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Signo y Pensamiento

Print version ISSN 0120-4823

Signo pensam. vol.29 no.57 Bogotá July/Dec. 2010

 

Discurso y comunicación en Venezuela: del determinismo al nacionalismo tecnológico

Discourse and Communication in Venezuela: from Determinism to Technological Nationalism

JESÚS ALBERTO ANDRADE CASTRO*

* Jesús Alberto Andrade Castro. Venezolano. Doctor en Ciencias Humanas y magister en Computación Aplicada y en Managment Information Systems. Se desempeña como profesor titular emérito de la Facultad Experimental de Ciencias de la Universidad del Zulia, Venezuela, y es editor de Enl@ce, Revista Venezolana de Información, Tecnología y Conocimiento. Correo electrónico: jandrade01@gamail.com

Recibido: Abril 26, 2010 Aceptado: Junio 7, 2010

Submission date: April 26th, 2010 Acceptance date: June 7th, 2010


Este trabajo analiza el desarrollo de las tecnologías de información en Venezuela y cómo el elemento discursivo legitima su uso; para ello, se identifican tres tipos de discursos (determinismo tecnológico, democracia tecnológica y nacionalismo tecnológico). Se parte del supuesto de que la hegemonía es un proceso ideológico en constante búsqueda de poder, que usa el discurso para su legitimación. Se analiza cómo en Venezuela, junto con las políticas estatales que buscan la construcción de un modelo comunicacional basado en tecnologías de información, el discurso técnico "permea" los ambientes donde las tic puedan legitimar su existencia, con el fin de establecer una hegemonía ideológica en la sociedad.

Palabras claves: discurso, tecnologías de información, poder, hegemonía, globalización.

Descriptores: Tecnologías de la información Venezuela. Análisis del discurso. Hegemonía.


This paper examines the development of information technologies in Venezuela and how the discursive element legitimizes its own use; to do so, three types of discourse are identified (technological determinism, technological democracy, and technological nationalism.) Based on the fundamental assumption that hegemony is an ideological process in a permanent quest for power, it uses discourse to legitimize itself. We examine how, in Venezuela, concurrently with other state policies that attempt the construction of a communication model based on information technologies, the technical discourse "pervades" environments where the ict's can legitimize their existence in order to establish an ideological hegemony in society.

Keywords: discourse, information technologies, power, hegemony, globalization.

Search tags: Information technology -- Venezuela. Discourse Analysis. Hegemony.


Origen del artículo

El artículo es el resultado de un estudio desarrollado en el Laboratorio de Investigación de Tecnologías y Sistemas de Información (litsi), de la Universidad del Zulia, en Venezuela, como parte de la línea de investigación sobre políticas públicas y tecnologías de información, cuyo propósito es generar y difundir conocimiento y propuestas alternativas acerca de temas asociados con las tecnologías de información que sean de interés para la sociedad.

Introducción

El debate público y la controversia global en torno al uso de las tecnologías de información y comunicación (tic) se han extendido ampliamente desde posiciones exclusivamente técnicas, hasta aquéllas relacionadas con los aspectos humanos, y en ámbitos tan disímiles, y quizá menos visibles, como son los campos teóricos de la comunicación asociados con el poder mediático. Este debate señala que las políticas públicas en torno al uso cotidiano de las tecnologías de información y comunicación derivan en una dinámica que modifica las estructuras sociales en función del ejercicio del poder. Por ello, el tema de una sociedad basada en tic ha estado en la agenda internacional de los gobiernos y organizaciones, tanto públicas como privadas.

El uso de este tipo de tecnologías requiere discursos que legitimen las estructuras de la sociedad. El discurso acerca de las tic ofrece mecanismos para crear, reproducir y transformar la sociedad, y para entender cómo estas tecnologías se institucionalizan; se debe analizar su dimensión política y el efecto que el discurso produce en el comportamiento social y en el poder socialmente establecido. El discurso forma parte de los elementos ideológicos que institucionalizan las estructuras, sistemas y procesos sociales, que, en el caso del discurso asociado con las tic, se le añade una característica autonómica que las capacita para conformar un metapoder; por lo tanto, el discurso no se limita al ejercicio legitimador de las estructuras establecidas, sino que con las tic se posibilita el ejercicio del poder de una manera autónoma.

Con el fin de demostrar cómo el elemento discursivo acerca de las tic ayuda a construir un poder que es autónomo de los aparatos establecidos, identificamos tres tipos de discursos, que sirven para legitimar las estructuras políticas de la sociedad. Para ello, acudimos al análisis crítico como un poderoso instrumento de interpretación, para descubrir el posible sesgo que introduce el lenguaje en los intereses políticos y sociales. Esto nos permite identificar las estructuras ideológicas del discurso, las cuales se manifiestan en las acciones que se expresan en el uso de las tic, y que sirven de base para ejercer la hegemonía de un particular poder existente.

Discurso, tic y neoliberalismo

Sustentados en mecanismos comunicacionales, las instituciones sociales parecen basarse en sólidos fundamentos técnicos, pero que terminan por ser socialmente relativos, como reflejo de las relaciones de poder. Hoy en día, el discurso acerca de las tic se sustenta en la globalización, el cual emerge de un orden y una reflexividad social, que gira en torno a la idea de la modernización de procesos tecnológicos, como vía para la solución de problemas estructurales de la sociedad.

Las tic constituyen un factor heterogéneo y complejo en cuanto a la conformación de las estructuras de la sociedad; sin embargo, el discurso alrededor de éstas es relativamente homogéneo desde el punto de vista de los valores asociados con las instancias del poder. El discurso asociado con las tic sigue un patrón que se deriva de la manera como se observa el fenómeno tecnológico. Ese discurso se sustenta en la modernidad tecnológica, como marco referencial para alcanzar el desarrollo de los nuevos medios de comunicación, sin cuestionar los principios que dominan las relaciones sociales existentes y su conexión con el sistema productivo, donde se han gestado, creado y expandido las tecnologías de comunicación.

Se genera, así, un discurso que está interiorizado en las profundidades del pensamiento moderno y que presupone la superioridad de la tecnología en el desarrollo social, fuera del contexto histórico que la originó. El discurso técnico se desarrolla respaldado por una relación fetichista entre la realidad (la práctica social) y la esperanza (el deseo por una solución técnica). Como lo expresa Vizer en relación con una de las dimensiones comunicacionales de las prácticas sociales: "En la cultura tecnológica, la técnica ha reemplazado a Dios, pero genera discursos y rituales mágicos" (2009, p. 243).

Los conceptos, y con ellos los discursos (a veces mágicos), no tienen dueños, pero tampoco son anónimos. Por ello, hoy en día, los modelos de control de la sociedad se rigen por políticas que nacen desde el discurso de las transnacionales, las cuales participan en la promoción de ciertas transformaciones sociales que han sido incorporadas -al menos retóricamente-, en los discursos de inspiración neoliberal, y que son promovidos por organismos internacionales, organizaciones sociales y políticas nacionales de diversos países, que asumen el discurso neoliberal con cierto grado de dogma.

De manera que neoliberal no es solamente una "doctrina económica", sino que en lo referente al aspecto comunicacional, corresponde a un modelo "societal" que supone una concepción del mundo que intenta "normar" las relaciones entre Estado y sociedad, entre economía y política (Maldonado Fermín, 2005), entre libertad y progreso, pero que es la expresión de un modelo de sociedad propio de una doctrina que se expresa en las acciones públicas apegadas al carácter privado de la propiedad.

Las ideas "neoliberales" constituyen, por lo tanto, un elemento central de numerosos desarrollos económicos y sociales, que impactan fuertemente en actores que desempeñan papeles clave en los procesos sociales contemporáneos. Los discursos se imbrican con las políticas dirigidas al uso de las tic, para venderse como soluciones "objetivas" asociadas con la eficiencia, y funcionar de esta manera, como un proceso ideológico donde se concilian las contradicciones, conflictos e intereses, con el fin de perpetuarse (institucionalizarse) en las organizaciones y en la sociedad.

Por ello, con frecuencia, los medios de difusión frecuentemente postulan políticas públicas con predominio de rasgos privados, ofrecidas como necesarias para el progreso social, pero a la vez excluyentes de cualquier otra forma posible de comunicación. Se establece una supuesta superioridad comunicacional de corte neoliberal, que se institucionaliza con la legitimación del discurso. De esta manera, la idea de regímenes libertarios y de desarrollo social se aleja de lo público para abrirle camino a lo privado.

Discursos y comunicaciones: caso Venezuela

Hasta finales de los años setenta, el sector de las telecomunicaciones estaba en manos del Estado venezolano, particularmente en el segmento de la telefonía fija, por medio de la Compañía Anónima Teléfonos de Venezuela (cantv), lo cual conformaba el monopolio estatal de las comunicaciones telefónicas. Mientras que otros tipos de negocios comunicacionales (televisión, radio, etc.) estaba mayoritariamente en manos privadas, el Estado venezolano poseía sólo dos canales de tv con baja cobertura nacional y casi una nula participación del espectro radiofónico, con sólo una radio nacional (rn) de cobertura limitada en la ciudad capital.

Con el advenimiento y explosión comercial del gran negocio mundial de las telecomunicaciones, a partir de la década de 1980, y el masivo uso de las tecnologías de comunicación insertado en los distintos sectores de la vida nacional, el negocio de las comunicaciones en Venezuela se limitó al papel de consumidor pasivo de tecnologías. A finales de la década de los años noventa, el negocio de las telecomunicaciones en telefonía celular, fija y de servicio de cable pasaron a manos privadas, con la participación de grandes consorcios internacionales.

Al comienzo del nuevo siglo, el Estado pasó a rescatar el posicionamiento del negocio de sectores asociados con las comunicaciones, al recuperar su participación estratégica en un mundo globalizado y dominado por políticas de desregulación, privatización, liberación, y la aparición a escala mundial de actores no estatales. De manera que en Venezuela, a comienzos del siglo xxi, la participación del Estado en el sector de las telecomunicaciones fue contraria a los modelos ejecutados en otros países de alto consumo energético, que han privatizado las comunicaciones en general.

En ese contexto histórico, para analizar el discurso asociado con las tic en Venezuela, desde un punto de vista político que permita entender la presencia de un poder comunicacional, acudiremos al análisis de tres tipos de discursos: determinismo tecnológico, democracia tecnológica y nacionalismo tecnológico, para luego concluir en qué situación se encuentra el poder comunicacional en Venezuela en la actualidad.

Determinismo tecnológico

El estudio científico de los factores asociados con las tic intenta separar los aspectos técnicos de los aspectos sociales, como si se tratara de elementos claramente separables. Esa línea divisoria se expresa de mejor forma por medio del discurso y no con una solución estrictamente técnica.

Este tipo de discurso ha sido utilizado por agentes dominantes, como empresas privadas locales y organizaciones supranacionales. En el campo de las tecnologías de información, el discurso está dirigido a proveer soluciones "cuasi" mágicas a problemas estructurales, debido, principalmente, a la "causación tecnológica", que justifica la intervención privada en asuntos de orden público, al asegurar, con un discurso técnico, que la tecnología es la solución a los problemas particulares que conducirá al desarrollo social en general.

Se trata de un discurso que se relaciona con el mito de la tecnología autónoma, la cual presupone que la tecnología sigue su propio curso, al margen de las intervenciones humanas o sociales. En este sentido, existe una relación unidireccional entre la tecnología y la sociedad, en la que los desarrollos tecnológicos influyen significativamente en el orden social, mientras supone que la tecnología es objetiva frente a la influencia de factores sociales y es fuente de cambios en la sociedad.

En el determinismo tecnológico, el discurso es ideológicamente alienante, pues el interés público es sumiso al interés de las corporaciones, y, por lo tanto, en época de globalización está imbuido de la retórica política neoliberal que se manifiesta en el mundo occidental a partir de la década de 1970, con la "desregularización" de las telecomunicaciones en los Estados Unidos de América y, más adelante, en Europa, a principios de la década de 1980.

En Venezuela, el modelo neoliberal se manifestó tardíamente (en relación con países como Estados Unidos y Canadá), a comienzos de la década de 1990, con las políticas que condujeron a vender activos del Estado a empresas privadas en el área de telefonía y la apertura a nuevos negocios en otras áreas de tic. Ejemplo de ello es el caso emblemático de la Compañía Anónima Teléfonos de Venezuela (cantv), fundada en 1930, y que fue nutriéndose de diversas pequeñas compañías telefónicas hasta constituirse en un gran monopolio nacional. De manera que el monopolio privado de las comunicaciones se sobrepuso al interés nacional por más de 20 años, hasta 1953, cuando el Estado inició un proceso de nacionalización de la empresa que concluyó con la conversión de cantv en una empresa estatal.

El proceso de nacionalización, en lo político, acompañó el nacionalismo impuesto por un gobierno militar (década de 1950) y, posteriormente, por gobiernos democráticos aliados con el gran capital internacional. Aquí el discurso populista y clientelar hizo que en la empresa cantv se implantara un alto grado de corrupción interna y una burocracia elevada; de manera que para 1990 el deterioro de la empresa era de tal magnitud que se contaba con una planta telefónica con deficiencias y atraso tecnológico, y con elevada desmotivación e insatisfacción laboral. Se estimaba que para 1991, la empresa tenía alrededor de 20 años de atraso tecnológico, había que esperar un promedio de 8 años para obtener una línea telefónica, y existía más de un millón de solicitudes pendientes, junto con un gran número de indicadores que reflejaban que la tecnología necesitaba suplantarse. Por otro lado, existía un marco regulatorio de propiedad estatal que no ofrecía soluciones dentro del propio Estado.

El discurso del determinismo tecnológico de nuevo vendió la idea de que se requería más y mejor tecnología. La tecnología al rescate del deterioro tecnológico. Sin embargo, debido al atraso tecnológico presente en Venezuela, en relación con el resto de los países, y a la presión de la población por tener mejores servicios, el discurso del determinismo tecnológico en el negocio de las telecomunicaciones no respondió a las necesidades de la nación.

El discurso, entonces, fue orientado por entes privados y se centró en modernizar la infraestructura de cantv, pero asociados con el gran capital internacional, conocedores del negocio de las telecomunicaciones y poseedores de los recursos financieros que se requerían para la expansión. Se inició el proceso de privatización de la cantv, lo cual requirió un cambio en el discurso.

Democracia tecnológica

Al igual que con el discurso vinculado con el determinismo tecnológico, el de la democracia tecnológica se sustenta en los agentes dominantes. Este discurso sugiere que las tic promueven la participación, acceso y control de otros entes fuera del aparato estatal; la participación de las empresas privadas se enlaza a procesos ideológicos que se expresan en el mercadeo, políticas de liberación y eliminación de procesos "regulatorios".

Dada la inoperancia técnica existente que permitiera el desarrollo de la nación, surgió en Venezuela la necesidad por un discurso alterno. El discurso neoliberal en Venezuela se hizo presente para asegurar la participación de poderosos entes privados a escala internacional. El interés particular de los grandes monopolios internacionales en desarrollar el sector se consolidó con el discurso modernista y neoliberal que privilegiaba la inversión del gran capital internacional.

Hoy en día, el discurso de la democracia tecnológica está atado al concepto de "sociedad de la información" (Young, 2003), y muy asociado ideológicamente con los procesos de mercantilización de los medios, programas de desarrollo de políticas neoliberales que incluyen la "desregularización" del medio y el diseño de un marco político económico asociado con los intereses privados de las grandes corporaciones. Contrario a ello, en Venezuela el Estado manejó un discurso acerca de la participación ciudadana a través de la capacitación de las tic, el libre acceso a los medios, al desarrollo social, la libertad, etc.

Para compensar el gran atractivo de inversión, se propiciaron políticas de incentivos al desarrollo tecnológico privado nacional y extranjero, por medio de estímulos y creación de parques tecnológicos dirigidos al desarrollo del área de las tic, donde el sector privado se adueñaba de las decisiones "técnicas", a la par que realizaba políticas de desarrollo a menor escala de incentivos sociales, a través de modelos y leyes que impactaban el área educativa y cultural, lo que permitió posicionar la tecnología como elemento dinamizador o parte activa de la sociedad.

El mercado de las telecomunicaciones en Venezuela, en particular el de la telefonía (cantv) y el de la radiodifusión por ondas y cable (tanto de la tv como de la radio) creció vertiginosamente para contrarrestar la contracción económica de la nación. Según un reporte del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, la tendencia en el crecimiento positivo representó un exitoso resultado de las políticas del gobierno venezolano para reformar y modernizar el sector de las telecomunicaciones (The Department of Commerce, 2003). El sector de las telecomunicaciones pasó a ser el de mayor crecimiento, después del petróleo.

La orientación de las políticas públicas venezolanas en materia de telecomunicaciones mostraba un acercamiento al modelo neoliberal que tanto se criticaba desde los voceros del alto gobierno. El discurso neoliberal apuntó hacia la asociación de términos como modernización, reforma o participación, caracterizaciones que son, en buena parte, elementos discursivos asociados con la incorporación de las tic en la sociedad.

cantv

Las políticas implementadas por el gobierno venezolano condujeron a una parcial privatización de la empresa telefónica nacional cantv, decisión que permitió una reforma y modernización del sector de las telecomunicaciones. Con este fin se creó una agencia semiautónoma para coordinar y manejar el desarrollo de las telecomunicaciones y facilitar la participación de sector privado en el proceso. La cantv siguió el rumbo de los efectos de la globalización, donde el Estado se adaptó a los intereses de las empresas transnacionales y de los inversores extranjeros, que permitieron convertir el capital nacional en un gran capital global. En diciembre de 1991, el Estado venezolano privatizó la empresa nacional cantv. Uno de los objetivos que se trazaron los entes privados fue el de la modernización de la infraestructura de las redes de voz y datos, fijas y móviles; con una inversión de capital cercana a 3.000 millones de dólares. En efecto, se construyeron más de 2.000 kilómetros del sistema de fibra óptica interurbana, que permitió la interconexión de las principales ciudades del país.

La función del discurso fue generar una expansión de un modelo de difusión de innovaciones que reflejaba el énfasis en un sistema desigual. Los efectos de la privatización se hicieron sentir en los usuarios del servicio. El contrato de concesión establecía ajustes trimestrales de las tarifas, mediante la aplicación de una fórmula de balanceo que debía compensar los efectos de la inflación al consorcio Venworld. Es así como entre 1992 y 1995 la cantv incrementó las tarifas en 3.000%, la renta básica de bs. 45 mensuales saltó a bs. 472. Los costos de los impulsos telefónicos de 25 céntimos pasaron a costar bs. 2,07, en enero de 1995. El minuto de llamadas a Estados Unidos, por ejemplo, pasó de bs. 62 a bs. 306, lo que representó una variación del servicio residencial de 1.625,60%, sólo por ajustes de tarifas, sin considerar el servicio comercial ni la telefonía pública.

El sustancial aumento de tarifas fue acompañado por el discurso de la modernización y ocupó los titulares de los medios y espacios televisivos (noticias y publicidad) del país, a la par con las mejoras que percibiría la población; en realidad, los cambios se notaron entre la población de los grandes centros urbanos donde se concentró el mejoramiento de las redes de telefonía.

Radio y tv

La evolución en el uso de la radio y la televisión son casos paradigmáticos que se asocian con el discurso de democracia tecnológica. Por ello, en Latinoamérica, la radio y la televisión se orientaron, fundamentalmente, hacia la diversión y el entretenimiento, antes que a la superación de los graves conflictos sociales; y, por lo tanto, se adoptaron modelos de explotación de corte comercial-lucrativo, sustentados en el discurso de la libertad de empresa y libertad de información.

En Venezuela, la radio y la televisión también pasaron por el proceso de privatización. Es en este sector donde más se acentuó el discurso de la democracia tecnológica, porque no escaparon a las ideas de modernización, que a su vez condujo a una ideologización del requerimiento tecnológico. A finales de la década de 1990 ocurrió un boom tecnológico, por medio de la participación de empresas de cable de televisión que democratizaron y expandieron la señal televisiva, lo que se tradujo en un impulso en el uso y compra de tecnologías de información y el cual se reflejó en las estadísticas de venta de equipos de radiodifusión y telecomunicaciones. Sin embargo, la participación fue de tipo monopólico, asociada muchas veces con los mismos intereses financieros de las tradicionales televisoras venezolanas.

Un caso emblemático en el desarrollo de un discurso asociado con la democracia tecnológica en áreas de tecnologías de información tuvo su expresión más genuina en la industria petrolera venezolana. Siguiendo el rumbo de la liberación de mercado y con base en la figura de la tercerización (outsourcing) se creó la empresa intesa, una filial de pdvsa (Petróleos de Venezuela, S. A., empresa nacional del Estado venezolano). El discurso se sustentaba en los conceptos de eficiencia y eficacia gerencial, que a mediados de la década de los años noventa caracterizó las políticas neoliberales.

Con el discurso enmarcado en la democracia tecnológica, se decidió concentrar las actividades informáticas en manos de terceros. Se consideró que el manejo de información de la industria petrolera en todos sus ámbitos (administrativos, investigación, producción, etc.) no era una actividad propia del negocio petrolero, por lo tanto, pdvsa debía dedicarse sólo a la producción y explotación de petróleo: "A través del outsourcing los terceros asumen un rol de liderazgo cooptando con la burocracia pública en el financiamiento y el diseño tecnológico, cuyo resultado es un tipo de organización que se apropia de una relación política tecnológica" (Andrade y Mandrillo, 2004).

Lo que en realidad se pretendió fue adueñarse de las funciones del Estado, con ayuda de la burocracia pública nacional que participaba en pdvsa. Para ello, en 1996 se constituyó una empresa con 60% de capital de la empresa saic Bermuda Ltda., cuya propietaria era Science Applications Internacional Corporation (saic), y 40% con capital de pdvsa.

únicamente como proveedor de servicios de informática para pdvsa y sus filiales. intesa habría sido creada para prestar todos los servicios de tecnología de información requeridos por pdvsa y sus filiales, [ ...] incluyendo, sin limitación alguna, la administración, operación, soporte, mantenimiento y ampliación de los sistemas de información, y las operaciones de red de pdvsa y sus filiales, así como el desarrollo de sistemas para pdvsa y sus filiales. (García, 2003)

Con la creación de intesa, las políticas de la tecnocracia se intensificaron. El traslado de más de 2.000 empleados desde pdvsa a la nueva empresa despojó a la industria petrolera venezolana de un contingente de profesionales capacitados (muchos de ellos en universidades extranjeras, con financiamiento del Estado venezolano) en las áreas de automatización, informática y telecomunicaciones.

En el 2003, como consecuencia del paro petrolero llevado a cabo por dos terceras partes de los empleados de pdvsa, la información quedó en manos de la empresa intesa y sus empleados aplicaron un boicoteo que pretendió sacar del poder al presidente de Venezuela. El resultado fue la negativa de la empresa intesa (con capital mayoritariamente extranjero) de proveer cualquier tipo de información a pdvsa y el secuestro de sus intangibles informáticos, con pérdidas que se estiman superiores a los 12.000 millones de dólares, que hizo tambalear la economía del país y que hoy tiene sus secuelas negativas.

El entramado técnico y social que se montó para justificar los tres casos mencionados (cantv, radio-Tv e intesa) fue acompañado con el tipo de discurso mejor vendido en la historia venezolana: el de la democracia tecnológica. Los pensadores del positivismo funcionalista pusieron el interés en el análisis del mensaje, en la composición de la audiencia, en su alcance y en los impactos que se intentaban crear, como es la sumisión del pensamiento crítico alternativo a los dictámenes del mercado.

Nacionalismo tecnológico

En la actualidad, la democracia tecnológica legítimamente aceptada está asociada con los ajustes "regulatorios" a los que se somete la industria privada, al incentivar el surgimiento de expresiones relacionadas con el uso de las tic y que toman en cuenta la forma como los servicios y tecnologías le dan poder de decisión al consumidor, para estar más y mejor informados. Pero, por otro lado, la democratización tecnológica también ha permitido el desarrollo de mecanismos de protestas tecnológicas, por medio de ciberataques contra organizaciones legalmente establecidas y la difusión de mensajes como mecanismos de protestas.

Al igual que con el discurso de la democracia tecnológica, el discurso del nacionalismo tecnológico se construye sobre las bases del determinismo tecnológico. Sin embargo, es muy difícil encontrar este tipo de discurso beneficiando a las empresas privadas, más bien se asocia con el discurso nacionalista de los gobiernos, que brinda respuestas articuladas, al tomar en cuenta no sólo los aspectos técnicos y de factibilidad económica asociados con el gran negocio de las tic, sino el valor fundamental que dichas tecnologías puedan aportar desde un punto de vista social, como son: consolidación de capital humano y desarrollo social de los pueblos.

Con este discurso, las nuevas herramientas tecnológicas responden a procesos sociales y culturales intrínsecos a cada localidad que anteriormente estaba aislada. De esta forma, son las necesidades concretas de la población las que determinan el tipo y uso adecuado de las tecnologías disponibles. Los cambios sociales que se producen como consecuencia de la introducción y uso de las tic parten de una visión local que se articula con aspectos globales comunes, los cuales permiten comparar resultados con una vasta gama de experiencias a escala internacional.

El discurso del nacionalismo tecnológico está asociado con las amenazas externas de Estados poderosos y los problemas internos que llevan a la unidad nacional. Este discurso le asigna a las tic, y a los medios de comunicación en particular, la tarea de competir con la existencia del desarrollo nacional. Así, el discurso del nacionalismo tecnológico está dirigido a vender como paradigma tecnológico una necesidad expresada en el binomio tic y desarrollo hacia la periferia.

Las tic se han globalizado de tal manera que han pasado a desempeñar un papel predominante en el desarrollo organizacional de las redes de comunicación social, en particular en los procesos políticos; ejemplo de ello, el de los movimientos antiglobalización. Al papel que en el pasado lideró la radio, la tv y el sistema de cable en el ejercicio de la democracia como medio de participación comunitaria, hoy se agrega la tecnología de Internet, al ejercer el papel de medio de expresión de libertad más utilizado y con mayor penetración. Las compuertas se abrieron y hoy ya es incontenible el torrente de experiencias que provienen de todos los confines. Internet, como medio útil para la lucha política, ha permitido que los movimientos antiglobalización se globalicen y que el medio en sí mismo se democratice.

En Venezuela, el Estado nunca se ha planteado un discurso basado en el nacionalismo tecnológico "puro" de las tic, no sólo por su incapacidad en el desarrollo de la infraestructura tecnológica nacional, sino que sería temerario aislarse en términos de imponer una cultura nacional que esté libre de interferencia o influencia extranjera. Pero sí ha retomado el discurso nacionalista que tanto caracterizó la Venezuela de la década de 1970 (Andrade et al., 2005).

En el 2007 se renacionalizó la cantv, por medio de un proceso de recompra del paquete accionario, por un monto que sobrepasó los 570 millones de dólares, que representaba el 28% de su paquete accionario. Esta compra fue considerada por el Estado venezolano como un asunto de soberanía nacional. De manera que el discurso del nacionalismo tecnológico se asocia con la restitución de las libertades en la comunicación, del poder y del control tecnológico para la ciudadanía y no para la empresa privada.

En la actualidad, en Venezuela, el discurso del nacionalismo tecnológico atraviesa por una lucha conectada a la toma del poder político, que define el espectro nacionalista en términos culturales o sociales, para definir el control político del Estado frente al poder capitalista pseudonacional, que se le puede conferir el papel de un supranacionalismo tecnológico, lo cual le da cabida a los intereses particulares de un monopolio nacional asociado con intereses extranjeros y que confronta los valores de formación nacionalista que se intenta imponer desde el gobierno nacional.

En materia de radio y tv, el Estado venezolano se ha propuesto una masificación de pequeñas empresas de radiodifusión, que, con equipos muy poderosos de amplia cobertura, regionalizan el espectro radiofónico y televisivo del país. Hoy en día existe una red de pequeñas radios comunitarias que con independencia del capital transnacional se han establecido asociadas con el discurso gubernamental y de comunidades más desasistidas. El Estado venezolano también ha "rescatado" la señal abierta (Canal 2) que por décadas estuvo en manos del capital nacional con poderosas conexiones internacionales (Radio Caracas tv, y luego por cable sin limitación alguna, hasta que recientemente salió del aire por no cumplir con la normativa impuesta por el ente regulador).

En lo ideológico, el gobierno venezolano desarrolla estrategias comunicacionales para confrontar el esquema neoliberal que históricamente había dominado el negocio de las comunicaciones. Recientemente (abril de 2010), en un intento por definir, radicalizar y masificar el discurso ideológico asociado con el nacionalismo tecnológico, el Ministerio de Educación creó un plan denominado "guerrilla comunicacional", dirigido a jóvenes en edad escolar, con el propósito de combatir la desinformación mediática que generan factores adversos al gobierno nacional; politizan, con ello, el discurso nacionalista e involucran a adolescentes en la conformación de alternativas nacionalistas de acción. "Se espera que los disparos que se produzcan con esa guerrilla comunicacional sean absolutamente ideológicos, de ideas, propaganda, de respuesta a campañas malintencionadas que utilizan los grandes medios" (Navarro, 2010).

Este tipo de acción política refiere a formas no convencionales para confrontar procesos convencionales de comunicación. Se trata, en principio, de una forma de acción política que busca visibilizar la existencia de manipulación de signos o identidades preestablecidas, por medio de una forma nacionalista de actuar. Paradójicamente, desde un punto de vista estrictamente ideológico, este tipo de estrategia la han usado en otros espacios y tiempos, los adversos al gobierno y al capital, pero en Venezuela es una política de Estado dirigida a confrontar los intereses de los oligopolios privados.

Hegemonía tecnológica

La hegemonía requiere conexiones entre los discursos, porque así se mantienen y consolidan los agentes dominantes. El discurso del determinismo tecnológico es "objetivo" y "vacío", en el sentido de que supone no tener dimensión moral. Ello indica que las tic alteran a la sociedad sin incluir juicios de valor acerca de lo que constituye una forma deseable o apropiada de cambio social (Young, 2003). Por el contrario, el nacionalismo tecnológico y la democracia tecnológica parecieran tener elementos morales, pues quienes utilizan estos tipos de discursos resaltan las características positivas de la transformación social.

El discurso de la democracia tecnológica se enfrenta al del nacionalismo tecnológico para justificar el papel del modelo capitalista en el amplio espectro comunicacional, al confrontar los elementos de soberanía nacional con el modelo de desarrollo social de enfoque "modernista y liberal". Es así como encontramos que el Estado utiliza el discurso de la democracia tecnológica para ayudar a expandir o incentivar el uso de las tic como un mecanismo para extender el uso de las tecnologías entre los diferentes sectores sociales. Las organizaciones privadas utilizan los discursos del determinismo tecnológico y la democracia tecnológica para mercadear el uso de las tic. La hegemonía del capital privado está conectada con el desarrollo de proyectos; entendidos éstos como el desarrollo de programas concretos de acción nacional que se ejercen en función de alcanzar, en el largo plazo, objetivos del interés de la clase hegemónica.

Los argumentos de las empresas privadas, gobiernos y organizaciones supranacionales, por lo general, se sustentan en el determinismo tecnológico, confrontados por una realidad social identificada con los movimientos humanistas. Con las tic, los proyectos se inscriben en un plan mucho más amplio, que se relaciona con las reformas económicas neoliberales presentes en las sociedades modernas. En el caso de proyectos ejecutados por Estados o instituciones supranacionales, se sustentan en el compromiso ideológico por establecer un acercamiento al libre mercado, y que se apoyan en la participación de empresas nacionales como soporte al gran capital internacional.

Ello explica cómo en Venezuela, el sector privado había reemplazado al sector público como fuerza dominante en el desarrollo de proyectos relacionados con las tic; por lo tanto, el sector privado disfrutó por mucho tiempo de la hegemonía del negocio de las telecomunicaciones, tecnologías digitales y desarrollo de sistemas de información. Los agentes dominantes privados utilizaron el discurso del determinismo tecnológico y el de la democracia tecnológica en el proceso de establecer su hegemonía, al utilizar discursos en concordancia con las políticas neoliberales de los gobiernos existentes.

Sin embargo, en este nuevo siglo el gobierno venezolano ha trazado políticas para establecer, desarrollar e integrar las plataformas de redes de información de los distintos órganos y entes de la administración pública, para garantizar el acceso rápido y seguro a la información, como un problema de soberanía del Estado. Así, la definición de políticas en el marco de desarrollo de país constituye un proyecto de Estado que intenta asegurar la hegemonía política, con el fin de imponer una unidad coherente del sistema. El agente dominante han sido los ministerios de Ciencia y Tecnología, Comunicación y Educación, organismos que han desarrollado discursos asociados con el nacionalismo tecnológico, como expresión de los esfuerzos del Estado para establecer una hegemonía en el territorio nacional. Sin embargo, este esfuerzo por el desarrollo tecnológico nacionalista se ve enfrentado al desarrollo de un discurso mucho más fuerte en términos del apoyo social, y que podríamos considerar como un discurso "supranacionalista" tecnológico en el que participan otros Estados que destacan tecnológicamente en el proceso de globalización. Por lo tanto, existen dos visiones del mundo tecnológico que intentan consolidar el poder político y comunicacional.

Conclusiones

En este trabajo se intentó analizar los principales géneros del discurso tecnológico que marcan el debate acerca de la aparición de una sociedad tecnológica basada en información. Recurrimos al análisis del discurso con base en elementos políticos presentes en una determinada concepción de la sociedad. El análisis presenta una clara presencia de un ámbito político en el discurso tecnológico, pues existen sectores oficiales del tejido político público y del sector privado que visualizan la sociedad de la información como paradigma de desarrollo social. Para estos grupos, la sociedad de información exige la participación social por medio de grandes proyectos de infraestructura y de inversiones que generan una mayor liberación de la economía para alcanzar ventajas competitivas, apoyadas en la necesidad por disminuir la distancia del desarrollo social entre dos tipos de sociedades.

Ello genera una definición de las políticas públicas en relación con el desarrollo tecnológico, al desarrollar una doctrina discursiva que legítima los procesos de desarrollo social y que responde a una postura ideológica comunicacional.

Respecto al determinismo tecnológico frecuentemente adoptado en el análisis de la implantación de tic, debemos alertar que si por un lado los progresos tecnológicos tienen impactos importantes en la vida humana, éstos también se condicionan por las actitudes que las personas asumen, tanto a escala personal como institucional o gubernamental, porque están sustentadas en una relación bidireccional de influencia entre tecnología y sociedad, que es demarcada por el tipo de discurso que se desarrolla.

No obstante, en la medida en que las tecnologías de información y de comunicación continúan evolucionando y expandiéndose, ocurre un proceso de cambio económico y social que requiere mecanismos de comunicación ideológicos para que los cambios se institucionalicen. En este sentido, surgen proyectos oficiales, regionales y globales, que buscan la construcción de una infraestructura para la "sociedad de la información", justificado en términos como "sociedad del conocimiento" y "globalización", que reflejan la existencia de una comunicación basada en lo ideológico.

Referencias

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