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Revista Facultad Nacional de Salud Pública

Print version ISSN 0120-386XOn-line version ISSN 2256-3334

Rev. Fac. Nac. Salud Pública vol.25 no.2 Medellín July/Dec. 2007

 

Reporte de hechos violentos en los municipios del Valle de Aburrá

Crime report in the cities of Aburra Valley metropolitan area

Luis Fernando Duque. Médico, MPH
Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, Medellín Colombia.
Cibercorreo: lfduque@guajiros.udea.edu.co

Nilton Edu Montoya Estadístico, Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, Medellín Colombia.
Cibercorreo: nilton_montoya@hotmail.com

Jorge Arbey Toro Sociólogo, magíster en educación y desarrollo humano Facultad Nacional de Salud Pública de la Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia.
Cibercorreo: jtoro@guajiros.udea.edu.co

Recibido: 5 Octubre 2006 Aprobado: 7 Noviembre 2006


Duque LF, Montoya NE, Toro JA. Reporte de hechos violentos en los municipios del valle de Aburrá. Rev. Fac. Nac. Salud Pública. 2007; 25 (2): 48-58

Resumen

Este artículo analiza el reporte de hechos violentos en los municipios del Valle de Aburrá con base en la encuesta sobre magnitud, distribución y factores asociados a la violencia realizada entre 2003 y 2004 en el área urbana de los diez municipios del Valle de Aburrá. Prácticamente no se denuncian las formas de agresión menos severas y más del 75% de las víctimas de agresión severa no denuncian el hecho ante las autoridades. Se concluye que con estos niveles de subregistro no es posible apoyar políticas públicas que impacten estos hechos.
---------- Palabras clave: victimización, violencia, denuncia, Medellín, Colombia


Summary

This article analyzes crime report in Valle de Aburrá cities, based on a household survey of a representative sample of subjects between 12 and 60 years old, interviewed in 2003-2004. Actually, there is almost no report of non severe aggressions and over 75% of victims of severe aggression do not report to authorities. Sexual aggression is almost no reported by men. According to these high rates of no reporting, it is not advisable to support public policies on such statistical reports.

---------- Key words: victimization, violence, report, Medellin, Colombia


Introducción

Recientemente se señaló que en Colombia hay una serie de problemas que afectan la información proporcionada por los organismos gubernamentales sobre hechos criminales y de agresión no criminal, por ejemplo, que carecen en su conjunto de estándares técnicos, oportunidad de acceso, condiciones de integridad, posibilidad de contrastarlos entre si y de condiciones de agregación geográfica y temporal,1 lo que dificulta los estudios de violencia social por falta de reportes oficiales confiables que reflejen integralmente la magnitud de los hechos delictivos en el país. En la base de esta situación hay un ciudadano que teniendo el deber de apoyar el Estado de derecho, denunciando ante las autoridades los delitos de los que tenga conocimiento, no lo hace. El gobierno ha destacado que la mayor parte de las instituciones encargadas de la información de la ocurrencia de un delito o contravención en cabeza de una persona mayor de 18 años2 han emprendido la labor de mejorar su gestión. Dicha gestión ha planteado un proceso de cambio administrativo y cultural marcado por un gran abanico de posibilidades para la denuncia de hechos violentos.

La decisión de denunciar ciertos delitos depende en gran medida del grado de confianza que el ciudadano tenga en sus instituciones de gobierno y justicia. El nivel de desconfianza en la policía y en las instituciones del sistema judicial contribuye a la percepción de inseguridad ciudadana y a que se denuncien solo los delitos más graves. Los ciudadanos no denuncian porque habitualmente se enfrentan al temor de sufrir represalias por parte del victimario, porque han sido amenazados,3, 4 por no poseer pruebas suficientes, por falta de tiempo (debido a los múltiples trámites que implica la denuncia) o por considerar que no tiene caso.5 En otras ocasiones no denuncian por calificarlo como un problema menor o un asunto familiar o personal que se resuelve entre ellos.6

Algunos autores sostienen que el hecho de denunciar algunas agresiones no redunda en una solución real del problema sino que lo puede empeorar ya que se debe acusar a los padres o familiares, sobre todo en los casos de maltrato infantil y violencia doméstica.7-8 En el ámbito local, la mayoría de los estudios sobre denuncia se basan en series de casos denunciados, pero no en estudios sobre muestras representativas de la población.9-10


La denuncia en los países desarrollados

La encuesta de victimización administrada periódicamente en los Estados Unidos ha indicado que la denuncia aumentó de 43% para todos los crímenes violentos en 1993, a 50% en 2004. Las mujeres son quienes más denuncian.11

Con el propósito de conocer los índices de criminalidad internacional y la caracterización de la denuncia y no denuncia, la ONU ha promovido la realización de la encuesta internacional de victimización, que mediante un formulario estandarizado permite hacer comparaciones de los resultados entre los países. La primera ronda de estas encuestas se realizó en 1989 con la participación de 14 países; la segunda, en el año 1992 en 33 países; la tercera fue aplicada en 1996 en 48 países; la cuarta, se llevó a cabo en 2000 con 48 naciones participantes y la más reciente fue realizada en 2004 en 70 países.12 En esta última, la participación de Colombia se hizo con la aplicación de la encuesta en las ciudades de Bogotá, Medellín y Cali, bajo la coordinación del Dane. Los resultados más relevantes se presentan más adelante.

Para el caso de Europa la encuesta reportó casos de robo de autos, motocicletas y bicicletas, vandalismo y robo desde vehículos, robo e intento de robo y atraco, robo contra la propiedad, asalto y violencia sexual contra mujeres. En la mayoría de esos crímenes, los agresores usaron arma de fuego, cuchillo y otras armas. Se denunciaron casi todos automóviles y motocicletas robadas. Las proporciones denunciadas para otros tipos de crímenes fueron bajas. Las proporciones más altas de denuncia están en Dinamarca y Suecia, Irlanda del Norte, los Países Bajos, con cerca del 60%. Denunciar es relativamente común en Bélgica, Inglaterra y Gales, Suiza, Francia y Escocia (más del 50%). La denuncia es menor en Portugal, Japón, Cataluña y Polonia (menos de 40%).13 La razón más común para no denunciar en todos los países es considerar que no es bastante grave el evento o no representa una pérdida considerable. La idea de que la policía no pudiera hacer nada al respecto es bastante frecuente. Muy pocas víctimas mencionaron miedo o desaprobación de la acción de la policía como razón para no denunciar. Cuatro de cada diez víctimas encuestadas consideran obligación cívica el denunciar a la policía.

En los denominados países en transición, que en esta encuesta fueron cerca de 20, al igual que en los países industrializados, el mayor número de denuncias se hizo por robo, seguido de amenazas, asaltos y violencia sexual, con la diferencia de que en estos países las víctimas tienen la percepción de corrupción entre las autoridades y la administración pública, lo que lleva a bajos niveles de satisfacción respecto al desempeño de la policía y, por tanto, a la no denuncia. De los 20 países en transición estudiados en la mencionada encuesta, la mayoría presenta altos porcentajes de denuncia para robo.14 La denuncia de robo promedia la mitad de los porcentajes denunciados para el robo en la República Checa, que tiene el porcentaje más alto, seguido por Hungría, Eslovaquia, Lituania y Macedonia. La denuncia más baja se encuentra en Rusia y Albania. El atraco es el crimen mas denunciado. En Georgia, el atraco es denunciado muy frecuentemente a la policía y también es relativamente frecuente que sea denunciado en Eslovaquia, la República Macedonia, Yugoslavia y la República Checa. Es menor la denuncia en Estonia, Letonia, Albania y Bielorrusia. Es difícil establecer una correspondencia clara entre la experiencia de la victimización y la realización de la denuncia.

¿Por qué las personas denuncian los hechos violentos a la policía? Las razones están divididas: el sentido de deber cívico (“debe informarse”, “para detenerlo”), la necesidad de ayuda (“para conseguir la ayuda”) o recuperación o compensación del daño (“la recuperación de propiedad”, “seguro”, “quiere coger al delincuente y castigarlo”).6

Por su parte, en los países en vía de desarrollo el reporte a la policía está determinado por la percepción que la víctima tenga de la gravedad del delito, por tanto se denuncian principalmente los delitos considerados como graves y aquellos en los que se siente inseguridad, o bien por el deber moral que evitaría culpabilidad en casos de crímenes contra niños o población indefensa, o por la percepción de que hacerlo genera mejores condiciones de seguridad en el futuro.

De acuerdo con el género, la mujer es la que más tendencia tiene a denunciar, especialmente en casos en que se es tercera persona del incidente, bien sea como amiga, pariente o testigo,15 así como en casos de robo, intento de asalto y conductas sexuales agresivas u ofensivas.

En estos países, la denuncia también está influenciada por otros factores como experiencias personales previas de denuncia sin respuesta efectiva de la policía, probabilidades de venganza, relación con el agresor, protección de la privacidad o temor a represalias, además de los niveles de desconfianza en la policía, frecuente en estos países, entre los que se clasifica a los de América latina.18

Por otro lado, entre las razones válidas para reportar a la policía en estos países, las víctimas expresaron la responsabilidad de cumplir con un deber cívico, frenar los índices de violencia, obtener ayuda de las autoridades legales, obtener recompensas, recuperar lo robado y lograr que el ofensor sea castigado. Estas razones, por supuesto, contribuyen con la prevención de la inseguridad en la comunidad.

En Colombia, la encuesta de victimización EVIC 2003 se realizó en Bogotá, Medellín y Cali, con el fin de obtener información acerca de los delitos y contravenciones referidos por las víctimas, condiciones de escena, medio y modo en que ocurrieron los hechos, así como algunas características del victimario y su relación con la víctima. La encuesta permitió indagar acerca de los principales problemas y conflictos presentes en los barrios de los entrevistados, los factores asociados a la decisión del ciudadano de denunciar los hechos de los cuales ha sido víctima y la percepción de los hogares respecto a la presencia y labor de las entidades u organismos de seguridad. Las variables analizadas del perfil de la víctima fueron: edad, sexo, estado civil, nivel educativo, actividad, empleo, ingresos mensuales, tiempo promedio diario de uso del espacio público, uso de transporte público y frecuencia de salidas nocturnas. Con relación a la denuncia, se indagó ante qué autoridad denunció, porqué lo hizo, efectos de la denuncia, trato recibido durante la denuncia y razones de no denunciar.16

Entre los delitos y contravenciones denunciados se encuentra que el mayor número de casos reportados de riñas y golpes se presentó en Bogotá, con 13.604 casos, seguido de Cali, con 8.541, y Medellín, con 2.963. Aunque el estudio reporta los casos de hurto a personas (con mayor número de casos reportados en Bogotá, 117.510, seguido de Medellín con 43.853 y Cali con 20.556 casos) y hurto a residencias y de automóviles (con las mismas proporciones en Bogotá, Medellín y Cali), no especifica si fueron a mano armada. No obstante, se reportan casos de disparos con arma de fuego, pero no sobre lesiones o amenazas con armas u otros objetos, agresiones verbales, ni abuso sexual.

Medellín se destaca entre las ciudades colombianas, no solo porque es el sitio en dónde el temor a las represalias es más relevante como factor para no denunciar los delitos, sino porque, a pesar de esto, la proporción de delitos puestos en conocimiento de las autoridades es bastante más alta que en el resto de las ciudades.17

El subregistro de muertes violentas es prácticamente inexistente en lo referente a las ocurridas en el casco urbano de los municipios del Valle de Aburrá, que en Medellín y cinco de estos municipios son certificadas por médico legista del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses con base en autopsia. Esto brinda seguridad en el empleo de tales datos. Pero se desconoce el grado de no reporte y, por ende, de subregistro de otras formas de violencia. Por ello incluimos este tema en la encuesta que se llevó a cabo en 2004 por parte del Programa Previva( en una muestra representativa de la población no institucional del área urbana de los diez municipios del Valle de Aburrá.18

Las políticas públicas de prevención y control de la violencia se fundamentan principalmente en la información que se obtiene de las estadísticas oficiales; lo mismo ocurre con la fijación de prioridades sobre programas de prevención o control de la violencia. Por ello, vale la pena preguntarse qué tan confiables son estas estadísticas para tales fines. Si el subregistro que presentan los datos en los cuales se basan estas decisiones es muy alto, entonces su variación en el tiempo no es un buen indicador de la evolución del fenómeno en estudio. Podría fácilmente darse el caso de que una disminución importante de los registros de atraco a mano armada se deba a que se ha incrementado la amenaza severa en dicha comunidad, o a que se está agravando el problema de seguridad y no a que esté disminuyendo el atraco con arma a los ciudadanos. Por el contrario, un incremento en las cifras de violencia doméstica podría obedecer fácilmente a un exitoso programa de prevención secundaria de la violencia que haya traído aparejados, tanto una disminución de la violencia como un incremento de la denuncia.

El objeto de este artículo es presentar una estimación de la magnitud y distribución de la no denuncia de hechos violentos en los municipios del Valle de Aburrá.†


Metodología

Se utilizó parte de la información generada por la encuesta sobre magnitud y distribución de la violencia realizada por el programa Previva en el 2004, en una muestra polietápica al azar de la población urbana no institucionalizada, de 12 a 60 años de edad, de los diez municipios del Valle de Aburrá. El tamaño de muestra calculado fue de 6.120, que en virtud de una tasa de respuesta de 94,6%, llegó a ser de 5.781 personas. La metodología se describió en otra publicación.19 La encuesta se llevó a cabo en el lugar de residencia del encuestado, a quien se le hicieron tres visitas, previa cita concertada, antes de desistir de realizar la entrevista.

Se procuró realizar la encuesta en un lugar tranquilo de la casa ofreciera privacidad. Se empezó con preguntas referentes a generalidades sobre la persona y la familia y, pasado un tiempo en el que se procuraba ganar la confianza del entrevistado, se procedía a las preguntas sobre actos violentos más graves. Al encuestado se le explicaba que su participación era voluntaria y que podía no responder una o varias preguntas o suspender la entrevista en el momento en que le pareciera oportuno. Ninguno de los entrevistados se negó a terminar la entrevista.

El formulario ya había sido probado en dos estudios anteriores, uno en Bogotá20 y otro en Itagüí.21 Para el diseño del formulario se tuvieron en cuenta los empleados en otros estudios;22, 23 una vez elaborado, fue revisado por cuatro expertos para evaluar su validez y comprensión. Posteriormente fue validado en una muestra por conveniencia por el método de grupos conocidos, que en este caso fueron hombres y mujeres presos por delitos contra las personas y miembros de grupos de meditación trascendental. Se incluyeron los ítems que mostraron adecuada validez discriminante. Para la clasificación del estrato económico y social se empleó la de las Empresas Públicas de Medellín, que figuraba en la cuenta de servicios públicos de la casa de habitación del entrevistado.

Para el análisis se calcularon los intervalos de confianza 95% para las proporciones de prevalencia y se compararon con una prueba Z para dos proporciones o, según el caso, por medio de la prueba chi cuadrado de diferencia de múltiples proporciones, que indica si entre tres o más proporciones hay una al menos que difiere de las demás.


Resultados

La proporción de respuesta a la encuesta fue de 94,6%. La totalidad de actos de victimización en la población estudiada fue de 7.564, de los cuales 49,8% se presentó en hombres y 45,5% en personas entre 18 y 35 años de edad; el 50,4% en los estratos 1 y 2; el 44,2% en estratos 3 y 4; y el restante 5,4% en estratos 5 y 6. La agresión más frecuente es la verbal (36,5%), seguida del asalto a mano armada (24,5%). Las menos frecuentes son la agresión con arma de fuego (2,9%) y la violación sexual (1,4%).


¿Denuncian las víctimas?

Más del 75% de las víctimas de los hechos violentos más graves en el Valle de Aburrá no denunció o reportó el hecho ante las autoridades competentes: agresiones sexuales (83,9% en intento de violación y 76,6% para las violaciones), robo a mano armada (77,1%), heridas con arma blanca u otro tipo de objeto cortante (81,4%) y disparo con arma de fuego (77,4%). Prácticamente no hay denuncia de agresiones menos graves, como agresión verbal, amenaza de un golpe, cachetada, amenaza de golpe con objeto y ser golpeado con un objeto. Es decir, que por las estadísticas de los organismos del Estado conocemos solo la punta del iceberg de estos tipos de agresión.

Se observan diferencias estadísticamente significantes de no denuncia entre los municipios del Valle de Aburrá en todos los tipos de agresión, exceptuada la agresión verbal. Los municipios con mayor proporción de no denuncia de robo a mano armada son Itagüí (87,0%), Caldas (82,7%), Copacabana (81,5%) y La Estrella (80,5%), y con el mayor porcentaje de personas que denuncian, Sabaneta. En Bello, Girardota y La Estrella, al menos nueve de cada diez personas víctimas de herida con arma blanca no denunciaron el hecho, y en Girardota, en la totalidad de los casos de disparo con arma de fuego, los encuestados que recibieron tal agresión informaron que no hicieron el reporte ante las autoridades. En este municipio la misma situación se observa para los casos de intento y violación sexual (tabla 2). El municipio en el que hay mayor tasa de reporte de agresiones menos graves (amenaza de ser golpeado con y sin un objeto y cachetadas) es Itagüí, y esta no pasa de 15 a 25%. Ninguna de las personas entrevistadas en Envigado, Girardota y Sabaneta, que fueron objeto de amenazas, manifestó haber puesto el hecho en conocimiento de las autoridades.

Tabla 1. Distribución porcentual de víctimas de diferentes formas de agresión, por variables demográficas; municipios del Valle de Aburrá. 2004

Figura 1. Porcentaje de no denuncia de diferentes tipos de agresión en el Valle de Aburrá, 2004

La falta de notificación de agresiones de menor gravedad es sumamente elevada (cerca del 90% o más) en todas las zonas de Medellín y, en general, no se observan diferencias significantes entre ellas. Sí hay diferencias en lo referente al grado de notificación de ser víctima de agresiones más graves; normalmente las zonas en las que esta notificación es más baja son la nororiental y la noroccidental; en donde hay un mayor grado de notificación a las autoridades de estos hechos es en la zona de El Poblado, pero esta es de solo 40% a 60%. No se contó con información válida en la zona nororiental sobre los casos de heridas con arma blanca (tabla 2).

Tabla 2. Porcentaje de víctimas que no denuncia, por tipo de agresión y municipio; Valle de Aburrá, 2004

En los casos de intento y violación sexual, las zonas con mayor porcentaje de no denuncia son, en su orden, la suroriental (93,8%), suroccidental (92,8%) y nororiental (90,9%).


¿Quiénes denuncian menos?

Por lo general, los hombres tienden a denunciar menos que las mujeres. Sin embargo, el grado de no denuncia no difiere estadísticamente por sexo en los casos de golpe con un objeto y de robo a mano armada.

En el intento de violación sexual y en casos de violación, el porcentaje de no denuncia es mucho mayor entre los hombres (95%) y por ello prácticamente no aparece información en las estadísticas sobre este tipo de agresión a los hombres. La no denuncia, aunque muy alta, es menor entre las mujeres (80%) y la diferencia tiene significación estadística (p < 0,0000). Aunque la diferencia de no denuncia de agresión verbal es significante estadísticamente, no parece tener importancia, pues los niveles son tan altos, que virtualmente no se conoce prácticamente nada de este fenómeno por los reportes de las víctimas a las autoridades (tabla 4).

Tabla 3. Porcentaje de víctimas que no denuncia, por tipo de agresión y zona del municipio de Medellín, 2004

Tabla 4. Proporción de víctimas que no denuncian, por sexo; municipios del Valle de Aburrá, 2004

No hay diferencias por estrato económico y social en el grado de no denuncia de formas menos graves de agresión y de agresión sexual; en cambio, a menor estrato socioeconómico, mayor porcentaje de personas que no denuncian el robo a mano armada y la agresión con arma de fuego o arma blanca (p < 0,000). El porcentaje de no denuncia de agresión con arma de fuego es llamativamente menor en los estratos altos que en los estratos medios y bajos (tabla 5).

Tabla 5. Proporción de víctimas que no denuncia, por estrato económico y social; municipios del Valle de Aburrá, 2004


Resumen y discusión

Antes de discutir los resultados presentados, es conveniente que se tengan en cuenta las limitaciones y fortalezas de este estudio. En primer lugar la información proviene de una encuesta de prevalencia con entrevista personal acerca de experiencias ocurridas en el pasado cercano y lejano y, como todo estudio de esta naturaleza, puede tener problemas de recordación, especialmente para la información más lejana en el tiempo y por aspectos de deseabilidad. Aunque las encuestas con autorreporte de victimización y agresión son buenas estimadoras de la realidad,24, 25 estos datos pueden tener un nivel de subestimación que no tenemos manera de establecer. También pudieran estar influenciados estos datos por las personas que participaron y las que no lo hicieron. La proporción de respuesta a esta encuesta fue bastante elevada (94,6%) para los estándares de otras encuestas poblacionales en Colombia, por ejemplo, la encuesta de demografía y salud del 2005 tuvo una proporción de respuesta de 74,3%,26 y las proporciones de no respuesta no se concentraron en municipios o en zonas de Medellín que tuvieran características comunes.27 Por lo demás, como la encuesta se llevó a cabo en población no institucional, no puede aplicarse a este tipo de grupos, entre los cuales hay unos que pueden tener tasas de violencia altas (como los encarcelados) o muy bajas (como los conventos), y no es posible calcular el efecto que sobre los datos generales pueda tener este hecho.

Prácticamente no hay denuncia por formas de agresión menos graves y más del 75% de las personas que expresaron haber sido víctimas de agresión grave no hizo la denuncia o reporte del hecho ante las autoridades. Esto, incluso para hechos graves como agresiones sexuales y agresiones con armas. Esta información es similar a la reportada en la Encuesta Nacional de Victimización28 del 2004 y a la información sobre no denuncia de agresiones sexuales en la población en el País Vasco.29 Se ha estimado, con base en los datos de la encuesta llevada a cabo por el programa Previva, que cada año se dejan de reportar a las autoridades en el Valle de Aburrá más de medio millón de robos a mano armada, cerca de cien mil heridas con arma blanca, unas 75.000 agresiones con arma de fuego, cerca de 80.000 intentos de abuso sexual y unos 30.000 abusos sexuales.30 Al igual que lo reportado por la Encuesta Nacional de Victimización de 2004, los niveles más altos de no denuncia se registran en los estratos socioeconómicos 1 y 2 (p < 0,0000). Lo aquí publicado lleva a concluir, en primer lugar, que por la magnitud del subregistro no es prudente ni sabio fundamentar la formulación, seguimiento y evaluación de políticas y programas de prevención y control de las mencionadas formas de violencia y delincuencia (asalto a mano armada, agresión no letal con arma blanca y con arma de fuego, intento y violación sexual y agresión por parte de familiares) en las estadísticas disponibles. Mientras el reporte de estos hechos violentos por los ciudadanos no se eleve a proporciones aceptables, es necesario continuar estimándolas por medio de encuestas periódicas.

Proponemos que las autoridades de Medellín, Antioquia y Colombia tomen las medidas necesarias para que se lleve a cabo una encuesta periódica representativa de las respectivas poblaciones sobre la magnitud y distribución de diferentes formas de agresión. De este modo, los gobernantes y la sociedad puedan tener elementos de juicio que suministren un mejor asidero para formular las políticas de prevención y control de la violencia. Un ejemplo de lo que puede llevarse a cabo en este sentido es lo que ha venido haciendo el programa Previva (prevención de la violencia en el Valle de Aburrá), que se desarrolla desde hace tres años en virtud de un convenio entre la Universidad de Antioquia, la Facultad Nacional de Salud Pública y el área Metropolitana del Valle de Aburrá. Se llevó a cabo la primera encuesta de esta naturaleza entre 2003 y 2004 y en agosto del 2007 se estaba terminando de recolectar la información de una segunda encuesta en una muestra representativa de la población urbana de los diez municipios del Valle de Aburrá. Estas encuestas, en las que en gran parte se fundamenta la formulación de la política pública para los municipios del área Metropolitana del Valle de Aburrá, versan no solamente sobre la victimización por diferentes formas de agresión interpersonal, sino, también, sobre las características de la agresión y de los agresores. Además de estudiar la victimización y la agresión por violencia interpersonal, también cubren violencia intrafamiliar, maltrato infantil y factores de protección y de riesgo asociados a ellas.


Referencias

*Sistema para generar políticas y programas de prevención y control de la violencia en el área metropolitana del Valle de Aburrá. Programa Previva, convenio interinstitucional entre la Universidad de Antioquia y el área Metropolitana del Valle de Aburrá.

† Los municipios que conforman el Valle de Aburrá son: Barbosa, Bello, Caldas, Copacabana, Envigado, Girardota, Itagüí, La Estrella, Medellín y Sabaneta.

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