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Cuadernos de Administración

Print version ISSN 0120-3592

Cuad. Adm. vol.17 no.27 Bogotá June 2004

 

Editorial
A propósito del reconocimiento de Colciencias a grupos de investigación en administración

A finales de 2003, Colciencias otorgó reconocimiento oficial a 23 grupos de investigación en administración en el país, entre un total de 86 que se presentaron a su consideración. Los grupos reconocidos pertenecen a once universidades: siete privadas y cuatro públicas. Bogotá y Cali van adelante con tres universidades cada una: Javeriana, EAN y Uniandes en Bogotá; Valle, Icesi y Javeriana (sede Cali) en la capital vallecaucana. En Manizales están la Nacional (sede Manizales) y la Universidad de Manizales; en Bucaramanga, la Cooperativa; en Pereira, la Tecnológica de Pereira; en Popayán, el Centro Regional de Productividad del Cauca. Así mismo, llama la atención que más de la mitad de los grupos de investigación reconocidos se concentran en cuatro universidades: Valle y Uniandes, con cuatro grupos cada una; Icesi y Javeriana, de Bogotá, con tres. Es decir, existe una concentración institucional y geográfica en el campo de la naciente investigación en administración.

El reconocimiento de estos grupos es un avance en el objetivo de institucionalizar la investigación. A la vez que los grupos aprenden a funcionar con estándares de la comunidad científica, se les abren perspectivas de financiación y de interacción con pares académicos nacionales e internacionales. El proceso de competir por el reconocimiento oficial conlleva un ejercicio de sistematización, formalización y reflexión sobre las actividades de investigación y las publicaciones que los grupos —cuya trayectoria y experiencia varían notoriamente— venían adelantando.

Este ejercicio deja aprendizajes valiosos. Lo importante ahora es que sus miembros y las universidades a las que pertenecen aboquen de manera consciente un desafío: estos grupos de investigación tienen que consolidarse y ser sostenibles en el largo plazo. Su tarea es compleja: aumentar el volumen y la calidad de la investigación y las publicaciones académicas en administración, y contribuir, por esa vía, al mejoramiento de la docencia.

También constituye un reto entender que estos grupos no agotan la tarea que deben cumplir las facultades en el campo de la investigación: en varias de las universidades que ahora acreditan grupos de investigación reconocidos por Colciencias, ha habido experiencias de investigación canalizadas a través de otras formas organizativas que no pueden desconocerse. La formalización de los grupos debe ser el resultado natural de una cultura de la investigación dentro de las facultades de administración, que toma largo tiempo en asentarse y que se concreta en las publicaciones: investigación que no se publica no existe.

¿Qué significa que sólo once facultades de administración tengan grupos de investigación reconocidos? Ante todo, constituyen un número muy reducido frente a las ¡118 instituciones! que ofrecen programas en administración formalmente registrados ante el ICFES. Este número es tan revelador de la situación, como el hecho de que solamente trece de las facultades en este campo del conocimiento cuentan con el aval del Consejo Nacional de Acreditación. ¿Cuáles son los antecedentes cercanos de esta situación? Hay que recordar que en 1990, en la antesala de la globalización, el gobierno nacional organizó la Misión de Ciencia y Tecnología, cuya principal conclusión señalaba que en el campo de la investigación en administración se presentaba una “escasez extrema y un estado incipiente”. De igual forma, señalaba que dentro de las trece facultades de administración de mayor trayectoria y prestigio —de un universo que en ese entonces llegaba a 52 facultades— el número de profesores con grado de Ph. D. escasamente ascendía a 18, entre un total de 215 de tiempo completo (Rep. de Colombia-MEN-DNP-Fonade, 1990). El arrojo de la Misión gubernamental de las postrimerías de la administración del presidente Barco tarde o temprano produjo sus frutos: aquel estudio, que en su momento provocó irritación en varias instituciones, se difundió masivamente (Rodríguez, Dávila y Romero, 1992: 53-63, 65, 72); y con el correr del tiempo se asimiló y comprendió, convirtiéndose en referencia obligada en el campo de la educación en administración en Colombia; también fue comentado en numerosos eventos académicos en el exterior.

Diez años después, a comienzos de 2000, un estudio patrocinado por la revista Dinero, y realizado por la Corporación Calidad, con el propósito de hacer transparente para la sociedad la calidad de los programas académicos de administración, señaló que entre las cuatro universidades mejor calificadas dentro del conjunto estudiado, unas tenían una orientación académica, mientras otras, a semejanza de la gran mayoría de las encuestadas, eran decididamente “prácticas” (Dinero, 2000a: 22-24). Lo interesante es que todas ellas eran cercanas al sector empresarial. Esto evidenciaba que algunas universidades no tenían claro que deberían ser centros de generación y análisis crítico del conocimiento como base para ofrecer una educación de calidad. A su vez, el sector empresarial tampoco parecía comprender la importancia de la investigación académica en administración. Por otro lado, el forcejeo de algunas facultades de administración reunidas de afán por motivos gremialistas, que aunaron fuerzas para cuestionar la autonomía del estudio que desnudaba su realidad, fue sintomático de un espíritu de cuerpo sui generis de esa curiosa comunidad de intereses. ¿Quién estará dispuesto hoy a acometer un estudio como aquél?

Ese mismo año la Corporación Calidad publicó un libro basado en un estudio patrocinado por Colciencias, en el que se hacía un minucioso inventario de las publicaciones académicas en gestión empresarial hechas en Colombia entre 1965 y 1998 (Malaver) et al., 2000: xiii, 283-286). Este trabajo contiene una información muy valiosa y el análisis adelantado sobresale por su rigor. Sus conclusiones señalaban que aunque a partir de 1985 el número de publicaciones había aumentado, seguía siendo muy escaso; la investigación estaba concentrada en unas pocas facultades y, dentro de éstas, en un núcleo muy reducido de investigadores. Como lo tituló un medio de comunicación que comentó el libro, el caso de la educación en administración en Colombia era el de una “gerencia sin conocimiento”. Es decir, una docencia ignorante de la realidad que la rodeaba y con muy poco interés genuino en conocer seriamente, con rigor académico, los orígenes, las prácticas y resultados de la acción del empresariado (Dinero, 2000b: 96-100) de su propio “país colombiano”. A la vez que durante décadas había hecho ruido en las aulas de clase de tantas universidades, real-mente estaba muda —con muy pocas cosas sensatas que decir— sobre problemas fundamentales de la gestión, que siguen a la espera de ser estudiados.

En estas circunstancias, que se suman a la importancia creciente de la gestión en el desarrollo del país desde fines de la década de los ochenta, es bienvenida la noticia de que ya hay 23 grupos de investigación en administración debidamente reconocidos en nuestro país. Quizá una tarea fundamental para estos grupos sea escudriñar con rigor esos preocupantes diagnósticos: allí hay varias claves para entender los factores estructurales de los que depende su sostenibilidad.

***

Fiel a su impronta, la Revista Cuadernos de Administración presenta a consideración de sus lectores este nuevo número, centrado en la divulgación de los resultados de la investigación. El N.º 27 está compuesto por siete artículos; dos de ellos fueron elaborados por investigadores de universidades españolas y mexicanas; otro, por profesoras de la Universidad Nacional de Colombia, y los cuatro restantes, por investigadores de la Universidad Javeriana: tres por profesores del Departamento de Administración y uno por investigadores de los programas de Administración en Salud.

Juan Gabriel Cegarra Navarro y Beatriz Rodrigo-Moya, a través de un trabajo empírico en compañías españolas del sector óptico, indagan en su artículo por el desaprendizaje en las organizaciones. Partiendo de la premisa de que el mayor obstáculo para desarrollar nuevo conocimiento en las organizaciones son las dificultades para el desaprendizaje; en otros términos, la capacidad para desechar el conocimiento obsoleto y engañoso. Apoyados en la teoría de los recursos, encuentran evidencia de que, efectivamente, la habilidad de las empresas para suplir conocimiento obsoleto es un factor que contribuye al logro de ventajas competitivas; pero para que esto ocurra se requiere el fomento de la dirección y la reducción de las obstrucciones provenientes de factores como las regulaciones y las culturas poco participativas. Con está publicación la Revista espera contribuir a incentivar el estudio de la gestión del conocimiento en nuestro medio, pues éste no ha sido analizado sistemáticamente, en especial en las facultades de administración, al menos si se mira la escasa producción intelectual derivada de la investigación sobre el tema.

El artículo de Florentino Malaver Rodríguez y Marisela Vargas Pérez indaga por el comportamiento reciente de las empresas del sector industrial colombiano en el campo de la innovación; para ello comparan los resultados arrojados por la primera encuesta de desarrollo tecnológico en el establecimiento industrial colombiano (EDT1), realizada en 1996 y por la prueba piloto de la (EDT2), aplicada en cien empresas en 2003. La contrastación demuestra que en un país con bajo esfuerzo para el desarrollo de la ciencia y la tecnología —expresado en unos gastos como proporción del PIB inferiores al promedio latinoamericano—, la inversión en recursos para estas actividades se redujo aún más por las dificultades económicas que atravesó Colombia al finalizar la década de los noventa y que aún no ha superado. Sin embargo, el desempeño innovador de las empresas mejoró y, además, el predominio de las innovaciones en los procesos tendió a desplazarse hacia las de productos. Los autores intentan explicar estos hechos mediante la hipótesis según la cual, agotada la estrategia defensiva de racionalización de costos que predominó en los años noventa, se recurrió en mayor grado a la innovación por parte de las empresas para enfrentar los desafíos del entorno.

Partiendo del trabajo pionero de Williamson (1991), Torres, Gorbaneff y Contreras elaboran en su artículo una propuesta conceptual para estudiar las formas organizacionales que asumen las empresas para desarrollar la producción y el intercambio de bienes y servicios. Los autores proponen tres tipos ideales de formas de organización: las empresas, los mercados y las resultantes de los acuerdos de cooperación; a ello se agrega su profundización en la indagación sobre los componentes organizacionales en dichas formas de gobernación. Como lo señalan estos autores, en un momento en el cual crecen y se multiplican las formas organizacionales, su propuesta es útil para identificar, clasificar y caracterizar las formas de gobernación de las transacciones económicas y para establecer las relaciones existentes entre dichas formas organizacionales y su desempeño económico.

En su artículo, el profesor José Alberto Pérez Toro analiza la posición de Colombia frente a los acuerdos bilaterales y multilaterales (TLC, ALCA, CAN, Mercosur) que convergen en la conformación de un mercado hemisférico. En Colombia, pese a la importancia de procesos como el TLC, en ciernes, y la inminencia del inicio del ALCA, es notoria la escasez y la debilidad de los diagnósticos de partida, así como el escaso debate que precedió al inicio de las negociaciones del TLC por parte de Colombia. En el caso de las facultades de administración, la escasez de publicaciones sobre el tema indica, con mayor razón, que el análisis de estos procesos y sus implicaciones, desde la perspectiva empresarial, es una tarea pendiente. Por ello, Cuadernos de Administración pone a consideración de los lectores este oportuno artículo.

Por su parte, los profesores Domínguez, Hernández y Toledo presentan las conclusiones de un estudio en el cual indagan por los factores que tienen mayor incidencia en el logro de la competitividad en actividades en las cuales predominan las micro, pequeñas y medianas empresas. Para ello realizaron un significativo trabajo empírico en 176 pequeñas unidades productivas localizadas en tres estados mexicanos, en un valioso intento de conectar los análisis estratégicos y de la innovación aplicando técnicas estadísticas en industrias fragmentadas y heterogéneas, como las de artesanías. Ponemos a consideración de los lectores de Cuadernos de Administración los resultados de sus esfuerzos, que se sintetizan en las relaciones significativas que existen entre la innovación, un ambiente favorable y la competitividad, y el apoyo gubernamental y la innovación.

Los profesores Edgardo Cayón Fallon y Julio Sarmiento Sabogal presentan los resultados de su exploración sobre la eficiencia del valor en riesgo como herramienta para calcular el riesgo del mercado en Colombia. El artículo y sus resultados —polémicos, por demás— muestran que pese a la elevada utilización de esta técnica en nuestro medio, no es eficiente para medir el riesgo en el país. De allí se desprende la lógica necesidad de explorar técnicas más avanzadas y más apropiadas para ese propósito. El debate, pues, está abierto.

En el último artículo, Alexandra Montoya y Angy Castellanos presentan los resultados más sobresalientes del proceso de autoevaluación del Programa Curricular de Administración de Empresas de la Universidad Nacional. La Revista acogió este artículo porque aporta valiosa información, proveniente de fuentes primarias, que puede servir de referente para programas semejantes, en especial para aquellos que están adscritos a las universidades públicas colombianas.

Carlos Dávila L. de Guevara

Miembro de Comité Editorial Profesor titular de la Universidad de los Andes

Florentino Malaver Rodríguez

Editor

Referencias bibliográficas

Dinero. 2000b. “Las mejores escuelas de negocios”, N. 101, 11 de febrero , pp. 24-44.

 “Gerencia sin conocimiento”, N. 120, 27 de octubre. (2000b).

Malaver, F. (dir.) et al. (2000), Investigación en gestión empresarial: ¿Proceso naciente? Colombia,1965-1998, Bogotá, Corporación Calidad.

República de Colombia, Ministerio de Educación Nacional-Departamento Nacional de Planeación Fonade. 1990. La conformación de comunidades científicas en Colombia, Tomo II, Bogotá (Manuel Rodríguez, Carlos Dávila y Luis E. Romero, “Informe para la Misión de Ciencia y Tecnología sobre el estado actual y perspectivas de la educación y la investigación en el área de la administración en Colombia”).

Rodríguez, M., Dávila, C. y Romero, L. E. (1992), Gerencia privada, gerencia pública, educación en crisis, Bogotá, Universidad de los Andes.

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