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Signo y Pensamiento

Print version ISSN 0120-4823

Signo pensam. vol.28 no.54 Bogotá Jan./June 2009

 

La Radiodifusión internacional ante la convergencia digital.Futuros, realidades e imaginaciones

International Broadcasting vis-à-vis Digital Convergence.Reality, Possible Futures and Imaginations

CÉSAR AUGUSTO RODRIGUEZ*

* César Augusto Rodríguez Charry. Colombiano. Profesor cátedra Departamento Comunicación - Universidad Javeriana. Magister en Comunicación Social Universidad Católica de Lovaina la Nueva (Bélgica). Correo electrónico: carcharry@yahoo.com.

Submission date: December 1, 2008 Acceptance date: December 15, 2009

Recibido: Diciembre 1 de 2008 Aceptado: Diciembre 15 de 2008


Short-wave international broadcasting enters the last phase of a crisis that has lasted almost 20 years. In this last phase, international broadcasting has been confronted by Internet and now faces up new challenges that emerge from social, economic, political and technology variables. If this phase cannot be surpassed, short wave international broadcasting will become a thing of the past, only to be appreciated as an old art.
This article exposes the abovementioned different variables, being as it is, an issue of great uncertainty and constant changes, and makes plans for the future of radio broadcasting taking in stride today’s historic vectors and resorting to our imagination.

Keywords: International broadcasting, digital radio,short wave.


La radiodifusión internacional en su sistema de onda corta entra en la última etapa de una crisis que pronto cumplirá 20 años. En esta última etapa la radio internacional ya ha enfrentado a la Internet y ahora se enfrenta a los nuevos desafíos que, de acuerdo a variables sociales, económicas o políticas hará que
logre superar el momento o se convierta en un objeto de recuerdo artístico.El presente artículo plantea las variables del problema que por ser un tema de gran
incertidumbre y constante cambio, vislumbra el futuro de la radio con el uso de la imaginación y de los vectores históricos hoy evidentes.

Palabras Clave: Radiodifusión internacional, Radio Digital, Mediología, Onda Corta.


La radio en el 2020 habrá renacido desde su ancestro análogo, hasta su fénix digital

Actualmente, la radiodifusión internacional pasa por una aguda crisis, debida al posicionamiento de Internet como alternativa confiable y al depuramiento del gusto de los oyentes que exigen cada vez mejor calidad.

La radiodifusión internacional, en la actualidad, cumple aproximadamente sesenta años. Las primeras grandes estaciones de radio internacional que aparecieron en Europa lo hicieron poco después de haberse probado su eficacia local como medio de comunicación. La Unión Soviética, Holanda, Inglaterra, Alemania instalan sus estaciones de radio de "ultramar".

Este sistema de radiodifusión tradicional que utiliza la amplitud modulada en las frecuencias internacionales permaneció vigente, y como única posibilidad, hasta los inicios del siglo XXI, cuando se comenzaron a explorar nuevas alternativas al ya casi centenario sistema de radiodifusión. La radio digital mundial (DRM, por sus iniciales en italiano) se presenta, en la actualidad, como la nueva alternativa. Cuando hablamos de esta radio digital no nos referimos a la difusión de mensajes por medio de la red, sino al uso de las mismas ondas de radio, pero codificadas de manera digital. El esquema actual de estaciones que en el mundo transmiten por este sistema no sobrepasa una página en el'Manual Mundial de Radio y Televisión' (wrth) del 2008; sin embargo, los entendidos en tecnologías lo posicionan como el sistema que más futuro tiene. Por ello, para el 2020 se espera que la drm se haya posicionado como el medio que difunda las ondas de radio internacional paralelamente a Internet.

El surgimiento y sostenimiento del antiguo sistema no se dio sólo por variables tecnológicas. El peligro comunista, la Segunda Guerra mundial y la Guerra Fría fueron el escenario político perfecto para la inversión estatal en estas radios; una vez caído el Muro de Berlín y aparecida la tecnología digital, los sistemas y servicios de radiodifusión internacional fueron disminuyendo y, en muchos casos, desaparecieron. Países que habían tenido un importante protagonismo en la Guerra Fría cesaron sus transmisiones, como ocurrió con la Voz de Alemania o Radio Deutsche Welle, o naciones con una amplia tradición de radiodifusión internacional, como Suiza, Suecia, Polonia, Portugal, cerraron sus emisiones en lenguas extranjeras, como el español. Ya no había peligros políticos internacionales, el fantasma de una guerra atómica se disipaba, las audiencias se volcaron a temas nacionales, los presupuestos disminuyeron y luego apareció Internet.

El fortalecimiento de la radiodifusión internacional no dependerá solamente de un avance tecnológico en ese sentido, necesitará una variable externa global, como la mundialización de la cultura, la economía, la ecología o, de nuevo, la misma política. Esta confluencia tecnológica con esa otra variable haría posible recobrar audiencias comparables a las de 1950 a 1980.

Una nueva guerra fría

En esta proyección imaginaria para el desarrollo de la radio internacional, podríamos plantear el marco de una nueva guerra fría, donde la radio podrá ser de nuevo un arma ideológica; pero no serán los estados los que entren en conflicto, sino las empresas audiovisuales y los conglomerados económicos. Con la glo-balización de los sistemas de comunicación e información, la guerra por los públicos y por el consumidor se hará evidente. Quienes estarán a la cabeza de estos grandes medios de comunicación mundial serán las grandes estrellas del mundo del espectáculo de hoy, y así como los discursos y charlas persuasivas se utilizaron en el pasado como forma de convencimiento o fortalecimiento moral, para esta época, hija de la especialización de la escucha musical, será precisamente la música la que se utilice con fines económico-políticos.

El fortalecimiento de estos conglomerados mundiales de radiodifusión será un elemento más para el debilitamiento y pérdida de terreno de los estados. Las temáticas estarán cada vez más referidas al mundo del postespectáculo, luego de un periodo "ecologista" actualmente en crecimiento. El uso del libreto en estas estaciones será casi extraño, mientras que en las estaciones juveniles habrá regresado su uso.

La velocidad en la radio

La radio siempre ha sido"inmediatez", pero la aceleración del medio no se presenta solamente por estar en "el lugar de los hechos transmitiendo en vivo y en directo". Las estaciones de radio internacional, desde sus inicios hasta hoy, han conservado un ritmo pausado en sus emisiones; este tipo de radio más tradicional y de contenido presenta, estéticamente, unas diferencias importantes respecto a las estaciones de fm juveniles, por ejemplo. El ritmo de las estaciones internacionales, sus formatos, cambiarán con la llegada de la radio digital. Las audiencias, en medio de esta nueva guerra de ondas, exigirán más velocidad y dinamismo en las informaciones. Los programas tenderán a ser más cortos, los locutores hablarán más rápido, con voces cada vez más suaves, pues la pureza del sonido no hará necesario tener voces demasiado profundas y agudas. No se descarta el uso de efectos sonoros propios de los programas de edición, al hacer que se asemejen a los audios de las producciones televisivas de hoy. Como efecto de la televisión, hoy ya evidente, se hablará con mucha metáfora visual, y gran parte del lenguaje utilizado podrá ser, en términos de hoy, irreconocible.

La llegada de la radio digital en todos los órdenes hará que ciertos espacios queden en desuso.

Participación digital

Los oyentes podrán participar desde sus casas o el lugar donde se encuentren, en directo, y ellos mismos, de manera autónoma, pero regida por un software, elaborarán los programas de radio. El oyente será productor constante.

Los soportes digitales de la actualidad podrán haber encontrado un nuevo reemplazo o una nueva tecnología de transición. Toda onda digital vendrá con información añadida, como datos del clima, información sobre programas, locutores, la melodía que se esté tocando, etc.

La llegada de la radio digital en todos los órdenes hará que ciertos espacios queden en desuso. Las ruidosas bandas de onda media quedarán prácticamente despobladas, el grueso de las audiencias habrá ya emigrado a la Internet portable y a la radio digital, y harán de estas bandas una serie de zonas intersticiales, donde podrá aparecer una serie de pequeñas emisoras clandestinas. Esto, quizá, ocurra bajo regulación, al liberar los estados el poder sobre las bandas de frecuencia. Habrá, pues, libre difusión en algunas bandas, al considerarse poco interesante para una radio de calidad.

Bajo un nuevo sentido de globalización y rescatando el nomadismo, existirán radios internacionales rodantes que traspasarán las fronteras en su recorrido. El sentido de lo local en la radio internacional se habrá modificado.

Implicaciones digitales

La radio digital y por Internet, junto con el uso de soportes digitales, ha hecho que pierda textura, de la misma manera que la imagen fotográfica perdió el grano al pasarse al píxel. Así, el canal queda disimulado y el esfuerzo del oyente se reduce, al no tener que aportarle tanto al mensaje para completarlo.

En el caso de la radio por Internet, se relativiza el tiempo de la transmisión en directo, se aísla al oyente del medio ambiente, pues las condiciones meteorológicas ya no son una variable para la escucha de una señal. Los contenidos de los programas tienden a convertirse más en flujos de información: pod-cast, streaming, y no tanto en contacto cálido con el oyente, pues lo que importa es que haya existido el contenido para poderlo descargar, y no tanto que ese contenido se esté emitiendo en directo: "allá con el locutor detrás del micrófono". Es muy probable que este diferido de los programas no esté importando tanto a las nuevas generaciones de oyentes. De alguna manera, eso ya había pasado hace cientos de años, cuando los oyentes auditores de juglares se convirtieron en lectores de historias escritas; el protagonista, autor, emisor se distanció; apareció el diferido. Pero este diferido, curiosamente, se rescató con la invención de la radiodifusión. Con Internet, el problema de la pérdida del directo y la posibilidad facilista del diferido regresa. Esta individualidad es la misma que encontró el lector de la Ilíada —impresa— o de la Biblia. Esta última no alcanzó a destronar al edificio, como bien lo hace notar Régis Debray. Así mismo, Internet no debería destronar a la onda corta.

La radio, con Internet, pierde el esfuerzo de la recepción, que en el caso de la onda corta está en el oyente y sus equipos. También, se pierde el esfuerzo en antenas, receptores, transmisores, potencias, antenas, estaciones repetidoras y azimuts. Con Internet, el esfuerzo es menor y más estandarizado: servidores de gran capacidad, una conexión banda ancha estándar, un computador normal.

La radio digital potencia y facilita la creación de archivos, así como la aparición de libros propició la creación de bibliotecas.

La radio digital, por otra parte, potencia y facilita la creación de archivos, de la misma manera como la aparición de libros propició la creación de bibliotecas. Quizá de manera muy tardía, por fin se están recopilando programas de radio y se está creando un archivo de lo sonoro.

Toda nueva tecnología hace que se pierda algo, y, al mismo tiempo, rescata algo. Con Internet se relativiza, pues, el directo y se rescata el archivo. Por otra parte, toda nueva tecnología no hace desaparecer la anterior, aunque cuando se rescatan tecnologías pasadas se hace más desde el arte. ¿ Será que la radio del futuro transmitida por ondas electromagnéticas será rescatada por el arte o ese rescatar hará renovar el sentido artístico del medio?

Afortunadamente, como lo sabemos, no hemos dejado de comunicarnos de manera oral, en vivo y en directo, y presencialmente. En el futuro de la onda corta, el problema sería, quizá, el número de oyentes. La coyuntura tecnológica, las manchas solares en aumento y la espera por el posicionamiento de un drm hace que entremos en incertidumbre. Una radio sin oyentes no tiene sentido. La novedad del medio, el descenso en los precios de los receptores podrá popularizar pronto el sistema.

Ahora podemos llevar nuestro radio "transistor" de pilas a la playa y desde allí sintonizar una Radio Canadá Internacional o una Radio Nederland; pronto podremos llevar algún dispositivo inalámbrico conectado con el hotel o la casa y escuchar una radio internacional por Internet, y pronto, también, podremos llevar el radio portátil de DRM y hacer lo mismo. Frente a estas posibilidades, la radio por onda corta parece estar en desventaja. Deberemos esperar hasta que los nuevos medios estén más posicionados en los oyentes para ver qué rescatan y qué pueden perder.

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