SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.30 issue58Culture and post-development: Communication approaches, paths, and challenges for new possible worldsReflections on the presence of political and discursive dimensions when analyzing experiences in alternative communication author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Signo y Pensamiento

Print version ISSN 0120-4823

Signo pensam. vol.30 no.58 Bogotá Jan./June 2011

 

Una mirada a las raíces de la comunicación para el desarrollo, Entrevista con Luis Ramiro Beltrán Salmón

A glance to the roots of communication for development, A conversation with Luis Ramiro Beltrán Salmón

FANNY PATRICIA FRANCO CHÁVEZ Y ANA MARÍA LÓPEZ ROJAS *

* Fanny Patricia Franco Chávez. Colombiana. Comunicadora social y periodista de la Universidad Autónoma de Cali, especialista en Gerencia Social y candidata a magíster en Educación y Desarrollo Humano de la Universidad de Manizales y el Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano (Cinde). Actualmente es docente-investigadora del Departamento de Comunicación y Lenguaje y del Centro de Estudios Interculturales de la Pontificia Universidad Javeriana, seccional Cali. Integra también el grupo de investigación Procesos y Medios de Comunicación, de la misma universidad. Correo electrónico: fpfranco@javerianacali.edu.co.

* Ana María López Rojas. Colombiana. Comunicadora social y Periodista de la Universidad de Manizales, magíster en Educación y Desarrollo Humano de la Universidad de Manizales y el Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano (Cinde). Actualmente es docente investigadora del Departamento de Comunicación y Lenguaje de la Pontificia Universidad Javeriana, seccional Cali, e integrante del grupo de investigación Procesos y Medios de Comunicación, de la misma universidad. Correo electrónico: amlrojas@javerianacali.edu.co

Recibido: Mayo 11 de 2011 Aceptado: Mayo 18 de 2011

Submission date: May 11th, 2011 Acceptance date: May 18 th, 2011


Luis Ramiro Beltrán es un personaje obligado a la hora de hablar de la relación entre la comunicación y el desarrollo. En la siguiente entrevista, conocemos la génesis de este campo a través de un personaje que nos comparte su perfil como pionero y sus experiencias iniciales en Latinoamérica para acercarnos a las primeras definiciones de este campo y a lo que debe ser esencial en la formación del perfil de un comunicador para el desarrollo social.

Palabras Clave: comunicación, desarrollo, iniciativa, América Latina.

Descriptores: Comunicación, Desarrollo Social-Latinoamérica.


Luis Ramiro Beltrán is a required reference wherever is a conversation about the relationship between communication and development. In this interview we'll know the origin of this field through a character that will share with us his profile as a pioneer and his initial experiences in Latin America trying to approach the first definitions of this field and the traits that have to be formed in a professional communicator for social development.

Key words: communication, development, initiative, Latin America.

Search tags: Communication, Social develpoment-Latin América.


Origen del artículo

Ante la imposibilidad de contar con un artículo de Luis Ramiro Beltrán para esta edición de Signo y Pensamiento, las editoras de número decidieron abrirle el espacio de la entrevista. La conversación se llevó a cabo via Skype el día 11 de abril de 2011.

El comienzo de una historia

Para quienes han sido cercanos al campo de la comunicación para el desarrollo, el nombre de Luis Ramiro Beltrán no es ajeno. Quisimos, entonces, saber qué significa para él ser considerado como pionero y documentar con su propia voz los procesos y acciones por los que ganó tal reconocimiento. Esto es lo que nos compartió al respecto:

Desde finales de 1953 y más o menos hasta mediados de 1955 trabajé en un organismo cooperativo: el Servicio Agrícola Interamericano de Bolivia. Entonces no existía todavía la noción de comunicación para el desarrollo, pues se entendía la actividad de apoyo de esta al desarrollo rural como educación audiovisual. Cerca de finales de 1955 pasé a trabajar en tal especialidad desde Costa Rica, en el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas de la OEA, donde estuve una década entera enseñando, a lo largo de la región, principios y técnicas de comunicación para el desarrollo rural, conocida entonces como información de extensión agrícola, en el encuadre de aquel modelo clásico de desarrollo economicista y materialista, del que yo, les confieso, no era consciente todavía en aquel tiempo.

Desde septiembre de 1955 hasta agosto de 1970, hice estudios de posgrado en Comunicación y Sociología en la Universidad del Estado de Michigan, y tuve el privilegio de hacerlo con la orientación de dos brillantes colegas, el doctor Everett Rogers y el doctor David Berlo, director este último de la Facultad de Comunicación.

Guiado por el primero, hice mi tesis de maestría, y con la orientación del segundo hice mi tesis de doctorado. Al cumplir esas tareas académicas llegué a cobrar plena conciencia de la arcaica y deplorable realidad social, económica y política de nuestra Latinoamérica, y sobre el reprobable papel de la comunicación, al servicio de fórmulas que perpetúan la hegemonía o la dominación de las mayorías desposeídas y oprimidas.

Dediqué mis dos tesis de posgrado a la comunicación para el desarrollo, cuando no había en la región investigaciones sobre este tema. A esos hechos se sumaron, en especial en las décadas de los setenta y los ochenta, planteamientos igualmente innovadores que tuve el privilegio de hacer en áreas temáticas como estas:

  • Diagnóstico del sistema y del proceso de comunicación en Latinoamérica, principalmente la masiva, bajo el influjo de la dominación interna por la oligarquía conservadora.
  • Denuncia documentada de la dependencia de la comunicación latinoamericana del poderío trasnacional estadounidense.
  • Proposición para establecer una normativa de cambio de la situación, mediante la formulación de políticas nacionales de comunicación.
  • Contribución a la conceptualización y a la promoción del planteamiento de los países no alineados en pro de un nuevo orden internacional de la información.
  • Crítica al modelo clásico, conservador y antidemocrático de comunicación, y propuestas para reemplazarlo por un modelo democrático de comunicación horizontal basado en acceso, diálogo y participación, libres y equitativos.

Al término de mis estudios en Estados Unidos, me situé en nuestra Colombia para dirigir desde Bogotá el Centro Interamericano de Desarrollo Rural y Reforma Agraria, más o menos en agosto de 1972, y a lo largo de los tres años en los que tuve el privilegio de cumplir en tal función comprometida con el cambio democratizante, comencé a hacer y divulgar escritos propositivos y críticos relacionados con la comunicación para el desarrollo.

Recordando los puntos de partida

Conocer las raíces y acercarse al pasado enriquece la actuación pertinente en el presente y la proyección al futuro. Por esto, consideramos que para quienes tienen su quehacer profesional de la comunicación ligado a iniciativas de desarrollo, es interesante conocer la historia de su surgimiento, narrada por quien la vivió de primera mano. Acerca de la génesis de la comunicación para el desarrollo, Luis Ramiro Beltrán nos comentó lo siguiente:

Aproximadamente a fines de 1948, Estados Unidos decidió ayudar a los demás países a desarrollarse a semejanza suya, y estableció para ello un órgano federal autónomo y diversos servicios cooperativos con entidades nacionales a cargo de programas principalmente en los campos de la salud, la educación y la agricultura. Sus operaciones de asistencia técnica y financiera de los gobiernos nacionales de los países poco desarrollados fueron realizadas en función de una concepción del desarrollo totalmente centrada en el crecimiento económico y el avance material; por lo tanto, sus objetivos eran exclusivamente aumentar la producción de bienes y servicios, facilitar su amplia distribución, fomentar el consumo y ahorrar e invertir lo más posible. Es el modelo clásico.

Mi estudio propositivo-las mencionadas políticas nacionales de comunicación-fue la plataforma de partida para la reunión de expertos latinoamericanos sobre la materia, que la Unesco auspició en Bogotá en 1974. Su pronunciamiento sirvió como base para la deliberación y para las audaces y prácticas resoluciones de una conferencia de ministros de información de la región sobre la materia que se realizó en San José de Costa Rica en 1975. Ambas reuniones acogieron la proposición mía de que la política nacional de comunicación es un cuerpo integrado, explícito y duradero de políticas parciales organizadas en un conjunto coherente de principios, actuación y normas aplicables a los procesos o actividades de comunicación de un país.

A principios de la década de los setenta, algunos colegas latinoamericanos, inspirados por la propuesta de una nueva educación para la liberación hecha por el pedagogo brasileño Paulo Freire, aportaron valiosos planteamientos de comunicación alternativa para el desarrollo democrático. Sobresalieron entre ellos, el paraguayo Juan Díaz Bordenave, el uruguayo Mario Kaplún, el brasileño João Bosco Pinto, los argentinos Daniel Prieto y María Cristina Mata, y el chileno Fernando Vélez Mata. También se distinguieron en aquel entonces el estadounidense Frank Schram y el español Francisco Gutiérrez.

Tuve varios compañeros de causa que también eran pioneros. La insurgencia intelectual rebelde fue protagonizada por una pequeña pero talentosa agrupación informal de comunicólogos de varios países.

En general, nuestros innovativos planteamientos tuvieron considerable resonancia en la región. Infelizmente, no consiguieron alcanzar su máxima meta, que era democratizar la comunicación para que contribuyera a democratizar la sociedad. ¿ Por qué se dio tal situación? La principal causa es que los propietarios y los directores de los medios de comunicación de las Américas se opusieron frontal y vigorosamente-yo diría también ásperamente-a los cambios propuestos. La punta de lanza para ellos fue la acción conjunta que propusieron la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y la Asociación Interamericana de Radiodifusión (AIR): presionar a los gobiernos nacionales para que se abstuvieran de propiciar, o permitir siquiera, el cambio. Los casos paradigmáticos de esa intervención fueron los que ya mencioné: la formulación de políticas nacionales de comunicación y la propuesta de un nuevo orden internacional de la información que propuso el Movimiento de los Países no Alineados.

La central de la Unesco en París fue en la década de los setenta epicentro de una larga y encendida polémica sobre estos temas que desembocó transaccionalmente en el "Informe McGraw". En Bogotá y en San José, sedes de las dos reuniones latinoamericanas auspiciadas por la Unesco en pro de aquellas políticas, la SIP y la AIR desataron violentas campañas publicitarias para tratar de inhibirlas y frustrarlas, y el director general de la Unesco en París, el africano Amadou M'Bow, perdió su cargo por haber prestado oídos al movimiento innovador.

Ahora, otro factor explicativo de lo sucedido fue el hecho lamentable de que nuestra prédica quedó muy confinada a un ámbito académico; nos hizo falta acercarnos con nuestras propuestas a las agrupaciones del pueblo, a sindicatos, obreros y campesinos y a organizaciones comunitarias, así como a asociaciones de periodistas, juristas, maestros, universitarios e incluso a líderes políticos progresistas. Lamentablemente no lo hicimos porque no teníamos maneras, éramos muy pocos y muy dispersos en la región, sin ningún recurso especial para viajes ni nada parecido. Bien, la única entidad con la que se compartieron nuestros ideales fue la Iglesia católica, cuyas organizaciones de comunicadores contribuyeron resueltamente a la lucha por la democratización. Lo que aquellos defensores a ultranza del conservatismo no se propusieron a atacar en la región, fue su antigua, rica y creciente práctica del tipo de comunicación que solo desde principios de los años setenta, cuando comenzó la teorización, iría a conocerse como alternativa.

En años ochenta y noventa, algunos organismos internacionales se esmeraron en apoyar especialmente al Programa Nacional de Comunicación para la Salud y la Nutrición del Pueblo, las bases del desarrollo. El Unicef y la USA ID hicieron considerables aportes en este sentido y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se esforzó en ayudar a los ministerios de salud para que, dándole prioridad a la atención primaria de la salud y a la educación del pueblo sobre los principales problemas sanitarios, se empeñaran en afianzar la meta de "Salud para Todos en el Año 2000".

En una conferencia internacional realizada en Ottawa en 1986, la OMS-OPS, instauró un programa especial para la promoción de la salud, que iba mas allá de la medicina puramente curativa a una acción sanitaria integral, en reconocimiento de los requisitos para curar la salud del pueblo no solamente en el aspecto biológico, sino también económico y social, y destacó la importancia de la comunicación como instrumento operativo permanente para lograr el apoyo político a este sustancial cambio de enfoque y comportamiento.

La OPS creció en sí en un programa y un servicio para fomentar en los países el robustecimiento y el refinamiento de sus capacidades comunicativas a fin de que pudieran propiciar la adopción de la novedosa estrategia de promoción, más aún la OME y el Unicef acordaron formalmente conjugar sus actividades en materia de información, educación y comunicación para la salud.

Por otra parte, el Centro para Programas de Comunicación de la Universidad Johns Hopkins expandió hacia Latinoamérica sus programas. Especialmente en la década de los noventa compartió con nuestros países su profunda experiencia en la planificación, el monitoreo y la evaluación rigurosa de comunicaciones, como el Programa Nacional de Salud Reproductiva de Bolivia, que fue un emprendimiento importante multiinstitucional que duró bastante, por lo menos ocho años de intensa labor. A su vez, la Academia para el Desarrollo Educativo diseñó y llevó a cabo, con énfasis en salud, el proyecto de educación básica en los pueblos de Guatemala.

No pocos de esos casos ejemplares de acciones institucionales para el desarrollo que les he comentado hasta aquí impusieron desde la comunicación fomentar la participación activa y autónoma de los destinatarios de los programas de agricultura, salud y educación. Se asemejaron así, especialmente los de la promoción de la salud, a la estrategia de la comunicación alternativa para el desarrollo, creación latinoamericana, en el ideal y en la acción.

Raíces, huellas y conceptos

Qué entender por comunicación para el desarrollo es una pregunta sobre la que en varios artículos de este número se encuentran reflexiones y debates. En la entrevista, Luis Ramiro Beltrán nos compartió definiciones pioneras del campo relacional, surgidas en la década de los setenta, que por supuesto pueden ser objeto de debate hoy, pero que tienen el valor de haber sembrado la reflexión para el quehacer crítico de la comunicación y el desarrollo. Estas son las definiciones:

  1. El desarrollo nacional es un proceso dirigido y ampliamente participativo, de profundo y acelerado cambio sociopolítico, orientado hacia la producción de cambios sustanciales en la economía, la tecnología, la ecología y la cultura general de un país, de tal manera que el avance de la mayoría de su población pueda obtenerse en condiciones de igualdad, dignidad, justicia y libertad.
  2. La comunicación social es un proceso de interacción democrático basado en el curso del sistema de símbolos por medio del cual los seres humanos intercambian libremente, de manera dialogada y equitativa, sus experiencias de afecto, actitud y comportamiento, influyéndose mutuamente en su conducta con varios propósitos.
  3. La comunicación alternativa para el desarrollo democrático es la expansión del acceso del pueblo al proceso de comunicación y su participación equitativa en este, no solo como receptor de mensajes, sino también como emisor de ellos por medios masivos de grupo y con el fin de lograr, además, la prosperidad material, la justicia social, la libertad para todos y el gobierno de la mayoría.

Haciendo memoria de las experiencias inspiradoras

Creemos en la importancia de reconocer el saber práctico que subyace en las experiencias y aprender de ella para potenciar aciertos, asumir retos pendientes, proponer iniciativas audaces y evitar replicar errores. Acerca de las experiencias pioneras de comunicación para el desarrollo en América Latina, Luis Ramiro Beltrán nos comentó:

Nuestra región es precursora creativa en la práctica y en la teoría de la comunicación alternativa para el desarrollo democrático. Esa comunicación también es llamada popular, participativa, horizontal y democrática. Gracias a ella sectores considerables del pueblo pudieron llegar a ser protagonistas autónomos y activos de la comunicación, en vez de receptores pasivos de mensajes.

Así, en el último tercio de la década de los cuarenta, en dos de nuestros países se dieron dos experiencias significativas: la de la Radio Escuelas de Sutatenza, creada en Colombia por la Acción Cultural Popular (ACPO), vinculada a la Iglesia católica, y las radioemisoras sindicales establecidas por los trabajadores de la industria de mineros de Bolivia.

De la experiencia de la famosa Radio Escuelas de Colombia derivaron dos agrupaciones internacionales semejantes: la Asociación Latinoamericana de Escuelas Radiofónicas (ALER), con sede en Ecuador, y la Educación Radiofónica Boliviana (ERBO), igualmente sustentada por la Iglesia católica.

En Uruguay, Mario Kaplún creó la estrategia de comunicación Foro Rural, que se replicó con éxito en áreas campesinas; en Perú, Michell Azcueta fundó la populosa barriada limeña de Villa El Salvador, un sistema integral de comunicación popular basado en tecnologías elementales al alcance de la comunidad; en Brasil surgieron rústicos y pequeños periódicos críticos y contestatarios conocidos como "prensa nanica", que quiere decir "enana", único medio por el que el pueblo lograba expresar su oposición a las violentas dictaduras imperantes.

La radio del pueblo registró importantes avances, especialmente en República Dominicana, Honduras, Ecuador, Perú y Bolivia. En Cuba, brigadas de voluntarios comunales, apoyados por programas radiales hicieron campañas de movilización masiva de la salud y la educación. Los medios de comunicación masivos fueron empleados en México, Costa Rica, Venezuela, Colombia y Ecuador para la educación a distancia de maestros rurales escolares y universitarios. Y por último, Brasil fue el primer país en crear un canal obrero de televisión y una asociación nacional para que las organizaciones de base se valieran del video.

Ahora bien, en los años cincuenta, sesenta y setenta, hubo considerables esfuerzos de apoyo al desarrollo rural en nuestros países por parte de varios organismos internacionales, entre ellos sobresalen el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas (IICA), de la oea, y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Ambas organizaciones se valieron eficazmente de la comunicación educativa para ejecutar sus programas y brindaron capacitación en este campo a numerosas entidades nacionales.

El gobierno de México estableció y operó a gran escala y con alta calidad el programa Prodel de comunicación para el desarrollo en el trópico húmedo, con el apoyo de la FAO y del Banco Mundial.

La Unesco creó una fuente de asistencia financiera en pequeña pero apreciada escala, al establecer el Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación (PIEC), ente autónomo que incluyó dentro de sus beneficiarios a programas de comunicación para el desarrollo en general, no unisectorial, en varios de los países latinoamericanos, y continúa haciéndolo.

En la búsqueda en los comunicadores de hoy

En el artículo titulado "La comunicación para el desarrollo: un recuento de medio siglo", Luis Ramiro Beltrán declara que las banderas por el desarrollo que asumieron los comunicadores críticos en los años setenta y ochenta siguen vigentes. Le preguntamos por lo que él considera necesario en el perfil de un comunicador de hoy para asumir tales banderas. Al respecto nos dijo:

Yo diría que hay tres aspectos fundamentales requeridos en la formación de los comunicadores para el desarrollo.

El primero es el aprendizaje del uso óptimo de los medios de comunicación, masivos, interpersonales y mixtos, en la función educativa pero no formal.

El segundo es la orientación y la metodología para hacer esa comunicación educativa fuera del aula, basada en el diálogo franco, verazmente participativo y cordial, no en el monólogo impositivo, o sea, él debe aprender a ser inspirador, promotor, mediador y servidor, no un vertical y rígido preceptor.

Y el tercero, a mi modo de ver, es la capacitación en la programación de sus acciones, sean ellas de contacto directo o indirecto; es decir, formación sistemática en la planificación de mensajes, en el seguimiento de ellos hacia el público previsto y en la evaluación del impacto alcanzado.

Especial atención debe ser puesta en que el comunicador para el desarrollo aprenda a conocer a fondo la naturaleza de su público y los objetivos de los mensajes que habrá de dirigir a estos.

Compartimos con nuestros lectores las palabras con las que Luis Ramiro Beltrán concluyó este diálogo:

Les agradezco mucho por su interés y buena recepción, he tratado de documentar el pasado que ya nadie conoce, y que tiene relación con el presente. Valdría la pena tratar de no desconocer raíces que quedaron flotando en la esperanza ¡ Gracias !.

Esta conversación con Luis Ramiro Beltrán nos permitió reconocer que las pistas y raíces de la actuación y reflexión actual alrededor de la comunicación y el desarrollo provienen de un pasado crítico, rebelde y aguerrido en un contexto de dictaduras que así lo requirió. En este número de Signo y Pensamiento se reconocerán debates frente a las propuestas y propósitos de la comunicación para el desarrollo en su génesis, debates que invitan a superar el desarrollo como fin, situándonos hoy en el posdesarrollo, y a nombrar el campo deforma distinta, denominándolo "comunicación para el cambio social".

Le agradecemos a Luis Ramiro el haber asumido las primeras batallas para desinstrumentalizar la comunicación, ubicándola al servicio de procesos incluyentes y dialógicos a favor de sociedades cada vez más humanizadas.

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License