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Universitas Humanística

versión impresa ISSN 0120-4807

univ.humanist.  no.78 Bogotá jul./dic. 2014

 

Las «Feministas autónomas» latinoamericanas y caribeñas: veinte años de disidencias1

Latin American and Caribbean 'Autonomous Feminists': Twenty Years of Dissidence

"Feministas autónomas" latino-americanas e caribenhas: vinte anos de dissidências

Jules Falquet2
Université Paris Diderot, París, Francia3
jules.falquet@univ-paris-diderot.fr

 

1Artículo de reflexión que parte de una investigación general empezada en 1989 sobre la participación de las mujeres en los movimientos sociales «progresistas» en América Latina y el Caribe, con enfoque especial en los movimientos mixtos (revolucionarios, campesinos y/o indígenas) y en los movimientos de mujeres, feministas y lésbicos de la región. Este texto es la versión revisada y abreviada de un artículo titulado "'Féministes autonomes' latino-américaines et des Caraïbes, 20 ans de critique à la coopération au développement".
2
Doctora en Sociología (IHEAL-Université de la Sorbonne - Paris 3) desde 1997.
3
Profesora investigadora, responsable del Master Género y Desarrollo. Pertenece al CEDREF-CSPRP.

Documento accesible en línea desde la siguiente dirección: http://revistas.javeriana.edu.co

Recibido: 30 de septiembre de 2013 Aceptado: 27 de enero de 2014


Cómo citar este artículo

Falquet, J. (2014). Las feministas autónomas latinoamericanas y caribeñas: veinte años de disidencias. Universitas Humanística, 78, 39-63. http://dx.doi.org/10.11144/Javeriana.UH78.falc

 


Resumen

Presento aquí una interpretación entre otras posibles, de veinte años de historia de la tendencia "autónoma" del feminismo latinoamericano y del Caribe. Basándome en mi participación en diferentes grupos y eventos, como en sus publicaciones, intento visibilizar este pensamiento contrahegemónico poco conocido y a menudo satanizado. Se verá que las autónomas latinoamericanas y del Caribe, en su diversidad, han realizado aportes decisivos al feminismo y al lesbianismo transnacional desde el Sur. Proponen entre otros, una fuertísima crítica al concepto de género y al modelo de "desarrollo" neoliberal impuesto por la cooperación internacional; nuevas luces sobre la imbricación de las relaciones sociales de sexo, clase y "raza"; y son pioneras en el pensamiento descolonial. Abordo también las condiciones de posibilidad de la elaboración de este pensamiento "radical": producción colectiva de la reflexión, vinculación con la práctica política en varios movimientos sociales y posición social personal de las activistas-teóricas.

Palabras claves: autonomía; feminismo; lesbianismo; globalización; imbricación; América Latina

 


Abstract

I present in the article an interpretation, among other possible ones, of twenty years of history of the "autonomous" trend of Latin American and Caribbean feminism. Based on my participation in various groups and events as well as in their publications, I try to make visible this little known and often demonized counterhegemonic thought. It will be seen that Latin American and Caribbean autonomous women, in their diversity, have made decisive contributions to feminism and transnational lesbianism from the South. They propose, among other ideas, a very strong critique of the concept of gender and the model of neoliberal "development" imposed by the international cooperation; new lights on the interweaving of the social relations of gender, class and "race"; and they are pioneers in the decolonial thinking. I also tackle the conditions for making possible the development of this "radical" thought: collective production of reflection, linkage to political practice in various social movements and personal social position of the female activists-theoriticians.

Keywords: autonomy; feminism; lesbianism; globalization; interweaving; Latin America

 


Resumo

Apresento aqui uma interpretação entre outras possíveis, de vinte anos de história da tendencia 'autónoma' do feminismo latino-americano e do Caribe. Baseada na minha participação em diferentes grupos e eventos, assim como nas publicações, intento visibilizar este pensamento contra hegemónico pouco conhecido e a miúdo demonizado. Observar-se-á que as autónomas latino-americanas e do Caribe, na sua diversidade, realizaram contribuições decisivas ao feminismo e ao lesbianismo transnacional desde o Sul. Propõem, entre outros, uma fortíssima crítica ao conceito de género e ao modelo de 'desenvolvimento' neoliberal imposto pela cooperação internacional; novas luzes sobre a imbricação das relações sociais de sexo, classe e 'raça'; e mesmo elas são pioneiras no pensamento descolonial. Estou abordando também as condições de possibilidade da elaboração deste pensamento 'radical': produção coletiva de reflexão, vinculação com a prática política em vários movimentos sociais e posição social pessoal das ativistas-teóricas.

Palavras-chave: autonomia; feminismo; lesbianismo; globalização; imbricação; América Latina


Si bien el tema de la autonomía -organizacional, ideológica y financiera, primero de cara a los partidos de izquierda, de donde provienen muchas militantes y luego de cara al Estado y a las Instituciones internacionales- ha sido altamente debatido en el movimiento de mujeres y feminista desde sus comienzos (Fischer, 2005; Gargallo, 2004). Es a principios de los años noventa cuando aparece como tal, la corriente del feminismo latinoamericano y del Caribe que se autodeno  minó "autónoma". Esta corriente surge precisamente al mismo tiempo y como una crítica al mundo unipolar que nace después de la caída del muro de Berlín, y da paso a la democracia del mercado neoliberal mundializada.

Inspirada por Chela Sandoval (1991) -que visibilizó el rol decisivo de las que llamó las Feministas del Tercer Mundo de Estados Unidos, en la creación o el mantenimiento de una "conciencia oposicional", quiero destacar aquí el interés y la "radicalidad" de los aportes teóricos y políticos de feministas y lesbianas que actúan y producen desde el Sur global. En este caso, de las «autónomas», que constituyen un componente particularmente dinámico del movimiento feminista continental, pero también transnacional. Para subrayar los efectos del carácter situado del punto de vista, también propondré pistas sobre tres elementos que marcan su reflexión: la importancia de la dimensión colectiva de la elaboración de la teoría, sus lazos con la práctica política concreta en los movimientos sociales y el peso de lo que bell hooks llama "ventaja epistémica" (1989), aunque generalmente se trate de una situación "no privilegiada": las posiciones sociales personales de nacionalidad, clase, "raza"4, elección sexual y situación migratoria, entre otras.

Presentar la corriente «autónoma» es difícil: su elaboración es dispersa, relativamente poco visible y poco documentada5. Se trata de una corriente numéricamente minoritaria, compuesta por grupos a menudo informales y efímeros, así como por activistas individuales. El hecho de asumirse o no como parte de esa corriente y de ser reconocida como tal, constituye un tema de debate importante, ya que las autónomas han sido a menudo demonizadas por otras tendencias que veían su hegemonía ideológica y sus prácticas políticas amenazadas por la apertura de debates. Además, no se trata en absoluto de una corriente unificada, a lo largo de los últimos veinte años algunas la han criticado y abandonado con estrépito, mientras que otras, otrora entre sus acérrimas adversarias, han retomado partes de sus análisis.

La historia autónoma es accidentada, polémica. No pretendo hacer aquí un análisis político de fondo (es tarea del propio movimiento), ni siquiera por razones de espacio podré hacer justicia a su complejidad, a las llamadas «institucionales» o a las «Ni-nis» (Fischer, 2005), menos aún a la diversidad y transformación del conjunto del movimiento feminista continental en el contexto de profundas evoluciones económicas y políticas. Apenas propondré una interpretación muy parcial entre otras posibles, de la historia y reflexión de la corriente autónoma, en torno a momentos, instancias e iniciativas que me parecen significativas. El hilo conductor será el cuestionamiento de la doxa hegemónica, principalmente en lo que concierne a la cooperación al desarrollo y al concepto de género.

Me basaré en publicaciones autónomas, observaciones, discusiones y entrevistas que he realizado desde el comienzo de la década de 1990. Habiendo vivido dos años en El Salvador y uno en México y participando activamente en diferentes grupos y encuentros, me considero desde entonces cercana a la autonomía latinoamericana y caribeña, que ha contribuido invaluablemente a mi formación política. También me inserto en la perspectiva feminista materialista francófona cuya expositora central tal vez sea Colette Guillaumin (1992). En vez de un sistema "sexo-género", teorizo que las "relaciones sociales de poder del sexo" se basan en la organización o división del trabajo, siendo socialmente construidos el cuerpo y el sexo "biológico" como una "marca" que legitima el "sexage"6. Además, en coincidencia con las feministas Afroestadounidenses del Combahee River Collective (1979), considero que es imprescindible tomar en cuenta la imbricación y simultaneidad de las relaciones sociales de poder del sexo, la raza y la clase, lo que para el feminismo implica analizar y combatir de frente el racismo y el capitalismo.

Decir desde qué lugar se habla es a menudo considerado por los y las positivistas como la confesión de una penosa militancia y de una postura no científica. Por el contrario, reivindico aquí el rigor intelectual del punto de vista situado que se reconoce como tal. Ahora bien, soy francesa y vivo en Francia. Trabajo desde hace años para una institución (la universidad): mi situación sociológica y mis posiciones políticas no están exentas de contradicciones. Estas contradicciones demuestran precisamente que la autonomía no es un maniqueísmo que separaría brutalmente al mundo entre las feministas "puras" y las otras "vendidas al sistema". Mi objetivo no es alabar los méritos de las autónomas ni criticarlas, sino simplemente dejar constancia de algunas voces contra-hegemónicas que invitan persistentemente a romper los diques de la rutina intelectual y del pensamiento dominante.

Primero, volveré sobre el período de Pekín y la primera crítica autónoma de la cooperación al "desarrollo" según la ONU. Seguidamente, evidenciaré la importancia de los encuentros continentales -feministas y sobretodo lésbicos feministas-, así como también de la crítica al neoliberalismo, en la rearticulación de la autonomía en torno a perspectivas descoloniales. Finalmente, presentaré las críticas autónomas al concepto de género.

Los años de Pekín y la crítica del «desarrollo» según la ONU

Los ochenta fueron años de crecimiento cuantitativo del movimiento feminista continental, de profesionalización y especialización alrededor de redes, y de consolidación de grandes ONGs. A comienzos de los años noventa, este crecimiento e institucionalización empezaron a generar dudas y malestares. Parte de las "dirigentes" se interesan cada vez más en "participar' en las instituciones y encuentros estatales e internacionales -en especial los eventos de la ONU, como Rio (1992), Vienna (1993), El Cairo (1994) y Pekín, que ya se está preparando-. Las primeras voces disidentes aparecieron durante el VI Encuentro feminista continental (El Salvador, noviembre de 1993). Reclamaron la apertura de un debate sobre las estrategias del movimiento (Falquet; 1994; 1998).

El grupo de las Cómplices, compuesto por cinco feministas «históricas» de diferentes países7, organiza en este encuentro un taller bastante concurrido para presentar su libro colectivo Gesto para una cultura tendenciosamente diferente (Bedregal, Fischer, Gabiola, Gargallo y Pisano, 1993). Retrospectivamente, se puede interpretar como una respuesta a los profundos cambios políticos provocados por el fracaso del socialismo soviético. Ximena Bedregal8 critica a quienes, al considerar a las mujeres como víctimas y luchar por cambios legales, sostienen la "política de lo posible". Critica lo que llama "esta democracia" y afirma que no hay que renunciar a imaginar otro mundo.

Esta idea también la desarrolla con fuerza Francesca Gargallo9 en su texto titulado "La urgencia de una utopía". Intentando analizar el fin del socialismo, Gargallo propone buscar soluciones de recambio a partir de un feminismo claramente antirracista. Las posiciones de las Cómplices están sintetizadas por Margarita Pisano10, para quien se está presenciando la victoria del patriarcado y que en el 2001 publica El triunfo de la masculinidad. Al frente de un grupo simbólicamente llamado Movimiento de mujeres del afuera, preconiza una estrategia de no-participación deliberada en «esta cultura» profundamente patriarcal, que precipita al mundo hacia el aniquilamiento material y civilizacional. Solo es afuera del universo de las ONG, del gobierno, de las instituciones internacionales y de la universidad, que las «mujeres pensantes» podrán comenzar a elaborar alternativas reales.

Durante el encuentro de El Salvador, otras dos sensibilidades políticas convergen en la crítica de las estrategias "participativas" de las «institucionales». Primero, un conjunto de mujeres provenientes de la izquierda revolucionaria armada —pues desconfían profundamente de los gobiernos, que conocen como dictatoriales y asesinos, asi como del imperialismo norteamericano. Entre ellas, se encuentran exguerrilleras centroamericanas y refugiadas-exiladas en México, quienes conformarán el núcleo del un grupo, muy cercano a las Cómplices, las Próximas. Habiéndose reunido más de diez veces en diez años entre México y América Central, las Próximas no escribirán, ni se comportarán jamás como grupo, pero serán activas en la elaboración y difusión de la reflexión autónoma.

Luego, una corriente más anarquista, cuyas representantes más conocidas son el grupo boliviano de Mujeres Creando. El grupo acababa de formarse en aquél entonces —son militantes en sus veinte, algunas mestizas, otras indígenas. Las tres fundadoras viven en comunidad, han abierto en su barrio un café comunitario, la Carcajada, y acaban de publicar un pequeño libro sobre el racismo y la vida de las jóvenes trabajadoras domésticas indígenas emigradas del interior del país (Paredes y Galindo 1992). El grupo realiza campañas de grafitea-das que critican la «mentira democrática», el «populismo de izquierda», el racismo y el machismo. Se apoyan también en la poesía y el teatro callejero. Reivindican con orgullo la herencia de sabiduría y resistencia cotidiana, colectiva de las mujeres indígenas y populares.

En 1994 desde Bolivia, Mujeres Creando produjeron con trabajadoras domésticas, campesinas, sindicalistas y habitantes de El Alto11 un texto de especial interés, Dignidad y autonomía (MCFAL, s. f. ), donde desmitifican sin pelos en la lengua el "desarrollo" preconizado por las instituciones internacionales y sus efectos, el acercamiento movimiento-gobierno y la institucionalización-ONGnización del movimiento. Adscribiéndose a "las tesis de los años 70", afirman primero que

[...] el modelo capitalista de sociedad que está en la base de todas las propuestas de desarrollo no solo no se aplica a nuestras sociedades latinoamericanas, sino que nos hunde cada vez más en la dependencia y el colonialismo. (MCFAL, s. f., p. 32)

El documento critica vigorosamente la "democracia formal" y el Estado paternalista y clientelista, cuyo "brazo social" funciona fundamentalmente con financiamiento externo, "[...] no incide en el presupuesto general de la nación [...] pues no tiene carácter operativo sino normativo y de propaganda gubernamental. El caso más ejemplar es el de la Subsecretaría de género" (MCFAL, s. f., p. 34).

Para Mujeres Creando, salvo excepciones, las ONG, también paternalistas y clientelistas, son las bomberas del sistema: redistribuyen parcamente migajas a algunas "beneficiarias" mientras que remuneran con munificiencia a expert@s en cuestiones de género, quienes "robaron" los conocimientos y las palabras de las mujeres y de las feministas para ponerlas al servicio del orden dominante. Por último, afirman:

[La] cooperación tiene un objetivo de hacer circular el excedente tanto material como humano, de una manera «racional» que no afecte el estado actual de las cosas. Es de esta manera como funcionan las Agencias de Cooperación de los Gobiernos. Donde fundamentalmente nos dan lo que les sobra y con condiciones. Es un planteamiento que, aunque haya muestras de un paliativo a ciertos sectores de la población en verdad esconde la función de ser válvulas de escape a una situación inaguantable que pueden estallarles en la cara de los usureros y bueno dar alguito no va a cambiar sustancialmente la situación incluso pueden ser propuestos para ser "premio Nobel" de la paz.12 (MCFAL, s. f., p. 46)

El texto continúa

En la práctica [la cooperación] ha colaborado a acentuar los racismos, la explotación, los odios entre los pueblos y el status quo. De un lado se promueve la impunidad y la prepotencia de los "cooperantes" y las imposiciones de la cooperación, y de otro lado se fomentan el servilismo de nuestra gente. (MCFAL, s. f., p. 46)

Para ellas, el desarrollo sustentable es un mito: "el desarrollo es para los capitalistas y a nuestros pueblos toca sostenerlos" (MCFAL, s. f., p. 48). Agregan que "A las ONG no les interesa acabar con la pobreza de sus beneficiarias, pues esto significaría perder sus puestos de trabajo. Nosotras vemos a las ONG como las tecnócratas de la pobreza de género" (MCFAL, s. f., p. 48). Por último, reclaman

[...] el reencauzamiento de financiamiento externo en redes de solidaridad hacia los movimientos de mujeres sin mediaciones de las oenegés, ni de los gobiernos [...] invertir en la recuperación de la tierra, el desarrollo de la producción alimentaria y la medicina natural. Articular la lucha internacionalista de las mujeres en torno a los movimientos y no de los centros de poder como son las Naciones Unidas. (MCFAL, s. f., p. 51)

Si bien los principales análisis autónomos del «desarrollo» y del nuevo orden mundial bajo lo que se empieza a llamar neoliberalismo fueron entonces formulados con anterioridad a Pekín, es durante
el VII encuentro feminista continental (1996, Chile), que la corriente autónoma se afirma verdaderamente como tal, al decidir organizar encuentros continentales específicos, sin por ello dejar de participar en los otros (CICAM, 1997; Falquet, 1998). Durante su primer encuentro, organizado por las Mujeres Creando en 1998 en Sorata, Bolivia, un conflicto muy marcado incita a muchas de las Cómplices y de las Próximas a abandonar estrepitosamente el lugar. La cuestión de fondo parece ser, saber si la autonomía es una "tendencia", con fundadoras y orientaciones más legítimas que otras, o un "movimiento abierto a toda clase de aportes y de alianzas (MCFAL, s. f.).

Cada una por su lado, Bedregal y sobre todo Pisano se mostrarán desde entonces muy críticas de las otras autónomas, ya que para ellas se trata sobre todo de volverse mujeres pensantes capaces de imaginar «otra civilización», y no de recaer en «identidades fragmentadas»13 (Bedregal s. f.; Pisano, Gaviola, Bedregal, Rojas y Franulic, 2009). De hecho, las autónomas no conseguirán jamás reconstruir su unidad, ni en el VII encuentro feminista (República Dominicana, 1999), ni en el segundo encuentro autónomo (Uruguay, 2001), que no logró reunir a las autónomas más allá de la escala regional.

El nuevo milenio: recomposiciones e importancia del lesbianismo-feminista

A comienzos de la década del 2000, el fracaso de Pekín se ha vuelto evidente (Druelle, 2004) y las instituciones internacionales reformulan su discurso acerca del género alrededor de la lucha contra la pobreza. Paradójicamente, mientras que los hechos parecen darles la razón, las autónomas como corriente se desdibujan. Por un lado, al agotarse buena parte de los financiamientos, muchas «institucionales» retoman algunos discursos de las autónomas, reclamándose por ejemplo de la "radicalidad". Por otro lado, algunas de las autónomas se ven afectadas profesional y políticamente por la hostilidad de muchos grupos dominantes y agencias financieras (varias trabajan en consultorías puntuales), como así también por conflictos internos y personales —algunas emigran dentro del continente, en busca de otros horizontes. Sin embar -go, aunque sin mucha visibilidad, la mayoría prosigue su compromiso a escala local— varias por ejemplo retoman las luchas populares, antiracistas y/o lésbica-feministas de donde vienen. En lo que sigue del artículo, hablaré principalmente de las autónomas que profundizaron en la articulación del feminismo y del lesbianismo con las dimensiones antiracistas y anti-neoliberales, puesto que me parece que han contribuido especialmente a renovar y complejizar la reflexión.

Así, Mujeres Creando participan en una importante lucha contra el microcrédito para las mujeres (una de las medidas emblemáticas de Pekín). En 2001, una gran marcha de deudor@s converge hacia La Paz para exigir la anulación de sus deudas. Mujeres Creando se suma a "una movilización de más de cien días, que reunía a más de 15.000 víctimas de la usura de bancos y de organizaciones no gubernamentales (ONG) que otorgan microcréditos —con tasas de interés superiores al 70%" (Imhoff y Quiros, 2009). Si bien la lucha no tuvo éxito directo, Mujeres Creando publicaron en 2009 un libro muy documentado contra el microcrédito, La pobreza, un gran negocio, de Graciela Toro, ex ministra de Desarrollo y de Planificación del gobierno Morales.

En el plan teórico, algunas (ex) Próximas deciden profundizar las reflexiones autónomas, que a veces parecen un lujo elitista y abstracto: buscan integrar a ellas luchas concretas contra el racismo y el empobrecimiento brutal de la mayoría de las mujeres, productos de la economía neoliberal. Así en 2005, aparece simultáneamente en español y en francés un número especial de la revista franco-suiza Nouvelles Questions Féministes. «Feminismos disidentes en América Latina» reúne artículos de feministas y de lesbianas, principalmente afros e indígenas, que no son necesariamente autónomas pero están comprometidas personalmente y simultáneamente con varias luchas —indígenas, negras, sindicato de trabajadoras domésticas, contra la militarización.... Durante los años siguientes, parte de la autonomía se va a reorganizar en torno a la articulación sexo-clase- "raza" y a la crítica del neoliberalismo militarizado y del (neo) colonialismo— bajo el impulso de algunas autónomas implicadas en movimientos antiracistas.

En lo político, la corriente autónoma reaparece en torno de activistas lésbicas-feministas, primero abriendo debate en los Encuentros lésbicos, luego en los feministas. En el VI Encuentro lésbico continental (2004, México), las Lesbianas Feministas en Colectiva denunciaron el alto costo de la inscripción, la apertura del encuentro a los trans (H a M) sin consulta previa y la intromisión de la política partidaria en el encuentro (una diputada lesbiana trataba de tomar el control del encuentro para alimentar su propia carrera política). Hallamos allí importantes reivindicaciones autónomas: la independencia respecto de los partidos políticos, la voluntad de elegir los espacios donde unir -se o no a eventuales aliados de sexo masculino, y la crítica al dinero-rey que permite o prohíbe la participación política.

Durante el encuentro, tres «Non gratas»14 realizan intervenciones artísticas y políticas, al tiempo que organizan un taller permanente de debate, que llega a reunir más de la mitad de las participantes del encuentro. El siguiente encuentro lésbico feminista continental (Chile, 2007) es organizado por varios grupos lésbicos autónomos chilenos bajo el tema: "Pensar las autonomías desde una rebelión cómplice". Comenzando con un homenaje a las víctimas de la tortura pinoche-tista, este encuentro concluyó con una manifestación que afirmaba posiciones lesbianas-feministas contra el racismo y el capitalismo, así resumidas por Ochy Curiel15 (2007, p. 3):

[...] un NO de fuego a la heterosexualidad obligatoria, un NO a la guerra, un NO a las multinacionales, un NO a los feminicidios y a toda expresión de cualquier sistema de opresión que afecte a las mujeres y a la humanidad.

Agrega que el feminismo lésbico no debe quedarse "en una política de la sexualidad pura y simple" (Curiel, 2007, p. 2).

La autonomía hoy en día. Los encuentros feministas continentales y la renovación

Después del poco resultado del encuentro feminista autónomo continental de Uruguay en 2001, los dos encuentros feministas "generales" (2002, Costa Rica, titulado "Resistencia activa frente a la globalización neoliberal", y 2005, Brasil, "La radicalización de la democracia y la radicalización del feminismo") parecen retomar algunos discursos de las autónomas. En realidad, solo retoman su vocabulario. Las autónomas participaron, pero sin lograr reabrir verdaderamente los debates.

Así, en Costa Rica, algunas analizan en los pasillos cómo el dinero de la cooperación aparentemente dirigido a las mujeres del continente alimenta en realidad la industria occidental del turismo: decenas de miles de dólares fueron abonados a la cadena hotelera española que albergó el evento. Notan que este dinero hubiera podido permitir por ejemplo, comprar un terreno donde acampar y organizarse a gusto, sin movilizar mano de obra servil (camareras, meseros, jardineros, etc.) ni de estar rodeadas de hombres occidentales atraídos por el turismo sexual, como en los hoteles del encuentro feminista de República Dominicana en 1999.

El XI Encuentro Feminista "general" (2009, México) marca el regreso de una fuerte crítica autónoma. En este entonces, el feminismo mexicano se ha institucionalizado considerablemente por efecto de varias políticas públicas "de género" (México DF, la capital, pasó "a la izquierda" en 2000). El presupuesto del encuentro, realizado en un antiguo y prestigioso convento del centro de la capital, alcanza centenas de miles de dólares —en un país sumergido en una crisis económica sin precedentes donde la violencia hace estragos y se multiplican los feminicidios. Las organizadoras han decidido abrir el encuentro a los trans (H a M), aunque el debate había quedado sin resolver en los encuentros precedentes. A pesar del deslinde de Bedregal, Pisano y otras antiguas Cómplices para quienes esta autonomía dejó de ser radical (Bedregal s. f.; Pisano et al. 2009, Pisano y Franulic, 2009), un pequeño grupo de autónomas propone entonces in extremis organizar un encuentro alternativo justo antes del evento.

Finalmente, con apenas 5000 dólares, de los cuales solo gastaron 2000, obtenidos no de la cooperación internacional sino de fondos de mujeres, doscientas feministas de todo el continente se juntan en un local sindical que ellas mismas limpian e instalan. Algunas deciden al final, participar en el encuentro «oficial», pero efectuando una acción político-artística colectiva16. Aparecieron desnudas, los cuerpos pintados con letras que formaban la palabra «autonomía», declarando recoger en su genealogía:

[...] todas las formas de resistencia activa de nuestras ances-tras indígenas y afrodecendientes; el legado del feminismo radical de los años setenta; las experiencias tempranas de los grupos de auto-conciencia; las prácticas del affidamento y de concesión de autoría creativa entre mujeres de las feministas italianas de la diferencia; el feminismo situado, descentrado y antirracista del movimiento de mujeres latinas, chicanas y de color en los EEUU que ha tenido su continuidad en Latinoamérica y el Caribe; los aportes de las lesbianas feministas en lucha contra el régimen de la heterosexualidad obligatoria opresivo para todas las mujeres; el reconocimiento de las mujeres como categoría política y no natural tal cual nos lo enseñaron las feministas materialistas; y, mucho más cercanas, nos sentimos herederas de esa parte de la generación de feministas de los setenta que a finales de los ochenta no estuvo dispuesta a abandonar sus aspiraciones de transformación radical de la realidad y anunció los peligros del nuevo pacto entre una parte importante del feminismo con la cooperación internacional, el sistema de Naciones Unidas, el Estado y sus instituciones. (Declaración de las autónomas 2009, p. 1)

Una crítica a la economía neoliberal

La autonomía también se reorganiza en torno a la crítica de la verdadera recolonización del continente provocada por la economía neoliberal —en consonancia con numerosos movimientos sociales, desde el movimiento zapatista de México hasta los foros sociales mundiales. Las autónomas convergen en este terreno con numerosas mujeres y feministas de organizaciones de izquierda y de los sectores populares, y a veces incluso con ONGs de las más institucionalizadas. En El Salvador por ejemplo, una amplia coalición de ONGs feministas, la Concertación Feminista Prudencia Ayala, que entre 2001 a 2010 participó en ocho foros mesoamericanos contra el avance neoliberal, se opone a los tratados de libre-comercio:

Los países imperialistas y las empresas transnacionales ejercen su dominio a través de los tratados de libre comercio y han impuesto sus megaproyectos de inversiones por medio de la extorsión de nuestros territorios, por la fuerza, la manipulación de los medios de comunicación, la criminalización de la protesta social y la militarización como mecanismos de dominación, hasta llegar a la ocupación militar puesta en marcha a través del Plan Colombia, la Iniciativa de Mérida y los planes de instalación de bases militares en Costa Rica y Panamá. (Concertación Feminista Prudencia Ayala, s.f.)

La línea de crítica de las autónomas es sin embargo diferente: siguen insistiendo en la responsabilidad de las ONG y de la cooperación internacional. Así, en el primer número de Mujer Pública, la revista internacional del nuevo grupo Mujeres Creando17, se lee:

[En el momento de la crisis del otoño de 2008], todos hemos visto al «rey mercado» desnudo, con sus vergüenzas al aire, vulnerable, desautorizado por la evidencia, sin embargo, apenas se ha escuchado a las ONG ni al mundo de la cooperación denunciando esta locura [...] Ni siquiera han osado pedir que el 0,7% de estas montañas de dinero entregadas a los bancos se dedicase al desarrollo de los países empobrecidos. (Sor Iracunda, 2009, pp. 129-130)

Sor Iracunda introduce luego una importante distinción entre cooperación y desarrollo:

Las ONG [...] han abandonado el debate sobre el Desarrollo y se han limitado al debate sobre la Cooperación para el desarrollo, que es un debate menor, de detalle, instrumental. Enfocan el desarrollo como un problema técnico, con la consiguiente despolitización de los conflictos subyacentes y de la vida social. Así los gobiernos y los responsables de la economía han diluido y desviado el debate de fondo sobre el modelo económico y social. La Cooperación, al renunciar como sector a la denuncia y a la acción política como pilar de su actuación, se ha convertido en un eficiente distractor sobre las causas de la pobreza y el subdesarrollo. (Sor Iracunda, 2009, p. 130)

Luego agrega:

Las ONG solo manejan una pequeña parte de la Ayuda para el Desarrollo, pero proporcionan algo fundamental: legitiman socialmente el modelo, son cómplices [se encargan de captar y de domesticar] la capacidad de movilización social de los sectores progresistas, tanto de los países del Norte como del Sur. Esto incluye desde izquierdistas reciclados hasta líderes comunitarios de base, y desde personas de a pie a profesionales. (2009, p. 131)

Además, Sor Iracunda afirma que:

La elevada dependencia financiera de las ONG respecto de los gobiernos y, crecientemente, de las empresas donantes, [...] no casa bien con su proclamada independencia. [Contribuyen] a la privatización de facto de los servicios públicos que corresponden a los gobiernos del Sur (educación, salud, agua,...) a través de programas de cooperación ejecutados por ONG pero cuyos objetivos y lineamientos ha marcado previamente generalmente el Banco mundial. Esto tiene que ver con los Objetivos del Milenio, la Declaración de París sobre la Eficacia de la Ayuda al Desarrollo e instrumentos similares promovidos por el Banco mundial. (2009, p. 132)

Finalmente, subraya la desconexión de las ONGs de las realidades de los países donde trabajan (2009, p. 132):

El tipo de presencia y la actuación de las ONG -cuya «unidad de medida» es el «proyecto»- no es adecuado para conseguir cambios que no solo se dan en el medio o largo plazo. Y menos cuando su presencia no suela articularse con los procesos de cambio estructural, de fondo, de normativas, legislación, presupuestos, [...] que existen en el país.

Por un feminismo descolonizador y antihegemónico

Mientras que las Cómplices manifiestan una fuerte proximidad con el feminismo de la diferencia italiana y que Mujeres Creando tiene raíces anarquistas, uno de los grupos autónomos más reciente de carácter transnacional, empieza a perfilar explícitamente un pensamiento descolonial que se apoya sin exclusiva alguna, pero determinadamente, en la producción teórica propiamente latinoamericana y caribeña. El Grupo Latinoamericano de Estudios, Formación y Acción Feminista (GLEFAS) es un "espacio colectivo regional" creado en 2008 por "activistas y pensadoras feministas críticas18", particularmente dos lesbianas feministas dominicanas19 muy comprometidas con la autonomía, pero también con el antirracismo. El tríptico de presentación de GLE-FAS de 2008 explica:

Estamos preocupadas por los efectos de la globalización, de la crisis del capital, así como por la revitalización del patriarcado, de los regímenes de la heterosexualidad y del racismo. Nuestro proyecto retoma la necesidad de visiblizar y fortalecer nuevas propuestas de transformación y transgresión puestas en marcha en el continente. (GLEFAS, 2008)

El GLEFAS trabaja la formación como instrumento político:

Nuestra estrategia de fortalecimiento de los activismos del subcontinente es a través de una oferta formativa permanente. Creemos en la democratización del conocimiento y la generación y habilitación de espacios de análisis y retroalimentación. (GLEFAS, 2008)

Así, además de sus numerosas formaciones en línea o presenciales, el GLEFAS organizó en 2009 un primer coloquio internacional en Buenos Aires, que reunió a universitarias y activistas para:

[...] pensar la praxis y la teoría feminista latinoamericana desde voces no hegemónicas y minoritarias del feminismo [...] [y] producir una mirada crítica sobre el feminismo, sobre sus proyectos, estrategias y categorías de análisis, con el fin de insertarlas en el proceso necesario de revitalización y potenciación de una proposición feminista propia. (Espinosa Miñoso, 2010, pp. 6-7)

El GLEFAS es hoy uno de los principales promotores de las perspectivas teóricas descoloniales, tan en boga en las universidades del Norte. Sin embargo, Curiel subraya:

Las primeras experiencias descolonizadoras en el feminismo las encontramos precisamente en feministas racializadas, en las lesbianas, en las mujeres del "Tercer Mundo" [...]. Y esto no es casual. (Curiel, 2010, p. 70)

Agrega:

[...] las afrolatinas caribeñas, las mujeres populares, y muchas lesbianas latinoamericanas cuestionaron el sujeto del feminismo en las décadas de los setenta y ochenta, visto como "la Mujer" de clase media, mestiza, heterosexual, aún sus análisis eran limitados al basar sus teorías y sus prácticas políticas en "la diferencia" y la identidad como fundamento de sus reivindicaciones y sus acciones. Momento que fue necesario, pero no suficiente para el feminismo que hoy se necesita. (2010, p. 72)

Volviendo sobre la historia de la autonomía, Curiel recuerda:

Experiencias como las de las Cómplices, las Próximas, las Chin-chetas, Mujeres Creando, Mujeres rebeldes, Lesbianas feministas en Colectiva, el Movimiento de mujeres del afuera con sus obvias diferencias, desde República Dominicana hasta Argentina, han propuesto un feminismo excéntrico, del afuera, desde la frontera, comunitario, desde los márgenes como espacios posibles de construcción política desde la acción colectiva autogestionada y autónoma, que produce teoría propia y un pensamiento descolonizador frente al eurocentrismo y a la teoría y perspectiva de género más conservadora, y que cuestionan de fondo la relación saber-poder y la dependencia a las instituciones." (2010, p. 73)

El GLEFAS, que afirma en su folleto aparecido en 2008 "una mirada que pretende ser descolonizadora y promotora de articulación entre el feminismo y otras propuestas emancipadoras", aparece hoy como un importante fermento de pensamiento alternativo y el eje posible de nuevas alianzas en el seno del movimiento feminista como también con otros movimientos sociales. Desea contribuir a la articulación de un "feminismo antihegemónico" continental, tema que ha sido objeto de su segundo coloquio internacional, realizado en marzo de 2011 en Colombia con más de doscientas participantes.

La crítica autónoma del género

Junto con la crítica del nuevo orden mundial neoliberal y neocolonial y de su democracia "participativa" que consideran como un reciclaje y recuperación de los movimientos sociales, la crítica del género como herramienta de despolitización del feminismo constituye probablemente, uno de los elementos más interesantes del análisis autónomo.

Se articula en dos tiempos: establecer una relación entre el concepto de género y las políticas neoliberales; criticar al género como concepto reductor que conduce a descuidar las otras relaciones sociales de poder.

El género neoliberal

En un primer momento, el género fue adoptado con entusiasmo en el continente como una herramienta «revolucionaria» que permitía escapar del naturalismo. Solo al tiempo, apareció como un factor de despolitización. Empleado para evitar el término «feminista», que tiene la reputación de espantar, o como sinónimo de moda de la palabra "mujer", para atraer los financiamientos, generalmente ha sido criticado por su carácter impreciso. Sin embargo, algunos análisis van más lejos. Así, la lesbiana feminista indígena Julieta Paredes, del grupo boliviano Comunidad Mujeres Creando, afirma:

El género al ser una categoría relacional siempre está develando la posición de inferioridad asignada por el patriarcado a las mujeres [...] Este instrumento tan valioso [...] fue despojado de su posibilidad revolucionaria, al punto que le sirvió a las mujeres de clase media latinoamericana para imponer las políticas públicas neoliberales.

En Bolivia, el feminismo occidental llegó de la mano del neoli-beralismo. Al principio, estas noveles feministas bolivianas tenían una confusión y usaron la llamada perspectiva de género y enfoque de género [...] Pero precisamente es en estos primeros años donde la clase y el origen étnico pesa más en estas feministas blancas de clase media y alta y comienzan a quitarle fuerza política al concepto de género, convirtiéndolo en equidad de género, un concepto posmoderno, superficial y descriptivo de roles. (Paredes, 2010a, pp. 19-20)

Paredes agrega:

Esto de la equidad de género, fue el viraje neoliberal que hicieron las ONG de mujeres y se convirtieron en tecnócratas de género confundiendo la denuncia del género con la equidad de género, como parte de una estrategia de vaciamiento de contenido de los conceptos. Manejaron estrategias privadas y de "comportamiento decente" bien lejanas de las movilizaciones de mujeres en la calle, la presión al Estado y a los gobiernos neoliberales. Se trasladaron las negociaciones a los llamados lobbys, que son las salas de espera o antesalas de los lugares de reuniones y convenciones de políticos y gobernantes. Entre café y café echaron la suerte de nuestras luchas revolucionarias de tantos años de resistencia antidictatorial. (2010a, p. 21)

Su análisis parece clásico: el género, concepto subversivo en sus comienzos, fue confundido y transformado en "equidad de género" por mujeres que recién llegaron al feminismo durante el período de "ONG-nización" del movimiento, que corresponde al período neoliberal y a la influencia neocolonial "occidental" de las instituciones internacionales y de las agencias financieras. Sin embargo, Paredes introduce otra dimensión: las posiciones y los intereses de clase y de «raza» de las mujeres que manejan estos proyectos. Estas mujeres orientan el movimiento hacia objetivos que según Paredes, no solo son "inofensivos" para el sistema, sino además claramente absurdos, como la "equidad de género" (Paredes, 2010a, pp. 20-21):

El género tiene como valor político lo mismo que la clase: nunca va a haber equidad (igualdad) de clase, porque las clases sociales se fundan, se originan en la injusticia de la explotación de una clase sobre la otra: los burgueses son burgueses porque explotan a los proletarios. [...] Lo mismo sucede con el género, nunca va a haber equidad de género entendida como igualdad, porque el género masculino se construye a costa del género femenino, por lo que la lucha consiste en la superación del género como injusta realidad histórica.

En suma, según Paredes estas "tecnócratas de género", mujeres blancas o mestizas y de clase social relativamente privilegiada, hacen descarriar al movimiento. Falta saber si es por error o porque ellas no tienen una urgencia real de cambiar la sociedad, o quizás porque en el fondo, tienen más bien interés en mantener un cierto statu quo.

La imbricación de las relaciones sociales y de las alianzas

No son nuevas las denuncias del carácter "burgués" y del racismo adentro del movimiento feminista. Aquello que aportan hoy algunas autónomas en cambio, es una reflexión sobre los efectos teóricos y or -ganizacionales concretos de la imbricación, en el movimiento y fuera de él, de las tres grandes relaciones sociales de poder estructurales: de sexo, de clase y de "raza". Evidencian que según el standpoint de cada quien, influenciado por el sexo, pero también por la raza y clase entre otros factores, existen perspectivas diferentes sobre el feminismo.

Precisamente, algunas autónomas reivindican bases comunitarias para el feminismo. Así, Paredes define el «feminismo comunitario» de Comunidad Mujeres Creando:

En Occidente, el Feminismo les significó a las mujeres posicio-narse como individuas ante los hombres [...] pero esto no se puede entender dentro de nuestras formas de vida aquí en Bolivia con fuertes concepciones comunitarias, por eso nos hemos planteado como feministas bolivianas hacer nuestro propio feminismo [...] No queremos pensarnos frente a los hombres, sino pensarnos mujeres y hombres en relación a la comunidad20. (2010a, p. 28)

Sin embargo, no se trata de comunidades «tradicionales» y menos aún «tradicionalistas» —Paredes no idealiza las comunidades indígenas sino que habla más bien de:

[...] todas las comunidades de nuestra sociedad, comunidades urbanas, comunidades rurales, comunidades religiosas, comunidades deportivas, comunidades culturales, comunidades políticas, comunidades de lucha, comunidades territoriales, comunidades educativas, comunidades de tiempo libre, comunidades de amistad, comunidades barriales, comunidades generacionales, comunidades sexuales, comunidades agrícolas, comunidades de afecto, comunidades universitarias, etc., etc. Es comprender que de todo grupo humano podemos hacer y construir comunidades. Es una propuesta alternativa a la sociedad individualista. (Paredes, 2010a, p. 31)

Finalmente, la "comunidad" no debe en absoluto ocultar los antagonismos, especialmente entre mujeres:

[...] se reduce el patriarcado sólo a la opresión de los hombres a las mujeres. Parten de la idea de que todos los hombres son lo mismo y todas las mujeres son lo mismo, encubren las relaciones de clase

entre mujeres, las relaciones racistas entre mujeres, las relaciones lesbofóbicas entre mujeres, las relaciones coloniales entre mujeres, las relaciones imperialistas entre mujeres. (Paredes, 2010b, p. 118)

El "feminismo comunitario" posee una triple especificidad teórico-política. Primero, contrariamente a las teóricas «clásicas» de la imbricación, Paredes sostiene que el concepto de patriarcado sintetiza también los análisis del racismo, del capitalismo y de la heterosexualidad:

El patriarcado es un sistema de opresiones. Como concepto explica desde las mujeres todas las opresiones que sufre la humanidad. Difiere de otras explicaciones causales de la opresión porque atribuye a la dominación de las mujeres la causa de la construcción de un sistema de muerte como es el patriarcado. (Paredes, 2010b, p. 120)

Insiste:

Nuestro feminismo es despatriarcalizador. Por lo tanto, es descolonizador, desheterosexualizador, antimachista, anticlasista y an-tirracista. (Paredes, 2010b, p. 120)

Seguidamente, y en consecuencia, Paredes propone al feminismo (comunitario) como una solución global para el conjunto de la humanidad, lo que coloca el tema de las alianzas de manera bien diferente:

[...] nuestro feminismo quiere comprender desde nuestros cuerpos a nuestros pueblos, buscar con los hombres de nuestros pueblos y comunidades el vivir bien en comunidades con la humanidad y con la naturaleza. Al partir de nuestros cuerpos es una mirada diferente a las que hasta ahora se han presentado desde los hombres que quieren también mejorar las condiciones de la vida. Pero al ser una propuesta para toda la comunidad y para todo nuestro pueblo, muestra también el camino de las alianzas con otras mujeres no feministas y con los hombres que desean también estas revoluciones. (Paredes, 2010b, p. 120)

Por último, este proyecto global que parte de las mujeres pero que va más allá, persigue mucho más que simples reformas:

En las propuestas concretas en nuestra sociedad no nos resultan suficientes las reformas sociales, queremos acabar con el Estado por considerarlos como resabio de la burguesía republicana. Queremos acabar con el Estado y construir la Comunidad de Comunidades como otra forma de buscar la organización y el buen vivir de la humanidad entera. (Paredes, 2010 b, p. 120)

*

Así, desde hace unos veinte años y a partir de su propia realidad, las feministas autónomas latinoamericanas y del Caribe han desarrollado análisis pioneros y particularmente importantes para elaborar un pensamiento y una acción alternativa, no solamente a partir de las mujeres y en su continente, sino de mucho más amplio alcance. Si bien repudian el neoliberalismo occidental (neo)colonial y particular -mente, la globalización vehiculada por las instituciones internacionales y sus políticas de "género", no rechazan en bloque el "mundo occidental", las "mujeres del Norte" o las ONGs. En su mayoría, sí critican el Estado y las lógicas patriarcales, racistas y capitalistas de sus países y del continente. Algunas reivindican, pero no idealizan, las culturas "tradicionales" indígenas o afros.

En suma, varias apuestan cada vez más a perspectivas descoloniales. Abren la posibilidad de una crítica radical tanto del género, como del desarrollo y de la mundialización neoliberal, que propongo sintetizar de la siguiente manera: 1) porque se refiere a una mujer abstracta, geográfica e históricamente descontextualizada. El género se ha convertido en un instrumento extremadamente eficaz para la estandarización y la masificación de las políticas de "género y desarrollo"; 2) jalado hacia la psicología, lo individual y una visión "micro", el concepto de género borra muchas veces la cuestión de las relaciones sociales de poder estructurales; 3) al ser unidimensional, no permite analizar la imbricación de las relaciones sociales de poder estructurales, en el mejor de los casos induce a pensar en la superposición de identidades; 4) conduce por tanto a estrategias erradas: por una parte, orienta a formar alianzas en la perspectiva del cuestionamiento de las normas de género, sin plantear el tema de las relaciones estructurales de poder del sexo; por otra parte, aleja de las alianzas con otros grupos que comparten luchas antirracistas y/o de clase. Es por ello que se trata de un concepto reductor y despolitizante que conviene perfectamente al modelo neoliberal.

Las autónomas, bastante diversas y a veces opuestas, han conocido altos y bajos y han atravesado numerosos conflictos. Solo representan una fracción del movimiento feminista, más bien pequeña y relativamente poco visible, aún a pesar de las nuevas posibilidades abiertas entre otras, por el internet. Sin embargo, sus análisis poseen un fuerte impacto, hasta entre las «feministas institucionales» y con mayor razón, entre otras feministas y mujeres que participan en diversas luchas populares del continente. Su llamado al debate real dentro del movimiento y su capacidad para provocar la reflexión y construir otras maneras de hacer feminismo constituyen probablemente uno de sus grandes aportes.

La fuerza y la originalidad de sus análisis tienen que ver entre otras cosas, con sus posiciones sociológicas y políticas. La combinación entre su posición personal y profesional (a veces marcada por precariedad, racismo, migración y transnacionalismo y que se vincula con posición de sexo, clase, "raza", nacionalidad y sexualidad), su voluntad colectiva de enraizarse en una larga historia de resistencias indígenas, negras, populares, feministas, de mujeres y en otros movimientos sociales, produce la conciencia particular de parte de las autónomas. Esa conciencia explica al mismo tiempo cierta «radicalidad» en el análisis y en la acción. Alimenta una profunda reflexión sobre las alianzas dentro de la clase de las mujeres y fuera de ella, y sobre todo la voluntad de imaginar otro mundo, más allá del modelo neoliberal duro, pero también de las políticas públicas "de género" de una social-democracia cada vez más neoliberal.


Pie de página

4El uso de comillas a "raza" es para afirmar una posición anti-naturalista: las supuestas "razas" no tienen nada de natural sino que son creadas socialmente, en el marco de las relaciones sociales de "raza".
5La concentración de recursos en grupos institucionales contribuye a explicar esta diferencia cuantitativa en publicaciones entre las autónomas y la vertiente más institucionalizada. Las diversas autónomas han producido textos principalmente desde 1993 hasta el segundo encuentro autónomo continental de Uruguay en el 2001. Otro pico de producción de documentos se da a raíz del doble encuentro feminista continental de 2008 en México (ver abajo). Hoy día existe una mayor visibilidad de esta corriente a través de los medios electrónicos principalmente -para quienes pueden y saben buscar en la red.
6Las relaciones sociales de sexage son relaciones de poder antagónicas, basadas en la apropiación individual y colectiva de las personas de un grupo, por las personas del otro. Para diferenciar estas personas, se usa un sistema de marcas, tomando y exacerbando para tales fines, en este caso, los órganos genitales. Estas relaciones sociales crean dos clases de sexo, llamadas mujeres y hombres.
7Escribieron Ximena Bedregal, Amalia Fischer, Edda Gabiola, Francesca Gargallo y Margarita Pisano. Ilustración de la complejidad de las nacionalidades y de las movilidades intracontinentales. Las Cómplices reúnen a dos chilenas -una de las cuales vive hoy en Guatemala- y tres mujeres que en esa época vivían en México, una boliviano-chilena (actualmente vive en Bolivia), la otra ítalo-mexicana y la tercera, mexicano-nicaragüense (actualmente vive en Brasil).
8Periodista y grafista, refugiada desde hace años en México, la boliviano-chilena Ximena Bedregal ha sido pivote del grupo feminista Centro de Investigación y Capacitación de la Mujer (CICAM) en México y de la revista Correa Feminista, que jugará un papel fundamental en la difusión de las ideas "autónomas".
9Escritora, filósofa y profesora en la Universidad de la Ciudad de México, activista feminista de la primera hora, Francesca Gargallo es italo-mexicana. Su antología, Ideas Feministas Latinoamericanas, ha tenido una difusión considerable. Primera edición de UACM, México, 2004. Segunda edición aumentada de la Editorial Nuestra América de Caracas, 2006.
10Arquitecta chilena, fundadora de la Casa de la Mujer La Morada, de Radio Tierra y del Movimiento Feminista Autónomo. Margarita Pisano es una de las diez autoras del famoso texto de 1986, Del amor a la necesidad, que constituye un verdadero aggiornamiento de una parte del movimiento.
11Barrio popular indígena de La Paz.
12M. Muhammad Yunus, fundador del Grameen Bank e inspirador del microcrédito para las mujeres, obtiene el premio Nobel de la paz en 2006.
13Hago aquí la hipótesis que al criticar por «fragmentaristas» a quienes se reivindican Negras, Indígenas o Lesbianas, estas Cómplices no se dan cuenta que mucho más allá de la «identidad», Curiel o Paredes por ejemplo buscan evidenciar y combatir concretamente el racismo y la heterosexualidad como sistema. Como se verá más abajo, así lo demuestran sus textos y prácticas de alianzas (no son separatistas).
14Una mexicana, una hondureña y una dominicana, las tres residían en México. Se llamaron "Non Gratas" a partir de la posición que algunas de la Comisión Organizadora del Encuentro adoptaron frente a ellas.
15Autora-compositora y antropóloga, Ochy Curiel es una feminista lesbiana afrodominicana, fundadora de las Chinchetas, coorganizadora del VIII Encuentro feminista en República Dominicana, miembra de las Próximas, de Lesbianas feministas en colectivo (México) y del Grupo latinoamericano de estudio, formación y acción feminista (GLEFAS).
16Esta acción fue documentada por la asociación de videastas Telemanitas, que cubrió oficialmente el conjunto de encuentros precedentes: [En línea],[Véase www.vimeo.com/20347255.
17Este grupo se formó en torno a María Galindo después de la separación en 2002 de la pareja fundadora del primer grupo. Julieta Paredes, por su parte, creó después Comunidad Mujeres Creando.
18Está compuesto por una dominicana que vive en Argentina, una brasileña, una dominicana que vive en Colombia, una colombiana, una española que vive en Guatemala y una hondureña que comparte su tiempo entre Honduras y los Estados Unidos.
19Ochy Curiel, que actualmente reside en Colombia y Yuderkys Espinosa Miñoso, que vive en Argentina.
20A pesar de sostener una posición bastante cercana a las de Patricia Hill Collins (2004) por ejemplo, que subraya el arraigo comunitario de las mujeres y feministas negras, Paredes no se apoya en las "clásicas" estadounidenses que han analizado la imbricación de las relaciones sociales de poder de clase, "raza" y sexo. Muchas latinas y caribeñas no hablan inglés, por falta de oportunidades de aprenderlo o por elección política deliberada.


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