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Praxis Filosófica

versión impresa ISSN 0120-4688versión On-line ISSN 2389-9387

Prax. filos.  no.55 Cali jul./dic. 2022  Epub 26-Sep-2022

https://doi.org/10.25100/pfilosofica.v0i55.12076 

Artículo de investigación

El concepto de cuerpo a través del alma en Plotino: una valoración positiva

The Concept of Body Through Soul in Plotinus: A Positive Assessment

1 Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile. E-mail: jeffersonds43@gmail.com


Resumen

En las Enéadas, Plotino traza su visión sobre el alma y el cuerpo. Existe una lectura tradicional de Plotino, que encuentra en el pensador una desvaloración del cuerpo; esta lectura está basada en el protagonismo que posee el alma en relación con el cuerpo en el pensamiento plotiniano, y en la interpretación literal del texto del pensador; al contrario, se quiere trazar una valoración positiva del cuerpo en el filósofo. El objetivo de este trabajo es delimitar el concepto de cuerpo en Plotino, entendiendo que este posee su indiscutible importancia y valoración positiva en el texto mismo del filósofo neoplatónico.

Palabras clave: Plotino; cuerpo; alma; participación; valoración; Enéadas

Abstract

In the Enneades, Plotinus traces his vision of the soul and the body. There is a traditional reading of Plotinus, which finds in the thinker a devaluation of the body; This reading is based on the leading role that the soul has in relation to the body in Plotinian thought, and on the literal interpretation of the thinker's text; but it is possible to draw a positive assessment of the body in the thinker. The objective of this work is to delimit the concept of the body in Plotinus, understanding that it has its indisputable importance and positive assessment in the text of the neoplatonic philosopher.

Keywords: Plotinus; Body; Soul; Participation; Assessment; Enneades

I. Introducción

Plotino es, indiscutiblemente, el filósofo más conocido del neoplatonismo. Sus obras, las Enéadas, que son de gran repercusión en la historia de la filosofía clásica, plantean, entre diversos temas, la concepción del pensador acerca del alma y de la materia sensible, el cuerpo. En la obra, el cuerpo es comprendido en constante relación con el alma en una estructura conceptual compleja, a partir de la cual es posible establecer la interpretación que se le reserva de acuerdo con el autor.

El Hombre está formado por el compuesto binario cuerpo-alma, de modo que tanto uno como el otro son necesarios para la vida en el mundo sensible. Profundizando sobre este tema, Plotino delimitará las propiedades de cada parte de ese compuesto, trazando observaciones sobre el cuerpo y el alma. En el sistema del autor, el alma es indiscutiblemente central y el cuerpo secundario: este tiene un carácter completamente pasivo en relación con el alma, que es completamente su opuesto. Ausente el alma, el cuerpo es completamente inactivo, inmóvil, muerto y llega a descomponerse. El alma es responsable por la vivificación y la operación de los órganos y sentidos del cuerpo, de modo que, aunque el cuerpo posea órganos potencialmente muy capaces y sentidos demasiado agudizados, sin la presencia del alma, estos de nada valen, no pudiendo siquiera ejercer sus funciones, de modo que carecen casi completamente del influjo del alma. Por otro lado, Plotino identifica todo lo que se relaciona con lo inteligible como bueno, superior y valioso, en comparación con lo sensible, que es malo, vicioso y rechazable. El cuerpo, por ser material y estar en el mundo material, está al mismo tiempo sujeto a las pasiones que el filósofo identifica como malas. Luego, son muchas las razones que permiten afirmar que Plotino entiende que el cuerpo sea malo por naturaleza.

Con todo, pese a verse “marginado”, las Enéadas nos entregan otras características del cuerpo que son muy destacables, como el concepto de participación y la bajada del alma hacia los cuerpos; el concepto de iluminación y el uso de los órganos del cuerpo por el alma, permiten entender que el cuerpo no es, por naturaleza, malo en el pensamiento plotiniano, y aunque el alma tenga indiscutiblemente mayor importancia que este, hay planteamientos en las Enéadas que permiten una valoración positiva del cuerpo sensible. Al desarrollar el concepto de participación del alma en el cuerpo, Plotino hace diversas observaciones sobre el cuerpo en su relación con el alma. Este es utilizado por el alma como herramienta, ya que posee la potencia sensitiva que es tomada por el alma como posibilidad de conocimiento del mundo sensible. El alma asigna a cada potencia del cuerpo su operación correspondiente, y por la sensibilidad puede entrar en contacto y relacionarse con el mundo sensible. En esta línea, Plotino observa que el alma puede olvidarse de su realidad inteligible al entrar en contacto con las pasiones y males característicos del mundo sensible, que son a su vez perceptibles por medio de la potencia sensitiva de los cuerpos. Así, el cuerpo no es considerado malo en sí, sino el olvido del alma de su realidad propia a través de su involucramiento con los males presente en el mundo sensible.

El objetivo de este trabajo es demostrar aspectos que permiten una valoración positiva del cuerpo en Plotino. Defendemos que es posible establecer una visión positiva acerca del cuerpo en la obra de este filósofo, refutando así a la bibliografía tradicional que reserva una idea despectiva hacia el cuerpo en el autor. En otras palabras, la hipótesis de este artículo es: sí es posible delimitar una valoración positiva del cuerpo en la obra de Plotino. Para defender esta hipótesis, el trabajo está estructurado en cinco capítulos; (1°) Introducción; (2°) Caracterización del Alma, en el cual se recorre las principales ideas concernientes al alma en Plotino. Este capítulo es necesario porque el cuerpo está en una relación muy estrecha con el alma, de modo que no es posible construir una argumentación sobre el cuerpo sin revisar el concepto de alma en el filósofo; (3°) El Cuerpo y el Alma, en el cual se observa la relación entre los dos conceptos las Enéadas; (4°) El concepto de cuerpo a partir del alma, principal capítulo del trabajo, en el cual se defiende argumentativamente a la hipótesis y (5°) Conclusión.

I.1 Estado de la Cuestión

Cabe recurrir a algunos trabajos que establecen discusiones que se acercan al tema que nos propusimos investigar. Seleccionamos algunos artículos que consideramos relevantes en la cuestión, y tuvimos como referencia la importancia del autor, el tema y la fecha de publicación. Se busca observar cómo las discusiones sobre el cuerpo en Plotino están puestas en algunos trabajos publicados en los últimos años, con el objetivo de analizar el horizonte en que nuestras observaciones se establecerán.

Para Emile Bréhier en su obra “La Filosofía de Plotino” (1953, p. 41-61), el cuerpo es una realidad impropia para el alma. Mientras el alma está en el cuerpo, sufre de las pasiones y males a los cuales el cuerpo es susceptible. Predomina, según el comentador, un sentimiento de malestar por la forma como la vida humana está dispuesta a causa de los obstáculos debidos al cuerpo y a las pasiones. Además, el comentador hace referencia a un pasaje (En. IV, 8, 1) donde Plotino compara a las realidades del cuerpo y del alma, concluyendo que la realidad del cuerpo es “negativa”, y del alma “positiva”.

María Isabel Santa Cruz (2012, pp. 85-100) considera que la antropología de Plotino tiene una ligación con el diálogo Alcibíades I. Para la autora, tanto la concepción del cuerpo como instrumento del alma, como gobernado por ella, son nociones extraídas del Alcibíades. Su investigación demuestra el carácter secundario del cuerpo en relación con el alma, y como el alma deja su huella en el cuerpo por su participación en él. El cuidado de sí, aunque no se trate exclusivamente del cuerpo, igual conlleva su cuidado, ya que este tiene necesidades que deben ser saciadas. El sabio satisface las necesidades del cuerpo, pero se “aparta” de lo que le es propio, buscando la austeridad y el agrado a los dioses. De este modo, la autora entiende que el cuerpo tiene carácter secundario en relación con el alma.

Por otro lado, Andrés Santa María (2005, pp. 103 - 123) observa que el cuerpo debe ser considerado como partícipe de un sistema complejo, donde el alma posee una centralidad mayor en relación con el cuerpo, lo que no le estigmatiza como algo malo. El mismo autor en otro artículo publicado ocho años después, titulado “Plotino, las formas platónicas y el noûs aristotélico” (Santa María, 2013, pp. 311 - 330), observa que la diferencia entre las naturalezas sensible e inteligible no permite la conclusión de que el alma sea “mayor” que el cuerpo (Santa María, 2013, p. 319).

Makoto Sekimura (2019), debatiendo sobre lo bello en Plotino, observa que la belleza, que es anterior a los cuerpos, no se da de manera constante en estos, y cabe al alma, en armonía con el alma del universo, discernir la experiencia de la belleza del cuerpo. En este contexto, el cuerpo tiene un carácter pasivo, y del alma proviene el principio de belleza a los cuerpos sensibles. El autor no concluye que el cuerpo sea negativo, pues encuentra una clara distinción entre las operaciones corporales y el cuerpo en sí. La purificación del alma significa su disociación de los sentidos corporales (y de lo que corresponde al cuerpo sensible), ya que estos no pertenecen a la naturaleza del alma. Por otro lado, los sentidos son indispensables pues son usados por el alma en su operación en el cuerpo. De este modo, el autor encuentra el cuerpo como una realidad pasiva e instrumental para el alma, mas no mala. Una conclusión que también se acerca a esta visión está presente en el trabajo de Rafael Vieira Gomes (2016, pp. 129-143).

Por otro lado, Andrés Santa María y Rafael Gomes (2016, p. 130) observan en sus trabajos la existencia de una interpretación negativa del cuerpo en Plotino, de los cuales Richard Bodéüs (1983, pp. 256-264) y René Arnou (1921) son ejemplos. Esta lectura depende muchas veces de una interpretación literal del texto platónico y plotiniano, y esta se encuentra también en algunos filósofos como Nietzsche y Bergson (Gomes, 2016, p. 130)2.

II. La caracterización plotiniana del alma

El concepto de alma en Plotino posee indiscutible importancia porque es por medio de ella que se puede llegar al Uno, y por ser superior a la materia. El alma, una e indivisible, es principio de vida de los cuerpos, y su bajada ocurre por una especie de necesidad natural3. La vida humana depende del alma pues ella proporciona la vida al cuerpo inanimado (En. V, [10], 2, 10 - 25. Cf: O'Meara, 1995, pp.18-19). Distintos problemas son observados por Plotino en relación con la unidad del alma, ya que este concepto se encontrará con dificultades que involucran la multiplicidad de los cuerpos en contraste con la unidad del alma. Plotino hace una distinción entre el alma superior y el alma inferior (En. V, [10], 3, 12 - 30). El ordenamiento de los cuerpos y el gobierno del mundo corresponde al alma superior, que no desciende hacia los cuerpos y que desde el mundo inteligible actúa en lo material y sensible (En. V, [11], 2, 1 - 30; O'Meara, 1995, p.16). Por su emanación, el alma superior es principio que vivifica todos los entes sin participar directamente en ellos. Por otro lado, el alma inferior es la que desciende desde lo inteligible hacia el mundo material a los cuerpos sensibles, y en estos conoce e interactúa con el mundo a través de su potencia sensitiva.

Plotino explica la “multiplicidad de almas” por medio del concepto de emanación. El alma superior no pierde su esencia por la participación en los cuerpos, ni tampoco son estas almas presentes en los cuerpos distintas del alma superior. El alma superior y el alma inferior son de la misma naturaleza, la diferencia radica en la realidad a la que corresponde a cada una actuar (En. IV, [27], 4, 1 - 20). Luego, todos los seres en el universo participan de la misma alma.

Porque lo correcto es que, justamente por ser sustancia, no toda alma es alma de algún ser, sino que existe un alma que no lo es de ninguno en absoluto, y que todas las otras, las que lo son de alguno, se hacen tales en un momento dado y accidentalmente. (En. IV, 3 [27], 2, 1 - 10) 4.

El alma superior está vuelta a la Inteligencia y el alma inferior está en los cuerpos sensibles. El carácter incorpóreo del alma la distingue de los cuerpos materiales porque si el alma fuera una materia sensible sería contable, asemejándose así a los cuerpos. Por lo tanto, el alma es una sola y, en cambio, la multiplicidad le pertenece a los cuerpos porque son materia, y las almas que están en los cuerpos son una misma y sola alma (En. IV, 3, [27], 2, 40 - 45). Plotino establece una distinción entre las operaciones del alma inferior en los seres vegetativos, irracionales y racionales. Sobre estos últimos, presenta el carácter racional que es característico de su actuar (En. V, 2, [11], 2, 1 - 10). El alma, la tercera hipóstasis de Plotino, una, incorpórea, indivisible y múltiple, es principio de vida de los cuerpos. El Uno ordena al mundo indirectamente por medio del alma superior, que a su vez baja a los cuerpos sensibles por el alma inferior. Ambas son la misma alma, pero con atribuciones diferentes.

Luego de analizar rápidamente algunos de los principales aspectos del alma en Plotino, pasamos al dualismo alma-cuerpo, donde profundizaremos más detalladamente los aspectos de dicha relación.

III. El cuerpo y el alma

Para Plotino existen dos tipos de materia: la materia sensible y la inteligible. La materia sensible no es distinta de la inteligible solamente por las formas y los accidentes, sino también por su carácter mutable y corruptible. La materia inteligible posee como principal característica su estabilidad y descanso. En esta línea, Plotino claramente valoriza más lo que deviene del inteligible por su inmutabilidad y perfección, poniendo la materia sensible en un campo secundario por su carácter limitado, restringido y dependiente del alma.

El actuar del alma es necesario tanto para el establecimiento de vida al cuerpo, su animación y movimiento, como para el ordenamiento del mundo, ya que el alma es principio de vida de todos los seres en el universo5. Empero, el actuar del alma no se restringe a la vivificación del cuerpo, sino también a su iluminación y dignificación. El alma es la posibilidad de trascender al mundo inteligible, que es el más excelente. En el cuerpo, el alma tiene contacto con el mundo sensible, siendo atributo exclusivo de ella el razonar y orientar las acciones del cuerpo. Gobernar la materia sensible, vivificar a los seres y ser imprescindible para la trascendencia constituyen también, en líneas generales, las funciones del alma6. El cuerpo, por otro lado, no tiene sentido en sí mismo sin la participación del alma (En. IV 3 [27], 8, 45 - 50). Él es una herramienta para el conocimiento del mundo sensible para el alma, ya que esta es incorpórea y carente de materia sensible (En. IV 3 [27], 26, 1 - 15). Así que utiliza la potencia sensitiva corporal para el conocimiento del mundo sensible.

Existe una lectura de Plotino que establece una desvalorización del cuerpo7: esto sucede probablemente a causa de la interpretación literal de sus textos. Plotino observa repetidamente la inferioridad de lo que se relaciona con el cuerpo y la realidad sensible en comparación con lo que se relaciona con el alma. El cuerpo, orientado y vivificado por el alma, demuestra su carácter pasivo, pues necesita la presencia del alma. Sin esta presencia, el cuerpo es un cadáver ornamentado, inoperante, insuficiente y limitado8. De pertenecer a lo inteligible, el alma no posee las mismas características que el cuerpo: es superior a este por su incorruptibilidad, inmutabilidad e inmortalidad, a diferencia del cuerpo, que es todo lo contrario9.

En el mundo inteligible, el alma vive en su plenitud y perfección; mientras que, en el mundo sensible, es extranjera, encontrándose fuera de su realidad excelente (En. IV, 4 [21], 1, 1 - 10). Empero, la dignificación e iluminación del cuerpo sólo es posible por la bajada del alma hacia lo sensible. Su presencia en el cuerpo le permite ejercer sus funciones y, una vez en el cuerpo, el alma actúa como vínculo entre el mundo suprasensible y el sensible. En este aspecto, una valoración positiva del cuerpo se estrecha con el concepto de presencia y participación del alma en él.

La principal característica del cuerpo es la potencia sensitiva, utilizada por el alma como posibilidad cognoscible del mundo, pues es por medio del cuerpo que el alma puede conocer la realidad sensible. Así, aunque el razonamiento, las virtudes y la vida, estén en el alma, el cuerpo es lo que hace posible el conocimiento del mundo sensible y la participación del alma en este mundo. La bajada del alma dignifica al cuerpo, y el alma lo utiliza como herramienta cognoscible de lo sensible10.

IV. El concepto de cuerpo a partir del alma

Una conceptuación del cuerpo en Plotino solo es posible a partir del alma, pues ella posee centralidad en la relación alma-materia. El encuentro de aspectos para una valoración positiva del cuerpo no corresponde a una supervaloración del cuerpo ni tampoco a una igualación cualitativa de este con el alma, sino que evidencia la posibilidad del encuentro de consideraciones en la cual el cuerpo adquiere una valoración que se da indiscutiblemente por la participación del alma.

El ser humano y los seres vivos en general son comprendidos como un compuesto de materia y forma11. Por un lado, si hubiera alma sin cuerpo, la existencia humana no sería posible; por otro, si no hubiera alma, el cuerpo se descompondría, perdiendo la vida proveniente del alma. Cada parte del compuesto hilemórfico es necesaria para la existencia del hombre, de modo que el cuerpo posee una indiscutible importancia ya que la vida humana depende de un cuerpo material, vivificado por el alma obviamente. Es indiscutible que Plotino subraya la superioridad del alma en relación con el cuerpo (Cf. En. VI, 4, [22], 8, 1-45. VI, 4, [22], 16, 1 - 20); con todo, la bajada de alma hacia el cuerpo eleva su naturaleza decaída. Por ser el alma superior al cuerpo, y teniendo en vista su carácter universal y uniforme, el cuerpo es dignificado por el alma. Además, está la idea de “iluminación del cuerpo”, que demuestra no solo las características propias del cuerpo, sino que también se puede extraer de esta las particularidades que permiten trazar aspectos positivos al cuerpo en Plotino. Detengámonos en algunos pasajes de Enéada IV 3 (27) sobre este particular.

Plotino observa que, además del alma asignar las potencias correspondientes a los órganos del cuerpo, ella lo ilumina y lo anima (IV, 3, [27], 10, 1-25). Afirma que la bajada del alma ilumina toda la materia, y que el alma inferior “emite sus fulgores” hacia los cuerpos (IV, 3, [27], 17, 1-10). En la metáfora que usa para explicar el problema de un alejamiento de la esencia del alma por un acercamiento con lo propio del cuerpo, Plotino dice que el alma ilumina a los cuerpos (IV, 3, [27], 17, 13-30). Luego, a partir de lo que ha sido demostrado hasta aquí, podemos afirmar que los conceptos de “bajada”, “iluminación” y “participación” del alma en el cuerpo, le asigna un grado de valoración positiva.

El concepto de bajada del alma, presente en Platón12, resurge en Plotino que lo explica como una necesidad en el orden del cosmos (En. IV, 3, [27], 13, 1 - 10). A partir de la emanación, el alma participa en los cuerpos sin perder su esencia y, por ser una e indivisible, está de igual forma entera tanto en el mundo inteligible como en los cuerpos por las almas inferiores. El alma del universo (superior) ordena al mundo sin participar directamente en este, y el alma inferior baja desde el mundo inteligible a los cuerpos sensibles, donde los anima. Plotino considera distintos aspectos que evidencian rasgos buenos y malos de esta bajada, tanto en su relación con el cuerpo como para el alma misma. Esta bajada puede configurarse como un castigo para el alma o como una oportunidad de purgar sus faltas en el mundo sensible; con todo ni Platón ni Plotino identifican el descenso mismo del alma como algo negativo. Lo que Plotino observa es que, al acercarse demasiado al mundo sensible, el alma puede olvidarse de su esencia inteligible, siendo esto lo que el autor entiende como malo en el descenso: el involucramiento y la amalgama del alma con lo concerniente a la realidad corporal, que no le pertenece13.

La caracterización plotiniana del cuerpo como tumba o cárcel del alma podría conducir a una valoración negativa del cuerpo por el pensador14. Pero, si se tiene en cuenta que, mientras se encuentra en el mundo inteligible, el alma está en su ambiente natural y, una vez bajada, tiene que estar indiscutiblemente ligada al cuerpo por el tiempo que esté determinado, la concepción de cuerpo como tumba o cárcel adquiere un significado distinto de un aspecto despectivo. Al bajar del mundo inteligible, el alma debe estar, indiscutiblemente, en el cuerpo, que será su receptáculo apropiado en el mundo sensible15.

La verdad es, en efecto, como se sigue: si no hubiera cuerpo, el Alma ni siquiera podría proceder adelante, porque tampoco hay otro lugar en que su naturaleza le permita situarse. Pero si el Alma ha de proceder adelante, habrá de crearse un lugar para sí misma, y, en consecuencia, también un cuerpo (En. IV, 3 [27], 9, 20 - 4).

En este sentido, Andrés Santa María, observando las consideraciones de Platón y de Plotino, afirma que los seres materiales ocupan, en estos pensadores, un lugar secundario en la totalidad de un sistema, lo que no representa un desprecio del cuerpo16. En concordancia con esto, Rafael Vieira apunta a la posibilidad de una lectura alegórica del texto plotiniano, donde el cuerpo no es comprendido per se como malo y despreciable. El autor observa el literalismo en la interpretación del pensamiento del filósofo neoplatónico por especialistas, y examina la posibilidad de un enfoque diferente de cómo las ideas del pensador están puestas. Rafael conceptúa que, según Plotino, cuando el alma está bajada en el cuerpo, se encuentra fuera de su realidad propia, que es la inteligible. Es esta característica la que es inadecuada al alma, y no el cuerpo en sí. Luego, no es cierto que Plotino defina el cuerpo con una valoración exclusivamente negativa (Gomes , 2016, p. 129- 132).

En relación a las operaciones propias del cuerpo y del alma, distan las funciones correspondientes de cada uno. Plotino, basado en el Timeo17, observa que el alma posee características propias de las cuales el cuerpo no participa, y que hay particularidades que el cuerpo posee de las cuales el alma, a su vez, no participa. Así se puede decir que la diferencia entre el alma y el cuerpo radica no en un principio de superioridad o inferioridad, sino en el principio de operación18. Lo distintivo del alma es su ligación con lo inteligible y su incorporeidad, mientras que la característica principal del cuerpo es su sensibilidad19. El alma sin el cuerpo no puede conocer al mundo, ya que no posee la potencia sensitiva corporal. Por otro lado, el cuerpo sin el alma nada puede hacer, pues no tiene vida. En el cuerpo, el alma establece un vínculo entre el mundo inteligible y el sensible, vínculo que se da mediado por el cuerpo y su potencia sensitiva (En. III, 4, [15], 3, 20 - 30. En. IV, 3, [27], 4, 15 - 23). No cabe concluir, entonces, que el cuerpo es integralmente malo, ya que el alma lo ocupa como herramienta para el conocimiento del mundo sensible20.

Ahora bien, en las intelecciones, ¿qué percusión cabe suponer o qué necesidad hay de un cuerpo o del acompañamiento de una cualidad somática? Más aún, necesariamente ha de ser en el alma misma donde se produzca el recuerdo de sus propias mociones, por ejemplo, de las cosas que apeteció, pero de las que no disfrutó, con lo que tampoco llegó hasta el cuerpo el objeto de su apetencia. Porque ¿cómo puede hablar el cuerpo de cosas que no llegaron hasta él? ¿O cómo puede ser el conjunto de alma y cuerpo el que recuerde lo que el cuerpo no puede por naturaleza conocer en modo alguno? Bien al contrario, hay que decir que hay cosas que terminan en el alma, a saber, todas las que se realizan mediante el cuerpo, pero que hay otras que son propias del alma sola, si el alma ha de ser algo real con una naturaleza y una función propias (En. IV, 3, [27], 26, 33- 42).

Detengámonos en el concepto de cuerpo como instrumento del alma. Εn la Enéada I, 1 (53), 3, 3-5, el alma usa el cuerpo como herramienta (ὄργανον) por su sensibilidad 21. La necesidad, por parte del alma, del cuerpo para el conocimiento de lo sensible se evidencia, ya que el cuerpo es tenido como herramienta (en este sentido, cognoscible) por el alma. El alma no recibe todas las afecciones del cuerpo, tal como los artesanos no están obligados a utilizar todas las informaciones que sus instrumentos les transmiten, aunque los conozcan para sus trabajos. En este sentido, existe una diferencia para el alma entre “conocer el instrumento” (conocer el cuerpo) y utilizar el instrumento (utilizar el cuerpo como instrumento). El texto concluye que el alma, al utilizar el cuerpo como herramienta, debe conocerlo íntimamente para ponerlo a su disposición. Aquí se evidencia el carácter activo del alma, en relación con el pasivo del cuerpo22.

En Enéada IV, 3, (27), 21, 1-20, al examinar la presencia del alma en el cuerpo, Plotino establece la naturaleza de esta unión asemejando la presencia del alma en el cuerpo como un timonel en una nave. El timonel no está en toda la nave como el alma está en el cuerpo, pero el timonel mueve a la nave tal como el alma mueve al cuerpo. El conduce a la nave a través del timón, teniéndolo como su instrumento (ὄργανον), tal como el alma conduce al cuerpo y también lo usa como instrumento. El alma asigna las potencias en correspondencia con los diversos sentidos y órganos del cuerpo, como la potencia auditiva al oído y la visible al ojo. Con todo, el tacto posee una característica distinta de los demás órganos y sentidos humanos: no está presente en una sola parte del cuerpo, sino que se extiende por todo el cuerpo, y aquí se evidencia la sensibilidad corporal como un instrumento para el alma. Plotino afirma que este sentido, a diferencia de los demás, involucra todas las partes del cuerpo porque el alma ocupa el cuerpo por completo para la percepción (de lo sensible). Luego, el cuerpo es necesario para la cognoscibilidad del mundo sensible a causa del sentido del tacto, abundantemente ocupado por el alma. Por fin, el hecho de que los sentidos y órganos del cuerpo sean ocupados por el alma, demuestra la indiscutible importancia del cuerpo y, en cierto grado, un aspecto positivo del mismo.

Quiero decir del siguiente modo: aunque el cuerpo animado está iluminado por el alma, una parte del cuerpo participa de un modo y otra de otro. Y como, en conformidad con la aptitud del órgano para el desempeño de su función, el alma le asigna la potencia adecuada para dicha función, precisamente por eso se dice que el alma que está en los ojos es la potencia visiva y la que está en los oídos, la auditiva, y que es gustativa en la lengua y olfativa en las narices; el tacto, en cambio, se dice que está presente en todo el cuerpo porque todo el cuerpo le sirve al alma de órgano para esa percepción (En. IV , 3, [27], 23, 1-9).

Plotino traza diversas consideraciones sobre cada parte del compuesto cuerpo-alma que compone el ser humano y todos los seres vivos. En Enéada IV, 3, (27) 26, 1- 15, el alma no es entendida solamente como principio vital del cuerpo, sino también como “ordenadora” de este, ya que se vale de sus potencialidades (O'Meara, 1995, p. 16). Esta idea (o sea, del alma como “ordenadora” del cuerpo) no representa una desvalorización del cuerpo si se considera que el uso de sus potencias, así como su animación, son propios del alma, mientras que el cuerpo es utilizado como herramienta por sus potencias sensibles. El alma, al recibir las impresiones provenientes del cuerpo, emite un juicio valorativo sobre estas orientando así el modo como el cuerpo se relaciona con el mundo (En. IV, 3 [27] 10, 25 - 40. En. IV, 3 [27] 13, 5 - 18). Aquí, es indiscutible que el alma posee centralidad en relación con el cuerpo, pero no cabe dudas que el cuerpo igualmente tiene su importancia en ese compuesto hilemorfico.

Pues bien, si es el animal o compuesto binario el que interviene en las sensaciones en acto, el acto de la sensación debe ser del mismo tipo que el de taladrar o el de tejer -y por eso se dice que es común-, de manera que, en el acto de la sensación, el alma se equipare al artesano y el cuerpo a su instrumento, ya que el cuerpo sufre la afección y es auxiliar, mientras el alma recibe la impresión del cuerpo, o la producida a través del cuerpo o el juicio emitido por ella a raíz de la afección del cuerpo (En. IV, 3 [27] 26, 1-9).

Se podría pensar que el cuerpo es malo en sí por constituirse como una posibilidad de corrupción para la naturaleza del alma. Dicho planteamiento no tiene base si se consideran las ya señaladas naturalezas propias del alma y del cuerpo. En medio de las funciones propias del cuerpo, el alma puede “olvidar” su esencia divina. Así, el distanciarse del alma de su naturaleza por el involucramiento con lo propio del cuerpo es lo que se considera como malo, y no la presencia misma en el cuerpo (En. IV, 32, 5- 23). Entre los pasajes que denotan esta característica, podemos analizar la Enéada II, 3, (52), 8, 10 - 15 y II, 3, (52), 9, 15 - 30. Ahí, las virtudes son concedidas por Dios de modo a evitar que las pasiones dominen al hombre, que a su vez tiene contacto con ellas por medio del cuerpo. El “huir de acá” (ἀπολαμβάνεσθαι) a que el pensador se refiere, corresponde a las pasiones, que son males en sí, en los que el hombre se encuentra atrapado a través del cuerpo. En ningún momento, Plotino considera que el cuerpo sea malo, de modo que haya que huir de él por esta característica. En el compuesto alma-cuerpo, las virtudes se deben al alma, mientras que los vicios se deben al encuentro del alma con lo que es exterior a ella; en el contexto de las citas puestas arriba, los vicios son las pasiones y no el cuerpo per se.

V. Conclusión

En esta investigación, buscamos encontrar el concepto de cuerpo en Plotino. Para el pensador, lo despectivo se encuentra en las pasiones y males característicos del mundo sensible en comparación con lo inteligible, y no en el cuerpo mismo.

El alma vivifica y anima a los cuerpos, y es necesaria para el ordenamiento del universo. El cuerpo, por otro lado, es inanimado y necesita del alma para su vida y movimiento. Observamos que la característica distintiva del cuerpo es su potencia sensitiva, que puede ser tomada por el alma como herramienta de conocimiento del mundo sensible. Es obvio que la realidad en que se encuentra el alma es más excelente que el cuerpo, ya que el alma es incorruptible y eterna, mientras que el cuerpo es finito y corruptible. En el último apartado, se demostró que dicho aspecto no delimita un desprecio al cuerpo, y profundizamos en pasajes que permiten una lectura valorativa del cuerpo.

La bajada del alma es considerada como una necesidad en el ordenamiento del cosmos. En este sentido, el establecimiento del alma en los cuerpos no es interpretada como mala, sino el olvido del alma de su realidad inteligible por el contacto con las pasiones y males del mundo sensible. En el cuerpo, el alma es extranjera, de modo que está expuesta al peligro de amalgamarse con los males sensibles, distanciándose de su naturaleza incorpórea. Plotino concluye claramente que el cuerpo no es malo, sino la mezcla del alma con lo que no le corresponde.

Al considerar que la realidad excelente del alma es el mundo inteligible, Plotino observa que, en el descenso del alma al mundo sensible, los cuerpos se constituyen como su lugar propio. En este sentido, la caracterización del cuerpo como tumba y cárcel del alma no representa una valoración negativa del cuerpo, ya que Plotino afirma que, en el mundo sensible, el alma se establece en los cuerpos. El cuerpo es necesario al alma para el conocimiento y actuación en el mundo sensible; de modo que, sin él, el alma no podría relacionarse con este mundo. El alma se vale de la sensibilidad del cuerpo como posibilidad de conocimiento del mundo sensible, lo que puede ser comprendido como una buena característica del cuerpo.

Por fin, consideramos que, aunque el alma tenga centralidad en el sistema plotiniano con relación al cuerpo, debido a la participación del alma, se puede trazar una interpretación que permite el encuentro de puntos en los cuales el cuerpo adquiere una valoración positiva, y no despectiva.

Referencias bibliográficas

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Notas:

2Conferir la nota de pie de página n. 3 de su artículo. Ahí, el autor hace referencia a las siguientes obras: Friedrich Nietzsche. O crepúsculo dos ídolos, trad. Rubens Rodrigues. (São Paulo: Nova Cultural, 1999), § 1 - 9. Henri Bergson. “A percepção da mudança”. En O pensamento e o movente, trad. Bento Prado. (São Paulo: Martins Fontes, 2006.), 160 - 161.

3Plotino considera distintos puntos sobre la bajada de alma. Observa que, mientras pueda ser un castigo, ya que el alma, por ser superior, desciende al cuerpo, que es inferior, puede ser observada también como una especie de necesidad del cosmos. Ver: En. IV, 8, (6), 5, 1 - 25. (Este artículo ocupa la traducción de las Enéadas de Jesús Igal, publicada por la editorial Gredos.) (Bodéüs, 1983, pp. 256-264).

4Sobre la división del alma en los cuerpos, Jesus Igal (1982, p. 61) escribe: “Una e indivisa, porque el Alma superior se mantiene totalmente inmune a toda división y dispersión cuantitativa espacio-temporal; pero múltiple y dividida, porque el inferior se dispersa y se divide espacial y temporalmente en los cuerpos en que se encarna. Pero, (...) aun el Alma inferior se divide indivisamente. Propiamente, son los cuerpos los que no son capaces de recibir al Alma indivisamente, de modo que la división es una afección de los cuerpos, no del Alma misma”. Sobre este punto, Plotino conceptúa: “En conclusión, la división es una afección propia de los cuerpos, no del alma” ( .En. IV, 2, [4], 1 , 75).

5“Y toda aquella especie de alma [alma individual en este contexto] afín a aquel cuerpo con el que guarde correspondencia su propia disposición interior, y así no necesita que nadie, en el momento preciso, la envíe y la introduzca: no lo necesita ni para encarnarse en el momento preciso ni para encarnarse en el cuerpo preciso, sino que, en un instante dado, baja como automáticamente y se introduce en el cuerpo preciso” (En. IV 3 (27), 13, 40 - 6).

6Las características atribuidas al Alma en En. IV 3 (27) giran en el principio de gobierno y vivificación de la materia. Ahí, el alma gobierna y ordena al cuerpo (En. IV, 3 [27], 7, 15 - 20); es principio de movimiento del universo (En. IV, 3 [27], 9, 45 - 50; y principio vital de todos los seres que no viven por sí mismos. (En. IV, 3 [27], 10, 28 - 43).

7Cf. Baracat, 2006, p. 111. Este autor, en distintas partes de su tesis doctoral, hace referencia a la obra “Plotin. Les deux matières” de Jean-Marc Narbonne, (1991), donde el tema es profundizado. Sobre una lectura despectiva del cuerpo, consultar: Armstrong y Markus (1964, p. 55).

8Sobre este aspecto, O'Meara (1995) dice: “(…) Plotinus, however, takes for granted his own conception of body. He thus assumes that body is incapable ofself-movement, ofself-organization. It does not have the power to create higher, in particular organic, functions. These functions must be produced by something different, which therefore cannot be a body.” (p. 17).

9Plotino, En. I-II, 4 (12) 3, 10 - 15. Trad de José Carlos Baracat (2006, pp. 10-15). Hay que observar que Plotino se refiere a la materia sensible en esta cita, de la cual pertenece el cuerpo humano.

10Plotino afirma (En. I 8 [51], 4, 1-5) que los cuerpos son impedimento para la actividad propia del alma. Con todo, el alma bajada necesita del cuerpo, pues es a través de este que puede estar presente y conocer el mundo.

11“De todos modos, hay que suponer que el alma está en el cuerpo, sea que exista antes que el cuerpo, sea que exista en el cuerpo, pues de la unión del cuerpo y del alma el «el conjunto recibió el nombre de anima»” (En. I, 1[53] 3, 1).

12Plotino hace referencia a los diálogos Fedón (82 e 2. 62 b 2 - 5) y Crátilo (400 c 1-2) en su concepto de bajada de alma. En. IV, 8, (6), 1, 1-20. En su tesis doctoral, José Carlos Baracat (2006, pp. 101-103) observa que Plotino apoya su concepto de alma en el diálogo Timeo.

13Esta característica es señalada distintas veces en las Enéadas. En la Enéada IV, 3, (27) 15, 1-20, por ejemplo, Plotino observa el olvido del mundo inteligible del alma en cuanto bajada en los cuerpos como una realidad mala. No el cuerpo en sí.

14El cuerpo y el cosmos representan, para el alma, una atadura y tumba. (En. IV, 8, [6], 3, 1-15).

15Plotino lo señala en la Enéada III, al establecer la diferencia entre el alma del universo y la que baja hacia los cuerpos. Sobre esta, observa su proveniencia del alma del universo, y que, en el mundo, tienen adonde bajar. Entendemos aquí que, en este pasaje, está haciendo referencia a los cuerpos (En. III, 9, [13], 3, 1 -8).

16“Pero en ese sentido, ninguno de los dos [ni Plotino, ni Platón] considera el káthodos como una ‘caída’ en sentido negativo o como la causa del mal en sentido estricto. Otra cosa es el peligro al que se expone el alma por acercarse demasiado a lo sensible, con lo cual pierde el contacto indispensable con lo que está sobre ella, pero eso es, más bien, una consecuencia de lo que ella hace independientemente ya en un cuerpo. Esa sí que es un alma que no recuerda su proveniencia y, por tanto, evidentemente está ‘caída’. Ella ha ‘perdido sus alas’ y para ella el cuerpo es efectivamente una prisión.” (Andrés Santa-María, 2005, p. 119).

17Cf. Timeo 34b y 36e. Para la presente investigación, utilizamos: Platón,Timeu-Crítias, Coimbra: Centro de Estudos Clássicos e Humanísticos, 2011.

18Para Andrés Santa María (2013, p. 311-330) la cuestión de ser el alma “mayor” que el cuerpo no tiene sentido, ya que se tratan de realidades distintas, pues lo inteligible y lo sensible poseen naturalezas diferentes, que no permiten una comparación.

19Plotino demuestra, en este punto, su influencia de Platón. Cf: (O'Meara, 1995, p. 12).

20Sobre la influencia del concepto de alma del Timeo en Plotino, véase: (Noble, 2013, p. 4).

21Citamos el texto en griego: “Χρωμένη... Σὠματι οία ὀργανω οὐχ ἀναγκαζεται δέξασθαι τὰ διὰ τοῦ σώματος παθήματα” (En. I, 1 [53], 3, 3-5). “Παθήματα,” que en el párrafo está relacionado con “σώματος” (que quiere decir “afecciones del cuerpo”, “sensaciones del cuerpo”) tiene sentido de experimentar, sentir, probar, pero también tiene sentido de pasar por sufrimiento, castigo, infortunio; “todo lo que uno experimenta o siente”. Diccionario Bilingüe Manual griego clásico-Español (2015), sv "σώματος”. Aquí, el cuerpo recibe informaciones de lo sensible, pero el alma no es completamente pasiva en el recibimiento de las informaciones provenientes del cuerpo.

22Esta característica se ve con más fuerza en la traducción de José Carlos Baracat de las Enéadas al portugués (2006, p. 237).

Recibido: 07 de Abril de 2022; Aprobado: 09 de Junio de 2022

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Licenciado en Filosofía por la Universidad Católica de Santos (2017). Doctorando en Filosofía en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Candidato a doctor en filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso-Chile.

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