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Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas

versão impressa ISSN 0120-3886

Rev. Fac. Derecho Cienc. Polit. - Univ. Pontif. Bolivar. vol.49 no.131 Medellín jul./dez. 2019  Epub 30-Mar-2020

https://doi.org/10.18566/rfdcp.v49n131.a01 

Artículos

Cambios y continuidades en la organización política Libia. La era Gaddafi y post Gaddafi desde una perspectiva sistémica1

Changes and consistencies in the Libyan political organization. The Gaddafi and post Gaddafi era from a systemic perspective

Transformações e continuidades na organização política de Libia. A era Gaddafi e post-Gaddafi em perspectiva sistêmica

Changements et continuités dans l'organisation politique libyenne. L'ère Kadafi et post Kadafi d'après une perspective systémique

Katherin Daniela Borbón García* 

Juan Carlos García Perilla** 

*Profesional en Relaciones Internacionales y Estudios Políticos Joven investigadora del Programa de Relaciones Internacionales y Estudios Políticos Universidad Militar Nueva Granada, Bogotá - Colombia Correo electrónico: u0901566@unimilitar.edu.co

**Magíster en Seguridad y Defensa Nacionales Docente investigador del Programa de Relaciones Internacionales y Estudios Políticos Universidad Militar Nueva Granada, Bogotá - Colombia Correo electrónico: juan.garcia@unimilitar.edu.co


Resumen

Este artículo pretende comprender y analizar el sistema político de Muamar Gaddafi, denominado Yamahiriya, que permaneció desde la Revolución Verde en 1969 hasta su caída, cuando sucedió el golpe de Estado en el 2011, dentro de la llamada Primavera Árabe. Dicho sistema político se analizará bajo los supuestos teóricos que David Easton, conocidos en el mundo académico como el enfoque sistémico, donde se halla una constante interacción del sistema con su entorno, lo que determina, en este sentido, la estabilidad o supervivencia de este.

Palabras clave: Sistema político; sistémico; crisis institucional; Primavera Árabe; Muamar Gaddafi; Yamahiriya; Libro Verde

Abstract

This article aims to comprehend and analyze Muammar Gaddafi's political system known as Jamahiriya, which endured from the Green Revolution in 1969 until its fall, when the coup d'état occurred in 2011, within the so-called Arab Spring. This political system will be analyzed under the theoretical assumptions of David Easton, known in the academic world as system analytical approach, where constant interaction between the system and its environment can be found, which determines, in this sense, the stability or survival of it.

Key Words: Political system; systemic; institutional crisis; Arab Spring; Muammar Gaddafi; Jamahiriya; Green Book

Resumo

Esse artigo tenta compreender e analisar o sistema político de Muamar Gaddafi, nomeado Yamahiriya, que durou desde a Revolução Verde de 1969 até sua queda pelo golpe de estado de 2011, durante a denominada Primavera Árabe. Esse sistema político se analisará sob os pressupostos teóricos de David Easton conhecidos no mundo acadêmico como perspectiva sistêmica. Trata-se de uma constante interação do sistema com seu entorno; o que determina, portanto, a estabilidade ou supervivência deste.

Palavras-Chaves: Sistema político; perspectiva sistêmica; crise institucional; Primavera Árabe; Muamar Gaddafi; Yamahiriya; Livro Verde

Résumé

Cet article prétend comprendre et analyser le système politique de Mouammar Kadafi, nommé Jamahiriya, qui s'est maintenu au pouvoir depuis la Révolution Verte en 1969 jusqu'à sa chute lors du coup d'Etat de 2011 et de ce qu'on appelle le Printemps Arabe. L'analyse de ce système politique se fera selon les hypothèses de David EASTON, connues dans le monde académique comme la théorie systémique, qui mettent en avant une constante interaction du système avec son environnement, ce qui détermine, en ce sens, la stabilité ou la survie de ce système.

Mots clés: Système politique; systémique; crise institutionnelle; Printemps arabe; Mouammar Kadafi; Jamahiriya; Livre Vert

Introducción

La "Primavera Árabe" llevó a que se produjera un cambio al interior de los sistemas políticos de diversos países del norte de África y del Medio Oriente, como Egipto, Túnez, Bahréin, Siria y Libia. Este último fue prioridad en la agenda internacional debido a las fuertes acusaciones hechas al gobierno de Muamar Gaddafi. Dichos señalamientos se dieron en respuesta a las posiciones erráticas del régimen con respecto al terrorismo, las políticas económicas y la persecución a opositores que, al final, derivaron en sanciones, motivo que llevó a debilitar las relaciones internacionales de Libia.

A pesar de las sanciones que recibió el país, Gaddafi buscó el camino para recibir nuevamente la aprobación de los países de la Unión Europea y de Estados Unidos, para reavivar así su liderazgo regional y con miras a generar tranquilidad en las naciones europeas frente a fenómenos como la migración ilegal, para lograr un cambio en la percepción de su gobierno.

No obstante, la crítica situación sociopolítica del país continuaba exacerbando a la población. Finalmente, en octubre de 2011, se da el derrocamiento y muerte del coronel Muamar Gaddafi, con lo que inicia un cambio en el sistema político libio que buscaba la democratización del país, que era uno de los grandes objetivos de la revuelta; sin embargo, varias de las circunstancias que propiciaron la caída del dictador persistieron y son base de la actual crisis libia, lo que no ha permitido que se materialice un nuevo sistema político democrático en este país.

Desde los planteamientos del enfoque sistémico, se caracterizará y analizará el sistema político libio conocido como Yamahiriya, el cual lideraba el coronel. A partir de los planteamientos de David Easton, Luis Bouza-Brey y Alexander Motyl se percibirán los distintos cambios, las múltiples tensiones y las diversas crisis que se desarrollaron en el entorno del sistema, y cómo estas situaciones lo afectaron hasta derivar en su caída, en el 2011. Amenazas como el terrorismo, que ha estado inmerso durante todo el conflicto libio, sumado al crimen organizado o a una combinación de precarias condiciones climáticas, sociales, políticas y económicas de la región, y la intervención internacional hicieron más frágil y débil al sistema político en Libia, lo que desembocó finalmente en el derrocamiento del coronel.

En este artículo se pretende mostrar la vigencia del enfoque sistémico para el análisis de fenómenos políticos, para lo cual se mostrará cómo el sistema político libio, después de cuarenta y dos años de ser relativamente estable, fue incapaz de atender de forma adecuada las demandas y apoyos del entorno (intrasocietal y extrasocietal) lo cual produjo finalmente la caída de la Yamahiriya.

El artículo empezará por el análisis del enfoque sistémico de David Easton, al aproximarse a sus principales postulados y conceptos; luego, se describirán el origen y las características del sistema político libio denominado Yamahiriya implantado por Gaddafi, para analizarlo desde unas categorías planteadas por Easton y Bouza desde un esquema comparativo creado por Motyl, que lo identifica como autoritarismo completo, para finalizar con la caída del sistema liderado por este militar libio y la situación actual de Libia.

I. El sistema político

1.1. El enfoque sistêmico de David Easton

De las diversas propuestas teóricas dentro de la ciencia política, la teoría sistémica ha sido una de las más reconocidas. Dentro de esta disciplina se considera que la primera y la única teoría del sistema político es la formulada por David Easton a mediados de los años sesenta, y se le reconoce también como el único análisis efectivamente sistémico de la política (Morlino, 1994). El origen de este modelo sistémico parte bajo del supuesto de que todos los elementos del sistema interactúan, influenciados por un entorno y produciendo unos productos, que aseguran su funcionamiento.

La teoría sistémica es una construcción conceptual que se formula de manera deductiva a través de unos esquemas, de ahí emanan sus principales ventajas y desventajas. Sus puntos a favor son el rigor conceptual, la articulación de los diversos conceptos y la capacidad de aplicar las categorías de este enfoque a diversos fenómenos políticos como método de investigación. Las principales desventajas se relacionan con su condición de esquema analítico que, al construirse deductivamente, tiene escasas posibilidades de ser una teoría empírica (Morlino, 1994) y también, que este enfoque es difícil de innovar por su excesivo esquematismo (Moyado, 2016).

La propuesta sistémica que expone Easton es de gran relevancia para la ciencia política, debido a la conceptualización de las particularidades encontradas en el sistema político para afianzar la idea que todo sistema en este contexto pertenece a un sistema dinámico que permite la construcción de una tipología basada en estructuras de apoyo, diferenciación de los papeles y en el proceso de toma de decisión (Cuna, 2007) y que también facilita analizar el funcionamiento de los procesos de cambio en la sociedad y en la política a través del análisis integral y estructural de la vida social (Gómez, 2015). En este sentido, David Easton señala que:

Lo conveniente en interpretar la vida política como una serie compleja de procesos mediante los cuales ciertos tipos de insumos se convierten en productos que podemos denominar políticas autoritarias, decisiones y acciones ejecutivas. (Easton, 1997)

El autor considera que la vida política es un sistema de conducta incorporado a un ambiente a cuyas influencias está expuesto el sistema político mismo. Easton denomina sistema político al conjunto de interacciones por medio de las cuales se asignan valores en una sociedad, siendo esta función la característica que distingue a este de otros sistemas de su medio (Morlino, 1994) y que logra que la mayoría de sus miembros acepten estas asignaciones como obligatorias, al menos la mayor parte del tiempo (Moyado, 2016).

Para Easton, el sistema político posee diversas estructuras que desempeñan diversas y complementarias funciones. Simultáneamente, este se encuentra en constante interacción con su entorno, obteniendo de él recursos necesarios para funcionar adecuadamente. Así mismo, el sistema maneja un equilibrio interior que se encuentra en constante cambio, para adaptarse a las modificaciones del entorno o para atender las exigencias que surgen en su interior (Losada & Casas, 2008).

Como primera aproximación, el sistema es un conjunto conformado por elementos institucionales que representan los poderes políticos y las reglas que definen su actuación entre estos mismos, con la sociedad y con las normas que proceden en el actuar de las instituciones.

En segundo lugar, se encuentran las instituciones donde la sociedad se organiza y a las que acude para hacer llegar sus demandas e influir o modificar las decisiones del gobierno. En tercer lugar, se encuentran los individuos y grupos sociales que se articulan con la sociedad en su conjunto y que, a su vez, estarán mediados por valores o normas para generar lo que, a su vez, se refiere a la actividad política, elementos culturales e históricos.

Además, el autor divide al sistema en intrasocietal y extrasocietal. El sistema intrasocietal es aquel al que pertenecen todos los sistemas de la sociedad, es decir; comprende conductas, actitudes, además de esferas como la economía, la cultura y estructura social. Estos elementos se consideran como segmentos funcionales de la sociedad, que se constituyen como influencias para el sistema político y para su devenir.

Por otro lado, todo sistema político nacional estará precedido por uno de carácter internacional al cual estará sometido, teniendo en cuenta las posibles consecuencias de otros sistemas nacionales o de las actuaciones del internacional. Esta explicación corresponde al extrasocietal.

Al interior de todo el sistema, las partes intrasocietales y extrasocietales a las que está conectado se encontrarán relacionadas por demandas y apoyos (inputs), que se encargarán de enviar las necesidades por las que estará pasando el sistema, expresadas en términos de propuestas a las autoridades para que se lleve a cabo una decisión oportuna a lo expresado. En los gráficos 1 y 2 se ilustran dos modelos de la perspectiva sistémica de Easton con sus elementos debidamente señalados para una mayor comprensión.

Fuente: Easton, D. (1957). An Approach to the Analysis of Political System.

Gráfico 1 Modelo de David Easton. 

Fuente: Easton, D. (1965). A Systems Analysis of Political Life.

Gráfico 2 Modelo de David Easton. 

Las decisiones o políticas (outputs), así sean de tipo material, constituyen el resultado que se genera en respuesta a las demandas (inputs) que entran al sistema, lo cual facilita su consolidación al establecer una analogía a un circuito, para generar las condiciones para que se produzca una retroalimentación de este. David Easton refiere estos elementos, al análisis de equilibrio y los problemas por los que se enfrenta el sistema político.

Es materia de estudio en este análisis la persistencia o no del sistema político identificando cómo se mantienen las funciones fundamentales, en términos de procesos y estructuras, para que este subsista. La duración de un sistema depende de que sus miembros logren enfrentar las tensiones que surjan, porque si estas superan un margen crítico, entonces el sistema político podría sufrir una crisis mayor. Para Easton, dejar crecer una perturbación puede llevar a la destrucción del sistema o impedir su ajuste. Si una perturbación lleva a modificar las características esenciales de un sistema significa que este desapareció a la tensión. Así mismo, si ciertos hechos impiden a los miembros de un sistema tomar decisiones políticas o si una vez adoptadas son rechazadas en forma regular por una gran porción de sus actores, no hay sistema político alguno (Moyado, 2016).

Dichas tensiones pueden surgir por dos situaciones: causas internas -las cuales estarán relacionadas por miembros de un sistema político y que se presentan por la distribución de bienes escasos-, y causas externas relacionadas por segmentos funcionales de la sociedad que representan demandas para el sistema, y que si no se tienen en cuenta pueden ocasionar que un sistema se oriente hacia su destrucción o a la transformación (Cuna, 2007).

Por último, desde Easton se distinguen cuatro tipos de cambio político: a) un cambio de estado del sistema, que consiste en cambios de las variables esenciales del mismo que no afectan el funcionamiento de sí, b) un cambio de régimen, reside en modificaciones del modo característico de actuación del sistema en su proceso de transformación de demandas en productos, por ejemplo, cuando se transita de un sistema autoritario a uno democrático o viceversa, c) un cambio de la comunidad política, cuando esta se rompe y se sustituye por dos o más comunidades nuevas y d) una destrucción o fallo persistentes del sistema, cuando este es incapaz de tomar decisiones o estas no son aceptadas por la mayor parte de los miembros de la comunidad, caracterizando este último tipo de cambios por guerras entre diversos actores que puede conducir al surgimiento de un nuevo sistema político (Bouza, 1996).

II. Sistema político durante Gaddafi desde la perspectiva de Easton

2.1 Origen

Libia, tradicionalmente, ha tenido tres regiones: Tripolitania, Fezzan y Cirenaica. A lo largo del territorio se han asentado las diferentes tribus en oasis o espacios con recursos suficientes para la supervivencia humana, pese a que prácticamente la mitad del país es desértica (Drysdale & Blake, 1985). La organización social del país norafricano se basa en las comunidades tribales, es decir, en organizaciones preestatales donde la religión, la tradición y la moral están vinculadas directamente con la política (Gil, Lorca & Jaimes, 2011a).

En 1923 los italianos buscan invadir Libia y dentro del país se forma una resistencia anticolonial comandada por Omar Mukhtar, líder oriundo de Cirenaica, procedente de la orden Sanussi y delegado por Idris I para combatir a los italianos. Finalmente, Italia acaba con la agricultura y poblaciones afines a los Sanussi y toma el control de su nueva colonia. Es de resaltar que, durante el dominio italiano, las regiones Tripolitania y Cirenaica se unieron (Wright, 2012).

En 1949 Idris proclama la independencia de Cirenaica, región que lideró. Un año más tarde se une con Tripolitania y Fezzan para anunciar la independencia del Reino de Libia, que para ese entonces estaba empobrecido y devastado por las guerras independentistas (Mansfield, 1985). El nacimiento de Libia estuvo acompañado de problemas extraordinarios, incluida una tasa de mortalidad infantil del 40%, una tasa de analfabetismo del 90 %y un ingreso per cápita de $ 25 por año; y su gobernante, el rey Idris, era un líder renuente en el mejor de los casos (Vandewalle, 2012).

Sin embargo, ocho años más tarde se descubren yacimientos de gas y de petróleo, lo que traería riqueza e incrementaría los ingresos per cápita (Villacaña, 2011). El rey Idris despilfarra dichos recursos y realiza malos manejos políticos externos e internos, y en 1969 es derrocado mediante un golpe de Estado. Los golpistas, contraintuitivamente, no hacían parte de las tribus más poderosas sino de las más pobres y numerosas (Guindo & García, 2015).

El colapso del sistema monárquico que tenía este país fue consecuencia de las falencias institucionales de su reinado. Primordialmente la mala distribución de las rentas del petróleo y otros factores relevantes llevaron a la caída del rey Idris, entre ellos, su política prooccidental, el atraso del país en el ámbito social y la desproporcionada corrupción, situaciones que conformaron demandas (inputs) suficientes para originar posturas y movimientos en contra del sistema monárquico, entre ellos, los nacionalistas árabes, que finalmente desembocaron en el citado golpe.

De esta manera, los cambios ocurridos en el sistema político explicados bajo la categorización sistémica de Easton referidos como la interpretación de la vida política, a través de una serie compleja de procesos mediante las demandas (inputs) se convierten en prácticas efectuadas, ya sean políticas autoritarias, decisiones y acciones ejecutivas (outputs), que esclarecen el proceso de retroalimentación de los sistemas políticos. Para este caso, la monarquía del rey Idris, analizada desde la perspectiva sistémica, no respondió adecuadamente a las demandas de sus opositores políticos, lo que provocó su caída y la llegada de un nuevo sistema.

2.2 La Yamahiriya o estado de masas

El coronel Gaddafi sería designado como líder después del golpe de Estado dentro de la denominada Revolución Verde. Durante su mandato impulsó el sentimiento nacional libio, publicó el Libro Verde, nacionalizó los recursos energéticos e implantó la Yamahiriya, el nuevo sistema político establecido a partir de 1969 que tenía como objeto la supuesta implementación de un modelo democrático y representativo. Esta última tuvo como estrategia principal la integración y desarrollo de los comités populares, que fueron la forma de comunicación directa entre el dictador y su pueblo. La ideología del coronel consistía en una forma de gobierno que mezclaba el socialismo, el islam y el nacionalismo, siendo el coronel la figura que cohesionaría a su país y el que garantizaría una economía próspera, por lo menos, en el mediano plazo (Villacaña, 2011). Gaddafi puso en práctica su desconfianza frente a los partidos y los burócratas al crear una estructura política compuesta de "comités populares", para permitirle a Libia transitar a una sociedad sin Estado, en el lenguaje popular (Vandewalle, 2012).

Contrario a lo que pretendía el nuevo sistema, se fue gestando un régimen represivo al interior del país, que se caracterizaba por la concentración del poder; a esto contribuyó, en gran manera, la publicación del Libro verde, en el que Gaddafi expone su ideología política. La idea inicial del coronel respecto a una nueva Libia era otorgarle poder al pueblo, dando paso a la creación de diversos comités en distintos sectores, como el económico, social, político, entre otros.

A continuación, se presenta la estructura formal política de la Yamahiriya a través del gráfico publicado en el Libro Verde (ver gráfico 3), teniendo en cuenta que "las redes informales que responden a lógicas clientelistas, familiares y tribales, se superponen al sistema político y conforman el verdadero sistema de dominación" (De Larramendi, s.f).

Fuente: Libro Verde.

Gráfico 3 Esquema Yamahiriya. 

En el Libro Verde, Gaddafi buscaba desplegar el nuevo ideario del régimen. Bajo una interpretación no ortodoxa del islam. En el ámbito religioso se plasmó una vertiente fundamentalista como fuente de la política, con lo cual se apartó de la aplicación estricta de la ley islámica (Feliu, 2013).

Posterior al 2 de marzo de 1977, conforme a lo señalado en el Libro Verde y a la transformación que le dio Gaddafi al nuevo sistema denominado Yamahiriya, se plasmó un nuevo diseño de representación popular donde se eliminaron las instituciones gubernamentales; con sus marcos burocráticos tradicionales, sustentándose este en el poder del pueblo, llevando a cabo la gestión de asuntos administrativos y políticos en manos de los congresos y comités populares (Naciones Unidas, 2010). Se dispuso que estos dos nuevos órganos fueran herramientas democráticas, es decir, que tanto partidos políticos, asambleas parlamentarias y referendos fueron prohibidos desde su base. No obstante, el comportamiento de los sindicatos, federaciones y colegios profesionales estaban fijados por la ley, y sus decisiones eran establecidas por el Congreso General del Pueblo.

Gaddafi exponía en el Libro Verde la idea de cómo las asambleas populares y comités populares del pueblo eran el mejor camino para conseguir la democracia popular que pretendía instaurar. Primero, el pueblo se divide en asambleas populares básicas. Cada una de ellas elige su secretariado para conformar las asambleas populares. Consecuentemente, las masas de las asambleas populares básicas seleccionan los comités del pueblo administrativo en remplazo de la administración gubernamental convencional. En consecuencia, en esta estructura no hay presencia de instituciones públicas, ya que aquellas están dirigidas por los comités del pueblo que rinden cuentas a las asambleas populares básicas. El Congreso General del Pueblo se compone de las asambleas populares y de los comités del pueblo (ver gráfico 3).

Para el coronel, los parlamentos, los partidos, las clases políticas y los plebiscitos eran antidemocráticos, ya que pertenecían a figuras representativas de la democracia convencional que no llevan a la representación real del pueblo, sino de unos pocos individuos, es decir, la elección de representantes percibe una idea antidemocrática, ya que anula la participación de todo un pueblo. Los partidos políticos, según el Libro Verde, parten de la idea de que están compuestos por personas con intereses en común, los cuales llevan a extender sus creencias a la totalidad de la población y, por consiguiente, terminan dominando la totalidad del pueblo, ya sean o no miembros del partido.

De acuerdo con lo anterior se puede percibir cómo Gaddafi (1975) tenía en su ideario la formación de un país con un sistema de representación popular, que expresaba así en su Libro Verde:

No hay democracia sin congresos populares y comités por todas partes y los comités en todas partes.

Así, la administración será popular y el control será popular y se pondrá fin a la definición anticuada de la democracia, según la cual "la democracia es el control del gobierno por el pueblo". La definición justa que la sustituirá es: "La democracia es el control del pueblo por el pueblo". (Pág. 6)

III. Categorías de análisis del enfoque sistémico a la Yamahiriya

Debido a los cambios efectuados en el país con la llegada de una nueva administración, Libia pasaría por una reforma al interior de sus instituciones debido al nuevo modelo político impuesto por Gaddafi, denominado la Yamahiriya, "gobierno de las masas", que perduró por cuarenta y dos años, y que pretendía tener un acercamiento a la sociedad libia haciéndola participe en el curso de la política de su nación.

En primer lugar, trataremos de distinguir las tres categorías que expone Bouza al desplegar el esquema y los planteamientos de Easton: sociedad, élites políticas y gobierno (ver gráfico 4). Para la categoría de las clases sociales, el autor determina que en esta se encuentran la estratificación, los valores o normas, los grupos étnicos, los grupos religiosos, lingüísticos, entre otros, además de los individuos (Easton, 1999).

Fuente. Bouza-Brey, L. (1996). El poder y los sistemas políticos.

Gráfico 4 Categorías modelo sistémico Bouza. 

En las élites políticas, podríamos llegar a diferenciar tres estructuras: en la primera se encuentra el parlamento o equivalente, o las instituciones políticas; en la segunda estructura se incluyen las organizaciones económicas, medios y sindicatos. Por último, en la tercera estructura de la categoría de élites políticas se encontrarán actores con influencia indirecta como la sociedad civil, los grupos de presión, y las organizaciones no gubernamentales (ONG).

Con respecto a la última categoría de Bouza se menciona el gobierno, donde se podría encontrar al presidente y a los ministros, teniendo en cuenta el sistema político de cada país y según como se les atribuya a sus instituciones. En el siguiente esquema se esboza una interpretación de las categorías desarrolladas en el enfoque sistémico.

Ahora bien, teniendo en cuenta las categorías y los actores que harían parte de cada sistema político, daremos una categorización específica para el caso libio.

En la primera categoría, sociedad, se aprecian, en primer lugar, las tribus con mayor influencia en el contexto libio. Este país posee una compleja composición tribal y étnica con ciento cuarenta tribus, las cuales se ubican en las tres principales regiones: Tripolitania, Cirenaica y Fezzan, siendo las dos primeras las que poseen la mayor densidad poblacional, debido a que la mayoría de los habitantes se ubican en las ciudades costeras, mientras que un 90 % del territorio está prácticamente deshabitado. De las ciento cuarenta tribus, solamente treinta son importantes en el país. Estas son justamente las que habitan las regiones fértiles y costeras, es decir, Tripolitania y Cirenaica (Worldview, 2011).

Fuente: Le Figaro (2011).

Mapa 1 Regiones de Libia. 

De estas tribus, la de Gaddafi, Warfalla y Magariha, son las de mayor relevancia para analizar el sistema político libio debido a su rol administrativo, el cual les fue dado al interior de la sociedad, además de ser las principales beneficiadas por la revolución en respuesta a vínculos familiares que tenían miembros de las tribus por el coronel (Feliu, 2013). Con estas tribus y otras alianzas el sistema político libio fue relativamente estable por más de cuarenta años.

La tribu Gadhafi no es de las más poderosas, y a ella pertenecía el líder libio, por lo cual fue favorecida por el régimen con altos cargos en las fuerzas militares. Durante la dictadura se aliaron con las tribus Warfalla y Magariha para consolidar el poder. La primera es una de las más numerosas y representa casi la sexta parte de la población. La tribu Magariha es la segunda tribu más grande de Libia, siendo una de las alianzas más importantes para el dictador, por tal motivo tenía integrantes en altos cargos gubernamentales. Otros aliados fueron la tribu Toubou y el pueblo nómada Tuareg, quienes actuaron como mercenarios al servicio de Gaddafi (Echeverría, 2015; 2016).

La acumulación de recursos gestó una serie de élites primarias1 y secundarias2 que tuvieron su auge gracias a las instituciones concebidas por el coronel, para el control de la población y de los recursos y para así poder asegurar la supervivencia del régimen.

Teniendo en cuenta cómo los recursos económicos quedaron bajo el control de las élites primarias que administraban las rentas del petróleo, Gaddafi anticipó un control masivo de las rentas, no obstante, el gobierno prohibió actividades económicas que fueran de carácter privado (Feliu, 2013), y para el progreso económico del país se habilitó el desarrollo de un régimen rentista pero que, a la vez, impactó negativamente en el despliegue de libertades individuales y en la movilización de la población, estando estas fuertemente reprimidas.

Para la segunda categoría, las élites políticas, el sistema estableció la prohibición de los partidos políticos, asambleas parlamentarias y los referendos, argumentando que dichos elementos constituyen instrumentos de opresión de las democracias modernas, debido a que todas estas herramientas democráticas fueron sustituidas por comités y congresos populares (Barrera, 2011).

Es decir que las tres estructuras señaladas por Bouza pertenecientes a la categoría de élite política se verán resumidas a congresos y comités populares como resultado de la eliminación de instituciones políticas tradicionales. En lo concerniente a las instituciones populares se gestaron bajo un esquema piramidal de congresos y consejos populares. Sin embargo, este sistema siempre estuvo bajo la dirección de Gaddafi, tanto en el aparato de seguridad, como en la gestión del capital (Feliu, 2013).

Para la última categoría, gobierno, donde estaría presente la figura de presidente y ministros o su equivalente, en Libia, el sistema político estaba bajo el dominio de las masas pretendiendo ser un modelo representativo, sin embargo, el sistema que se fue gestando resulto ser todo lo contrario; aunque el dictador ejerciera el poder sin ocupar un puesto fijo en la estructura institucional formal (Jurado, 2011). El sistema que se forjó durante años comprendía a las familias, originarios de las tribus y regiones cercanas al coronel, procedentes de los congresos y en donde los poderes formales e informales se sobreponían (Mattes, 2007).

La explicación de la duración de este sistema político por tantos puede rastrearse en las rentas de los hidrocarburos, con las cuales se conformó todo el tejido productivo libio. De esta forma, Gaddafi fomentó una cultura basada en la dependencia de la administración y de la cual sigue dependiendo el conjunto de la población libia, y que se sostenía a través de los ingresos derivados de la explotación de los recursos energéticos (García & Mesa, 2015). Desde el enfoque sistémico contaba entonces el sistema político con los recursos necesarios para mantenerse y funcionar adecuadamente respondiendo a los diversos apoyos y demandas.

El otro elemento clave es que la Yamahiriya se estructuro en casi 2 000 comités del pueblo distribuidos por todo el país. Auspiciados como los nuevos órganos del gobierno, muchos dirigentes de determinadas tribus aliadas al régimen aseguraron su cuota de poder a través de una especie de membresía, guiados por el concepto gaddafiano de democracia directa. Los comités fueron los responsables del gobierno y la administración bajo la supervisión del Congreso General del Pueblo, que sustituyó al Consejo del Comando Revolucionario. La fidelidad de estos comités al régimen de la Yamihiria se garantizó concediéndoles altas cuotas de libertad, de dinero producto del petróleo y de armas, para que apoyaran la revolución, conformándose así un régimen dictatorial estable al estar encargados de supervisar y asegurar el poder, actuando como instrumentos de represión política (García & Mesa, 2015). La consecución, administración y distribución de las rentas del petróleo, sumado a la represión política le permitieron al sistema liderado por Gaddafi controlar tanto a la sociedad como a las elites políticas por varios años.

IV. Esquema de sistemas políticos y la Yamahiriya

La Yamahiriya como tipo de sistema político que existió en Libia, y se puede analizar desde la concepción sistémica elaborada por Easton (1953) y desarrollada por autores como Alexander Motyl, para una mejor comprensión, más allá de las instituciones, ya que también abarca los regímenes y concibe, de manera relevante, el conjunto de los actores sociales que estuvieron implicados en el sistema. Por lo tanto, el sistema político, desde la perspectiva de Easton, incluye la relación entre los actores, reglas, y las instituciones que lo constituyen.

Como un tipo de sistema político, la Yamahiriya Árabe Libia Popular Socialista, difiere en las relaciones entre los actores, reglas e instituciones que constituyen el sistema político (Motyl, 2016). Para el caso en particular de Libia, la sociedad civil, el Libro Verde como texto legitimo interno y el Congreso General del Pueblo con los comités populares retratan el sistema político en Libia buscado por Gaddafi desde los inicios de la revolución verde.

Para captar qué tipo de sistema se le atribuye a la Yamahiriya, es necesario un marco teórico que englobe la mayoría de características de un sistema político, así como las diferencias entre en un conjunto de criterios semejantes, para poder localizar a la misma dentro de esta tipología.

En la tabla 1, expuesta a continuación se explicitan elementos como las instituciones políticas, la visión del líder, la actitud popular hacia el régimen, la economía, los derechos civiles, la oposición, el aparato coercitivo, el de propaganda, la violencia, la coerción. Estos elementos permitirán afianzar el término de sistema político autoritario en el marco de la Yamahiriya. Además, provee una mirada comparativa de las características de democracia, autoritarismo competitivo (híbrido), totalitarismo y autoritarismo completo en el que se acomodará el sistema político de la Yamahiriya.

Tabla 1 Los sistemas políticos y sus características 

Fuente: Motyl, A. (2016). Putin's Russia as a Fascist Political System

El cuadro se basa en un esquema de sistema político elaborado por Alexander Motyl en su artículo Putin's Russia as a Fascist Political System, con el cual pretende analizar, desde las variables y los conceptos entregados por David Easton, el sistema político ruso, con el propósito de estudiar al Estado, sus instituciones políticas, sus reglas y normas y, finalmente, los actores sociales relevantes para el análisis. Por esto, el estudio adelantado por Moty es relevante y pertinente para el presente artículo, debido a las semejanzas existentes con el también sistema autoritario liderado por Gaddafi y las variables que se presentan, permitiendo caracterizar que tipo de sistema político, en este caso autoritario, es la Yamahiriya.

Motyl, en su análisis frente a los límites del sistema político, asume una de las dos posiciones predominantes de los que utilizan este enfoque: en este caso la extensiva, que identifica como político todo el ámbito de la sociedad, pero la limita a situaciones de conflicto y coerción referentes a lo político. La otra postura es la restrictiva, que considera únicamente como elementos del sistema político las instituciones estatales, sus autoridades, sus decisiones y sus acciones (Bouza, 1996). Una tercera postura es la que desarrolla Bouza, la cual se esquematiza en la gráfica 4, y en ella se tienen en cuenta todas las dimensiones de la vida social que se someten a la actividad política y los actores que ejercen poder sobre las decisiones y acciones de gobierno (Bouza, 1996).

La Yamahiriya, como sistema político, es el equivalente a un autoritarismo completo, diferente a las otras tres tipologías, ya que, en primer lugar, ejerce un estilo de liderazgo personalista en cabeza, en este caso, de Muamar Gaddafi. En esta visión autoritaria, la ideología se centra en la exaltación del Estado y la nación, pero, con el tiempo, estos dos elementos se van reconfigurando hacia la exaltación del líder.

Las nueve características son útiles para identificar qué tipo de sistema político existe en un país, no son permanentes durante la existencia de un régimen, como en el caso libio, ya que pueden variar o evolucionar en el tiempo; por ejemplo, la aprobación como característica de la actitud popular hacía el régimen es alta en el periodo del auge económico por los hidrocarburos, cuando podían satisfacer las distintas demandas y necesidades de la población libia, es decir, en la década de los setenta y ochenta, donde el régimen gozaba de altos niveles de legitimidad y aceptación. Esta situación cambia radicalmente en los últimos años del gobierno de Gaddafi, a raíz de la crisis económica y política que generan su baja o casi nula aprobación, condiciones que llevan finalmente a su derrocamiento. Este esquema de Motyl no se puede aplicar fácilmente a la situación de guerra civil en el periodo post-Gadafi, al no existir instituciones estatales que controlen la totalidad del país, las cuales representan las diversas facciones que luchan en Libia.

V. Sistema político en la Libia actual

Libia no es una nación-Estado tal como la interpreta Occidente, sino una federación de comunidades tribales de costumbres y leyes tradicionales, articuladas por un interés común por el petróleo y el gas. Cuando se rompa el pacto establecido sobre el reparto de las rentas habrá una guerra civil, hasta que exista un nuevo acuerdo (Gil, Lorca & Jaimes, 2011b, p. 54). Efectivamente, cuando fracasaron las alianzas o pactos con algunas tribus, sumado esto a los problemas de corrupción, la presión internacional y el contexto de la Primavera Árabe3, el régimen político libio, liderado por Gaddafi, se derrumbó, lo que desató la guerra civil.

Durante la última década del gobierno del coronel, los problemas hacia el interior del régimen se incrementaron. El empoderamiento de la familia y los más cercanos al dictador (comités revolucionarios, unidades militares bajo el control de sus hijos, su guardia personal, milicias y otros grupos de su propia tribu y aliados a ella que apoyaban al régimen), aumentaron el descontento de gran parte de la población, teniendo en cuenta que se estaba presentando un alto derroche de recursos y una mala gestión económica a favor de estos. El nivel de corrupción, en consecuencia, no se hizo esperar, y el país se posicionó en el puesto 146 entre 178 en el índice de percepciones de corrupción para el año 2010 (Zoubir, 2012).

A los problemas ya mencionados de corrupción y mala gestión económica, se sumaron la crisis del régimen y el fortalecimiento de la oposición. La respuesta de Gaddafi hacia ellos fue desarrollar un discurso provocador y violento, además de una campaña de represión, la cual generó enfrentamientos violentos, los cuales se fueron incrementando hasta que finalmente cayó el gobierno del coronel. Esta campaña forjó fracturas dentro del mismo régimen, ya que algunos miembros del ejército se negaron a atacar con armas de fuego a los civiles que protestaban y se unieron a los manifestantes. Otro factor importante, determinante para el derrocamiento del coronel, fue el apoyo armado de algunos países extranjeros a algunos grupos insurgentes que se enfrentaban al régimen (Zoubir, 2012).

Igualmente, el terrorismo4 fue otro de los temas que llevaron a la decadencia del régimen, ya que Gaddafi dispuso retar a la sociedad internacional por medio de su expreso apoyo a organizaciones terroristas. Frente a esta situación Estados Unidos y Naciones Unidas respondieron con sanciones económicas desde la década de los noventa, que le costaron al país alrededor de 30 000 millones de dólares, lo que debilitó aún más el régimen y lastimó la legitimidad con la que aún gozaba (Zoubir, 2012).

Estas sanciones duraron casi dos décadas, hasta que, en el 2006, estas fueron finalmente levantadas por Estados Unidos, al eliminar a Libia finalmente de la lista de los países que patrocinan el terrorismo, luego de que el gobierno de este país indemnizara a las víctimas de los actos terroristas y dejara atrás su política confrontacionista al distanciarse de las actividades terroristas que lo aislaron internacionalmente. Sin embargo, mientras el bloqueo de la comunidad internacional permaneció, el sistema político enfrentó serias dificultades a las cuales se pudo adaptar por medio de reformas de liberalización económica desde 1987 (Vandewalle, 2012). A pesar de ello, este país norafricano quedó bastante debilitado.

Sumado a lo anterior y pese a que Gaddafi fue caracterizado por los occidentales como un maestro en mantener equilibrios de poder, se equivocó en el trato dado a las tribus y habitantes del occidente de Libia; esto fue considerado como un error de cálculo, frente a una zona del país que concentra gran parte de las refinerías de crudo (Gil, Lorca & Jaimes, 2011b). En esta zona, denominada Cirenaica, habita la tribu de Warfalla, de las más numerosas de Libia y aliada del coronel, pero se empezó a considerar excluida del aparato del Estado y del reparto de la renta petrolera (Martínez, 2014). En términos de Easton, no atendió sus demandas y las políticas dirigidas hacia ellas fueron erróneas, generando tensiones al sistema.

El descontento popular era palpable en los años previos a la revolución del 17 de febrero de 2011, lo que fue patente a través de numerosas protestas y manifestaciones no autorizadas contra Gaddafi centradas en aspectos socioeconómicos, la represión del régimen a cada vez más sectores de la población y la detención de un abogado activista de derechos humanos. El catalizador de la revolución sería la represión de estas protestas por parte de las fuerzas de seguridad libias utilizando munición letal. Ante la situación crítica del país, se inicia la intervención internacional con amparo en la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU. Francia inicia la campaña de ataques aéreos contra las fuerzas del coronel; posteriormente intervienen Estados Unidos y sus aliados de la Otan (en especial, el Reino Unido), con el objetivo de proteger la vida de los civiles para, luego, apoyar a los grupos rebeldes integrados por diversas tribus y milicias (Sánchez, 2016).

Desde los planteamientos de Easton, se puede observar cómo el sistema político libio, en su componente intrasocietal, estaba completamente en crisis, una sociedad fragmentada con tribus y bandos políticos enfrentados, un régimen fraccionado, una economía devastada por las sanciones, con una población libia en su mayoría con conductas y actitudes en contra del gobierno del coronel. Con respecto al ámbito extrasocietal, en lo internacional el apoyo de los gobiernos estadounidense, inglés, francés y catarí a los opositores explica también el colapso del sistema político que se caracterizó como autoritarismo completo, reflejándose así la incidencia del entorno externo en la estabilidad del sistema político, punto de gran relevancia en el enfoque sistémico.

Con respecto a los inputs, los apoyos al final del régimen eran contrarios, en su mayoría, al sistema y las demandas (reformas políticas y económicas principalmente) no eran atendidas por este debido a su crisis, lo que provoca que las necesidades de sus habitantes no fueran procesadas, en especial, las de sus opositores.

Tras la Primavera Árabe y la caída del régimen de Gaddafi en Libia, se creía que se consolidarían sistemas políticos democráticos en la región del norte de África y en el Medio Oriente. Sin embargo, en el caso libio, las circunstancias en las que se dio el proceso de transición hacia un cambio de sistema político llevó a la actual inestabilidad que se manifiesta en la guerra civil que aún se refleja en la cotidianidad de esta nación.

En el año 2015 se reconocían cuatro bandos beligerantes en el país: el Consejo de Diputados de Tobruk - Ejército Nacional Libio, el Nuevo Congreso General Nacional y la Fuerza del Escudo Libio, los salafistas "revolucionarios del Consejo de la Sharia de Bengasi" y los Wilayat del Daesh. El Consejo de Diputados controla gran parte del país, los extremos fronterizos oeste y oriental, y los fronterizos con Túnez y Egipto. El Consejo General Nacional y la Fuerza de Escudo Libio se fundaron el 8 de agosto de 2015 en Trípoli, y tomaron el control de la capital, además, obtuvieron el apoyo externo de Qatar, Sudan y Turquía - dinero - y se constituyen actualmente en el grupo islamista más poderoso del país (Gil, Lorca & James, 2015).

Los actores presentes y la búsqueda por el control del Estado libio han llevado a que se creen múltiples alianzas entre organizaciones políticas y rebeldes armados, en efecto, no se puede visualizar un poder central; por el contrario, la disputa ha llevado a que cada bloque o alianza se apropie de alguna de las grandes ciudades. El dominio por los hidrocarburos ha sido otro de los puntos de inflexión para comprender la inestabilidad del país, ya que su posesión le asegura a cada uno de los grupos en disputa recursos que financian sus proyectos políticos y militares.

Sumado a esto se encuentra la posición de la comunidad internacional, la cual define qué actor político es reconocido y cuál no. Esta situación tampoco ha ayudado a la consolidación de un único poder político; por el contario, ha catalizado, de este modo, las múltiples visiones para la consolidación de un poder central que se ve ilusorio después del proceso de la Primavera Árabe que tenía como fin el afianzamiento de un sistema político democrático transparente. La situación descrita nos permite afirmar que dada la fragmentación que existe actualmente en el país es difícil visualizar, describir y analizar un sistema político que sea reconocido desde los ámbitos interno y externo.

Hacia finales del 2017, Libia estaba dividida en dos facciones dominantes, una asentada en Benghazi y alineada con Khalifa Haftar, el jefe del Ejército Nacional de Libia, y la otra basada en Misurata y Trípoli y con un elemento islamista importante, denominada Gobierno de Unidad Nacional y reconocida por la ONU. Haftar podría ser un posible dictador militar como el presidente egipcio Abdel Fattah el-Sisi, con el respaldo de Egipto, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. A los dos bandos anteriores hay que sumar la existencia de diversas mafias y grupos yihadistas. Sin embargo, el final de la guerra aún es incierto dada la complejidad del conflicto caracterizado por la identidad personal que se arrastra entre las influencias locales, tribales, económicas, étnicas y religiosas, y cómo el conflicto de estas identidades se intensificó como resultado de la historia reciente de Libia. Las tensiones sociales continuarán desafiando la legitimidad y la efectividad de cualquiera que busque liderar este país (Fuente, 2017) (Wehrey, 2018).

Desde la explicación de los cuatro tipos de cambio político de Easton, la caída del sistema político impuesto por Gaddafi y la posterior crisis de Libia se pueden entender, en un primer momento, como un cambio de régimen (de autoritario a un supuesto democrático o más participativo) y de comunidad política (el enfrentamiento entre distintas tribus y grupos para consolidar una nueva alianza mayoritaria que gobierne) que no se logró consolidar, y que se sucedió de la destrucción o fallo persistente del sistema, que se ejemplifica en el desarrollo y evolución de la guerra civil libia que, como se mencionó, se caracteriza en los últimos años por el enfrentamiento de dos grandes bandos y otros pequeños grupos armados.

VI. Conclusiones

Se puede determinar cómo la perspectiva sistémica propuesta por David Easton en los años cincuenta tiene aún vigencia para analizar los diversos fenómenos y coyunturas políticas, en este caso, del sistema político libio denominado Yamahiriya creado por Gaddafi, por medio de la reflexión sobre su capacidad de respuesta y adaptación, así como el proceso de retroalimentación, durante su formación, permanencia y fin en el año 2011.

El incremento de demandas y la mínima respuesta hacía estas por parte del sistema político, sin llegar a dar un proceso de retroalimentación efectivo, generó una amenaza al sistema que, al no remediarse, puede generar el desmoronamiento de este, como ocurrió en Libia con el rey Idris y con el coronel.

Un elemento que aportó a la estabilización del sistema político libio por más de cuatro décadas fue el hallazgo de hidrocarburos, descubrimiento que permitió que se fortaleciera y se consolidara una economía rentista; sin embargo, esto no fue suficiente para garantizar la existencia estable de un sistema, cuando el mismo no es capaz de atender de forma efectiva las demás demandas que surjan en el entorno.

El sistema político libio Yamahiriya logró, por más de cuarenta años, procesar y responder las demandas de las diversas tribus que se encuentran en Libia, las cuales se pueden analizar desde los postulados de Easton dentro de la categoría de clases sociales. Antes de la caída de Gaddafi, el sistema fue incapaz de atender estas demandas y esta fue una de las múltiples causas de su derrumbamiento. Por otra parte, los postulados de Easton muestran que no es posible sustraer un conflicto interno del ámbito externo o internacional, como en el caso libio, donde la injerencia de diversos países extranjeros y organismos internacionales fueron determinantes para incrementar la crisis del sistema y para generar su posterior caída.

El sistema político de la Yamahiriya, entendido como sistema autoritario de carácter completo, permitió visualizar las características y lo complejo que era el modelo de Gaddafi. Este, entendido desde una visión occidental, difiere en cuestiones como oposición, derechos civiles, violencia y coerción, que finalmente provocaron un rechazo por parte de la comunidad internacional y allanaron el camino para la intervención del 2011.

Por otro lado, al aplicar la visión teórica de Motyl, sostenida en sus nueve características, al sistema libio de Gaddafi y observar las diferencias de este respecto a sistemas democráticos o autoritarismos híbridos permite analizar y reconocer la emergencia de continuas amenazas que pueden generar desbalances en el sistema, las cuales pueden forjar cambios a través de la retroalimentación o no del mismo, que pueden llevar a que un sistema sea nuevamente tipificado en el esquema de este autor.

Para finalizar, se puede afirmar que la inexistencia de un claro sistema político en la actualidad se debe a que ninguno de los actores políticos que se disputan el poder en Libia han logrado articular en torno de sí, como lo hizo claramente por varios años Gaddafi, los diversos intereses y demandas de las diversas tribus que conforman este país, así como el apoyo y reconocimiento internacionales.

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1Este trabajo es producto del proyecto de investigación INV-EES-2338, "La crisis en Libia y los factores de riesgo a la seguridad en la región del Sahel tras la muerte de Muammar Gaddafi", adscrito a la Facultad de Relaciones Internacionales, Estrategia y Seguridad, financiado por la Universidad Militar Nueva Granada, Bogotá-Colombia, vigencia 2017.

1 Las élites primarias poseen la capacidad de competir por el control de los recursos que permiten mayor acumulación en cada momento, y al mismo tiempo, al relacionarse entre sí, delimitan los equilibrios de poder que estructuran todo el sistema.

2Por su parte, las élites secundarias, aunque intervengan también en la competición, se mueven en la estructura generada por las élites primarias, ocupando puestos subalternos en la jerarquía, por lo que su acceso a los recursos dependerá de sus alianzas con las élites primarias.

3La Primavera Árabe fue un estallido social que se manifestó en protestas y revueltas producidas a lo largo del norte de África y Oriente Medio durante el año 2011, que se originaron en Túnez. Uno de los hechos más importantes de estos levantamientos fue la revolución en Egipto, que acabó con la salida del poder del presidente Mubarak. En Yemen, de otro lado, el equilibrio inestable entre el norte tribal y el sur modernizado se rompió. En Siria se inició una guerra civil entre diversos bandos que buscaban la salida del poder del gobierno Bashar Al-Assad y, finalmente, en Libia, una revuelta acabó con el derrocamiento del coronel Gaddafi. Varios analistas hablaron entonces de una nueva ola de democratización en la región, sin embargo, ahora se habla de una ola de cambio político con diversas consecuencias sobre los distintos regímenes árabes donde hubo estallidos sociales.

4Los acercamientos de Gaddafi al Ejército Republicano Irlandés (IRA) y la Organización para la Liberación Palestina (OLP) le granjearon el apodo de "perro rabioso" en 1986 por parte del presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan. En 1988 la explosión del vuelo 103 de Pan-Am sobre el pueblo escocés de Lockerbie marcó la siguiente escalada en las tensiones entre del conronel y la comunidad internacional. Se culpó a Libia de causar la muerte de 270 personas. La negativa inicial de Gaddafi de entregar a dos sospechosos libios llevó al establecimiento de sanciones por parte de la ONU.

Cómo citar este artículo: Borbón, K. D. & García, J. C. (2019) Cambios y continuidades en la organización política Libia. la era Gaddafi y post Gaddafi desde una perspectiva sistémica. Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, 49 (131), pp. 225-254. doi: http://dx.doi.org/10.18566/rfdcp.v49n131.a01

Recibido: 23 de Enero de 2018; Aprobado: 01 de Julio de 2019

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