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Praxis Filosófica

Print version ISSN 0120-4688On-line version ISSN 2389-9387

Prax. filos.  no.51 Cali July/Dec. 2020

https://doi.org/10.25100/pfilosofica.v0i51.9950 

Artículo de investigación

Revisitando la crítica de las ciencias humanas elaborada por Michel Foucault en sus cursos sobre biopolítica y gubernamentalidad

Revisiting Michel Foucault`s Criticism of the Human Sciences Made in his Lectures about Biopolitics and Governmentality

1 Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Universidad Nacional De General San Martín. Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina. E-mail: ivandalmau@yahoo.com.ar


Resumen

A lo largo del presente artículo se pretende analizar la problematización foucaulteana de las ciencias humanas elaborada en el contexto de sus trabajos sobre biopolítica y gubernamentalidad. En ese sentido, la biopolítica y la gubernamentalidad en cuanto tales no constituyen el objeto de nuestra indagación, sino que más bien es a través del abordaje foucaulteano de dichas problemáticas que buscaremos revisar su lectura respecto de los saberes acerca de “lo humano”.

Palabras clave: saber; diagnóstico; ciencias humanas; biopolítica; gubernamentalidad

Abstract

The aim of this work is to analyse the Foucauldean problematisation of human sciences made in his researches about biopolitics and governmentality. Because of that, bipolitics and governmentality don´t constitute the core of our paper. However, we will analyse the Foucauldean reading of knowledge about “human being” through his works about these topics.

Keywords: Knowledge; Diagnosis; Human Sciences; Biopolitics; Governmentality

I. A modo de introducción

“En efecto, nos parece que es dentro del marco del proyecto filosófico-político de superación de cierto humanismo que la cuestión de la vida irrumpe en su obra. Humanismo que, Foucault no deja de repetirlo, hace del hombre el pretendido fundamento universal de los saberes y de la acción […]. Es en sus trabajos biopolíticos […] que la estrategia foucaulteana (eludir al hombre, pasando por la vida) se despliega más claramente: en efecto, el hombre aparece allí no como fundamento […], sino como efecto de un poder que posee a la vida como finalidad, objeto y modelo” (Mauer, 2015, pp. 10 - 11).

A lo largo del presente artículo nos ocuparemos de revisar la imbricación entre lo epistemológico y lo ontológico-político que vertebra a la problematización foucaulteana de las ciencias humanas en tanto saberes. Específicamente, dirigiremos la lectura hacia el modo en que el filósofo despliega una crítica respecto de la formación y el surgimiento de los saberes acerca de “lo humano” en el contexto de sus cursos dictados en el Collège de France durante la segunda mitad de la década del setenta (Foucault, 1997; 2004), dedicados al estudio de la biopolítica y las formas modernas de gubernamentalidad. En torno a lo cual, cabe destacar que no es nuestro objetivo reconstruir de manera minuciosa las distintas referencias a la formación de las ciencias humanas introducidas por Foucault en los cursos mencionados, sino que más bien buscaremos dar cuenta del tipo de crítica respecto de dichos saberes que el filósofo perfila en los cursos en cuestión.

Dividiremos, entonces, las líneas que se despliegan a continuación en seis apartados. En el primero, apoyados en el característico gesto foucaulteano de recuperación y reelaboración periódica de sus trabajos precedentes desde la perspectiva de sus indagaciones en curso (Fontana y Bertani, 1997, p. 248; Lehm y Vatter, 2014, pp. 1 - 2; Raffin, 2015, pp. 58 - 63; Wallenstein, 2013, p. 10), nos detendremos en el abordaje recurrente de las ciencias humanas desplegado por Foucault dentro del marco de problematización de la filosofía crítica como actividad de diagnóstico. Luego, repondremos someramente el modo en que el pensador francés caracteriza el saber en tanto blanco de la arqueología, como así también destacaremos lo que puede denominarse como “ecos arqueológicos de la genealogía”. Tras lo cual, apoyados en la lectura propuesta, en los apartados siguientes nos detendremos en el abordaje de las ciencias humanas en tanto saberes en los cursos “Il faut défendre la société” (Foucault, 1997), Sécurité, Territoire, Population (Foucault, 2004a) y Naissance de la biopolitique (Foucault, 2004b).

II. La crítica de las ciencias humanas dentro del marco de problematización de la filosofía crítica como actividad de diagnóstico

“Me parece que la elección filosófica a la que nos encontramos confrontados actualmente es ésta. Hay que optar por una filosofía crítica que se presentará como una filosofía analítica de la verdad en general, o por un pensamiento crítico que tomará la forma de una ontología de nosotros mismos, de una ontología de la actualidad. Y es esta forma de filosofía la que, de Hegel a la Escuela de Frankfurt, pasando por Nietzsche, Max Weber, etc., ha fundado una forma de reflexión a la cual, desde luego, me vinculo en la medida en que puedo” (Foucault, 2008, p. 22).

En la primera clase del curso dictado en el Collège de France durante el ciclo lectivo 1982 - 1983, es decir la clase del 5 de Enero de 1983 por medio de la que diera inicio al curso Le gouvernement de soi et des autres, Foucault se vale de una presentación del modo en que Immanuel Kant respondió a la pregunta “Was ist Aufklärung?” para inscribir su propia labor en una modulación de la crítica. En ese sentido, resulta pertinente destacar que frente a la realización de una “analítica de la verdad en general” - preocupada por las posibilidades del conocimiento y sus límites infranqueables -, el filósofo reivindica la práctica de la crítica como una ontología de la actualidad. De lo que se trata, es de una inflexión del gesto crítico que no pretende erigirse como una “analítica de la verdad”, sino que se enmarca en el proyecto de dar cuenta de la constitución histórica de focos de experiencia para poder desentrañar ontológico-políticamente la actualidad y problematizar la contingencia y las posibilidades de franqueamiento de lo presuntamente “universal y necesario” (Giordano, 2007, p. 70; Gutting, 2005, p. 59; Mascaretti, 2014, p. 139).

Retomando el gesto foucaulteano de recuperación y reelaboración recurrente de sus trabajos, al que hemos aludido en la introducción, consideramos pertinente remitirnos al modo en que el pensador elabora las nociones de saber y genealogía, desde la perspectiva de la manera en que problematiza el carácter crítico de la filosofía. Por lo tanto, dirigiremos nuestra lectura hacia la problematización arqueológica del saber y luego nos detendremos en los que podrían denominarse como “ecos arqueológicos de la genealogía”. Sin embargo, antes de proseguir nuestra lectura, quisiéramos remarcar una serie de cuestiones. En primer lugar, al referirse a Nietzsche y al estructuralismo (Foucault, 1994), referencias introducidas en el marco de entrevistas que tuvieron lugar a mediados de la década del sesenta en el contexto de la publicación de Les mots et les choses (Foucault, 1966), Foucault vinculó explícitamente la actividad filosófica con el diagnóstico de la actualidad, es decir que - dejando a un lado la discusión acerca de los matices y tensiones que vertebran las recurrentes referencias foucaulteanas a la crítica filosófica -, no puede soslayarse que la ligazón entre filosofía y diagnóstico de la actualidad se encuentra explicitada tempranamente por el filósofo. De este modo, consideramos que no debe desatenderse la preocupación eminentemente ontológico-política que vertebra a la problematización de los saberes acerca de “lo humano” elaborada por Foucault durante la década del sesenta, en la medida en que su abordaje arqueológico contribuye al diagnóstico de la actualidad.

Retomando lo planteado en el párrafo precedente, consideramos pertinente destacar que en las arqueologías acerca de la locura (Foucault, 1972)2 y la clínica (Foucault, 1963), el filósofo problematiza la imbricación entre la formación de determinados saberes y las transformaciones en las prácticas institucionales, en sintonía con sus posteriores indagaciones genealógicas desarrolladas en los años `70. Relación que parece elidida en Les mots et les choses, cuya preocupación ontológico-política resulta fundamental, puesto que de lo que allí se trata es de problematizar la constitución del “hombre”, de modo tal de poder desasirse de la grilla de inteligibilidad forjada por el humanismo, que hace de dicha figura el punto de partida tanto de la reflexión teórico-epistemológica como de la indagación práctico-política (Paltrinieri, 2014, p. 108).

Por otra parte, cabe recordar que hacia el final de L’archéologie du savoir (Foucault, 1969), el pensador francés explicita la posibilidad de llevar a cabo “otras arqueologías” acerca de la pintura, la sexualidad y la política, blancos - estos últimos - en los que se detendría a lo largo de los cursos dictados en el Collège de France (Castro, 2011a: 43 - 45). Justamente, será en el marco de sus indagaciones acerca del surgimiento del modo disciplinario de ejercicio del poder (Foucault, 1975), del dispositivo de sexualidad (Foucault, 1976), de la biopolítica (Foucault, 1997) y de las formas modernas de gubernamentalidad (Foucault, 2004a; 2004b) que Foucault se ocupará de problematizar de manera recurrente la formación del discurso de las ciencias humanas; tal como lo hiciera, por ejemplo, al reformular la mutación epistemológica abordada en Les mots et les choses (Foucault, 1966) en el marco del curso Sécuirté, Territoire, Popultaion (Foucault, 2004a), dictado luego de doce años de la publicación del citado libro.

Ahora bien, antes de dar cierre al presente apartado, se nos impone la necesidad de introducir la siguiente aclaración terminológica. Si bien por ciencias humanas Foucault alude a los estudios literarios, la sociología y las ciencias con radical “psi”, en la medida en que remarca que las mismas se configuraron a partir del plexo formado por las ciencias respecto de la vida (biología), el trabajo (economía política) y el lenguaje (filología), configurando la figura del “hombre” como aquel que “vive, trabaja y habla”, para simplificar la redacción nos valemos de la noción de “ciencias humanas” en sentido amplio y englobante para aludir a la disposición epistémica en la que dichas ciencias se formaron (Foucault, 1966; 2004a). Por lo tanto, si bien una las estaciones del recorrido que propondremos a continuación será la investigación genealógica acerca del surgimiento del “hombre como figura de la población”, desplegada por Foucault en la clase del 25 de enero de 1978 (Foucault, 2004a), no nos limitaremos al tratamiento de dicha lección. Así, nos detendremos previamente en la emergencia de los saberes que permiten problematizar “lo humano” en tanto “especie biológica” en el curso dictado en 1976, y nos detendremos luego en el abordaje de la constitución de saberes acerca de “lo humano” en el curso dictado en 1979, cuyo blanco privilegiado es la economía política en tanto ciencia constitutiva del plexo de saberes que se ocupan del tratamiento de “lo humano”.

III. La problematización de las ciencias humanas en tanto saberes: breve revisión de la arqueo-genealogía foucaulteana

“Foucault entiende por “saber” las delimitaciones y las relaciones entre: 1) aquello de lo cual se puede hablar en una práctica discursiva (el dominio de los objetos); 2) el espacio en el que el sujeto puede ubicarse para hablar de los objetos (posiciones subjetivas); 3) el campo de coordinación y de subordinación de los enunciados en el que los conceptos aparecen, se definen, se aplican y se transforman; 4) las posibilidades de utilización y de apropiación de los discursos” (Castro, 2011b, p. 363).

En el presente apartado, nos ocuparemos de revisar someramente la manera en que Michel Foucault caracteriza la noción de saber, configurada en el seno de la arqueología y retomada en los trabajos genealógicos. Comenzamos, entonces, remitiéndonos a la forma de problematización de los discursos que el filósofo propone a fines de los años ´60 en su clásico L’archéologie du savoir:

Pero de lo que aquí se trata, no es de neutralizar el discurso, de hacerlo el signo de otra cosa y de atravesar su espesor para alcanzar aquello que permanece silenciosamente más allá de él sino, al contrario, de mantenerlo en su consistencia, de hacerlo surgir en la complejidad que le es propia (…). Sustituir el tesoro enigmático de las “cosas” anteriores al discurso, por la formación regular de los objetos que no se perfilan más que en él. Definir esos objetos sin referencia al fondo de las cosas, sino en relación al conjunto de las reglas que permiten formarlos como objetos de un discurso y constituyen así sus condiciones de aparición histórica (Foucault, 1966, p. 65).

En dicho libro, remarcará Foucault que la problematización arqueológica de los discursos consiste en abordarlos en tanto prácticas y se orienta hacia dar cuenta de sus condiciones de posibilidad (Brossat, 2013, pp. 238 - 239); logrando así el establecimiento de los modos históricos de constitución de ciertas positividades, en lugar de tomarlas de antemano como evidencia y punto de partida. Puede decirse, entonces, que la arqueología no busca configurarse como una teoría del conocimiento alternativa, que problematizaría la relación sujeto-objeto (Foucault, 1994), sino que entre sus objetivos se destaca el dar cuenta de los modos históricos de constitución de ambos términos al remitirlos a sus condiciones de posibilidad. Así, en lugar de problematizar las posibilidades del conocimiento y sus límites infranqueables, configura un registro epistemológico que no se “basta a sí mismo” sino que se encuentra jalonado por preocupaciones ontológico-políticas. Puesto que, de lo que se trata, es de dar cuenta de la formación inmanente de los objetos y las posiciones de sujeto a partir del abordaje del discurso de las ciencias humanas.

La problematización del saber se encuentra, entonces, desanclada del interior de la relación sujeto-objeto y se caracteriza por prescindir tanto de una concepción teleológica de la historia de las ciencias como así también de llevar a cabo una reflexión epistemológica de carácter normativo (Foucault, 1966, p. 13; 1969, pp. 249 - 251). De este modo, en lugar de contribuir a la crítica normativa respecto de la objetividad cognoscitiva de las ciencias humanas, la crítica arqueológica se desplaza hacia la problematización de las formas de objetivación y de la constitución correlativa de modalidades enunciativas (posiciones de sujeto).

Por otro lado, antes de dirigirnos hacia la crítica de las ciencias humanas desplegada por el filósofo en sus cursos dictados durante la segunda mitad de la década del setenta, se nos impone la necesidad de remarcar lo que hemos denominado como “ecos arqueológicos de la genealogía”; fórmula por medio de la que aludimos tanto a la centralidad que posee la noción de saber dentro de las herramientas de que Foucault se vale en sus genealogías, como así también al modo recurrente en que se ocupa del discurso de las ciencias humanas. Además, consideramos que no puede soslayarse la problematización foucaulteana de la genealogía como un método que permite realizar un trabajo filosófico en las canteras de la historia que no se encuentra jalonado por una preocupación normativa, ni adopta una perspectiva historiográfica de carácter teleológico.

En este contexto, resulta pertinente destacar que en el marco de la Leçon sur Nietzsche dictada en Montreal en 1971, el filósofo se enfocó en la posibilidad erigida a partir de la genealogía nietzscheana de: “(…) pensar el conocimiento como un proceso histórico previo a toda problemática de la verdad, y más fundamentalmente que en la relación sujeto-objeto. El conocimiento liberado de la relación sujeto-objeto, es el saber” (Foucault, 2011, p. 205). En 1971 Foucault publicará el artículo “Nietzsche, la généalogie, l’histoire”, en el que, a partir de la realización de una lectura de Nietzsche, retoma la distinción entre Ursprung y Erfindung, términos alemanes que implican la noción de “origen” e “invención” respectivamente. Por lo tanto, en la lectura foucaulteana de Nietzsche, Ursprung es vinculado con la noción metafísica de “origen fuente”, de “origen transhistórico”, mientras Erfindung se liga a la problemática concreta de la procedencia (Herkunft) y de las condiciones de posibilidad para la emergencia o surgimiento (Entstehung) de las prácticas (Foucault, 1994).

Antes de dar paso a los siguientes apartados, consideramos pertinente recapitular la estrategia de lectura elaborada, que se sostiene básicamente a partir de la puesta en juego de tres pares categoriales, dos introducidos por el propio Foucault y el tercero incorporado por quien escribe estas líneas. La articulación de los pares introducidos por Foucault permitió perfilar dos senderos para el trabajo filosófico que, declinado hacia el abordaje de las ciencias humanas, daría lugar a un tercer par.Tenemos, entonces, una filosofía analítica de la verdad en general, preocupada por las posibilidades del conocimiento y sus límites infranqueables, es decir, por la elaboración de una teoría del conocimiento que, respecto de los ciencias humanas, permitiría perfilar una crítica epistemológica normativa acerca de su objetividad cognoscitiva. Frente a lo cual, la propuesta foucaulteana de llevar a cabo una ontología de la actualidad se entronca con el abordaje arqueo-genealógico del saber y da lugar a una crítica epistemológica que -en lugar de bastarse a sí misma- se configura como un aporte para la problematización ontológico-política de la actualidad, por medio de la crítica de las formas de objetivación inmanentes a la constitución de los saberes acerca de “lo humano”.

IV. Saberes acerca de “lo humano” y biopolítica en el curso del `76: “el hombre como ser viviente”

Evidentemente, la vida que toma a su cargo la biopolítica no se iguala con aquella que, haciendo uso de su derecho, el soberano eximía de la muerte. Efectivamente, tal como explicaba el autor en su curso, a diferencia de la soberanía, el dispositivo biopolítico la emprende con la vida biológica misma, esto es, con el hombre como ser viviente o, mejor, con la especie en tanto comprende a la totalidad y multiplicidad humana” (López, 2014, p. 115).

En la clase del 17 de marzo de 1976, con la que diera cierre al curso dictado en el Collège de France titulado “Il faut défendre la société”, Foucault se ocupó de desentrañar la discontinuidad existente entre el ejercicio del poder según el modo de la soberanía, caracterizado por medio de la fórmula “hacer morir-dejar vivir”, y el ejercicio del poder sobre “la vida”, el cual se caracterizaría por “hacer vivir-dejar morir” (Foucault, 1997, p. 214). En primer lugar, en función de las fórmulas presentadas, parecería tratarse de una mera inversión en los términos; sin embargo, si se prosigue con cierto detenimiento la lectura de esta lección, esta “evidencia” parece desdibujarse. En la lectura foucaulteana, el acontecimiento de surgimiento de la biopolítica se constituye a partir de la imbricación entre el surgimiento de problemas económico-políticos, saberes científicos y técnicas de poder. La constitución de ciertos objetos resulta indisociable del abordaje estratégico de los mismos, en cuyo marco la proliferación del discurso de determinadas ciencias cumplió un rol estratégico fundamental (Raffin, 2018, p. 129).

En ese sentido, puede decirse que así como el abordaje de determinados problemas económico-políticos, ligados por el ejemplo al desarrollo de las ciudades en el marco del despliegue del capitalismo, operó como condición de posibilidad para la formación de ciertos saberes, los objetos que dichos saberes constituyeron tornaron pensables en su espesor dichas problemáticas. Sostenemos, entonces, que la configuración de un problema, la constitución de determinados objetos y la posibilidad de reflexión respecto de las estrategias de intervención política, solamente se torna inteligible si se recala en el pliegue de los saberes que se produjo como parte del acontecimiento de surgimiento del biopoder. No se trata de que “el poder” descubriese la existencia de algo así como “la vida” sino que, por el contrario, nos encontramos frente al surgimiento - es decir la constitución - del objeto, esa “masa global de seres vivientes” que es la denominada especie humana (Muhle, 2012, p. 187).

Resulta palpable el modo en que el filósofo remarcó el rol estratégico de la medicina y la higiene en tanto saberes cuya formación operó, en cierta manera, como condición de posibilidad de las tácticas y estrategias de normalización disciplinaria (anátomo-política) y regulación biopolítica; ¿acaso es pensable una política de saneamiento de las aguas tendiente a la reducción de la tasa de mortalidad de una población por fuera de la matriz de pensamiento médico-sanitario? ¿Cómo visibilizar dicha tasa si se carece de un saber demográfico respecto de la población? Dicho de otro modo, ¿cómo pensar una estrategia centrada en modificar el medio en que la población se encuentra emplazada por fuera de la grilla de un saber que torna pensable a la población y sus múltiples relaciones con el medio? Sostenemos, entonces, que el abordaje crítico de las ciencias que objetivan “al hombre” en tanto “ser viviente”, no se articula desde un registro epistemológico cerrado sobre sí mismo, sino que se encuentra jalonada por objetivos ontológico-políticos. De lo que se trata, es de la puesta en práctica de una crítica de las formas de objetivación inmanentes a las ciencias que, al objetivar “al hombre” en tanto población, se encuentran profundamente imbricadas con las transformaciones acontecidas en los modos de ejercicio del poder.

V. Saberes acerca de “lo humano” y dispositivos de seguridad en el curso del `78: “el hombre, figura de la población”

Tal vez una de las partes más interesantes de Seguridad, territorio, población sea la relectura que hace Foucault de su libro, publicado 12 años antes, Las palabras y las cosas, al final de la clase del 25 de enero de 1978 (Castro Gómez, 2010, p. 16).

En la tercera clase del curso Sécurité, Territoire, Population, dictada en el Collège de France el 25 de enero de 1978 (Foucault, 2004a), en el contexto de la indagación acerca del surgimiento de los dispositivos de seguridad, Foucault reformula la lectura que había propuesto doce años antes respecto de la formación las ciencias humanas (Foucault, 1966). Para profundizar la interpretación propuesta en el apartado precedente, nos detendremos a continuación en la citada lección, que se inscribe en el pliegue conceptual que el filósofo introdujera al resituar la biopolítica dentro del marco de los denominados dispositivos de seguridad y reorientar sus indagaciones hacia el proyecto de una “historia de la gubernamentalidad” (Foucault, 2004a; 2004b). En las primeras clases del curso, Foucault se ocupó de desbrozar las diferentes maneras en que desde la perspectiva de la soberanía, la disciplina y la seguridad se constituyeron como problemas “la ciudad”, “la escasez” y “las epidemias”. Sin embargo, buscando disipar cualquier tipo de lectura de carácter “etapista”, destacó que no habría que entender dicha distinción en términos de “eras” en las que los distintos modos de ejercicio del poder se sucederían, reemplazando a los precedentes.

Ahora bien, en lo que respecta al eje problemático de nuestro trabajo, no podemos dejar de mencionar que en el marco del citado curso el filósofo problematiza el surgimiento de la biopolítica como un acontecimiento que no es susceptible de ser desligado de la emergencia de ciertos problemas de carácter científico-político, en torno a los cuales la población se constituyó como objeto de saber de manera correlativa al desbloqueo de las artes de gobierno. Éstas, justamente, se reconfigurarán en la modernidad al tomar a la población como blanco de intervención y objetivo de su práctica. Es decir, que nos encontramos con una mutación correlativa entre los modos de ejercicio del poder y las formas de objetivación inmanentes a la formación de determinados saberes.

En la clase del 25 de Enero de 1978, al ocuparse de la citada distinción entre el modo de ejercicio del poder propio de las tecnologías de seguridad frente a los dispositivos disciplinarios y a la lógica de la soberanía, Foucault remarcó - en torno a la contraposición entre “normación” y “normalización” - la especificidad de la manera en que desde las perspectivas disciplinarias y de seguridad se ligan “norma” y “normalidad” respecto del objeto que se constituye como problema frente al ejercicio del poder. Dentro de dicho análisis, destaca que las tecnologías de seguridad ponen en juego la “naturalidad del objeto mismo” que es blanco del ejercicio del gobierno, configurándose la “norma” de manera inmanente al juego de las “normalidades diferenciales” que lo atraviesan (Sabot, 2016). En ese sentido, si de dispositivos de seguridad se trata, el filósofo destacó que la problematización de las cuestiones a ser gobernadas en su “naturalidad” irá “recortando” e inscribiendo en “la realidad” a la población, que se constituirá como objeto de saber y blanco de intervención política. Sería pertinente destacar que la población será objetivada como blanco a gobernar que, por su espesor y “naturalidad”, escapa a las “mallas reglamentarias” configuradas a partir de la “voluntad soberana” (Mauer, 2015, p. 46). En sintonía con lo antedicho, el pensador planteó que, en el seno del acontecimiento de surgimiento de las tecnologías de seguridad, se produjo una profunda imbricación entre la visibilización de ciertos problemas políticos y la constitución de determinados objetos de saber. En sus propios términos:

(…) Un juego incesante entre las técnicas de poder y su objeto recortó poco a poco en lo real y como campo de realidad a la población y sus fenómenos específicos. Y es a partir de la constitución de la población como correlato de las técnicas de poder que se pudieron abrir toda una serie de dominios de objetos para saberes posibles. En contrapartida, es porque esos saberes recortaron sin cesar nuevos objetos que la población pudo constituirse, prolongarse y mantenerse como correlato privilegiado de los mecanismos modernos de poder (Foucault, 2004a, pp. 80 - 81).

En la genealogía foucaulteana de la biopolítica, la formación del discurso de la economía política, de la biología y de la filología, en cuyo plexo se configuraron las ciencias humanas, será puesta en relación con el acontecimiento de emergencia de determinadas problematizaciones científico-políticas que atravesaron el surgimiento de los dispositivos de seguridad. En lo que respecta a la constitución de las ciencias humanas, Foucault sostuvo que “el hombre”, objeto de ciencias y de la reflexión filosófica humanista, debe ser considerado como “figura de la población”. De este modo, la crítica foucaulteana de las ciencias humanas, en tanto saberes, no se articula en torno a la denuncia de su supuesta “falta de objetividad”, sino que se enfoca en sus formas de objetivación, perfilando así una crítica epistemológica que - en lugar de bastarse a sí misma - contribuye a la problematización ontológico-política respecto del surgimiento de la población y las tecnologías de seguridad que la toman por objeto.

VI. Saberes acerca de “lo humano” y gubernamentalidad en el curso del `79: del naturalismo decimonónico a la problematización del capital humano

“He querido estudiar el arte de gobernar, es decir la manera reflexionada de gobernar mejor y además, al mismo tiempo, la reflexión sobre la mejor manera posible de gobernar. Es decir que intenté abordar la instancia de la reflexión dentro de la práctica de gobierno y acerca de la práctica de gobierno. (…) Intenté determinar la manera a través de la cual se ha establecido el dominio de la práctica del gobierno, sus diferentes objetos, sus reglas generales, sus objetivos de conjunto, con el fin de gobernar de la mejor manera posible. En suma, es (…) el estudio de la racionalización de la práctica gubernamental dentro del ejercicio de la soberanía política” (Foucault, 2004b, p. 4).

Desde las primeras lecciones del curso en el que nos hemos detenido en el apartado precedente, se advierte la centralidad que para Foucault posee la formación de la economía política para el surgimiento de las formas modernas de gubernamentalidad, como así también para la constitución del objeto población. De hecho, cuando al final del curso contrapone la “gubernamentalidad de los economistas” a la de “los políticos”, propia del arte de gobierno según el principio de la Razón de Estado, parte de la estrategia argumentativa consiste en distinguir y analizar el modo en que fisiócratas y mercantilistas ponen en consideración a la población en el seno de sus problematizaciones. Es decir, que Foucault se detiene en el hecho de que la población pasa de ser un mero dato cuantitativo más, en el seno del análisis “mecánico” respecto de la “fuerza relativa” de los diferentes Estados dentro del marco de la denominada “balanza europea”, a cobrar un espesor y una densidad que la tornan un objeto de problematización privilegiado. De “mero dato” para el análisis de las riquezas, deviene en “realidad espesa” atravesada por dinámicas que, paradójicamente, escapan a una matriz mecánica de problematización, y que se convierte en blanco privilegiado del gobierno económico tal como fuera problematizado por la naciente economía política de la mano de François Quesnay y la Escuela Fisiocrática francesa (Foucault, 2004a, pp. 91 - 118).

Por otro parte, en el curso del año siguiente Foucault remarcará el carácter indisociable del surgimiento del liberalismo como matriz de problematización del ejercicio del gobierno y la constitución de la economía política; saber cuya formación se encuentra estrechamente ligada a la emergencia de la problematización del mercado como ámbito de veridicción (Foucault, 2004b, pp. 29 - 51). Nos encontramos, entonces, frente a una doble mutación: así como la población deja de ser un “mero dato”, y deviene en “realidad densa” frente al ejercicio del poder, el mercado pasa de ser un mero ámbito de jurisdicción, blanco de políticas de controles de precios, por ejemplo, a constituirse en ámbito de producción de la verdad. De este modo, al aparecer “con espesor propio” frente al gobierno, el respeto a los “mecanismos del mercado” emergerá como una limitación interna al ejercicio del gobierno. Ya no se trata de oponer una limitación externa al ejercicio del gobierno, apelando a cuestiones jurídicas - la violación de un derecho, por ejemplo -, sino que las “verdades del mercado” operan como un filtro intrínseco a la práctica del gobierno, que de no “respetarlas” no comete una injusticia sino una torpeza cuyos efectos serán irremediablemente contrarios a lo buscado. En ese sentido, las prácticas gubernamentales serán susceptibles de ser analizadas no en términos de justicia e injusticia, sino de adecuación e inadecuación a las verdades inmanentes al mercado, cuyo respeto resulta fundamental para el “éxito” del gobierno (Oksala, 2013, p. 57). De este modo, se consolida lo que Foucault denomina como un “gobierno frugal”, una suerte de “naturalismo” que hace del mercado una zona vedada para la acción gubernamental.

La historia de las formas modernas de gubernamentalidad desplegada en estos cursos es completada por Foucault por medio del abordaje genealógico de las inflexiones contemporáneas de la racionalidad política liberal; razón por la cual, le dedicará gran parte del curso dictado a comienzos de 1979 al neoliberalismo (Foucault, 2004b), fundamentalmente en sus formas alemana y norteamericana. En dicho contexto, sostuvo que el neoliberalismo, formado en la Alemania de entreguerras y consolidado en la posguerra, se encuentra ligado fundacionalmente a la Escuela de Friburgo, a la publicación de la revista Ordo y a un conjunto de economistas, sociólogos y juristas. A lo largo del curso, Foucault remarcará la mutación introducida por el neoliberalismo respecto del liberalismo clásico, destacando lo inapropiado de una crítica que "denuncie" que los neoliberales pretenden volver al siglo XIX. Básicamente, sostuvo que con la Escuela de Friburgo se rompe la ligazón entre liberalismo y laissez faire, el “naturalismo” al que hemos referido previamente, ya que los ordoliberales señalarán que el mercado no es “algo dado”, una suerte de “dato natural”, sino que debe ser constituido activamente. Es decir, que la mutación de la racionalidad gubernamental se encuentra profundamente imbricada con la ruptura en el modo en que en el discurso de la economía política se constituye el objeto “mercado”. Así, más que gobernar limitando la acción del gobierno en función del "respeto" a los mecanismos del mercado, propondrán que hay que gobernar activamente para producir las condiciones del mercado. Más que de un retorno al "naturalismo" del siglo XIX, se trata de un “liberalismo sociológico”, que, en lugar de tomar al mercado como dato y límite, lo problematiza bajo la forma de la competencia en tanto principio formal que debe ser inscripto en “lo real” (Foucault, 2004b, pp. 135-164).

Ahora bien, siguiendo la lectura foucaulteana, no podemos dejar de remarcar que la citada torsión producida por el ordoliberalismo configurado en la Escuela de Friburgo en relación al liberalismo decimonónico, sería profundizada y radicalizada en el marco del desarrollo de la “teoría del capital humano” por parte de la Escuela de Chicago, es decir del neoliberalismo norteamericano. Discurso que se erige a partir de la problematización del capital como “aquello que produce un beneficio”, en el contexto de “asignación de recursos limitados hacia fines mutuamente excluyentes”; lo que permite la introducción de un desbloqueo epistemológico al posibilitar la inclusión del trabajo como actividad dentro del análisis económico (Foucault, 2004b, pp. 221-244). El “capital humano”, en tanto objeto, se constituirá entonces en torno a una serie de capacidades físicas e intelectuales vinculadas a la “productividad” y al savoir-faire atravesadas por la tensión entre lo “innato y lo adquirido”.

En el seno de dicha estrategia discursiva, la “grilla de análisis económico” es aplicada a la totalidad de las prácticas sociales, es decir incluso a aquellos comportamientos considerados “habitualmente” como “no económicos”; desde la educación y las relaciones familiares, hasta la dieta y el acceso a la salud, serán problematizadas en términos de “inversiones en capital humano”. Es decir, una vez más, que los blancos y criterios para racionalizar el ejercicio del gobierno se modifican en estrecha ligazón con la transformación en las formas de objetivación inmanentes a la economía política; discurso epistémico y ontológico-políticamente vinculado a la problematización de “lo humano” en tanto objeto de saber y blanco de intervención política.

VII. Palabras finales

“La ruptura profunda en el régimen del discurso científico en la que la problemática de la Vida, y de forma paralela las del Trabajo y el Lenguaje (que delimitan la figura del Hombre) redistribuyeron el orden de la episteme clásica, fue a la vez condicionante y condicionada por la emergencia del bio-poder. El bíos de biopolítica no es, por tanto, sólo lo puesto en juego en unas relaciones de poder, sino lo producido y fijado por unas técnicas de saber, lo que está en juego entre saber y poder. En efecto, si en la modernidad occidental el poder pudo tomar como objeto a la vida, ello sucedió al calor de un saber que con sus técnicas aisló, fijó e hizo terreno de posible intervención a la Vida en y más allá de los seres vivientes” (Sacchi, 2016, pp. 32 - 33).

En sintonía con las citas que hemos colocado como epígrafe tanto en la introducción como en este apartado final, a lo largo del presente trabajo nos hemos ocupado de revisar el tipo de crítica de los saberes acerca de “lo humano” que Foucault despliega en sus trabajos dedicados a la bipolítica y las formas modernas de gubernamentalidad. En ese sentido, en primer lugar, revisamos la manera en que Foucault problematiza el ejercicio de la crítica, ligándola al diagnóstico de la actualidad, y el modo recurrente en que se ocupa del discurso de las ciencias humanas. Saberes que se objetivan al “hombre” en tanto “vive, trabaja y habla”, y que se formaron a partir de la disposición epistémica en la que se configuraron la biología, la economía política y la filología. Por lo tanto, para simplificar la redacción nos hemos valido de las expresiones “ciencias humanas” y “saberes acerca de lo humano”, en sentido amplio y englobante respecto de dicho plexo de disciplinas. Habiendo realizado las aclaraciones correspondientes, en el siguiente apartado nos ocupamos de revisar la manera en que Foucault problematiza arqueológicamente la noción de saber, como así también lo que hemos denominado como “ecos arqueológicos de la genealogía”.

A partir de la lectura realizada, sostenemos que nos encontramos frente a dos inflexiones posibles para la crítica de las ciencias humanas, el camino de la “analítica de la verdad” y la teoría del conocimiento, que da lugar al “perenne problema” de la “objetividad cognoscitiva” de dichas ciencias; inflexión frente a la que el discurso foucaulteano introduce un desplazamiento del eje de problematización, perfilando una crítica epistemológica y ontológico-política de las formas de objetivación inmanentes a la formación de los saberes. Así, en lugar de cuestionar epistemológicamente el discurso de las mencionadas ciencias en función de su supuesta “falta de objetividad”, y de oponerles una forma “más adecuada” de abordar sus objetos, de lo que se trata es de problematizar el modo en que sus formas de objetivación contribuyen a la constitución ontológico-política de la actualidad. Justamente, en los apartados siguientes nos hemos ocupado de revisar el abordaje de los saberes acerca de “lo humano” que Foucault perfila en sus cursos dedicados a la biopolítica y las formas modernas de gubernamentalidad en términos de crítica de las formas de objetivación.

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1Doctor en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA, Argentina). Becario Posdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET, Argentina). Profesor Adjunto de Epistemología de las Ciencias Sociales en la Escuela de Humanidades de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM, Argentina) y Docente Auxiliar de Introducción al Pensamiento Científico del Ciclo Básico Común de la Universidad de Buenos Aires (UBA, Argentina). Investigador del Programa de Estudios Foucaultianos, dirigido por el Prof. Dr. Marcelo Raffin y la Prof. Dra. Gabriela Seghezzo (IIGG, FSOC – UBA, Argentina). Ha realizado estancias de investigación como invitado en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM, Estado Español) y en la Universidad de Granada (UGR, Estado Español). Principales áreas de inquietud académica: epistemología de las ciencias sociales y filosofía política contemporánea. Tema de investigación: la imbricación entre lo epistemológico y lo político en la crítica foucaulteana de los saberes acerca de “lo humano”.

2Si bien nos remitimos a la segunda edición, para evitar confusiones recordamos que la primera fue presentada como Tesis doctoral en 1961.

Recibido: 17 de Enero de 2020; Aprobado: 01 de Mayo de 2020

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