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Signo y Pensamiento

Print version ISSN 0120-4823

Signo pensam. vol.27 no.53 Bogotá Jul./Dec. 2008

 

La egoesfera

The Ego-sphere

FEDERICO GARCÍA*

* Federico García. Colombiano. Economista, magíster, doctorando en Filosofía (tesis presentada). Profesor titular de la Universidad Pontificia Bolivariana. Facultad de Publicidad (Escuela de Ciencias Sociales). Correo electrónico: federico.garcia@ upb.edu.co y baraban@une.net.co

 

Recibido: Marzo 14 de 2008 Aceptado: Mayo 8 de 2008

Submission date: March 14th, 2008 Acceptance date: May 8th, 2008


We attempt a mise-en-scène of the dwelling modes adopted by solitary individuals in huge urban centres. It is an experience we can gain access to via anthropologic observation and phenomenological interpretation. From here, we derive the concept of "ego-sphere", which in turn can contribute to understanding better how individuals in fact live within their habitat; i.e., the apartment. This includes their private lives as well as their relationship with what we call city and society. This all occurs in the wider context of what has been called a "globalized world", which seems to lose sight of the here and now that the real, concrete, breathing human being experiences.

Keywords: Ego-sphere, habitat, urbanite, communications, anthropotechniques


Poner en escena los modos de habitar que se presentan, para los individuos solitarios en los grandes conglomerados urbanos. Es un hecho al cual se puede acceder gracias a la observación antropológica y la interpretación fenomenológica. De ello se desprende el concepto de "Egoesfera". El cual facilita entender como existen los individuos en su habitat de apartamento. Su vida privada y su relación con lo que denominamos ciudad y sociedad. Así como también sus relaciones intersubjetivas, cognitivas y afectivas, que facilita las tecnologías del habitat y las comunicaciones contemporáneas. Ello en el contexto en lo que se ha dado en llamar un "mundo globalizado". Que parece perder de vista en sus generalidades, el aquí y el ahora del ser existente concreto y real.

Palabras Clave: Egoesfera, Habitat, Urbanicola, Comunicaciones, Antropotécnicas.


Origen del artículo

El artículo se origina a partir del marco de la tesis de doctorado en filosofía Habitar y consumir (Para una biosofía de las atmósferas urbanas), presentada por el autor en el Doctorado de Filosofía de la Universidad Pontifica Bolivariana UPB, Medellín, Colombia, en septiembre de 2008. El artículo pretende recoger el concepto fenomenológico de atmósferas, según las reflexiones que concita el filósofo alemán Peter Sloterdijk, en su obra Esferas.

El presente escrito tiene como objeto explorar, a partir del filósofo alemán Peter Sloterdijk, las condiciones del hábitat y del habitar del individuo contemporáneo en una ciudad como Medellín. Para ello, hemos recurrido al volumen III de su trilogía Esferas, "Espumas", texto que nos facilita adentrarnos en las condiciones de vida y vivienda en una ciudad que se dice moderna; por tanto, abierta a los flujos de transportes de bienes, de información e individuos. Se interrogará, entonces, por "ese individuo" concreto que no aparece en los textos de antropología y sociología al uso. Para ello se recurre a la fenomenología antropológica del ser "urbanícola", que ocupa los espacios cerrados y privados. El hogar como hábitat, el que le permite al individuo aislarse de su entorno de ciudad. Aislamiento que a su vez le permite formarse como individuo para explorarse en su yoes y conectarse con el medio que le es afín.

Para dar cuenta de dicho fenómeno, a la figura metafórica que aparece la llamaremos "egoesfera", que se traduce como apartamento (burbuja). Allí, donde el individuo debe dar cuenta de sí mismo, de sus yoes. Individuo que se profundiza de acuerdo con el uso, las intenciones egoístas y las disposiciones y capacidades de medios antropotécnicos, para conectarse, comunicarse y aislarse. De acuerdo con dichas disposiciones técnicas, con el uso y con la selección de éstas, se puede perfilar el papel que desempeñan las tecnologías puestas al servicio del habitat. Ello, a la vez, nos facilita entender las condiciones contemporáneas del bienestar o malestar de los individuos en su habitat llamado hogar. El hogar que le corresponde a los "urbanícolas" en los espacios cerrados de las ciudades contemporáneas.

La máquina para habitar

La expresión máquina para habitar es desafortunada, y correspondería, más bien, al lenguaje de los ingenieros; pero realmente proviene del arquitecto Le Corbusier (Sloterdijk, 2006, p. 415),1 en el marco de las discusiones de la modernidad, a principios del siglo XX. Así y todo, el arquitecto no andaba descaminado a lo que se veía venir durante toda la modernidad del mismo siglo y el presente. Sí, máquina para habitar, expresión que molestaría a los románticos de la arquitectura, pero que no por ello deja de ser un hecho. El hábitat moderno para el solitario es una máquina con unas características singulares, técnicas y humanas, que permiten crearnos un sistema de inmunidad común y personal. Permiten un estar-consigo y la elaboración de una teoría de la conciencia feliz; un preservarse de la envidia y el resentimiento (toxic people) permite el concurrir de personas de probada amistad y sólido amor. Es, en la condición de la máquina, hábitat donde podemos entender el estar-consigo. Entender en la medida que administremos el tiempo para la creación de nuestros hábitos (los hábitos del habitar). Hábitos que requieren el respaldo técnico que nos permiten el diseño del clima, la inmunización frente a los ruidos y los malos olores; en resumen, técnicas que nos permitan el confort.

La lucha intelectual por el sentido de la "máquina para habitar" tiene que ver con el concepto sedentario-movilidad-modernidad ; ello es realmente lo que plantea Le Corbusier. Concepto que profundiza el debate moderno del hábitat, en la medida en que enfrentará las ideas conservadoras y liberales en el siglo XX urbanizado. Le Corbusier plantea el debate de la modernidad y del hábitat teniendo en mente las casas de los nómadas (el carro-casa-tráiler de hoy). Debate que, como tal, era una idea vieja, que se oponía a los conservadores de nuevo cuño moderno y arquitectónico. Conservadores que imaginan que la arquitectura y el "mundo siempre han sido así". Prefiguran en la arquitectura la condición "eterna" de la escultura y el monumento (Sloterdijk, 20o6, p. 416).2 Prefigurar lo inmóvil como símbolo de referencia en la geografía urbana, no así un tráiler que tiene la capacidad de movilizarse.

En nuestro medio colombiano, dicho conservadurismo arquitectónico innegablemente va unido a la idea de patria y religión (arquitectura republicana y Constitución de 1886). Arquitectura que podemos resumir en las obras emblemáticas (¿"obras de arte"?) que, a escalas nacional y local, lo representan: El Capitolio y la Catedral Primada en Bogotá (para Medellín es El Centro administrativo la Alpujarra, en reemplazo del antiguo Palacio Municipal, y la Catedral Metropolitana de Villa Nueva). Conservadurismo no sólo es la cosa en sí, el edificio; lo es también la idea del para quién se construye y cómo se ha de habitar lo que se construye. Eso lo vemos y entendemos cuando la idea del hábitat y del habitar se reduce al simplismo del habitar para la familia. Sobre todo de un tipo de familia tradicional y conservadora: católica, patriarcal, jerárquica, pesada y reprimida. Aparentemente "eterna" y numerosa en la prole, lo contrario a las otras familias que la realidad nos muestra como familias diversas (el conservadurismo las llama "disfuncionales"). La idea mayoritaria del habitar en una arquitectura conservadora y tradicional como la de Medellín no piensa ni construye para individuos solitarios.

El conservadurismo no responde precisamente a la movilidad social, individual y colectiva de las ciudades contemporáneas. No responde a la movilidad que expresa el nomadismo de la carpa-casa o tráiler-casa, como propuso el arquitecto suizo para el debate moderno. La ciudad moderna, abierta, dispersa (el "centro histórico" no es hoy el aglutinante para los "urbanícolas") y comunicada hace del hábitat no un lugar de permanencia sedentaria y de inmovilidad, así como lo pretenden los neoconservadores de la arquitectura.

Cuando de la arquitectura se pretende obtener una obra de arte, una escultura traducida en edificio; como tal, "obra de arte", no se puede transformar para efectos de las mejoras que las hagan habitables, según los tiempos modernos y sus nuevas necesidades y realidades técnicas. Como lo son las condiciones climáticas al interior (luz, temperatura, extractores de aire y olores, vidrios y aislamientos sonoros, etc.). Cambios n atmosféricos del habitar de acuerdo con I los logros de las tecnologías del habitat. La obra de arte-arquitectónica inmoviliza en la medida que la atmósfera del habitat no puede ser transformada (rediseños de interiores), de acuerdo con las exigencias y necesidades del habitante de una ciudad abierta, flexible y comunicada. Ciudades y hábitats necesariamente sometidos a las transformaciones de las técnicas que aplican al mismo hábitat. Cuando se pretende que la arquitectura sea en sí y para sí misma una obra de arte, niega la circulación del morador y otras opciones climáticas ¿o acaso no es un escándalo modificar una obra de arte?

Para nuestro medio, en Medellín, la arquitectura como idea y como obra de arte no es clara. Aquí se considera "obra de arte arquitectónica" lo que es "patrimonio urbanístico" o "patrimonio cultural". Los términos se manejan indistintamente, lo que tiene que ver más con el tiempo que con la estética en sí. Lo estético tiene que ver más con el hecho de que la arquitectura se relacione más con lo "viejo", así ninguna edificación "histórica" de Medellín sea anterior a 1920 del siglo XX (con algunas excepciones).

La arquitectura que sobrevive de milagro después de los años veinte ha sido tantas veces "retocada" que ya no es lo que era. No se podría hablar con rigor que sea la misma. En este sentido, Medellín no tiene memoria. Así las cosas, nuestro conservadurismo arquitectónico de hábitat, en términos estéticos, no es claro; lo que sí es claro es el diseño urbano y conservador de la ciuda.

Desde sus inicios, según la herencia española del siglo XVIII, la ciudad de Medellín inicialmente se diseñó a "los cristazos". Luego, la "ciudad" fue sometida a la vida rural según el Concordato conservador de 1886. Esta idea del siglo XIX permaneció intacta hasta 1991, en el siglo XX, año en que fue derogada la Constitución conservadora de 1886.

La ciudad se construyó históricamente en torno a las edificaciones religiosas, y a partir de ello se organizó la vida política, social y cultural. En este sentido, nuestro conservadurismo es urbano. El hecho se plasma plenamente en las edificaciones religiosas, educativas, políticas y, por supuesto, en las viviendas familiares.

Si bien en el siglo XXI ya no son dados los referentes de construir en torno a las iglesias y al ordenamiento social que de ello derivó, tampoco quiere decir que hoy no se construya de modo conservador. Actualmente, el hábitat es una cuestión estrictamente de mercado, y el mercado es conservador (¿será un pleonasmo?). Mercado urbano que reduce y petrifica el espacio a los mínimos habitacionales y atmosféricos (dejamos a un lado a los "sin techo")3 (Sloterdijk, 2006, p. 414). El mercado neoliberal de la élite conservadora construye y administra la ciudad, negando de "plano" cualquier opción diferente para el vivir y el existir en el hábitat de manera "distinta", singular y personal. Prima la especulación económica, la ganancia por encima de cualquier otra consideración existencial. Prima la ideología conservadora del mercado, y la sacrosanta utilidad a rajatabla, que no es más que la especulación de la renta urbana en manos de los monopolios de la burguesía, que reza y cree en Dios, que añora el Concordato de 1886.

Me explico, las "nuevas urbanizaciones" para el hábitat de los medellinenses contemporáneos consisten en apartamentos en unidades de múltiples edificios, diseñados en espacios mínimos y preestablecidos según los formatos de la ingeniería. Son apartamentos milimétricamente rígidos, se habita en medio de columnas; y no es una metáfora, es un hecho físico y vertical. Hoy se construyen edificios "sin columnas"; las columnas son el edificio mismo, que vienen siendo las paredes de concreto vaciado y endurecido por sustancias químicas. Así las cosas, cada una de las paredes del edificio y de los apartamentos es la "estructura" misma de la columna, el edificio en sí, desde el piso uno hasta el último. De esta manera, no se puede modificar ningún espacio del apartamento, diga usted, para ampliar una habitación (convertir dos habitaciones contiguas en una); si lo hace, se está derribando el edificio. Todos y cada uno de los apartamentos tienen la misma distribución espacial, son idénticos entre sí, piso por piso, milímetro a milímetro, de abajo-arriba. Ello en sí mismo constituye la "arquitectura de interiores", eso, sin mencionar la "calidad" de los "acabados".

El espacio, para poder ser ocupado, requiere una lógica "especial". La lógica bivalente de los personajes de Jonathan Swift, que es la lógica del mercado del liberalismo del siglo XIX. La oferta de mercado es doce veces más grande o doce veces más pequeña. Para decorar con plantas se debe recurrir al bonsái. ¿Dónde se guarda la bicicleta del niño?, ello obliga el desalojo de "algo" esencial, y la bicicleta lo es para un niño. ¿Un perro, un gato?... disecado, y así. Los habitantes de las columnas se ven obligados a reducir los espacios individuales para poder, literalmente, guardar cosas. Si la cama es pequeña, los pies quedan por fuera de ésta; si la cama es "normal" (¿qué puede ser "normal" o "anormal" en ese hábitat?) entra usted a la habitación y ya está en la cama, la cama por sí misma reemplaza el espacio habitacional. Se baña usted en una ducha-probeta, y permanece rígido mientras atiende las urgencias del cuerpo que no dan espera.

Lo más crítico de los hábitats contemporáneos de Medellín es que todo, absolutamente todo, se escucha; la columna es en sí misma un transmisor de ondas sonoras, de un piso a otro; un horror donde el espacio vital ("Vivienda, urbanismo y salud pública", 2007)4 desaparece. Todo auditivamente está adentro, lo de afuera-adentro, lo de adentro-adentro; eso es, básicamente, lo que se viene construyendo en los últimos diez años en Medellín. Todo ello gracias al boom de la construcción que patrocina, en parte, la "diáspora laboral" colombiana (Medina, 2007). Diáspora que viene siendo mayor que la de los habitantes de la Berlín reunificada.5 A ello súmele los ingresos de la repatriación de dineros del narcotráfico.6 Para eso no existen contabilidades, ni cifras oficiales. No se diga entonces que ello depende de los esfuerzos laborales de los colombianos (desempleo: 15%; subempleo: 35%) y de sus ahorros. El ahorro hoy es consumo, lo que convierte a las personas en eternos deudores morosos, y empeña literalmente el futuro de sus ingresos y el de su vida laboral. Así, pues, el mercado logra en buena parte que los consumidores lo sean de manera compulsiva.7 Así las cosas, ¿de dónde surge el boom de la construcción?

Creo que más allá de las especulaciones económicas, y la verificación de las cifras, que cualquier colombiano sensato puede confrontar, debemos preguntarnos, ante todo, cuáles son los aspectos que nos ayudan a entender nuestras "máquinas de habitar". Ya dimos razones en cuanto a los conservadores y sus ideas urbanas y arquitectónicas.

Preguntémonos, entonces, por el presente, por el hábitat presente, que tiene tanta preeminencia en Medellín. Lo que nos lleva a interrogar, ¿quiénes y cómo se habitan los edificios-columnas? y sus ¿conjuntos-residenciales? Sabemos que esos edificios-columnas los habitan las clases medias de todas las condiciones sociales y culturales. Lo decimos así, ya que las "clases medias" son heterogéneas, dadas las inseguridades económicas, la movilidad social y la precariedad de éstas; a lo que se le suma el altísimo endeudamiento para poder vivir ahí, en familia. Vivir en medio del hacinamiento urbano y arquitectónico, de la heterogeneidad cultural y la economía precaria. Al punto que el hábitat familiar también cumple funciones empresariales.

Se prestan servicios de todas las especies, que van desde la elaboración de tesis de grados, hasta el arreglo de uñas, pasando por la preparación de alimentos, arreglo de electrodomésticos, venta de ropa y accesorios, ventas de frutas y verduras, salones de belleza, transporte en taxis y microbuses escolares. Son tantas las actividades económicas "microempresariales", que eso que alude a "hogar" parece más bien una "fachada de negocios", que evita a toda costa el vampirismo tributario del Estado colombiano.

La "máquina de habitar" en el sentido moderno, y en el término generoso y bondadoso que a ello se le puede atribuir, para una ciudad abierta, flexible y de movilidad como Medellín (que está a punto de colapsar en medio del caos vial) (El Colombiano, 2006),8 termina siendo, en nuestro medio urbano moderno, para familias de clase media, máquinas de producción, distribución y consumo. Las fuerzas del mercado son poderosas. Desde el punto de vista laboral, arruinan; desde el consumo, exigen y endeudan, y desde el punto de vista de la movilidad, demandan automóviles. Las columnas-edificios son dos o tres niveles interiores de parqueo y otros que quedan al descampado. Se accede a las columnas por parqueaderos. La utopía moderna de movilidad y "máquina de habitar" termina siendo la unión de un centro de producción, que conduce, no a los caminos de Roma de nuestras familias católicas, sino por los caminos que llevan al centro comercial (Sloterdijk, 2006, p. 425).9

Gerencia y egoesfera

En el apartado anterior señalamos la conectividad y movilidad que, desde la vivienda-producción-familia, se tiene con el centro comercial-consumo-entretenimiento. Ello se presenta así en nuestro medio urbano, debido a los imperativos del mercado: producir en familia, para vender, y vender para consumir en los centros comerciales. Así las cosas, la vivienda por sí misma puede ser observada como un asunto de gerencia. Los que la habitan son los gerentes (management) de un bien; en ese sentido, se le imprime un "direccionamiento" que apunta al consumo, la inversión, la rentabilidad y el cuidado del patrimonio (Sloterdijk, 2006, p. 427).10 Básicamente, ¿ no es eso lo que hace un gerente en una empresa? Gerencia que se realiza de acuerdo con las facilidades de conectividad y de flujos de bienes y servicios.

La conectividad es lo que posibilita la calidad o no de la vivienda de y para sus moradores. Lo que determina básicamente el tipo de egoesfera (Sloterdijk, 2006, p. 427)11 que se quiere habitar y se puede habitar. El cual, más adelante, perfilaremos sólo para el individuo solitario, alejado del imperativo productivo-familiar. ¿ Qué condiciones de conectividad y de flujos de bienes y servicios nos permiten estar cómodamente en el interior que habitamos? La conectividad y el flujo han de protegernos del mundo exterior, preservar nuestra privacidad, sin que el afuera para nada intervenga, o que intervenga en la medida que lo permitamos. En ello va el número de canales de televisión, la banda ancha, la capacidad y velocidad del computador, el aparato de CD y DVD y "nuestro cine en casa", la privacidad telefónica (el móvil y el fijo), etc.

La calidad "egoesférica" del hábitat también depende de la disposición de alimentos que no demanden mucho trabajo de hogar. Así mismo, el poder regular la temperatura cuando hace frío o calor, la no intromisión de ruidos exteriores, la disposición sonora del aparato musical (fidelidad y capacidad) para el deseo musical de nuestras preferencias.Cuenta también la puntualidad y sin intromisiones ajenas de la recepción de periódicos, revistas y facturas que puedan ser canceladas por la web. Lo mismo opera para los servicios a domicilio, que sean expeditos y debidamente "filtrados" en portería (alimentos, lavado de ropas y mantenimiento en general del activo vivienda: plomería, aseo, etc.).

La egoesfera y sus soportes de gerencia, conectividad y flujos, y otros servicios urbanos que promocionan las empresas, dependen, también, de la calidad de un soporte exterior (la imagen completa de la egoesfera urbana-hábitat es la de un interior y un exterior que se resumen en la crisálida). Exterioridad que viene siendo el entorno de nuestra vivienda o hábitat. Exterior que depende del amoblamiento urbano próximo al hábitat "egoesférico". Para el caso, se considera la cantidad y flujo de automóviles, las zonas verdes, los senderos peatonales, la amplitud de las aceras, la proximidad de restaurantes, bares, sastrerías, floristerías, carnicerías, consultorios médicos y urgencias. Cuentan, también, las paradas del transporte público, licorerías, papelerías, librerías, almacenes de discos, servicio de taxis, entre otros. Todo ello, a la debida "distancia" (no me refiero a los almacenes de cadena y centro comerciales; sabemos que ellos matan todo el encanto del paseo urbano), distancias que permitan saber y apreciar el valor de nuestras piernas. Se trata de ir a pie a los lugares de consumo (que permita el momento mágico delflaneur urbano); lugares que se ubiquen a una distancia moderada para el espíritu del caminante. Lugares de consumo que cuenten, además, con servicios a domicilio, si el tiempo no se presta para el paseo a la hora de mayor calor o de intensas lluvias, o a altas horas de la noche.

El hábitat como egoesfera (crisálida) en nuestro medio urbano es más o menos posible para clases medias profesionales, con ciertas capacidades económicas y de consumo, y con indudables pretensiones intelectuales, estéticas y hedonistas (Sloterdijk, 2006, p. 428).12 El fenómeno "egosférico" así expuesto discrimina. Los primeros en ser discriminados son los "eternos nuevos" ricos antioqueños y sus dineros de dudoso origen; ricos de postín. El valor de uso hedonista no cabe entre sus presupuestos éticos y estéticos. ¿Qué es la vivienda de nuestros ricos? trincheras de guerra: ejércitos de guardaespaldas, propiedades amuralladas, ojos electrónicos, perros asesinos, cercas eléctricas, carros y trajes blindados, circuitos cerrados de televisión, alarmas sonoras y silenciosas, puertas y ventanas selladas y blindadas. Desconfianza plena al interior y hacia el exterior (la envoltura de la crisálida); así las cosas, para los ricos del Tercer Mundo (Medellín), sus viviendas no pueden ser, desde el punto de vista positivo-hedonista, "máquinas de deseo" que faciliten la completud del ser-ahí-en-el-hábitat. Hábitat como liberación y creación de una identidad personal, digamos "sana", en la medida en que el aislamiento nos humaniza. ¿ Qué clase de humanismo se puede presentar en una trinchera? ¿Una trinchera de enemigos invisibles, pero reales como el que más? (Secuestro y extorsión: las cifras pueden bajar o subir según las campañas de "buena imagen" institucional; las cifras pueden ser ciertas, o falsas, pero el hecho real está ahí, lo prueban las mismas casas de los ricos: trincheras que asustan).

En cuanto a la exterioridad que expusimos y ampliaremos a continuación ("envoltura de la crisálida"), y la interioridad del hábitat, que presentaremos en el apartado egoesfera-apartamento, anticipamos que es posible, real y mensurable para clases medias ilustradas en las estéticas del hedonismo. Hago énfasis en "eso", ya que el valor moral supremo del antioqueño es el trabajo: principio y fin de todas las cosas. En nuestro medio es posible una egoesfera, una vivienda que sea garantía para maximizar los disfrutes de nuestras sensaciones de hábitat. Sensaciones en clases medias ilustradas y hedonistas; no así, en las trincheras de los más ricos y pudientes (la trinchera-hábitat es el resultado de la moral del resentimiento, frente a la muerte que asecha día y noche). Sensaciones de hábitat que también excluyen a los más pobres. Ellos son los desarraigados y desplazados del campo y las ciudades colombianas, están excluidos de antemano, es una verdadera tragedia humana (Sloterdijk, 2006, pp. 430-431).13

La exterioridad para la egoesfera en nuestro medio, que arriba describimos casi idealizada (por lo precaria, escasa y frágil), y ahora ampliamos, es posible en lugares escasos, diríamos que casi clandestinos. Aquí no tratamos de asuntos turísticos, sino de los buenos secretos que nos guarda esta ciudad paradójica de Medellín, como lo es cualquier ciudad del mundo. En Medellín, el clima ayuda mucho; generalmente se puede ir ligero de ropas todos los días del año. Se puede pasear a pie cómodamente si conoces bien la ciudad no turística (se exceptúa el barrio representativo de los ricos, muchos carros y muy pocas aceras, muy poco espacio público).

La ciudad de lugares arborizados y de pájaros en abundancia; de lugares donde consumir es un placer "al gusto" del visitante. De propietarios amigables y confiables, donde la buena calidad de los productos y servicios está asegurada. Allí donde se reconoce al otro. Son lugares sin "pretensiones", lugares no "americanizados", donde se excluye de antemano la baratija para turistas, la farsa de la artesanía industrial, y, por supuesto, la "comida chatarra" con pretensiones "gourmet". Lugares con poco flujo de carros y buenos bares, donde se bebe y se come a las anchas, en confianza, dada la calidad de los clientes habituales. Lugares que facilitan la palabra y afinan el oído, donde se puede escuchar y ser escuchados. Lo que tienen en común dichos lugares es que no se corresponden con las estéticas del centro comercial. Estéticas que agobian (navidades disfrazadas en plástico, con pretensiones nórdicas: osos polares, renos, Santa Claus, etc., en el meridiano tropical). Hablamos, pues, de los lugares donde la ropa es a la medida y las flores responden a nuestras exuberancias.

Librerías donde se es lector antes que cliente, lugar para la inteligencia, y ello incluye el humor. La ciudad, toda ciudad, guarda senderos "secretos" para el flaneur urbano; Medellín no es la excepción: parques pequeños donde se facilita leer plácidamente, mientras las jóvenes madres se esmeran con sus hijos pequeños. Un helado y una fruta en la compañía del otro... en Medellín eso es posible si usted está atento, si conoce los lugares que escapan a los horrores de los pobres y los ricos.

 

Egoesfera-apartamento

No es arriesgado afirmar que el logro más representativo de la arquitectura moderna es el estadio deportivo y el apartamento. En el sentido del apartamento, Medellín es hoy, básicamente, una ciudad de edificios para apartamentos. Ello obedece, en gran parte, a sus condiciones geográficas de valle (del Aburrá), estrecho y alargado, laderas a Oriente y Occidente. Podemos decir que el espacio en tierra es reducido; se busca, entonces, construir en "el aire", hacia arriba, vertical, edificios de apartamentos (Sloterdijk, 2006, p. 432 ).14

El apartamento y el estadio deportivo señalan dos tendencias sociopolíticas de las ciudades modernas. El apartamento se puede tomar como sinónimo de liberación para los individuos que quieren vivir solos. En gran medida, la liberación para el individuo la facilitan las técnicas diseñadas para el hábitat del apartamento, técnicas de soporte para que la vida sea posible en soledad e individual. Al apartamento se contrapone el estadio deportivo. El estadio es el lugar de la masa que delira en torno a un acontecimiento deportivo, musical o religioso. El estadio ostenta el monopolio emocional para la masa delirante y excitada frente un acontecimiento, que bien convoca el mercadeo o la propaganda.

De espumas y burbujas (la egoesfera para el cuidado de sí)

El apartamento moderno de la ciudad de hoy puede ser pensado como una burbuja (célula), y ello es el símil que nos propicia visualizar el individualismo de hoy. Quiero que se entienda individualismo no tanto como expresión de egoísmo y "contra-puesto-al-otro". Como si el individualismo fuese el fruto de una especie de marginamiento antisocial y excluyente, así como lo proclaman los moralistas y neoconservadores "pro familia". El individualismo aquí es entendido como individualidad que no excluye para nada "al otro" (la otredad). Individualismo que no atenta contra las normas o las llamadas "leyes sociales" de convivencia. Simplemente, la burbuja-apartamento para el individuo solitario configura una célula vital no familiar. ¿ Cuántas veces no hemos escuchado hasta la saciedad "que la familia es la principal célula de la sociedad"? Aquí trataremos la individualidad, que es, en sí misma, una célula vital en su hábitat; que es como cualquier familia que vive a su "manera". En este sentido, el individuo urbano ("urbanícola") vive integrado a la sociedad, pero existe de manera coaislada. Así como soy vecino de apartamento del solitario que vive al lado, o de la familia en su apartamento, en el misma espuma-edificio (Sloterdijk, 2006, p. 433).15

La aparición en la escena moderna del apartamento responde, indiscutiblemente, a las tecnologías aplicadas a la producción en serie y masiva (eso son las columnas-edificios), y a la posibilidad de prefabricados y ensamblajes. Tras ello respira históricamente el fordismo y el taylorismo. Es, pues, el capitalismo contemporáneo el que responde y conforma la ciudad de masas arquitectónicas; y configura así el urbanismo de apartamentos, donde se une cada una de las burbujas (células vitales) que nos es dada observar en un edificio de apartamentos (espumas), como un todo con forma orgánica y compleja (Sloterdijk, 2006, p. 434).16 Organismo arquitectónico que es posible gracias a los elementos que los hace comunes: escaleras, ascensores, pasillos, corredores, redes de servicios públicos domiciliarios (fibra óptica, acueducto, alcantarillado, energía eléctrica, gas.), vertederos de desechos, porterías, parqueaderos, etc. Estos elementos comunes y universales forman un todo único y orgánico que denominamos edificio (espuma), compuesto de burbujas (apartamentos). Dadas pues las condiciones orgánicas y técnicas de un edificio de apartamentos, es lo que posibilita la "existencia" de cada uno de los apartamentos, y en él, los individuos solitarios que lo habitan. El "urbanícola" contemporáneo, en su apartamento de "solitario", tiene hoy todas las posibilidades antropológicas y los recursos antropotécnicos (máquinas de hábitat para el cuidado de sí), para explorar y desarrollar sus capacidades y potencialidades humanas en lo que llamamos egoesfera.

El individuo soportado técnicamente (edificio y apartamento), frente al sí mismo y de cara al mundo que lo rodea, está en capacidad de explicitarse como individualidad y como ser-en-el-mundo, sin el soporte de un grupo familiar o de pareja. El apartamento urbano y antropotécnico es hoy un soporte fundamental para el ser existente "urbanícola", que hace posibles los contenidos atmosféricos de la filosofía fenomenológica contemporánea (Sloterdijk, 2006, p. 425).17

El hábitat de apartamento para el individuo solo (y no solitario y "olvidado del mundo") es lo que hace posible el hecho fenomenológico del adquirir conciencia de las premisas mundanas del ser-ahí en el mundo. Por ello, también algunos de los apartados del presente texto "suenan" a la primera persona del singular, cosa que incomoda a la filosofía tradicional de "la tercera persona", canonizada en las facultades de filosofía. En la academia, el que escribe, o se expresa, parece ser "otro". Es por eso que muchos de los textos académicos son una aridez de espantos, sin asideros en el aquí y en el ahora, como si sus autores no existiesen y no viviesen en el llamado "mundo de la vida".

Pero es precisamente el concepto de célula vital (burbuja y egoesfera) el que mejor expresa, a mi entender, el concepto fundamental de vida "urbanícola" individual, que es lo que aquí tratamos. Tratamos el "existir y el existente" urbano e individual, que se hace explícito y se revela en el hecho fenomenológico de la egoesfera. Existir que requiere una serie de requisitos fundamentales y vitales en el apartamento del individuo solitario. Dicho existir requiere, primero que todo, unas condiciones higiénicas y sanitarias mínimas de hábitat y autonomía, que permitan la reproducción de la vida en un ciclo circadiano, ciclo que nos proporcione las condiciones para el cuidado de sí (Sloterdijk, 2006, pp. 437-38).18

Cuidado de sí que incluye la cama y el sueño (lectura, descanso y erotismo). Requiere del baño para el aseo y el WC. El hábitat para el cuidado de sí también incluye la cocina, que ha de facilitar que el comer no se reduzca sólo a la "reposición biológica". La comida y la bebida como placer hedonista incluye la mesa servida como paisaje de olores, sabores y colores (flores, mantel, cristalería y porcelanas). La reposición circadiana incluye el clóset de ropas (juego de colores y de formas, el olor de la ropa bien tratada, y los lugares propios para todos los objetos del ropero). El hábitat egoesférico incluye lugares estratégicos de conectividad, que sean cómodos y seguros. Donde podamos enchufar todo los aparatos de soporte antropotécnicos: audiovisuales, electrodomésticos, de aseo y de comunicaciones.

El apartamento, básicamente, es un container que nos ha de proporcionar todos los elementos para el cuidado de sí. Para poder establecer relaciones con-migo-mismo. Se busca, entonces, procurar por todas las posibilidades de confort primario y vital bajo la condición de co-aislamiento. El apartamento ha de facilitarnos un bienestar de "ventilación psíquica" (Sloterdijk, 2006, p. 439 ).19Ventilación psíquica precaria en las columnas-edificios de Medellín. (La arquitectura de Medellín como desprecio por el confort y por el bienestar del habitante de la clase media). Precariedad en la medida en que dichas edificaciones constituyen la negación del aislamiento acústico para el cuidado de sí. Edificios (espumas) como antenas sonoro-acústicas, donde se introduce todo tipo de ruidos en la burbuja. Ello no es grato y no genera confort en la egoesfera. ¿Cuáles serán sus consecuencias psíquicas? Como mínimo estrés y neurosis, odio por el otro "entrometido", cuando se niega de plano la grata posibilidad del poder estar con-sigo, en silencio y en dirección hacia el cuidado de sí.

 

Autoemparejamiento

(consigo mismo y modo de vida)

La egoesfera para el individuo solitario es la dimensión humana del apartamento (burbuja), teniendo como prioridad el cuidado de sí y gracias a los soportes antropotécnicos que lo facilitan. Se trata de vivir solo y consigo mismo, con el entorno y con el "otro" (Sloterdijk, 2006, p. 443 ).20 El "consigo mismo" no se puede entender, por ningún motivo, como un desprecio, ni por el "otro"(s), ni por el mundo. Aclaremos, pero ¿quién es el otro? Mejor, ¿quién es ese "otro" que soy yo? ¿ Cómo y dónde es posible? El hecho, para aclarar el interrogante, lo podemos ir perfilando desde la burbuja-apartamento-coaislado y sus soportes egotécnicos que dan sentido a la egoesfera (Sloterdijk, 2006, p. 444).21 Egoesfera que se construye a partir de la individualidad plenamente desarrollada, reflexiva y consciente; no se trata precisamente de un narcisismo burdo y grosero, ofuscado y ciego, como pensará el moralista que lo asocia con "egoísmo inmoral".

La individualidad no es una gratuidad, es un logro en medio de la sociedad de masas que trata de no diferenciar, que se empeña y quiere un hombre unidimensional. Consumidor egoísta, atrincherado desde las mercancías, y que actúe como general con plenos poderes en un centro comercial, que funge como campo de batalla del mercado y de los egos mustios.

La individualidad como logro es posible construirla desde la soledad "egoesférica", contando con los soportes antropotécnicos, estéticos y hedonistas que aquí hemos tratado de dimensionar en un sentido vital. Hay que intentar estar fuera de la orbita de las morales del ascetismo, de la renuncia y de la culpa. Se trata de una individualidad que explore lo mejor y lo peor de lo humano y de sus creaciones. Porque es ahí desde donde se empiezan a revelar las respuestas del "otro"; porque de algún modo ese otro también soy yo (el "objeto" del sujeto). El individuo habitante "egosférico" debe procurar la tarea de buscar y encontrar respuestas y límites de lo que está bien y de lo que está mal. Buscar, teniendo en el horizonte posible e inmanente al otro real, ese que tratamos en todas partes y que se materializa en-el-estar-ahí. Se materializa en el horizonte de la corteza terrestre que nos toca en suerte.

Tampoco se trata, precisamente, de manera alguna, de la simbiosis con el "otro" real, porque se corre el riego del parasitismo. De la dependencia emocional o intelectual, de la fe ciega, del fanatismo ideológico, del amor sin goce del uno y del otro, y del horroroso vacío platónico. No se trata de la imposibilidad de pensar y sentir por sí mismo, tampoco se trata de verdades y realidades dogmáticas al uso de los oportunismos sociales. Se trata, pues, de nuestras vivencias. Llamaremos esas vivencias, junto con Sloterdijk, de la autosimbiosis (Sloterdijk, 2006, pp. 444-445).22Autosimbiosis entendida como el remitirse permanentemente a un sí mismo (una imagen provisional para dicho fenómeno de yoes lo encontramos en las figuras literarias del monólogo interior o del soliloquio). Se trata, pues, de un remitirse al sí mismo de nuestros yoes. Ese remitirse es incansable, permanente y real: son las voces y las resonancias que nos habitan, las que no tomamos como un pensar cartesiano, como sordera cartesiana. Son diálogos del yo, de un yo que no se miente a sí mismo ni aun en sus peores extravíos. Son yoes que dudan, por supuesto, y que están alejados del delirio autista del psicótico, porque es precisamente el otro real y horizontal el que nos da la "medida" (la dimensión), de esas voces y resonancias del yo y de esos "sub-yoes" que nos construyen.

Sólo cada uno de nosotros conoce "esos" laberintos dialogales, esas construcciones-vivencias. Construcciones que si se rompen fácilmente, o están fuera del horizonte del otro, o más bien, si no soportan la "prueba" del otro (digamos que es como el "carbono 14" de nuestras intersubjetividades), se trata, entonces, de una perfecta ilusión platónica, ya que dejamos de mediar de yo a yo, con un sujeto sin objeto interior, que viene siendo el yo del otro.

Ese yo propio se explora, se vivencia, se confronta y se conforma con las egotécnicas que disponemos para nuestro servicio; la primera de ellas son la escritura y la lectura (Sloterdijk,2006, pp. 445).23 De ahí los horrores que me producen los apartamentos que de antemano (en su diseño arquitectónico) no disponen de un lugar para la biblioteca (claro que con un poco de imaginación...). Apartamentos que están diseñados de antemano para la no lectura, allí el libro no cuenta como egotécnica de soporte para hábitat del individuo. A ello se le suma el ruido de las columnas-edificios. Se le suma la televisión colombiana en todas las habitaciones de los apartamentos, literalmente vomitando excrecencias de entretenimiento ruin. Realities, telenovelas, publicidad y publicidad y publicidad, y toda la violencia y pornografía importada de los Estados Unidos del Norte. Importada y con carácter monopolístico de distribución coaxial. Se le suma la música populachera de usar y arrojar, y partidos de fútbol, como si de ellos dependiera la salvación de la humanidad de Medellín y de Colombia. Pero me horroriza mucho más la ausencia de libros en casa de los pudientes. Cuando los hay, son de "autoayuda" y "superación", o el libro exclusivamente como elemento de decoración y no de lectura (se prefieren los de artistas reconocidos). Y, por supuesto, la infaltable Biblia "de lujo", parapetada en un atril estilo rococó a la antioqueña.

El soporte egotécnico del libro requiere un largo aprendizaje, como el de los vinos, los amores, la música y las amistades. El libro y la escritura requieren las necesarias dosis de anarcoresis. Es por eso que cuando leemos o escribimos nunca estamos solos, estamos con nuestros yoes, que son estimulados por el yo del otro, por el yo del que escribió el libro, o compuso la sonata, siendo él en su yo.

Desde la perspectiva que venimos tratando, el apartamento, la egoesfera, es el taller de nuestras autorrealizaciones psíquicas. Ello requiere de operaciones complejas, delicadas, permanentes y atentas. Es saberse plenamente consciente de ser-en-el-mundo-de-la-vida en su totalidad (Sloterdijk, 2006, p. 447).24 Para ello, contamos con los soportes egotécnicos, que vendrían a ser las "herramientas" del taller-apartamento, apoyo para la formación de nuestra individualidad, para el disfrute hedonista intramundano. Se trata prácticamente de la formación, y la conformación, de nuestra individualidad (lo que comúnmente conoceríamos como nuestra "personalidad"), lo que presupone un estar atentos a un nosotros-mismos (Sloterdijk, 2006, p. 449).25 Un estar atentos a los cambios y diferencias que notamos de alguna manera en nosotros mismos, pero siempre referidos al "otro", o al "mundo".

Dichas referencias no siempre pueden ser las mismas, o no pueden serlo, o al menos eso se espera del sujeto, que está atento a las informaciones fragmentadas y seleccionadas que recibe de los soportes mediáticos, y de los textos de libros. Si el taller-apartamento no funciona para el cambio de nosotros mismos, y las transformaciones esperadas, o bien, estamos hablando de un cadáver, o de una momia ideológica, cosas que parecen existir con más frecuencia de la esperada.

En la egoesfera, no sólo se trata de un percibir constante de nuestros cambios "internos", e intramundanos; de hecho, ellos se presentan para el que sabe estar atento. En nuestro hábitat-"egoesférico" (apartamento) establecemos, también, una serie de comportamientos cotidianos, un guión de días y rutinas, que, de alguna manera, casi todos cumplimos. Ello se hace posible, gracias y en gran parte, a los soportes egotécnicos para el cuidado de sí: el aseo en las mañanas (evacuar, aromas para la piel, brillo y textura del cabello, lavado de dientes, mucosas, etc.). Así mismo, la selección de la vestimenta, según la imagen que queremos proyectar por medio de nuestra indumentaria (¿qué colores seleccionar, como combinarlos? ¿El día es soleado, o de lluvias? Cuentan también los aretes, pulseras, reloj, pañuelos, brillo del calzado, los llamados accesorios, etc.). A estas rutinas y hábitos del hábitat se suman la afeitada en los hombres (afeites y depilaciones) y el maquillaje en las mujeres, como bien lo afirma Baudelaire en su "Elogio al maquillaje".

El cuidado de sí cuenta con estrategias de seducción y de estéticas, que realizamos para otros desde nuestro hábitat, a la hora de enfrentarnos al mundo exterior. En ello señalamos nuestras individualidades, y el como proyectarlas, desde nuestras posibilidades de indumentarias, maquillajes, accesorios, etc.

La egoesfera nos proporciona las rutinas para el cuidado de sí, que fortalecen la individualidad. Pero más allá de las rutinas del día a día, encontramos cuatro fenómenos antropológicos que podemos ver explícitos y claros en el apartamento. Fenómenos para la formación y la conformación de la individualidad, gracias a los soportes antro-potécnicos-egotécnicos. A saber: el quirotopo (las manos y el trabajo), elfonotopo (los medios sonoros y los silencios de lectura), el erototopo (el amor y el erotismo), el ergotopo (el ejercicio y el cuidado de mí) y, por último, el alethotopo (las luchas por el saber y el conocer).

Las manos y el cocinero

El quirotopo es, básicamente, el "trabajo manual" que realizamos en la cocina (Sloterdijk, 2006, p. 450)26 (manos-fuego-calor). Trabajo manual que depende hoy, en gran medida, de las herramientas que se disponen para cortar, exprimir, triturar, moler o cernir. En la cocina, y gracias a las manos, se mide, se pesa, se controlan las temperaturas y el tiempo de duración; se hierve, se cuece, se asa, se controlan los olores, etc. Para el individuo solitario, en su apartamento, es de vital importancia el saber cocinar, que podemos traducir en saber emplear las manos y la imaginación, imaginar para cocinar bien, y para el placer de beber y comer (así se tengan las capacidades económicas para que otros cocinen por él y para él). Cocinar para imaginar, para conocer de sabores, colores, aromas y proporciones (una "pizca" de pimienta).

Todo ello nos ha de "proporcionar" con precisión lo adecuado para nuestros gustos y preferencias. Con las manos determinamos las texturas de los alimentos, controlamos el tiempo de cocción, las temperaturas apropiadas. Las manos en la cocina son, pues, todo un saber con fines estético-hedonistas (se sobreentiende lo "nutricional" y lo "sano"). Estética y hedonismo que muchos en nuestro medio cultural consideran un imposible; me atrevería a decir, un imposible moral. Se presupone que el individuo solitario "come mal y maluco"; a ello se le suma el escándalo "de comer solo", como si fuese un castigo de prisioneros en galera. Sin embargo, no se come solo, se come conmigo, y se es anfitrión y huésped al mismo tiempo (Sloterdijk, 2006, p. 450).27 ¿ Cómo no cuidar de mi yo? ¿Por qué el comer solo es alimentarse mal ? ¿ Por qué se niega todo disfrute hedonista y estético? Detrás de ese escándalo se agazapa toda una moral de familia (la "sagrada familia" a manteles), y por derecha, un machismo atávico. Como si el ámbito del quirotopo de la cocina fuese el destino "natural" de la mujer, y en términos generales, de las "labores del hogar". Se piensa y se establece que las mujeres "deben" ser las cocineras del hogar, porque eso no "es cosa de hombres". Al hombre que cocina se le considera un afeminado, y cuando lo hace, solo lo hace y se le reconoce en una dimensión "recreativa", como solaz de fin de semana, el "asado de familia".

El cuidado de sí se materializa en el qui-rotopo, pero sólo para el que esté atento (para el que escucha sus yoes mientras manipula y aprehende). El quirotopo es, también, la posibilidad de experimentarse en una lúdica, que incluye los cinco sentidos, y para ello se requiere saber ver (el estado de los alimentos, la composición orgánica, el color y la combinación de éstos). Se requiere saber tocar (medidas, pesos, texturas). El olfato es guía esencial en la cocina, nos informa "cómo va la cosa", es un anticipo de lo que vendrá. El oído nos informa con precisión sobre intensidades. Por supuesto, también está el gusto, y la infinita gama que en ello se incluye, antes, durante y después de la cocción, y de ello depende, en gran medida, el éxito, o el fracaso, en la mesa. Literalmente, el gusto de los alimentos es la prueba de fuego por los que pasan los cinco sentidos. Así, sentir es también pensarse.

Mediar en lo mediático (escuchar y leer)

El fonotopo. En el individuo solitario, en el desarrollo de su individualidad, es de vital importancia lo referente a los sonidos y los silencios (ruidos y armonías). El individuo en su egoesfera tiene todas las posibilidades de ser todo un "maestro orquestal". Maestro que, con maestría, puede seleccionar y distinguir, a gusto o disgusto, el otro parlante. El otro que, por fortuna, "está en otra parte". Podemos, por tanto, disponer de él, según nuestras necesidades (Sloterdijk, 2006, p. 451).28 Para ello contamos, primero que todo, con perillas de encendido (on) y apagado (off); disponemos de la radio y sus bandas de AM y FM (sin olvidar que por Internet se cuenta con "radios" del mundo, noticias y músicas desde otras partes); disponemos de los reproductores de CD (Sloterdijk, 2006, p. 451), entre otras cosas.29 (¿ Qué música quiero escuchar mientras "cumplo" con mis rutinas diarias, y para el cuidado de sí? ¿ Cuál es la música apropiada para el quirotopo y la mesa? ¿ Qué silencios me son necesarios para uno de mis tantos yoes?). No es lo mismo un despertar con Vivaldi, que con los Rolling Stones, y los dos pueden ser de mi pleno gusto.

En la categoría delfonotopo también se incluye la televisión (Sloterdijk, 2006, p. 452),30 con la enorme ventaja de que se tiene la posibilidad del control a la distancia, lo que posibilita el zapping y el apagado. La verdad, y sin moralismos del tipo la "televisión corrompe a las familias", la televisión me deja más bien frío; son pocos los momentos de su realidad-egoesférica que me seducen. La máquina en sí es maravillosa, y cada día es más sofisticada, lo que se quiera. Pero suman, mal contados, unos 150 canales donde prima la publicidad agobiante, la programación basura de telenovelas los realities y el exceso de telepredicadores de todos los credos. Cine norteamericano de baja categoría, pasarelas de todas las temporadas de moda, y el formato "hágalo usted mismo".

Programas de "la naturaleza", animales salvajes narrados en off, con guiones, donde priman todos los prejuicios de la moral humana: hacen el "amor" (se aparean), "asesinan" (se alimentan), etc. Programas naturales financiados por petroleras y empresas madereras y contaminantes. Presentan fútbol en todas las categorías y calidades; así mismo, reinados de belleza. Noticieros nacionales que son la "prueba reina" de la desinformación y el cinismo político y económico. La televisión universitaria, pública, que se recrea en la "pornomiseria" tercer mundista, bajo los criterios de lo políticamente correcto. La televisión dedicada a "la cultura popular". La televisión local y regional que trata de infundir "valores familiares". Las multinacionales que remuelen lo mismo en distintos horarios, día y noche. Aprendí a ser un muy mal televidente viendo televisión (me entusiasma más el "anacronismo" de los libros); he perdido interés por la televisión, pero ahí está, dándonos paso a fragmentos de la realidad. Dando la posibilidad a la egoesfera de estar abierta al mundo, pero lejos de él.

La televisión nos permite, también, la reflexión de la individualidad, con toda la sangre y estupidez que nos es dada a observar, sin derecho a la réplica. No así el teléfono, que nos permite comunicarnos en doble vía con otro real (Sloterdijk, 2006, p. 453),31que puede ser o no ser de nuestro agrado.

Pero real, así lo sea en el sentido de la "gente tóxica": las ventas por teléfono (telemercadeo), a las cuales nunca atiendo; las llamadas de los políticos en campaña y sus cintas infinitas que se reproducen automáticamente al audio. Por fortuna, también existen los identificadores de llamadas, que facilitan reconocer a los "indeseables", que se creen con derecho a irrumpir con su cháchara en la egoesfera. También están "esas otras" llamadas que interesan como las que más, son vitales (Slo-terdijk, 2006, p. 453).32 En ellas cuentan el amor erótico para el próximo encuentro, o dime de tus alegrías o tristezas, de tus apuros cotidianos. La llamada telefónica de los amigos, la de nuestros seres queridos, la de aquéllos con quienes nos sentimos "telecorrespondidos" y nos ponemos al tanto vital. Llamadas que nos dicen que existimos más allá de lo mediático.

La egoesfera se abre al mundo, pero nosotros somos los que abrimos o cerramos las puertas mediáticas (Sloterdijk, 2006, p. 454).33Abrimos las potencialidades de lo mediático, con sus pro y con sus contra. Se requiere, pues, un esfuerzo de profundización propio, en dirección a la individualidad y al mundo (las herramientas del taller por sí solas no elaboran nada). Nada bueno se puede lograr en la individualidad si a ello no estamos atentos. No se trata tanto de consumir conspicuamente la radio, la televisión y el teléfono, sin deglutir, sin reflexionar, "tragando entero", simplemente porque la cosa esta ahí. Tanto el medio como el producto mediático por sí mismos no aportan nada que valga la pena si no los antecede la reflexión. No se nos puede olvidar que lo mediático y sus contenidos responden, ante todo, a intereses económicos y patrimoniales de grandes empresas del entretenimiento (a manera de chiste cruel: "si vivimos en la sociedad del espectáculo, ¿por qué es todo tan aburrido?") (El País, 2007).

Eso, en primer lugar, no se puede olvidar. En segundo lugar, hay que recordar que lo mediático responde a la sociedad de masas, y todo lo que ella significa: productos estándar, para mentalidades estándar, para culturas diversas (¿acaso uno no descubre quién es quién generacionalmente hablando, al identificar determinados programas televisivos?). En los medios de comunicación priman intereses de todo tipo. Ello incluye la realidad misma, en la medida en que se la muestra, se la nombra, y se elige de ella lo que el editor decida. La pregunta clave es, entonces, ¿desde dónde se elige? ¿Por qué esto y no lo otro? Así, pues, que el ejercicio de la individualidad en la egoesfera requiere atención, en el sentido de un interesarse por el sí mismo. Entonces, se debe guardar distancia de los modelos masivos que aparentan individualidades de SIGNOs exteriores, vacuos e inanes, que no pasan de la moda presente, y las que vienen. Moda indiscutiblemente en ciclos cada vez más cortos.

Así, el mercado obliga, por ejemplo: a usar aretes, teñirse el pelo con colores llamativos, tatuarse el cuerpo, X o Y ropa, consumo de drogas blandas o fuertes; tendencias pornográficas duras, en la Internet; o blandas, en la publicidad. Consumo con los respectivos legitimadores: cantantes envasados, estrellas fugaces del firmamento de Hollywood, estrellas de la imagen publicitaria —que vienen siendo, en muchos casos, cantantes y estrellas de cine, que también repiten en ciclos de moda, etc.—. El mercado obliga y es imperativo, y ordena y vela por el aplanamiento de nuestras intimidades e individualidades. Se trata, entonces, de velar y atender nuestra única salud personal, es decir, ahondar en el cuidado de sí, que no es más que interesarnos por nuestra individualidad. No por la del mercado de la imagen y el entretenimiento: se trata de parecernos a nosotros mismos y no al otro más-mediático (Sloterdijk, 2006, p. 455).34

Esa felicidad cuando te desnudas

El erototopo (Sloterdijk, 2006, p. 446)35 desempeña un papel trascendental para el individuo solitario en su apartamento. La dimensión erótica le permite, como la que más, profundizar en uno de sus yoes más vitales, quizá el más vital de todos. Escucho al fondo de la escena el coro moralista de la cultura antioqueña, sus escándalos, como si todo "el mal" radicara en el disfrute amoroso-erótico del cuerpo. Una vitalidad que no se reduce para nada a la procreación, todo lo contrario, ello se ha de evitar a toda costa, sería caer en la animalidad de la reproducción dado los ciclos de la naturaleza, ¡porque ella lo dispone así! Por el contrario, la "naturaleza" del apartamento es el disfrute pleno del cuerpo, con ese próximo al que se le han abierto las puertas, en un proceso de selección de compañera. Se trata de seleccionar de acuerdo con unas afinidades electivas, unas necesidades de vida y existencia; no se trata, precisamente, de la moral del burdel y sus placeres mercenarios.

El individuo, en la formación de su individualidad, busca un complemento, no un lugar para eyacular. Para tal caso están precisamente los burdeles y la tristeza ajada del erotismo, que niega el erotismo solar que ilumina y vivifica. El burdel y en ello no hay moralina, es marchito, en muchos casos es el lado oscuro de no pocos matrimonios. El solitario individual no requiere en una primera instancia recurrir al burdel, pero ¡atención!, la egoesfera no puede y no debe ser un sucedáneo del burdel, como muchos pretenden. Como la moral al uso pretende. Desde los porteros del edificio (prostitución a domicilio), pasando por el ama de casa de al lado, que recomienda a sus hijas adolescentes tener cuidado de "ese señor que vive solo". Al solitario individual no pocas veces se le trata como a un apestado priápico, como a un sátiro "urbanícola" que vive en una cueva sadiana.

El apartamento del solitario, como ya dijimos, es un taller, y en él también se experimenta cuando se emprende la búsqueda del deseo, con y en el otro experimentador (Sloterdijk, 2006, p. 456).36El apartamento es taller en el sentido delicado que tratamos. Eros es la obra de arte con la más fina y delicada filigrana, y ello no puede ser con un "cualquiera". Primero que todo, porque se trata de compartir un hábitat, más allá del lecho amoroso, de compartir el lugar, donde nos es dado "madurar" en nuestra individualidad y formación (Sloterdijk, 2006, p. 456).37 Se trata de "entregar" espacios, movilidad, silencios, escrituras y lecturas. No es "mucho", pero dado el caso puede ser todo. No se trata precisamente de escapar por la vía del onanismo, del tedio y la monotonía que tienen los placeres solitarios (Sloterdijk, 2006, pp. 456-457);38 aunque no se pueden descartar. Las experimentaciones, la búsqueda del otro-erótico-complemento-vital, son complejas y delicadas, y en ello se empieza por uno mismo. Depende mucho del carácter de cada individualidad, de la profundidad de ésta y de las capacidades de abrir espacios para la cohabitación-del-hábitat compartido. Compartir con el otro erótico-afectivo-vital-compañía.

Dado, por ejemplo, que el espacio primario del individuo no facilite la movilidad y el silencio conpartido, se hace imperioso la búsqueda de otro espacio, nuevo y renovado, donde sea posible que las dos individualidades puedan seguir profundizándose, sin someter uno al otro; que el otro sea, para que sea en uno como individualidades compartidas. Es, pues, el erotismo, hábitat; 'un construirse haciéndose'.

Ello sólo es posible en aquellos que se han experimentado en el taller-egosfera, que han experimentado en las profundidades del uno mismo, incluido en la pareja erótica. En nuestro medio cultural, el taller erótico es complejo, desde el contenido mismo de la praxis arquitectónica, desde nuestra moral arquitectónica. Moral que sólo concibe y mercadea hábitats para núcleos familiares, todo ello con el apoyo institucional de la moral de la "sagrada familia".

Por otro lado, si bien los presupuestos de individualidad profundizada pueden ser claros, en la medida de búsqueda y complementación permanente (en el taller no se descansa en este sentido), el individuo solitario encuentra, también, en nuestro medio, otras barreras morales y culturales tenaces. Barreras para la experimentación y elección de la compañera-erótica-amorosa-vital (la vida en el hábitat no puede reducirse al cuadrilátero-cama de sexos). En dichos impedimentos (los físicos de la arquitectura y los intangibles de la moral) cuenta la presión social, que da a entender que el único objetivo de la pareja es el matrimonio y la reproducción. Así, pues, en nuestro medio, y sobre todo en las clases medias y altas (en la burguesía en general), el "encuentro erótico" parece predestinado al matrimonio, que no es tampoco una opción "equivocada", pero cuando ello condiciona la entrega erótica, lo mejor es correr al burdel, al menos allí la transacción es abierta y clara, expedita y sin compromisos velados.

La moral del matrimonio burgués, como transacción erótica, necesariamente conduce tarde o temprano a la ruptura, a la rutina y al erotismo mustio. Entre otras causas, cuentan la violencia, la infidelidad, el alcoholismo y la pobreza, como nos es dado observar históricamente en nuestro medio (Carmona-Fonseca, 2005, pp. 464-480).39 Ello muestra, de paso, que la vida erótica en Colombia y Medellín, concretamente, se está alejando de los esquemas clásicos de la familia mononuclear tradicional, machista y conservadora. Así y todo, el Estado colombiano sólo imagina que para enfrentar tal situación se ha de recurrir a más violencia.40 Se olvida que tras ello también se esconde el aumento creciente de la prostitución, precisamente en Medellín, que históricamente se ha ufanado de la familia conservadora. La prostitución va en aumento, las estadísticas de la ciudad son inciertas y las modalidades de mercadeo son variadas; los consumos también. Medellín se está perfilando como destino turístico sexual (Vivir en el Poblado, 2006).41Dado este panorama desolador, ¿ cómo no ser prudentes en nuestras elecciones conformadoras de individualidad y complementadoras del hábitat? La egoesfera, queda visto, es exigente, en cuanto a experimentación, búsqueda y conformación del erototopo que no es posible vivir.

El cuidado físico sin sudores

Exploremos ahora otra dimensión del hábitat-célula, conformadora de la individualidad: el ergotopo. En el apartamento del solitario es posible y es dado el cuidado de sí, desde un cuidado deportivo (Sloterdijk, 2006, p. 458);42para ello, el mercado ha dispuesto de una variedad de artículos deportivos para el "ejercicio en casa", prácticos y desmontables. La verdad, y desde mi formación de individualidad, no soy dado al "ejercicio" en casa, de mantenerme en "forma" mientras se ve la televisión, mientras se pedalea infinitamente y no moverse un centímetro de su sitio. Prefiero el paseo urbano o campestre, la caminata de pesca, o la caminata hacia el lugar de trabajo. Sobre todo, y por encima de todo, la natación; ello por gusto. Así que poco puedo decir del ejercicio del ser-ahí, en el mantenimiento de la forma física, pero queda registrado (Sloterdijk, 2006, p. 458).43 Además, me molestan enormemente los adictos a “la forma”, los adictos al “gimnasio”, los adictos a la “figura”. Me molestan los obsesos en cualquier modalidad de existencia, y sobre todo la del estar apegadoasí-en-el-sudor-narciso. No estoy en contra del cuidado de sí, pero cuando el “ejercicio casero” es un imperativo categórico del sudor, ¡no!

Luchas contra el mercadeo de la ignorancia

Por último, y quizá el más severo examen, en el ahondamiento de la individualidad y del cuidado de sí, del solitario en su apartamento-"egoesférico", lo encontramos en el alethotopo. Es decir, la lucha y el interés por el saber y la verdad (aquello que nos sucede). Ello requiere voluntad, admiración e imaginación en el sí mismo como individuo (Sloterdijk, 2006, p. 458).44 Hoy, básicamente, a los hábitats apartamentos llega el "conocimiento común" por los medios masivos de comunicación, al menos como "conocimiento mínimo", que se puede catalogar en la categoría de información y entretenimiento. Ello, a pesar de todo, es también conocimiento... concedamos. La cuestión está, más bien, en la capacidad del individuo de interrogar hasta dónde la herramienta mediática-audiovisual, vigente en el mercado de consumidores, facilita el conocimiento. Valorar el tipo de conocimiento que se "consume".

Lo mediático, consumo y entretenimiento, ¿es la herramienta adecuada para la profundización del individuo en el cuidado de sí? Arriba, en este texto, ya habíamos manifestado la calidad de los contenidos mediáticos en nuestro medio audiovisual. La respuesta no se presta para dudas, es mediocre, banal y venal; deja, por decir lo menos, "mucho qué desear". Hoy el conocimiento que aporta lo mediático no pasa de ser el management ilustrado de la ignorancia y el tedio (Sloterdijk, 2006, p. 459).45

Para superar "esa ignorancia ilustrada" se requieren otros hábitos de consumo. Se sabe que la tendencia en el consumo de libros en Colombia está a la baja; cada vez se lee menos, y los queb leen, lo hacen básicamente por necesidades académicas y laborales. Lo que llamaríamos libros "prácticos y técnicos", necesarios, pero nunca suficientes. Dicho consumo no incluye la literatura, el arte, la filosofía y la historia. Herramientas fundamentales para el soporte ético, estético y hedonista que profundizan en los yoes del individuo "egosferológico". Herramientas a voluntad, egoístas si se quiere, que van más allá de los imperativos de una exterioridad académica y económica.

Me refiero al placer del libro como tal, el amor a la lectura y a la sabiduría —no la mía, de la que dudo, sino la de otros, de la que no dudo—. Las herramientas libro, CD y DVD deben incluir la calidad de sus contenidos, allí donde brillan las inteligencias humanas. Que no brillan precisamente en los llamados libros de autoayuda y superación, al estilo Chopra y sus compinches, que son legión. En la televisión tampoco es que brillen mucho las inteligencias. La televisión, el deporte intelectual preferido de los colombianos, supera enormemente el consumo de libros (Ibope, 2007).46 La verdad es que la cosa no podría ser peor. También se consume mucho Internet por parte de los jóvenes; la pregunta obligada es ¿qué consumen? Pornografía, música de moda, entretenimiento, publicidad; usan el Messenger, juego con imágenes, imágenes con juego. También los "deberes académicos" que "bajan" tal cual de la "red", del santo santorum: Wikipedia; alias la "verdad revelada" para los escolares. Se consume información dura y pura de moda, mercadeo y marcas aptas para concursos televisivos (Sloterdijk, 2006, p. 459).47

Así, pues, el individuo solitario en su apartamento, que quiere sumergirse en sus yoes, no puede quedarse surfeando en la pantalla de la TV, del ordenador, en las ondas hertzianas, o en las revistas de moda, pasarela o estrellato. El "egoes-ferólogo" profundizador de sus yoes, con aspiraciones éticas, estéticas y hedonistas debe recurrir a los libros inteligentes, una y otra vez, con alegría. Al menos para saber que las ignorancias son propias y no colectivas (Sloterdijk, 2006, p. 459).48


1. "La infausta expresión que Le Corbusier introdujo a comienzos¡ de los años veinte en la discusión sobre la reforma de la arquitectura, depara el concepto clave para una explicitación acomodada a los tiempos de la actividad doméstica de gentes que viven solas en la ciudad y de familias pequeñas movilizadas".

2. "El recelo de los domésticos tradicionalistas frente a la casa-tienda sólo es sobrepasado por la aversión de estetas conservadores a la pretensión artística de la arquitectura moderna, en cuanto barruntan la transformación del edificio en una gran escultura".

3. "En los sin techo puede observarse cómo la necesidad de espacio para dormir se acerca al mínimo; una caja de cartón sobre la cabeza puede valer para señalar la demanda de espacio del durmiente. Del más famoso de los sin techo (Evangelio, según san Mateo 8:20.) se ha transmitido este dicho: "Los zorros tienen cuevas y los pájaros bajo el cielo tienen nido; pero el hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza".

4. "Conocida es la experiencia de que a las ratas cuando se les reduce su espacio vital se vuelven mucho más agresivas, hasta el extremo de llegar a la aniquilación de sus congéneres. Esto es trasladable al comportamiento de los grupos humanos, tanto que el nivel de violencia crece en el medio urbano, y cuanto más cuanto mayor es el grado de masificación de hacinamiento en que se ven obligados a vivir".

5. Véase http://es.wikipedia.org/wiki/Berl%C3%AD. "[ Berlín] Es la ciudad más poblada y extensa del país, núcleo de un área metropolitana de 4.076.739 habitantes en julio de 2006".

6. "Las Naciones Unidas estimaron las ventas anuales pronivenientes de la industria de drogas ilícitas en 400.000 millones de dólares, que sería el equivalente a 7,6% del comercio mundial de bienes lícitos y a cinco veces el PIB de Colombia [ ...] . Se considera que de las utilidades por cocaína exportada desde Colombia, no menos de 80% se quedan en los mercados de Estados Unidos y de los países Europeos. El 20% restante regresan a Colombia entre otros medios a través de contrabando, armas y dólares que se convierten en pesos y representan las utilidades y el dinero para sostener la operación local".

7. Véase http://209.85.165.104/search?q=cache:NyWk13oPjLIJ:www.globalaging.org/pension/world/2006/ahorro.htm+colombia2Bahoro+de+los+colombianos&hl=es&ct=clnk&cd=3&gl=co Según García (vicepresidente de Skandia para Colombia), las personas con ingresos mensuales superiores a $1.600.000 cuentan con capacidad de ahorro, pero no logran concretar esos recursos, porque cuando se llega a cierta solvencia, de inmediato se planean las vacaciones y hasta compras innecesarias. García asegura que a 2005, el 20% de los colombianos contaba con los dineros necesarios para un ahorro; es decir, había disponibles para ahorrar más de $24,7 billones, en tanto que el ahorro de largo plazo escasamente logró unos $3,6 billones.

8. "Los accidentes de tránsito se han incrementado en los últimos meses en la ciudad. En 2005 el número ascendió a 28.662, de los cuales 8.146 resultaron motociclistas involucrados. En los seis primeros meses de 2006 se registraron 16.724, de ellos 5.686 accidentes de motos. Un total de 348, 339 y 296 víctimas mortales dejaron los accidentes en los años 2003, 2004 y 2005, según el informe de la Policía Metropolitana. Con el aumento de los accidentes este año, estas estadísticas empeorarán"

9. "La utopía entre casa y vehículo de la utopía-hábitat [ ...] implica ya la tendencia concreta a la suburbanización de las ciudades, sin la que es difícil entender la moderna sociedad de consumo de masas, sobre todo en su variante americano-estadounidense [ ...] son los hogares unifamiliares en los suburbios, que sólo por motorización podían estar conectados con los centros comerciales".

10. "La vivienda moderna se define como dirección cuando hace accesibles a sus habitantes para servicios, entregas, ofertas en red y cuando les pone a mano los medios para actuar como remitente de encargos y mensajes. El domicilio es una inversión primaria [...] Como inversión es un lugar social, la dirección es una parte del capital fijo".

11. "Las primas más altas las poseen unidades de viviedas que unen todas las ventajas-privacy con todas las opciones-access. Donde se ofrece esto, la residencia es a la vez una egoesfera perfectamente aislada y un punto fácilmente accesible en la red de múltiples online-communities. Es un punto de conexión para oscurecimiento del mundo exterior y admisión de realidad on demand".

12. "La vivienda se cualifica cada vez más inequívocamente como lugar en el que los individuos se entregan a su vocación de autorrealización en la inmanencia pura. Autorrealización es una expresión camuflada para el autoconsumo. El acontecimiento más relevante de la vida se determina aquí como flujo incentivado de sensaciones o vivencias; es decir, como acumulación y derroche de diferencia disfrutable en el fluir del tiempo. Viviendas son emplazamientos para empresarios de sensaciones, es decir, máquinas de deseo, que maximizan sensaciones por unidad de tiempo".

13. "La implantación masiva de machines a habiter se lleva a cabo [ ...] en los barrios miserables inflacionarios, situado al borde de las grandes ciudades del —así llamado después de 1950— Tercer Mundo, donde surgieron gigantescos pueblos de superficie amorfo-aditivo, cercanos al punto cero arquitectónico [...] receptáculos construidos por uno mismo para el dominio del estado de excepción permanente, testimonios tanto de la indestructibilidad de la necesidad humana de habitáculo como de la creatividad arquetípica, con la que aun bajo las condiciones más precarias se manifiesta el anhelo de cabaña, de esa primera articulación arquitectónica de la exigencia de interior [...] . La huida detenida de innumerables desarraigados crea circunstancias en la que la ecuación neolítica entre habitar y esperar vuelve a entrar en vigor de modo inesperado. Si en alguna parte tiene sentido empírico la expresión especulativamente superforzada de final de la historia, en ninguna como a la vista de estos fenómenos".

14. "Las dos innovaciones arquitectónicas con mayor éxito del siglo XX, el apartamento y el estadio deportivo".

15. "Definimos el apartamento como forma egoesférica atómica o elemental, y, en consecuencia, como burbuja celular del mundo, de cuya repetición masiva surgen las espumas individualistas. A esa determinación no va unida valoración moral alguna; no contiene concesión alguna a la crítica católica y neoconservadora del tiempo, que sobre la tendencia contemporánea a la cultura-single no tiene nada que decir fuera más allá de los estereotipos del reproche agustiniano de indiferencia y egoísmo [...] ".

16. "[ ...] La construcción de casas sobre la base de tales elementos significa una combinatoria o, mejor, una forma de 'construcción orgánica', con finalidad de crear, a base de módulos, conjuntos sostenibles arquitectónica, urbanística y económicamente".

17. "No es casualidad que la arquitectura de apartamentos se desarrollara en simultaneidad histórica con las fenomenologías de Husser y Heidegger: tanto aquí como allí se trataba del anclaje del individuo reflexivo en un medio de mundo radicalmente explicitado. La existencia en una vivienda unipersonal no es otra cosa que el ser-en-el-mundo en un caso particular o la resumersión del sujeto, antes aislado a propósito, en su llamado 'mundo de la vida' bajo una dirección o domicilio espacio-temporalmente concreto".

18. "La célula-vivienda emancipada formula todo un programa de condiciones arquitectónicas y sanitarias mínimas de autonomía [ ...] que requiere el poder-vivir-solo. En consecuencia, en un apartamento completo tienen que estar a disposición los medios para un ciclo circadiano de cuidado de sí mismo [...] ".

19. "La unidad de vivienda arquitectónicamente lograda no sólo representa un trozo de aire cercado, sino más bien un sistema psicosocial de inmunidad, que es capaz de regular, según convenga, el grado es su impermeabili-zación hacia fuera. 'Ventilación psíquica' implica que en las unidades inmunes aisladas se infiltra un hálito de animación comunitaria".

20. "Se podría hablar de la crisis de las segundas personas, que ahora se instalan en las primeras. Esto se refleja en las teorías éticas más recientes: efectivamente el 'otro' sólo puede ser descubierto como otro real motivo central de la filosofía moral contemporánea en una época en la que se han vuelto epidémicos el autodes-doblamiento del uno en sí mismo y la multiplicidad de los otros interiores virtuales".

21. "Se puede hablar de la existencia de una egoesfera cuando su habitante ha desarrollado costumbres elaboradas de autoemparejamiento y se mueve en un proceso constante de diferenciación de sí mismo [ es decir, en un proceso de 'vivencias']".

22. "En ésta [ autosimbiosis] la forma de la pareja la cumple el individuo, que, en un proceso continuo de diferenciación de sí, se remite incesantemente a sí mismo, como si se tratara del otro interior o de una pluralidad de sub-yoes".

23. "Los medios egotécnicos, que han perfilado en los individuos nuevas rutinas de regreso a sí mismo: en un primer término, la técnica de la escritura y lectura, con cuya ayuda fueron ejercitados procedimientos históricamente innovadores de diálogo interior, de autoexamen y autodocumentación".

24. "Esto significa una operación psíquica que se nutre de la diferencia experimentada entre el estado actual del individuo y la plétora de sus estados potenciales. Que sólo puede plantearse a la larga cuando un continuo relativamente compacto de momentos de autoobser-vación y autoajuste se ha hecho determinante para la forma de la vida en su totalidad".

25. “[lo intramundano] presupone la autoobservación incesante del individuo en un proceso de asimilación metabólica tanto de sustancias nutritivas como de situación en todos sus aspectos”.

26. "La cocina del apartamento es la miniatura de un quirotopo".

27. "Quien se abastece de la propia cocina desempeña eo ipso el doble papel de anfitrión e invitado, o bien, de cocinero y comedor, y manifiesta de ese modo que en ciertos actos del souci de soi va incluido también un don de soi, un don del yo al yo, en el que se revelan las intenciones del donante del yo al yo".

28. "Gracias a los medios-audio, la célula del que vive solo puede convertirse en algo que desde el punto de vista histórico parece imposible, que constituía una contradicción en sí mismo incluso: en un fonotopo individual".

29. "Burbujas de sonido individualizadas: microesferas auditivas, en las que sea hecho realidad una relativa libertad de escucha".

30. "La televisión no es otra cosa que una radio visualmente ampliada; con la diferencia de que en ella la libertad de elección de programa está técnicamente mejor apoyada que en los sistemas de búsqueda de la radio. [ ...] El telemando representa la técnica clave de control de admisión de sonido e imagen, y eo ipso de admisión de la realidad, en la egoesfera".

31. "Para la modelación informática y atmosférica de la egoesfera, a los medios-audio sólo los iguala en importancia el teléfono, que, a causa de su calidad como medio de dos direcciones, representa uno de los instrumentos más eficientes para la ligazón del mundo desde la reserva [ ...] el teléfono posee un doble privilegio ontológico: no sólo transmite [ la mayoría de las veces] llamadas provenientes de lo real, sino que coloca también al que es llamado, si coge el aparato él mismo, en una simultaneidad [ experimentada como real] con el que llama: lo coloca a la misma altura-de-ser con el actor de la llamada en la lejanía [ ...] la vecindad efectiva no es espacial, sino telefónica".

32. "A causa de este efecto de inmediatez fue legítimo describir el teléfono como biófono, (Avital Ronell) no puede llamar nadie menos que una vida".

33. "El aislamiento no se experimenta como soledad; posibilita el enlace del alma individual con otros relevantes ausentes y sus señales de vida lejana, más o menos atractivas".

34. "Mientras siga interesándose por sí mismo, el individuo descubierto sigue la pista del individumm abs-conditum. (Observemos hasta qué punto la cultura de masas se basa en la premisa de que la mayoría de los individuos no tienen motivo alguno para interesarse por ellos mismos, por lo que resulta un buen consejo que se abstengan a la vida de las estrellas. Definiciones de una estrella: a. interesante amplificación de la falta de interés de los demás. b. Agente del desvío de la atención del admirador de sí mismo".

35. "En ninguna dimisión de la vida aparece esto con mayor claridad que en la sexualidad, que en el régimen individualista se organiza a menudo como sexualidad-vivencia basada en el apartamento, es decir, como investigación en el espacio de posibilidad interior erótico".

36. "El apartamento constituye un erototopo en miniatura, en el que los individuos pueden seguir los impulsos de sus deseos, en el sentido de querer-experimentar-también-lo-que-otros-ya-han-experimentado".

37. "En el trance de la elección de compañero la mayoría están condenados a equivocarse: dado que por regla general no se consigue lo que se quiere, se coge a cualquiera en su lugar, y, llegando el caso, a sí mismo".

38. "El onanismo de apartamento, quizá prefigurado en las celdas monacales, pone en escena la relación triple completa entre el sujeto, el genital y el fantasma; de donde resulta, por lo demás, que la sexualidad masturbatoria logra, efectivamente, un acortamiento pragmático del procedimiento, pero no una simplificación estructural de la operación bigenital interpersonal".

39. "En las últimas décadas en la familia colombiana: la proporción de separaciones y divorcios aumenta crecientemente dentro del total de uniones, al pasar de 5,5% en 1972, al 11,7% en 1992". Un problema crítico consiste en que las profundas modificaciones en la familia colombiana (estructura y función) plantean retos en todos los campos sociales".

40 Véase http://209.85.165.104/search?q=cache:sO4nYUitYPYJ:www.oim.org.co/modulos/contenido/default.asp%3Fidmodulo%3D88%26did%3D561+separaciones%2Bcolombia%2Bestadisticas&hl=es&ct=clnk&cd=6&gl=co. "El Gobierno Nacional presentará un proyecto de ley que está orientado a endurecer el tratamiento penal de la violencia intra ".

41. "Contactos y acompañantes. Tenemos lindas chicas, universitarias de 18 a 25 años, elegantes y complacientes en tus fantasías sexuales. Atendemos únicamente domicilios (apartamentos, moteles, hoteles). Ofrecemos servicios las 24 horas para caballeros (ejecutivos, profesionales, turistas), parejas, servicio de caballeros para dama, lesbi, servicio especial de su señora por un día. Solicite su fantasía sexual y se la realizaremos". Tal es el texto de un volante que entregan en el semáforo del Parque de El Poblado y que incluye tres números telefónicos para hacer el contacto. Al final del volante dice: "Recibimos damas de 18 a 25 años, excelente presentación personal. Altos ingresos [...] ". "En la actualidad no se puede establecer con precisión cuántas personas están dedicadas a la prostitución en Medellín porque hay varios factores que inciden".

42. "La transformación de los apartamentos en gimnasios privados viene fomentada por las tendencias de la sociedad moderna a estilos de vida orientados al fitness, que reclaman de sus partidarios la preocupación constante por su forma".

43.“El existencialismo se ha explicitado somáticamente: de la fórmula filosófica, que ser-ahí es la relación que se relaciona consigo misma, "ha llegado al mercado una versión, comprensible para todos, según la cual ser ahí significa mantenerse-enforma”.

44. "En toda vida individual, por muy apartada que esté de lo general, hay un interés residual por la verdad, aunque sólo sea por la demanda de vocablos que ayudan a los individuos a estar conectados con los SIGNOs del tiempo".

45. "Puede que sea verdad que bajo las condiciones teóricas-cognitivas actuales el aprender sólo puede interpretarse ya como un management ilustrado de la ignorancia, pero en la llamada sociedad del saber los contemporáneos más o menos exigentes tiene que ocuparse de la actualización constante de su déficit"

46. "2:40 horas persona día y 6:51 horas hogar día es el consumo de televisión para el 2006".

47. Sloterdijk dice: "De paso la información adquiere progresivamente una función que se corresponde con las marcas y artículos de moda: se llevan partículas aisladas de saber, como se llevan gafas de sol, relojes caros y gorras de béisbol [...] una amplia escena que rinde culto a un saber especializado sin sentido. Esos jóvenes han comprendido que el saber no prepara para la vida, pero sí para concursos radiofónicos o televisivos" (2006, p. 459).

48. "Para muchos sigue siendo todavía un acontecimiento la incorporación de un nuevo libro a la comunidad de objetos que pueblan la vivienda. Al encanto de la vida de apartamento pertenece la circunstancia de que en el uno se puede dedicar sin testigos a la contabilidad no falseada de las ignorancias inconfundiblemente propias".


Referencias

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