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Universitas Humanística

versão impressa ISSN 0120-4807

univ.humanist.  n.68 Bogotá jul./dez. 2009

 

Iglesias evangélicas y conservación en San Pacho (Darién, Caribe colombiano)1

Evangelical Churches and Conservation in San Pacho, Darién (Colombian Caribbean)

Igrejas evangélicas e conservação em San Pacho, Darién - Caribe colombiano

Aída Gálvez2
Universidad de Antioquia, Colombia
agalvez34@gmail.com

Julio Salazar3
Universidad de Antioquia, Colombia
abulrojo@yahoo.com

Lorena Ramírez4
Universidad de Antioquia, Colombia
cloraza@gmail.com.


1 El artículo es un resultado de la investigación titulada «San Francisco de Asís. Una frontera religiosa en el Darién Caribe colombiano», código 9889-E1368, financiada por la Estrategia de Sostenibilidad grupos A y B, 2007-2008 Comité de Investigaciones CODI, Universidad de Antioquia, Medellín (Colombia).
2 Aída Gálvez A. Profesora titular, Departamento de Antropología, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Coordinadora grupo de Investigación Religión, Cultura y Sociedad RCS, categoría B, Colciencias.
3 Artista plástico y estudiante de Maestría en Antropología, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Integrante del grupo RCS.
4 Estudiante del programa de Antropología, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Investigadora en formación.

Recibido: 03 de octubre de 2009 Aceptado: 15 de noviembre de 2009


Resumen

La localidad de San Francisco de Asís (Acandí, Chocó) sobre el mar Caribe, es una reconocida sede de acciones de conservación ambiental, gracias al trabajo de organizaciones y personas que buscan paliar la crisis ambiental global. La gran expansión del movimiento evangélico entre pobladores que antes profesaban el catolicismo, hace de las nuevas iglesias locales un actor social en posición de contribuir a los proyectos de conservación de recursos marinos y del bosque. Si bien no existe una articulación orgánica entre el movimiento de conservacionistas y las iglesias evangélicas, al analizar una experiencia compartida en las jornadas de protección de las tortugas marinas, vemos cómo el tema cobra relevancia para las organizaciones religiosas, según la etnografía realizada entre los años 2008 y 2009. Así, las creencias religiosas dejan de ser contrapartida de normas, para constituirse en orientaciones dependientes del contexto en que operan.

Palabras clave: iglesias, evangélicos, conservación, iglesias, Caribe.


Abstract

The locality of San Francisco de Asís (Acandí, Chocó) overlooking the Caribbean Sea, is a well-known headquarter for actions related to environmental protection, thanks to the work of organization and individuals that try to alleviate the global environmental crisis. The great expansion of the evangelical movement among populations that formerly were catholic puts these new local churches in a position of social actors that can contribute to the conservation projects of marine life and forests. Although there is no organic link between the conservationist movement and evangelical churches, analyzing a shared experience in the journeys of protecting marine turtles, we see how the topic gains relevance for the religious organizations, according to the ethnography realized between 2008 and 2009. Thus, religious believes cease to be contrasts to the norm, to set themselves up as dependent orientations within the context in which they operate.

Key words: churches, evangelical, conservation, Caribbean.


Resumo

A localidade San Francisco de Asís (Acandí, Chocó), no Caribe colombiano, é uma sede reconhecida de ações de conservação ambiental, graças ao trabalho de organizações e pessoas que buscam aliviar a crise ambiental global. A recente expansão do movimento evangélico entre os moradores, anteriormente católicos, converte as novas igrejas locais em atores sociais capazes de contribuir nos projetos de conservação dos recursos marinhos e da floresta. Embora não exista uma articulação orgànica entre os ambientalistas e as igrejas evangélicas, ao analisar uma experiència conjunta, durante as jornadas de proteção das tartarugas marinhas, vemos que esta temática vai ganhando relevància para as organizações religiosas, de acordo com os dados derivados de uma etnografia realizada em 2008 e 2009. Assim, as crenças religiosas deixam de ser contrapartida de regras para converterem-se em orientações dependentes do contexto no qual operam.

Palavras-chave: igrejas, evangelismo, conservação, Caribe.


La banda occidental del golfo de Urabá en el mar Caribe, ha atraído en las últimas dos décadas el interés de grupos vinculados al propósito de conservación del medio natural, que intentan restañar los efectos de la explotación de los recursos en el área, en un proceso de larga duración que escapa a los alcances de este texto5. Dicha banda, recientemente nombrada como Darién Caribe, pertenece al ecosistema Chocó biogeográfico, marcado por gran diversidad de flora y fauna, un alto endemismo y clima superhúmedo, siendo uno de los lugares con mayor pluviosidad del planeta. Este ecosistema va desde el norte del Ecuador, atraviesa toda la franja occidental de Colombia incluyendo el departamento del Chocó hasta su extremo norte y concluye al sur de Panamá. Cuando el Darién resultó fracturado en ocasión de la pérdida de Panamá por parte de Colombia en 1903, las mayores reservas de selva húmeda tropical quedaron en jurisdicción panameña. Adicionalmente, un par de años después, la banda oriental del golfo se anexó al departamento de Antioquia, como Urabá antioqueño, afectando los vínculos del Darién con las ciudades de Cartagena y de Quibdó, sustituidas administrativamente por Medellín, la capital antioqueña.

La noción contemporánea de conservación está estrechamente ligada a los acuerdos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo (Río de Janeiro, 1992). Los acuerdos buscan prever, prevenir y controlar las causas de la reducción o pérdida de la diversidad biológica, por el valor intrínseco y la importancia de ésta en términos ambientales, genéticos, científicos, sociales, económicos, culturales, recreativos y estéticos. Los países firmantes del Convenio de Diversidad Biológica pactaron una agenda en pro de la conservación de la diversidad biológica, el uso sostenible y el reparto justo y equitativo de los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos. Las nociones de conservación y desarrollo sostenible se alejan de posturas ambientalistas radicales que promueven la preservación de un mundo prístino, descontando las necesidades de las poblaciones humanas.6 Como parte de la toma de conciencia sobre la crisis ambiental, llegaron al Darién pobladores del interior del país, especialmente antioqueños y algunos extranjeros, interesados en la conservación de la región7.

Sobresalen en el paisaje que ha seducido a los ambientalistas en el corregimiento de San Francisco de Asís -de ahora en adelante San Pacho (Acandí)- y sus inmediaciones, un conjunto de formaciones naturales, el cordón montañoso marino, la Serranía de Tripogadí y parte de las estribaciones de la Serranía del Darién; la zona de litoral, donde se localizan Playona y Playón de Acandí, los arrecifes coralinos en las localidades de Capurganá y Sapzurro y el mar Caribe (David, 2003).

Los conservacionistas profesan una valoración de los recursos naturales que se coteja con las visiones de otros grupos humanos presentes en el área8. Este artículo explora las relaciones entre una población que adhiere al evangelismo de cara a las dinámicas locales de conservación de la naturaleza; esto se evidencia en algunas experiencias de uso de los recursos naturales en San Pacho y en otras comarcas del Darién. El corregimiento -accesible por vía marítima desde el puerto de Turbo (Antioquia)-, alberga 1.000 habitantes aproximadamente, tanto en la cabecera, como en Triganá y en Riociego, localizados sobre el nivel del mar. Tiene jurisdicción sobre un área de la serranía de Tripogadí donde hay no sólo asentamientos sino también parte de las reservas naturales. La investigación etnográfica se desarrolló durante los años 2008 y 2009; se da prelación a la información obtenida entre las iglesias articuladas al movimiento evangélico, cuya base social son pobladores negros venidos del interior del Chocó, campesinos procedentes de la llanura caribe asentados allí generaciones atrás y en menor medida, mestizos del interior del país que han hecho del Darién su hogar.

En su discusión crítica sobre conservación y desarrollo, Serje devela cómo la mirada civilizadora asume la naturaleza salvaje:

    Así, una de las principales líneas de la política de enclave a comienzos del siglo XXI, es la que se dirige al manejo y mantenimiento de uno de los principales recursos que el trópico ofrece a los ojos metropolitanos: el de la profusión de la naturaleza, que hoy recoge la noción de biodiversidad. Su conservación in situ se entiende en términos de la creación de áreas protegidas y contenidas para preservar los paisajes exóticos, la naturaleza salvaje, y por ende a las comunidades tradicionales -naturales- que habitan en ellas (Serje, 2005:233).

Siguiendo el análisis de la autora sobre el mito de la frontera y de las metáforas que lo componen, la conservación es ahora un tipo particular de proyecto de desarrollo que se materializa en el ecoturismo, la reforestación, los «productos no tradicionales», y en general «servicios verdes», este se adapta «a las regiones del mundo con ventajas comparativas en cuanto a diversidad biológica, belleza de los paisajes y singularidad de hábitats o ecosistemas» (Geisler, 2003 en Serje, 2005:234).

Tras el auge del desarrollo sostenible, se produce en 1996 la declaratoria de área de Manejo Especial del Darién (AME Darién) por el Ministerio del Medio Ambiente de Colombia. Dicha área cuenta con una extensión aproximada de 700.000 hectáreas, busca cohesionar una gran parte del Darién histórico, tomando como punto de partida el su ordenamiento territorial (David, 2003:3 y 38).9 En el ámbito internacional, el Darién -renombrado como complejo ecorregional Chocó-Darién (CECD)- se clasifica como una de las 191 ecorregiones terrestres de máxima prioridad para la conservación a nivel global (WWF Colombia, 2008:8).

Religiones y conservación

El campo de las religiones no ha sido inmune al tema ambiental que hoy constituye una de las principales encrucijadas de la sociedad global. La reflexión sobre el estatus moral de la naturaleza y la responsabilidad humana frente a la crisis ambiental, ha llevado a la pregunta por la contribución de las religiones al respecto. Los corpus doctrinales aparecen como fuente de enseñanzas acerca del ambiente y de los sistemas naturales cuya continuidad es básica para la reproducción de la vida. La sinergia entre organizaciones religiosas y la protección ambiental es un potencial identificado por las agencias de financiación internacional, que la consideran una línea promisoria de trabajo.10

El consenso de las confesiones religiosas frente a la cuestión ambiental producido a fines del siglo XX sería, siguiendo a Baumann (2001), una manifestación de la plasticidad contextual de toda religión, en desmedro de la visión esencialista que insiste en el carácter inmutable de éstas; las creencias religiosas ya no son la contrapartida de normas canónicas, sino, más bien, orientaciones dependientes de un contexto. Se da crédito entonces a la capacidad de convocatoria de las religiones entre sus creyentes, legitimando la naturaleza como un nicho más de la preocupación moral y de las acciones de los fieles. Bajo este marco, pasaremos a analizar los aconteceres de la conservación en el Darién, no sin antes delinear las acciones del misionerismo católico previamente a la aparición de la divisa ambientalista. Estas fueron motivadas por una racionalidad que normalizó la idea de domesticación y usufructo de la naturaleza, en tanto requisito del proyecto de civilización asociado a la ampliación de la frontera11.

El catolicismo

La labor evangelizadora en la prefectura apostólica del Chocó había sido asumida en 1908 por los misioneros catalanes del Corazón de María, mejor conocidos como claretianos. Su campo de influencia cubría varios distritos, entre ellos el de Acandí (Gálvez, 2006:79), localizado en el azaroso medio de las tierras bajas, el cual contrastaba con los distritos de tierras altas, donde los religiosos pensaban que disponían de mejores condiciones para su acción12.

Entre 1918 y 1941 los misioneros Carmelitas Descalzos administraron la prefectura apostólica de Urabá, con una extensión de 41.000 km2 que abarcaba el distrito marítimo de Acandí. Con el cese de la gestión de la prefectura, la asistencia religiosa de Acandí le correspondió al Vicariato Apostólico de Quibdó, a cargo de los claretianos, hasta 1988 cuando una vez fundada la diócesis de Apartadó, Acandí y sus parroquias fueron trasladadas a su jurisdicción.13

La reactivación de las misiones en el área de estudio ocurriría a mediados del siglo XX, momento en que el claretiano Alcides Fernández, timoneando su pequeño avión, decidió impulsar una gesta colonizadora en el Darién. Bajo el designio de la reversión -en el sentido de Serje-, que busca convertir poblaciones y paisajes en materia plástica para la implantación de proyectos utópicos, el padre Alcides expresó sin ambajes su deseo de hacer de la selva otra cosa:

    Puedo decir que hay rincones de embrujo, que sólo están esperando la civilización para cotizarse en oro. Desde la cabina del avión he desvestido con la imaginación estos parajes. Los he despojado de su selva, y los encuentro parecidos a las tierras de Quibdó, de Risaralda, de Pereira, y de Manizales (Fernández, 1976:242).

Su autobiografía, que condensa poco más de veinte años de trabajo con la fundación de Balboa (1963) y de Gilgal (1964) en un «primer ensayo de Sociología Cristiana en tierras Vírgenes de la selva», presenta su visión sobre la «redención del Chocó», de la cual llegó a hacer eco la prensa nacional14:

    La inmigración fue tan grande durante todo el año de 1965, que hasta la avioneta sentía el cansancio de tantas jornadas. - Hubo semanas de un ir y venir continuo, haciendo hasta doce vuelos diarios, para trasportar familias campesinas desde la Punta de las Vacas en Turbo, hasta el campo de aterrizaje provisional [...]. Pronto se vio cómo le aparecieron numerosos agujeros a la selva [...], hasta verse claramente las parcelas [...]. En todos los rincones de la comarca aparecían cada día, huertas de plátano, siembras de yuca, estancias donde empezaba a proliferar la caña de azúcar [...]. Los caminos largos entre la selva se hicieron menos penosos, porque de trecho en trecho alegraba el corazón el humo familiar de las casitas [...]. Y hasta por vez primera, en tierras chocoanas, se vio al padre de familia bendecir la mesa, y se oyó el murmullo del rosario en la paz de la noche (Fernández, 1976:137-138).

Pese al empeño puesto en el apoyo a la colonización, páginas adelante el misionero se lamenta de que hubiera tan sólo 82 familias forasteras, en un «territorio que podría recibir hasta diez mil familias». Con todo, preconiza la irreversibilidad de la conquista del Tapón del Darién, anteponiéndola a la declaratoria de «la región como zona de reserva y parque Nacional, como si por un decreto de unos señoritos que no conocen el barro y el hambre, se pudiera atajar a los colonizadores en marcha» (Fernández, 1976:262)15.

Sabemos que el catolicismo se legitima ante los laicos por la administración de los bienes de salvación en cabeza de la institución eclesial. En el orden práctico, asistir a la misa dominical resulta ser -aunado a la frecuentación de los sacramentos-, un indicador de la adhesión religiosa, tal como lo identificó Adamoli (1973:96) en el área rural de municipios de Chimichagua (Cesar) y de Mompós (Bolívar). En este sentido, el mantenimiento de las rutinas religiosas que cruzan tanto el ciclo vital como el calendario ritual, dependerá, muchas veces, de la continuidad que ofrezcan los sacerdotes en el acompañamiento de su grey. Para la época, el padre Alcides se multiplicaba en el área, hasta que a raíz de su enfermedad, ocurrió lo siguiente, en palabras de una interlocutora:

    Los sacerdotes se han retirado últimamente, venían de Balboa, antes estaba el sacerdote Alcides Fernández, el hermano Rafito... Hace 38 años me casé con don P., nos casó el padre Alcides en Balboa. Era una época fuerte, el padre venía con su morral al hombro y colgaba su hamaca para descansar [...]. En Tibirri venían los seminaristas de Medellín, querían fundar el pueblito, ellos tenían un trabajo hermoso, se repartían en varias casas. En la noche se iban para Santa Cruz, hacían fogata, en la escuelita hacían misa [...]. En ese tiempo seguían mucho lo que eran los bautismos, a la gente le llamaba la atención casarse... será más que todo que ahora va entrando el arrepentimiento. En la Biblia dice que los sacerdotes fueron los que mataron a Jesús, él vino a morir por el pecado de nosotros (habitante Santa Cruz de Chugandí, X-2008)16.

Una vez decayó la presencia institucional del catolicismo, fueron laicos de origen antioqueño quienes auspiciaron las celebraciones religiosas:

    Todo eso es porque son gente que no tiene ilustración, no hay sacerdotes, Acandí no tenía sacerdote de Apartadó sino de Quibdó. Por eso en semana santa y en diciembre pedíamos sacerdotes para que prepararan a la gente, pero mandaban seminaristas de Apartadó. La preparación era sobre todo con niños y con jóvenes. Celebrábamos la semana santa en vivo, los apóstoles, la cena... en diciembre la novena y villancicos. Nosotros construimos una capillita con una cruz afuera. éramos 3 o 4 personas que rezábamos el rosario (colonos Medellín, I-2008).

La injerencia de algunas de estas personas rebasó el campo propiamente religioso, para iniciar una labor de concientización entre los pobladores del corregimiento. En conjunto con los primeros conservacionistas que se habían asentado en la localidad intervinieron la práctica de caza de iguanas en la cual se extraían los huevos dejándolas luego heridas, insistieron en el cuidado de las dos fuentes de agua dulce disponibles en San Pacho y en el de las riberas de los ríos, evitando la tala en sus inmediaciones, así como la extracción de arena de las playas de Ríociego. Para los años 90, ya se habían constituido varias reservas naturales y el corregimiento empezaba a cobrar importancia como sede de iniciativas ambientales.

«La entrega al evangelio»

De esos años para acá, el campo religioso del Darién se ha diversificado con la aparición de varias iglesias integradas al movimiento evangélico de corte pentecostal, cuyo éxito en el continente desafía la hegemonía de la iglesia católica y se extiende a Asia y a áfrica, donde florece la pentecostalización (Tejeiro, 2007:35)17. El evangelismo es una vertiente doctrinal procedente del ala más conservadora del protestantismo histórico. Aparece a principios del siglo XX en Norteamérica, desde los años treinta hace presencia en América Latina y en Colombia bajo el supuesto de que hubo una evangelización inacabada; esto como producto de una imposición religiosa, formalizada en la alianza entre iglesia católica y la corona española que descuidó el proceso genuino de conversión individual (Beltrán, 2007). En este contexto el pentecostalismo se expande notoria y rápidamente como:

    [...] un movimiento de tradición oral, articulado en torno a la experiencia o a la tradición cristiana con tres tipos de manifestaciones que son: la glosolalia, la taumaturgia y el exorcismo. Este movimiento rompe con una cierta tradición protestante que establecía una relación cognitiva con los textos fundadores bíblicos [...] más que un decir, el pentecostalismo es un hacer, es una erosión, es una religiosidad emocional que se inscribe en una tradición cristiana, pero que es flexible e integra elementos de otras tradiciones sin ningún problema (Bastian, 2005:327).

Beltrán y Bastian recogen la hipótesis de Chaunu (1965) sobre la recuperación que hace el pentecostalismo de la visión encantada del mundo propia de la religiosidad católica popular. El pentecostalismo correspondería a un «ensayo de reelaboración simbólica autónoma por parte de sectores subalternos de las sociedades latinoamericanas» precipitado por la «romanización» del catolicismo latinoamericano y la desestructuración de relaciones tradicionales de producción en el medio rural con su correlato de migraciones (Bastian, 2007:463). Dicha interpretación ilumina las condiciones de arraigo de las iglesias evangélicas en el Darién, una región de confluencia interétnica donde el control del territorio y de los recursos naturales está ligada a la violencia, como se verá más adelante.

«La entrega al Evangelio»

La difusión de las nuevas confesiones se nutrió desde los caseríos de los departamentos de la costa atlántica, partícipes para la época del fervor evangélico18. Fernández (2005:233) informa en los años 60s sobre «un puñado de familias de Córdoba perteneciente a la Iglesia Evangélica», en el caserío de Santa María, incómodos por la intolerancia hacia su culto. Varias referencias obtenidas durante el trabajo de campo, reportan desde hace un cuarto de siglo la presencia de predicadores campesinos cordobeses que itineraban convocando al culto y animaban a los lugareños para que construyeran templos donde experimentar la nueva fe. La disposición de estos personajes carismáticos tocados por el avivamiento del espíritu santo se adaptaba a los territorios de frontera, donde era dificultosa la permanencia de personal foráneo para difundir el mensaje evangélico19. Mientras tanto, los misioneros norteamericanos de LAM (Latin American Mission) cuya obra se concentra en la costa norte del país preferían las áreas centrales montañosas y no la periferia (Thompson, 2005). Hasta el presente, aun sin ser miembro de la iglesia, basta una solicitud verbal para traer el culto a casa: «si cualquier mundano, como los miembros de la iglesia llaman a los que no son parte de ella, les pide que le hagan un culto, ellos van donde sea y se lo ofrecen para acercarlo a su religión» (habitante Triganá, III- 2009 citada en Trujillo, 2009:11).

En el asentamiento costero de San Pacho, se hallan las iglesias Interamericana y Cuadrangular; sobre las estribaciones de la serranía de Tripogadí a unas tres horas de viaje a pie o en cabalgadura se encuentran las iglesias filiales de la AIEC: Bethel en Coquital, Nazareth en Tibirri y Kapernaum en el vecino corregimiento de Santa Cruz de Chugandí. Coquital y Tibirri (alto, bajo y medio) tienen una población que oscila entre 100 y 120 personas cada uno, en la cual predominan los «hermanos», adscritos a la denominación AIEC20, el resto de los ocupantes son «mundanos». Santa Cruz es el más populoso, con 380 personas a 2008. Desde alguno de los picos, las tres iglesias lucen «como un triángulo» inscrito en la serranía de Tripogadí, según lo perciben ellos mismos. A su vez, los evangélicos son vistos por los «mundanos» como «una cadena»: una fuerza capaz de movilizarse de manera organizada por el territorio, que avanza en los proyectos trazados y solventa sus necesidades cotidianas apelando a la fraternidad religiosa.

«Dios, el señor de todo lo creado»

La autoría divina de la naturaleza y de la humanidad es una visión unánime entre los evangélicos, siempre amparada en las referencias bíblicas. En el pasado, «Dios creó una obra preciosa» en la cual «todo quedó perfecto... y tuvo muy en cuenta la creación de animales, las especies», incluida la humanidad: «la biblia dice que somos la creación de Dios». En las sagradas escrituras también se delinea el presente: «En la civilización moderna tenemos derecho a mirar el mundo; antes los sacerdotes eran los únicos que tenían derecho a vivir su biblia, lo que está escrito en la biblia es lo que está empezando a suceder, mire la resequedad en las aguas, eso va pasando» (habitante Santa Cruz de Chugandí, X-08). Otro interlocutor señala cómo «[...] en la palabra vemos que el hombre destruye el edén, destruye a través de lo que él mismo inventa, maquinaria, productos, el hombre está utilizando mal, está contra de la naturaleza» (sic) (habitante, San Pacho, X-08).

En la práctica empero, el campesinado «chilapo» que profesa el evangelismo ha sido históricamente partícipe de la apertura de la frontera agrícola basado en el desmonte y en el trabajo de la tierra que luego adquirirán los ganaderos.21 No obstante, sus prácticas productivas agrícolas, de ganadería en pequeña escala y de pesca artesanal de la cuales derivan su sustento, no son siempre sostenibles para el medio ambiente. Con todo, se registra una permeabilidad de los evangélicos a los discursos y prácticas de conservación que circulan en el área, limitando así comportamientos agresivos contra algunas especies animales que eran objeto de depredación. El imperativo de suplir las necesidades de familias numerosas hace que los creyentes evangélicos permanezcan atentos a oportunidades para obtener circulante durante la temporada vacacional, cuando el corregimiento recibe turistas del interior del país, lo cual indican con la frase: «estar en el tiempo del trabajo». Ese tiempo los vincula con las apetencias de los «mundanos», tema que se desarrolla más adelante.

Desiertos y oasis darienitas

Además del enfoque religioso sobre el daño en el medio natural y de las exigencias de sobrevivencia de la población, la violencia es un tema emergente en la reflexión de los interlocutores sobre el deterioro de la naturaleza en el Darién. La aparición de grupos paramilitares que provocaron el desplazamiento de los campesinos del caserío La Joaquina entre 1999-2000, ocasionó asimismo la tala de áreas boscosas de Tripogadí y establecimiento de potreros: «Los que vinieron sembraron teca que esteriliza la tierra y acacia, son maderables que salen a los 10 años. La quebrada Coquital se tumbó en las cabeceras. Sembraron la hierba panameña, un pasto para ganado [...]» (habitante Coquital, X-2008).

El daño ecológico fomentado por los paramilitares - de quienes dicho sea de paso, los evangélicos sienten que fue Dios quien los protegió-, se complementa con el siguiente testimonio de un conocedor de primera mano:

    Fidel Castaño regaló la hacienda Tanela a la diócesis de Apartadó, se convirtió desde que se abrió hace 13 años en una zona platanera, ahora es un desierto, ya no llueve... en estos momentos estamos analizando que aquí [se refiere a San Francisco], llueve todos los días. El río Tanela crece todos los días, pero allá no llueve, sólo en los alrededores con fincas que tienen bosque sí llueve [...], la mayoría de la gente es platanera, hay menos que son ganaderos... se ha acabado toda la vegetación [...]. La iguana se pone en la mata de plátano y ralla el racimo, todo lo que son lagartijas dañan el plátano [...] echan entonces muchos químicos al suelo, al aire. En Tanela se tira un veneno químico fuerte, lo aplican en forma directa y por tanto la fruta que sale es totalmente química; el glifosato es un químico que acaba con todos los insectos (pastor, San Pacho, X-2008) (cursiva nuestra).

El proceso de parcelación de la hacienda La Tanela es legitimado así por una ONG católica:

    Un experimento de paz de la Iglesia, es el proyecto agrícola La Tanela, en el río Atrato (Chocó). En los años 90, la facción guerrillera EPL, depuso las armas en esta región. Luego de firmar el acuerdo de paz, se le otorgó a la Iglesia 5 000 acres de tierra, además de una finca y ganado con el objetivo de desarrollar un proyecto agrícola para desplazados. A Pax Christi Holanda le fue dado el honor de sembrar allí, hace cinco años, el primer árbol de plátano. Hasta el momento, alrededor de 300 familias viven y trabajan allí. Los agricultores de plátano obtienen un precio razonable por su trabajo conjunto, que aumenta su capacidad de exportación, principalmente a los Estados Unidos [...]. Más de cientos de familias (sic) están aún inscritas para recibir un pedazo de tierra de 2 a 3 acres, bajo la relativa protección de la comunidad y la Iglesia (Pax Christi, 2001:16-7). (Cursivas nuestras).

Asimismo, el experimento agrícola en Tanela resultó ser un envite para las confesiones religiosas: el catolicismo de un lado, que asumió el reparto de tierras en una decisión controvertida debido al donante, Fidel Castaño, en ese entonces cabeza visible del paramilitarismo22 y de otro lado, las confesiones del ámbito evangélico, arraigadas entre campesinos de Titumate, Santa María, Balboa, Gilgal, etc. que recibieron parcelas: «Allí hay católicos, AIEC, pentecostales, adventistas y la Cuadrangular. Las relaciones entre sí son buenas [...], más que todo las diferencias son en la doctrina, el punto más discutido, hay celebraciones conjuntas [...]» (Pastor, San Pacho X-2008)23. En las inmediaciones además, se encuentra la iglesia evangélica de Nuevo Citará «bastante arriba de las plataneras», donde se congregan indígenas embera «[...] que eran brujos, hechiceros, y abandonaron esas prácticas» (habitante Coquital, X-2008).

San Pacho, un lugar para «trabajar por la obra de Dios», se valora en este contexto como un paraje donde la conservación permite a los hijos de nuestro interlocutor maravillarse ante iguanas y otros animales nunca vistos en Tanela. El estatus singular alcanzado por la localidad se expresa así: «[...] en otras partes es el desierto, mientras aquí [San Francisco] se respira el aire, la naturaleza, tigre, mico, guatinaja, león...» (Pastor, San Pacho, IX-2008).

El cuidado del ambiente

Aunque no se registró una articulación orgánica de las iglesias locales dentro de las acciones de conservación lideradas por la red de reservas de la sociedad Civil Resnatur, nodo Ungandi (Unguía-Acandí), la alerta sobre la crisis ambiental ha calado entre los «hermanos»:

    Hay cosas que nos favorecen, entiendo que el bosque se está acabando. Se está acabando la fauna y la flora; nosotros tratamos de conservar [...]. Se oye mentar la contaminación, acabar con las cuencas del agua, del bosque, se acaba la capa de ozono. Si no hay conservación, va a venir una gran crisis a nosotros (pastor, San Pacho, IX-2008).

Las responsabilidades en la conservación ambiental se ventilan en las reuniones del circuito 14 de AIEC, que comprende las iglesias del Urabá antioqueño y chocoano:

    En la reunión de Gilgal, que hubo el 5 de septiembre, se dijo que la iglesia debe hacer el trabajo de conservación de los bosques, con la fauna, manejo de reciclaje, de basuras, le toca a la iglesia meterse en esa área. Como iglesia no podemos dedicarnos meramente a la predicación de la palabra o a la divulgación del Evangelio, porque Dios creó una obra hermosa, preciosa, como hijos de Dios tenemos que apreciar la obra de dios, nuestro creador. él la creó para que le demos buen uso, no mal uso (habitante Coquital, X-2008).

Se antepone el destino de las generaciones futuras, en vista de la mengua de los recursos:

    Nosotros tenemos la ética de dejarles a los hijos los animales de la creación. Lo hacemos a través de la Biblia mirando en la creación. Dios tuvo muy en cuenta la creación de animales, las especies. Nos basamos en enseñar de que todo lo que existe, peces en el mar... Dios lo creó [...].Hay una casilla ahí donde siempre se está educando en la iglesia, crear un poco el hábito de conservar un poco lo que nos está quedando (pastor, San Pacho, IX-2008).

Si bien algunos niños de familias evangélicas están inscritos en el proyecto educativo para la población infantil «Herederos del planeta» auspiciado por la Fundación Darién, su participación no siempre es constante, tendiendo a darse más desde vínculos individuales que desde acuerdos entre colectivos. En los años 90, una circunstancia ligada a la protección de las tortugas migratorias deparó un acercamiento entre el movimiento de conservacionistas y una comunidad de evangélicos localizada en Playona (corregimiento de Caleta, Acandí)24, a lo cual dedicamos el siguiente apartado.

La tortuga: un estatus insólito

Hacia el noroccidente del golfo, distante unas siete horas de marcha de San Francisco, se encuentra Playona, que sorprende por su playa de 15 km de longitud; allí anualmente anidan las tortugas caná (Dermochelys coriacea) y carey (Eretmochelys imbricata), dos de las siete especies de tortugas marinas del planeta. (Fundación Ecosimbiosis, 2008):

    [...] Dermochelys coriacea es una especie migratoria que realiza extensos desplazamientos anuales entre los hábitats de alimentación, ubicados en las frías aguas circumpolares y las áreas de reproducción localizadas en las playas tropicales.

    Las migraciones anuales pueden abarcar más de 11.000 km y se cuentan dentro de las más largas realizadas por una especie de vertebrado [...]. Es una especie circunglobal que habita en todos los océanos del mundo incluido el mar Mediterráneo [...] está clasificada como una especie en peligro crítico (CR) por la UICN y figura en el Apéndice I de CITES. Se sospecha que la captura accidental de tortugas en las redes de enmalle y los palangres ha provocado el dramático colapso de las poblaciones (Rueda et al, 2005:66-67). (Cursivas en negrilla en el original).

La explotación de la tortuga carey data desde tiempos coloniales, cuando los indígenas cuna la capturaban para venderla a españoles, ingleses y holandeses, práctica usual hasta el siglo XIX (Ortega y Pacheco, 2006). Hasta hace unas décadas, este quelonio era codiciado por su caparazón:

    Nos contrataban para cazar carey, unos gringos estaban construyendo un restaurante y le querían poner techo de tortuga carey; matamos 400. Les vendíamos la concha y nosotros usábamos la carne. Si se cocina en la misma grasa de la tortuga no hay que añadirle nada; tiene dos tipos de grasa, una amarillita y otra negra que es la de la parte de la concha (habitante, San Pacho, III-2008).

Pero adicionalmente, la tortuga caná era depredada por los felinos:

    Tigre también había mucho: ese salía, uno veía las huellas en la arena, el perro marca la uña, el tigre tiene su uña pero no la marca cuando pisa; íbamos por la playa y las veíamos. Se comían sólo las patas de las tortugas, ellas quedaban vivas y nosotros llegábamos y les cortábamos la cabeza pues esa es la única forma en que mueren las caná. Es muy buena su carne (habitante San Pacho, III-2008).

Un primer trabajo de investigación sobre las tortugas efectuado en 1987 propició una estrategia de protección que implicó un giro en el estatus de estos animales25. A la extrañeza que causaba entre los lugareños las acciones con las tortugas y los nuevos valores con los cuales el discurso conservacionista las investía, se sumó la afluencia de citadinos atraídos por el sobrecogedor fenómeno del arribo y permanencia de los animales, entre las cuales según Rueda, et al. (2005:65) la Dermochelys coriacea, la tortuga viviente más grande en el mundo, puede tener hasta 1,9 m de longitud y 650 k de peso.

Aunque la costa norte del Chocó es un lugar de referencia tanto para el turismo convencional (Capurganá) como para el turismo de naturaleza o ecoturismo (San Pacho, Sapzurro)26, Playona sólo a partir de ese evento, pasó a ser un destino de viaje27. Los turistas representaban para los habitantes una de las pocas opciones de ganar dinero pero a la vez, eran portadores de conductas ajenas a la moralidad de los evangélicos: el baile, el consumo de licor, tabaco y sustancias psicoactivas, la exhibición corporal, especialmente femenina, se consideraron impúdicas y causaron malestar. Fue necesaria la intervención de los conservacionistas, convertidos en voceros de la inquietud de la comunidad ante los forasteros:

    El turista llega y es como el dueño del lugar, se pretende hacer lo que quiera, la gente se pinta la cara con jagua, para la comunidad el que se pinta es el indio.... Empezaban a ir para ver sólo la tortuga (énfasis añadido), pasaban la noche allí, la gente con su botella, cigarrillo de marihuana, música... Como a la segunda, tercera vez: «por favor no se desnuden». Eso fue lo más impactante, no se desnuden, eso lo dijo C., el chileno de Fundarién (visitante Medellín, IX- 2009).

En esos años iniciales, los evangélicos de Playona asistieron a la transformación de su mundo, por la presencia de visitantes y de medios de comunicación que cubrían el espectáculo de las tortugas. De ese tiempo para acá, la comunidad ha tomado bajo su responsabilidad las acciones de conservación, con la creación del GILA, Grupo de Investigadores Locales de Acandí, conformado por personas de la región comprometidas con la conservación de las tortugas; en el 2008 se reporta la realización de jornadas educativas con los escolares de las localidades serranas de Santa Cruz de Chugandí y de Furutungo; las actividades de educación ambiental se han realizado también en la comunidad de Caleta, distante unos 40 minutos de Playona (Ecosimbiosis, 2009)28.

Reflexión final

La oleada de interés por la conservación tiene en el Darién un reto que cumplir, en una región sometida históricamente al saqueo de riquezas naturales. En la consolidación de un frente social que promueva la conservación, el concurso de las iglesias evangélicas es crucial, dada la capacidad de convocatoria con que cuentan en la actualidad, percibida incluso por quienes se sitúan por fuera del círculo de influencia de las denominaciones evangélicas. La respuesta generada en la comunidad de Playona frente al trabajo de protección de las tortugas marinas, la reflexión entablada por los moradores sobre los logros en materia de conservación constatables en el corregimiento, el abandono de ciertas prácticas desfavorables a la fauna silvestre y la inclusión de la problemática ambiental en la agenda de las organizaciones religiosas, evidencian cómo las iglesias locales han sido sensibles a los discursos y acciones del conservacionismo, cuya versión local es ya reconocida en el ámbito internacional.


Pie de página

5Desde los tempranos tiempos coloniales el Darién ha sido una región proveedora de materias primas, acorde con las demandas del mercado. Durante los primeros treinta años del siglo XX por ejemplo, la extracción de tagua y en menor medida de la raicilla de ipecacuana motivaron el poblamiento de Acandí (Steiner, 2000:33-36). A fines de los treinta, el distrito proveía gran cantidad de banano destinado a Panamá a los Estados Unidos (Parsons, 1996). La ganadería extensiva, la explotación de madera, la implantación de cultivos agroindustriales e incluso la industria hotelera, rigen la economía de la región.
6Sandra Turbay, comunicación personal, 3-XII-2009.
7La «reinvención del Darién» inicia con la declaratoria del Parque Nacional Natural Los Katíos (1973), para detener la propagación de la fiebre aftosa hacia el norte; desde allí se define el enfrentamiento de dos versiones del desarrollo de la selva: una de carácter sostenible, que reivindica los usos tradicionales de las comunidades ancestrales asentadas en sus territorios, así como la conservación y el uso racional de los recursos naturales; y otra de carácter extractivo, con inversiones en macroproyectos (David, 2003:37).
8Sobre las características de este grupo y la dimensión de búsqueda espiritual implícita en sus labores de conservación, ver Gálvez y Salazar (2009).
9El AMED cubre la totalidad de los municipios de Acandí y Unguía, y parcialmente los municipios de Riosucio y Juradó (todos en el Chocó), así como el municipio de Turbo (Antioquia).
10La WWF, una de las organizaciones pioneras del desarrollo sostenible convocó en 1986 a delegados de cinco religiones (budismo, cristianismo, hinduismo, islamismo y judaísmo) en Asís (Italia) para reflexionar desde cada fe sobre el tema de conservación del ambiente. Para 1995, con la presencia de otras cuatro religiones, se lanzó la Alianza de las Religiones para la Conservación ARC que propone proyectos de conservación con el aval de organizaciones religiosas. Para el año 2000 la ARC estaba integrada por once religiones; un estado de los proyectos adelantados con el concurso de las religiones puede consultarse en Palmer y Finlay (2005).
11Para un análisis sobre la relación entre el antropocentrismo y la imagen de naturaleza en las llamadas religiones del Libro (judaísmo, islamismo y cristianismo), así como el desarrollo de las preocupaciones ambientales en la doctrina social de la iglesia católica en el siglo XX, ver Ibáñez (2000).
12Lozano (2006), propone el hecho religioso como factor que ejerce influencia en los procesos de disputa territorial, y a su vez es influenciado por ellos. En las regiones del bajo Atrato y Apartadó, se evidencia una precaria y tardía presencia del catolicismo, a diferencia de la temprana hegemonía implantada en los Andes.
13Manuel Gregorio Paternina, sacerdote diocesano, comunicación personal 24, XI, 2009.
14«En el valle del Tanela, municipio de Acandí, se acaba de iniciar la colonización de Balboa, con tierras baldías aptas para la agricultura y la ganadería, con abundancia de ríos y de aguas cristalinas. - Los habitantes de Balboa, invitan a sus hermanos campesinos de todo el país, a compartir con ellos la magna empresa que acaba de empezar» (El Tiempo, noviembre de 1964, en Fernández, 1976:133-134).
15El misionero justifica su obra a la luz del Concilio Vaticano II (1962-1965) y de la opción por los pobres, encarnados estos últimos en el campesinado sin tierra de jurisdicciones del interior del país como Valle, Antioquia y Santander, además de Córdoba. Alude a las comunidades de base que impulsó en Unguía, Balboa y Acandí, inspiradas en la primitiva comunidad cristiana, y a la persecución que sufrió en conjunto con los colonos, vistos por organismos de seguridad del gobierno como subversivos que deseaban implantar su propia república. Ver el ítem «Las comunidades campesinas por dentro» (Fernández, 1976:189-200).
16Para proteger la confidencialidad de nuestros interlocutores, los testimonios recogidos durante el trabajo de campo se presentan de modo genérico, acompañados del mes y del año en que se obtuvieron.
17Una sinopsis sobre el tema de Pentecostés y su revitalización dentro del cristianismo incluido el catolicismo puede consultarse en Ospina (2006:43-49).
18Ver la etnografía del pueblo de Hebrón (Cesar) conformado por creyentes pentecostales, a partir del contacto con pastores en los años 40 (Adamoli, 1973:27).
19Víctor Landero, un campesino sabanero que apenas sí sabía leer y escribir, fue crucial en la expansión de iglesias evangélicas adscritas a AIEC. Su experiencia espiritual a principios de los años 60 hizo de Corozalito -120 km al sur de Montería- un centro de «manifestación soberana del Espíritu Santo» donde se hablaba en lenguas, acontecían curaciones milagrosas y se expulsaban demonios (Padilla, 1995 en Thompson, 2005:235-237). La Asociación de Iglesias Evangélicas del Caribe AIEC se fundó en Sincelejo (Sucre) en 1944 (Padilla, 1995 en Thompson, 2005), dentro de la tendencia hacia la endogenización de las misiones evangélicas norteamericanas.
20En el área rural una iglesia se abre cuando hay 70 miembros bautizados, en el área urbana el número es de 100 (Pastor Coquital, X-2008).
21El apelativo «chilapo» se ha generalizado en el noroccidente colombiano para referirse a la gente originaria de la llanura Caribe. El término procede del lenguaje de los aserradores y designa los restos que quedan de un tronco luego de obtener bloques centrales, homogéneos y finos; son pues, sobrantes no utilizados pese a haber contribuido al crecimiento del árbol (Molano y Ramírez, 1996:23).
22La donación de 2.300 hectáreas de la finca La Tanela a la diócesis de Apartadó se produjo en 1990, a través de la Fundación para la Paz de Córdoba FUNPAZCOR http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-164774. Consultado 20-IX-2009. «Según información del periódico El Nuevo Herald de E.U. en 2001, Funpazcor se transformó en una empresa de fachada para la adquisición de tierras, tráfico de armas y lavado de activos. No obstante, las investigaciones judiciales del caso Funpazcor, en su mayoría terminaron archivadas durante la gestión del ex fiscal Luis Camilo Osorio» en http://m.elespectador.com/impreso/cuadernilloa/investigacion/articuloimpreso-rutadeloscastano. Consultado 20-IX-2009.
23Sobre las diferencias doctrinales entre unitarios y trinitarios que animan el debate religioso ver Ríos (2002:47-49); para un completo análisis del avivamiento evangélico que sacudió el Urabá antioqueño desde mediados de los sesenta, en el cual se implantan las denominaciones Interamericana en Turbo y Cuadrangular en Chigorodó, ver Ríos (2002:100-116).
24Los creyentes de Playona suelen congregarse en los templos de Coquital, Tibirri y Santa Cruz de Chugandí, dada la ausencia de un lugar habilitado para el culto, aunque también concurren a los templos de las denominaciones Cuadrangular e Interamericana en la cabecera municipal de Acandí.
25Las «Jornadas de Protección de la Tortuga Caná» iniciadas en 1993 continúan realizándose en la temporada de anidación de abril a mayo. Los activistas de San Pacho se desligaron temporalmente del cuidado de sus reservas naturales para recalar en el exigente cuidado de las tortugas. Los conservacionistas del lugar fueron escuchados por instituciones, especialistas en el tema, asociaciones de estudiantes de ciencias biológicas y áreas afines, además de la opinión pública.
26En otra contribución se ha analizado el tema del turismo con acento en el componente de alimentación. Ver Gálvez (2009).
27En Playona se reactiva el dilema del Darién: al tiempo que se ha buscado su declaratoria como santuario de flora y fauna, existe la propuesta de construir allí un gran complejo turístico.
28En Costa Rica, un país que se distingue por los avances en ecoturismo, se halla el campo Savegre en un bosque de niebla. Un proyecto de la Asociación de Ministerios Cristianos a los Anglohablantes (AMCA), busca hacer de este lugar un microcosmos terrenal que revele la creación divina (Smith, 2001:353).


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