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Signo y Pensamiento

Print version ISSN 0120-4823

Signo pensam.  no.50 Bogotá June/June 2007

 

las búsquedas en la movilidad del saber

 

Quests Related to the Mobility of Knowledge

 

Eduardo Gutiérrez*

* Eduardo Guitiérrez Rey. Colombiano. Magíster en Comunicación, de la Pontificia Universidad Javeriana. Licenciado en Lenguas, de la Universidad Pedagógica Nacional. Profesor asistente del Departamento de Comunicación de la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Universidad Javeriana. Profesor invitado en la Maestría en Comunicación y Educación de la Universidad Tecnológica de Pereira, la Maestría en Educación de la Universidad Javeriana y la Especialización en Comunicación-Educación de las universidades Central y Minuto de Dios. Asesor del Ministerio de Cultura en el diseño de políticas participativas. Coordinador para Colombia del Proyecto ‘Discovery en la escuela’. Jefe de investigación y educación de Maloka hasta abril de 2004. Director de Fomento y Desarrollo Regional del Ministerio de Cultura, en la formulación del ‘Plan Decenal de Cultura 2001-2010’. Miembro del Grupo de investigación ‘Comunicación, Medios y Cultura’, clasificado en la categoría A de Colciencias. Correo electrónico: gilberto.gutierrez@javeriana.edu.co.

Un ejercicio de reflexión y prospectiva acerca de una revista académica de comunicación

Submission date: February 15th 2007 Acceptance date: May 7th 2007

Recibido: 15 de febrero de 2007 Aceptado: 7 de mayo de 2007

 


Este artículo fue solicitado al autor por el Comité Editorial, como un ejercicio de balance del proceso llevado a cabo en la revista, tras su paso como editor.


The author was asked to write this article by the Publishing Committee, an exercise of the carried out process in the journal, after his positioning as publisher.


Localizar una revista académica es ocuparse de un nodo por el que atraviesan de manera disímil los contenidos, las prácticas, las relaciones, las agendas y las tensiones que constituyen un campo de saber determinado. Es, si se quiere, un foco en el cual se perciben las diversas dimensiones que constituyen un saber. En particular, localizar la revista Signo y Pensamiento en el presente y, sobre todo, apostar a trazar algunas de sus búsquedas futuras, tiene que ver con describir un punto en la inmensa red de conexiones que posee la movilidad de las difusas transiciones del campo de estudios de comunicación, y se localiza en la profusión de las inter- y transdisciplinas en las que se inscribe este saber y el campo de problemas que se constituyen en torno a él.

De esta manera, para poder abordar el ejercicio de prospectiva acerca de Signo y Pensamiento se propone una serie de dimensiones que permite preguntarse en varios niveles por los cambios en el saber, pensados en el conjunto de las ciencias Un ejercicio de reflexión y prospectiva acerca de una revista académica de comunicación Signo y Pensamiento, las búsquedas en la movilidad del saber sociales y en el hacer comunicacional; los cambios en el contexto y en la circulación de los saberes académicos; los cambios en las perspectivas de los lectores reales, tanto así como en los lectores "imaginados" para ser intérpretes de un texto académico; para así, finalmente, llegar a plantear una serie de búsquedas que puedan vislumbrar en algo el campo futuro de actuación de la revista.

Signo y Pensamiento:

descripción del objeto

Una revista académica es un objeto determinado por las marcas de las normas y restricciones de la escritura y lectura académica, de las ciencias sociales en este caso; su forma ha estado orientada a recoger en cada número un bloque temático que atienda la movilidad del campo de estudios de la comunicación. En este sentido, es una herramienta que en atención al ritmo del saber convoca a una comunidad que se ha venido integrando en torno a ella. Sin adentrarnos en la política editorial, restaría decir que Signo y Pensamiento ha venido tomando la forma que le exigen los debates en comunicación y las tensiones que para este campo se derivan hacia y desde las ciencias sociales.

Este objeto, reproducido en 700 ejemplares por edición desde 2006, circula entre lectores de 12 países (en América Latina, Estados Unidos, España e Inglaterra) y tiene canje con 109 bibliotecas públicas, instituciones y universidades de todo el mundo; posee un Comité Científico conformado por académicos de primer nivel de diversos países y un Comité Editorial localizado en la Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana. Aparte de esto, el acumulado de la revista ha sido puesto a disposición de los lectores en la red, en el sitio www.javeriana. edu.co/signoyp. Este escenario y la digitalización de la memoria en un cd-rom han permitido una nueva alternativa para la circulación de la revista en otros ámbitos. Las conexiones y vínculos de otras páginas traen nuevos lectores a la página de Signo y Pensamiento y con ello propician la movilidad y circulación de los artículos, entre los que vale la pena resaltar varias piezas que se pueden reconocer como textos significativos del campo de la comunicación1 (Jones, 2002).

Los usos sociales de la revista que más frecuentemente se reconocen están asociados a la naturaleza de las revistas académicas: poner en común el acumulado de saber de investigadores en el campo y dar visibilidad a los resultados y avances de investigación en un tiempo menor al de otros tipos de publicaciones, servir como espacio para validar la información al hacerla pública y, sobre todo, construir una comunidad académica. Esta visibilidad y la tradición constituida por la revista permiten que también posea otro uso social: convertirse en parte de la bibliografía de cursos de pregrado y posgrado en comunicación, así como en fuente para bibliografías y estados del arte en el desarrollo de trabajos de investigación y tesis de grado.

En cuanto objeto, también ha cambiado de formato entre el antiguo media carta y el más reciente tamaño carta, junto con la transformación en la paleta de colores y el diseño interno, lo cual constituye, paulatinamente, una identidad visual y una coherencia en su presentación pública. Cada número, al tener un carácter monográfico, posee identidad y unidad visual.

Al interrogar el objeto descrito acerca de su futuro aparecen preguntas centrales que se abordan en el resto del texto acerca de cómo cambiará el objeto, su circulación, sus usos, y, especialmente, sus intereses, agendas y contextos. ¿Qué forma puede tener la comunidad futura que constituye la red de la que Signo y Pensamiento es nodo y atractor? ¿Cuál es la manera de movilizarse en medio de la agenda de un saber cada vez más integrado con otros y deslocalizado? ¿Cuál es su posición frente a los presentes por venir y a los escenarios de la academia en tránsito a estar cada vez más cruzada por las reglas del mercado?

Pensamiento

Hace más de veinte años, en 1984, en las páginas de esta misma revista, Jesús Martín-Barbero planteaba:

Durante mucho tiempo hemos estado convencidos de que el gravísimo error era no tener una teoría que nos dijera con claridad qué es comunicación o, a nivel de la especificidad profesional, ¿qué diablos hace un comunicador? Yo diría que aunque parezca paradójico, durante estos últimos años tuvimos que perder la obsesión por el objeto propio, tuvimos que perder la obsesión positivista para acortar la especificidad de nuestro campo, para que pudiéramos empezar a escuchar en serio las voces que nos llegan de los procesos reales en los que la comunicación se produce en América Latina. (1984., p. 18)

La conciencia de esta situación, si examinamos los años posteriores a esta declaración, no parece referirse a una coyuntura propia de aquel momento, sino a una dinámica constitutiva del saber comunicativo mismo, su ambigüedad entre el hacer y la reflexión, entre la crítica y la acción, que lo lleva desde el extremo del endiosamiento de los procesos y la caída en el activismo sin marcos ni reflexiones, hasta el extremo donde se encuentra la modulada y reiterativa reflexión sin realidad sobre la cual impactar; cotas que plantean un territorio en el que se dibuja un espectro amplio y diverso de combinaciones para el saber de la comunicación.

A la vez, en la misma reflexión de Martín- Barbero, emerge la pregunta fundamental sobre el camino por el cual la comunicación arribaría a la construcción de teoría; dice el autor: "hay que llegar a la teoría pero desde los procesos, desde la opacidad, desde la ambigüedad de los procesos" (Martín-Barbero, 1984, p. 18). Si asumimos esta premisa de la reflexión podríamos releer la configuración del campo comunicacional en la clave de "saber practicado" en el contexto específico de los procesos vividos en estos años, lo cual obligaría, tal vez, a la formulación de una nueva teoría.

Desde aquel momento hasta ahora, los cambios en la comunicación provocan un salto cualitativo, proceso en el que se han transformado las dinámicas de comunicación y el lugar de este saber en la sociedad. La expansión de nuevas tecnologías de comunicación, las identidades e interacciones en tiempos de globalización, la crisis de certidumbres, la extensión de una sociedad de la información, el surgimiento y desarrollo tanto de nuevas habilidades y especificidades como de la comunicación estratégica, o la fuerte instrumentalización y especialización de los "saberes" y "haceres" del campo, entre otros desplazamientos, nos hablan no sólo de la necesidad de ver en los procesos la base para la construcción de teoría, sino el cambio de la naturaleza del proceso comunicativo mismo. La comprensión de esa naturaleza transformada exige llevar a cabo un nuevo tipo de reflexión.

En tanto esto sucedía, las agendas de diversas disciplinas y campos de problemas se veían interpeladas por los estudios de comunicación y por la localización de éstos como espacio central de la configuración de la sociedad. El nacimiento de expertos estrategas de comunicación al lado de analistas simbólicos, o nuevos tejedores de lazos comunicativos en el oficio terapéutico o macrosocial, denuncian el desplazamiento del piso comunicacional, así como la localización de la comunicación como "lugar estratégico" e "instrumental" para pensar y actuar sobre diversos procesos sociales.

Si se quisiera plantear de esa manera, lo que ocurre es que diversas disciplinas comenzaron a encontrar en la comunicación un "objeto" o un referente sobre el cual trabajar, y las críticas, especialmente sobre los medios, arreciaron desde lugares diversos.

Al tiempo, quienes integraban la comunicación como categoría o fenómeno para comprender las nuevas movilidades de su campo entraban a participar en un diálogo donde lo difuso y lo "ambiguo" cobraban pertinencia. En especial, a pesar del llamado a pasar de los medios a las dinámicas y procesos desde las mediaciones, se va a marcar la tendencia fuerte a buscar en el análisis de los medios la respuesta a la dimensión comunicativa de lo social, olvidando el lugar que ésta tiene como marco y trama de la vida cotidiana, no sólo en su forma mediática, sino en la pluralidad de luchas por el sentido en las que se inscriben los sujetos.

Este desplazamiento toma forma, entre otras opciones, en una diversidad de discursos y narrativas que se van a integrar y a cohabitar en el campo de los problemas de la comunicación: desde el ejercicio etnográfico hasta el tipo más funcional; desde la estrategia planeada acción por acción, hasta las exploraciones de sentido y el juego simbólico arraigado en los debates filosóficos.

En síntesis, no solamente se muestra la transformación del régimen de comunicación y del ecosistema comunicativo en su conjunto, sino la transformación de dinámicas que tocan la naturaleza misma de la comunicación, con cambios tanto en las tecnicidades como en los usos sociales del saber, y el posicionamiento del saber comunicativo en un espectro que va desde el desarrollo del espectáculo y el entretenimiento hasta el diseño de las formas de producción e intercambio simbólico en el conjunto de la sociedad por medio de la "política diseño"; a partir de la crítica más fuerte en la investigación hasta su configuración en comisiones de seguimiento, veedurías y observatorios, e, incluso, la inserción de lo comunicativo en el mercado de las bagatelas del éxito y de los manuales de autoayuda. La comunicación estaba por allí y había expandido su condición multiforme de saber difuso y trama de la vida cotidiana acerca de la cual es un deber reflexionar.

Una ojeada al índice de Signo y Pensamiento permite ver cómo se ha demarcado este territorio del campo del saber mediante las temáticas de la revista. Sin negar la variedad de artículos que marcan pequeños puntos de divergencia, la tendencia más fuerte describe un gran volumen de textos que acotan el análisis de los medios y de la comunicación en cuanto es atravesada por el espacio mediático; se reitera la preocupación por el lugar de las nuevas tecnologías y la sociedad de la información y, también, constantemente, se retorna sobre el uso social de la comunicación en contextos donde es funcional, ya sea en las organizaciones, los procesos educativos o las dinámicas del poder. No puede dejarse de lado que una fuerte tendencia hacia la pregunta por la cultura y por las nuevas dinámicas que se generan en los espacios del poder y los cambios de época en el contexto posmoderno cargan la agenda de nuevas preguntas, aunque siempre se persiste en el lugar de la comunicación mediada.

Signo

En este mismo tiempo los formatos de circulación de los saberes han cambiado, no sólo como consecuencia de la evolución expresiva de los lenguajes y las tecnologías, sino de las necesidades de los contextos de circulación y apropiación de dichos saberes.

Cuando pensamos que la revista científica ya estaba puesta en escena en el siglo xviii dentro de la necesidad de difusión de actualidad de la ciencia y de las necesidades de lectores que buscan estar "al día" en el avance del conocimiento, y que los avances y las entregas fueron, desde su origen, un formato propio de las publicaciones científicas y de divulgación, no es difícil pensar que la emergencia de nuevos soportes y nuevos formatos, producto del cambio en las tecnologías, las necesidades y la velocidad del intercambio de mensajes al interior de la comunidad científica, configuran la necesidad de un tipo de publicación virtual.

La publicación virtual es ágil hasta la inmediatez, susceptible de interacción directa y en tiempo real, lo cual, aparentemente, baja el costo por la ausencia del soporte papel y a la vez es capaz de recoger las condiciones de sus antecesores al mantener el rigor, la valoración del resultado y la escritura misma como base de la circulación del conocimiento; este formato nos pone frente a la pregunta por la posible crisis del formato de papel y la paulatina virtualización.

Un examen simple muestra que este proceso no es siquiera un futuro posible, sino un presente real. Un gran número de revistas que poseen visibilidad internacional encuentran como espacio de exhibición el estante de las bases de datos académicas, en el que, con una relativa equidad, se salta a la vista de los lectores en diversas latitudes. Pero el cambio no se reduce al formato y a la digitalización, sino, también, a la transformación en la modalidad de circulación. Son los nuevos espacios del "mercado académico" en el que las suscripciones a las bases de datos y las instituciones que se constituyen en portales de saber ofrecen nuevas condiciones de circulación. Basta con comprender las posibilidades de búsqueda, las reglas de clasificación, los descriptores, para saber que estamos ante un nuevo escenario de la regulación del saber. Escenario al que, como en el mercado globalizado, parece que las únicas opciones fueran integrarse o morir.

El conteo de las citaciones y las mediciones de la "penetración en el mercado" de un autor o tema puede considerarse ya una figuración de la consolidación de nuevas reglas del mercado del saber, en las que, perfiladas en la demanda de los públicos, las agendas convergen a lo que se está vendiendo bien en el momento y se configuran en las modalidades de enunciación, clasificación y orden propio de los centros de poder académico a los cuales se inscriben. Basta con realizar búsquedas en estos espacios que jueguen con terminologías o conceptos no estandarizados por los centros de control académico del Norte para encontrar dificultades al tratar de hallar los saberes que se articulan desde formas de enunciación o comprensiones divergentes.

Se expresa, entonces, la desigualdad en la información y en el acceso al mercado simbólico, sin contar con que las redes de conexión a Internet y el costo del acceso a las bases de datos excluyen a aquellos que se encuentran más distantes de los centros y de los ritmos del mercado. Como ya hace tiempo lo había señalado bajo el signo apocalíptico Aníbal Ford: "Hay un discurso hegemónico que habla como si todo el mundo tuviera Internet y computadora, cuando la realidad es que muchos países no accedieron todavía a una ‘democracia’ de los medios convencionales" (1999, p. 136).

Esto representa un cambio en la circulación que redistribuye los saberes y que nos interroga acerca de la persistencia de las viejas comunidades de interpretación no virtuales y pobladas, en las que el reconocimiento se enlaza sobre una dinámica de hacerse comunidad bajo las reglas tradicionales del encuentro y de la interacción planteada por seminarios, eventos y mutua lectura, en las revistas conseguidas en procesos, a veces heroicos, que a pesar del romanticismo que carga nos deja ante una versión arcaica, pero que subyace de todos modos el establecimiento de una comunidad. Habrá que saber cómo se constituye y cuáles son, en concreto, sus prácticas de comunicación hoy.

Igualmente, el intercambio del saber especializado en comunicación ha desarrollado otras redes y comunidades en las cuales no necesariamente el espacio de debate público de la forma académica es la regla general. Aparece el escenario de las formas privadas y restrictivas de producción y uso del saber comunicativo, que, desde los niveles de los estudios de audiencia hasta las perspectivas de los informes para ministerios e instituciones del estado, acoge una literatura de orden distinto en el campo de saber, la cual no se visibiliza del mismo modo que aquella que se propicia en el espacio académico.

Esto implica una consecuencia importante para pensar la configuración del campo en torno a espacios de visibilidad como el de la revista, al interrogar la transformación del saber en cuanto bien público o el paulatino desarrollo de un ámbito, cada vez más extenso, de la producción de conocimiento por demanda. Las preguntas serían: ¿tiene algún lugar una revista académica si las redes y formas de circulación de saber se privatizan y especializan en el marco de la instrumentalización y de los intereses específicos de las instituciones y organizaciones para las que se produce saber? ¿Qué forma proporciona esto a las comunidades y a las agendas del saber mismo? Este fenómeno de producción se relaciona con la dinámica de construcción de las comunidades de lectores, en cuanto implícitamente la revista construye un perfil de éstos de acuerdo con el tipo de configuración de las temáticas, los lenguajes y los formatos y narrativas utilizadas para poner en escena dicho saber.

En buena parte, el lector modelado por Signo y Pensamiento es un lector que ejerce un saber experto, que desde el escenario académico cuestiona con las nuevas producciones y que a la vez reconoce la necesidad de aproximarse al avance de la reflexión del campo. Es también un lector que se mueve dentro de las formas transversales que el campo va configurando, más allá del quehacer profesional, hacia el campo de la agenda de comunicación.

Sin embargo, es posible pensar si las transformaciones de la propia circulación de los saberes hacen necesario que la revista deba modificarse para responder a un lector más transversal, que se integra a otras agendas académicas y al debate sobre la comunicación en temporalidades más ligadas a la coyuntura y al presente inmediato.

Parece necesario identificar las tendencias de la lectura académica y comprender hasta qué punto el ejercicio puede seguir significando la construcción de una comunidad de lectores o si, en realidad, lo que constituye a la revista es la posibilidad de establecer una plataforma que disponga la información para el acceso de lectores más diversos, dispersos y dinámicos que pudiesen acceder a los mapas y a los artículos propios de la revista. Allí, la disponibilidad de la oferta expuesta por la revista respondería más a la localización estratégica de cada pieza académica y no solamente al conjunto de la publicación, lo que en el cambio de los formatos virtuales se parece a los lectores que buscan la disponibilidad de los nodos puntuales de información que responden a sus necesidades, más que a la revista como un objeto específico.

Búsquedas

Basados en el análisis realizado en los numerales anteriores, es interesante proponer una serie de búsquedas en las que no solamente se pretende identificar el carácter de la revista misma hacia el futuro, sino resaltar algunos cambios del escenario académico y del debate de la comunicación al que la revista deberá responder. Con fundamento en la idea de que la revista es un producto de la configuración del campo académico y del diálogo del cual se hace registro y mecanismo de integración y dinamización, se pretende describir una serie de búsquedas en las que deberá ponerse en juego Signo y Pensamiento a la luz de los cambios del campo mismo.

La búsqueda de la narración

Un interrogante central del campo de la comunicación surge hoy de la pregunta por las narraciones y los modos de narrarse en los que se pone en escena el sujeto contemporáneo. Si podemos pensar qué otras formas de saber o de saber-otro están puestas en la narración y no en la argumentación y la explicación, ¿cómo abrir el espacio de Signo y Pensamiento a este otro saber en el que los criterios y las producciones de comprensiones son diferentes? ¿Que tanto este proceso de dar cuenta de las relaciones entre narración, subjetividad y saber forma es parte de una decisión sobre aquello que debe ser público o visible? Al tiempo que dicha decisión configure académica y políticamente a la revista como escenario del diálogo y la polifonía.

Pero, a la vez, la pregunta por la narración es la posibilidad de apuntar desde el objeto mismo de reflexión, y desde la forma, al interrogante profundo de lo que significa hoy producir un relato tanto en el escenario nacional, como en el contexto latinoamericano o en el ámbito de la crítica al estado de cosas actual. ¿Cómo pasan estas narraciones que relatan la crisis de los procesos sociales y las contradicciones por el escenario de la reflexión académica o por su desdoblamiento hacia la puesta en escena de otros saberes? ¿De qué manera la oportunidad de narrarse o de dejar espacio a la narración y a las voces y saberes-otros implica replantear el mapa del saber comunicativo y pensar que el espacio de la comunicación siempre ha sido más amplio que aquel que la reflexión ha tomado como objeto¡ Signo y Pensamiento deberá responder y, si es posible, propiciar los cambios en dicho mapa.

La búsqueda del presente,

reflexionar la coyuntura

La primera búsqueda deriva en un segundo ámbito en el cual pensar el presente como el lugar desde el que una revista, como Signo y Pensamiento, se ocupa de la comunicación. Es la manera en la cual la velocidad del cambio del contexto y la coyuntura en sus exigencias dispone requerimientos al tipo de saber que se produce. Por supuesto, el saber no puede reducirse a comprender la coyuntura, pero sí se puede definir cuál es la configuración de las formas de investigación y abordaje del contexto que permitan recoger las preocupaciones del presente.

¿Cuál es la interpelación que hace el presente al conocimiento producido y que se expone en la revista? En cuanto la demanda a la reflexión del cambio en la comunicación es un reclamo que reviste la urgencia de orientarse en la emergencia de nuevos ecosistemas de comunicación y en el cambio de los tradicionales, qué debe decir un espacio como Signo y Pensamiento sobre la demanda de los tiempos cortos y los cambios veloces.

Al mismo tiempo la pregunta por el presente impone un requerimiento más: atender el pensar la actualidad como componente de la naturaleza del saber comunicacional. ¿Puede la reflexión adecuarse a la movilidad de la comunicación? ¿Tiene sentido hacerlo? ¿Es posible?

La búsqueda de las agendas

De este modo, el debate previo deriva en la pregunta por la construcción de la comunicación como ámbito u objeto de análisis. El paulatino desplazamiento que reclama reiterar la pregunta por la comunicación, a la manera del llamado a la demanda evocada al inicio de este texto, por el proceso en lugar del objeto, tratando de ir más allá de los medios, da cuenta de la obligación de movilizar las agendas, es decir, la transformación del ámbito de reflexión del objeto comunicativo. Pasar de pensarlo como el conjunto de productos, medios y formas, a comprenderlo como la pluralidad de prácticas que remiten a la producción del sentido en la sociedad.

Es el requerimiento de consolidar la pregunta por las dinámicas de producción y lucha por el sentido, más que el del análisis y localización del lugar exclusivo del medio; esto es, en parte, el retorno de la pregunta por la interacción, el "cara a cara" y los espacios de cambio en el vínculo en lo social. Y, adicionalmente, implica plenamente interrogar la conformación de representaciones, mentalidades, imaginarios, opiniones y comprensiones sociales que, pasando o no por las mediaciones técnicas mediáticas, puedan ser acogidas como factor central de la red que constituye lo común.

Resulta imposible pensar lo comunicativo sin lo mediático, pero, a su vez, pensarlo no puede reducirse a lo mediático. Se hace necesario abordar otros tópicos en las agendas de la comunicación que se pregunten por el lugar de la comunicación en otros procesos, como la construcción de los vínculos locales, las redes de identidad o los espacios simbólicos en transformación a través de la confrontación y resistencia a las hegemonías. Pensar en el escenario de debilitamiento del espacio nacional y en el replanteamiento de los vínculos y diferenciaciones con lo otro.

La búsqueda del mercado del saber

En la transformación de los espacios de circulación e intercambio de saber aparece el interrogante por la localización del conocimiento producido como un bien público y la transformación de los escenarios de acceso a los resultados del conocimiento en producción. ¿Cómo sostener la posibilidad de ofrecer el saber a la manera de bien público que se esperaría en el espacio de la democratización del conocimiento, al tiempo que se pueda ofrecer la visibilidad en los escenarios del mercado del saber que se han configurado, de manera que esta oscilación permita sostener el lugar y la vigencia en los diferentes ámbitos de aquello que se expone en la revista?

O, en otro sentido, ¿cuál es la posición y la estrategia que propician las alternativas para sostener la posibilidad de hacer público el saber y a la vez localizarse crítica y creativamente en el espacio que propone el mercado? ¿Existe un punto intermedio en el cual se pueda ejecutar esta posibilidad sin tener que optar por uno de los "lados"? Y, a la vez, ¿cómo acoger e interrogar de manera directa las redes y dinámicas de producción de saber comunicativo que implican escenarios como el del diseño de la comunicación y los mercados de saber instrumentalizado que necesitan ser dialogados en el espacio reflexivo propuesto por la revista? Éste también como un saber-otro exige una crítica cuando precisamente es el que responde a las hegemonías del mercado.

La búsqueda de la comunidad

El interrogante final acoge la dimensión de la comunidad. ¿Puede seguir intentándose hablar de comunidad en torno a la publicación o de una comunidad académica que recibe la revista y, de algún modo, registra en ella los intereses de su campo de saber?, o, más bien, ¿debe pensarse en una oferta de información y de productos de saber a la que los lectores puedan conectarse de forma puntual y precisa según sus intereses? De este modo, lo que está en debate es la forma que posee la comunidad en torno a la problemática de la comunicación, cuáles son sus intereses y cuáles los modos de integrar su actuación y sus preocupaciones a las formas de la revista. Cómo conseguir que efectivamente la revista tenga la forma que configura la dinámica de la comunidad a la que recoge.

Es posible ampliar esa comunidad hacia otros actores que puedan ser interlocutores del campo de estudio y, a la vez, interpelar otros contextos, actores y procesos de la sociedad sin sacrificar la calidad y el grado de profundidad del saber construido. Cómo llegar al otro para construir conjuntamente en el diálogo.

Estas búsquedas no agotan el análisis y la prospección de la revista, pero se constituyen en índices parciales de algunos lugares en los cuales habrá que pensar dentro de los futuros de Signo y Pensamiento.

 

Referencias

Jones Daniel. 2002. "El papel de Signo y Pensamiento en la investigación sobre comunicación en América Latina", en Signo y Pensamiento, núm. 41, p. 8-11.        [ Links ]

Martín-Barbero, J. (1984), "Perder el objeto para ganar el proceso", en Signo y Pensamiento, núm. 5, p. 17-24.        [ Links ]

Ford, A. (1999), La marca de la bestia, Buenos Aires, Norma.        [ Links ]

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