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Biomédica

versión impresa ISSN 0120-4157versión On-line ISSN 2590-7379

Biomédica v.26  supl.1 Bogotá oct. 2006

 

Seroprevalencia de leishmaniosis visceral canina en la comuna 8 de Neiva y en cuatro municipios de Huila, Colombia

José Fernández 1, Felio Bello 2, Myriam Consuelo López 3, Ligia Inés Moncada 3, Jimmy Jolman Vargas 4, Martha Stella Ayala 5, Rubén Santiago Nicholls 3, 5, Carlos Alberto Lozano 6

1 Grupo de Epidemiología y Salud Pública, Facultad de Medicina Veterinaria, Universidad de La Salle, Bogotá, D. C., Colombia.

2 Laboratorio de Entomología, Biología Celular y Genética, Departamento de Ciencias Básicas, Universidad de La Salle, Bogotá, D. C., Colombia.

3 Departamento de Salud Pública, Facultad de Medicina, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, D. C., Colombia.

4 Departamento de Ciencias para la Salud Animal, Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, D. C., Colombia.

5 Laboratorio de Parasitología, Instituto Nacional de Salud, Bogotá, D. C., Colombia.

6 Secretaría Departamental de Salud del Huila, Neiva, Colombia.

Recibido: 19/07/05; aceptado: 07/03/06

Introducción. La leishmaniosis visceral canina en áreas endémicas de Colombia se constituye en un factor de riesgo para la salud pública, dado el carácter zoonótico de la enfermedad. Durante el año 2004 se registraron 96 casos de leishmaniosis visceral humana en el país, de los cuales cinco correspondieron al departamento del Huila, zona de influencia del vector Lutzomyia longipalpis.

Objetivo. Determinar la prevalencia de anticuerpos IgG contra Leishmania chagasi en sueros de caninos recolectados en los municipios de Rivera, Palermo, Villavieja, Algeciras y la comuna 8 de la ciudad de Neiva, Huila, Colombia.

Materiales y métodos. Se realizó una encuesta epidemiológica a los propietarios de 610 caninos y previo consentimiento se llevó a cabo examen clínico general y recolección de muestra de sangre de cada una de las mascotas. Los sueros fueron analizados mediante el test de ELISA empleando como antígeno promastigotes de Leishmania chagasi, de la cepa MHOM/CO/84/CL044B. El análisis de datos empleó estadística descriptiva.

Resultados. En la población canina 85% fueron mestizos, la edad promedio fue 2,5 años y 67,3% de los animales fueron machos. Al examen clínico las manifestaciones más frecuentes fueron: onicogrifosis 24,3%, linfadenitis 10% y lesiones cutáneas 5%. La frecuencia de anticuerpos IgG contra Leishmania chagasi en la comuna 8 de la ciudad de Neiva fue 28,1%, en Villavieja 28%, en Rivera 14,9%, en Palermo 10% y en Algeciras 5,1%. Adicionalmente, se observó un promedio de cinco personas convivientes por canino seropositivo.

Conclusiones. Estos datos demuestran la exposición de los caninos que habitan los ambientes rurales y urbanos de las zonas en estudio a Leishmania chagasi y deben tenerse en cuenta para el fortalecimiento de los programas de control y prevención de esta zoonosis en el Sistema General de Seguridad Social en Salud.

Palabras clave: enfermedades de los perros, Leishmania, test de ELISA, Colombia.

Seroprevalence of canine visceral leishmaniasis in sector 8 of Neiva and in four municipalities of Huila, Colombia

Introduction. Canine visceral leishmaniasis in endemic areas of Colombia could be a public health risk factor given the zoonotic nature of the disease. Ninety-six human cases of visceral leishmaniasis were reported in Colombia in 2004, 5 of them in Huila, where Lutzomyia longipalpis has been incriminated as the main vector species.

Objective. To determine the prevalence of IgG antibodies against Leishmania chagasi in dogs from the sector 8 of the city of Neiva and the from the towns of Villavieja, Algeciras, Palermo and Rivera located in Huila, Colombia.

Materials and methods. An epidemiological survey was carried out in 610 dogs, which included clinical examination and venopuncture for obtaining blood samples. Authorization was obtained from the dog owners. The sera were analyzed by the ELISA test with promastigotes of the L. chagasi strain MHOM/CO84/CL044B as antigen.

Results. The canine population had an average age of 2.5 years; 67.3% of the dogs were males and the cross–bred animals were the most prevalent constituting 85% of those samples.

On clinical examination the main signs were onicogriphosis 24.3%, lymphadenitis 10% and skin lesions 5%. The presence of antibodies was observed in 28.1% of the dogs from sector 8 of Neiva, 28% in Villavieja, 14.9% in Rivera, 10% in Palermo and 5.1% in Algeciras. An average ratio of five people cohabitating per seropositive dog was observed.

Conclusions. The results reflect the exposure to Leishmania chagasi infection of dogs living in both urban and rural environments in the studied zones, and should encourage health authorities to carry out control measures to prevent the spread of this zoonotic disease.

Key words: dog diseases, Leishmania, enzyme-linked immunosorbent assay, Colombia

Los protozoarios intracelulares del género Leishmania afectan al hombre y a otros mamíferos, entre ellos, los cánidos, en los que pueden ocasionar un amplio espectro de procesos patológicos que van desde cuadros cutáneos autorresolutivos hasta procesos viscerales con consecuencias fatales (1,2).

La forma visceral en el hombre es causada por Leishmania chagasi en América y podría asociarse con la presencia simultánea de brotes de leishmaniosis visceral canina en razón a que el perro, debido a su estrecho contacto con el hombre, se constituye en el reservorio doméstico más importante dentro del ciclo de transmisión, compartiendo en zonas endémicas, los nichos ecológicos de reservorios silvestres e insectos vectores (3-8).

La leishmaniosis visceral en los caninos es una parasitosis con repercusión en medicina veterinaria, en la cual la dificultad en el diagnóstico y la baja eficacia de su tratamiento constituyen obstáculos para el control de la enfermedad en zonas endémicas, convirtiéndose en un riesgo para la salud pública, dado el carácter zoonótico del proceso (4-7,9).

Los focos más importantes de leishmaniosis visceral en Colombia se encuentran distribuidos a lo largo de la cuenca del río Magdalena y sus afluentes en los departamentos de Huila, Tolima, Cundinamarca, Bolívar, Sucre, Córdoba y Santander que corresponden a la distribución de los vectores Lutzomyia longipalpis y Lutzomyia evansi (8,10). En el 2004 se registraron 96 casos humanos de leishmaniosis visceral en el país, de los cuales, cinco correspondieron al departamento del Huila, cuatro de éstos registrados en Neiva (11).

En Colombia, los estudios realizados en perros incluyen los desarrollados en la Costa Caribe, en el corregimiento de Cerro Vidales y en el municipio de Montería, Córdoba, donde se informaron mediante exámenes parasitológicos prevalencias de 8,33% y 26,17%, respectivamente; de la misma forma, mediante prueba de inmunofluorescencia indirecta se identificaron en los municipios de Ovejas (Sucre), San Andrés de Sotavento (Córdoba) y El Carmen de Bolívar (Bolívar), con prevalencias entre 3,84% y 9,6% (12). Vélez et al. en un estudio ecoepidemiológico de leishmaniosis visceral en la comunidad indígena zenú de San Andrés de Sotavento, Córdoba, reportaron el 16% de los caninos seropositivos mediante la prueba de inmunofluorescencia indirecta (13). Otros trabajos en el interior del país han registrado seroprevalencias de 12,5% en el municipio de Rovira (Tolima) y de 17,2% en caninos de 17 veredas del departamento del Huila (12).

Corredor et al. (1989) (10) encontraron seroconversión de caninos centinelas en un rango de 4,4 a 8 meses, después del ingreso a la zona de estudio como parte de un programa de vigilancia epidemiológica en el municipio de Ricaurte (Cundinamarca), así mismo se aislaron cepas de campo a partir de los perros seropositivos, que fueron identificadas como L. chagasi.

La necesidad de una técnica más eficiente en el diagnóstico de leishmaniosis visceral permitió desarrollar diferentes tipos de pruebas inmunoenzimáticas como la prueba de ELISA con sus diferentes variaciones (14). Para el diagnóstico de la leishmaniosis visceral en perros, esta prueba tiene una sensibilidad de 98% y una especificidad entre 85% y 96% (15). En Colombia se estandarizó una prueba de ELISA con una sensibilidad calculada de 84,5% y una especificidad de 86,4% (Vega JC, López MC, Vargas JJ, Ayala MS, Nicholls RS, Bello F et al. Estandarización de la prueba de ELISA para el inmunodiagnóstico de la leishmaniasis visceral canina. En: Agudelo C, editor. I Encuentro de Investigadores en Salud Pública de la Universidad Nacional de Colombia. Bogotá: Instituto de Salud Pública; 2003. p.80-9), técnica que puede ser empleada en estudios seroepidemiológicos necesarios para el diseño de estrategias de prevención y control de leishmaniosis en perros y humanos (15-16).

El propósito de este trabajo fue determinar la prevalencia de anticuerpos IgG contra L. chagasi por la prueba de ELISA en sueros de perros, recolectados en los municipios de Rivera, Palermo, Villavieja, Algeciras y en la comuna 8 de Neiva, departamento del Huila, Colombia.

Materiales y métodos

Área de estudio

Se tomaron sueros de perros en los municipios de Rivera, Palermo, Villavieja, Algeciras y en la comuna 8 de Neiva (figura 1). Las condiciones ecológicas corresponden a zonas climáticas de bosque seco tropical con temperatura promedio de 25,8OC, altitud entre 400 y 1.500 msnm y con casos reportados de leishmaniosis visceral en humanos (12).

Población muestreada

Se estudiaron 610 perros, muestra aleatoria calculada teniendo en cuenta la población de 1.620 perros, establecida en los registros de vacunación antirrábica del 2003 de la Secretaría Departamental del Huila. Para el cálculo del tamaño de muestra se usó una prevalencia estimada de 17,2% y un nivel de confianza de 95%. Las muestras fueron tomadas casa a casa.

Encuesta epidemiológica y examen clínico

Se hizo una encuesta epidemiológica a los propietarios de las mascotas objeto de estudio, con el ánimo de obtener los siguientes datos: nombre del propietario, vereda o barrio, nombre del perro, edad, sexo, raza, historia de vacunación, dieta, condición corporal (1=delgado, 2=bajo de peso, 3=ideal, 4 y 5=sobrepeso) (17) y número de personas que conviven con la mascota. En el examen clínico se evaluó la apariencia general del animal y la presencia de lesiones como úlceras cutáneas, onicogrifosis o hipertrofia de las uñas, áreas depiladas o alopécicas, lesiones eritematosas y linfadenitis.

Recolección de las muestras

Para la obtención de suero se recolectaron 10 ml de sangre completa por venopunción de la vena cefálica; las muestras se fraccionaron en alícuotas y se almacenaron a –20OC.

Prueba de ELISA

Se siguieron las condiciones descritas en Vega JC, López MC, Vargas JJ, Ayala MS, Nicholls RS, Bello Fet al. Estandarización de la prueba de ELISA para el inmunodiagnóstico de la leishmaniasis visceral canina. En: Agudelo C, editor. I Encuentro de Investigadores en Salud Pública de la Universidad Nacional de Colombia. Bogotá: Instituto de Salud Pública; 2003. p-80-9.

Como antígeno se emplearon promastigotes de L. chagasi cepa MHOM/CO/84/CL044B obtenidos de cultivos en masa que se mantuvieron en medio líquido de Schneider. Se emplearon placas de 96 pozos Dynatech Inmulon I de poliestireno. En cada pozo se agregaron 100 _l de antígeno a una concentración de 7,5 µg/ml en solución reguladora de carbonato-bicarbonato de sodio 0,05 M, pH 9,6. Se incubaron las microplacas durante tres horas en cámara húmeda a temperatura ambiente, y se lavaron tres veces por cinco minutos con solución reguladora de fosfatos 0,15 M, pH 7,4 con Tween 20 al 0,05%. Se dispensaron 100 µl de suero de cada perro muestreado, por triplicado en dilución 1:800 en solución reguladora de fosfatos con Tween 20; se incubaron en cámara húmeda a temperatura ambiente durante dos horas y se lavaron tres veces como se describió anteriormente. Se agregaron 100 µl de anti-IgG canina marcada con fosfatasa alcalina en dilución 1:6.000 por pozo y se incubaron en cámara húmeda a 4°C durante 18 horas. Se lavó nuevamente tres veces y se agregaron a cada pozo 100 : de 5-para-nitro-fenil-fosfato en proporción 1:1 (v/v) en solución reguladora de dietanolamina al 10%, pH 9,8, en una concentración de 1 mg/ml y las microplacas se incubaron durante 30 minutos a temperatura ambiente. Se agregaron 25 µl de solución de hidróxido de sodio 3N para detener la reacción. Las absorbancias se leyeron a una longitud de onda de 405 nm en un colorímetro UNISKAN I. Se consideraron como sueros positivos aquéllos que mostraron valores de absorbancias iguales a 0,420.

Análisis de resultados

Con la información obtenida se construyó una base de datos en el programa EpiInfo 6.04, y se determinaron las frecuencias, que se presentan en los cuadros. Las seroprevalencias se ajustaron mediante la formula PA=(p+E-1)/(S+E-1)(PA: prevalencia ajustada, p=prevalencia observada, S=sensibilidad, E= especificidad) metodología descrita por Ahlbom y Norell (18).

Aspectos éticos

El muestreo se llevó a cabo con el consentimiento previo de los propietarios, que incluyo el derecho a no participar, siguiendo las normas éticas para el manejo de animales establecidas en el Estatuto Nacional de Protección para los Animales, Ley 84 de 1989 y las normas éticas para investigación sin riesgos en comunidades descritas en la Resolución No. 008430 de 1993 del Ministerio de Salud que establece las normas científicas, técnicas y administrativas para la investigación en salud (19,20). La investigación fue aprobada por el Comité de Investigación con Animales del Instituto Nacional de Salud.

Resultados

En la población canina muestreada, 67,2% eran machos y 32,8% hembras; 59,2% de los perros tenían menos de dos años, con una edad promedio de 2,5 años; la raza más frecuente correspondió a la mestiza con 85,2%. Con respecto al manejo sanitario y nutricional de los animales, 44% no registró historia alguna de vacunación, sólo el 34,9% había recibido tratamiento antiparasitario recientemente y 84,9% consumía únicamente dietas caseras.

La condición corporal de las mascotas fue ideal (condición 3) en 50,8%; bajo de peso (condición 2), 46,2%, y delgado (condición 1), 3%; no se observaron animales con sobrepeso (condiciones 4 y 5). Teniendo en cuenta la sintomatología compatible con leishmaniosis visceral canina, 24,3% de la población muestreada presentaba onicogrifosis, 10% linfadenitis, 5% lesiones cutáneas y 2,7% disminución del apetito.

Se encontraron 2.619 personas conviviendo con los perros muestreados, 77,5% mayores de 10 años y 22,5% menores de 10 años, lo cual representa una proporción general de cuatro personas convivientes por perro y, en el caso de la población infantil, de un niño conviviente por perro.

Se observó la presencia de IgG contra L. chagasi en 118 de los 610 sueros evaluados (cuadro 1). Las seroprevalencias ajustadas por municipio muestreado se observan en el cuadro 2; la totalidad de las muestras positivas recolectadas en Neiva y Rivera provenían de la zona urbana, mientras que en Algeciras la totalidad de sueros positivos provenían de zonas rurales. En el municipio de Villavieja, 21,9% de las muestras positivas provenían de zona rural y 78,1% del casco urbano; en Palermo, 60% provenía de zona urbana y 40% de zona rural (cuadro 2).

Como se describe en el cuadro 1, en la población con anticuerpos contra L. chagasi, el promedio de edad fue de 3,1 años y 80,5% correspondió a perros mestizos. En el examen clínico, 75% de los animales seropositivos fueron asintomáticos y las manifestaciones clínicas más frecuentes en la población sintomática fueron: onicogrifosis, 24,8%; linfadenitis, 12,8%; alopecia, 5,2%, y emesis, 4,3%. Con respecto a la procedencia de los perros seropositivos, debe tenerse en cuenta que 29% fueron introducidos al área de estudio.

Los resultados obtenidos muestran que 493 personas se encuentran en contacto con los perros seropositivos (cuadro 1). En la población mayor de 18 años del municipio de Algeciras, cuatro personas en promedio convivían con un perro seropositivo; similar situación se presentó en Neiva donde tres personas adultas en promedio convivían con un perro seropositivo (cuadro 3). Los municipios de Palermo, Villavieja y Rivera mostraron promedios similares de contacto de la población adulta con perros con anticuerpos (cuadro 3).

En la población humana menor de 10 años, la distribución fue similar a la observada en la población adulta en cada municipio pero disminuyó el promedio de conviventes por perro seropositivo (cuadro 3). Por otro lado, el promedio de personas entre 10 y 18 años de edad que convivían con un perro seropositivo fue menor con respecto al promedio de convivientes en los demás grupos de edad.

Discusión

Las áreas objeto de estudio se encuentran ubicadas por debajo de los 1.750 msnm y tienen las condiciones geoecológicas para la transmisión y la proliferación de leishmaniosis visceral, hecho que se correlaciona con lo reportado por Vélez et al. (13) y Corredor et al. (21) quienes incluyeron al departamento del Huila como uno de los focos en Colombia de leishmaniosis visceral (10,13).

En este estudio se observó la presencia de perros infectados tanto en zonas rurales como urbanas del departamento del Huila, lo cual se podría explicar por el desplazamiento de la población y sus mascotas a las ciudades, a la presencia de reservorios y vectores a nivel urbano y a la circulación de los perros entre los ambientes silvestres y domésticos, como lo describen Paranhos-Silva et al. (22) y Silva et al. (23).

Las diferencias de seroprevalencia ajustadas obtenidas en Neiva (20,4%) y Villavieja (20,3%) con respecto a los demás municipios, podrían indicar variaciones en la densidad tanto de vectores como de perros, similar a lo descrito por Busch et al. (24) y Ciaramella et al. (25); sin embargo, los porcentajes de positividad de anticuerpos obtenidos en los municipios de Algeciras, Palermo y Rivera son similares a las obtenidos en otros estudios realizados en zonas rurales de Colombia (12).

Teniendo en cuenta las variables asociadas con la leishmaniosis visceral en perros de zonas endémicas, el sexo no se constituyó en un determinante negativo debido a que la proporción de hembras y machos seropositivos fue similar; no obstante, el número de machos en la población es mayor al de hembras, probablemente por la preferencia de los propietarios a la tenencia de machos. La edad es un indicador del grado de transmisión de la infección; Moreno y Alvar (26) reportaron que en los casos de leishmaniosis visceral canina las prevalencias son mayores en animales de hasta tres años de edad.

Los resultados obtenidos muestran un promedio de edad para la población general de 2,5 años y para la población seropositiva de 3,1 años, datos que permiten inferir que las prevalencias obtenidas se relacionan con una población joven. En Colombia se ha descrito que la supervivencia de perros infectados en focos endémicos no es mayor a dos años de edad (21). Teniendo en cuenta que el promedio de edad en los animales seropositivos fue mayor, podría pensarse que estos animales se han infectado de forma tardía o se mantienen en el estado de asintomáticos que correspondió al 75% de la población seropositiva muestreada.

Aunque la linfadenitis y la onicogrifosis son signos inespecíficos que se pueden presentar en diferentes patologías caninas, cuando estos signos se presentan con el antecedente epidemiológico de vivir o haber vivido en zona endémica, podría sugerir la presencia de leishmaniosis visceral canina, como lo describió Ciaramela et al. (25).

En Colombia, según Vélez et al. (13), la mortalidad de perros en áreas endémicas puede alcanzar 25%, cifra similar a la obtenida en los perros seropositivos sintomáticos muestreados, los cuales tendrían una mayor probabilidad de morir a causa de la infección. La talla, raza y peso de los animales no constituyeron variables importantes, como fue descrito por Moreno y Alvar (26).

Los casos de leishmaniosis visceral canina en áreas endémicas donde de forma concomitante se presenta la entidad en humanos han sido reportados desde los primeros aislamientos realizados en 1908 por Nicolle y Compte en Túnez (24).

En Colombia, en el 2003 se registraron 121 casos en humanos que disminuyeron a 96 en el 2004; sin embargo, en la zona de estudio el número de casos pasó de dos en el 2003 a cinco en el 2004 (11). Es posible que exista una asociación entre leishmaniosis visceral humana y canina, ya que las mascotas se convierten en reservorios de la entidad en los ambientes domésticos en donde normalmente habitan generando un factor de riesgo para las personas que conviven con ellas siempre y cuando exista la presencia del vector L. longipalpis, el cual ha sido descrito en focos bien estudiados que incluyen la zona de estudio (11,21,22,27,28).

Aunque se considera que los perros de las áreas rurales son los más afectados, la infección se ha reportado en regiones urbanas y suburbanas de países como Brasil en las ciudades de Boa Vista, Santarém, Terezina, São Luis, Natal, Aracajú, Montes Claros, Belo horizonte, Araçuaí, Sabará, Perdões, Rio de Janeiro y Cuiabá así como en Venezuela en el área úrbana de Valencia en el estado de Carabobo y en la isla de Margarita (14, 29-31).

En Colombia son pocos los trabajos realizados con respecto a la situación de la leishmaniosis visceral canina en zonas urbanas; sin embargo, en este estudio se encontró una seroprevalencia ajustada de 20,45% en Neiva, dato que contrasta con los resultados obtenidos a nivel rural donde se han observado seroprevalencias que varían entre 3,8% y 17% en diferentes zonas de Colombia (12). La sensibilidad del 84,5% y la sensibilidad del 86,4% de la prueba de ELISA no permitió ajustar las seroprevalencias de los municipios de Algeciras y Palermo (cuadro 2).

Actualmente, se considera que el patrón de transmisión de las leishmaniosis está cambiando en Colombia (28,32), hecho que se evidencia con la aparición de brotes de leishmaniosis cutánea en personas que habitaban ciudades como Sincelejo (28), Bucaramanga (33), Remedios (34), Villeta y Quebradanegra (35) y de igual forma con la demostración de la presencia de vectores incriminados en la transmisión en zonas periurbanas de ciudades como Medellín (32).

En la actualidad, se discute cómo la leishmaniosis visceral se encuentra en un nítido proceso de transición epidemiológica, identificado por una incidencia creciente en áreas endémicas y su expansión geográfica a zonas no endémicas, incluso a zonas urbanas (14). En Colombia, ya se reportan casos de leishmaniosis visceral en niños sin nexos epidemiológicos con zonas endémicas rurales en Sincelejo (28) y de la misma forma, en Neiva, donde se desarrolló parte de este estudio, se reportaron dos casos en el 2003 y cuatro casos en el 2004, en la población infantil (11).

Todos estos factores hacen sospechar que los perros pueden tener un papel preponderante dentro de la nueva ecoepidemiología de la leishmaniosis visceral en zonas urbanas y, específicamente, en el departamento del Huila, más aún, si se tiene en cuenta que se observaron parásitos del género Leishmania en cultivos preparados a partir de los tejidos de dos perros seropositivos procedentes de la comuna 8 de Neiva y que el perro es considerado el reservorio doméstico más importante, con capacidad de establecer patrones enzoóticos silenciosos debido a su mayor probabilidad de contacto con los vectores y reservorios silvestres en su hábitat natural (24).

Sin embargo, hay que tener en cuenta que la importancia del perro como reservorio no debe asumirse solamente en zonas endémicas; en zonas no endémicas como los Estados Unidos, se reconoce hoy la importancia y el impacto a nivel de salud pública de esta enfermedad emergente en los perros (27).

En este estudio, el mayor promedio de personas en contacto por perro seropositivo se observó en el municipio de Algeciras. Sin embargo, la seropositividad fue la menor del estudio, posiblemente a causa de que el área de muestreo se encontraba a nivel periurbano y la densidad de la población por domicilio era alta.

En Neiva la seroprevalencia y el promedio de convivientes por perro seropositivo fueron altos; si se tiene en cuenta la alta densidad de población tanto humana como canina por unidad de área a nivel urbano, el riesgo potencial de transmisión cuando existe la presencia de vectores adecuados podría incrementarse (32). Lo anterior podría explicar el aumento de la incidencia de casos humanos observados en Neiva.

Es necesario tener en cuenta que las poblaciones en riesgo de contraer la infección en áreas donde confluyen tanto reservorios como vectores, son principalmente niños y adultos inmunocomprometidos. En este estudio, aunque no se contempló el estado inmunológico de las personas, se observa que el promedio de personas adultas convivientes mayor de 18 años es el más alto para todas las áreas muestreadas y esta seguido por la población infantil menor de 10 años, grupo de edad en la cual se reportan la mayoría de casos de leishmaniosis visceral (15,16,28).

De esta forma, el presente trabajo confirma la endemicidad de la infección en los caninos de los municipios muestreados y alerta sobre la presencia de perros seropositivos en zonas urbanas. Esta situación sugiere el urgente fortalecimiento de los programas de prevención y control de leishmaniosis visceral en el Sistema General de Seguridad Social en Salud, en especial, en Neiva y Villavieja donde un alto porcentaje de perros que habitan las áreas urbanas muestran la presencia de anticuerpos frente a la infección por L. chagasi.

En Latinoamérica la urbanización de las leishmaniosis es un fenómeno creciente y el riesgo de contraer la infección puede incrementarse si no se controla el contacto de los vectores y la población humana con reservorios infectados como los perros.

Agradecimientos

A los estudiantes de Medicina Veterinaria de la Universidad de La Salle; a Martha Páez, Arnulfo Abril y John Penagos, por su colaboración en la recolección de material a nivel de campo. A los funcionarios de salud ubicados en el Centro de Zoonosis de Neiva y en los Centros de Salud de los municipios del área de estudio, por su colaboración en sensibilización de la comunidad y en la recolección del material de campo. A la comunidad de los municipios estudiados por facilitar las mascotas que permitieron llevar a cabo este estudio.

Conflicto de intereses

En la realización del presente trabajo no se presentó ningún conflicto de interés financiero, político ni académico.

Financiación

El presente estudio se realizó con el apoyo económico de la Universidad de La Salle, la Universidad Nacional de Colombia, el Instituto Nacional de Salud y la Secretaría Departamental de Salud del Huila.

Correspondencia:
José Fernández M., Universidad de La Salle, Facultad de Medicina Veterinaria, Grupo de Epidemiología y Salud Pública, Calle 68 No. 49-47 Bloque 19, apartamento 503, Bogotá D.C., Colombia.
Teléfono (571) 630 8978; fax: (571) 677 2636

josefernandezm@yahoo.com

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