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Universitas Humanística

Print version ISSN 0120-4807

univ.humanist.  no.62 Bogotá July/Dec. 2006

 

La ciudad vivida: movilidad espacial y representaciones sobre la estratificación social en Bogotá1

The Living City – Stratification, Spatial Mobility and Representations of Social Stratification in Bogotá

Consuelo Uribe Mallarino2, Camila Pardo Pérez3

Pontificia Universidad Javeriana (Colombia) curibe@javeriana.edu.co, camila_pardo@cable.net.co

Recibido: 20 de febrero de 2006 Aceptado: 26 de abril de 2006

 


Resumen

En este artículo se examina una forma específica de la movilidad social, la movilidad espacial, así como las representaciones sociales que tienen los residentes de los diferentes estratos sociales sobre si mismos y sobre los demás. El proyecto de investigación que da lugar a los resultados aquí presentados trata tanto sobre los efectos de la política de estratificación para el pago de servicios públicos domiciliarios como sobre la movilidad social. En el artículo se examinan los patrones de movilidad espacial hacia y dentro de Bogotá y la manera como sus habitantes se desplazan al interior de la ciudad por estrato socioeconómico. De la misma forma, se examinan las representaciones alrededor de categorías morales y acerca de la estratificación social en la ciudad.

Palabras clave: Estratificación, desigualdad social, Bogotá, servicios públicos domiciliarios.

 


Abstract

A specific form of social mobility, spatial mobility, is examined in this paper. Likewise, social representations by residents of different social strata are analyzed. The research project that the current results are based upon, deals with the effects of the stratification policy on paying public utilities and with social mobility. Spatial mobility patterns towards and within Bogotá are reviewed, as well as the way its inhabitants move around in the city by socioeconomic stratum. Finally, representations related to moral categories and social stratifications in the city are examined.

Key words: Stratification, Social Inequality, Bogotá, Public utilities.

 


Introducción

La política de estratificación fue introducida hace tres décadas en Colombia con el fin de focalizar subsidios a personas que residen en viviendas que evidencian que sus moradores poseen menores recursos para el pago de tarifas de servicios públicos. La política presume que las características, el estado, la ubicación y los alrededores de la vivienda se constituyen en una variable proxi de la capacidad de pago del hogar que allí habita.

En los años noventa, se aprobó la ley de servicios públicos que aseguraría el paso de las entonces empresas públicas a empresas comerciales, con la obligación de ser autosostenibles y de financiarse su propia expansión de infraestructura por medio de las tarifas cobradas. La ley formalizó la existencia de hasta seis estratos distintos4 con el consiguiente pago diferencial de tarifas para los servicios de electricidad, acueducto, gas natural, telefonía fija, alcantarillado y aseo5.

El artículo se inscribe dentro del marco de los estudios de movilidad social, cuya perspectiva más común es la del examen de los cambios de estrato social de una generación con respecto a la generación anterior o a sí mismos con respecto a un punto anterior en el tiempo. Dichos estudios examinan los cambios operados bajo dos aspectos principales: primero, cambios en la posición social (de clase, prestigio e ingresos) con relación al que se tenía al nacer o al de la generación de los padres y, segundo, cambios de una ocupación cualitativamente diferente (por ejemplo, porque se requiere mayor cualificación) a la ejercida por la generación de los padres o por si mismo unos años atrás. Estos cambios, por supuesto, pueden ser horizontales, pero también ascendentes y descendentes. Estos aspectos han sido examinados en otros artículos producto de la misma investigación (Uribe, 2005 y Pardo y Vásquez, 2006). Pero la movilidad social también está relacionada con cambios espaciales y físicos, como las mudanzas de residencia al interior de la ciudad, el desplazamiento físico desde y hacia la residencia y los movimientos migratorios hacia la ciudad; ésta es la perspectiva que se toma en este trabajo.

Fuentes y Método

El presente artículo se basa en datos de las encuestas de hogares del DANE y en información recogida por el proyecto durante el primer semestre de 2005, a través de una encuesta cuyo objetivo fue el de examinar la movilidad social en Bogotá bajo varias perspectivas: movilidad ocupacional intergeneracional, movilidad espacial y representaciones sociales alrededor de los estratos sociales. El concepto de calidad de vida se relaciona con el de movilidad social en un artículo aparte (Pardo y Vásquez, 2006). Este proceso se examinó a la luz de la pertenencia de los hogares a los distintos estratos sociales determinados por la política mencionada. La muestra utilizada replica la distribución de los hogares en los seis estratos establecidos desde hace una década en la ciudad de Bogotá6.

El proyecto, sobre el cual se basa este artículo, realizó igualmente historias de vida7 a doce residentes de la ciudad, para trabajar en profundidad temas que en la encuesta se trataron en forma sucinta. Para ello, se eligieron sujetos mayores de 40 años que pudieran relatar su trayectoria al interior de la ciudad. La información acopiada procura dar una cara humana a las historias que están detrás de las cifras recogidas por medio de encuestas. Esta información valida, desde otra perspectiva metodológica, los resultados hallados a través de métodos cuantitativos. Finalmente, se utilizaron los datos de la Encuesta Calidad de Vida de 2003 para la ciudad de Bogotá, la cual, con sus 1.9 millones de hogares de la muestra, se constituyó en el mejor marco de confrontación para la representatividad estadística de la información de la encuesta del proyecto.

Aunque la cantidad de los residentes de cada uno de los estratos no es igual, en este artículo se tomará a cada uno como un grupo similar para efectos de la comparación entre ellos. Es conveniente, sin embargo, tener en cuenta que de una población bogotana de 7.1 millones de habitantes en 2004, pertenecían al estrato 1 el 8%, al estrato 2 el 36%, al estrato 3 el 40%, al estrato 4 el 10%, al estrato 5 el 3% y, finalmente, al estrato 6 el 3% del total de la población de Bogotá (DAPD, 2005).

La triangulación de información de tipo cuantitativo y de tipo cualitativo es el método empleado en el conjunto de la investigación8, pero el componente de movilidad espacial solamente fue indagado a través de la encuesta. Más que demostrar una hipótesis, de lo que se trata es de dar cuenta de manera descriptiva de los patrones de desplazamiento en la ciudad y de las representaciones acerca de los estratos. El componente cualitativo recogido a través de las historias de vida ha quedado explícito en dos artículos separados (Uribe, Vásquez y Pardo (2006) y Pardo y Vásquez (2006)); en el presente artículo se presenta en el aparte sobre Representaciones Sociales relacionadas con los estratos.

El marco teórico sobre el cual se apoya este artículo y los demás producidos como resultado del proyecto de investigación ya se ha presentado en otros escritos: Pardo, Uribe y Vásquez (2005); Uribe (2005a) y Vásquez (2005).

Migración a Bogotá: perspectiva intergeneracional y por estratos

En general, cuando la gente migra, lo hace por dos razones: para mejorar su nivel de vida o para buscar servicios que no encuentra en su lugar de origen. En ocasiones especiales lo hace por razones de supervivencia, como sucede con las víctimas del desplazamiento forzado, situación que ha sido endémica en Colombia desde los años cincuenta, pero que se ha exacerbado desde mediados de los noventa9. En el caso del desplazamiento forzado, la migración no trae asociada una movilidad social ascendente, sino que puede suceder todo lo contrario, al menos en los primeros años de la migración. Aquí miraremos a la movilidad social producida por trasladarse a Bogotá, cualquiera que sea la razón.

Los resultados indican que un poco más de la mitad de la muestra (el 52%) es raizal, mientras que un 48% nació fuera de ella. Que la ciudad esté dividida por igual entre raizales y migrantes es muy propio de Bogotá, ciudad que constituye un verdadero polo de atracción para todos los habitantes del país, ya que concentra la sede del gobierno central y numerosos centros industriales, servicios e instituciones educativas. Sin embargo, no todos los estratos contienen igual proporción de nacidos en la ciudad.

A primera vista, se tendería a pensar que los más pobres de Bogotá son los que han migrado recientemente, no obstante los datos arrojan una información diferente . El estrato 1, el más pobre, contiene a un 50% de migrantes, contra un 57% para el estrato 2 y un 53% para el estrato 5. Si bien los tres primeros estratos tienen, en promedio, un porcentaje más bajo de raizales que los tres estratos superiores, en general el patrón no es directamente proporcional, como se observa en la Gráfica 1. El estrato 4 es aquel con mayor porcentaje de raizales, un 82%, seguido del estrato 6, con un 67%.

Esto indica que la migración a la ciudad no sólo es un asunto de los más pobres del país, sino que también proviene de ricos de otras partes de Colombia hacia la capital. También indicaría que los migrantes traen una cierta dinámica que los coloca, con el tiempo, en un estrato superior al de los raizales más pobres que nacieron en la ciudad.

Así como un poco más de la mitad de los residentes nacieron en la ciudad, su historial de residencia en los barrios que la conforman muestra un patrón marcado según la pertenencia a los distintos niveles socioeconómicos. La proporción de aquellos que, de pequeños, vivían en el mismo barrio, es de una quinta parte aproximadamente entre los primeros tres estratos (el 84% de la población de la ciudad), del 7% entre los residentes del estrato 5 y de cero entre los más ricos (estrato 6). Parecería que los barrios actuales de los dos estratos superiores son nuevos o sufrieron modificaciones importantes que los colocaron en las categorías superiores.

Los residentes del estrato 4 son, de todos los estratos, aquellos que mayor inmovilidad geográfica han experimentado a lo largo de su vida, pues no solamente son raizales en su mayoría, sino que constituye el grupo más grande que vive en el mismo barrio desde pequeño (un 27% de ellos). Parecería que una característica de la clase media –aquí definida como los residentes del estrato 4- es que ha experimentado menor movilidad que los residentes de clases populares y de los mayores estratos.

En cuanto a la edad a la cual migraron las personas nacidas fuera de Bogotá, la tendencia que indica la Gráfica 3 es que los grupos más pobres vinieron a la ciudad en una proporción similar en todos los grupos de edad, mientras que los residentes más ricos que no son raizales han venido a la ciudad cuando ya eran mayores de edad. El estrato 5, sin embargo, se comporta un poco como los tres primeros estratos y es atípico cuando se le compara con el estrato que le antecede y el que le sigue.

El hecho de que los migrantes a Bogotá mayores de 40 años se ubiquen en la muestra únicamente en los dos primeros estratos tiene que ver con el hecho de que estos estratos contienen grupos familiares de mayor tamaño en los que se presentan casos de migrantes que lograron una cierta posición que los habilitó para traer a sus padres mayores para unirse a ellos.

Al indagar la razón por la cual habían migrado los nacidos fuera de Bogotá, las respuestas apuntan al aspecto laboral con la mayor proporción (la mitad de la muestra), al familiar (una cuarta parte) y al de estudio (un 15%). Sólo una minoría (5%), por razones de violencia. En otras palabras, los residentes de la ciudad migraron en busca de movilidad social, tanto por razones labores como por ser hijos de personas que van a la ciudad a trabajar.

Es de anotar que los que se trasladaron a Bogotá por razones de violencia sólo pertenecen a los tres primeros estratos, es decir, la violencia como razón para migrar sólo fue argüida por los más pobres. En los estratos inferiores, el trabajo es la principal razón, mientras que en los superiores, el trabajo pesa tanto como los estudios o como el traslado familiar. Los migrantes del estrato 5 se diferencian de los demás porque, en su mayoría, se trasladaron a Bogotá a estudiar.

Movilidad por tipo de vivienda y tenencia de la misma

El patrón de residencia de los bogotanos es bien variado de acuerdo con la pertenencia a estratos socioeconómicos10. Las casas son la forma de vivienda que más abunda entre los residentes del estrato 1 y representan cerca del 40% en los estratos 2 al 4, pero van disminuyendo en importancia a medida que se sube en la escala social. En el segundo estrato hay tantas casas como apartamentos, mientras que los últimos son la forma preferida desde el estrato 3 y definitivamente la preferida en los estratos superiores. Cerca de una décima parte de los residentes de los dos primeros estratos vive en cuartos de alquiler, pero esta modalidad se encuentra hasta en el estrato 5.

La preferencia de la modalidad de casa en los estratos inferiores tiene que ver, según la etnografía realizada, con el hecho de que se trata de barrios que han sido legalizados pero que conocieron modalidades de invasión en el pasado. Son residencias en las que la autoconstrucción y el mejoramiento a lo largo del tiempo tienen una amplia vigencia. Varias de estas construcciones tienen un desarrollo hacia arriba o hacia los costados a medida que la situación económica de la familia va mejorando o se incrementa su tamaño. Esto no es posible cuando se adquiere en el mercado un apartamento acabado que forma parte de un conjunto residencial realizado por un constructor y con normas urbanísticas precisas.

El tipo de tenencia de la vivienda es otra característica que varía de acuerdo con los estratos socioeconómicos. Un poco más de la mitad de los bogotanos son dueños de la vivienda en la cual residen y los propietarios exceden a los arrendatarios en todos los estratos salvo en el 2. En los estratos 1, 4 y 5 el porcentaje de propietarios es similar. Sin embargo, la proporción de propietarios de sus viviendas que están pagándola todavía (11% en Bogotá) es del doble en los dos estratos superiores que en los dos inferiores, lo cual es un indicador del mayor acceso al crédito de vivienda por parte de los residentes de más altos ingresos. La proporción de propietarios con su vivienda ya pagada es de menos de la mitad (40%) para los estratos 2 y 3 (76% de los residentes de la ciudad), es cerca del 50% para los estratos 1, 4 y 5 y del 54% para el estrato 6.

Se destaca el hecho de que los residentes del estrato 4, aunque con mayor proporción de raizales que los otros estratos, tengan una proporción de propietarios similar a la del estrato que le sigue. La migración a Bogotá no es solamente un fenómeno de los más pobres, sino también de los ricos de otras partes del país.

Los patrones de mudanza al interior de la ciudad tienen que ver con aspectos asociados a la movilidad social en la medida en que los residentes no son propietarios, quieren volverse dueños de sus viviendas y buscan mejorar sus residencias.

Por lo menos la mitad de residentes de los tres primeros estratos tiene intención de comprar vivienda, como espejo a la proporción de ellos que no son propietarios o que lo son de residencias que encuentran insatisfactorias. En cuanto a mudarse, una tercera parte de los residentes de los estratos 1 y 5 tienen pensado hacerlo, contra una cuarta parte de los estratos 2 y 3, una quinta parte del 6. Los que menos deseos indican de mudarse son los del estrato 4, verdadera ancla de estabilidad en términos de movilidad en la ciudad. En cuanto a intenciones de arreglar su casa, los residentes del estrato 6 son los que muestran menor inclinación a hacerlo, ya que se encuentran en el tope de las condiciones de vivienda de la ciudad. Al tiempo, un 44% del estrato 1 señala intenciones de arreglar su vivienda, lo cual demuestra tanto insatisfacción con ella como deseos de superación. Una intención que comparten con los residentes del estrato 5 quienes en la misma proporción tienen pensado arreglar su vivienda.

En cuanto a comprar vivienda, la aspiración de al menos la mitad de los residentes de los tres primeros estratos es de adquirir una vivienda o comprar otra. La proporción de residentes de los estratos 4 y 5 que demuestran el mismo interés es de cerca del 30% y es sólo del 7% para el estrato 6.

En cuanto al estrato en el cual comprarían vivienda, lo que prevalece es quedarse en el mismo estrato. La excepción lo constituye el estrato 6, que preferiría bajar de estrato, pero el número de respuestas aquí fue tan pequeño11 que es preciso tomar el dato con cautela. Quieren subir de estrato algunos residentes del estrato 1 –porque no pueden desear bajar ya que están en el límite inferior- y los del estrato 2, pero de ahí en adelante no hay una intención clara de subir de estrato. Aunque el 27% de los residentes del estrato 2 quiere subir de estrato, una proporción igual al 16% quiere bajar. En el estrato 3 son más numerosos los que quieren bajar de estrato que los que quieren subir y en el 4 y el 5 la proporción de quienes desean subir y bajar de estrato es igual. En general, los bogotanos quisieran mantenerse en su mismo estrato si compraran nueva vivienda.

Si los deseos de mudarse o de subir de estrato se quedan truncos por falta de recursos para hacerlo, una pregunta sobre la intención de compra en caso de ganarse la lotería puede borrar los efectos de la falta de recursos para hacerlo.

Sorprendentemente, la gran mayoría de los bogotanos se quedaría en su mismo barrio y en su mismo estrato si se ganara la lotería. Una quinta parte se mudaría para estar más cerca de sus familiares o de su trabajo, pero en general, los residentes de la ciudad están satisfechos con su barrio. Los habitantes de viviendas ubicadas en los tres primeros estratos indican que cambiarían de casa, dentro de su mismo barrio. La mayoría de residentes del estrato 5 (un 82%), en cambio, no cambiarían ni su casa actual ni su barrio, lo cual contrasta con la respuesta de los residentes del estrato 6, los cuales en un 57% cambiarían de casa dentro de su mismo barrio. Irse de la ciudad o del país si se ganaran la lotería es una opción señalada por sólo el 3% de los bogotanos encuestados, con un porcentaje del 9% entre los del estrato 5.

Otro aspecto que tiene que ver con movilidad social espacial es el de las mudanzas que ha tenido una persona en el curso de su vida.

En términos de movilidad por mudanzas al interior de la ciudad, los que más se mueven son los residentes de los tres primeros estratos, con mayor incidencia en el 2 y en el 3. Una proporción del 5% de los residentes de estos estratos se ha mudado 7 veces o más, algo que indica una altísima rotación de vivienda. No se han mudado en los últimos diez años un poco menos de la mitad (45%) de todos los bogotanos; en los estratos 1 y 5 se halla la proporción más alta de personas que no se han mudado en el último decenio, algo que tiene relación con el hecho de que son propietarios de su vivienda.

En promedio, una décima parte de los progenitores de los encuestados habitaban en el mismo barrio que los encuestados. Sin embargo, en los primeros tres estratos, hay mayor probabilidad de que hayan sido los padres quienes habitaban en el mismo barrio, mientras que en los dos estratos superiores son las madres las que con mayor probabilidad habitaban el mismo barrio. En el estrato 4, la proporción de padres y madres que vivían en el mismo barrio es idéntica.

La noción de «barrio» no es idéntica a la de localidad, ni coincide con la del estrato12. Un barrio es un conjunto de viviendas, en general construidas por una misma empresa urbanizadora o como parte de un programa de vivienda de interés social. Los límites del barrio son bastante difusos y, en general, existe en la memoria colectiva de manera difuminada. Las preguntas se hicieron con respecto al barrio, porque la frontera de las viviendas con el mismo estrato son desconocidos para la gran mayoría de los habitantes de la ciudad.

Patrones de movilización al interior de la ciudad

El desplazamiento espacial de los residentes en la ciudad ocurre principalmente alrededor de sus ocupaciones, de la compra de alimentos y de bienes de consumo, de la asistencia a centros educativos y de salud y a lugares de esparcimiento. Los bogotanos se mueven por la ciudad de manera muy distinta según sus condiciones socioeconómicas. También el medio de transporte varía según la actividad realizada.

El motivo de desplazamiento más importante para los bogotanos es su movilización hacia el lugar de trabajo para los mayores y hacia el establecimiento educativo para los menores y los jóvenes. Si bien casi el 40% de la muestra trabajaba, las otras ocupaciones de los miembros del hogar no están relacionadas con el trabajo, ya que incluye a quienes estudian o no tienen edad de estudiar (un 36% de la muestra), las amas de casa (13%), los desempleados (9%) y los jubilados (4%)13.

Los residentes del estrato 3 son los que presentan una mayor proporción de residentes cuyo lugar de trabajo queda en su mismo barrio, seguidos de los residentes del estrato 6. La menor proporción de residentes que trabajan en su mismo barrio se encuentra en los estratos 4 y 5. Este patrón tiene relación con el tipo de actividad que desarrollan. Mientras que el trabajo manual prevalece en el estrato 1, los servicios empiezan a ser más importantes entre los estratos 2 al 4 y el trabajo profesional a partir del estrato 4. En el estrato 6 se ubican los patrones y empleadores.

Algunos de los bogotanos no se desplazan para ir al trabajo, básicamente porque su lugar de trabajo queda en su misma residencia. Este patrón, sin embargo, se presenta entre los primeros tres estratos, con mayor proporción entre los residentes del estrato 3 (un 25% de ellos) y un 15% entre el estrato 1, pero no se presenta entre los estratos 4 al 6. Un 44% de los bogotanos se toma entre 1 y 30 minutos para llegar a su trabajo, mientras que un 35% se toma entre media hora y una hora en hacerlo. Sólo un 7% de los bogotanos se toma más de 1 hora en llegar a su trabajo, con mayor proporción entre los residentes del estrato 1 (una quinta parte) que entre los demás; ninguno de los residentes de los estratos superiores (5 y 6) se toma más de 1 hora para llegar a su trabajo.

El tiempo que se toman los residentes en llegar al trabajo tiene que ver con el medio de transporte que utilizan para hacerlo. De ahí que se preguntara también por el medio empleado para llegar allí.

Las modalidades de desplazamiento de los residentes de los diversos niveles socioeconómicos de Bogotá están bien segmentadas: el automóvil particular es el medio mayoritariamente predominante en el estrato 6, mientras que el bus, colectivo y buseta lo es en los primeros tres estratos. El automóvil particular, que aparece desde el estrato 1 con una proporción mínima, se vuelve importante a partir del estrato 4. El Transmilenio14, el sistema de buses públicos del Distrito que se desplaza por corredores exclusivos, tiene vigencia entre los estratos 4 y 5 y casi no se reporta en los estratos inferiores. La razón para ello es que los corredores por los que transita el Transmilenio son vías arterias importantes, lejanas de los lugares de residencia de los residentes más pobres, quienes prefieren usar una sola buseta o colectivo y pagar un solo pasaje para trasladarse de su lugar de origen a su lugar de trabajo. Entre los estratos 2 y 3 el porcentaje de residentes que van a pie a su trabajo es importante (27% y 39% respectivamente), y es del 8% entre los residentes del estrato 6. La bicicleta y la moto, a pesar de los esfuerzos de las administraciones distritales por construir ciclorrutas, sólo son utilizadas por un 5% de los bogotanos y solamente por personas de los estratos 2 y 3.

En cuanto a la movilización hacia los centros de estudio, en el estrato 1, la mayoría de los niños asiste al colegio en su mismo barrio, lo cual es un logro de la administración distrital. En el estrato 2, la proporción de niños que acuden a establecimientos educativos en su mismo barrio es sólo del 30% y la proporción baja a 19% en el estrato 3. La menor proporción de residentes que estudia en el mismo barrio está ubicada en el estrato 5. La ubicación de los establecimientos en barrios distintos al de residencia es una causa para que el desplazamiento se haga en vehículos y que el tiempo para llegar allí se alargue.

A medida que se sube en la escala social, aumenta el tiempo que los menores se toman en llegar a su centro escolar. Los más pobres se toman menos tiempo en llegar allí que los niños de los estratos superiores. Pero también en el extremo inferior de la estratificación se encuentran los niños que se toman más de una hora en llegar al plantel, aunque sean una minoría. El 62% de los niños llega a su plantel dentro en un promedio de quince minutos. Pero un 60% de los niños de estrato 6 se tardan entre media hora y una hora para llegar. El medio utilizado para desplazarse al plantel también varía mucho entre estratos.

La razón por la cual los menores de estratos superiores se tardan más tiempo que los residentes de estratos superiores es su asistencia a planteles privados que están ubicados en las afueras de la ciudad, mientras que los de los estratos inferiores asisten a establecimientos públicos los cuales, por política, se ubican en los mismos barrios de los niños que reciben.

La mayoría de los menores de los tres primeros estratos llega a su centro escolar a pie. En el estrato 4 la mayor proporción (un 35% de los niños) también va a pie a su lugar de estudio, pero aparecen el bus escolar y el bus o buseta comercial con una preferencia menor (un 29%). El bus escolar, mínimo entre el estrato 2 e inexistente para el 1, es el medio principal de transporte entre los estratos 5 y 6.

Una clara división social se indica en el patrón de asistencia escolar en la ciudad: los colegios públicos son mayoritariamente frecuentados por los residentes de los primeros dos estratos y por un poco más de la mitad del estrato 3, pero a partir del estrato 4, los colegios privados son predominantes. En los dos estratos superiores los establecimientos públicos están ausentes. El patrón de movilización espacial de la residencia al colegio esta determinado, entonces, por la ubicación del plantel, el cual, a su vez, está determinado por el carácter del mismo. Así, los colegios públicos están cercanos a la residencia de los niños y los privados, alejados. Los niños de los estratos superiores llegan a sus planteles en buses o busetas escolares, algunos en carro particular y otros a pie o en bus público. Los niños de los estratos inferiores llegan a su plantel a pie o en bus o buseta públicos.

Otra de las actividades importantes de los residentes de la ciudad consiste en la compra de alimentos. La mayoría de los bogotanos hace estas compras en su mismo barrio y en su mismo estrato.

El patrón no es muy marcado entre los diversos estratos socioeconómicos, pero hay una menor proporción de residentes de los estratos superiores a hacer sus compras de alimentos en el mismo barrio, quizás porque al disponer de automóvil particular, pueden moverse más fácilmente fuera de su barrio. Tampoco se observan diferencias netas en cuanto al tiempo que les toma llegar al sitio donde hacen las compras por estrato. La mayoría se demora menos de quince minutos en llegar al lugar donde compran alimentos.

Si no hay diferencias entre los niveles socioeconómicos sobre el tiempo que toman los bogotanos en llegar al lugar donde hacen sus compras de alimentos, el medio utilizado para llegar allí sí presentan un patrón bien diferenciado.

Los residentes más pobres van a pie en su gran mayoría, aunque algunos toman bus o buseta comercial, mientras que el automóvil particular empieza a ser utilizado a partir del estrato 4 y se vuelve el principal medio a partir del 5. El taxi empieza a ser utilizado desde el estrato 4, pero no se usa en el 6, donde el carro particular es predominante. Siguen yendo a pie a comprar los alimentos los residentes de los estratos superiores, quizás porque los lugares de compra quedan muy cerca de su residencia. Esto es consistente con el hecho de que la mayoría de los bogotanos compra sus alimentos en su mismo barrio y con la disponibilidad amplia de lugares de oferta de alimentos en todos los lugares de la ciudad.

Finalmente, la otra actividad sobre la que se indagó acerca del desplazamiento en la ciudad15 es la de la llegada a los lugares de esparcimiento y diversión.

El lugar de esparcimiento, para la mitad de los bogotanos (el 48%), está a menos de 15 minutos de su lugar de residencia y para una tercera parte, entre un cuarto de hora y media hora de distancia. Más de media hora se toma un 14% de los bogotanos, con una distribución bastante similar entre los estratos 2 al 5. Pero una proporción del 7% de los bogotanos declara no divertirse o hacerlo en su casa; este comportamiento sólo se presenta entre los estratos 1 al 4, con mayor intensidad en el 1. Sin duda, dicho comportamiento implica una limitante de ingresos, pues nadie en los dos estratos superiores respondió que no se divertía o que lo hacía en su propia residencia.

El medio de transporte, como en las actividades anteriores, tiene un patrón bien diferenciado por estrato. Mientras los residentes de los estratos más pobres siguen desplazándose a pie como la principal forma de llegar a su lugar de esparcimiento, el carro particular empieza a ser el principal medio a partir del estrato 4.

El Transmilenio tiene una utilización del doble de personas en la ciudad como medio de transporte para ir al trabajo (9%) que para ir a los lugares de diversión (4%). Nuevamente, es el estrato 5 el usuario más usual del Transmilenio. El taxi, en cambio, es utilizado en igual proporción (5%) para ambos propósitos.

Representaciones sociales alrededor de los estratos sociales

La política de estratificación social que desde hace tres décadas instauró en Bogotá la existencia de seis estratos diferenciales ha entrado a formar parte de las representaciones sociales que los habitantes de la ciudad tienen de sí mismos y de los demás.

Aunque los estratos están designados para categorizar las viviendas en las que residen los colombianos en general y los bogotanos en particular, los habitantes de la ciudad trasladan la categorización por estratos a los establecimientos educativos que frecuentan, sus lugares de diversión, sus centros comerciales y los lugares donde compran sus alimentos. Los sitios que se salen de la estratificación en el imaginario colectivo son los grandes parques públicos (el Simón Bolívar, el Parque Nacional, el Tunal, Timiza, Los Novios, el Tercer Milenio), recintos como el Estadio, la Plaza de toros, el Coliseo, plazas como la de Bolívar, la Santander y los edificios administrativos y lugares de gobierno.

Sin embargo, en el imaginario colectivo está bien afincada una gran división espacial de la ciudad: el norte y el sur. La idea del «centro» de la ciudad se ha ido ampliando con el tiempo; cuando en décadas anteriores a los setenta el centro se ubicaba entre las Calles 6ª y la 26 y las carreras 5ª y 14, desde los ochenta el centro se ha ido extendiendo hasta por lo menos la calle 39, dentro de las mismas carreras. Asociado con la división norte y sur de la ciudad está la noción de que el norte es más seguro que el sur, aún para viviendas ubicadas en el mismo estrato.

Al preguntar por la manera como se perciben los distintos estratos, varios de los residentes más pobres entrevistados tuvieron dificultad en ubicar los barrios en los cuales habitan los bogotanos de los dos estratos superiores; en algunos casos, su representación del lugar donde vivían los más ricos de la ciudad era uno externo a ello, en la periferia, quizás en otro municipio externo a Bogotá misma. Al contrario, en la representación de los residentes de estratos superiores, los residentes de los estratos inferiores quedaban ubicaba casi siempre en el sur.

En la encuesta realizada se pidió a los residentes de los distintos estratos que caracterizaran a las personas de los distintos estratos por propiedades morales positivas y negativas. Esto da una idea de las representaciones sociales acerca de la estructura social conformada por los seis estratos de la ciudad.

Para el 71% de los bogotanos son pobres los del estrato 1 solamente. Agregan a la característica de pobres los del estrato 2 una cuarta parte de los bogotanos. Sólo una persona del estrato 5 señaló a los del estrato 4 como pobres, pero en general, nadie indicó como pobres a los residentes por encima del estrato 3. En este sentido, los límites de la pobreza en el imaginario colectivo están en el estrato 3, justamente donde la política de estratificación establece el límite para otorgar subsidios.

Respecto a la característica de «honrados», las representaciones de los residentes de los distintos estratos empieza a variar ampliamente y el consenso desaparece.

Los residentes de los tres primeros estratos en su mayoría atribuyen a los de su mismo estrato y a los de estratos inferiores la característica de honrados. Es solamente a partir del estrato 4 que la noción de igualdad social en el atributo de honrados empieza a jugar. Por cierto, esta visión democrática de la honradez entre los residentes de todos los estratos está más expandida entre los residentes del estrato 4 que entre los residentes de los dos estratos superiores. En el estrato 5, la creencia de que los del mismo estrato y los estratos inferiores son honrados supera a quienes piensan que cualquiera, independientemente de su estrato, puede ser honrado. En el estrato 6 la ideología igualitaria es la predominante, pero el porcentaje de dicho estrato que opina que ninguno es honrado alcanza a una quinta parte, la mayor proporción entre todos los bogotanos.

En una característica negativa como es la calificación de «aprovechados», los bogotanos atribuyen con mayor probabilidad a los residentes de los estratos superiores que al propio estrato en los niveles inferiores. La noción igualitarista aparece en igual proporción en el estrato 4 a sí mismos que a los residentes de estratos superiores, y en los estratos 5 y 6 la característica es percibida como independiente de la pertenencia a un estrato socioeconómico. La respuesta de «ninguno» no tuvo un porcentaje sino del 2% de los residentes de los distintos estratos. Es claro que esta característica, para los más pobres, se atribuye a los de los estratos superiores.

Una característica eminentemente moral como la calificación de «buenos» se atribuye, con mayor probabilidad, a cualquiera de los residentes de la ciudad (un 46%). Sin embargo, una proporción importante de los residentes más pobres le dan esa calificación únicamente a los de su mismo estrato (30% del estrato 1 y 28% del estrato 2). La visión igualitaria de la atribución de esta característica entre todos por igual se hace más fuerte a medida que se avanza en la escala social. En el estrato 6, el 75% de los residentes piensan que esta característica se distribuye indiferentemente entre todos los residentes de Bogotá.

La característica de «líderes» tiene un comportamiento también diferenciado por el nivel socioeconómico del encuestado. Es más probable que los pobres atribuyan esa característica a los del propio estrato o a los de estratos aledaños, que a los ricos.

De nuevo se muestra la tendencia de que pensar que todos los residentes de la ciudad puede atribuir la característica de líderes es una noción que empieza a jugar a partir del estrato 4 en adelante. Pero esta característica, más que las demás, es mayoritariamente señalada como indiferente a cualquier persona de cualquier estrato.

Con la característica de «capaces» la tendencia de que los residentes más pobres le atribuyen la cualidad a los de su propio estrato o estratos aledaños se hace más evidente. Sólo desde el estrato 4 en adelante la mayoría piensa que la característica no está asociada al origen social de las personas.

La última de las categorías «morales» sobre la cual se indagó fue la de solidarios. Esta es una característica que las personas de menos recursos valoran y requieren para su supervivencia, mientras que entre los ricos la solidaridad es mucho menos requerida porque se perciben a sí mismos como autosuficientes.

Esta característica, más que las demás, se aplica entre los estratos inferiores, a los del mismo estrato o a los de estratos aledaños. Se confirma la tendencia de que el igualitarismo es una noción no mayoritaria en casi todos los estratos, mientras que la atribución de calidades morales positivas tiene mayor vigencia entre los residentes de los estratos aledaños.

La última de las representaciones que expondremos aquí es la de la razón por la cual se estableció la política de estratificación de las residencias.

Es evidente que la política de estratificación es malinterpretada por la mayoría de los residentes de la ciudad. Si bien casi el 40% de los habitantes de la ciudad indican que la política está destinada a establecer tarifas diferenciales para el pago de servicios públicos domiciliarios, este promedio se logra porque la mayoría de los residentes de los estratos superiores aciertan en la identificación de la política en el propósito para el cual fue creada. Sin embargo, en el estrato 1, el porcentaje más alto de respuestas (31%) está dado a la afirmación de que la política está destinada a mantener separados los ricos de los pobres. Un porcentaje del 7% de los residentes de la ciudad (14% del estrato 1) indica que la política está destinada a que los ricos estén mejor y un 13% de los bogotanos piensa que está destinada a que los pobres estén mejor.

Como la mayoría de los bogotanos se ubica en los primeros tres estratos, que entre un 25% y un 31% de ellos señale que la política está destinada a mantener separados los ricos de los pobres es una indicación no sólo de que la política es malinterpretada por ellos sino que propicia la segregación espacial de los bogotanos.

Conclusiones

Los datos aquí presentados dan cuenta de patrones de movilidad espacial en Bogotá muy diferenciados según la escala social. Un gran hito en las diferencias sociales entre estratos es el ser raizales (definido como haber nacido en la ciudad) o no. En general, los de estratos superiores tienen mayor proporción de raizales que los residentes de estratos inferiores. Sin embargo, los que se asientan en el estrato más pobre no son los que tienen mayor número de recién llegados a la ciudad, sino los que le siguen en la escala social. Esto podría llevar a pensar que existe un relativo «estancamiento» en la movilidad social de los más pobres raizales en contraposición a los que vienen de afuera, pero también cuenta el hecho de que hay mayor proporción de propietarios de sus viviendas entre los del estrato 1 que en los de los dos estratos siguientes.

Como se evidenció en el estudio, a Bogotá llegan tanto los ricos de otras ciudades de Colombia, como pobres y el lugar en el estrato en el que se ubican está en función de sus dotaciones anteriores a la llegada, que además se reflejará en sus condiciones posteriores a ésta, como lo demuestra el que los estratos 5 y 6 tengan la mayor proporción de viviendas propias ya pagadas.

Las razones por las cuales se ha migrado a la ciudad son de trabajo para los más pobres y de estudio o venir con sus padres para los más ricos; ello está relacionado con la edad que se tenía al momento de migrar, con mayor probabilidad de mayoría de edad para los de los estratos inferiores y minoría de edad para los de estratos superiores. La movilidad geográfica, en términos de la llegada de afuera a Bogotá, es muy parecida entre los habitantes de los estratos 1 al 3.

La movilidad geográfica mirada a través de la migración a Bogotá está íntimamente ligada con la movilidad ocupacional, como lo demuestra el hecho de que buena parte de los migrantes lo hacen para acceder a mejores plazas de trabajo; pero también el hecho de que la otra razón relevante para llegar a Bogotá sea estudiar que es un factor determinante del trabajo futuro de un individuo.

El estrato 4 se proyecta como una especie de bisagra social al constituirse en la clase media a partir de la cual los patrones de tenencia de vivienda, desplazamiento y representaciones cambian radicalmente con respecto a los estratos inferiores. Los residentes del estrato 4, aunque sólo representan a una décima parte de los bogotanos, son los que tienen mayor proporción de nacidos en la ciudad, una proporción igual de padres y madres que vivían en el mismo

barrio cuando eran pequeños y los que menos intención de comprar residencia y de mudarse señalan. Además, son aquellos cuyas representaciones sociales empiezan a demostrar un sentido social de tipo democrático, en términos de atribuir características positivas y negativas a cualquier residente de la ciudad, algo que no sucede con los residentes de los estratos inferiores. Que el estrato 4 sea el que menor movilidad geográfica ha experimentado indicaría que la clase media se mueve menos pero es más estable en sus condiciones de vida.

Otro gran hito que se destaca en la movilidad espacial es el tipo de residencia que se escoge según la escala social, prefiriendo los más pobres las viviendas tipo casa y los más ricos, los apartamentos. De igual manera, la caracterización social respecto a la tenencia de la vivienda indica que hay mayor probabilidad de tener casa propia entre los estratos superiores que entre los inferiores. Ya se ha mencionado el hecho de que los residentes más pobres (estrato 1) tienen mayor proporción de propietarios que los residentes de los dos estratos que siguen, lo cual indicaría una preferencia por ser propietario por encima de mudarse a un estrato superior. Los estratos dos y tres acuden más al alquiler, se mudan más y, por lo tanto, señalan mayores intenciones de comprar vivienda.

Se podría pensar que los bogotanos aspiran a subir de estrato social. Pero las condiciones de pago de servicios públicos y otros costos asociados con el mayor valor de la residencia de estratos superiores hacen que la mayoría de los residentes bogotanos deseen permanecer en su mismo estrato. Aún si se quitara la limitante de ingresos, la gran mayoría de los bogotanos se quedaría en su mismo estrato y en su mismo barrio si se ganara la lotería. La intención de bajar de estrato de quienes piensan comprar vivienda va de una cuarta a un quinta parte en los estratos distintos al uno. La intención de subir de estrato es señalada por entre una quinta y una tercera parte de los residentes de los estratos uno al cinco que piensa comprar vivienda. Este resultado indica entonces, que la política de estratificación social sí restringe la movilidad social, por el hecho de los costos de los servicios públicos domiciliarios, pero también por el lado de la identidad que construye cada individuo en función del estrato al que pertenece.

El desplazamiento por la ciudad es vivido muy distintamente por los residentes de los distintos estratos. El mayor tiempo de desplazamiento al trabajo lo tienen los de los primeros tres estratos, pero también entre ellos es donde se toman los menores tiempos, un hecho relacionado con que algunos de ellos tengan su lugar de trabajo en su misma residencia. Entre los residentes del estrato 1 se halla la mayor de proporción de bogotanos que se toman más de 1 hora en llegar a su trabajo, algo que no se presenta entre los tres estratos superiores. Ello está relacionado con el medio utilizado para acceder al trabajo: el colectivo y la buseta son el medio más empleado entre los tres primeros estratos, contra el carro particular entre los tres estratos superiores. El Transmilenio como medio para desplazarse al trabajo mostró una baja utilización, por debajo de la décima parte de los bogotanos, con especial utilización de parte del estrato 5. De igual manera, la movilización en moto para ir al trabajo (1% de los residentes) y en bicicleta (4% de los residentes) es muy baja. Ir a pie al trabajo es la segunda modalidad en importancia en la ciudad, siendo especialmente importante entre los estratos 2 y 3, con igual proporción que el carro particular. El carro particular tiene proporciones muy pequeñas del 1 al 3, pero es predominante en los estratos 4 y 6. El Transmilenio se utiliza en una proporción que es de la mitad para acudir a sitios de diversión y esparcimiento que para el trabajo; en cambio, ir a pie es el medio más utilizado para acudir a los centros de diversión o esparcimiento.

Al revés de lo que sucede con la movilidad hacia el trabajo, la movilidad hacia los centros de estudio muestra un patrón según el cual los residentes de menores recursos se toman menos tiempo en llegar que los menores de los estratos superiores. El medio por el cual llegan también varía enormemente: a pie para los más pobres, en bus escolar para los más ricos. Ello está relacionado con el hecho de que los centros educativos de los primeros tres estratos están ubicados en su mayoría en el mismo barrio, mientras que los de los estratos superiores quedan alejados. Esto, a su vez, está relacionado con el carácter oficial de los establecimientos a los que acuden en su gran mayoría los de los tres estratos inferiores, contra el carácter privado de los centros educativos a los que acuden los menores de los tres estratos superiores.

En términos de representaciones sociales, los estratos sociales han entrado a formar parte del imaginario colectivo acerca de la división social en la ciudad. Esta división se superpone a otra división, también marcada, de la capital: el norte y el sur. El segundo es percibido como inseguro, aún para barrios de un mismo estrato social. En la atribución de categorías por estrato, los bogotanos señalan como pobres a los residentes de los tres primeros estratos. En el estrato 3 estaría la frontera de la pobreza.

Pero cuando se indaga por atributos de carácter positivo, como el ser honrados, capaces y solidarios, los residentes bogotanos tienen un comportamiento muy especial: las cualidades se atribuyen a los residentes de su propio estrato o de estratos aledaños en mayor proporción, mientras que los defectos se atribuyen a los de estratos superiores al propio. Por otra parte, pensar que cualquier ciudadano, independiente de su nivel social, puede tener características positivas o negativas, es una percepción que comparte la mayoría de los residentes de los tres estratos superiores. Esto implica que la ideología igualitarista no es universal por clase social, sino que es detentada por los más ricos, que son también los más educados. Una característica negativa como la de «aprovechados» es otorgada por el 85% de los bogotanos de los primeros tres estratos a sus conciudadanos de los estratos superiores al propio. Esta manera de asociar las diferencias sociales a características morales que son más honorables para los de los propios estratos y reprobables para los de estratos superiores denota un mundo de representaciones sociales de segmentación e injusticia.

Las representaciones sociales acerca del propósito de la política de estratificación también tienen una dirección muy distinta según el nivel social al que se pertenece: los de los tres estratos inferiores, en una tercera parte, creen que la política está orientada a mantener separados a ricos y a pobres o que ayuda a los ricos a estar mejor. Solamente una mayoría de los residentes de los estratos 3 al 6 identifican correctamente el propósito de la política. De nuevo, se muestra que los residentes más pobres de la ciudad –que, hay que recordar, suman el 84% de sus habitantes- viven de manera muy distinta un mismo aspecto objetivo –como es la política de estratificación- ligando, de manera negativa, la política con su condición social.

Como se ha indicado en otro artículo (Uribe, Vásquez y Pardo, 2006), la política de estratificación ha contribuido a la segregación espacial de la población por medio de núcleos de viviendas con características similares que impiden que residentes con niveles de ingreso muy diferente compartan un núcleo común. En términos de la estructura social, es como si dicha política hubiera llegado a colocarse, de manera superpuesta, a la estratificación social existente hasta los años ochenta en Bogotá, de manera que los estratos, en cierta forma, han reemplazado a las clases sociales en términos de las representaciones sociales sobre la desigualdad social en la ciudad.


1 El presente artículo se deriva del proyecto de investigación Efectos de la Estratificación social sobre la movilidad social en Bogotá, financiado por la Vicerrectoría Académica de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y del cual participa, además de las autoras, Socorro Vásquez de la misma universidad.

2 Socióloga de la U. Santo Tomás; doctora en Antropología Social de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París; magíster en Salud Pública de la U. de Harvard. Decana Académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Javeriana.

3 Economista, politóloga y magistra en Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana. Docente de los Departamentos de Relaciones Internacionales y Ciencias Política de la Universidad Javeriana.

4 Vale la pena anotar que la aplicación de la estratificación corre por cuenta de cada municipio, en cabeza de la respectiva oficina de planeacion municipal. El Departamento Nacional de Planeación es el organismo encargado de supervisar el ejercicio de la estratificación y de dar la asistencia técnica a través de una metodología para que los municipios lleven a cabo su ejercicio de estratificación. Así, se establecieron diferentes metodologías de estratificación para zonas urbanas y rurales, debido a las evidentes diferencias de ingreso. El número de estratos está en función del tamaño de la población y de las diferencias de ingreso de los residentes del municipio. Lo más frecuente es que las grandes ciudades tengan seis estratos, en tanto que los municipios más pequeños tengan sólo dos.

5 La ley de servicios públicos domiciliarios de Colombia (142 de 1994) definió subsidios para las tarifas que pagan residentes de los primeros tres estratos (del 50% para el estrato 1, 40% para el 2 y 15% para el 3), el pago del valor de la provisión del servicio para el cuarto estrato y una contribución (del 20%) para los estratos 5 y 6. El esquema de subsidios cruzados no es autofinanciable y requiere de recursos adicionales de las administraciones municipales (agua, alcantarillado y aseo) y central (energía eléctrica y teléfono). El porcentaje de los subsidios para los primeros tres estratos se ha ido disminuyendo en el último decenio, tanto en términos nominales como reales.

6 La encuesta incluyó la aplicación de 231 cuestionarios a hombres y mujeres mayores de 18 años de una muestra estratificada de manera similar a la distribución de las manzanas estratificadas en Bogota, realizada en marzo y abril de 2005. Los encuestados, con su grupo familiar con el que residen conforman un grupo de 916 personas sobre las cuales se levantó la base de datos.

7 Se realizaron 12 entrevistas a profundidad en forma de Historias de Vida, dos por cada estrato, con hombres y mujeres mayores de 40 años, entre febrero y mayo de 2005.

8 Para el texto canónico sobre triangulación de información cuantitativa y cualitativa, véase el libro de Denzin (1970); una recapitulación reciente sobre el paradigma de la validación triangulada de información de origen cuantitativo y cualitativo se encuentra en Fielding y Schreier (2001).

9 Un estudio realizado por la Secretaría de Gobierno del Distrito Capital calculó en 226.929 el número de desplazados por la violencia en el último decenio (El Tiempo, Enero 12 de 2006: 1-13).

10 Los datos de tipo de vivienda y de tipo de tenencia, al provenir de la Encuesta Calidad de Vida, tienen mayor representatividad estadística que los de la Encuesta de Estratificación y Movilidad.

11 Sólo 1 persona de las 25 de estrato 6 encuestadas señaló sus intenciones de comprar vivienda.

12 Si bien las nociones de Localidad (Decreto ley 1421 de 1993) y de estrato (Decretos Nacionales 969, 970 de 1991, 990 de 1992 y 2220 de 1993) tienen una definición legal por parte de la Administración Distrital, aquélla de barrio es más imprecisa. En general, son las empresas constructoras y la tradición las que definen el nombre de un barrio, cuyas fronteras son bastante porosas. Tanto así que las administraciones locales se restringen al límite de las localidades y sus zonas, que responden a características administrativas. Por el contrario, el barrio es ampliamente reconocido por las comunidades dentro de su cotidianidad como un referente propio.

13 El componente ocupacional de la movilidad social de este estudio ha sido explorado en el artículo Movilidad Social Ocupacional en Bogotá, por Consuelo Uribe, diciembre de 2005.

14 En la encuesta no se preguntó por el sistema de buses alimentadores del Transmilenio, sólo por éste último.

15 También se indagó acerca del desplazamiento hacia el centro hospitalario más frecuentado, pero no se encontró un patrón muy diferente al del desplazamiento hacia lugares de compra de alimentos.


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