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Praxis Filosófica

Print version ISSN 0120-4688On-line version ISSN 2389-9387

Prax. filos.  no.23 Cali July/Dec. 2006

 

GERMÁN VARGAS GUILLÉN - LUZ GLORIA CÁRDENAS MEJÍA.
Retórica, poética y formación, de las pasiones al entimema Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional - Universidad de Antioquia, 2005, 168 págs.

Juan Manuel Cuartas R.

Universidad del Valle


Primero son las pasiones, la retórica de la vida, la persuasión que logramos en el otro movilizada desde el cuerpo, la mirada, la voz, la presencia rotunda de quien exhibe un lenguaje regalado al otro en la forma del deseo, el odio, la languidez, el entusiasmo. Se tiene en la persuasión la valoración máxima de la comunicación, al punto de que no está productivamente en el mundo quien no consigue comunicar; el intercambio humano se ciñe a esta exigencia sin precisar lenguajes, porque procede de la totalidad del individuo su determinación de comunicar, provocar y seducir. Y la persuasión será, como afirman Vargas y Cárdenas que ha afirmado Carlo Michelstaedter, "la fuente de la retórica y no su fin"1 . Un retorno favorable a los sofistas por tanto, que supieron disponer el recurso retórico en función de la experiencia que se vive con la palabra, y no, como intentan infatigablemente corregir Sócrates y Platón, en la verdad asumida como rectora del conocimiento.

Paul Ricoeur lo dijo, según lo dicen Vargas y Cárdenas: "el interés de Aristóteles con su estudio de la Retórica es poner la persuasión al servicio de la verdad"2 . Dos serían entonces los destinos de la persuasión: hacerse teoría y vincular el concepto retórico con el concepto lógico, o hacerse experiencia y desde las pasiones revelar a la persona como fuente de propensiones que ponen en contacto las exterioridades que somos y buscamos resolver. Aristóteles fundará la primera de estas fuentes de la retórica tornándola teoría que dispone sus recursos argumentativos entre dialéctica y lógica. Los sofistas y en especial Gorgias, movilizarán la segunda versión.

Vargas y Cárdenas harán ameno el recuento, pondrán los nombres correctos para avanzar sin dificultad hacia "la retórica y la formación del juicio"; porque será el juicio el encargado de dirimir los valores que se proponen en la exposición ante un público. La retórica de las pasiones por su lado, ilustrarán el aparato ético que somos a través de imágenes que son sin reserva formas de vida. La obra de Vargas y Cárdenas avanza así prestando atención a otras tantas configuraciones del discurso, la primera de ellas, la poética, que ilustra en qué proporción la utilización de la palabra está orientada significativamente; la Poética de Aristóteles, como se sabe, es el texto fundador de la estética, la primera movilización de la mimesis, su exploración minuciosa en diferentes discursos, que para la imaginería griega eran ya constitutivos del pensamiento y la cultura, como la tragedia, las odas, la epopeya y, aunque a regañadientes, la comedia.

Mucho habrá para decir por tanto entre retórica y poética, muchos autores para involucrar, entre ellos a Paul Ricoeur, quien despliega una hermenéutica textual equivalente a una hermenéutica de la acción y quien en su exposición de la triple mimesis indagará la historia, la narración y la filosofía decidiendo la operatividad retórica enfrentada al esteticismo poético de las distintas obras. En el aparte

'el poeta y el historiador', Vargas y Cárdenas afirman: "A nuestro ser-en-el-mundo pertenece el tiempo, como ya lo había establecido Heidegger, Ricoeur mostrará además cómo se da "la refiguración efectiva del tiempo, convertido así en tiempo humano, por el entrecruzamiento de la historia y de la ficción"3 .

De otro lado, está siempre por demostrar que los emplazamientos de la retórica resultan guiados por la argumentación y por lo que se denomina hoy, teoría de la elocución; en ambos casos es el espacio público, la retórica en situación, lo que pareciera disponer la ejecución efectiva de la persuasión. Los autores considerados por Vargas y Cárdenas serán en esta nueva fase de tratamiento de la retórica, los bien conocidos teóricos de la argumentación: la doctora L. Olbrechts-Tyteca y los doctores Toulmin y Ch. Perelman. Todo partirá en este caso de la noción de 'entimema' que, introducido por Aristóteles, se entiende como el silogismo basado en semejanzas o signos que despiertan la inferencia lógica, cuando no la demostración efectiva. Lo que se advierte de fondo es la estructuración lógica y 'correcta' de los enunciados que llevan progresivamente a una comprensión. En adelante la inferencia válida cobrará relevancia y cualquier equivocidad pareciera quedar retirada del ámbito retórico. No obstante, Vargas y Cárdenas plantean la siguiente reserva: "La pregunta que queda planteada para las ciencias sociales es si ellas tienen que recurrir al uso de la inferencia necesaria, que Aristóteles denominó el razonamiento verdadero - cuyo carácter es demostrativo -, o si, por el contrario, cuando se estudia lo social - los fenómenos de la vida comunitaria -, se mantiene abierta la perspectiva de la contradicción"4 .

Estamos a un paso de postular, como lo ha hecho Perelman, el 'auditorio universal' que concede verdad a lo que desde la argumentación ha sido ofrecido como concatenación coherente de enunciados cuya persuasión resulta incontrovertible, pues, un argumento es persuasivo si vale para uno y vale para todos. De esta manera la retórica se transforma en teoría de la comunicación persuasiva que bien puede ignorar el deseo y la sensibilidad, como puede desdeñar los usos poéticos del lenguaje por parecer espurios e inoperantes.

Otros serán sin embargo los campos que se abran cuando la relación que se explora no sea ya entre retórica y argumentación, sino entre retórica y hermenéutica, que, a decir de H. G. Gadamer, su principal proponente, se puede ampliar en múltiples direcciones, sin privilegio de la lingüisticidad y sin desmedro de la comprensión.

El libro de los profesores Germán Vargas G. y Luz Gloria Cárdenas M. consigue ser abundante y equitativo, siendo por excelencia didáctico; su ingreso en la bibliografía colombiana sobre las artes de la retórica es desde todo punto de vista afortunado, ya como ilustración de los vínculos entre teorías acerca de la retórica, ya como puesta en cuestión de diferentes postulados. No quedarán por fuera de consideración problemas epistemológicos y de formación o de inteligencia artificial y automatización, mientras que otros asuntos realmente inquietantes como la reducción de la retórica a la estructura entimemática son cuidadosamente abordados trayendo a cuento la confrontación entre argumentación y mundo de la vida.


1 Germán VARGAS GUILLÉN - Luz Gloria CÁRDENAS MEJÍA. Retórica, poética y formación, de las pasiones al entimema. Universidad Pedagógica Nacional - Universidad de Antioquia. Bogotá. 2005, pág. 17.

2 Ibíd., pág. 18.

3 Ibíd., pág. 40.

4 Ibíd., pág. 72.


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