SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 issue26LOS ORÍGENES DEL LENGUAJE Puente Ferreras, Aníbal y Gabriela Russell Madrid, Alianza Editorial, 2006, 335 páginas.Science and Conscious Mind. An interview with Maite Ezcurdia author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Praxis Filosófica

Print version ISSN 0120-4688On-line version ISSN 2389-9387

Prax. filos.  no.26 Cali Jan./June 2008

 

ASPECTS OF REASON, Paul Grice Edited By Richard Warner Clrarendon Press, Oxford, 2005, 136 páginas.

Julian Fernando Trujillo Amaya

Departamento de Filosofía, Universidad delValle, Colombia.


Las distinciones entre razón teórica y razón práctica, entre lo razonable y lo racional, entre razonamientos válidos, legítimos o correctos y razonamientos falaces, sofismas o estratagemas, han estimulado la reflexión filosófica antigua y moderna. Según Paul Grice estos diversos aspectos de la racionalidad constituyen, desde Aristóteles hasta Kant, el centro de la investigación filosófica. Después de Frege, la filosofía anglosajona tiene con Herbert Paul Grice un auténtico heredero de la tradición analítica oxfoniense que retoma las cuestiones filosóficas tradicionales, pero desde la perspectiva de la filosofía del lenguaje ordinario y la crítica al análisis puramente lógico formal.

Se supone que el análisis del uso de ciertas expresiones y la distinción rigurosa entre tipos de razones y formas de razonamiento expresadas en ciertas estructuras lingüísticas, nos permiten un acercamiento a la racionalidad de otros modos no verbales de acción humana. La comprensión del comportamiento racional o razonable de los seres humanos y las razones que les hacen actuar son abordadas en Aspects of Reason y encuentran en la teoría del significado de Grice, su lógica de la conversación y su estudio de las implicaturas, un antecedente ineludible. La última obra de Grice da orientaciones adicionales para comprender su obra temprana y señalan nuevos horizontes para la investigaci ón filosófica actual sobre la racionalidad práctica y sus relaciones con el lenguaje.

Paul Grice es conocido desde sus trabajos clásicos como Meaning, 1957; Utterer’s Meaning, Sentence Meaning, and Word-Meaning, 1968; Utterer’s Meaning and Intentions, 1969; Logic and Conversation, 1975; Further Notes on Logic and Conversation, 1978; Presupposition and Conversational Implicature de 1981 y Meaning Revisited de 1982, en donde podemos encontrar dispersa, pero sistemáticamente elaborada, toda una investigación sobre el significado y los actos lingüísticos que pretende ser también un estudio sobre la racionalidad humana y la interacción cooperativa que posibilita la acci ón deliberada o con propósito definido.

Grice toma como campo de estudio los actos de habla. Considera que hablar y conversar son casos particulares de conducta racional, esto es, interacciones humanas orientadas por intenciones y objetivos previamente asumidos, explícitos e implícitos. Estos objetivos e intenciones son compartidos tácitamente por los participantes en una conversación. Se trata de aspectos en común que nos permiten realizar una actividad coordinada, mancomunada y comprensiva, es decir, aquello que hace que nuestras interacciones sean, en diversos sentidos, “racionales”. Nuestros intercambios lingüísticos muestran la racionalidad o la falta de ella y constituyen una excelente ejemplo de cooperación colectiva razonable. Kant, en la Crítica del Juicio, llegó incluso a afirmar que la conversaci ón es la más bella obra de arte del espíritu humano.

Quien conversa, argumenta o discute, comparte con los otros ciertos objetivos y propósitos, aunque estos objetivos e intenciones pueden variar en el tiempo. Pueden ser muy precisos o de algún modo vagos, pero siempre de alguna manera identificables por los participantes. Si se rebasa cierto umbral, podemos preguntarnos legítimamente ¿De qué nos ocupamos? ¿Cuál es el tema? ¿Sobre qué es la conversación? ¿De qué hablamos? ¿Para qué discutimos? ¿Qué prop ósito anima la interacción comunicativa?

Todos los trabajos clásicos de Grice fueron compilados y publicados en Studies in the Way Words (1989), hoy considerada una obra pionera en la pragmática y la filosofía de la comunicación lingüística. Aspects of Reason inaugura una nueva etapa de mayor elaboración sobre estos temas, pero posee el usual estilo de Grice y muestra una gran comprensión de los argumentos que se discuten. No se trata de una lectura liviana y requiere mucha concentración. El valor del trabajo estriba en las múltiples posibilidades, sugerencias, objeciones y respuestas que ofrece frente a los problemas de la razón práctica.

Aspects of Reason es el resultado del trabajo filosófico que emprendió Paul Grice desde 1975 y que constituye el tema de sus conferencias John Locke de Oxford en 1979. Estas reflexiones ocuparon a Grice hasta antes de su muerte, pero el texto que ahora reseñamos quedó inconcluso y fue publicado póstumamente. Su metodología y sus metas globales son consecuentes con su enfoque de la interacción comunicativa y la significación. Se basa en una cuidadosa investigación sobre la forma en como presentamos nuestras razones y los modos en que se expresan nuestros razonamientos. El libro contiene numerosas discusiones de detalles, distinciones sutiles acerca de los usos de ciertas expresiones y formas de expresión en lenguaje natural y varios análisis de la “lógica” del razonamiento práctico. Los cinco capítulos del libro conciernen a este tema general y conservan una unidad estructural subyacente, aunque algunas veces puede parecer poco claro cómo están conectados los capítulos entre sí.

El capítulo 4 “Practical and Alethic Reasons: Part II” constituye la clave para comprender el aspecto aglutinador de la reflexión filosófica que nos propone Grice en la última etapa de su vida. Las conclusiones del capítulo 4 sirven de motivación inicial para el capitulo 5, donde se indaga sobre las consecuencias filosóficas que se siguen de la idea de ser racional. El capítulo 1, mediante un modelo simple de razonamiento (p. 16), ofrece el marco para la discusión de nociones como “razón”, “razones”, “razonamiento”, “racional” y “razonable” que, junto con el Capítulo 2 y las consideraciones del uso ordinario de las palabras “racional” y “razonable” (y sus complementarias), sirven de base a la tesis central del capítulo 4. El capítulo 3 resume las conclusiones derivadas en los capítulos 1 y 2, al tiempo que articula las distinciones realizadas con el estudio de algunas formas de razonamiento y su relación con la dicotomía entre razones aléthicas y prácticas, eje central de la argumentación en las primeros cuatro capítulos. El libro cierra con algunas reflecciones sobre la filosofía práctica presente en la ética aristotélica, abordada desde la perspectiva analítica y el estudio lógico-lingüístico característico de la escuela de Oxford. Se trata de algunas interpretaciones sobre los planteamientos aristotélicos acerca del rol de los fines últimos y la felicidad en la comprensión de la racionalidad de la acción humana. La coherencia es total.

Gilbert Harman (2003) consideró Los aspectos del razonar o de la razón de Paul Grice como el boceto de un proyecto ambicioso que intenta derivar repercusiones filosóficas importantes a partir de la idea del ser humano como un ser racional, utilizando la herencia analítica de Frege y con la esperanza de mejorar a Aristóteles y Kant. Grice parte de un modelo simple de argumento lógico o prueba, con el que trata de explorar una versión del razonamiento en el que las razones consisten en la aceptación de ciertas secuencias de proposiciones (dichas o pensadas) derivadas, con base en un principio inferencial, de otras proposiciones o secuencia de proposiciones.

Sólo cuenta como razonamiento una secuencia de la forma “la razón para hacerAfue que B”, donde siempre estamos pensando que existen algunas premisas suplementarias que hacen válido el paso desde A hasta B. Sin embargo, Grice se percata de una serie de problemas con dicho esquema y parece centrarse en demostrar los acertijos que plantea este modelo y las condiciones de validez del principio inferencial que le sirve de guía. Grice encuentra que no toda razón es buena razón y el asunto es que no podemos saber con suficiente precisión a que llamar “buenas razones” o “mal razonamiento” en este modelo. El esquema que ofrece de lo que es un buen razonamiento a menudo no es apto, deja mucho espacio para el implícito, tanto de las premisas tácitas como de los principios inferenciales aplicados, y nunca puede especificarse con precisis ón los pasos intermedios desde A hasta B.

No podemos atribuir simplemente un razonamiento a alguien agregando las premisas y pasos intermedios que harían el argumento acorde al modelo original propuesto. Para cada acción o conclusión hay diferentes caminos que nos permiten obtener el mismo resultado. Lo que sin duda contribuye a dificultar la distinción entre un buen razonamiento y un mal razonamiento. Grice observa que nosotros no podemos determinar cuales son los razonamientos que la gente tiene en la mente tan solo preguntándoles, porque cuando preguntamos, usalmente las personas construyen un argumento más extenso en lugar de presentar un informe fiel de lo que ellos tenían en mente.

Hay muchos casos de razonar que no parecen encajar en el modelo lógico del razonamiento. Grice da un ejemplo de alguien que ha prometido dar una serie de charlas que él no ha empezado a escribir todavía, y a quién se le pide los títulos de las charlas para anunciarlos y hacer publicidad. El conferencista pensar á en varias posibilidades, qué debe decir y qué no, cuáles son los contenidos posibles, el orden, qué pasa si las preguntas al final de la charla introducen nuevos temas, etc., y este modo de razonar no parece encajar en absoluto con el modelo inicial. Pero haciendo todas esas cosas el conferencista obviamente estará razonando. Siguiendo a Jonathan Dancy y Gilbert Harman podemos decir que hay demasiados problemas en estos planteamientos. Poder razonar a veces involucra la construcción de un razonamiento lógico reconocible, pero no siempre esto es así.

Grice trata de mostrar, mediante diversos ejemplos y análisis de caso, que es apenas plausible suponer que el razonamiento siempre implica la aceptación de una única y explícita secuencia de proposiciones – los pasos en el razonamiento – cada una del cuales es derivable de sus antecedentes. Señala que el razonamiento práctico es, a menudo, entimemático (enthymemathic). Se trata de razonamientos incompletos o con presupuestos; de tal forma que, por una parte resulta muy complejo determinar con exactitud cuales son las premisas de un razonamiento que alguien tiene en mente para actuar o derivar una acción, bien sean a) explícitas o b) subliminales (p. 8); y por otra parte, al poseer una serie de premisas suprimidas, resulta imposible reducir su estructura a una única forma genérica que permita entender a partir de cuales premisas llegamos a una determinada conclusión. El modelo inicial de razonamiento como un argumento válido o prueba es demasiado rígido y posee demasiadas fallas.

Sin embargo, Grice propone asumir algunas formas en las que un modelo com ún pueda ser aceptable. Una cosa que este modelo deja por fuera es que el razonamiento es una «actividad» que está conectada con «el futuro» y llega a ser diferente cuando pensemos simplemente que existe alguna suplementación formalmente válida de la transición desdeAa B. Grice propone que consideremos un modelo de razonamiento en el que las razones de X (informalmente) desde A a B se dan precisamente en el caso de que X piense que A y tiene la intención de (pretende) hacer algo, pensando en B, que él debe también pensar que es alguna cosa que debe ser la conclusión de un argumento formalmente válido desde ciertas premisas, las cuales son un suplemento de A. Luego dedica una buena parte de su atención a la cuestión de lo que debe añadir a esta condición necesaria con el fin de obtener una condición suficiente. Su análisis trata de mostrar qué es lo que no puede atrapar la lógica, los alcances y aplicaciones de las reglas de inferencia, algunas particularidades que exhiben los razonamientos prácticos y casos especiales en relación con las nociones de verdad, creencia o deseo, y algunos objetos de actitudes psicológicas.

Grice reconoce (p.37ss) tres clases de «razones»: explicativas, justificativas y justificativas-explicativas o híbridas. Esta clasificación permite identificar tres formas canónicas de las razones. Una razón explicativa pura tiene la forma “Ese B es (fue) una (la) razón por la que A (La razón por la que A fue que B)”. Una razón justificativa que posee la forma “Aquel B es (fue) (una) razón (según X) para A”, donde A puede ocultar un verbo psicológico como “pensar”, “querer”, “decidir” o puede especificar una determinada acci ón. Las razones justificativas son o bien aléthicas (las razones para la creencia) o prácticas (las razones para la acción), de la misma forma que se puede disociar una necesidad epistémica: “El agua debe congelarse en temperatura gélida”, de una necesidad práctica: “Un estudiante debe estudiar muy duro para ganar el examen”. Y, finalmente, una razón híbrida o mixta que presenta una forma canónica como “Las razon (es) de X para que A (esté siendo) fue (fueron) que B (para B)” (p.42). Grice parece sugerir que las condiciones modales «deber»,»debería» y «necesario», pueden ser aplicadas tanto a cosas que son creídas como a cosas que son hechas. Grice está interesado sobre todo en averiguar si los principios básicos del razonar y la racionalidad aplican igualmente al razonamiento práctico. Su «tesis de la ambigüedad» parece sugerir que el significado de las dos clases de razonamiento es el mismo o están conectados: una proposición aléthica conlleva a una práctica.

Grice sostiene que hay una semejanza estructural entre las razones ofecidas: “Probablemente, dado A, que B” es similar a “Eso es mejor, dado H, que P” (p. 46-9). Tales estructuras no son meramente análogas sino que pueden estar compuestas por estructuras más complicadas que contienen aspectos en com ún (p. 49). Grice desarrolla un formalismo precisamente para representar estos aspectos o esquemas comunes (p. 52), la discusión que desarrolla es tanto una pieza exquisita de filosofía del lenguaje ordinario como una investigaci ón sobre la lógica del razonamiento práctico. Analiza como en “Dado H, Probablemente P” y si es el caso que “H”, entonces “probablemente P” o “Es probable que P” son conclusiones posibles, porque, en condiciones ordinarias, razonablemente podemos derivar una u otra. Aunque Grice defiende la “Tesis de la ambigüedad” argumentando que las inferencias prácticas correspondientes pueden ser explicitadas y mostrando como se expresan en ellas diferentes intenciones o decisiones (p. 48-9).

Afin de “proveer un mínimo de inteligibilidad a su discurso” (p.72) Grice introduce un formalismo explícito. Usa “!” para la forma obligatoria o imperativa y “+” para el de la proposición o la forma «alethic». De tal suerte que «+ Jack debe salir pronto» y “! Jack debería salir pronto» permiten dos interpretaciones: 1) Jack debe o tiene que (obligatoriedad) salir pronto y 2) Jack sale pronto en tanto que anuncio una probabilidad o realizo una predicción. Una interpretación asigna una cierta responsabilidad en Jack por salir, mientras que la otra no lo hace. Una interpretación parece tratar «deber» como especificar una relación entre Jack y cierta posible acción. La otra interpretación parece tratar «debe» como un operador proverbial que indica la conveniencia de cierto estado de cosas, no implicando responsabilidad en el asunto de la frase. Grice explica cómo los significados de éstos operadores modales podrían explicarse desde una teoría general del significado y también sugiere que quizá es posible explicar las varias nociones modales como derivadas de algún sistema de principios dónde los operadores “!”y “+” podrían ayudarnos a indicar cuál es el sistema usado.

La idea de Grice es que esta polisemia no es debida a una ambigüedad en “debe” sino a las variaciones en los sistemas de principios en relación con los cuales cada frase será evaluada. En la interpretación correlativa, el sistema pertinente especifica principios que involucran lo que en ese asunto particular X debe hacer. Estos principios pertinentes requieren ser determinados y necesitan ser más trabajados, sin embargo no está claro cómo es que esto puede hacerse. La cuestión permanece abierta. Con todo, Grice presenta varias ideas bastante originales al respecto y nuevas líneas de investigación en relación con toda su obra anterior, como ocurre con la discusión que aborda sobre los tres diferentes tipos de razón (pp. 37-43). Sus detallados análisis de las expresiones lingüísticas con las que expresamos nuestras razones y las formalizaciones propuestas (pp. 44ss) son realmente estimulantes, ya que a partir de ellas logra exponer y comentar un esquema de procedimientos específicos para operadores modales que resulta digno de atención para los filósofos más analíticos (p. 56).

En síntesis, Aspects of Reason está orientado por la convicción de Grice sobre que el concepto de la racionalidad es fundamental para la filosofía. Si hay un comportamiento racional debe existir algún tipo de reglas de inferencia o principios lógicos que permitan pasar desde las premisas a las conclusiones, aunque muchos casos de razonamiento y de razonar no encajen en un modelo lógico simple. Grice cree que es posible y pertinente identificar y analizar algunas formas oracionales que evidencian los diferentes aspectos del razonar. Este presupuesto epistémico se manifiesta claramente en el intento por unificar raz ón práctica y aléthica. La razón práctica trata de la explicación de la acción deliberada, como en el ejemplo (I): «Que el padre de Sue esta enfermo es una razón para que ella salga de su ciudad». La razón aléthica trata de la explicaci ón de cómo es el mundo, como en (II): «Que los dientes de león consiguen su energía de la fotosíntesis es una razón para que tengan hojas» (p. 43). El intento de unificar razón práctica y aléthica asciende hasta los contornos de una teoría de la justificación y la explicación de las razones para actuar o razonamiento práctico. ¿Si diéramos una cuenta completa de por qué la enfermedad del padre puede ser una explicación de la salida de Sue (aunque (I) no insinúo que Sue saliera en realidad), y alcanzáramos lo mismo para (II), qué cosas en común habrá en las dos versiones o aspectos del razonar? Grice responde que si tienen mucho en común: su «Tesis de la ambigüedad» dice precisamente eso, que (I) y (II) pueden ser explicativos por las mismas razones. Una teoría unificada de la razón práctica y aléthica mostrará que, en última instancia, hay una correspondencia entre las diferentes clases de explicaciones. El fundamento de esta tesis se extrae con base en un análisis del lenguaje cotidiano al estilo Oxford y el estudio de los diversos tipos de explicaciones prácticas y aléthicas que, desde el silogismo práctico de Aristóteles, pasando por la Crítica del juicio de Kant, llegan hasta la filosofía de la acción en Davidson (p. 45-8, 68) y Austin (p. 99).

El libro es un desafío para todos los filósofos interesados en el razonamiento práctico. Aspects of Reason es un trabajo complejo y exigente que plantea más preguntas de las que responde, pero en el que los asuntos que se abordan no sólo son de gran relevancia para la filosofía de lenguaje y de la mente, sino que aparecen tratados con esmerado rigor lógico-lingüistico. Los análisis de las expresiones del habla cotidiana que en esta obra se emprenden, permiten precisar las bases conceptuales mínimas para cualquier avance serio y esclarecedor sobre los problemas que en ella se formulan. Igualmente encontramos aquí los elementos que permiten comprender el trabajo de Paul Grice como un proyecto de investigación filosófica sobre la racionalidad práctica basado en el estudio de la interacción comunicativa y los usos de la lengua natural. Esta obra tardía de Grice resignifica sus trabajos más clásicos y constituye un auténtica investigación filosófica. Los dilemas y acertijos que formula no son juegos simples o puzzles normales, es obvio que lo que nos propone no permite lecturas superficiales y requiere una gran capacidad para rumiar con calma los diversos aspectos o matices del lenguaje.

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License