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Revista Facultad Nacional de Salud Pública

Print version ISSN 0120-386XOn-line version ISSN 2256-3334

Rev. Fac. Nac. Salud Pública vol.29 no.2 Medellín May/Aug. 2011

 

EDITORIAL

San Pedro: Tu factor de impacto. Es lo único que tenemos en cuenta hoy en día. Si tu f.i. está por encima de 10, entonces entras (al cielo). Si está por debajo, entonces... BG: ¿Mi factor de impacto? ¿Qué demonios –oops, perdón–, qué es eso?

Una propuesta por la calidad editorial

La gestión editorial de las revistas científicas se ha transformado desde aquellos tiempos en los cuales la preocupación principal estaba centrada en que los trabajos de los investigadores, con frecuencia cercanos a su círculo universitario o académico, tuviesen una vitrina que pudiese mostrarse a un público tan amplio como lo permitiera la circulación física de las revistas impresas. Para que un estudioso de algún tema pudiese llegar a un artículo considerado útil en su trabajo, era imprescindible que la ruta de localización estuviese dentro de su ámbito de cercanía física o en el mejor de los casos que algún par académico lo pusiese al tanto de la existencia del escrito mediante citaciones o recomendación directa. De verdad, la divulgación del conocimiento científico era una tarea a la vez dispendiosa y gratificante. Lo primero por el esfuerzo de ganar lectores en un entorno cerrado, limitado a las colecciones en hemerotecas y pocas veces se tenía la posibilidad de verificar el camino que los artículos seguían luego de que un lector avezado lo encontraba, leía, criticada, citaba y ponía en práctica. Lo segundo, la gratificación que percibía el editor al sentirse curador del saber científico y vínculo entre generadores de conocimiento y lectores.

Los tiempos han cambiado de manera ostensible, y si bien en lo misional se conserva el papel del editor, el entorno de las revistas científicas se hace cada día más competitivo en un medio en donde los desarrollos tecnológicos de la informática, la acelerada expansión del acceso a la Internet, que se pensaba iba a convertirse en un catalizador de la visibilidad, se ha convertido en una espada de Damocles en donde los artículos se integran en bases bibliográficas de tal magnitud, que la producción de revistas provenientes de países de mediano o bajo desarrollo se ven mimetizadas y eclipsadas por la presencia de publicaciones originarias del primer mundo; las cuales además del aporte de investigadores dotados de mejores recursos, cuentan con prácticas editoriales y de divulgación que se incrementan de manera exponencial.

Es en este escenario en donde se institucionalizan los procesos de gestión de la calidad editorial que de manera gradual y permanente han posibilitado a la revistas asumir sus características, identidad corporativa, focalizar contenidos temáticos, delinear el público lector que se constituye en la audiencia esperada, ganar en visibilidad y aceptación en los espacios académicos de interés y en última instancia consolidar su presencia en el medio académico. Pero esta labor no es fácil, pues vivimos un acelerado crecimiento de la investigación científica en una espiral de nunca acabar, en donde la oportunidad y velocidad se pueden llevar por delante la calidad, en donde vale más el prestigio y los indicadores que el valor intrínseco de los contenidos académicos, en donde las citaciones valen más por su cantidad que pertinencia, en donde se incrementa el riesgo de prácticas de dudoso valor ético. Los mecanismos de indexación y los indicadores de visibilidad corren el riesgo de convertirse en oropel que ilumina un dudoso prestigio que en ocasionas han llevado a que profesores universitarios toquen las puertas a revistas científicas, más orientados por el brillo de los indicadores y los eventuales estímulos económicos que de allí se derivan, que por los valores científicos, éticos y editoriales que caracterizan las publicaciones.

Es el momento de rescatar los valores propios de la revistas para no caer en la lógica de los indicadores bibliométricos como el máximo criterio de reconocimiento académico de las publicaciones. No se trata solo de desconocer el valor analítico de los índices, como el denominado factor de impacto, el cual se fundamenta en el reconocimiento del número de citaciones que en revistas científicas se hacen para decirnos de que un artículo ha sido exitoso. Podemos aceptar este argumento como una señal de acogida de los artículos por la comunidad académica, pero no por ello puede asumirse de forma acrítica que las citaciones por sí mismas hace mejor una revista. ¿Acaso una publicación puede considerarse de mayor calidad académica por registrar un mayor número de lectores$#63;

Hoy más que antes, y frente a los efectos perversos que podrían derivarse de una gestión editorial fundamentada en indicadores estadísticos, los investigadores y editores debemos apostarle a la integridad del trabajo científico, criterio que si bien adolece de de mediciones objetivas, precisamente por su carácter más doctrinario que formal, configura un imaginario axiológico hacia el cual se debe orientar el trabajo científico en el mundo. Los elementos que configuran este abordaje hacia la integralidad propuesta por el National Research Council of the National Academies [1] tienen como fin la generación de confianza en la sociedad, respaldada por el deber de ejemplificar y transmitir los valores asociados con una conducta ética científica, honestidad intelectual, justicia e imparcialidad en la revisión crítica de los artículos, visibilidad y transparencia en los procesos editoriales, protección a las personas que participan en estudios, compromiso con el entorno ecológico, independencia del investigador, divulgación de los conflictos de interés y un predominio de los académico sobre cualquiera otra consideración deben ser los pilares que sustenten el devenir de las publicaciones.

Sigamos en la tarea de un continuo crecimiento cuantitativo y la ampliación de la presencia activa en el amplio mundo de las bases bibliográficas, pero que la meta de mayor envergadura sea que los futuros colaboradores consideren como algo meritorio la publicación de sus trabajos y que para el lector signifique un espacio en donde pueda confiar en la integridad ética, el rigor científico y la pertinencia social de las publicaciones.

Ese es el reto.

Álvaro Olaya Peláez
Director

1 Committee on Assessing Integrity in Research Environments, National Research Council, Institute of Medicine. Integrity in Scientific Research: Creating an Environment That Promotes Responsible Conduct. Washington: The National Academies Press; 2002.

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