amartya Sen, y más recientemente, desde el enfoque radical, se encuentra Pérez Sáinz y Mora Salas (Herrera L. C., 2010).
Cada postura teórica tiende a exponer el problema desde su propio ángulo, por ejemplo, para explicar la desigualdad la derecha tiende a culpar al Estado y al populismo, además de responsabilizar a los pobres, mientras que la izquierda culpa al mercado y al neoliberalismo, responsabilizando a los ricos y sus aliados políticos. Unos se preocupan por las limitaciones de la productividad y, otros, por los problemas de distribución y redistribución, cada una de estas aproximaciones muestra alguna de las dimensiones de la desigualdad en la región, pero su limitación principal es que son unilaterales, tienden a concentrarse en un ángulo de fenómeno de la desigualdad, sin incluir al resto, y sin adoptar una perspectiva relacional (Reygadas, 2008).
II. Metodología
Esta investigación parte por la propuesta metodológica del Consejo Nacional de Población de México (2013), el cual, para medir los niveles de marginación, construye un índice en 1994. Es importante agregar que la forma como construye el índice permite ir pensando en hacer mediciones regionales para, en un futuro, ver el problema de forma global y hacer comparaciones entre los países.
En la figura 1 del anexo se presenta el esquema conceptual de marginación y la desagregación del concepto hacia los indicadores. Este está compuesto por tres dimensiones, ocho formas de exclusión y sus respectivos indicadores para obtener el dato, por último, todos estos datos componen el nivel de marginación.
Vale agregar que hay algunas diferencias metodológicas de la presentada por el Consejo Nacional de Población de México. La primera es que se incluyen las casas habitadas con servicio de tipo hueco o letrina; en el caso de las casas con piso de tierra, se le agregan las casas con piso de desechos, y en el caso de los ingresos, en vez de medir hasta dos salarios mínimos, se redujo hasta un salario mínimo y medio.
Las decisiones se deben, principalmente, a la forma como está capturado el dato en los Censos de Población y Vivienda, elaborados por el Instituto Nacional de Estadística y Censo de la Contraloría General de la República de Panamá, teniendo en cuenta la organización territorial del país que comprende la división en provincias, distritos, comarcas y corregimientos.
A. Dimensiones, variables e indicadores
1. Educación
a. Porcentaje de la población de 15 años o más, analfabeta, y porcentaje de población de 15 años o más sin primaria completa
La escasa o nula escolaridad repercute, a nivel individual, en la generación de oportunidades de movilidad social y a nivel comunitario, en tanto que, en una población trabajadora pobremente capacitada, influye en el ámbito laboral, en la innovación y en la productividad (Consejo Nacional de Población de México, 2004).
2. Vivienda
La carencia de estos indicadores reduce el bienestar de los ocupantes limitando sus actividades domésticas y familiares, con consecuencias para el ingreso del hogar.
a. Porcentaje de ocupantes en viviendas particulares habitadas sin agua entubada
La ausencia de agua potable perjudica la salud y potencia la presencia de enfermedades gastrointestinales, dérmicas y respiratorias; además, dificulta las labores (Consejo Nacional de Población de México, 2004).
b. Porcentaje de ocupantes en viviendas particulares habitadas sin drenaje ni servicio sanitario
La carencia de drenaje y servicio sanitario repercute sobre la higiene de las viviendas y la salud de sus ocupantes, propiciando la transmisión de enfermedades gastrointestinales, entre otras, que pueden convertirse en problemas de salud pública y que impactan de forma negativa el gasto familiar (Consejo Nacional de Población de México, 2004), aumentando las disparidades sociales y afectando la calidad de vida.
c. Porcentaje de ocupantes en viviendas particulares habitadas sin energía eléctrica
La falta de energía eléctrica en la vivienda limita el uso de bienes y servicios tecnológicos que permiten la preparación y conservación de alimentos, así como el acceso a sistemas de información, comunicación y entretenimiento que afecta la calidad de vida (Consejo Nacional de Población de México, 2004).
d. Porcentaje de ocupantes en viviendas particulares habitadas con piso de tierra
La presencia de piso de tierra se relaciona directamente con la salubridad de las viviendas y su vulnerabilidad ante enfermedades, principalmente, gastrointestinales; también influye en la confortabilidad, por ello, se considera una limitante para el desarrollo integral de las familias y las comunidades (Consejo Nacional de Población de México, 2004).
Según el estudio del Perfil de los Pobres en Panamá (2009), las personas del hogar pobre “típico” panameño viven en proporción importante en casas con piso de tierra y caña brava. Las viviendas de los pobres y los pobres extremos tienen un menor número de cuartos en promedio y un mayor número de personas presentan, en promedio, una mayor densidad poblacional y mayores índices de hacinamiento. Este fenómeno es mucho más notorio en las áreas indígenas.
3. Ingresos
Porcentaje de población ocupada con ingreso de hasta un salario mínimo y medio. El ingreso determina las capacidades para adquirir bienes y servicios (Consejo Nacional de Población de México, 2004).
B. Cálculo de las variables
Para el cálculo de las variables se tiene como punto de partida la forma de medición del Consejo Nacional de Población de México (2013). Cada fórmula se aplica en todos los distritos de la República de Panamá, con la aclaración de que en 1990 eran 68 distritos, en el año 2000 aumentó a 75 distritos y en el 2010 eran 76 distritos. En este quinquenio se ha incrementado la división política administrativa del país a 79 distritos, 10 provincias, 6 comarcas y 668 corregimientos.
1. Porcentaje de población de 15 años o más analfabeta (Ii1 )
Para obtener este indicador se divide el monto de población analfabeta de 15 años o más entre la diferencia de la población total de 15 años o más, y aquellos que no especificaron su condición de analfabetismo. (Conapo, 2013, p. 101).
Donde:
2. Porcentaje de la población con 15 años o más sin primaria completa (Ii2 )
Este indicador se sumó a la población sin instrucción, más la población que aprobó entre uno y cinco grados; tal estimación fue dividida entre la población de cinco años y más, restándole la población de 15 años o más que no especificó su nivel de instrucción (Conapo, 2013, p. 102).
Donde:
3. Porcentaje de ocupantes en viviendas particulares habitadas sin servicios sanitarios (Ii3 )
Este indicador se calcula a partir de los ocupantes de viviendas particulares que no disponen de drenaje ni servicios sanitarios, dividido entre ocupantes en viviendas particulares, menos los ocupantes en viviendas particulares en las cuales no se especificó, la disponibilidad de drenaje ni servicios sanitarios (Conapo, 2013, p. 102). En este indicador se debe agregar que, para el caso de Panamá, se están incluyendo como marginación el tener servicio de hueco o letrina:
Donde:
4. Porcentaje de ocupantes en viviendas particulares habitadas sin energía eléctrica (Ii4 )
Para calcular este indicador se identifica el número de personas que habita en las viviendas sin electricidad y se dividió entre la diferencia del total de ocupantes en viviendas particulares, menos los ocupantes en viviendas particulares en las cuales no se especificó, la disponibilidad de energía eléctrica (Conapo, 2013, p. 103). Para los datos en Panamá se incluyen dentro de la aquellos que reportaron usar como energía querosene, vela o diésel como fuente de energía:
Donde:
5. Porcentaje de ocupantes en viviendas particulares habitadas sin agua potable (Ii5 )
Para obtener este indicador, una vez identificado el número de personas que habita en viviendas que no disponen de agua potable, se dividió entre el total de ocupantes en viviendas particulares, menos el total de los ocupantes en viviendas en las que no se especificó la disponibilidad de agua entubada (Conapo, 2013, p. 103):
Donde:
6. Porcentaje de viviendas particulares habitadas con algún nivel de hacinamiento (Ii6 )
Para el cálculo de viviendas con algún nivel de hacinamiento se sumó: para las viviendas con un solo cuarto dormitorio, las viviendas con tres o más ocupantes; para las viviendas con dos cuartos-dormitorios, aquellos con cinco o más ocupantes; para las viviendas con tres dormitorios, las que contaban con siete o más ocupantes, por último, para las viviendas con cuatro cuartos-dormitorios, aquellas en las que habitan nueve personas o más. Este total de viviendas con un nivel de hacinamiento se divide entre las diferencias del total de viviendas particulares, menos las viviendas para los cuales no se especificó el número de dormitorios (Conapo, 2013, p. 103):
Donde:
7. Porcentajes de ocupantes de viviendas habitadas con piso de tierra (Ii7 )
Se identifica el número de ocupantes de viviendas particulares con piso de tierra y se divide entre el total de ocupantes de viviendas particulares, menos el número de ocupantes en cuyas viviendas no se especifica el material predominante en pisos (Conapo, 2013, p. 104). Para el caso de Panamá, se agregan aquellas viviendas habitadas con piso a partir de desechos:
Donde:
8. Porcentaje de población ocupada hasta o menos un salario mínimo y medio (Ii8 )
Este indicador es un cociente que considera en el numerador la suma de la población ocupada que no percibe ingreso, hasta aquellos que reciben hasta un salario mínimo y medio y en el denominador el total de la población ocupada. Debe aclararse que para Conapo (2013) este indicador lo contemplan hasta dos salarios mínimos. En ese sentido, se toma distancia en este indicador.
Donde:
C. Construcción del Índice Absoluto de Marginación
El Índice Absoluto de Marginación se obtiene directamente de los porcentajes de las carencias registradas para cada unidad geográfica, empleando la misma ponderación para cada indicador socioeconómico; como cada uno se pondera por un valor igual a 1/8, la comparabilidad entre los años se logra directamente; el Índice Absoluto de Marginación está dado por Conapo (2013, p. 105):
Donde:
D. Datos socioeconómicos
Los datos que se obtienen para los indicadores socioeconómicos de esta investigación provienen de los censos de población y vivienda de 1990, 2000 y 2010, y fueron levantados por el Instituto Nacional de Estadística y Censo de la República de Panamá.
E. Limitación principal
Toda investigación contiene limitaciones. En este caso, su principal fortaleza (usar datos censales y oficiales), al mismo tiempo genera una limitación. Específicamente con el indicador relacionado al ingreso. Este presenta un nivel de error debido a que, en el momento en que el Estado panameño genera los datos censales, esta información sobre el ingreso reportado no se verifica sea el real. No obstante, son los datos oficiales del Estado panameño.
III. Resultados
En el cuadro 1 del anexo, para el año 2000, los siete distritos con mayor marginación pertenecen a la Comarca Ngabe Buglé, incluyendo sus tres regiones: Nedrini. Ño Kribo y Kodri. El corregimiento de Besikó presenta el más alto: 87,55.
En cuanto a los distritos rurales de Cañazas, las Palmas y Sante Fe siguen liderando los distritos más pobres del país, con población no indígena. Por otro lado, los datos presentados en el cuadro 2 del anexo para el año 2010 indican que persisten las mismas zonas con los mayores niveles de marginación. Estos resultados coinciden con los análisis socioeconómicos del Ministerio de Economía y Finanzas y sus mapas de pobreza (2015).
El Índice Absoluto de Marginación revela que no se trata de un problema del número de población, porque en los distritos más poblados disminuye la marginación, teniendo presente que la concentración de esfuerzos del Estado se realiza teniendo en cuenta políticas sociales para “los más pobres”; no obstante, estos distritos indígenas mantienen los más altos índices marginación, con más analfabetas ocupando viviendas sin agua potable, sin servicio sanitario, con piso de tierra, sin energía eléctrica, en hacinamiento, sin culminar la educación primaria completa, de ingresos por debajo del salario mínimo, lo que lleva a recordar por qué se deben esclarecer los conceptos para enfrentar el problema.
En el cuadro 3 del anexo, los distritos que al 2010 logran reducir la marginación, en relación con el índice de marginación global en el 2000 son: Sambú, que logra una reducción del 23,04, seguido de Montijo con 16,06, Pinogana con 15,06 y Cémaco con 12,80.
A pesar de que las inversiones sociales para reducir la pobreza se centran en poblaciones indígenas, son otros distritos de áreas rurales de la provincia de Veraguas y de Darién las que logran reducir la marginación, según el análisis realizado a los datos oficiales.
Besikó, identificado en el 2000 como el distrito de mayor marginación, ocupa el lugar 31 con apenas 8,72 de reducción porcentual de marginación en una década y entre los distritos comarcales, solo Kankintú logra una reducción de marginación de 12,63.
En la figura 1 se muestra que en el Índice Absoluto de la Marginación la tendencia es a la baja; sin embargo, preocupa que a pesar del crecimiento del PIB que se muestra en la figura 2, el Estado no está logrando reducir la marginación con la misma proporción.
En el cuadro 1 se presenta la variación porcentual de cada uno de los ocho indicadores identificados, evidenciando dónde es mayor la reducción de ciertos indicadores (*). En algunos, el periodo de 1990 al 2000 fue mejor; mientras que otros lo fueron del 2000 al 2010.
*Indica que la disminución porcentual fue mejor.
Fuente: estimación realizada con base en el INEC Censos de Población y Vivienda 1990-2000-2010.
En el tema de educación, en el periodo de democracia se lograron avances significativos; mientras que el tema de salario es mejor en la última década, de lo que se deduce que obedece más al cumplimiento de conquistas laborales de actualizar cada dos años los salarios mínimos, que a una acción focalizada para poner más ingresos en manos de los trabajadores, aunque el aumento del costo de la vida sea el parámetro para negociar con los trabajadores y los empresarios la fijación de este.
En este sentido, en el cuadro 2, al contrastar la variación porcentual del Índice de Marginación Absoluta, con el crecimiento del PIB para la República de Panamá, y el incremento del monto total que manejó el Estado como presupuesto; los datos evidencian que con menores partidas de inversión social en el Presupuesto General del Estado, durante la década de 1990 al 2000, la reducción del nivel de marginación fue casi similar a la reducción obtenida de 2000 al 2010 e incluso en algunas de las dimensiones fue muy superior la reducción porcentual de 1990 al 2000.
Fuente: estimación realizada con base en datos del banco mundial para el PIB, sobre el presupuesto de la nación de 1990 al 2010 basado en Herrera, Torres-Lista, y Montenegro (2018) y el INEC Censos de Población y Vivienda 1990-2000-2010.
Según este análisis el Estado panameño está logrando reducir los niveles de marginación, aunque el esfuerzo es para disminuir la pobreza y la pobreza extrema; lo preocupante es que no hay correlación proporcional entre el gran crecimiento del PIB, el incremento en el presupuesto de la nación y la disminución de los niveles de marginación.
Actualmente, las autoridades locales tienen una invaluable oportunidad para focalizar políticas públicas para enfrentar la marginación en sus territorios, al tener a su disposición esta investigación y contar con los recursos del Proceso de Descentralización de la Administración Pública, contenida en la Ley 66 de 29 de octubre del 2015.
Los resultados encontrados sobre la evolución de los indicadores de la marginación en el país de 1990 al 2010 es un aldabonazo de que tenemos que dar un giro a los conceptos y enfoques antipobreza, que limitan al Estado para ejecutar nuevas estrategias y políticas públicas concertadas y participativas, para generar cambios que amplíen las posibilidades de estas personas de tener acceso a las oportunidades y una vida digna.
En la figura 3 se puede apreciar el comportamiento de cada indicador de marginación desde 1990 al 2010. El peso importante es el indicador de salario, que ocupa el primer lugar, seguido de ocupantes de viviendas habitadas sin servicio sanitario, que alcanza un 40,52 de las viviendas. En comparación con el año 1990, se logra una reducción porcentual de 18,30, que va de la mano del aumento de la inversión social del Estado para reducir la pobreza, sin embargo, en un país con uno de los crecimientos económicos más altos de la región, es inaceptable la persistencia del problema.
En el cuadro 3 se demuestra que los tres indicadores a priorizar, en su orden, son los relacionados con el ingreso de las personas ocupadas, el de nivel de hacinamiento y las personas que habitan en viviendas sin servicio sanitario. De estos tres indicadores no se justifica que, con tanta riqueza en Panamá, exista como uno de los principales problemas de la población la ausencia de servicios sanitarios en viviendas habitadas.
Como resultado de esta investigación se presenta el mapa 1 que permite visualizar los distritos con mayores niveles de marginación, que esperamos con-tribuya en el diseño y ejecución de políticas públicas en el país.
El mapa refleja lo que las variables ya muestran, por ejemplo, en distritos de la Comarca Ngabe Buglé y Guna Yala, la marginación es muy alta, en la Comarca Embera Wounnan es alta; mientras que en las provincias de Darién y Veraguas, donde se encuentran distritos con mayor marginación como Cañazas y Santa Fe, ocupan un nivel medio; por su parte, en la provincia de Bocas del Toro, sus distritos muestran un nivel de baja marginación; solo en distritos capitales de las provincias de Panamá, Colón, Los Santos y, algunos distritos en Chiriquí, los niveles son muy bajos.
Conclusiones
La marginación es un fenómeno multidimensional y estructuralmente originado, en última instancia, por el modelo de producción económica expresado en la desigual distribución del progreso, en la estructura productiva y en la exclusión de diversos grupos sociales, tanto del proceso como de los beneficios del desarrollo (Consejo Nacional de Población de México, 2011)
La marginación se refiere a quien no tiene acceso a sus derechos, tal como lo plantea Marshall (1998) es una carencia de oportunidades sociales, ausencia de capacidades para adquirirlas o generarlas, pero también las privaciones y la inaccesibilidad a los bienes y servicios fundamentales para el bienestar, situación que no depende de su decisión, sino del sistema social.
Pobreza no es sinónimo de marginación o exclusión social, la pobreza se vincula al sistema económico, al ingreso, a causas estructurales y aunque algunas características pueden atribuirse a la marginación, es evidente que, en esta última, se le mantiene al margen y estigmatiza; mientras que la exclusión social es una situación que priva a las personas o grupos de la participación, derechos, recursos y capacidades.
Los programas en Panamá se han basado fundamentalmente en el análisis económico, la capacidad de ingresos de las personas, mejores fuentes de empleo y otorgar subsidios.
Los siete distritos con mayor marginación pertenecen a la Comarca Ngabe Buglé, incluyendo sus tres regiones: Nedrini. Ño Kribo y Kodri. el corregimiento de Besikó de la región Nedrini presenta el más elevado: 78,84.
Los distritos que al 2010 logran reducir la marginación, en relación con el índice de marginación global en el 2000 son: Sambú, que logra una reducción del 23,04, seguido de Montijo con 16,06 y Pinogana con 15,06.
El Índice Absoluto de Marginación revela que no se trata de un problema del número de población, porque en los distritos más poblados disminuye la marginación, teniendo presente que la concentración de esfuerzos del Estado se realiza teniendo en cuenta políticas sociales para los más pobres; no obstante, estos distritos indígenas mantienen los más altos índices de marginación.
Esta investigación deja muchas tareas pendientes. Entre ellas, el análisis correspondiente a las transformaciones demográficas y el contexto social de los territorios que impactan en la situación de marginación de las personas y grupos, particularmente en áreas rurales e indígenas, donde están presentes además de los indicadores analizados, otros vinculados a las crisis sociales y económicas como la migración, que deben ser incorporados en futuros análisis como parte de los nuevos retos. En palabras del profesor Adames (2004 p. 13), “La migración y los procesos recientes de urbanización de la economía y de relaciones sociales traen nuevas modalidades de sobrevivencia”.