SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número50Pedestrian as basis for sustainable urban mobility in Latin America: a vision to build cities of the futureLiberate ourselves from the standardization process to think the city of tomorrow índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Em processo de indexaçãoCitado por Google
  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO
  • Em processo de indexaçãoSimilares em Google

Compartilhar


Boletín de Ciencias de la Tierra

versão impressa ISSN 0120-3630

Bol. cienc. tierra  no.50 Medellín jul./dez. 2021  Epub 09-Fev-2022

https://doi.org/10.15446/rbct.n50.96764 

Artículos

El reto para la belleza y el habitar en la ciudad global del futuro

The challenge of beauty and dwell in the future of the global city

Juan Carlos Mansur Gardaa 
http://orcid.org/0000-0002-9334-0914

a Departamento Académico de Estudios Generales ITAM, Ciudad de México, México. jcmansur@itam.mx


Resumen

Este artículo reflexiona sobre el lugar que tendrá la belleza en las ciudades del futuro a partir de los desafíos que enfrentan las ciudades globales. Éstas han degradado la calidad de vida de sus habitantes como consecuencia de planear la vida y las ciudades con una visión racionalista, y que en el caso de la ciudad capitalista llegan al extremo de manipular la vivencia estética, haciéndola un medio de consumo. Dos grandes retos enfrentarán las ciudades del futuro: por un lado vencer la inercia que impone la actual edificación y diseñar las ciudades a partir de la propuesta fenomenológica del espacio, que pone en el centro del diseño a la persona, y en segundo lugar, que se supere la visión racionalista a cambio de una visión que logre integrar trabajo, belleza y vida.

Palabras clave: habitar; ciudades de futuro; belleza; consumismo; globalización; racionalismo; fenomenología

Abstract

This article reflects on the place that beauty will have in the cities of the future based on the challenges faced by global cities. These have degraded the quality of life of its inhabitants as a consequence of planning life and cities with a rationalist vision, and in the case of the capitalist city it goes so far as to manipulate the aesthetic experience, making it a means of consumption. Two great challenges will face the cities of the future: on the one hand, overcoming the inertia imposed by the current building and designing cities based on the phenomenological proposal of space, which puts the person at the center of design, and secondly, that the rationalist vision is overcome in exchange for a vision that manages to integrate work, beauty and life.

Keywords: dwell; inhabit; cities of the future; beauty; consumism; globalization; racionalism; phenomenology

1. Introducción

Las imágenes de las ciudades del futuro a que nos tienen habituadas las páginas de internet muestran una estética que poco parece tener que ver con la vida real de las ciudades y del habitar,1 se trata de modelos de ciudades de espectacularidad tecnológica, ciudades robotizadas con transportes aéreos automatizados, viviendas y oficinas ubicadas en edificios de altura inconmensurable, intercomunicadas por enormes estructuras tubulares cristalinas por las que circulan y transitan sus habitantes. Son imágenes de ciudades ideales cuyo diseño y belleza poco coincide con las recomendaciones actuales de arquitectos, urbanistas y estudiosos de la ciudad que saben que el habitar implica una serie compleja y rica de experiencias que obligaría a otro tipo de diseño “ideales” de las ciudades del futuro. Estas imágenes, sin embargo, invitan a reflexionar y proponer diálogos sobre cómo deberíamos imaginar y diseñar las nuevas ciudades y preguntarnos qué lugar tendrá la belleza en el futuro.

Al proyectar una ciudad se tiene siempre en la mira un ideal de belleza que buscamos alcanzar, esto no sólo es deseable, sino también es inevitable. Pensar cómo será la belleza de las ciudades del mañana despierta la imaginación y nos invita a soñar cómo podrán ser los espacios en el futuro. Un sueño legítimo porque la búsqueda de la belleza está compenetrada con nuestras vidas y su contemplación forma parte de nuestros más profundos deseos, y de nuestra salud psíquica y física: lo bello nos diviniza, nos eleva a regiones superiores, decía Platón en el Fedro hace 2,400 años. Esta frase sigue gozando de profunda actualidad. Junto con Platón muchos filósofos a lo largo de la historia han dejado manifiesto que la vivencia de la belleza aporta un sentido de vida y felicidad en sus contempladores, su disfrute nos humaniza, integra nuestra psique y ordena nuestras facultades.2 No está de más hacer énfasis en que el embellecimiento de los espacios está en íntima relación con hacerlos más habitables. Los espacios bellos elevan nuestra condición humana porque aportan una forma especial de libertad, de alegría y serenidad del espíritu, tienen una capacidad humanizadora. Ciertos rincones y espacios citadinos contribuyen a romper la rutina y propician un mayor encuentro entre los habitantes, quienes atraídos por su belleza, salen a recorrerlos a deambular y pasear. Actividades que contribuyen a enriquecer la vida de las comunidades quienes fortalecen su vida cívica y social.3 La fealdad y la ausencia de vivencia estética desvincula la vida de las comunidades porque su ausencia de atractivo hace que deje de haber interés por frecuentar los espacios, desaparecen los puntos de reunión y se desarticula y degrada la vida en sociedad. Los espacios bellos nos animan mientras que los espacios descuidados, sucios, desordenados entristecen, desaniman a sus habitantes, en ocasiones los violentan, turban el alma y apagan el sentido de vida.

La proyección y diseño de ciudades del futuro no deberían tomar su embellecimiento como si se tratara de un “añadido” o algo superfluo. La belleza en el diseño y proyección de las ciudades del futuro debe buscar resolver problemas de habitabilidad que tenemos hoy día ¿cuál es el lugar de la belleza en las ciudades del futuro? Esta pregunta rebasa por mucho los alcances del presente artículo y muchas reflexiones sobre la belleza en las ciudades presentes y futuras quedarán en el tintero. Este escrito se enfocará en la reflexión sobre el lugar de la belleza en las ciudades del tardocapitalismo,4 ¿Qué desafíos encuentran para su embellecimiento las ciudades del futuro bajo el influjo del racionalismo del mercado?

2. Los desafíos para la belleza dentro de las ciudades globales

Explicar qué es la belleza no es cosa fácil, decía Platón en el Hipias Mayor, habría que añadir que es aún más difícil producirla. Toda belleza encarna consciente o inconscientemente una cosmovisión, ella hace patente nuestros ideales, creencias, deseos, lo mismo que nuestra comprensión de la verdad del mundo y de la verdad de nosotros mismos. Los esfuerzos por embellecer los entornos son impulsados por intereses profundos por mostrar nuestros deseos de vivir y la forma como comprendemos la vida, toda búsqueda de la belleza, lleva implícita la búsqueda del ser, y para efectos de este artículo la belleza se concibe como develación del ser.

En el caso de las ciudades, diseñar espacios bellos son esfuerzos por expresar y motivar esta experiencia vital, ello supone la compleja tarea de hacer convivir armónicamente las edificaciones y el mobiliario urbano entre sí, y armonizarla con la vida diaria de los ciudadanos que la habitan. Las obras arquitectónicas muestran la complejidad de unir belleza y habitar. Por esto se van transformando los estilos arquitectónicos y artísticos, su belleza narra lo que es la vida y cómo la vivimos. Quizás en el caso de la Arquitectura y del diseño urbano el vínculo entre arte y vida sea más patente porque vivimos siempre en ella, no podemos evitar estar dentro de la arquitectura: existir y vivir es ya Arquitectura.

La belleza en el diseño arquitectónico es difícil no sólo por cuestiones de diferencias de gusto, sino porque las propuestas estéticas y de diseño de los arquitectos, no siempre ha logrado empatar con la forma de vida de sus habitantes. Es como si las ideas y cosmovisiones de las que se alimentan entraran en conflicto con las formas de vida de sus habitantes. El tiempo le da a veces la razón a los Arquitectos, en otras a los ciudadanos. Este último caso es el que representan muchas ciudades del día de hoy. El optimismo que acompañó la transformación y modernización de las grandes urbes del siglo XX se ha desvanecido: el tráfico la contaminación, el estrés que acompañan las ciudades rompen con el ideal de ciudad que prometían. La pérdida en la calidad de vida que trajo esta modernización constituye quizás el principal problema y su más grande reto de las ciudades del futuro.

Estos problemas que han sido ya señalados desde el siglo XIX y XX, vuelven a ser señalados por algunos teóricos mordazmente críticos del urbanismo contemporáneo como Ramón Fernández Durán quien considera que las regiones metropolitanas modernas han incrementado las problemáticas de sus ciudadanos y lo que debía ser el objetivo principal de la ciudad, es el ser más habitable, termina fracasando al morir la “vida urbana”. Este autor da cuenta de una larga lista de problemáticas que ha generado la región metropolitana moderna, con la que difícilmente estaría uno en desacuerdo, y muestra que lo atractivo que podría tener el “anonimato” de la gran ciudad, deviene paradójicamente en soledad, atomización de las relaciones personales, desarraigo, alienación en el trabajo. Durán considera que “…las grandes regiones metropolitanas modernas, profundizan la naturaleza esquizoide de la nueva personalidad urbana, incrementando la superficialidad de los contactos, el carácter transitorio de las relaciones sociales, el individualismo…”,5 hasta llegar a la anomia, sin dejar de lado que en muchos casos son detonante de la conflictividad social y la ingobernabilidad como son el incremento del vandalismo, la violencia, la criminalidad, locura y marginación.6

Muchas de las problemáticas urbanas han sido causadas en gran medida por el diseño urbano moderno, que intentó comprender y resolver los problemas de la ciudad y del habitar desde la abstracción matemática y geométrica. (Fig. 1) Al proponer diseños eficientes y funcionales para la ciudad ciertamente se resolvieron problemas que aquejaban a las ciudades como la demanda de vivienda, mayor privacidad de la vida familiar o la mejora en la higiene y por ende en la salud, pero que a la larga mermaron la calidad de vida de sus ciudadanos. Los problemas que generó el racionalismo aplicado al urbanismo moderno, despertaron una fuerte reacción en los teóricos de las ciencias humanas sobre todo en filósofos y sociólogos, quienes además de criticar el diseño de las nuevas ciudades, se avocaron a buscar comprender y dar a la luz la complejidad con la que vivimos e interpretamos los seres humanos la espacialidad. Al trastocar el espacio de vida por el espacio funcional, merma la calidad de vida, puesto que se despoja de las experiencias esenciales al habitar. La ciudad disminuye en su capacidad de ser el lugar de relatos y narrativas, y la frialdad de las nuevas edificaciones les haría perder su personalidad y su posibilidad de ser fuente de sentido de vida. La belleza de los nuevos diseños urbanos, adecuados para el nuevo mundo motorizado de los automóviles y las grandes avenidas, fracturaría poco a poco las experiencias de vida que encarnan el habitar: se degradó la experiencia del caminar y del paseo para transformarse en la neutra y monótona actividad de desplazamiento que sólo busca “ir de un lado a otro”, la calidez y riqueza que comprende la vida del hogar se perdió en el mundo regido por la distancia y la falta de tiempo, y la casa pasó de ser hogar a ser vivienda. El tiempo y espacio mecánico sustituía al tiempo y espacio de vida frente a la mirada perpleja y crítica de autores como Spengler,7 Walter Benjamin,8 Theodor Adorno,9 o más tarde Gaston Bachelard,10 y Martin Heidegger,11 quienes advertían la pérdida de la esencia del habitar en el mundo Moderno. La herramienta que tan exitosamente había funcionado en las ciencias exactas no podía aplicarse a los seres humanos ni a sus ciudades.

Fuente: Foto Juan Carlos Mansur, autor.

Figura 1 El racionalismo con el que se ha regido la ciudad desde mediados del siglo XIX, ha transformado la experiencia del espacio y tiempo y ha degradado la calidad de vida de sus vida habitantes, frente a la mirada crítica de algunos intelectuales. (Ciudad de México). 

2.1. La ciudad global tardocapitalista

El diseño de las ciudades del futuro apunta a que ellas estarán enmarcadas por la ciudad Moderna a que se ha hecho referencia anteriormente y esto muestra un aspecto ambivalente, heredero del racionalismo, el urbanismo global asume valores como la expresión en un lenguaje unívoco, la funcionalidad y el progreso. Lo cual no es necesariamente despreciable pero tampoco es el único valor de la estética urbana, pues si bien es cierto que la globalización ha traído una transformación positiva del espacio urbano en que hemos logrado cierta calidad de diseño y homologación en los lenguajes urbanos internacionales como la urbanización más ordenada, las señalizaciones o la reglamentación internacional de seguridad de las edificaciones, no hay que dejar de lado que la “modernización” de los espacios urbanos ha transformado y afectado la vida y costumbres de sus habitantes. Se ha suplantado la vida peatonal por el transporte motorizado, se ha degradado la vida de los barrios e ignorado los modos vida propios. Se impone una estética de uniformidad internacional, ignorando las estéticas propias del lugar. La urbanización global conlleva una estandarización del gusto, baste ver como ejemplo los espacios comerciales que son en todos lados similares y no hay distinciones entre el centro comercial de una ciudad y de otra o incluso de un continente a otro: todos son iguales.(Fig. 2) Este fenómeno es favorable por un lado, pues un mundo que habla el mismo lenguaje permite manejarnos con relativa facilidad a lo largo y ancho del planeta, pero por otro lado hace que las ciudades y poblados pierdan su propio carácter, y con ello se desvirtúe la esencia del habitar.

Fuente: Fotografías: Juan Carlos Mansur, autor.

Figura 2 Espacios peatonales en distintas regiones del mundo muestran una tendencia global a la estandarización del gusto: la primera imagen corresponde a Buenos Aires, la segunda a Pekín y la tercera a la Ciudad de México. 

El racionalismo y mecanicismo moderno encontró una de sus vertientes en el capitalismo, tesis que defienden autores como Arnold Hauser12 o Erich Fromm13, al señalar que el capitalismo es resultado de un proceso de racionalización de los procesos de producción y los actores que intervienen en él, en un proceso de abstractificación propio de las ciencias exactas, pero que pronto entra en conflicto con el desarrollo de la vida de los seres humanos. El proceso de racionalización de la producción y de la economía de mercado del capitalismo ha visto extendida su influencia gracias a la globalización. El tardocapitalismo en que vivimos hoy día ha impactado el diseño urbano y la estética urbana y ha reorganizado territorialmente las ciudades del planeta coordinando áreas de producción e intercambio anteriormente separadas,14 y ha traido un impacto sobre la estética urbana.

El giro que ha tomado la experiencia de vida y de belleza en la ciudad global no es la ausencia de belleza de los espacios, pues son bellos y atractivos en su primera apariencia. Las edificaciones muestran diseños que cuidan la imagen de la empresa o la imagen de ciudad que quieren proyectar. Sin embargo, estos diseños urbanos no tienen mucho que festejar cuando se aproxima uno a la calidad de vida de sus habitantes; puesto que muchos de los diseños urbanos de las grandes ciudades han mostrado una falta de equilibrio con la naturaleza, han nulificado las experiencias vitales que encarna el habitar como el comer, el dormir, el pasear. Muchas de las grandes urbes sucumben al intento de proporcionar espacios habitables a sus ciudadanos, quienes terminan desplazándose u ocupando espacios como si fueran objetos expuestos al aturdimiento sonoro y lumínico.15.Esto genera un fenómeno particular: en la ciudad empresa los entornos urbanos representan un alto deterioro en la belleza, no por falta de estética, sino por la desvinculación de la belleza con la vida. Este divorcio agrede día a día a sus habitantes y llega a ocasionar una fuerte desorganización de la personalidad y pérdida de sentido de vida en las grandes metrópolis, además de las condiciones laborales y de vida que ocasionan que los ciudadanos terminen por vivir bajo la anestesia e “indiferencia” frente a la degradación de sus espacios vitales.16 Esto en el mejor de los casos, pues hay una sensible degradación de los espacios habitables como resultado de poner como centro de la ciudad al mercado y no a sus habitantes. Al hacer del racionalismo económico y consumismo el centro de las urbes y desterrar de ella el habitar, se desvirtúa la esencia de la ciudad.

La penetración del consumismo en las ciudades afecta la belleza y estética de los espacios de una forma sutil y pone en riesgo el lugar de la belleza en las ciudades del futuro: se ha hecho del ocio y contemplación desinteresada de la belleza, espacios de negocio y manipulación con propósitos económicos. Las caras de una manipulación a través de esta “falsa belleza” de los espacios lejos de liberar y dignificar al ser humano, lo nulifica. Este mal uso de la belleza se ha hecho manifiesto en centros comerciales y espacios de consumo o en el turismo de masas. El incremento de espacios públicos que lejos de darle un lugar a la belleza y la correspondiente dignidad a la persona, tienen como propósito hacer de ella un instrumento para beneficios económicos que incitan al consumo. Críticos de este urbanismo denuncian la proliferación de negocios de lugares de recreo, de los museos mediáticos y parques temáticos que transforman en medio de consumo hasta las actividades de mayor dignidad y libertad del ser humano, como podrían ser el entretenimiento y el ocio, como advierte John Hannigan en su obra Fantasy City, al hablar de la perversidad de ver la ciudad como una “unidad de consumo”. De igual manera se habla de los “entertaining consumption” que cubren los paisajes urbanos a lo largo y ancho del mundo y consisten en colocar infraestructuras de casinos, multicinemas, restaurantes, teatros, paseos interactivos y “virtual reality arcades”.17 Nos encontramos así frente al fenómeno de la sobreestetización de los espacios, donde la manipulación de la belleza va asociada al consumismo que es propio del sistema económico que rige las economías del mercado global y rige sobre la fisonomía y estética de las ciudades.

La ciudad del consumo pone en riesgo tanto la belleza como el habitar por degradar al ser humano y degradar los objetos bellos, al volverlos objetos de engaño y manipulación, se trata de la belleza de la apariencia, en palabras de Francoise Cheng, “basada únicamente en la combinación de rasgos externos, o enteramente compuesta de artificios, una belleza que se puede instrumentalizar con el fin de engañar, de engatusar o de dominar”,18. Este hecho no sólo trae una degradación de la cultura, sino desvanece la naturaleza misma de la belleza y su esencial papel para el habitar. En un mundo global regido por el mercado, la belleza pierde los atributos de la contemplación libre y desinteresada a la que aludía Kant,19 y se le busca transformar en un medio que mueva al interés, que suscite un placer de agrado y emoción con el propósito de invitarnos al consumo. Hacer de la ciudad un espacio orientado al consumismo desvirtúa la vocación de los espacios urbanos y los transforma en espacios destinados a finalidades diferentes de aquellas para las que fueron hechas, que en esencia serían el habitar.

La pregunta es si queda un lugar para la belleza en una sociedad de consumo o terminará ella siendo secuestrada por el propio mercado y terminará por desaparecer de las ciudades, lo cual sucede ya de facto. El impacto ambiental y degradación ecológica producida por el consumismo global que destruye la belleza de la naturaleza, también la organización y diseño de la ciudad global contemporánea ha afectado la belleza y la calidad de vida de la ciudad al hacer de los espacios urbanos una unidad de consumo social. Surge una creciente pérdida de calidad estética de los espacios urbanos causada en gran medida por la creciente penetración de las corporaciones de crédito, los promotores inmobiliarios, las multinacionales del ocio, las empresas minoristas o las administraciones públicas, que, regidos por la ley del mercado, restan dignidad y calidad a los espacios habitables. Basta mencionar la especulación inmobiliaria y la mercantilización de la vivienda que degradan la calidad de los espacios y de la vivienda misma y contribuyen con eso a la desaparición del hogar.20 Las escuelas de fenomenología sugieren cómo pueden ganar calidad de vida los espacios, estas escuelas revitalizan el papel de la hermenéutica de los espacios que otorgan una mejor comprensión del habitar y han contribuido en muchas ciudades a la calidad del diseño urbano y arquitectónico: las observaciones críticas de los anteriormente mencionados Spengler, Benjamin, Bachelard, Heidegger aunadas a las de Jacobs y las propuestas de Gehl no han sido tomadas muy en cuenta por los desarrollos urbanos actuales. El propio Gehl advierte cómo China y otras regiones de Asia, incluso en Europa como Oerestad en las afueras de Copenhague, Dubai y las nuevas ciudades han seguido el despliegue de crecimiento que mostró Brasilia: espacios urbanos que desde las alturas son grandilocuentes construcciones, pero que, a la altura del ojo, “no hay nada que celebrar”.21 (Fig. 3)

Las ciudades del futuro podrían dar un mejor lugar a la belleza, si retomaran la escala humana como principio de sus diseños, aunque “Lamentablemente hay que concluir que la dimensión humana está ausente en la gran mayoría de las nuevas ciudades”.22 De seguir esta tendencia de un mundo regido por el mercado, el futuro de la belleza de las ciudades enfrentará el desafío de resistir a ser degradada por la economía y pronto la belleza encontrará grandes dificultades para fundar un sitio en las ciudades del futuro, vivirá en una tensión permanente entre preservar su esencia o ser trastocada y manipulada para convertirse en un instrumento de consumo, medio de manipulación para cautivar a los posibles compradores, éste es el reto frente al que tendremos que enfrentarnos para darle un lugar a la belleza en las ciudades del futuro.

Fuente: Fotografía. Juan Carlos Mansur. Autor.

Figura 3 Nota a pie: Ciudad de México. Contrario a las enseñanzas de Jan Gehl, la especulación inmobiliaria rompe la escala y densidad en las ciudades lo que afecta la estética del paisaje y el contexto, y disminuye la calidad de vida del barrio y de los ciudadanos. 

Lo anterior no busca denostar la participación privada en el diseño de las ciudades ni promover el cierre a la globalización y depositar la responsabilidad del diseño de las ciudades en el Estado o los gobiernos. En muchas ocasiones son ellos, los gobiernos, los responsables de la pauperización estética y del descuido de los espacios urbanos. Esta falta de un buen diseño urbano y la calidad estética de sus espacios se ve con frecuencia en gobiernos que se han cerrado a toda influencia, sea de inversión privada o de países del exterior y han absorbido toda la responsabilidad del diseño de las ciudades, por lo que acaban por ser inoperantes y pobres en sus resultados urbanos y estéticos. Podrán encontrarse ejemplos, todos ellos seguramente válidos, en que se ve cómo la inversión privada lo mismo que el papel rector del Estado han contribuido al embellecimiento de las ciudades, razón de más para remarcar la tesis de fondo que busca sustentar este escrito: que la belleza tiene un papel humanizador y que las comunidades fortalecidas en su interés por darles dignidad a sus habitantes y ponerlos como centro del interés del diseño urbano, pueden contribuir al embellecimiento de sus espacios si se guían por el buen gusto, los recursos disponibles y el conocimiento de cómo diseñar los espacios urbanos, punto que se tratará a continuación.

El problema de la calidad de vida y el embellecimiento de los espacios bajo este modelo económico se extiende más allá de los propios límites de las ciudades del Norte o de las sociedades capitalistas y afecta también en la vida y configuración de las ciudades de los países emergentes que en gran medida viven al margen de la economía de los países desarrollados y encaran otros problemas urbanos y estéticos. Son las llamadas por Fernández Durán, Megaciudades del sur que junto con las Ciudades globales del Norte, constituyen dos caras del modelo productivo actual con carácter mundial. La problemática del diseño urbano de calidad y la estética en las ciudades del sur o ciudades en vías de desarrollo es especialmente complejo y representa un gran desafío para sus gobiernos que no han logrado proporcionar vivienda digna ni una calidad de diseño urbano y embellecimiento del espacio para sus habitantes. Por cuestiones de extensión, el presente artículo no aborda la problemática de la belleza y calidad estética de las Ciudades del Sur, sin embargo se puede apuntar que la causa de la casi total ausencia de embellecimiento de estas urbes obedece a situaciones multifactoriales: deficientes políticas públicas aunado a la falta de planeación y diseño urbano, migración masiva y ocupación de predios irregulares, inseguridad en las vías públicas, corrupción, son sólo algunas causas que se traducen en un desorden urbano, falta de mobiliario de calidad, vandalización de los mismos y un descuido general de sus espacios. La pérdida de belleza producida por el desorden en estas ciudades afecta la calidad de vida de sus habitantes. Las regiones de las megaciudades del sur no son las únicas que se enfrentan a la problemática de hacer un sitio y darle un lugar a la belleza en el futuro. Esta es una línea de investigación de la problemática de la belleza en las ciudades del futuro lo que algunas adolecen por defecto, otras lo padecen por exceso por la sobreesetización y mercantilización de la belleza ¿Cómo imaginar la belleza en estos espacios de tanta conflictividad? ¿Cómo lograr llevar a cabo una mejora de esos espacios? Esas son algunas de las tareas que demandarían pensar qué lugar tendrá la belleza en las ciudades del sur en un futuro.

3. Reflexión final

Las ciudades se enfrentan a un reto aún mayor que el de hacer bellos espacios. La pandemia ha dejado en claro la antítesis que no ha logrado resolver la problemática de las grandes ciudades, como lo es la incapacidad de resolver la vida laboral versus vida de hogar, servicios de la gran urbe versus calidad de vida en el campo o pequeños poblados, aspectos que quizás se reducen a la problemática que ha intentado señalar este escrito: funcionalidad versus vida.

El papel que ha jugado la tecnología durante estos meses podría ser una vía para intentar resolver las contradicciones que encarna la ciudad hoy día, sin embargo, ella no contribuirá a dar belleza y calidad de vida a las ciudades si no se logra antes resolver el reto de la civilización del futuro de armonizar “trabajo”, vida” y “arte” como proponía Mumford,23 sólo entonces podrá devolverse a la belleza el lugar que le corresponde como morada de los seres humanos. La belleza de la ciudad del futuro se manifestará como verdad cuando se logren transformar de raíz las condiciones de vida de sus habitantes. Si no hay una transformación de la vida y los valores con los que habitamos los atractivos diseños no serán más que un paliativo que no alcanzará a comunicar y dar una experiencia veraz de la belleza, por eso para saber cómo será la belleza de las ciudades del futuro hay que responder primero a cómo queremos habitar.

Los urbanistas han hecho ya recomendaciones para embellecer las ciudades a través de la propuesta de diseños que toman en cuenta el aporte a la calidad de vida y el cuidado del medio ambiente. Existen ciudades y países que orientan sus esfuerzos en esta dirección y han diseñado espacios que enriquecen la experiencia de vida y la belleza atendiendo observaciones como el cuidado de la escala humana, una adecuada densificación, disminución y control de los niveles de contaminación, mayor peatonalización, accesibilidad universal, ciclopistas, cuidado de jardines, parques, lagos y ríos. Estas consideraciones contribuyen a mejorar la calidad de vida en las ciudades lo que en última instancia es la finalidad y esencia de toda ciudad. Se trata de diseños de ciudades que comprenden el valor simbólico de la belleza y que realizan diseños urbanos que a la vez presentan la novedad que siempre acompaña la belleza, preservando también la memoria y la vivencia de la tradición de la arquitectura del lugar. Este parecería el camino adecuado, siempre y cuando se logre armonizar la vida y dar cabida al habitar, lo que no siempre resulta fácil. La época actual ha puesto en crisis a la misma belleza, porque se ha puesto en crisis nuestra capacidad de habitar. Son conocidas las opiniones de autores como Scrouton y Pérez-Gómez, quienes consideran que la falta de belleza y la pérdida de calidad en el diseño de las ciudades se debe a la pérdida de la capacidad de habitar de los seres humanos y al menosprecio a la belleza que éste conlleva al vivir bajo el secuestro de la competencia en el mercado que trastoca la creación artística amorosa y cuidadosa, a cambio de un diseño urbano de moda, sensacionalista y de mala calidad urbana. Algo similar comparte el citado Cheng quien piensa que la problemática de la belleza hoy día consiste en que ha sido “degradada al valor de intercambio o a poder de conquista”, sin alcanzar el estado de comunión y de amor que es la razón de existir de la belleza. La crisis de la belleza sería pues, la crisis de la humanidad, de la “fealdad del alma” que la mina le arrebata toda posibilidad de entrar en el sentido de la vida abierta, ¿será esta capacidad de amar, a la que aludía Fromm, la que hará resurgir la belleza en las ciudades del futuro? De ser así, habrá que añadir a las categorías de armonía, proporción, integridades propias de la belleza, las de amor, empatía y cuidado, valores que ponen de manifiesto la experiencia de la vida como uno de los valores esenciales de la vivencia de la belleza y que no puede ocultarse en el diseño de las ciudades del futuro. Quizás por esto sea conveniente pensar que proyectar la belleza en las ciudades del futuro requiera comenzar por recuperar el sentido esencial del habitar.

Bibliografía

[1] Adorno, T., La sociedad: lecciones de sociología, Editorial Proteo, Buenos Aires, Argentina, 1971. [ Links ]

[2] Bachelard, G., La poética del espacio, Fondo de Cultura Económica, México, D.F., México, 1965. [ Links ]

[3] Benjamin, W., Obras I. Volumen 2. Abada editores, S.L., Madrid, España, 2007. [ Links ]

[4] Castells, M., La cuestión urbana, Siglo XXI Ed., Madrid, España, 1974. [ Links ]

[5] Cheng, F., Cinco meditaciones sobre la belleza, Editorial Siruela, Madrid, España, 2016. [ Links ]

[6] Danto, A., El abuso de la belleza. Estética y el concepto del arte, Paidós Ibérica, Barcelona, España, 2005. [ Links ]

[7] Fernández, R., La explosión del desorden, Ed. Fundamentos, Madrid, España, 1993. [ Links ]

[8] Friedman, J., The world city hypothesis, Development and Change, 17(1), pp. 69-83, 1986. [ Links ]

[9] García-Vázquez, C., Teorías e historia de la ciudad contemporánea, Gustavo Gili, Ed., Barcelona, España, 2017. [ Links ]

[10] Gehl, J., Ciudades para la gente, El Equilibrista Ed., Barcelona, España, 2016. [ Links ]

[11] Hannigan, J., Fantasy city: pleasure and profit in the postmodern metropolis, Routledge, Ed., London,‎ UK, 1998. [ Links ]

[12] Heidegger, M., Conferencias y artículos, Ediciones del Serbal, España, 1944. [ Links ]

[13] Mumford, L., Técnica y civilización, vol. I, Emecé Eds, Argentina,1945. [ Links ]

[14] Pallasmaa, J., Habitar. Ed. Gustavo Gili, Barcelona, España, 2016. [ Links ]

[15] Pérez-Gómez, A., Lo bello y lo justo en la Arquitectura, Colección Biblioteca, Universidad Veracruzana, Xalapa, México, 2014. [ Links ]

[16] Scrouton, R., Why beauty matters? [online]. Available at: https://vimeo.com/101804860Links ]

[17] Sánchez de Muniain, J.M. La vida estética, contribución al conocimiento del hombre, BAC Ed., Madrid, España, 1981. [ Links ]

[18] Spengler, O., La decadencia de occidente, (Tomo 2), Espasa Calpe Eds. Madrid, España, 1966. [ Links ]

1Sigo la noción de habitar de la escuela Fenomenológica, sobre todo la idea de Heidegger y López Quintás. Ambos autores consideran que para comprender la riqueza y complejidad de la experiencia del habitar es necesario romper la distinción sujeto-objeto, pues ni el ser humano es un ser pasivo frente a las cosas y el espacio, ni las interpreta de forma totalmente subjetiva. Los seres humanos estamos implicados indisolublemente con el mundo y vivimos y nos relacionamos con las cosas y el espacio de forma activa y cargada de las intenciones existenciales propias de cada sujeto y su comunidad.

2Sánchez de Muniain, José María: La vida estética, contribución al conocimiento del hombre, Madrid, BAC, 1981, p. 152-153.

4Término empleado por Ramón Fernández Durán en La explosión del desorden, Madrid, editorial fundamentos, 1993

5Fernández Durán, Ramón La explosión del desorden, Madrid, editorial fundamentos, 1993, p. 138.

6Una amplia crítica sobre los males que generan las regiones modernas puede encontrarse en Fernández Durán, La explosión del desorden, Madrid, editorial fundamentos, 1993, cap IV.

7Cfr. Spengler, Oswald: La decadencia de occidente, (Tomo 2), Madrid, Espasa Calpe, 1966.

8Cfr. Benjamin, Walter: Obras I. Volumen 2. Madrid: Abada editores, S.L., 2007.

9Cr. Adorno Theodor: La sociedad: lecciones de sociología, Buenos Aires Editorial Proteo, 1971.

10Cfr. Bachelard, Gastón: La poética del espacio, México, Fondo de Cultura Económica, D.F. 1965.

11Conferencia, “Construir, Habitar, Pensar”, en Heidegger Martín. Conferencias y artículos. España. Ediciones del Serbal, 1944.

12Cfr. Hauser Arnold, El manierismo, crisis del renacimiento, Madrid, Ediciones Guadarrama, 1965.

13Cfr. Fromm, Erich, Psicoanálisis de la sociedad contemporánea, México, FCE, 1964.

14Postura que sostienen Manuel Castells en La cuestión urbana, John Friedmann en The World City Hypotesis y David Harvey en The Urban experience como lo deja asentado Carlos García en su obra Teorías e historia de la ciudad contemporánea, Barcelona, Gustavo Gili, 2017, p. 149.

15Cfr. Fernández Durán, La explosión del desorden, Madrid, editorial fundamentos, 1993, 136-139.

16A decir de Carlos García Vázquez quien comenta a David Harvey en The urban experience. Cfr. Carlos García Vázquez, Teorías e historia de la ciudad contemporánea, Barcelona, Gustavo Gili, 2017, p. 148

17Hannigan, John: Fantasy city: Pleasure and Profit in the Postmodern Metropolis, London, Routledge, 1998, p. 1.

18Cheng François, Cinco meditaciones sobre la belleza, Madrid, Editorial Siruela, 2016, p. 42.

19Cfr. Kant, Crítica de Juicio, § 3.

20A decir de Carlos García Vázquez quien comenta a David Harvey en The urban experience. Cfr. Carlos García Vázquez, Teorías e historia de la ciudad contemporánea, Barcelona, Gustavo Gili, 2017, p. 148.

21Gehl, Ciudades para la gente, Barcelona, El Equilibrista, 2016, p. 197.

22Idem, p. 196.

23Cfr. Mumford, Lewis, Técnica y Civilización, Argentina, Emecé Editores, 1945, vol I. Caps. IV y V.

J.C. Mansur Garda, es Lic. en Filosofía en la Universidad Iberoamericana, ciudad de México, México. MSc. en Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México y el Dr. en Filosofía en la Universidad de Navarra, España. En todas ellas se ha graduado con la especialidad en Filosofía del Arte y Filosofía de lo Bello y lo Sublime. Cuenta con estudios de Arquitectura por parte de la Universidad Iberoamericana. Es integrante del Sistema Nacional de Investigadores y es profesor investigador de tiempo completo del Departamento Académico de Estudios Generales del ITAM. Sus investigaciones sobre la belleza y sobre el habitar están dirigidas a comprender y dar a conocer el aporte que tiene la belleza en el desarrollo de la persona y las comunidades y a señalar la pérdida en la calidad de vida y del habitar que sufren algunas ciudades el día de hoy. ORCID 0000-0002-9334-0914

How to cite: Mansur Garda, J. C. El reto para la belleza y el habitar en la ciudad global del futuro. Boletín de Ciencias de la Tierra. 50, pp. 39-45, Febrero 2021 - Agosto 2021

Recibido: 14 de Junio de 2021; Revisado: 22 de Julio de 2021; Aprobado: 30 de Julio de 2021

Creative Commons License The author; licensee Universidad Nacional de Colombia