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Signo y Pensamiento

Print version ISSN 0120-4823

Signo pensam. vol.30 no.58 Bogotá Jan./June 2011

 

Actualidad y desafíos de la comunicación para el cambio social Formación y requerimientos de los profesionales de la comunicación1

Current challenges in Communication for Social Change Educational requirements for professionals in Communication

ANTONIETA MUÑOZ-NAVARRO Y CARLOS DEL VALLE ROJAS *

* Antonieta Muñoz-Navarro. Chilena. Doctora en Ciencia Política, por la Universidad de Barcelona, España. Máster en Periodismo y Ciencias de la Comunicación, por la Universidad Autónoma de Barcelona. Periodista y Licenciada en Comunicación Social, por la Universidad de La Frontera, Chile. Actualmente realiza un proyecto posdoctoral en la Universidad de La Frontera, Chile, en comunicación para el cambio social. Es académica del Magíster en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de La Frontera. Correo electrónico: antonietamn@ufro.cl.

*Carlos del Valle Rojas. Chileno. Dr. en Comunicación y Periodismo, por la Universidad de Sevilla, España. Magíster en Ciencias de la Comunicación y Licenciado en Comunicación Social, por la Universidad de La Frontera, Chile. Académico del Departamento de Lenguas, Literatura y Comunicación, de la Facultad de Educación y Humanidades en la Universidad de La Frontera, Temuco (Chile). Realizó una investigación posdoctoral en comunicación para el desarrollo, en el Departamento de Comunicación de la Universidad de Oklahoma, Estados Unidos. Correo electrónico: delvalle@ufro.cl.

Recibido: Noviembre 5 de 2010 Aceptado: Febrero 1 de 2011

Submission date: November 5th, 2010 Acceptance date: February 1th, 2011


El propósito fundamental de este trabajo es tomar como referencia los postulados de la comunicación para el cambio social y reflexionar críticamente respecto a la formación de comunicadores sociales en Chile, y cómo asumir, desde esa crítica, una nueva propuesta teórico-metodológica que permita entregar herramientas en los diseños curriculares, para proporcionar a quienes se están formando, un adecuado contexto sociocultural en comunicación. En el ámbito praxeológico, la comunicación para el cambio social, la comunicación para el desarrollo o la comunicación participativa y la comunicación alternativa, aun cuando Chile cuenta con importantes referentes históricos, están ausentes de los espacios formativos y reflexivos.

Palabras claves: comunicación para el cambio social, comunicación para el desarrollo, comunicación participativa, desarrollo, conflicto mapuche, comunicadores.

Descriptores: Formación profesional de comunicadores Cambios sociales Chile. Conflicto Mapuche Chile.


The main purpose of this paper is to take the postulates of Communication for Social Change as a reference and, within this framework, proceed with a critical reflection on the education received by social communicators in Chile; from here, we venture a new theoretical and methodological proposal whereby tools for curricular design are presented in order to offer students an adequate socio-cultural context vis-à-vis communication.

In praxeological terms, in Chile, and in spite of the fact that the country has important historical references, Communication for Social Change, Communication for Development, and/or Participative and Alternative Communication are still in want in most educational spaces.

Keywords: Communication for Social Change, Communication for Development, Participative Communication, Development, Mapuche/Communicators Conflict.

Search tags: Professional of signallers -- Chile. Social change -- Chile. Mapuche conflict --Chile


Origen del artículo

El artículo se escribió como parte del desarrollo de la beca postdoctoral de la Dra. Antonieta Muñoz-Navarro, dirigida por el Dr. Carlos del Valle Rojas, realizada en la Universidad de La Frontera, Chile, durante el año 2010. El trabajo además, forma parte de una de las líneas de trabajo del Grupo de Investigación "Comunicación y Saberes Críticos", dirigido por el Dr. del Valle en la misma Universidad.


Introducción

En el proceso de reconstrucción democrática, el tejido social en Chile sufre un serio deterioro. El neoliberalismo, como modelo económico, entra a configurar parte de la vida cotidiana de los chilenos. En este contexto, las 292 carreras de Periodismo, la mayoría con Licenciatura en Comunicación Social (que se ofertan para el 2011), y los 283 programas de magíster en Comunicación, existentes hoy en el país, no han incorporado la comunicación para el cambio social como una línea epistemológica y teórico-metodológica explícitamente.

Las explicaciones de esta ausencia se encuentran directamente vinculadas con las tendencias que hoy imperan en ambos segmentos educacionales: la comunicación estratégica y el marketing han avasallado prácticamente todos los espectros y lo social ha quedado confinado a repetir la comunicación desde la llamada "escuela administrativa americana"; con ello, se invisibilizan los aportes de pares latinoamericanos, europeos y de otros continentes en esta línea. Chile, en lo referente a formación en comunicación para el cambio social, es efectivamente una isla.

Sin embargo, esta crítica reflexión tiene para nosotros consecuencias mucho más severas. Desde hace ya más de 15 años, en nuestra región se libera un duro conflicto entre organizaciones y comunidades indígenas, con el Estado nacional chileno, a partir de la expansión de empresas forestales, trazado de carreteras sobre territorios indígenas, construcción de hidroeléctricas, etc. Las consecuencias más trágicas de este conflicto son dos jóvenes mapuches asesinados por la espalda en manos de la Policía chilena y 34 presos políticos mapuches, que prologaron por 82 días una huelga de hambre, que exigía al Estado chileno considerar las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y no ser condenados por la Ley Antiterrorista, pues el organismo internacional consideró legítima la protesta social mapuche y excesivo el uso de la fuerza policial.

Para bajar la tensión del conflicto, el Estado nacional chileno, en sus diversos gobiernos, ha implementado durante veinte años un sinnúmero de proyectos de desarrollo, porque la explicación que le otorgan al conflicto es la pobreza en la cual están sumidas las comunidades4. Desoyendo, por supuesto, las demandas políticas indígenas, mitigándolas o simplemente ironizándolas como copias de modelos exógenos que atentan contra la unidad nacional. Sin embargo, los índices de pobreza siguen siendo desastrosos.

La región de La Araucanía es la que presenta mayor índice de pobreza en Chile (6,1%, según la "Encuesta Casen 2006", Chile, Ministerio de Desarrollo y Planificación), por más proyectos de desarrollo que se implementen, por más promesas políticas que se hagan. Así, nos preguntamos, ¿cuál es el rol de los comunicadores sociales en medio de este conflicto? Haremos una recapitulación del rol de los comunicadores en los servicios públicos que trabajan directamente en el terreno.

A veinte años de reconstrucción democrática chilena, surgen con imperiosa necesidad objetos de estudio que se deben revisar bajo nuevas y críticas miradas. Entre ellos está la comunicación. Durante estos veinte años, las universidades en Chile, por cuestiones contextuales referidas a leyes que permitieron la creación de universidades privadas, las carreras de Periodismo con Licenciatura en Comunicación Social se incrementaron. Luego, una amplia oferta de posgrados en comunicación ha venido, como una avalancha, a sembrar infinidad de esperanzas en jóvenes y adultos que buscan una respuesta a sus expectativas, tanto de formación de pregrado como de posgrado.

Sin embargo, el campo laboral cada vez es más reducido, ya que la concentración de medios es más acentuada y los programas curriculares que se ofertan no han imaginado otra cosa que reproducirse bajo la lógica del propio mercado. Salvo una excepción; en posgrados, por ejemplo, los programas de magíster en comunicación están en su mayoría ubicados hacia la comunicación estratégica y el marketing, y dejan de lado muchas otras posibilidades de lo que nosotros comprendemos por comunicación. Por lo tanto, revisar estas propuestas de contenidos a partir de los planes curriculares, bajo los postulados de la comunicación para el cambio social, será nuestro primer objetivo de trabajo.

Posteriormente, y derivado de este objetivo, nos preocupa un segundo aspecto, relacionado con la opinión que tienen los propios periodistas y comunicadores, que, al recibir esa formación de pregrado, hoy trabajan en los servicios públicos en Chile relacionados con programas de desarrollo a escala regional.

Un tercer elemento que abordaremos aquí tiene que ver con la revisión de una política pública denominada 'Programa Orígenes', el cual surge de un préstamo que pide el Gobierno de Chile al Banco Mundial, para mitigar en parte las tremendas deficiencias que existen en materia de pobreza en la población indígena chilena. La revisión que nosotros haremos será a partir de los informes que tienen registrados en su sitio web, como programa ya ejecutado. Sabemos, de todas formas, que tanto en su implementación, como en toda su etapa de ejecución, 'Orígenes' no fue un proyecto exento de polémicas (incluso mientras redactamos este artículo se ha conformado una Comisión Especial de la Cámara de Diputados para investigarlo en su totalidad, pues hay antecedentes fundados de que hubo malversación de dineros públicos, entre otros graves problemas). La lógica de 'Orígenes' estaba pensada desde las teorías de la modernización (Gumucio-Dagrón y Tufte, 2008), en las que primó, en términos de comunicación, la transferencia y la persuasión. Algo absolutamente paradójico si se piensa que era para trabajar en el desarrollo y en mejorar la calidad de vida de los pueblos indígenas de Chile.

Esta investigación la construimos sobre los postulados de la comunicación del cambio social (Gumucio-Dagrón y Tufte, 2008), retomando la necesaria distinción entre aquellos modelos de comunicación derivados de las teorías de la modernización y aquellos modelos comunicativos derivados de las teorías de la dependencia. Esta básica distinción nos permite, sin duda, establecer una clara diferenciación paradigmática, para hablar con cierta claridad de la comunicación para el desarrollo, comunicación participativa y comunicación alternativa. Distinciones semánticas que para nuestro ejercicio serán fundamentales, como ya veremos en el transcurso del artículo. Finalmente, no dejaremos de lado los aportes que realizaron nuestros referentes chilenos, que hace más de tres décadas fueron importantes figuras en el ámbito de la comunicación para el desarrollo y que hoy releva la comunicación para el cambio social, por sus visionarios aportes.

Entre los resultados de este trabajo se destaca la ausencia absoluta de la comunicación para el cambio social como línea epistemológico-teórica, presente en los flujos curriculares, tanto en pregrado como en posgrado y la comunicación para el desarrollo. Encontramos una fuerte presencia de asignaturas relacionadas con la comunicación estratégica, el marketing. Existen asignaturas relacionadas con las tecnologías de la información y la comunicación (tic), que, según la propuesta de la comunicación para el cambio social, entrarían en lo que Gumucio-Dagrón y Tufte han denominado la "Sociedad de la información y derecho a la comunicación" (2008); sin embargo, son asignaturas que carecen de una línea curricular. Se trata de asignaturas inconexas, sin pertinencia ni continuidad.

Otra carencia es la comunicación para el desarrollo y la comunicación participativa. No existen asignaturas en ningún programa y carrera en las que se impartan estos enfoques. Por ende, nos preguntamos cuál es la idea de comunicación social que hay detrás de estas menciones.

La opinión de los periodistas-comunicadores que trabajan en la región en servicios públicos, encargados de ejecutar programas de desarrollo, da cuenta de que la formación recibida en las universidades no se corresponde con las necesidades que han tenido que enfrentar en el terreno. Las principales deficiencias a las cuales se refieren los entrevistados se remiten a "demasiada teoría" y "muy poca práctica".

Finalmente, en la revisión del 'Programa Orígenes', por medio de los informes que están publicados en su página web oficial, encontramos que la gran ausente sigue siendo la comunicación para el cambio social. Tal como están presentados los informes en este sitio, concluimos que los modelos de comunicación asociados con él tienen pertenencia directa con la teoría de la modernización, específicamente el modelo de difusión de innovaciones de Rogers, en el que la comunicación es comprendida como un mecanismo de persuasión y estrategias de transferencia de información.

La siguiente sección se detiene en explicar las conexiones entre las fuentes teóricas ya mencionadas. La sección tres describe la metodología empleada para la obtención de los programas curriculares académicos del comunicador social en Chile, tanto en pregrado como en los programas de posgrado. La sección cuatro presenta los hallazgos de las entrevistas aplicadas a los periodistas de los servicios públicos. La quinta, constituye la revisión del 'Programa Orígenes'; para, finalmente, concluir nuestro artículo en la sección seis.

Comunicación para el cambio social: precisando distinciones

Si bien los postulados de la comunicación para el cambio social son de alguna manera recientes: "en el corazón del concepto está la convicción de que las comunidades afectadas entienden mejor su realidad que los 'expertos' ajenos a ella" (Gumucio-Dagrón y Tufte, 2008, p. 23); esta recoge los principios de lo que se denomina la comunicación para el desarrollo, la comunicación participativa y la comunicación alternativa.

No debemos olvidar, sin embargo, que aun proviniendo de una misma base ideológica, de aquellos enfoques de la dependencia caracterizados por la lucha social y política contra los poderes coloniales y dictatoriales impuestos sobre países denominados del Tercer Mundo, existen algunas sutiles diferencias, que es necesario advertir para no confundir; diferencias relevantes para nuestros objetivos de trabajo.

Ya mencionábamos, como preámbulo contextual, que en esta comunicación hay una base ideológica, caracterizada por expresiones de identidad cultural. Su premisa es que el "subdesarrollo" es estructural y está relacionado con la tenencia de la tierra, ausencia de libertades civiles, colectivas, opresión de las culturas indígenas y la justicia social, entre otros aspectos sociales y políticos.

En este tipo de comunicación, señalan Gumucio-Dagrón y Tufte, se promueve el cambio social, en lugar del cambio de comportamiento individual, y se sugieren acciones de las comunidades y no solo para las comunidades.

Las distinciones que hemos mencionado permiten evidenciar la práctica de tres tipos de comunicación. Por una parte, la comunicación para el desarrollo, que se impuso desde la década de los años setenta, impulsada por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura (FAO). Esta enfatizaba la tecnología para que las familias pobres efectivamente pudiesen adoptarla y apoyaba la necesidad de establecer flujos bidireccionales de intercambio de conocimiento e información entre comunidades rurales y técnicos, en lugar de un simple intercambio de conocimiento unidireccional. No solo valoraba el conocimiento local, sino que promovía el fortalecimiento de la organización social, con el fin de empoderar a un interlocutor válido y representativo.

Para Gumucio-Dagrón: "el concepto de desarrollo ha evolucionado en las agencias de cooperación, no así la concepción de la comunicación para el desarrollo. Proyectos que antes se desentendían completamente de la comunicación, ahora la toman en cuenta como un instrumento de propaganda o de documentación institucional" (2001, p. 10).

Sin embargo, sobre la marcha y el tiempo, los planificadores y técnicos han comprendido la importancia de involucrar a los beneficiarios en las decisiones. Si bien el concepto de desarrollo participativo permitió entender mejor el papel de la comunicación para el desarrollo, esto ha revelado la carencia de comunicadores para el desarrollo, área de especialización inexistente en las universidades-que es uno de los objetivos indirectos de este artículo-. Citando a Manuel Calvelo, Gumucio-Dagrón entrega un panorama desafiante:

Al parecer en América Latina existen más de 300 escuelas universitarias de comunicación, con una población superior a los 120.000 alumnos. La mayor parte de estas escuelas buscan formar profesionales para los medios masivos, las actividades publicitarias, la denominada comunicación empresarial o las relacionales públicas. No existe ni una sola facultad que forme comunicadores para el desarrollo, comunicadores científicos, o comunicadores pedagógicos.

Y en parte, ahí se encuentra la explicación a tanto desastre comunicacional que encontramos en estas actividades [...] Es difícil comprender la razón por la cual siguen proliferando estas escuelas o facultades de comunicación para cuyos graduados no hay fuentes de trabajo. La sociedad necesita de escuelas que formen comunicadores que no existen, al menos en las cantidades que se necesitan. (2001, p. 12)

Para sentenciar, Gumucio-Dagrón nos brinda el siguiente juicio: "agrónomos, sociólogos, extensionistas y promotores rurales han resultado mejores comunicadores que los periodistas, demasiado sesgados hacia los medios masivos y hacia la práctica vertical" (2001, p. 12 ). Nos queda, por lo tanto, realizar algunas reflexiones a partir de estas palabras, que sin duda conforman parte de la motivación de nuestra investigación.

Como iniciativas contestatarias, basadas en el derecho a la comunicación, en el derecho a conquistar espacios de expresión en sociedades neoliberales y represivas, surge un enfoque menos institucional, denominado comunicación alternativa y comunitaria. Citando a Gumucio-Dagrón y Tufte: "surgen de experiencias inconexas en diversas partes del mundo y sólo posteriormente se desarrolló la teoría en torno a ellas" (2008, p. 23). De esta forma, grupos sociales que compartían una ideología crearon una estación de radio, boletines populares, grupos de teatro, etc., que en muchos casos, en palabras de los autores: "destemplaron a los medios dominantes" y fueron víctimas de las acciones represivas.

Ahora bien, si la comunicación alternativa y comunitaria ha sido compleja de definir, con la comunicación participativa también ha costado trabajo reunirla en un cuerpo teórico. Gumucio-Dagrón explica: "si bien es cierto [que] la discusión académica sobre comunicación participativa se hizo corriente en los años ochenta, no es menos cierto que la mayor parte de las experiencias que sirven de sustento a esa discusión permanecen en las sombras" (2001, p. 8). El problema identificado por el autor es el 'no esfuerzo' que hacen los académicos de Estados Unidos y Europa por leer en otra lengua que no sea el inglés, lo cual genera el problema de la invisibilidad, y la falta de reconocimiento de las miles de experiencias de comunicación participativa que comenzaron en América Latina a partir de los años cuarenta. Sin embargo, desde Europa y Estados Unido, son conocidos un puñado de estudios de casos que sirven como base. Un problema donde queda en evidencia la desconexión y la poca voluntad del Norte para validar el esfuerzo de todo un continente.

Esto, sin duda, acarrea problemas más complejos en las organizaciones para el desarrollo e instituciones académicas: "acerca de las esencias de las prácticas de comunicación participativa que abundan en países llamados en 'vías de desarrollo'". De esta manera, el autor explica que a pesar de que exista una conciencia de la importancia de la participación en el desarrollo económico y social: "el concepto de comunicación participativa carece de una definición precisa que pueda contribuir a entender mejor su significación. Pero quizás sea mejor así". Y agrega: "No puede ser fácilmente definida porque no puede considerarse un modelo unificado de comunicación. El entusiasmo por las etiquetas y por las definiciones sintéticas sólo podría contribuir a congelar un movimiento de la comunicación que todavía está tomando forma y que es más valioso precisamente por su diversidad y desenvoltura". Parafraseando a la Shiley White, Gumucio-Dagrón señala: "la palabra 'participación' es caleidoscópica; cambia de color y de forma según la voluntad de las manos que la sostienen" (2001, p. 9).

Cuando se trata de definir el perfil de la comunicación participativa en procesos participativos para el desarrollo, para este autor existirían dos tipos de problemas por enfrentar:

  1. Un problema de poder: al democratizar la comunicación, las decisiones quedan directamente en manos del pueblo; por ende, la comunidad es capaz de confrontar sus ideas con planificadores y técnicos.
  2. Un problema de identidad: en comunidades que han sido marginadas o postergadas, la comunicación participativa infunde orgullo por la cultura. Refuerza el tejido social, por medio del fortalecimiento de las organizaciones propias a la comunidad; protege la tradición de valores culturales, al mismo tiempo que facilita la integración de nuevos elementos.

Finalmente, Gumucio Dagrón (2001, p. 38) nos otorga ciertos ejes característicos de la comunicación participativa: "la cual se relaciona con su capacidad de involucrar a los sujetos humanos del cambio social en proceso de comunicar". Es en esta cita que el autor reconoce que la comunicación participativa le debe mucho a Paulo Freire, en el sentido de que sus libros no solo revolucionaron el mundo de la educación, sino, también, la comunicación para el cambio social.

La comunicación para el cambio social es, como ya mencionábamos, el planteamiento teórico metodológico más reciente de los citados. Sin embargo, advertimos que se trata de un planteamiento que contiene las propuestas de la comunicación para el desarrollo, la comunicación participativa y la comunicación alternativa. Los diferentes trabajos compilados por Gumucio-Dagrón y Tufte (2008), permiten evidenciar claramente algunas cuestiones de tipo contextual y sociopolíticas, que ocurren tanto en organizaciones del desarrollo, como en instituciones académicas; también, que la comunicación sea fortalecida y se abra, así, un abanico de posibilidades paradigmáticas que reestructuran y reordenan el campo de la comunicación.

Para Gumucio-Dagrón y Tufte, la comunicación para el cambio social es: "el proceso de diálogo y debate basado en la participación y en la acción colectiva, a través del cual la propia gente determina lo que necesita para mejorar sus vidas" (2008, p. 23). Para este planteamiento, el proceso es más importante que el producto, tal como sucede con la comunicación participativa y alternativa. Las herramientas, mensajes y técnicas no son preestablecidos, porque al estar centrada en el proceso, es en la comunidad donde debe surgir la propuesta. Otra similitud con la comunicación participativa, señalada por estos autores, es la apropiación del proceso de comunicación. No solo en la propiedad de medios, sino en la cultura y la tradición. El respeto por el conocimiento local, y el diálogo entre los especialistas del desarrollo y las comunidades.

Los autores reconocen que hay "fuerzas impulsoras" de la comunicación para el cambio social:

  1. La sostenibilidad de los cambios es seguro cuando las personas y las comunidades se apropian del proceso de comunicación y de su contenido.
  2. Es horizontal y fortalece los vínculos comunitarios, al amplificar las voces de los más pobres.
  3. Las comunidades deben ser protagonistas de su propio cambio, y administrar sus herramientas de comunicación.
  4. En lugar de concentrarse en la persuasión y la diseminación de información, fomenta el diálogo en igualdad, el debate y la negociación desde adentro de las comunidades.
  5. Los resultados del proceso de comunicación para el cambio social deben ir más allá del comportamiento individual, y tomar en cuenta normas sociales, políticas actuales, la cultura, el contexto de desarrollo general, etc.
  6. La comunicación para el cambio social busca fortalecer la identidad cultural, la confianza, el compromiso, la apropiación de la voz y, en general, el empoderamiento de la comunidad.
  7. Rechaza el modelo lineal de la transformación desde un emisor central a un receptor individual, y, en cambio, fomenta un proceso cíclico de interacciones centradas en el conocimiento compartido y la acción colectiva (Gumucio Dagrón y Tufte, 2008, p. 24).

También, nos interesan las "condiciones esenciales" que los autores enumeran para que la comunicación para el cambio social logre efectividad:

  1. Participación y apropiación comunitaria: el acceso a los medios ha resultado insuficiente y, a menudo, ha llevado a crear intereses. Por lo tanto, unas de las condiciones principales son la participación y la apropiación de la comunicación.
  2. Lengua y pertinencia cultural: la interacción cultural es saludable cuando ocurre en un marco de igualdad y respeto, por medio del diálogo crítico, el debate de las ideas y la solidaridad. Sin embargo, la relación desigual entre la cultura dominante y la cultura local impide un verdadero diálogo. La comunicación para el cambio social apoya las voces y culturas marginadas para que se establezcan canales de comunicación horizontales y fomenten el intercambio cultural en igualdad de condiciones.
  3. Generación de contenidos locales: los modelos de contenidos locales dan por sentado que las comunidades de países pobres carecen de conocimiento. El proceso de comunicación para el cambio social reconoce la especificidad de la lengua y de la cultura; más aún, apoya la legitimación del conocimiento local, fortalece la generación de contenidos locales y el reestablecimiento de conocimientos propios a lo largo de décadas.
  4. Uso de tecnología apropiada: la comunicación para el cambio social fomenta procesos, no tecnologías. El uso de las tecnologías debe satisfacer no solo necesidades reales, sino también de apropiación por los actores participantes.
  5. Redes y convergencias: los procesos de comunicación que se aíslan, que no establecen un diálogo con experiencias similares, tienen menos probabilidades de crecer y de ser sostenibles. La comunicación para el cambio social promueve el diálogo y el debate, no solo dentro de la comunidad, sino, también, con otros procesos sociales similares, ya que el establecimiento de redes contribuirá al fortalecimiento de los procesos (Gumucio Dagrón y Tufte, 2008).

En un trabajo anterior, Del Valle (2007, pp. 126,127), que estudia los aportes de catorce investigadores latinoamericanos, establece:

  1. La producción de conocimiento se concentra principalmente en entidades transnacionales (onu, pnud, fundaciones, agencias de cooperación y organizaciones, especialmente las no gubernamentales).
  2. Entre las críticas más importantes están: al modelo vertical y unidireccional de la comunicación, la impertinencia cultural y excesivo énfasis tecnológico, la imposición de un lenguaje extremadamente técnico y la falta de las comunidades involucradas.
  3. Las propuestas de los autores revisados son: la necesidad de una nueva forma de pensar la comunicación, el requerimiento de una perspectiva autocrítica y ética, una crítica al modelo de la actual estructura de medios y la necesidad de repensar el modelo de democracia.

Una vez finalizado el capítulo de revisión teórica, nos adentramos ahora a conocer cuál es el perfil del periodista-comunicador social en Chile.

El perfil del periodista-comunicador social en Chile

No resulta tarea fácil recuperar una línea de investigación como la comunicación para el cambio social en Chile, cuya base fundamental, como ya lo hemos dicho, resulta de la comunicación para el desarrollo, la comunicación participativa y la comunicación alternativa. A cuarenta y siete años, es decir, desde el Gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, en el que hubo contribuciones importantes en la línea de la comunicación para el desarrollo, todas ellas parecen haber sido borradas de los actuales proyectos académicos.

Más aún, resulta paradójico que Chile haya tenido exponentes tan importantes en esta línea, entre ellos Fernando Reyes Matta, Ariel Dorfman, Armand Mattelart, Valerio Fuenzalida y Juan Somavía, y que hoy estén fuera del territorio (excepto Fuenzalida, quien afortunadamente sigue ligado con la academia), dedicados a cuestiones importantes no menores, pero cuyo legado reúne la Antología de la comunicación para el cambio social (obra compilada por Gumucio-Dagrón y Tufte, 2008).

¿Qué pasó ? ¿ En qué comunicación se pensó cuando fueron creados los currículum académicos con los que se han formados los miles de egresados que hoy circulan en Chile? Lógicamente, no se pensó en una comunicación para el desarrollo de base participativa. Más bien, sospechamos todo lo contrario. Nuestra sospecha es que se trata de una comunicación basada en la teoría de la modernización, que apoya la expansión del mercado y la asimilación de grandes masas marginadas, mediante mecanismos de persuasión y estrategias de transferencia de información; relacionada directamente con los medios de comunicación masiva, el marketing y el cambio de conductas individuales.

Volviendo a nuestro primer objeto de análisis, los programas de estudio o mallas curriculares de pregrado, debemos hacer una distinción importante: de las 285 universidades chilenas que ofertan para el 2011 la carrera de Periodismo, 23 de ellas ofrecen agregado al título profesional de periodista, la Licenciatura en Comunicación Social. Las restantes universidades otorgan otras licenciaturas, por ejemplo, en ciencias sociales y de la información, bachiller en ciencias de la comunicación social, licenciatura en ciencias sociales. Últimamente se le agregan tentadoras "especializaciones", por ejemplo: en comunicación digital, estratégica, estructura de guiones, investigación, gestión en comunicación estratégica, historia y política o economía.

La revisión que hemos realizado fue un análisis de contenido de los programas de estudio que las universidades chilenas tienen publicados en sus sitios web. Nos centramos en las asignaturas específicas relacionadas con comunicación.

El panorama que observamos es, por adjetivarlo de cierto modo, "pobre", en cuanto a la innovación. Existen universidades, por ejemplo, que al entregar el grado de comunicación social, efectivamente cuentan con al menos ocho asignaturas relacionadas con el campo de la comunicación. Pero tenemos el caso opuesto, donde hay una universidad que tiene una sola asignatura relacionada con comunicación; y otro caso más extremo, en el que no existe ninguna asignatura relacionada con comunicación, y sí entrega la licenciatura en comunicación social.

Un elemento común en casi todos los programas de estudios es la incorporación de asignaturas relacionadas con comunicación estratégica, planificación de la comunicación estratégica, comunicación organizacional, gestión de empresa de la comunicación, marketing o relaciones públicas. Otra línea importante que se ha incorporado con fuerza es la comunicación digital y multimedia, la alfabetización digital, las tic, Internet.

Se aprecia una fuerte influencia desde la lingüística estructural, con asignaturas como semiología, semiótica, estudios del discurso, análisis del discurso. Como elementos diferenciadores, vemos algunas asignaturas en planes de estudio que se acercarían más a los estudios contemporáneos en comunicación, tal como la estamos comprendiendo aquí, por ejemplo: ecología y ciencias ambientales, desarrollo sustentable, desarrollo local y global, espacio público y político, diversidad cultural y comunicación, integración política latinoamericana, orden político mundial, regímenes institucionales y políticos, industrias culturales, periodismo ciudadano. Sin embargo, se trata en su mayoría de asignaturas aisladas, que no siguen una línea dentro del programa de estudio.

Aunque los programas hacen una separación entre las asignaturas relacionadas con comunicación y lo relativo a la formación periodística, en lo que concierne a nuestra búsqueda podemos afirmar que ninguna universidad chilena contempla en sus programas de estudio la comunicación para el desarrollo, la comunicación participativa ni la comunicación alternativa, bases de la comunicación para el cambio social. Aunque exista, como ya hemos dado cuenta, un cuerpo teórico que data de los años sesenta y que se reactualiza a partir de mediados de 1990.

Este hallazgo, en pregrado, nos hace efectivamente reafirmar nuestra sospecha. Vale decir que la comunicación enseñada en las universidades chilenas, en conjunto con las asignaturas que forman la línea profesional de periodista, se basa en las teorías de la modernización, pensadas para persuadir y generar estrategias de transferencia de información. La información que se desprende de estos modelos es vertical.

Por lo tanto, el perfil del periodista-comunicador en Chile es un perfil más bien vinculado con los medios tradicionales de comunicación, con énfasis en la producción de contenido de prensa (bajo criterios convencionales), la producción de contenido misceláneo-cuyo es objetivo es el entretenimiento-, la comunicación corporativa y la docencia e investigación académica (Mellado et al., 2010). Sin embargo, tampoco se logran los estándares de una profesión liberal (Mellado y Del Valle, 2008).

En posgrado, y tal como adelantábamos en cifras, las universidades chilenas cuentan con una oferta para 2011 de 28 másters y un doctorado en comunicación. De los 28 másters, 13 programas se ofrecen en la línea de la comunicación estratégica, comunicación corporativa, comunicación y negocios o comunicación empresarial, publicidad y comunicación. Los restantes programas se agrupan en ciencias de la comunicación, comunicación y educación, comunicación y nuevas tecnologías, comunicación y ciencia política, periodismo digital, comunicación intercultural o menciones como la comunicación local. Hay un programa que oferta doble graduación con la Universidad de Málaga, en España.

Como lo hicimos en el pregrado, en posgrado realizamos una revisión de los contenidos de los módulos, para saber qué comunicación es la que se imparte en posgrado. Como es de suponer, dados los nombres de los módulos, la comunicación que se imparte es "restringida". Reproducida sobre la lógica del mercado, los programas tienden a seguir la misma línea ofertada en el pregrado, e incluso a acentuar aún más aún la línea de la comunicación estratégica, empresarial, de negocios, etc.

Sigue estando ausente la comunicación participativa, alternativa, para el desarrollo y para el cambio social, pues el rumbo que ha tomado la comunicación en Chile se reproduce sobre la lógica del mercado y el modelo neoliberal, que, de manera tan aberrante, fue implementado en la dictadura.

Estrategia metodológica

Con el objetivo de comprender la situación histórica y actual de la comunicación para el cambio social en Chile, se desarrolla una estrategia metodológica cualitativa para conocer la opinión de los profesionales de la comunicación. Se utiliza para ello un cuestionario de tres preguntas, distribuidas por correo electrónico a cuatro profesionales (identificados aquí como participantes 1, 2, 3 y 4).

En segundo lugar, se trabajó en la revisión de las mallas o redes curriculares de formación en comunicación, especialmente de posgrado, con una oferta total de 25 programas de magíster o máster, según las convocatorias de 2010.

Criterios de inclusión-exclusión de los sujetos

Los criterios empleados para los profesionales de la comunicación son:

  1. Que se desempeñen laboralmente en la región de La Araucanía, debido a la proximidad de esta región con experiencias de desarrollo en el campo indígena.
  2. Que tengan más de diez años de experiencia en el ámbito, de tal modo que puedan asegurar la comprensión de la formación y requerimientos necesarios para el desempeño profesional en este campo.
  3. Que se desempeñen en servicios públicos, por la vinculación de este sector laboral con las experiencias en el ámbito del desarrollo, especialmente por medio de programas estatales aplicados en la región.

Resultados y análisis descriptivo e interpretativo

Para una mayor claridad y coherencia de los resultados y sus análisis, tanto descriptivos como interpretativos, la presentación se hará siguiendo las preguntas, con sus respuestas. Al final de cada una de ellas se realizará el comentario correspondiente.

Pregunta 1. ¿Las herramientas deformación inicial otorgadas en la universidad donde cursaste la carrera de Periodismo y la Licenciatura de Comunicación, te sirvieron para desempeñarte en el mundo laboral?

Participante 1:
Las herramientas de formación inicial de la universidad en el periodo que ingresé a estudiar, en 1994, estaban más bien enfocadas al periodismo de medio, y con una formación fuertemente teórica en materias de comunicación y semiótica. En el trabajo que ejerzo en el servicio público hace seis años no me ha sido particularmente útil lo aprendido ahí.

Participante 2:
Concretamente, la universidad me entregó una mirada muy general de lo que es la carrera de periodismo y más del área de las comunicaciones. Ahora con una década de experiencia como periodista institucional, puedo señalar que lo aprendido en la universidad estaba más orientado al área académica y a lo teórico, más que a la práctica periodística y comunicacional en sus distintas áreas.

Participante 3:
En general, diría que menos de un 20%; ramos que eran menos esenciales, como relaciones públicas y redacción periodística, fueron los que me ayudaron en algo; sin embargo, creo que la carrera se orientó a temas que en la práctica no me han servido de mucho.

Participante 4:
Desde la perspectiva 'tradicional' de la formación de periodistas, es decir, de ir a recoger información, procesarla y luego transmitirla, sí. Pero con una visión más amplia e integral, en ningún caso. En lo particular de los servicios públicos, o mejor dicho, la autoridad de turno, el interés primordial era, o es, salir en los medios tradicionales de comunicación, por tanto, con la instrucción entregada en la escuela se cumple con este objetivo básico. Pero, al mismo tiempo, lo anterior ha significado para los periodistas mantenerse en el límite de la exclusión de equipos multidisciplinarios, impidiendo la participación en diseños o implementación de políticas públicas. Esto por la ausencia de conocimiento en materias como planificación, gestión, territorio, finanzas, desarrollo, etc. Y aún más, por la ausencia de compromiso con el cambio social. Sí, existe una base de herramientas en tu formación universitaria que te sirven para desempeñarte en el mundo laboral, principalmente las relacionadas a los métodos y al orden lógico, que al final te facilitan el establecer una pauta de trabajo. Quizá las herramientas de especialización son un tanto débiles como para enfrentar un mundo laboral, ya que no coinciden las estructuras teóricas con las prácticas, debido a que la velocidad con que funciona el desempeño diario del periodismo hace que éste, esté un paso adelante que en las aulas.

Comentario: podemos observar una crítica sistemática a la escasa o nula formación en competencias asociadas con el ámbito público, lo cual "ha significado para los periodistas mantenerse en el límite de la exclusión de equipos multidisciplinarios, impidiendo la participación en diseños o implementación de políticas públicas" (Participante 4).

Observamos en los entrevistadas una visión técnica y no una visión integral de la comunicación en la que se problematice el desarrollo. Lo que las respuestas nos indican es que problematizan el rol de los periodistas dentro de los servicios públicos, pero no el rol de los periodistas-comunicadores en los procesos de desarrollo.

Pregunta 2. Si has podido realizar un segundo estudio... ¿Este ha llenado los vacíos de tu formación inicial o sigues sintiéndote con carencias?

Participante 1:
Tengo un diplomado un comunicación estratégica y actualmente estoy terminando un magíster en esa misma área, con especialidad en branding. Definitivamente, los conocimientos son mucho más ajustados a las necesidades reales, desde el punto de vista del ejercicio profesional, y me ha permitido redefinir muchos aspectos del trabajo cotidiano.

Participante 2:
Pude realizar un magíster en gerencia pública, y me ha entregado variadas y concretas herramientas en la práctica de las comunicaciones, orientada al desarrollo de competencias, lo cual ha sido de real utilidad en el desarrollo del trabajo como periodista institucional. Destaco de ello el perfil docente del magíster, donde, si no fue la totalidad, la gran mayoría de los profesores eran profesionales con una amplia experiencia práctica de lo que enseñaban, por lo que no solo enseñaban desde la bibliografía o la teoría, sino que también desde su experiencia en las áreas que enseñaban.

Participante 3:
No. Solo he realizado cursos y he asistido a seminarios. La verdad es que los vacíos los he llenado con la experiencia. Ya llevo alrededor de diez años trabajando en instituciones públicas y el mayor aprendizaje lo hace la práctica. Trabajar para organismos públicos implica componentes externos que he debido cultivar, como el tema político y estratégico.

Participante 4:
Realicé estudios de maestría en ciencias sociales, con mención en desarrollo local y regional, lo que me permitió fortalecer el sustrato teórico y aplicarlo en la vida profesional, principalmente en aspectos lejanos o superficialmente tratados en la escuela de periodismo, como son economía, sociología, planificación, políticas públicas, metodología, estadística, entre otros. Pero creo que haber realizado estos estudios llenaron vacíos para ese momento; hoy las necesidades de estudio son otras, por tanto, siempre vamos a necesitar algo más y que debemos perfeccionar en cada momento. No he podido realizar segundos cursos o capacitaciones de especialización, esto debido a los ritmos en los cuales te enfrentas. Pero en este sentido, uno siempre necesita estar leyendo sobre materias relacionadas y así enfrentar en la práctica muchos temas y fórmulas, lo que hace un aprendizaje muy valioso, no sintiendo cojera en las labores que he desempeñado.

Comentario: visualizamos con preocupación que el trabajo comunicacional en los servicios públicos ligados con desarrollo giren hacia la comunicación estratégica o a la gerencia pública, porque ellos tienen la percepción de que suplirán sus carencias de formación inicial para un mejor ejercicio profesional si incorporan elementos provenientes de estas áreas ya mencionadas, y no del campo de la comunicación para el cambio social; para el tipo de población y los problemas con los cuales se enfrentan nos parece una línea más adecuada.

Pero, también, debemos ser conscientes de que hasta el momento no hay ninguna oferta de una universidad chilena para esta línea. Además, destacamos que desde la experiencia y sin posibilidades de haber dado continuidad a los estudios, los periodistas crean y sientan que es la comunicación estratégica la vía por la cual es necesario manejarse en los servicios públicos, donde el desarrollo es el principal eje articulador. Quizá aquí el componente político que define los servicios públicos es el que determine estas decisiones, y no sea precisamente el servicio público, sino el componente político.

Pregunta 3. Si consideras que sigues teniendo vacíos en algunas materias, ¿cómo enfrentas lo cotidiano? ¿Te actualizas leyendo, consultando entre tus colegas, en la web, en otras fuentes?, ¿cuáles?

Participante 1:
Muchos de los ejercicios y trabajos que tengo que hacer por mi magíster los hago pensando o aplicándolos directamente en áreas de mí trabajo, lo que me permite generar instancias de análisis crítico respecto a lo que realizo.

Participante 2:
Actualmente, la web es una biblioteca interminable de artículos, trabajos y documentos que te pueden ayudar a enfrentar situaciones particulares, pero sin duda la consulta a colegas o a quienes fueron profesores son una oportunidad para lograr llenar vacíos, considerando siempre el diálogo y la contraposición de ideas un factor valioso en la generación de opinión y nuevas ideas.

Participante 3:
Generalmente consulto con otros colegas, y busco información en la web.

Participante 4:
Por el momento, los vacíos los cubro con lectura, principalmente de la web, y con otros profesionales competentes en cada materia. Para terminar, quiero contar una anécdota. En 1992 o 1993 fuimos a un congreso nacional de periodismo en Concepción, y los colegas de uc plantearon la necesidad de integrar la administración como curso obligatorio en la malla de las escuelas de periodismo. La respuesta del auditorio repleto fue una pifia cerrada. Ahora bien, si miro ese acontecimiento, debo reconocer lo equivocados que estábamos, donde mínimos de conocimiento en administración pueden marcar la diferencia y la supervivencia igual para un medio de cadena o un medio alternativo y o local.

Después de casi 20 años, es necesaria la pregunta, si tantas revistas y diarios (principalmente) hubiesen sobrevivido al nuevo escenario político y económico neoliberal, en cuanto los actores manejaran la administración, gestión y/o marketing, tanto como las salas de redacción. Con esto quiero ejemplificar que los cambios son constantes y hay que estar atentos más que antes, porque el conocimiento corre tan rápido que, ahora mismo, ya nos superó.

Como te mencionaba uno tiene que seguir estudiando (leyendo e informándote a través de múltiples fuentes), para cotejar con otros colegas y así establecer tu propia estrategia comunicacional. Lo importante es mantenerse siempre con temas vigentes y analizando mucho la institución donde uno se encuentra, porque es la única forma de enfrentar cotidianamente tu labor, teniendo claro que los planes comunicacionales no se repiten de una institución a otra.

Comentario: la totalidad de nuestros entrevistados manifiesta la necesidad de actualizarse permanentemente a través de la lectura. Pero, también, por medio del uso de la web y con el intercambio de experiencia con pares.

El polémico programa "Orígenes": el desarrollo que nunca llegó

Para cerrar el trabajo, se presenta el caso específico del 'Programa Orígenes'6, cofinanciado por el Estado nacional chileno (U$53 millones) y el Banco Interamericano del Desarrollo (BID) (U$ 80 millones), con el propósito de contribuir al desarrollo con identidad de comunidades rurales indígenas. Durante el periodo 2001-2005 se focalizó en 645 comunidades rurales de cinco regiones de Chile, 22.000 familias y 65.000 escolares.

Esta experiencia muestra, entre otras situaciones, las consecuencias de no pensar la comunicación para el cambio social, sino, más bien, seguir un modelo difusionista, en el cual subyace un modelo de desarrollo guiado por el neoliberalismo; un modelo que pretende, en el plano discursivo, vincular el mercado con la economía indígena (economía intercultural), para expandir la mercantilización mediante la integración de estrategias de supervivencia y estrategias de acumulación (Leiva, 2010 ).

Al respecto, es muy ilustrativo considerar la siguiente definición del Banco Mundial, que da cuenta de las profundas concepciones y convicciones sobre la relación entre capital y etnicidad, que se encuentra en la base de estas iniciativas: "La identidad étnica puede ser un instrumento poderoso en la creación de capital humano y social, pero, si es politizado, la identidad étnica puede destruir el capital [...] La diversidad étnica es disfuncional cuando genera conflictos"7 (Bates et al, citado en World Bank Web, 1998. Traducción personal).

Consideraciones finales

Luego de la revisión de los programas de pregrado y posgrado en el ámbito de la comunicación, constatamos la ausencia explícita de la línea de comunicación para el cambio social. También, observamos la ausencia de la comunicación participativa, comunicación para el desarrollo y comunicación alternativa.

Del mismo modo, los profesionales en ejercicio en el campo de los servicios públicos regionales no perciben la necesidad de una formación complementaria en esta línea, aun cuando el contexto en el cual se desarrollan exige estas competencias. Para ellos, la comunicación estratégica cumple con los requerimientos que la formación inicial y la experiencia profesional les indica. Lo anterior estaría mediado por la politización instrumental de los servicios públicos, que pierden la finalidad para la cual han sido creados: promover el desarrollo en sectores socioeconómicamente más vulnerables; además, las características de la actual oferta de programas, especialmente de posgrado, por su orientación instrumental, profesional y acrítica, refuerzan estas tendencias. De hecho, de la oferta total de 25 programas de magíster o máster, según las convocatorias de 2010, diez tienen una orientación hacia la comunicación estratégica, cuatro hacia las TIC y dos hacia el periodismo.

Por otra parte, no ha existido un esfuerzo sistemático por recuperar los aportes de los referentes históricos del país en la construcción de una comunicación para el desarrollo. La comunicación para el cambio social, en tanto, se destaca por sus visionarios aportes.

Finalmente, la revisión del caso del 'Programa Orígenes'-expuesto aquí muy sintéticamente-da cuenta del contexto global en el cual se llevan a cabo las políticas de desarrollo; con énfasis en una integración entre las lógicas del mercado y las dinámicas de las comunidades étnicas, para generar una clara "mercantilización de lo intercultural".

Por lo anterior, es fundamental:

  1. Incorporar explícitamente el ámbito de la comunicación y el cambio social, o, al menos, la comunicación en su vocación pública y social, especialmente en la oferta de posgrado, que es la línea de continuidad formativa.
  2. Establecer políticas estatales y públicas que permitan recuperar el carácter complejo y crítico de la comunicación, al superar su actual rol, ampliamente extendido: instrumental difusionista.
  3. En lo epistémico, es preciso reflexionar sobre los saberes propios de la comunicación y recuperar su ethos transformador.

1.Proyecto posdoctoral de la Universidad de La Frontera, realizado por la Dra. Antonieta Muñoz-Navarro y dirigido por el Dr. Carlos del Valle Rojas.
2.Véase http://www.periodismo.uchile.cl/asepecs/enlaces.htm.
3.Véase http://www.periodismo.uchile.cl/asepecs/enlaces.htm.
4.Entre los resultados de la tesis doctoral de la Dra. Antonieta Muñoz Navarro, referida: "La construcción ideológica de las identidades nacionales, nación y ciudadanía. El pueblo Mapuche y su representación en el debate parlamentario chileno entre 1990 y 2005", trabajo dirigido por el catedrático en Ciencia Política Joan Subirats y por el catedrático del Discurso Teun van Dijk, indican que los parlamentarios chilenos en sus discusiones sostienen que es la pobreza de las comunidades uno de los principales factores por las cuales se han manifestado en contra de las empresas. Aunque existe un juego político lógico en que los senadores y diputados que en ese momento constituían la oposición -es decir, la derecha-, siempre culpaban al Gobierno de inoperante e ineficiente en cuanto a sus políticas de desarrollo, insistían en culpar las acciones de los comuneros como actos terroristas. El Gobierno de aquella época se defendía intentando demostrar que las inversiones eran millonarias y que el problema no radicaba simplemente ahí, sino en el reconocimiento constitucional, al que la derecha se negaba rotundamente.
5.Véase http://www.periodismo.uchile.cl/asepecs/enlaces.htm.
6.Véase http://www.origenes.cl/
7.La cita original, en inglés, dice: "Ethnicity can be a powerful tool in the creation of human and social capital, but, if politicized, ethnicity can destroy capital [...] Ethnic diversity is dysfunctional when it generates conflict... "


Referencias

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-(2007), "Comunicación participativa: aproximaciones desde América Latina", Redes, núm. 4, pp.113-130.        [ Links ]

Gumucio-Dagrón, A. (2001), Haciendo olas: historias de comunicación participativa para el cambio social. Informe para la Fundación Rockefeller, La Paz, Plural Editores.        [ Links ]

Gumucio Dagrón, A. y Tufte, T. (2008), Antología de la comunicación para el cambio social: lecturas históricas y contemporáneas, La Paz, Consorcio de Comunicación para el Cambio Social, Plural Editores.        [ Links ]

Leiva, F. (2010), "El etnodesarrollo, el programa Orígenes y la reorganización del Estado", Santiago de Chile, Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile y la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad de La Frontera, disponible en http://www.slideshare.net/ferleilet/sesion-3-el-desarrollo-con-identidad        [ Links ]

Mellado, C. y Del Valle, C. (2008), "Diagnóstico y perspectivas del periodismo como profesión: reflexión en torno a la formación de los profesionales de la comunicación en Chile", Universum, vol. 2, núm. 23, Universidad de Talca-Chile, pp. 136-151.        [ Links ]

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Nitrihual, L.; Del Valle, C., y Mayorga, J. (2009), "Canción para tres cuerdas: medios, intelectuales y profesionalismo en el periodismo actual. El caso de dos escuelas de periodismo en Chile", Cuadernos de Información y Comunicación (CIC), vol. 1, Universidad Complutense de Madrid, pp. 317-327.        [ Links ]

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