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Revista Colombiana de Educación

versión impresa ISSN 0120-3916

Rev. colomb. educ.  no.68 Bogotá ene./jun. 2015

 

Algunos matices sobre la escuela pública y maestros en América Latina1

Alexánder Ruiz Silva2

1 Martínez B., Alberto y Bustamante V., José. (2014). Escuela pública y maestros en América Latina. Historias de un acontecimiento, siglos XVIII-XIX. Buenos Aires: Prometeo Libros – Universidad Pedagógica Nacional (Colombia)
2 Profesor titular, Universidad Pedagógica Nacional. (Colombia)


Concepto general sobre la obra

A continuación haré una presentación general del texto, de la compilación, de los principales puntos de convergencia de los escritos que la componen, pero sobre todo, de la importancia intrínseca del libro y del afortunado suceso de su publicación y difusión en una editorial tan importante como Prometeo Libros, en asocio con un reconocido centro de investigación y generación de conocimiento en el campo de la educación y la pedagogía como lo es la Universidad Pedagógica Nacional (Colombia). Por tanto, no se trata de una reseña exhaustiva de sus capítulos.

El libro se sitúa en el campo de los estudios históricos de la educación, en una confluencia de distintos campos disciplinares, entre ellos la pedagogía, la filosofía de la educación, la sociología histórica de la educación y la antropología filosófica. Coincido con el prologuista del texto (Marcelo Caruso) en que, sin embargo, su enfoque no es propiamente historiográfico en un sentido clásico, esto es, no toma acontecimientos educativos particulares como objeto de comprensión histórica, sino que se pretende que los acontecimientos estudiados sean comprendidos en sí mismos, para arrojar luces al campo de la educación con el apoyo de enfoques y herramientas de la historia.

Resulta de particular interés en los diversos escritos que conforman el libro la preocupación por el estudio y la dilucidación de las prácticas de subjetivación que se han dado en distintos momentos y contextos en América Latina en los procesos de escolarización institucional, relacionados con la Iglesia y, luego, con el Estado, o más preciso sería decir con el Estado-Iglesia y posteriormente con el Estado-Nación y su inacabado proceso de secularización. Tal y como lo destacan los compiladores del libro:

A fines del siglo XVIII la escuela irrumpe como acontecimiento que reordena formas y prácticas. Los discursos y la retórica sobre la educación sí existían desde antes, 'Pero la singularidad que le dio la escuela reordenó ese murmullo [...] El carácter público de la escuela y el ejercicio de quienes se dedicaban a la enseñanza elemental formaría parte central de ese nuevo ordenamiento [...] Es la escuela pública de las primeras letras y subrayamos aquí pública. Una escuela que unifica lo que antes estaba disperso: las letras, la escritura, el canto, las manualidades, la vida en policía. Una escuela diferencial y unificada que es con la que inician los procesos de escolarización en Occidente (págs. 21-22).

El texto repara de manera especial (tanto en la primera parte como en la segunda) en el surgimiento, los avatares y las complejidades de la educación pública en distintos países de la región. Se trata de reconstrucciones (en algunos casos genealógicas, en otros propiamente historiográficas) de la idea de formar al vecino y al ciudadano, de disciplinarlo, adoctrinarlo, aconductarlo, civilizarlo, normalizarlo; se trata también de la historización de los primeros intentos de universalización de la escuela o, más preciso sería decir, siguiendo la distinción propuesta por Martínez Boom, de la ampliación creciente de la escolarización, como estrategia de gobierno de la población y de los niños.

Me resultan particularmente sugestivas la recuperación y el análisis que hace Martínez Boom del papel del maestro, de su rol social, político y moral en la educación de los niños y de la lógica sacrificial –de motivación ciertamente religiosa– que marca el desarrollo de su oficio, signado, a la vez, por claras exigencias externas, institucionales (de parte de la idea de Estado imperante y en transformación) y una dilación intencional, por parte del mismo ordenamiento institucional, en la recompensa de su trabajo.

Ese maestro, más virtuoso que erudito y menos sabio que laborioso, re-edita y actualiza a lo largo del tiempo las tensiones, las contradicciones, las paradojas de una sociedad que pondera al enseñante, al tiempo que lo abandona a su suerte, que reconoce la importancia de su labor, al tiempo que se despreocupa de sus condiciones de existencia y de su bienestar, hasta llegar al momento actual –agrego yo– en el que su saber pedagógico pareciera devenir prescindible.

También me resultan sugestivas y retadoras, en términos investigativos, las reconstrucciones de la educación pública mexicana que nos presenta Roldán en su escrito. De este modo, en los albores de la ampliación de la escolarización la autora insiste en señalar la enorme desconfianza de la naciente escuela pública, de comienzos del siglo XIX, en la enseñanza doméstica, fuente de errores y vicios. No dejo de preguntarme, ¿en qué momento del camino, o – más a tono con las orientaciones del texto– qué acontecimientos del proceso escolarizante, civilizatorio, moralizador, higienizador, doctrinario y, al mismo tiempo, secularizador permitieron revertir este imaginario y posicionar la idea de la familia como fuente de virtud, corrección, acierto y de nobles ideales? ¿Qué papel ha desempeñado en este proceso el éxito de la escuela expansiva o de la expansión de la escuela (Martínez Boom, 2004) y de la alfabetización de la mayor parte de nuestras poblaciones? Y sin embargo, ¿podríamos decir hoy que contamos con una representación social estable del papel de la familia en la educación moral de las nuevas generaciones?

Por este camino tendría que seguir refiriéndome a los trabajos de Gondra, Echeverry e Isaza, Bustamante, Narodowski y demás autores del libro, pero anuncié al comienzo que no quería reseñar estos textos sino mencionar algunos aspectos generales de la propuesta. Empiezo a notar lo fácil que es traicionar este propósito, pues cada texto porta fascinantes matices sobre la génesis y los múltiples desarrollos de la escuela pública y el maestro en América Latina (Argentina, Brasil, Colombia, México, Uruguay), que enriquecen la idea y el proyecto de la realización de estudios comparados en nuestra región, por más que este campo también sea objeto de delimitación crítica, en la introducción del libro, por parte de sus compiladores y coautores.

El libro, en suma, es de una enorme importancia para el campo de la educación y la pedagogía, especialmente por la recursividad y el rigor con que sus autores abordan sus objetos de análisis, y se constituye en una referencia obligada para los historiadores de los siglos xviii al XX en América Latina, para los historiadores de la educación y para los programas de formación de maestros.