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Universitas Humanística

Print version ISSN 0120-4807

univ.humanist.  no.82 Bogotá Jul./Dec. 2016

https://doi.org/10.11144/Javeriana.uh82.mmgc 

El multiculturalismo como modelo de gobernanza en Chile: Estado, academia y brokers1

Multiculturalism as a Governance Model in Chile: State, Academy, and Brokers

O multiculturalismo como um modelo de governança no Chile: Estado, academia e corretores

Sabina García Peter2
Freie Universität Berlin, Berlín, Alemania3
sabinag@zedat.fu-berlin.de

1El artículo toma como base mi investigación de Doctorado, centrada en estudiar el papel de los actores académicos en la circulación de un debate global sobre multiculturalismo hacia/dentro/ desde el campo académico de las ciencias sociales y humanas en Chile. El trabajo se desarrolla dentro del programa de Doctorado de Sociología del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Freie Universität Berlin y es financiado por Becas Chile.
2Socióloga de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Máster Interdisciplinario en Estudios Latinoamericanos de la Freie Universität Berlin
3Candidata del Doctorado en Sociología en el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Freie Universität Berlin (2011-2015)

Recibido: 13 de julio de 2015 Aceptado: 19 de noviembre de 2015 Disponible en línea: 9 de mayo de 2016


Cómo citar este artículo

García, S. (2016). EL multiculturalismo como modelo de gobernanza en Chile: Estado, academia y brokers. Universitas Humanística, 82, 307-334. http://dx.doi.org/10.11144/Javeriana.uh82.mmgc


Resumen

El presente artículo de reflexión tiene por objetivo analizar la participación de los actores del campo académico-científico en Chile, en la implementación y desarrollo de un programa de administración de las poblaciones indígenas definido como un modelo de gobernanza caracterizado como 'multiculturalismo neoliberal'. Específicamente se presenta el programa Orígenes dirigido a las poblaciones indígenas en Chile y se analiza el caso del Instituto Isluga de la Universidad Arturo Prat para demostrar la existencia de un vínculo entre la producción y circulación de conocimientos académicos y el desarrollo de este modelo. Basado en el análisis de entrevistas a investigadores/as dentro del campo académico de las ciencias sociales y humanas en Chile, así como de hojas de vida y documentos institucionales, el artículo contribuye a reflexionar desde una perspectiva crítica sobre los procesos de interacción entre el campo académico y el Estado. Los casos presentados nos permiten concluir que los actores académicos pueden actuar como brokers, apoyando y difundiendo intelectualmente este modelo.

Palabras clave: multiculturalismo; neoliberalismo; Estado; brokers; actores académicos


Abstract

The purpose of this reflection article is to analyze the participation of the actors of the academic-scientific field in Chile in the implementation and development of an indigenous population management program, defined as a governance model characterized as 'neoliberal multiculturalism'. Specifically, we present the 'Orígenes' program, aimed at indigenous populations in Chile, and we analyze the case of the Isluga Institute of the Arturo Prat University to demonstrate the existence of a link between the production and circulation of academic knowledge and the development of this model. Based on the analysis of interviews to researchers in the academic field of social and human sciences in Chile, as well as the analysis of curricula vitae and institutional documents, this article contributes to reflect from a critical perspective on the interaction processes between the academic field and the State. The cases shown allow us to conclude that the academic actors may perform as brokers, intellectually supporting and disseminating this model.

Key words: multiculturalism; neoliberalism; State; brokers; academic actors


Resumo

O presente artigo de reflexão objetiva analisar a participação dos atores do campo académico-científico no Chile, na implementação e desenvolvimento de um programa de administração das populações indígenas definido como modelo de governança caracterizado como 'multiculturalismo neoliberal'. Especificamente apresenta-se o programa Origens dirigido às populações indígenas no Chile e analisa-se o caso do Instituto Isluga da Universidade Arturo Prat para demonstrar a existência de um vínculo entre a produção e circulação de conhecimento acadêmico e o desenvolvimento de esse modelo. Baseado na análise de entrevistas a pesquisadores/as dentro do campo académico das ciências sociais e humanas no Chile, mesmo como de currículos e documentos institucionais, o artigo contribui para refletir desde uma perspectiva crítica sobre os processos de interação entre campo académico e Estado. Os casos apresentados permitem-nos concluir que os atores académicos podem atuar como brokers, apojando e difundindo intelectualmente esse modelo.

Palavras chave: multiculturalismo; neoliberalismo; Estado; brokers; atores acadêmicos


El multiculturalismo es una de las respuestas teórico-políticas más influyentes relacionadas al fenómeno de la diversidad cultural4. En su dimensión política, este puede ser descrito como las políticas públicas encaminadas a dar reconocimiento a los distintos individuos y grupos dentro de la esfera pública, en términos de una ciudadanía compartida y una identidad nacional.

La importancia del multiculturalismo como modelo de gobernanza responde a un proceso global caracterizado por la interacción de diversos actores y organizaciones de carácter nacional e internacional pertenecientes a distintos campos sociales (Kymlicka, 2007; 2013). En este proceso el multiculturalismo se ha posicionado como la alternativa válida para enfrentar los dilemas de la diversidad cultural (Kymlicka, 2007), toda vez que es compatible con el proceso de acumulación y expansión del capital a escala planetaria (Zizek, 1997; Hale, 2002; Díaz-Polanco, 2006).

Precisamente en América Latina las transformaciones neoliberales5 han modificado las concepciones sobre ciudadanía y democracia, generando así profundas tensiones. Ante esto se han planteado distintas propuestas6,entre ellas el multiculturalismo, "cuya excesiva amplitud conceptual permite ubicarla como un discurso del Estado y los grupos de poder, como un tema académico, una forma de describir la realidad o una estrategia de organización de la sociedad" (Bello, 2009, p. 1). Es así como la mayoría de los Estados latinoamericanos han desarrollado un modelo multicultural (Van Cott, 2000). Al respecto, Hale (2005) ha popularizado el término multiculturalismo neoliberal para referirse a la relación integral que existe entre el creciente interés por los derechos culturales y las reformas político-económicas de carácter neoliberal acaecidas en el continente desde finales de la década de los ochenta hasta la actualidad.

Un acercamiento al funcionamiento del multiculturalismo en su dimensión política debe tomar en cuenta las racionalidades y tecnologías que se despliegan en los marcos de los Estados-nación para producir y administrar la diferencia etnizada (Bocarejo y Restrepo, 2011, p. 8). Como tal, no se deben considerar tan solo las diversas entidades estatales que, en sus distintos niveles, inciden políticamente en su promoción; sino que también los muchos otros actores e instituciones que de manera directa o indirecta definen y legitiman los marcos de su ejercicio y racionalidad. Las políticas del reconocimiento son así, "el producto de una interacción compleja entre el Estado y actores diversos" (Agudelo y Recondo, 2007, p. 2).

En este trabajo nos interesamos por el papel de los actores académicos que, desde distintos campos disciplinarios, contribuyen con sus teorías y estudios empíricos al desarrollo e implementación de este modelo de gobernanza7. Esto dado que,

[...] los discursos sobre el multiculturalismo han pasado a tener una gran relevancia en las distintas disciplinas de las ciencias sociales y porque estos discursos [...] han influenciado y siguen influenciando enormemente las distintas políticas públicas en distintos lugares [...]. (Martínez Arias, 2009, p. 189)

Se plantea así la existencia de una 'complicidad' entre los actores académicos -"ubicados en las maquiladoras intelectuales de la periferia" (Díaz-Polanco, 2006, p. 173) - y los Estados en la creación e implementación de una jerarquía cultural y racial basada en el reconocimiento de derechos culturales. De esta forma, el desarrollo de institutos y programas de investigación sobre la etnicidad o los derechos indígenas en el campo académico, responde a un llamado a apoyar, asesorar y beneficiar la puesta en marcha de políticas multiculturales por parte de los distintos gobiernos, servicios y organismos públicos.

Mi objetivo en este artículo es analizar el vínculo existente entre la producción y circulación de conocimientos académicos relativos a las poblaciones indígenas y la implementación y desarrollo de un modelo de gobernanza caracterizado como multiculturalismo neoliberal. Específicamente se analiza el papel de los académicos como brokers, es decir como intermediarios que apoyan, difunden y legitiman intelectualmente este modelo.

Para analizar este vínculo se presenta el caso del Instituto de Estudios Andinos Isluga (en adelante instituto o Isluga) como institución académica relevante que apoya el funcionamiento y desarrollo del programa Orígenes (2001-2010) en Chile. Este programa de etnodesarrollo neoindigenista, financiado a través de un convenio de préstamo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), fue clave dentro del proceso de redefinición de la relación entre el Estado y los pueblos originarios durante el nuevo periodo inaugurado en Chile una vez recuperada la democracia.

El presente artículo está expuesto de la siguiente manera: primero se describe el acercamiento teórico y metodológico en que se basa el artículo. Se plantea el uso del modelo de los campos de Bourdieu complementado con el concepto de broker para explicar el vínculo de los actores académicos al campo político-estatal desde la perspectiva de los capitales, así como la estrategia metodológica a través de la cual se recolectó el material que dio pie al análisis. En tercer lugar se describen los principales aspectos de la relación establecida entre el Estado chileno y los pueblos indígenas a partir de los años noventa, una vez recuperada la democracia y su relación con la apertura de espacios para los actores académicos dentro del campo político-estatal. Luego se presenta el programa Orígenes como proceso concreto dentro del desarrollo de un modelo de gobernanza caracterizado como multiculturalismo neoliberal y se vincula con el funcionamiento del instituto Isluga, institución académica que cumple un rol importante en el funcionamiento de dicho programa. Se finaliza con algunas conclusiones sobre las ventajas de analizar el vínculo entre el campo académico y el Estado desde la perspectiva de los brokers.

Acercamiento teórico y metodológico

Para analizar el vínculo entre los actores del campo académico y el desarrollo de un modelo de gobernanza basado en el multiculturalismo, he considerado por un lado, la teoría de los campos de Bourdieu (2000). Esta me permite analizar las luchas simbólicas que ocurren dentro del campo científico-académico por la obtención de distintos tipos de capitales que están en juego (científico-académico, económico, simbólico, principalmente), a la vez que explicar el interés de los actores académicos por posicionarse en el campo político-estatal.

Por otro lado, utilizo el concepto de broker8 (Dezalay y Garth, 2002) para referirme a aquellos actores que se posicionan simultáneamente en uno o más campos sociales, ya sea a nivel local o internacional. En este sentido, el papel del broker está definido por su capacidad de vincular campos y movilizar conocimientos gracias a su posicionamiento múltiple. El rol de un broker en el proceso de negociación es rentable en la medida que utilizan varias formas de capital acumulado a lo largo de sus trayectorias para crear su credibilidad (y poder). De esta forma existen grandes incentivos para formar parte en esta constante redefinición y expansión de nuevas fronteras, porque el broker toma ventaja de los constantes micro-cambios para valorizar su posición, agregar a su propio portafolio y subir en las jerarquías sociales y profesionales. En la medida que un broker posee un portafolio diversificado de capitales, estos pueden renegociar constantemente las fronteras cambiantes y porosas entre las relaciones sociales y la legitimación de un determinado conocimiento. Este constante reajuste es necesario para adaptar los debates a nuevos contextos políticos, sociales y económicos (Dezalay y Garth, 2011).

Los resultados empíricos expuestos en este artículo forman parte de una investigación más amplia que estudia el papel de los actores académicos en la producción y circulación de un debate sobre multiculturalismo en Chile. En esta se procedió metodológicamente en dos etapas. En primer lugar se identificó -a partir de entrevistas realizadas a actores académicos y revisión de documentos referidos a políticas públicas en materia indígena y literatura secundaria9- a aquellos actores académicos (institucionales e individuales) trabajando temáticas relacionadas a la diversidad cultural y el multiculturalismo y se determinó su posición dentro del campo académico-científico chileno a partir de su posesión de capitales de diversa naturaleza gracias al análisis de sus hojas de vida y producción científica. Un segundo paso consistió en dar cuenta de su posicionamiento en relación a otros campos, para ver si estos ocupa(ba)n o no posiciones múltiples, para lo cual también resultaron importantes las técnicas de recolección y análisis de datos antes mencionadas.

De esta forma el material empírico recolectado sirvió para identificar actores, analizar sus trayectorias dentro y fuera del campo académico y el uso que hacen de sus capitales como moneda de cambio en otros campos. Asimismo fue posible identificar discursos dentro del campo académico respecto a la existencia del vínculo que plantea este artículo. Como parte de este análisis surgió como relevante el caso del instituto Isluga, al permitir analizar el vínculo de los actores académicos con el campo político-estatal. De esta forma el artículo toma como material empírico el análisis de documentos referidos al funcionamiento de dicho Instituto y extractos de las entrevistas realizadas.

La relación entre el Estado y los pueblos indígenas en CMU: nuevos espacios de acción para los científicos sociales

Chile, al igual que otros países de América Latina, ha formado parte de esta "industria global creciente que promueve la importación y la exportación del 'Estado de derecho" (Dezalay y Garth, 2002, p. 25). Parte fundamental de este cometido han sido la luchas por el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas. Esto ha obligado al Estado a hacer frente a estas nuevas demandas sociales, planteándose crecientes desafíos en sus formas de articulación con dichos grupos. Como consecuencia de estos se ha dado paso a un neoindigenismo de Estado coherente con las políticas neoliberales y las presiones a las que se vio enfrentado.

Por un lado, una presión interna, con la aparición de nuevas exigencias presentadas, entre otros, por los pueblos indígenas. Por otro lado, una presión externa que se origina en diferentes foros e instituciones internacionales donde la cuestión indígena se encuentra hoy en día estrechamente articulada con otras temáticas fuertemente globalizadas como la defensa del medioambiente y de la biodiversidad, los derechos humanos, el género, entre otros. (Sartorello, 2009, p. 80)

Durante años los organismos internacionales han presionado al Estado chileno para que reconozca constitucionalmente su diversidad cultural, sin embargo hoy todavía no existe dicho reconocimiento. Aun así, a partir de comienzos del siglo XXI se constata una creciente tendencia por parte del Estado a la implementación de políticas multiculturales que reconocen algunos derechos indígenas y promueven la diversidad (Richards, 2013, p. 2).

Desde la constitución del Estado-nación chileno hasta la actualidad, es posible distinguir distintas etapas históricas en lo que refiere a las legislaciones indígenas adoptadas, el contexto socio-histórico, las demandas y estrategias de las organizaciones indígenas, las políticas públicas dirigidas a los pueblos indígenas, así como las ideologías predominantes (Ameghino, 2013). Sin embargo, para este trabajo cobra relevancia el periodo que se inaugura con el retorno de la democracia en Chile y la llegada de los gobiernos de la coalición de centro-izquierda, la concertación de partidos políticos por la democracia10 a comienzos de los años noventa, que es cuando el multiculturalismo, referido al reconocimiento de los pueblos originarios comienza a ser relevante en Chile.

En esos momentos se dio paso a una nueva relación entre el Estado y los pueblos indígenas que redefine la histórica relación asimilacionista, en el marco de un proceso de transición negociada a la democracia que incluye la aceptación y perpetuación del neoliberalismo como modelo económico y político (Saavedra, 2002, p. 112)11. La continuidad de este modelo -puesta en evidencia por diversos autores (Schild, 2000; Paley, 2001; Boccara y Bolados, 2008)- ha estado marcada por la emergencia de prácticas y discursos institucionales que buscan empoderar a los individuos para el mercado y hacerlos responsables de su condición de vulnerabilidad y necesidad, erigiendo así una nueva forma de gobierno que tiende a producir nuevos sujetos y necesidades (Schild, 2000, p. 277). A través de mecanismos de poder que operan bajo la idea de participación y construcción de la sociedad civil, la democracia vino a jugar el papel de un symbolic glue que permitió unir a la nación, pero manteniendo la predominancia del modelo neoliberal de libre mercado (Paley, 2001). En este contexto neoliberal no solo la idea de democracia ha sido usada por parte del Estado a favor de este modelo. Lo mismo ha ocurrido en relación a los términos asociados al multiculturalismo, como lo es el de interculturalidad12, los cuales han sido empleados para "legitimar y fortalecer el modelo económico neoliberal dominante a la vez que crear un sentido de unidad nacional en la diversidad" (Boccara y Bolados, 2008, p. 193).

La voluntad política en relación a la 'cuestión indígena' (Bengoa, 2007) durante los primeros años de la década de los noventa se tradujo en la existencia de una política formal de Estado, aunque enfocada hacia los indígenas no como sujetos de derecho, sino como un problema de pobreza. Con la llegada de la democracia se comenzó a llevar a cabo un conjunto de reformas con el objetivo de reparar el 'daño histórico' del que habían sido objeto estos grupos (Bolados y Boccara, 2008) . Las distintas acciones que fueron surgiendo tenían por objetivo principal atender el 'problema' indígena a través de políticas formales en el aparato del Estado.

Esto se tradujo, entre otras cosas, en la apertura de una multiplicidad de espacios para la participación indígena y en la implementación de propuestas de desarrollo con identidad e inclusión social en el marco del modelo neoliberal aún vigente (Bolados, s.f.). Estas permitieron reconocimientos legales e ideológicos, así como la institucionalización de formas complementarias y restringidas de participación política e incluso un apoyo gubernamental para ciertas 'prácticas culturales' que no afectaban el funcionamiento de la sociedad tal y como está establecida. Estas políticas han seguido y siguen llevando la lógica del neoindigenismo que privilegia la diversidad y la diferenciación cultural, al mismo tiempo que reducen la cuestión étnico-nacional a un asunto cultural, excluyendo así otros aspectos constitutivos de la diversidad (Saavedra, 2002, p. 150). Esta política de corte neoindigenista contempla, entre otros:

[...] fomentar la participación indígena, empoderar los pueblos indígenas, construir capacidades y "capital social" en las comunidades, responsabilizar a los indígenas y sus comunidades, redibujar los límites de las comunidades y de los territorios indígenas, capacitar a los indígenas, promover la reconciliación nacional, participar de la relectura y reescritura de la historia de las relaciones entre el Estado y los pueblos indígenas, patrimonializar los sitios sagrados indígenas, realizar estudios etnográficos sobre las realidades sociales indígenas, sensibilizar los funcionarios públicos a la diferencia cultural, reformar el Estado a través de la coordinación de las acciones de sus distintas agencias, mejorar la calidad de la atención en los servicios públicos (salud y educación), crear mallas curriculares culturalmente pertinentes, promover nuevos espacios de diálogo, mejorar los indicadores de salud de los grupos indígenas, fomentar la participación de los indígenas en las distintas agencias de Estado [...]. (Boccara y Bolados, 2010, p. 656)

Tres áreas son las que reflejan este nuevo interés por lo indígena: desarrollo de debates públicos con respecto a la deuda histórica de Chile para con 'sus etnias originarias'; promulgación de una nueva legislación que reconoce y promueve la diversidad cultural; creación de nuevas instancias de mediación entre el Estado y los pueblos indígenas. A través de estas, el Estado ha operado sobre estos segmentos de la sociedad para subjetivarlos a partir de sus especificidades culturales, estudiándolos y vigilándolos.

Este escenario sentó las bases para ampliar las posibilidades de acción de determinados actores académicos, configurando el espacio en relación al cual van tomando forma sus estrategias locales e internacionales en el marco de una lucha por capitales e influyendo sus trayectorias académicas en forma significativa.

Quiéranlo o no, los académicos intervienen y son interpelados políticamente. Más allá de las formas explícitas de activismo que pueden asumir o de los lugares en la tecnocracia estatal que les sean asignados, su particular contribución en la reproducción/confrontación de las filigranas del poder consiste en la constante disputa por definir los múltiples planos y encadenamientos de los 'imaginarios sociales', desde los cuales los seres humanos hacen sentido de su existencia y, por tanto, los perfila o no como agentes de las condiciones de la misma. (Restrepo, 2008, p. 46)

Estas áreas abrieron espacios para que distintos actores académicos en su posición de expertos se posicionaran como brokers, ya que los procesos de elaboración de debates, legislaciones e instancias de reconocimiento y promoción de la diversidad cultural requirieron la incorporación de académicos e intelectuales en su desarrollo y legitimación.

[...] debido al lugar central de los 'expertos' en la creciente gubernamentalización de la existencia, los discursos académicos constituyen uno de los ámbitos en los cuales se disputa no sólo [sic] el orden de lo pensable, sino también sus particularidades despliegues y anudamientos. (Restrepo, 2008, p. 46)

La implementación de este nuevo proyecto político-cultural es un proceso donde se van construyendo nuevas estructuras de poder, así como espacios políticos y sociales con que los que los actores académicos se vinculan. Dicho proceso se ve potenciado por la tendencia dirigida a abrir nuevos espacios dentro de las universidades chilenas -tradicionales, regionales y privadas-, para crear nuevas carreras y/o permitir la continuidad de ciertas investigaciones que se habían estado llevando a cabo durante el periodo de la dictadura. Este nuevo escenario permitió a un gran número de sociólogos y antropólogos principalmente, incorporarse a estos espacios, lo que les permitió dotar de un carácter más científico los trabajos que habían venido realizando hasta ese momento y darles mayor difusión dentro de la comunidad académica regional, nacional e internacional.

El programa Orígenes

Uno de los estandartes del discurso político multicultural en Chile lo constituyó el programa Orígenes instaurado en 2001 pues trajo consigo una nueva era del multiculturalismo (Bolados, s.f.). La implementación de este innovador y millonario programa de etnodesarrollo neoindigenista, financiado a través de un convenio de préstamo con el BID13, fue clave dentro del proceso de redefinición de la relación entre el Estado y los pueblos originarios, a la vez que permitió explicar las estrategias que utilizan los actores del campo académico para aumentar sus capitales y dar cuenta de cómo estos se hacen partícipes dentro de esta nueva forma de gobernanza.

La importancia de Orígenes debe verse dentro de un proceso más amplio que involucra a las agencias internacionales de financiamiento y sus esfuerzos por influir en los contextos locales. De ahí que Orígenes sea parte de una estrategia del BID por promover, financiar e implementar reformas institucionales con el fin de transformar los modelos de desarrollo de los Estados en el marco del neoliberalismo y multiculturalismo.

Orígenes surge en un momento candente en lo que refiere principalmente a la relación entre el pueblo mapuche y el Estado chileno, marcada por la ruptura del diálogo y la necesidad de establecer acuerdos políticos a partir de procesos de negociación. Esto explica que la génesis de Orígenes estuviera asociada a la preocupación por parte del Estado por contener determinados 'focos de conflicto indígena'14, así como hacer frente a la 'deuda histórica' todavía existente.

De esta forma el programa forma parte de una estrategia por parte del Estado para convertir las luchas por reconocimiento de estos pueblos en políticas públicas de 'focalización' hacia los sectores considerados como potenciales fuentes de conflicto, por su condición económica desfavorecida y debido a que en muchos casos, estos habitan territorios de interés económico transnacional (Boccara y Bolados, 2008).

La experiencia y los resultados de la primera fase del programa llevaron a un rediseño y reestructuración del mismo con miras a su segunda fase, que incluía la necesidad de incorporar profesionales -indígenas y no indígenas- dentro del mismo. Esto motivó a que académicos/as de las ciencias sociales en general y de la antropología en particular, vieran nuevas posibilidades de ampliar su campo de acción. Es en este contexto que aparece en el marco de Orígenes la figura del 'consultor externo' cuyo rol era el de "sistematizar y legitimar determinados ámbitos del saber indígena y de esta manera promover una nueva forma de autorización y experticia" (Bolados, 2009, p. 257).

El estado multicultural se instituyó de esta manera y por un acto creador casi mágico (Bourdieu 1997, p.114), en la entidad legítimamente autorizada para nombrar a nuestras disciplinas en los expertos del multiculturalismo, a quienes a su vez se les encomendó la misión (en el más religioso de los sentidos de la palabra) de "capacitar" y formar a la elite de representantes estatales -indígenas y no indígenas- encargados de dirigir e implementar estas políticas. (Bolados, 2010, p. 38-39)

En esta dirección, un componente importante introducido por Orígenes fueron las capacitaciones, las cuales -pensadas como instancias para generar procesos locales y vincular ejes como la investigación, el conocimiento comunitario y la docencia- tomaron un carácter masivo. Esto trae consigo asociado una producción científica sin precedentes.

Orígenes, que se implementó en el 2000, con el gobierno de Lagos, inicia una nueva etapa no sólo [sic] por la cantidad de recursos que inyecta en estas poblaciones indígenas, sino por la producción científica que vino anexada a ella y que también significó de alguna manera dos cosas: primero, un mercado nuevo para las ciencias sociales que hasta ahora había venido a menos con la dictadura y, por otro lado, significó también un condicionamiento a la autonomía del campo académico. Porque en el fondo la universidad y el campo académico empezó a trabajar para el Estado a través de estos proyectos. (Entrevista a académico/a de la ciencias sociales)

La apertura de este nuevo mercado académico por parte del Estado trajo consigo la primacía y legitimación del conocimiento producido dentro de las ciencias sociales por sobre otras formas de conocimiento.

Y se fueron imponiendo también formas del conocimiento. Algunos autores hablan de la profesionalización del conocimiento indígena y la creación de expertos. Y en esto los indígenas no eran los protagonistas, sino los cientistas sociales, los antropólogos, arqueólogos, sociólogos, todos los "-ólogos" y las poblaciones indígenas siempre subordinadas al campo de informantes claves. (Entrevista a investigador/a de las ciencias sociales)

La incorporación de antropólogos/as, junto a otros y otras profesionales de las ciencias sociales en las esferas de planificación, desarrollo y ejecución de programas como Orígenes, tuvo como objeto proveer de nuevas fuentes de documentación y justificación teórica. El énfasis estuvo en la generación de productos científicamente avalados. Gracias a esto fueron en gran medida las universidades y centros de investigación -producto de su experticia reconocida por los títulos e instituciones que aseguran y legitiman su status científico bajo la forma de capital científico y simbólico- los que pasaron a ser actores claves en la construcción sociocultural de los elementos considerados peculiares de cada grupo indígena nacional a través de un proceso de sistematización y profesionalización del conocimiento indígena (Bolados, 2010, p. 295).

Aparece así la figura del experto de la interculturalidad como nuevo tipo de autoridad y experticia que, desde una perspectiva esencialista de la cultura, fomenta la sistematización y profesionalización del conocimiento indígena incorporándose y consagrándose como "las nuevas criaturas del Estado multicultural" (Bolados, 2010, p. 294).

En este nuevo escenario universidades y centros de investigación pública y privada comenzaron a competir a través de la figura de la consultoría, la cual se erigió como una de las principales herramientas a través de las cuales operaron los procesos de privatización y tercerización de los servicios contratados por Orígenes (Bolados, 2010, p. 300). El grupo de académicos/as que se introduce en esta lógica pasa a formar parte de la llamada etnoburocracia, entendida como aquella elite de expertos/as encargados/as de administrar y regular las relaciones entre el Estado y pueblos indígenas, cumpliendo una función en la tarea por profesionalizar y sistematizar el conocimiento indígena (Bolados, 2010, p. 323).

El caso del instituto Isluga

La lógica impulsada por Orígenes puede caracterizarse a través de la experiencia del Instituto Isluga de la Universidad Arturo Prat en la región de Tarapacá en el norte de Chile. El Instituto fue creado en el año 1997 con el objetivo de responder a la creciente demanda por interculturalidad y multidisciplinareidad que el fenómeno de la diversidad cultural -como sustrato fundamental de toda sociedad- exigía ya desde hace algunos años. Si bien el Instituto materializó este objetivo en un primer momento a través del diseño e implementación de la carrera de Pedagogía Intercultural Bilingüe, rápidamente extendió su plataforma temática a la investigación, capacitación y difusión de temas vinculados al mundo indígena, estableciendo entre sus principales objetivos: (1) Manifestar un compromiso regional permanente en la difusión y valoración positiva de la identidad cultural de los pueblos originarios, con el fin de contribuir al reconocimiento del pluralismo cultural y al establecimiento de formas de relación más igualitarias con dichos pueblos; (2) Aspirar a contribuir a la difusión del paradigma multicultural y de la temática indígena dentro de la Universidad y en otras instancias sociales y organizacionales de la región y el país; (3) Demostrar un claro sentido social y cultural en sus acciones hacia la comunidad andina regional, respetando sus formas de organización y apoyando sus iniciativas locales y comunales.

En el artículo 9° de su Reglamento Interno, se establece que:

[...] el Instituto ISLUGA deberá realizar todas las acciones tendientes que permitan acceder a fondos de cooperación regionales, nacionales e internacionales para la ejecución de programas de acción sobre la realidad andina -indígena regional y/o nacional y para promover proyectos de investigación académica. (Instituto de Estudios Andinos Isluga, 1997)

Es así como desde su fundación, gran parte del quehacer del instituto funcionó gracias al financiamiento de agencias como Conadi y el programa Orígenes, concentrándose la adjudicación de licitaciones públicas principalmente en el periodo en que comienza la segunda fase del programa.

Un ejemplo es la participación de Isluga en el diseño e implementación de dos diplomados en interculturalidad en el norte de Chile: el Diplomado de Pueblos Indígenas y Gestión Intercultural, dirigido a profesionales del sector público, y el Diplomado en Planificación y Gestión para el Desarrollo Indígena, dirigido a dirigentes indígenas.

Las bases de licitación que le antecedieron establecían en rasgos generales, los requerimientos que definían los contenidos de los diplomados. Esto permitió al equipo del instituto incorporar muchas propuestas propias, aprovechando su experiencia de investigación, capacitación y extensión, además de sus relativamente estrechas relaciones con las organizaciones y comunidades indígenas de la zona andina, especialmente en la provincia de Iquique (Vergara y Godoy, 2008, p. 203). De esta forma su actuar estaba legitimado gracias a su expertise en el campo de los estudios sobre indígenas.

Ambos diplomados contaron con plantas docentes integradas por académicos de distintas disciplinas de las ciencias sociales: antropología, sociología, derecho e historia para el primer caso, y sociología, trabajo social e ingeniería comercial para el segundo; ninguno de los dos casos incluye académicos de origen indígena, lo que refleja nuevamente las asimetrías del proceso de producción y circulación de conocimiento. Asimismo, como se deja ver en el discurso de uno/a de los entrevistados/as,

El tema es que el tipo de relaciones que se fue dando, mediado por los recursos económicos que estaban involucrados, fueron generando competencia entre las instituciones, más énfasis en ganarse los proyectos que en su impacto. En donde no se consideraba de manera seria la participación de los indígenas en ellos. Por lo tanto se convirtieron nuevamente en cuestiones neoindigenistas. Siempre pensando el tema indígena sin los indígenas. (Entrevista a investigador/a del área de las ciencias sociales)

A través del diseño e implementación de diplomados, instituciones como Isluga se convirtieron en mediadores entre el modelo que el Estado quería difundir y la implementación de dicho modelo. Aunque el Instituto, conforme su carácter académico declara no tomar partido en relación a las distintas visiones respecto al concepto de intercul-turalidad (visión estatal e indígena), este se asume "como un facilitador del diálogo entre ambas partes, adoptando una mirada reflexiva y crítica de sus relaciones y su propio quehacer" (Vergara y Godoy, 2008, p. 202). Sin embargo, a través de estos cursos se hacen circular conceptos como el de interculturalidad dentro de una lógica multiculturalista, es decir, lejos de aquellos debates que quieren plantear la interculturalidad como algo diferente al multiculturalismo; apropiándose de dichos conceptos dentro de la misma lógica.

Con esto el instituto, como actor académico, se posicionó como una figura clave para el funcionamiento de dicha agencia y programa, respectivamente. Esto se puede analizar desde la perspectiva teórico-conceptual de los brokers planteada por este artículo. En este sentido, el instituto posicionado dentro del campo académico, utiliza los distintos capitales que posee -principalmente capital social, otorgado por sus miembros y capital simbólico, derivado de su carácter académico, su ubicación geográfica y la trayectoria académica de sus miembros- para legitimar su credibilidad frente al campo político-estatal.

La dirección del Instituto Isluga estuvo durante varios años a cargo de un destacado académico, quien desde un temprano momento había estado comprometido, al igual que otros muchos/as investigadores/as, con la causa indígena, siendo identificado dentro del campo como uno de los investigadores claves en lo que refiere a la temática indígena.

Entonces [...] se forma un grupo de académicos, que son gente vinculada, sobre todo antropólogos e historiadores, y después se integran algunos juristas, que van a empezar con este ruido de que hay una deuda histórica, ese es el concepto [...] en los noventa sobre todo [...] Foerster es fundamental ahí, Jorge Iván Vergara, que es el que publicó los primeros papers, por supuesto José Bengoa, historiador [...]. (Entrevista con académico/a del área del derecho)

Paralelo a los proyectos desarrollados por el Instituto Isluga en el marco del programa Orígenes, se desarrollaron otros -algunos de ellos elaborados conjunta y colaborativamente con otros destacados académicos a nivel nacional- que fueron financiados a través de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT).

En este sentido, puede señalarse que se da un proceso triple donde es posible identificar el papel de estos actores académicos como brokers: por un lado, la expertise es legitimada dentro del campo académico a través de la obtención de capitales científico-académicos, económicos y simbólicos, que la adjudicación de proyectos financiados por CONICYT trae asociada. Por otro lado esos capitales resultan clave en el posicionamiento del Instituto Isluga a través del cual se da el vínculo con el campo político-estatal y al mismo tiempo, el hecho de participar en proyectos vinculados al campo político-estatal otorga un nuevo tipo de capital que puede ser utilizado como moneda de cambio dentro del campo académico.

De esta forma, en el caso del mencionado director de Isluga, su posición dentro del campo de la interculturalidad, gracias a su función en la planificación y ejecución de estudios solicitados por la Conadi, le otorgó la autorización local para hablar sobre los pueblos indígenas en Chile, una expertise que es reconocida y problematizada por otros académicos en la medida que solo son estos autores quienes parecen estar autorizados para producir este tipo de conocimiento y hacen difícil para otros actores producir conocimientos en esta materia, a la vez que dejan fuera de circulación posiciones divergentes a las planteadas por estos autores.

El problema en Chile es que sólo [sic] algunos pueden decir algo sobre alguien. En el norte podían decirlo Jorge Iván Vergara, Hans Gundermann, Héctor González. Ellos pueden hablar, están autorizados para hacerlo. (Entrevista con académico/a del área de la antropología)

A través de estos proyectos el Instituto Isluga jugó, durante la existencia del programa Orígenes, un papel importante en la producción y circulación de conocimientos relativos a las poblaciones indígenas, a la vez que aportó a las discusiones en torno al reconocimiento y la ciudadanía (multi)cultural, en la medida que varios de sus miembros y/o colaboradores son los responsables de traducir un debate sobre multiculturalismo al contexto chileno.

Conclusiones

A través del caso del Instituto Isluga se ha analizado el vínculo existente entre la academia y la implementación y desarrollo de un modelo de gobernanza caracterizado como multiculturalismo neoliberal, brindando evidencias sobre su importancia en la producción y circulación de conocimientos relativos a las poblaciones indígenas en el marco del programa Orígenes. De esta forma se ha podido demostrar la importancia de los actores académicos como brokers, es decir como intermediarios que apoyan, difunden y legitiman intelectualmente este modelo.

El proceso de redefinición de la relación del Estado con los pueblos indígenas iniciado en Chile a partir de los años noventa, implicó el desarrollo de un nuevo marco social, ideológico, legal e institucional asociado al modelo del multiculturalismo neoliberal (Richards, 2013) y que ha tomado forma en el desarrollo de programas de carácter neoindigenista como el programa Orígenes.

La necesidad a la que se ve enfrentado el Estado de promover la producción y circulación de un tipo de conocimiento acorde con el desarrollo de su modelo de administración de la diversidad cultural, encuentra su contraparte en la academia. Sus demandas abren el camino para la aparición de una creciente producción y difusión de conocimientos y discusiones, así como la oferta de una serie de cursos de capacitación y diplomados por parte de distintos institutos y/o centros académicos a lo largo del país que se orientan a lo indígena y lo intercultural.

Lo intercultural para a ser así un concepto apropiado por el Estado en el marco de este modelo de gobernanza, donde distintos actores sociales circulan intentando legitimarse y acumular capital (Boccara, 2007). Un papel importante en esta dirección lo cumplen los actores del campo académico. Estos aprovechan las oportunidades ofrecidas por el Estado para aumentar su capital, por ejemplo ofreciendo asesoría como consultores externos, o las mismas universidades, incorporando a sus mallas curriculares algo relativo a la interculturalidad. De esta forma, por su posición de credibilidad legitimada por la posición de distintos capitales, se convierten en canales de legitimación de la política gubernamental y pasan a formar parte fundamental del modelo de gobernanza difundido por el Estado.

El material empírico en el cual se basa el artículo ha permitido analizar la lógica de funcionamiento del instituto Isluga pudiendo demostrar la relación del mismo con el campo político-estatal. Esta última se manifiesta en el hecho de que la mayor parte de los estudios y capacitaciones realizados por el mismo son financiados a través de licitaciones en el marco del programa Orígenes.

De esta forma se puede concluir que el instituto Isluga constituyó una institución clave en el funcionamiento de Orígenes y se convirtió en un broker en la medida que logró posicionarse más allá del campo académico gracias al capital simbólico, otorgado por su carácter académico y la trayectoria de sus miembros y colaboradores, a la vez que mejorar su posicionamiento y la de sus miembros y colaboradores, en el campo académico, gracias al capital otorgado por su posicionamiento en el campo político-estatal. De esta forma el artículo ha analizado estructuralmente el vínculo entre el campo académico y el Estado.

De la misma forma, el análisis del material empírico ha aportado a la discusión sobre la autonomía relativa del campo cuya base se encuentra en la teoría de los campos de Bourdieu, mostrando que los académicos actúan en distintos campos y utilizan distintos capitales a su favor con el fin de establecerse en el campo científico-académico y aumentar su capital simbólico.

El multiculturalismo como forma de gobernanza y administración de la diversidad propia del modelo neoliberal incorpora a los agentes del campo académico en su quehacer, buscando, a la vez, su propia legitimidad a través de este acto. Por un lado el Estado aprovecha la expertise de determinados actores académicos para la legitimación de su modelo, y los conocimientos que se producen y circulan en este contexto influyen la forma de administración de la diversidad cultural. Por otro lado algunos académicos se hacen partícipes de este modelo de administración en la medida que el multiculturalismo neoliberal impone nuevas formas de experticia y autorización y aprovechan la apertura de espacios que contribuyen a la acumulación de capital, siguiendo la lógica bourdieuana.


Pie de página

4Se toma como referencia el debate sobre multiculturalismo de carácter liberal reflejado en la primera ola (Kymlicka, 1989, 1995; Taylor, 1992; Raz, 1994, citados en Kymlicka, 2007, p. 7). Este incluye teorías acerca del multiculturalismo, ciudadanía diferenciada, políticas de reconocimiento, derechos de los grupos, culturalismo liberal e integración pluralista. "Todas estas sostienen que reconocer y acomodar minorías etnoculturales es consistente con, y quizás incluso requerido por, los principios básicos de la teoría liberal democrática" (Kymlicka, 2008, p. 48).
5En el marco de este trabajo se entiende el neoliberalismo como "una teoría de prácticas politicoeconómicas que afirma que la mejor manera de promover el bienestar del ser humano, consiste en no restringir el libre desarrollo de las capacidades y de las libertades empresariales del individuo, dentro de un marco institucional caracterizado por derechos de propiedad privada, fuertes mercados libres y libertad de comercio" (Harvey, 2008, p. 8). El marco político e ideológico que subyace al neoliberalismo es: por un lado, el de "un proyecto para restablecer las condiciones para la acumulación del capital y restaurar el poder de las elites económicas" y por otro, de "un sistema de justificación y de legitimación de todo lo que fuera necesario para alcanzar ese objetivo" (Harvey, 2008, p. 15). Desde una perspectiva bourdieuana es la fuerza del capital simbólico del neoliberalismo lo que permite explicar la imposición del modelo neoliberal (Bourdieu, 1999).
6Otras propuestas han sido presentadas desde una perspectiva postcolonial, Ver por ejemplo, Walsh (2009).
7Por supuesto es posible identificar actores sociales pertenecientes a distintos campos como relevantes dentro de la planificación, implementación y desarrollo de las políticas y programas que responden a este modelo (Ver Boccara, 2012). Sin embargo, este artículo se centra en la importancia de los actores académicos quedando pendiente un análisis que incorpore el vínculo existente entre aquellos actores pertenecientes, por ejemplo, al movimiento indígena o al campo político y estos procesos, así como el análisis de otras operatorias más específicas de la gobernanza multicultural.
8El concepto de broker ha sido utilizado también en América Latina en el marco de los debates que buscan vincular la esfera de la investigación académica y la elaboración de políticas públicas en el área educativa a partir de los años noventa. En este contexto la idea de broker de conocimiento se asocia a aquellos agentes "capaces de promover políticas, programas, proyectos e intervenciones posibles de ser puestas en práctica en situaciones de alta complejidad, caracterizadas por escasez de recursos, presiones sociales, políticas, visiones distintas y, también, contradictorias", la vez que capaces de "traducir datos, resultados de investigaciones, reflexiones, análisis de opciones políticas y estudios de caso a recomendaciones políticas que sean válidas para contextos nacionales particulares" (Swope, 1996, p. 17).
9En total se realizaron 31 entrevistas a actores académicos pertenecientes al campo académico de las ciencias sociales y humanas en Chile.
10La concertación de partidos políticos por la democracia o simplemente concertación, es una coalición política de partidos de centro (Democracia Cristiana, Partido Radical) y centro-izquierda (Partido Socialista, Partido por la Democracia) que gobernaron Chile desde la vuelta a la democracia en marzo de 1990 hasta marzo de 2010.
11Hay que señalar que es la 'cuestión mapuche' (Bengoa, 2000) la que más relevancia toma como asunto público, aunque encubre la manifestación de un interés por la temática indígena en general. Sin embargo y en la medida que la cuestión mapuche es repuesta en la escena pública por distintos actores externos a la misma (sectores de la iglesia, organizaciones políticas, ONG's y la cooperación internacional), así como con el apoyo de dirigentes y parte de la población mapuche (Saavedra, 2002, p. 114), esta pasa a constituirse en la principal preocupación pública nacional en lo que se refiere a la temática indígena.
12Gros (2000) y Briones (2002) señalan que la interculturalidad, pensada e implementada desde la hegemonía neoliberal, no es más que un concepto estratégico que sirve para dar soporte al modelo económico y político hegemónico desde las 'coordenadas de la gobernabilidad' (Briones, 2002, p. 41). Varios de los/as académicos/as entrevistados/as coinciden en señalar que la idea de interculturalidad ha sufrido una pérdida de su contenido original ligado a los movimientos indígenas y ha sido utilizado estratégicamente en el marco de un modelo de gobernanza multicultural, De esta forma, el enfoque de la interculturalidad -vinculada a las demandas de los pueblos indígenas, en el sentido de la inclusión dentro de la sociedad nacional- es despolitizado.
13Orígenes contó con un presupuesto de 133 millones de dólares cuyo uso tenía como objetivo contribuir al desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida de los pueblos aymara, atacameño y mapuche del sector rural, bajo los lineamientos del 'desarrollo con identidad' que el BID y otros organismos multilaterales fomentaban y financiaban para promover nuevos modelos de gobernabilidad financiados 'desde arriba' y 'desde fuera' en varios países 'indígenas' de América Latina (Santamaría, 2008).
14Históricamente el mayor foco de conflicto indígena para el Estado ha estado vinculado con el pueblo mapuche. Para más información ver Bengoa (2007).


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