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Biomédica

versão impressa ISSN 0120-4157

Biomédica vol.32 no.4 Bogotá out./dez. 2012

 

Editorial

La situación nutricional de la niñez en Latinoamérica: entre la deficiencia y el exceso, de brecha nutricional a deuda social

Problemas nutricionales prevalentes

Han pasado veinte años desde que tuvo lugar la Conferencia Internacional de Nutrición de 1992, y dieciséis desde que se celebró la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996, y si bien se ha visto mejoría en algunas cifras, los problemas nutricionales más críticos permanecen. Muchos se han mitigado pero la mayoría siguen intactos y afectan de manera notoria a los niños de los países y regiones más
pobres de Latinoamérica y el Caribe, a pesar de que la población infantil aparece como una prioridad en las acciones indicativas de los planes de acción de ambos eventos.

Resulta cuando menos paradójico que, en la última década, Latinoamérica haya elevado de manera importante sus indicadores económicos, al punto que hoy por hoy, frente a la crisis económica mundial, países de la región, como Brasil y Costa Rica, presentan cifras de PIB superiores a algunos países del primer mundo.

Sin embargo, los indicadores nutricionales más importantes, asociados con los factores determinantes sociales, no han tenido cambios significativos. El bajo peso al nacer en la región para el periodo referido, bajó tan solo del 10% (1) al 8% (2). La desnutrición crónica en niños menores de cinco años, bajó del 18% (1) al 15% (2), solo tres puntos porcentuales en dos décadas.

Lo anterior significa que las situaciones de mayor costo nutricional, como son la desnutrición al nacer y el retraso de la talla para la edad, con los altos costos que ambas situaciones cobran al desarrollo infantil, no han disminuido de manera significativa en una región que, a pesar de su crecimiento económico, es una de las más inequitativas del planeta, y así lo confirman estos dos indicadores.

Además, en el Estado Mundial de la Infancia de 1998, la UNICEF no solo da cuenta de las problemáticas nutricionales producto de las carencias proteico-calóricas, sino que documenta una emergencia silenciosa que ataca de manera profunda a los niños: las deficiencias de micronutrientes, como el hierro, el calcio, el yodo, el cinc, el ácido fólico y la vitamina A, carencias todas evitables, que dejan secuelas importantes en el potencial de crecimiento y desarrollo infantil, y generan situaciones de vulnerabilidad ante enfermedades que frecuentemente comprometen la supervivencia de los niños que las padecen.

Las cifras de miles de niños que sufren estas carencias se concentran en países como Haití, Guatemala, Nicaragua y El Salvador, en Centroamérica, y Bolivia, Colombia y Perú, en Suramérica; no obstante, se distribuyen como una constante perversa en las regiones más pobres de todos los países latinoamericanos.

Problemáticas nutricionales emergentes

A pesar de que las estrategias de solución se conocen y son muy costo-efectivas, en una región donde la mayoría de los países mejora sus indicadores de calidad de vida, no se entiende cómo los problemas nutricionales persisten, empeoran y se suman a otros nuevos, aparentemente causados por los cambios en los hábitos de vida de las personas. Asociadas al exceso, estas nuevas problemáticas, como son el sobrepeso y la obesidad, se han instalado de manera crítica en los niños de todas las edades. Así l demuestran las estadísticas de las Encuestas Nacionales de Situación Nutricional y las Encuestas de Demografía y Salud, realizadas por la mayoría de los países latinoamericanos (3).

El extremo opuesto de la deficiencia nutricional es una situación que hasta hace pocos años afectaba mayoritariamente a niños de países de altos ingresos o de las zonas de mejores condiciones de vida e ingresos de los países en desarrollo. Sin embargo, hoy se registra cada vez con mayor frecuencia que los países de bajos y medianos ingresos, sin real distingo de este comportamiento entre poblaciones de zonas rurales y urbanas, presentan altos índices de sobrepeso y obesidad, lo cual evidencia un aumento en el riesgo de que los niños sufran de obesidad y de enfermedades crónicas como diabetes, cáncer y cardiopatías (3).

Pero el incremento desmedido del sobrepeso y la obesidad en la región, como se afirma en el párrafo anterior, no tiene que ver con una mejoría en las condiciones económicas de la población, sino con un deterioro en la calidad nutricional de los consumos alimentarios. Esto se refleja en amplios sectores de la población, en especial la infantil, donde aparecen estas problemáticas emergentes que coexisten con carencias de micronutrientes que no mejoran, y por el contrario empeoran, como sucede en países como Haití, Colombia y Bolivia (4).

Esta coexistencia presenta, además, otras peligrosas aristas, cuya complejidad hoy se conoce como la presencia de la doble carga nutricional, en una Latinoamérica que no ha superado los problemas de la deficiencia, a pesar de haber suscrito un compromiso desde el año 2000 en los Objetivos del Milenio, pero que incorpora, en cambio, los problemas emergentes del exceso, instalados tanto en la población adulta como en la infantil.

Por otro lado, la doble carga tiene una configuración familiar que se constituye en un desafío sin precedentes para la formulación de políticas públicas nutricionales que se concreten en intervenciones efectivas para los niños y sus familias. Se trata de la presencia de individuos de bajo peso (regularmente niños pequeños desnutridos) que conviven con individuos con sobrepeso (frecuentemente madres obesas) en el mismo hogar (3), lo cual está asociado a la creciente urbanización en medio de la pobreza, especialmente en Latinoamérica.

Situaciones opuestas, causas comunes

La presencia de la doble carga nutricional, tanto en la población como en el hogar, y su coexistencia con los problemas derivados del hambre oculta, generan dudas con respecto a la publicitada transición nutricional en Latinoamérica. Derivada de la idea de la transición epidemiológica y relacionada claramente con la transición demográfica, la transición nutricional no responde a esta lógica en razón a que los problemas de las deficiencias nutricionales no han mejorado significativamente. Por el contrario, se registra, además, que la desnutrición crece actualmente en lo urbano más que en lo rural, y en lo urbano, las carencias de micronutrientes empeoran y se suman al aumento del sobrepeso y obesidad (2).

Más que una transición, los problemas nutricionales registran un mosaico epidemiológico nutricional que demanda soluciones integrales alternas, que apunten a las causas estructurales de estas situaciones, muchas de ellas instaladas desde hace décadas en los perfiles alimentarios y nutricionales de los países, afectando la calidad de vida de los niños, en particular, de los más pobres.

Cuando se alude a las causas de los problemas nutricionales de la infancia en Latinoamérica, es de nuevo la pobreza la causa subyacente más importante, expresada en las profundas desigualdades de la región, que aún se manifiestan en la falta de una dieta adecuada, la ausencia de agua potable, de educación, de servicios adecuados y oportunos de salud, los muy bajos ingresos de las familias y la presencia del conflicto armado, con todas sus repercusiones, en varios países de la región.

La influencia que ha tenido la baja calidad nutricional de los suministros de los programas de asistencia alimentaria estatales, merece unas notas finales, en especial por la manera como se han instalado el sobrepeso y la obesidad en los niños más pobres. En la mayoría de países latinoamericanos estos suministros están basados en alimentos calóricos con altos aportes de energía y macronutrientes, como
harinas y grasas, y con poco aporte de proteínas y micronutrientes. Así, estos programas no favorecen un consumo balanceado, sino más bien centrado en las calorías que pretenden, con alimentos de bajo costo, garantizar las coberturas, mediante intervenciones que privilegian la cantidad y no la calidad de estos suministros.

Este es un asunto pendiente de evaluar por la incidencia que estos programas pueden tener en la instalación de la problemática de la obesidad y la doble carga en los niños de poblaciones vulnerables.

Sería importante promover en esa dirección, la redefinición de los programas de asistencia alimentaria, que, dicho sea de paso, deben evolucionar hacia una nueva generación de programas que superen el asistencialismo, sin que por ello se disminuyan los recursos destinados a la implementación de políticas públicas para la superación de los problemas nutricionales persistentes y emergentes en la niñez latinoamericana.

Desafíos para las políticas públicas de nutrición

Frente a este panorama tan complejo, se hace evidente la urgencia de atacar numerosos frentes y desarrollar estrategias de profundo impacto, con iniciativas creativas. Pero, a riesgo de parecer simplista, una sola sería la principal recomendación: combatir la pobreza de los niños y sus familias. Si, por una vez, los tomadores de decisiones asumieran la superación de la pobreza y las desigualdades como su primordialacción y realmente se comprometieran con su erradicación, sin por ello abandonar las estrategias que la ciencia y la técnica han probado como efectivas y protectoras, el éxito estaría garantizado y el camino despejado para una solución definitiva a los problemas nutricionales de la infancia en Latinoamérica.

La meta real debería ser eliminar la pobreza, causa subyacente de todas las problemáticas nutricionales, que puede incluso comprometer la vida de los niños, esos que ponen las cifras tanto de las deficiencias, como de los excesos; cifras que engrosan las estadísticas de los principales documentos oficiales sobre los problemas nutricionales de esta próspera pero desigual América Latina.

Lo demás, el suministro de una alimentación adecuada y suficiente, la educación nutricional, la implementación de las estrategias para superar las deficiencias de micronutrientes, el acceso al agua potable, la protección específica por vía de la vacunación, la atención oportuna en salud, etc., son importantes acciones que se deben llevar a cabo, pero solo si se garantizan junto a la superación de las desigualdades, repercutirán en estrategias importantes y dejarán de ser paliativos para lograr el impacto para el que fueron diseñadas.

Sara E. Del Castillo

Profesora, Departamento de Nutrición Humana

Coordinadora, Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional Universidad Nacional de Colombia, Bogotá D.C., Colombia

sedelcastillom@unal.edu.com

Referencias

1. UNICEF. Estado Mundial de la Infancia. Ginebra: UNICEF; 1998. p. 98-101.         [ Links ]

2. UNICEF. Estado Mundial de la Infancia. Ginebra: UNICEF; 2012. p. 18-21 y 92-6;         [ Links ]

3. Garrett JL, Ruel MT. Stunted child-overweight mother pairs: An emerging policy concern. Washington, D.C.: International Food Policy Research Institute (IFPRI); 2003. p. 13-8.         [ Links ]

4. FAO/ORLAC. The state of food insecurity in the world 2004. Roma: FAO ORLAC; 2004. Fecha de consulta: 4 de octubre de 2012. Disponible en: http://www.fao.org/docrep/007/y5650e/y5650e00.htm        [ Links ]

5. Brèville B. La explosión de los gordos. Le Monde Diplomatique. 2012;X:15-7.         [ Links ]