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Praxis Filosófica

versão impressa ISSN 0120-4688versão On-line ISSN 2389-9387

Prax. filos.  n.26 Cali jan./jun. 2008

 

EL PROBLEMA DE SER Y TIEMPO1

The problem of Being and Time

Martin Heidegger

Traducción:

William Betancourt D.

Departamento de Filosofía, Universidad del Valle, Colombia


La comprensión del ser constituye el problema fundamental de la metafísica misma. ¿Qué significa “Ser”?, es la pregunta fundamental de la filosofía. No presentaremos aquí el planteamiento del problema y su “repetición” en Ser y Tiempo; en lugar de esto queremos exponerlo desde fuera mediante algunas tesis, y así fijar el “problema de la transcendencia”.

a). Ante todo una caracterización general: el planteamiento del problema lleva a cabo la Ontología Fundamental como Analítica de la existencia del Dasein. Esta analítica tiene lugar como una consideración esencial ontológica y propiamente en esta; desde aquí se fijan el principio, el desarrollo, los límites y el modo de concreción de determinados fenómenos. Partiendo del modo de ser del Dasein, que es el existente primario, se trae a la luz la comprensión del ser. Esta constitución de ser del Dasein es de tal índole que desde allí resulta posible mostrar la posibilidad interna de la comprensión del ser perteneciente esencialmente al Dasein. De aquí que no se trate de antropología o de ética, sino de este ente en su ser –y desde aquí de una analítica preparatoria; la metafísica del Dasein mismo no está todavía en el centro.

b). Las tesis:

1-. Para el ente que es tema de la analítica no se eligió el título “hombre” sino el título neutro “el Dasein”. Con este se designa el ente para el que su propia manera de ser en un sentido especial no resulta indiferente.

2-. La “neutralidad” característica del título “el Dasein” es esencial porque la interpretación de este ente se lleva a cabo antes de toda concreción fáctica. Esta neutralidad también significa que el Dasein no es ninguno de los dos géneros. Pero esta falta de género no es la indiferencia de una negatividad vacía, la débil negatividad de una nada ónticamente indiferente. El Dasein en su neutralidad no es el indiferente ‘cada uno y ninguno’ sino la originaria positividad y poder de la esencia.

3-. La neutralidad no es la nihilidad de una abstracción, sino precisamente el poderío del origen, que lleva en sí la posibilidad interna de una humanidad fáctica concreta en cada uno.

4-. Este Dasein neutral nunca es el existente; el Dasein sólo existe cada vez en su concreción fáctica. Pero el Dasein neutral es ciertamente la fuente originaria de la posibilidad interna que surge en cada existir y que posibilita esencialmente la existencia. La analítica habla siempre con ‘Dasein’ sólo del Dasein del existente, pero no del Dasein de la existencia; esto último carecería de sentido porque sólo se puede hablar del existente. La analítica del Dasein es anterior a toda profecía y a todo pronóstico de la cosmovisión; tampoco es sabiduría, ésta sólo está preparada en la estructura de la metafísica. Contra esta analítica como un “sistema del Dasein” está el prejuicio de la filosofía de la vida. Este surge del miedo ante el concepto y se muestra desde la incomprensi ón del concepto y de la “sistemática” como arquitectónica pensante e igualmente histórica.

5-. Este Dasein neutral no es el egoísta solitario, no es el individuo ónticamente aislado. El egoísmo del solitario no avanza al centro de toda problemática. Sin embargo, hay que tomarlo en principio con la constitución esencial del Dasein, pertenecerse a sí mismo en su existencia. El comienzo en la neutralidad significa en verdad un originario aislamiento del hombre, pero no en un sentido fácticamente existencial, como si fuera el que filosofa el centro del mundo, sino que este es el aislamiento metafísico del hombre.

6-. En general el Dasein oculta en la corporeidad la posibilidad interna para la dispersión y con ello en la sexualidad. La neutralidad metafísica del hombre más internamente aislado en cuanto Dasein no es la abstracción vacía de lo óntico, un ‘ni – ni’, sino lo propiamente concreto del origen, el todavía no de la dispersión fáctica. El Dasein como fáctico (ser) cada uno entre los otros está disperso en un cuerpo y, a una con ello, entre los otros cada uno (está) dividido en una determinada genitalidad. -Disgregación, dispersión, esto suena negativo en principio, (así como “destrucci ón”), con estos conceptos que niegan, se reúne de inmediato, tomado ónticamente, el momento significativo de lo falto de valor. Pero aquí se trata de algo diferente: del señalamiento del ser múltiple [Plural] (no de la “multiplicidad ”), que se encuentra en cuanto tal cada vez en cada Dasein fácticamente aislado; no como en la representación de una gran causa original que fuera dividida en su unidad óntica en muchos individuos, sino en la iluminación de la interna posibilidad del ser múltiple que, como veremos exactamente, yace en cada Dasein, y para la que la corporeidad constituye un factor de organización. Pero el ser múltiple no es pura cantidad formal de determinaciones, sino que la multiplicidad pertenece al ser mismo. En otras palabras: a la esencia del Dasein pertenece sobre todo desde su concepto metafísico neutral una dispersión originaria, que en un sentido plenamente determinado es una diseminación. Una burda señal de esto: el Dasein como el existente que es nunca se comporta en cada caso solo frente a un objeto, y cuando lo hace, entonces sólo en el modo del apartar la vista de los otros entes presentes, que de igual forma siempre coaparecen. Esta multiplicidad no tiene lugar porque haya muchos objetos, sino al contrario. Esto vale también para el comportarse frente a sí mismo, y precisamente según la estructura de la historicidad en el más amplio sentido, en tanto el Dasein acaece como duración. Otra posibilidad esencial de la dispersi ón fáctica del Dasein es su espacialidad. El fenómeno de la dispersión del Dasein en el espacio se muestra, por ejemplo, en que todas las lenguas se determinan en primer lugar mediante significaciones espaciales. Este fenómeno se puede aclarar recién cuando se ha planteado el problema metafísico del espacio, que resulta visible desde la consideración del problema de la temporalidad (radical: meta ontología de la espacialidad; véase p.195 ss).

7-. Esta dispersión transcendental perteneciente a la esencia metafísica del Dasein neutral –como la posibilidad aglutinante de ser en cada caso fáctico existencial descomposición y desmembración– esta dispersión se funda en un carácter originario del Dasein: el estado de yecto (Geworfenheit).

8-. La aprehensión de esta dispersión arrojada en lo múltiple es la condición para que, por ejemplo, el Dasein en cuanto cada vez fáctico pueda dejarse llevar del ente que él no es, pero con el que inmediatamente, precisamente a raíz de la dispersión, se identifica. El Dasein, por ejemplo, puede dejarse llevar por aquello que, en un sentido muy amplio, llamamos naturaleza. Sólo lo que según su esencia está arrojado e implicado en algo puede dejarse contener y llevar por ello. Esto vale también para el irrumpir del Dasein primitivo y mítico en la naturaleza. El Dasein mítico en su ampulosidad tiene la particularidad de no ser consciente de sí mismo respecto de su modo de ser (con lo que no se dice que le falta una consciencia). Pero, pertenece de nuevo a la esencia de la dispersión fáctica que el estado de yecto y el encontrarse a sí mismo permanezcan tan profundamente ocultos y, con ello, precisamente advengan al Dasein la simplicidad y la “falta-de-cuidado” de un absoluto ser ceremonioso.

9-. La dispersión esencialmente lanzada del Dasein, todavía entendido como plenamente neutral, anuncia entre otras cosas que el Dasein es “con-ser” (mitsein) con el Dasein. Este “Ser con”…no acaece debido a un ser ahí juntos fáctico ni se esclarece sólo a partir de un hipotético ser originariamente generador de entes corporales genéticamente divididos, sino que este atraerse mutuamente genérico posee como condición metafísica la dispersión del Dasein en cuanto tal; es decir, el “ser con” en general. Pero este carácter metafísico fundamental del Dasein de la organización en géneros nunca, y nunca jamás, se deja deducir de la vida de uno con otro. Pues la corporeidad y la sexualidad fácticas de cada caso sólo aclaran –y esto sólo dentro de los límites de la accidentalidad esencial de toda aclaración– en qué medida el “ser con” de un Dasein fáctico precisamente llega a estar impulsado en esta dirección fáctica determinada, en la que otras posibilidades llegan a suprimirse o permanecen cerradas.

10-. El “ser con” como una auténtica relación existencial sólo es posible en tanto que cada existente con, en tanto cada uno, pueda ser propiamente él mismo y lo sea. Pero esta libertad de la convivencia (del ser uno con otro) presupone ante todo la posibilidad de la propia determinación de un ente del carácter del Dasein, y es un problema el modo en que el Dasein en cuanto esencialmente libre pueda existir en la libertad de la obligatoria convivencia con otro. En tanto el “ser con” es una determinación metafísica fundamental de la dispersión se muestra aquí que ésta se funda en último término en la libertad del Dasein en general: el fundamento metafísico esencial del Dasein aislado metaf ísicamente se centra en la libertad. Pero, ¿cómo se entiende metafísicamente el concepto de libertad? Este aparece muy vacío y demasiado simple. Sin embargo, la falta de claridad óntica no excluye la comprensión ontológico-metaf ísica. Libertad es el título para problemas centrales (independencia, unión, regulación, medida), algunos de los cuales se deben mencionar en el esclarecimiento del concepto del mundo. (§ 11c - G.A. 26, p.238ss-). Así se expone en estas tesis acerca de qué trata la Analítica del Dasein. Se requieren todavía dos tesis más para aclarar cómo se lleva a cabo esta analítica.

11-. Sólo en el proyecto libre de la misma constitución del ser se puede alcanzar esta metafísica del Dasein, en principio como analítica. Porque el Dasein existe en cada caso como él mismo, y el ser sí mismo como existente en cada caso sólo es en su realización, por ello precisamente tiene que surgir el proyecto de la constitución ontológica fundamental del Dasein, en cada caso, de la construcción de una muy extrema posibilidad de un poder ser total y real del Dasein. La dirección del proyecto va hacia el Dasein como todo y hacia las determinaciones fundamentales de esa totalidad, aunque éste ónticamente es en cada caso sólo como existente. De manera inversa: La elaboración de la neutralidad metafísica y el aislamiento del Dasein en general sólo es posible con fundamento en la postura (Einsatzes seguridad, garantía) existencial extrema de lo proyectado mismo.

Esta postura es necesaria y esencial para el proyecto metafísico, para la metafísica misma en general, pero precisamente en cuanto comportamiento existencial particular no da medida ni unidad en medio de las posibilidades concretas dispersas del existente fáctico de cada caso. Pues, precisamente el proyecto metafísico mismo desoculta la finitud esencial de la existencia del Dasein, la que existencialmente sólo puede llegar a ser entendida en la inesencialidad del sí mismo, que solamente llega a concretarse –de la manera en que se deja fundamentar metafísicamente– mediante el servicio y en el servicio de la totalidad posible en cada caso; que se revela de una manera plenamente propia en el preguntar metafísico. Ciertamente es un problema en qué medida de la misma forma en el proyecto metafísico y en la postura existencial del que filosofa también hay una dirección existencial, precisamente indirecta.

12-. En referencia a la neutralidad metafísica y al aislamiento del Dasein tiene precisamente ahora que ser concreta la interpretación ontológica de su estructura; la neutralidad no es de ninguna manera idéntica a la indeterminaci ón del concepto vago de una conciencia en general; la auténtica generalidad metafísica no excluye la concreción, sino que es en un sentido lo más concreto, como ya lo vio Hegel, aunque lo exageró. La concreción del análisis del fenómeno del Dasein da dirección y estructura al proyecto metafísico del Dasein, pero lo induce fácilmente, en primer lugar, a tomar para sí este fenómeno concreto del Dasein y, en segundo término, a absolutizar del lado opuesto su extrema disposición, fundamental ontológicamente condicionada, como existencial. Cuanto más radical sea la postura existencial tanto más concreto es el proyecto ontológico-metafísico, pero, cuanto más concreta sea en cada caso esta interpretación del Dasein tanto más fácil es la confusión de principios, la postura existencial sería en cuanto tal la esencial y única, mientras que en cada caso se abre precisamente en el proyecto en su insignificancia personal.

La postura existencial de la ontología fundamental lleva consigo la apariencia de un ateísmo radical, extremadamente individualista –tal es la apreciación de la cosmovisión, por la que uno se guía. Sin embargo, hay que probar si ésta tiene razón, y si es así, qué sentido metafísico fundamental ontológico tiene. Tampoco se puede perder de vista que con tal esclarecimiento fundamental ontológico no se decide nada, mucho más si precisamente debe mostrarse que así nada se puede decidir; sin embargo, siempre subsiste también la necesidad fáctica de la “presuposición” de una situación fáctica.

Estas tesis deben aclarar brevemente, qué propósito sirve de fundamento a una Analítica del Dasein, cuya realización ella necesita. El propósito fundamental de esta analítica es la prueba de la posibilidad interna de la comprensión del ser y ésta se llama igualmente la Transcendencia.

LEJANÍA Y CERCANÍA

Apéndice2

Filosofar significa existir a partir del fundamento. La filosofía no es ni una ciencia entre otras ni un producto de la cosmovisi ón; ella es más originaria que toda ciencia e igualmente más originaria que toda cosmovisión. Solo vale que nos baste de una manera adecuada, es decir, que todos y cada uno nos transformemos siempre en el filosofar en nosotros y hacia nosotros mismos. Mientras nos movamos de aquí para allá en la duplicidad de frases teóricas y máximas prácticas no estamos todavía en la filosofía. Lógica y metafísica se fundan en la comprensión del ser, que se determina mediante la diferencia ontológica, éste nos parece abstracto, árido y vacío, y sin embargo, tenemos que preguntar: ¿qué es comprensión del ser? La libertad para el fundamento es el balanceo en la sobreexcitación, en aquello que nos aparta y da lejanía.

¡El hombre es un ser de lejanía!Ysólo mediante la auténtica lejanía originaria que le conforma en su transcender hacia todos los entes, viene a él la verdadera cercanía a las cosas en su origen. Y sólo el poder oír en la lejanía temporaliza el despertar de la respuesta para ese hombre, al que le debe ser cercana.


1 El presente texto hace parte del parágrafo 10 de la obra de Heidegger “Principios metafísicos fundamentales de la lógica en referencia a Leibniz”, Metaphysische Anfangsgr ünde der Logik im Ausgang von Leibniz, (1928), G.A., Band 26, Klostermann, Frankfurt, 1978, Ss.171-177.

2 Heidegger Martin, Metaphysische Anfangsgründe der Logik im Ausgang von Leibniz, G.A. 26, Klostermann, Frankfurt, p.285.


 

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